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Fraude PDF Presentacion

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FRAUDE.

• I.- INTRODUCCIÓN:
Las primeras manifestaciones legislativas, se encuentran
en disposiciones estatuidas por los pueblos antiguos para
tutelar la honestidad de las relaciones comerciales y
evitar en ellas alteraciones en las calidades, pesos,
medidas y exigencias de un precio mayor al debido:
• A.- Código de Manú: Castiga al que vendía grano malo
por bueno;
• B.- Hammurabit: Falsificación de Pesos y medidas;
• C.- Leyes Hebraicas: A los comerciantes ávidos de
abusar de los compradores necesitados;
• El FRAUDE, era conocido con el nombre de estafa en
los Códigos Francés, Alemán y Español.
• II.- CONCEPTO.

• Diversos son los criterios empleados para tipificar


el delito de FRAUDE.

• El Francés utilizó un método casuístico y en forma


cerrada enumeraba los distintos
comportamientos fácticos que según la previsión
del legislador pueden integrar el delito.

• En este sentido, Garraud señalaba que ello


provocaba impunidad, porque el delincuente
realizaba ponía en práctica procedimientos para
estafar, diverso al que se preveía en la ley.
• Pero luego, se realizó un esfuerzo para encontrar
una forma de conciliar la enumeración casuística
de las conductas de fraude y la necesidad de abrir
una vía para sancionar aquellas otras no descritas
en la ley.
• De esa manera el legislador toscano (norte de
Italia), después de destacar taxativamente
algunos casos especiales de fraude, se vio
obligado a realizar una formula genérica del
delito de fraude, estableciendo que incurre en tal
delito:
• “El que sorprendiendo la buena fe ajena con
artificios, maniobras o ardides diversos de los
específicamente mencionados, obtiene una
ganancia injusta en provecho de otro”.
• Artículo 223.

• La obtención ilícita de una cosa o de un lucro


indebido, por medio del engaño o
aprovechando el error en que otro se halle,
beneficio propio o de un tercero.
• III.- ELEMENTOS.

• A.- Verbo rector, consistente en obtener:


• Ilícita de una cosa.
• Un lucro indebido.

• B.- Medios comisivos:


• Engaño.
• Aprovechamiento del error.

• C.- Nexo causal, entre la obtención de la cosa o


lucro y el engaño.
• a.- Obtener significa lograr, conseguir,
alcanzar:
• * Ilícitamente una cosa.
• * Un lucro indebido.
• b.- Engañar, significa hacerle creer a otro, algo que no
concuerda fielmente con la realidad.
• El error en que queda inmerso el sujeto pasivo deviene
de la conducta engañosa que le determina a efectuar el
acto de disposición patrimonial.
• Por tanto, el error nace de la conducta engañosa, como
la que refuerza el error ya surgido y activamente
impide que en la mente del errante se haga la luz.
• En uno y otro caso, el comportamiento del sujeto
produce o refuerza el error, y desde un punto de vista
causal, ambas conductas deviene idóneas para calificar
la conducta engañosa.
• Se actúa con engaño, siempre que se engendre o
refuerce en el sujeto pasivo un convencimiento
erróneo que le determina a la disposición patrimonial.
• Aprovechar el error, reviste una menor
intensidad causal que el engaño.
• Dicha forma de conducta fraudulenta se
manifiesta múltiples veces en el silencio que
asume el sujeto activo y con el cual asiste al
error en que la víctima se hallaba inmersa.
• Pero también puede manifestarse en
reticentes palabras tendentes a asistir y
confirmar la equivocación en que de
antemano la víctima se hallaba.
• Con dicha conducta el sujeto activo, impide
que la victima salga del error.
• c.- El nexo causal, entre la conducta y el
resultado, debe buscarse siguiendo un criterio
naturalístico, mismo que fue introducido por
Von Buri, al campo del derecho penal y que se
expresa en la formula “conditio sine qua non”
porque, suprimida mentalmente la condición
causal, el resultado desaparece, lo que
demuestra la eficacia causal de tal condición.
FRAUDE (LEGISLACIÓN DE PUEBLA).- El fraude genérico
previsto en la primera parte del artículo 386 del Código de
Defensa Social determina, como medios comisivos, tanto el
engaño como el aprovechamiento del error, señalando como
resultados: "el hacerse ilícitamente de alguna cosa, o bien
alcanzar un lucro indebido.". Por engaño se entiende la
actitud mentirosa, por medio de palabras o actos, que
tienden a producir en el sujeto de la relación (que no siempre
es el sujeto pasivo), un estado subjetivo de error, o sea un
concepto falso sobre una cosa, hecho o realidad; el
aprovechamiento del error, por lo contrario, supone el estado
de error en el sujeto y del cual se vale el agente activo del
delito para obtener una cosa ilícitamente o bien un lucro
indebido. Establecida tal premisa, precisemos como
elementos del hecho: a) la conducta, b) el resultado, y c) el
nexo de causalidad que une a una y a otro.
Por su parte, la conducta se integra con dos subelementos: 1.
Uno de carácter físico, que puede consistir en una acción o una
omisión (comprendiendo ésta las especies de omisión simple y
comisión por omisión) y 2. Un elemento psíquico, de naturaleza
subjetiva, que no es otro que el querer expresar la conducta
concreta. Entre la conducta y el resultado, con independencia
del nexo causal, hay un enlace de carácter subjetivo, constituido
por la representación que tiene el autor tanto de su propia
conducta como del resultado y mediante el cual este último le
puede ser atribuido, mediante un proceso valorativo, en un
juicio de reproche que es esencia de la culpabilidad; ésta, por
último, hace nacer la responsabilidad. El nexo causal, entre la
conducta y el resultado, debe buscarse siguiendo un criterio
naturalístico, mismo que expuesto por Stuart Mill ha sido
llevado por Von Buri, al campo del derecho penal y que se
expresa en la formula conditio sine qua non porque, suprimida
mentalmente la condición causal, el resultado desaparece, lo
que demuestra la eficacia causal de tal condición.
IV.- PENALIDAD.
• A. De 30 a 90 días multa, - de 50 veces el salario
mínimo;

• B. de 6 meses a 3 años + 50 – 500 veces el salario


mínimo;

• C. 3 a 6 años + 500 - 5000; y

• D. 6 a 12 años + 5000.

• Cuando el delito se cometa en contra de dos o más


personas, se impondrá además las dos terceras partes
de las penas previstas en las fracciones anteriores.
V.- FRAUDE CIVIL Y FRAUDE PENAL.
• Artículo 1706.- El consentimiento no es válido si ha sido dado por
error, arrancado por violencia o sorprendido por dolo.

• Artículo 1707.- El error de derecho o de hecho invalida el contrato
cuando recae sobre el motivo determinante de la voluntad de
cualquiera de los que contratan, si en el acto de la celebración se
declara ese motivo o si se prueba por las circunstancias del mismo
contrato que se celebró éste en el falso supuesto que lo motivó y no
por otra causa.

• Artículo 1708.- El error de cálculo sólo da lugar a que se rectifique.

• Artículo 1709.- Se entiende por dolo en los contratos cualquiera
sugestión o artificio que se emplee para inducir a error o mantener
en él a alguno de los contratantes; y por mala fe, la disimulación del
error de uno de los contratantes, una vez conocido.
FRAUDE O DOLO CIVIL Y FRAUDE O DOLO PENAL. DISTINCIÓN
ENTRE. Hay que distinguir el fraude o el dolo civiles, que
otorgan simplemente a la persona lesionada una acción de
reparación del perjuicio del fraude penal o dolo penal, que
hace incurrir, además, al que lo emplea, en una pena pública.
Aun cuando se ha sostenido que la ley penal hace delito de
todo atentado a la propiedad cometido por sustracción,
engaño o deslealtad, y abandona al derecho civil la materia de
las convenciones cabe observar que el legislador también ha
considerado el interés de proteger a la sociedad de quienes
atacan el patrimonio de las personas, aprovechando la buena
fe de éstas, su ignorancia o el error en que se encuentran, y
otorga la tutela penal estableciendo tipos de delito que
protejan a la sociedad y repriman esas agresiones, aunque se
utilicen sistemas contractuales como medios para
enriquecerse ilegítimamente u obtener un lucro indebido.
• Por ello se ha expresado que si bien es verdad que la
voluntad de las partes es soberana para regir las
situaciones que han creado por virtud del contrato, la
responsabilidad que de él deriva está limitada con
relación a las exigencias del orden público, tal como la
tutela penal a cargo del Estado. Así, cabe distinguir: la
represión penal se funda en el carácter perjudicial del
acto desde el punto de vista social. Su objeto es que se
imponga una pena. La responsabilidad civil se funda en
el daño causado a los particulares, y su objeto es la
reparación de este daño en provecho de la persona
lesionada, pudiendo un hecho engendrar tanto
responsabilidad civil como penal. SEGUNDO TRIBUNAL
COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
• FRAUDE, INEXISTENCIA DEL, TRATÁNDOSE DE UN
CONTRATO PRIVADO. NO SE PUEDE ATRIBUIR AL
INCUMPLIMIENTO CARÁCTER PENAL, SI NO SE
PRUEBA LA EXISTENCIA DEL ENGAÑO EN LA
ÉPOCA EN QUE SE CELEBRÓ EL CONTRATO. Los
límites que en ciertos casos separan al derecho
penal y al derecho civil son tan sutiles que pueden
determinar la desfiguración del derecho privado
para servir, desafortunadamente, a quienes
merecen la represión del derecho penal; pero,
también por la misma sutileza de las fronteras que
median entre ambas disciplinas, puede acontecer
lo contrario.
• En efecto, es explicable que a veces los Jueces Penales,
al estudiar cuestiones de esta naturaleza, incurran en el
error de considerar conductas meramente civiles como
delictuosas, desvirtuando en esa forma el derecho
penal, el cual queda por ello al servicio de intereses
particulares, como son los del contratante que se dice
víctima del engaño y que al contratar aceptó el riesgo
de que su contratante no cumpliera, lo cual puede
suceder y de hecho sucede frecuentemente, a pesar de
que la parte que no cumple haya celebrado el contrato
con la suficiente buena fe y la intención de cumplir.
Adoptar criterio distinto conduciría sin esfuerzo a la
consideración de que todos aquellos que incumplan
con los contratos serían delincuentes, por lo que debe
advertirse con claridad en todo caso, la existencia del
elemento engaño al celebrarse el contrato para que
pueda proceder la represión penal.
FRAUDE. SI EN UNA RELACIÓN CONTRACTUAL NO SE
DEMUESTRA PLENAMENTE QUE EL ENGAÑO O EL ERROR
DEL QUE FUE VÍCTIMA EL SUJETO PASIVO TENÍA COMO FIN
DEFRAUDAR Y OBTENER UN BENEFICIO ILÍCITO NO SE
CONFIGURA DICHO DELITO Y EL ENRIQUECIMIENTO SIN
CAUSA QUE ASÍ OBTENGA EL INCULPADO DEBE
CONSIDERARSE COMO UNA CUESTIÓN DE CARÁCTER CIVIL
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MICHOACÁN). El elemento
engaño o error en el delito de fraude a que se refiere el
primer párrafo del artículo 324 del Código Penal del Estado
de Michoacán, es de naturaleza penal y no civil, y para que
se presente en una relación contractual es necesario que
exista en la mente del autor una dañada intención que
tienda, no sólo a inducir a otro a celebrar un contrato, sino
a la obtención ilícita de una cosa o al alcance de un lucro
indebido, es decir, que entre la dañada intención del
acusado de defraudar y el beneficio ilícito debe haber una
relación inmediata de causa a efecto;
• por tanto, si no se demuestra plenamente que
el engaño o el error del que fue víctima el
sujeto pasivo tenía como fin defraudar y
obtener un beneficio ilícito no puede
configurarse dicho delito, por lo que el
enriquecimiento sin causa que así obtiene el
inculpado debe considerarse como una
cuestión de carácter civil, tomando en cuenta,
además, la prohibición contenida en el
artículo 17 de la Constitución Federal, de que
nadie puede ser aprisionado por deudas de
carácter puramente civil.
VI.- ENGAÑO Y ACTOS DE CORRUPCIÓN.
FRAUDE GENÉRICO. NO SE CONFIGURA EL ENGAÑO CUANDO
LOS HECHOS EN QUE SE BASA CONSTITUYEN UN ACTO DE
CORRUPCIÓN O LA PRÁCTICA DE TRÁMITES IRREGULARES
CONOCIDOS PREVIAMENTE POR EL PASIVO. Del artículo 230 del
Código Penal para el Distrito Federal deriva que comete este
delito quien "por medio del engaño se haga ilícitamente de
alguna cosa u obtenga un lucro indebido en beneficio propio o
de un tercero". El engaño, en el contexto del señalado enunciado
jurídico, consiste en la actitud mendaz, por medio de palabras o
actos, que tienda a producir en el sujeto pasivo un estado
subjetivo de error, es decir, un conocimiento falso de un hecho o
realidad; estriba en llevarlo a una concepción falaz de la realidad,
en la cual al creer que existe algo -que en realidad no existe-
realiza determinada disposición de su patrimonio (o de otra
persona) en provecho del sujeto que lo condujo a ese estado (o
de un tercero).
Ese elemento del delito no puede actualizarse
cuando lo prometido por quien se tilda de sujeto
activo, por su propia naturaleza, sólo puede
realizarse en función de una mera posibilidad y ello
lo sabe quien recibe la promesa, puesto que ambas
partes del trato están conscientes de que el
cumplimiento de la promesa sólo es una
expectativa y que existen iguales o mayores
probabilidades de que no pueda llevarse a cabo; lo
anterior sucede, incluso, cuando el activo promete
certeza, porque aun así el pasivo no está siendo
engañado dado que al conocer las características de
lo prometido, de antemano, sabe que no la hay,
aunque guarde la esperanza de que llegue a
cumplirse, es decir, sabe que el cumplimiento no
depende de la promesa del activo, sino de la propia
naturaleza del acto que, como tal, pudiera o debiera
no cumplirse.
Con estas bases, es dable concluir que no se configura el
engaño cuando los hechos en que se basa constituyen un
acto de corrupción en el que deliberadamente estuvo
involucrado el sujeto pasivo o la práctica de trámites
irregulares del activo conocidos previamente por la víctima -
por ejemplo: si afirma que fue engañado porque entregó
cierta cantidad de dinero al sujeto activo y éste incumplió la
promesa de "conseguirle" diversas plazas de trabajo, que se
obligó a obtener con base en un soborno o señala que no
obtuvo la concesión, autorización o contrato prometidos, a
través de ciertos procedimientos irregulares aceptados y
conocidos anticipadamente-, toda vez que la ilicitud de los
actos prometidos, conocida por quien se dice ofendido,
implica, necesariamente, que no deban cumplirse, por lo que
su cumplimiento sólo puede ser una expectativa o
posibilidad, incluso, contraria al orden jurídico;
• así, la supuesta víctima -desde antes de realizar algún
acto de disposición patrimonial- sabe que la actividad
encomendada o la promesa formulada por el activo
implica una actividad antijurídica en sí misma, de
manera que si, pese a ello, entrega un bien o
determinada suma de dinero para obtener sus
pretensiones y después le incumplen, no es engañado
dado que no se le llevó a una concepción falaz de la
realidad; estaba en un negocio ilícito y aceptó correr los
riesgos que implicaba, es decir, sabía que la ilegalidad
del negocio traía aparejado, desde el principio, el riesgo
de que no se cumpliera su pretensión, más aún, la
plena certeza de que -conforme a derecho- no se le
debía cumplir, dado que lo esperado en un estado de
derecho es que no se materialicen actividades
antijurídicas;
• y es por esto mismo que ninguna protección
debe brindarle el derecho penal a quien
primero entrega dinero o un bien con la
deliberada intención de beneficiarse de un
acto de corrupción o de trámites irregulares y,
después, ante el incumplimiento de lo
pactado, acude a las instancias penales con el
objeto de que se le resarza la disminución
patrimonial que sufrió; de permitirse esa
protección, la norma penal ya no respondería
a su objeto esencial, consistente en reprimir
las conductas ilícitas, sino que -por el
contrario- serviría para avalar otra de esa
misma naturaleza: ilícita.
• Rechazar este criterio llevaría implícito aceptar
que hay engaño en los supuestos fácticos
siguientes: cuando el sujeto pasivo entrega al
activo la suma de dinero acordada, y después
éste incumple la promesa que hizo (a cambio
de ese numerario) de privar de la vida al
enemigo del primero, o bien, cuando ante
idéntico acto de disposición patrimonial, el
activo falta a la promesa que realizó de
entregar al pasivo la cantidad de droga
pactada, porque tanto estos dos casos como
el de la corrupción constituyen actividades
antijurídicas en sí mismas.

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