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Patricio Grande y Natalia Wiurnos.

“Conflictos sociales y antagonismos políticos


durante el segundo gobierno de Evo Morales”, en Ni Calco Ni Copia. Revista del Taller
de Problemas de América Latina, Nª 6, 2015, Buenos Aires, pp. 7-26.

Conflictos sociales y antagonismos políticos durante el segundo


gobierno de Evo Morales1

Patricio Grande2
Natalia Carolina Wiurnos3

Introducción
Mientras se desarrolla el tercer período presidencial de Evo Morales, procuramos
aquí visualizar y (re)pensar las dinámicas políticas establecidas entre distintas organizaciones
sociales/sindicales, grupos intelectuales de “izquierda”, el movimiento obrero organizado y
el gobierno “masista” durante el llamado “Proceso de Cambio”. Resulta un ejercicio
necesario comenzar a indagar en términos históricos lo ocurrido durante el segundo gobierno
del Movimiento al Socialismo (MAS) al frente del Estado boliviano. Dicho en forma general
se trata de un intenso período (2010-2014) al que algunos intelectuales bolivianos
conceptualizaron como un tiempo de ruptura del “bloque popular anti-neoliberal”4
conformado en el año 2000 con motivo de la llamada “guerra del agua” en la ciudad de
Cochabamba, o contrariamente como una fase de “tensiones creativas de la revolución”.5
A partir de esas diferentes conceptualizaciones nos preguntamos si existió un
cambio significativo en los principales lineamientos políticos y estratégicos del MAS a partir
de 2010, si las agendas de los movimientos y organizaciones sociales-sindicales colisionaron
con las iniciativas gubernamentales impulsadas desde el “masismo” y finalmente, si es
posible observar una reconfiguración en las alianzas de gobierno.

1
Una primera versión de este trabajo fue presentada en las XV Jornadas Interescuelas/Departamentos de
Historia, Mesa N° 51 (Comodoro Rivadavia, septiembre de 2015). A lo largo del artículo se utilizaron
algunos fragmentos del capítulo IV de la tesis de Maestría en Cs. Sociales con Mención en Historia Social,
Universidad Nacional de Luján (UNLu), titulada “La cooperación internacional en Bolivia: un actor
difuso de cuerpo presente. Las intervenciones bilaterales de España y Estados Unidos entre los años 2000
y 2009”. Autor: Patricio Grande (Director: Bruno Fornillo). La tesis fue defendida y aprobada en
septiembre de 2015. Jurado: Raúl Fradkin (UNLu/UBA), Alejandro Schneider (UBA/UNLP) y Sonia
Winer (CONICET/UBA).
2
Docente UNLu, Departamento de Educación. Correo electrónico: patriciogrande@yahoo.com.ar
3
Docente UNLu, Departamento de Educación. Correo electrónico:
natywiurnos@hotmail.com
4
Prada Alcoreza, Raúl. “En torno al TIPNIS”, 2011. Disponible en:
http://horizontesnomadas.blogspot.com.ar/2011/09/en-torno-altipnis-raul-prada-alcoreza.html, fecha de
consulta septiembre de 2014.
5
García Linera, Álvaro. Las tensiones creativas de la revolución. La quinta fase del Proceso de Cambio,
Vicepresidencia del Estado Plurinacional.
Presidencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional, La Paz, 2011.
Para acercarnos a algunas posibles respuestas procuramos recuperar distintos
acontecimientos y conflictos ocurridos durante este período, tales como el llamado
“gasolinazo”, el proyecto oficial de construcción de una carrera en el Territorio Indígena del
Parque Nacional Isiboro-Secure (TIPNIS) y la respuesta de las comunidades locales y otros
actores sociales involucrados, las huelgas generales de la Central Obrera Boliviana (COB),
las particulares de distintos sindicatos pertenecientes a ella y la emergencia del Instrumento
Político de los Trabajadores (IPT), la sanción de la Ley Autonomías Indígenas y sus
antagonismos, la expulsión de la estadounidense Agencia Internacional de Desarrollo (AID)
de Bolivia y el enfrentamiento del “masismo” con algunas ONG’s locales e internacionales,
el pronunciamiento político de distintos intelectuales izquierdistas sobre el autodenominado
“Proceso de Cambio”, el posicionamiento político de las organizaciones sociales integrantes
del “Pacto de Unidad” y la (re)emergencia de los faccionalismos internos.
Tratamos entonces de recuperar en el artículo aquellos acontecimientos fulgurantes
o como nos dice Ezequiel Adamovsky “reconstruir aquello que no existe” porque fue negado,
reprimido, silenciado o subalternizado en el mismo momento de su existencia, y no dieron
lugar a ningún futuro pero que, sin embargo, resultan centrales para comprender un
determinado tiempo histórico.6

El primer gobierno “masista”. Reseña sobre la conflictividad y los


antagonismos en pugna
Durante el primer gobierno nacional del “masismo” (2006/09), los movimientos y
organizaciones socio-políticas nucleadas en el “Pacto de Unidad” (CSUTCB, CIDOB,
CONAMAQ, CSCB y FNMCIOB “BS”, entre otras)7, aunque con matices, mostraron una
relación de cercanía y de apoyo explícito hacia el Ejecutivo. Empero, en circunstancias
específicas donde peligró la continuidad del orden institucional y del “Proceso de Cambio”,
el apoyo al presidente Morales se hizo extensivo desde otras organizaciones del campo
popular que no integraban el citado “Pacto de Unidad”. Repasemos entonces algunos de los
acontecimientos y características salientes de este proceso histórico reciente.
El triunfo electoral de Evo Morales dio paso a una nueva etapa en el país donde, al
menos en lo inmediato, la antigua elite política fue reemplazada por una nueva clase dirigente
considerada lo “más bajo” del orden social. Como señalan Luis Tapia8 y Bruno Fornillo9, se
abrió en 2006 una coyuntura de transición y de cambio sustantivo en las relaciones de fuerza,
cuya característica principal fue la expulsión del viejo bloque de poder dominante del

6
Adamovsky, Ezequiel. “¿Para qué estudiar la Revolución Rusa?”, en Historia, ¿para qué? Revisitas a una
vieja pregunta, Cernadas, Jorge y Lvovich, Daniel (Ed.), Prometeo/UNGS, Buenos Aires, 2010, pp. 183-
203.
7
Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, Confederación de Pueblos Indígenas
de Bolivia, Confederación Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu, Confederación Sindical de
Comunidades Interculturales de Bolivia y Federación Nacional de Mujeres Campesinas de Bolivia
“Bartolina Sisa”.
8
Tapia, Luis. La coyuntura de la autonomía relativa del estado, CLACSO, Muela del Diablo, Comuna, La Paz,
2009.
9
Fornillo, Bruno. “Movimientos sociales y gobierno durante la primera gestión del Movimiento al Socialismo”,
en Bolivia entre dos siglos. Cultura Política y descolonización; Fornillo, Bruno y Stefanoni, Pablo
(comps.), UNTREF (en prensa), Buenos Aires, 2013.
Ejecutivo a manos de un partido de origen campesino pero de horizonte nacional. Si bien la
“limpieza” de las instituciones públicas no ha sido total, es indudable que el sector indígena-
campesino ocupó el Estado y participa en la decisión de su destino.
En esta coyuntura la Asamblea Constituyente fue el gran desafío del gobierno
nacional y de las organizaciones del “Pacto de Unidad”. En torno a la Constituyente se generó
una enorme conflictividad política y social. Algunos de los principales ejes de controversia
fueron la capitalidad del país (La Paz o Sucre), la cuestión de tierra y territorio, las autonomías
departamentales y si el nuevo texto constitucional debía ser votado para su aprobación por
dos tercios o por mayoría simple de los asambleístas. Luego de idas y vueltas la Nueva
Constitución Política del Estado (NCPE) fue aprobada en el mes de diciembre de 2007 en
ausencia de los asambleístas opositores. Finalmente, mediando un acuerdo entre el gobierno
nacional y el bloque opositor parlamentario liderado por Poder Democrático y Social
(PODEMOS) (donde se consensuó la modificación de aproximadamente cien artículos), el
día 25 de enero de 2009 la NCPE fue refrendada por el Referéndum Constituyente.
En paralelo al proceso constituyente se fue conformando en áreas urbanas de la
región oriental del país un fuerte antagonismo al gobierno nacional, articulado centralmente
sobre la demanda de las autonomías departamentales y la redistribución de la renta
hidrocarburífera recapturada por el Estado nacional luego de la promulgación del Decreto
Supremo 28701. Esta oposición regional era encabezada por los prefectos y los llamados
“líderes cívicos” de los departamentos de la “media luna”, agrupados en el Consejo Nacional
Democrático (CONALDE), que funcionaba como una suerte de instancia coordinadora del
núcleo opositor. El punto más alto del conflicto fue en septiembre de 2008, cuando en la
localidad de El Porvenir (Pando). se produjo una matanza de campesinos que se movilizaban
en favor del MAS. Este hecho provocó la destitución del prefecto de Pando, Leopoldo
Fernández, quién fue signado como responsable intelectual de la masacre. Horas antes de este
acontecimiento el presidente Evo Morales había decidido la expulsión del país del embajador
de los Estados Unidos de América, Philip Goldberg, acusado de conspirador y secesionista.
Ante estos hechos trascendentales la administración “masista” obtuvo, por medio de
la recientemente creada Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), el respaldo unánime
del bloque de países vecinos. Al mismo tiempo consiguió el apoyo de las principales
organizaciones sociales y sindicales de Bolivia, entre las que se encontraba la COB (cuya
dirigencia nacional hasta el momento había sostenido un discurso y un accionar opositor
hacia el “masismo”), nucleadas ahora en la Coordinadora Nacional por el Cambio
(CONALCAM).10
El segundo gobierno (2010-2014). Las huelgas de la
COB, la emergencia del IPT y el “gasolinazo”
Entre comienzos de 2009 y mediados del siguiente año el MAS-IPSP (Instrumento
Político por la Soberanía de los Pueblos) obtuvo tres triunfos electorales vitales para sus
pretensiones políticas centradas en lograr la consolidación en la conducción del “Proceso de
Cambio”: 1. El Referéndum Constituyente en enero 2009; 2. Las Elecciones Generales
realizadas en diciembre que marcaron no sólo el triunfo del binomio presidencial Morales/

10
Una alianza estratégica creada en 2007 entre el Ejecutivo, las organizaciones sindicalizadas, cooperativas,
campesinas, indígenas originarios, vecinales, populares, mujeres organizadas, etc.
García sino que le aseguró al partido de gobierno la mayoría parlamentaria en las dos cámaras
de la Asamblea Legislativa Plurinacional y 3. El último hito de esta triunfante saga electoral
tuvo lugar en abril de 2010 cuando el “masismo” se impuso en seis de las nueve
gobernaciones o departamentos del país.
De este modo, se abría en Bolivia un nuevo escenario en las relaciones de fuerzas
sociales y políticas. En esa coyuntura, desde el oficialismo manifestaban que:

“[…] este momento cierra la crisis de Estado porque, primero, se consolida un bloque de poder
territorialmente nacional; en segundo lugar, se consolida un horizonte que define que nadie
podrá hacer política en Bolivia los siguientes veinte años fuera de esta matriz de creencias
dominantes.”11

Sin embargo, a partir de mayo 2010 comenzaron a sucederse una serie “de protestas
y conflictos con sectores sociales afines al gobierno que [pusieron] en evidencia el carácter
inestable de las relaciones entre el partido de gobierno y los movimientos sociales”.12 Es decir
que “los principales sectores que impugnaron las directivas de Evo no provinieron del bloque
regional del oriente boliviano sino desde sus propias bases sociales”.13 De este modo,
adquirieron visibilidad pública un extenso abanico de peticiones o demandas sectoriales no
resueltas por la primera gestión “masista”, como también el rechazo a la formulación y
aplicación de ciertas políticas públicas impulsadas desde la administración central y un
conjunto de profundas críticas dirigidas al sentido o el carácter adoptado por el oficialismo
en torno a la transición real hacia el nuevo Estado Plurinacional mediante la implementación
de la NCPE. Recuperemos entonces algunos de esos “hechos fulgurantes”.
En el mes de mayo de 2010 la COB declaró una huelga general por tiempo
indefinido, planteando un enfrentamiento abierto y frontal con el gobierno de Morales. En
ese marco de acción importantes dirigentes obreros como Guido Midma, Secretario Ejecutivo
de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), se pronunciaron
elocuentemente sosteniendo que:

“[…] en cuatro años no hubo cambios. La reactivación productiva no se ha concretado y por


lo tanto no se generan mayores ingresos fiscales, no se generan empleos en sectores como los
hidrocarburos, la minería, la agricultura y los bosques. No podemos seguir en silencio. El
incremento salarial es irrisorio y más cuando el gobierno le da la razón a los empresarios, en
tiempos en que los precios de los minerales están en subida. El gobierno empuja a los
trabajadores a la explotación y a la esclavitud.”14

11
García Linera, Álvaro. “Del Estado neoliberal al Estado plurinacional autonómico y productivo”, en
Discursos y ponencias del Ciudadano Vicepresidente Álvaro García Linera; año 2, Nº 5, Presidencia del
Honorable Congreso Nacional. Vicepresidencia de la Republica, La Paz, 2011 [versión electrónica].
12
Mayorga, Fernando. Dilemas. Ensayos sobre la democracia intercultural y Estado Plurinacional, CESU-
UMSS, Plural editores, La Paz, 2011, p. 197.
13
Schneider, Alejandro. “Conflictividad social durante la segunda presidencia de Evo Morales en Bolivia”, en
Amérique Latine. Histoire & Mémoire, 26, 2013 [versión digital]. Disponible en: http://
alhim.revues.org/4840, fecha de consulta: octubre 2014.
14
Libcom.org, 17 de mayo de 2010. Disponible en: https://libcom.
org/news/contin%C3%BAa-la-huelga-general-indefinida-enbolivia-17052010, fecha de consulta:
febrero de 2015.
El conflicto se extendió por varios días y generó duros cruces con el Ejecutivo; por
ejemplo, en una conferencia de prensa el Vicepresidente de Bolivia caracterizó a la medida
directamente de “contrarrevolucionaria” y de promover los intereses de la derecha: “Usan un
lenguaje de izquierda pero su objetivo es de derecha, favorecer a la contrarrevolución”. 15 No
obstante, el enfrentamiento de la Central con el gobierno continuó durante buena parte de
este período, de modo tal que en el mes de marzo de 2013 la COB creó el Instrumento Político
de los Trabajadores (IPT) o Partido de los Trabajadores (PT).

“El actual gobierno, paradójicamente a lo que aparentemente representa, no es sino una


organización política absolutamente contraria a lo que muchos han creído; los hechos han
demostrado que no es así, porque las bases de sustentación campesinos, cocaleros, y
cooperativistas mineros son simplemente artificiales porque están engañados por sus
dirigentes oficialistas que ya son parte de una nueva y naciente burguesía. El actual gobierno
se ufana de la bonanza económica que es producto de los altos precios de las materias
primas.”16

Si volvemos a colocar la mirada en el primer año de gobierno de la segunda gestión


“masista” al frente del Estado central, el conflicto social más álgido ocurrió en el mes de
diciembre, luego de la promulgación del Decreto Supremo N° 748 sobre la nivelación de
precios de los carburantes internos, una medida conocida popularmente como el
“gasolinazo”. La medida, decretada por García Linera en ausencia de Morales, implicaba un
incremento de los carburantes internos en promedio del 75%, impactando fuertemente sobre
los precios de la canasta básica.17 El Decreto generó una fuerte división entre grupos y/o
sectores cercanos al gobierno: dirigentes campesinos de CONALCAM apoyaron el DS,
mientras que el CONAMAQ, la CIDOB, la COB y la Confederación Sindical de Chóferes de
Bolivia (CSCHB), entre otros, se manifestaron públicamente en contra, realizando bloqueos
de caminos y huelgas en diferentes puntos de Bolivia. Con el rápido aumento de la
conflictividad social, el día 31 de diciembre Morales decidió derogar el Decreto bajo la
consigna de “mandar obedeciendo al pueblo”.18

15
Diario Los Tiempos (Cochabamba), 7 de mayo de 2010. Disponible en:
http://www.lostiempos.com/diario/actualidad/nacional/20100507/ garcia-linera-denuncia-
contrarrevolucion-detras-de-huelgageneral_69470_128014.html, fecha de consulta: noviembre de 2014.
16
Programa del nuevo Partido de los Trabajadores de Bolivia. Disponible en:
http://elsoca.org/index.php/america-latina/impactoregional/2861-bolivia-se-fundo-el-partido-de-los-
trabajadores, fecha de consulta: abril de 2015.
17
Hernández, Juan Luis y Torrijo di Marco, Guadalupe. “Bolivia. La clase trabajadora en el escenario actual”,
en Ni Calco Ni Copia, Revista del Taller de Problemas de América Latina, N° 5, Facultad de Filosofía y
Letras, Buenos Aires, 2014, pp. 60-85.
18
Mokrani Chávez, Dunia y Uriona Crespo, Pilar. “Bolivia. Construcción hegemónica o monopolización de la
política: el Movimiento al Socialismo y las posibilidades del proceso de cambio”, en OSAL; año XII, N°
29, CLACSO-ASDI, Argentina, 2011, p. 132.
El posicionamiento político de las organizaciones sociales integrantes
del “Pacto de Unidad” y la (re)emergencia de los faccionalismos
internos
Durante el segundo mandato presidencial de Evo Morales se produjo un hecho
político de enorme trascendencia: el resquebrajamiento o la fractura del bloque social y
popular (conformado y consolidado durante la primera gestión) denominado “Pacto de
Unidad” (PU), que como mencionamos más arriba aunaba a diversas organizaciones
indígenas y campesinas, principalmente la CSUTCB, la CIDOB, el CONAMAQ, la CSCB y
la FNMCIOB “BS”. Este distanciamiento entre miembros del PU resultó trascendente para
el gobierno “masista”, en gran parte porque su poder fue construido en base al apoyo de estas
organizaciones indígenas y campesinas; incluso la gestión del MAS se autodenominaba como
“el gobierno de los movimientos sociales”.
En principio, y como una forma sucinta de plantear esta problemática, podemos
afirmar que la “crisis” dentro del PU comenzó a partir del distanciamiento de dos de sus
integrantes: CIDOB y CONAMAQ. Este proceso se dio justamente luego de la aprobación
de la NCPE, y aquí nos centraremos en el análisis de dos acontecimientos que profundizaron
y ahondaron esta tendencia y la oposición de las organizaciones mencionadas al gobierno del
MAS: el cuestionamiento a la Ley Marco de Autonomía y Descentralización (LMAD) y el
conflicto del TIPNIS.
El primero de estos conflictos se desarrolló hacia mediados de 2010 cuando
comenzaron a darse los debates sobre la forma que tomaría la LMAD, siguiendo los
lineamientos fijados en la NCPE. El principal problema arribó en que en esos debates no
fueron incluidas las opiniones de parte de los movimientos sociales que hasta entonces
apoyaban al gobierno. En este contexto, a finales de junio partió desde Trinidad (Beni) la VII
Marcha Indígena “Por el Territorio, la autonomía y la Defensa de los Derechos de los Pueblos
Indígenas” encabezada por CIDOB y apoyada por el CONAMAQ. De esta forma, la
Confederación Oriental posicionó

“[…] públicamente su demanda histórica de que el proceso autonómico garantice la plena


reconstitución territorial indígena como condición para la fundación de un Estado
Plurinacional y descolonizado, impulse la autodeterminación y el autogobierno, fortalezca las
prerrogativas de administración de los recursos naturales, contemple la necesidad de que en
la nueva ley figure la consulta previa sobre la explotación de recursos naturales y reemplace
la aprobación de los estatutos indígenas mediante referéndum por la aplicación de usos y
costumbres.”19

A pesar de la primera negativa del gobierno a recibir a representantes de la VII


Marcha, en julio se logró establecer un canal de diálogo en el cual se pudo introducir un
principio de acuerdo (con una comisión de la Asamblea Plurinacional) donde se recogían
algunas prerrogativas de los marchistas. Finalmente se firmó un acuerdo que giró
fundamentalmente en torno a tierras, recursos naturales y desarrollo productivo. No obstante,

19
Mokrani Chávez, Dunia y Uriona Crespo, Pilar, ob. cit., p. 117.
las relaciones quedaron “tensas” entre la CIDOB y quienes apoyaron sus demandas y el
gobierno central.20
El segundo y mayor conflicto se desató en 2011 cuando desde el gobierno se anunció
la puesta en marcha de la construcción de una carretera que conectaría Villa Tunari
(Cochabamba) con San Ignacio de Moxos (Beni) atravesando el TIPNIS. Las reacciones
frente a ello fueron inmediatas, fundamentalmente de aquellos pueblos o naciones indígenas
que habitan dentro del Parque: Moxeña-Trinitana, Tsimán y Yuracaré, que rechazaban el
proyecto ya que les modificaría sus tradicionales formas de vida.21 Enrolados detrás de estos
pueblos, defendiendo el derecho a su consulta y la protección de la Madre Tierra, nuevamente
CIDOB y CONAMAQ se colocaron en una férrea oposición al gobierno y su proyecto.
Estos grupos realizaron diversas manifestaciones de protesta y lanzaron la VIII
“larga marcha”: la misma, a pesar de ser tenazmente reprimida en Chaparina (Beni), logró su
cometido de llegar a la ciudad de La Paz en el mes de octubre. En este sentido, existe un
consenso en afirmar que la VIII Marcha encabezada por los indígenas del oriente fue el punto
de inflexión que terminó de debilitar la alianza que sostenían CIDOB y CONAMAQ con el
gobierno y con los otros movimientos del PU.22 Según Leonardo Tamburini (ex Director del
CEJIS), la VIII Marcha significó él último peldaño que efectivizó el distanciamiento, que ya
venía siendo transitado fundamentalmente con CIDOB desde 2009 por diversas causas: por
la participación indígena en la Asamblea Plurinacional, por el no otorgamiento de cargos en
el gobierno (a favor de las “organizaciones campesinas”), etc.23
Estos conflictos al interior del “bloque popular”, cuyo protagonismo encabezaban
las organizaciones del PU, según ciertas interpretaciones ponía en evidencia las
contradicciones del “Proceso de Cambio” liderado por Morales y las intrínsecas diferencias
existentes (desde un principio) dentro de la alianza de los movimientos sociales. En relación
a ello, desde que se desató el conflicto alrededor del TIPNIS parecieran existir dos bloques
sociales bien definidos: 1. Quienes se expresaban en contra de la construcción de la carretera,
a favor de la “Madre

ob. cit., p. 158.


22 Mamani Ramírez, Pablo, “El poder de ellos y el poder de Nosotros. Un nuevo escenario sociopolítico”,
en La Mascarada del poder; AA.VV., Textos rebeldes, Cochabamba, 2012, p. 202.
23 Entrevista realizada por los autores a Leonardo Tamburini. Santa Cruz de la Sierra, julio de 2014.
Tierra” y de un modelo de desarrollo económico distinto del capitalista-extractivista, liderado
por CIDOB y CONAMAQ; 2. Quienes sostenían al gobierno y su proyecto, apoyando el
trazado de la carretera, sector encabezado por los movimientos de corte sindical-campesino
impulsados por una lógica capitalista y de mercado: CSUTCB, FNMIOC “BS”, CSCB.
Dentro de éstos últimos, se le otorga, desde miradas provenientes de la oposición al

20
Sobre todo con Carlos Romero (entonces Ministro de Autonomía). Para ampliar ver: “Después de 33 días de
caminata la VII Marcha concluyó”. Disponible en: http://www.cidob-bo.org/index.php?view=
article&catid=82:noticias&id=472:depues-de-33-dia-de-caminata-lavii-marcha-concluyo&format=pdf,
fecha de consulta: abril de 2015.
21
Cormick, Federico. “El territorio del conflicto. Las visiones de Álvaro García Linera y Raúl Prada Alcoreza”,
en Ni CalcoNi Copia,
oficialismo, un peso decisivo al poder de los cocaleros, a quienes principalmente beneficiaría
el nuevo camino.22
Por su parte, desde el gobierno fue García Linera quien acaudilló la defensa del
proyecto, cuestionando las hipótesis que se sostenían desde la oposición: la carretera fue
presentada por el Vicepresidente como un elemento de desarrollo para los pueblos del oriente,
un “grano” más que aportaba el “proceso revolucionario” en curso, al bienestar de los pueblos
indígenas.23
Por último cabe señalar (y asumiendo la imposibilidad de resumir la complejidad de
opiniones e interpretaciones que giraron en torno al “problema del TIPNIS”) que el gobierno
frenó momentáneamente la construcción de la carretera y, tras diversas movilizaciones
indígenas y un proceso de consulta (que no fue totalmente aceptado) el conflicto está aún
latente, expectante de resolución.
El enfrenamiento público del “masismo” con algunas ONG’s, con
intelectuales “izquierdistas” y la expulsión de USAID de Bolivia
Como señalamos en el punto anterior la iniciativa gubernamental de construcción de
la carretera sobre el TIPNIS fue el principal conflicto político y social sucedido durante esta
gestión “masista”. El proyecto no solamente generó el rechazo de pueblos y organizaciones
indígenas del oriente y el occidente sino también de intelectuales y ONGs que habían
apoyado explícitamente al MAS y al presidente Evo entre 2006 y 2009, e incluso en algunos
casos desde momentos previos.
Dentro de ese sector de intelectuales críticos destacamos al grupo autodenominado
“Manifiesto 22 de junio”24, conformado por un total de treinta y ocho integrantes (Raúl Prada,
Alejandro Almaraz, Pablo Mamani, Raquel Gutiérrez, Leonardo Taburini, Pablo Regalsky,
Gustavo Soto y Rafael Quispe, entre otros). Entre sus duras críticas resaltamos la siguiente,
que de algún modo sintetiza el posicionamiento político del grupo: “[…] el gobierno de Evo
Morales ha dado un fuerte giro autoritario frente al conjunto de la sociedad. Así mientras se
proclama gobernar obedeciendo, se lo hace en realidad, desde una estrecha concentración del
poder y las decisiones sobre el futuro colectivo”.25
En los momentos más álgidos del “conflicto TIPNIS” el gobierno dirigió sus críticas
hacia distintas ONG’s bolivianas, destacándose entre otras, el Centro de Comunicación y
Desarrollo Andino (CENDA) y el Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social
(CEJIS), quienes de manera sistemática denunciaron que el paso de la carretera destruiría la
biodiversidad del TIPNIS, al tiempo que violaría muchos derechos de la población residente.
Así, García Linera escribía que:

22
Por ejemplo Prada Alcoreza, ob. cit. y Teijeiro Villaroel, José. ¿Qué pasó? Reflexiones de a pie… girando
en torno al problema TIPNIS, La Paz, 2012.
23
García Linera, Álvaro. El “Oenegenismo”, enfermedad infantil del derechismo (O cómo la “reconducción”
del Proceso de Cambio es restauración neoliberal), Vicepresidencia del Estado Plurinacional.
Presidencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional, La Paz, 2011; García Linera, Álvaro. Geopolítica
de la Amazonía. Poder hacendalpatrimonial y acumulación capitalista, Vicepresidencia del Estado, La
Paz, 2012.
24
En alusión al documento titulado “Por la recuperación del proceso de cambio, para el pueblo y con el pueblo”,
publicado el 22 de junio de 2011.
25
Manifiesto 22 de junio, en La Mascarada del poder, ob. cit, p. 238.
¨[…] varias ONG’s son ventrílocuas, es decir usan la voz oficiosa del algún dirigente o asesor
a nombre de los trabajadores y de los indígenas, pero en realidad hablan por sí mismas, por
sus intereses particulares de instituciones financiadas, camufladas en la voz de ese ‘dirigente’
o ‘consultor’.”26

En contrapartida, históricos dirigentes de ONG’s como Tamburini expresaron que


la ruptura del gobierno con los pueblos de tierras bajas y con el CEJIS (y otras ONG) se dio
en el marco de este conflicto, fundamentalmente porque “el gobierno tomó hoy otros carriles
distintos de la primera etapa”.27
También en esa coyuntura altos funcionarios del gobierno acusaron públicamente a
parte de la cooperación internacional de promover, instigar y financiar la conflictividad en
función de intereses externos que no se corresponden con las necesidades de las poblaciones
que dicen beneficiar con sus intervenciones. De esta manera, aparecería en escena un viejo y
conocido enemigo del “masismo”: la USAID. Rápidamente, la agencia norteamericana se
convirtió no sólo en el principal antagonista político interno a su gestión, sino también en el
mayor enemigo de la soberanía del nuevo Estado Plurinacional. Según el gobierno de
Morales, la AID instrumentó como táctica desestabilizadora el apoyo financiero, logístico y
hasta ideológico a las principales organizaciones indígenas (como CIDOB y CONAMAQ)
quienes se colocaron a la vanguardia del conflicto suscitado por el “proyecto TIPNIS”.
En ese marco, funcionarios gubernamentales de primera línea, como Juan Ramón
Quintana, denunciaron ante la prensa y en documentos de divulgación política los
mecanismos utilizados por el gobierno norteamericano, y su principal agencia de cooperación
internacional, para imponer sus intereses geopolíticos sobre la región amazónica del territorio
boliviano:

“Los documentos desclasificados del propio Departamento de Estado de Estados Unidos


pusieron al descubierto los vínculos de USAID con dirigentes de pueblos indígenas con el
objetivo de conspirar contra el Gobierno a través de una centena de ONGs que reciben un
financiamiento de por lo menos 100 millones de dólares’, aseveró […] Entre esos dirigentes,
mencionó a los caciques mayores del Consejo Indígena Yuracaré del río Chapare; del Consejo
Indígena del Sur-Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS); Urbano Kano, Consejo Indígena
Yuqui-Municipio Chimoré-Puerto Villarroel; José Isetegua, Consejo Indígena de Río Ichilo;
y Natalio Anglo y Guillermo Montaño, dirigentes de la Central de Comunidades Indígenas
del Pueblo Mojeño del Choré-Yapacaní.”28

Esta confrontación entre el MAS y la cooperación oficial estadounidense, que data


desde largo tiempo -incluso desde antes del arribo del “masismo” al gobierno central- tendrá
su desenlace el día 1° de mayo de 2013 cuando el presidente Morales anunciara ante la
opinión pública, nacional e internacional, la medida de expulsar a la AID del territorio
boliviano. Una medida que, según describen algunos analistas, contaba con un amplio
consenso, hasta transformarse casi en un mandato social y en una bandera de lucha anti-

26
García Linera, Álvaro. El “Oenegenismo”, enfermedad infantil del derechismo…, ob. cit., p. 11.
27
Entrevista citada.
28
Declaraciones de Juan Ramón Quintana. Diario La Prensa (Bolivia), 26 de agosto de 2011.
imperialista: “USAID fuera de Bolivia era una pintada absolutamente común, era casi un
mandato”.29

Algunas conclusiones
Si bien muchos de los acontecimientos narrados a lo largo del artículo tienden a
opacarse luego del categórico triunfo electoral del MAS en las elecciones generales del 12
octubre de 2014, pareciendo así que no dieron lugar a “ningún futuro posible”, consideramos
que su recuperación resulta un interesante ejercicio: nos posibilita reconstruir aquello que tal
vez “ya no existe” y pensar críticamente las dinámicas políticas establecidas entre
organizaciones del campo popular, grupos intelectuales izquierdistas y el gobierno conducido
por Evo Morales –cuya característica central en su primer mandato (siguiendo a Tapia y
Fornillo) fue el reemplazo de la antigua elite política por otra nueva clase dirigente
considerada lo “más abajo” del orden social.
Así, luego de realizar un recorrido que nos permitió recomponer ese cuadro de
situación general, estamos en condiciones de brindar algún tipo de respuesta a los
interrogantes formulados inicialmente (parte introductoria) y al mismo tiempo esbozar
algunas primeras conclusiones sobre la problemática.
En primer término, el recorrido analítico realizado mostró que en el inicio formal
del llamado nuevo Estado Plurinacional emergieron una enorme cantidad de demandas
sectoriales no resueltas durante la primera presidencia del MAS. Como parte constitutiva de
esas demandas se produjeron enfrentamientos callejeros entre el gobierno “masista” e
importantes organizaciones sociales o sindicales como la CIDOB, el CONAMAQ y la COB.
En este caso la conflictividad social y los antagonismos, recabados a largo del artículo,
aglutinaron a un amplio espectro de actores y problemáticas: la defensa de la administración
y gestión del territorio y de los recursos naturales, demandas relacionadas al incremento
salarial y la redistribución de las riquezas entre capital y trabajo y el control estatal sobre los
precios de bienes de consumo interno.
En segundo término, y como desprendimiento de lo anteriormente apuntado,
podemos sostener siguiendo a Schneider que en este segundo gobierno, a diferencia del
primero, la principal conflictividad socio-política no provino del bloque regional de la “media
luna” sino de las propias filas del “masismo” o de sus aliados. Esta característica, tal como
afirma Mayorga, exhibe el carácter oscilante de las relaciones entre el partido de gobierno y
los movimientos, y al mismo tiempo (re)afirma la autonomía y elasticidad política de las
denominadas organizaciones sociales. Esto último es un aspecto central ya que durante los
años 2006 y 2009, por lo menos desde una mirada externa, parecía acontecer que los
movimientos habían perdido gran parte de su capacidad autonómica a manos del gobierno y
su proyecto estatal.
En tercer lugar, si bien la evidencia recogida no nos permite aseverar la existencia
de un cambio sustancial en los principales lineamientos políticos y estratégicos del MAS
respecto de su primer gobierno nacional, a partir de las sistemáticas protestas y
movilizaciones desplegadas por las organizaciones sociales y sindicales, es posible inferir

29
Entrevista realizada por los autores a Antonio Rodríguez-Carmona.
La Paz, julio de 2014.
que muchas de las históricas demandas enarboladas por los principales movimientos socio-
políticos de autoidentificación campesina e indígena permanecieron irresueltas. Estos
antagonismos suscitados al interior de la sociedad boliviana interpelaban abiertamente a toda
una estructura colonial-interna persistente en el Estado Plurinacional Comunitario. Ello se
cristalizó en las diversas críticas realizadas tanto por los dirigentes de las propias
organizaciones indígenas y de trabajadores así como también por intelectuales que han
objetado la veracidad (más allá del discurso público) del “mandar obedeciendo” y del carácter
“pos-colonial” de las políticas económicas desarrolladas por el gobierno central.
No obstante, entendemos que estos elementos contradictorios ya estaban presentes
desde los comienzos de la primera gestión, por ejemplo ello se expresa en documentos
estratégicos tales como el Plan de Desarrollo Nacional (que conjugaba el carácter capitalista-
extractivista que debe adoptar la economía boliviana con políticas estatales tendientes a
generar inclusión y ampliación de derechos). Es decir, que al menos en este sentido sería
inapropiado hablar de un cambio rotundo en la política llevada a cabo por el MAS desde
2010.
En cuarto término, resulta pertinente resaltar que en este período ocurrió una cierta
reconfiguración de las alianzas entabladas desde el “masismo”, donde por ejemplo quedaron
relegados de las decisiones del gobierno algunos de los integrantes nodales del Pacto Unidad
como CIDOB y CONAMAQ. Al mismo tiempo el MAS, según manifestaron dirigentes
campesinos como el actual Secretario Ejecutivo de la CSUTCB, procuró incorporar a su
sistema de alianzas a otros sectores sociales que no necesariamente “provenían del campo
popular”. Este hecho despertó diversas críticas, incluso provenientes de aquellos
movimientos orgánicos del MAS

“Nosotros hemos manifestado la disconformidad de que no tenemos presencia campesina en


esta gestión por la siguiente razón: cuando no vamos a tener presencia en el Parlamento,
¿quién va a luchar por los campesinos? […] El IP con el Presidente a la cabeza ha tomado
una estrategia de ser una línea político incluyente no excluyente. […] Se ha decidido con justa
razón de que debemos ser incluyentes. […] no queremos hacer escapar a la clase media y alta,
tenemos que atraerlos.”30

Por último, consideramos que durante la coyuntura estudiada se produjo al menos


una fractura en el llamado “bloque popular anti-neoliberal” conformado desde el año 2000.
Se plasmó entonces una escisión entre, por un lado el MAS-IPSP y sus bases campesinas-
originarias (CSUTCB, CSCB y FNMCIOB “BS”); y por otro lado aquellos sectores que se
enfrentaron abiertamente al gobierno central, las organizaciones indígenas (CONAMAQ y
CIDOB) y el movimiento obrero organizado (COB). Esta escisión se evidenció por ejemplo
en la pérdida de protagonismo, y sobre todo de pluralidad a su interior, en espacios de
representación popular múltiple, como el PU y CONALCAM, que fueron instancias
intermedias sustanciales en el período 2006-2009. Empero, tal como expresamos en líneas
anteriores el carácter inestable y oscilante de la relación entre gobierno y movimientos
sociales puede también generar en el futuro cercano nuevas reconfiguraciones aglutinadoras
y creativas.

30
Entrevista realizada por los autores a Rodolfo Machaca. La Paz, julio de 2014.
El Nuevo Estado Boliviano: la hegemonía desde la sociedad
política
Mg. Lic. Damián Andrada311. Introducción32

“La solución del problema del indio tiene que ser una solución social. Sus realizadores
deben ser los propios indios.” José Carlos Mariátegui, Siete ensayos de
interpretación de la realidad peruana

En sus Cuadernos de la Cárcel, el pensador Antonio Gramsci define: “Estado =


sociedad política + sociedad civil, vale decir hegemonía revestida de coerción” 33. De este
modo, el intelectual italiano rompe con la explicación tradicional de Estado que sólo incluye
en ella a la burocracia y al Gobierno, y propone una visión ampliada que suma también a los
organismos privados que forman parte de la sociedad.
A partir de esta primera conceptualización, es que podemos entender al concepto de
hegemonía de Gramsci como una estrategia para alcanzar el poder a través de la guerra de
posición. Es decir, dada la complejidad del capitalismo en Occidente, ya no es posible un
ataque frontal como en la Rusia de 1917, sino que la revolución es un proceso social a largo
plazo en el que el poder se conquista a través de sucesivas crisis y en diferentes campos de la
sociedad civil para luego conquistar la sociedad política.
Este artículo parte de esa premisa: el movimiento indígena-originario-campesino de
Bolivia, construyó hegemonía en la sociedad civil durante décadas para luego acceder al
Gobierno. Es decir, tras el acceso molecular de elementos indígenas y campesinos a la
sociedad política de modo subordinado desde finales de la década del ‘70, a comienzos de
siglo XXI rompió el dique de contención de la casta política tradicional. En las elecciones de
2005 el movimiento indígena-originario-campesino conquistó la sociedad política desde una
posición no-subordinada, tomó el timón del Estado y generó un nuevo cambio “en” la
estructura.
Es con este acceso de lo indígena-originario-campesino al poder que finalizó la
guerra de posición en la sociedad civil y comenzó la transformación del Estado desde la
sociedad política. A una década, consideramos que es necesario estudiar los resultados de la
hegemonía. En consecuencia, retomamos la lectura trinaria del politólogo Juan Carlos
Portantiero sobre la noción de Estado en Gramsci para analizar las transformaciones
realizadas por lo indígena-campesino en las dimensiones a) social y cultural, b) política y c)
económica34.

31
Docente de la Universidad del Salvador. Mail: damian.andrada@ gmail.com
32
El presente trabajo retoma el último capítulo de la tesis “El nuevo Estado boliviano: la construcción de
hegemonía” de la maestría en Ciencias Políticas y Sociología de FLACSO Argentina. El mismo utiliza
las categorías del pensador Antonio Gramsci para analizar la construcción de hegemonía del movimiento
indígena-originariocampesino. Para una mejor comprensión sugerimos leer los Cuadernos de la cárcel.
33
Gramsci, Antonio, Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno, Nueva Visión,
Buenos Aires, 2003, p. 158.
34
Portantiero, Juan Carlos, Los usos de Gramsci, Folios, México, 1981, pp. 45 y siguientes.
Para este fin, la metodología utilizada no sólo se reducirá al análisis bibliográfico,
sino también al trabajo de 16 de las más de 40 entrevistas realizadas en La Paz, El Alto,
Cochabamba y Santa Cruz con académicos, intelectuales y funcionarios.

2. La hegemonía desde la sociedad política


Dado que no contamos con el espacio para desarrollar un análisis complejo sobre
“el proceso de cambio”, citaremos un marco teórico del oficialismo y otro de la academia.
En 2008, García Linera publicó el artículo El Estado en transición. Bloque de poder y punto
de bifurcación donde observa cuatro etapas históricas de toda “crisis estatal” y las aplica a
Bolivia. En 2011, esta periodización histórico-sociológica sería reformulada en el artículo
Las fases del proceso revolucionario que figuran en el libro Las tensiones creativas de la
revolución. La quinta fase del proceso de cambio.
Primera Fase: El momento del develamiento de la crisis del Estado. El sistema
político y simbólico dominante se “quiebra parcialmente” y aparece un nuevo “bloque social
políticamente disidente con capacidad de movilización”. Esta situación se originó en abril de
2000 con la Guerra del Agua y el bloqueo nacional de caminos de 23 días, dando lugar a la
unificación social en torno a nuevas ideas movilizadoras.
Segunda Fase: El empate catastrófico. Retomando a Gramsci, señala la emergencia
de una “propuesta de poder capaz de doblegar el imaginario colectivo de la sociedad en dos
estructuras políticas-estatales diferenciadas y antagonizadas” que era catastrófico por su
“irresolución” y ser “irreconciliables”. En Bolivia, esta etapa se dio entre 2003 y 2008 con la
“expansión territorial” del movimiento nacional-popular35 del Occidente andino, su deseo de
gobernarse a sí mismo, la construcción de un programa político de transformaciones y la
disputa del orden estatal que paralizó la dominación neoliberal.
Tercera Fase: Capacidad de movilización convertida en presencia estatal
gubernamen-tal. El nuevo bloque político asumió “la responsabilidad de convertir las
demandas contestatarias” en Gobierno. Con la llegada de Evo se dio una “insurrección del
orden simbólico” boliviano caracterizado desde su fundación por un “atavismo colonial”.

“Los indios estaban destinados a ser campesinos, cargadores, sirvientes, albañiles o tal vez
obreros, fuera de ello, el universo estaba vacío, no había margen para otro curso de realización
social. De la misma manera, las elites mestizas y adineradas habían sido educadas para
mandar, dirigir y gobernar con una naturalidad como la que predice que el sol saldrá cada
24 horas por el horizonte.”36

35
En su nota sobre “El Príncipe Moderno”, Antonio Gramsci se pregunta: “¿Cuándo puede decirse que existen
las condiciones para que pueda suscitar y desarrollar una voluntad colectiva nacional-popular?”. Y más
adelante completa: “Las condiciones positivas hay que encontrarlas en la existencia de grupos sociales
urbanos, convenientemente desarrollados en el campo de la producción industrial y que hayan alcanzado
un determinado nivel de cultura histórico-política. Es imposible cualquier formación de voluntad
colectiva nacional-popular si las grandes masas de campesinos cultivadores no irrumpen simultáneamente
en la vida política”. Gramsci, Antonio. Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado
moderno, Nueva Visión, Buenos Aires, 2003, pp. 13 y siguientes.
36
García Linera, Álvaro, Las tensiones creativas de la revolución. La quinta fase del proceso de cambio,
Vicepresidencia del Estado
Plurinacional de Bolivia, La Paz, 2011, p. 16
Cabe destacar que si bien la sociedad política era controlada por las clases populares,
el poder seguía “en manos de los sectores pudientes y sus aliados extranjeros”.
Cuarta Fase: El punto de bifurcación o momento jacobino de la revolución. Toma
el concepto de la física que describe al punto en el cual “el desorden del sistema se convierte
en orden y estabilización”. Sociológicamente es la situación histórica en la que la pugna
política entre lo nuevo y lo viejo se vuelve una “retroalimentación duradera” entre correlación
de fuerzas, ideas dominantes y maquinaria estatal, que es resuelta mediante “una serie de
hechos de fuerza”. Así, la política se vuelve “la continuación de la guerra por otros medios”:
las antiguas fuerzas asumen su derrota o las nuevas fuerzas ascendentes se repliegan.

“En el ámbito de las estructuras estatales en crisis (“sistemas alejados del equilibrio”), éstas
se caracterizan por la inestabilidad y la confrontación política. Se trata de auténticos,
generalizados y desnudos momentos de lucha por el poder político. Pero en la medida en que
ninguna sociedad puede vivir perpetuamente en un Estado de lucha generalizada y
antagonizada por el poder, la sociedad, más pronto o más tarde, ha de inclinarse por la
estabilización del sistema.”37

Esta etapa tuvo lugar entre agosto y octubre de 2008. Tras la ratificación del
Gobierno con el 67 por ciento de los votos, en septiembre “la derecha neoliberal de la
medialuna” (como define al sujeto político opositor) tomó aeropuertos y hostigó los mandos
policiales para lanzarse contra las instituciones estatales nacionales ubicadas en el Oriente:
72 instalaciones gubernamentales quemadas, grupos de choques armados y el asesinatos de
decenas de dirigentes campesinos pertenecientes al MAS sería el resultado. En este contexto,
se dio “la Masacre de Pando”, donde las elites del distrito asesinaron a casi 20 campesinos.
En respuesta, el Gobierno Nacional tomó militarmente Pando y movilizó al ejército y los
movimientos sociales. Ante la convergencia de las fuerzas sociales y Fuerzas Armadas, los
dirigentes separatistas capitularon sin tomar las armas. A esta victoria militar se sumarían dos
de tipo políticas: la sanción de una nueva Constitución en octubre de 2008, que significó la
refundación del Estado, y la reelección de Evo Morales en diciembre de 2009 con el 64 por
ciento de los votos que consolidaron el poder del “bloque nacional-popular”.
Quinta Fase del proceso revolucionario: La emergencia de las contradicciones
creativas. Esta etapa es la que justamente da el título a su libro (2011), comienza con la
victoria del “bloque nacional-popular” y la presencia de contradicciones secundarias y
creativas a su interior. “Son creativas porque tienen la potencialidad de ayudar a motorizar el
curso de la propia revolución. Cuando sucede esto, estas tensiones devienen en fuerzas
productivas objetivas y subjetivas de la revolución”38. Finalizada la contradicción
“fundamental y antagónica” del período 2000-2009 -marcada por el enfrentamiento entre el
“pueblo boliviano con sus enemigos” como el imperio en alianza con los terratenientes y la
burguesía aferrada al neoliberalismo y el colonialismo depredador-, en 2011 existía otra
contradicción fundamental entre la unidad del pueblo boliviano y el imperialismo. Las
contradicciones principales eran la lucha contra los residuos del neoliberalismo, el latifundio,
la derecha mediática y el colonialismo –opuestos al Estado Plurinacional–, la autonomía y la

37
García Linera, Álvaro. “El Estado en transición. Bloque de poder y punto de bifurcación”, en La potencia
plebeya, FLACSO- Prometeo, Buenos Aires, 2008, p. 410.
38
García Linera, Álvaro, “Las tensiones….”, ob. cit., p. 24.
industrialización. Finalmente, las contradicciones secundarias y creativas eran: primero, la
relación entre Estado y movimientos sociales; en segundo lugar, la flexibilidad hegemónica
frente a la firmeza en el núcleo social; tercero, los intereses generales frente a intereses
particulares y privados, y finalmente, el socialismo comunitario del vivir bien.
Frente a este relato histórico-regional de García Linera, la politóloga Helena
Argirakis plantea que no existe el fenómeno Oriente-Occidente, sino que es una construcción
muy conveniente a los intereses del Gobierno. Si bien puede ser que la mitad de los cruceños
correspondan a la “caricaturización” que realiza el Gobierno, en el distrito existe una gran
diversidad que posiciona al MAS como la segunda fuerza política. De hecho, en las
elecciones de 2014 el IPSP-MAS ganó: “El Gobierno captó una oportunidad para generar
esta polarización tan dura que genera ganancia absoluta. El MAS es inteligencia al 100 por
ciento: mientras haya con quien polarizar, se genera una cohesión interna, aunque digan que
desgasta al Evo”39.
En su libro La democracia desde los márgenes: transformaciones en el campo
político boliviano, la socióloga María Teresa Zegada sostiene que “el proceso de cambio” se
entiende a partir de la acción colectiva de los movimientos sociales que rechazó el poder
existente y propuso la radicalización y profundización de la democracia. De este modo, la
autora teoriza la construcción de la hegemonía indígena desde la sociedad política en tres
momentos a partir de los diversos campos de conflictos:
a. La polarización política. Comenzó con la llegada
de Evo Morales a la presidencia en 2006 y culminó con su victoria en el referéndum
revocatorio con el 67,4 por ciento en agosto 2008 y la aprobación de la nueva Constitución
Política del Estado con el 61,43% en enero 200940. Los dos bloques en pugna eran el Gobierno
del MAS y las organizaciones sociales que constituían su principal base de apoyo, nucleadas
en el Pacto de Unidad y en la Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM) por un
lado, y los prefectos y movimientos cívicos del Oriente por el otro. Retomando a García
Linera, explica que la etapa se caracterizó por un “empate catastrófico y equilibrio inestable”
que se dirimió en escenarios como el Congreso, la Asamblea Constituyente, las elecciones y
la violencia directa en las calles al interior de la sociedad civil.
b. El momento hegemónico del MAS. Se inició con la ratificación de Evo
Morales en el referéndum, la remoción de dos prefectos de la oposición de la Medialuna, la
nueva Constitución Política del Estado y la reelección de Evo Morales en diciembre de 2009
con el 64,22%. Por su parte, la oposición del Oriente se resquebrajó debido a las acciones
violentas para imponer las autonomías por la fuerza violando el respeto a la institucionalidad
que pregonaban y por el arrebato de la bandera de la autonomía por parte del gobierno durante
la discusión en la Asamblea Constituyente.
c. Los quiebres en la construcción hegemónica. En el segundo gobierno en
2010, se rompió la alianza política del MAS con el Movimiento Sin Miedo (MSM), y la
oposición triunfó en varios espacios en las elecciones de abril. El gobierno dejó de lado el
consenso y apeló a la dominación: buscó controlar el poder a partir de la subordinación y la

39
Argirakis, Helena, comunicación personal, 31 de enero de 2012.
Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).
40
Disponible: www.vicepresidencia.gob.bo/IMG/pdf/ciclo_resultados.
pdf Consultado el 10 octubre 2014
división amigo-enemigo. Al interior del bloque, tuvo conflictos con aliados y surgieron
críticas y reivindicaciones de organizaciones afines al Gobierno. No hay participación, la
toma de decisiones se verticalizó y hubo leyes sin consenso: “El comportamiento político
gubernamental entra en contradicción con los objetivos de radicalización y ampliación de la
democracia que implica participación y pluralismo”41.

3. La hegemonía social y cultural


En una entrevista en Historias Debidas42, García Linera, narraba la respuesta de un
niño de 10 años cuando le preguntó qué iba a hacer con los 200 bolivianos que recibía del
Bono Juancito Pinto, un recurso para que no abandonen la escuela: “‘Voy a guardarlo para
prepararme para ser como Evo: Presidente’. ¿Te imaginas eso? (…) El horizonte de ese chico
es ser presidente. Que un niño te diga eso es que el mundo se ha dado vuelta. Estaba de cabeza
y se ha puesto de pie.
Esa es una revolución”.
La politóloga Moira Zuazo también ve un “avance” que permite hablar de un cambio
en Bolivia: el Estado Plurinacional busca la equidad y cuestiona la “sociedad jerárquica y
señorial”. Antes los bolivianos no eran iguales; había “ciudadanos más iguales que otros”. Y
ni siquiera era considerado políticamente incorrecto. Era natural.

“El tema de la igualdad es una acumulación y un avance del presente. Nadie podría negar que
construir una sociedad de iguales es la prioridad número uno en este momento. Bolivia ha
vivido un proceso de circulación de elites. Nuestra nueva elite es más joven, tiene más mujeres
y es más indígena.

También tiene un discurso mucho más abierto a la pluralidad cultural de la sociedad.”43

La politóloga agrega que se avanzó en la cuestión de género tal como se puede notar
en la cantidad de mujeres que está accediendo a espacios de poder. Esto no se inicia en 2006,
sino que es fruto de un proceso de acumulación relacionado con la recuperación de la
democracia. Hoy Bolivia vive una presencia masiva de la mujer.
El sociólogo Paz Rada coincide en que ha habido una transformación social, dado
que los sectores que nunca habían participado democráticamente, hoy son protagonistas.

“Ahora es muy difícil pensar Bolivia sin la presencia protagónica de todos estos actores.
Siempre han vivido en la penumbra. Siempre han sido clandestinos en Bolivia. Cultural y
socialmente, hay otros protagonistas en la vida nacional y aparecen en los espacios principales
de la vida cotidiana: plazas, calles, cafés y hoteles 5 estrellas. Ahora puedes ver los vuelos a
la Argentina donde están las cholas con sus atados. Hace 10 años eso era imposible: tenían
que ir a cambiarse la ropa. Hay una autovaloración y autoestima que es un hecho importante.

41
Zegada, María Teresa, Et. Al., La democracia desde los márgenes:
transformaciones en el campo político boliviano, Muela del Diablo y CLACSO, La Paz, 2011, p. 309.
42
Disponible en: http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/ programas/ver?rec_id=122590
43
Zuazo, Moira, comunicación personal, 19 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
Mucha gente que había cambiado su apellido indígena por uno español, ahora vuelve a
recuperar su apellido anterior.”44

El profesor de la Universidad Mayor de San Andrés Jorge Viaña señala que es


imposible construir hegemonía si no se desestructura la violencia simbólica de las estructuras
cognitivas que la colonialidad y el capital construyeron. Bolivia debe lidiar con siglos de
interiorización de la superioridad del otro. Viaña observa una transformación a través del
Estado Plurinacional que rompió con el colonialismo interno y el liberalismo:

“La ruptura cognitiva que se ha dado en la intersubjetividad del boliviano es irreversible. Los
indios van a ser más importantes. Ha explotado el nivel de denuncia y virginización de las
contradicciones coloniales. Las cholas salen en su foto de bachiller con las polleras. Esto es
irreversible. Ya no va a poder volver un gobierno en los próximos 20 ó 15 años que sea tan
abiertamente racista.”45

Finalmente, el intelectual y escritor de izquierda Hugo Moldiz subraya la


“hegemonía ideológica” conquistada a partir de la supremacía de imaginarios construidos por
este Gobierno.

“Ya es irreversible. La Bolivia de mañana es una Bolivia que va a tener que asumir lo
Plurinacional, la emergencia, la inclusión, y la participación indígena y campesina en los
municipios, asambleas o cafés. Hoy hay un avance simbólico, silencioso e incluso de avance
real. Sobre todo de aymaras y quechuas, que penetraron espacios sociales donde nunca habían
estado.”46

Llegado a la sociedad política, el movimiento indígena y campesino ha terminado


de modificar la correlación de fuerzas y puso fin al racismo en Bolivia. Se construyó un
sentido común en virtud del cual la discriminación es éticamente incorrecta e inaceptable por
ley.
En síntesis, lo nacional y popular logró construir hegemonía en la sociedad civil.
4. La hegemonía política
La segunda línea de análisis se plantea el interrogante acerca de la capacidad del
movimiento indígena-originario-campesino de transformar la sociedad política desde la
sociedad política. Iván Iporre Salguero es el director de la Escuela de Gestión Pública
Plurinacional (EGPP), una institución creada para formar y capacitar a los nuevos servidores
públicos. La “cantera” de cuadros políticos del IPSP-MAS son los movimientos sociales, que
también deben controlar al Estado.

“En Bolivia había una división muy clara entre el sistema de partidos y la sociedad civil que
no tenía opción de acción política. Evo cuenta que cuando la Policía entraba a los sindicatos
campesinos les decían: “¿Qué andan haciendo política aquí? Ustedes son campesinos, tienen
azadón y picotas, deben plantar y producir”. A través de la nomenclatura del MAS, gran parte
de la sociedad civil invadió el campo político. Ha habido un remesón tremendo en el cual la

44
Paz Rada, Eduardo, comunicación personal, 13 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
45
Viaña, Jorge, comunicación personal, 15 de febrero de 2012, La Paz (Bolivia).
46
Moldiz, Hugo, comunicación personal, 21 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
sociedad realmente excluida ingresa a la sociedad política, que era un núcleo muy pequeño
y estaba controlada por las elites de poder.”47

El primero en romper esta elite fue García Palenque y el segundo, Max Fernández,
quien logró demostrarle a la clase política que su única presencia tenía un respaldo
mayoritario en la sociedad. Con Fernández se pueden ver por primera vez a las masas. En
2002 el IPSP “abrió un boquete” con diputados y senadores del pueblo. Con la llegada al
poder, el MAS quiso transformar rápidamente el Estado: “Pero cuando quieres moverte está
todo pesadísimo abajo porque la lógica de la gestión responde a la del Estado reducido
diferente al que habíamos construido imaginariamente”. Iporre Salguero señala que se
produjeron algunas rupturas en la sociedad política a partir de la sanción de dos leyes: la
“Ley de Gestión Pública” y la “Ley del Servidor y la Servidora Pública”. Estas serían:
• La formación de una nueva elite de Gobierno. Esta elite está conformada por los indígenas,
los originarios, los campesinos y lo popular. Un ejemplo de ello es una ministra campesina
que nunca había estudiado y no responde a la meritocracia occidental.
• La apertura de la sociedad política. El antiguo Servicio Nacional de Administración de
Personal sólo capacitaba a los funcionarios, en cambio el nuevo Estado creó la EGPP que
capacita al servidor público y también a quien desee formar parte del Gobierno.
• Una nueva concepción de servicio al pueblo. El Estado Plurinacional de Bolivia cuenta con
“servidores públicos” en lugar de “funcionarios públicos”. La sociedad política está para
“servir y transformar”. Esta premisa se plasmó cuando, ni bien asumido, Evo Morales
redujo un 57% el sueldo del Presidente y eliminó los gastos reservados de los funcionarios.
La actual burocracia recoge la lógica originaria: la autoridad es elegida por las bases y la
comunidad apoya a administrar. Cabe destacar que existen casos en que los funcionarios
son elegidos desde la cúpula48.
• La complementariedad de las formas de hacer política. La nueva lógica de la acción política
se basa en los pueblos originarios, pero sin desconocer lo bueno de la racionalidad
occidental. “La lógica de lo indígena y lo occidental es parte de nosotros mismos. Lo que
nosotros buscamos es la complementariedad de dos mundos diferentes. Esto exige
relaciones interculturales e impedir que uno domine a otro. Hay que construir una nueva
relación de poder”.
• La transformación del aparato represivo del Estado. Las Fuerzas Armadas dejaron de ser el
brazo represivo de la sociedad política y participan del proceso de desarrollo del país a
través de una mayor relación con la sociedad. García Linera menciona su participación en
la distribución de la Renta Dignidad y el Bono Juancito Pinto, en la construcción de
carreteras y el control de las fronteras.49
• La elección directa de los jueces. A diferencia de la pers-pectiva occidental en la cual los
jueces son elegidos por el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo, tal cual señalaba
Montesquieu, en Del Espíritu de las leyes50, Bolivia comenzó a elegir sus jueces por voto

47
Iporre Salguero, Iván, comunicación personal, 3 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
48
Stefanoni, Pablo y Do Alto, Hervé, “El MAS: las ambivalencias de la democracia corporativa”, en
Mutaciones del campo político en Bolivia, PNUD, La Paz, 2010.
49
García Linera, Ob. Cit., 2008, pp. 402 y siguientes.
50
Montesquieu, Del espíritu de las leyes, Losada, Buenos Aires, 2007.
popular. Esto recogió amplias críticas al considerar que el Poder Ejecutivo interviene en el
Poder Judicial.
Un ejemplo más tangible se puede observar en dos entrevistas realizadas en 2012.
El entonces intendente de Sorata, Roberto Choque, explicaba que con la llegada del IPSP-
MAS hubo cambios en la sociedad política: mientras antes el intendente sólo podía ser de la
ciudad y los proyectos eran seleccionados por el Gobierno nacional, ahora hay gobernantes
campesinos y las decisiones se toman entre el alcalde y el pueblo. Choque ve menos racismo:
“Antes había discriminación y ahora ya casi no hay. La gente del campo era tratada como
algo extraño, que no podía tener derechos. Los campesinos tenían que cambiar sus apellidos
para entrar a una universidad. Ahora hay opción hasta para llegar a altos cargos. Se valora
nuestra cultura, uno se siente una persona”51.
Por su parte, Marcelino Copaña fue el primer alcalde del IPSP-MAS en Tiwanaku,
la ciudad indígena preincaica. El funcionario cuenta que fue elegido candidato por las bases,
tenía mucha relación con la comunidad -el día de la entrevista era su cumpleaños y los vecinos
se acercaban a celebrar- y consensuaba qué proyectos se iban a llevar a cabo priorizando la
salud y la educación. Si bien no enfatizaba menos discriminación como el intendente de
Sorata -esta última está ubicada en los yungas y se observaba mayor actividad agrícola y
campesina-, sí señalaba la importancia del respeto de los derechos22.
La academia también coincide en que la voluntad nacional popular logró construir
una supremacía política. En este sentido, Paz Rada señala sobre la nueva elite:

“La organización política de la sociedad boliviana se ha transformado radicalmente. Los


partidos que habían marcado la cancha desde el ’52 no están más. Todas esas estructuras
partidarias y esas corrientes teóricas-ideológicas prácticamente han sido echadas afuera.
Como ya no están estos, hacen política otros. Y no necesariamente son los más ilustrados ni
los más reconocidos por la anterior cultura oficial o los medios de comunicación. Son otros
definitivamente. Ya es otra la dinámica. Hay una ministra que era empleada doméstica. Eso
es una ruptura política. Ahora, tampoco es una cosa pura. ¿Acaso Álvaro es indígena o habla
un idioma nativo, viste con abarcas y con ponchos? Sólo en el contexto se puede ver que hay
nuevas elites en el poder del Estado.”23

Sorata (Bolivia).
22 Copaña, Marcelino, comunicación personal, 9 de enero de 2012, Tiwanaku (Bolivia).
23 Paz Rada, Eduardo, comunicación personal, 13 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
El consultor de la Fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria Javier
Palza Medina observa un avance que va camino a consolidarse, a partir de un fortalecimiento
de la democracia, en la medida en que se ha inyectado una participación nueva en la política
boliviana de sectores que tradicionalmente habían estado al margen.

“Yo creo que el Estado se ha transformado profundamente. El hecho de que tenga ministros
o mujeres indígenas ha cambiado totalmente la visión. Estos cambios tienen un simbolismo
muy fuerte sobre la psicología del propio cuerpo. Sin duda, se ha producido un
reposicionamiento de lo indígena: nadie puede prescindir de ellos y se ha reconocido como

51
Choque, Roberto, comunicación personal, 7 de enero de 2012,
un factor de identidad nacional importante. Hace 15 años nadie quería ser indígena y en la
actualidad la gente busca sus antepasados para serlo. Esos son cambios sociológicos,
culturales y sociales muy fuertes. Nadie puede negar el derecho de un indígena a ocupar un
cargo electo.”52

Sin embargo, para Palza Medina esto no significa la revalorización de un proyecto


indígena dado que el Estado Plurinacional sigue montado sobre el aparato de la República.
En este siglo un nuevo proyecto indígena debe construir instituciones y visiones “desde otro
lado”. Justamente, la nueva Constitución propone un cambio en la sociedad boliviana a través
de la introducción de conceptos como el “vivir bien” o la “economía plural”, que pueden dar
lugar a una sociedad absolutamente diferente: “Desde mi perspectiva, la Constitución es
absolutamente transformadora y tiene un horizonte de cambio muy importante cuando el
mundo necesita modelos alternativos que nos saque de esta sociedad de consumo que impera
y causa la degradación de la vida”. 53
Por su parte, Zuazo observa un cambio relativo. Si bien en un primer momento
existió “un ímpetu de mover la estructura con la mayor fuerza posible” y se podía ver la
presencia de dirigentes campesinos e indígenas, el Gobierno se vio ante el desafío de
gestionar lo público. En consecuencia, hubo una “circulación de elites en términos etarios”.
La gestión pública llevó a que jóvenes profesionales que acaban de egresar con 22 años
accedieran al aparato público con roles de “absoluta responsabilidad”.
Hugo Moldiz observa la hegemonía política a partir de la oposición: ningún partido
político reivindica la economía de mercado, lo blanco como superior a lo indígena ni la
democracia representativa como la única forma de democracia. Los sectores opositores no
sólo han hecho una apropiación discursiva, sino que también no se declaran contrarios al
proceso y proponen construir su propio “instrumento político”.
Si bien la intensidad es menor a la transformación producida en la sociedad civil,
concluimos que el movimiento indígena-originario-campesino también ha logrado construir
hegemonía en la sociedad política desde la sociedad política.

5. Análisis de la hegemonía económica


Dado su rol como vicepresidente, el debate sobre la hegemonía en la economía
comienza con el artículo de Álvaro García Linera, “El capitalismo andino-amazónica”. El
intelectual señalaba que los dos cambios que marcarían a la izquierda indígena serían la
descolonización del Estado y la implementación de un nuevo modelo económico con
predominio de la economía familiar estructural. Dado el poco peso cuantitativo del
proletariado y la debilidad de la “forma comunidad”, negaba un régimen socialista y proponía
potenciar “las pequeñas redes comunitarias” a 20 ó 30 años para después pensar “una utopía
socialista”.

“Nuestras fuerzas se encaminarán fundamentalmente a la puesta en marcha de un nuevo


modelo económico que he denominado, provisoriamente, “capitalismo andino-amazónico”.
Es decir, la construcción de un Estado fuerte, que regule la expansión de la economía

52
Palza Medina, Javier, comunicación personal, 4 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
53
Palza Medina, Javier, comunicación personal, 4 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
industrial, extraiga sus excedentes y los transfiera al ámbito comunitario para potenciar
formas de autoorganización y de desarrollo mercantil propiamente andino y amazónico (…)
El capitalismo andino-amazónico es la manera que, creo, se adapta más a nuestra realidad
para mejorar las posibilidades de las fuerzas de emancipación obrera y comunitaria a mediano
plazo (…) Lo concebimos como un mecanismo temporal y transitorio.”54

5.1. El cambio “en” la estructura


El Doctor en Economía Antonio RodríguezCarmona plantea que con la llegada del
MAS termina un período en que las ONGs y los proyectos tenían un rol central: en 2003 la
ayuda internacional significaba el 12% del PBI y el 186% de la inversión pública.

“Este es el efecto más perverso del “proyectorado”: la creación de lazos invisibles de


dependencia. O lo que es aún peor: la creación de un imaginario de dependencia, que concibe
a Bolivia como un país inviable y, en su inviabilidad, necesitado de tutela externa.”55

El economista resume las principales transformaciones político-económicas del


Gobierno del MAS, las cuales nos permiten entrar al debate por la hegemonía en este campo.
• El Plan Nacional de Desarrollo “Bolivia digna, soberana, productiva y democrática para
vivir bien” de 2006 planteó un giro en las políticas de desarrollo. Se revirtió la dependencia
de la ayuda exterior a partir de las fuentes internas de financiación. Así, se produjo una
ruptura con las políticas inducidas por donantes extranjeros.
• La recuperación del Estado como actor económico. Con la nacionalización de los
hidrocarburos a través del decreto “Héroes del Chaco” del 1° de mayo de 2006, el Estado
tomó control y dirección de la producción, transporte, refinación, almacenaje, distribución,
comercialización e industrialización de los hidrocarburos. El especialista en hidrocarburos
del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), Carlos Arze Vargas,
explica este complejo proceso:

“Lo que hizo el decreto fue imponer condiciones muy duras a las empresas por 180 días. Era
una señal muy fuerte. Sobre el 50% de regalías e IDH [Impuesto Directo a los Hidrocarburos]
-los pagos que se hacían desde 2005 con la nueva ley- se les impuso un 32% adicional a los
campos que producían más de 100 millones de pies cúbicos diarios como presión para que
cambiaran de contratos. Si en ese lapso no los cambiaban, iban a seguir pagando el adicional
o el Estado se hacía cargo. En los nuevos contratos el Estado se incorporó como socio: al 50%
de impuestos se sumaba una participación estatal en las utilidades que varía según el precio
internacional, la producción y el estado financiero. Con la nacionalización se incrementó
alrededor de un 9%, fue una mejora del régimen tributario. Por otro lado, se recuperó Andina
y Chaco -las dos empresas en que se había dividido YPFB cuando se privatizó- aumentando
al 51% las acciones estatales que antes eran del 48%.”56

54
García Linera, Álvaro, “El ‘capitalismo andino-amazónico’”, en Le Monde Diplomatique Edición Cono
Sur, Buenos Aires, enero 2006.
55
Rodríguez-Carmona, Antonio, Rompiendo con el “proyectorado”: el Gobierno del MAS en Bolivia, Red
Solidaria Itaca, 2009, p. 2.
56
Arze, Carlos, comunicación personal, 25 de enero 2012, La Paz (Bolivia).
Para Rodríguez-Carmona ésta fue “una nacionalización en el terreno de lo posible”57
que se plasmó en la frase de Evo Morales: “Queremos socios, no patrones”. Con la
nacionalización, la participación del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH) en el PBI
pasó del 4 al 16 por ciento y permitió que el Estado aumentara su participación en la inversión
pública de un promedio de 600 millones de dólares entre 1987 y 2005, a una previsión de
1871 millones de dólares para 2009.
• Políticas de tierras: saneamiento y redistribución. En 2006, la ley 3545 relanzó el poco
transparente Instituto Nacional de Reforma Agraria de 1996, que solo había saneado el
22,6% de la superficie y favoreció la concentración de la tierra. Esta nueva reforma permitió
quintuplicar las hectáreas saneadas por año, priorizó las zonas indígenas y tituló a favor de
mujeres en un 53%. Sin embargo, se pactó con la derecha y, si bien se establecieron límites
claros y universales, no fue retroactivo.
• Gasto público con vocación social. Se abandonó la mirada asistencialista de aliviar la
pobreza, por la protección social y la redistribución de la riqueza. Se crearon bonos que
permitieron mejorar el acceso a servicios básicos y ampliar derechos económicos, sociales
y culturales como el Bono Juancito Pinto para los niños en edad escolar; el programa
cubano “Yo sí puedo” que llevó a Bolivia a estar “libre de analfabetismo”; el Bono Juana
Azurduy para mujeres embarazadas y niños menores de
2 años; la Renta Dignidad para los abuelos y la reducción de la edad jubilatoria a 60 años;
una suba del salario mínimo en un 40 por ciento y el aumento de la inversión en salud.
• Logros macroeconómicos. En 2006 Bolivia tuvo su primer superávit fiscal en una década.
El FMI -muchas veces cuestionado por Evo Morales- calculó un crecimiento del PBI del
6,78% en 2012 y una previsión del 5,2% para 2014.
En el marco de la re-reelección de Evo Morales en 2014, el sociólogo y Doctor en
Ciencias Políticas Atilio Borón decía:

“El PIB pasó de 9525 millones de dólares en 2005 a 30.381 en 2013, y el PIB per cápita saltó
de 1010 a 2757 dólares entre esos mismos años. La clave de este crecimiento –¡y de esta
distribución!– sin precedentes en la historia boliviana se encuentra en la nacionalización de
los hidrocarburos (…) No sorprende por lo tanto que un país que tenía déficit crónicos en las
cuentas fiscales haya terminado el año 2013 con 14.430 millones de dólares en reservas
internacionales (contra los 1714 millones de que disponía en 2005). Para calibrar el
significado de esta cifra basta decir que las mismas equivalen al 47 por ciento del PIB, de
lejos el porcentaje más alto de América latina. En línea con todo lo anterior, la extrema
pobreza bajó del 39 por ciento en el 2005 al 18 por ciento en 2013, y existe la meta de
erradicarla por completo para el año 2025.”58

5.2. Nuevos actores emergentes


En 2012, Rodríguez-Carmona agregaba a lo anterior el dinamismo de la economía
y el recambio de elites. Se vive la emergencia de una burguesía aymara que actúa como

57
Rodríguez-Carmona, ob. cit., p. 7.
58
Borón, Atilio, “Las razones del triunfo”, en Página 12, Buenos Aires, lunes 13 de octubre de 2014, Año 28,
Nº 9334 /p. 2 y siguientes.
contrapeso al capital internacional: cooperativistas mineros, transportistas y comerciantes
vinculados al contrabando, productores de soja de la frontera y constructores.

“Es un tipo de economía que aprovecha los vínculos entre campo y ciudad. Sobre eso
construyen redes. No sé si llamarlo “capitalismo reticular”. Esto ha explotado en los últimos
cinco años: esto que los economistas siempre llaman economía informal en las economías
andinas representa el 76 por ciento del PBI. Si bien tienen una lógica de acumulación
capitalista, va acompañado de la adhesión territorial, expansión cultural y redistribución.
Opera en redes de parentesco. Todavía falta investigarlo.”59

Desde una perspectiva marxista y crítica, el director del CEDLA, Javier Gómez,
define la política del MAS como “cuasi-reformista”: tiene mucha voluntad para hacer
reformas estructurales, pero limitaciones ideológicas. En términos macroeconómicos, existe
un crecimiento económico vinculado a los precios internacionales, el crecimiento del campo
y el comercio, la balanza de pagos positiva, el aumento de mercado interno, el descenso de
la desocupación al 7 por ciento y la mejora del índice de Gini. Esta dinámica generó la
emergencia de “nuevas clases subalternas”.

“En un momento inicial, la presencia de los sectores sociales excluidos permite al MAS
construir una visión de inclusión de lo indígena contra lo blanco. Lo blanco rico contra lo
indígena pobre. Esto te impide ver las lógicas de diferenciación social al interior de lo
indígena.”60

Sin embargo, su pronóstico es pesimista porque el crecimiento se basa en la


“economía improductiva” -el comercio y el intercambio sin valorización-, la ausencia de un
Estado con fuerte presencia en la economía, la tendencia al aumento de la plusvalía y la
estructura del empleo flexible (caracterizada por la falta de seguridad social, los bajos salarios
y el trabajo informal).

5.3. La Economía Plural y el Suma Qamaña


El Director del Instituto de Investigaciones de la Universidad Mayor de San Andrés,
Roberto Ticona, sostiene que el nuevo modelo de desarrollo es la economía plural:

“Artículo 306. I. El modelo económico boliviano es plural y está orientado a mejorar la calidad
de vida y el vivir bien de todas las bolivianas y los bolivianos. II. La economía plural está
constituida por las formas de organización económica comunitaria, estatal, privada y social
cooperativa.”61

La economía plural cuestiona al neoliberalismo porque profundiza la pobreza y la


concentración. De este modo, plantea la redistribución del excedente en educación, salud,
vivienda y desarrollo. También visibiliza la propiedad comunitaria: “La economía plural

59
Rodríguez-Carmona, Antonio, comunicación personal, 20 de enero de 2012, La Paz (Bolivia)
60
Gómez, Javier, comunicación personal, 19 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
61
Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (2008).
aterriza en lo que es una economía social-comunitaria sin llegar al socialismo. Se basa en la
equidad y no sólo de la eficiencia. Trabaja solidaria y asociativamente”. 62
Por su parte, la economía estatal actúa mediante la captación impositiva, que es
gradual y se aplica según la capacidad de pago. A diferencia del neoliberalismo, la economía
plural tiene “un tinte keynesiano”: va contra los monopolios e interviene a través de la
regulación de precios, la inversión estatal y la creación de empresas:

“La economía plural tiene que ver mucho con el capitalismo porque la economía comunitaria
está basada en el capitalismo. La tendencia no es hacia el socialismo, sino hacia la
construcción de una Economía Plural con un mercado con precios justos. Que todos ganen,
pero no exageradamente. Que sea justo.”63

El intelectual orgánico64 del Gobierno de Evo Morales Hugo Moldiz coincide con
Ticona: se está avanzando hacia una economía plural dentro del capitalismo en medio de
“grandes tensiones” porque hay un desplazamiento de bloques de poder. Sin embargo, sólo
se da en el ámbito de la superestructura política. El pensador sostiene que existe la voluntad
política para que la economía comunitaria sustituya al capital privado como modo de
producción predominante y que el Estado está haciendo la transición hacia una Economía
Plural.

“Lo económico es el problema. Todavía hay una hegemonía del capital. Y por lo tanto se
sientan las bases de reconstitución del propio poder del capital, que no sólo es la economía,
también es la política y la ideología. El objetivo es evidentemente construir una sociedad no
capitalista en la economía y en todos los sentidos.”65

La tarea pendiente es cambiar la distribución de la riqueza y la manera de producir


a partir de dos cuestiones prioritarias. En primer término, mediante el desarrollo de la
economía comunitaria que se caracteriza por la propiedad, producción y apropiación
colectiva del resultado del trabajo en el ámbito rural con la tierra y urbano con la fábrica. En
segundo término, subordinando el mercado a la planificación estatal y estableciéndole al
capital privado metas de inversión, generación de empleo, mercado interno, exportaciones,
ingresos, participación y control social de los trabajadores.
Paralelamente, los pueblos originarios plantean el suma qamaña o “vivir bien”. El
iripiri -guía- de la Comunidad Sariri y Director de Protocolo y Ceremonial del Ministerio de
Relaciones Exteriores, Fernando Huanacuni Mamani, explica: “Nosotros cuestionamos a
Occidente porque sumió al ser humano en la racionalidad y la razón no es la única vía para

62
Ticona, Roberto, comunicación personal, 24 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
63
Ticona, Roberto, comunicación personal, 24 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
64
Gramsci explica que los grupos sociales construyen sus propios intelectuales, los intelectuales orgánicos,
que dan homogeneidad y conciencia al sector, y no se encuentran al margen del mundo y miran desde
afuera, sino que responden a los intereses de su grupo, mantienen una “relación mediata” con el tejido
social y las superestructuras, y conquistan a los intelectuales tradicionales para su sector: “El modo de ser
del nuevo intelectual ya no puede consistir en la elocuencia, motora exterior y momentánea de los afectos
y de las pasiones, sino en su participación activa en la vida práctica, como constructor, organizador,
“persuasivo permanente” no como simple orador”. Gramsci, Antonio, Los intelectuales y la organización
de la cultura, Nueva Visión, Buenos Aires, 2009, p. 14.
65
Moldiz, Hugo, comunicación personal, 21 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
percibir el mundo”. Los indígenas cuestionan al capitalismo y al socialismo por su visión
antropocéntrica, jerárquica, depredadora, individualista y machista. Mientras tanto, no se
preocupan ni uno ni otro por la pachamama. Como la cosmovisión occidental también
estructura al Estado, para rediseñarlo, es necesario volver a la cosmovisión ancestral:

“Como decimos en la cosmovisión andina: ‘Todo vive, todo es importante y todo está
interconectado’. El tejido está entramado, está interrelacionado, pero en un equilibrio
dinámico perfecto. Ahí surge nuestro horizonte: el “vivir bien”. El respeto absoluto. Nuestro
horizonte no es vivir mejor ni buscar solo el bienestar del ser humano ni acumular capital.
Es vivir bien.”66

Una vez mencionados las transformaciones realizadas en materia económica y los


dos modelos económicos propuestos desde el movimiento indígena-originario-campesino,
nos resta preguntarnos si efectivamente se pudo construir hegemonía en este campo como sí
se logró en la sociedad civil y en la sociedad política.

5.4. El debate sobre la hegemonía económica


A diferencia de la hegemonía social-cultural y política, la politóloga Moira Zuazo
no observa una transformación, sino la ausencia de una propuesta económica:

“Yo no sé si alguien te puede decir cuál es el modelo de la economía plural que se está
implementando. ¿Qué hay de créditos o modernización de la producción agraria? Yo no veo
un rol estatal activo. Hemos hablado de industrialización del litio y sembrar petróleo o gas,
pero no veo nada. No hay modelo y lo más grave es que tampoco hay una discusión en el
MAS. Hay actitudes de bombero: se incendia ahí y apagamos. Pero, ¿dónde está la
estrategia?”67

La politóloga Helena Argirakis coincide con esta ausencia de plan económico. Y


para complejizarlo aún más, lo relaciona con las otras miradas de la cosmovisión indígena:
“El problema principal es que todavía no ha definido cuál es el proyecto de alternativa
económica. Porque no es solo un cambio de la titularidad de los medios de producción al viejo
estilo marxista. El TIPNIS te “enrostra” que existen otras formas que no están ni en el
repertorio capitalista ni en el socialista. Hay tanta riqueza en las cosmologías, que lo ancestral
ahora es lo progresista. Hay modos de administrar que no han estado presentes en 182 años.”68

Otro cuestionamiento es no afectar los intereses económicos. Mientras Fernando


Mayorga define a Evo Morales como poseedor de una “retórica radical y decisiones
moderadas”, María Teresa Zegada plantea la convivencia y connivencia del MAS con las
elites cruceñas:

“Es un Gobierno burgués con rostro indígena. Es un capitalismo de Estado. No hay una
medida que permita pensar que estamos yendo hacia el socialismo o el comunitarismo. Evo
no se peleó con las oligarquías del Oriente. Es más, ha hecho muy buenos negocios con la

66
Huanacuni Mamani, Fernando, comunicación personal, 24 de febrero de 2012, La Paz (Bolivia).
67
Zuazo, Moira, comunicación personal, 19 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
68
Argirakis, Helena, comunicación personal, 31 de enero de 2012, Santa Cruz de la Sierra (Bolivia).
banca y la agroindustria cruceña. Hay una convivencia. No hay medidas que los hayan
tocado.”69

Por su parte, Eduardo Paz Rada cuestiona los resultados de la nacionalización de los
hidrocarburos y los grandes beneficios de las multinacionales:

“La apuesta en el plano económico era muy fuerte y hay frustración porque las transnacionales
petroleras, mineras y financieras siguen siendo las más beneficiadas del actual modelo
económico. La recuperación implicaba más producción, comercialización en el mercado
interno e industrialización. Esos aspectos no se han cumplido. La base de la economía es la
exportación a la Argentina y Brasil. Y quienes ganan más son Petrobras, Repsol, Total y
British.”70

El economista Viaña es contundente: “Económico, casi no ha habido ningún


cambio”. Mencionando la falta de integración, la ausencia de planificación, la
discrecionalidad del uso de recursos y el nulo avance en la industrialización, Ticona es
pesimista: “El Gobierno está intentando crear hegemonía a partir de las empresas estatales.
Estamos viviendo una ilusión de mercado con precios bajos. Todavía no hay hegemonía”.
Finalmente el intelectual gramsciano del Grupo Comuna Luis Tapia señala que no hay
hegemonía porque para eso es necesario dirigir o controlar la estructura económica.

“El MAS no ha tocado la estructura económica en gran parte. Excepto los hidrocarburos donde
han empezado a revertir. Está ampliando el margen del capitalismo de Estado, pero no dirigen
la economía boliviana. En ese sentido no es una fuerza hegemónica. Cuando Gramsci habla
de “dirección y dominación”, con dominación se refiere sobretodo el ámbito económico, el
control no tanto político, sino de la dirección de la economía.”71

Tapia concluye que pretenden controlar un tercio de la economía a partir del


capitalismo de Estado para tener un poder propio y luego negociar con otro tercio del capital
transnacional y el otro tercio de capital nacional: “Pero es capitalismo al fin”.
A pesar de la redistribución del ingreso, la mejora en el bienestar y los avances en
la economía estatal y comunitaria, el capital privado sigue teniendo la supremacía
económica. Si bien se produjo un cambio “en” la estructura, aún no hay hegemonía.

Conclusiones
Tras siglos de racismo, violencia simbólica y la interiorización de la superioridad
del otro, con la llegada de un indígena al Gobierno, la sociedad civil boliviana ha llevado a
cabo una ruptura cognitiva que es irreversible. El horizonte de expectativas de las clases
subalternas se ha trastocado radicalmente. Los indígenas y campesinos son hoy actores
protagónicos de la vida cotidiana y conquistan cada vez más espacios en los que antes estaban
excluidos. El Estado Plurinacional de Bolivia que nace con la nueva Constitución Política del
Estado logró desmontar la naturalización de la sociedad jerárquica y señorial, es plural y

69
Zegada, María Teresa, comunicación personal, 4 de febrero de 2013, Cochabamba (Bolivia).
70
Paz Rada, Eduardo, comunicación personal, 13 de enero de 2012, La Paz (Bolivia).
71
Tapia, Luis, comunicación personal, 21 de enero de 2013, La Paz (Bolivia).
persigue la equidad. Actualmente, la autovaloración y autoestima de lo indígena y lo
campesino es una realidad.
En la sociedad política, se vive un fortalecimiento de la democracia a partir de la
ruptura del status quo y la participación de sectores que tradicionalmente habían estado
marginados de la dirección del aparato del Estado. La nueva elite de Gobierno es indígena,
originaria, campesina, popular y más joven que la anterior. La ruptura cognitiva expresada
en la sociedad civil también llega a la sociedad política dado que se rompe la lógica del
“funcionario público” y “meritocracia”, por la de “servidor público” de la tradición indígena.
Mientras antes lo occidental aplastaba a la cosmovisión originaria hoy se intenta abordar una
complementariedad entre ambas filosofías.
La llegada del movimiento indígena-originario-campesino al gobierno marcó el fin
del neoliberalismo. Bolivia planteó un giro en las políticas de desarrollo y cortó su
dependencia de la ayuda exterior a partir de una medida clave: la nacionalización de los
hidrocarburos -una nacionalización “posible”, diferente a las tradicionales- que permitió un
aumento de la carga impositiva sobre la renta petrolera y la dirección a partir de la posesión
del 51% de las acciones. De este modo comenzó un proceso de redistribución de la riqueza
y ampliación de derechos económicos, sociales y culturales a partir de los bonos sociales, la
inversión pública y el saneamiento de tierras.
Esta transformación económica permitió un dinamismo local que desembocó en el
surgimiento de una burguesía chola-aymara cuya lógica de acumulación capitalista es
diferente a la occidental. Emerge un “capitalismo reticular” que radica en la adhesión
territorial, la expansión cultural, la redistribución y opera en redes de parentesco. Este nuevo
sujeto emergente aún debe ser estudiado porque justamente en él se apoyarán los futuros
cambios -y, paradójicamente, las limitaciones- del modelo económico desarrollado por el
Estado Plurinacional.
Esta transformación no se apoya en el aire, dado que la gestión de Evo Morales tiene
un sólido manejo macroeconómico. A partir de la nacionalización de los hidrocarburos,
Bolivia olvidó los déficits crónicos y tiene superávit recurrente, su Producto Bruto Interno se
triplicó, sus reservas son una de las más altas del mundo en relación al PBI y la extrema
pobreza descendió abruptamente tras años de crecimiento. Tan temido en un comienzo, el
“proceso de cambio” es elogiado por el FMI y los principales medios de comunicación
internacionales.
El horizonte de la transformación económica y el abandono del modo de producción
capitalista radican en dos modelos. La Constitución Política del Estado plantea la Economía
Plural, una convivencia de formas de producir: la economía estatal, privada, comunitaria y
social-cooperativa. Por su parte, los pueblos indígena-originarios proponen el suma qamaña
o vivir bien: una ruptura con el antropocentrismo y el modelo extractivista que promueva el
desarrollo en armonía con la pachamama.
Sin embargo, el Gobierno de Evo Morales no ha tocado los intereses de los grandes
grupos económicos y, por el contrario, les ha permitido hacer grandes negocios. La
industrialización sigue estando ausente y la lógica extractivista permanece intacta. A pesar
de la retórica anticapitalista, no hay una planificación económica alternativa ni la búsqueda
del suma qamaña o la economía plural, sino un intento de aumentar la presencia estatal vía
capitalismo de Estado. De este modo, ha habido un cambio “en” la estructura a partir de una
mayor intervención estatal y la redistribución del ingreso.
Concluimos que la llegada del movimiento indígena-originario-campesino al
Gobierno ha logrado construir hegemonía social y cultural en la sociedad civil y hegemonía
política al interior de la sociedad política. Sin embargo, no se percibe lo mismo en la
economía dado que todavía se mantiene una supremacía capitalista y extractivista.
De cara a un tercer mandato, apoyándose en su sólido manejo macroeconómico el
bloque nacional-popular boliviano enfrenta el desafío de iniciar un proceso de
transformación económica que lo conduzca a la industrialización en armonía con la Madre
Tierra y fuera de la lógica de consumo occidental, que permitan demostrar que la
construcción de un modelo de desarrollo alternativo al capitalismo es posible.

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