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Rechazan Tutela de Ciro Guerra Contra Periodistas

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JUZGADO QUINTO PENAL DEL CIRCUITO

CON FUNCIÓN DE CONOCIMIENTO DE BOGOTÁ


Carrera 28A No 18A-67, Piso 5, Bloque B. Telefax 4280470
j05pccbt@cendoj.ramajudicial.gov.co

Bogotá D.C., cuatro (4) de marzo de dos mil veintiuno (2021)

SENTENCIA DE TUTELA No. 046

1. DEMANDA

CUI 11001310400520210046
Radicación 2021-0046

2. PARTES

Accionante Ciro Alfonso Guerra Picón


Apoderado accionante Fernando Triana Soto
Accionado Catalina Ruiz Navarro y Matilde de los Milagros Londoño
Apoderado accionado

3. OBJETO DEL PRONUNCIAMIENTO

Resolver la acción de tutela impetrada por el apoderado del señor Ciro Alfonso
Guerra Picón contra las periodistas Catalina Ruiz Navarro y Matilde de los
Milagros Londoño.

4. HECHOS

Se extracta del escrito de tutela que el 24 de junio de 2020, las señoras Catalina
Ruiz Navarro y Matilde De Los Milagros Londoño, realizaron una publicación en la
Revista Virtual VOLCÁNICAS, denominado “OCHO DENUNCIAS DE ACOSO Y
ABUSO SEXUAL CONTRA CIRO GUERRA”, al cual se puede acceder en
Colombia a través de internet en la dirección:
https://volcanicas.com/2020/06/24/ochodenuncias-de-acoso-y-abuso-sexualcontra-
ciro-guerra/, consistente en un reportaje acerca de unas supuestas denuncias en
contra del señor CIRO ALFONSO GUERRA PICÓN, en relación con unas
conductas que, de acuerdo con lo manifestado por ellas en el artículo, serían
constitutivas de acoso y abuso sexual. (Publicación que presuntamente habría sido
el resultado de cinco meses de investigación).

Refirió que el artículo que originalmente fue publicado el 24 de junio de 2020 en


idioma español, posteriormente se tradujo a los idiomas inglés y francés, lo cual les
permitió a sus autoras dar al reportaje el mayor alcance posible, ya que el señor
Ciro Alfonso Guerra es director y productor de cine con reconocimiento
internacional.
Sentencia Tutela
Radicación. 11001310900520186655
Accionado. Catalina Ruiz Navarro y Matilde de los Milagros Londoño
Accionante. Ciro Alfonso Guerra Picón

Agregó que la descripción realizada por las periodistas supuestamente se fundan


en testimonios de quienes están vinculadas directamente a los hechos o que
tuvieron conocimiento de los mismos, pero no revelan nombres específicos, ni de
las supuestas víctimas, ni de las restantes personas que aseguran haber tenido
conocimiento indirecto de los hechos, circunstancias que obedecen presuntamente
a la necesidad de protección de su identidad.

Dijo que el reportaje en tela de juicio contiene una valoración de los hechos realizada
por las autoras de la publicación, quienes entran a calificarlos como constitutivos de
ACOSO y ABUSO SEXUAL, afirmando y dando por establecida su ocurrencia,
señalándolo directa y definitivamente como responsable de ellos. Precisaron que
hace uso de su posición profesional como Director de Cine, para incurrir en las faltas
indicadas mediante intimidación y ejercicio abusivo de su poder sobre las supuestas
víctimas.

Explicó también que las periodistas accionadas han sido entrevistadas por
diferentes medios de comunicación, entre ellos, El Espectador, Revista Semana, El
Tiempo, Emisora Blu Radio y La Silla Vacía, quienes replican tales afirmaciones, al
punto que lo declaran responsable y/o culpable de las conductas ya señalas,
concluyendo que es un acosador y abusador sexual.

Teniendo en cuenta que el señor Ciro Alfonso Guerra Picón, no ha sido vinculado
a ninguna investigación o proceso penal por los hechos a los que se refiere el
artículo publicado, ni tampoco existe una sentencia penal en firme que lo señale
como responsable de las conductas de acoso sexual y acceso carnal violento, su
apoderado interpuso una denuncia en contra de las periodistas Catalina Ruiz
Navarro y Matilde De Los Milagros Londoño Jaramillo por el presunto delito de
calumnia, la cual se encuentra en curso, agotando la fase de investigación ante la
Fiscalía 292 Local adscrita al Grupo de Delitos Querellables de la ciudad de Bogotá.

Adujo que el 15 de julio de 2020, la Fiscalía mencionada convocó a las partes para
celebrar la Audiencia de Conciliación, en la cual el señor Ciro Alfonso Guerra le
solicitó a las denunciadas que se retractaran de las afirmaciones realizadas en su
contra a través de la publicación y las posteriores declaraciones entregadas,
exigiendo adicionalmente un reconocimiento de tipo económico por los perjuicios
materiales y morales que le ocasionaron. Sin embargo, no se llegó a un acuerdo.

Posteriormente, con el fin de intentar nuevamente un arreglo directo entre las partes
para que se diera la rectificación de las periodistas, así como el resarcimiento
voluntario de los perjuicios materiales y morales ocasionados, el señor Ciro Alfonso
Guerra a través de apoderado judicial convocó a las accionadas a una audiencia de
conciliación ante el Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de
Bogotá, la cual se dio por fracasada luego de varias reuniones, ante la imposibilidad
de llegar a un acuerdo entre las partes.

Igualmente aseguró que frente a las acciones judiciales y extrajudiciales iniciadas


por el accionante para buscar la defensa de sus derechos, las periodistas
accionadas se pronunciaron el 14 de julio de 2020 realizando una publicación
adicional en su contra en el portal de internet de su propiedad “VOLCÁNICAS”,
afectando nuevamente su buen nombre y buscando seguir generando un impacto
negativo a su imagen pública al calificar sus acciones como “estrategias de
intimidación y silenciamiento”, con las cuales buscaría afectar la libertad de
expresión y censurar lo que denominan periodismo investigativo.

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JUZGADO QUINTO PENAL DEL CIRCUITO
CON FUNCIÓN DE CONOCIMIENTO DE BOGOTÁ
Carrera 28A No 18A-67, Piso 5, Bloque B. Telefax 4280470
j05pccbt@cendoj.ramajudicial.gov.co

A partir de las acusaciones realizadas, indicó, su carrera profesional ha venido


presentando una parálisis en razón a que los proyectos a los cuales estaba
vinculado con diferentes productoras internacionales han sido cancelados, o se
encuentran en vilo a la espera de una decisión por parte de las compañías, así como
en lo que respecta a las ofertas que venía recibiendo para futuros trabajos.

Aunado a ello, expresó que la publicación señala que las personas supuestamente
afectadas por la conducta de Ciro Alfonso Guerra Picón no iniciarán acciones
penales por los hechos allí indicados, situación que por supuesto limita sus
posibilidades de defensa ante las acusaciones que se realizan en su contra:
primero, por el desconocimiento de la identidad de las presuntas víctimas y de los
testigos; y segundo, por cuanto la decisión de las supuestas víctimas señalada en
el artículo, de no acudir a la justicia para que se investiguen los hechos, dificulta que
se pueda llegar a determinar con certeza la existencia de los mismos y la
responsabilidad del accionante.

Por lo anterior solicitó ordenar a las accionadas retirar del portal de Internet
VOLCÁNICAS, así como de sus redes sociales, el artículo publicado el 24 de junio
de 2020 titulado “Ocho denuncias de acoso y abuso sexual en contra de Ciro
Guerra”, y cualquier otra referencia que sobre el mismo hayan realizado en los
términos denunciados, rectificar las declaraciones realizadas en su contra, en las
cuales se le califica como acosador y abusador sexual, abstenerse en adelante, de
realizar cualquier tipo de publicación en la cual se le vincule con hechos delictivos
como el del artículo mencionado.

5. INTERVENCIÓN DE LAS ACCIONADAS

Este despacho vio la necesidad de vincular oficiosamente a esta tutela a los


periódicos El Espectador, El Tiempo, la Revista Semana y la Fiscalía 292 Local.

5.1. JUAN MANUEL DÍAZ PÉREZ, representante legal para efectos judiciales de
CARACOL TELEVISIÓN S.A, en respuesta a la presente acción indicó, con
respecto a los hechos, que el accionante se refiere a que el día 25 de junio de 2020
la señora CATALINA RUIZ-NAVARRO dio una entrevista en BLU Radio, dentro de
la cual respondió preguntas sobre el artículo publicado en la revista digital
“VOLCÁNICAS”. Respecto de esta entrevista, explicó que la señora RUIZ-
NAVARRO fue entrevistada con ocasión de las denuncias publicadas en su portal
web, hechos que fueron de conocimiento e interés público y replicados en diferentes
medios de comunicación.

Refirió que los periodistas de CARACOL contactaron al Manager del actor con el fin
de que pudiera dar sus declaraciones dentro del programa radial; sin embargo, tal
como se menciona dentro de dicha emisión1, el accionante decidió no participar por
recomendación de sus abogados. Pese a esto, al inicio del programa radial y en
aras de garantizar el contraste de la información, la periodista CAMILA ZULUAGA
emitió el audio que el señor Guerra transmitió a través de sus redes sociales, en
donde se refería a la información publicada por las accionadas y daba su versión de
los hechos rechazando de manera categórica las denuncias y acusaciones
realizadas en el portal web.

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Sentencia Tutela
Radicación. 11001310900520186655
Accionado. Catalina Ruiz Navarro y Matilde de los Milagros Londoño
Accionante. Ciro Alfonso Guerra Picón

Dentro del programa radial los periodistas de CARACOL únicamente se limitaron a


preguntar a la periodista RUIZ-NAVARRO sobre las denuncias publicadas, e incluso
en reiteradas ocasiones señalaron que el accionante ha rechazado las acusaciones,
cuestionando el porqué las presuntas víctimas no han acudido a la justicia ordinaria
y señalando a la entrevistada que afirmar que estas conductas efectivamente fueron
realizadas afectaba la presunción de inocencia del accionante, puesto que hasta
ese momento no había ni siquiera una denuncia por los hechos allí publicados.

Afirmó que en el programa emitido el 25 de junio de 2020 en ningún momento se


hicieron afirmaciones en contra del señor Guerra por parte de CARACOL. Se trató
de una entrevista en la cual Catalina Ruiz-Navarro dio sus declaraciones sin que las
mismas fueran tomadas como ciertas o incontrovertibles, puesto que CARACOL, en
ejercicio del derecho a la libertad de información, hizo una serie de preguntas a la
señora Ruiz – Navarro y transmitió las declaraciones del accionado, cumpliendo así
con el contraste de la información.

Agregó que las declaraciones realizadas por la señora Ruiz – Navarro no se


presentan como la verdad absoluta y en todo momento se cumplió con los deberes
de la profesión periodística, al cuestionar e indagar sobre una situación de
conocimiento e interés para el público. En ese sentido, la información emitida
cumplió a cabalidad con los requisitos de veracidad, imparcialidad y diligencia.

Por otra parte, refirió que en ningún momento el accionante remitió una solicitud de
rectificación dirigida a CARACOL, lo cual es un requisito de procedibilidad para
ejercer la acción de tutela contra un medio de comunicación. Así mismo, dentro de
los hechos, las consideraciones y las pretensiones de esta acción de tutela, el
accionante no señaló una vulneración a sus derechos por parte de CARACOL, y tan
es así, que él mismo interpuso la acción de tutela únicamente contra las accionadas
y no contra el medio de comunicación. En ese sentido considera procedente
desvincular a CARACOL, pues no afectó los derechos alegados.

Finalmente manifestó que en el caso de que el juzgado determine que procede la


rectificación por parte de las accionadas, la misma deberá hacerse, como bien lo
solicita el accionante, a través del portal web VOLCÁNICAS y sus redes sociales,
puesto que las declaraciones fueron realizadas directamente por ellas.

5.2. Si bien las accionadas Catalina Ruiz Navarro y Matilde de los Milagros
Londoño, los periódicos El Espectador y El Tiempo, la Revista Semana y la Fiscalía
292 Local., fueron notificadas del inicio de la presente tutela, habiendo transcurrido
el término de (2) dos días otorgado por este despacho para que ejercieran su
derecho de defensa, en el expediente no obra pronunciamiento alguno sobre el
trámite de esta acción

6. CONSIDERACIONES

6.1. De la acción de tutela

En estricto derecho, es un mecanismo concebido para la protección inmediata de


los derechos y libertades constitucionales fundamentales, cuando en el caso
concreto de una persona, por la acción o la omisión de cualquier autoridad pública,

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o de particulares en los casos expresamente señalados por la ley, tales derechos


resulten amenazados o vulnerados sin que exista otro medio de defensa judicial o,
existiendo éste, si la tutela es utilizada como mecanismo transitorio, para evitar un
perjuicio irremediable.

Se convierte entonces en un instrumento jurídico confiado por mandato


constitucional a los jueces de la República para brindar a las personas la posibilidad
de acudir, sin mayores requerimientos de índole formal, a la protección de los
derechos fundamentales que han sido vulnerados o amenazados, con la certeza de
que obtendrán oportuna resolución, consideradas las circunstancias específicas en
que se encuentran y en las que se produjo la amenaza o vulneración.

6.2. La libertad de expresión y de información en el sistema constitucional


colombiano respecto a la protección de la honra y buen nombre. Sentencia
T-110 de 2015 Corte Constitucional

“4.1. Derecho al buen nombre.

El derecho al buen nombre, está previsto en el artículo 15 de la Constitución


y ha sido definido por esta Corporación como la reputación que acerca de
una persona tienen los demás miembros de la sociedad en el medio en el
cual se desenvuelve. En concreto se ha señalado:

“la reputación, o el concepto que de una persona tienen los demás y que se
configura como derecho frente al detrimento que pueda sufrir como producto
de expresiones ofensivas o injuriosas o informaciones falsas o tendenciosas.
Este derecho de la personalidad es uno de los más valiosos elementos del
patrimonio moral y social y un factor intrínseco de la dignidad humana que a
cada persona debe ser reconocida tanto por el Estado, como por la
sociedad.[8] El derecho al buen nombre, como expresión de la reputación o
la fama que tiene una persona, se lesiona por las informaciones falsas o
erróneas que se difundan sin fundamento y que distorsionan el concepto
público que se tiene del individuo.[9]”[10]

Por tanto, se ha establecido que este derecho constitucional es típicamente


proyectivo, por lo que supone la constante valoración a través del tiempo de
la conducta del individuo, a partir de las acciones realizadas en su esfera de
convivencia. El ser humano es social, lo que implica que los demás miembros
del conglomerado juzguen, evalúen y califiquen los comportamientos de las
personas, en consecuencia, el titular de este derecho es de quien depende
proteger su imagen, ya que de acuerdo a su proceder en el medio social o de
su actuar en el mundo de lo público, se desprenderá el concepto que el resto
de los individuos tengan de él. Entonces, el derecho al buen nombre, es una
valoración individual y colectiva que tiene su origen en todos los actos y
hechos que una persona realice, para que, a través de ellos, la comunidad
realice un juicio de valor sobre su comportamiento[11], el que implica además
la “buena imagen” que genera ante la sociedad. En consecuencia, para
alcanzar su protección, es indispensable el mérito, la conducta irreprochable
del individuo o el reconocimiento social hacia el comportamiento del mismo.

Esta Corporación ha señalado que las afectaciones del derecho al buen


nombre se originan en la difusión de afirmaciones, informaciones o
imputaciones falsas o erróneas respecto de las personas, que no tienen
fundamento en su propia conducta pública y que afectan su renombre e
imagen ante la sociedad: “se atenta contra este derecho cuando, sin

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Sentencia Tutela
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Accionante. Ciro Alfonso Guerra Picón

justificación ni causa cierta y real, es decir, sin fundamento, se propagan entre


el público -bien en forma directa y personal, ya a través de los medios de
comunicación de masas- informaciones falsas o erróneas o especies que
distorsionan el concepto público que se tiene del individuo y que, por lo tanto,
tienden a socavar el prestigio y la confianza de los que disfruta en el entorno
social en cuyo medio actúa, o cuando en cualquier forma se manipula la
opinión general para desdibujar su imagen”[12].

4.2. Derecho a la honra.

En cuanto al derecho a la honra, asimilable en gran parte al derecho al buen


nombre, la Corte lo ha definido como la estimación o deferencia con la que,
en razón a su dignidad humana, cada persona debe ser tenida por los demás
miembros de la colectividad que le conocen y le tratan[13]. En ese contexto
la honra es un derecho “que debe ser protegido con el fin de no menoscabar
el valor intrínseco de los individuos frente a la sociedad y frente a sí mismos,
y garantizar la adecuada consideración y valoración de las personas dentro
de la colectividad”. Además, ha señalado que este derecho está íntimamente
relacionado con las actuaciones de cada persona, ya que de ellas depende
la forma como transfiere su imagen y son ellas las que en últimas
fundamentan un criterio objetivo respecto de la honorabilidad del
comportamiento del ciudadano en la sociedad[14].

6.3. Ausencia de configuración de un perjuicio irremediable

La Sala de Revisión, a través de la sentencia T-634 de 2006, conceptualizó de


perjuicio irremediable en los siguientes términos:

“Ahora bien, de acuerdo con la doctrina constitucional pertinente, un perjuicio


irremediable se configura cuando el peligro que se cierne sobre el derecho
fundamental es de tal magnitud que afecta con inminencia y de manera grave
su subsistencia, requiriendo por tanto de medidas impostergables que lo
neutralicen. Sobre las características jurídicas del perjuicio irremediable la
Corte dice en su jurisprudencia lo siguiente:

“En primer lugar, el perjuicio debe ser inminente o próximo a suceder.


Este exige un considerable grado de certeza y suficientes elementos
fácticos que así lo demuestren, tomando en cuenta, además, la causa
del daño. En segundo lugar, el perjuicio ha de ser grave, es decir, que
suponga un detrimento sobre un bien altamente significativo para la
persona (moral o material), pero que sea susceptible de determinación
jurídica. En tercer lugar, deben requerirse medidas urgentes para
superar el daño, entendidas éstas desde una doble perspectiva: como
una respuesta adecuada frente a la inminencia del perjuicio, y como
respuesta que armonice con las particularidades del caso. Por último,
las medidas de protección deben ser impostergables, esto es, que
respondan a criterios de oportunidad y eficiencia a fin de evitar la
consumación de un daño antijurídico irreparable” (sentencia T-1316
de 2001).

Ahora bien, la jurisprudencia constitucional ha previsto que la valoración de


los requisitos del perjuicio irremediable, debe efectuarse teniendo en
consideración las circunstancias que rodean el caso objeto de estudio, en la
medida en que no son exigencias que puedan ser verificadas por el fallador
en abstracto, sino que reclaman un análisis específico del contexto en que se
desarrolla. En este orden de ideas, ha dejado claro que esta acción
constitucional, como mecanismo residual y subsidiario, no puede prosperar si

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no existe una verdadera vulneración de un derecho fundamental y debido a


ello la existencia de un perjuicio irremediable.

Sobre el tema, la Corte ha manifestado:

“De acuerdo con su configuración constitucional, la acción de tutela es un


mecanismo de carácter residual, subsidiario y cautelar, encaminado a la
protección inmediata de los derechos fundamentales de las personas cuando
quiera que los mismos se vean amenazados o conculcados1. De este modo,
la acción de tutela sólo procede ante la inexistencia o la ineficacia de otros
mecanismos judiciales frente a la vulneración de los derechos fundamentales
de las personas”.2

6.4. Caso concreto

El problema jurídico se contrae en este caso a examinar si las periodistas Catalina


Ruiz Navarro y Matilde de los Milagros Londoño vulneraron los derechos a la
honra, al buen nombre y la presunción de inocencia del señor CIRO ALFONSO
GUERRA PICÓN, al publicar el 24 de junio de 2020, en la Revista Virtual
VOLCÁNICAS, el reportaje denominado “OCHO DENUNCIAS DE ACOSO Y
ABUSO SEXUAL CONTRA CIRO GUERRA”.

Revisada la actuación y considerando la documentación aportada por las partes,


cabe aclarar que, de los informes publicados en el presente caso, se puede
establecer que los mismos solo refieren la historia de una serie de mujeres y en
dichos escritos no se visualiza que se esté afirmando una condena o una
culpabilidad en cabeza del señor Ciro Guerra, como él lo manifiesta, pues
simplemente se limitan a comentar la situación ocurrida y a mencionar lo relatado
por las presuntas víctimas.

Aunado a ello, no se encontró prueba alguna de vulneración de los derechos


alegados, pues las accionadas solo comentan una serie de hechos, haciendo uso
de su derecho de expresión, que “se define como la garantía fundamental por virtud
de la cual se permiten divulgar los propios pensamientos, opiniones, ideas,
conceptos y creencias de hechos o situaciones reales o imaginarias, ya sea en actos
sociales, académicos, culturales, o políticos, o en medios masivos de comunicación
social, o en fin, a través de obras artísticas o literarias, sin que ello conlleve a la
vulneración de otros derechos fundamentales”3, al igual como se realizó en
diferentes medios de comunicación, entre ellos el Espectador, Revista Semana, El
Tiempo, Emisora Blu Radio, La Silla Vacía, haciendo uso de su derecho a la
información, con lo cual no se visualiza violación de derecho fundamental alguno.
Al respecto en la sentencia T-263 de 2010, se estableció:

“La libertad de expresión, al igual que las libertades de información y opinión


son piedras angulares de cualquier sociedad democrática. Detrás de ellas se
encuentra el pluralismo, la contingencia del debate y la posibilidad de que las
personas se formen una posición propia frente a su entorno social, artístico,
ambiental, económico, científico y político. Es por esto que cada una de las
mencionadas libertades cuenta con un lugar privilegiado dentro del
ordenamiento jurídico nacional e internacional”.

1
Ver, entre otras, las sentencias T-965 de 2004, T-408 de 2002 T-432 de 2002 y SU-646 de 1999.
2
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia T-067/06. M.P. Rodrigo Escobar Gil.
3
Sentencia T-110 de 2015 Corte Constitucional.

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Sin embargo, a la libertad de expresión le son inherentes determinados límites, pues


no es un derecho absoluto4: Por ejemplo, la información debe ser cierta, clara e
imparcial, y dentro de su ejercicio no se puede abusar de ella afectando los derechos
de los terceros. Para las opiniones se exige que sean diferentes de los hechos,
existiendo la posibilidad de exigir la rectificación cuando se sustenten en supuestos
facticos falsos o equivocados.

Para el caso en concreto, es de resaltar que en este momento se encuentra en


curso el proceso radicado bajo la noticia criminal número 110016000020202051108
que hace referencia al presunto delito de CALUMNIA, ART. 221 C.P, en el que figura
como DENUNCIANTE: RICARDO LAZARO FRANCISCO ZULETA PARDO; como
VÍCTIMA: CIRO ALFONSO GUERRA PICÓN; y como INDICIADAS: CATALINA
RUIZ NAVARRO y MATILDE DE LOS MILAGROS LONDOÑO JARAMILLO, noticia
criminal que se encuentra ACTIVA y en etapa de INDAGACIÓN en la FISCALÍA 292
LOCAL, UNIDAD: CASA DE JUSTICIA – KENNEDY, vía pertinente para hacer valer
sus derechos, presentar pruebas y debatir dicha situación, teniendo en cuenta que
por estas circunstancias se siente calumniado y vulnerado en su buen nombre,
siendo la instancia pertinente para debatir esta clase de conflictos.

La Constitución Política contiene algunas restricciones a la libertad de expresión,


establecidas con la finalidad de mantener la prevalencia del orden interno y del
respeto de los derechos de los demás, en especial los de la honra y el buen
nombre5, pero en este caso no es posible deducir una violación a tales restricciones
con la fuerza suficiente como para justificar una tutela, pues no se vislumbra un
perjuicio irremediable. Igualmente, como ya se dijo, el accionante cuenta con un
medio eficaz para salvaguardar sus derechos presuntamente vulnerados, el cual ya
está en marcha.

Respecto del perjuicio irremediable y de las exigencias argumentativas y


demostrativas del caso, ha sostenido repetidamente la jurisprudencia constitucional:

“(…) Como ha sido reiterado en múltiples ocasiones por esta Corporación, la


acción de tutela es un mecanismo de origen constitucional de carácter
residual y subsidiario, encaminado a la protección inmediata de los
derechos fundamentales de las personas que están siendo amenazados o
conculcados6. Ello en consonancia con el artículo 86 de la Constitución, el
artículo 6º numeral 1, del Decreto 2591 de 1991 que establecen como causal
de improcedencia de la tutela: cuando existan otros recursos o medios de
defensa judiciales, salvo que aquella se utilice como mecanismo transitorio
para evitar un perjuicio irremediable. La existencia de dichos mecanismos
será apreciada en concreto, en cuanto a su eficacia, atendiendo las
circunstancias en que se encuentre el solicitante.” El carácter subsidiario y
residual de la acción de tutela ha servido a la Corte Constitucional para
explicar el ámbito restringido de procedencia de las peticiones elevadas con
fundamento en el artículo 86 de la Carta Política, más aún cuando el sistema
judicial permite a las partes valerse de diversas acciones ordinarias que
pueden ser ejercidas ante las autoridades que integran la organización
jurisdiccional, encaminadas todas a la defensa de sus derechos.

4
El artículo 13.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos prevé la posibilidad de establecer
restricciones a la libertad de expresión.
5
Sobre el particular, muy ilustrativa resulta la sentencia T-110/15 de la Corte Constitucional, que desarrolla
algunos de estos conceptos.
6
Ver, entre otras, las sentencias T-408 de 2002, T-432 de 2002, SU-646 de 1999, T-007 de 1992.

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(…) sólo de manera excepcional esta acción procede transitoriamente


cuando se compruebe la existencia de un perjuicio irremediable. Sentado lo
anterior, corresponde aclarar aquellos eventos que la jurisprudencia
constitucional ha determinado como perjuicio irremediable7. Con relación a
este tema, esta Corporación ha aplicado varios criterios para determinar su
existencia:

“la inminencia, que exige medidas inmediatas, la urgencia que tiene


el sujeto de derecho por salir de ese perjuicio inminente, y la gravedad
de los hechos, que hace evidente la impostergabilidad de la tutela
como mecanismo necesario para la protección inmediata de los
derechos constitucionales fundamentales. La concurrencia de los
elementos mencionados pone de relieve la necesidad de considerar la
situación fáctica que legitima la acción de tutela, como mecanismo
transitorio y como medida precautelativa para garantizar la protección
de los derechos fundamentales que se lesionan o que se encuentran
amenazados.”8

Ahora bien, la jurisprudencia constitucional ha previsto que la valoración de los


requisitos del perjuicio irremediable debe efectuarse teniendo en consideración las
circunstancias que rodean el caso objeto de estudio, en la medida en que no son
exigencias que puedan ser verificadas por el fallador en abstracto, sino que
reclaman un análisis específico dentro del contexto respectivo. Ha dejado claro que
esta acción constitucional, como mecanismo residual y subsidiario, no puede
remplazar las figuras procesales destinadas a obtener la satisfacción de sus
derechos, ni puede subsanar la incuria o negligencia de las partes en hacer uso de
ellas de la manera y dentro de los términos previstos legalmente para ello.

Tal como fue referido por las accionadas, efectivamente el accionante, acudió
anteriormente ante un Juez Constitucional, solicitando el amparo de estos mismos
derechos y por los mismos hechos, para posteriormente retirar la demanda de
tutela. Es decir, porque no era urgente ni inminente la vulneración de sus derechos,
ya que es evidente que no requería de una decisión inmediata y de fondo para sus
pretensiones.

Aunado a lo anterior el actor refiere que su carrera profesional ha venido


presentando una parálisis en razón a que los proyectos a los cuales estaba
vinculado con diferentes productoras internacionales fueron cancelados. Puede
deducirse, empero, que tal parálisis es producto de la pandemia por el COVID 19
que está atravesando la humanidad, pues nótese que el accionante no presentó
ninguna prueba de que tal parálisis fuera debida a las declaraciones dadas por las
periodistas en su sitio web o en las diferentes entrevistas a través de los medios de
comunicación.

7
Ver por ejemplo las sentencias T-743 de 2002, T-596 de 2001, T-215 de 2000. Esto fallos resuelven casos en
los cuales el actor incoaba una acción de tutela en contra de una sanción disciplinaria, por violar, entre otros, su
derecho al debido proceso; en cada uno estos procesos existía la acción de nulidad y restablecimiento del
derecho para la protección del derecho al debido proceso. Por esto, el criterio utilizado por la Corte para decidir
la procedencia de la tutela fue si existía o no un perjuicio irremediable, con el fin de tramitar el expediente de
tutela como un mecanismo transitorio mientras que eran decididos los procesos en la jurisdicción contencioso
administrativa. En el mismo sentido, ver también las sentencias T-131 A de 1996, T-343 de 2001. De otra parte,
la Corte ha establecido que en los casos en los que “existe violación o amenaza de un derecho fundamental por
parte de una autoridad ejecutiva, y no cuenta el afectado con acción ante la jurisdicción contencioso
administrativa, o dentro del trámite de ella no es posible la controversia sobre la violación del derecho
constitucional, la tutela procede como mecanismo definitivo de protección del derecho constitucional
conculcado”, caso que no es aplicable al presente proceso. Sentencia T-142 de 1995.
8
Sentencia T-225 de 1993.

9
Sentencia Tutela
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Accionado. Catalina Ruiz Navarro y Matilde de los Milagros Londoño
Accionante. Ciro Alfonso Guerra Picón

Procedería analizar si la situación fáctica legitima la acción de tutela como


mecanismo transitorio y como medida precautelativa, no definitiva, para garantizar
la protección de los derechos fundamentales afectados o amenazados, si no fuera
porque las mismas razones vistas impiden abordar el estudio acerca de si procede
el otorgamiento del amparo constitucional como mecanismo provisional.

Así las cosas, se puede colegir que en el presente caso no están dadas las
condiciones ni exigencias que ameriten el reconocimiento de la solicitud del
accionante, por cuanto no se observa, como se ha venido repitiendo, la ocurrencia
de un perjuicio irremediable. En definitiva, este juez no encuentra vulneración
alguna de los derechos fundamentales invocados.

En consecuencia, no se accederá a las pretensiones del demandante pues es claro


que cuenta con un mecanismo eficaz, como lo es el de la jurisdicción penal, para
procurar la solución al conflicto planteado y las sanciones respectivas en caso de
demostrarse la materialidad de un delito y la responsabilidad penal de las
denunciadas, con lo cual se evita que por medio de la acción de tutela se
controviertan publicaciones con las que no está de acuerdo, siendo evidente que no
se trata de una amenaza grave e inminente que deba conjurarse a través de este
mecanismo extraordinario.

Este juez constitucional no observa vulneración a derecho fundamental alguno,


como ya se concluyó, y por esto negará la tutela deprecada.

En mérito de lo expuesto, el JUZGADO QUINTO PENAL DEL CIRCUITO CON


FUNCIÓN DE CONOCIMIENTO, administrando justicia en nombre de la República
y por mandato de la Constitución y la Ley,

R E S U E L V E:

PRIMERO. - NEGAR, por improcedente, el amparo solicitado por el apoderado del


señor CIRO ALFONSO GUERRA PICÓN, identificado con cédula de ciudadanía
No. 80.038.731 de Bogotá, por lo expuesto en la parte motiva del presente fallo.

SEGUNDO.- NOTIFICAR esta providencia de acuerdo con lo previsto en el artículo


5º del Decreto 306 de 1992 y si no fuere impugnada, remitirla a la Honorable Corte
Constitucional para su eventual revisión.

TERCERO.- Contra esta sentencia procede la impugnación contemplada en el


artículo 31 del Decreto 2591 de 1991.

NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

RAÚL SANTACRUZ LÓPEZ


Juez
/ccc/

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