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El Sentido de La Vida

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LA VOCACIÓN DEL HOMBRE A LA UNIÓN CON DIOS

Dios, que ha creado al hombre por amor, lo ha llamado también al amor, vocación
fundamental e innata de todo ser humano, porque el hombre fue creado a
semejanza de Dios, que es amor. Desde su nacimiento, cada persona está
destinada a la bienaventuranza eterna, el Cielo. Dios crea a cada uno con un
propósito, una misión. Esa misión es lo que se conoce como vocación.

Todo tenemos vocación pues todos hemos sido creados por Dios con un
propósito y un fin.

Dios ha querido para cada uno un proyecto único e irrepetible, pensado desde
toda la eternidad: nos dice en (Jeremías 1,5) «Antes de formarte en el vientre,
te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré»

Dios invita a cada uno a recorrer la vida junto a Él por un camino concreto. A
algunos llama al sacerdocio ministerial, a otros a la vida religiosa, y a otros, los
laicos, los llama a encontrarle en la vida ordinaria, ya sea viviendo el celibato o la
vocación matrimonial. “Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y
ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada
uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría
tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu
esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo
cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos.
¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a
seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y
renunciando a tus intereses personales”. Hay muchos hombres y mujeres en el
mundo, y ni a uno solo de ellos deja de llamar el Maestro. Les llama a una vida
cristiana, a una vida de santidad, a una vida de elección, a una vida eterna.
EL SENTIDO DE LA EXISTENCIA

El sentido de la vida  constituye una problemática filosófica muy antigua,  que aún
no ha perdido actualidad. Puede decirse que como motivo de reflexión es uno de
los eternos acompañantes del ser humano. Desde el punto de vista teórico la
temática del sentido de la vida constituye una de las categorías pilares de las
ciencias que estudian la conducta, y el tratamiento que se le dé  repercutirá 
profundamente en el tratamiento teórico que se dará  luego a otras categorías.

¿Qué antecedentes históricos encontramos del mismo?

Ya desde la antigüedad existen esbozos de planteamientos sobre esta temática,


en su mayoría desde el punto de vista normativo. En el medioevo tenemos el
concepto  “vocación'' como llamado de Dios al servicio  religioso, el cual es
asumido en el Renacimiento como un llamado interior hacia cualquier actividad. 

Una escuela filosófica que trata el tema del sentido de la vida de manera
específica e intensiva es el existencialismo lo que concibiendo al ser humano al
margen de sus múltiples relaciones sociales.  Marx y Engels no escribieron sobre
el sentido de la vida y dentro de la corriente de pensamiento marxista esa temática
demoró en figurar entre los problemas de investigación. A partir de la segunda
mitad del siglo XX, dentro del marxismo comenzó a dársele la importancia que
realmente tiene y esta escuela aportó su metodología.  Desde las posiciones del
positivismo el sentido de la vida es rechazado como problema de investigación (ii) 
por ser considerado mera especulación teórica sin fundamentación científica. En la
actualidad es abordado por varias disciplinas como la filosofía, pedagogía,
psicología, sociología, psiquiatría, etc; y desde cada una de ellas se aportan
elementos  para una visión integral del mismo. 

Cuando se habla de sentido de la vida es importante definir a que problemática se


hará referencia; Para esto, tomando el término: “sentido” como: “razón de ser u
orientación a una finalidad”,  es importante diferenciar entre: (iii)

a) "¿Qué sentido tiene la vida en su expresión biológica?”. Tomando  al


término “vida” como forma  superior de organización de la  materia  cuyo máximo 
representante es  el sistema  nervioso central.

b) "¿Qué sentido  tiene mi  vida o  la de  otro representante de  nuestra
especie?”. Aquí vida es tomada como el estar-en-el-mundo de un individuo de
nuestra especie.

Se trata de cuestionamientos diferentes que requieren de un nivel de análisis y


respuestas diferentes. 

El sentido de la vida tomando "vida" en su expresión biológica, tiene varias


respuestas en dependencia de si se parte de posiciones teleológicas o no. Para
las posiciones teleológicas la vida obedece a la voluntad de una deidad o
deidades que le trazan un plan, y este es su sentido. Para las posiciones no
teleológicas, la vida existe de por sí, sin obedecer a la voluntad de nadie, y por lo
tanto no puede ser analizada en términos de sentido o falta de sentido.
Algo muy diferente ocurre con la interrogante qué sentido tiene mi vida  o la de
otro representante de nuestra especie, la que desde cualquier posición filosófica,
si  puede ser analizado en términos de sentido o falta de sentido, porque el ser
humano se orienta a finalidades, y en  esta orientación participa dentro de ciertos
límites y condicionamientos su propia voluntad. En el primer cuestionamiento se
tiene en cuenta solamente al aspecto biológico e incluye la vida de cualquier ser
viviente, ya sea  un helecho,  una hormiga, un elefante, etc. En el segundo
cuestionamiento se tiene en cuenta los aspectos bio-psico-sociales en su
interrelación y solo puede ser analizado en tales términos el ser humano. 

¿Qué es el sentido de la vida?

Debido  a  la  complejidad  del  término analizado,  será   definido  de forma


escalonada analizando los elementos de cada escalón. Desde una óptica filosófica
el sentido de la vida está constituido por el sistema de objetivos que justifican a
plenitud la existencia de un individuo, analizada en su totalidad, ante sus propios
ojos. 

Sistema de objetivos: Cuando se habla de sentido de la vida no se hace


referencia a simples deseos de alcanzar alguna meta, sino de objetivos ante los
cuales el individuo tiene  que tener un elevado compromiso afectivo, de lo
contrario estos tendrán un carácter meramente formal. Es importante aclarar que
no se trata de objetivos autoimpuestos sino de un autodescubrimiento “El sentido
debe descubrirse, pero no puede inventarse”.

Existencia de un individuo: El sentido de la vida es netamente individual. Nadie


puede elegirlo por nosotros. (vii) La respuesta de hacia  dónde orientar nuestra
existencia para  que ella tenga justificación y sentido ante nuestros propios ojos es
de  índole personal. Lo que alguien  nos proponga será  efectivo si coincide con
nuestras potencialidades evolutivas dadas nuestras características como  ser
biopsicosocial. En el caso de varias personas que se orienten a los mismos
objetivos, la organización de las estructuras psicológicas que sirven de
fundamento a esas orientaciones será diferente en cada individuo, portador de una
personalidad única e irrepetible. 

Existencia analizada en su totalidad: No se trata de la justificación de actos


aislados como ir a la tienda a comprar el pan para  mañana tener desayuno en la
mesa. No se trata de la respuesta al cuestionamiento de para qué realizo una
determinada actividad, sino de la respuesta al cuestionamiento de para qué estoy
en el mundo.  

Ante los ojos del propio individuo que se autoanaliza: En el sentido de la vida
juega un papel fundamental la psiquis del individuo  que se autovalora. Podemos
ver  personas que tienen todo o mucho más de lo que pensamos bastaría para
sentirnos realizados, y sin embargo se suicidan, debido a que la posición en el 
mundo  de ese individuo, pasado por el prisma de su propia subjetividad, no
justificaba su existencia. La justificaba  ante nuestros ojos, pero no ante los de él. 
Desde el  punto de vista psicológico pudiera  decirse que el sentido de la vida está
formado por los motivos que ocupan las posiciones más elevada en la jerarquía
motivacional o por subsistemas de motivos (viii) que coexisten y que tienen la
suficiente  estabilidad, organización  y potencial  inductor de la actividad como
para expresarse  en actividad interna (psíquica)  y/o externa, en la mayoría  de las
circunstancias.  Por lo que  puede decirse que constituye la estructura psicológica
rectora  en  cuanto a regulación inductora. Toda la psiquis del individuo, tanto en el
plano consciente como en el  subconsciente, trabaja en función de esos
subsistemas de motivos, por lo que involucran al resto de las formaciones
psicológicas de la personalidad. 

Motivos o subsistemas de motivos: Estos subsistemas motivacionales están


formados tanto por motivos que se  encuentran en la cima de la jerarquía
motivacional,  y tienen, un  gran potencial inductor de la actividad, como por otros
que ocupan niveles jerárquicos más  bajos, los cuales no  determinan la actividad,
pero si contribuyen a la  misma; y  en caso  de que  las motivaciones  principales
decaigan, ellos pudieran sostener  la tendencia a  la actividad a la que estén
orientados. 

Por regla general, los motivos que ocupan lugares elevados en la jerarquía
motivacional forman parte de subsistemas motivacionales, formados también por
otros motivos que ocupan niveles jerárquicos inferiores y con  un potencial
inductor de la actividad menor, la movilizan en el mismo sentido que aquellos.
Estos subsistemas de motivos que conforman el sentido de la vida coexisten con
una relativa armonía, por lo que pudiera hablarse de sentidos de la vida en un
mismo individuo.  

Mayores probabilidades de expresarse en la actividad: Cuando hablamos de


mayores probabilidades  de expresarse en  la actividad, no es que vaya a
expresarse siempre conductualmente, sino que tiene las mayores posibilidades
para hacerlo, aunque con suma frecuencia el individuo se ve ante  la necesidad de
elegir contrariamente a su sentido de la vida. Se trata, pues, de una o varias
tendencias orientadoras de la personalidad, con un carácter rector, ya que
supeditan al resto de las tendencias orientadoras con las cuales coexiste. 

Suficiente estabilidad: Como se anunció en la conceptuación una característica


importante que deben cumplir las tendencias orientadoras con carácter rector para
que  puedan ser consideradas "sentido de la vida" es que deben tener la suficiente
estabilidad. En el caso del niño que encuentra muy interesante una determinada
actividad pero cambia de motivación al  poco tiempo, quizás pueda  hablarse de
una forma inmadura de esta formación psicológica,  pero no de sentido de  la
vida. 

Si bien el sentido de la vida no puede explicarse sin apelar a la psiquis de un


individuo concreto, en su  conformación participan también factores biológicos y
sociales, los cuales se deben tener en cuenta en su  interrelación si se quiere
tener un enfoque no reducido de esta categoría. Estos factores biológicos,
psicológicos  y sociales  sólo pueden  separarse mentalmente para una mayor 
comprensión del fenómeno que  venimos analizando, pero en  la  práctica  ellos 
están  indisolublemente  mezclados  y se influyen mutuamente unos a otros. 
 Los factores sociales resultan de capital importancia en la conformación del
sentido de la vida;  ellos pueden  acelerar o retardar el  perfeccionamiento de un
individuo, en  primer lugar al acelerar o retardar el proceso de formación del
sentido de la vida,  y  en   segundo  lugar  acelerando o retardando el proceso de
realización de este.  En condiciones sociales  muy adversas  que imponen a los
individuos un régimen de supervivencia, estos no se proyectan al futuro, sino que 
viven solamente el presente inmediato.  

El sentido de la vida está condicionado socialmente, ya que es en el medio social


donde el hombre va a encontrar los elementos necesarios para satisfacerlo. Es
también muy importante la posición que  ocupe el ser humano en el sistema
social. No tenían las mismas posibilidades de proyección existencial un príncipe
que un mendigo, no son las mismas para  el hijo de un  gran capitalista que  para
el  hijo de un obrero. 

La proyección existencial tiene un carácter histórico. No se concibe la existencia


de sentido de la vida en un individuo, al margen de las relaciones sociales y de la
historia, tanto personal como social. Resulta inconcebible pensar que alguien en el
siglo I de nuestra era fuera a proyectar sus  anhelos y esfuerzos hacia Internet o
que alguien en el siglo XXI (21) vaya a orientarse a la invención de la bombilla
incandescente. 

Para no caer en posiciones sociologistas hay que destacar que encontrarse a uno
mismo no es simplemente tomar conciencia de la propia posición como ser social.
Si esto fuera así, para tener un sentido de la vida, solamente  haría falta
convencernos de la utilidad de nuestros roles y relaciones sociales, y se puede
tener conciencia de la propia posición como ser  social y ser un enajenado con
relación a ella, por considerarla como no acorde a nuestra propia naturaleza
biosicológica. 

Encontrarse a uno mismo no es algo que  nos viene solamente desde afuera  sino
que es una mezcla de condiciones biológicas, psicológicas y sociales. Es tomar
conciencia de la relación existente entre nuestra posición como ser social y
nuestra propia naturaleza biosicológica, de la relación de esa posición y las
exigencias de desarrollo de la  personalidad en un medio social y unas
condiciones históricas determinadas.

Los factores biológicos son las condiciones biológicas elementales e


indispensables  para   la  realización  de  una determinada proyección hacia el
futuro. Existen temperamentos que hacen al individuo más apto para la 
realización de una determinada actividad que los portadores de  otros tipos de
temperamento. Existen deportes que exigen un determinado biotipo que si el
individuo no lo tiene es  poco probable que  llegue a tener altos rendimientos en
esa esfera; por ejemplo el salto alto exige de una elevada estatura y de
extremidades largas, alguien que sea de baja estatura es muy poco probable que
llegue a tener resultados satisfactorios en este deporte. 

¿Cómo explicar los casos en los que el individuo presentaba deficiencias notables
en el desempeño de las actividades relacionadas con lo que ahora es el sentido
de su vida?; ¿No han existido casos de grandes músicos con problemas auditivos,
pintores con problemas visuales, y grandes oradores que fueron tartamudos?   
O hubo un desarrollo, que aunque retardado fue realmente excepcional, o se puso
de manifiesto el llamado mecanismo de compensación, o esas no eran las
características más importantes que requerían esas actividades y  el individuo
desarrolló a plenitud otras más importantes, y si lo fueron, eran  superables por el
propio individuo que tenía las potencialidades de alcanzar un gran desarrollo de
las mismas, debido a recursos compensatorios que se encontraban en cualquiera
de los factores que conforman al sentido de la vida: los biológicos, los psicológicos
y los sociales. 

Aquí también se pone de manifiesto el consumo de las posibilidades en  el


transcurso de la vida. Existen deportes en los cuales, para llegar a ser 
competentes hay que comenzar prácticamente desde niño. También en el plano
intelectual existen proyectos que se han de comenzar cuando aún hay juventud,
ya que el poco  tiempo de vida con el que contamos no permite ver realizados
grandes proyectos que  el individuo comenzó ya muy maduro.  

Esa confluencia de factores biológicos, psicológicos y sociales que contribuyen a


la formación de un sentido de la vida correcto desde el punto de vista ético-moral,
en un individuo interesado en aprovechar esa confluencia constituye un auténtico
"encuentro consigo  mismo", lo cual no es más que el logro por parte del individuo
de una verdadera orientación con relación a él mismo como ser bio-psico-social. 

Este encuentro no significa llegar a tener cualquier sentido de la vida, sino uno que
sea legítimo desde el punto de vista ético-moral, de lo contrario estaremos en
presencia de un falso encuentro con uno mismo, una ilusión de orientación con
respecto a uno mismo como ser bio-psico-social.

AHORA BIEN NOS PREGUNTAREMOS SI…

¿Todas las personas tienen un sentido de la vida?

Interrogante que realmente es polémica ante la cual surgen dos bandos: los que
opinan que todo ser humano con adecuado funcionamiento de sus facultades
mentales tiene un sentido de la vida, y los que opinan que no todos llegan a
tenerlo. 

Se pudiera argumentar a favor del primer bando que cualquier persona puede
tener metas que le den algún tipo de justificación a su existencia, y por lo tanto 
funcionan como asideros existenciales. Pero si esas metas son solo parciales y
con ellas no se puede dar respuesta a la pregunta: “¿ para qué estoy en el
mundo?", aunque constituyan asideros existenciales no llegan a formar sentido de
la vida. 

Se pudiera argumentar también a favor del primer bando que la conciencia implica
orientación del ser consciente hacia algo, lo cual le dará  sentido a su actividad,
por lo que no puede hablarse de conciencia desorientada  de manera absoluta.
Pero si puede hablarse  de desorientación  parcial. La  enajenación del trabajo
como falta de conciencia del fin  último y del resultado final de la propia actividad
laboral da cuenta  de ello. (ix) En tales casos el individuo siente que esta tiene un
sentido, de lo contrario no sabría como hacerla, pero se trata de un sentido parcial
y limitado que no  justifica su estar en el  mundo ante sus propios ojos.
No todo ser humano tiene un sentido de la vida, y ni siquiera todos llegan a tenerlo
en algún momento de su existencia. En la conformación del sentido de la vida
participan tantos factores  esenciales, que  uno solo  que no tenga la calidad
necesaria basta para que la persona se demore en encontrarse a sí misma o
simplemente no se encuentre nunca. 

La existencia de condiciones  biológicas, psicológicas y sociales favorables,  pero


aisladas, no garantizan que el individuo se encuentre a sí mismo. Para que esto
ocurra tiene que haber una confluencia de estos tres factores en un individuo
interesado en aprovechar esta confluencia. El propio individuo  puede no estar
interesado en alcanzar un determinado desarrollo personal para el cual tiene todas
las condiciones biopsicosociales. Por el contrario,  sentirse fuertemente atraído 
hacia una determinada  profesión o actividad social, no siempre coincide con las
potencialidades de desarrollo, ya sean físicas o intelectuales, necesarias para el
nivel de desempeño que exige la sociedad.  

Es importante diferenciar entre la postura filosófica ante la problemática analizada


y la propia orientación o desorientación existencial del filósofo. Aquellos que
asumen que su vida o la de cualquier otro no tienen  ni pueden tener sentido, no
dejan de intentar encontrarle un sentido y justificación a sus actos y a su
existencia en forma general, ya que tal orientación constituye una necesidad
humana: la necesidad de sentido.

¿Es elegible el sentido de la vida?

Antes de intentar dar respuesta a esta interrogante es necesario definir posiciones


sobre las posibilidades de un ser humano para su autodeterminación.

Con relación a esta problemática tenemos como posiciones extremas


contrapuestas al fatalismo en  sus diferentes variantes y al voluntarismo. Dentro
de las posiciones fatalistas  tenemos  las  siguientes concepciones:

1- Fatalismo  idealista: plantea todo lo que ocurre en la vida de un individuo está


determinada por la voluntad de deidad o deidades.  

2- Fatalismo materialista:

a) Por negación  de la existencia de  la casualidad se plantea  que todo lo que


ocurre en la vida de un individuo incluso la historia del surgimiento de sus
inclinaciones y aversiones, iba a ocurrir inexorablemente  como consecuencia del
efecto de las leyes, las  cuales se expresan de una manera necesaria. (fatalismo
necesario)

b) Por absolutización de factores biológicos. (Fatalismo biologicista)

c) Por absolutización del papel de factores sociales  y educativos. (Fatalismo


sociologicista) 
Para estas  posiciones fatalistas la elección  personal no es más que una ilusión. 

Contraponiéndose al  fatalismo en sus diferentes manifestaciones tenemos


al voluntarismo, el cual absolutiza el papel de la voluntad de los individuos en  la
construcción de sus vida. Para esta posición el sentido de la vida es
completamente elegible, y todo lo que se es y se hace depende completamente de
la propia voluntad. 

Si de manera  absoluta  no  podemos influir sobre nuestras inclinaciones y


aversiones, así como sobre nuestra orientación existencial, sería imposible el
tratamiento de muchas enfermedades mentales, sobre todo de las fobias y las
adicciones. El trabajo del psicólogo y el psiquiatra se vería reducido a terapias con
un carácter netamente biológico, o sociológico, en las que la personalidad del
individuo con su voluntad y su capacidad para tomar  decisiones libres, no
tendrían ningún peso. Y siendo así  no  tendría  justificación la existencia de tan
nobles profesiones. 

Conclusiones

 Desde una óptica filosófica el sentido de la vida está constituido por el


sistema de objetivos que justifican a plenitud la existencia de un individuo,
analizada en su totalidad, ante sus propios ojos. Desde el punto de vista
psicológico pudiera decirse que el sentido de la vida está formado por los
motivos que ocupan las posiciones más elevada en la jerarquía
motivacional o por subsistemas de motivos que coexisten y que tienen la
suficiente  estabilidad, organización  y potencial  inductor de la actividad
como para expresarse  en actividad interna (psíquica)  y/o externa, en la
mayoría  de las circunstancias. 
 En la conformación del sentido de la vida de un individuo participan factores
tanto psicológicos como biológicos y sociales. Estos factores pueden
acelerar o retardar el proceso de formación de sentido de la vida, así como
el proceso de realización de este en un individuo que ya lo tiene. Si el
individuo no tiene las condiciones biológicas psicológicas y sociales
indispensables para el logro de una determinada proyección hacia el futuro
no podrá realizarse en ella. 
 No todas las personas con un adecuado funcionamiento de sus facultades
mentales tienen un sentido de la vida, ni todos llegan a tenerlo en algún
momento de su existencia. 
 La voluntad de un individuo juega un importante papel en la conformación
de su sentido de la vida pero condicionada y limitado por otros factores. 

 Para que la vida de un individuo tenga un sentido verdaderamente pleno
este debe tributar con su actividad al crecimiento, desarrollo y
mantenimiento de la integridad de los sistemas dentro de los cuales busca
su realización a través de una determinada  función. 
 La esencia de la felicidad está en la percepción de que está satisfecho o en
vías de realización del sentido de la vida, y no todos los individuos tienen un
sentido de la vida, y otros tienen un sentido de la vida incorrecto desde el
punto de vista ético moral que no conduce a la felicidad. 
 La autonomía permite en mayor o menor medida que el individuo desarrolle
su personalidad hasta el punto de tener un sentido de la vida, y ofrece en
mayor o menor medida posibilidades para su realización. 
 El sentido de la vida resulta imprescindible para la salud mental, y su
ausencia tiene nombre propio: desorientación existencial. 
 Las  alteraciones del  sentido de  la vida  por una  incorrecta jerarquización
de los motivos aparecen cuando estos no tienen el potencial  inductor de la
actividad que  debieran  tener, ya sea porque tienen un potencial inductor
demasiado alto, demasiado bajo o no existen en cualquiera de los casos el
individuo se desadapta socialmente y por consiguiente en niveles inferiores
de adaptación.  
 Para que el sentido de la vida sea correcto desde el punto de vista ético
moral debe tributar tanto a la realización del propio individuo que lo porta
como de otros. 
 Si el profesional de la salud carece de sentido de la vida o si lo tiene pero
los  motivos que lo forman no están relacionados con su profesión, su
productividad será mucho menor y con menos calidad. Si el sentido de la
vida del profesional de la salud está relacionado con su profesión, pero el
sistema de motivos que lo integra está incorrectamente jerarquizado,
aparecerán prácticas médicas inadecuadas.

EL HOMBRE ES UN SER RELIGIOSO

Muchas personas me han expresado sus sentimientos con respecto a la felicidad,


sueñan con obtenerla, se sienten incompletas, en ocasiones les invade la tristeza,
buscan en tener muchas cosas, se convierten en compradores compulsivos, se
liberan de los “tabúes”, justificando su libertinaje, a todas estas manifestaciones
las llamo: “falsos dioses”.
La razón del por qué la gente se siente vacía, se debe a que buscan su felicidad
en estos “falsos dioses”, por ello cuando obtienen lo que desean viene
inmediatamente una frustración.
Existe en cada hombre un deseo de Dios, inscrito en el corazón, la razón de esto
se debe a que el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y a su vez Dios no
cesa de atraer al hambre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y
la dicha que no cesa de buscar.
El hombre es un ser religioso, en su historia y hasta el día de hoy, los hombres
han expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y sus
comportamientos religiosos (oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, etc.).
El libros de los Hechos de los apóstoles nos ilustra esta afirmación: “el creó, de un
solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la
tierra y determinó con exactitud el tiempo y los límites del lugar donde habían de
habitar, con el fin de que buscasen a Dios, para ver si a tientas lo hallaban; por
más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros, pues en él vivimos, nos
movemos y existimos.” (Hch 17, 26-28).
Entonces si Dios nos creó para encontrar la felicidad en El, me pregunto por qué el
hombre fracasa en esta búsqueda, acaso Dios se divierte o se goza ante nuestro
fracaso por encontrar la felicidad y el sentido de nuestra existencia.
La unión vital con Dios puede ser olvidada, desconocida e incluso rechazada
explícitamente por el hombre.
Tales actitudes puede ser motivada por diferentes causas: la rebelión contra el mal
en el mundo, la ignorancia o la indiferencia religiosa, los afanes del mundo y de las
riquezas, el mal ejemplo de los creyentes, las corrientes de pensamiento hostiles a
la religión, y finalmente esa actitud del hombre pecador, que por miedo, se oculta
de Dios y huye ante su llamada.
El religioso que forma parte de nuestro ser requiere tres cualidades para encontrar
el camino correcto hacia su Creador, Dios no cesa de llamar a todo hombre a
buscarle para que viva y encuentre la dicha. Pero esta búsqueda exige del hombre
todo el esfuerzo de su inteligencia, la rectitud de voluntad. “un corazón puro”, y
también el testimonio de otros que le enseñen a buscar a Dios.

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