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Recorrido Historico Psicologia Juridica.

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En América Latina, la definición de la Psicología Jurídica ha ido en la misma línea.

Por ejemplo,
en Colombia, Beltrán y Vargas (1993) la entienden como la encargada de los problemas
relacionados con el comportamiento humano y que surgen en el sistema jurídico legal (policía,
juzgados, tribunales, correccionales para infractores e instituciones carcelarias y penitenciarias,
etc.). Hoyos (1999) la ha definido como la Psicología aplicada en el campo del Derecho, que le
ofrece al psicólogo un campo de acción interdisciplinario y que le permite asumir su ejercicio,
utilizando los instrumentos que le son propios en armonía con elementos ofrecidos por el campo
jurídico, como son las actuaciones judiciales y extrajudiciales, el medio carcelario y el conjunto
de individuos sujetos de obligación o derecho que los hacen valer.

Realizar perfiles. Se realiza la descripción y la predicción del comportamiento de poblaciones


forenses (delincuentes, víctimas, operadores de justicia, etc.).

1800 a 1900: El origen de la Psicología Jurídica no es independiente de la historia de la


Psicología en general.

Algunos autores sostienen que los primeros intentos de aplicación de la Psicología al campo del
Derecho datan de estas fechas. En Alemania, donde se propuso aplicar el conocimiento de la
Psicología experimental al ámbito legal. En estos años se destacaron los trabajos pioneros de
Stern, Bidet y Müstemberg sobre los procesos psicológicos del testimonio (Garrido, 1994). Sin
embargo, autores como Codón y Esbec (1994) señalan, refiriendo a Bonnet (1983), que existen
antecedentes de esa vinculación entre ley y comportamiento humano desde mucho antes

Siglo XIII a.C: Tratado pericial chino que trataba sobre la veracidad del testimonio en casos de
homicidio, o bien el Código de Hammurabi.

1532: Igualmente señalan la Constitutio Criminalis Carolina, como el punto de partida de la


psicopatología forense, “como disciplina al servicio del Derecho”.

1442: Los trabajos de psicopatología realizados para el Tribunal de la Rota desde esta fecha.

Segunda Guerra Mundial-1939 y 1945: Aunque a finales del siglo XIX los psicólogos prestaban
servicios clínicos en escenarios correccionales y de atención a delincuentes, éste no fue
significativo hasta esta fecha cuando la Psicología Clínica se posicionó tanto como práctica,
como profesión (Otto & Heilbrun, 2002).

1940 y 1950: Se reconoció la Psicología como una ciencia importante en el campo jurídico
probatorio (en las áreas penal y civil) y los psicólogos empezaron a testificar regularmente en el
sistema de justicia (Soria, 1998).

1962: En Estados Unidos el área de la Psicología Forense tuvo un antecedente muy importante
con el caso de “Jenkins contra Estados Unidos”. En este caso el testimonio sobre la enfermedad
mental esquizofrénica de una persona inculpada, elaborado por tres psicólogos peritos, fue
rechazado en primera instancia por los Tribunales. Junto a ello la Asociación Psiquiátrica
Americana protestó y presentó su oposición a la admisión del psicólogo como perito. En el
recurso de casación se admitió la pericia psicológica de la información presentada por los tres
psicólogos, que se comprobó acertada. Desde ese momento el rechazo del psicólogo como
experto en su campo de especialización se consideró un error.

Los años setenta: Se caracterizaron como la edad de oro de la Psicología Jurídica, hubo mayor
cantidad de publicaciones, conferencias y congresos internacionales en este campo,
especialmente en temas que tenían que ver con la selección y procesos de decisión de jueces y
jurados, el comportamiento policial, etc. Esto es consistente con el auge de la Psicología
Experimental en general.

2001: En el contexto internacional, aunque la APA mucho antes de los años noventa había
reconocido áreas de práctica especializadas en la Psicología como la clínica, la educativa y la
organizacional, no fue hasta esta fecha que la Psicología Forense se incluyó en la misma
categoría.

2000: A partir de la práctica profesional de un grupo de psicólogos que trabajaban en el ámbito


forense, y de sus esfuerzos por conceptualizar esta área como independiente de las ya
reconocidas, se solicitó a la APA que se diera el carácter de especialidad a la Psicología Forense.
Esta petición fue hecha por dos organizaciones: la división de ley y Psicología de la APA (the
Amercian Psychology –Law Society, Division 41) y la American Board of Professional
Psychology, a través de la junta directiva de la especialidad en el área de Psicología Forense. Al
final, se decidió que la petición para la especialización debía definir la Psicología Forense de
manera restringida o delimitando campos específicos de acción que incluyeran la evaluación, el
tratamiento y la asesoría en el contexto forense.

Agosto del 2001: Después de la evaluación de la petición, el Council of Representatives de la


APA votó para reconocer a la Psicología Forense como una especialidad (ver The Minutes of the
Council for Representatives meeting, SectionIX, Subsection B). Este reconocimiento ha tenido
varias implicaciones.

1991: La guía de especialidad para los psicólogos forenses fue publicada en esta fecha por el
Comité sobre guías éticas para psicólogos forenses de la American Academy of Forensic
Psychology y la American Psychology-Law Society. El propósito de ésta es mejorar la calidad de
los servicios psicológicos forenses a partir de una guía de cómo prestar estos servicios a las
cortes, los miembros de la administración de justicia, litigantes y personas relacionadas con
instituciones forenses o correccionales.

1998: El “Council of Representative” de la APA adoptó las “Guidelines for Psychological


Evaluations in Child Protection Maters” −Directrices para evaluaciones psicológicas en materia
de protección infantil− (APA Committee on Professional Practice and Standards, APACOP). Las
guías están primordialmente interesadas en la forma y la estructura de la evaluación, y no en la
evaluación en sí misma. Básicamente se describen de manera detallada: (a) el propósito de la
evaluación; (b) la definición del papel profesional; (c) la competencia del evaluador; (d) el
consentimiento informado; (e) la confidencialidad; y (f) los registros, acuerdos financieros y la
estructura de la evaluación.

1932: En Hispanoamérica los orígenes de la Psicología Jurídica se localizan en España,


documentados en obras como el Manual de Psicología Jurídica de Emilio Mira & López
(Romero, 1990).

1976: Año en que se realizaron las Jornadas de Psicología Jurídica en el Ilustre Colegio
Abogados de Barcelona, y en especial desde fines de los ochenta, España se ha caracterizado por
un desarrollo importante y cada vez mayor de la Psicología Jurídica. Por ejemplo, se cuenta con
una creciente oferta de posgrados en Psicología Jurídica y Forense.
1996 al 1999: Surgieron revistas especializadas en castellano. Por ejemplo, en estos años se
publicó la Revista Española de Psiquiatría Forense: Psicología Forense y Criminología. Ésta
constituyó una publicación multidisciplinar sobre ciencias antropológicas asesoras del derecho,
especialmente la psiquiatría, la psicología y la criminología.

1991: Desde este año y hasta la fecha se publica la revista Anuario de Psicología Jurídica, editada
por el COP.

2000: Desde este año la Universidad Complutense de Madrid y la Sociedad Española de


Psicopatología Clínica, Legal y Forense editan anualmente la Revista de Psicopatología Clínica y
Forense. Muchos de sus contenidos corresponden a la producción científica del máster y del
doctorado en Psicología Clínica, Legal y Forense de esta misma universidad.

En Latinoamérica, los inicios de la Psicología Jurídica son más recientes, aunque es de destacar
que desde hace un par de décadas, y en especial en los últimos diez años, se ha observado una
creciente participación de los psicólogos en el ámbito de la justicia en estas latitudes.

1992: En el Primer Congreso Iberoamericano de Psicología celebrado en Madrid fue evidente la


proliferación de trabajos en áreas relacionadas con el ámbito jurídico y forense de la psicología.

1993: Un año después, en el Congreso Interamericano de Psicología realizado en Santiago de


Chile, nuevamente fue evidente la participación de psicólogos que trabajaban en estas áreas. Una
semana después del encuentro chileno, varios de los asistentes al Congreso fueron a Buenos Aries
(Argentina) a participar en un Curso Internacional de Psicología Forense. Al término del curso se
fundó la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica (A.I.P.J) y se acordó la realización de
congresos bianuales.

1995: Se acordó la realización de congresos bianuales, efectuándose el primero en Santiago de


Chile.

1997: El segundo en la Habana (Cuba).

1999: Dos años más tarde en Sao Paulo.

2001: Posteriormente en Madrid.


2003: Santiago de Chile.

2006: Bogotá, Colombia.

2008: Tenerife.

2010: Guadalajara, México.

2000: La historia de la Psicología Jurídica en Latinoamérica ha estado directamente relacionada


con la oferta de seminarios o asignaturas específicas dentro de programas de pregrado de
Psicología, que aunque en principio no fueron formales, se ofrecían como optativas. Esta
situación ha tenido una importante evolución. Hoy, en países como Colombia, la Psicología
Jurídica se ha reconocido oficialmente como un área aplicada independiente. En este país, hasta
esta fecha sólo el 2% de los programas de Psicología incluía la Psicología Jurídica como un área
de práctica profesional (Puche y Castillo, 2001) y en la actualidad es obligatoria en todas las
Facultades de Psicología.

Después del año 2000: El área de la Psicología Jurídica se ha abordado desde posgrados, a través
de diplomados y especialidades. En años más recientes se han empezado a ofrecer programas de
maestría, por ejemplo en Colombia, México y Chile.

2004: En el caso de Colombia, la Ley 906 (2004) explicita los criterios básicos para
desempeñarse como perito o testigo experto. El énfasis de estos criterios está en la necesidad de
una formación técnico-científica que acredite su idoneidad durante el proceso en el que participa
(Artículos: 278, 406, 408, 410, 413, 417, 420, 422). Además, esta Ley describe algunos
conceptos, situaciones y procedimientos que competen al saber de la Psicología (Art. 252, 253,
267, 271,304, 306, 308, 311).

Otro fundamento legal para la existencia de psicólogos formados tanto en el nivel profesional
como investigativo, es el marco de las leyes penitenciarias y carcelarias que incluyen
formalmente la necesidad de profesionales del comportamiento en estos establecimientos y que
propone variables y acciones específicas y propias del quehacer de la Psicología Jurídica, por
ejemplo, el estudio científico de la personalidad de los internos, los factores a tener en cuenta
para valoraciones previas a otorgar permisos de salida o libertad condicional, etc. Un ejemplo de
ello es la Ley 65 de 1993 de Colombia.
Si bien se ha avanzado en el desarrollo de códigos y guías deontológicas (vgr. El Código Ético
del Psicólogo, elaborado por la Sociedad Mexicana de Psicología (SMP); la Comisión Nacional
de Ética en Psicología, CONAEP, de la misma SMP; el Código de ética profesional del
psicólogo, de la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay; el Código de ética del psicólogo en
Colombia, Ley 1090 de 2006; el Código de ética de la Asociación de Psicólogos de Buenos
Aires; el Código deontológico del psicólogo de España, entre otros), aún desconocemos
situaciones y soluciones apropiadas específicas del ramo que nos ocupa.

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