14 Santiagoarranz
14 Santiagoarranz
14 Santiagoarranz
El caso
de la ría de Bilbao”, Itsas Memoria. Revista de Estudios
Marítimos del País Vasco, 7, Untzi Museoa-Museo Naval,
Donostia-San Sebastián, 2012, pp. 265-282.
Contaminación por metales pesados.
El caso de la ría de Bilbao
Santiago Arranz
Recep.: 25.01.12
BIBLID [1136-4963 (2012), 7; 265-282] Acep.: 08.05.12
Resumen
En este artículo se hace un recorrido histórico por el proceso de modificación antrópica de la Ría de Bilbao, el
cual la convirtió paradójicamente en fuente de riqueza y en medio natural carente de vida. Utilizando docu-
mentación de las propias fuentes que han intervenido en el proceso de recuperación del estuario, se realiza un
análisis de las medidas acometidas y de los resultados obtenidos. Este estudio presenta el agradecimiento por lo
conseguido y a la vez la reclamación de lo pendiente.
Palabras clave: Metales pesados, Ría de Bilbao, bioacumulación, modificaciones antrópicas, sedimentos, ben-
tos.
Laburpena
Artikulu honetan Bilboko itsasadarraren aldaketa antropikoa azaltzen da, hain zuzen ere, prozesu horren gara-
pen historikoa. Izan ere, aldaketa horrek aberastasuna ekarri zuen, baina baita ingurumena pobretzea ere.
Estuarioan bizitza berreskuratzeko ahaleginak egin dituzten organismoen dokumentazioa erabilita, hartutako
neurriak eta lortutako emaitzak aztertzen dira artikuluan. Azterketa honek helburu bikoitza du: egindako lana-
gatik eskerrak ematea eta oraindik egiteko dagoena agerian jartzea.
Gako-hitzak: Metal astun, Bilboko itsasadar, biometatze, aldaketa antropiko, sedimentu, bentos.
Abstract
This article examines the history of the anthropic modification of the estuary of Bilbao, which turned it parado-
xically into a source of wealth and an inert natural environment. Based on documents taken from sources that
have worked on recovering the estuary, it analyses the work that was carried out and the results that were
obtained. The study acknowledges what has been achieved and calls for what has yet to be done.
Key words: Heavy metals, estuary of Bilbao, bioaccumulation, anthropic modifications, sediment, benthos.
265
Santiago Arranz
Nací tierra adentro, en la llanada alavesa, aunque siempre he estado enamorado del mar. Desde que
tenía 4 años, cuando venía a Santurtzi a visitar a mis tíos, la Ría, el gasolino, el Puente Colgante, las
playas, los barcos, son parte de mi vida.
He conocido la Ría en sus peores momentos, en aquellos momentos en los que su hedor resulta-
ba insoportable. Poco a poco esta situación ha ido cambiando. Tan poco a poco que apenas nos
hemos dado cuenta, como cuando un niño crece a nuestro lado y no lo notamos hasta que un día,
de repente, la realidad nos golpea con su evidencia.
Aunque se ha conseguido bastante, queda mucho por hacer. Este “mucho por hacer” es lo que
me ha impulsado a escribir este artículo, un poco por amor, un poco por rabia. Uno de los problemas
persistentes en el Estuario de la Ría de Bilbao es la contaminación de los sedimentos por metales
pesados. El cauce se va recuperando, perdiendo poco a poco su carácter anóxico, sin embargo, la
cantidad de metales acumulados en los sedimentos representan un peligro potencial cuya solución
tiene un largo camino por delante.
Este estudio recoge la documentación histórica y científica de algunos de aquellos que han parti-
cipado en este proceso de recuperación y manifiesta así mi humilde reconocimiento a su esfuerzo. En
definitva, es un alegato de agradecimiento por lo conseguido y a la vez la protesta por lo pendiente.
1. LA ALEGORÍA
Cuando todavía era un niño, mi tío, refiriéndose al monumento a D. Evaristo Churruca me dijo una
vez:
“¿Ves?, ese que está en el suelo es capaz de sostener la piedra, a pesar de que el que está arriba empu-
ja con todas sus fuerzas. El mar es tan fuerte que vence a la tierra por mucho que ésta se esfuerce”.
No sé si mi tío no comprendía el significado de este monumento o quizás lo comprendía dema-
siado bien. El monumento a D. Evaristo Churruca, en realidad, representa justamente lo contrario, la
victoria de la tierra sobre el poder del mar gracias al buen hacer de D. Evaristo, la victoria de Bilbao
266
sobre el mar, como dicen otros (Saiz, José I. Bioindicadores de recuperación en la Ría de Bilbao.
http://www.euskonews.com/0017zbk/gaia1701es.html). La victoria de la tierra sobre el mar que le
dio a un pueblo marinero la posibilidad de explotar sus recursos naturales y le otorgó un papel pre-
ponderante en la industria siderúrgica a nivel nacional e internacional. Reflejo de este poder aparece
en el monumento la alegoría de la siderurgia con forma de mujer.
Pero las consecuencias del crecimiento económico que la siderurgia y la minería trajeron a Bilbao
fueron nefastas para el Estuario. Si ya desde el siglo XIV el hombre había ido modificando su curso, a
partir de finales del XIX, el cambio de aspecto será irremediable. Aunque lo peor estaba por llegar.
Los vertidos incontrolados de todo tipo de residuos, orgánicos e inorgánicos, urbanos e industriales,
directos y a través de sus afluentes, convirtieron la Ría en una cloaca maloliente y sin el menor atisbo
de vida.
¿Entonces, de qué estamos tan orgullosos? ¿Este monumento es un festejo a la victoria o es la
representación del dolor de la pérdida?
Quiero pensar que mi tío tenía razón y que el mar no será vencido. Quiero pensar que en su enor-
midad, poco a poco, con el paso de los lustros, esa contaminación que todavía subyace en el lecho
de la Ría podrá ser reciclada y el Estuario recobre la vida que un día el mar le dio.
2. HISTORIA DE UN ESTUARIO
Un estuario es una masa de agua litoral semi-confinada que presenta una conexión directa con el
mar abierto y en cuyo interior el agua marina es diluida con agua dulce proveniente del drenaje con-
tinental (Pritchard, 1967). Esta configuración es típica de la costa norte de la Península, en la que
barras arenosas o depósitos de playa separan los estuarios del mar abierto. Son las peculiaridades de
esta zona de transición entre mar y tierra, en especial los procesos erosivos, la sedimentación y las
mareas, las que determinan tanto su morfología como su extensión. En la costa de Bizkaia, además
de la Ría de Bilbao contamos con los arenales de Muskiz y el estuario de Mundaka.
La Ría de Bilbao se sitúa en la Cuenca Vasco-Cantábrica, entre las coordenadas 43º23’N a
43º14’N y 03º07’W a 02º55’W, con una orientación NW-SE. Se originó probablemente como conse-
cuencia de la Falla de Otxandiano, origen, a su vez, de la diferencia entre los materiales jóvenes que
conforman la margen derecha y los más antiguos de la izquierda. Lo que se entiende como Ría de Bil-
bao es un sistema formado por el curso bajo del rio Nervión y la zona del Abra. Abarca más de 20 km
desde la antigua isla de San Cristóbal en La Peña hasta Punta Lucero en Zierbena.
2.1. Recorrido
En La Peña, el río transcurre entre agrestes riberas calizas formadas hace más de 100 millones de
años (Urgoniano), hasta llegar a Atxuri, donde forma una cubeta cuasi-circular de un diámetro apro-
ximado de 2 km hasta Olabeaga. Esta cubeta se abre en el Pleistoceno (periodo que abarca desde
Cortesía de CEARRETA, A. (1992): Cambios medioambientales en la Ría de Bilbao durante el Holoceno. Publicado en Cuadernos de Geografía
e Historia, 20, Eusko Ikaskuntza, pp. 435-454.
267
Santiago Arranz
hace aproximadamente 1,8 millones de años hasta principios del Holoceno hace aproximadamente
11.500 años) y tiene un recorrido tan amplio debido a un sustrato margoso, proporcionando el lugar
donde se asienta hoy la Villa de Bilbao. Aguas abajo, de Erandio a San Inazio, la Ría sigue un trazado
rectilíneo debido a un acortamiento del curso originario. De hecho, entre Elorrieta y Erandio existía
un enorme meandro que rodeaba lo que hoy es Barakaldo. Aparentemente, el estrangulamiento de
este meandro se debe a la erosión producida por los ríos Asua y Kadagua y tuvo lugar antes del Holo-
ceno.
Hoy en día, la Ría corre hacia el mar confinada entre diques que han modificado su trazado natural
para adaptarlo a las exigencias industriales y de la navegación. Sin embargo, esta configuración dis-
ta mucho de asemejarse a la que tuvo en el pasado. Cuando en el año 1300 se funda la Villa de Bil-
bao, la Ría presentaba una imagen bien distinta. Debido a las mareas, se extendía por ambas riberas,
depositando grava y arena y variando frecuentemente su cauce.
La barra de Portugalete y los bancos de la parte baja de la Ría representaban una dificultad impor-
tante para la navegación. Creyendo que su origen estaba en la alteración frecuente del variable cur-
so del río Gobelas, que en su desembocadura circulaba por dunas móviles, en 1502 se propuso su
desviación, haciendo que desembocase directamente en el mar, en la playa de las Arenas. Sin embar-
go, la propia arena arrastrada por el mar cerró esta desembocadura en 1772.
La observación de la tendencia natural de la Ría a desembocar por la más agreste margen izquier-
da, a saber, el canal denominado “La Traviesa”, hace que a finales del siglo XV y comienzos del siglo
XVI se plantee la idea de ayudar al cauce mediante la construcción de un muelle en dicha margen.
Este muelle se construye en el segundo tercio del siglo XVI, aunque la efectividad de la medida se ve
reducida debido a las constantes reparaciones a las que se ve sometido.
Mientras tanto, el recién fundado Consulado de Bilbao (año 1511) acomete un proyecto para evi-
tar que los arenales móviles de Getxo, que llegaban hasta las colinas de Ondiz, entorpeciesen el cur-
so del cauce de la Ría. Se trataba de la construcción de un muelle en la margen derecha que fijase la
arena en la playa aneja. Como más adelante entendería D. Evaristo Churruca, el efecto se veía mino-
rado tanto por el crecimiento de dicha playa como por la escasa longitud del muelle de la margen
izquierda.
Más adelante, en 1654, para evitar los desastres que provocaban las inundaciones en la capital,
se modifica el cauce de la Ría a la altura del Campo Volantín, abriendo una bifurcación del mismo y
dejando en medio una isleta, la isleta de Uribitarte. Este doble cauce existió hasta que en 1870 se
cubre el cauce antiguo.
Una nueva e importante decisión se toma en 1753, esta vez para el encauzamiento de la Ría des-
de Desierto hasta Portugalete. En esta área, el estuario se extendía desde las colinas de Ondiz y Leioa
hasta las de Sestao. Esta gran extensión hacía que en las bajamares solo quedaran dos canales de
escasa profundidad y trazado sinuoso, dificultando el acceso navegable a Bilbao. La construcción de
los muelles de la Benedicta en la margen izquierda y Lamiako en la derecha y el dragado del área,
junto con la profundización posterior del fondeadero de la Benedicta eliminó el doble cauce y pro-
porcionó mayor seguridad en la navegación por la zona.
De este modo, a la disolución del Consulado de Bilbao en 1844, la Ría se encuentra prácticamen-
te canalizada. Una obra de más de 300 años pero que no solucionó definitivamente el problema, un
problema cuya solución sería perentoria con el auge de la industria siderúrgica. Desde 1875, la inver-
sión privada procedente de las propias compañías mineras se encargará de encauzar la margen
izquierda en el tramo comprendido entre los ríos Kadagua y Galindo como obra complementaria a la
instalación de terminales de ferrocarril para el transporte del mineral de hierro.
Un nuevo organismo constituido en 1877 marcará el desarrollo posterior de la modificación
antrópica de la Ría hasta la configuración que hoy conocemos. Se trata de la Junta de Obras del
Puerto de Bilbao, cuya cabeza visible será D. Evaristo Churruca. Ya hemos dicho que la construcción
de los muelles de La Benedicta y Lamiako permitió una navegación y un fondeadero seguros en
dichas zonas. Sin embargo, el acceso a la misma se dificultaba por la barra de Portugalete, problema
no resuelto definitivamente por los muelles de Portugalete y Getxo construidos en el siglo XVI. Era
ésta una zona de tráfico marítimo intenso debido a la actividad siderúrgica y la solución definitiva del
problema fue considerada prioritaria.
268
El problema de la barra de Portugalete consistía, dicho en pocas palabras, en el movimiento de
arenas en un círculo cerrado alrededor de la desembocadura de la Ría. Las arenas acumuladas ini-
cialmente en la playa de Las Arenas, arrastradas por la corriente entrante, se depositaban en bancos
que podían remontar el cauce más de 3 km Ría arriba. La corriente vaciante las devolvía a la desem-
bocadura, donde el oleaje las transportaba de nuevo a la playa, cerrando el círculo. La solución apor-
tada por D. Evaristo Churruca se demostró tan innovadora como efectiva. La idea era permitir el
transporte natural de los bancos de arena por la corriente vaciante hacia mar abierto, evitando que
el oleaje los devolviese a la playa. Esto se conseguiría mediante la prolongación del muelle de la mar-
gen izquierda más allá de los bancos arenosos. La curvatura dada al muelle orientaría la corriente en
dirección norte, evitando las marejadas del noroeste que sistemáticamente devolvían la arena al
Abra.
El segundo problema que afrontó la Junta fue el acceso a la Villa, muy dificultado por la escasa
profundidad que las bajamares provocaban en el tramo entre Bilbao y Elorrieta. Un dragado general,
el abandono del antiguo encauzamiento de la margen derecha para evitar la obstrucción de grava
cantos, los llamados “churros” y el ensanche de la Ría en la cerrada curva de La Salve hicieron la
navegación más cómoda y segura.
La siguiente obra fue la construcción en el Abra de un antepuerto. Esta obra gigantesca requería
un rompeolas principal de 1450 m construido desde la costa occidental del Abra a 1600 m del extre-
mo del extendido muelle de Portugalete y de un contramuelle de 1072 m desde punta de La Bego-
ña en la costa oriental. Las obras comenzaron con el rompeolas en 1891 y el proyecto se finalizó en
1905. Con esta obra se evitó definitivamente el flujo de arena desde mar abierto hasta la desembo-
cadura de la Ría, permitiendo naturalmente su depósito en la playa de Ereaga.
Los últimos dos grandes proyectos reseñables son la construcción del canal de Deusto y la cons-
trucción del Espigón de Punta Lucero. El primero de ellos es un proyecto de los años 30, detenido
durante la guerra, de desviación de la Ría por la vega de Deusto para permitir a los grandes buques
de la época atracar en los muelles urbanos. Este proyecto contemplaba la construcción de una dár-
sena y el cierre del cauce original abriendo uno nuevo en San Ignacio. El proyecto entró en servicio
en 1968, pero únicamente como dársena abierta.
La construcción del Espigón de Punta Lucero fue impulsada por la instalación en San Julián de
Muzkiz de la Refinería de Petróleo. Finalizado en 1977, el elevado coste económico obligó a pospo-
ner la construcción completa del contradique de Punta Galea.
269
Santiago Arranz
3. INDUSTRIALIZACIÓN
El proceso de la industrialización, sin duda alguna, marca las pautas de la modificación antrópica de
la Ría de Bilbao, más si cabe desde mediados del siglo XIX.
Después de la Guerra de Crimea (1854-1856), se generó una gran demanda de hierro y acero
para los armamentos y también para abastecer las nuevas vías férreas. Se necesitaba mineral de hie-
rro con bajo contenido fosfórico, requisito que cumplen las vetas vizcaínas, además, el bajo coste de
la extracción a cielo abierto y la cercanía de las minas a la zona de embarque hace que el hierro viz-
caíno sea más accesible para los británicos que el suyo propio. El uso del Convertidor Bessemer
implantado en Bizkaia, cambiará el futuro de la industria del estuario e impulsará definitivamente un
cambio paisajístico y ambiental en el mismo.
En la siderurgia se apoyan toda una constelación de empresas dedicadas a la transformación del
metal y unos florecientes astilleros (Compañía Euskalduna). Se fundan empresas químicas que fabri-
can explosivos y empresas textiles. Para el buen funcionamiento de este entramado empresarial se
hacen indispensables una serie de instituciones como por ejemplo: la Cámara de Comercio, Industria
y Navegación (1886), Banco Bilbao (1856), Banco Vizcaya (1901) y las compañías de seguros Aurora
y La Polar. Con todo ello, a finales de siglo, Bizkaia se convierte en la productora de la décima parte
del hierro mundial.
La industrialización lleva al aburguesamiento de la ciudad. Bilbao se monumentaliza con la cons-
trucción de edificios como el Teatro Arriaga (1915), Palacio de la Diputación, el Palacio Chávarri y la
estación de la Concordia. En 1876 los tranvías de tracción animal enlazan Bilbao con Las Arenas y en
1882 con Santurtzi. A partir de 1885, se introduce el alumbrado eléctrico y en 1886 llega el teléfo-
no.
La industrialización también conlleva la inmigración, la masificación urbana y la proletarización de
barrios como los de San Nicolás, Atxuri, Bilbao La Vieja y San Francisco, que conocen un desarrollo
extraordinario. Este crecimiento no se ve acompañado de las infraestructuras necesarias para atender
los servicios más elementales (Serrano Abad, S., 2006). Así las cosas, las epidemias hacen estragos,
las condiciones de vida son duras. Las tendencias anarquistas y socialistas se extienden entre la clase
trabajadora, que se afilia a los sindicatos y partidos obreros con sede en Barcelona y Madrid (UGT y
PSOE). En esta misma época se difunden también las ideas del nacionalismo vasco entre la clase
media y la burguesía. Sabino Arana y Goiri recoge la tradición foralista, defensora de la sociedad tra-
dicional y del euskera y contraria a la imposición de la política española en el País Vasco. En 1894 se
funda el Partido Nacionalista Vasco (PNV) en Bilbao.
Gran parte de las empresas siderúrgicas se unieron en 1902 para constituir Altos Hornos de Viz-
caya, S.A. Según Almunia (Almunia, 1975), a partir de este momento comienza para la cuenca del
Nervión la era de las grandes fábricas siderúrgicas integradas localizadas en las proximidades de los
yacimientos de mineral de hierro.
4. CONTAMINACIÓN
En los años 80 del siglo XX las modificaciones antrópicas habían dejado el Estuario, en un estado
lamentable. Esta situación se produjo tanto por un desarrollo industrial sin más límite que el benefi-
cio económico, como por una deficiente infraestructura de tratamiento de residuos. El desarrollo
económico sin atención al medio ambiente se debió, fundamentalmente a dos causas interrelaciona-
das: la ausencia de una política medioambiental clara y normalizada y la creencia de que el mar era
capaz de absorber toda la contaminación que se le vertiese. La infraestructura para el tratamiento de
residuos, tanto urbanos como industriales siempre fue deficitaria debido a la misma falta de política
medioambiental, pero también por la falta de previsión del crecimiento demográfico en las márgenes
de la Ría y cuenca minera provocado por el propio crecimiento industrial. En aquellos años, la Ría era
una auténtica cloaca.
En alta mar, las aguas más profundas, a partir de 100 m, no entran en contacto con las aguas super-
ficiales durante centenares o incluso miles de años. Por ello, son un depósito de desechos tóxicos y
peligrosos. En estas aguas, se acumulan compuestos orgánicos sintéticos que contienen átomos de
270
cloro y flúor (órgano-halogenados) que inhiben la degradación de la materia orgánica en los ciclos
bioquímicos normales.
La zona costera, que representa aproximadamente el 10% de la superficie total del mar, es una
zona de intensa actividad biológica donde tiene lugar la producción primaria marina que constituye
la base de la cadena trófica. Es también una zona de máximo aprovechamiento de recursos natura-
les y actividades recreativas. Es fácil comprender que el vertido de sustancias contaminantes en dicha
zona tiene efectos devastadores.
Centrándonos en nuestra Ría, el problema consiste en la contaminación de los sedimentos por
metales pesados, nutrientes y productos tóxicos varios. Su origen es diverso:
• Residuos no depurados de la industria química, siderúrgica y minera, vertidos directamente a la
Ría o a sus afluentes Galindo, Kadagua, Asúa y Gobelas.
• Residuos, eutroficantes o no, deficientemente depurados de origen urbano, vertidos también
directamente o a través de los citados afluentes.
• Contaminantes que llegan al agua a través de la atmósfera, como la lluvia ácida (a partir de
efluentes de combustiones, tales como el SO2 y los NOx), amoniaco, nitratos (procedente de los
abonos), cenizas de carbón de centrales térmicas y siderúrgicas.
• Vertidos de derivados del petróleo y aguas contaminadas producto de la navegación por el
Estuario, tales como limpieza de tanques, vertidos accidentales de combustibles, vertido de
aguas de lastre, etc.
La acumulación de metales en las aguas es preocupante por sus efectos tóxicos y la bioacumulación
en la cadena trófica. Algunos metales son esenciales para la vida. Así, los alcalinos (Na y K), los alca-
linotérreos (Ca y Mg) y los metales de transición (Fe, Mn, Mo, Co, Cu y Zn). Estos últimos se deno-
minan también metales pesados debido a su densidad, superior a los 5 mg/ml. No obstante, estos
metales esenciales resultan tóxicos cuando sus concentraciones exceden los niveles adecuados para
una respuesta nutricional correcta. No solo el exceso, sino también el defecto de metales esenciales
produce un desarrollo deficiente.
Los metales no esenciales son aquellos para los que no se ha identificado ninguna función bioló-
gica. Entre ellos, hoy en día, contamos con el Hg, el Cd y el Pb.
En el medio marino, los metales pueden estar en forma de partículas o adsorbidos sobre la materia
suspendida, por lo que serán transportados con ella hacia los sedimentos, donde se acumularán. En
principio, en los sedimentos, pueden llegar incluso a ser inocuos. Sin embargo, pueden convertirse
en contaminantes nocivos al entrar en la cadena trófica bien cuando sean transportados por las
corrientes, bien cuando sean removidos de los sedimentos a causa de dragados o bien cuando varí-
en las condiciones químicas del medio, como el pH o el potencial redox, que produzca una solubili-
zación o removilización. Constituyen pues un riesgo potencial para la salud humana.
La distribución de los metales entre los componentes del ecosistema, como el agua, los sedimen-
tos y los organismos vivos, se regula por fenómenos hidrodinámicos de dilución y difusión, así como
por fenómenos de adsorción y precipitación junto con los procesos de absorción y eliminación reali-
zados por los organismos marinos. Como hemos visto, la mayoría de los metales precipitan y se
depositan en el sedimento del fondo. La retención de los metales en los sedimentos depende de
diversos factores:
• La adsorción de cadmio aumenta con el pH y varía inversamente a la salinidad.
• El cobre se adsorbe rápidamente en los sedimentos, variando dicha adsorción con el tipo de
sedimento, pH, contenido de hierro y manganeso, etc.
• El cromo aparece en los sedimentos por su forma reducida y poco soluble y asociado a compo-
nentes de hierro y manganeso o incluso a la materia orgánica.
• El cinc tiende a adsorberse sobre óxidos de hierro y manganeso o sobre carbonatos.
271
Santiago Arranz
Esta variabilidad de especies disueltas, orgánicas e inorgánicas, con capacidad de formar comple-
jos con los iones metálicos y la presencia de sólidos en suspensión sobre los que se pueden adsorber
hacen difícil la identificación y cuantificación de los metales en el ecosistema marino.
Clasificando los metales según los efectos que provocan, tenemos metales no críticos, metales tóxi-
cos pero muy insolubles o muy raros y metales muy tóxicos relativamente accesibles.
No críticos Tóxicos pero muy insolubles o muy raros Muy tóxicos y accesibles
N C Li Ti Ga Be As Au
K P Hf La Rb Co Se Hg
Mg Fe Zr Os Sr Ni Te Tl
Ca W Rh Al Cu Pd Pb
Nb Ir Ta Zn Ag Sb
Ru Re Ba Sn Cd Bi
Pt
Dado que en toxicología se establece una relación directa entre la toxicidad y la forma química en
la que se presenta una especie, se considera que la toxicidad de un metal es mayor si se encuentra en
forma iónica libre o en complejos inorgánicos frente a la asociación en complejos con elementos
orgánicos. Por lo tanto, la forma en que se presenta un metal y su estado de oxidación son funda-
mentales a la hora de determinar su toxicidad. El grado de toxicidad, estudiado mediante bioensayos
en los peces y en el estado de larva que se refleja a continuación da una idea de la diferencia de toxi-
cidad en situaciones diferentes:
Hg2+ > Cd2+ > Cu2+ > Ag+ > Ni2+ > Pb2+ > As3+ > Cr3+ > Sn2+ > Zn2+
Hg2+ > Ag+ > Cu2+ > Zn2+ > Ni2+ > Pb2+ > Cd2+ > As3+ > Cr3+ > Sn2+
Vemos que, mientras el mercurio es el más tóxico, en ambos casos, el cadmio es muy tóxico en
peces pero no tanto en los estados larvarios, al contrario que el cinc. A continuación veremos los
efectos tóxicos de algunos metales.
4.2.2.1. Mercurio
Es probablemente el contaminante metálico más importante. Sus vertidos suelen producirse a causa
de la producción de sosa cáustica y cloro, la manufactura de aparatos de instrumental eléctrico, la
producción de hidrógeno y el consumo de combustibles fósiles, así como por la industria papelera y
la fabricación de acetaldehído y cloruro de vinilo, las cuales liberan grandes cantidades de fenil metil-
mercurio (el metilmercurio es la forma que representa del 85 al 100 % del mercurio acumulado).
El metilmercurio se incorpora a los peces por tres vías distintas: desde el agua a través de bran-
quias y piel, por el tubo digestivo a través de alimento y como mercurio inorgánico metilado en el
propio intestino. La gran tendencia a bioacumularse en los organismos marinos hasta concentracio-
nes superiores a las del agua, siendo la tolerancia en los peces superior a la del hombre lo convierten
en un enemigo peligroso.
272
En estado inorgánico y elemental, el mercurio se acumula en los riñones y en menor grado en el
cerebro. En estado elemental y orgánico atraviesa fácilmente la placenta, pudiendo estar en la leche
materna. Los compuestos de metilmercurio son capaces de traspasar la barrera sangre-cerebro y se
concentran con facilidad en el cerebro, dando como resultado una disfunción del sistema nervioso
central.
La concentración máxima tolerada en productos pesqueros es de 0,5 ppm. Para el agua de bebi-
da se limita a 1 ng/l.
4.2.2.2. Cromo
No existe en la naturaleza como tal. En los océanos se presenta en forma trivalente y hexavalente,
siendo esta última 100 veces más tóxica que la trivalente. Afortunadamente, gracias a la acidez del
estómago suele producirse la reducción del cromo hexavalente. Debido a ello, los mamíferos pueden
tolerar niveles de cromo relativamente elevados. Aún así, un exceso del cromo hexavalente puede
producir trastornos digestivos graves y llegar a ser cancerígeno por acumulación. No obstante, inves-
tigadores rusos han descubierto que pequeñas cantidades de cromo retrasan o evitan la arterioescle-
rosis.
Los vertidos municipales son la principal fuente de contaminación por cromo. Los límites tolera-
bles para bebida son de 50 g/l para el Cr6+.
4.2.2.3. Hierro
El hierro es muy importante desde el punto de vista geoquímico y biológico. Está implicado en los
procesos metabólicos de los organismos marinos y su disponibilidad puede limitar el desarrollo del
fitoplancton. Al ser un metal esencial no se considera tóxico, ya que el excedente no absorbido por
el organismo se elimina por vía fecal o renal. La deficiencia del hierro es un estado en el que el apor-
te del mismo no es suficiente para permitir la síntesis normal de los compuestos férricos esenciales,
constituyendo la anemia la enfermedad más conocida.
El exceso de hierro puede producirse por un aumento de absorción intestinal, por la administra-
ción férrica parental, por enfermedades que favorezcan la absorción (como la cirrosis, puesto que el
alcohol estimula la absorción de hierro), por inhalación (que puede causar pneumoconiosis benigna).
Los límites tolerables en la legislación son de 50 g/l para aguas de consumo consideradas como
de calidad y de hasta 200 g/l para considerarlas tolerables.
4.2.2.4. Níquel
4.2.2.5. Cobre
273
Santiago Arranz
4.2.2.6. Cinc
Se encuentra, principalmente, en forma de sulfuro de cinc conteniendo impurezas de hierro y cad-
mio y representa aproximadamente el 0,02 % de la corteza terrestre. Las aplicaciones industriales
fundamentales son el galvanizado y en menor medida en la industria textil y la fabricación de colo-
rantes.
El cinc es un nutriente esencial, componente de las metaloenzimas, que participan en el metabo-
lismo de los ácidos nucléicos y la síntesis de proteínas. Al no acumularse, no es tóxico para el orga-
nismo humano salvo por efecto sinérgico o por interacción con otros metales como el cadmio. En
adultos es conveniente una ingesta de 15 mg de cinc, subiendo a los 20 o 25 mg en periodos de ges-
tación y lactancia. Su carencia puede producir retraso del desarrollo, hipogonadismo en los varones,
alteraciones cutáneas, falta de apetito, letargo mental y mala cicatrización de heridas.
En aguas potables, la concentración máxima se establece en 100 mg/l.
4.2.2.7. Cadmio
El cadmio se presenta en la naturaleza con el cinc. Comparte con él muchas similitudes físicas y quí-
micas. Se obtiene como subproducto del proceso de refino del cinc y otros metales como cobre y plo-
mo por precipitación de electrolito del cinc y en forma de cloruro, de óxido o de sulfato, que más tar-
de se descompone por lixiviación obteniendo el precipitado.
Se utiliza para su electrodeposición en otros metales como el acero y el hierro debido a su gran
resistencia a la corrosión, como pigmento y como estabilizante para plásticos. Los fertilizantes fosfa-
tados llevan alrededor de 68 mg/kg de cadmio, lo que provoca su aporte a los suelos cultivables.
El factor de concentración para los organismos marinos es de 100 a 1000. La retención por parte
de los mamíferos es baja, pero la absorción aumenta si la dieta en calcio es baja. Una vez absorbido,
se asocia con las proteínas de bajo peso molecular y se acumula en los riñones, el hígado y los órga-
nos reproductores. Las dosis muy pequeñas pueden causar vómitos, diarreas y colitis y la exposición
continua causa hipertensión, agranda el corazón y puede provocar la muerte prematura.
4.2.2.8. Plomo
Llega al medio acuático tanto desde fuentes terrestres como desde la atmósfera. Se acumula fácil-
mente en los sedimentos.
El plomo asimilado por el organismo incide negativamente en el funcionamiento de los órganos
renales y puede ocasionar daños irreversibles en el cerebro. Viaja por el cuerpo absorbido por los gló-
bulos rojos y puede concentrarse inicialmente en el hígado y pasar a los huesos y dientes. En éstos,
queda confinado y se limita a constituir un peligro potencial
El límite tolerable en agua de bebida es de 50 g/l.
Los estudios y análisis de los vertidos industriales que se realizaron en aquel momento para cuantifi-
car la incidencia industrial en la degradación de la Ría pusieron de manifiesto que recibía diariamen-
274
te 900 toneladas de residuos sólidos procedentes principalmente de las explotaciones mineras, 400
toneladas de vertidos ácidos, 80 de metales, una tonelada de compuestos cianurados y 600 tonela-
das de DQO (demanda química de oxigeno), 20 toneladas de compuestos nitrogenados, etc. La Ría
funcionaba como un reactor químico, consumiendo el oxígeno del agua, floculando grandes canti-
dades de materias en suspensión, trasladando a los sedimentos metales y sustancias orgánicas de
carácter tóxico, inhibiendo la emisión de gases malolientes procedentes de la descomposición de la
materia orgánica que hubieran llegado a crear atmósferas insoportables, en definitiva, dejándola sin
posibilidad de vida. La Ría de Bilbao era uno de los estuarios más contaminados de Europa.
• La concentración de metales pesados en la Ría superaba los valores recomendados por la E.P.A.
(Environmental Protection Agency, U.S.A.) para los estuarios.
• El tramo más contaminado por su alto contenido en metales pesados, valores mínimos de oxí-
geno disuelto, valores máximos de amoniaco, fenoles y cianuros (desde la desembocadura del
río Asua al Puente de Portugalete), presentaba una ausencia total de vida animal y una inhibi-
ción de las bacterias nitrificantes en el sedimento.
• Desde el Casco Viejo hasta el Puente Colgante, el sedimento del fondo presentaba un carácter
marcadamente anóxico, con valores de pH ácidos particularmente bajos en la zona alta del
Estuario.
• Las concentraciones de metales pesados en los sedimentos era considerablemente superior que
las de la columna de agua.
En la tabla siguiente se puede apreciar la distribución espacial compleja de los contenidos de
metales pesados en las diversas localizaciones para el estudio (estaciones) según datos de finales del
siglo XX.
Tabla
ESTACIONES Cd Pb Cu Zn Cr Ni
El Arenal 6 267 342 2180 924 60
La Salve 10 298 372 2430 782 58
Deusto 10 275 244 1600 157 34
Olabeaga 0.2 62 85 424 23 20
Canal de Deusto 54 876 562 5260 340 62
Elorrieta 8 184 171 978 166 29
Zorroza 4 143 117 678 14 28
Desembocadura Asua 142 1600 1070 2380 100 33
Desembocadura Kadagua 29 683 450 1850 128 41
Erandio 13 371 300 1480 179 31
Simondrogas 10 211 328 1330 145 35
Axpe 114 1800 1990 5160 315 52
Lamiako 73 1060 916 3140 194 29
La Benedicta 64 885 667 3370 211 29
Portugalete 19 1390 501 1850 166 20
Puerto Santurtzi 40 538 467 2660 152 25
Punta Lucero 78 1808 614 2293 198 --
FGR 2 42 38 60 75 60
Metales pesados, en ppm, contenidos en los sedimentos de la Ría de Bilbao, tomado de Consorcio de Aguas, 1989 y Greenpeace, 1991.
Conviene hacer notar, aún a riesgo de apartarnos un tanto de nuestro tema, que inmediatamen-
te fuera del Estuario, aparecen sedimentos de tipo Beach-rock (playa cementada). Son materiales
arenosos ligeramente cementados por aragonito como consecuencia de un proceso diagenético
característico de ambientes marinos someros y de áreas vadoso-marinas. Estas rocas semiconsolida-
das de fragmentos de vidrio y ladrillos de construcción sugiere una edad de formación reciente, pare-
ciendo encontrarse su origen en los vertidos de escorias de fundición altamente enriquecidas en car-
bonato procedentes de la industria del hierro, vertidos realizados por costumbre en la zona desde
principios del siglo XX.
275
Santiago Arranz
En conmemoración del 25 aniversario del Plan Integral de Saneamiento de la Ría, OYNA publicó en
2005 un artículo que detalla clarificadoramente los objetivos del plan, su ejecución y los logros obte-
nidos (Barreiro y Aguirre, 20056). Se resumen a continuación las líneas generales.
En 1900, Bilbao había construido y puesto en servicio un sistema de saneamiento para tratar sus
aguas residuales, un sistema pionero para su época, el sistema de saneamiento de Recaredo Uhagón.
Consistía en dos colectores que discurrían por ambas márgenes de la ría, unidos por dos enlaces sub-
fluviales que conducían sus aguas a Elorrieta, donde, mediante un bombeo, se impulsaban a través
de una larga tubería de 15 km hasta el mar en Punta Galea. Este proyecto quedó prácticamente
abandonado con la construcción del Canal de Deusto vertiéndose las aguas residuales de Bilbao
directamente a la ría. Además de los vertidos de procedencia doméstica, la Ría recogía vertidos pro-
cedentes de las industrias, convirtiéndola en un colector de residuos donde la vida era imposible.
En marzo de 1967 se constituye el Consorcio de Aguas formado por los 19 municipios del entorno
del Abra que asume las dos responsabilidades que estatutariamente se le asignan: el Abastecimiento
y el Saneamiento del agua. Es importante destacar la visión de los gestores al plantear en aquel
momento la gestión integral del ciclo del agua. Esto se consiguió tras un gran esfuerzo que logró
superar complejos problemas concesionales, aunar voluntades políticas y coordinar equipos huma-
nos entre los organismos públicos con competencias en materia de aguas, buscar recursos económi-
cos y sistemas de financiación.
El Consorcio se dedicó entre 1967 a 1975 a resolver los problemas de abastecimiento. Incorpora
los recursos trasvasados de la cuenca del Zadorra (cuenca del Ebro) al río Arratia, para la central
Hidroeléctrica de Undurraga (Zeanuri). Se construyó la presa de Undúrraga para la regulación de las
aguas turbinadas, una conducción por gravedad hasta Venta Alta en el municipio de Arrigorriaga
donde se ubicó la Planta potabilizadora y, a partir de este punto, se construyeron dos conducciones:
una por la margen derecha de la ría hasta el depósito de Kurkudi en Leioa y otra por la margen
izquierda hasta el depósito de la Florida en Portugalete. Esta infraestructura aseguró el abasteci-
miento y permitió superar la crisis de abastecimiento que padecía Bizkaia.
Planificadas y muy avanzadas las obras necesarias para asegurar el abastecimiento de la comarca, en
1975 se inician los primeros estudios sobre el saneamiento. Existía poca legislación ambiental, las
normas sobre contaminación eran escasas y no se disponía de una administración ambiental con
poderes y medios que pudiera hacer cumplir la Ley. En junio de 1979, la Asamblea del Consorcio
aprobó el Plan Director de Saneamiento.
Este Plan estableció como objetivo garantizar en todo el sistema fluvial la vida acuática, recuperar
el litoral y las playas para baños y recreo, lograr unas condiciones estéticas aceptables para las aguas
y reducir drásticamente los vertidos tóxicos procedentes de las actividades industriales.
Se adoptó como referencia conseguir un contenido mínimo de 6 mg/l de oxígeno disuelto en
cualquier punto y momento del estuario. Se analizaron ocho alternativas para determinar la solución,
adoptándose finalmente un sistema de colectores interceptores de los alcantarillados municipales y la
construcción de cuatro depuradoras con tratamiento biológico por fangos activados en Bolueta,
Galindo, Lamiako y Muskiz, obviando el vertido al mar a través de un emisario submarino.
Para la priorización de las obras, modelización de redes, de sistemas de depuración y de calidad
del medio receptor se desarrollaron modelos matemáticos. Estos modelos han permitido simular los
resultados alcanzables en el estuario para las distintas programaciones de las obras de saneamiento,
de modo que se alcanzaran en los medios receptores los objetivos de calidad establecidos.
276
Se plantearon alternativas de tratamiento a los fangos resultantes del proceso de depuración
sobre la base de su utilización en agricultura, su vertido al mar y/o vertedero e incineración. Dese-
chada la utilización de uso en Agricultura, se adoptó finalmente el tratamiento de incineración y pos-
terior depósito de cenizas en escombrera. El Plan Director estableció las previsiones de inversión. Se
evaluó la inversión en 25.276 millones de pesetas de 1979. La existencia de un plan financiero que
asegurase el desarrollo de la inversión permitió que en el Consejo de Ministros de diciembre de 1980
se aprobase un incremento de tarifa, canon de saneamiento, con aplicación progresiva sobre la tari-
fa del agua de abastecimiento para conseguir los recursos económicos para financiar el saneamien-
to. El canon, que hoy en día es una tasa, va a posibilitar la financiación del 35 % de las inversiones
totales del Plan. El plazo previsto para la ejecución de este Plan de infraestructuras fue de 18 años y
el plazo real es de 23 años (1984-2007).
Durante estos últimos años, muchos ayuntamientos asentados en las cuencas medias y altas del
Ibaizabal, del Butrón y del Kadagua han ido incorporándose al Consorcio de Aguas. Se ha pasado de
19 ayuntamientos a 54. El Plan de saneamiento comprende actualmente el Plan de saneamiento del
Bilbao Metropolitano y el de los sistemas Arratia, Alto Kadagua, Butrón y Alto Ibaizabal. En este
tiempo, la transformación profunda del tejido industrial ha provocado una transformación radical del
entorno de la Ría. La actividad portuaria se ha desplazado del interior de la ría hacia el Abra exterior.
La crisis industrial de Bizkaia ha provocado una transformación profunda en los asentamientos indus-
triales emergiendo nuevas actividades industriales vertebrando el nuevo desarrollo urbano entorno a
la Ría, ocupando los abandonados solares industriales de sus riberas. Abando-Ibarra, Olabeaga,
Zorrozaurre y Galindo son ejemplos de esta transformación.
Para la recogida y tratamiento de las aguas residuales dispone de una amplia red de colectores así
como de 26 estaciones depuradoras que tratan las aguas residuales de los municipios consorciados.
Ya en 2005, la estación depuradora de Galindo da servicio a los vertidos procedentes de 836.900
habitantes y trata 350.000 m3/día de aguas residuales. Los procesos de depuración generan 300
t/día de fangos que se incineran generando corriente eléctrica y produciendo un residuo final de 30
t/día de cenizas, que son utilizadas como materia prima en la fabricación de cemento. Se dispone de
una instalación de cogeneración en Galindo con una potencia instalada de 7,4 MW.
Se han construido 200 km de colectores-interceptores y se han remodelado 100 km de red de
alcantarillado, 71 estaciones de bombeo y 80 aliviaderos. Se han realizado varios cruces subfluviales
siendo los más significativos: Lamiako-La Benedicta y Universidad de Deusto-Museo.
Mapa cortesía del Consorcio de Aguas del Gran Bilbao, 25 AÑOS DEL PLAN INTEGRAL DE SANEAMIENTO DE LA RÍA DE BILBAO.
277
Santiago Arranz
En 1989, nace el Plan Estratégico para la Revitalización de Bilbao, a instancia de tres organismos
públicos, el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao. Dentro de
las acciones de este plan, comienzan las labores de recuperación de los espacios industriales aban-
donados y los barrios antiguos en deterioro, recuperando zonas, e invirtiendo en proyectos emble-
máticos, especialmente en la zona de Abandoibarra, donde la construcción del Museo Guggenheim
y el Palacio Euskalduna, han modificado para siempre el perfil urbanístico de Bilbao impulsando su
proyección internacional. Los terrenos que no hace mucho ocupaban los muelles portuarios se cedie-
ron a la Sociedad Bilbao Ría 2000, una asociación sin ánimo de lucro, surgida en 1992 como resulta-
do del compromiso de colaboración de todas las Administraciones Públicas. La asociación se ocupa
de coordinar y ejecutar diversas actuaciones que integran urbanismo, transporte y medio ambiente.
Está constituida por el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Bizkaia, los ayuntamientos de Barakal-
do y Bilbao, SEPES (Entidad Pública Empresarias de Suelos), RENFE, FEVE y la Autoridad Portuaria de
Bilbao, quien participa de la sociedad con un 10%.
La efectividad del Plan Integral de Saneamiento se mide, además de por los procesos matemáticos
citados, por unos programas de seguimiento ambiental que aportan los datos necesarios para verifi-
car la recuperación del ámbito estuarino.
Una reconstrucción de la microfauna estuarina resultaría de gran utilidad para evaluar el nivel de
recuperación que se pueda ir alcanzando. Ahora bien, la actuación antrópica, principalmente a cau-
sa de las constantes dragas, ha destruido y removido los sedimentos, haciendo extremadamente difí-
cil la recolección de testigos fiables. Por otro lado, la continua liberación en el abra de Bilbao de
metales pesados en suspensión y el consiguiente exceso de sedimentación sobre los fondos rocosos
han desempeñado un papel muy importante en la desaparición de la microfauna. De ahí que las tra-
zas de metales pesados en los sedimentos sirven para clasificar y evaluar la desaparición progresiva
de especies que se encuentran en ellos.
Los programas de seguimiento ambiental marinos que estudian la microfauna se centran con fre-
cuencia en los organismos del bentos, debido a su gran potencial integrador de las condiciones
ambientales a lo largo del tiempo. La contaminación industrial, particularmente los metales pesados,
tienen un efecto muy negativo sobre las comunidades macrobénticas. Diversos experimentos mues-
tran que el efecto de un incremento en la contaminación por metales pesados es la reducción tanto
de la abundancia como de la diversidad específica de las asociaciones de foraminíferos e incluso su
desaparición (A. Cearreta y E. Leorri, 2000). Por ello, su utilización es eficaz en aquellos programas de
seguimiento ambiental, en los que existe un foco específico de perturbación, constituyendo una bue-
na herramienta para describir cambios en el espacio y en el tiempo. La heterogeneidad espacial y la
variabilidad temporal suelen ser de magnitud considerable en los ecosistemas marinos, motivo por el
cual frecuentemente es necesario llevar a cabo estudios extendidos en el tiempo para poder identifi-
car con cierta seguridad los cambios en las comunidades así como los agentes ambientales que los
motivan (S. Pagola-Carte y J. I. Saiz-Salinas, 2001).
Citando el mencionado estudio de Pagola-Carte y Saiz-Salinas, en 1983 comenzó el proyecto de
seguimiento del estudio oceanográfico del Abra de Bilbao y de su entorno: bentos de sustrato duro,
como parte de un convenio de colaboración entre la Universidad del País Vasco y el Consorcio de
Aguas Bilbao-Bizkaia. Entonces se señaló que la composición del bentos en el Abra de Bilbao había
debido sufrir cambios muy notables desde sus condiciones originales, debido a la contaminación
urbana e industrial. Entre las características que definían el patrón espacial de las comunidades bén-
ticas se destacaba el gradiente de alejamiento respecto a la desembocadura del río Nervión, es decir,
la variación poblacional en relación con la distancia a la desembocadura. En el caso de la macrofau-
na, las diferencias espaciales en el Abra de Bilbao han servido de base para la identificación de espe-
278
cies indicadoras de los factores ambientales prevalentes, así como de las asociaciones de organismos
propias de situaciones con diferente estrés ambiental.
Las redes de vigilancia estable constituyen la infraestructura que permite la elaboración de estadísti-
cas y el estudio de la evolución poblacional comparada. En el mapa vemos una configuración del año
2000 que abarca un total de 10 estaciones, 5 de ellas (S, L, E, B, A) en el propio Abra, y otras 5 (K, G,
R, N, X), en la costa adyacente. De estas cinco, la primera, situada hacia el oeste, a unos 3,5 km de
Punta Lucero, constituye la estación de referencia o control por quedar fuera de la influencia del
estuario.
Mapa del Abra y costa adyacente con la red de estaciones de muestreo: (K) Kobarón; (S) Santurtzi; (L) Las Arenas; (E) Ereaga; (B) Abasotas;
(A) Arrigunaga; (G) Punta Galea; (R) Azkorri; (N) Meñakoz; (X) Matxilando. Cortesía del Consorcio de Aguas del Gran Bilbao.
7. CONCLUSIONES
La progresiva regeneración se debe a dos factores. Por un lado, la puesta en marcha en 1983 del Plan
Integral de Saneamiento, que supone el despliegue de una red de interceptores y colectores de
aguas residuales urbanas e industriales junto a la construcción de diferentes plantas para su trata-
miento a lo largo de la Ría. Por otro, la profunda recesión industrial sufrida en la zona.
Tanto las diferencias espaciales como los cambios temporales registrados en las comunidades de
macrozoobentos del abra de Bilbao pueden deberse a la superposición de dos aspectos:
Los efectos diferenciales de ciertas variables ambientales naturales a lo largo del área de estudio:
diferencias geográficas en la intensidad del oleaje y corrientes y en la carga de sólidos en suspensión
aportados por el río Nervión.
El proceso de recuperación de este espacio marino, debido a la mejora en la calidad de sus aguas.
Así, se puede destacar que el comienzo del tratamiento primario de las aguas de la comarca en 1990
supuso la eliminación de 12400 kg/día de sólidos en suspensión que hasta entonces eran vertidos en
exceso a la bahía.
Resulta difícil discernir entre diferencias naturales y signos de recuperación biológica. En el estu-
dio publicado en el año 2000 (Cearreta, A y Leorri, E. 2000), se puede leer que se encontraron fora-
279
Santiago Arranz
miníferos bentónicos vivos únicamente en las zonas media e inferior del estuario. Su número extra-
ordinariamente bajo y la aparición sólo ocasional de las diferentes especies sugerían que éstas eran
transportadas dentro del estuario por las corrientes mareales, siendo capaces de sobrevivir durante
un cierto período de tiempo, pero no de reproducirse dentro de dicho medio. El carácter anóxico de
los sedimentos, combinado con el elevado contenido en contaminantes químicos, no permite a los
foraminíferos recolonizar el estuario y desarrollar poblaciones estables.
En el mismo estudio se añadía que una vez que las condiciones fuesen menos dramáticas, estas
especies que están continuamente entrando en el estuario serían capaces de colonizar con éxito el
estuario, al estar adaptadas a desarrollarse en condiciones naturales de estrés ambiental.
7.2. Optimismo
En la actualidad, los informes ponen de manifiesto que la calidad físico-química y microbiológica del
medio (aguas y sedimentos) están experimentando una clara mejoría. Las comunidades biológicas
presentan múltiples evidencias de su recuperación y se va produciendo una progresiva recolonización
hacia el interior de la Ría. Otro indicador de la recuperación de la Ría es la evolución y el incremento
progresivo de diversas especies de aves.
Todos los informes señalan una importante mejoría de las condiciones de la Ría y zonas limítrofes
desde la puesta en funcionamiento de la depuradora de Galindo y sobre todo desde la entrada en
funcionamiento del tratamiento biológico en 2002.
Los datos atestiguan que la situación mejora. Sin embargo, los sedimentos contaminados por meta-
les pesados permanecen en el lecho del estuario, presentando un riesgo potencial importante, máxi-
me en un ámbito sujeto a corrientes y a modificación antrópica mediante dragados. Como hemos
visto, la extracción de los sedimentos contaminados puede liberarlos de su letargo y pasar de ser un
riesgo potencial a ser un riesgo efectivo.
La recuperación de la Ría es un hecho. Los niveles de oxigenación del agua aumentan, al igual
que la calidad del agua, aunque ésta más lentamente. La disminución de los vertidos tóxicos, tanto
de origen urbano como industrial gracias al control y depuración de las aguas a través del nuevo sis-
tema de estaciones depuradoras hace posible dicha mejoría.
El resultado de estas nuevas infraestructuras, ha sido la consecución del suficiente oxígeno en la
columna de agua como para que vuelva a proliferar la fauna autóctona del estuario. Gusanas, alme-
jas de perro y mubles (Mugil cephalus Cuvier) entre otros seres, podrán recolonizar los espacios per-
didos por la permanente anoxia de antaño. De aquí arranca la feliz idea de utilizar organismos como
indicadores de calidad ambiental.
El seguimiento tanto de los sedimentos, la fauna y flora, como de la calidad del agua se centra en
la investigación para establecer las relaciones cuantitativas entre la presencia y abundancia de ciertas
especies y las condiciones ambientales que indican y el estudio de los datos obtenidos en ocho pun-
tos de muestreo a dos profundidades distintas, que se analizan entre diez y doce veces al año. La
fundación Azti y la EHU/UPV son las encargadas de llevar a cabo estos estudios. Frente a los análisis
físico-químicos, que, además de caros, sólo indican la situación del momento del muestreo, los bion-
dicadores de contaminación, integran en el tiempo el flujo de contaminantes a los que se ven
expuestos.
No obstante, el peligro que representan los sedimentos contaminados por metales pesados está
por resolver. En 2006, el Consorcio de Aguas descartó la limpieza total de los fondos de la Ría de Bil-
bao, que supondría remover su lecho, decantándose por una regeneración natural del cauce. En su
opinión, al ponerse fin a los vertidos directos de aguas residuales, los sedimentos tienen una menor
concentración de metales y no se justificaría un dragado del cauce. Lo cierto es que un estudio ela-
borado en 1999 por el Ministerio de Medio Ambiente cifraba en 1.500 millones de euros el coste la
limpieza total, una tarea que duraría ocho años y esta fuerte inversión requerida frenó su puesta en
marcha. Como hemos dicho, remover dichos sedimentos puede convertir el peligro potencial en peli-
gro efectivo, al liberar parte de dichos metales en el cauce y por consiguiente en el mar. En cualquier
caso, abandonar los sedimentos a su suerte no es la solución, ya que los continuos dragados en
diversas áreas de la Ría por necesidades de la navegación también remueven los sedimentos, liberan-
280
do parte de esos metales. De hecho, la contaminación del suelo es en 2012 la causa de un amena-
zante retraso en la apertura del Canal de Deusto prevista para 2013.
La Asociación de Cluster de Industrias de Medio Ambiente de Euskadi, junto a Gaiker-Ik4, Idom y
Sader, impulsó en julio de 2008 un proyecto de un sistema piloto para el tratamiento de estos resi-
duos. El sistema consiste en la inmovilización de los sedimentos contaminantes mediante su endure-
cimiento hasta formar un bloque compacto que incluso podría servir, posteriormente para rellenos
en obras de infraestructuras, como las del propio puerto de Bilbao. Según Ana Isabel Díaz, investiga-
dora de Gaiker-Ik4, el procedimiento tiene las ventajas de su “sencillez, la flexibilidad de operación y
la robustez”. No obstante, el elevado grado de humedad de los materiales y la presencia de materia
orgánica son un problema que necesita ser resuelto.
¿Podrá finalmente el mar recuperar lo perdido en aquella batalla particular con la tierra, o mejor
dicho, con el desarrollo industrial y restituir parte de la vida que un día, con el orgullo expresado por
el monumento citado al comienzo, se le hurtó a esta Ría? Si la concienciación y las leyes siguen por
el camino iniciado, si las investigaciones se subvencionan y si la razón predomina sobre el economi-
cismo, habrá una oportunidad.
AGRADECIMIENTOS
Deseo expresar mi más profundo agradecimiento a los profesores Santiago Pagola-Carte, José Igna-
cio Saiz-Salinas y muy especialmente Alejandro Cearreta y Eduardo Leorri, auténticos investigadores
de la materia aquí tratada. Sus estudios, cuya lectura recomiendo encarecidamente, me han servido
no solo para ampliar mis conocimientos sobre la historia de la Ría de Bilbao y los procedimientos
científicos de su recuperación, sino también para reorientar mi futuro profesional hacia la investiga-
ción en contaminación acuática.
BIBLIOGRAFÍA
AA.VV.: Oceanografía del Golfo de Vizcaya. VIII Cursos de verano en San Sebastián-I Cursos Europeos, Servicio
Editorial de la UPV, 1990.
AA.VV.: Temas de química general, Servicio de publicaciones de la Universidad de Cádiz y Centro Asociado
UNED Cádiz, 2000.
AA.VV.: La industrialización del Norte de España, Emiliano Fernández de Pinedo y José Luis Hernández Marco,
eds., Editorial Crítica, Barcelona, 1988.
ALMUNIA, J.: Antigua industria del hierro, Caja de Ahorros Vizcaína, Colección Temas Vizcaínos, 12, Bilbao,
1975.
BARREIRO P. M. y AGUIRRE, J.J.: “25 años del plan integral de saneamiento de la ría de Bilbao”, Revista DYNA,
Vol. 80, nº 1, Año 2005.
CEARRETA, A y LEORRI, E.: La transformación ambiental reciente de la Ría de Bilbao: indicadores micropaleon-
tológicos en el registro sedimentario estuarino, en http://www.indurot.es/naturalia. 2000.
CEARRETA, A.: “Cambios medioambientales en la Ría de Bilbao durante el Holoceno”, en Cuadernos de Sec-
ción. Historia 20, Eusko Ikaskuntza, 1992, pp. 435-454.
FERNANDEZ DE PINEDO, E.: Crecimiento económico y transformaciones sociales del País Vasco 1100-1850, Ed.
S. XXI, 1974.
IRABIEN, M. J.; YUSTA, I. y ZABALETA, A.: “Metales pesados en sedimentos contaminados: Variabilidad espacio-
temporal en la ría de Bilbao”, en Geogaceta, 30, 2001.
MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE. Registro Estatal De Emisiones Y Fuentes Contaminantes. Eper-España 2001,
revisado en 2004.
PRITCHARD, D.W.: “What is an estuary: physical wiewpoint”, in LAUFF, G.E.: Estuaries, American Association
for the Advancement of Science, Publication 833, 3d, Washington D.C., 1967.
PAGOLA-CARTE, S. y SAIZ-SALINAS, J. I.: “Cambios en el macrozoobentos de sustrato rocoso del abra de Bilbao:
14 años de seguimiento de la recuperación biológica”, Boletín del Instituto Español de Oceanografía, 2001.
281
Santiago Arranz
SERRANO ABAD, Susana: “La industrialización en la Ría de Bilbao (1860-1930)”, en El Abra: Mare Nostrum?
Portugalete y el mar. Actas de las IV jornadas de Estudios Históricos “Noble Villa de Portugalete”, 2006
TUREKIAN, Karl K.: Los océanos, Ed. Omega, Barcelona, 1974.
VALBUENA, Borja: Periódico El Nervión, 2 diciembre 2008.
Páginas web:
http://www.ingurumena.ejgv.euskadi.net/r49-579/es/
http://www.geo.euskadi.net
282