Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
0% encontró este documento útil (0 votos)
273 vistas8 páginas

Confiando o Confiados

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1/ 8

Confiando o confiados

El español es un idioma muy amplio y variado, y el significado de las


palabras está dado por los conectores, partículas o conjunciones que
sirven de enlace.
 Creer en Dios o creerle a Dios
 Ocuparse de Dios u ocuparse de las cosas de Dios
 Confiando en Dios o confiado en Dios.
CONFIANDO
Los Verbos que terminan en Ando o Endo se denominan como
Gerundios.
Los Gerundios, son formas verbales, de verbos que al ser terminados
en una vocal y se les agrega ando y endo, éstas indican una acción
que es simultanea a las acciones que expresan el verbo principal en
una oración.
El gerundio es una de las tres formas no personales del verbo en
español y su terminación caracterísica es -ndo. Tiene usos muy
diversos:
Un uso es que puede formar una perífrasis verbal con el verbo estar
para expresar lo que ocurre en el momento del habla
Algunos ejemplos pueden ser:
Juana está bajando las escaleras.
Esta noche estaré viendo la televisión.
Estoy llamando a mi madre.
Estaré estudiando en la biblioteca.

CONFIADO

1. adj. Que es crédulo o poco precavido pareces confiado en lo


contrario, pero hoy lloverá. cándido, crédulo, incauto, ingenuo, simple
astuto, previsor

2. Que siente confianza.


3. Se aplica a la persona que es presumida o está satisfecha de sí
misma. engreído
4. estar confiado Tener esperanza estaba confiado en la exitosa
solución del conflicto.

La forma estar o mostrarse confiado, que da a entender que alguien


‘espera con firmeza y seguridad’ alguna cosa, se construye con la
preposición en y no con de.
Pese a ello, es frecuente encontrar en los medios de comunicación
noticias como «El consejero se ha mostrado confiado de que se
alcanzará la cifra de 16 millones de turistas», «El partido está confiado
de que ganará en 2014» o «Rosberg: “Estoy muy confiado de luchar
por la victoria”».
El Diccionario panhispánico de dudas explica que el verbo confiar,
cuando significa ‘tener confianza en alguien’ o ‘tener la esperanza
firme de que algo suceda’ es intransitivo y se construye con un
complemento introducido por en.

Así en los ejemplos anteriores, lo adecuado habría sido utilizar la


preposición en o emplear alternativas como tener o mostrar
confianza en o confiar en: «El consejero se ha mostrado confiado en
que se alcanzará la cifra de 16 millones de turistas», «El partido confía
en que ganará en 2014», «Rosberg: “Tengo mucha confianza en
luchar por la victoria”».

Estar confiado en Dios es tener confianza en Dios, es tener una


esperanza firme.
Debemos entender que la fe es una decisión personal, yo decido creer
o no creer. La Biblia en Hebreos 11:1 define la fe como la certeza y la
convicción.
La certeza es la conciencia de saber que conocemos la verdad. En
este sentido, como certeza denominamos el conocimiento seguro y
claro que se tiene de algo y que no deja lugar a dudas. (saber
verdades de Dios es diferente a conocer a Dios)

En jn 8:30 Hablando él estas cosas, muchos creyeron en él.


31 
Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32 
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

Convicción, equivalente a creencia, estado de la mente en el que un


individuo supone el verdadero conocimiento o la experiencia que tiene
acerca de un suceso o cosa,
Seguridad que tiene una persona de la verdad o certeza de lo que
piensa o siente.
Las dudas excesivas crean inseguridad
A diario tenemos que estar tomando decisiones, de forma constante y
a veces puede resultar una tarea completamente difícil. La duda nos
suele ayudar a discernir, a solucionar problemas, a llegar a
conclusiones. Sin embargo, hay dudas mantenidas en el tiempo que
pueden ser contraproducentes.

Las dudas nos paralizan: “Si dudas, fallas”. Si empiezas a dudar de


que tus piernas se moverán correctamente para llevarte escaleras
abajo, esa vacilación puede arruinar la continuidad natural de la
acción. Entonces empezarías a pensar en cómo deberías bajar las
escaleras. Ahora bien, si alguien nunca asume un riesgo, por
pequeño que sea, nunca será capaz de llegar a ninguna parte. En la
vida, en algún momento, después de mirar hay que saltar.
El miedo te hace sentirte y creerte inseguro de lo que quieres
Realmente sientes que no sabes qué es lo que quieres, y estás
perdido en todos esos pensamientos de lo que podría pasar o de lo
que los demás podrían pensar o hacer a partir de tu decisión.
Si observas bien, el miedo te imposibilita y te hace sentir débil de
defender tus decisiones, y hace que mejor evites las situaciones en las
que tienes que decidir, que hagas como que no pasa nada, y que
vivas postergando y angustiado por lo que tienes ahí guardado en el
baúl.
La confianza en uno mismo es un tema con lo que todos tenemos que
lidiar en nuestras vidas. Queremos sentirnos seguros de nosotros
mismos, pero aparecen ecos de duda en nuestra mente siempre que
queremos hacer algo arriesgado o intentar algo nuevo.

La duda es el mayor enemigo de la confianza.


Nos mantiene en una sensación de incertidumbre y, a veces, incluso
nos hace un poco cínicos. Por eso, cuestiona lo que te dicen tus
dudas. Tal vez tu duda es: “Realmente no soy nada bueno en esto”.
Cuestiona estas creencias que te limitan en cuanto se presenten.
Probablemente te darás cuenta de que no hay muchos hechos que
respalden la afirmación dudosa.

Consejos para superar las dudas


– Acepta que te encuentras dudoso sobre algo, que es normal dudar,
que no por dudar eres menos capaz, y que es momento de
encaminarte a tomar una decisión, identifica el miedo detrás de esa
duda, preguntándote “¿qué es lo peor que podría pasar?”, y dedícate a
averiguar si es cierto que eso que temes pueda pasar, (esto bajará tu
presión a ti mismo y te permitirá ver las cosas y sentir con mayor
claridad).

– Realiza una lista de ventajas y desventajas de las opciones que


tienes en mente o de lo que estás dudando, pues si tienes que optar
por algo, seguramente estarás recibiendo ciertas ventajas pero de la
misma manera, encontrarás desventajas, lo importante es que las
ventajas sean mayores o más importantes para ti que las desventajas.

–Pierde el miedo a equivocarte y confía en ti, en que decidas lo que


decidas, todo estará bien (la que tú deseas, sin tomar en cuenta
opiniones de los demás o pensar en lo que puedan pensar los demás
una vez que lo decidas).
–Date la oportunidad de vivir bajo esa decisión, y no te culpes o
castigues si no fue lo que querías, siempre puedes regresar a tomar
una nueva decisión o a retomar el camino.

Para finalizar, recuerda que ninguna decisión es “buena o mala”,


tampoco ninguna decisión es “la correcta”, lo importante es que ante
cada decisión que tomes en tu vida, lo hagas desde tu perspectiva.

Hay cuestiones que sólo se pueden resolver, pasando a la acción, y


dándonos cuenta de qué nos ocurre al vivirlas.

Sólo desde la experiencia podemos saber cómo o qué sentimos y si


nos gusta o no lo que estamos viviendo para decidir qué queremos
hacer.
La Biblia nos dice porque debemos vivir confiados:
1. Es el deseo del Señor
Deuteronomio 33:28: E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob
habitará sola En tierra de grano y de vino; También sus cielos
destilarán rocío.
Salmos 22:9: Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me
hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre.
2. Por la obra del Señor en nosotros
Salmos 4:8: En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque
solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
Salmos 13:5: Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se
alegrará en tu salvación.

3. Por una resolución personal de agradar a Dios


Salmos 27:3: Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi
corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado.
Salmos 112:7: No tendrá temor de malas noticias; Su corazón está
firme, confiado en Jehová.
Isaías 26:3: Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento
en ti persevera; porque en ti ha confiado.
2 Corintios 5:6-8 Nuestra confianza
Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado
las arras del Espíritu. Así que vivimos confiados siempre, y
sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos
ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero
confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y
presentes al Señor.

a. Mas el que nos hizo: Dios nos está preparando justo ahora para
nuestro destino eterno. Aquí, Pablo conecta las ideas de nuestra leve
tribulación, y el eterno peso de gloria (2 Corintios 5:17-18). Esta leve
tribulación es (en parte) el cómo Dios nos hizo.

b. Quien nos ha dado las arras del Espíritu: Cuando las pruebas
son duras en la tierra, no siempre es fácil ser consolado por pensar en
nuestro destino celestial. Dios sabía esto, así que nos ha dado las
arras del Espíritu. Él respalda su promesa del cielo con un pago
inicial: el Espíritu Santo, el cual nos da para el día de hoy.

i. Arras es la antigua palabra griega arrhabon, la cual describe «un


compromiso o un pago parcial, que es requerido para pagos futuros,
pero que le da a aquel que recibe las arras un reclamo legal de los
bienes en cuestión». En el lenguaje griego
moderno, arrhabona significa «anillo de compromiso».

ii. Muchos cristianos experimentan una gran bendición por parte del
Espíritu Santo justo ahora. Cuando consideramos cuán glorioso
adelanto se nos ha dado, debemos de considerar qué tan grande será
todo el regalo.

c. Así que vivimos confiados siempre: La presencia del Espíritu


Santo en la vida de Pablo le daba confianza. Le aseguraba que Dios
estaba trabajando con él y que continuaría su obra. Si no puedes decir
de ti mismo que estás confiado siempre, entonces pídele a Dios por
un derrame fresco del Espíritu Santo en tu vida.

i. Podemos estar confiados siempre, aun en los tiempos difíciles, si


nos apropiamos de Colosenses 3:2: «Poned la mira en las cosas de
arriba, no en las de la tierra». «¿Cuál es entonces la manera de
mantener la paz cuando hay cambios en el alma, ¿cuándo a veces
somos llevados al cielo y dentro de poco tiempo somos echados
abajo?

d. Sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos


ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista): Justo
ahora la presencia de Dios es un asunto de fe. Estamos en el
cuerpo, así que hay un sentido en el cual estamos ausentes del
Señor, al menos en el sentido de su presencia inmediata y gloriosa.
Así que ahora por fe andamos, no por vista.

i. Por fe andamos, no por vista es uno de los grandes —y difíciles—


principios del vivir cristiano. Debe de asombrar a los ángeles que
vivimos, servimos, y estamos dispuestos a morir por un Dios que
nunca hemos visto; y aun así lo amamos, y vivimos por Él, por fe
andamos, no por vista.

ii. Por fe andamos significa que hacemos de la fe una parte de las


actividades de cada día. El «andar», en sí mismo, no es nada
extraordinario, es uno de los aspectos más mundanos de la vida. Pero
Dios quiere que por fe andemos.

iii. Vendrá el día cuando ya no será necesario estar ausentes en el


Señor, en el sentido que Pablo quiere dar a entender aquí. En aquel
día ya no andaremos por fe, pero por vista presenciaremos la gloria y
la presencia de Dios.

e. Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo,


y presentes al Señor: Debido a que Pablo confía (en parte, basado
en las arras del Espíritu Santo) en su destino eterno, no tiene miedo
del mundo que está en el más allá. De hecho, dice: «más
quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor».
f. Presentes al Señor: Esto es lo que hace que el cielo sea en
realidad el cielo, así que deseamos estar presentes al Señor. El cielo
es tan precioso para nosotros por muchas razones:
 queremos estar con los seres queridos que han partido antes
que nosotros, a quienes extrañamos profundamente;
 queremos estar con los grandes hombres y mujeres de Dios, los
cuales se han ido antes que nosotros en los siglos pasados;
 queremos andar por las calles de oro, ver las puertas radiantes,
y ver a los ángeles que rodean el trono de Dios, adorándole día y
noche.

Sin embargo, ninguna de estas cosas, tan preciosas como son, hacen
que el cielo sea el «cielo». Lo que hace que el cielo sea el cielo, es la
presencia, sin estorbos, sin límites, de nuestro Señor. El lugar del cielo
sería como el infierno si no pudiéramos estar presentes al Señor.

También podría gustarte