Parte Uno
Parte Uno
Parte Uno
SPEPM –
AIPEM –
INFOGEP
Conceptos de la COORDIEP 10
Constitución Nacional 11
Pactos internacionales 14
Contratación a término. 39
4. ORGANISMOS DE CONTROL 41
Pérdida de la adscripción 88
Pérdida en Misiones 89
Indemnizaciones 90
8. El representante legal.
Previo al estudio del contrato de trabajo del docente que presta servicios en un
establecimiento educativo de gestión privada, debe analizarse el marco normativo general,
tanto desde la perspectiva nacional como también la provincial.
Por otra parte el artículo 5° de la Constitución Nacional impone a las Provincias asegurar la
educación primaria.
Artículo 5°- Cada provincia dictará para sí una Constitución bajo el sistema representativo
republicano, de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la Constitución
Nacional; y que asegure su administración de justicia, su régimen municipal, y la educación
Conceptos de la COORDIEP
Al respecto, la Junta Coordinadora de Asociaciones de la Enseñanza Privada de la
República Argentina (COORDIEP) señala que por libertad de enseñanza se entiende
“la libertad de opciones educativas”, indicando que “todo hombre tiene derecho, en razón
de su inalienable libertad (…) a la elección de escuela y, por ende, maestros,
independientemente del carácter estatal o privado de los establecimientos “. Esa libertad
se da y debe ser mantenida y perfeccionada en el sistema educativo, entendido éste como
“el conjunto de unidades de prestación de servicios educativos pertenecientes al Estado o
a los particulares, en las que se realiza el proceso organizado de enseñanza-aprendizaje”.
Recuerda asimismo que nuestra Constitución Nacional posee elementos suficientes para
asegurar un sistema que debe crecer integrado por las gestiones estatal y privada,
asegurando la vigencia de la libertad de enseñanza para poder concretar, en los hechos, la
libertad de opción para los padres en la educación de los hijos y de los estudiantes, cuando
la edad les permita ejercer dicho derecho.
El juego de los artículos que completa el modelo educativo, ratifican que es de libertad, de
pluralidad, de diversidad, de apertura, de participación y que quedan fuera de él
cualquier pretensión de limitar o condicionar lo que la Constitución Nacional asegura, la
libertad cultural y la necesidad de la libertad de enseñar y aprender.
En el mismo sentido, el jurisconsulto Humberto Quiroga Lavié (1996) expresa que “la
libertad de enseñar implica el derecho de los particulares a organizar e impartir educación,
dentro de los particulares a organizar e impartir educación, dentro de las bases o
lineamientos que dispongan el Congreso y las provincia o municipios, en sus respectivos
ámbitos”.
Constitución Nacional
La reforma constitucional de 1994 extendió las atribuciones del Congreso Federal en
materia de cultura y educación, indicando María Gelli que “concedió carácter superior a
las leyes a buena parte de los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos,
ampliando y ajustando así las herramientas determinantes en la regulación de esta libertad
originaria”.
Dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la libre creación y circulación de las
obras del autor; el patrimonio artístico y los espacios culturales y audiovisuales.
Educación Ambiental.
En la Constitución Nacional, a través de la Reforma de 1994, introduce aspectos novedosos
de la educación, en especial referidos a la Educación Ambiental indicando en el artículo
41° que indica:
Artículo 41° (CN) - Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado,
apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades
presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El
daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la
ley. Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los
recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad
biológica, y a la información y educación ambientales”.
Es una norma nueva que en doctrina recibe diversos nombres que van de considerarlos
como derechos de la tercera generación hasta llamarlos intereses difusos, colectivos o de
pertenencia difusa. El derecho ambiental comenzó a tener auge en el derecho comparado
universal recién en el siglo XX.
13.1 - Los Estados partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a la
Educación (...). La Educación debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad
humana y del sentido de su dignidad y fortalecer el respeto por los derechos humanos (...) debe
capacitar a todas las personas para participar efectivamente en una sociedad libre...
13.2 - Los Estados, en orden a lograr el pleno ejercicio de este derecho deben implementar: a)
Enseñanza primaria obligatoria y gratuita; b) Enseñanza secundaria accesible y
progresivamente gratuita.
Artículo XII - Toda persona tiene derecho a la educación, (...) Asimismo tiene el derecho de
que, mediante esta educación se lo capacite para lograr una digna subsistencia, en mejoramiento
del nivel de vida y para ser útil a la sociedad (...). Toda persona tiene derecho a recibir
gratuitamente la educación primaria, por lo menos.
Artículo XXIII – Toda persona tiene el deber de adquirir a lo menos la instrucción primaria.
Artículo 26 – 1 - Cada persona tiene derecho a la Educación (...) La instrucción elemental será
obligatoria (...) la instrucción técnica y profesional, generalizada, el acceso a los estudios
superiores será igual para todos (...).
Responsabilizarse de garantizar el ejercicio del derecho educativo para todos los habitantes.
Movilizar los medios y recursos para el ejercicio igualitario del derecho educativo de todos los
habitantes, cualquiera sea sus situaciones, edades o condiciones.
Artículo 26
Deberán adoptarse medidas para garantizar a los miembros de los pueblos interesados la
posibilidad de adquirir una educación a todos los niveles, por lo menos en pie de igualdad con el
resto de la comunidad nacional.
Artículo 27
1. Los programas y los servicios de educación destinados a los pueblos interesados deberán
desarrollarse y aplicarse en cooperación con éstos a fin de responder a sus necesidades
particulares, y deberán abarcar su historia, sus conocimientos y técnicas, sus sistemas de
valores y todas sus demás aspiraciones sociales, económicas y culturales.
2. La autoridad competente deberá asegurar la formación de miembros de estos pueblos y su
participación en la formulación y ejecución de programas de educación, con miras a
transferir progresivamente a dichos pueblos la responsabilidad de la realización de esos
programas, cuando haya lugar.
Artículo 28
1. Siempre que sea viable, deberá enseñarse a los niños de los pueblos interesados a leer y a
escribir en su propia lengua indígena o en la lengua que más comúnmente se hable en el
grupo a que pertenezcan. Cuando ello no sea viable, las autoridades competentes deberán
celebrar consultas con esos pueblos con miras a la adopción de medidas que permitan
alcanzar este objetivo.
2. Deberán tomarse medidas adecuadas para asegurar que esos pueblos tengan la oportunidad
de llegar a dominar la lengua nacional o una de las lenguas oficiales del país.
3. Deberán adoptarse disposiciones para preservar las lenguas indígenas de los pueblos
interesados y promover el desarrollo y la práctica de las mismas.
Artículo 29
Un objetivo de la educación de los niños de los pueblos interesados deberá ser impartirles
conocimientos generales y aptitudes que les ayuden a participar plenamente y en pie de
igualdad en la vida de su propia comunidad y en la de la comunidad nacional.
Artículo 30
1. Los gobiernos deberán adoptar medidas acordes a las tradiciones y culturas de los pueblos
interesados, a fin de darles a conocer sus derechos y obligaciones, especialmente en lo que
atañe al trabajo, a las posibilidades económicas, a las cuestiones de educación y salud, a los
servicios sociales y a los derechos dimanantes del presente Convenio.
2. A tal fin, deberá recurrirse, si fuere necesario, a traducciones escritas y a la utilización de los
medios de comunicación de masas en las lenguas de dichos pueblos.
Artículo 31
Son las Provincias las que mediante la Constitución hacen la delegación al Gobierno
Federal. La doctrina distingue competencias exclusivas del Estado Federal; competencias
exclusivas de las Provincias y competencias concurrentes entre el Estado Federal y las
Provincias.
El Estado Federal a través del Congreso tiene competencia para proveer lo conducente
al progreso de la ilustración (artículo 75, inciso 18 CN). (Facultad concurrente Nación –
Provincia).
El Estado Federal a través del Congreso tiene competencia para dictar planes de
instrucción general y universitaria (artículo 75, inciso 18 CN). (Facultad delegada a la
Nación).
El Estado Federal a través del Congreso tiene competencia para sancionar leyes de
organización y de base de la educación (artículo 75, inciso 19 CN). (Facultad delegada a
la Nación).
Entre otros aspectos, en el artículo 2, inciso c) de esa Convención, los Estados se obligaron
a posibilitar “la creación o el mantenimiento de establecimientos de enseñanza privados,
siempre que la finalidad de esos establecimientos no sea la de lograr la exclusión de
cualquier grupo sino la de añadir nuevas posibilidades de enseñanza a las que
proporciona el poder público, y siempre que funcionen de conformidad con esa finalidad,
y que la enseñanza dada corresponda a las normas que hayan podido prescribir o aprobar
las autoridades competentes, particularmente para la enseñanza del mismo grado”.
Artículo 1
a. Excluir a una persona o a un grupo del acceso a los diversos grados y tipos de
enseñanza;
Artículo 2
Artículo 3
También la Ley de Educación Nacional 26.206, en su artículo 1°, “… regula el ejercicio del
derecho de enseñar y aprender consagrado por el artículo 14 de la Constitución Nacional y
los tratados internacionales incorporados a ella, conforme con las atribuciones conferidas
al Honorable Congreso de la Nación en el artículo 78, incisos 17, 18 y 19 y de acuerdo con
los principios que allí se establecen y los que en esta ley se determinan”.
Esta norma se complementa con las disposiciones de sus arts. 2º y 3º que prescriben que
“la educación y el conocimiento son un bien público y un derecho personal y social,
garantizados por el Estado”, indicando asimismo que “la educación es una prioridad
nacional y se constituye en política de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar
la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la soberanía democrática,
respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo
económica-social de la Nación”.
Artículo 1 (LNE) - La presente ley regula el ejercicio del derecho de enseñar y aprender
consagrado por el artículo 14 de la Constitución Nacional y los tratados internacionales
incorporados a ella, conforme con las atribuciones conferidas al Honorable Congreso de la
Nación en el artículo 75, incisos 17, 18 y 19, y de acuerdo con los principios que allí se
establecen y los que en esta ley se determinan.
Artículo 4 (LNE) - El Estado nacional, las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
tienen la responsabilidad principal e indelegable de proveer una educación integral, permanente
y de calidad para todos/as los/as habitantes de la Nación, garantizando la igualdad, gratuidad y
equidad en el ejercicio de este derecho, con la participación de las organizaciones sociales y las
familias.
Artículo 4 (ley 2987) - El Estado provincial en el marco de una sociedad pluralista sustentado
en los principios constitucionales democráticos reconoce el derecho de los padres a elegir la
educación para sus hijos y las escuelas que la impartan; la facultad de las personas físicas y
jurídicas para crear institutos de enseñanza y a éstos, el derecho a la coparticipación económica
para el financiamiento de la educación, en las condiciones que establece la presente ley. Todo ello
sin perjuicio del derecho del Estado provincial a su regulación y control para asegurar la
conformidad de la enseñanza con los principios de bien común establecidos en la Constitución
Nacional y Provincial y sin otros límites que los impuestos por el ordenamiento jurídico
vigente.
Es importante tener presente, como señala Zunino (2008), que los principios indicados
señalan “que la educación debe orientarse hacia el pleno desarrollo de la personalidad
humana y del sentido de su dignidad, y debe fortalecer el respeto por los derechos
humanos y las libertades fundamentales”. Es que, como indica el documento de Naciones
Pero el derecho de enseñar que consagran los textos legales enunciados, no es factible de
concretar sin la participación del docente. Tanto en el Estatuto del Docente de la
Provincia de Misiones ratificado por Ley 174 y sus modificatorias, como el Estatuto del
Docente Nacional que fuera fijado por ley 14.473 se entiende por la tal a quien “imparte,
dirige, supervisa u orienta la educación general y la enseñanza sistematizada, así como a
quien colabora directamente en esas funciones, con sujeción a normas pedagógicas y
reglamentaciones…”
Artículo 1º (ley 14.473) – Se considera docente, a los efectos de esta ley, quien imparte, dirige,
supervisa u orienta la educación general y la enseñanza sistematizada, así como a quien
colabora directamente en esas funciones, con sujeción a normas pedagógicas y reglamentaciones
del presente estatuto.
Esto significa que el educador es el agente indispensable, a través del cual el Estado y los
empleadores privados ejercen el derecho de enseñar, contracara imprescindible del
derecho de aprender que tienen todos los habitantes de la Nación, enmarcando su accionar
en las pautas normativas que las disposiciones estatales le fijan como responsable esencial
de la educación.
Como bien expresa Zunino (2008), “dada la naturaleza especial de la tarea laboral de que
se trata, la labor docente se encuentra reglamentada de manera especial, condicionada por
los fines que se persiguen e imbuida del principio de equiparación de los trabajadores
docentes, cualquiera que sea el ámbito de dependencia que posea”.
Esto significa que el Estado, a través de los organismos pertinentes que en el caso de
Misiones es el Servicio Provincial de Enseñanza Privada (SPEPM), previa verificación del
cumplimiento de una serie de exigencias que hacen a la capacidad material (recursos
humanos, adecuada estructura edilicia, etc.), así como también a la solvencia moral y
financiera de sus propietarios y el acatamiento de un conjunto de exigencias atinentes al
plan de estudios, a los títulos que debe poseer su personal, y la observancia de normas
laborales, entre otros, autoriza el funcionamiento del establecimiento educativo de que se
trata, para que éste brinde dicho servicio.
Sin embargo debe tenerse presente que mediante Resolución 313 del 19 de julio de 1994, el
ministerio de Cultura y Educación de Misiones creo el registro de “Institutos privados de
Perfeccionamiento Técnico-Docente” en el ámbito del Servicio Provincial de Enseñanza
Privada de Misiones, dividiéndolos entre aquellos incorporados a la enseñanza oficial y
los no incorporados (academias), pero en este último caso fijándose pautas específicas para
su funcionamiento como también la documentación que deben presentar para poder
inscribirse.
En la concepción tradicional del servicio público, los elemento que han permitido
caracterizarlo con los siguientes: la existencia de una finalidad de satisfacción del interés
público –elemento teleológico-, la presentación del servicio de que se trate por parte del
Estado, sea de manera directa o indirecta –elemento subjetivo u orgánico-, un régimen
especial, exorbitante, propio del derecho público, y la titularidad del servicio en cabeza del
Estado (publicatio) –elemento normativo-
Diversas son las razones que han llevado a la crisis –aunque hay quienes hablan de
“evolución”- de este concepto, pero es claro que en la medida en que aquellos elementos
antes mencionados fueron desdibujándose, fue produciéndose un claro resquebrajamiento
de la noción originaria.
En ese camino de transformación del concepto, fueron variando los alcances dados a
ambos términos que lo integran: cambió tanto lo que se entiende por “servicio” como el
Juan Carlos Cassagne señala que “lo que hay que destacar en este proceso es el hecho de
haberse operado la extensión de la institución a ciertas actividades que los particulares
ejercen por derecho propio, calificadas por la ley como servicios públicos y sometidos a su
régimen jurídico”.
Otros autores entienden que, más allá de la crisis del concepto y de las diversas posturas al
respecto “quedan en pie de la noción tradicional tres elementos a ser considerados: a) la
prestación que satisfaga una necesidad o interés colectivo en forma directa, indirecta o
reglamentada por el Estado; b) el régimen de derecho público exorbitante del derecho
civil; c) el debido control estatal en los distintos aspectos que involucran el servicio”.
Sin embargo, más allá de la mayor o menor preponderancia que se le otorgue a cada uno
de los elementos antes mencionados según la óptica doctrinaria que se adopte, lo cierto es
que en ningún caso podrá haber servicio público si no se trata de una actividad que tienda
a satisfacer un interés público o colectivo y primordial. No obstante es claro que no toda
actividad de interés colectivo y primordial es necesariamente servicio público.
Asimismo la prestación de este servicio podrá estar en manos estatales o privadas, pero
para que se pueda hablar de servicio público en manos privadas debe existir una
transferencia de facultades estatales a esos fines, a través de figuras como la concesión, la
autorización, la licencia o el permiso, todo ello en el marco de un régimen jurídico
exorbitante. También debemos indicar que si las actividades están sometidas a una fuerte
regulación estatal, responden a las consecuencias jurídicas que son propias de los servicios
públicos.
También el Estado debe concretar todos los controles que involucren los aspectos
técnicos, pedagógicos, administrativos y financieros, ya que su omisión puede hacer
surgir responsabilidades para los funcionarios involucrados.
Esta definición, como hemos visto, adquiere sustancial importancia desde que, a partir de
ella, se derivan una serie de consecuencias de incidencia directa sobre la vida de la
institución, tales como los alcances del contralor que el Estado puede y debe ejercer sobre
ella, así como también las condiciones que se le imponen al establecimiento educativo
privado para su habilitación y funcionamiento.
Desde esta perspectiva, es esencial señalar que las actividades de los establecimientos
educativos privados incorporados desarrollan un servicio público, con todas las
consecuencias jurídicas que tal definición determina. En efecto, hoy se encuentra
consolidada la idea de que desarrollan un “servicio público”, que algunos autores como
Zunino califican como un “servicio público impropio”, ya que realizan una actividad con
especial contralor por parte de las organizaciones estatales específicas (en el caso de
Misiones, el Servicio Provincial de Enseñanza Privada), que implican una serie de
derechos y obligaciones recíprocas en el marco de una relación con el Estado de mucha
intensidad, que las diferencian de las que posee cualquier otra institución de la vida civil
o comercial.
Elemento finalista
Comenzando con lo relativo al aspecto teleológico, es claro que el fin que se persigue con
el servicio es satisfacer una “necesidad general” o colectiva, que tiene un “interés general”
que reviste la condición de “prioridad básica” o “prioridad esencial” en el desarrollo del
Estado y de la sociedad. Esto es así toda vez que es indiscutible que la educación
constituye uno de los deberes esenciales del Estado y que sería, por ende, impensable un
Estado desentendido de la educación.
Lo dicho se ve reafirmado a poco que se repare en que la educación posee ínsita una
vocación expansiva, que debe tender, por su propia naturaleza, a abarcar a todos los
sectores de la población con la mayor igualdad posible.
Elemento subjetivo
En lo atinente al elemento subjetivo –quién presta el servicio-, cuando se habla de la
“educación pública de gestión privada”, estamos refiriéndonos a aquella que se imparte en
los establecimientos incorporados a la enseñanza oficial, pero de propiedad de
particulares.
Dicho servicio público puede desarrollarse, como indica Fiorini, “con la concurrente
participación de la actividad privada en la misma gestión, como acontece en nuestro país
con la instrucción pública”, pero no basta con la decisión de los interesados en llevar
adelante este emprendimiento, sino que se requiere, necesariamente, de la autorización
por parte del Estado para el funcionamiento de la institución.
Esta autorización para el funcionamiento es una naturaleza jurídica distinta de aquella que
se exige para la simple apertura de un comercio o de cualquier actividad de otra índole, a
la que se denomina “habilitación”. Esto es así, ya que no se trata de un mero contralor en
el marco del poder general de policía del Estado, sino de la materialización de controles
Obviamente el contralor del Estado se da con independencia de los aportes o subsidios por
parte de aquél a favor del establecimiento, ya que la incorporación a la enseñanza oficial
de un instituto no está condicionada al subsidio que eventualmente pudiera recibir por
parte del Estado. Por el contrario, la incorporación se relaciona con la autorización para el
funcionamiento y el otorgamiento de títulos de valides oficial, y el consecuente contralor
pedagógico y demás aspectos antes señalados efectuado por el Estado, como condición
para la convalidación de tales títulos, siendo lo relativo al aporte económico un aspecto
tangencial, que puede o no estar, sin que se modifique en absoluto la facultad de contralor
aludida.
Dictar leyes que protejan la identidad y pluralidad cultural, la libre creación y circulación de las
obras del autor; el patrimonio artístico y los espacios culturales y audiovisuales.
Esto implica que la titularidad en cabeza del Estado aparece claramente en todo el plexo
normativo que regula esta actividad, remarcándose que el sistema educativo en su
integridad está conformado por los servicios de gestión estatal y los de gestión privada. Al
respecto, la Ley de Educación Nacional establece en su artículo 14 que “el Sistema
Educativo Nacional es el conjunto organizado de servicios y acciones educativas reguladas por el
Estado que posibilitan el ejercicio del derecho a la educación. Lo integran los servicios educativos de
gestión estatal y privada, gestión cooperativa y gestión social, de todas las jurisdicciones del país,
que abarcan los distintos niveles, ciclos y modalidades de la educación”.
Como puede apreciarse, la normativa indica que lo que está en manos privadas es sólo la
“gestión” del servicio, diferenciando esto de su “titularidad”, a la que permanece en
manos del Estado.
Esta situación también se refleja en el artículo 13 de la misma norma que dispone que “el
Estado nacional, las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires reconocen, autorizan y
supervisan el funcionamiento de instituciones educativas de gestión privada, confesionales o no
Repárese, por caso, en que sólo desde esta perspectiva es admisible un contralor respecto
de la calidad del servicio que se brinda, ya que eso y no otra cosa es la supervisión
pedagógica que efectúa el Estado en estos institutos, en función de la cual se puede llegar
incluso a disponer la caducidad de la incorporación o reconocimiento.
Por esta causa expresa Albergucci que “la autorización significa que el Estado –las
autoridades de cada jurisdicción- en cuanto responsable de la educación pública, se
reserva la potestad de reglamentar el ejercicio de los derechos y obligaciones de los agente
de gestión, a través de las normas de aplicación”.
Presunción de legitimidad
Finalmente, con relación a este tema, es dable recordar expresiones de Altamira Gigena,
que señala que “en la segunda mitad del siglo XX, en la República Argentina, el legislador
posibilitó que establecimientos privados impartieran enseñanza universitaria, expidiendo
títulos y diplomas con validez oficial. Anteriormente, ya se había otorgado la posibilidad a
personas jurídicas privadas, que impartieran enseñanza primaria y secundaria (…) Las
normas precedentemente citadas son útiles para llegar a la conclusión de que las personas
jurídicas privadas que ejercen función administrativa por mandato legal dictan actos
administrativos que a los fines de gozar de la presunción de legitimidad deben respetar
los principios y normas del derecho público en general y del derecho administrativo en
especial”.
Jurisprudencia: La Cámara con competencia laboral de la Ciudad Cruz del Eje (17 de
mayo de 2000 in re “Bergondo, Paula Constanza y otra v. Instituto Privado Dante
Alighieri y otro –ordinario laboral y sus acumulados”), citando a Marienhoff, ha dicho
que una de las especies principales de colaboración de los particulares con la
Administración en la prestación de los servicios públicos es “por actividad paralela”, al
decir que ésta se produce “cuando un particular o administrativo realiza una actividad
de beneficio general que el Estado ya tomó a su cargo con el carácter de servicio
público. Es el caso, por ejemplo, de los establecimientos privados de enseñanza…”.
Señala el doctrinario que en esta caso “el particular ejercita una actividad similar a la
que cumple o puede cumplir el Estado; por ejemplo: la enseñanza en cualquiera de sus
ciclos (…) El particular no puede realizar esa actividad –servicio público- por su propia
y exclusiva resolución y sin intervención de los poderes públicos”, porque de otro
El mismo fallo concluye que “la educación es un servicio público, que se integra en un
sistema único, y que su prestación puede ser de gestión oficial o gestión privada”.
Linares por su lado expresa que “impartir instrucción pública por el Estado entraña
servicio público, también tiene ese carácter la educación primaria, secundaria y
universitaria suministradas por establecimientos privados, por el hecho de hacerlo sobre la
base de una licencia y estar sometidos al control del Estado. Tanto es así que en
determinados casos de incumplimiento de las reglamentaciones oficiales, puede la licencia
ser revocada. Se trata, la actividad, de un servicio público impropio”.
Por otra parte, y desde el punto de vista del derecho positivo, el Decreto Nacional
365/1993 zanjó la discusión examinada, al sostener que “la enseñanza del ciudadano,
cuando es prestada por instituciones privadas, constituye un servicio público de los
denominados impropios, y como tal se haya sujeta a la tutela y el contralor estatales”.
Pero específicamente en el ámbito del derecho del trabajo, tenemos que tener en cuenta
que rige el principio protectorio, materializado en tres reglas básicas:
Incluso una norma de jerarquía inferior puede prevalecer sobre otra de jerarquía superior
si resulta más favorable al trabajador. En caso de presentarse un conflicto de aplicación de
las distintas fuentes del derecho del trabajo (dejando de lado la Constitución Nacional y
los tratados internacionales), se debe tener en cuenta las siguientes pautas rectoras:
En principio, la ley se impone por sobre las demás fuentes, puesto que la ley tiene
jerarquía superior al convenio colectivo.
En caso de darse que una ley general posterior complementa a una ley especial, si
ésta otorga mejores derechos al trabajador, en ese caso, la sustituirá en forma
parcial o totalmente.
El convenio colectivo tiene eficacia derogatoria respecto de una ley anterior menos
beneficiosa y deja sin efecto al convenio colectivo anterior aun cuando éste otorgara
mejores derechos a los trabajadores y deroga también las cláusulas menos
favorables incluidas en el contrato individual.
En síntesis, para saber cuál es la fuente que corresponde aplicar al caso concreto, se deben
tener en cuenta los principios propios del derecho del trabajo y analizar lo siguiente:
En caso de colisión entre dos o más fuentes que otorgan distintos beneficios al trabajador,
se debe aplicar la regla del régimen más favorable. Para lograr tal objetivo
doctrinariamente se han establecido tres criterios:
Acumulación: se toman las normas y cláusulas más favorables de cada una de las
fuentes del derecho y con ellas se conforma una nueva norma.
Dicho error radica generalmente en entender que existe una relación jurídica directa y de
dependencia laboral entre el trabajador docente privado y el Estado, siendo que en
realidad la relación de dependencia laboral se da exclusivamente entre el trabajador y el
empleador privado. No existe relación de dependencia laboral entre el docente privado y
el Estado.
Esta relación jurídica entre el Estado y los efectores privados de la educación, como se
verá, se rigen por las normas locales que regulan la actividad de estos establecimientos
escolares.
Se impone además recordar que todos los establecimientos descriptos deben adecuarse al
régimen normativo, independientemente de que reciban o no subsidio o aporte estatal.
Esto porque la obligación de su adecuación a la normativa deviene de su condición de
instituto incorporado, y no la de beneficiario del subsidio estatal.
El propietario del instituto educativo, que puede ser una persona física o ideal (asociación,
fundación, sociedad comercial o civil, u otras) es en definitiva quien a este contrato ocupa
el lugar de la empresa o el empleador en los términos genéricos del Régimen de contrato
de trabajo.
Por tanto, no resulta a los empleadores factible escudarse en la eventual falta de pago de
subsidio o aporte estatal con destino a sueldos, o demora en este, para incumplir con tal
débito, propio del contrato de empleo.
El aporte estatal no podrá ser considerado como pago de sueldos a los docentes, ni les dará a
éstos derecho alguno contra el Estado provincial.
Por último, resulta necesario señalar que las obligaciones propias de los institutos
adscriptos, reconocidos o incorporados, respecto de su personal, son de plena aplicación a
partir de que el establecimiento solicita su incorporación.
Esto es así toda vez que, por un lado, el cumplimiento de tales condiciones está impuesto
como requisito previo para lograr la incorporación y, por la otra, porque no resultaría
admisible en derecho –por repugnar el principio de igualdad ante la ley-, que en un
establecimiento, que pretende ser reconocido por el sistema educativo oficial, se vea
eximido de mantener en orden a sus dependientes un trato idéntico que el que dispensa
cualquier empleador docente privado ya reconocido, ya que lo contrario vulneraría no
sólo la ley, sino también el principio de coherencia con los actos propios. Este criterio ha
sido respetado en la Resolución 250/1988 del Consejo Gremial de Enseñanza Privada.
Contratación a término.
Un tema que preocupa a muchos docentes y propietarios se relaciona con la contratación a
término de los titulares. Al respecto, es importante tener presente que la legislación
vigente señala (tal como indica Vázquez Vialard en su libro sobre Derecho del Trabajo y la
Seguridad Social) en relación al docente privado, que aquél que trabaja todo el periodo
lectivo sea en nivel inicial, primaria y secundaria, no es un trabajador de temporada razón
por la cual la prestación principal del empleador, el pago del sueldo, debe realizarse
durante los 12 meses del año (artículo 19 de la ley 13047).
Todo ello lleva al convencimiento de que la naturaleza del contrato docente, cuando se
prestan servicios durante todo el año lectivo, es un contrato de trabajo permanente y
continuo, según afirma la Cámara Laboral.
En razón de ello la Cámara hizo lugar a fines del último año al agravio presentado por
varios docentes a quienes se les designaba de marzo a noviembre o a diciembre para no
pagar vacaciones, teniendo como base que la relación entre las partes fue un contrato de
trabajo por tiempo indeterminado de prestación continua y, por tanto, las actoras debían
percibir remuneración durante el periodo de receso (Art. 19 de la Ley 13047).
Sin perjuicio de esta remisión, señalamos que el ejercicio del Poder de Policía del Trabajo,
o sea, la potestad estatal de control del cumplimiento de la normativa laboral, no difiere
del resto de las relaciones de empleo privadas, por lo que es ejercido por los organismos
jurisdiccionales pertinentes. A modo de corolario, que simplemente ratifica lo dicho, debe
recordarse que el artículo 63 de la ley 26.206 establece entre las obligaciones de los agentes
privados prestadores del servicio educativo el de “brindar toda la información necesaria
para (…) el control contable y laboral por parte del Estado”.
En ese marco corresponde señalar primeramente que la precitada Ley 24.049 autorizó al
Poder Ejecutivo Nacional a transferir, a partir del primero de enero de 1992, a las
provincias y a la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, (hoy Ciudad de Bs. As.) las
facultades y funciones sobre los establecimientos públicos y privados reconocidos que
tenía el Ministerio Nacional del ramo. Es por ello que con la implementación de la
transferencia aludida, no quedaron establecimientos educativos, públicos ni privados, en
manos directas del estado nacional.
En tal sentido es dable destacar las pautas fijadas por el Consejo Federal de Cultura y
Educación, en su Acuerdo Marco sobre Educación Pública de Gestión Privada, en el
sentido de que “las autoridades competentes de las provincias y de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires tienen la atribución de autorizar y supervisar los establecimientos de
gestión privada en su jurisdicción (artículos 36 y 59, inciso c) de la Ley 24.195). Las
facultades y funciones sobre los establecimientos educativos de gestión privada
transferidos por el gobierno nacional a las autoridades de las provincias y de las Ciudad
Autónoma de Buenos Aires a través de la ley 24.049 (artículo 1) y la aplicación de los
criterios de federalización y descentralización para el gobierno y la administración del
sistema educativo nacional (artículo 51 de la ley 24.195) determinan la competencia de las
autoridades jurisdiccionales para la reglamentación y supervisión del ejercicio del derecho
a enseñar (artículo 59, inciso c) de la ley, ley 24.195) y de los derechos y las obligaciones de
los agentes prestadores del servicio de enseñanza pública de gestión privada (artículo 36,
ley 24.195)” (Res. 119/1999, XL Asamblea Extraordinaria del Consejo Federal de Cultura y
Educación, Ministerio de Cultura y Educación de la Nación).
Artículo 1.- Créase el Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones (S.P.E.P.M.) que
funcionará como órgano descentralizado en el ámbito del Ministerio de Cultura y Educación de
la provincia y que ajustará sus funciones, objetivos y finalidades a las prescripciones
establecidas en la presente ley y su reglamentación.
Artículo 2.- El Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones tendrá por misión
ejecutar las políticas de la provincia en materia de educación pública de gestión privada dentro
de los principios reconocidos por esta ley, las Constituciones Nacional y Provincial y Tratados
Internacionales.
Determinación del valor de los aranceles que cobran los establecimientos privados
(artículos 22 y 23).
En lo que hace a su integración, de conformidad a los dispuesto por el artículo 27, vale
señalar que se trata de un organismo colegiado compuesto por catorce (14) miembros y un
(1) presidente, designado por el Poder Ejecutivo nacional, conforme el siguiente detalle:
e) Tres representantes del personal (1 por los profesores, 1 por los maestros y 1 por el
restante del personal).
f) Dos representantes de las asociaciones de los padres de familia (uno por los
establecimientos religiosos y uno por los establecimientos laicos).
Se indica que “el presidente será designado por el Poder Ejecutivo” en tanto que “los
representantes a que se refieren los incisos c), d) y e) serán designados por las asociaciones
gremiales correspondientes”.
Jurisdicción
Respecto a la jurisdicción, especialistas como Luis Silva y Vázquez Vialard, sostienen que
“Cuando los establecimientos privados pertenecen a las jurisdicciones provincial o
municipal, sus relaciones con el Estado se rigen por las normas locales, sea que integren el
sistema formal o no formal”, criterio también sostenido por el Consejo Federal de
Educación en el mencionado “Acuerdo Marco sobre Educación Pública de Gestión
Privada” (Resolución 119/1999, CFE).
La norma indicada significa que el pago de los haberes del personal docente
constituye una de las obligaciones que la Ley de Educación Nacional y las leyes locales
imponen a los propietarios de estos establecimientos, como condición para la concesión
de este servicio educativo, por cuya causa los empleadores no pueden abonar sueldos
inferiores a los fijados en el orden provincial para el ámbito docente. Es decir, el CGEP
carece de toda competencia, y sus pronunciamientos serán inoponibles a los Estados
provinciales y a los empleadores (aunque las Provincias pueden aceptar los acuerdos
logrados en su marco). Además al señalar la ley en su artículo 62 que “los servicios
educativos de gestión privada estarán sujetos a la autorización, reconocimiento y
supervisión de las autoridades educativas jurisdiccionales correspondientes”, esclarece
definitivamente la incompetencia de este organismo en la materia.
Es decir, tampoco resulta jurídicamente admisible que el CGEP imponga a las distintas
jurisdicciones los aranceles a aplicar en los establecimientos privados que se
encuentran bajo su órbita, pues como expresa Ferraro, “son aquellas las que posean
legalmente la facultad de fijar esos montos, en tanto la concesión de servicios
educativos a terceros, que lleva ínsita esta potestad, es de su exclusiva incumbencia”.
Las reflexiones efectuadas en los párrafos anteriores -podría decirse- son de plena
aplicación también respecto de las condiciones del ejercicio de potestades disciplinarias
(sustanciación de sumarios administrativos, imposición de sanciones, etc.), respectos de
incumplimientos a la ley 13.047. A esta conclusión se arriba a poco que se repare en que
todas estas facultades han sido también objeto de transferencia a las órbitas locales, como
consecuencia necesaria de dicho traspaso y a los fines de dotar a las jurisdicciones de las
Por lo demás no puede dejar de subrayarse que la Ley Nacional de Educación prevé la
integración de representantes de los diversos sectores que hacen a la educación estatal y
privada, en el marco del Consejo de Políticas Educativas, del Consejo Federal de
Educación (art. 119, inc. a).
Sin perjuicio de lo dicho, cabe agregar que las normas y los criterios interpretativos de la
ley 13.047, emanadas del CGEP con antelación a la transferencia de los servicios
educativos a las órbitas locales – en tanto dicho organismo por aquel entonces poseía
competencia a estos fines reglamentarios-, mantienen su vigencia en la medida en que
resulten aplicables al plexo normativo actual. Es más, el Art. 50 de la ley 2.987 dice “Hasta
tanto se sancionen nuevas normas que rijan la relación del propietario con el personal de su
establecimiento se adoptaran las disposiciones de la Ley Nacional 13047”.
Creación
El Tribunal de Cuentas de la Provincia de Misiones, es un organismo creado por la
Constitución de Misiones e implementado por Decreto Ley 1214/60 y modificaciones. Las
pautas mencionadas permiten a dicha entidad actuar como un organismo independiente
de los tres Poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) y establece la inamovilidad de los tres
miembros (un Presidente Abogado y dos Vocales Contadores).
A tal fin los poderes públicos, las municipalidades, y los que administren los caudales de
la Provincia, estarán obligados a remitir anualmente las cuentas documentadas de los
dineros percibidos e invertidos, para su aprobación o desaprobación. El Tribunal se
pronunciará en el término de un año de la presentación; de lo contrario se tendrá por
aprobadas sin perjuicio de la responsabilidad de los miembros del Tribunal;
3) Fiscalizar las cuentas de las instituciones privadas, que reciban subsidios del Estado
provincial.
2) El examen y juicio de legalidad de las cuentas rendidas por los órganos competentes de
la Provincia y Municipios y quienes administren caudales de la Provincia;
4) El examen y juicio de las cuentas rendidas por las personas de Derecho Privado que
reciban subsidios de la Provincia o los Municipios;
8) Autorizar y aprobar sus gastos, con arreglo a lo que establezca su propio reglamento;
10) Apercibir y aplicar multas de hasta el treinta por ciento (30%) del monto de los
intereses o valores cuestionados, o de los sueldos o retribuciones que se perciben, en
los casos de desobediencia a sus Resoluciones;
14) Asesorar a los Poderes del Estado Provincial, cuando estos lo requieran, en la materia
de su competencia.
b) tomar vista previa de toda decisión que adopte el Tribunal de Cuentas de la Provincia
respecto al control de legalidad de las cuentas de percepción e inversión de las rentas
públicas provinciales, municipales, entes autárquicos, organismos descentralizados,
empresas del estado y/o en los que este último tenga participación, quedando
comprendidos los juicios administrativos de responsabilidad, la fiscalización del
cumplimiento de las leyes y reglamentos relativos a la utilización de los recursos
financieros-patrimoniales, declaración de responsabilidad y el correspondiente cargo en el
orden administrativo cuando corresponda, presentación del Presupuesto de Gastos del
Tribunal, autorización y aprobación de los gastos. Esta vista previa alcanzará a todo
proceso o causa en trámite ante el Tribunal de Cuentas;
c) interponer recurso de apelación directo dentro del término de cinco (5) días hábiles
posteriores a su notificación personal, ante el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia,
para el caso de no coincidir el Fiscal Superior con la decisión adoptada por el Tribunal de
Cuentas, a los fines de que el máximo Tribunal resuelva en definitiva sobre la cuestión. La
interposición del recurso de apelación en todos los casos tendrá efecto suspensivo sobre lo
Organización y composición
El Artículo 132 de la Constitución Provincial, establece: El Tribunal de cuentas estará
compuesto por un Presidente, abogado, y dos vocales, contadores públicos, todos
inamovibles, nombrados por el Poder Ejecutivo con acuerdo de la Cámara de
Representantes. No podrán tener ningún otro empleo ni ejercer profesión.
El artículo 4 de la ley orgánica en conformidad con este artículo establece, que el tribunal
de cuentas se compondrá por: un presidente con título de abogado y dos vocales, con
titulo de contador público, y le agrega como complemento a la disposición constitucional,
todos expedidos por universidad legal Argentina.
En cuanto a los requisitos para ser miembros, además de los títulos universitarios
habilitantes solicitados, también debe tratarse de un ciudadano argentino nativo o
naturalizado con 10 años de ejercicio de la ciudadanía.
A todos los efectos los Miembros del Tribunal de Cuentas se hallan equiparados a los
Miembros del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia.
El artículo 6 hace referencia a la incompatibilidad del cargo con cualquier otro empleo o
profesión, salvo la actividad docente.
Actos que dicta el Tribunal de Cuentas. Una vez que las cuentas recibidas son
examinadas por el fiscal de cuentas y elevado dicho examen al tribunal de cuentas, y
cuando el fiscal no hubiese formulado reparos a la misma, si el tribunal considera que la
cuenta debe ser aprobada dicta entonces, una resolución al respecto que contiene: las
Ahora bien, si el fiscal formuló reparos a la cuenta, el tribunal le correrá traslado al o los
obligados, de los cargos formulados por el fiscal, por un término no mayor de 30 días
(artículos 36, 37 y 38).
Toda persona afectada por reparos o cargos en un juicio de cuentas podrá comparecer por
sí, personalmente o por escrito, o por apoderado, a contestarlos, acompañar documentos o
solicitar que el Tribunal de Cuentas pida los que hagan a su descargo y deban obrar en
oficinas públicas (artículo 40).
Con la opinión de los miembros del tribunal de cuentas este dictará su fallo con el primer
acuerdo que realice (artículos 42 y 43).
Recursos
El artículo 68 establece que contra los fallos del Tribunal de Cuentas habrá 2 tipos de
recursos:
el de revisión y,
Jurisprudencia. En este sentido, la Cámara Nacional del Trabajo, sala 4ª, 30/6/2004,
en el caso “García, Marisa v. Bernard, Carlos a.” como también la sala 3ª, 21/3/2006,
en el caso “Segura, Marcela v. Fundación de Altos Estudios en Ciencias Comerciales
s/despido” señalan que “el demandado se queja porque se encuadró la relación
habida entre las partes desde su inicio en el estatuto del personal docente de los
establecimientos de la enseñanza privada (Ley 13.047). Aduce que dicha norma sólo
resultaría aplicable a partir de la incorporación de su establecimiento educativo a la
enseñanza oficial. No le asiste razón. El encuadramiento normativo cuestionado se
ajusta a derecho. El estatuto en cuestión comprende al personal –directivo, docente,
docente auxiliar, administrativo y de servicio- de todos los establecimientos de
enseñanza de propiedad de particulares, cualquiera sea su naturaleza y organización,
estén o no incorporados a la enseñanza oficial (artículos 1º y 2º de la ley citada), por lo
que resulta aplicable desde el inicio mismo de la relación laboral habida”.
Cabe agregar que quedan excluidos también de la aplicación de la Ley 13.047, además de
los establecimientos universitarios ya mencionados, aquellos que no integran el “sistema
educativo” formal o no formal, como las denominadas “guarderías”, salvo que estén
supervisadas, para el caso de la Provincia de Misiones, por el Servicio Provincial de
Enseñanza Privada (SPEPM), aspecto que podría haberse modificado con la nueva Ley
Nacional de Educación, tal como se indica en los siguientes párrafos.
En efecto, el régimen de los trabajadores docente que prestan servicios como dependientes
de los establecimientos educacionales privados está determinado, en lo específico, por la
Ley 13.047, que pese al medio siglo transcurrido desde su sanción, aún se encuentran
vigente, de acuerdo con las expresiones de Luis Silva en la Revista de Derecho Laboral, sin
A su vez, las normas del Régimen de Contrato de Trabajo operan como telón de fondo,
con las limitaciones que éste establece respecto de los estatutos especiales.
Por su lado, la Ley de Educación Nacional y las leyes de Educación que han sancionado
las jurisdicciones (Misiones Ley 4.026) integran también este complejo marco normativo.
Por último, se debe mencionar que se sancionó en 1989 la ley 23.929 –de Paritarias
Docentes-, que no tuvo aplicación efectiva alguna. Sin embargo, al influjo de las tendencias
que propugnan la regulación de los contratos de empleo mediante convenciones
colectivas, recientemente, se ha promulgado la Ley 26.075 –ley de Financiamiento
Educativo-, que en su artículo 10, establece: “El Ministerio de Educación, Ciencia y
Tecnología, juntamente con el Consejo Federal de Cultura y Ecuación y las entidades
gremiales docentes con representación nacional, acordarán un convenio marco que
incluirá pautas generales referidas a: a) condiciones laborales, b) calendario educativo, c)
salario mínimo docente y d) carrera docente”.
Este Convenio Marco será una herramienta más dentro del contexto normativo del
contrato de trabajo de que se trata.
Sin embargo, es de resaltar que el Decreto 457/2007, que reglamenta la ley precitada, en su
artículo 2, 2ª parte, establece: “En la educación pública de gestión privada, la adecuación,
recepción y ejecución del convenio marco resultará de acuerdo con la participación e intervención de
los representantes de los docentes privados y representantes de los empleadores del sector: según el
régimen legal estatutario vigente”.
Este dispositivo presenta serias contradicciones con el principio de equiparación entre los
ámbitos público y privado que como hemos visto, forma parte esencial del sistema del
contrato laboral docente privado y que registra su fundamento en la normativa vigente.
Por otra parte dicha ley incorpora al personal docente de los Establecimientos
dependientes del SPEPM al régimen previsional que ampara a los docentes estatales y los
autoriza a gozar de la Obra Social del Instituto de Previsión Social de la Provincia (artículo
70º) y, de manera particular debe tenerse presente que el artículo 72º establece que el
estado Provincial no será responsable por las consecuencias de actos o hechos producidos
en los Establecimientos en perjuicio de alumnos o terceros.
Al respecto, como base de los análisis que se realizan es dable recordar que el Estatuto del
Docente de la Provincia de Misiones, en el capítulo XL referido a la Enseñanza Adscripta
indica que “están comprendidos en este Estatuto, el personal docente, directivo y docente
auxiliar que presta servicios en establecimientos de enseñanza adscripta”. Cabe recordar
que antes de la sanción de la Ley del SPEPM (1993) muchas escuelas de gestión privadas
en Misiones eran adscriptas al CGE, que incluso en algunos casos hasta le administraban
los recursos humanos y le liquidaban los sueldos al personal. Veamos que dice la Ley 174:
Articulo 129.- (Estatuto Docente Estatal de Misiones) Están comprendidos en este Estatuto, el
personal docente, directivo y docente auxiliar que presta servicios en establecimientos de
enseñanza adscripta, en relación con las prescripciones de la Ley 48.
Articulo 130.- (Estatuto Docente Estatal de Misiones) El personal docente, directivo y docente
auxiliar de establecimientos adscriptos, gozarán de una remuneración mensual idéntica a la que
en igualdad de especialidad, tarea y antigüedad, perciba el personal similar de los
establecimientos oficiales.
Articulo 131.- (Estatuto Docente Estatal de Misiones) Los servicios prestados en la enseñanza
adscripta tendrán la misma validez que los desempeñados en la enseñanza oficial, a los efectos
del ingreso, acrecentamiento de horas y ascensos, en todas las ramas, comprendidas en el
presente Estatuto. Una vez ingresado el docente en la enseñanza oficial, se le computará esa
antigüedad conforme las disposiciones de este Estatuto para el acrecentamiento de horas de
clases semanales y los ascensos.
En el mismo sentido, con respecto al artículo 8º (LCT), afirma Zunino, citando a Ramírez
Bosco, que “el ordenamiento jurídico argentino, tanto en la ley 14.250 como ahora en la
LCT, optó por comparar las normas legales con las de convenios (Estatutos Especiales) por
la vía o criterio intermedio del conglobamiento por instituciones: no se aplica la norma
aislada más favorable, sino el conjunto de normas más favorables, que rijan un mismo
instituto del derecho del trabajo. No todo el conjunto normativo contra todo el otro, sino
instituto contra instituto”.
Por su parte, Justo López, discierne las reglas legales para resolver la cuestión,
expresando:
a. para el supuesto de que una institución no esté regulada por el estatuto particular y, en
cambio, sí lo esté en la LCT, como el personal del estatuto también está comprendido
en esta ley, en principio, se aplica lisa y llanamente la LCT, esto salvo que ella resulte
incompatible con la naturaleza y modalidades de la actividad de que se trate y con el
específico régimen jurídico a que se halle sujeta. En este supuesto no hay problema de
derogación del estatuto por la LCT sino, sencillamente, de aplicabilidad o no
aplicabilidad de esta última;
Es decir, tal como expresa Justo López, “las disposiciones estatutarias sólo prevalecen
sobre las de la LCT cuando las de ésta son incompatibles con la naturaleza y modalidad
de la actividad de que se trate y con el específico régimen jurídico a que se halle sujeta
o cuando, no existiendo tal incompatibilidad, son favorables”.
Es dable recordar asimismo que el Dr. Carlos Galli, en un artículo publicado en la revista
del CONSUDEC, manifestó que “si bien muchas de sus normas han caído en desuso,
circunstancias similares a las que motivaron la sanción de la Ley 13.047, y especialmente
las nuevas situaciones creadas por los procesos de descentralización y de transformación
educativa, imponen la necesidad de mantener su cuerpo normativo, remozándolo y
adecuándolo a la realidad actual”.
Es decir, si bien algunas de sus normas han sido reemplazadas o cayeron en desuso
durante los casi sesenta años de vigencia de la ley, y aunque es evidente que la misma
debe ser remozada para adecuarla a los actuales procesos de descentralización y
transformación educativa, su naturaleza estatutaria específica se mantiene, distinguiendo
al contrato de trabajo del personal de los institutos educativos de gestión privada del
contrato de trabajo de empleo común, normado por la ley de Contrato de Trabajo. En
consecuencia la ley 13.047 constituye un estatuto particular, con lo cual su aplicación
prima sobre la ley de Contrato de Trabajo 20.744 en todo lo que sea modificatorio de ésta,
es decir, en aquello que hace a la actividad docente específicamente, quedando la última
como régimen de aplicación subsidiaria.
Esta situación también puede apreciarse en la Ley Provincial 2.987, donde en su artículo
50 se establece que “hasta tanto se sancionen nuevas normas que rijan la relación del
propietario con el personal de su establecimiento se adoptarán las disposiciones de la
Ley Nacional 13047”.
Artículo 50 (ley 2987) – Hasta tanto se sancionen nuevas normas que rijan la relación del
propietario con el personal de su establecimiento se adoptarán las disposiciones de la Ley
Nacional 13047.
En efecto, la ley 26.206, en su artículo 64, prescribe que “los docentes de las instituciones
de educación de gestión privada reconocidas tendrán derecho a una remuneración
mínima igual a la de los docentes de instituciones de gestión estatal, conforme al régimen
de equiparación fijado por la legislación vigente, y deberán poseer títulos reconocidos
oficialmente”.
El principio analizado recibe su mayor afirmación a partir del nuevo enunciado de los
Derechos y Obligaciones de los Docentes del Sistema Educativo Nacional, que está
integrado por los “servicios educativos de gestión estatal y privada, gestión cooperativa y
gestión social, de todas las jurisdicciones del país, que abarcan los distintos niveles, ciclos
y modalidades de la educación.”
Artículo 15º (LNE) – El Sistema Educativo Nacional tendrá una estructura unificada en todo
el país que asegure su ordenamiento y cohesión, la organización y articulación de los niveles y
modalidades de la educación y la validez nacional de los títulos y certificados que se expidan.
Artículo 67º (LNE) – Los/as docentes de todo el sistema educativo tendrán los siguientes
derechos y obligaciones, sin perjuicio de los que establezcan las negociaciones colectivas y la
legislación laboral general y específica:
h. A un salario digno.
Obligaciones:
Diferencias esenciales
Los aspectos diferenciales entre los docentes de gestión privada o estatal quedan
reducidos al acceso a los cargos mediante sistema concursal, que sólo rige para la docencia
de gestión estatal, y a la estabilidad laboral, respecto de la cual rigen las normas del
Estatuto del Docente Particular y del contrato de trabajo privado, en su caso.
Otra cuestión que merece un análisis especial es el derecho a la libertad de cátedra que, si
bien es también un derecho del docente privado, en determinadas circunstancias y
temáticas puede sufrir alguna limitación derivada del ideario del establecimiento
empleador. En el resto de los derechos y obligaciones la equiparación es total.
Esta preceptiva, que se asienta en el principio constitucional de igualdad ante la ley (artículo
16 de la Constitución Nacional), y más específicamente es el de igual remuneración por igual
tarea (artículo 14 bis, CN), establece una equiparación entre los deberes y derechos propios
de los docentes públicos y los de los educadores del sector privado. De allí se proyecta este
principio sobre lo relativo a los salarios, las bonificaciones, disponibilidades,
incompatibilidades, régimen de licencias, justificaciones y franquicias, exigencia de
condiciones de idoneidad psicofísica y título, jubilación, etcétera.
Otro rasgo específico del Estatuto, que resalta esta nota de asimilación de este contrato
laboral privado con el contrato de empleo público, reside en que “el personal sólo podrá
ser removido sin derecho a preaviso ni indemnización, por causas de inconducta, mal
desempeño de sus deberes, o incapacidad física o mental, previa sustanciación del
correspondiente sumario por autoridad oficial competente, en el que se garantizará la
inviolabilidad de la defensa” (artículo 13, ley 13.047).
El plexo normativo aplicable al contrato de trabajo del docente privado se integra también,
como hemos visto, con las normas contenidas sobre el punto en la ley de Ecuación
Nacional, que ratifica los criterios de equiparación entre los dependientes docentes del
sector público y aquellos que lo hacen en el ámbito de la educación privada, que integra el
Sistema Educativo Nacional.
Por otro lado, vale puntualizar que este principio de equiparación había sido ya
consagrado en el artículo 174 de la ley 14.473 –Estatuto del Docente Nacional-, que
dispone: “El personal docente, directivo y docente auxiliar de los establecimientos
Asimismo la Ley Provincial 2987 establece en su artículo 48 que “la retribución mensual
del personal de los establecimientos incorporados no podrá ser inferior a la que percibe el
personal en la enseñanza oficial en establecimientos o servicios de la misma modalidad y
categoría. En virtud de ello sus remuneraciones serán equiparadas con los índices,
asignaciones, sobre-asignaciones, bonificaciones y demás rubros que la legislación vigente
establece para este último”.
Equiparación en Misiones
Es decir que las normas aludidas producen una equiparación con los docentes públicos, y
esta equiparación, luego del proceso de transferencia y conforme a las cláusulas expresas
de los convenios suscriptos a tal fin, se produce respecto de los estatutos o
reglamentaciones de los docentes de gestión pública de cada jurisdicción. Este concepto,
ratificado y extendido a su máxima amplitud por la ley 26.206 ha sido reafirmado en la ley
de educación de Misiones, que prescribe la igualdad de derechos y obligaciones a los
establecidos para los docentes del ámbito público, como asimismo en la mencionada ley
2987.
Artículo 50 (ley 2987) – Hasta tanto se sancionen nuevas normas que rijan la relación del
propietario con el personal de su establecimiento se adoptarán las disposiciones de la Ley
Nacional 13047.
Artículo 47º (ley 4026) – Los agentes que presten servicios educativos a través de
establecimientos incorporados al servicio educativo provincial tienen, con sujeción a las normas
reglamentarias, entre otros, los siguientes derechos y obligaciones:
i) brindar a los organismos del Estado toda la información necesaria para el control
pedagógico, contable y laboral de los servicios que presten;
j) percibir una remuneración mínima igual a la de los docentes de gestión pública así como las
mismas bonificaciones, compensaciones, asignaciones y beneficios previsionales y
asistenciales.
La ley 24.049 y los convenios dictados por las distintas jurisdicciones en adhesión a aquélla
han dispuesto resguardar los derechos y deberes nacidos al amparo de la ley 13.047, con lo
que los docentes abarcados por dicha transferencia de servicios educativos ven integrado
su contrato de trabajo individual con tales preceptos.
Es decir que este régimen de contrato de trabajo normado por la LCT resulta de aplicación
subsidiaria o residual respecto de la relación de empleo del docente privado, en tanto y en
cuanto resulte compatible con la naturaleza de la actividad de que se trata.
Al respecto Vázquez Vialard indicó que “la relación laboral se rige de acuerdo con la
norma estatutaria, aunque ésta sea menos favorable para el trabajador y la de carácter
Obviamente son aplicables al contrato de trabajo del docente privado todas las previsiones
que contiene la LCT sobre los principios generales del derecho laboral, es decir, teoría del
“contrato realidad”, irrenunciabilidad de los derechos laborales, nulidad del fraude
laboral, buena fe, gratuidad, presunción de la existencia del contrato de trabajo,
presunción de que se trata de trabajo remunerado, entre otros.
Por la misma razón resultan de aplicación los deberes genéricos que la LCT impone al
trabajador, a saber, fidelidad, realizar actividades en competencia con su empleador,
etcétera, así como también las facultades que posee el empleador de dirección,
organización y similares, las que deben ejercerse de manera razonable y no arbitraria.
Nos estamos refiriendo a aquellas normas locales que regulan el funcionamiento de los
establecimientos adscriptos o incorporados de la jurisdicción de que se trate, o sea, que
aludimos al marco normativo al que el empleador se somete cuando solicita la adscripción
de su establecimiento a la educación oficial, como expresan Zunino y Fanchin.
Adelantamos que esta sujeción del empleador al cuadro normativo referido hace que
cualquier planteo ulterior tendiente a la inaplicabilidad de estos preceptos que le resultan
más gravosos –como por ejemplo la obligación de sustanciar sumario administrativo en
caso de despido con invocación de causa-, aparecerá como de mala fe y violatorio del
principio de coherencia con los actos propios. Pero también corresponde aclarar que al no
Principio de buena fe
Como expresa Ricardo Seco, “los empleadores educativos privados de institutos
adscriptos a la provincia no pueden agraviarse porque se apliquen además algunas leyes
provinciales a los docentes privados de esos establecimientos educativos, que en algunos
casos tendrían mayores derechos que los que confiere la LCT, pues esos derechos en varios
casos se hallan en la Ley Nacional 13.047 (Estatuto Especial, que como ley principal se les
aplica), y porque la equiparación a los docentes estatales, en este caso provinciales, surge
de la misma ley 13.047 (legislación sustantiva del trabajo privado, artículo 75, inciso 12,
CN) y de la Ley de Transferencia 24.049, artículo 23.
Artículo 63 (LCT) —Principio de la buena fe. Las partes están obligadas a obrar de buena fe,
ajustando su conducta a lo que es propio de un buen empleador y de un buen trabajador, tanto
al celebrar, ejecutar o extinguir el contrato o la relación de trabajo.
Artículo 953 (Código Civil) – El objeto de los actos jurídicos deben ser cosas que estén en el
comercio, o que por un motivo especial no se hubiese prohibido que sean objeto de algún acto
jurídico, o hechos que no sean imposibles, ilícitos, contrarios a las buenas costumbres o
prohibidos por las leyes, o que se opongan a la libertad de las acciones o de la conciencia, o que
perjudiquen los derechos de un tercero. Los actos jurídicos que no sean conformes a esta
disposición, son nulos como si no tuviesen objeto.
De tales diferencias jurídicas se deriva una serie de consecuencias entre las cuales una de
las de mayor importancia práctica está dada por la forma de perfeccionamiento del
contrato, esto es, el modo en el que dicha vinculación queda jurídicamente trabada.
Incluso, como se desprende de los principios generales del derecho aplicables en esta
materia, poco importará la existencia de un contrato escrito o la modalidad con la que allí
se haya definido a la relación (a plazo, por temporada, etc.), toda vez que lo que va a
primar es la realidad de la efectiva prestación y la modalidad concreta de ella.
Similitudes
En relación con las similitudes existentes entre el contrato de empleo docente público y el
contrato de empleo docente privado, podemos señalar una serie de modos fácilmente
identificables, que se desprenden del principio de equiparación entre trabajador docente
público y privado, y de la condición de servicio público del sistema educativo que lo
diferencian de manera evidente del régimen de trabajo general y hacen a la especificidad
de la relación laboral que nos ocupa.
Régimen de Remuneraciones;
Régimen de Licencias;
Régimen de Incompatibilidad;
Régimen de Disponibilidad
Estabilidad
Debe remarcarse una diferencia sustancial entre el contrato de trabajo del docente privado
y el contrato de trabajo genérico, que constituye a su vez una importante similitud con el
contrato de empleo público. Nos estamos refiriendo a lo relativo a la estabilidad, principio
este que, como hemos señalado, ha sido tratado por la ley 13.047 y por las leyes locales con
igual alcance, al establecer la obligatoriedad de la sustanciación de un sumario
administrativo como condición sine qua non para el despido con causa, esto sin el pago de
indemnización alguna. Es esta nuestra mayor inseguridad, en el caso inclusive de que
exista justa causa para el despido.
Por lo tanto entre estipulante y promitente existe un contrato base de educación que los
une jurídicamente. Y existe además una relación accesoria en la cual el sujeto activo
(estipulante) goza de las acciones contra el promitente para exigir su cumplimiento en
dirección del tercero. Y entre promitente y tercero media una relación de expectativa en
donde una vez producida la aceptación de la obligación, se producen los siguientes
Artículo 1204 (CC) - En los contratos con prestaciones recíprocas se entiende implícita la
facultad de resolver las obligaciones emergentes de ellos en caso de que uno de los contratantes
no cumpliera su compromiso. Más en los contratos en que se hubiese cumplido parte de las
prestaciones, las que se hayan cumplido quedarán firmes y producirán, en cuanto a ellas, los
efectos correspondientes.
Las partes podrán pactar expresamente que la resolución se produzca en caso de que alguna
obligación no sea cumplida con las modalidades convenidas; en este supuesto la resolución se
producirá de pleno derecho y surtirá efectos desde que la parte interesada comunique a la
incumplidora, en forma fehaciente, su voluntad de resolver.
La parte que haya cumplido podrá optar por exigir a la incumplidora la ejecución de sus
obligaciones con daños y perjuicios. La resolución podrá pedirse aunque se hubiese demandado
el cumplimiento del contrato; pero no podrá solicitarse el cumplimiento cuando se hubiese
demandado por resolución.
En cambio el promitente podrá oponer al tercero todas las excepciones que podría hacer
valer contra el estipulante, nacidas del contrato en el cual se originó el beneficio, por
ejemplo podrá oponerle el incumplimiento por el estipulante de las obligaciones a su
cargo.
Entre estipulante y tercero, media una atribución indirecta por parte del estipulante hacia
el tercero, que una vez aceptada por éste, no puede ser revocada por parte del estipulante.
Dado que los establecimientos educativos privados (predisponente) pactan cláusulas
predispuestas, las cuales pueden ser aceptadas o rechazadas por el adherente pero sin
posibilidad de modificarlas, estos contratos de enseñanza educativa privada son
considerados contratos de adhesión y la prestación de servicios educativos puede ser
ubicada dentro del ámbito de la ley 24.240 de defensa y protección al consumidor.
Otros autores opinan que el contrato de enseñanza privada es un contrato híbrido puesto
que participa de las características del contrato de locación de servicios y de obra. Hay
Respecto de los caracteres del contrato de enseñanza educativa privada, el mismo es: a)
de adhesión o de consumo; b) bilateral; c) oneroso; d) consensual; e) innominado o atípico:
puesto que la ley no lo designa bajo una denominación especial (artículo 1143 Código
Civil); f) atípico mixto: puesto que no se encuentra tipificado dentro del derecho privado,
sino que surgen de la vida diaria jurídica en virtud de la libertad contractual. Este
contrato goza de las características de distintos contratos (locación de servicios, locación de
obra, instituto de la guarda de menores, etcétera); g) conmutativo: por el servicio de
enseñanza y educación se abona un precio mensual cierto en dinero, es decir que las partes
conocen al
momento del perfeccionamiento del contrato, las contraprestaciones recíprocas del mismo;
h) no formal; i) de ejecución inmediata; j) principal y accesorio; k) de tracto sucesivo o de
cumplimiento continuo o periódico; l) es un contrato del cual nacen obligaciones intuitu
personae para ambas partes: el alumno a través de sus padres elige donde educarse y el
educador tiene libertad para aceptar al alumno. Dichas facultades tienen sus limitaciones
en la enseñanza pública donde las reglamentaciones limitan las facultades de elección; m)
es rescindible por cualquiera de las partes: parte de la doctrina opina que esta facultad
deriva de ser un contrato con obligaciones intuitu personae. Sin embargo algunas
especialistas indican que dicha facultad amplia que tiene el alumno de resolver el contrato,
colisiona con la relación entre el tercero y el promitente mediante la cual una vez aceptada
la estipulación a su favor, éste podrá exigir del promitente el cumplimiento de la
obligación teniendo a su disposición todos los medios de compulsión que corresponden al
acreedor contra el deudor. Pero no siendo el tercero, parte en el negocio base, no le
corresponderá ningún derecho fuera del señalado, por ejemplo no podrá pedir la
resolución del contrato fundado en el pacto comisorio implícito (artículo 1204 Código
Civil).
Concepto de empleador
Teniendo presente que el contrato de trabajo se inserta habitualmente en el marco de una
organización empresarial, el artículo 5 de la Ley de Contrato de Trabajo nos brinda
definiciones aplicables al contrato del docente privado, al señalar que “… se entiende
como empresa la organización instrumental de medios personales, materiales e
inmateriales, ordenados bajo una dirección para el logro de fines económicos o benéficos.
A los mismos fines, se llama empresario a quien dirige la empresa por sí, o por medio de
otras personas, y con el cual se relacionan jerárquicamente los trabajadores, cualquiera sea
la participación que las leyes asignen a éstos en la gestión y dirección de la empresa”.
Para ser más claros en este aspecto, es dable recordar que Schlemenson afirma que una
empresa constituye “un sistema socio-técnico integrado, deliberadamente constituido para
la realización de un proyecto concreto, tendiente a la satisfacción de necesidades de sus
miembros y de una población o audiencia externa, que le otorga sentido. Está inserta en un
contexto socio-económico y político con el cual guarda relaciones de intercambio y de
mutua determinación”. También Ossorio indica que empresa “es la organización de los
elementos de la población – naturaleza, capital y trabajo - con miras a un fin
determinado”.
Además el artículo 6 de la LCT explica que “se entiende por establecimiento la unidad
técnica o de ejecución destinada al logro de los fines de la empresa, a través de una o más
explotaciones”. Es claro que en términos de servicios educativos, cuando se hace alusión al
establecimiento, se hace referencia a la “escuela”, “colegio” o “instituto”, pudiendo una
misma empresa o un mismo empleador poseer varios establecimientos.
A los mismos fines, se llama "empresario" a quien dirige la empresa por sí, o por medio de otras
personas, y con el cual se relacionan jerárquicamente los trabajadores, cualquiera sea la
participación que las leyes asignen a éstos en la gestión y dirección de la "empresa".
Empresa educativa
En el caso de la actividad docente, la organización de medios materiales e inmateriales
implica que para que se pueda hablar de empresa educativa deba haber una estructura
integrada, desde el punto de vista de los recursos materiales, por lo edilicio, más los
elementos necesarios para impartir educación (pizarrones, computadoras, biblioteca,
mapoteca, laboratorios, playón deportivo, etc.), y desde la perspectiva de los recursos
humanos, la empresa, para ser tal, deberá contar con el personal directivo, docente y
auxiliar, necesario para la actividad escolar de que se trate. Obviamente, sin olvidar el
elemento esencial que son los alumnos.
Puede añadirse – más allá de las nuevas denominaciones- que los institutos adscriptos
podrán impartir enseñanza en los niveles inicial, educación general básica, polimodal,
superior no universitario, especial, etc., en los mismos términos que la enseñanza oficial de
gestión pública, integrando, juntamente con ellos, el Sistema Educativo Nacional (artículo
14, ley 22.206). Como hemos dicho, la educación de gestión privada incorporada no abarca
al nivel universitario que posee su propia regulación jurídica.
Téngase presente que la empresa educativa podrá o no tener fines lucrativos (siendo este
un tema que será analizado más delante considerando la Ley de Educación Nacional), ya
que ello no incide en la caracterización de la organización como empresa escolar, razón por la
cual la ley provincial 2987 y la ley 13.047 protege al personal de todos los establecimientos
privados de enseñanza, aunque no persiguen fines de lucro, o la impartan en forma
gratuita, tal como expresara la Cámara Nacional del Trabajo en un fallo de su sala 4ª de
1956.
Deberá el empleador ejercer las funciones que le son propias, de tal suerte que será él
quien determine las acciones a seguir, siempre dentro de los límites que los planes de
estudio y reglamentaciones del servicio educativo se lo permitan, en tanto integra el
Sistema Educativo Nacional, siendo también el empleador el que abona los haberes,
cumple con las cargas provisionales y sociales, y ejerce el poder disciplinario respecto de
su personal, siendo válido considerar en este sentido las expresiones de los artículos 51 y
52 de la Ley Provincial 2987.
El aporte estatal no podrá ser considerado como pago de sueldos a los docentes, ni les dará a
éstos derecho alguno contra el Estado provincial.
En este marco normativo, el “empleador” es aquel que ocupa uno de los polos de la
relación laboral, mientras que el otro es ocupado por el trabajador o dependiente. El
empleador – persona física o jurídica - es el propietario, conductor y administrador de la
“empresa” como organización de medios destinados a la consecución de los fines propios
de ésta.
No habrá por tanto “empresa” ni “empleador” en los casos de docentes que prestan
servicios de apoyo educativo a alumnos, sin una estructura organizativa de recursos
humanos – empleados - y materiales conformada a tal fin, ya que no existirá en este caso
una organización de medios destinados al logro de fines empresariales, como el caso de
los docentes que dictan clases particulares de apoyo a alumnos de establecimientos
escolares.
Artículo 63 (LNE) - Tendrán derecho a prestar estos servicios la Iglesia Católica, las
confesiones religiosas inscriptas en el Registro Nacional de Cultos; las sociedades, cooperativas,
organizaciones sociales, sindicatos, asociaciones, fundaciones y empresas con personería jurídica
y las personas físicas.
Artículo 32 (Ley 2987) – La incorporación sólo será acordada a institutos cuyos propietarios
sean:
3. La Iglesia Católica, como así también todas las iglesias y los cultos reconocidos oficialmente.
5. Los sindicatos con personería jurídica, cuyos integrantes estén vinculados a la educación.
Las normas transcriptas están íntimamente vinculadas con las disposiciones del Código
Civil en relación con las personas jurídicas. Dicho cuerpo legal establece que “personas”
son “todos los entes susceptibles de adquirir derechos o contraer obligaciones” (artículo
30, Código Civil).
Por su parte, tal como indica el artículo 33 del Código Civil, las personas jurídicas pueden
ser de carácter público o privado. Tienen carácter público: 1) el Estado nacional, las
provincias y los municipios; 2) las entidades autárquicas; 3) la Iglesia Católica. Tienen
carácter privado: 1) las asociaciones y fundaciones que tengan por principal objeto del bien
común, posean patrimonio propio, sean capaces por sus estatutos adquirir bienes, no
subsistan exclusivamente de asignaciones del Estado, y obtengan autorización para
funcionar; 2) las sociedades civiles y comerciales o entidades que conforme a la ley tengan
capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones, aunque no requieran
autorización expresa del Estado para funcionar.
Es pertinente aclarar que en los últimos años, como reflejo de una terminología extendida
internacionalmente, se ha impuesto el uso del término “organizaciones no
gubernamentales” (ONG) para referirse a diversas organizaciones sociales ajenas a la
potestad estatal. Están referenciadas, en relación con la educación, en la nueva Ley
Nacional de Educación. De cualquier manera, es de tener en cuenta que estas ONG, para
poder ser sujetos de derecho, deben contar con el reconocimiento estatal (en definitiva, ser
personas jurídicas) y constituirse dentro del marco del derecho asociativo vigente, ya sea
como fundaciones, asociación civiles, cooperativas, etcétera.
El mismo régimen se aplicará a las distintas provincias o casas que gocen de personalidad
jurídica autónoma, conforme a sus reglas, constituciones o estatutos y lo pidan expresamente.
Al respecto, Julio Grisolía en su Tratado de Derecho del Trabajo y Seguridad Social indica
que “las parroquias pertenecientes a la Iglesia Católica tienen suficiente personería jurídica
para ser titular de derechos y obligaciones, e inclusive estar en juicio”, aspecto que fue
reconocido en un fallo de la Cámara Federal de San Martín en 1993, en autos “Anses c/B.
Parroquia Niño Jesús de Praga s/ejecución fiscal”. En el mismo sentido expresa Ariel
Busso que “la Parroquia siempre es persona, dado que tiene patrimonio,
responsabilidades, obligaciones y derechos, independientemente de la voluntad del
Obispo…”.
Articulo 54 (ley 19550) – Dolo o culpa del socio o del controlante. El daño ocurrido a la
sociedad por dolo o culpa de socios o de quienes no siéndolo la controlen constituye a sus autores
en la obligación solidaria de indemnizar sin que puedan alegar compensación con el lucro que
su actuación haya proporcionado en otros negocios.
El socio o controlante que aplicará los fondos o efectos de la sociedad a uso o negocio de cuenta
propia o de tercero está obligado a traer a la sociedad las ganancias resultantes siendo las
pérdidas de su cuenta exclusiva.
En estos casos el Fiscal General del Trabajo, en dictamen de 1997 ha sostenido que “se
habría creado una hipótesis automática de la caída del velo societario, en supuesto de
ilicitud que, como en el caso concreto, excederían el mero cumplimiento de las
obligaciones emergentes del contrato, al relacionarse con la indebida instrumentación de
los importes remunerativos reales, configurativa de un arquetípico fraude laboral”.
Por último, cabe acotar que, por la especial naturaleza de la actividad que desarrollan las
empresas educativas, se requiere de sus Propietarios y/o Representantes Legales el
cumplimiento de una serie de exigencias que hacen a su idoneidad técnica, moral y
financiera, exigencias propias de la concesión del servicio educativo, adscripción o
Artículo 33 (Ley 2987) – Los propietarios y apoderados deberán gozar de buen concepto y
solvencia suficiente para garantizar el funcionamiento del establecimiento por un período no
menor de tres (3) años, lo que será verificado en forma y modo que establezca la reglamentación.
Artículo 34 (Ley 2987) – El propietario deberá ser titular de dominio del inmueble en que
funciona el establecimiento o en su defecto locatario, comodatario o usufructuario, y garantizar
su uso y ocupación por el término de tres años.
Artículo 35 (Ley 2987) – Los propietarios, en sus relaciones con el Estado a los fines de la
presente ley, podrán actuar por sí o por apoderados, con mandato registrado en el Servicio
Provincial de Enseñanza Privada de Misiones y deberán fijar domicilio en el territorio de la
provincia a los efectos legales.
Artículo 36 (Ley 2987) – Los propietarios, los representantes legales y los apoderados deberán
inscribirse en el Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones.
Artículo 37 (Ley 2987) – Los propietarios serán responsables del archivo de documentación
oficial y del funcionamiento integral del instituto, sin perjuicio de la responsabilidad que
correspondiere al personal directivo, docente y docente auxiliar.
Artículo 38 (Ley 2987) – Las obligaciones contraídas por lo propietarios con su personal o
terceros, no responsabilizan ni obligan de modo alguno al Estado provincial.
Reconocimiento en Misiones
Este sistema de reconocimiento o adscripción rige desde la sanción de la Ley 13.047 y se
incorporó asimismo en la Ley Provincial 2987, en especial en su artículos 9, 13 y
siguientes.
Artículo 9 (Ley 2987) – Los establecimientos de educación pública de gestión privada que
funcionen en la provincia de Misiones, cualquiera sea su nivel, naturaleza u organización,
ajustarán sus relaciones con el Estado provincial a través del Servicio Provincial de Enseñanza
Privada de Misiones.
d) Que el número de los alumnos por grado o curso no sea inferior al mínimo ni superior
al máximo establecidos por la reglamentación para las distintas zonas y tipos de
enseñanza para el sector de gestión pública.
Exigencias en Misiones
Las exigencias en la Provincia de Misiones se indican en la Ley Provincial 2987, en sus
artículos 23 y del 32 al 39 (ya detallados en párrafos anteriores), como asimismo en el
Decreto Reglamentario 397/93 se establecen condiciones específicas, las que deberán ser
tenidas en cuenta en cada caso.
1. Respeto por las bases y objetivos que establecen las normas vigentes para los
establecimientos de enseñanza pública de gestión estatal.
7. Asegurar la valoración del trabajo en todas sus formas, como medio de realización
y perfeccionamiento personal y de participación en el bien común, armonizando lo
teórico y lo práctico, lo intelectual y lo manual.
9. Facilitar a la población escolar el equipamiento para que ésta pueda desarrollar sus
actividades.
10. Posibilitar el ingreso de la población escolar sin otros requisitos que los establecidos
en la legislación vigente y en la aceptación por los mismos, de los reglamentos
internos de cada establecimiento, así como de los objetivos institucionales.
11. Respetar y velar por el cumplimiento de las normas vigentes relacionadas con la
vida institucional de los establecimientos, especialmente en cuanto estén destinadas
a garantizar la participación de los docentes, padres y alumnos, en el
desenvolvimiento de la actividad educativa, siempre que dicha participación no
atente contra los objetivos propios de cada establecimiento y el principio de bien
común.
Artículo 1 - Los institutos serán designados con el nombre que adoptaren y el siguiente
agregado: "Establecimientos de Educación Pública de Gestión Privada" incorporados a la
enseñanza oficial, y además con el número de código que le correspondiere en el Registro creado
por el art. 14 de la L 2987 sancionado por la Honorable Cámara de Representantes de la
provincia de Misiones.
Artículo 3 - Las de reconocimiento de nuevos institutos serán presentadas antes del 30 de julio
del año anterior a aquel en que comenzará a funcionar.
4.1. Nombre y domicilio del solicitante; y si fuera persona jurídica testimonio del instrumento
de su constitución.
4.2. Antecedentes en la docencia o vinculación del solicitante con las actividades educativas.
Deberá acreditarse mediante certificación escrita.
4.3. Tipo de enseñanza que impartirá el Instituto, turno y sexo de los alumnos. Deben
informarse sobre el plan de estudios que se proyecta aplicar especificando con el o con los cursos
que comenzará la actividad.
4.6. Apreciación de las posibilidades de obtener en el lugar el personal necesario con el título de
docente y/o habilitante.
Para la designación del personal directivo, docente y docente auxiliar deberá tenerse presente lo
establecido por el Estatuto del Docente en vigencia y las normas reglamentarias concordantes.
4.7. Proyecto de presupuesto de gastos y cálculo de recursos para los dos primeros años de
funcionamiento.
4.8. Inventarios de los muebles, útiles y material didáctico exigidos por las normas vigentes.
4.9. Plano del edificio aprobado por autoridad municipal, con indicación del destino de las
dependencias.
Limitación al lucro
En algunos regímenes se limita la posibilidad de ser titular de los institutos educativos de
gestión privada a las entidades sin fines de lucro, cosa que no ocurre en Misiones, aunque
es importante señalar que la reciente Ley 26.206, en su artículo 10, introduce un
importante precepto limitante de la libertad de comercio y el consecuente lucro que ello
implica, al establecer que “el Estado nacional no suscribirá tratados bilaterales o
Cabe agregar que la incorporación, en tanto decisión adopta sobre la base de la evaluación
y acreditación de la idoneidad técnica, moral y financiera del instituto y sus propietarios,
constituye una determinación intuitu personae, por lo que no puede ser transferida sin la
previa autorización de la autoridad jurisdiccional de aplicación en la materia, a efectos de
controlar el cumplimiento de esas exigencias por parte del nuevo propietario, ya que
constituye un nuevo reconocimiento.
Pérdida de la adscripción
Resulta, además, necesario destacar que la adscripción puede perderse, pero siempre
previo trámite sumarial que garantice el derecho a la defensa del propietario del
establecimiento educativo.
Las causales de caducidad del reconocimiento son contempladas en la Ley 13.047, que en
su artículo 17 indica que el mismo caduca por: Renuncia expresa de la entidad titular;
Cuando el titular perdiere su buen concepto y solvencia; Cuando el titular hubiere cedido
la adscripción; cuando el instituto desarrolle actividades contrarias a los principios
establecidos en la Constitución Nacional, provincial o las leyes; Incumplimiento reiterado
o doloso de las normas establecidas por la ley o su reglamentación; La alteración del
funcionamiento del instituto imputable al titular; El incumplimiento de las obligaciones
que como depositario de la documentación oficial tiene el instituto; Cuando el instituto no
reanude sus actividades después de transcurrido el plazo por el cual fue autorizado a
suspender su funcionamiento; Por la pérdida de la personería jurídica acordada; Cuando
Pérdida en Misiones
Para nuestro caso es fundamental recordar las causales apuntadas en la Ley 2987 donde se
indican, en su artículo 29, los motivos por los cuales se produce la caducidad de la
inscripción, a la vez que el artículo 30 indica el procedimiento que deberá seguirse.
o Por renuncia.
Artículo 30 (Ley 2987) – La caducidad será resuelta por el Servicio Provincial de Enseñanza
Privada de Misiones, previa sustanciación de actuaciones que garantice el derecho del
propietario.
Por otra parte el Decreto Reglamentario 397/93 indica otras condiciones para proceder a la
suspensión o a la caducidad de la inscripción de los institutos.
Artículo 24 – En el caso de cursos y/o divisiones la suspensión podrá extenderse hasta tres (3)
años y deberá solicitarse al Servicio Provincial de Enseñanza Privada (S.P.E.P.M.) dentro de
Indemnizaciones
Respecto a la incidencia de la pérdida de la adscripción respecto de las relaciones de
empleo con el instituto cuyo reconocimiento caduca, habrá que estar a la determinación
acerca de si la causal de cese le es imputable al empleador o ajena a él. En el primero de los
casos es de aplicación el artículo 245 LCT, procediendo por tanto el pago de una
indemnización plena. En tanto, en la segunda hipótesis, procederá el pago de la
indemnización reducida que contempla el artículo 247 LCT.
Artículo 245 (LCT) —Indemnización por antigüedad o despido. En los casos de despido
dispuesto por el empleador sin justa causa, habiendo o no mediado preaviso, éste deberá abonar
al trabajador una indemnización equivalente a UN (1) mes de sueldo por cada año de servicio o
fracción mayor de TRES (3) meses, tomando como base la mejor remuneración mensual, normal
y habitual devengada durante el último año o durante el tiempo de prestación de servicios si éste
fuera menor.
Dicha base no podrá exceder el equivalente de TRES (3) veces el importe mensual de la suma
que resulte del promedio de todas las remuneraciones previstas en el convenio colectivo de
trabajo aplicable al trabajador, al momento del despido, por la jornada legal o convencional,
excluida la antigüedad. Al MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD
SOCIAL le corresponderá fijar y publicar el promedio resultante, juntamente con las escalas
salariales de cada Convenio Colectivo de Trabajo.
Para aquellos trabajadores excluidos del convenio colectivo de trabajo el tope establecido en el
párrafo anterior será el del convenio aplicable al establecimiento donde preste servicios o al
convenio más favorable, en el caso de que hubiera más de uno.
El importe de esta indemnización en ningún caso podrá ser inferior a UN (1) mes de sueldo
calculado sobre la base del sistema establecido en el primer párrafo.
En tales casos el despido deberá comenzar por el personal menos antiguo dentro de cada
especialidad.
Respecto del personal ingresado en un mismo semestre, deberá comenzarse por el que tuviere
menos cargas de familia, aunque con ello se alterara el orden de antigüedad.
Según Leonardo Ferraro “el aporte estatal o subvención consiste en una suma de dinero
que el Estado gira a determinados establecimientos educativos de gestión privada, a
efectos de contribuir con el pago de salarios de su personal”.
El principio general está enunciado en el artículo 65 de la ley 26.206 que indica que “la
asignación de aportes financieros por parte del Estado destinados a los salarios docentes
de los establecimientos de gestión privada reconocidos y autorizados por las autoridades
jurisdiccionales competentes estará basada en criterios objetivos de justicia social, teniendo
en cuenta la función social que cumple en su zona de influencia, el tipo de establecimiento,
el proyecto educativo o propuesta experimental y el arancel que se establezca.”
Es decir que el subsidio tiene como objetivo atender los gastos salariales, incluyendo los
aportes y contribuciones a los sistemas de previsión y seguridad social, del personal
docente, o parte de ellos, o sólo un porcentaje de estos salarios.
Vale precisar, además, que el monto del arancel que le será permitido cobrar al instituto
está en relación inversamente proporcional al porcentaje del subsidio estatal que aquél
recibe.
Normativa local
Los aspectos generales de los aportes a los institutos están detallados en la Ley Provincial
2987, en los artículos 52 y siguientes:
El aporte estatal no podrá ser considerado como pago de sueldos a los docentes, ni les dará a
éstos derecho alguno contra el Estado provincial.
Establecimientos gratuitos.
Artículo 54 (Ley 2987) – Los establecimientos incorporados que impartan enseñanza sin
percibir arancel alguno, tendrán derecho a recibir del Estado provincial, en carácter de aporte
financiero, el 100% del monto de las remuneraciones que correspondan pagar a su personal de
acuerdo con la planta funcional incluyendo cargas sociales y previsionales, más un porcentaje
que fije la reglamentación para pago de suplentes.
En estos establecimientos no serán considerados aranceles las cuotas o aportes voluntarios a las
asociaciones cooperadoras; la reglamentación determinará el máximo que se puede percibir en
ese concepto.
Artículo 56 (Ley 2987) – En el caso de los establecimientos comprendidos en el art. 53, inc. 2)
el Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones reglamentará los montos de los
aranceles que aquellos tendrán derecho a percibir teniendo en cuenta el aporte financiero del
Estado provincial, las características socio-económicas de la zona en que el establecimiento se
halle ubicado, el material didáctico del que disponga y las comodidades que ofrezcan a sus
alumnos. Los aranceles podrán ser percibidos únicamente durante el período lectivo.
Artículo 57 (Ley 2987) – A los fines de la presente ley se considerarán aranceles todos los
pagos que sean efectuados en calidad de retribución por la enseñanza impartida, derechos de
Vale reiterar en este punto que la circunstancia de recibir los subsidios precitados, en
absoluto modifica la condición de empleador del titular, con todas y cada una de las
consecuencias que de ella se derivan, ni transfiere al Estado responsabilidad solidaria
alguna con respecto al contrato de empleo.
o Registro previo del establecimiento y de la persona física o ideal, propietaria del mismo de
acuerdo con los medios y la oportunidad que disponga el Servicio Provincial de Enseñanza
Privada de Misiones.
o Otorgar diplomas o certificados que guarden relación con los estudios realizados y que no
signifiquen falsedad o fraude.
En definitiva, estos establecimientos no forman parte del servicio público educativo, por lo
que las condiciones para su funcionamiento son las propias de toda actividad comercial.
Ley 24.806 - Publicidad de la enseñanza privada: Requisitos que deberá cumplir la difusión
de los servicios que presten las personas y/o instituciones de propiedad privada, destinada a
enseñanza, que dicten cursos presenciales, semipresenciales o a distancia.
Articulo 1º — Establécese que toda persona y/o institución de propiedad privada destinada a la
enseñanza, que dicte cursos presenciales, semipresenciales o a distancia, o cualquier otra forma
de prestación de los mismos, deberá en la difusión de sus servicios, cumplir con los siguientes
requisitos.
Deberán asimismo, hacer constar en toda su publicidad, en forma destacada, que el título y/o
certificado que extienden no tiene carácter oficial:
o Que no habilita para ejercer la docencia oficial o privada, o cualquier otra profesión cuya
carrera o curso sea dictada por establecimientos de enseñanza de Nivel Inicial,
Educación General Básica, Nivel Polimodal o Nivel Superior y que estén reconocidos
oficialmente: o para continuar estudios superiores:
En caso de que el establecimiento contara con reconocimiento oficial, deberá en cada carrera y/o
curso que publicite, mencionar el número de resolución respectiva por el cual fueron aprobados,
así como código y características del establecimiento.
Se trata del único sector cuya grilla salarial es establecida por el Consejo Gremial de
Enseñanza Privada. Esto es así toda vez que, como se ha dicho, los haberes del personal
dependiente del resto de los establecimientos privados reconocidos son fijados a través de
las jurisdicciones a las que corresponden, con cuyos docentes oficiales están equiparados
en lo salarial. Al no estar estos docentes equiparados del modo indicado, les son aplicables
las pautas salariales que fija el organismo aludido.
Tales principios están plasmados en la normativa nacional que regula este tipo de
asociación, la Ley 20.337. Sin embargo, tal como señala la Cámara Nacional del Trabajo en
fallo de la sala 7ª de 1999, “la calidad de socio cooperativo no obsta la aplicación de las
normas que rigen el contrato de trabajo y también las que regulan el trabajo subordinado,
ya que el artículo 27 de la ley 20.337 no las excluye expresamente, al punto que cada
asociado se presenta ante la sociedad en el doble carácter de asociado y trabajador
subordinado, sin desmedro de que este principio de carácter general es cuestión de hecho
subordinada por consiguiente a la interpretación judicial”.
En ese marco se dictó la Ley 25.887, que – entre otros aspectos - regula la potestad de la
autoridad de aplicación en materia de Policía del Trabajo (Ministerio de Trabajo de la
Nación y organismos provinciales con competencia en policía del trabajo), para
inspeccionar dichas empresas y considerar a los “socios” de una cooperativa consignados
como tales en fraude a la ley, como trabajadores en relación de dependencia.
Dicha norma, en su artículo 40, establece: “Los servicios de inspección del trabajo están
habilitados para ejercer el contralor de las cooperativas de trabajo a los efectos de
Si bien en nuestro derecho positivo nacional no encontramos una definición del término,
es un derecho de raigambre constitucional reconocido a los padres y tutores la elección
de la educación dentro de un ideario determinado conforme a sus convicciones.
Consecuentemente, a fin de viabilizar esta potestad, debe reconocerse es derecho de los
agentes educativos de fijar un ideario propio, que a su vez no es más que la expresión del
derecho de libertad de enseñanza.
Limitaciones
Los derechos fundamentales no son absolutos, sino que admiten la limitación y
compaginación dentro del plexo armónico del sistema. Esta armonización y consecuente
limitación al derecho a la fijación de un ideario se efectúan a través de la Ley Nacional de
Educación, en la que se exponen los lineamientos generales del sistema educativo, en
especial los artículos 3, 4, 7, 8 y en relación con los fines y objetivos de la enseñanza, el
artículo 11, a los cual deberán atenerse todos los agentes educativos.
b. Garantizar una educación integral que desarrolle todas las dimensiones de la persona y
habilite tanto para el desempeño social y laboral, como para el acceso a estudios superiores.
c. Brindar una formación ciudadana comprometida con los valores éticos y democráticos de
participación, libertad, solidaridad, resolución pacífica de conflictos, respeto a los derechos
humanos, responsabilidad, honestidad, valoración y preservación del patrimonio natural y
cultural.
f. Asegurar condiciones de igualdad, respetando las diferencias entre las personas sin admitir
discriminación de género ni de ningún otro tipo.
j. Concebir la cultura del trabajo y del esfuerzo individual y cooperativo como principio
fundamental de los procesos de enseñanza aprendizaje.
m. Desarrollar las competencias necesarias para el manejo de los nuevos lenguajes producidos
por las tecnologías de la información y la comunicación.
q. Promover valores y actitudes que fortalezcan las capacidades de las personas para prevenir
las adicciones y el uso indebido de drogas.
r. Brindar una formación corporal, motriz y deportiva que favorezca el desarrollo armónico de
todos los educandos y su inserción activa en la sociedad.
u. Coordinar las políticas de educación, ciencia y tecnología con las de cultura, salud, trabajo,
desarrollo social, deportes y comunicaciones, para atender integralmente las necesidades de
la población, aprovechando al máximo los recursos estatales, sociales y comunitarios.
Un tema de actualidad que se vincula con el ideario, puede hallarse en las recientes leyes
que establecen un régimen especial de protección a las alumnas embarazadas y la
obligatoriedad de educación sexual. La Ley 25.584 prohíbe cualquier “adopción de
acciones institucionales que impidan o perturben el inicio o persecución normal de sus
estudios a las estudiantes en estado de gravidez o durante el período de lactancia y a los
estudiantes en su carácter de progenitores”. Este sistema se complementa con las Leyes
25.273 y 26.061 (Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes). Obviamente, en el supuesto de que algún establecimiento educativo
estableciera en su ideario cualquier diferenciación de trato en relación con alumnos en
razón de maternidad o paternidad, sería no sólo inaplicable, sino incluso ilegítimo y sujeto
a las acciones reparatorias que las leyes prevén.
Aspecto ideológico
La posibilidad de establecer un ideario propio determina que la empresa educativa pueda
ser incluida como empresa ideológica, al decir de Zunino y Fanchin.
Es el caso, entre otros, de las empresas periodísticas, de los partidos políticos, y de los
establecimientos educativos de gestión privada confesionales o con un ideario
determinado.
De esta forma, ya no se trata de una simple empresa, sino de una empresa ideológica,
“aspecto que tiene influencias en las relaciones laborales del personal docente”, según
Graciela Sandoval Vargas (Boletín Mexicano de Derecho Comparado). En otros términos, son
aquellos empleadores cuyas prestaciones guardan un elevado contenido ideológico, con
cuya realización, según Del Rey, “pretenden la consecución de los fines propios de la
Planteado entonces el ámbito laboral y personal al que nos estamos refiriendo, cabe
discernir cuál es el grado de incidencia que esta característica del empleador tendría
respecto del contrato de trabajo que lo vincula con sus dependientes.
En este sentido creemos que la enseñanza en las materias comunes, que no conllevan la
impronta ideológica referida, en tanto hacen al contenido propio de dicha materia, en
ningún caso puede permitir considerar injurioso el obrar del docente. Por eso es
conveniente, en el momento de ofrecerle el espacio curricular, informarle de la visión,
misión y objetivos institucionales, solicitándole su adhesión al PEI y compromiso a las
actividades propias que hacen particular a la comunidad educativa.
Por eso Cardona, citado por Zunino y Fachin, expresa que “aun tratándose de empresas
de tendencia, no puede extenderse la exigencia de comunión con el ideario de la empresa,
a todos los puestos de trabajo, sino que resulta preciso entre prestaciones según su mayor
conexión con el ideario de la empresa. Surge así la diferenciación entre “tareas de
tendencia y tareas neutras”.
Ahora bien, si en el marco del dictado de dichas asignaturas el educador incurre en una
apología de principios abiertamente contrarios a la tendencia ideológica del
establecimiento, puede dar lugar a la ruptura del vínculo con justa causa.
En este aspecto se impone tener presente que no se está haciendo mención a una apología
de principios antidemocráticos, totalitarios, o discriminatorios por razones de sexo, raza,
religión, ideología política o gremial, ya que en cualquiera de estos casos, la ruptura del
vínculo con justa causa tendrá origen no ya en la violación al principio de fidelidad con la
ideología del establecimiento, sino en haberse incurrido en la trasgresión de la ley 23.592
que establece la aplicación a “quienes por cualquier medio alentaren, o incitaren a la
persecución o el odio contra una persona, o grupos de personas, a causa de su raza,
religión, nacionalidad o ideas políticas”.
Es que en ningún caso podrá ser válido un ideario que no sea respetuoso de los mandatos
constitucionales, de los principios democráticos de gobierno o que propugne cualquier
tipo de discriminación.
La forma de la adhesión
Resulta necesario puntualizar primeramente que tal adhesión del trabajador a la tendencia
de la empresa en que presta servicios debe efectivamente existir, toda vez que por su
naturaleza no se concibe una prestación de tareas en ella por parte de quien no adhiere a
los lineamientos ideológicos o religiosos que sustenta.
Esta adhesión podrá ser expresa y se dará este modo cuando existan reglamentos internos
de los que se desprende un ideario determinado. Pero podrá también ser tácita cuando el
carácter de empresa de tendencia aparezca a todas luces, de suerte tal que el trabajador no
pueda, de buena fe y razonablemente, sostener el desconocimiento de la tendencia propia
de la institución.
La oportunidad de la adhesión
Como regla de adhesión debe darse al momento en que el dependiente ingresa a prestar
servicios a favor de su empleador – empresa de tendencia -. Esto es así toda vez que a
partir de tal incorporación el trabajador deberá cumplir su labor en un marco ideológico
que la condiciona.
Sin embargo, puede ocurrir que una empresa neutra ideológicamente pase a tener, a partir
de un determinado momento, una tendencia o ideología que la convierta en empresa de
esta naturaleza, o bien, que varíe el ideario en el transcurso de su giro.
Por supuesto que en estos casos, en razón de que la adhesión es –por definición-
voluntaria, la oposición del dependiente a suscribir la nueva ideología en ningún caso
podrá justificar el despido con invocación de causa fundado en dicha falta de aceptación
de aquélla.
Más aún, dicha variación puede constituir un uso abusivo del “ius variandi”, que autorice
al dependiente a considerarse en situación de despido indirecto, por cuanto se lo estaría
obligando a continuar laborando en un ámbito que puede serle repulsivo ideológica o
religiosamente.
Por otro lado, para el supuesto de que la empleadora no disponga el despido del
trabajador en ocasión de asumir o variar una determinada tendencia, no podrá luego
producir la rescisión del vínculo con tal razón, toda vez que de hecho habrá asumido la
relación en condiciones tales que le será inexigible al dependiente una adhesión al ideario
referido.
El alcance de la adhesión
Otro elemento a tomar en consideración estriba en determinar cuáles son los límites de las
obligaciones que nacen de la adhesión por parte del dependiente al ideario de la empresa.
En este sentido una sentencia del Tribunal Constitucional Español de 1981, que puede
considerarse en el marco de las pautas del Derecho Internacional, ha expresado que “la
existencia de un ideario conocida por el profesor al incorporarse libremente al centro, o
libremente aceptada cuando el centro se dota de tal ideario después de esa incorporación,
no lo obliga, como es evidente, ni a convertirse en apologista del mismo, ni a transformar
su enseñanza en propaganda o adoctrinamiento, ni a subordinar a ese ideario las
exigencias que el rigor científico impone a su labor”. Además ese fallo señala que “no
pueden sin embargo considerarse como vulneraciones al deber de respeto (...) las simples
y aisladas discrepancias a propósito de algún aspecto del ideario del centro, que exponga
el profesor a filo de sus normales actividades escolares, siempre que las manifieste
razonadamente, con oportunidad y en forma adecuada a la edad y grado de conocimiento
y de madurez de sus alumnos”.
Intimidad
Otra cuestión a tratar es la relativa a si la adhesión de que hablamos produce sus efectos
sólo en orden a la prestación de tareas o, si excediendo dicho campo, acarrea obligaciones
incluso en la vida del dependiente ajena a la relación laboral.
Para analizar este tema pude recurrirse a Miguel Ekmekdjian, quien en su Tratado de
Derecho Constitucional, señala que “en este aspecto es fundamental tener presente que
este tipo de limitaciones tienen profunda relación con el derecho a la intimidad. Este
derecho fundamental, junto con el derecho a la dignidad, el derecho al honor y a la
libertad de conciencia, son atributos fundamentales de la persona (...) El derecho a la
intimidad o a la privacidad puede ser definido como la facultad que tiene cada persona de
disponer de una esfera, espacio privativo o reducto inderogable de libertad individual, el
cual no puede ser invadido por terceros, ya sean particulares o el propio Estado”.
Es importante tener presente, según indica Rafael Navarro-Valls, que “...para los
tribunales constitucionales italiano y alemán —e implícitamente el español—, las
actividades privadas contrarias de modo notorio al ideario de un centro o a la enseñanza
de una disciplina confesional pueden tener consecuencias jurídicas y justificar eventuales
rescisiones contractuales. Claro está que dicha actividad privada “notoria” será tema de
análisis por parte del juez, quien decidirá finalmente al respecto y, como todo el derecho
del trabajo, con una mirada tuitiva de la relación laboral, y de los intereses y derechos
fundamentales del trabajador.
Es claro que aun para quienes propugnan una posición como la descripta, que puede
calificarse como proclive a la inadmisión de conductas externas al establecimiento pero
que pueden considerarse en pugna con su ideario, la posibilidad de la ruptura del vínculo
laboral con este motivo queda reducida a los docentes de aquellas asignaturas en las que la
ideología aparece como eje central de la enseñanza.
La figura del “representante legal” —consagrada en la Ley 13.047 y de allí tomada por
algunas jurisdicciones provinciales en la regulación de los institutos privados, como es el
caso de la Ley Provincial 2987 adquiere una dimensión propia en el sistema educativo de
gestión privada, entendiéndose por tal a la persona física que, por designación del
propietario ejerce la representación del establecimiento ante el organismo de control
estatal del sistema educativo en el que aquél se encuentra adscripto y ante sus
dependientes.
A su vez, el art. 36 de dicha norma de fondo dispone que “se reputan actos de las
personas jurídicas los de sus representantes legales, siempre que no excedan los límites de
su ministerio...”. Velez Sársfield en la nota al artículo 35, aclara que “la persona jurídica,
puede sólo por medio de sus representantes, adquirir derechos y ejercer actos, y no por
medio de los individuos que forman la corporación, aunque fuese la totalidad del
número”.
En este sentido debe tenerse en cuenta que el artículo 36, LCT, dispone que “a los fines de
la celebración del contrato de trabajo, se reputarán actos de las personas jurídicas los de
sus representantes legales o de quienes, sin serlo, aparezcan como facultados para ello”.
También resulta de aplicación en este aspecto el artículo 1874 del aludido Código de
fondo, que postula que “el mandato tácito resulta no sólo de los hechos Positivos del
mandante, sino también su inacción o silencio, o no impidiendo, pudiendo hacerlo,
citando sabe que alguien está haciendo algo en su nombre”.
Condiciones especiales
Con relación a las cuestiones específicas del representante legal, recurrimos a
consideraciones formuladas por el doctor Norberto Baloira, integrante de la Coordinadora
de Institutos de Educación Privada de la Argentina (COORDIEP), quien expresa que “el
mismo es responsable del funcionamiento integral de la comunidad educativa. Es quien
asume el ideario institucional; anima su vivencia en todos los roles, creando un clima de
diálogo; se inserta en su realidad local, organiza la tarea creando estructuras y, finalmente,
se evalúa y luego evalúa toda la acción. En definitiva, resguarda la libertad de enseñanza,
que comprende creación, ideario y organización”.
Asimismo, respecto de las cualidades que debe reunir el representante legal, señala que
“debe tener condiciones esenciales de comunicación y relación humana; nivel cultural
educativo, cabal conocimiento de los roles y mecanismos internos de una institución
escolar, para designar con acierto a sus agentes y brindarle el apoyo que necesitare”.
Coincidiendo con estas expresiones, es fundamental que los representantes legales de las
instituciones de gestión privada de Misiones asuman plenamente sus roles y funciones,
sustentadas en acabado conocimiento jurídico, administrativos y aspectos vinculados a la
formación educativa, ya que de ello depende la suerte de la organización escolar, la
comunidad educativa y sus agentes.
En el Decreto 397 se define al representante legal como “la persona de existencia visible
que ejerce la representación de la entidad propietaria ante el Servicio Provincial de
Enseñanza Privada de Misiones”, remarcándose que “sólo designan representantes legales
las entidades pluripersonales mencionadas en los incisos 2) a 5) del artículo 32 de la Ley
2987”. Esto implica que “la persona de existencia visible” no podrá designar representante
legal y deberá actuar por sí, marcando claramente la disposición de quien siendo titular de
una organización escolar debe actuar en el medio donde la misma se encuentra, ya que
deben “fijar domicilio en el territorio de la Provincia”, aunque esto no significa que para
actos específicos pueda otorgar poderes especiales.
Artículo 35 (Ley 2987) – Los propietarios, en sus relaciones con el Estado a los fines de la
presente ley, podrán actuar por sí o por apoderados, con mandato registrado en el Servicio
Provincial de Enseñanza Privada de Misiones y deberán fijar domicilio en el territorio de la
provincia a los efectos legales.
Artículo 36 (Ley 2987) – Los propietarios, los representantes legales y los apoderados deberán
inscribirse en el Servicio Provincial de Enseñanza Privada de Misiones.
Artículo 37 (Ley 2987) – Los propietarios serán responsables del archivo de documentación
oficial y del funcionamiento integral del instituto, sin perjuicio de la responsabilidad que
correspondiere al personal directivo, docente y docente auxiliar.
Artículo 38 (Ley 2987) – Las obligaciones contraídas por lo propietarios con su personal o
terceros, no responsabilizan ni obligan de modo alguno al Estado provincial.
Artículo 27 – Los propietarios a que hacen mención el Artículo 32 inc. 1) de la L 2987 pueden
actuar por sí mismo y no tienen obligación de designar representante legal; pero, si por motivos
de distancia, trabajo o cualquier otra razón valedera no pudiendo realizar personalmente las
tareas propias de su condición de propietarios, pueden designar a un apoderado para actuar ante
el organismo oficial.
Artículo 31 - El apoderado legal o representante legal puede ser rector del Instituto, pero no
puede integrar los cuadros docentes de menor nivel.
33.1. Tener muy en cuenta la autonomía de gestión, propia de cada uno de los roles
institucionales, respetando la responsabilidad que corresponde al personal directivo y docente,
sin que ello le impida hacer uso de sus facultades de empleador y responsable máximo de los
objetivos del establecimiento.
33.2. Tener cabal conocimiento de los roles y mecanismos internos de una institución escolar,
para designar con acierto a sus agentes y brindarles el apoyo que necesitaren.
33.4. Poseer condiciones esenciales de comunicación y relación humana, para motivar, orientar,
integrar e integrarse en la comunidad educativa.
33.5. Cumplir los trámites reglamentarios para registrar su designación ante el S.P.E.P.M.
33.9. Cumplir el otorgamiento de las debidas licencias conforme al régimen de justicia laboral.
33.10. Cumplir con el pago de los haberes mensuales al personal del Instituto y con el control y
firma de las planillas de liquidación.
33.11. Controlar a través de las autoridades escolares de las tareas de todos los que tienen
compromiso laboral con el Instituto.
33.12. Mantener todo tipo de reuniones que estime necesarias con el personal, salvo las que
tuvieron por objeto el tratamiento de cuestiones pedagógicas.