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Jugarse La Vida A Traves de Los Votos

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JUGARSE LA VIDA A TRAVES DE LOS VOTOS

LOS VOTOS PERPETUOS, INTINERARIO PARA VIVIR LA ESPIRITUALIDAD COMO


SENTIDO DE VIDA

Bogotá, 19 de noviembre de 2007, CRC

Rosa Isabel Cuéllar Camargo. A.M.

INTRODUCCIÓN

La vida cotidiana y cada una de las personas que la constituyen, exigen de los religiosos y religiosas vivir hoy lo que
dicen, no solo en el interior de sus comunidades, sino en el ejercicio práctico de construcción de la vida. Es decir en cada
una de las relaciones interpersonales que practican y en todo espacio que comparten su desarrollo como seres humanos y
como compañeros de camino en la construcción del Reino de Dios entre todos los hombres y mujeres que acompañan.

Hoy como en todo tiempo de la historia, pero tal vez con mayor exigencia y rigor, se nos está pidiendo coherencia de vida,
coherencia entre lo que decimos profesar y creer y entre lo que verdaderamente vivimos. Hoy se nos reclama que el
testimonio, hable por sí mismo, que sea contundente, que muestre el verdadero contraste que está esperando la sociedad
en la que nos movemos.

Se nos está pidiendo que mostremos con gestos, con signos, que sí vale la pena optar por este estilo de vida, que la vida
religiosa si se centra en Jesús y en su misterio pascual, y no en el centro de actividades, normas, exigencias, discursos no
prácticos. Se nos está pidiendo sencillamente que comuniquemos la Buena Noticia de la justicia, de la paz, de la
solidaridad, de la comunidad, del reinado de Dios en nuestras vidas.

Así pues, que las exigencias no son fáciles, que la tarea que tenemos entre manos es ardua, y se nos está pidiendo que nos
la juguemos toda por la presencia del Reino que se construye en medio de la diversidad, tanto de dones como de carismas
y vocaciones. Allí en medio del creyente y del escéptico; del enfermo y del sano; del rico y del pobre; del que necesita ser
consolado; y del que necesita mantener la esperanza.

Al jugarnos la vida a través de los votos, estamos diciendo que el proyecto de Jesús sigue estando presente en medio de la
historia y que es igual de válido como al principio de los tiempos. Que no lo hacemos porque somos gente desorientada,
aburrida, apática, sino porque somos gente que le apuesta a lo diferente, a la novedad del espíritu, a los compromisos
duraderos y serios, a gastar la vida centrándola en la persona de Jesús y su Reino de bienaventurados y bienaventuradas.

1. LA VIDA CONSAGRADA MOTIVADA POR EL ESPIRITU

La Vida Consagrada, está llamada a lo largo de la historia, a mostrarse como signo de dedicación y apertura al actuar del
Espíritu tanto en la Iglesia como en la sociedad misma. Ella, desde sus inicios fue sintiéndose exigida a ser contraste ante
los dominios y poderes que el mundo quiere imponer a los hombres y mujeres de la historia. Tomando formas de vida
1
diversas desde alejarse al desierto para encontrarse con Dios como el de insertarse entre los pobres, para vivir desde allí y
reconocer los rostros de Cristo presente en estas realidades marginales de la actualidad.

Asumiendo en su vida, la enseñanza del Sermón de la Montaña, como verdaderos discípulos y discípulas oyentes de la
palabra de Jesús que los interpela y anima a llevarla a todo rincón del mundo. Instaurando el Espíritu de las
bienaventuranzas, capaz de suscitar en la sociedad humana actitudes eficaces de justicia, paz, solidaridad y perdón.

En apertura constante al Espíritu, para que sea el gestor de cambios y novedades en la comunidad y en la realidad donde
cada consagrado y consagrada se hacen presente. Convirtiendo la experiencia del Espíritu, en fuente de caminos y
compromisos nuevos, desde la diversidad de carismas y ministerios que él da como quiera y a quien quiera.****
Sintiéndonos llamados y llamadas a reconocer lo que tenemos en nuestras vidas como don del Espíritu, para saber quién,
qué cosa y cómo somos interpelados por Dios, para darnos con generosidad al servicio que fuimos llamados y llamadas. A
jugarnos la vida desde el Espíritu, para que la novedad llegue, para que la luz invada la tierra y la transforme en vida
plena, para que verdaderamente seamos sal en medio de tanto sinsabor y para que demos amor porque conocemos y
reconocemos a Dios actuando en la historia.

Porque como dice Pablo en (1Cor 7,17), “Por lo demás cada cual viva según el don recibido del Señor y en la situación en
que se encontraba cuando Dios lo llamó”. Asumiendo el don como tarea y como invitación para servir con generosidad a
los hermanos y hermanas.

Porque es él, el Espíritu, el que con sus dones, nos impulsa a renovar, cambiar, transformar, arriesgar lo que somos y
tenemos para que la vida sea traspasada por el amor generoso del Padre y por la entrega incondicional del Hijo, para hacer
presente el Reino en medio de todo aquel y aquella que se decide asumir este proyecto como norma de vida.

Al hablar de Espíritu, entramos en un terreno novedoso, transformador, potencial de vida que nos debe mantener atentas y
atentos para no estabilizarlo, normativizarlo o estructurarlo. Si no, todo lo contrario, mantenerlo en tal dinámica que nos
haga nuevas y nuevos, tanto en nuestra forma como en nuestro fondo.

Es decir, que lo que se está pidiendo es una apertura constante y creadora frente a ese actuar del Espíritu en cada uno de
nosotros para que pueda interiorizar y experimentarse en comunidad.

“El Espíritu conduce a los hombres y mujeres a iniciar una nueva vida y los hace sujetos de su nueva vida en comunión
con Cristo. Las personas experimentan al Espíritu no sólo externamente en la comunidad eclesial, sino también
interiormente en la experiencia de sí mismos transformándolos.”

2. LA VIDA CONSAGRADA CON LA TAREA DE SER ALTERNATIVA

“Los consagrados y consagradas, habrán de ser hombres y mujeres capaces de fecundar la historia. Habrán de ser personas
cuyo paso por el mundo no deje a este último inalterado, sino que lo renueve, transformándolo y liberándolo.” 1

1
DE OLIVERIRA, J. LISBOA M., Vivir los votos en tiempo de posmodernidad, Segunda Edición, Ediciones San
Pablo, España, 2003, Pp. 38
2
Comprometidos y comprometidas, con todas las fuerzas que da la juventud, con toda la pasión que da el amor por una
causa, con todos los recursos que da la solidaridad y la entrega incondicional. Pues de esta manera tendrá sentido tanto
cansancio, desgaste y realización que buscamos como hombres y mujeres inquietos y coherentes con el centro que hemos
elegido libremente.

Luchando por no ser signos “apagados o quebrados”, sino seres que viven una experiencia renovadora desde el Espíritu,
desde la mística que da la relación profunda con Jesús, que nos orienta a vivir como hijos e hijas de Dios y nos invita a la
vez a que nos esforcemos porque todos sus hermanos y hermanas sientan la misma invitación.

Asumiendo que “sólo desde la comunión con la Trinidad, la intimidad con el Señor, hará que resistamos y no cedamos a
todas las tentaciones y provocaciones de un sistema perverso y malvado que trata de engañar a todos.” 2 Sino lo contrario,
nos iremos asumiendo como seres limitados, pero llenos de la fuerza del Espíritu, que nos va perfeccionando en la medida
en que nos abramos a su actuar y a su praxis liberadora.

Es el tiempo de arriesgar, de proponer, de cambiar de mentalidad para que hoy siga teniendo sentido consagrar la vida al
servicio de los marginados, excluidos, olvidados; para que ellos sientan que son llamados a ocupar un lugar donde los
seres humanos entran en relación con otros, posibilitando un estilo de vida y comunidad alternativa.

Este es el tiempo de anunciar nuestra consagración con la vida. Pues la vida consagrada cumple su misión más con lo que
es, que con lo que dice y hace. Está llamada a evangelizar con la propia vida y con la vivencia de los votos que dice
profesar y vivir. “En la modernidad, estos constituyen auténticos signos proféticos que apuntan hacia el verdadero amor,
hacia la promoción de la solidaridad y hacia el verdadero respeto del ser humano.” 3

Anunciar la vida con los gestos. “La vida consagrada ha de realizar verdaderos gestos proféticos que ayuden a que el
resto de la Iglesia y la sociedad despierte a los volaros fundamentales.” Exigiendo de cada uno de los consagrados y
consagradas la profunda identidad con Jesús y su proyecto para poder proyectar y compartir la experiencia de vida que
nace de este encuentro. Para poder así transparentar por medio de gestos lo que habita en nuestro interior como
experiencia de encuentro y reconocimiento de Jesús en nuestras vidas y en la vida de los que van de camino.

Anunciar con los labios, es decir con la Palabra. “Una y otra vez, la vida consagrada habrá de levantar su voz, con firmeza
y decisión, contra los desmanes políticos, contra las injusticias sociales y contra determinadas actitudes de la misma
Iglesia.”4 No podemos seguir siendo indiferentes y fomentando en nuestros comportamientos actitudes de no
compromiso, de arriesgar, de vivir refugiados en nuestros conventos tranquilos y tranquilas ante tanta injusticia y dolor.
Hoy debemos recuperar la frase de hace muchos años “ser la voz de los sin voz”, que no se deslegitimó, sino que fue
perdiendo fuerza por los miedos personales y comunitarios que nos atacan frente a las diferentes realidades con las que
convivimos a diario.

Al vivir este nuestro estilo de vida, viviremos desde el actuar del Espíritu y desde la presencia de Jesús que quiere lo
mejor para cada uno de los hombres y mujeres de nuestra historia. Seremos capaces de arriesgar la vida y de darle un
sentido pleno en la medida en que somos aquellos discípulos y discípulas fieles que saben mantenerse de pie en medio del
2
Ibid. Pp. 43

3
Ibíd. Pp 40-41

4
Ibíd. Pp.42
3
conflicto y la esperanza; en medio de la lucha y de la paz; en medio de la invitación constante a crear lazos fuertes de
fraternidad, de unidad y compromiso. Eso será jugarnos la vida en lo sencillo y cotidiano.

3. LOS VOTOS: SIGNOS DE UNA VIDA CON ESPÍRITU

“Hoy, es decisivo vivir una castidad que se convierta en profunda alegría, una pobreza que se traduzca en solidaridad y
una obediencia que sea expresión de un profundo respeto por la dignidad del ser Humano” 5

Sabemos que cada uno de estos votos no son expresión meramente humana, sino que necesariamente necesita de la
inspiración y presencia de la divinidad en nuestras vidas, reclamando a la vez, la colaboración humana para dejarlo actuar.
Necesitando de un clima de sencillez y humildad, del propio convencimiento de que no podemos llegar a ser consagrados
y consagradas por sí mismos, sino que necesitamos de la compañía y cercanía de Dios en nuestras vidas.

La castidad: es esencialmente cristocéntrica, pues es fruto del seguimiento de Cristo. Ya que, la castidad es una forma de
discipulado, de servicio a Cristo y unión profunda a él y a su proyecto. Indicando un camino de asumir la cruz personal y
la disponibilidad constante para amar a los amigos y enemigos. Actitud esta que invita a acoger sin medida a todo aquel
que busca sentido a su vida, ayudándonos a no encerrarnos en nosotros mismos y en nuestro cómodo egoísmo. Tratándose
por lo tanto de un camino que libera y que por eso mismo, es liberador para otros.

Exigiendo de la persona del consagrado y la consagrada, un conocimiento profundo de su yo, para que pueda así salir al
encuentro de un tú, que sea fructífero y pleno en la medida en que conocemos y reconocemos los vacios y límites en las
relaciones humanas y en los diferentes proyectos que adelantamos como tarea. Pues, la castidad no es negar algún aspecto
humano, sino plenificar nuestra capacidad de amar y de entrega constante para ir realizándonos como personas, que
deciden vivir este voto, porque es allí donde encuentran sentido a su centro de amor.

La pobreza: Hoy la finalidad de este voto es, hacer crecer dinámicamente la comunión, ser símbolo de una relación que va
creándose y haciéndose profunda, que no está mediada por la cantidad de cosas que se poseen, sino por la capacidad que
tenemos de ponerlas al servicio para la comunión y la fraternidad. “La pobreza es la castidad de la relación con las cosas”,
esto es, la capacidad de regenerarlas, de utilizarlas para la realización de una verdadera comunión. La verdadera pobreza
lleva a la persona a liberarse de todo lo que podía impedirle vivir en comunión con los demás.” 6

En medio de este modelo de consumismo que vivimos insertos, la gran tentación es poseer cada día más cosas, mas
tecnología, más saber, más poder y esto nos aleja como toda tentación, de la posibilidad de realizar el proyecto de Jesús y
la propuesta de vaciamiento que él mismo nos enseñó (Flp 2,5-11). La kénosis, el abandono total en manos de Dios para
dejarlo actuar en nuestro ser y quehacer cotidianos. Es dejar toda superficialidad que nos da una supuesta seguridad, pero
que en el fondo nos deja un vacío que nos va dejando descontentos y frustrados.

5
Ibíd. Pp. 48

6
Ibíd. Pp. 174
4
Pero, al ir entendiendo este vaciamiento como la actitud necesaria para ir asumiendo que estamos llamados y llamadas a
dejar reinar a Dios en nuestras vidas y así poder ser signo de compromiso, fraternidad, disponibilidad y entrega cotidiana
que nos plenifica y nos ayuda a ser más hombres y mujeres dispuestas para el Reino. Por lo tanto podremos afirmar que
“el secreto del voto de pobreza, reside en nuestra capacidad de ir más allá del aspecto económico. El criterio para medir la
pobreza no es la cantidad de cosas que se posee, sino el uso que hacemos de las cosas.” 7

Recordemos además, que la pobreza es símbolo de relación que va creándose y haciéndose profunda, que nos lleva a la
búsqueda de comunión y fraternidad, en todos los lugares donde nos encontremos viviendo y asumiendo este voto.

La obediencia: “Exige que el hombre y la mujer permanezcan con los ojos bien abiertos, pues sobre ellos recae toda la
responsabilidad de realizar aquí, en esta comunidad, en este tiempo real, con estos medios de que disponen, el Reino de
Dios y su Justicia.”8

El ejercicio de la vivencia de este voto, no es el acto de asumir cualquier voluntad humana, sintiéndola como voluntad
divina, por lo demás este voto exige hoy un alto sentido de búsqueda común, de oración profunda y de iluminación
constante del Espíritu, para poder elegir la voluntad de Dios en medio de la historia y el tiempo que nos toca vivir.

Por lo tanto el acto de obediencia exige nuestra máxima atención a la historia, a la vida de la gente, para saber qué
respuesta es que la debemos dar como vida consagrada en cada tiempo y lugar. Pidiendo a cada consagrado y consagrada
un nivel de sensibilidad ante la realidad y ante el quehacer de Dios en esta misma historia. Pues en muchas ocasiones la
obediencia es un acto de crisis, que nos lleva a saber tomar decisiones y opciones, para saber elegir, optar por algo o por
alguien. Acto que en ocasiones se vive en la profunda soledad y en ocasiones con la comunidad que se sabe fraterna y
sincera en este caminar de dejar actuar a Dios a través de cada uno de sus miembros.

En este y como en todos los votos, se nos pide una constante oración, una relación profunda con Jesús para que la
experiencia de relación con él, sea transparentada a través de la vida de cada uno y cada una de sus seguidores y para que
a la vez los intereses personales no primen al actuar sino que los sepamos descubrir como actos de comunión con la
voluntad divina. Descubriendo el sentido oculto del acto de obedecer.

Llevándonos a expresar que “No hay ninguna experiencia sin su expresión correspondiente: sobre todo en la experiencia
del amor, que vivifica la vida.”9

4. LOS VOTOS, JUGARSE LA VIDA

Para mantenernos en este jugarse la vida a través de los votos, debemos ser personas convencidas por este proyecto y por
este estilo de vida. Será necesario ir asumiéndolo en cada momento o etapa de nuestras vidas, para ir actualizando nuestra
consagración; será ir resistiendo cada día más a las tentaciones que el sistema nos ofrece de manera agradable y atrayente;

7
Ibíd. Pp. 173

8
Ibíd. Pp. 221

9
MOLTMANN, Jürgen, El Espíritu de la vida, Ediciones Sígueme, Salamanca, 1998
5
será necesario revisar las decisiones y opciones que hagamos a diario para entrar en un camino de liberación personal y
comunitaria; será además asumir la vida con gestos, palabras, signos nuevos porque están cargados de Espíritu renovador.

Por lo tanto los votos han de liberar y no esclavizar. Han de llevar a la vida y no a la muerte. Han de llevar a la integración
personal y no a la frustración y el desequilibrio. Han de ser signos vivos y eficaces para poder reveladores de la verdadera
vocación a la que cada uno y cada una han sido llamados y llamadas.

Jugarse la vida por los votos, implica la exigencia personal por la coherencia de vida con la opción que necesariamente se
realiza en la vida misma. Jugarse la vida no en los gestos de egoísmo que cada uno llevamos dentro, sino en la apertura
constante para ir al encuentro de los bienaventurados y bienaventuradas de nuestro tiempo. Implica saber ser
contemplativos y contemplativas de la historia para saber decidir y optar siempre por la vida, por el testimonio alegre de la
entrega al más marginado, por la renovación no solo intelectual sino práctica de la vivencia de los votos en cada momento
histórico.

Jugarse la vida en definitiva porque estamos convencidos y convencidas de que este proyecto del Reino se lleva a cabo en
la medida en que cada uno de las personas asume su vocación, asuma su responsabilidad carismática para hacerlo presente
en todo lugar y espacio donde un consagrado y consagrada desarrolla su vida, manifestando siempre la diversidad y la
unidad que nos pide Dios en medio de la dinámica liberadora.

Jugarnos la vida es ser capaces de acompañar a la humanidad en su crecimiento y en su deseo de conocer el Evangelio.
Ese Evangelio que es actual, que es palabra liberadora y transformadora de la humanidad, que espera ansiosamente el
anuncio de la Buena Nueva que se revela aquí y ahora.

6
JUGARSE LA VIDA A TRAVES DE LOS VOTOS

LOS VOTOS PERPETUOS, INTINERARIO PARA VIVIR LA ESPIRITUALIDAD COMO


SENTIDO DE VIDA

8:00 Oración

8:30 Dinámica de integración

9:00 Sondeo: Desde tu experiencia de consagrado y consagrada ¿Cómo te has jugado la vida y en dónde?

9:30 Presentación del tema.

10:15 Descanso

10:45 Trabajo personal: Lectura del texto

1. Define en tus propias palabras cada uno de los votos, desde tu experiencia de vida.

2. ¿En qué momentos de tu vida has sentido que no vale la pena arriesgarse tanto por el proyecto de Jesús?

3. Da algunos ejemplos a la luz de esta definición sobre los votos: “Hoy, es decisivo vivir una castidad que se
convierta en profunda alegría, una pobreza que se traduzca en solidaridad y una obediencia que sea expresión de
un profundo respeto por la dignidad del ser Humano”

4. Frente al compromiso definitivo ¿Qué es lo que más te cuesta o te hace pensar frente a tu futuro de consagrado
y consagrada?

5. Elabora o busca un signo que exprese tu “jugarse la vida a través de los votos”.

11:30 Puesta en común: Cada uno de los signos.

12:00 Almuerzo

2:00 Observar algunas escenas de la película “Samsara”

3:15 Merienda

3:45 Cine foro

4:30 Conclusiones

5:00 Eucaristía

JUGARSE LA VIDA A TRAVES DE LOS VOTOS

LOS VOTOS PERPETUOS, INTINERARIO PARA VIVIR LA ESPIRITUALIDAD COMO


SENTIDO DE VIDA

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Trabajo personal: Lectura del texto

1. Define con tus propias palabras cada uno de los votos, desde tu experiencia de vida.

2. Da algunos ejemplos a la luz de esta definición sobre los votos:

“Hoy, es decisivo vivir una castidad que se convierta en profunda alegría, una pobreza que se traduzca
en solidaridad y una obediencia que sea expresión de un profundo respeto por la dignidad del ser
Humano”

3. ¿Qué obstáculos reales encuentras en tu comunidad para vivir los votos desde esta manera?

4. ¿En qué momentos de tu vida has sentido que no vale la pena arriesgarse tanto por el proyecto de Jesús?

5. Frente al compromiso definitivo ¿Qué es lo que más te cuesta o te hace pensar frente a tu futuro de consagrado y
consagrada?

6. Elabora o busca un signo que exprese tu “jugarse la vida a través de los votos”.

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