Osho Y Llovieron Flores Capitulo 1 Lluvi
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Osho Y Llovieron Flores Capitulo 1 Lluvi
Llovieron Flores
Charlas sobre historias Zen
OSHO
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MA GYAN DARSHANA
osho_library@gruposyahoo.com
ÍNDICE
I LLUVIA DE FLORES
II EL ESTUDIANTE INSOLENTE
IV ¿CUÁL ES EL CAMINO?
V ¿ESTÁ MUERTO?
X VIENDO DOBLE
Capítulo 1
Lluvia De Flores
31 de Octubre, 1974
Subhuti era uno de los discípulos de Buda.
Él pudo comprender la potencia del
vacío -el punto de vista de que nada existe
excepto en su relación de subjetividad
y objetividad.
Un día, cuando Subhuti estaba sentado bajo un
árbol en un estado de sublime vacío, empezaron
a caer flores a su alrededor.
"Te alabamos por tu discurso sobre el vacío",
le susurraron los dioses.
"Pero yo no he hablado del vacío", dijo Subhuti.
"No has hablado del vacío, no hemos oído el vacío",
respondieron los dioses. "Esto es verdadero vacío".
Y cayeron flores sobre Subhuti como lluvia.
Sí, sucede. No es una metáfora, es un hecho -así que no te tomes esta historia
metafóricamente. Es literalmente verdad. Porque la totalidad de la existencia se siente feliz,
dichosa, extática, incluso cuando es una sola alma quien alcanza lo supremo.
Somos parte de la Totalidad y la Totalidad no es indiferente a nosotros, no puede serlo.
¿Cómo va a ser una madre indiferente a su hijo? Es imposible. Cuando el niño crece, la
madre también crece con él. Cuando el niño es feliz la madre también es feliz con él.
Cuando el niño danza, algo danza también en la ma dre. Cuando el niño está enfermo, la
madre está enferma. Cuando el niño es desdichado, la madre es desdi chada. Porque no son
dos; son uno. Sus corazones laten a un mismo ritmo.
La Totalidad es tu madre. La Totalidad no es indiferente a ti. Permite que esta verdad
penetre en tu corazón tan profundamente como sea posible, porque incluso esta
consciencia de que la Totalidad se siente feliz contigo, te cambiará. Entonces ya no estás
alienado, ya no eres un extranjero aquí. Ya no eres un vagabundo, sin hogar, porque todo es
un hogar. Y la Totalidad es tu madre, te cuida, te ama. Así que es natural que cuando
alguien se convierte en un Buda, y alcanza la cima suprema, toda la existencia danza, toda
la existencia canta, toda la existencia lo celebra. Es literalmente verdad. No es una
metáfora, recuerda, de otra forma errarás toda la cuestión.
Llueven flores, y continúan lloviendo -nunca se detienen. Las flores que llovieron para
Subhuti aún siguen lloviendo.
Tú no las puedes ver, no porque no estén cayendo, sino porque no eres capaz de
verlas. La existencia continúa la celebración infinitamente, por todos los Budas que han
sido, por todos los Budas que están siendo, y por todos los Budas que serán, porque para la
Existencia no hay pasado, presente y futuro. Es una continuidad. Es eternidad. Sólo existe el
ahora, el ahora infinito.
Aún llueven, pero no puedes verlas.
A no ser que caigan sobre ti, no puedes verlas; y cuando las veas cayendo para ti,
verás que han estado lloviendo para todos los Budas, para todas las almas iluminadas.
La primera verdad es que a la Existencia le importa lo que te sucede. La existencia
está orando continuamente para que te suceda lo Supremo. De hecho, tú no eres otra cosa
que una mano extendida por la Totalidad para alcanzar lo supremo. No eres otra cosa que
una ola que viene de la Totalidad para tocar la luna. No eres otra cosa que una flor
abriéndose, para que la Totalidad se llene de fragancia a través tuyo.
Si puedes abandonarte a ti mismo, esas flores pueden llover esta misma mañana, en
este mismo momento. Los Dioses siempre están dispuestos. Sus manos siempre están
llenas de flores. Simplemente observan y esperan. Cuando alguien se vuelve un Subhuti
-vacío; cuando alguien está ausente, de pronto empiezan a caer flores.
Éste es uno de los hecho básicos. Sin darse cuenta de ello no hay posibilidad de
confianza. Sin ello no hay posibilidad de que alguna vez alcances la Verdad. A no ser que la
Totalidad te ayude, no hay posibilidad de que la alcances. ¿Cómo vas a alcanzarla? Y ordina -
riamente nuestras mentes piensan justo lo contrario. Pensamos en la Totalidad como en el
enemigo, no como el amigo, -nunca como la madre. Pensamos en la Totalidad como si la
Totalidad estuviera tratando de destruirnos. Miramos a la Totalidad a través de la puerta de
la muerte, no a través de la puerta del nacimiento. Pareciera como que la Totalidad está
contra ti, luchando contigo, no permitiéndote alcanzar tus metas y propósitos, no
permitiéndote tu plenitud. De aquí que continúes haciéndole la guerra continuamente. Y
cuanto más luchas, más verdadera te parece tu falsa idea; porque si luchas, tu propia lucha
te retorna reflejada en la Totalidad.
La Totalidad te apoya, recuerda. Incluso cuando luchas, la Totalidad te apoya. Incluso
cuando luchas y estás equivocado, la Totalidad de apoya. Ésta es la segunda verdad que
hay que comprender bien. Si no lo comprendes, te será difícil continuar. Incluso cuando
luchas con la Totalidad, la Totalidad te apoya; porque la Totalidad no puede hacer otra cosa
que apoyar. Si te descarrías, aún la Totalidad te cuida. Incluso si te descarrías, la Totalidad
va contigo. Si un niño se descarría, la madre aún se interesa por él. Si el niño se vuelve un
ladrón y está enfermo, la madre aún le cuidará, nunca le dará veneno. Si el niño se
descarría completamente, por el mal camino, la madre aún orará por él. Ese es el
significado de la historia de Jesús sobre los dos hermanos.
Uno de ellos se fue, lejos del padre, descarriado, se gastó su parte de herencia y se
convirtió en un mendigo, un jugador, un borracho. El otro permaneció con el padre, ayudó
en los negocios, trabajó en la granja y en los jardines, incrementó la heredad, ayudó en
todas las formas, sirvió al padre con un espíritu de entrega. Y cuando de pronto llegaron
noticias de que el otro hermano se había convertido en un mendigo, de que mendigaba por
las calles, el corazón del padre empezó a compungirse y todas sus oraciones fueron para él.
Se olvidó completamente del que estaba cerca y sólo recordaba al que estaba distante. Por
la noche, éste estaba presente en sus sueños, pero no el que estaba cerca y trabajando
para él, que era bueno en todos los sentidos.
Un día el hijo mendigo regresó y el padre preparó un gran festejo, El hijo bueno volvía
a casa desde la granja y alguien le dijo: "Mira la injusticia de tu pa dre! Tú le amas, le cuidas
y le sirves, has permanecido con él, has sido absolutamente bueno, nunca has hecho nada
en contra de su deseo, pero nunca ha preparado una fiesta para ti. ¡Sin embargo ha
mandado matar al cordero más gordo para tu hermano, el que se descarrió y que ahora
vuelve como un mendigo! ¡Y toda la casa lo está celebrando!".
El hijo, el hijo bueno, se sintió muy herido. Le parecía absurdo. Volvió a casa enfadado.
Habló con su padre: "¿Qué estás haciendo? Nunca has dado una fiesta para mí, que te he
servido, ¿y qué ha hecho por ti este otro hijo? Se gastó la herencia, se lo jugó todo, ¡y ahora
vuelve a casa como un mendigo!".
El padre dijo: "Sí, porque tú estás tan cerca y eres tan bueno y eres tan feliz que no
necesito preocuparme por ti. Sin embargo, mis oraciones y mi amor siguen al hijo que fue
por el mal camino!”.
Jesús solía contar esta historia a sus discípulos una y otra vez, porque, como él dijo,
Dios puede olvidar a los santos, no hay necesidad de recordarlos, pero Dios no puede
olvidar a los pecadores.
Se habla de Dios como de un padre, pero yo os digo que Él no es un padre, es una
madre; un padre no es un fenómeno tan profundo como una madre, por eso los hindúes Le
llaman madre -Dios es madre, actúa como una madre. Y Jesús dijo que siempre que un
pastor va de vuelta a casa y una oveja se ha perdido, deja a todas las ovejas en el bosque,
en la noche oscura, y va en busca de la que se ha perdido. Y cuando encuentra a la oveja
perdida, la lleva sobre sus hombros y se regocija y vuelve a casa sintiéndose feliz, porque la
que se había perdido ha sido encontrada. Siempre que sucede así -y todos somos ovejas
perdidas- el pastor se regocija. Empiezan a llover flores.
En Oriente los dioses no son antropomórficos: son fuerzas naturales. En Occidente se
ha personificado la divinidad tan sólo para darle un corazón, un latido, para hacerlo más
sensible. Por su parte, los hindúes, los budistas, han convertido todas las fuerzas naturales
en dioses, ¡y tienen razón! Cuando Subhuti alcanzó el vacío, los dioses empezaron a llover.
Y el significado es muy hermoso: el sol es un dios para los hindúes y budistas, el cielo
es un dios; cada árbol -es un dios. El aire es Dios, la tierra es Dios. Todo tiene un corazón,
ese es el significado. Todo siente, ese es el significado. Nada es indiferente a ti, ese es el
significado. Y cuando tú lo alcanzas, todo lo celebra. Entonces el sol brilla de forma
diferente; ha cambiado su cualidad.
Para los que son ignorantes todo sigue igual. El sol brilla igual que antes, porque el
cambio de cualidad es muy sutil y sólo alguien que está vacío puede sentirlo. No es algo
burdo, así que el ego no puede sentirlo. Lo burdo es el campo del ego. Lo sutil sólo se puede
sentir cuando no hay ego, porque es tan sutil que si está ahí, te lo perderás: tu mera
presencia es suficiente estorbo.
Cuando uno está totalmente vacío, la cualidad del sol cambia inmediatamente, tiene
una poesía de bienvenida. Su calidez no es sólo calidez, se ha convertido en amor: una
calidez amorosa. También el aire es diferente, se queda un poco más tiempo a tu alrededor,
te toca con más sentimiento, como si tuviese manos. El tacto es totalmente diferente, con
más sensibilidad. El árbol florecerá, pero no de la misma forma. Ahora las flores brotan del
árbol como si saltasen.
Se dice que siempre que Buda pasaba por un bosque, los árboles florecían aun
cuando no fuera la estación ¡Tiene que ser así. El hombre puede errar en reconocer a Buda,
pero, ¿cómo van a errar los árboles? ¡Ellos no tienen mente! Y cuando Buda camina por un
bosque, empiezan a florecer. Es natural, ¡tiene que ser así! No es un milagro. Pero puede
que no seas capaz de ver esas flores, porque esas flores no son realmente físicas. Esas
flores son los sentimientos de los árboles. Cuando pasa Buda el árbol tiembla de forma
diferente, late de forma diferente, ya no es el mismo. Éste es el significado. La Totalidad
cuida de ti, la Totalidad es tu madre.
Ahora trata de comprender esta parábola, una de las mejores.
Buda tenía miles de discípulos. Subhuti era sólo uno de ellos. No tenía nada especial.
En realidad nadie sabe gran cosa de él, pues ésta es la única historia en la que se le
menciona. Había otros discípulos renombrados y famosos, grandes eruditos; había príncipes
que renunciaron a sus reinos y los abandonaron para hacerse discípulos de Buda; eran
hombres importantes, pero no llovieron flores sobre ellos. Las flores eligieron a Subhuti, que
era sólo un discípulo más, sin nada especial. Pero es que sólo entonces llueven flores; de
otra forma, si te sientes especial alrededor de un Buda, ¡te equivocas! Puedes sentirte lleno
de ego por estar cerca de un Buda, puedes crear una jerarquía, o pensar, "Yo no soy un
discípulo ordinario, soy algo especial: soy el siguiente a Buda. Los demás son sólo
ordinarios, una multitud, pero yo no soy una multitud, yo tengo un nombre, una identidad
propia. Ya antes de venir a Buda era alguien". Y así sigues siendo alguien.
Sariputta vino a Buda. Cuando vino lo hizo con quinientos discípulos propios. Era un
maestro. Por supuesto, un maestro no iluminado, que no sabía nada, pero que creía que
sabía porque era un gran erudito y conocía todas las escrituras. Había nacido brahmín y
tenía mucho talento, un genio. Desde su misma infancia destacaba por su gran memoria:
podía memorizar cualquier cosa. Sólo tenía que leer una escritura una vez, y ya estaba
memorizada. Era conocido en todo el país. Cuando vino a Buda era alguien. Se hizo discípu -
lo de Buda pero siguió siendo alguien. Ese "ser alguien" se convirtió en la barrera.
Estos dioses parecen ser muy irracionales: han elegido a un discípulo, Subhuti, que
era sólo uno entre la multitud, sin nada especial. ¡Estos dioses parecen estar locos!
Deberían haber elegido a Sariputta; pero no fue así. No eligieron a Ananda, el primo
hermano de Buda, la sombra de Buda durante cuarenta años. Durante cuarenta años no
estuvo ni un momento lejos de Buda. Dormía en la misma habitación, le acompañaba a
todas partes. Era la persona más conocida. Todas las historias que contó Buda, comienza
diciéndoselas a Ananda: "Ananda, sucedió así...", "Ananda, sucedió una vez...
"Ananda" y "Ananda" y "Ananda". Sin embargo, estos dioses locos no le eligieron a él,
sino a Subhuti, ¡un don nadie!
Recuerda, sólo los don nadies son elegidos; porque si eres alguien en este mundo no
eres nadie en el otro. Si aquí eres nadie, te conviertes en alguien en el otro mundo. Los
valores difieren. Aquí, las cosas burdas son valiosas; allí son valiosas las cosas sutiles. Y lo
más sutil, lo más sutil posible es: no ser. Subhuti vivía entre la multitud, nadie conocía ni
siquiera su nombre, y cuando llegaron estas noticias de que llovían flores sobre Subhuti,
todo el mundo se preguntaba: "¿Quién es ese Subhuti? Nunca hemos oído hablar de él. ¿Ha
sucedido esto por accidente? ¿Le han elegido los dioses equivocadamente?". ¡Había tantos
que estaban más altos en la jerarquía! Y seguramente Subhuti era el último.
Ésta es la única historia acerca de Subhuti.
Trata de comprenderla bien. Cuando estés junto a un gran Maestro se un nadie. Los
dioses están locos, te elegirán sólo cuando no seas. Y si intentas ser, cuanto más triunfes
en ser alguien, más errarás. Esto es lo que buscamos en el mundo; y lo que intentamos
también alrededor de un Buda. Anhelas riquezas. ¿Por qué? Porque con riquezas te haces
alguien. Anhelas prestigio y poder. ¿Por qué? Porque con poder y prestigio no eres ordinario.
Anhelas aprender, tener erudición, adquirir conocimientos. ¿Por qué? Porque con conoci-
mientos tienes algo de lo que estar orgulloso.
Pero así los dioses no te elegirán. Tienen su propia forma de elegir. Si tú mismo estás
golpeando demasiado tu tambor, no hay necesidad de que los dioses llue van flores sobre ti:
ya tú estás arrojando flores sobre ti mismo. Cuando dejas de enorgullecerte de todas las
cosas, de pronto toda la existencia empieza a enorgullecerse de ti. Dice Jesús, "Los que son
los primeros en este mundo serán los últimos en el Reino de Dios. Y los que son los últimos
serán los primeros".
Sucedió una vez que un hombre muy rico murió el mismo día en que también había
muerto un mendigo en la ciudad. El nombre del mendigo era Lázaro. El rico fue
directamente al infierno y Lázaro directamente al cielo. El rico miró hacia arriba y vio a
Lázaro sentado junto a Dios y gritó al cielo: "Parece que algo ha ido mal. ¡Yo debería estar
ahí y este mendigo debería estar aquí!". Dios se rió y dijo: "Los últimos serán los primeros, y
los primeros serán los últimos. Tú has disfrutado suficiente siendo el primero, ahora deja
que Lázaro disfrute un poco".
Y el rico tenía mucho calor (por supuesto, en el infierno aún no hay aire
acondicionado), un calor abrasador. Tenía mucha sed y no había agua. Así que gritó de
nuevo y dijo: "Dios, por favor, al menos envía a Lázaro con un poco de agua, tengo mucha
sed".
Y Dios dijo: "Lázaro tuvo sed muchas veces, casi muriendo en tu puerta, y tú nunca le
diste nada. Se estaba muriendo, hambriento en tu puerta, y aunque dabas una fiesta cada
día con muchos invitados, a él siempre le echaban de la puerta tus criados, porque los
invitados eran poderosos: políticos, diplomáticos, hombres ricos; y un mendigo era
inoportuno. Tus criados le perseguían cuando tenía hambre, mientras que la gente que
estaba invitada se saciaba. Tú nunca miraste a Lázaro. Ahora es imposible".
Y se dice que Lázaro se rió.
Ésta se convirtió en una profunda historia sobre la que reflexionaron muchos místicos
cristianos. Fue como un koan zen, y en los monasterios cristianos se han estado
preguntando una y otra vez por qué se rió Lázaro.
Se rió de lo absurdo de las cosas. Nunca había sabido que un don nadie como él, un
leproso, un mendigo, entraría alguna vez en el cielo. No podía creer que esto sucediera. Y
tampoco podía creer lo contrario: que un rico, el más rico de la ciudad, iría al infierno. Se
rió.
Y Lázaro aún se ríe. Y también se reirá cuando tú mueras: si eres alguien se reirá,
porque serás expulsado. Si eres nadie, ordinario, se reirá, porque serás recibido.
En este mundo, porque existe el ego, todas las valoraciones pertenecen al ego. En el
otro mundo, en la otra dimensión, las valoraciones pertenecen al no-ego. De ahí, el énfasis
de Buda en no-ser, nadie. El dijo: "Ni siquiera creas 'Soy un alma', porque también eso
puede convertirse en un ego sutil. No digas 'Aham Brahmasmi: Soy Brahma, soy el Ser
Supremo'. Ni siquiera digas eso, porque el Yo es muy astuto. Puede engañarte. Te ha
engañado durante muchas, muchas vidas y puede seguir engañándote. Simplemente di:
'No soy' y permanece en ese no-ser, permanece en esa nada, vacíate del ser".
Hay que deshacerse del ser. Una vez que se ha arrojado al ser, no falta nada.
Empiezas a rebosar y comienzan a caer flores sobre ti.
Era sólo uno de tantos, por eso fue capaz de comprender la potencia del vacío. Nadie
hablaba de él, nadie le conocía. Caminó con Buda, le siguió en muchos, muchos caminos en
sus viajes. Nadie sabía que él también estaba allí; si hubiese muerto nadie se habría dado
cuenta. Si se hubiera escapado nadie lo habría sabido, porque nadie sabia que Subhuti
estaba allí. Él supo, poco a poco, siendo nadie, de la potencia del vacío.
¿Cuál es el significado de esto? Que cuanto más se convertía en una no -entidad, más
sentía que Buda se estaba acercando a él. Nadie más se daba cuenta, pero Buda era
consciente. Todo el mundo se asombró cuando estas flores llovieron sobre él, pero no Buda.
Cuando le contaron que algo le habla sucedido a Subhuti, Buda dijo: "Lo estaba esperando.
Iba a suceder en cualquier momento. Se ha borrado tanto a sí mismo que iba a suceder
cualquier día. No me sorprende en lo más mínimo". Pudo comprender la potencia del vacío
¡estando vacío! Tú no conoces el poder del vacío. No conoces el poder de estar totalmente
ausente por dentro. Tú sólo conoces la pobreza del ego.
Pero intenta comprender. ¿Te has sentido alguna vez realmente poderoso con el ego?
Con el ego siempre te sientes impotente. Por eso dice el ego: "Engrandece un poco más tu
imperio para que te puedas sentir poderoso; no, esta casa no basta, es necesaria una casa
más grande; no, este balance bancario no basta, es ne cesario un balance bancario mayor;
no, esta fama, no basta, un poco más". El ego siempre pide más. ¿Por qué? Si es poderoso,
¿por qué seguir pidiendo más? El mero anhelo de más, muestra, que el ego se siente
impotente. Tienes un millón de rupias y eres impotente. El ego dice: "No, un millón no es
suficiente, ten diez millones de rupias". Y yo os digo: con diez millones de rupias serás diez
veces más impotente, eso es todo. Y entonces el ego dirá: "No, esto no es suficiente” .
Nada es suficiente para el ego. Esto prueba tan sólo que eres impotente, que careces
de poder. Cuanto más poder ganas, con menos poder te siente por con traste. Cuanto más
rico te haces, más pobre te sientes. Cuanto más sano, más temeroso de la muerte; cuanto
más joven, más sientes que la vejez se acerca.
El opuesto está a la vuelta de la esquina, y si tienes un poco de inteligencia verás que
el opuesto está alcanzándote, atenazándote el cuello. Cuanto más bello eres, más sientes
tu fealdad interna.
Realmente el ego nunca es poderoso. Sólo sueña con el poder, piensa en el poder,
reflexiona sobre el poder; pero son sólo sueños y nada más. Y los sueños están ahí sólo
para ocultar la impotencia que hay dentro de ti, pero no pueden ocultar la realidad. Hagas
lo que hagas, desde aquí o desde allá, de nuevo la reali dad llega y destroza todos los
sueños.
El ego es la cosa más importante del mundo. Pero nadie se da cuenta de ello, porque
el ego sigue pidiendo más, nunca te permite detenerte a mirar la situación. Antes de que te
des cuenta, te empuja más y más hacia adelante en algún sitio. La meta siempre está en
algún sitio cerca del horizonte. Y está tan cerca que piensas: "Para el anochecer la
alcanzaré".
El anochecer no llega nunca.
El horizonte permanece siempre a la misma distancia. El horizonte es una ilusión.
Todas las metas del ego son sólo ilusiones. Pero te dan esperanza, Y tú sigues sintiendo: "Un
día u otro me haré poderoso". Ahora mismo permaneces sin poder, impotente, inferior; pero
en el futuro, en la esperanza, en el sueño, te haces poderoso. Debes ser consciente de que
muchas veces, sentado en tu silla, empiezas a soñar despierto: te has convertido en el
emperador de todo el mundo o en el Presidente de los Estados Unidos, e inmediatamente
empiezas a disfrutarlo. Todo el mundo te mira, te has convertido en el punto focal de la
atención de todo el mundo. Así ese sueño te estimula, te intoxica. Si sueñas así, caminarás
de forma diferente. Esto es lo que le está sucediendo a lodo el mundo.
Tu potencial permanece en los sueños, tú permaneces impotente.
La verdad es justo lo opuesto: cuando no la buscas, viene; cuando no la pides, te es
dada; cuando no la anhelas, está ahí; cuando no vas al horizonte, de pronto te das cuenta
de que siempre ha sido tuya, aunque nunca la viviste. Está ahí dentro, y tú la bus cas fuera.
Está ahí dentro de ti y tú vas fuera. La estás llevando. El poder más supremo, lo Divino
mismo, está en ti. Y tú estás buscando aquí y allá como un mendigo.
Pudo comprender la potencia del vacío. Estando vacío, comprenderás; no hay otra
forma de comprender. Lo que quieras comprender, se eso, porque esa es la única forma de
alcanzarlo. Intenta ser un hombre ordinario, nadie, sin nombre, sin identidad, sin nada que
exigir, sin ningún poder que forzar sobre los demás, sin ningún esfuerzo por dominar, sin
ningún deseo de poseer, tan sólo siendo una no-entidad. Inténtalo, ¡y mira lo poderoso que
te vuelves! ¡Qué lleno de energía y qué rebosante! Tan poderoso que puedes compartir tu
poder. Tan lleno de dicha que puedes dársela a muchos, a millones. Y cuanto más das, más
te enriqueces. Cuanto más compartes, más creces. Te conviertes en una corriente.
Pudo comprender la potencia del vacío -el punto de vista de que nada existe excepto
en su relación
de subjetividad y objetividad.
Ésta es una de las más profundas meditaciones que descubrió Buda. Él dice que todo
existe en relación: todo es relativo, no algo absoluto, sustancial. Por ejemplo: tú eres pobre,
yo soy rico. ¿Es algo sustancial o sólo una relación? Puede que yo sea pobre en rela ción a
otra persona, y puede que tú seas rico en relación a alguna otra persona. Incluso un
mendigo puede ser rico en relación a otro mendigo; hay mendigos ri cos y mendigos pobres.
Un rico es pobre en comparación con otro más rico. Tú eres pobre -¿es tu pobreza
existencial o sólo una relación? Es un fenómeno relativo. De no existir nadie con el que
relacionarte, ¿qué serás? ¿Rico o pobre?
Piensa: de pronto toda la humanidad desaparece y te quedas sólo en la Tierra, ¿qué
serás: rico o pobre? Simplemente serás tú, ni rico ni pobre, porque ¿cómo comparar? No hay
un Rockefeller con quien compararse. No hay mendigos con los que compararse. ¿Serás
guapo o feo cuando estés solo?: Ninguno de los dos; simplemente serás tú. Sin nada con lo
que compararte, ¿cómo vas a ser feo o guapo?
Y así con la belleza y la fealdad, la riqueza y la pobreza, y con todas las demás cosas.
¿Eres sabio o tonto? ¿Tonto o sabio?: ¡Ninguno de los dos! Así que Buda dice que todas
estas cosas existen en relación. No son existenciales.
Son sólo conceptos.
¡Y estamos tan preocupados con cosas que no son! Estás demasiado preocupado de si
eres feo. Estás demasiado preocupado de si eres guapo. Y te preocupas por algo que no
existe.
Algo relativo no es. Es sólo una relación, como si hubieras dibujado algo en el cielo,
una flor de aire. Incluso una burbuja en el agua es más sustancial que las relatividades.
¿Quién eres si estás solo? El ser alguien llega en relación con alguien.
Eso significa: ser nadie es estar en la naturaleza; ser nadie es estar en la existencia.
Y estás solo, recuerda. La sociedad sólo existe fuera de ti. En lo profundo de tu interior
estás solo. Cierra los ojos y mira si eres bello o feo: ambos con ceptos desaparecen; dentro
no hay belleza ni fealdad. Cierra los ojos y contempla quién eres. ¿Respetado, no
respetado? ¿Moral, inmoral? ¿Joven, viejo? ¿Negro, blanco? ¿Amo o esclavo? ¿Quién eres?
Cierra los ojos y en tu soledad caen todos los conceptos. No puedes ser nada. Entonces
surge el vacío; todos los conceptos han sido anulados. Sólo permanece tu existencia.
Ésta es una de las meditaciones más profundas que descubrió Buda: SER NADIE. Y
esto no hay que forzarlo. No tienes que pensar que eres nadie, tienes que darte cuenta de
ello; si no, tu "nadiedad" será demasiado pesada. No tienes que pensar que eres nadie, sim-
plemente tienes que darte cuenta de que todas las cosas que piensas que eres son
relativas.
Y la Verdad absoluta no es relativa. La Verdad no es relativa. No depende de nada,
simplemente está ahí. Así que descubre la Verdad dentro de ti y no te preo cupes por las
relaciones. Las relaciones difieren, las interpretaciones difieren. Y si las interpretaciones
cambian, tú cambias.
Cuando algo está de moda, si lo usas, eres moderno, apreciado. Si ha pasado de moda
y lo usas, estás desfasado, no eres respetado. Hace cincuenta años algo estaba de moda y
habrías sido moderno. Cincuenta años después puede ponerse de moda otra vez y enton ces
de nuevo serás moderno. Ahora mismo está pasado de moda. ¿Pero quién eres tú? ¿Modas
cambiantes? ¿Conceptos cambiantes? ¿Relatividades?
Uno de mis amigos era comunista, pero muy rico, y nunca sintió la contradicción. Era
un burgués bien alimentado que jamás trabajó con sus manos. Tenía muchos criados;
pertenecía una antigua familia real. Hizo un viaje a Rusia en 1940. Cuando regresó, me dijo:
"Dondequiera que fui, me empecé a sentir culpable. Porque siempre que estreché las
manos de alguien pude sentir inmediatamente que el otro sentía que mis manos no
llevaban ninguna de las marcas de un trabajador. No son proletarias, son burguesas,
¡suaves!, ¡femeninas! E inmediatamente la cara de la otra persona cambiaba y soltaba mi
mano como si yo fuese intocable". Me dijo: "En la India, siempre que estrecho las manos de
alguien mis manos son apreciadas. Son bellas, femeninas, artísticas. En cambio en Rusia
me sentí tan culpable de mis manos que incluso empecé a pensar en cómo destruir su
suavidad, para que nadie me mirase como a un explotador, un burgués, un rico".
Porque allí, el trabajo se ha convertido en un valor. Si eres proletario en Rusia eres
alguien. Si eres rico, eres un pecador. Cualquier cosa es sólo un concepto relativo.
En la India hemos respetado a los bhikkus, swamis, sannyasins. Y también fue así en la
China anterior a Mao. El hombre que renunciaba al mundo era el más respetado. Y la
sociedad cuidaba de él; era la cima más alta de la humanidad. Cuando llegó el comunismo
a China, miles de monasterios fueron completamente destruidos, y todos los monjes
-respetables hombres del pasado- se convirtieron en pecadores porque no trabajaban.
Desde entonces sólo puedes comer si trabajas, y mendigar es una explotación prohibida por
la ley; ahora nadie puede mendigar.
Si Buda hubiese nacido en la China de Mao habría tenido dificultades. No se le habría
permitido mendigar, se habría pensado que era un explotador. Incluso si Marx hubiera
nacido en China o Rusia, habría tenido dificultades, porque en toda su vida lo único que hizo
fue leer en el Museo Británico. No era un prole tario, no era un trabajador. Y su amigo y
colaborador, Fredrick Engels, era muy rico. En Rusia se les adora como dioses, pero si
Fredrick Engels fuese ahora a visitarla, tendría problemas. Nunca trabajó; vivió del trabajo
de los demás. Y ayudó a Marx; sin su ayuda Marx no habría escrito Das Kapital o el
Manifiesto Comunista. Pero ahora es diferente. Hoy en Rusia él tendría dificultades. La moda
ha cambiado; los conceptos cambian.
Recuerda esto: lo que cambia es relativo y lo que permanece sin cambiar es absoluto;
y tu ser es absoluto, no es parte de la relatividad.
Recuerda las palabras sublime vacío, porque a veces tú también te sientes vacío pero
ello no es sublime. A veces tú también te sientes vacío, pero no es un vacío extático: es una
depresión, un vacío negativo, no un vacío positivo. Debes recordar esta distinción.
Un vacío negativo significa que te sientes fracasado, sin comprender. Has intentado
alcanzar algo en el mundo y no lo has alcanzado. Te sientes vacío porque no pudiste
conseguir lo que deseabas: no pudiste conseguir la mujer que querías y te sientes vacío; el
hombre tras el que andabas escapó y te sientes vacía; el éxito con el que soñabas no llegó
y te sientes vacío. Este vacío es negativo: es tristeza, depresión, un estado de mente
deprimido. Si te sientes vacío de esa forma, recuerda, las flores no lloverán sobre ti. Tu
vacío no es real, no es positivo. Aún estás tras las cosas, y por eso te sientes vacío. Aún
estás tras el ego: querías ser alguien y no pudiste, Es un fracaso, no una comprensión. Así
que recuerda: si renuncias al mundo por un fracaso, no hay verdadera renuncia, no es
sannyas, no es verdadero. Si renuncias al mundo a través de la comprensión, eso es
totalmente diferente. No renuncias como un esfuerzo triste y frustrante. No lo haces como
un suicidio. Recuerda: si tu sannyas es un suicidio, entonces las flores no lloverán sobre ti; y
entonces te alejas. Seguramente conocerás la fábula de Esopo.
Pasaba una zorra y había uvas, pero la viña estaba en lo alto de un árbol. La zorra las
intentó atrapar una y otra vez, pero estaban fuera de su alcance, así que se fue diciendo:
"No merecen la pena, todavía no están dulces y maduras. Son amargas". No pudo
alcanzarlas, pero para el ego es difícil aceptar que "soy un fracaso". En vez de reconocer:
"He fracasado, estaban fuera de mi alcance", el ego dirá: "No valían la pena".
Vuestros muchos sannyasins, los mal llamados santos, son iguales a la zorra de Esopo.
Han renunciado al mundo no porque comprendieran su futilidad, sino porque eran unos
fracasados y el mundo estaba más allá de su alcance, y así están llenos de rencor y quejas,
si vas con ellos, encuentras que dicen: "La riqueza es suciedad, y, ¿qué es una mujer
hermosa? ¡Nada excepto huesos y sangre!". Pero, ¿a quién están tratando de convencer?:
tratan de convencerse a sí mismo de que las uvas son agrias y amargas.
¿Por qué hablar de mujeres cuando has dejado el mundo? ¿Y por qué hablar sobre la
riqueza cuando no estás interesado en ella? Ello demuestra que todavía existe un profundo
interés; aún no puedes aceptar el fracaso, y la comprensión no ha surgido.
Siempre que estás en contra de algo, recuerda, no ha surgido la comprensión: porque
en la comprensión los pros y los contras desaparecen. En la comprensión no eres hostil al
mundo. En la comprensión no condenas al mundo y a la gente. Si sigues condenando, tu
condena evidencia que hay una herida en alguna parte y que te sientes celoso; porque sin
celos no puede haber condena. Condenas a la gente porque de alguna forma, en alguna
parte, inconscientemente, sientes que están disfrutando y que tú te lo has perdido. Sigues
diciendo que este mundo es sólo un sueño, pero si es realmente un sueño, ¿por qué insistir
en que es un sueño? Nadie insiste sobre los sueños. Te despiertas por la mañana y sabes
que tu sueño fue un sueño y se acabó. No vas diciendo a la gente que cualquier cosa que
sean es un sueño.
Recuerda un truco de la mente: tratas de convencer de algo a la gente tan sólo para
convencerte a ti mismo, porque cuando el otro se siente convencido, tú te sientes bien.
Si vas y le dices a la gente que el sexo es pecado y ellos quedan convencidos o no
-pueden refutarte, te pones feliz. Te has convencido a ti mismo. Mirando los ojos de los
demás estás tratando de cubrir tu propio fracaso.
El vacío negativo es inútil. Es simplemente la ausencia de algo. El vacío positivo es la
presencia de algo, no la ausencia, por eso el vacío positivo se convierte en poder. El vacío
negativo se convierte en un estado mental triste, deprimido: simplemente te derrumbas
hacia adentro, eso es todo. Sintiéndote fracasado, sintiéndote descorazonado, sintiendo por
todas partes el muro que no puedes cruzar, sintiéndote impotente, tu reacción será
censurar y condenar.
Pero eso no es crecimiento, eso es una regresión. Y en lo profundo no puedes florecer,
porque sólo la comprensión florece, nunca la depresión, y si tú no puedes florecer, la
Existencia no va a llover flores sobre ti. La Existencia simplemente te responde. Cualquier
cosa que seas, la Existencia te da más de eso. Si dentro de tu ser florecen muchas flores,
más flores lloverán sobre ti. Si tienes una profunda depresión, la Existencia también incidirá
en tu depresión. Lo que eres llamará a la puerta. Lo que eres te será devuelto multiplicado.
Así que se cuidadoso y estate alerta. Y recuerda, un vacío sublime es un fenómeno
positivo, No se es un fracasado: simplemente se mira y se comprende que los sueños no
pueden cumplirse. Y entonces no hay tristeza en absoluto, sino la felicidad de haber llegado
a esta comprensión de que los sueños no pueden cumplirse. Uno nunca se siente
deprimido, desesperanzado, simplemente se siente feliz y dichoso porque ha llegado a una
comprensión: ahora no intentaré lo imposible; ahora no intentaré lo inútil. Y uno nunca dice
que el objeto del deseo sea malo; cuando estás en el sublime vacío positivo dices que el
deseo es erróneo, no el objeto del deseo. Ésta es la diferencia.
En el vacío negativo ves el objeto del deseo como erróneo, así que tratarás de
cambiarlo por otro objeto.
Si el objeto erróneo es la riqueza o el poder, lo dejarás y harás que el objeto sea Dios,
la liberación, el cielo, etcétera.
Si el vacío es perfecto y sublime y positivo, no ves el objeto como erróneo,
simplemente ves que ese deseo es fútil; los objetos están bien, pero el deseo es fútil.
Entonces no cambias tu deseo de un objeto a otro objeto; simplemente abandonas el deseo
mismo.
No deseando, floreces. Deseando, te vuelves más y más paralizado y muerto.
Vacío pero feliz, vacío pero lleno; vacío pero sin que falte nada, vacío pero rebosante;
vacío pero en calma, en casa.
...empezaron a caer flores a su alrededor.
Tenían que susurrar. Debieron haber mirado a los ojos asombrados de este Subhuti,
tan sorprendido. Dijeron: "Te estamos alabando. No estés tan sorprendido y asombrado.
¡Tranquilo! Simplemente te alabamos por tu discurso sobre el vacío!
Capítulo 2
El Estudiante Insolente.
1 de Noviembre, 1974
Los conocimientos no sirven para mucho. Sólo ser puede convertirse en el vehículo
para la otra orilla.
Puedes seguir pensando, acumulando información; pero eso son barquitos de papel;
no servirán para un viaje transoceánico. Si te quedas en la orilla y sigues hablando de ellos,
está bien; los barcos de papel son tan buenos como los barcos reales si nunca vas de via je.
Pero si vas de viaje con barcos de papel, te hundi rás. Y las palabras no son otra cosa que
barcos de papel; y, además, ni siquiera son tan substanciales como ello.
Y cuando acumulamos conocimientos, ¿qué hacemos? Nada cambia dentro. El ser
permanece absolutamente ajeno.
Igual que el polvo, la información se acumula a tu alrededor; igual que el polvo que se
acumula en un espejo: el espejo sigue siendo el mismo, sólo que pierde su capacidad de
reflejar. Lo que sabes con la mente no cambia nada, tu consciencia sigue siendo la misma.
De hecho, se hace peor, porque los conocimientos acumu lados son como polvo en torno a
tu consciencia reflejante; la consciencia refleja menos y menos y menos.
Cuanto más sabes, menos consciente te vuelves. Cuando estás completamente lleno
de erudición, de conocimientos prestados, ya estás muerto. Entonces nada viene a ti como
algo propio. Todo es prestado, como un loro.
La mente es un loro. He oído -sucedió en los días de Joseph Stalin- que un hombre fue
a la comisaría de policía de Moscú y denunció la desaparición de su loro. Como este hombre
era un comunista muy prominente, el jefe de la comisaría se informó acerca del loro, porque
era importante y tenía que ser buscado. En su investigación preguntó: "¿Habla el loro?".
El comunista, el camarada, sintió un ligero miedo, y luego dijo: "Sí, habla. Pero tome
nota: cualquier opinión política que tenga es completamente suya".
¿Pero cómo va a tener un loro opiniones propias? Un loro no puede tener opiniones
propias, y tampoco la mente; porque la mente es un mecanismo. Un loro está más vivo que
una mente. Incluso puede que un loro tenga opiniones propias, pero la mente no puede. La
mente es una computadora, una bio-computadora.
Acumula. Nunca es original. No puede serlo. Todo lo que tiene es prestado, tomado de
otros.
Sólo te vuelves original cuando trasciendes la mente. Cuando se abandona la mente y
la consciencia enfrenta la existencia directamente, con inmediatez, en contacto con la
existencia momento a momento, entonces te vuelves original. Por primera vez eres
auténticamente tú mismo.
De otra forma, todas las ideas son prestadas. Puedes citar escrituras, puede que sepas
de memoria todos los Vedas, el Corán, el Gita, la Biblia, pero eso no cambia nada, no son
tus propias ideas. Y los conocimientos que no son originales tuyos son peligrosos, más
peligrosos que la ignorancia, porque son ignorancia escondida, y no serás capaz de ver que
te estás engañando a ti mismo. Llevas monedas falsas y piensas que eres rico, llevas
piedras falsas y piensas que son brillantes. Tarde o temprano tu pobreza te será revela da.
Entonces te escandalizarás.
Esto sucede cuando mueres, cuando la muerte se acerca. En la conmoción que la
muerte te da, de pronto te das cuenta de que no has ganado nada, porque sólo se gana lo
que se gana en ser.
Has acumulado fragmentos de conocimientos de aquí y de allá, puede que te hayas
convertido en una gran enciclopedia; pero esa no es la cuestión; y parti cularmente, para los
que están buscando la Verdad, eso es una barrera, no una ayuda. Hay que trascender los
conocimientos.
Cuando no hay conocimientos, llega el saber, porque el saber es tu cualidad, la
cualidad de la consciencia. Es como un espejo: el espejo refleja cualquier cosa que esté ahí;
la consciencia refleja la Verdad que siempre está en frente de ti, en la punta de tu nariz.
Pero la mente está en el medio y continúa charlando, y la verdad permanece justo
enfrente de ti mientras la mente continúa charlando. Y te vas con la mente. Desperdicias la
oportunidad. La mente es un gran desperdicio.
Antes de entrar en esta bella anécdota, unas pocas cosas más. Primera: los
conocimientos son prestados, date cuenta de esto. El mero darse cuenta se convierte en su
abandono. No tienes que hacer nada, simplemente date cuenta de que todo lo que sabes lo
has oído, no lo has sabido; lo has leído, no lo has comprendido; no es una revelación para ti,
es un condicionamiento de la mente. Se te ha enseñado, no lo has aprendido. La Verdad se
puede aprender, no se puede enseñar.
Aprender significa ser sensible a todo lo que te rodea, a todo lo que es, ser sensible a
"Ello". Este es un buen aprendizaje, pero no es un conocimiento.
No hay camino para encontrar la verdad, excepto encontrarla. No hay atajo. No
puedes tomarla prestada, no puedes robarla, no puedes engañar para llegar a ella.
Simplemente no hay forma mientras haya una mente dentro de ti. Porque la mente es
vacilación, la mente es un temblor continuo; la mente nunca está inmóvil, es movimiento.
La mente es como una brisa soplando continuamente y la llama sigue vacilando. Cuando no
hay mente, la brisa se detiene y la llama queda inmóvil.
Cuando tu consciencia es una llama inmóvil, sabes la Verdad. Tienes que aprender a
no seguir a la mente. Nadie puede darte la Verdad, nadie, ni siquiera un Buda, un Jesús, un
Krishna, nadie puede dártela. Y es bello que nadie pueda dártela, si no se convertiría en
una mercancía en la plaza. Si puede ser dada, entonces también puede ser vendida. Si
puede ser dada, entonces también puede ser robada. Si puede ser dada, entonces puedes
tomarla de un amigo, tomarla prestada. Es bello que la Verdad no sea transferible en forma
alguna. A no ser que tú la alcances, no se puede alcanzar. A no ser que tú te conviertas en
ella, nunca puedes tenerla.
De hecho, no es algo que puedas tener. No es una mercancía, una cosa, un
pensamiento. Puedes serla, pero no puedes tenerla.
En el mundo, en este mundo, podemos tener de todo, todo puede hacerse parte de
nuestras posesiones. Hay dos mercancías que se pueden poseer: los pensa mientos y las
cosas; las cosas se pueden poseer, los pensamientos se pueden poseer. Pero la Verdad no
es ninguna de estas dos mercancías. La Verdad es ser. Puedes convertirte en ella, pero no
puedes poseerla. No puedes tenerla en tu caja fuerte. No puedes tenerla en tu libro. No
puedes tenerla en tu mano. Cuando la tienes, eres ella. Te conviertes en Verdad. No es un
concepto, es un ser mismo.
Lo segundo a recordar: una tendencia humana consiste en intentar mostrar que tienes
lo que no tienes. Si lo tienes, no tratas de mostrarlo, no hay razón para esto. Si no lo tienes,
tratas de mostrarlo, como si lo tuvieras. Así que recuerda, todo lo que quieras mos trar a la
gente, eso es lo que no tienes.
Si vas a casa de un rico, eres su invitado y nada cambia; si es realmente rico no
cambia nada, simplemente te acepta. Pero si vas a casa de un pobre, cambia todo: Puede
que tome prestados muebles de su vecino, una alfombra de otra persona, cortinas de otra.
Le gustaría dar la impresión de que es rico. Si no eres rico te gustaría dar la impresión a la
gente de que lo eres. Y si no sabes, te gustaría que la gente pensara que sabes.
Siempre que quieras impresionar a alguien recuerda esto: impresionar es una
tendencia humana, porque nadie quiere parecer pobre; y aún más cuando se trata de cosas
del otro mundo.
Puedes ser pobre mientras se trata de cosas de este mundo; esa no es mucha
pobreza; pero cuando se trata de Dios, el alma, la liberación, la Verdad, ser pobre es
demasiado para poderlo soportar.
Te gustaría dar la impresión a la gente de que tienes algo, y es difícil impresionarles
cuando se trata de cosas de este mundo, porque estas cosas son visibles. Es fácil
impresionar a la gente sobre cosas del otro mundo porque son invisibles. Puedes dar la
impresión a la gente de que sabes, sin saber.
El problema surge porque cuando impresionas a los demás, existe la posibilidad de
que puedas creerte tú mismo, a través de sus ojos y sus convicciones, que tú tienes algo. Si
mucha gente está convencida de que sabes, poco a poco tú te convencerás de que sabes;
ese es el problema, porque engañar a los demás no es un gran problema. Pero si tú te
engañas por tu propio esfuerzo, entonces será casi imposible sacarte de tu sueño, ¡porque
crees que no es un sueño en absoluto! Crees que estás completamente despierto. Así será
difícil sacarte de tu ignorancia, porque piensas que ya estás Iluminado. ¡Será difícil sacarte
de tu enfermedad porque crees que ya estás sano e íntegro!
La mayor barrera que hay entre ti y la Verdad es: que te has convencido a ti mismo a
través de los demás de que ya la tienes. De forma que es un círculo vicioso. Primero:
intentas convencer a los demás, y puedes convencerlos porque la cosa es invisible. Se -
gundo: los demás tampoco tienen la Verdad, así que no saben. Si vas y empiezas a hablar
sobre Dios, y continúas hablando, tarde o temprano la gente empezará a pensar que sabes
sobre Dios, porque ellos tampoco saben. Excepto la palabra "Dios", no saben nada sobre
ello, y tú puedes ser muy listo y argumentar sobre teorías y filosofías, Y si sigues, por puro
aburrimiento dirán: "Sí, creemos que sabes, pero acaba".
He oído algo que sucedió una vez: Había un gran místico, Baal -Shem, un judío
jasídico, al cual vino a ver en cierta ocasión un erudito, un simulador -y todos los eruditos
son simuladores, porque con "erudito" quiero decir alguien que sólo sabe a través de
escrituras, palabras, lenguaje, que no ha encontrado la realidad él mismo- que empezó a
hablar de antiguos profetas, y del Antiguo Testamento, y a comentarios; todo prestado, por
supuesto, no original: una tontería por su parte, porque estaba hablando con un hombre
que sabía.
Baal-Shem escuchó, por compasión, y luego al final dijo, "Qué pena, qué pena; si te
hubiera conocido el gran Maimónides...".
Maimónides era un filósofo judío, un gran filósofo, así que el simulador estaba muy
feliz, repleto de alegría por ese cumplido: que si el gran Maimónides le hubiera conocido...
Así que dijo, "Soy tan feliz de que me reconozcas y me hayas dado reconocimiento. Sólo
una cosa más: ¿Por qué dices, 'Qué pena, qué pena; si te hubiera conocido el gran
Maimónides...'? ¿Qué quieres decir? Por favor, dímelo, ¿qué quieres decir?".
Respondió Baal-Shem, "Que entonces le habrías aburrido a él, y no a mí".
Por puro aburrimiento la gente empieza a creer: "Sí, tú sabes; pero cállate". Y por otra
parte, tú no sabes, eres tan ignorante como ellos. Sólo hay una diferencia: eres más
articulado, has leído más, has acumulado un poco más de polvo, y como ellos no pueden
discutir, puedes ponerles en su sitio y acallarles. Tie nen que creer que sabes, y les da igual
si sabes o no.
Se feliz si piensas que sabes, pero estás creando un muro de piedra que te será difícil
romper. Porque si convences a los demás, tú te convences de que sabes. Así que no hay
tantos supuestos "Maestros". No saben nada, pero tienen seguidores, y a causa de los
seguidores están convencidos de que saben. Retira los seguidores y verás que su confianza
se va.
En lo profundo, los psicólogos de profundidad dicen que la gente acumula seguidores
sólo para convencerse a sí misma de que sabe. Sin seguidores, ¿cómo te convencerías a ti
mismo? No es posible, ¡estás solo! Es difícil engañarse a sí mismo directamente, pero es fá -
cil engañarse a través de los demás. Cuando hablas a alguien y ves la luz en sus ojos, te
convences de que debes tener algo, si no, ¿por qué vino esta luz a sus ojos, a su rostro? Por
eso anhelamos tanto impresionar a la gente. La mente quiere impresionar a la gente para
poder ser impresionada a través de ellos y poder creer entonces en sus conocimientos
prestados como si fueran una revelación.
Cuidado con ello. Ésta es una de las trampas más astutas. Una vez que caes en ella te
será difícil salir.
Un pecador puede alcanzar la Verdad más fácilmente que un erudito, porque un
pecador siente en lo profundo que es culpable, puede arrepentirse, y siente que ha hecho
algo equivocado. No puedes encontrar un pecador que sea básicamente feliz. Él siente la
culpa; ha hecho algo equivocado y se arrepiente; quiere deshacer lo que ha hecho para así
hacer surgir el equilibrio en su vida, y un día u otro hará surgir el equili brio. Pero si eres un
erudito, un hombre de palabras, teorías y filosofías, un gran pundit, entonces es difícil,
porque nunca te sientes culpable de tu erudición, sino que te sientes feliz y lleno de ego.
Recuerda esto: cualquier cosa que te de la sensación de ego es una barrera; cualquier
cosa que te de la sensación de no-ego es el Camino.
Si eres un pecador y te sientes culpable, eso signi fica que tu ego está agitado. A
través del pecado no puedes acumular ego. Ha sucedido muchas veces que un pecador ha
dado el salto en un momento y se ha convertido en un santo. Le sucedió a Valmiki, un san to
indio, el primero que contó la historia de Rama. Valmiki era un ladrón y un asesino, y en un
instante se transformó. Nunca jamás le ha sucedido esto a ningún pundit - y la India es un
gran país de pundits: brahmines, eruditos. No se puede competir con los eruditos indios,
tienen una larga herencia de miles de años y han vivido de palabras y palabras y palabras.
Pero nunca ha sucedido que en un sólo instante un erudito diese el salto, explotase,
rompiese con el pasado y se volviese totalmente nuevo. Nunca ha sucedido así. Pero ha
sucedido muchas veces con pecadores, en un sólo instante, porque en lo profundo nunca
pudieron hacer arreglos en su ego con lo que estaban haciendo. Lo que fuese que estaban
haciendo echaba por tierra al ego, y el ego es el muro, el muro de piedra.
Si sientes que eres un moralista, un puritano, crearás un ego sutil. Si piensas que eres
un conocedor, crearás un ego sutil. Recuerda: no hay otro pecado que el ego, así que no lo
acumules. Y siempre se acumula a través de cosas falsas, porque las cosas reales siempre
lo echan por tierra. Si sabes realmente, el ego desaparece; si no sabes, se acumula y se
hace más y más y más grande y fuerte. Si eres realmente un hombre puro, un hombre
religioso, el ego desaparece, pero si eres un puritano, un moralista, entonces el ego se
fortalece. Éste debería ser siempre el criterio para juzgar si lo que estás haciendo es bueno
o malo: júzgalo por el ego. Si el ego es fortalecido, es malo: déjalo en cuanto puedas,
¡déjalo inmediatamente! Si el ego no es fortalecido, es bueno.
Si vas al templo cada día, o a la iglesia todos los domingos, y sientes que el ego se
acrecienta, no vayas a la iglesia, déjalo; no vayas al templo, no te está ayudando, es un
veneno. Si sientes que por ir a la iglesia eres religioso, que eres algo extraordinario, más
grande, más puro que los demás, más sagrado que otro, si esta actitud viene a ti: más
sagrado que otro, entonces déjalo, porque esta actitud es el único pecado que existe en el
mundo. Todo lo demás son juegos de niño. Éste es el único pecado, esta actitud de ser más
sagrado que.
Haz sólo lo que no fortalezca a tu ego, y tarde o temprano te iluminarás, porque
cuando no hay ego, si te deja incluso por un sólo instante, de pronto los ojos se abren y Lo
has visto. Una vez viste, nunca es olvidado. Una vez vislumbrado, se convierte en un imán
tan poderoso en tu vida que va atrayéndote más y más cerca, hacia el centro del mundo.
Tarde o temprano estarás fundido con ello.
Pero el ego se resiste, el ego se resiste a rendirse. Se resiste al amor, se resiste a la
oración, se resiste a la meditación, se resiste a Dios. El ego es una resistencia, una lucha
contra el Todo. Por eso es un pecado.
Y el ego siempre está interesado en impresionar a la gente. Cuanto más puedas
impresionar a la gente, más comida consigue el ego. Esto es un hecho. Si no puedes
impresionar a nadie, los apoyos son retirados y el ego empieza a temblar. No tiene base en
la realidad. Depende de las opiniones de los demás.
Trata ahora de entrar en esta anécdota: El Estudiante Insolente.
Esto es una contradicción, porque un estudiante no puede ser insolente, y si lo es, no
puede ser un estudiante. Un estudiante no puede ser descarado, no puede ser rudo, no
puede estar lleno de ego. Si lo es, no puede ser un estudiante, porque ser estudiante sig -
nifica ser receptivo, estar dispuesto a aprender. ¿Y qué es la disposición de aprender?
Disposición de aprender significa: se que soy ignorante. Si "se" que se, ¿cómo voy a
aprender? Las puertas están cerradas, no estoy dispuesto a aprender; en realidad, estoy
dispuesto a enseñar.
Sucedió una vez en un monasterio Zen: vino un hombre que quería ser iniciado. El
Maestro le dijo: "Tenemos dos categorías de iniciados aquí. Tengo qui nientos residentes en
el ashram, en el monasterio, y tenemos dos categorías: una es la de discípulo y la otra es la
de Maestro. Así que, ¿a qué categoría te gustaría unirte?".
El hombre era absolutamente nuevo; incluso sintió una pequeña duda, y respondió:
"Si es posible, me gustaría ser iniciado como Maestro".
El Maestro estaba bromeando. Sólo estaba bromeando, y quería mirar el inconsciente
más profundo.
A todo el mundo le gustaría ser un Maestro, e incluso si te haces discípulo lo haces
sólo como un medio, sólo como un medio para hacerte Maestro: tienes que pasar por ello,
es una obligación, de otra forma, ¿cómo te vas a convertir en un Maestro? Así que tienes
que ser un discípulo, pero es la búsqueda del ego para ser un Maestro. Al ego le gustaría
enseñar, no aprender, e incluso si aprendes, es aprendizaje con la idea de prepararte para
enseñar.
Vosotros me escucháis; con el escuchar yo también tengo dos categorías: puedes
escuchar como un discípulo; puedes escuchar como un aspirante a Maestro. Si escuchas
como aspirante a Maestro tú te lo pierdes, porque con esa actitud no puedes escuchar. Si
tan sólo estás esperando, preparándote y preguntándote cómo saltar a ser un Maestro y
enseñar a los demás, no puedes ser receptivo. Sólo puedes aprender si eres un discípulo sin
ningún pensamiento de convertirte en un Maestro.
Ésta era una de las tradiciones más antiguas en Oriente: que una persona no
empezaría a enseñar a no ser que se lo dijese su Maestro.
Había un discípulo de Buda que permaneció muchos años con él: se llamaba Purna. Se
iluminó y aún permaneció con Buda. Después de su Iluminación, también iba todas las
mañanas a escuchar a Buda.
Él mismo era ahora un Buda. No le faltaba de nada; lo era por derecho propio, pero
seguía viniendo.
Un día, Buda le preguntó: Purna, ¿por que sigues viniendo? Ahora puedes dejarlo".
Y Purna dijo: "A no ser que tú lo digas, ¿cómo voy a dejarlo? Si tú lo dices está bien".
Entonces dejó de acudir a las charlas de Buda, pero permaneció como una sombra
yendo con la Sangha, con la Orden. Entonces, después de varios años, de nuevo dijo Buda:
"Purna, ¿por qué continúas siguiéndome? ¡Ve y enseña a la gente! No necesitas estar aquí
conmigo".
Y Purna dijo: "Estaba esperando. Cuando tú digas, iré. Soy un discípulo, así que
cualquier cosa que digas la haré. Si tú lo dices, está bien. Así que, ¿a dónde debería ir? ¿En
qué dirección debería ir? ¿A quién debería enseñar? ¡Simplemente dirígeme y yo seguiré!
Soy un seguidor".
Este hombre debió escuchar a Buda totalmente, porque incluso cuando se iluminó
siguió siendo un discípulo.
Y hay personas que son absolutamente ignorantes, y ya son "Maestros". Incluso si
están escuchando, están escuchando con la actitud de que tarde o temprano tienen que
enseñar. ¡Escuchas sólo para decir a los demás lo que has aprendido! Saca de la mente esa
idea completamente, porque si esa idea está ahí, si el aspi rante a Maestro está ahí, el
discípulo no puede existir; nunca co-existen.
Un discípulo es simplemente un discípulo. Un día sucede que se convierte en Maestro;
pero esa no es la meta, esa es sólo una consecuencia. Siendo un aprendiz uno se vuelve
sabio; esa es una consecuencia, no la meta. Si aprendes simplemente para volverte sabio
nunca aprenderás, porque ser sabio es una meta del ego, un "ego -trip". Y si estás tan sólo
esperando a desarrollarte, a madurar para convertirte en Maestro, y el ser un discípulo es
sólo un pasaje que hay que atravesar cuando antes mejor, que hay que concluir y no eres
feliz en él, que te gustaría terminar, entonces no eres un discípulo y nunca serás un
Maestro. Porque cuando un discípulo madura, se convierte en Maestro espontáneamente.
Esa no es una meta a seguir, sucede como un producto derivado.
El estudiante insolente, descarado, rudo, pensando que ya sabe... esa es la única
insolencia que puede sucederle a una mente: que ya "sabe".
Estos "Yamaokas" vienen a mi casa todos los días. He conocido a muchos "Yamaoka"
en un estilo. Vienen a mí y a veces lo disfruto muchísimo.
Sucedió una vez: vino un hombre; habló durante una hora, comentó el Vedanta
entero. Había estado pidiendo una entrevista durante muchos días, escribiéndome cartas,
había viajado desde lejos y había estado diciendo que le gustaría hacerme unas cuantas
preguntas. Cuando vino se olvidó de las preguntas; empezó a darme respuestas, y yo no
había preguntado nada. Durante una hora habló y habló y habló, no hubo ni si quiera un
espacio para que pudiera interrumpirle. No, ni siquiera escuchaba, así que tuve que decirle
sí, sí, sí. Y le escuché y lo disfruté, y después de una hora dijo: "Ahora tendré que irme; se
acabó mi tiempo, pero he aprendido tantas cosas de ti. Y siempre recordaré este encuentro.
Y amaré esta memoria: has resuelto todos mis problemas".
En realidad, éste era su problema: quería hablar y decir cosas y darme algún
conocimiento. Y era muy feliz porque yo escuché. Él siguió siendo el mismo, pero se fue
muy feliz.
La gente viene a mí y dice que saben que "Todo es Brahma". La India está demasiado
cargada de conocimientos y los tontos se han vuelto aún más tontos a causa de esa carga,
porque todos saben y hablan como conocedores. Dicen que Todo es Brahma, que la Reali-
dad es no-dual, y luego al final preguntan: Puedes sugerir algo?, mi mente está muy tensa".
Si sabes que la existencia es no-dual; si sabes que el dos no existe, ¿cómo vas a estar
preocupado y tenso? ¡Si sabes esto, todos los problemas se han ido, todas las
preocupaciones se han disuelto, la angustia desaparece! Pero si le dices: "No sabes", no
escuchan. Y si tan sólo continúas escuchándoles, al final lo real saldrá automáticamente.
Sucedió en un Juzgado: un hombre fue acusado de robar un reloj de bolsillo. La
persona a quien se lo habían robado era un poco corto de vista, sus ojos eran tan débiles
que sólo podía ver con gafas y se había olvidado las gafas en alguna parte. Estando en la
calle, aquel hombre cortó su bolsillo y cogió el reloj. Cuando el juez preguntó: “¿Puede
reconocer a este hombre? ¿Es éste el hombre que cogió su reloj?, el que había sido robado
dijo: "Es difícil, porque mis ojos son débiles y sin gafas no puedo ver bien, todo es un poco
borroso. Así que no puedo decir exactamente si éste es el hombre o no, pero han robado mi
reloj y siento que éste es el hombre".
Pero como no había otro testigo presencial o cualquier otra cosa, y no se podía probar,
el magistrado tuvo que poner en libertad al ladrón.
Le dijo: Puede irse, es usted libre".
Pero el hombre parecía un poco perplejo. El juez le dijo: "¡Puede irse, es usted libre!".
El hombre aún parecía perplejo, y el juez le preguntó: Quiere decir algo?".
Él dijo: "Sí. ¿Puedo quedarme con el reloj? ¿Me lo puedo quedar?".
Esto es lo que sucede... La gente sigue hablando, y si continúas escuchándoles, al
final encontrarás que todo su Vedanta es inútil, al final piden algo que les pone en
evidencia. Lo otro es sólo lenguaje, verbalización.
Este Yamaoka visitó al Maestro Dokuon. Dokuon era un hombre Iluminado, uno de los
amados en Japón, uno de los más respetados. Queriendo impresionar al maestro dijo...
Si quieres impresionar a un Maestro eres un tonto, un hombre perfectamente
estúpido. Puede que quieras impresionar al mundo entero, pero no trates de impre sionar a
un Maestro; al menos ahí ¡abre tu corazón! No digas tonterías; al menos ahí, ¡se auténtico!
Cuando vas a un doctor, le expones todas tus enfermedades, le permites diagnosticar,
examinar, le dices todo, sea lo que sea, no ocultas nada. Si ocultas algo a un doctor,
¿entonces para qué acudir a él? ¿Cómo esperas que él te ayude si pretendes engañarle?
A un doctor le dices todo acerca del cuerpo; a un Maestro tienes que decirle todo lo
del alma, si no, no hay ayuda posible. Cuando vayas a un Maestro, ¡ve completamente! No
crees una barrera de palabras entre tú y él. Di sólo lo que sepas. Si no sabes nada, di "No
se".
Cuando P.D. Ouspensky fue a Gurdjieff era un gran erudito, era ya mundialmente
famoso, más conocido en el mundo que Gurdjieff mismo. Gurdjieff era un fakir desconocido
en aquellos días; se hizo conocido a través de Ouspensky. Ouspensky había escrito un gran
libro antes de conocer a Gurdjieff. El libro era realmente excepcional, porque hablaba como
si supiera, y era un hombre tan articulado que podía engañar. El libro es Tertium Organum,
el tercer canon de pensamiento, y realmente uno de los libros más excepcio nales del
mundo. Incluso la ignorancia puede a veces hacer cosas; si eres habilidoso puedes hacer
cosas, incluso con ignorancia.
Ouspensky afirma en ese libro -y su afirmación es correcta- que sólo existen tres libros
reales en el mundo: uno es el Organum de Aristóteles, el primer canon de pensamiento; el
segundo es el Novum Organum de Bacon, y el tercero es su Tertium Organum, y realmente
estos tres libros son excepcionales. Los tres autores son ignorantes, ninguno de ellos sabe
nada sobre la Verdad, pero son hombres muy articulados. Realmente han hecho milagros:
sin saber nada sobre la Verdad han escrito hermosos libros. Casi han llegado, han llegado
aproximadamente.
Ouspensky tenía renombre; cuando fue a ver a Gurdjieff, Gurdjieff no era nadie. Por
supuesto, fue con el conocimiento de que Gurdjieff era un hombre de ser, un hombre sin
conocimientos realmente, pero de un ser muy sustancial. ¿Qué hizo Gurdjieff? Hizo algo
hermoso: permaneció en silencio. Ouspensky esperó y esperó y esperó, se puso nervioso,
empezó a sudar ante este hombre, porque él simplemente permanecía en silencio,
mirándole; y eso era embarazoso. Sus ojos eran muy penetrantes, si quería podía quemarte
con sus ojos; y su rostro era tal que, si quería, podía simplemente sacudirte fuera de tu ser
con su rostro. Si miraba dentro de ti, te sentías muy incómodo. Gurdjieff permaneció como
una estatua y Ouspensky empezó a temblar, le invadió la fiebre. Entonces preguntó: “¿Pero
por qué estás en silencio? ¿Por qué no dices algo?".
Gurdjieff dijo: Primero hay que decidir una cosa, decidirla absolutamente; hasta
entonces no diré ni una sola palabra. Entra en la otra habitación, encontrarás allí una: hoja
de papel; escribe en ella todo lo que sabes, y también lo que no sabes. Haz dos columnas:
una con tus conocimientos, otra con tus ignorancias, porque de lo que sepas no es
necesario que yo te hable; lo sabes y no hay necesidad de hablar de ello. De todo lo que no
sepas, te hablare".
Cuenta Ouspensky que entró en aquella habitación, se sentó en una silla, cogió el
papel y el lápiz, y por primera vez en su vida se dio cuenta de que no -sabía nada. Este
hombre destrozó todos sus conocimientos, porque, por primera vez, con consciencia, iba a
escribir: Conozco a Dios. ¿Cómo escribir eso sin conocerlo? ¿Cómo escribir: "Se la Verdad"?
Ouspensky fue auténtico. Volvió después de media hora, entregó una hoja en blanco a
Gurdjieff y dijo: "Ahora tú empiezas a trabajar. Yo no se nada".
Gurdjieff dijo: Cómo pudiste escribir el Tertium Organum? No sabes nada, ¡y has
escrito el tercer canon de pensamiento!".
Es como si la gente siguiera escribiendo mientras duerme, en sueños; como si no
supieran lo que están haciendo, no supieran lo que está sucediendo a través de ellos.
Ésta es la enseñanza más profunda de Buda, así que hay que recordar una cosa:
puedes repetir las palabras más profundas que alguna vez hayan sido pronunciadas, y aún
puedes ser un estúpido.
Este Yamaoka es estúpido. Está repitiendo exactamente las mismas palabras de Buda.
Las palabras transmiten tu ser. Cuando Buda dice algo, las palabras tienen un
significado diferente, una fragancia diferente. Las palabras llevan algo de Buda, algo de su
ser: el aroma, el sabor de su ser interno. Estas palabras llevan la música de su armonía
interna. Cuando Yamaoka las repite están muertas, rancias, no transmiten ninguna
fragancia. Si transmiten algo es a Yamaoka y su mal olor.
Recuerda, sólo con repetir el Gita no sucede nada, aunque Krishna dijese las mismas
palabras que estás repitiendo. Por todo el mundo, miles de misioneros cristianos siguen
repitiendo las mismas palabras que dijo Jesús. Estas palabras están muertas. Es mejor no
repetirlas, porque cuanto más las repites, más rancias se vuelven. Es mejor no tocarlas,
porque su mero tacto es venenoso. Es mejor esperar: cuando tú alcances una consciencia
Crística, o una consciencia Kríshnica, o una consciencia Búdica, entonces empezarás a
florecer, entonces empezarán a salir cosas de ti, nunca antes.
¡No seas un disco de gramófono! Porque entonces sólo repites y eso no significa nada.
Los Maestros Zen llevaban un bastón para la gente así. Son personas muy suaves,
pero muy auténticas, y hay personas que no escuchan las palabras, que sólo pueden
escuchar a un golpe. Si les hablan, no escuchan, hablarán todavía más. Necesitan
tratamiento de shock.
Dokuon ha creado una situación, y sólo las situaciones son reveladoras. Él podía haber
dicho: "Todo lo que has dicho es sólo información prestada". Eso no habría cambiado mucho
las cosas, porque el hombre sentado ante él estaba profundamente dormido. Con sólo
hablar no le habría sacado de ello; quizá le habría ayudado a seguir más dormido, puede
que hubiese empezado a discutir. En vez de hacer eso, Dokuon hizo lo correcto: le pegó
fuerte con el bastón. Fue tan repentino que no pudo arreglar su carácter como corresponde,
no pudo arreglar una pose falsa. Por un momento -el golpe fue tan repentino- la máscara se
deslizó y apareció el rostro real. Con sólo hablar, esto no habría sido posible.
Dokuon debió haber sido muy compasivo.
Durante un solo momento asomó la ira, apareció lo real, porque si todo está vacío,
¿cómo puedes estar enfadado? ¿De dónde puede venir la ira? ¿Quién está enfadado, si ni
siquiera Buda existe, tú no existes, nada existe, sólo existe el vacío? ¿Cómo, en el vacío, es
posible la ira?
Lo que está haciendo Dokuon es llevar a Yamaoka al conocimiento del ser; eso es lo
que está haciendo al pegarle. Es necesaria una situación, porque en una situación de
pronto te vuelves real, vuelves a ser. Si se permiten las palabras, si Dokuon habla y dice:
"Esto está mal y esto está bien", ayudará a la continuidad de la mente. Entonces habrá un
diálogo, pero inútil. Un shock te lleva de vuelta a tu realidad; de repente desaparece todo el
pensar: Yamaoka es Yamaoka, no un Buda. Estaba hablando como un Buda, y con sólo un
golpe Buda desaparece y entra Yamaoka enfadado.
Capítulo 3
El Mal Genio
2 de Noviembre, 1974
Ha aceptado una cosa: que tiene un mal genio ingobernable; ahora quiere curarlo.
Siempre que haya una enfermedad trata primero de descubrir si es realmente una
enfermedad o un malentendido, porque si hay una enfermedad real, entonces puede ser
curada, pero si no es una enfermedad real, sino sólo un malentendido, entonces ninguna
medicina servirá. Más bien, por el contrario, toda medicina te será dañina. Así que primero
has de saber si la enfermedad existe o no, o si simplemente la estás imaginando, o si
simplemente piensas que está ahí. Puede que no esté en absoluto, puede que simplemente
sea un malentendido. Y con lo confuso que está el hombre, muchas de sus enfermedades
no existen en absoluto, simplemente cree que existen.
Tú también estás en el mismo caso. Así que trata de comprender esta historia muy
profundamente. Puede que te ayude.
El estudiante dijo: "Maestro, tengo un mal genio ingobernable, ¿cómo puedo curarlo?.
El no duda de la enfermedad y pide el remedio. Nunca pidas el remedio: primero trata de
descubrir si la enfermedad existe o no.
Primero entra en la enfermedad y diagnostícala, descífrala, examínala a fondo. Entra
en la enfermedad antes de pedir un remedio . No aceptes ninguna enfermedad justo en la
superficie, porque en la superficie es donde te encuentran los demás, es donde los demás
se reflejan en ti, es donde los demás te colorean. ¡Puede que no sea una enfermedad en
absoluto! Puede ser tan sólo el reflejo de los demás.
Es como cuando estás a la orilla de un lago silencioso con tu túnica naranja, y el agua
que está cerca de ti parece naranja porque te refleja. El lago puede pensar que se ha vuelto
naranja: ¿cómo deshacerse de ello? ¿Dónde encontrar el remedio.? ¿A quién preguntar?
No acudas a los expertos inmediatamente, primero trata de descubrir si es realmente
una enfermedad o sólo un reflejo. Estar simplemente alerta servirá de mucho: muchas de
tus enfermedades puede que sencillamente desaparezcan sin ningún tipo de remedio.
“No se cuándo surgirá. Puede que esté muy lejos, puede que tú no estés disponible y,
además, incluso si te lo traigo, para cuando llegue a ti ya no lo tendré". Ya ha llegado a una
profunda comprensión.
No puedes traerme ira, ¿verdad? Porque en el mero esfuerzo de traerla te volverás
consciente. Si eres consciente, la sujeción se pierde, empieza a desplomarse; para cuando
hayas llegado a mí, ya no existirá.
Y era más fácil llegar a Bankei que llegar a mí: tienes que pasar por Mutka. Para
cuando se de una cita, y para cuando llegues a mí, la ira no estará ya allí. ¡Por eso la cita!
Porque si no traerás problemas innecesariamente. Gracias a la cita se van automáticamente
por sí mismos, y si persisten, entonces merece la pena traerlos a mí.
Para cuando llegues a mí, ya lo habrás dejado de lado; y si comprendes, eso significa
que a las cosas que vienen y van no merece la pena prestarles atención: ¡vienen y van! Tú
eres a lo que tienes que prestar más atención, no a las cosas que vienen y van; son como
las estaciones y el clima: cambian. Por la mañana era diferente, por la noche es diferente de
nuevo, ¡cambia! ¡DESCUBRE LO QUE NO CAMBIA!
El estudiante ha alcanzado ya una bella comprensión. Dice: "Surge inesperadamente,
y es seguro que lo perderé antes de traértelo".
Capítulo 4
Cual es el Camino?
3 de Noviembre, 1974
El Camino es fácil, pero tú eres la montaña; y detrás de ella está el Camino. Cruzarte a
ti mismo es muy difícil. Una vez que estás en el Camino, no hay problema, pero el Camino
está muy lejos de ti.
¡Y eres tal masa de contradicciones! Un fragmento de ti va hacia el Este, el otro va al
Oeste: no te mueves en una dirección. No puedes, tal como eres, porque para moverte en
una dirección necesitas una unidad interna, un ser cristalizado. Tal como eres, eres una
multitud, con muchos yoes, sin ninguna unidad.
A lo sumo, si haces algún arreglo -como tiene que hacer todo el mundo-, si te
controlas a ti mismo, a lo sumo te puedes convertir en una asamblea, no en una multitud; y
también entonces serás una asamblea india, no la británica; a lo sumo, la mayoría de tus
fragmentos pueden moverse en una dirección, pero la minoría siempre estará allí, yendo a
algún otro sitio.
De forma que, incluso un hombre muy controlado, disciplinado, un hombre con
carácter, de pensamiento, ese hombre tampoco alcanza nunca el Camino. Puede que sea
capaz de ajustarse a la sociedad, pero tampoco es capaz de alcanzar el Camino desde el
que se abre la puerta hacia lo Divino.
Eres realmente una montaña.
Lo primero que hay que comprender es que la multitud debe irse. La existencia
polisíquica tiene que convertirse en unisíquica; tienes que ser uno. Eso sig nifica que tienes
que existir sin pensamientos, porque los pensamientos son una multitud, te dividen, cada
pensamiento te separa en pedazos. Crean un caos dentro de ti y siempre son
contradictorios. Incluso cuando decides, la decisión siempre va en contra de alguna parte
dentro de ti: nunca es total.
Se cuenta que Mulla Nasrudin estaba muy enfermo, tenso, psíquicamente enfermo. Y
la enfermedad era tal que poco a poco se volvió absolutamente incapaz de tomar ninguna
decisión; no sólo grandes decisiones, sino tampoco las pequeñas: si tomar un baño o no, si
ponerse esta corbata o esa, si coger un taxi para ir a la oficina o ir en coche. No eran
grandes decisiones, pero se volvió incapaz de tomarlas, así que le llevaron a un hospital
psiquiátrico. Tras seis meses de tratamiento los doctores sintieron que ahora estaba bien.
Un día le dijeron: "Ahora, Nasrudín, estás absolutamente bien. Puedes volver al mundo,
retomar tu trabajo, empezar a trabajar y a funcionar. Estamos completamente satisfechos
de que ahora nada vaya mal". Pero viendo una ligera indecisión por parte de Nasrudín, el
doctor dijo: No sientes que ahora estás preparado para entrar en el mundo y empezar a
trabajar y funcionar?
Nasrudín dijo: "Sí y no".
Pero ésta es la situación. Si estás enfermo o sano no es la cuestión; la diferencia es
sólo de grado, pero éste sigue siendo el problema en lo profundo de ti: sí y no, ambos.
¿Amas a una persona?: sí, y en el fondo está escondido el no. Tarde o temprano,
cuando te aburras y te hartes del sí, el no emergerá y odiarás a esa perso na, la misma
persona que amabas. Te gusta algo, pero el desagrado está escondido; tarde o temprano,
esa misma cosa no te gustará.
Estabas loco cuando amabas, cuando te gustaba; y estarás loco cuando odies y no te
guste. Tal como eres -sí y no, ambos-, ¿cómo vas a avanzar hacia lo Divino?.
Lo Divino necesita un compromiso total, menos no sirve, pero, ¿cómo puedes
comprometerte totalmente? ¡No eres un ser total! Esto es la montaña.
El Sendero es fácil, pero tú no estás en el Sendero; y ninguna técnica, ni todos los
métodos del mundo y ningún Maestro, para ser exactos, te dan el Sendero; el Sendero
existe ya. Sus métodos y técnicas simplemente te conducen hacia el Sendero; no son
Senderos. Crean pequeñas sendas en la montaña para que puedas ir más allá, porque el
Sendero está ahí, no hay necesidad de crear un Sendero, ya existe. Pero tú estás perdido en
un bosque. Hay que llevarte al Sendero.
Así que lo primero es: cuanto más dividido estés, más lejos del Camino estarás;
cuanto menos dividido estés, más cerca del Camino.
Los pensamientos dividen porque siempre llevan al opuesto dentro de ellos: el amor
lleva al odio, la amistad lleva a la enemistad, el agrado lleva al desa grado. Sosan tiene
razón cuando dice: "Una ligera distinción entre el agrado y el desagrado, un ligero
movimiento de agrado o desagrado en tu ser, y el cielo y la tierra quedan separados.
Ninguna distinción: y has llegado, porque sin ninguna distinción eres uno.
Así que lo primero que hay que recordar es cómo -abandonar los pensamientos y
volverse un ser sin pensamientos, sin pensamientos pero alerta, porque en el sueño
profundo también estás sin pensamientos, y eso no sirve. Es bueno para el cuerpo, por eso
después del sueño profundo tu cuerpo se siente rejuvenecido, pero la mente permanece
cansada incluso por la mañana, porque la mente continúa su actividad. El cuerpo se relaja,
aunque tampoco puede relajarse totalmente a causa de la mente; pero así y todo, se relaja;
así que por la mañana el cuerpo está bien, por lo menos bien para trabajar, pero la mente
se siente cansada incluso por la mañana.
Te vas a la cama cansado y por la mañana te levantas más cansado, porque tu mente
ha estado trabajando continuamente, soñando, pensando, planeando, deseando; la mente
estuvo trabajando continuamente.
En el sueño profundo, durante unos instantes en los que estás totalmente
inconsciente, te haces uno. Se necesita esta misma unidad con una mente consciente y
alerta. Igual que estás en el sueño profundo: ningún pensamiento, ninguna distinción de
bueno y malo, cielo e infierno, Dios y el Diablo, ninguna distinción de ningún tipo,
simplemente eres, pero inconsciente. Hay que lograr esto estando alerta y consciente. El
samadhi, lo final, lo supremo, la meditación absoluta, no es otra cosa que sueño profundo
con total consciencia.
El sueño profundo lo consigues, así que lo único que hay que lograr es más y más
consciencia. Si puedes añadir más consciencia a tu sueño profundo, te iluminarás. Se
trasciende la montaña y el Sendero se abre. Esto es lo primero.
Lo segundo es que llevas el pasado dentro de ti. Y eso crea multiplicidad. Fuiste un
niño y el niño aún está escondido en ti, y a veces aún puedes sentir al ni ño dando
puntapiés; en ciertos momentos retrocedes y te vuelves niño de nuevo. Fuiste joven una
vez; ahora eres viejo; ese joven está escondido ahí, y a veces incluso un anciano empieza a
hacer tonterías como un joven.
Llevas contigo todo tu pasado, cada momento de él, ¡y has sido muchas cosas! Desde
el útero hasta ahora has sido millones de personas, y las llevas todas dentro de ti, capa a
capa. Has crecido, pero el pasado no ha desaparecido; puede que esté oculto, pero está ahí;
y no está sólo en la mente, está incluso en el cuerpo. Si cuando eras un niño pequeño y
estabas enfadado alguien dijo: "¡Para! ¡No estés enfadado, y tú te contuviste, esa ira la
llevarás aún en la mano. Tiene que ser así, porque la energía es indestructible, y a no ser
que relajes esa mano, persistirá; a no ser que hagas algo conscientemente para completar
el círculo de esa energía que se convirtió en ira en cierto momento, hace cincuenta o
sesenta años, la llevarás dentro de ti, coloreando todos tus actos.
Puedes tocar a alguien, pero el contacto no será puro: la mano lleva todo su pasado;
toda la ira reprimida, todo el odio reprimido está allí. Incluso si tocas a una persona estando
enamorado, tu contacto no es puro, el amor no será puro, porque, ¿dónde irá esa ira que
llevas en la mano?
Wilheim Reich trabajó mucho sobre esta represión somática. El pasado está en el
cuerpo, el pasado está en la mente; a causa de este estado cargado, no puedes estar aquí y
ahora. Tienes que vértelas con tu pasado.
De forma que la meditación no es sólo una cuestión de hacer algo aquí y ahora; antes
de que eso sea posible, tienes que vértelas con tu pasado: tienes que disolver todos los
residuos, y hay millones de ellos.
Incluso cuando uno se hace viejo es también un niño, un joven, y todo lo que alguna
vez has sido está ahí, porque no sabes cómo morir a cada momento.
Ese es todo el arte de la vida: morir momento a momento para que no haya residuos.
Si se ha terminado una relación: ¡no cargues con ella, simplemente ya no está! ¿Qué
puedes hacer? Algo estaba sucediendo y ahora ya no sucede. Acéptalo y muere a ello:
sencillamente abandónalo con absoluta consciencia, y entonces renaces a un nuevo
momento donde no tendrás que cargar con el pasado.
Ya no eres un niño, pero obsérvate a ti mismo y sentirás que el niño está ahí, ¡y ese
niño crea problemas!
Si fueses realmente un niño no habría problema, pero eres joven, o viejo.
Una vez Mulla Nasrudín fue hospitalizado. Era el día de su cumpleaños -cumplía
ochenta años- y esperaba que sus tres hijos le llevaran algún regalo. Vinieron, por supuesto,
pero no habían traído nada, ¡porque tenía ochenta años! Un niño se siente feliz con un
regalo, ¿pero un anciano? ¡Ochenta años! Su hijo mayor tenía sesenta. Así que no pensaron
en ello en absoluto, pero cuando llegaron, y Mulla vio que tenían las manos vacías, se sintió
enfadado, frustrado, y les dijo: “¿Qué? ¿Habéis olvidado a vuestro anciano, el cumpleaños
de vuestro pobre y anciano padre? ¡Es mi cumpleaños!".
El niño. En ese momento podrías haber visto en sus ojos que ese hombre de ochenta
años no estaba allí, sólo un niño esperando unos juguetes.
Uno de los hijos dijo: "Perdónanos, lo olvidamos, completamente".
Mulla Nasrudín les dijo: "Creo que os perdonaré, porque parece que estos olvidos
vienen de familia. En realidad, a mí se me olvidó casarme con vuestra madre". Estaba
realmente enfadado.
Así que los tres gritaron a la vez: "¡¿Qué?! ¿Quieres decir que ... ?".
Él dijo: »¡SI!«, en un tono maliciosamente bajo.
El niño continúa en alguna parte de ti: cuando gimes puedes encontrarle, cuando te
ríes puede encontrarle, cuando alguien te da un regalo puedes encontrarle, cuando alguien
se olvida de hacerlo puedes encontrarle, cuando alguien te condena puedes encontrarle, es
muy difícil ser realmente maduro. Uno nunca puede ser maduro a no ser que el niño
sencillamente se muera dentro de ti: de otra forma seguirá influenciando tus actos, tus
relaciones.
Y esto no sólo es cierto respecto al niño: cada momento del pasado está ahí,
influenciando tu presente. Tu presente está muy cargado . Y millones de voces del cuerpo y
de la mente continúan manipulándote; ¿cómo vas a alcanzar el Sendero?
Eres una montaña. Hay que disolver esa montaña. ¿Qué hacer? Puede ser disuelta
conscientemente, y una forma de hacerlo es vivir tu pasado de nuevo, conscientemente.
Éste es el mecanismo de la consciencia: cuando vives algo conscientemente nunca se
convierte en una carga para ti; intenta comprender esto. Nunca se convierte en un lastre
para ti si lo vives conscientemente.
Si vas al mercado a comprar algo y te mueves conscientemente, caminas
conscientemente, compras algo conscientemente, con absoluta rememoración, vuelves a
casa con toda tu atención: esto nunca será una parte de tu memoria. No es que te olvides
de ello, sino que no será una carga. Si quieres recordarlo, puedes recordarlo, pero no estará
forzando tu atención hacia ello constantemente, no será un peso que llevas encima.
Todo lo que haces conscientemente, lo vives, y ya no es un residuo. Todo lo que vives
inconscientemente se convierte en un residuo, porque nunca lo vives totalmente y algo
permanece incompleto. Cuando algo está incompleto hay que cargar con ello: está esperan-
do a que lo completen.
Eras un niño, alguien rompió tu juguete y lloraste; y tu madre te consoló, distrajo tu
mente, te dio unas golosinas; te habló de otra cosa; te contó un cuento; te distrajo; y tú ibas
a llorar y a gemir y te olvidaste. Eso ha permanecido incompleto; está ahí. Y un día, cuando
alguien te arrebate un juguete -puede ser cualquier juguete, puede que sea una novia, y
alguien te la arrebata- te pones a gemir y a llorar. Y puedes encontrar ahí al niño:
incompleto. Puede que sea un cargo: eres el alcalde de la ciudad y alguien te arrebata el
puesto, y lloras y gimes otra vez.
Encuéntralo... retrocede al pasado, atraviésalo de nuevo, porque ahora no hay otra
forma; el pasado ya no existe, así que si algo ha quedado pendiente, el único camino es
revivirlo en la mente, retroceder.
Decide retroceder durante una hora cada noche, completamente alerta, como si
estuvieses viviendo todo el asunto de nuevo. Aparecerán muchas cosas; muchas cosas te
llamarán la atención, así que no tengas prisa y prestes atención parcial a algo y luego sigas
otra vez, porque eso creará de nuevo algo incompleto. Venga lo que venga, dale tu atención
total. Vívelo de nuevo. Y cuando digo "vívelo de nuevo", quiero decir vívelo de nuevo; no
sólo recuerdes, porque cuando recuerdas algo eres un observador separado; eso no sirve.
¡Revívelo!
Eres un niño de nuevo. No mires como si estuvieras aparte mirando a un niño cuando
le arrebatan su juguete. ¡No! Se el niño. No fuera del niño, sino dentro del niño: se el niño
de nuevo. Revive el momento: alguien te arrebata el juguete, lo rompe, y te pones a llorar,
¡llora! Tu madre trata de consolarte, atraviésalo todo de nuevo, pero ahora no te distraigas
con nada. Deja que todo el proceso se complete. Cuando esté completo, de pronto sentirás
que tu corazón está menos pesado; se ha soltado algo.
Quisiste decir algo a tu padre; ahora está muerto, ahora no hay forma de decírselo. O
quisiste pedirle perdón por algo que hiciste que a él no le gustó, pero entró tu ego y no
pudiste pedirle perdón: ahora está muerto, ahora no se puede hacer nada. ¿Qué hacer? , ¡y
está ahí! Seguirá y seguirá y destruirá todas tus relaciones.
Soy muy consciente de esto porque ser un Maestro es ser un padre en cierto sentido,
es ser muchas cosas, pero es muy importante ser un padre en cierto sentido. Cuando la
gente viene a mí, si están cargados con la relación con su padre, entonces les resulta muy
difícil relacionarse conmigo, porque siempre aparece su padre. Si han odiado a su padre,
me odiarán a mí, si querían luchar con su padre, lucharán; si amaban a su padre, me
amarán; si respetaban a su padre, me respetarán; si le respetaban sólo superficialmente y
en el fondo no le respetaban, será lo mismo conmigo; y todo el asunto se pone en
funcionamiento.
Si eres consciente, puedes observar. Retrocede; ahora tu padre ya no existe, pero para
los ojos de la memoria aún está ahí: cierra los ojos; se otra vez el ni ño que ha cometido
algo, que ha hecho algo en contra del padre, que quiere ser perdonado pero no puede ar-
marse de valor. ¡Ahora puedes armarte de valor! Puedes decir todo lo que querías decir,
puedes tocar sus pies de nuevo, o puedes enfadarte y pegarle, pero acaba con ello! Deja
que todo el proceso se complete.
Recuerda una ley básica: cualquier cosa que está completa cae, porque ya no tiene
sentido cargar con
ella; todo lo que está incompleto se engancha: espera ser completado.
Y realmente, esta Existencia siempre está encaminada hacia la finalización. Toda la
Existencia tiene una tendencia básica a completarlo todo. No le gustan las cosas que están
incompletas, que están pendientes y esperan. La Existencia no tiene prisa, puede esperar
durante millones de años.
Retrocede. Cada noche, durante una hora antes de irte a dormir, entra en el pasado,
revive. Poco a poco, muchos recuerdos serán desenterrados. Con muchos te sorprenderás
de que no eras consciente de ellos, de que esas cosas estén ahí, ¡y con tanta vitalidad y
frescor! ¡Como si acabasen de suceder! Serás de nuevo un niño, de nuevo un joven, un
amante, muchas cosas vendrán. Ve despacio, para que todo se complete. Tu montaña se
hará más y más pequeña -la carga es la montaña. Y cuanto más pequeña se haga, más
libre te sentirás-. Una cierta cualidad de libertad llegará a ti, y un frescor, y por dentro
sentirás que has tocado una fuente de vida.
Así siempre serás vital: incluso los demás sentirán que ha cambiado tu forma de
andar, que ahora tiene la cualidad de una danza; cuando tocas, tu contacto ha cambiado:
no es una mano muerta, esta viva de nuevo; la vida fluye ahora porque han desaparecido
los bloqueos; ahora no hay ira en la mano, el amor puede fluir fácilmente, sin venenos,
puro. Te volverás más sensible, vulnerable, abierto.
Si te has reconciliado con tu pasado, de pronto estarás aquí y ahora, en el presente,
porque ya no es necesario retroceder una y otra vez.
¡Continúa retrocediendo cada noche! Poco a poco las memorias surgirán ante tus ojos
y se completarán. Revívelas; una vez completas, de pronto sentirás que caen. Ahora no hay
nada que hacer; se acabó, Menos y menos y menos recuerdos llegarán según pase el tiem-
po. Habrá intervalos -te gustaría vivir, no llega nada, y esos intervalos son hermosos. Luego
llegará un cita en el que no podrás retroceder porque todo está com pleto. Sólo cuando no
puedes retroceder puedes avanzar.
No hay otra forma. Y AVANZAR ES ALCANZAR EL SENDERO: toda la consciencia
avanzando a cada momento en lo Desconocido.
Pero ahora tus piernas se ven continuamente retraídas por el pasado; el pasado es
pesado en ti: ¿cómo vas a entrar en el futuro y cómo vas a estar en el pre sente? La
montaña es realmente grande, es un Himalaya inexplorado y sin ningún mapa: nadie sabe
cómo atravesarlo, y todo el mundo es un Himalaya tan dife rente que nunca se puede hacer
un mapa, porque es diferente en cada persona. Tú tienes que llevar tu Himalaya, los demás
tienen que llevar el suyo, y entre estas montañas -cuando te encuentres con la gente sólo
hay choque y conflicto.
La vida entera se convierte en una lucha, una lucha violenta, y por todas partes
puedes ver y sentir y oír el choque. Siempre que alguien se acerca, estás tenso, y el otro
también está tenso: los dos lleváis vuestros Himalayas de tensión, y tarde o temprano
chocarán. Podéis llamarlo amor, pero los que saben dicen que es un choque.
Acaba con el pasado. Según vas liberándote del pasado la montaña empieza a
desaparecer. Y entonces alcanzarás una unidad, poco a poco te volverás uno.
Ahora trata de comprender esta parábola. ¿Cuál es el Camino?
Parece absurdo, porque el hombre pregunta por el Camino y el Maestro dice algo
sobre la montaña. Parece absolutamente irracional, extravagante, porque el hombre no ha
preguntado nada acerca de la montaña.
Recuerda, ésta es mi situación. Tu preguntas sobre A, yo hablo sobre B; tú preguntas
por el Camino y yo hablo de la montaña. Si me amas, sólo entonces puedes sentir, si
simplemente me escuchas, soy absurdo, porque no estoy hablando congruentemente. Si
hablo congruentemente no puede ayudarte; ese es el problema. Si digo algo que te parece
oportuno, no servirá de mucho, porque tú eres el problema; y si hablo pertinentemente, eso
significa que me adapto a ti. Incluso si te parezco congruente, ello significa que algo ha ido
mal. Tengo que ser incongruente por la naturaleza del fenómeno mismo.
¡Parece absurdo, irracional! Y este espacio entre la pregunta y la respuesta sólo puede
ser franqueado si tienes confianza. De otra forma no puede ser franqueado; ¿cómo
franquearlo? El espacio entre el buscador y el Maestro, el discípulo y el Maestro, el espacio
entre la pregunta y la respuesta -porque tú preguntas sobre el Camino y la respuesta que se
da es acerca de la montaña-, ¿cómo franquearlo?
De ahí que la confianza se vuelva muy significativa; no el conocimiento, no la lógica,
no la capacidad de argumentar, no, sino una profunda confianza que pueda franquear la
respuesta improcedente, que pueda ver a través de la incongruencia, profundamente, y
pueda tener un vislumbre de la congruencia.
Hay que comprender muchas cosas -hay que sentir más bien. El Maestro replicó:
"Mientras no puedas ir más allá de la montaña hijo mío, no podrás alcanzar el Camino". ¿Por
qué de pronto hijo mío"? Porque ahora es necesaria la confianza, y no puedes crear
confianza en una persona con tan sólo decir algo, incluso si es la verdad absoluta. Sólo se
puede crear una confianza si el Maestro es amoroso, porque sólo el amor crea confianza.
Por parte del discípulo es necesaria una confianza, shraddha, es necesaria una fe profunda.
Pero la fe sólo surge cuando el Maestro dice, "hijo mío".
Ahora el asunto se está moviendo de forma diferente. No es una relación intelectual,
se está convirtiendo en una relación del corazón. Ahora el Maestro se está volviendo más
un padre que un Maestro; ahora el Maestro está moviéndose hacia el corazón. Ahora está
entablando una relación de corazón.
Si haces preguntas orientadas a la cabeza y el Maestro las responde, puede que sea
un diálogo en apariencia, pero no puede ser un diálogo. Os podéis entrecruzar, pero no os
podéis encontrar de esa forma. Cuando la gente habla, escúchales: se entrecruzan
mutuamente, pero nunca se encuentran. No hay diálogo! Ambos permanecen enraizados en
si mismos; nunca hacen ningún esfuerzo para llegar al otro. "Hijo mío" es un esfuerzo por
parte de¡ Maestro para llegar al monje. Está preparando el camino para que el discípu lo
confíe.
Pero entonces surgen de nuevo problemas, porque el discípulo puede pensar: "¡Esto
es demasiado! No he venido aquí en busca de amor, he venido aquí en bus ca de
conocimientos". Pero un Maestro no puede darte conocimientos, puede darte sabiduría, y la
sabiduría sólo llega en el vehículo del amor. De ahí que el Maestro diga de pronto, "Hijo mío,
mientras no puedas ir más allá de la montaña, no podrás alcanzar el Camino".
Aún más. Él dijo: "¡Qué hermosa montaña es ésta!".
Para una persona Iluminada incluso la locura es hermosa. Para una persona no
iluminada ni siquiera la Iluminación es hermosa. Con la iluminación cambia to da la actitud.
El Maestro dice: "¡Qué hermosa montaña!". Para una persona Iluminada incluso tu neurosis
es algo hermoso: él la acepta también; tiene que ser trascendida, pero no destruida. Hay
que ir más allá, pero también es hermosa mientras dura. Hay que llegar a otra parte, pero la
meta no es lo importante, lo importante es: cada momento, vivir la meta aquí y ahora.
Para una persona Iluminada todo es hermoso, y para una persona no iluminada todo
es feo. Para una persona no iluminada hay dos categorías: menos feo, más feo. No existe
ninguna belleza. Siempre que dices a alguien: "Eres muy guapo", en realidad estás dicien -
do, "eres menos feo". Observa cuando lo digas otra vez y descubrirás lo que quieres decir
realmente. ¿Quieres realmente decir "bello"?, porque eso es imposible para tu mente; tu
mente no puede ver belleza, no eres tan perceptivo. A lo sumo te las puedes arreglar para
decir que esta persona es menos fea que otras, y lo que es menos feo se puede volver más
feo en cualquier momento, ¡con tan sólo un cambio de humor!
Tu amigo no es sino la persona menos hostil hacia ti. Tienes que ser de esa forma,
porque tu mente está embarullada, es un caos; todo está tan embrollado, tan lóbrego, que
no puedes ver directamente: tus ojos están cubiertos por millones de capas. Es realmente
un milagro cómo te las arreglas para ver algo estando completamente ciego.
No puedes oír, ni puedes ver, no puedes tocar, no puedes oler, todo lo que haces es
impuro; entran muchas cosas en ello. Amas, y hay millones de cosas ahí: inmediatamente
empiezas a ser posesivo, y no te das cuenta de que ser posesivo es parte del odio, no del
amor. El amor nunca puede poseer. El amor es dar libertad al otro. El amor es un regalo
incondicional, no es un regateo. Pero para tu mente el amor no es sino menos odio, eso es
todo. A lo sumo piensas: "Puedo tolerar a esta persona; no puedo tolerar a aquella persona,
así que no puedo amarla. A esta persona puedo tolerarla". Pero la estimación sigue siendo
negativa.
Cuando estás Iluminado, la estimación se vuelve positiva. Todo es hermoso; incluso tu
montaña, tu neurosis es hermosa, incluso un loco es algo hermoso. Puede que la belleza se
haya descarriado un poco, ¡pero aún es bello! Puede que Dios haya ido un poco por el mal
camino y pecado, ¡pero es Dios!
De forma que nada puede ser malo para una persona Iluminada. Todo está bien,
menos bien, más bien. La diferencia entre el Diablo y Dios no es nada: la diferencia es sólo
de menos o más. Dios y el Diablo no son dos polos enemigos.
Los hindúes tienen bellas palabras. Ningún otro país ha comprendido tanto las
palabras: el sánscrito es realmente una lengua como ninguna otra. ¡Una lengua para gente
muy perceptiva! La palabra inglesa devil (diablo) proviene de la misma raíz que deva; deva
significa dios. Devil y deva provienen de la misma raíz: dev. Dev significa luz; del mismo
dev proviene Diablo (Devil) y del mismo dev proviene deva, devala, lo Divino. Las palabras
divine (divino) y devil (diablo) provienen de la misma raíz sánscrita dev. Es un sólo fenó-
meno. Tu visión puede ser diferente, tu punto de vista puede ser diferente, pero es un sólo
fenómeno. Una persona Iluminada dirá incluso al Diablo: "¡Qué hermo so! ¡Qué divino! ¡Qué
maravilloso!".
Cierta mística mahometana, Rabiya al Adabia, cambió muchas líneas en su Corán.
Siempre que se decía, odia al Diablo, ella lo tachaba. En cierta ocasión, otro místico,
Hussan, estaba de paso en casa de Rabiya y en el viaje se había olvidado su ejemplar del
Corán, y como lo necesitaba para las oraciones matutinas, pidió el de Rabiya; Rabiya se lo
dio. Al principio estaba un poco sorprendido, porque el Corán había almacenado mucho
polvo, lo que significaba que no era usado todos los días. Parecía que no era usado en ab -
soluto; no había sido usado en muchos meses; pero pensó que no sería educado decir algo,
así que abrió el Corán y comenzó su oración matutina.
Entonces se sorprendió todavía más, incluso quedó aturdido, porque nadie puede
corregir el Corán, y había muchas correcciones. Siempre que decía odia al Diablo, Rabiya
sencillamente lo había tachado completamente y rechazado.
No pudo orar, estaba tan alterado: esta Rabiya se había vuelto herética, se habla
vuelto atea. Porque para un mahometano es imposible concebir que se pueda corregir el
Corán: ¡es la palabra de Dios! Nadie puede corregirlo. Por eso dicen que no vendrán más
profetas, porque si viene de nuevo un profeta y dice algo que no está en el Corán, creará
problemas. Así que las puertas se han cerrado después de Mahoma, ¡él es el último profeta!
Y son muy listos. Dicen que ha habido muchos profetas en el pasado: él no es el
primero, pero es el último. Y ahora ningún otro mensaje vendrá de Dios, pues se ha dado el
último con Mahoma.
Cómo se atreve esta mujer, Rabiya? ¿Está corrigiendo el Corán?". No pudo orar, estaba
tan alterado. Terminó como pudo y fue a reunirse con Rabiya.
Rabiya era una mujer Iluminada. Pocas mujeres se han iluminado en todo el mundo;
Rabiya es una de ellas. Mirando a Hussan le dijo: "Parece que no pudiste rezar tu oración.
Parece que el polvo del Corán te ha molestado. ¿Así que aún estás apegado a cosas como el
polvo? Y parece que mis correcciones de Corán deben haberte escandalizado muchísimo".
Hussan dijo: "¿Cómo... cómo puedes saberlo?".
Rabiya dijo: Pasé por ahí cuando estabas orando y sentí mucha alteración a tu
alrededor; ¡no era una oración piadosa en absoluto! Era tan neurótica, las vi braciones... así
que, ¿qué pasa? ¡Dímelo y acabemos con ello!".
Hussan dijo: "Ahora que has empezado tú misma, no pienses que soy maleducado,
¡pero no podía creer que una mujer como tú podría corregir el Corán".
Rabiya le respondió: "Pero primero mira mi dificultad: desde el momento en que me
Realicé, desde el momento en que estuve cara a cara con lo Divino, después de eso, en
cada rostro he visto el mismo rostro. Ningún otro rostro es posible. Incluso si el Diablo se
pone delante de mí, veo el mismo rostro. Así que, ¿cómo voy a odiar al Diablo ahora que he
Realizado el rostro de lo Divino, que he llegado a ver? Ahora todos los rostros son el Suyo.
Tuve que corregirlo, e incluso si me encuentro con Mahoma tengo que decirle fran camente
que esas palabras no están bien. Puede que sean buenas para los ignorantes, porque
dividen; pero no son buenas para los que saben, ¡porque ellos no pueden dividir!".
De ahí que el Maestro diga: "¡Qué hermosa montaña es ésta!". Todo es bello y divino
para un hombre que sabe. "No le estoy preguntando sobre la montaña", dijo el monje, "sino
sobre el Camino".
¿Has observado que nunca haces ninguna pregunta sobre ti mismo, sobre la
montaña? Siempre preguntas por el Camino. La gente viene a mí y pregunta: “¿Qué hacer?
¿Cómo llegar a Dios? ¿Cómo Iluminarse?". Nunca preguntan: “¿Qué ser?”. Nunca preguntan
nada sobre sí mismos, como si ellos estuviesen perfectamente bien y sólo les faltara el
Sendero. ¿Qué piensas? ¿Tú estás perfectamente bien y sólo falta el Camino? ¿De forma que
alguien puede decir "Ve a la derecha y luego gira a la izquierda", y estás en el Camino?
No es tan sencillo. El Camino está justo delante de ti. No te falta el Camino en
absoluto. Nunca te ha faltado, no puede faltarle a nadie, pero no puedes ver lo porque eres
una montaña.
No es cuestión de encontrar el Camino, es cuestión de encontrarte a ti mismo: ¿quién
eres tú? Cuando te conoces a ti mismo, el Camino está ahí; cuando no te conoces a ti
mismo, el Camino no está.
La gente sigue preguntando por el Camino, y hay millones de Caminos propuestos,
pero no pueden serlo. Sólo hay un Camino. El mismo Camino pasa ante los ojos de Buda, y
el mismo Camino pasó ante Lao Tzu, y el mismo Camino ante Jesús. Los viajeros son
millones, pero el Camino es Uno, el mismo. Es el Tao, el Dhamma, el Logos de Heráclito: ¡ES
UNO!
Millones son los viajeros, pero el Camino es Uno. No hay millones de Caminos, y a ti no
te falta; pero siempre preguntas por el Camino, y siempre te enredas en los caminos,
porque cuando tú preguntas, cuando preguntan los tontos, hay más tontos para
responderles. Si preguntas e insistes en que te den una respuesta, alguien tiene que
proveértela, ésta es la ley de la economía. Tú pides, y habrá una oferta. Tú haces una pre-
gunta tonta y obtienes una respuesta tonta, porque no pienses que tú eres el único tonto,
hay diversidad. Los más pequeños se hacen discípulos y los mejores se ha cen "maestros".
Tú preguntas y ellos proveen la respuesta.
Entonces hay millones de Caminos, y siempre en conflicto: un mahometano dice: "No
puedes llegar por ese camino porque nunca conduce a ningún sitio, va a un callejón sin
salida. ¡Ven a nuestro camino!, y si no escuchas, te mataremos". Los cristianos persuaden:
"¡Ven a nuestro camino", ellos son más listos que los Mahometanos; ellos no matan
realmente, ellos sobornan, seducen, te dan pan, te dan hospitales, te dan medicinas, y
dicen, "¡Ven por nuestro camino! ¿A dónde vas?". Son comerciantes y saben cómo sobornar
a la gente: han convertido a millones simplemente dándoles cosas. Están los hindúes, ellos
siguen diciendo: "Nosotros poseemos toda la Verdad", y son tan arrogantes que ni siquiera
se molestan en convertir a nadie. Recuerda: "Sois tontos, no necesitáis ser conver tidos".
Son tan arrogantes que piensan: "Nosotros conocemos el Camino. Si quieres puedes venir.
Nosotros no vamos a sobornarte o a matarte, no eres tan importan te. Puedes venir si
quieres, pero nosotros no vamos a hacer ningún esfuerzo".
Y así hay trescientas religiones en el mundo, y cada religión piensa: "Éste es el único
camino, el Camino. Todos los demás son falsos".
Pero la cuestión no es el Camino, la cuestión no es: ¿Qué Camino es el verdadero? La
cuestión es: ¿Has cruzado la montaña? La cuestión es: ¿Has ido más allá de ti? La cuestión
es: ¿Puedes mirarte a ti mismo desde una distancia, ser un observador?
Entonces, el Camino es único.
Mahoma y Mahavir y Krishna y Cristo, todos anduvieron el mismo Camino. Mahoma es
diferente a Mahavir, Krishna es diferente a Cristo, pero anduvie ron por el mismo Camino,
porque el Camino no puede ser muchos: ¿cómo pueden muchos conducir a Uno? Sólo el
Uno puede conducirte al Uno.
Así que no preguntes por el Camino y no preguntes por el método. No pidas la
medicina, primero pregunta por la enfermedad que eres. Primero es necesaria una
diagnosis profunda, y nadie puede diagnosticarla por ti. Tú has creado la enfermedad, y sólo
el creador conoce todos los rincones y esquinas. Tú la has creado, así que sólo tú sabes
cómo surgen estas complejidades, y sólo tú puedes resolverlas.
Un Maestro auténtico simplemente te ayuda a ir a ti mismo. Una vez que estás ahí, el
Camino se abre. El Camino no puede ser dado, pero a ti se te puede arro jar sobre ti mismo.
Y entonces sucede la conversión auténtica: no que un hindú se haga cristiano o un cristiano
se haga hindú, sino que una energía que se movía hacia fuera se convierta en una energía
que se mueve hacia dentro: eso es conversión. Te convierte en un "mirar hacia dentro".
Toda la atención se mueve hacia dentro, y entonces ves toda la complejidad, la montaña. Y
si simplemente la observas, comienza a disolverse.
Al principio parece una montaña; al final sentirás que era sólo una topera. Pero nunca
la miraste porque estaba a tu espalda, y se hizo muy grande. Cuando la enfrentas, decrece
inmediatamente, se convierte en una topera, te puedes reír de ella. Entonces ya no es una
carga. Incluso puedes disfrutarla, y a veces puedes ir a dar un paseo matutino por ella.
Capítulo 5
¿Esta Muerto?
4 de Noviembre, 1974
Se puede conocer la vida. La muerte también; pero no se puede decir nada sobre ella.
Ninguna respuesta será verdadera; no puede serlo por la naturaleza misma de las cosas.
La vida y la muerte son los misterios más profundos.
Sería mejor decir que no son dos misterios, sino dos aspectos de un mismo misterio,
dos puertas de un mismo secreto. Pero no se puede decir nada sobre ellas. Digas lo que
digas, errarás.
La vida puede ser vivida. La muerte también pue de ser vivida. Son experiencias: hay
que pasar por ellas y conocerlas. Nadie puede responder tus preguntas. ¿Cómo puede
responder la vida? ¿O la muerte? A no ser que vivas, a no ser que mueras, ¿quién va a res -
ponder?
Pero se han dado muchas respuestas, y recuerda, todas las respuestas son falsas. No
hay nada que elegir. No es que una respuesta sea correcta y otras respuestas sean
incorrectas; todas las respuestas son incorrectas. No hay nada que elegir. Sólo la
experiencia, no las respuestas, puede responder.
Así que esto es lo primero que hay que recordar cuando estás junto a un misterio real,
no un acertijo creado por el hombre.
Si es un acertijo creado por el hombre, puede ser respondido, porque entonces es un
juego, un juego mental: tú creas la pregunta y también la respuesta. Pero si estás frente a
algo que tú no has creado, ¿cómo vas a responderlo, cómo puede responderlo la mente
humana? Es incomprensible para la mente humana. La parte no puede abarcar al todo. El
todo sólo lo puedes abarcar convirtiéndote en el todo. Puedes lanzarte a ello y perderte: y
ahí estará la respuesta.
Os contaré una anécdota que a Ramakrishna le encantaba contar. Solía decir: Sucedió
que una vez hubo un gran festival junto al mar, en la playa. Había reunidas allí miles de
personas y de pronto todos ellos quedaron absorbidos en una pregunta: si el mar es in-
conmensurable o mensurable; si tiene fondo o no; es sondable o insondable? Por
casualidad, había también allí un hombre completamente hecho de sal. Él dijo: "Esperad y
discutid, y yo entraré en el océano y lo descubriré, porque, ¿cómo puede uno saberlo sin en-
trar en ello?".
De forma que el hombre de sal se tiró al océano. Pasaron las horas, días, meses, y la
gente empezó a volver a sus casas. Habían esperado lo suficiente y el hombre de sal no
regresaba.
El hombre de sal, en el momento en que entró en el océano, empezó a disolverse, y
para cuando llegó al fondo ya no era. Llegó a saber, pero no pudo regresar. Y los que no
sabían lo discutieron durante mucho tiempo. Puede que llegasen a alguna conclusión, por -
que a la mente le encanta llegar a conclusiones.
Cuando se alcanza una conclusión, la mente se siente a gusto: de ahí que existan
tantas filosofías. Todas las filosofías existen para satisfacer una necesidad: la mente
pregunta y la mente no puede permanecer con la pregunta, es incómodo; permanecer con
la pregunta no parece conveniente. Es necesaria una respuesta, e incluso cuando ésta es
falsa servirá; la mente se queda en paz.
Ir y tirarse al agua es peligroso. Y recuerda, Ramakrishna dice la verdad: todos somos
hombres de sal en lo que respecta al océano, el océano de la vida y la muerte. Somos
hombres de sal, nos disolveremos en él porque procedemos de él. Estamos hechos de él, de
él. ¡Nos disolveremos!
Así que la mente siempre tiene miedo de entrar en el océano: está hecha de sal,
seguro que se disolverá. Tiene miedo, así que se queda en la orilla, discutiendo cosas,
debatiendo, argumentando, creando teorías: ¡todas falsas!, porque se basan en el miedo.
Un hombre valiente se tirará y se resistirá a aceptar ninguna respuesta que no sea conocida
por él mismo.
Somos cobardes, por eso aceptamos la respuesta de cualquiera: de Mahavir, Buda o
Cristo.
Sus respuestas no pueden ser nuestras respuestas. Ningún conocimiento de nadie
puede ser tuyo. Puede que ellos hayan sabido, pero su conocimiento es sólo información
para ti. Tú tendrás que saber. Sólo cuando es tuyo propio, es conocimiento, de otra forma no
te dará alas; por el contrario, colgará de tu cuello como una piedra, te convertirás en su
esclavo. No conseguirás la liberación, no te liberarás de ello.
Dice Jesús: "La Verdad libera". ¿Has visto que alguien se libere con teorías? La
experiencia libera, sí, ¿pero las teorías acerca de toda experiencia? ¡No!, ¡nunca! Pero la
mente tiene miedo de dar el salto, porque la mente está hecha del mismo elemento que el
universo; si das el salto te perderás. Llegarás a saber, pero sólo sabrás cuando no seas.
El hombre de sal llegó a saber. Él tocó la profun didad misma. Él llegó al mismísimo
centro, pero no pudo regresar. Incluso si hubiese podido, ¿cómo lo relataría...? Incluso si
regresara -su lenguaje pertenecería al centro, a la profundidad; y tu lenguaje pertenece a la
orilla, a la periferia.
No hay ninguna posibilidad de comunicación. No puede decir nada de forma
significativa, sólo puede permanecer en silencio de forma significativa, con significado. Si
dice algo, él mismo se sentirá culpable, porque sabrá inmediatamente que todo lo que sabe
no ha sido transferido a través de las palabras; su experiencia queda detrás. Sólo han
llegado a ti las palabras, muertas, rancias, vacías. Las palabras pueden ser co municadas,
pero no la Verdad. La Verdad sólo puede ser indicada.
El hombre de sal puede decirte: "Ven tú también". Él puede invitarte: "Salta conmigo
al océano".
Pero eres muy listo y le dirás: "Primero responde a mi pregunta. Si no, ¿cómo se que
tienes razón? Primero déjame considerar y pensar y darle vueltas y sopesarlo, luego te
seguiré. Cuando mi mente esté convencida, entonces saltaré".
Pero la mente nunca está convencida, no puede estar convencida. La mente no es otra
cosa que un proceso de duda; nunca puede estar convencida, puede seguir discutiendo
infinitamente, porque en torno a cualquier cosa que digas puede crear una discusión.
Estuve viajando una vez con Mulla Nasrudín. En una estación, en una parada, alguien
nuevo entró en el compartimento. Parecía conocer a Nasrudin. Se saluda ron y luego dijo:
“¿Cómo estás, Nasrudín?”.
Nasrudín dijo: "¡Bien! ¡Perfectamente!”.
Entonces el hombre dijo, "¿Y cómo está tu mujer?".
Nasrudín respondió, "También está bien, gracias".
Y cómo están los niños?
Nasrudín dijo, "Todos están bien, gracias".
Yo estaba sorprendido. Cuando el hombre bajó en otra parada le pregunté a Nasrudín:
"¿De qué se trata? Porque se muy bien que no tienes esposa. No tienes ningún niño".
Nasrudin dijo: "Yo también lo se, pero, ¿para qué crear una discusión?".
Muchas veces los Budas han asentido con vosotros tan sólo para no crear una
discusión. Han permanecido en silencio, para no crear ninguna discusión.
No han dicho mucho, pero lo que han dicho ha creado suficiente discusión en torno a
ello. Tejeréis teorías, fabricaréis filosofías y quedaréis tan absorbi dos en ellas que olvidaréis
completamente que el océano está ahí -al lado. Os olvidaréis completamente de que existe
el océano.
Los filósofos se olvidan completamente de lo que es la vida. Siguen pensando y
pensando y pensando y saliéndose del camino, porque la mente es la distancia de la
Verdad. Cuanto más estás en la mente, más lejos estás de la verdad: cuando menos en la
mente, más cerca. Si no hay mente, incluso por un solo instante, has dado el salto, pero
entonces te haces uno con el océano.
Así que lo primero que hay que recordar es: si es una pregunta creada por ti, sin
relación con el misterio existencial del universo, entonces puede ser respondida.
En realidad, sólo las preguntas matemáticas se pueden responder. Por eso las
matemáticas son una ciencia tan claramente delimitada, porque todo el asunto está creado
por el hombre. Las matemáticas no existen en el universo, por eso las matemáticas son la
ciencia más pura, puedes estar seguro sobre ellas: tú has creado todo el juego.
Hay árboles, pero no un árbol, dos, tres árboles, cuatro árboles; los números no
existen ahí. Tú creas los números, tú creas la base misma, y luego preguntas: ¿Cuántos?. Si
se añaden dos a dos, ¿cuál es la conclusión, cuál es el resultado?". Puedes responder
"cuatro", y esa respuesta será verdadera, porque tú has creado todo el juego, todas las
reglas: dos y dos son cuatro.
Pero en la existencia eso no es verdad, porque en la existencia no existe ninguna
aritmética, que es un asunto totalmente inventado por el hombre. De forma que puedes
seguir y seguir, y crear tantas matemáticas, tantas aritméticas como quieras.
Antes se pensaba que sólo había una Matemática; ahora se sabe que puede haber
muchas, porque el hombre puede crearlas.
Antes se creía que sólo había una Geometría: la de Euclides; ahora se sabe que se
pueden crear tantas geometrías como se quiera, porque están creadas por el hombre. Así
que ahora hay geometría euclidiana y geometría no euclidiana.
Muchos matemáticos han jugado con los números. Leibnitz trabajó con tres dígitos:
uno, dos, tres. En las Matemáticas de Leibnitz, dos y dos no puede ser cuatro, porque el
cuatro no existe: uno, dos, tres: sólo hay tres dígitos; de forma que en las Matemáticas de
Leibnitz dos y dos serán diez, porque después del tres viene el diez. El cuatro no existe.
Einstein trabajó con dos dígitos: uno y dos, así que dos y dos en las Matemáticas de
Einstein serán once.
Y tiene razón, porque todo el juego está hecho por el hombre. Depende de ti.
No hay necesidad interna de creer en nueve o diez dígitos, excepto que el hombre
tiene diez dedos, de forma que la gente empezó a contar con los dedos. Por eso el diez se
convirtió en la unidad básica por todo el mundo, si no, no hay necesidad.
Las Matemáticas son un producto del pensamiento: puedes hacer una pregunta y se
te dará una respuesta correcta -pero a excepción de las matemáticas, todo entra en lo
misterioso. Si pertenece a la vida, no se puede dar ninguna respuesta. Y todo lo que digas
será destructivo, porque el todo no puede ser dicho. Las palabras son tan estrechas como
un túnel; no puedes meter el cielo en ellas a la fuerza, es imposible.
Lo segundo a recordar: cuando preguntes algo a un Maestro -un Maestro no es un
filósofo, no es un pensador; sabe, ve- cuando preguntes algo a un Maestro, no busques y no
esperes su respuesta... porque él es la respuesta. Cuando preguntes algo, no estés atento a
la respuesta, estate atento al Maestro, porque él es la respuesta. Él no te va a dar ninguna
respuesta; su presencia es la respuesta, pero erráis.
Vas y haces una pregunta; toda tu mente está atenta a la pregunta y esperas una
respuestas; pero el Maestro, todo su ser, su presencia, es la respuesta. Si le miras, si le
observas, recibirás una indicación. Su silencio, la forma en que te mira en ese momento, la
forma en que camina, la forma en que se comporta, la forma en que permanece silencioso o
habla; el Maestro es la respuesta, porque la respuesta radica en su indi cación. El Maestro
puede mostrarte la Verdad, pero no puede decirla. Y tu mente siempre está obsesionada
con la respuesta: “¿Qué va a decir?".
Si vas a un Maestro, aprende a estar atento a su presencia; no estés demasiado
orientado a la cabeza, y no insistas, porque sólo se puede dar cada respuesta cuando ha
llegado el momento; no insistas, porque no es cuestión de tu insistencia; algo correcto sólo
se te puede dar cuando tú estás preparado, cuando estás a punto. Así que cuando estés
cerca de un Maestro puedes preguntarle, pero luego espera. Has preguntado y él sabe.
Incluso si no has preguntado, él sabe lo que te está preocupando por dentro. Pero no te
puede dar nada ahora mismo; puede que no estés preparado. Y si no estás preparado y se
te da algo, no te llegará, porque sólo en una cierta disposición pueden penetrar en ti ciertas
cosas.
Cuando estás dispuesto puedes entender. Cuando estás dispuesto, estás abierto,
receptivo. Se te dará la respuesta, pero no necesariamente con palabras; el Maestro la
revelará de muchas formas. El puede hacerlo. Puede idear muchos métodos para indicarla,
pero tú tendrás que estar dispuesto.
El mero hecho de hacer una pregunta no significa que estés dispuesto. Puedes
preguntar: incluso los niños pueden formular preguntas tan misteriosas que ni si quiera un
Buda sea capaz de responderlas. Pero sólo por haber preguntado, el mero hecho de ser lo
suficientemente articulado como para formular una pregunta, no significa que estés
dispuesto, porque las preguntas proceden de muchas, muchas fuentes. A veces es
simplemente curiosidad. Un Maestro no está ahí para satisfacer tu curiosidad, porque tu
curiosidad es infantil. Preguntaste incidentalmente y así mostraste que no estabas
interesado y no que vas a utilizar la respuesta en forma alguna.
Alguien ha muerto y tú simplemente haces la pregunta: ¿Qué es la muerte? y al
momento te has olvidado de ello. La curiosidad es infantil, y ningún Maestro gastará su
aliento en tu curiosidad. Cuando preguntas algo, puede que sea sólo una inquietud inte-
lectual, filosófica; te interesa, pero intelectualmente. Quisieras una respuesta para tener
más conocimiento, pero tu ser seguirá sin ser afectado. Entonces un Maestro no se interesa,
porque él sólo está interesado en tu ser. Cuando haces una pregunta como si tu vida y tu
muerte dependiesen de ella, entonces, si no recibes una respuesta, la echarás en falta: todo
su ser permanecerá hambriento de ella. Tienes sed, todo tu ser está listo para recibirla, y sí
recibes la respuesta, la digerirás: se convertirá en tu sangre y tus huesos, y entrará en el
mismísimo latido de tu corazón; sólo entonces estará un Maestro dispuesto a responderte.
Entonces preguntas y el Maestro tratará de ayudarte a estar dispuesto para recibir la
respuesta. Entre tu pregunta y la respuesta del Maestro puede que haya un gran espacio: tú
preguntas hoy, y puede que él te responda después de doce años, porque tienes que estar
dispuesto; tienes que estar abierto, no cerrado, y tienes que estar dispuesto para absorber
la respuesta hasta la mismísima médula de tu ser.
Ahora intenta comprender esta parábola:
Lo primero: cuando la muerte está ahí tienes que ser respetuoso, porque la muerte no
es un fenómeno ordinario, es el fenómeno más extraordinario del mun do. Nada es más
misterioso que la muerte. La muerte alcanza el centro mismo de la existencia, y cuando ha
muerto un hombre estás en terreno sagrado: es el momento más sagrado. No, la curiosidad
ordinaria no está permitida. Es irrespetuosa. Particularmente en Oriente, se respeta más la
muerte que la vida, y Oriente ha vivido mucho tiempo para llegar a esta conclusión. En
Occidente se respeta más la vida que la muerte; por eso hay tanta tensión, tanta
preocupación y tanta angustia, tanta locura.
¿Por qué? Si respetas más a la vida tendrás miedo a la muerte, y entonces
considerarás la muerte como un enemigo. Y si la muerte es un enemigo, permane cerás
tenso toda tu vida, porque la muerte puede llegar en cualquier momento. Tú no la aceptas,
la rechazas, pero no puedes destruirla.
¡La muerte no puede ser destruida! Puedes rechazarla, puedes negarla, puedes estar
temeroso, asustado; pero está ahí, a la vuelta de la esquina, siempre contigo, como una
sombra. Estarás temblando toda tu vida: y estás temblando; y detrás del miedo, de todos
los miedos, si buscas profundamente, encontrarás el miedo a la muerte.
Siempre que tienes miedo es que algo te ha dado una indicación de la muerte. Si tu
banco se declara en bancarrota y tú te llenas de miedo y temblor o ansiedad, es también
una ansiedad respecto a la muerte, porque tu balance bancario no es otra cosa que una se-
guridad contra la muerte. Ahora estás más abierto, vulnerable. ¿Quién te protegerá ahora si
la muerte llama a tu puerta? Si te pones enfermo, si envejeces, ¿quién te cuidará? La
garantía estaba allí, en el banco, y el banco se ha declarado en bancarrota.
Te aferras al prestigio, al poder, a la posición, ó porque cuando tienes una posición
eres tan importante que estás más protegido por la gente. Cuando no estás en el poder, te
vuelves tan impotente que nadie se preocupa en forma alguna por quién eres tú. Cuando
estás en el poder tienes amigos, familia, seguidores; cuando no estás en el poder, todo el
mundo se va. Había una protección, había alguien que se preocupaba; ahora no le importas
a nadie. En cualquier cosa que te asuste, si buscas profundamente, encontrarás la sombra
de la muerte por alguna parte.
Te aferras a un marido, tienes miedo de que pueda irse; o te aferras a una esposa,
temeroso de que pueda dejarte. ¿Cuál es el miedo? ¿Es realmente miedo a un divorcio, o es
miedo a la muerte? Es miedo a la muerte, porque en el divorcio te quedas solo. El otro te da
una protección, la sensación de que no estás solo, que alguien está contigo. En los
momentos en los que necesites a alguien, tendrás a alguien a quien recurrir. Pero la esposa
se ha ido, o el marido se ha ido, y ahora te han dejado solo. ¿Quién te protegerá? ¿Quién te
cuidará cuando estés enfermo?
Cuando la gente es joven no necesita tanto una esposa o un marido, pero cuando son
viejos, su necesidad es mayor. Cuando eres joven es una relación sexual. Cuanto más
mayor te haces, más se vuelve una relación de vida, porque ahora, si el otro te deja, in -
mediatamente está ahí la muerte. Siempre que tengas miedo, trata de explorar, y
encontrarás que la muerte está detrás, escondida por alguna parte. Todo miedo es a la
muerte. La muerte es la única fuente de miedo.
En Occidente, la gente está muy asustada, preocupada, ansiosa, porque tiene que
luchar continuamente contra la muerte. Amas la vida, respetas la vida. Por eso en
Occidente no se respeta a los ancianos. Los jóvenes son respetados, porque los ancianos se
han acercado más a la muerte; ya están en su poder. La juventud es respetada en
Occidente, pero la juventud es un fenómeno transitorio. Ya se te está yendo de las manos.
En Oriente se respeta a los ancianos porque se respeta a la muerte; y como en Oriente
la muerte es respetada, no hay miedo a la muerte. La vida es sólo una parte; la muerte es
la culminación. La vida es sólo el proceso; la muerte es el crescendo. La vida es sólo
avanzar; la muerte es llegar. ¡Y ambas son una! Así que, ¿qué respetarás más, el camino o
la meta? ¿El proceso o el florecimiento?
La muerte es la flor. La vida no es más que el árbol. Y el árbol existe para la flor; la flor
no existe para el árbol. El árbol debería sentirse feliz, el árbol debería bailar cuando llega la
flor.
Así que en Oriente la muerte es respetada; no sólo se la acepta, se le da la
bienvenida. Es un huésped Divino. Cuando llama a la puerta, significa que el universo está
listo para recibirte de regreso.
En Oriente respetamos a la muerte. Y este joven, Zengen, entró sin ni siquiera
expresar una palabra de condolencia o respeto. Simplemente se puso curioso. No sólo eso,
fue muy irrespetuoso, golpeó el ataúd y preguntó a Dogo: “¿Está realmente muerto?". Su
pregunta es hermosa, pero no es el momento adecuado. La pregunta es adecuada, pero el
momento que ha elegido, no. Estar curioso ante la muerte es infantil; hay que ser
respetuoso, guardar silencio; esa es la única forma de tener una relación con el fenómeno.
Cuando muere alguien, algo realmente profundo está sucediendo. Si puedes
sencillamente sentarte allí y meditar, se te revelarán muchas cosas. Hacer preguntas es
tonto. Cuando la muerte está ahí, ¿por qué no meditar? Preguntar puede ser sólo un truco
para evitar la situación, puede ser tan sólo una medida de seguridad para no mirar la
muerte directamente.
He observado a la gente cuando va a incinerar o cremar a alguien: empiezan a hablar
demasiado. En el campo de la cremación discuten muchos asuntos filosóficos. Durante mi
infancia me encantaba seguir a todo el mundo. No importaba quien muriese, yo iba allí.
Incluso mis padres se asustaron muchísimo; me decían: “¿Por qué vas? Ni siquiera
conocemos a ese hombre. No hay necesidad de ir".
"Esa no es la cuestión respondía yo”. "No es el hombre lo que me interesa. La muerte
es un fenómeno tan hermoso, y uno de los más misterioso. No deberíamos perdérnoslo". Así
que en el momento que oía que alguien había muerto, iba allí, siempre observando, es -
perando, siendo testigo de lo que sucedía.
Y observé a la gente discutir de muchas cosas, problemas filosóficos tales como: ¿Qué
es la muerte? Y alguien decía: "Nadie muere. El ser interno es inmor tal". Discutían los
Upanishads, el Gita, y citaban autoridades en la materia. Yo empecé a sentir: "Están evi-
tando. Enzarzándose en una discusión están evitando el fenómeno que está sucediendo. No
están mirando al muerto. ¡Y está ahí! -La muerte está ahí y estáis discutiendo acerca de
ella! ¡Qué tontos!".
Tienes que guardar silencio. Si puedes permanecer en silencio cuando está ahí la
muerte, de pronto verás muchas cosas, porque la muerte no es sólo una persona que deja
de respirar. Están sucediendo muchas cosas. Cuando muere una persona, su aura comienza
a descender. Si estás en silencio, puedes sentirlo: una fuerza de energía, un campo de
energía vital, replegándose, regresando al centro.
Cuando nace un niño sucede justo lo contrario. Cuando nace un niño un aura
comienza a extenderse; empieza cerca del ombligo. Igual que cuando arrojas un guijarro a
un lago tranquilo, las ondas empiezan y van expandiéndose y expandiéndose; Así la
respiración, cuando nace un niño, es igual a un guijarro en el lago. Cuando el niño respira,
el centro del ombligo es golpeado. El primer guijarro ha sido arrojado en el lago tranquilo y
las ondas van expandiéndose.
Continúas expandiéndote toda tu vida. Hacia la edad de treinta y cinco tu aura está
completa, en su cima. Luego comienza a descender. Cuando una perso na muere, el aura
regresa al ombligo, Cuando llega al ombligo, se convierte en energía concentrada, luz con -
centrada. Si estás en silencio puedes sentirlo, sentirás una atracción. Si te sientas cerca de
un muerto sentirás como si una brisa sutil soplase hacia el muerto, y tú estás siendo
arrastrado. El muerto está contrayendo toda su vida, todo el campo que era él.
Muchas cosas comienzan a suceder en torno a un muerto. Si amaba muy
profundamente a una persona, eso significa que ha dado una parte de su energía de vida a
esa persona; y cuando una persona muere, inmediatamente esa parte que había dado a
otra persona deja a esa persona y va al muerto. Si mueres aquí y tu amante vive en Hong
Kong, algo abandonará a tu amante inmediatamente, porque le has dado una parte de tu
vida y esa parte regresará a ti. Por eso, cuando muere un ser amado sientes que algo en ti
se ha ido también, algo ha muerto también en ti.
Una profunda herida, un profundo espacio existirá ahora.
Siempre que muere un amante, algo muere también en la persona amada, porque
estaban profundamente involucrados. Y si has amado a muchísimas personas, por ejemplo,
si muere una persona como Dogo, un Buda, desde todo el universo la energía se mueve de
vuelta al centro. Es un fenómeno universal, porque él estaba involucrado en muchísimas
vidas, millones de vidas, y su energía regresará de todas partes. Las vi braciones que había
dado a tantos seres les dejarán, se moverán hacia la fuente original, se convertirán de
nuevo en una concentración junto al ombligo.
Si observas, sentirás ondas regresando en orden inverso, y cuando están totalmente
concentradas en el ombligo puedes ver una tremenda energía, una tremenda fuerza de luz.
Y entonces ese centro abandona el cuerpo.
Se dice que hombre "muere" cuando se ha produ cido la detención de la respiración, y
tú piensas que está muerto. No está muerto: eso lleva tiempo. A ve ces, si la persona ha
estado involucrada en millones de vidas, le tomará muchos días morir; por eso con los
sabios, los santos, en particular en Oriente, nunca incineramos sus cuerpos. Sólo los santos
no son incinerados, todos los demás son incinerados, porque su implicación no es tanta; en
unos minutos se acumula la energía, y ya no son parte de esta existencia; pero con los
santos la energía lleva mucho tiempo. A veces muchísimo tiempo, por eso, si vas a Shirdi, el
pueblo de Sai Baba, aún sentirás que algo está sucediendo; la energía aún sigue llegando;
está tan involucrado que para mucha gente aún está vivo. La tumba de Sai Baba no está
muerta. Aún está viva. Pero no sentirás lo mismo junto a muchas tumbas; por regla general
están muertas. Con "muertas" quiero decir que han recogido toda su implicación. Han
desaparecido.
Cuando muera, no enterréis mi cuerpo, no lo incineréis. Porque estaré involucrado en
vosotros, en muchos de vosotros. Y si puedes sentir, un sabio permanece vivo durante
muchos años, a veces miles de años, porque la vida no es sólo del cuerpo. La vida es un fe -
nómeno de energía. Depende de la implicación, de con cuántas personas te hayas
involucrado. Y una persona como Buda no sólo está involucrada con personas, está
involucrada incluso con árboles, pájaros, animales; su implicación es tan profunda que, si
muere, su muerte durará al menos quinientos años.
Se cuenta que Buda dijo: "Mi religión será una fuerza viva durante sólo quinientos
años". Y aquí está
el significado, porque él fue una fuerza viva durante quinientos años. Tardó quinientos años
en salir totalmente de la implicación.
Cuando sucede la muerte, guarda silencio. ¡Observa!
En todo el mundo, siempre se presentan respetos a un muerto, se guarda silencio, se
permanece en silencio durante unos minutos, sin saber por qué. Se ha continuado con esta
tradición por todo el mundo. ¿Por qué silencio?
La tradición es significativa. Puede que no sepas por qué, puede que no te des cuenta,
y puede que tu silencio esté lleno de charla interna, o puede que lo hagas sólo como un
ritual, eso depende de ti. Pero el secreto está ahí.
Lo primero: ¿qué se puede decir acerca de la muerte? ¿Cómo vas a decir algo sobre la
muerte? No es posible que ninguna palabra lleve el significado de la muerte. ¿Qué significa
esta palabra "muerte"? Es simplemente una puerta más allá de la cual no sabemos lo que
sucede. Vemos a un hombre desaparecer tras la puerta. Podemos ver hasta la puerta, y
luego el hombre simplemente desaparece. Vuestra palabra "muerte" sólo puede dar el
significado de una puerta. Pero, ¿qué sucede realmente más allá de la puerta?, porque la
puerta no es la cuestión.
La puerta es para pasar por ella. Y luego, ¿qué le sucede al que desaparece tras la
puerta, más allá de la cual no podemos ver? ¿Qué le sucede? ¿Y qué es esta puerta, ¿Sólo la
detención de la respiración? ¿Es la respiración todo en la vida? ¿No tienes otra cosa que la
respiración? La respiración se detiene... el cuerpo se deteriora... si sólo eres cuerpo y
respiración, entonces no hay problema. Entonces la muerte no es nada. No es una puerta a
nada. Es simplemente una detención, no una desaparición. Es como un reloj.
El reloj hace tic-tac, está funcionando; luego se para: no preguntas a dónde ha ido el
tic-tac, ¡eso no tendría sentido! No ha ido a ningún sitio. No se ha ido en absoluto,
simplemente se ha parado; era un mecanismo y algo ha ido mal en él, puedes reparar el
mecanismo y entonces habrá tic-tac de nuevo. ¿Es la muerte como un reloj que se para?
¿Sólo eso?
Si es así, no es un misterio. No es nada, en realidad. ¿Pero cómo va a desaparecer la
vida tan fácilmente? La vida no es mecánica. La vida es consciencia. El reloj no es
consciente. Tú puedes escuchar el tic-tac, el reloj nunca lo ha escuchado. Tú puedes es-
cuchar el latido de tu propio corazón. ¿Quién es ese que escucha? Si sólo el latido del
corazón es la vida, entonces, ¿quién es éste que escucha? Si la respiración es la única vida,
¿cómo puedes darte cuenta de tu respiración?
Por eso, todas las técnicas orientales de meditación utilizan la consciencia de la
respiración como una técnica sutil, porque si te vuelves consciente de tu respiración,
entonces, ¿quién es esta consciencia? Debe de ser algo que está más allá de la respiración,
porque puedes observarla, y el observador no puede ser el objeto. Puedes ser testigo de
ella; puedes cerrar los ojos y ver cómo tu respiración entra y sale. ¿Quién es el que ve, el
testigo? Debe ser una fuerza separada que no depende de la respiración. Cuando la
respiración desaparece, es un reloj que se para, pero, ¿a dónde va esta consciencia? ¿A qué
lugar se va esta consciencia?
La muerte es una puerta, no una detención. La consciencia entra, pero tu cuerpo se
queda en la puerta; igual que vosotros habéis entrado aquí y habéis de jado los zapatos en
la puerta. El cuerpo se queda fuera del templo y tu consciencia entra en el templo. Es el
fenómeno más sutil: la vida no es nada ante él. Básicamente, la vida es sólo una
preparación para morir, y sólo son sabios los que aprenden a morir en la vida. Si no sabes
cómo morir, te has perdido todo el significado de la vida, Vivir es una preparación; es un
entrenamiento; es una disciplina.
La vida no es el fin, es sólo una disciplina para aprender el arte de morir. Pero tienes
miedo, estás asustado. Ante la mera palabra "muerte" te pones a temblar. Eso significa que
aún no has conocido la vida, porque la vida nunca muere. La vida no puede morir.
De alguna forma te has identificado con el cuerpo, con el mecanismo. El mecanismo
morirá, el mecanismo no puede ser eterno, porque el mecanismo depende de muchas
cosas; es un fenómeno condicionado. La consciencia es incondicional, no depende de nada,
puede flotar como una nube en el cielo, no tiene raíces, no es causada, nunca nace, así que
no puede morir.
Siempre que alguien se muere tienes que estar meditativo junto a él, porque estás
junto a un templo, es terreno sagrado; no seas infantil. No traigas curiosidades, guarda
silencio para poder observar y ver: está sucediendo algo muy, muy significativo; no te
pierdas el momento. Y cuando la muerte está ahí, ¿por qué preguntar acerca de ella? ¿Por
qué no mirarla? ¿Por qué no observarla? ¿Por qué no ir con ella unos pocos pasos?
Esto es posible en Zen: que incluso un discípulo pueda pegar al Maestro, porque el
Zen es conforme a la realidad y muy auténtico. Un Maestro Zen no crea en torno a sí el
fenómeno: "Soy más sagrado que tú". No dice: "Soy tan superior...". ¿Cómo va a decir a al-
guien que ha llegado: "Yo soy superior y tú inferior"? El discípulo puede pensar que él es
superior, pero el Maestro no puede reclamar ninguna superioridad, porque la superioridad
sólo puede ser reclamada por el ego, que es impotente, inferior. La fortaleza sólo es
pretendida por la debilidad; cuando estás inseguro, reclamas seguridad; cuando estás
enfermo, reclamas salud; cuando no sabes, pretendes conocimiento. Tus pretensiones
existen simplemente para ocultar la verdad. Un Maestro no reivindica. No puede decir, "soy
superior". Eso es absurdo. ¿Cómo va a decir un sabio, “soy superior”?
Así que un Maestro Zen puede permitir que le pegue un discípulo: y puede disfrutar
todo el asunto. Nadie más en el mundo ha hecho eso; por eso los Maestros Zen son
excepcionales, no puedes encontrar flores más raras que ellos. Este Dogo es en realidad tan
superior, que te permite incluso que le pegues: su superioridad no queda desafiada con
ello. No puedes desafiarle de ninguna forma, y no puedes rebajarle en modo alguno. El ya
no está ahí. Es una casa vacía. Y sabe que un discípulo sólo puede ser tonto. No se es pera
otra cosa, porque un discípulo es ignorante.
Se necesita compasión. Y el discípulo está destinado a hacer cosas en su ignorancia,
cosas que no son apropiadas, porque, ¿cómo va a hacer cosas apropiadas una persona
inapropiada? Si fuerzas cosas apropiadas a una persona inapropiada, quedará paralizada,
se cortará su libertad. Y un Maestro existe para ayudarte a ser libre, así que pegar está
permitido. De hecho, no es irreverencia; en realidad, el discípulo ama también tanto al
Maestro que se puede acercar así. Incluso pegar a una persona es un tipo de intimidad; no
puedes pegar a cualquiera.
A veces sucede que incluso un niño pega a su pa dre, o que un niño pega un sopapo a
su madre. No lleva ningún antagonismo, es sólo que el niño acepta a la madre tan profunda
e íntimamente que siente que nada es inapropiado. Y el niño sabe que será perdona do. Así
que no hay miedo.
Un Maestro perdona infinitamente, incondicionalmente.
El discípulo estaba muy enfadado porque había hecho una pregunta muy significativa;
a él le parecía significativa. No podía concebir por qué Dogo se com portaba tan
obstinadamente y le decía: "No! ¡Y se acabó! No voy a decir nada más".
Cuando haces una pregunta la haces a causa de tu ego, y cuando no hay respuesta, el
ego se siente herido. El discípulo estaba herido, su ego estaba molesto, no podía creerlo, y
esto debió haber sucedido delante de mucha gente. No estaban solos, había mucha gente,
debieron verlo. Y delante de esa gente, el Maestro dijo: "¡No! ¡Y se acabó! No voy a decir
nada". Todos debieron pensar: "Este discípulo es un tonto, haciendo preguntas irrelevantes".
Zengen debió haber estado hirviendo. Cuando se encontró a solas con el Maestro volviendo
al monasterio le dijo: "¡Por Dios, si no respondes mi pregunta, te pego!". “!Muy bien", dijo
Dogo, "pégame. Termina con esto! Si estás enfadado, entonces acaba con ello".
Un Maestro siempre está listo para sacar todo lo que hay en ti, incluso tu negatividad.
Incluso si vas a pegarle, te lo permitirá. ¿Quién sabe? Pegando al Maestro puede que te des
cuenta de tu negatividad: puede que te des cuenta de tu enfermedad, de tu perturbación,
de tu locura. Pegar al Maestro se puede convertir en una iluminación repentina, ¿quién
sabe? Y un Maestro existe para ayudarte en todas las formas.
Todos los Maestros están siempre en una conspiración secreta. Si son Maestros en
absoluto, siempre están juntos, incluso si se contradicen, pertenecen a la misma
conspiración; incluso si a veces dicen que el otro está equivocado, están en una
conspiración.
Buda y Mahavir eran contemporáneos y andaban por la misma provincia, Bihar
-conocida por ese nombre, por su causa ("Bihar" significa "su campo de movimiento").
Anduvieron por todo el lugar. A veces coincidieron en el mismo pueblo.
Sucedió que una vez se hospedaron en la misma posada de carretera. La mitad de la
posada estaba ocupada por Buda y la otra mitad por Mahavir. Pero nunca se encontraron,
sin embargo continuamente se refutaron. Los discípulos solían ir de un Maestro al otro. Esto
ha seguido siendo un problema, ¿por qué? Buda a menudo se reía y hacía chistes sobre
Mahavir. Decía, "¡Qué tío! Así que dice que está Iluminado? ¿Dice que es omnisciente? Pues
he oído que dicen que sucedió una vez que llamó a una puerta para pedir comida y no
había nadie dentro, ¿y he oído que dice que es om nisciente? ¿Y ni siquiera sabía eso, que la
casa estaba vacía?".
Y continuaba burlándose. Decía: "Mahavir caminaba una vez y se tropezó con la cola
de un perro. Sólo se dio cuenta de que el perro estaba allí cuando saltó y ladró, porque era
por la mañana y estaba oscuro. ¿Y ese tipo dice que es omnisciente?". Y continuaba ha -
ciendo chistes. Contó muchos chistes en contra de Mahavir. Son bellos.
Buda y Mahavir conspiraban, y no se ha comprendido esto, ni los jainas ni los
budistas: no han entendido nada. Piensan que estaban uno en contra del otro, y jainas y
budistas han permanecido mutuamente en contra durante estos dos mil años.
¡No estaban uno contra el otro! Estaban haciendo su papel, tratando de ayudar a la
gente. Son dos tipos diferentes. Algunos pueden ser ayudados por Mahavir, y otros pueden
ser ayudados por Buda. La persona que puede ser ayudada por Buda no puede ser ayudada
por Mahavir; a esa persona hay que alejarla de Mahavir. Y la persona que puede ser
ayudada por Mahavir no puede ser ayudada por Buda; a esa persona hay que alejarla de
Buda. Por eso hablaban uno en contra del otro. Era una conspiración. Pero había que ayudar
a todo el mundo, y son dos tipos diferentes, dos estilos absolutamente diferentes.
¿Cómo iban a estar uno contra el otro? Nadie que se Ilumina está contra otra persona
Iluminada, no puede estarlo. Puede que hable como si lo estuviera, porque sabe que el otro
lo comprenderá. De Mahavir no se cuenta nunca que dijese algo sobre los chistes que Buda
iba diciendo aquí y allá. Se mantuvo completamente en silencio. Ese era su estilo. Estando
completamente silencioso, sin ni siquiera refutar, estaba diciendo: " Dejad solo a ese
tonto!". Llegaban informes cada día, la gente venia y decía: "Ha dicho esto", y Mahavir ni
siquiera hablaba de ello. Y eso encajaba, porque era muy anciano -treinta años más que
Buda- y no era bueno para él bajar y luchar con un joven. ¡Así es como son los jóvenes
tontos! Pero igual que Buda, estaba contra los profesores más viejos que él. Hablaba sobre
ellos, hablaba contra ellos, argumentaba contra ellos.
Están en una conspiración. Tienen que estarlo. Tienen que dividir los senderos, porque
tú no puedes entender que la vida existe a través de los opuestos. Tienen que elegir
opuestos. Tienen que atenerse a una cosa, y luego tienen que decir para ti: "Recuerda que
todos los demás son erróneos". Porque si dicen que todo el mundo tiene razón, estarás más
confuso. Ya estás suficientemente confuso. Si te dicen: "Sí, yo tengo razón. Mahavir también
la tiene, Buda también tiene razón”, les abandonaréis inmediatamente, ya que pensaréis:
"Este hombre no puede ayudarnos. No sabemos lo que está bien y lo que está mal, y hemos
venido a este hombre para saber exactamente lo que está bien y lo que está mal".
Así que los Maestros se atienen a algo y dicen:
"Esto es correcto, y todo lo demás es erróneo", sabiendo todo el tiempo que hay
millones de formas de alcanzar EL CAMINO; sabiendo todo el tiempo que hay millones de
senderos que son el Sendero único. Pero si dicen que hay millones de senderos estaréis
sencillamente confusos.
Este discípulo, Zengen, estaba en dificultades, porque su Maestro Dogo murió. Nunca
esperó que esto fuese a suceder tan pronto. Los discípulos siempre se sienten en gran
dificultad cuando los Maestros mueren. Mientras los Maestros están, hacen el tonto y
pierden el tiempo. Cuando los Maestros están muertos, entonces están en un real aprieto y
dificultad. ¿Qué hacer? De forma que la pregunta de Zengen permaneció, el problema
permaneció, el enigma estaba igual que antes. El discípulo aún no había llegado a saber
qué es la muerte, y Dogo había muerto.
Acudió a otro Maestro, Sekiso, y después de contarle todo el asunto, lo que había
sucedido, le hizo a él la misma pregunta.
Están diciendo algo. Están creando una situación. Están diciendo: "Estate silencioso
ante la muerte. No hagas preguntas, porque cuando preguntas vas a la su perficie, te
vuelves superficial. ¡Estas cuestiones no son cuestiones para ser preguntadas! Estas
cuestiones hay que penetrarlas, vivirlas, meditar sobre ellas. Tienes que entrar en ellas. Si
quieres conocer la muerte, ¡muere! Esa es la única forma de saber. Si quieres co nocer la
vida, ¡vive!".
Estás vivo, pero no vives.
Y morirás, pero no morirás.
Porque todo es tibio en ti.
¿Tú vives? No exactamente; tan sólo vas tirando. De alguna forma, de alguna manera,
vas arrastrándote a ti mismo.
¡Vive lo más intensamente posible! ¡Quema la vela de tu vida por los dos extremos!
Quémala intensamente... si se acaba en un segundo, está bien. Al menos habrás
sabido lo que es, porque sólo la intensidad penetra. Y si puedes vivir una vida intensa,
tendrás una muerte de diferente cualidad, porque morirás intensamente. Tal como sea la
vida, así será la muerte. Si vives arrastrándote, morirás arrastrándote. Te perderás la vida y
también te perderás la muerte. Haz la vida lo más intensa posible. Ponlo todo en juego. ¿Por
qué preocuparse? ¿Por qué preocuparse por el futuro? Este momento está aquí. ¡Pon toda tu
existencia en él! Vive intensamente, totalmente, íntegramente, y este momento se
convertirá en una revelación. Y si conoces la vida, conocerás la muerte.
Ésta es la llave secreta: si conoces la vida, conocerás la muerte. Si preguntas qué es
la muerte, significa que no has vivido, porque en el fondo las dos son una. ¿Cuál es el
secreto de la vida? El secreto de la vida es la muerte. Si amas, ¿cuál es el secreto del
amor?, la muerte. Si meditas, ¿cuál es el secreto de la meditación?, la muerte.
Todo lo bello e intenso que sucede, sucede siempre a través de la muerte. Mueres.
Simplemente te pones totalmente en ello y mueres a todo lo demás. Te vuelves tan intenso
que no estás allí, porque si estás tú, la intensidad no puede ser total; entonces sois dos. Si
amas, y el que ama está ahí, entonces el amor no puede ser intenso. Ama tan
profundamente, tan totalmente, que el que ama desaparezca. Entonces eres sólo una
energía en movimiento. Entonces conocerás el amor, conocerás la vida, conocerás la
muerte.
Estas tres palabras son muy significativas: amor, vida y muerte. Su secreto es el
mismo; y si las comprendes no hay necesidad de meditar. La meditación es sólo una rueda
de repuesto. Si amas realmente, se convierte en meditación. Si no amas, entonces tendrás
que meditar; entonces habrá que añadir algo más.
Pero éste es el problema: si no puedes amar profundamente, ¿cómo vas a meditar
profundamente? Si no puedes vivir profundamente, ¿cómo vas a meditar profundamente?
Porque el problema no es ni el amor, ni la meditación, ni la muerte. El problema es: ¿CÓMO
ENTRAR EN PROFUNDIDAD? La profundidad es la cuestión.
Si entras profundamente en cualquier cosa, la vida estará en la periferia y la muerte
estará en el centro. Incluso si miras una flor totalmente, olvidándote de todo, mirando la flor
morirás en ella. Experimentarás una disolución, una fusión. De pronto sentirás que no
existes, sólo la flor existe.
Vive cada momento como si fuese el último, porque, ¿quién sabe?, puede que sea el
último.
Ambos Maestros trataban de llevar una consciencia a Zengen. Cuando Sekiso oyó al
discípulo contar toda la historia, él también dijo: "No, no lo digo y se acabó". Repitió las
mismas palabras que había utilizado Dogo.
La primera vez el discípulo se descarrió, pero no la segunda.
En ese mismo instante Zengen experimentó un despertar.
Le sucedió un satori... de pronto, el relámpago... se volvió consciente. La primera vez
había errado. Casi siempre es así. La primera vez te lo perderás, porque no sabes lo que
está sucediendo. La primera vez, los viejos hábitos de la mente no te permitirán ver; por
eso, el segundo Maestro, Sekiso, sencillamente repitió las palabras de Dogo, sencillamente
las repitió. No cambió ni una sola palabra. La línea es la misma: "No lo digo dijo, "y se
acabó". Creó de nuevo la misma situación.
Era fácil luchar con Dogo, no es tan fácil luchar con Sekiso. Él no es Maestro de
Zengen. Fue fácil pegar a Dogo; no es posible pegar a Sekiso. Es suficiente que él responda.
Es su compasión; no tiene obligación de contestar.
Había una intimidad entre Dogo y este discípulo, y a veces sucede que cuando eres
muy íntimo te puedes descarriar, porque das las cosas por supuestas. A veces es necesaria
una distancia. Depende de la persona.
Algunas personas sólo pueden aprender cuando existe una distancia; algunas
personas sólo pueden aprender cuando no hay distancia; existen estos dos ti pos de
personas. Los que pueden aprender desde una distancia, se perderán al Maestro; se
perderán su propio Maestro, pero él les prepara. Muchos de vosotros que estáis aquí habéis
trabajado en muchas vidas con muchos otros Maestros. No los aprovechasteis, pero os
prepararon para llegar a mí. Muchos de vosotros erraréis conmigo, pero os habré preparado
para llegar a algún otro. Así que nada se pierde. Ningún esfuerzo es desperdiciado.
Dogo creó la situación, Sekiso la llevó a cabo. En ese mismo instante Zengen
experimentó un despertar. ¿Qué sucedió? ¿Oyendo otra vez las mismas palabras? ¿Hay una
cierta conspiración? ¿Por qué las mismas palabras de nuevo? De pronto se dio cuenta: "Mi
pregunta es absurda. Estoy preguntando algo que no puede ser respondido. No es el
Maestro el que está negando la respuesta, sino mi pregunta, su naturaleza".
Es necesario el silencio ante la muerte, ante la vida, ante el amor. Si amas a una
persona, te sientas en silencio con ella. No te apetecerá charlar, te gustaría tan sólo tomarla
de la mano, y vivir, y guardar silencio en ese momento. Si charlas, eso significa que estás
evitando a la persona, que no hay amor realmente. Si amas la vida, la charlatanería se irá,
porque cada momento está tan lleno de vida que no hay manera, no hay espacio para
charlar. A cada momento la vida te está inundando tan vitalmente que no hay tiempo para
chismorrear y charlatanear. Si vives totalmente cada momento, la mente se vuelve
silenciosa. Comes, y comes tan totalmente -porque la vida está entrando en ti por la
comida- que la mente se vuelve silenciosa. Bebes, y bebes totalmente: la vida está
entrando con el agua; saciará tu sed, muévete con ella mientras toca tu sed, y la sed
desaparece. Estate en silencio y observa. ¿Cómo puedes charlatanear mientras bebes una
taza de té? Vida cálida fluye a tu interior. ¡Llénate de ella! ¡Se respetuoso!
Por eso, en Japón existe la ceremonia del té, y toda casa que se precia tiene una sala
de té, igual que un templo. Algo ordinario, el té, lo han elevado a un status muy sagrado.
Cuando entran en la sala del té, entran en completo silencio, como si fuese un templo. Se
sientan en silencio en la sala de té. Entonces la tetera comienza a cantar, y todos escuchan
en silencio, tal como me estáis escuchando a mí: el mismo silencio. Y la tetera sigue
cantando millones de canciones, sonidos, Okmar -el mantra de la vida- y ellos escuchan en
silencio. Y entonces se sirve el té. Tocan sus tazas y pla tos. Se sienten agradecidos de que
este momento les haya sido dado de nuevo. ¿Quién sabe si llegará de nuevo o no? Luego
huelen el té, el aroma, y están llenos de gratitud. Luego comienzan a beber. Y el sabor... y la
calidez... y el flujo... y la fusión de su propia energía con la energía del té... se convierte en
una meditación.
Todo se puede convertir en una meditación si lo vives total e intensamente. Y
entonces tu vida se vuelve íntegra.
De pronto, al escuchar de nuevo las mismas palabras, Zengen llegó a darse cuenta:
"Yo estaba equivocado y mi Maestro tenía razón. Yo estaba equivocado porque pensé". No
me está respondiendo, no está prestando atención a mi pregunta, no se preocupa en abso-
luto por mí y mi pregunta. Mi ego estaba herido, pero yo estaba equivocado. Él no estaba
golpeando mi ego. Yo no estaba en absoluto en la pregunta. La naturaleza misma de la
muerte es tal...". De pronto ha despertado.
Esto se llama satori. Es una iluminación especial. No existe en ninguna otra lengua
una palabra equivalente a satori. Es algo especialmente Zen. No es samadhi. No es
samadhi porque puede suceder en momentos muy ordinarios: bebiendo té, dando un
paseo, mirando una flor, escuchando a una rana saltar al estanque. Puede suceder en
momentos muy ordinarios, así que no es como el samadhi del que habla Patanjali.
Patanjali sencillamente se sorprendería de que el sonido de una rana saltando a un
estanque provocara que alguien se ilumine. Patanjali no podría creer que si una hoja seca
cae del árbol, zigzaguea, se mueve un poco con el viento, luego cae al suelo y se duerme
profundamente, alguien sentado bajo el árbol alcanza la Iluminación. No, Patanjali no podría
creerlo; imposible, porque, dirá él, el samadhi es algo excepcional; el samadhi llega tras
mucho esfuerzo, millones de vidas. Y además sucede en una postura particular: siddhasan.
Sucede en un estado particular de cuerpo y mente.
El satori es samadhi y sin embargo no es samadhi.
Es una visión momentánea, un vislumbre de lo extraordinario en lo ordinario; es
samadhi sucediendo en momentos ordinarios, es también algo repentino, no es gradual, no
te mueves en grados. Es como el agua que alcanza el punto de ebullición, los cien grados; y
entonces, el salto: comienza a hervir y a evaporarse en el cielo, y no puedes ver ni rastro de
a dónde ha ido. Hasta los noventa y nueve grados puede echarse atrás: sólo estaba
caliente. Pero si pasa el grado cien, entonces hay un salto repentino.
La situación en la historia es la misma. Con Dogo, Zengen se calentó, pero no pudo
evaporarse. No fue suficiente, necesitaba una situación más, o puede que necesitase
muchas más situaciones. Después, con Sekiso se produce la misma situación, y de repente
cambia el foco, la gestalt. Hasta este punto había estado pensan do que era su pregunta lo
que no había respondido Dogo. Había sido egocéntrico. Había estado pensando: "Soy yo el
que he sido descuidado por mi Maestro. Él no fue lo suficientemente considerado conmigo y
mis interrogantes. No prestó suficiente atención ni a mí ni a mi pregunta".
De pronto se da cuenta: "No era que me descuidase, o que el Maestro fuera
indiferente, o que no me prestara atención. No, no era a mí, era la pregunta misma. No
puede ser respondida. Ante los misterios de la vida y la muerte hay que guardar silencio".
La gestalt cambia. Puede ver todo el asunto. Por eso, alcanza una visión instantánea.
Siempre que la gestalt cambia alcanzas un vislumbre. Esa visión momentánea es el
satori. No es definitiva. La perderás de nuevo. No te harás un Buda con un satori, por eso
digo que es samadhi y sin embargo no es samadhi. Es un océano en una taza de té. Océa-
no, sí, y sin embargo, no es el océano -samadhi en cápsula. Te da un vislumbre, una
abertura, como si te estuvieses moviendo en una noche oscura, en un bos que, perdido; no
sabes dónde estás moviéndote, dónde está el sendero, si vas en la dirección correcta o no
-y entonces de repente hay un relámpago. ¡En un momento lo ves todo! Luego la luz
desaparece. No puedes leer en un relámpago, porque sólo dura un instante. No puedes
sentarte bajo el cielo y empezar a leer en un relámpago. No, no es un flujo constante.
El samadhi es tal que puedes leer en su luz. El satori es como el relámpago: puedes
tener una visión fugaz de la Totalidad, de todo lo que hay, y luego de saparece. pero ya no
serás el mismo. No es la Iluminación final, pero si un gran paso hacia ella. Ahora sabes. Has
tenido un vislumbre, ahora puedes buscarlo más. Lo has saboreado y ahora los Budas se
volverán muy llenos de significado.
Ahora, si Zengen se vuelve a encontrar con Dogo, no le golpeará: caerá a sus pies y
pedirá su perdón. Ahora llorará millones de lágrimas, porque ahora pen sará: "Qué
compasión tuvo Dogo, que me permitió pegarle, que me dijo: 'Muy bien, adelante. ¡Pega!"'.
Si se encuentra de nuevo con Dogo, Zengen no será el mismo. Ahora ha saboreado algo
que le ha cambiado. No ha alcanzado lo definitivo, lo definitivo está llegando; pero ha
tenido una muestra.
El satori es la muestra del samadhi de Patanjali. Y es hermoso que la muestra sea
posible, porque a no ser que lo pruebes, ¿cómo vas a ir hacia ello? A no ser que lo huelas un
poco, ¿cómo vas sentirte atraído y arrastrado hacia ello? El vislumbre se convertirá en una
fuerza magnética. Nunca volverás a ser el mismo. Sabrás que hay algo, y que "si lo
encuentro o no, eso depende de mí". Pero surgirá la confianza. El satori da confianza, y
comienza un movimiento, un movimiento vital en ti hacia la iluminación definitiva que es el
samadhi.
Capítulo 6
5 de Noviembre, 1974
Po-Hun Wu-Jen era un Maestro Iluminado. El propio Lieh- Tzu se iluminó más tarde.
Esta historia pertenece a sus días de búsqueda. Lieh- Tzu se convir tió en un Maestro por
derecho propio, pero ésta es una historia anterior a su Iluminación.
Lieh-Tzu exhibía... El deseo de exhibir es el deseo de una mente ignorante.
¿Por qué quieres exhibir? ¿Por qué quieres que la gente te conozca? ¿Cuál es la causa?
¿Y por qué haces que la exhibición sea algo tan importante en tu vida, que la gente piense
que eres alguien muy significativo, importante, extraordinario? ¿Por qué?
Porque no tienes un Ser.
Sólo tienes un ego, un sustitutivo del Ser.
El ego no es sustancial; el Ser es sustancial, pero no lo conoces... y un hombre no
puede vivir sin la sensación del "yo"; es difícil vivir sin la sensación del "yo". Sin él, ¿desde
qué centro trabajarías y funcionarías? Necesitas un "yo"; aunque es falso, es útil. ¡Sin un
"yo" sencillamente te desintegrarías! ¿Quién si no sería el integrador, el agente dentro de
ti? ¿Quién te integrará? ¿Desde qué centro funcionarás?
A no ser que conozcas el Ser, tendrás que vivir con un ego: ego significa sustituto del
Ser, un Ser falso. Como no conoces el Ser, te creas un ser propio. Es una creación mental. Y
para todo lo que es falso, tienes que crear apoyos: la exhibición te da apoyo.
Si alguien dice: "Eres una bella persona", empiezas a sentir que eres bello; si nadie lo
dice, te resultará difícil sentir que eres bello; empezarás a sospechar, a dudar. Si dices
continuamente, incluso a una persona fea: "Eres hermosa", la fealdad se irá de su mente,
empezará a sentir que es hermosa. Porque la mente depende de la opinión de los demás,
acumula opiniones, depende de ellas.
El ego depende de lo que la gente dice de ti: el ego se siente bien si la gente se siente
bien contigo; si se sienten mal, el ego se siente mal. Si no te prestan ninguna atención, se
retiran los apoyos; si mucha gente te presta atención, alimentan tu ego. Por eso se pide
tanta atención continuamente.
Incluso un niño pequeño pide atención. Puede que esté jugando en silencio, pero llega
una visita... y la madre le ha dicho que cuando llegue la visita tiene que estar en silencio:
"No hagas ruido, y no crees ninguna molestia". Pero cuando llega la visita, el niño tiene que
hacer algo, porque él también quiere atención, y quiere más, porque él está acumulando un
ego: está creciendo, necesita más comida, y le han dicho que esté en silencio, ¡eso es
imposible! ¡Tendrá que hacer algo! Incluso si tiene que herirse a sí mismo, se caerá. El daño
se puede tolerar, pero le tienen que prestar atención, todo el mundo debe prestarle
atención, ¡él debe ser el centro de atención!
Una vez me hospede en una casa. Al niño debían haberle dicho que mientras yo
estuviese allí no crease ningún problema, ¡tenía que estar callado y todo eso! Pero el niño
no podía quedarse callado, él también quería mi atención, así que empezó a hacer ruido,
corriendo de aquí para allá tirando cosas. La madre estaba enfadada y le advirtió: "Escucha,
te voy a pegar si sigues haciendo esto". Pero él no escuchaba. Entonces, finalmente la
madre le dijo: "Escucha, ¡vete a esa silla y siéntate ahora!".
Por el gesto mismo, el niño comprendió: "Ahora es demasiado y me va a pegar", así
que se fue a la silla, se sentó, miró airadamente a su madre, y dijo, muy significativamente:
"¡Muy bien! Estoy sentado, por fuera. Pero por dentro estoy de pie".
Desde la infancia hasta el final, el día último de tu muerte, sigues pidiendo atención.
Cuando una persona se está muriendo, la única idea que hay en su mente casi siempre es:
"¿Qué dirá la gente cuando esté muerto? ¿Cuánta gente vendrá a decirme el último adiós?
¿Qué se publicará en los periódicos? ¿Escribirá algún editorial algún periódico?".
Éstos son los pensamientos. Desde el principio mismo hasta el final miramos lo que
dicen los demás.
- Es una profunda necesidad.
La atención es comida para el ego; sólo una persona que ha alcanzado el Ser
abandona esa necesidad. Cuando tienes tu centro, el tuyo propio, no necesitas la atención
de los demás. Entonces puedes vivir solo. Incluso en la multitud estarás solo; incluso en el
mundo estarás solo; te moverás en la multitud, pero solo.
Ahora mismo no puedes estar solo. Ahora mismo, si te vas a los Himalayas y entras en
un bosque denso, sentado bajo un árbol, esperarás que pase alguien, al menos alguien que
pueda llevar al mundo el mensaje de que te has convertido en un gran ermitaño. Espera rás,
abrirás los ojos muchas veces, para ver: ¿ha venido alguien ya o no? Porque has oído las
historias de que cuando alguien renuncia al mundo, el mundo entero viene a sus pies, y
hasta ahora no ha llegado nadie: ningún periodista, ningún reportero, ninguna cámara,
¡nadie! No puedes irte a los Himalayas. Cuando la necesidad de atención se va, estás en los
Himalayas dondequiera que estés.
Lieh-Tzu exhibía su habilidad en el tiro al arco...
¿Por qué "exhibía"? Aún estaba involucrado con el ego. aún estaba buscando atención.
y mostraba su habilidad a Po-Hun Wu-Jen, que era un Maestro lluminado, un hombre muy
anciano -la historia cuenta que tenía casi noventa años cuando Lieh- Tzu fue a verle. ¿Por
qué a Po-Hun? Porque era un renombrado Maestro, y si él le dijera: "Sí. Lieh- Tzu, eres el
mejor arquero del mundo", sería un alimento tan vital como para vivir de él para siempre
jamás.
Ni siquiera una gota de agua caía del vaso lleno que habían colocado en su codo. ¡Y
estaba disparando!
Esto puede que sea un poco difícil, porque en Zen dicen que la técnica de tiro es sólo
el comienzo; saber cómo tirar es sólo el principio; pero saber como no-tirar, para que la
flecha se dispare por sí misma, es saber el fin.
Trata de comprender: cuando disparas, el ego, el autor, está ahí. ¿Y qué es el arte del
no-tiro? La flecha también se dispara entonces, también entonces da en la diana: esa no es
la cuestión. La cuestión es que por dentro no debería haber ningún autor. La fuente es la
cuestión. Cuando pones una flecha en el arco, tú no deberías estar allí; deberías estar como
si no existieses, absolutamente vacío. Y la flecha se dispara por sí misma. Ningún autor
dentro: entonces no puede haber ego. Estás tan unido con todo el proceso que no hay
división. Estás perdido en ello. El acto y el autor no son dos: ni siquiera la ligera distinción
de "yo soy el autor y ésta es mi acción". Se tarda muchos años en al canzarlo. Y si no lo
comprendes, es muy difícil alcanzarlo; si lo comprendes, creas la posibilidad.
Herrigel, un buscador alemán, trabajó durante tres años con su Maestro en Japón.
Cuando llegó a Japón era ya arquero, y perfecto, porque el cien por cien de sus flechas
daban en la diana; cuando llegó era ya un arquero, igual que Lieh- Tzu. Pero el Maestro se
rió. Le dijo: "Sí, eres habilidoso disparando, pero ¿y el no tiro?" .
Herrigel dijo: "¿Qué es el no-tiro?, nunca he oído hablar de ello". El Maestro le
respondió: "Entonces yo te enseñaré".
Pasaron tres años. Durante este tiempo Herrigel se volvió más y más habilidoso y el
objetivo estaba más cerca cada vez. Se volvió absolutamente perfecto; no faltaba nada. Y
estaba preocupado, porque... -y éste es el problema para la mente occidental- Oriente pa-
rece misterioso, ilógico; y lo es. Él no podía compren der a este Maestro, ¿estaba loco?,
porque ahora él era absolutamente perfecto, el Maestro no podía encontrar ni una sóla
falta, y seguía diciendo: "¡No!". Éste es el problema: el abismo entre la actitud oriental y la
occidental hacia la vida. El Maestro sigue diciendo no, sigue rechazando.
Herrigel empezó a sentirse frustrado y le dijo a su Maestro: "Pero, ¿dónde está el fallo?
Muéstrame el fallo y podré aprender a superarlo".
El Maestro le dijo: "No hay fallo. Tú eres imperfecto. No hay fallo, tu tiro es perfecto,
pero esa no es la cuestión. Tú eres imperfecto; cuando tiras, tú estás ahí, estás demasiado
ahí. La flecha da en la diana, ¡es verdad!, pero esa no es la cuestión. ¿Por qué estás de -
masiado? ¿Por qué la exhibición? ¿Por qué el ego? ¿Por qué no puedes simplemente
disparar sin estar ahí?".
Herrigel, por supuesto, continuó discutiendo: "¿Cómo puede uno disparar sin estar
allí? ¿Entonces quién disparará?". Su enfoque era muy racional: ¿entonces quién disparará?;
y el Maestro le decía: "Tan sólo mírame". Y Herrigel sentía que su Maestro tenía una
cualidad diferente; pero esa cualidad es misteriosa y no puedes cogerla. Sintió muchas
veces que cuando el Maestro tiraba era realmente diferente, como si él se convirtiera en la
flecha y el arco, como si el Maestro ya no estuviese allí; era completamente uno, indiviso.
Entonces empezó a preguntar cómo hacer esto. El Maestro dijo: "Esto no es una
técnica. Tienes que comprender y tienes que penetrar más en esa comprensión, y hundirte
en ella".
Tres años perdidos, y Herrigel comprendió entonces que esto no era posible: O este
hombre estaba loco, o es imposible para un occidental alcanzar este no-tiro. "He perdido
tres años, ahora es tiempo de irse".
Así que se lo preguntó al Maestro; y el Maestro dijo: "Sí, puedes irte".
Herrigel preguntó: "¿Puedes darme un certificado consignando que he aprendido
contigo durante tres años?".
El Maestro dijo: "No, porque no has aprendido nada. Has estado tres años conmigo,
pero no has aprendido nada. Todo lo que has aprendido lo podías aprender también en
Alemania, no había necesidad de venir aquí".
El día que iba a marcharse fue a despedirse cuando el Maestro estaba enseñando a
otros discípulos, y demostrando... era por la mañana, y el sol estaba ama neciendo y había
pájaros cantando, y Herrigel ya no estaba preocupado, porque se había decidido, y una vez
que se ha tomado la decisión, la preocupación desaparece; no estaba preocupado. Durante
esos tres años había tenido la mente tensa: ¿cómo lograrlo? ¿cómo cumplir las condiciones
de este loco? Pero ahora ya no había preocupación, estaba decidido, se iba, había hecho las
reservas, para el atardecer se habría ido y toda esta pesadilla quedaría atrás. Estaba
esperando al Maestro, para decirle adiós cuando terminase con sus discípulos, darle las
gracias e irse.
Estaba sentado en un banco. Por primera vez de pronto sintió algo. Miró al Maestro. El
Maestro estaba estirando la cuerda del arco y, de pronto, se encontró a sí mismo de pie y
caminando desde el banco. Llegó al Maestro, tomó el arco de su mano... y la flecha salió del
arco. "¡Excelente, lo has logrado!", le dijo el Maestro. "Ahora puedo darte un certificado...".
Y Herrigel escribió: "Sí, ese día lo logré. Ahora se la diferencia. Ese día sucedió algo
por sí mismo: yo no era el tirador, yo no estaba allí en absoluto. Tan sólo estaba relajado
sentado en el banco. No había tensión, ni preocupación, no pensaba en ello. No me
interesaba".
Recordad esto, porque vosotros también estáis junto a un loco. Es muy difícil cumplir
mis condiciones. Es casi imposible. Pero... también es posible. Y sólo sucederá cuando
hayas hecho todo lo que podías hacer y hayas llegado al punto en que te gustaría dejarme
e irte. Sólo llegará a ti cuando llegues al punto en el que pienses: "Voy a dejar todas estas
meditaciones y todo esto. Todo el asunto es una pesadilla". Entonces ya no hay
preocupación. Pero no te olvides de venir a mí a decir adiós, de otra forma puede que te
vayas sin lograrlo.
Las cosas comienzan a suceder cuando has acabado con el esfuerzo, cuando has
hecho el esfuerzo totalmente. Por supuesto, Herrigel fue total en su esfuerzo, por eso pudo
acabar con todo el asunto en tres años. Si eres parcial, fragmentario, tu esfuerzo no será
total y entonces puede que tres vidas no sean suficientes. Si eres tibio en tu esfuerzo,
entonces nunca llegarás a un punto en el que todo esfuerzo se vuelva inútil.
Se total en el esfuerzo. Aprende toda la técnica que sea posible para hacer la
meditación. ¡Haz todo lo que puedas! No te reserves nada. No intentes escapar de nada,
hazlo de todo corazón. Entonces llega un punto, una cumbre, en la que no se puede hacer
nada más. Cuando llegas al punto en el que no se puede ha cer nada más, y lo has hecho
todo, y yo sigo diciendo: "¡No, no es suficiente!", mi "no" es necesario para llevarte a lo
total, al final, a la cumbre desde la que no es posible hacer nada más.
Y tú no sabes cuánto puedes hacer. Tienes una tremenda energía que no estás
utilizando; estás usando sólo un fragmento. Y si estás utilizando sólo un frag mento,
entonces nunca llegarás al punto que alcanzó Herrigel, a lo que podríamos llamar el "punto
Herrigel".
Pero él lo hizo bien. Hizo todo lo que se podía hacer; no estaba ahorrando nada por su
parte.
Entonces llega el punto de ebullición. En ese punto de ebullición está la puerta. Todo
el esfuerzo se vuelve inútil, fútil, no estás llegando a ningún sitio con él, así que lo dejas.
Una relajación repentina... y se abre la puerta.
Ahora puedes meditar sin ser un meditador. Ahora puedes meditar sin ni siquiera
meditar. Ahora puedes meditar sin que tu ego esté ahí. Ahora tú te conviertes en la
meditación: no hay meditador. El autor se convierte en la acción, el meditador se convierte
en la meditación; el arquero se convierte en el arco y en la flecha, y la diana no está ahí
fuera colgando de un árbol en alguna parte. La diana eres tú, tu interior. La fuente.
Esto es lo que dijo Po-Hun Wu-Jen. Dijo:
¿A qué está llevando a Lieh- Tzu? El exterior es perfecto, pero la fuente aún tiembla.
La acción es perfecta, pero el ser aún se agita. El miedo está ahí, el Ser todavía no se
conoce a sí mismo. No sabe; todo lo que hace es sólo de cabeza y mano: la tercera H, aún
no está en ello. Recuerda siempre tener las tres H jun tas: la mano, el corazón y la cabeza(*).
Ya has aprendido las tres B, ahora aprende las tres H -y recuerda siempre que la cabeza es
tan astuta que te puede engañar, que te puede dar la sensación de que tienes las tres H;
porque cuando se desarrolla una habilidad, cuando te vuelves más y más perfecto
técnicamente, la cabeza dice: "¿Qué más es necesario?".
Cabeza significa Occidente; corazón significa Oriente. La cabeza dice: "Todo está
bien". Herrigel es la cabeza, el Maestro es el corazón, y el Maestro pare ce estar loco.
Recuerda: a la cabeza el corazón siempre le parece un loco. La cabeza siempre dice: "Tú
estate callado. No entres, de otra forma armarás un lío. Déjame abordar todo el asunto, lo
he aprendido todo, conozco su aritmética, y se cómo enfrentarme con esto". Técnicamente,
la cabeza siempre es correcta. El corazón siempre es técnicamente incorrecto, porque el co-
razón no conoce la técnica, sólo conoce el sentimiento, sólo conoce la poesía de ser. No
conoce técnicas, no conoce gramática, es un fenómeno poético.
Entonces veremos.
Y recuerda, esa es la diferencia entre la cabeza y el corazón: a más de tres mil metros
de altura está el corazón, sobre una roca que sobresale sobre un valle profundo, a más de
tres mil metros...
Siempre que te acerques al corazón sentirás vértigo. Con la cabeza, todo está sobre el
suelo raso: es una autopista, cemento. Con el corazón entras en el bosque: ninguna
autopista, altibajos, todo es misterioso, desconocido, oculto en la niebla; nada está claro, es
un laberinto, no es una autopista; es más como un enigma. ¡Más de tres mil metros de
altura!
Nietzche ha contado en alguna parte que una vez le sucedió que de repente se
encontró a sí mismo a
más de tres mil metros de altura, a más de tres mil metros de altura del tiempo: como si el
tiempo fuese un valle, y él se encontró a sí mismo a más de tres mil metros de altura y de
distancia del tiempo mismo. El día que contó eso en su diario se volvió loco. El día que
contó esto en su diario es el día que entró su locura.
Es un punto de mucho vértigo; te puedes volver loco. Cuando te vayas acercando al
corazón, sentirás que te estás acercando a la locura. "¿Qué estoy hacien do?", pensarás,
porque las cosas se vuelven vertiginosas. Lo conocido te deja atrás, entras en lo desconoci-
do. Todos los mapas se vuelven inútiles, porque no existe ningún mapa para el corazón;
todos los mapas existen en la mente consciente: es algo bien definido, en ella estás seguro.
Por eso el amor te asusta, la muerte te asusta, la meditación te asusta. Siempre que estás
yendo hacia el centro, el miedo se apodera de ti.
No hacia adelante; en esta roca saliente, a más de tres mil metros de altura, se movió
hacia atrás.
y de espaldas.
Se dice que este hombre de noventa años estaba casi encorvado; no podía ponerse
derecho, era muy anciano. Este anciano encorvado, con la mitad de sus pies sobresaliendo
sobre el precipicio, sin ni siquiera mirar, de espaldas. Entonces llamó a Lieh- Tzu para que
se acercara.
Ahí es donde estoy yo, y llamándote para que te acerques.
No se acercó a él. Lieh- Tzu cayó al suelo ante la mera idea de acercarse a ese viejo
loco que estaba ahí, colgando sobre la muerte; en cualquier momento se caería y jamás
sería encontrado.
Recuerda, primero el sudor llega hasta la cabeza. Cuando comienza el miedo, primero
sudas en la cabeza, los talones son lo último. Cuando el miedo entra tan profundamente en
ti que no sólo suda la cabeza, sino que los talones sudan, entonces el ser entero está lleno
de miedo y temblor. Lieh- Tzu no pudo ponerse de pie, no pudo soportar ni tan siquiera la
idea de acercarse al anciano Maestro.
"Lieh- Tzu, ¿por qué sudas tanto? ¿Hasta los mismos talones? ¿Y por qué te has caído
al suelo aturdido? ¿Por qué este cambio en el espíritu? ¿Por qué te agitas tanto? ¿Por qué
este temblor? “¿Cuál es el miedo?". ¡Porque un hombre perfecto no tiene miedo!
La perfección es un estado sin miedo, porque un hombre perfecto sabe que no hay
muerte. Incluso si este anciano Po-Hun Wu-Jen cae, sabe que no puede caer realmente;
incluso si el cuerpo queda destrozado en millones de partes y nadie puede volver a encon -
trarlo, él sabe que no puede morir. Permanecerá tal como es. Sólo algo en la periferia
desaparecerá; el centro permanecerá, permanecerá siempre tal como es.
La muerte no existe para el centro. El ciclón está sólo en la periferia, el ciclón nunca
alcanza el centro. Nada alcanza nunca el centro. El hombre perfecto está centrado, está
enraizado en su ser. Está en un estado sin miedo. No es que esté asustado, ¡no! No es que
sea valiente, ¡no! Simplemente está en un estado en el que no hay miedo. Un valiente es
aquél que tiene miedo, pero va en contra de su miedo, y un cobarde es al guien que
también tiene miedo; pero va con su miedo. No son diferentes: los valientes y los cobardes
no son básicamente diferentes, los dos tienen miedo. El valiente es el que va a pesar del
miedo, el cobarde es el que sigue a su miedo. Pero un hombre perfecto no es ninguno de los
dos; simplemente no tiene miedo. No es ni valiente ni cobarde. Simplemente sabe que la
muerte es un mito, que la muerte es una mentira: la mayor mentira: la muerte no existe.
Recuerda, para un hombre perfecto no existe la muerte, sólo la vida o Dios existen.
Para ti, Dios no existe, sólo existe la muerte. En el momento en que sientas el estado sin
muerte, habrás sentido lo divino. En el momento en que sientas el estado sin muerte,
habrás sentido la fuente misma de la vida.
Porque si estás temblando por dentro, no importa con qué exactitud des en la diana,
no puede ser exacto, porque el temblor interno hará que tu mano tiemble; puede que sea
invisible, pero estará ahí. Para todos los propósitos externos, puede que des en la diana,
pero para los propósitos internos, has errado. ¿Cómo puedes dar en la diana?
Así que lo básico no es dar en la diana, lo básico es alcanzar un ser que no tiemble.
Entonces, que des en la diana o no, es secundario. Eso es para que lo de cidan los niños, y
un juego de niños.
Ésta es la diferencia entre el arte de tirar y el arte de no-tirar. Es posible que este
Maestro, este anciano Maestro, no de en la diana, es posible; pero aún y to do, él conoce el
arte del no-tiro. Lieh- Tzu siempre dará en la diana, pero sin embargo no ha dado en la
diana real, no ha dado en sí mismo.
Así que hay dos puntos: la fuente desde la que se mueve la flecha, y el fin que
alcanza la flecha. La religión siempre está interesada en la fuente desde la que se mueven
las flechas. A dónde van no es la cuestión; lo básico es desde dónde se mueven: porque si
vienen de un ser sin temblor, darán en la diana; ya han llega do, porque en la fuente está el
fin, en el principio está el fin, en la semilla está el árbol, en el alfa está el omega.
Así que lo básico es no preocuparse por el resultado; lo esencial es pensar, meditar,
acerca de la fuente. Si mi gesto es un perfecto gesto de amor o no, no es la cuestión. Si el
amor está fluyendo o no: esa es la cuestión. Si hay amor, encontrará su propia técnica; si
hay amor encontrará su propia habilidad; pero si no hay amor y eres habilidoso en la
técnica, la técnica no puede encontrar su amor, recuerda esto.
El centro siempre encontrará su periferia, pero la periferia no puede encontrar el
centro. El ser siempre encontrará su moralidad, su carácter, pero el carácter no encontrará
su ser. No puedes ir de fuera hacia adentro, sólo hay un camino: la energía fluye desde
dentro hacia afuera. El río no puede moverse como si no hubiese fuente, ninguna fuente, de
origen. Entonces todo sería falso. Si tienes la fuente, el río se moverá y llegará al océano,
no hay problema. Vaya donde vaya, alcanzará la diana. Si la fuente está rebosante, lo
lograrás; si sólo estás jugando con técnicas y juguetes, errarás.
Particularmente en Occidente, la tecnología se ha vuelto tan importante que incluso
ha entrado en las relaciones humanas. Como sabes demasiado sobre técnicas, estás
intentando convertirlo todo en tecnología. Por eso se publican miles de libros sobre el amor
cada año: la técnica, cómo tener un orgasmo, como hacer el amor. Incluso el amor se ha
convertido en un problema técnico y el orgasmo en un asunto técnico: tiene que ser
resuelto por técnicos. Sí, el amor también se ha convertido en un problema técnico.
¿Entonces, qué queda? Entonces no queda nada, entonces la vida entera es técnica. Sabrás
los movimientos, pero errarás: no darás en la diana real que es la fuente.
La técnica es buena hasta donde llega, pero es secundaria. No es esencial. Lo esencial
es la fuente. Se debe buscar primero la fuente, y después puede adquirirse la técnica. La
gente viene a mí, y veo que siempre están interesados en la técnica. Preguntan ¿cómo
meditar? No preguntan, "¿Qué es meditación?". Preguntan cómo alcanzar la paz. Nunca
preguntan, "¿Qué es la paz?". Como si ya lo supieran.
Mulla Nasrudín mató a su esposa, y hubo juicio en la corte. El juez dijo a Nasrudín:
"Nasrudín, sigues insistiendo una y otra vez en que eres un hombre amante de la paz. ¿Qué
tipo de hombre amante de la paz eres? ¡Has matado a tu esposa!".
Nasrudín dijo: "Sí, repito de nuevo que soy un hombre amante de la paz. Usted no
sabe: cuando maté a mi esposa descendió la paz a su rostro, y por primera vez hubo paz en
toda la casa. Insisto en que soy un hombre amante de la paz".
La técnica mata. Puede darte una paz que pertenece a la muerte, no a la vida. El
método es peligroso, porque te puedes olvidar de la fuente completamente y te puedes
obsesionar con el método. Los métodos son buenos si permaneces alerta y permaneces
consciente de que no son el fin, son sólo el medio. Obsesionarte demasiado con ellos es
muy dañino, porque te puedes olvidar completamente de la fuente.
Ésta es la cuestión. Este anciano Maestro, Po-Hun Wu-Jen mostró a Lieh- Tzu uno de
los secretos. Lieh- Tzu mismo se convirtió en un hombre Iluminado, él mismo llegó a ser lo
que este anciano era en aquel momento: de espaldas al borde de un precipicio de más de
tres mil metros de altura, con sus pies sobresaliendo y, a pesar de sus noventa años, ningún
temblor, ni un ligero estremecimiento, ningún cambio, ningún temor en su interior. Por
dentro ese anciano estaba enraizado, aposentado en sí mismo, centrado. Recuerda esto,
porque siempre existe la posibilidad de convetirse en una víctima de técnicas y métodos.
Lo Supremo llega a ti sólo cuando todas las técnicas han sido abandonadas. Lo
Supremo sólo te sucede cuando no hay método, porque sólo entonces estás abierto. Lo
Supremo sólo llamará a tu puerta cuando tú no estés. Cuando tú estás ausente, estés
preparado; porque sólo cuando estás ausente hay un espacio para que lo Supremo entre en
ti. Te conviertes en un útero. Si tú estás, ya hay demasiado, entonces no hay ni una
pequeña grieta, ni un pequeño espacio para que lo Supremo entre en ti, y lo Supremo es
enorme. Tienes que estar enormemente vacío, tan infinitamente vacío: sólo entonces hay
una posibilidad de encuentro.
Por eso nunca podrás encontrarte con Dios, porque cuando Dios venga tú no estarás,
y mientras estés, El no puede venir. Tú eres la barrera.
Capítulo 7
El Templo en Llamas
6 de Noviembre, 1974
Tokai era un gran Maestro Zen, Iluminado, viviendo con total consciencia, y cuando
vives con total consciencia vives momento a momento. No puedes planear, ni siquiera para
el momento siguiente, porque, ¿quién sabe?, ¡puede que el momento siguiente nunca
llegue! ¿Y cómo vas a planearlo de antemano?, porque, ¿quién sabe cuál será la situación
en el momento siguiente! Y si planeas demasiado, puede que te pierdas su frescor.
La vida es un flujo en el que nada permanece igual, todo se mueve. Heráclito ha dicho
que no puedes entrar dos veces en el mismo río. ¿Cómo vas a hacer planes? Para cuando
vas a entrar por segunda vez, ha fluído mucha agua, no es el mismo río. Planear es po sible
si el pasado se repite a sí mismo; pero el pasado nunca se repite, la repetición nunca
sucede: incluso si ves que algo se repite es porque no puedes ver el todo.
Nuevamente Heráclito dice que cada día el sol es nuevo. Por supuesto, tú dirás, que es
el mismo sol, pero no puede ser el mismo, no hay posibilidad de que sea el mismo. Muchas
cosas han cambiado: el cielo entero es diferente, todo el patrón de las estrellas es diferente,
el sol mismo se ha hecho más viejo. Los científicos dicen que en un cierto tiempo el sol
morirá, que su muerte se está acercando. Porque el sol es un fenóme no vivo, y es muy
viejo, ¡tiene que morir!
Los soles nacen, viven y mueren. Cuatro millones de años es mucho tiempo para
nosotros; pero para el sol no es nada, es como si fuese a morir al momento siguiente. Y
cuando muera el sol, todo el sistema solar desaparecerá, ¡porque el sol es la fuente! El sol
está muriendo cada día, y haciéndose más y más y más viejo, ¡no puede ser el mismo!
Cada día se pierde energía, una enorme cantidad de energía se arroja en los rayos. El sol es
menos cada día, está más exhausto. No es el mismo, no puede ser el mismo.
Y cuando amanece lo hace sobre un mundo distinto, y el espectador tampoco es el
mismo. Puede que ayer estuvieses lleno de amor: entonces tus ojos eran diferentes, y por
supuesto, el sol parecía diferente. Tus ojos estaban tan llenos de amor que te rodeaba una
cierta cualidad poética, y mirando a través de ella puede que el sol pareciese un dios, tal
como les parecía a los visionarios de los Vedas: llamaban "dios" al sol, ellos también deben
haber estado llenos de poesía. Eran poetas, enamorados de la existencia; no eran
científicos. No estaban a la búsqueda de lo que es la materia, estaban a la búsqueda de lo
que es el estado de ánimo. Veneraban al sol; deben haber sido personas muy felices y
dichosas, porque sólo puedes venerar cuando sientes una bendición; sólo puedes venerar
cuando sientes que toda tu vida es una bendición.
Puede que ayer fueses un poeta. Puede que hoy no seas un poeta en absoluto, porque
a cada momento el río fluye dentro de ti; tú también estás cambiando. Ayer las cosas
encajaban unas en otras, hoy todo es un lío: estás enfadado, estás deprimido, estás triste.
¿Cómo va a ser el sol el mismo cuando el espectador ha cambiado? Todo cambia, así que un
hombre de comprensión nunca hace planes precisos para el futuro, no puede hacerlos.
¡Pero él está más preparado que tú para encontrarse con el futuro!
Ésta es la paradoja. Tú haces planes, pero no estás preparado. De hecho, planear
significa que te sientes muy inadecuado, por eso haces planes, si no, ¿por qué hacer
planes?
Viene un huésped y tú planeas lo que vas a decir. ¡Qué tontería! Cuando venga el
huésped, ¿no puedes ser espontáneo? Pero tienes miedo, no crees en ti mismo, no tienes
confianza; planeas, haces un ensayo. Tu vida es una actuación, no es algo auténtico, porque
sólo se necesita un ensayo para una actuación. Y recuerda, cuando ensayas, todo lo que
suceda será una actuación, no lo auténtico: ¡el huésped no ha llegado y ya estás
planeando!: qué dirás, cómo le enguirnaldarás, cómo responderás; ya estás diciendo cosas.
El huésped, en la mente, ya ha llegado: le estás hablando. De hecho, para cuando llegué el
huésped estarás harto de él. De hecho, para cuando llegue el huésped, ya habrá es tado
contigo demasiado tiempo: estás aburrido. Y todo lo que digas no será verdad ni auténtico.
No saldrá de ti, saldrá de la memoria. No brotará de tu existencia, vendrá del ensayo que
has tenido. Será falso, y no será posible un encuentro. Porque, ¿cómo se va a encontrar un
hombre falso? Y puede que pase lo mismo con tu huésped: él también había planeado, él
también está ya harto de ti. Ha hablado demasiado y ahora le gustaría estar en silencio. Y
todo lo que diga provendrá del ensayo.
De forma que siempre que se encuentran dos personas, se están encontrando cuatro
por lo menos: es posible que más. Dos reales, en un segundo plano, dos falsas,
reuniéndose, encontrándose. Todo es falso, porque sale de un plan. Incluso cuando amas a
una persona, planeas, y ensayas todos los movimientos que vas a hacer, cómo la vas a
besar, los gestos: ¡y todo se vuelve falso!
¿Por qué no confías en ti mismo? Cuando llega el momento, ¿por qué no confías en tu
espontaneidad? ¿Por qué no puedes ser real?
La mente no puede confiar en el momento, siempre tiene miedo. Por eso haces
planes: planear significa miedo. Es el miedo el que planea, y planeando te lo pierdes todo,
todo lo que es bello y verdadero, todo lo qué es Divino, te lo pierdes. Nadie ha llegado
jamás a Dios con un plan, nadie puede llegar nunca.
Lo primero: el fuego da miedo, no hay nada tan temible porque es muerte. Pero ni
siquiera el fuego puede atemorizarte, nada puede hacerlo, cuando sabes que la muerte no
existe. De otra forma, en el momento en que oyes la palabra: "¡Fuego!", te entra pánico. No
es necesario que haya fuego real, basta que alguien llegue corriendo y gritando "¡fuego!",
para que te entre pánico. Puede que alguien se tire por la ventana, y puede que se mate, y
no había fuego. Sólo la palabra, "fuego", y puede llegar el pánico.
Vives de palabras. Alguien dice "limón! y la boca se te llena de saliva. Alguien dice
"¡fuego!" y ya no estás aquí, te has escapado. Vives de palabras, no de realidades. Vives
con símbolos, no con realidades. Y todos los símbolos son artificios, no son reales.
Oí que una anciana estaba enseñando a una mujer más joven cómo cocinar cierto
plato. Le estaba explicando, y entonces le dijo: "Seis glugs de melaza". La mujer más joven
dijo: "Seis ¿qué?". La vieja dijo: "Seis glugs".
La joven estaba confusa, y preguntó de nuevo:
"¿Qué es eso de un 'glug'? Nunca lo había oído antes".
La vieja dijo: "¡Por Dios! ¿No sabes algo tan simple? ¡Entonces es difícil que te enseñe
a cocinar!".
La joven dijo: "Sea amable y dígame qué es un 'glug'''.
La vieja dijo: "Viertes la jarra; cuando suena glug" eso es uno. Cinco más como ese:
¡seis glugs!".
Pero todo el lenguaje es así. Ninguna palabra significa nada en realidad. El significado
se lo damos nosotros, es una convención. Por eso existen tres mil lenguas en el mundo,
pero no hay tres mil realidades. Todo el lenguaje es como este 'glug'.
Puedes crear tu propio lenguaje privado. Los amantes siempre crean su propia lengua
privada: comienzan a utilizar expresiones particulares que nadie comprende, pero ellos sí.
¡Las palabras son simbólicas! El significado es algo dado; el significado no existe realmente.
Cuando alguien dice: "¡fuego!", no hay fuego en la palabra, no puede haberlo. Cuando
alguien dice Dios, en la palabra Dios no hay Dios, no puede haberlo. La palabra Dios no es
Dios. Cuando alguien dice amor, la palabra amor no es amor.
Cuando alguien dice "te amo", no te quedes sólo en las palabras. Pero te engañas,
porque nadie mira la realidad; la gente sólo se fija en las palabras. Cuando alguien dice "te
amo", tú piensas: "Sí, me ama". Estás metiéndote en una trampa y estarás en dificultades.
Mira la realidad de ese hombre o esa mujer. No escuches las palabras, escucha la realidad.
Entra en relación con la realidad de esta persona y surgirá la comprensión de si lo que está
diciendo son sólo palabras o si también llevan un contenido. Fíate del contenido, nunca
dependas de la palabra, si no, tarde o temprano estarás frustrado.
Tantos amantes están frustrados en el mundo, ¡el noventa por ciento! La causa es la
palabra. Creen en la palabra y no miran la realidad.
Permanece sin nubes de palabras. Mantén tus ojos limpios de palabras. No permitas
que se aposenten en tus ojos y en tus oídos, si no, vivirás en un mundo falso. Las palabras
son falsas en sí mismas; sólo se vuelven significativas si existe alguna verdad en el corazón
del que proceden las palabras.
Porque no podía creer que habiendo fuego alguien, pudiera hacer una pregunta tan
estúpida. Uno debería sencillamente saltar por la ventana, salir de la casa; no es momento
para argumentos sutiles.
Cuando forme parte del presente, entonces avísame. Todavía está en el futuro: no me
molestes.
Ésta es la cualidad de una personas Iluminada: está tan relajada que aunque hay un
fuego ardiendo en la cocina, la casa está empezando a incendiarse, todo el mundo corre
nervioso, nadie sabe lo que va a pasar y todo es un jaleo, él puede relajarse y dormirse de
nuevo: estaba roncando en un abrir y cerrar de ojos.
Esta ausencia de tensión debe proceder, tiene que proceder, de una profunda
confianza en que suceda lo que suceda; es bueno. No está preocupado: ni ante la muerte
está preocupado; incluso si llega el fuego y le quema, no está preocupado: porque ya no es.
No tiene ego, de otra forma habría miedo, habría preocupación, habría futuro, habría
planes, habría un deseo de escapar, de salvarse. Él no está preocupado, simplemente se
vuelve adormir, relajado.
No hay posibilidad de relajación si tienes una mente y un ego: el ego es el centro de la
mente. Estarás tenso, permanecerás tenso: ¿cómo relajarse? ¿Hay alguna forma de
relajarse? No hay forma a no ser que haya comprensión. Si comprendes la naturaleza del
mundo, la naturaleza de la Existencia misma, entonces, ¿quién eres tú para preocuparte? ¿Y
por qué estar continuamente en un estado de preocupación?
Nadie te preguntó acerca de nacer, nadie te va a preguntar cuando te llegue el
momento de ser retirado. Entonces, ¿por qué preocuparse? El nacimiento te sucedió; la
muerte te sucederá; ¿Quién eres tú para interponerte?
Las cosas suceden. Sientes hambre, sientes amor, sientes ira: todo te sucede, no eres
el autor. La naturaleza se ocupa de ello. Tú comes y la naturaleza lo digiere: no necesitas
preocuparte en hacer funcionar el estómago o en convertir en sangre la comida. Si te po nes
muy tenso por ello tendrás úlceras, y úlceras enormes, no las normales. ¡No hay necesidad
de preocuparse!
La Totalidad se mueve. El vasto océano, el Infinito, se mueve: ¡tú eres una ola en él!
¡Relájate y deja que las cosas sean!
Una vez que sabes cómo soltarte, sabes todo lo que merece la pena saberse. Si no
sabes cómo soltarte, nada de lo que sabes tiene valor, son sandeces.
Capítulo 8
7 de Noviembre, 1974
El Maestro Tozan
estaba pesando lino
en la despensa.
Un monje se acercó a él y le
preguntó:
"¿Qué es Buda?".
Tozan dijo:
"Este lino pesa
cinco libras".
En el Budismo esa es la pregunta más grande que se puede hacer, igual que "¿qué es
la Verdad?" o "¿qué es Dios?", porque en el Budismo Dios no es un con cepto, Buda es Dios,
no existe otro Dios. Buda es la realidad más elevada, la cumbre más alta; no hay nada más
allá: la Verdad, Dios, el Absoluto, Brahma, no importa el nombre que le des, Buda es eso.
Así que cuando un monje pregunta: "¿Qué es Buda?", está preguntando "¿qué es la
Verdad? ¿Qué es Tao? ¿Qué es Brahma? ¿Qué es ese uno entre los muchos? ¿Qué es la
realidad básica? ¿Qué es el mismísimo núcleo central de la existencia?".
Absurdo y fuera de lugar. Parece que no tiene ningún sentido, porque el hombre le
había preguntado: "¿Qué es Buda?", y este Tozan pareciera estar loco, no está hablando en
absoluto sobre Buda, no ha respondido la pregunta en absoluto, y sin embargo ha respon -
dido. Ésta es la paradoja. Si empiezas a vivir esta pa radoja tu vida se convertirá en una
sinfonía; se convertirá en la síntesis de los opuestos; entonces en ti se disolverán todos los
opuestos.
Él dijo : "Este lino pesa cinco libras". Con ello dijo que esta misma vida ordinaria es
Buda, esta misma vida ordinaria es la Verdad, esta misma vida ordinaria es Brahma, es el
reino de Dios. No hay otra vida excepto esto; no hay muerte, sólo existe esto.
Los hindúes dicen: "Aquello existe, esto es ilusión". Tozan dice: "Esto es verdadero,
aquello es ilusión; ESTE MISMO MOMENTO es la verdad, y no pidas nada extraordinario" .
Los buscadores siempre piden algo extraordinario, porque el ego sólo se siente
satisfecho cuando se le da algo extraordinario. Vas a un Maestro y le haces pre guntas, y si
él dice cosas así pensarás que está loco, o bromeando, o que no es un hombre al que
merece la pena preguntar. ¡Sencillamente huirás! ¿Por qué? Porque hace añicos tu ego
completamente: estabas pidiendo a Buda, estabas deseando a Buda, te gustaría ser un
Buda tú mismo, de ahí la pregunta; y este hombre dice: ¡Qué tontería estás preguntando!
¡Ni siquiera merece la pena responderla! Este lino pesa cinco libras. ¡Esto es más
importante que cualquier Buda! ¡Este momento, este lino, es la totalidad de la existencia!
En estas cinco libras de lino está centrado todo el ser del mundo, ¡aquí y ahora! No te
descarríes, no hagas preguntas filosóficas. Mira este momento.
Tozan hizo algo admirable. Tozan es un Buda. Tozan pesando lino es Buda pesando
lino, porque la Realidad es una. Tozan es Buda, y el lino también es "Buda; y en este
momento pesaba cinco libras. Esa era la verdad, la "facticidad" del momento. Pero si estás
lleno de filosofía, pensarás que este hombre está loco y te irás.
Esto le sucedió a Arthur Koestler, uno de los intelectos más agudos de Occidente. No
lo entendió en absoluto. Cuando fue a Japón a estudiar Zen pensó: ¡Esta gente está
sencillamente loca! O de lo contrario están bromeando, no son serios en absoluto. Escribió
un gran libro Contra el Zen: el Zen parece absurdo. ¡Lo es! Está equivocado y sin embargo
tiene razón. Es absurdo; si no conoces el lenguaje del Zen es absurdo; si estás demasiado
identificado con el pensamiento lógico, es absurdo. Es ilógico, ¿qué cosa más ilógica puedes
encontrar que alguien preguntando "¿Qué es Buda?" y alguien respondiendo: "Este lino
pesa cinco libras"?
Tú preguntas acerca del cielo y yo te respondo acerca de la tierra; tú preguntas sobre
Dios y yo hablo de una roca. ¡No hay encuentro! Y sin embargo hay un encuentro: pero para
darse cuenta se necesitan ojos muy sensibles, no intelectualmente agudos, sino sensi-
tivamente receptivos; no identificados con los razonamientos, sino esperando a mirar,
observando, siendo testigo de lo que sucede; no prejuiciando de antemano, sino abiertos.
Koestler tiene prejuicios. Un intelecto muy agudo puede resolver las cosas muy lógicamente
en la tradición de Aristóteles, pero no sabe nada, no sabe que existe el mundo
absolutamente no aristotélico del Zen, en el que dos y dos no son necesariamente cuatro; a
veces son cinco, a veces son tres: cualquier cosa es posible. Ninguna posibilidad es
destruida, todas las posibilidades permanecen abiertas, infinitamente abiertas. Y cada vez
que dos y dos se encuentran, sucede algo nuevo.
El mundo permanece abierto, desconocido, no puedes adaptarlo.
Mira: superficialmente este hombre está loco, pero en lo profundo no pueden
encontrar un hombre más cuerdo que este Tozan; y Koestler se equivoca, y eso que posee
un intelecto agudo, muy lógico, al punto que sólo unas pocas personas pueden competir
con él en inteligencia aguda; pero yerra.
En este mundo la inteligencia es un medio, en el otro mundo la inteligencia se
convierte en una barrera. No seas demasiado sabio, de otra forma te perderás la sabiduría
auténtica.
Mira a este Tozan sin ningún prejuicio, sin mente propia, simplemente mira el
fenómeno: ¿qué está ocurriendo? Un monje discípulo pregunta: "¿Qué es Buda?". Y un
Maestro Zen vive en el momento, siempre está aquí y ahora, siempre está en casa. Siempre
que vengas le encontrarás aquí, nunca está ausente, permanece en este momento: los
árboles, el cielo, el sol, las rocas, los pájaros, la gente, ¡el mundo entero está concentrado
en este momento! ¡Este momento es vasto! No es sólo un tic de tu reloj: este momento es
infinito. PORQUE EN ESTE MOMENTO TODO ES. Millones de estrellas naciendo y muriendo, y
toda esta infinita extensión de tiempo y espacio se encuentra en este momento; así que,
¿cómo indicar este momento? Tozan estaba pesando lino, ¿cómo indicar este momento, có -
mo traer a este monje aquí y ahora? ¿Cómo poner de lado su interrogante filosófica? ¿Cómo
sobresaltarle y despertarle a este momento, y en este momento?
Esto es un shock, porque debió haber estado preguntándose sobre Buda, pensando:
"¿Cuál es la realidad de un Buda? ¿Qué es la Verdad?". Y debió haber estado esperando
alguna respuesta profunda, algo muy magnífico: "Este Maestro está Iluminado, así que dirá
algo muy valioso". No esperaba una respuesta tan ordi naria, tan corriente y absurda;
seguramente se sobresaltó.
En ese sobresalto pudo estar despierto por un instante, una fracción de segundo:
cuando estás sobresaltado el pensamiento se detiene. Si la respuesta es algo congruente,
el pensamiento puede continuar, porque eso es lo que la mente pide: congruencia. Si se di -
ce algo que es congruente con la pregunta, el pensa miento puede continuar; si se dice algo
que es completamente absurdo, discontinuo, que aparentemente no tiene nada que ver con
la cuestión, la mente no puede continuar. De pronto la mente está aturdida y se ha roto la
continuidad. No obstante, pronto empezará de nuevo, porque la mente dirá: ¡Esto es
absurdo!
Multa Nasrudín estaba siendo analizado por un psiquiatra. Después de muchos meses
de análisis, de muchos encuentros, el psiquiatra dijo mientras Mulla yacía en el diván: "Esto
es lo que siento, esto es lo que concluyo: necesitas enamorarte; necesitas un bello objeto
femenino. Lo que necesitas es amor".
Mulla dijo: "Entre tú y yo, ¿no piensas que el amor es tonto?".
El psiquiatra le respondió: "¿Entre tú y yo? ¡Es absurdo!".
Por un momento debió sobresaltarse; pero sólo por un momento. Si no puedes
encontrar la congruencia, la mente dirá inmediatamente: "Esto es absurdo". Si encuentras
la congruencia, la continuidad continúa. Si hay algo absurdo, durante una fracción de
segundo hay discontinuidad, la mente no es capaz de hacer frente a lo que se ha dicho;
pero se recobra inmediatamente, dirá que es absurdo; la continuidad vuelve a ponerse en
marcha.
Pero el shock y la afirmación de la mente de que es absurdo no son simultáneos; hay
un intervalo. En ese intervalo es posible el satori. En ese intervalo te puedes despertar,
puedes tener un vislumbre. Y es maravilloso cuando la oportunidad es aprovechada. ¿Ma-
ravilloso este hombre, Tozan? ¡Incomparable! No puedes encontrar un hombre tal en
ninguna otra parte. ¡Y qué respuesta tan espontánea! No prefabricada, no ela borada en
forma alguna; nunca antes había dicho eso nadie, y no tiene sentido decirlo ahora. Nadie ha
dicho nunca, "Este lino pesa cinco libras" como respuesta a una pregunta sobre Buda:
"¿Qué es Buda?".
Tozan es espontáneo, no responde desde la memoria. Podría hacerlo, porque conoce
las Escrituras, fue un gran erudito antes de iluminarse. Ha recitado todas las palabras de
Buda y se las sabe de memoria; ha discutido de filosofía durante muchos años; sabe lo que
está preguntando el monje, sabe lo que está esperando, pero él es simplemente
espontáneo: pesando lino.
Tan sólo trata de imaginar y ver a Tozan pesando lino. En ese momento, ¿qué podía
indicar más espontáneamente la realidad del momento, la factualidad de la existencia? Él
simplemente dijo: "Este lino pesa cinco libras", ¡y se acabó! No dice nada sobre Buda, no es
necesario. ¡Esto es el Estado de Buda! Éste ser espontáneo es el estado de Buda. ESTE SER
FIEL AL MOMENTO ES EL ESTADO DE BUDA.
Lo que dice es sólo parte de ello: lo que deja sin decir es la Totalidad. Si despiertas en
ese momento verás a Buda pesando lino; y el lino pesa cinco libras. ¿Qué está indicando?
No está diciendo gran cosa, pero está mostrando mucho, y no diciendo gran cosa está
creando una posibilidad: puede que, por un sólo instante, seas conscien te de toda la
Existencia que está ahí, concentrada en Tozan.
Cada vez que sucede un Buda en el mundo, la Existencia entera encuentra un centro
allí. Entonces todos los ríos desembocan en él, y todas las montañas se inclinan ante él, y
todas las estrellas se mueven a su alrededor. Cada vez que hay un hombre Iluminado, la
Existencia entera converge... en su ser. Se convierte en el centro.
Tozan pesando lino en ese momento era el Buda: la Existencia entera convergiendo,
fluyendo en Tozan y Tozan pesando lino, y el lino pesaba cinco libras. Este momento es real;
si despiertas, si abres los ojos, es posible el Salori. Tozan es espontáneo; no tiene res-
puestas confeccionadas; responde al momento.
Tozan la próxima vez no dará la misma respuesta, porque puede que Tozan no esté
pesando, o puede que esté pesando otra cosa, o incluso puede que esté pensando lino,
pero puede que el lino no pese cinco libras. La próxima vez la respuesta será distinta. Ésta
es la diferencia entre un erudito y un hombre de conocimiento: el erudito tiene respuestas
fijas, tiene confeccionada una respuesta para ti; tú preguntas y te dará la respuesta, y la
respuesta siempre será la misma, y sentirás que es una persona muy consecuente. Lo es.
Una vez hubo un juicio contra Mulla Nasrudín, y el juez le preguntó su edad. Él dijo:
"Cuarenta años".
El juez puso cara de asombro y dijo: "Nasrudín, estuviste aquí hace cuatro años, y
también entonces te pregunté cuál era tu edad, y me dijiste cuarenta años. Esto es
absolutamente incoherente: ¿cómo vas a tener aún cuarenta afios?".
Nasrudín dijo: "Soy un hombre consecuente. Cuarenta una vez, cuarenta siempre.
¡Cuando contesto una vez he contestado para siempre! No puedes despistarme. Tengo
cuarenta años, y siempre que me lo preguntes, tendrás la misma respuesta. Soy un hombre
que siempre es consecuente".
Un hombre consecuente está muerto. Sólo si estás muerto puedes seguir teniendo
cuarenta años, entonces no hay necesidad de cambiar. Un muerto nunca crece, y no puedes
encontrar personas más muertas que los pundits, los eruditos, las personas informadas. Un
hombre iluminado vive en el momento: si preguntas, responde, pero no tiene respuestas
fijas; él es la respuesta. De forma que lo que sea que sucede en ese momento, sucede, él
no lo manipula, no piensa en ello: alguien pregunta, y todo su ser responde. En ese mo -
mento daba la casualidad de que Tozan estaba pesando lino, y en ese momento daba la
casualidad de que el lino pesaba cinco libras, y cuando este monje pregun tó: "¿Qué es
Buda?", en el ser de Tozan la realidad eran cinco libras: estaba pesando; en el ser de Tozan,
cinco libras eran el hecho. Simplemente dijo: Cinco libras de lino.
Parece absurdo en apariencia. Profundizando más se encuentra una coherencia que no
es la congruencia lógica, y encuentras una coherencia que no es la de la mente, sino la del
ser. Comprende, intenta comprender la diferencia si la próxima vez Tozan está cavando un
hoyo en el jardín, y al preguntarle, "¿Qué es Buda?", te responde: "Mira este hoyo. Está listo;
ahora se puede plantar el árbol". En otra ocasión, si va de paseo con su bastón, puede que
diga: "Este bastón".
Lo que sea en el momento será la respuesta, porque un Buda vive momento a
momento; y si empiezas a vivir momento a momento, te conviertes en un Buda.
Ésta es la respuesta: vive momento a momento y serás un Buda. Un Buda es alguien
que vive momento a momento, que no vive en el pasado, que no vive en el futuro, que vive
aquí, ahora. EL ESTADO DE BUDA ES LA CUALIDAD DE ESTAR PRESENTE AQUÍ Y AHORA. No
es una meta, no necesitas esperar, puedes llegar a ser justo aquí y ahora.
Hablando soy Buda, porque sólo el hablar está sucediendo. Si sólo está sucediendo el
escuchar ahí al otro lado, en ti, eres un Buda al escuchar. Trata de conseguir un vislumbre
del momento, este momento. En este momento Tozan no está pesando lino; Tozan os está
hablando. En este momento no has preguntado, "¿Qué es Buda?", pero la pregunta está ahí
la formules o no. La pregunta sigue dando vueltas y más vueltas en la mente: ¿Qué es la
Verdad? ¿Qué es Buda? ¿Qué es el Tao?, la preguntes o no, la pregunta es esa. Tú eres la
pregunta. Puedes despertar en este momento. Puedes mirar, puedes agitar un poco la
mente, crear una discontinuidad, y de pronto comprendes lo que Arthur Koestler no
comprendió. Si tú también eres demasiado inteligente, no lo entenderás. No seas dema-
siado inteligente, no te pases de listo, porque hay una sabiduría que sólo alcanzan los que
se vuelven como tontos; hay una sabiduría que sólo alcanzan los que se vuelven como
locos; hay una sabiduría que sólo se alcanza cuando pierdes tu mente.
Tozan es bello, si sabes verlo, y si puedes ver que la respuesta no es absurda, lo has
visto, lo has comprendido. Pero si la comprensión es intelectual, no servirá de mucho. Te lo
he explicado, lo has entendido, pero si la comprensión se reduce al intelecto -comprender
con la mente- de nuevo yerras. Puede que Koestler esté en contra del Zen y puede que tú
estés a favor, pero ambos erráis. No es cuestión de estar a favor o en contra, es cuestión de
comprensión no mental.
Si surge de tu corazón, si lo sientes, si no lo piensas, si toca todo tu ser, si te penetra,
si no es sólo algo verbal, si no es una filosofía, sino que se convierte en una experiencia, te
transformará.
Estoy hablando de estas historias para producirte una conmoción que te saque de tu
mente, para bajarte un poco hacia el corazón, y si estás preparado, aún más abajo, hacia el
ombligo.
Cuanto más bajas, más profundo llegas... y en el fondo, profundidad y altura son lo
mismo.
Capítulo 9
8 de Noviembre, 1974
Jesús solía decir a sus discípulos, y no sólo una, sino muchas veces: "Si tenéis ojos,
¡mirad! Si tenéis oídos, ¡oídme!".
Ellos tenían ojos igual que tú y tenían oídos igual que tú. Así que Jesús quería decir
otra cosa: no estos oídos, no estos ojos.
Hay una forma diferente de ver el mundo y una forma diferente de oír, una forma de
ser diferente.
Cuando se tiene esa diferente cualidad de ver, se ve a Dios; cuando se tiene esa
diferente cualidad de oír, se oye a Dios, y cuando tienes esa diferente cuali dad de ser, te
conviertes en Dios mismo.
Tal como eres, estás sordo, mudo, ciego, casi muerto. Sordo a Dios, mudo a Dios, ciego
a Dios, muerto a Dios.
Nietzche proclamó que Dios está muerto. En realidad, si tú estás muerto, ¿cómo va
estar vivo Dios para ti? Dios está muerto porque tú estás muerto. Sólo pue des conocer a
Dios cuando vives abundantemente, cuando tu vida es rebosante, cuando es un torrente.
En ese rebosante momento de dicha, vida y vitalidad, por primera vez sabes lo que es Dios,
porque Dios es el fenómeno más espléndido y rebosante.
Dios no es una necesidad para este mundo. Las leyes científicas sí son una necesidad:
sin ellas el mundo no puede existir. Dios, en este sentido, no es necesario. El mundo puede
existir sin Él, pero no tendrá ningún valor. Sin Él puedes existir, pero tu existencia será una
existencia vegetal. Sin Él puedes vegetar, pero no puedes estar realmente vivo.
Dios no es una necesidad, puedes existir sin él; pero tu existir no tendrá ningún
significado, no portará ningún significado en absoluto, no tendrá ninguna poesía, no tendrá
ninguna canción, no tendrá ninguna danza. No será un misterio. Puede que sea una aritmé -
tica, puede que sea un negocio, pero no puede ser una historia de amor.
Sin Dios, todo lo que es bello desaparece, porque la belleza sólo llega como un
desbordamiento; es un lujo. Observa un árbol: si no lo has regado bien, si el árbol no se
nutre adecuadamente del suelo, puede sobrevivir, pero no brotarán flores. La Existencia
estará ahí, ¡pero en vano! Hubiera sido mejor no existir, por que de este modo habrá una
constante frustración. Al árbol sólo pueden brotarle flores cuando tiene tanto que puede
compartir, y tiene tanta nutrición que puede florecer. ¡Florecer es un lujo! El árbol tiene
tanto que se lo puede permitir.
Yo os digo que Dios es el mayor lujo del mundo. Dios no es necesario; puedes vivir sin
Él. Puedes vivir pero te faltará algo, sentirás un vacío en el corazón. Te parecerás más a una
herida que a una fuerza viva; sufrirás. No puede haber ningún éxtasis en tu vida.
Pero, ¿cómo encontrar este significado, este éxtasis? Necesitarás una forma de mirar
distinta. Ahora mismo estás ciego. Por supuesto, puedes ver la materia, pero la materia no
es una necesidad. Puedes ver muy bien el árbol, pero te perderás las flores; e incluso si
puedes ver las flores, te perderás la fragancia. Tus ojos sólo pueden ver la superficie: te
perderás el centro, el núcleo. De ahí que Jesús siga diciendo que eres un ciego, que estás
sordo; eres mudo, porque si no se Le ha visto, ¿qué se puede decir? Si no se Le ha oído,
¿qué se puede transmitir y comunicar? Si no ha sucedido esa poesía, ¿qué se puede cantar?
Puede que hagas gestos con la boca, pero no saldrá nada de ella, porque, para empezar, no
había nada en ella.
Cuando un hombre como Jesús habla, está poseído; algo más grande que él habla a
través de él. Cuando un hombre como Buda habla no es Gautama Siddhartha nacido hijo de
un rey; no, ya no es eso. Ya no es el cuerpo que puedes ver y tocar, ni siquiera es la mente
que puedes conocer y comprender. Ha entrado algo del más allá, algo que no es del tiempo
y del espacio ha entrado en el tiempo y el espacio. Ha sucedido un milagro. Él no os está
hablando, él es sólo un vehículo; hay otra cosa fluyendo a través de él, él es sólo un
médium. Él te trae algo de la Orilla Desconocida. Sólo entonces puedes cantar: cuando ha
sucedido el éxtasis. De otra forma puedes cantar, pero será superficial. Puedes hacer
mucho ruido, pero el ruido no es hablar. Puedes usar muchas palabras, pero estarán vacías.
Puedes hablar demasiado, pero en realidad, ¿cómo puedes hablar?
El primer día que Mahoma entró en contacto con lo Divino, cayó al suelo, empezó a
tener escalofríos,
temblores y sudores, y la mañana era tan fría como esta mañana. Estaba solo, y hasta los
mismísimos poros de las plantas de sus pies comenzaron a sudar; estaba asustado. Algo
desconocido le había tocado y asustado terriblemente. Se fue corriendo a su casa y se
metió en la cama. Su mujer estaba muy asustada. Le taparon con muchas mantas, pero él
seguía temblando, y su esposa le preguntó: "¿Qué ha sucedido? Tus ojos parecen aturdidos;
¿y por qué no hablas? ¿Por qué te has quedado mudo?". Y se cuenta que Mahoma dijo: "Por
primera vez hay algo que decir. Hasta ahora he sido un mudo; no había nada que decir,
estaba haciendo gestos con la boca. Hablaba, pero sólo se movían mis labios, no había
nada que decir. Ahora hay algo que tengo que decir, por eso estoy temblando tanto. Estoy
preñado de lo Desconocido, de lo Divino. Algo va a nacer".
Y esto trae sufrimiento, como sabe toda madre. Si tienes que dar a luz a un niño,
tienes que pasar por muchos días de dolor, y cuando sucede el nacimiento hay mucho
sufrimiento. Cuando entra la vida, es una lucha.
Durante tres días, se dice, Mahoma permaneció en cama, absolutamente mudo.
Luego, poco a poco, igual que un niño pequeño, empezó a hablar, comenzó el habla. Y
entonces nació el Corán.
Estás mudo. Puede que digas muchas cosas, pero recuerda: hablas demasiado para
ocultar tu mudez. Hablas, no para comunicarte, sino sólo para ocultar, para ocultar el hecho
de que eres mudo. La próxima vez que hables con alguien, observa: ¿por qué estás hablan-
do? ¿Por qué eres tan verbal? ¿Qué necesidad hay? De pronto te darás cuenta de que el
miedo es éste: si permanezco callado el otro pensará que estoy mudo, que soy tonto. Así
que hablas tan sólo para ocultar este hecho, y aunque sabes que no hay nada que decir,
sigues hablando.
Una vez estuve en casa de una familia. Estaba sentado con el hombre de la casa, mi
anfitrión, cuando entró el hijo, un niño pequeño, y le preguntó a su pa dre si le respondería
algunas preguntas.
El padre dijo: "Estoy ocupado; ve y pregunta a tu madre".
El niño dijo: "¡Pero no quiero saber tanto! Porque si ella se pone a hablar es
interminable, y tengo que hacer los deberes".
La gente habla y habla y habla sin saber por qué están hablando. ¿Para qué? ¿Qué
tienen que comunicar? Es sólo para ocultar su mudez, su estupidez.
La gente va de aquí para allá, de esta ciudad a esa; viajan y van de vacaciones a los
Himalayas o a Suiza, ¿por qué todos estos viajes, este movimiento? Quieren sentir que
están vivos.
Pero el movimiento no es la vida. Por supuesto, la vida tiene un movimiento muy
profundo, pero el movimiento no es la vida. Puedes mudarte de una ciudad a otra, y puedes
cubrir toda la Tierra, pero ese movimiento no es la vida. La vida es, por supuesto, un mo -
vimiento muy sutil: el movimiento de un estado de consciencia a otro.
Cuando la gente se estanca, comienza a moverse externamente. El americano se ha
convertido ahora en el viajero auténtico; viaja por todo el mundo de una esquina a la otra,
porque la consciencia americana está tan estancada en alguna parte que si alguien
permanece en un lugar se siente muerto. ¡Así que muévete! Muévete de una esposa a otra,
muévete de un trabajo a otro, muévete de un barrio a otro, muévete de una ciudad a otra.
Nunca en la historia del hombre había sucedido esto. En América, el promedio de tiempo
que una persona permanece en una ciudad es de tres años; la gente se muda antes de tres
años, y esto es sólo la media. Hay gente que se muda cada mes: siguen cambiando, de
ropa, coches, casas, esposas, maridos; de todo.
Una vez, una actriz de Hollywood estaba presentando a su hijo a su nuevo marido.
Dijo: "Te presento a tu nuevo padre".
El niño dijo: "Hola, encantado de conocerte. ¿Quieres firmar en mi libro de visitantes?".
Le habían presentado a tantos nuevos padres...
Tienes que cambiarlo todo para sentir que estás vivo. Una búsqueda febril de la vida.
Por supuesto, la vida es un movimiento, pero no de un lugar a otro; es un movimiento
de un estado a otro. Es un profundo movimiento interno de una consciencia a otra
consciencia, a reinos del ser más elevados. Si no, estás muerto. Tal como eres, estás muer-
to.
De ahí que Jesús diga: "¡Escuchad!, si tenéis oídos. ¡Ved!, si tenéis ojos". Primero hay
que comprender esto, entonces esta historia resultará más fácil.
Luego, lo segundo: ¿Por qué estás tan muerto? ¿Por qué estás tan mudo, ciego, sordo?
Debe de haber algo, debe de haber alguna compensación por ello; de otra forma, tantas
personas, millones no podrían estar en tal estado. Debe de compensarte en algo, debes
estar consiguiendo algo con ello, si no, ¿cómo es posible que Budas y Krishnas y Cristos
sigan diciendo, "¡No estés ciego, no estés sordo, no estés mudo! ¡Vive! ¡Estate alerta,
despierto!", sin que nadie les escuche? Incluso si te atraen intelectualmente, nunca les
escuchas. Incluso si en algunos momentos sublimes de la vida sientes que tienen razón,
nunca les sigues. Incluso si a veces decides seguirles, siempre lo dejas para mañana, y
mañana no llega nunca. ¿Cuál es esa profunda compensación por ello?
Justo la otra noche estuve hablando con un amigo. Es un hombre muy educado, culto,
ha viajado por todo el mundo; ha vivido en la Unión soviética y en el Reino Unido y en los
Estados Unidos; ha estado en China, y esto y lo otro. Al escucharle sentí: ¡Está com-
pletamente muerto! Y entonces me preguntó "¿Qué solución sugieres?, porque la vida tiene
tantos sufrimientos y miserias, tantas injusticias, tantas cosas que te hieren. ¿Cómo vivir la
vida para no sentirse herido, para que la vida no pueda crear tantas heridas en tu ser?,
¿qué hacer?
Así que le dije que hay dos caminos: uno -que es más fácil pero a un precio muy alto-
es volverse muerto, volverse tan insensible como sea posible. Porque si eres insensible y
haces crecer una gruesa piel a tu alrededor, una armadura, entonces no te preocupas
mucho, nadie puede herirte. Si alguien te insulta, tienes una piel tan gorda que no entra
nada. Hay injusticia, pero tú simplemente nunca te das cuenta de ello.
Éste es el mecanismo de tu estado agónico. Si eres más sensible, te sentirás más
herido. Entonces, cada pequeña cosa se convertirá en un dolor, un sufrimien to, y será
imposible vivir; y uno tiene que vivir. Hay problemas, y hay millones de personas con
violencia, que sufren, por todas partes. Paseas por la calle y hay mendigos; tienes que ser
insensible, de otra forma, todo se convierte en un sufrimiento, en una pesada carga sobre
ti. ¿Por qué estos mendigos? ¿Qué han hecho para sufrir esto? Y de alguna forma sentirás
en el fondo: Yo también soy responsable. Así que simplemente pasas al lado del mendigo
como si fueses sordo, mudo, ciego; no miras.
¿Has mirado alguna vez a un mendigo? Puede que hayas visto a un mendigo, pero
nunca has mirado a un mendigo. Nunca te has encontrado con él, nunca te has sentado con
él, nunca has tomado su mano en la tuya, sería demasiado.
De forma que si estás abierto hay peligro. Y tienes que pensar en tu esposa, no en
este mendigo; tienes que pensar en tus hijos. Así que cada vez que hay un mendigo, tu
velocidad se hace mayor, andas más deprisa, no miras hacia ese lado. Si realmente miraras
al mendigo sentirías toda la injusticia de la vida, sentirías todo el sufrimiento, iY sería
demasiado! Sería imposible soportarlo, tendrías que hacer algo, ¿y qué puedes hacer? Justo
el otro día un sannyasin vino a mí y me dijo que estaba muy alterado, porque cuando
cruzaba la carretera un camión casi mató a un perro. El perro estaba ya en mal estado -ya le
habían aplastado anteriormente dos de sus patas. Con sólo dos patas el perro intentaba
vivir, y entonces ese camión le pilló de nuevo. Al sannyasin le dio lástima, sintió compasión;
tomó al perro en sus manos y entonces vio que había un agujero en su espalda, iY millones
de gusanos! Quería ayudarle, pero, ¿cómo? Y se alteró tanto que no pudo dormir, tuvo
pesadillas, y el perro le obsesionaba continuamente. "No he hecho nada, tengo que hacer
algo. Pero, ¿qué hacer?". Incluso llegó a su mente la idea de matar al perro, porque eso era
lo único que se podía hacer ahora. Con tantos gusanos, el perro no podía vi vir. Y su vida
sería un sufrimiento, así que era mejor matarlo. Pero matar, ¿no sería eso violencia? ¿No
sería eso asesinato? No sería eso un karma? Así que, ¿qué hacer? ¡No puedes ayudarle!
Entonces, el mejor camino es ser insensible.
Hay perros y hay camiones, y las cosas siguen ocurriendo, así que vas a lo tuyo y no
miras alrededor. Es peligroso mirar, así que nunca usas tus ojos al cien por cien. Los
científicos dicen que usamos sólo un dos por ciento de su capacidad. En un noventa y ocho
por ciento, cierras los ojos. En un noventa y ocho por ciento cierras los oídos; no escuchas
todo lo que está sucediendo a tu alrededor. En un noventa y ocho por ciento, ni vives.
¿Has observado cómo sientes miedo cada vez que estás en una relación amorosa o
cada vez que el amor permanece? De pronto te invade el miedo, porque siempre que amas
a una persona te entregas a ella. Y entregarse a una persona es peligroso, porque el otro
puede herirte. Has bajado tu protección. No tienes ninguna armadura. Siempre que amas
estás abierto y vulnerable, ¿y quién sabe? ¿Cómo creer en el otro cuando el otro es un
extraño? Puede que le hayas conocido durante muchos años, pero eso no cambia nada. Ni
siquiera te conoces a ti mismo, ¿cómo vas a conocer al otro? El otro es un extraño. Y
permitir que el otro entre en tu vida íntima significa permitirle que te hiera.
La gente se ha vuelto temerosa del amor; es mejor ir a una prostituta que tener una
amada. Es mejor tener una esposa que tener una amada; porque la esposa es una
institución. Tu esposa no puede herirte, porque nunca la amaste. Fue preparado: tu padre y
tu madre y el astrólogo... todo el mundo estaba interesado menos tú. Es un arreglo, un
arreglo social. No hay mucho de ti en ello. La cuidas, la provees de comida y cobijo. Ella se
hace cargo; prepara la casa, la comida, cuida de los niños: es un arreglo, algo práctico. El
amor es peligroso, no es un negocio, no es un trato. En el amor das poder a la otra persona,
poder completo sobre ti. El otro es un extraño y, ¿quién sabe? Siempre que confías en
alguien, el miedo se agarra.
Algunos vienen a mí y dicen: "Nos entregamos a ti", pero yo se que no pueden. Es casi
imposible. Nunca han amado, ¿cómo van a entregarse? Hablan sin saber lo que están
diciendo. Están casi dormidos. Están hablando en sueños, no lo dicen en serio, porque en-
trega significa que si yo digo: "¡Sube a la cima de la colina y salta!", no puedes decir no.
Entrega significa que se ha dado poder total al otro: ¿cómo puedes dar eso?
La entrega es como el amor, por eso digo que sólo los amantes se pueden hacer
sannyasins, porque ellos saben un poco cómo entregarse.
El amor es el primer paso hacia lo Divino. La entrega es el último. y el viaje entero son
dos pasos.
Pero tienes miedo. Te gustaría tener control sobre tu vida; no sólo eso: te gustaría
controlar también la vida del otro. De aquí la continua discusión entre maridos y esposas y
amantes. Discusión continua, conflicto. ¿Cuál es el conflicto? El conflicto es: ¿quién domi-
nará a quién? ¿Quién poseerá a quién? Hay que dirimirlo primero.
Esto no es entrega, sino dominación, ¡justo lo contrario! Cuando dominas a una
persona no hay miedo, cuando amas a una persona hay miedo; porque en el amor te
entregas y das poder total al otro. Ahora el otro puede herir, el otro puede rechazar, el otro
puede decir no. Por eso vives sólo en un dos por ciento y no en un cien por cien. En un
noventa y ocho por ciento estás muerto, insensible. Y la insensibilidad, la mori bundez, es
muy respetada por la sociedad. Cuanto más insensible seas, más te respetará la sociedad.
Lokmanya Tilak fue uno de los grandes líderes indios, era un hombre cumbre
justamente antes de que Gandhi tomase las riendas y dominase la escena, y vivió
precisamente en Poona. Se dice de él que era un hombre disciplinado, y los hombres
disciplinados siempre están muertos, porque la disciplina no es otra cosa que
embotamiento. Estaba sentado en su oficina, donde publicaba un periódico, Kesari -que aún
se publica-, cuando alguien le comunicó: "Su esposa ha muerto, ¡vaya a casa!". Al oír esto,
miró al reloj que había a su espalda, y dijo: "Pero aún no es la hora. Salgo de la oficina a las
cinco".
Examina la cuestión. ¿Qué tipo de intimidad, qué tipo de amor, qué tipo de cuidados y
de compartir había allí? Este hombre se preocupaba por su trabajo, este hombre se
preocupaba por la hora, pero no por el amor. Parece casi imposible que cuando alguien dice
que tu esposa ha muerto, mires al reloj y luego digas: "Aún no es la hora. Salgo de la oficina
a las cinco". Y lo más asombroso del caso es que todos sus biógrafos aprecian mucho este
incidente. Dicen: "¡Esto es devoción al país! Así es como debería de ser un hombre
disciplinado". Piensas que esto es desapego. Esto no es desapego. Esto no es devoción a
nada. Es simplemente embotamiento, insensibilidad. Y alguien que es insen sible hacia su
esposa, ¿cómo va a ser sensible hacia el país entero? Imposible.
Recuerda: si no puedes amar a una persona, no puedes amar a la humanidad.
Eso puede ser un truco. Los que no pueden amar a personas -porque es muy peligroso
amar a una persona- piensan que aman a la humanidad. ¿Dónde está la humanidad?
¿Puedes encontrarla en alguna parte? Es sólo una palabra. La humanidad no existe en nin -
gún sitio. Dondequiera que vayas encontrarás que existe una persona. La vida es personas,
no la humanidad. La vida siempre está personificada, existe como individuo. La sociedad, el
país, la humanidad, son sólo palabras. ¿Dónde está la sociedad? ¿Dónde está el país, la
"madre tierra"? ¿No puedes amar a una madre y amas a la "madre tierra"? Debe haber un
engaño por alguna parte. Pero la palabra es buena: madre tierra. No necesitas preocuparte
por la madre tierra, porque la madre tierra no es una persona, es una ficción de tu mente.
Es tu propio ego.
Puedes amar a la humanidad, puedes amar a la madre patria, puedes amar a la
sociedad, y no eres capaz de amar a una persona. Porque una persona crea dificultades. La
sociedad nunca te creará ninguna dificultad porque es sólo una palabra. No necesitas entre-
garte a ella. Puedes dominar el mundo, la ficción, pero no puedes dominar a una persona.
Incluso con un niño pequeño es imposible, no puedes dominarle porque tiene su propio ego,
tiene su propia mente, tiene sus propias maneras. Es casi imposible dominar a la vida, pero
las palabras pueden ser dominadas fácilmente, porque ahí estás solo.
La gente que no puede amar a una persona comienza a amar a Dios. No saben lo que
hacen.
Hablar con una persona, comunicarse con una persona, es un asunto difícil. Se
necesita habilidad, se necesita un corazón muy amoroso, se necesita un corazón muy
sabio, un corazón que comprenda. Sólo entonces puedes tocar a una persona, porque tocar
a una persona es entrar en terreno peligroso: la vida está también latiendo ahí. Y cada
persona es tan única que no puedes actuar mecánicamente. Tienes que estar muy alerta y
atento. Si amas a una persona tienes que volverte más sensible, sólo entonces surge la
comprensión.
Pero amar a un dios que está sentado en el cielo es un monólogo. Vete a las iglesias:
la gente está hablando con nadie. Están tan locos como la gente que encuentras en los
manicomios. La única diferencia es que aquella locura es aceptada por la sociedad y esta
otra locura no. Vete a un manicomio: encontrarás a gente hablando sola, no hay nadie con
ellos. No sólo dicen algo, también responden. Hacen que parezca un diálogo; pero es un
monólogo. Luego vete a las iglesias y a los templos; hay gente hablando con Dios. Eso
también es un monólogo, y si se vuelven realmente locos empiezan a hacer las dos cosas:
dicen algo y también responden, y sienten que es Dios quien ha respondido.
No puedes amar a Dios a no ser que hayas aprendido a amar a una persona. Si amas
a una persona, poco a poco esa persona se convierte en la puerta al Todo. Pero hay que
empezar con una persona, con lo pequeño, con lo atómico. No puedes dar el salto. El
Ganges no puede simplemente saltar al océano, tiene que empezar en el Gangotri, un
pequeño arroyo; luego se hace más y más amplio y más y más grande, y luego finalmente
se funde con el océano.
El Ganga, el Ganges del amor, también tiene que empezar como un pequeño arroyo,
con personas, para luego hacerse más y más grande. Una vez que conoces su belleza, la
belleza de la entrega, la belleza de la inseguridad, la belleza de estar abierto a todo lo que
la vida da -dicha y sufrimiento, todo- entonces te vuelves más y más grande, y te expandes
hasta que la consciencia se convierte finalmente en un océano. En tonces desembocas en
Dios, en lo Divino.
Debido al miedo creas insensibilidad, y la sociedad lo respeta. La sociedad no quiere
que estés muy vivo porque las personas que están vivas son rebeldes.
Mira a un niño pequeño. Si está realmente vivo será rebelde, intentará ir a su manera.
Pero si es un
mudo imbécil, un idiota, estancado de algún modo en alguna parte, sin crecer, se sentara
en un rincón perfectamente obediente. Le dices que vaya y él va; le di ces que venga y
viene. Le dices que se siente, y se sienta; le dices que se levante, y se levanta. Es perfec -
tamente obediente porque no tiene personalidad propia. A la sociedad, a la familia, a los
padres, les gusta este niño. Dirán: "Mira; es tan obediente...".
Una vez Mulla Nasrudín estaba hablando con su hijo, que había llegado con las notas
de la escuela. Mulla esperaba que recibiría una A, y recibió una D. De hecho, era el último
de la clase. Así que Nasrudin le dijo: "Mira, nunca me obedeces; desobedeces a todo lo que
te digo; éste es el resultado. Y mira al hijo de los vecinos: siempre recibe una A, siempre es
el primero de la clase". El niño miró a Nasrudín y respondió: "Pero ese es un asunto distinto;
él tiene padres con talento". Este niño está muy vivo, pero tiene su propia forma de ser.
La obediencia lleva consigo una cierta estupidez, la desobediencia lleva una
inteligencia afilada. Pero se ensalza la obediencia porque crea menos molestias. Por
supuesto, eso es verdad: la desobediencia crea molestias. Te gustaría un niño muerto
porque él no crea ninguna molestia. No querrías un niño vivo: cuanto más vivo, más peligro
hay.
Padres, sociedades, escuelas, todos ellos fuerzan la desobediencia, te atontan; y luego
se respeta a esa gente. Es por eso que en la vida nunca ves realizarse a los que eran los
primeros en las escuelas, las universidades; están simplemente perdidos en la vida. En la
vida nunca les encuentras. Prueban que tienen mucho talento en la escuela, pero, de
alguna forma, en la vida están perdidos.
Parece que los caminos de la escuela son distintos de los caminos de la vida. De algún
modo la vida ama a la gente viva, a los más vivos, a los más rebeldes; personas con
consciencia propia, ser y personalidad; personas que tienen sus propios caminos que
realizar, personas que no están muertas. Las escuelas prefieren justo lo contrario.
La sociedad entera- te ayuda a volverte mudo, sordo, ciego, muerto.
En los monasterios encontrarás personas muertas que son adorados como santos.
Vete a Benarés: encontrarás gente tumbada en camas de espinas o clavos que son
adorados como dioses. ¿Y qué han conseguido? Si miras sus rostros, no encontrarás caras
más estúpidas en ningún sitio. Una persona tumbada en una cama de espinas tiene que ser
estúpida.
Para elegir este tipo de vida tienes que ser estúpido. ¿Qué hará, que puede hacer
tumbado sobre los clavos? Tiene que volver insensible todo su cuerpo. Esa es la única
manera: no debe sentirlo. Poco a poco se vuelve insensible, de piel gruesa; entonces no im-
porta. Se convierte en una roca, completamente muerto. Y toda la sociedad le venera: es un
sabio, ha conseguido algo. ¿Qué ha conseguido? Ha conseguido estar más muerto que tú.
Ahora los clavos no importan porque el cuerpo se ha vuelto muerto.
Puede que no lo sepas, pero los fisiólogos dicen que hay muchos puntos en el cuerpo
que no están vivos; los llaman puntos muertos. En tu espalda hay muchos puntos muertos.
Dale una aguja a uno de tus amigos, o a tu esposa o tu marido, y dile que presione en tu
espalda en muchos puntos. Algunos los sentirás y otros no los sentirás. Algunos puntos
están muertos, de forma que cuando se clava la aguja no lo sientes.
Esta gente ha hecho de todo su cuerpo un punto muerto. Pero esto no es crecer, esto
es una regresión. Se están volviendo más materiales en vez de más divi nos, porque ser
divino significa ser perfectamente sensible, estar completamente vivo.
Así que ante la vida un camino es estar muerto: ¡es el más fácil! Es el que sigue todo
el mundo. La gente difiere en grados, pero a su propia manera, está haciendo esto.
Vuelves a casa temeroso de tu esposa; te vuelves sordo, no oyes lo que dice.
Empiezas a leer el periódico y lo pones de forma que no puedas verla. Te vuelves
sencillamante sordo a todo lo que está diciendo. De otra forma sientes: ¿Cómo puedo vivir
si la escucho? No ves que está chillando o llorando. sólo cuando ella te hace la vida casi
imposible, entonces miras, y es también una mirada enfadada.
Vas a la oficina, te mueves entre el tráfico, por todas partes tienes que crear una
especie de muerte a tu alrededor y así piensas que estás protegido. No te proteges, sólo
mueres.
Por supuesto, sufrirás menos, pero también vendrán a ti menos bendiciones, menos
dicha.
Cuando te vuelves como muerto, el sufrimiento es menor porque no puedes sentirlo;
la dicha también es menor porque tampoco puedes sentirla. Una persona que está
buscando una dicha más elevada tiene que estar preparada para sufrir. Puede que esto os
parezca una paradoja: un hombre del status de un Buda, un hombre que está Despierto, es
dichoso... absolutamente, y también sufre absolutamente. Por supuesto, es dichoso en su
interior, las flores siguen lloviendo allí, pero sufre por todo el mundo que le rodea. Tiene que
sufrir, porque si tienes sensibilidad para que las bendiciones te lleguen, el sufrimiento
también puede llegar hasta ti. Hay que elegir. Si eliges no sufrir, enton ces tampoco
alcanzarás la dicha. Porque ambos entran por la misma puerta.
Éste es el problema. Puedes cerrar tu puerta por miedo al enemigo, pero el amigo
también entra por la misma puerta. Y si la cierras completamente y la blo queas
completamente temeroso del enemigo, entonces tampoco puede entrar el amigo. Dios no
ha estado entrando en ti, tus puertas están cerradas. Puede que las hayas cerrado con el
Diablo, pero cuando las puertas están cerradas, están cerradas. Y el que siente el hambre,
la sed de encontrarse con lo Divino, tiene también que encontrarse con el Diablo. No
puedes seleccionar uno. Tienes que encontrarte con los dos.
Si estás vivo, la muerte será un gran fenómeno para ti. Si vives con totalidad morirás
con totalidad. Si vives al dos por ciento, morirás al dos por ciento. Tal como es la vida, así
será la muerte. Si la puerta está abierta para Dios, también está abierta para el Diablo.
Habéis oído muchas historias, pero no siento que hayáis comprendido: siempre que
Dios sucede, el Diablo sucede justo antes que Él, porque cada vez que se abre la puerta, el
Diablo se apresura a entrar primero.
Siempre tiene prisa, pero Dios no tiene prisa. Por ejemplo, cuando Jesús alcanzó la
Iluminación final. el Diablo le tentó durante cuarenta días. Cuando estaba meditando,
ayunando, en soledad, cuando Jesús estaba desapareciendo y estaba creando un espacio
para que viniese Cristo. el Diablo le tentó.
En esos cuarenta días el Diablo estuvo continua mente a su lado. Y le tentó muy
hermosamente y muy políticamente; él es el político más grande; todos los demás políticos
son sus discípulos. Así que muy diplomáticamente le dijo: "Muy bien, así que ahora te has
convertido en el profeta, y ya sabes que en las Escrituras se dice que siempre que Dios
elige a un hombre. y un hombre se convierte en un mesías, un profeta, se vuelve
infinitamente poderoso. Ahora eres poderoso. Si quieres, puedes saltar desde esta colina, y
aparecerán ángeles en el valle. Y si eres realmente un mesías, cumple lo que se dice en las
escrituras: ¡salta!".
La tentación era grande, y estaba citando las Escrituras. Los Diablos siempre citan,
porque para convencerte hay que introducir una Escritura. Los Diablos se saben todas las
Escrituras de memoria.
Jesús se rió y dijo: "Tienes razón pero en la misma Escritura se dice que no deberías
poner a Dios a prueba".
Luego un día, cuando tenía mucha hambre porque llevaba treinta días de ayuno,
volvió el Diablo. Recuerda: antes de que llegue Dios, llega el Diablo; en el momento que
abres la puerta él está ahí; y siempre es el primero en la cola... Dios siempre está rezagado
porque no tiene prisa. Dios tiene la eternidad para trabajar, el Diablo no, sólo momentos...
Si pierde, pierde, y una vez que un hombre se vuelve Divino, ya no puede ser herido... así
que tiene que encontrar momentos debiles. Cuando Jesús está desapareciendo y Cristo no
ha entrado: ese intervalo es el momento por el que puede entrar... Entonces el Diablo le
dijo: "Se dice en las Escrituras que cuando un hombre es elegido por Dios puede convertir
incluso las piedras en pan. Así que, ¿por qué estás sufriendo? Pruébalo, porque el mundo se
beneficiará con esto".
Esto es diplomacia. Dijo: "El mundo se beneficiará con esto".
Parece que es así como ha convencido el Diablo a vuestro Satya Sai Baba.
El mundo se beneficiará con esto porque cuando conviertas las piedras en pan, la
gente sabrá que eres un hombre de Dios. Vendrán corriendo, y entonces podrás ayudarles.
De otra forma, ¿quién vendrá y quién te escuchará?
Jesús dijo: "Tienes razón. Puedo convertirlas en pan; pero no yo, Dios puede convertir
las piedras en pan; pero cuando Él lo necesite me lo dirá, no es necesario que te preocupes.
¿Por qué te estás tomando tantas molestias?".
Cada vez que entres en meditación, lo primero que encontrarás en la verja, en el
mismo momento en que abras la puerta, será el Diablo, porque es por mie do a Él por lo que
has cerrado la puerta. Y recuerda...; pero primero os contaré una anécdota, entonces com -
prenderéis.
En una tienda habían anunciado una liquidación especial para Navidad,
concretamente de ropas y vestidos de señora, así que había una gran multitud de señoras.
Un hombre había ido porque su esposa, que estaba enferma, le obligó a ir porque ésta era
una oportunidad que no se podía perder. Así que él estuvo allí, como un caballero, durante
una hora, pero no pudo llegar al mostrador. Ya sabéis cómo son las señoras: chillando,
gritándose mutuamente, moviéndose desde cualquier parte, sin ninguna cola, etcétera; y el
hombre pensaba en una cola, así que se quedó allí. Pasó una hora y no se había acercado
nada al mostrador; entonces se puso a empujar y a gritar y a chillar, y empezó a entrar a la
fuerza entre la multitud.
Al acercarse al mostrador, una señora anciana gritó: "¡¿Qué?! ¡¿Qué está haciendo?!
¡Sea un caballero!".
El hombre dijo: "He sido un caballero durante una hora. ¡Ahora tengo que
comportarme como una señora! ¡Se acabó!".
Recuerda, el Diablo nunca se comporta como un caballero, se comporta como una
señora. Siempre es el primero en la cola. Y Dios es un caballero. Le es difí cil estar el primero
en la cola, y en el momento que abres la puerta, entra el Diablo. Y a causa del miedo que le
tienes, permaneces cerrado. Pero si no puede entrar el Diablo, tampoco puede entrar Dios.
Cuando te vuelves vulnerable, te vuelves vulnerable para ambos, para Dios y el
Diablo, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, el amor y el odio; te vuelves asequible a los
dos opuestos. Si has elegido no sufrir, estás cerrado a ambos.
Puede que no sufras pero tu vida es un aburrimiento, porque aunque no sufres tanto
como sufrirías si estuvieses abierto tampoco hay ninguna bendición. La puerta está cerrada:
no entra la mañana, ni el sol, ni la luna; no entra el cielo, ni el aire fresco, todo se ha vuelto
rancio. Y estás escondido ahí por miedo. No vives en una casa, la has convertido ya en una
tumba. Vuestras ciudades son cementerios, vuestras casas son tumbas. Toda tu forma de
vida es la de un muerto.
Se necesita valor para estar abierto, valor para sufrir, porque sólo entonces se hacen
posibles las bendiciones.
Ahora deberíamos intentar comprender esta bella anécdota.
Buda ha dicho que cuando te has salvado, lo único que se puede hacer es salvar a los
demás. Cuando tú has llegado, lo único que puedes hacer es difundirlo a los demás, porque
todo el mundo está esforzándose. Todo el mundo está en el Sendero dando traspiés, todo el
mundo está moviéndose, sabiéndolo o sin saberlo, y tú has llegado. Ayuda a los demás.
Y esto es también una necesidad, una necesidad interna de las energías del hombre
Iluminado, que aún vivirá algunos años; porque la Iluminación no es un destino, no está
fijada, no está causada. Cuando sucede, no es necesariamente el momento en el que
muere el cuerpo. No hay ninguna necesidad de que estas dos cosas sucedan a la vez. En
realidad, es casi imposible, porque la Iluminación es un fenómeno repentino y no causado.
Trabajas por ella, pero nunca sucede a causa de tu trabajo. Tu trabajo ayuda a crear la
situación, pero sucede mediante otra cosa: esa otra cosa es llamada gracia. Es un regalo de
Dios, no es un producto derivado de tus esfuerzos, éstos no la causan.
Por supuesto, tus esfuerzos crean una situación: abro la puerta y la luz entra. Pero la
luz es un regalo del sol. No puedo crear la luz con sólo abrir la puerta. El abrir la puerta no
es su causa. No abrir la puerta era un obstáculo, pero abrirla no es una causa, no puedo
causar la luz.
Si abres la puerta y es de noche, no entrará luz. Abrir la puerta no es crear luz, pero
cerrando la puerta obstaculizas. Así que todos los esfuerzos que haces por la comprensión
son sólo para abrir la puerta. La luz llega cuando llega. Tienes que permanecer con la
puerta abierta para que cuando sea que llegue, cuando sea que llame a tu puerta, te
encuentre allí y la puerta esté abierta para poder entrar. Es siempre un regalo. Y TIENE QUE
SER ASÍ, porque alcanzar lo Supremo mediante tus esfuerzos es un absurdo. Una mente
limitada haciendo esfuerzos; todos los esfuerzos serán fini tos. ¿Cómo va a suceder lo
infinito mediante esfuerzos finitos? La mente ignorante hace esfuerzos, esos es fuerzos
están hechos en la ignorancia; ¿cómo van a cambiar, a transformarse en Iluminación? No,
no es posible.
Haces esfuerzos, son necesarios, te preparan, abren la puerta, pero el acontecimiento
sucede cuando sucede.
Tú permaneces asequible. Dios llama muchas veces a tu puerta; el sol sale cada día.
Recuerda, en ninguna otra parte se dice lo que me gustaría deciros, aunque es una
ayuda. No se dice porque si lo malinterpretas puede convertirse en un obstáculo. Hay día
para Dios y también hay noche. Si abres la puerta por la noche, la puerta permanecerá
abierta, pero Dios no entrará. Pero cuando llega el día, si abres la puerta en el momento
adecuado, Dios entra inmediatamente.
Y tiene que ser así, porque toda la existencia tiene opuestos. Dios también está en un
período de descanso, cuando duerme. Si abres la puerta entonces, Él no en trará. Hay un
momento en el que está despierto, y se mueve. Tiene que ser así, porque toda energía se
mueve a través de dos opuestos, descanso y movimiento, ¡Y Dios es energía infinita! Tiene
movimientos y tiene un descanso. Por eso es necesario un Maestro.
Si lo haces por ti mismo, puede que estés esforzándote mucho y que no suceda nada,
porque no estás esforzándote en el momento apropiado. Estás trabajan do por la noche,
¡abres la puerta y sólo entra oscuridad! Asustado, la cierras de nuevo.
Abres la puerta y no hay más que enorme vacío. Te asustas, la cierras de nuevo, y una
vez que ves ese vacío, nunca lo olvidas; y tendrás tanto miedo que tardarás muchos años
en reunir valor para abrirla de nuevo. Porque una vez que ves el abismo infinito, cuando
Dios está dormido, cuando Dios está descansando, si ves ese momento de negatividad y
abismo y oscuridad ínfinitos, te asustarás: tanto que durante muchos años no harás otro
intento.
Siento que muchas personas tienen miedo, tienen miedo de entrar en meditación, y
se que en algún momento de su vida pasada hicieron algún esfuerzo y tuvieron un
vislumbre del abismo en el momento inapropiado. Puede que no lo sepan, pero está ahí, in-
conscientemente, de forma que cada vez que se acercan a la puerta y ponen la mano en el
asidero, y sienten que es posible abrirla, se asustan. Se echan atrás exactamente en ese
momento, retroceden corriendo, no la abren. Se apodera de ellos un miedo inconsciente.
Tiene que ser así, porque han estado esforzándose y luchando durante muchas vidas.
De ahí la necesidad de un Maestro que sepa, que haya llegado y que conozca el
momento adecuado. Él te dirá que hagas todos los esfuerzos cuando es la no che de Dios. Y
no te dirá que abras la puerta. Te dirá que te prepares en la noche, que te prepares tanto
como puedas, que estés listo; y cuando llegue la mañana y hayan entrado los primeros
rayos, te dirá que abras la puerta. ¡La Iluminación será repentina! Entonces es totalmente
diferente, porque cuando hay luz es totalmente diferente.
Cuando Dios está despierto no hay vacío. Es una plenitud; es plenitud perfecta, todo
está lleno. Más que lleno: es una perfección rebosante. Es la cumbre, no el abismo.
Si abres la puerta en el momento inapropiado, es el abismo. Te dará vértigo, tanto
vértigo que no volverás a intentado en muchas vidas. Pero sólo alguien que sabe, sólo
alguien que se ha hecho uno con Dios, sólo alguien que sabe cuándo es de noche y cuándo
es de día, puede ayudarte, porque ahora sucede también en él: tiene noche, tiene día.
Los hindúes tuvieron un vislumbre de esto y desarrollaron una bella concepoión: el día
de Brahma, el día de Dios. Cuando la creación está ahí lo llaman el día de Dios. Pero la
creación tiene un tiempo límite, y comienza la noche de Brahma, la noche de Dios, y la
creación se disuelve. Doce horas del día de Brahma es toda la creación. Luego, cansada,
toda la existencia desaparece en la no-existencia. Entonces, durante doce horas es la noche
de Brahma. Para nosotros son millones y millones de años, para Dios son doce horas, su día.
Los cristianos también tienen una teoría, o una hipótesis -porque todas las religiones
son teorías, hipótesis, ya que nada ha sido probado, nada puede ser probado por la
naturaleza del asunto... Dicen que Dios creó el mundo en seis días; luego, el septimo
descansó. Ellos también vislumbraron que incluso Dios debe descansar.
Ambas son sólo hipótesis, ambas son hermosas, pero trata de encontrar su esencia. La
esencia es que cada día de Dios consta también de noche y día. Y ca da día hay un
momento apropiado para entrar y un momento inapropiado; en el momento inapropiado es-
tás contra la pared, en el momento apropiado sencilla mente entrarás. A causa de esto, los
que han llamado en el momento inapropiado dicen que alcanzar la Iluminación es algo
gradual, lo alcanzas a grados; y los que han llegado a la puerta en el momento adecuado
dicen que la Iluminación es repentina, sucede en un instante.
Es necesario un Maestro para decidir cuando es el momento adecuado.
Cuando Vivekananda era un discípulo, un día alcanzó el primer vislumbre. Lo puedes
llamar satori, la palabra Zen para samadhi, porque es una visión momentánea, no algo
permanente. Es como si no hubiera nubes en el cielo, el cielo está claro y desde una dis -
tancia de mil millas tienes un vislumbre del Everest en toda su gloria, pero luego el cielo se
nubla y de nuevo se pierde el vislumbre. No es llegar, no has alcanzado el Everest, no has
alcanzado la cumbre, sólo tuviste un vislumbre desde mil millas; eso es el satori. El satori es
un vislumbre del samadhi. Vivekananda tuvo un satori.
En el ashram de Ramakrishna había mucha gente, trabajaba mucha gente. Un
hombre, su nombre era Carlo, un hombre muy sencillo, un hombre muy inocente, también
estaba trabajando a su manera. Ramakrishna, que era un hombre excepcional, aceptaba to-
das las técnicas, todos los métodos, y decía que todo el mundo tiene que encontrar su
propio Camino, que no hay Supercamino, y esto es bueno, de otra forma habría un
embotellamiento, así que es bueno; puedes caminar por tu propio sendero. No hay nadie
más para crear ningún problema o para abarrotarlo.
Este Carlo era un hombre muy snlcillo. Tenía al menos cien dioses. Los hindúes son
amantes de muchos dioses, uno no es suficiente para ellos. Así que en su lugar de
veneración ponen a este dios, y a ese dios, y todo lo que pueden encontrar, incluso
calendarios. No hay nada de malo en ello; si amas esto, está bien. Pero Vivekananda tenía
una mente lógica, un intelecto muy agudo. Siempre discutía con este Carlo, un hombre
inocente, y éste no podía contestar. Vivekananda decía: "¿Por qué esta tontería? Un Dios es
suficiente, y las Escrituras dicen que El es uno, así que, ¿por qué estos ciento y un dioses?".
Esos dioses tenían todo tipo de formas, y Carlo tenía que trabajar con ellos al menos tres
horas por la mañana y tres horas por la tarde. Se le iba todo el día en ello, porque tenía que
trabajar con cada dios y, no importaba lo rápido que trabajase, empleaba al menos tres
horas por la mañana y tres horas por la tarde. Pero era un hombre muy, muy silencioso, y
Ramakrishna le amaba.
Vivekananda siempre discutía: "Tira esos dioses!". Cuando tuvo un vislumbre de salori
se sintió muy poderoso. De pronto le llegó la idea de que con este po der, si simplemente
enviaba un mensaje telepático a Carlo -que a la sazón se encontraba en la hora de
adoración- para que llevase todos sus dioses al Ganges y los tirase, sucedería.
Simplemente envió el mensaje. Carlo era un hombre realmente sencillo. Recogió todos
sus dioses en una sábana y los llevó hacia el Ganges.
Ramakrishna regresaba del Ganges y le dijo: "¡Espera! No eres realmente tú el que los
está tirando. Vuelve a tu habitación y ponlos en su sitio". Pero Carlo dijo: "¡Basta! ¡Se
acabó!".
Ramakrishna dijo: "¡Espera y ven conmigo!". Llamó a la puerta de Vivekananda.
Vivekananda abrió la puerta y Ramakrishna le dijo: "¿Qué has hecho? Esto no está bien y
éste no es el momento adecuado para ti. Así que tomaré la llave de tu meditación y la
guardaré. Cuando llegue el momento adecuado te la daré".
Y durante toda su vida Vivekananda intento llegar al satari de millones de formas,
pero no pudo conseguir ese vislumbre de nuevo.
Justo antes de morir Ramakrishna, tres días antes, se le apareció en un sueño y le dio
la llave. Le dijo: "Ahora puedes tomar la llave. Ahora el momento ade cuado está aquí y
puedes abrir la puerta".
Y al día siguiente por la mañana tuvo un segundo vislumbre.
Un Maestro sabe cuándo es el momento adecuado y te dará la llave cuando el
momento haya llegado; entonces simplemente abres la puerta y lo Divino entra, porque si
abres la puerta y entra la oscuridad, parecerá la muerte, no la vida.
No hay nada de malo en ello, pero te asustarás, y te puede asustar tanto que puedes
cargar con ese miedo para siempre jamás.
Buda dice que cuando llega la Iluminación cesa el deseo, vasana; entonces esa puerta
se ha terminado, ese viaje ya no existe, ese escape ya no existe, y las ener gías que se
movían en el deseo se convierten en compasión, se convierten en karuna. Y sólo hay una
compasión: ayudar a los demás a alcanzar lo Supremo, porque no hay otra cosa que
alcanzar. Todo lo demás es basura. Sólo lo Divino merece la pena ser alcanzado. Si alcanzas
eso has alcanzado todo; si pierdes eso, lo has perdido todo.
Cuando uno se Ilumina vive durante algunos años antes de que el cuerpo complete su
círculo. Buda siguió viviendo durante cuarenta años, porque el cuerpo había tomado
impulso, el cuerpo había tomado cromosomas de los padres, tenía un círculo vital de su
propio karma pasado. Tenía que vivir ochenta años, Iluminado o no. La Iluminación le
sucedió cuando tenía alrededor de cuarenta años, así que vivió cuarenta años más.
¿Qué hacer ahora con la energía? Ya no hay deseos, ni ambición, y tienes infinitas
energías fluyendo. ¿Qué hacer con esas energías? Pueden ser transformadas en compasión.
Ya ni siquiera la meditación es necesaria: has llegado, estás rebosante, ahora puedes
compartir. Ahora puedes compartir con millones, puedes dar.
Así que Buda hizo de esto una parte básica de su enseñanza. A la primera parte se la
llama dhyana, meditación, y a la segunda parte prajna, sabiduría, logro. A través de la
meditación llegas a prajna. Éstos son tus fenómenos internos: primero meditación, luego
sabiduría. Un hombre Iluminado siempre está equilibrado: cuando no había meditación
dentro, por fuera había deseos; ahora que hay sabiduría dentro, hacia el exterior debería
haber compasión. Las energías externas deberían convertirse en compasión cuando las
energías internas se han convertido en sabiduría, en Iluminación. Iluminación dentro,
compasión fuera.
El hombre perfecto siempre está equilibrado.
De forma que Buda dice: "Sigue y sigue y ayuda a que la gente se salve".
Gensha se lamentó: ¿Cómo hacerlo si llegas a alguien que está sordo, mudo y ciego?,
y casi siempre te encuentras gente así, porque es la única que hay. No te encuentras con un
Buda, y de todos modos un Buda no te necesita. Te encuentras con una persona ignorante,
que no sabe qué hacer, que no sabe a dónde ir. ¿Cómo ayudarle?
Ummon era un discípulo hermano de Gensha: eran discípulos del mismo Maestro,
Seppo. ¿Qué hacer? Gensha le había dicho algo tan inquietante: ¿cómo ayudar a la gente?
Acudió a Ummon.
Gensha era un Maestro muy silencioso, mientras que Ummon era muy famoso; tenía
miles de discípulos y tenía muchas estratagemas para trabajar con ellos. Era un hombre
que, como Gurdjieff, creaba situaciones, porque sólo las situaciones pueden ayudar.
Si estás mudo, si estás sordo, la palabra no puede ayudar. Si estás ciego, los gestos
son inútiles. ¿Qué hacer entonces? Sólo las situaciones pueden ayudar.
Si estás ciego, no te puedo mostrar la puerta con un gesto, ¡porque no puedes ver!
¡No te puedo hablar de esa puerta porque estás sordo y no puedes escuchar! En realidad ni
siquiera puedes hacer la pregunta. "¿Dónde está la puerta?", porque estás mudo. ¿Qué ha -
cer? Hay que crear una situación.
Puedo tomarte de la mano, puedo llevarte con mi mano hacia la puerta. Pero no sirve
ningún gesto, ninguna palabra. Tengo que hacer algo; tengo que crear una situación en la
que el sordo, el mudo y el ciego puedan moverse.
Porque sabía bien que Gensha no diría mucho; no era hombre de muchas palabras y
nunca creaba ninguna situación; decía cosas y se mantenía en silencio. La gente tenía que
acudir a otros Maestros para preguntar qué quería decir. Era un tipo de hombre diferente,
un tipo de hombre silencioso, como Ramana Maharshi; no hablaba mucho. Pero Ummon era
como Gurdjieff; él tampoco era un hombre de palabras, pero creaba situaciones y usaba las
palabras sólo para crear situaciones.
Fue a consultar al Maestro Ummon, quien, al igual
que Gensha, era un discípulo de Seppo.
Y Seppo era totalmente diferente a ambos. Se dice que jamás habló. Permaneció
completamente en silencio, así que no tenía problemas: nunca se encontró con un sordo,
mudo y ciego, porque nunca se movió. Sólo las personas que estaban buscando, sólo las
personas cuyos ojos estaban abriéndose ligeramente, sólo las personas que estaban sordas
pero que si les hablabas alto podían escuchar, que estaban mudas pero que si forzabas una
situación podían decir algo... Es por eso por lo que muchas personas se Iluminaron cerca de
Seppo, porque los que ya estaban al borde llegaron a él.
Ummon y Gensha se Iluminaron con Seppo, un hombre totalmente silencioso, que
estaba siempre sentado y no hacía nada. Si querías aprender podías estar con él, si no
querías te podías ir. El no decía nada. Tú tenías que aprender, él no enseñaba. Él no era un
profesor, pero mucha gente aprendió.
El discípulo acudió a Ummon:
Le dijo: puedes ver mi bastón, así que una cosa es segura, no estás ciego. Ahora
acércate.
¿Qué sucedió? ¿Qué está indicando Ummon? Primero, está diciendo que si no es tu
problema, ¿por qué estar preocupado? Hay personas que vienen a mí... Vi no un hombre
muy rico, uno de los más ricos de la India, y dijo: "¿Qué pasa con los pobres? ¿Cómo ayu dar
a los pobres?". Así que le dije: "Si eres pobre, entonces pregunta. Si no, ¡deja que pregunten
los pobres! ¿Cómo es que es un problema para ti? Tú no eres pobre, así que, ¿por qué hacer
un problema de ello?".
Yo estaba presente un día en que el hijo de Mulla Nasrudín estaba trabajando
tenazmente con sus deberes, por supuesto refunfuñando. De pronto, levantó la mirada y
preguntó a su padre: "Papa, ¿para qué sirve todo este rollo de la educación?".
Nasrudín le respondió: "Bueno, no hay nada como la educación. Te hace capaz de
preocuparte por toda la gente del mundo excepto por ti mismo".
No hay nada como la educación. La educación simplemente te hace capaz de
preocuparte por situaciones de todas las partes del mundo, por toda la gente, excepto por ti
mismo.
Los problemas siempre han existido, siempre existiirán. No es porque tú estés aquí
que hay problemas en otra parte. Tú no existías, y ya existían; pronto no existirás, y
permanecerán ahí. Cambian de color, pero permanencen. El plan del universo es tal que
parece que mediante problemas y sufrimiento algo está creciendo. Parece ser un paso,
parece ser un aprendizaje necesario, una disciplina.
Lo primero que Ummon está señalando es: Tú no estás ni ciego, ni mudo, ni sordo, así
que, ¿por qué estás preocupado y por qué estás agitado? Tú tienes ojos, ¿por qué perder el
tiempo pensando en los ciegos? ¿Por qué no mirar a tu Maestro? Porque los ciegos siempre
existirán, pero tu Maestro no estará aquí por siempre. Tú puedes pensar y preocuparte en
cómo salvar a los ciegos y los sordos, pero el hombre que puede salvarte no estará aquí
para siempre. Así que preocúpate por tí mismo.
También mi experiencia es que la gente se preocupa sólo por los demás. Incluso una
vez un hombre me hizo exactamente la misma pregunta. Dijo: "Nosotros podemos
escucharte, pero, ¿qué pasa con los que no pueden venir a escuchar? ¿Qué hacer? Nosotros
podemos leerte"; dijo, "pero, ¿y los que no saben leer?".
Parecen preguntas pertinentes, pero están absolutamente fuera de lugar. ¿Por qué
estás tú preocupado? Si te preocupas así, entonces nunca te podrás Iluminar, porque una
persona que va gastando y disipando su energía en los demás nunca se mira a sí misma. En
realidad es un truco de la mente para huir de uno mismo: te sientes muy bueno porque te
estás preocupando por los demás. Eres un gran reformador social, o un revolucionario, o un
utópico; un gran servidor de la sociedad; pero, ¿qué estás haciendo? Simplemente estás
evitando la pregunta básica; es contigo con el que hay que hacer algo.
Olvídate de la sociedad entera y sólo entonces podrás hacer algo; y cuando tú estés
salvado, puedes empezar a salvar a los demás.
Pero antes de eso, por favor, no lo pienses, es imposible. Antes de estar curado no
puedes curar a nadie. Antes de que tú estés lleno de luz, no puedes ayudar a nadie a
encender su propio corazón. Imposible: sólo una llama encendida puede ayudar a alguien.
Primero conviértete en una llama encendida: eso es lo primero. Y lo segundo es: Ummon
creó una situación. Podría haber dicho esto, pero no lo dijo: creó una si tuación, porque sólo
en una situación te involucras totalmente. Si digo algo sólo se involucra el intelecto. Luchas
desde la cabeza; pero tus piernas, tu corazón, tus riñones, tu hígado, tu totalidad no está
involucrada. Pero cuando al monje le lanzarón un bastón, saltó totalmente. Entonces fue
una acción total; entonces no sólo la cabeza y las piernas, el riñón, el hígado, sino la
totalidad de él saltó.
Ese es todo el punto de mis técnicas de medita ción: todo tu ser tiene que vibrar,
saltar; todo tu ser tiene que bailar; todo tu ser tiene que moverse. Si simplemente te sientas
con los ojos cerrados, sólo la cabeza está involucrada. Puedes seguir y seguir dentro de la
cabeza -y hay mucha gente que continúa sentándose durante años seguidos, repitiendo un
mantra con los ojos cerrados. Pero un mantra se mueve en la cabeza; tu totalidad no está
involucrada: ¡y en la existencia está involucrada tu totalidad!
Tu cabeza está en Dios tan sólo en la misma medida en la que lo están tu hígado y tus
riñones y tus pies. Estás totalmente en Él, y la cabeza sola no puede darse cuenta de esto.
Cualquier cosa intensamente activa será útil. Inactivo, puedes simplemente seguir
divagando dentro de la mente. Y los sueños, los pensamientos, no tienen fin. Siguen
infinitamente.
Kabir dijo que hay dos infinitos en el mundo: uno es la ignorancia y el otro es Dios.
Hay dos cosas que no tienen fin: Dios no tiene fin, y la ignorancia tampoco. Puedes seguir
repitiendo un mantra, pero no servirá de nada a no ser que tu vida entera se convierta en
un mantra, a no ser que estés completamente involucrado en ello, sin reservar nada, sin
división. Eso es lo que hizo Ummon. Tiró un bastón al monje.
¿Qué está indicando? Está indicando esto: "Tú puedes comprender, así que, ¿por qué
perder el tiempo?". Luego le pregunta: "Bueno, ¿comprendes?". Ummon había terminado.
La situación estaba completa. Pero el discípulo no estaba listo todavía, aún no lo había
entendido. Preguntó, "¿Comprender qué, señor?",
Ahora todo estaba allí. Ummon había dicho todo lo que había que decir. Y había
creado una situación en la que no había pensamientos: cuando alguien te lanza un bastón,
saltas sin ningún pensamiento. Si piensas no puedes saltar, porque para cuando has deci -
dido saltar ya te ha pegado el bastón. No hay tiempo.
La mente necesita tiempo, para pensar se necesita tiempo. Cuando alguien te tira un
bastón, o te encuentras de repente una serpiente en el camino, ¡saltas! No piensas en ello,
no haces un silogismo, no dices: Aquí hay una serpiente; una serpiente es peligrosa; es
posible la muerte; debo saltar. Ahí no sigues a Aristóteles. Sencillamente pones todo
Aristóteles de lado: ¡saltas! No te importa lo que dice Aristóteles; eres ilógico. Pero siempre
que eres ilógico eres total.
Esto es lo que dijo Ummon. Saltas totalmente. Si puedes saltar totalmente, ¿por qué
no meditar totalmente?
Cuando te tiran un bastón, saltas sin preocuparte por el mundo. No preguntas: "Eso
está bien, pero, ¿y un ciego? Si tiras un bastón, ¿cómo ayudará eso a un ciego?". No haces
ninguna pregunta, simplemente saltas; simplemente lo esquivas. En ese momento desapa-
rece el mundo entero, sólo TÚ eres el problema. Y el problema está ahí, tienes que
resolverlo y salir de él.
"¿Comprendes?".
Aún no lo ha comprendido.
Una situación completa, no verbal, ilógica, total. Como si alguien le hubiera sacudido y
despertado. Se despertó; por un momento todo se volvió claro. Por un instante hubo un
relámpago, no había oscuridad. Sucedió el satori.
Ahora está ahí el sabor. Ahora el discípulo puede saborearlo. Ahora ha sabido y nunca
podrá olvidarlo. Ahora la búsqueda será totalmente diferente. Antes de esto, era la
búsqueda de algo desconocido, ¿y cómo puedes buscar algo desconocido? ¿Y cómo puedes
dejar toda tu vida por ello? Pero ahora será total, ahora no es algo desconocido: se le ha
dado un vislumbre. Ha saboreado el océano, quizá en una taza de té, pero el sabor es el
mismo. Ahora sabe. Fue realmente una pequeña experiencia, una ventana abierta, pero
todo el cielo estaba allí. Ahora puede salir de la casa, salir bajo el cielo y vivir en él. Ahora
sabe que la cuestión es individual.
No lo hagas social. La cuestión eres TÚ, Y cuando digo tú, quiero decir tú, cada
individuo, no como grupo, no como sociedad. Cuando quiero decir tú, simplemente quiero
decir TÚ, el individuo, y el truco de la mente es hacerlo social. La mente quiere preocuparse
por los demás y entonces elude el problema. Puedes posponer tus propios problemas: es así
como has estado desperdiciando tu vida durante muchas vidas. No la desperdicies más.
He estado manteniendo estas charlas, más sutiles que las de Ummon, pero si no me
escuchásis puede que tenga que encontrar cosas menos refinadas.
No pienses en los demás. Primero resuelve tus problemas, entonces tendrás la
claridad para ayudar también a los demás. Nadie puede ayudar a no ser que él mismo esté
Iluminado.
Capítulo 10
Viendo Doble
9 de Noviembre, 1974
"Lo primero que hay que comprender es que el monje es un curioso, no un buscador.
Si eres un buscador preguntas de distinta forma, preguntas con tu ser, te pones en juego a
ti mismo, te conviertes en un jugador apostando.
La curiosidad es sólo como un picor; sientes un picor sutil en la mente, pero no es
nada, no estás realmente interesado en ello, no eres sincero. Sea cual sea la respuesta, no
te preocupará, no te cambiará. Un hombre curioso es un hombre superficial.
No puedes hacer tales preguntas por curiosidad, tienes que hacerlas por una
búsqueda muy auténtica.
Cuando vas a un Maestro te sientes obligado a preguntár algo, si no pensarán que
eres tonto. Mucha gente viene a mí y yo se por qué preguntan. A veces simplemente lo
hacen por curiosidad: como han venido, tienen que preguntar, si no se pensará que son
tontos.
Y preguntando demuestran que son tontos, porque si la pregunta no ha salido
realmente de ti, si la pregunta no se ha convertido en un profundo interrogante, si la
pregunta no lo pone todo en juego, si el problema no es un problema de vida o muerte, si
no estás dispuesto a ser transformado por la respuesta, eres tonto si preguntas.
Y si no estás preguntando desde el corazón, es di fícil dar alguna respuesta; e incluso
si se da una respuesta, la malinterpretarás.
Este monje era un monje curioso y por eso en esta parábola no despierta. Hemos
estado estudiando muchas parábolas; cuando la búsqueda es auténtica, al final sucede el
satori, llega una cierta iluminación: de pronto el discípulo está alerta, como si alguien le hu -
biera sacudido y despertado; llega una claridad, quizá sólo durante una fracción de
segundo, pero las nubes se dispersan y se ve el cielo enorme. Las nubes volverán -ese no
es el problema- pero ahora sabes lo que es el cielo auténtico y llevarás esa semilla dentro
de ti.
Si se cuida adecuadamente, esta semilla se convertirá en un árbol, y miles de seres
podrán encontrar descanso y cobijo debajo de ti.
Pero si sólo eres curioso no sucederá nada. Si estás curioso, la pregunta no ha salido
del corazón, es un picor intelectual: y en la mente no se pueden sembrar semillas.
Jesús solía contar la parábola de un granjero que fue a sembrar y tiró las semillas aquí
y allá. Algunas cayeron en el camino: nunca germinaron, porque el camino era duro y las
semillas no pudieron penetrar en la tierra, no pudieron entrar en la zona más profunda, más
oscura de la tierra; porque sólo allí sucede el nacimiento. Sólo en la profunda oscuridad
comienza Dios a trabajar: su trabajo es secreto y oculto.
Algunas cayeron al lado del camino: germinaron, pero los animales las destruyeron.
Sólo algunas cayeron en el terreno adecuado: éstas no sólo germinaron, sino que
crecieron a su altura máxima, florecieron, llegaron a su plenitud; y cada semilla llegó a ser
millones de semillas.
Si preguntas por curiosidad, estás preguntando desde el camino: la cabeza es como
ese duro camino, tiene que serlo: tiene un tráfico tan constante... Tiene que estar muy dura,
casi como el cemento. Ni siquiera en las carreteras hay tanto tráfico como. en tu mente.
¡Tantos pensamientos yendo de aquí para allí a toda velocidad! Aún no hemos sido
capaces de inventar ningún vehículo más rápido que el pensamiento; nues tros vehículos
más veloces son nada ante el pensamiento. Los astronautas pueden llegar a la luna, pero
no pueden llegar con la velocidad del pensamiento, tardan cierto tiempo; pero tú puedes
llegar inmediatamente a la luna con el pensamiento. Para el pensamiento es como si el
espacio no existiera: en un momento puedo estar aquí, al momento siguiente en Londres y
al siguiente en Nueva York, y saltar muchas veces alrededor del mundo en un segundo. Hay
tanto tráfico que el camino es casi de cemento. Arroja algo ahí y nunca germinará.
La curiosidad viene de la cabeza. Preguntar así algo a un Maestro es como si te
hubieras encontrado con él en el mercado y le preguntases.
Conozco a este tipo de gente. Incluso en el anden, cuando iba a coger un tren, me
acompañaban y me preguntaban: “¿Y Dios? ¿Existe Dios?".
Esta gente son curiosos. ¡Y son tontos! Nunca hagas una pregunta por curiosidad,
¡porque ES INUTlL!: pierdes tu tiempo y haces que los demás pierdan el suyo.
Si el monje hubiera hecho a este Maestro la pregunta justo desde el corazón, el final
habría sido diferente. Entonces habría florecido el satori, habría habido una plenitud. Pero el
final no es así porque el principio fue incorrecto. Un Maestro te da una respuesta por
compasión, sabiendo bien que eres curioso; pero quizá, ¿quién sabe?, a veces suceden
accidentes y los curiosos se vuelven auténticamente interesados. Nunca se sabe.
Esto es absurdo, porque si realmente está ante tus ojos, entonces, ¿por qué busca la
gente, por qué pregunta la gente? ¿Y por qué no pueden ver por sí mismos?
Hay que comprender varias cosas. La primera es que cuanto más cerca está algo, más
difícil es verlo: si está cerquísima, es casi imposible, porque los ojos necesitan un cierto
espacio, perspectiva, para ver. Puedo veros, pero si me acerco más y más, todo se vuelve
borroso: vuestra cara será borrosa, las líneas perderán su forma; y si sigo acercándome y
acercándome hasta poner mis ojos sobre tu cara, no veré nada, tu cará se volverá una
pared. Pero aún puedo ver un poco porque habrá una pequeña distancia
Ni siquiera esa distancia existe entre tú y lo real.
Está tocando tus ojos, está tocando tu piel; no sólo eso, penetra en tu piel. Se mueve
en tu sangre. Late con tu corazón. ERES TÚ.
El Camino no sólo está frente a tus ojos: el Camino eres tú. Eres uno con él.
Así que, ¿cómo verlo? No hay ninguna perspectiva, ningún espacio. A no ser que
alcances una inteligencia clara, una claridad de entendimiento, no serás capaz de verlo. A
no ser que te vuelvas intensamente consciente, no serás capaz de verlo.
No hay distancia, así que las formas de ver ordinarias no servirán. Necesitas una
extraordinaria consciencia, estar tan extraordinariamente alerta que nada esté dormido en
ti.
De pronto se abre la puerta. El Camino está ahí, tú eres el Camino. Pero yerras porque
ya estaba ahí antes de que nacieras: naciste sobre el Camino, en el Camino, por el Camino,
del Camino; porque el Camino es la realidad.
Recuerda: este Camino no va a una meta, este Camino es la meta. Así que, en
realidad, no hay viaje, sólo estar alerta, sólo estar en calma, silencioso, sin hacer nada. Tan
sólo convirtiéndote en claridad, en consciencia, una fresca comprensión silenciosa.
Cuando estás curioso toda respuesta creará otra pregunta, porque la curiosidad nunca
puede ser satisfecha. La investigación sí, la investigación puede llegar a un fin, a una
conclusión; la curiosidad nunca, porque llevas de nuevo la misma mente curiosa a la res-
puesta, y surge una nueva pregunta de ella. Puedes satisfacer a alguien que realmente está
inquiriendo, pero no puedes satisfacer a alguien que está simplemente preguntando: "¿Por
qué no lo veo por mí mismo?".
Otra cosa: una persona curiosa en el fondo no está interesada en la realidad, sólo está
interesada en sí misma. Dice: "¿Por qué no lo veo por mí mismo? ¿Por qué puedes verlo tú y
yo no puedo verlo? No te puedo creer, no puedo confiar, y si está justo en frente de mis
ojos, entonces, ¿por qué no puedo verto?".
EL CAMINO ESTÁ AHÍ, y tú estás pensando en ti mismo: "¿Por qué no puedo ver?".
Nadie que esté tan lleno de ego puede ver. Ponlo de lado, porque el ego es todo tu pasado,
todo lo que has experimentado, aquello con lo que has sido condicionado, todo lo que has
conocido, estudiado, coleccionado, recogido: información, Escrituras, conocimientos, todo
eso es tu ego, todo ello, y si estás preocupado por ello, no puedes ver el camino.
Todo lo que dice un Maestro, cada respuesta, podría conducir a un satori si la persona
es la adecuada. Justo al principio, cuando dijo: "Está justo ante tus ojos!", habría
sobrevenido la Iluminación si hubiera estado allí la persona adecuada.
Pero él erró, de otra forma la afirmación siguiente habría sido una comprensión. "¿Por
qué no lo veo por mí mismo?", preguntó. "Porque estás pensando en ti mismo". Pero no. La
curiosidad no puede quedar satisfecha, nunca tiene fin.
Siempre que toca el "yo" de alguien, de pronto se echa sobre ti. Él dijo: "¿Y usted?, ¿lo
ve usted?
El ego siempre siente: Si yo no puedo verlo, ¿cómo va a verlo cualquier otro? El ego
nunca puede creer que alguien pueda no tener ego. Imposible. Y si tú puedes creerlo, tu
ego ya ha empezado a morir. Si puedes sentir esto, tu ego ya ha empezado a morir. Si
puedes sentir que alguien puede no tener ego, la sujeción está ya aflojándose. El ego no te
permitirá sentir que nunca haya habido alguien sin ego. Y a causa de tu ego, continúas
proyectando ego en los demás.
Se han escrito muchos libros sobre Jesús -más que sobre ninguna otra persona- y
muchos libros tratan de probar que Jesús tenía un ego muy profundo, porque decía: "Soy el
hijo de Dios", "Yo y mi Padre somos uno". Está diciendo: Soy Dios.
Muchos psicoanalistas han intentado explicar que estaba neurótico. ¿Cómo puedes
decir que eres Dios? Debes estar lleno de ego.
Eso es lo que creyeron los judíos cuando Jesús estaba vivo. Ellos también sintieron:
"¡Este hombre está loco con su ego! ¿Qué está diciendo... que es Dios o el único hijo de
Dios? ¡Reclamando tanto para sí mismo!". Y se burlaron.
Se burlaron, se rieron. Y cuando crucificaron a Jesús, su conducta hacia él fue
sencillamente incomprensible. Pusieron una corona de espinas en su cabeza y dijeron: "Tú,
Rey de los Judíos, hijo de Dios, tú y tu Padre sois uno, acuérdate de nosotros cuando
vayamos también a tu Reino de Dios".
Le obligaron a cargar con su cruz. Estaba débil, la cruz era muy pesada -la habían
hecho muy pesada deliberadamente, y le forzaron a llevar su propia cruz como a un
criminal ordinario. Y él tenía sed, porque iba a ser crucificado en una colina, el Gólgota, muy
cuesta arriba. Y él llevaba su gran cruz, sudando, sediento, y la gente se burlaba a su
alrededor, haciendo chistes sobre él, y decían: "Mira, ¡el Rey de los Judíos! ¡Mira! El hombre
que afirma que es el hijo de Dios".
Se habían reunido muchas personas sólo para disfrutarlo: era una especie de
pasatiempo, una fiesta en la que se había reunido toda la ciudad para tirar pie dras a este
hombre. ¿Por qué se estaban vengando de esta forma?
Porque este hombre había herido sus egos. Afirmaba que él era Dios mismo. No
podían entender que este hombre no tenía ego en absoluto: ¡de ahí la reivindicación!
La reivindicación no venía del ego; la reivindicación era simplemente una realidad.
Cuando tu ego cae, tú también eres un dios.
Pero uno puede reivindicar desde el ego. Todas nuestras reivindicaciones son del ego,
así que no podemos ver cómo una persona puede reivindicar sin el ego.
Krishna, en el Gita, dice a Arjuna: "Ven a mis pies. Dejalo todo y entrégate a mí". Los
hindúes no son tan descarados, tienen muy buenos modales; no escribieron que este
hombre estuviera lleno de ego. Pero
en Occidente muchos han sentido lo mismo que con Jesús: "¡Qué tipo de hombre es éste
que dice 'Ven a mis pies'?"
Nuestros egos no pueden sentir que cuando Krishna dice a Arjuna "Ven a mis pies", no
hay nadie en su interior: es como ir a los pies de nadie. Pero los egos no pueden ver esto.
Puedes ver sólo lo que eres, no puedes ver lo que no eres. El monje dijo
inmediatamente: "¿Y usted?". Se siente herido porque el Maestro ha dicho: "Porque estás
pensando en ti mismo, por eso no estás encontrando el Camino; y está justo enfrente de ti".
Ahora este hombre está reaccionando. Le gustaría herir también al Maestro, y pregunta: "¿Y
usted? ¿Usted lo ve?".
Quería, esperaba -a causa de su propio ego- que este hombre dijese: "Sí, yo lo veo", y
entonces todo habría sido fácil. El podría haber dicho: "entonces tútambién estás interesado
en tú 'yo'; ¿cómo vas a verlo? Somos iguales". Y se habría muy feliz, porque el caso habría
quedado cerrado.
Pero no puedes cerrar tu caso con un Maestro. Él nunca satisface tus espectativas. Él
es sencillamente imprevisible. No puedes cogerle en su trampa porque sus formas siempre
cambian. Tu mente no puede darte la respuesta que él te va a dar.
El Maestro no ha dicho nada sobre sí mismo. Si hubiera estado allí un Arjuna, habría
dicho: "Sí, yo lo veo -y por favor, no sigas dando vueltas y más vuel tas, ven a mis pies".
Pero este hombre no era Arjuna, tan sólo era un curioso que no estaba realmente
interesado. Era sólo un problema, no una pregunta. No se va a cambiar a sí mismo en
forma alguna, a lo sumo tendrá un poco más de información, tendrá más conocimientos.
Por eso el ¡Maestro dice “Mientras sigas viendo doble, diciendo yo no y tú sí, y así
sucesivamente, tus ojos estarán nublados”, porque los ojos del monje están nublados por el
yo y el tú. Son un solo fenómeno, trata de comprender esto. Yo y tú son dos lados de la
misma moneda: este lado yo, este lado
Tú. Si yo se va, tú se va. Si no existe el yo, tú ya no existes, porque cuando la moneda
desaparece, ambos lados desaparecen juntos.
Yó: ese es un polo, tú: ese es el otro polo; ambos desaparecen o ambos permanecen.
SI TÚ EXISTES, entonces hay una multitud a tu alrededor, una enorme multitud de yos
y tús; si tú no existes, ha desaparecido toda la multitud como si hu biera sido una pesadilla
-lo era- y simplemente existe el silencio, en el que no hay división, ni siquiera ésta de yo y
tú.
Es por eso que la gente Zen nunca habla de Dios, porque, dicen ellos, "si hablamos de
Dios tendremos que decir tú". Buda nunca habló de Dios, y dijo: "No recéis, porque vuestra
oración mantendría la división, la dualidad, la visión dual: yo y tú".
En la cumbre misma llevarás también la misma enfermedad de forma sutil: dirás yo,
dirás Vos. No importa lo amorosamente que lo digas, la división existe, y con la división no
es posible el amor: esa es la diferencia entre el pensamiento judío y la forma de pensar de
Jesús.
Martin Buber escribió un libro: Yo y tú. Es uno de los más profundos pensadores judíos,
pero sigue siendo un pensador. Puede que hable de misticismo, pero esa charla es también
la de un pensador y filósofo, porque en el final mismo mantiene la vieja división, Yo y Tú.
Ahora, el tú no está aquí, en este mundo, pero Dios se ha convertido en Tú y, de esta forma,
la vieja división sigue existiendo.
Los judíos y los mahometanos han negado siempre que te puedas hacer uno con Dios,
tan sólo por miedo a que el yo pueda reclamar que se ha convertido en Dios. Han
mantenido la división. Ellos dicen que te puedes acercar más y más y más, pero tú seguirás
tú y Él seguirá siendo Él. Tú seguirás siendo un yo y a Él hay que tratarle de Tú.
Y éste es el problema que creó Jesús, porque él dijo: "Yo y mi Padre en el Cielo somos
uno". Abandonó la división entre yo y tú.
Ese ha sido el problema de los mahometanos en la "India: no pudieron comprender los
Upanishads, no pudieron comprender la enseñanza hindú de que tú eres lo mismo que Él.
Abandona el yo y Él no será ya más un tú. De hecho, de pronto desaparecen los polos y la
energía es una. Yo desaparezco aquí, tu desapareces ahí, y la energía es una.
A veces, en profundo amor suceden vislumbres en los que ni tú eres un yo ni tu
amante o amada un tú, pero sólo a veces. Cuando dos energías simplemente se encuentran
y no puedes encontrar la división, se mezclan y se juntan y se funden y se hacen una, de
pronto ha desaparecido el límite, por eso el amor crea miedo.
El amor profundo crea miedo profundo. Parece la muerte, porque el yo desaparece, el
tú desaparece, y esto es una especie de muerte.
Y sólo cuando tú mueres entras en lo Divino. Pero entonces lo Divino ya no es un Dios
ajeno, ya no hay otro al que te puedas dirigir, de aquí que en el Budismo no exista ninguna
oración.
De forma que los cristianos no pueden entender qué tipo de religión es el Budismo.
¡Ninguna oración!
"¿Cómo puedes rezar?", dijo Buda. "Porque la oración sólo es posible en la división:
Yo rezando, Tú escuchando. ¿Cómo puedes rezar?".
En el Budismo sólo existe la meditación. Intenta comprender la diferencia: la oración
mantiene la vieja división entre Yo y Tú, la meditación abandona la división. La oración tiene
que conducir finalmente a la meditación. La oración no puede ser lo último. Es hermosa,
pero no es lo Supremo. Lo Supremo sólo puede ser esto: Cuando ambos han desaparecido y
sólo existe la Unidad.
¡Tremendo! ¡Enorme! ¡Te asusta! Todas las cómodas divisiones de Yo y Tú
desaparecen. Desaparece toda relación, ese es el miedo; eso es lo que asusta a Buber.
Tiene miedo de que si no hay ni Yo ni Tú ya no es posible ninguna relación.
La relación te da un hogar; la relación te da una sensación de comodidad; la relación
te da algo que no parece un tremendum, que no es atemorizador. La meditación tiene que
ser lo Supremo, porque la oración nunca puede conducir a lo no-dual, y esto es lo que le
está diciendo el Maestro. Dice: "Mientras sigas viendo doble, diciendo yo no y tú sí, y así
sucesivamente, tus ojos estarán nublados".
La división es lo que nubla. A causa de la división hay neblina en los ojos, a causa de
la división hay polvo en los ojos, a causa de la división tus ojos están embarrados,
nublados, distorsionados.
Abandona la división y el Camino estará ahí. Pero una mente curiosa sigue y sigue y
sigue. El monje se podía haber Iluminado en ese momento, porque la Iluminación no es otra
cosa que una claridad, una comprensión. Verdades tan profundas... y las semillas siguen
desperdiciándose, porque ese hombre es una autopista, ese hombre no es el terreno
apropiado. Él dijo, de nuevo:
Evita esta tendencia a ser curioso. El monje no está escuchando nada en absoluto; no
ha comprendido ni una sola palabra; no ha sentido nada, sigue en la misma superficie, en el
mismo nivel, ni siquiera un centímetro más profundo. Sus preguntas ahora no son un
interrogante, sino una reacción; a todo lo que dice el Maestro, él reacciona. Siempre que
sucede esto significa que cuando el Maestro está hablando, él también está pensando en
ese momento, preparando la siguiente pregunta. No está escuchando.
"Cuando no hay ni yo ni tú, ¿se puede ver?". De nuevo está esperando. Siempre que
haces una pregunta a alguien tienes ya una respuesta en mente. Si su res puesta concuerda
con la que esperabas, el hombre tiene razón; si no concuerda, entonces ese hombre está
diciendo tonterías.
Nunca vengas a mí con respuestas previstas, porque si tienes ya una respuesta, no
hay necesidad de preguntar. Y ésta es la diferencia: si haces una pre gunta sin ninguna
respuesta prevista, serás capaz de oír la respuesta. Si tienes una sutil expectativa de que
ésta va a ser la respuesta, si tu mente te ha dado ya una respuesta, no serás capaz de
escuchar, estarás simplemente esperando la confirmación de que tu respuesta es correcta,
o de que este hombre está equivocado; pero en cualquier caso tú tienes razón.
Nunca hagas una pregunta con la sensación de que tienes razón; si tienes razón
entonces no hay necesidad de preguntar. Haz siempre la pregunta desde la posi ción de
hombre ignorante, sabiendo bien que no sabes, así que, ¿cómo vas a prever, cómo vas a
crear una respuesta? Sabiendo perfectamente que no sabes, ¡PREGUNTA!, y serás terreno
adecuado, y las semillas caerán en ti y será posible una gran cosecha.
El hombre preguntó de nuevo: "Cuando no hay ni yo ni tú, ¿se puede ver?". Está
intentando arrinconar al Maestro, como lo intenta siempre la mente; porque ahora él debe
decir que sí. Si dice que sí, la mente curiosa puede preguntar de nuevo: "¿Entonces quién lo
verá si no hay ni yo ni tú?". Cuando yo no esté y tú no estés, ¿quién lo verá entonces?
Pero no puedes arrinconar a un hombre Iluminado. Puedes arrinconar a otra mente,
entonces puedes jugar al ajedrez; pero a un hombre que no tiene mente no puedes
arrinconarlo, no puedes derrotarlo, porque él no está ahí. Su victoria es absoluta.
Con él, o eres derrotado o huyes. Su victoria es absoluta porque él ya no está ahí.
¿Cómo va a ser derrotado? ¿Cómo va a ser forzado a arrinconarse?
Este es un bello rincón. Este hombre debía ser un profesor, o un lógico, o un pundit. Ya
ha intentado arrinconar al Maestro en tres preguntas, y si hubiera habido un hombre ahí
habría sido arrinconado; pero como un Maestro no está, ¿cómo vas a arrinconarle?
El es el cielo entero. ¿Cómo vas a arrinconar a todo el Cielo? En él existen todo los
rincones, pero no puedes arrinconarle.
El Maestro dijo:
En realidad, sólo ves cuando no existes. Cuando no existes no hay deseo de intentar
ver. Cuando tú no existes, ¿a quién le preocupa el Camino? EL CAMINO YA HA SUCEDIDO. ¿A
quién le preocupa Dios?, ¡ya está ahí!
Aquí desaparece, y allí todo está listo, todo lo que estabas buscando, todos los
interrogantes han sido satisfechos. Aquí te disuelves, y todas las respuestas desaparecen y
todos los interrogantes se disuelven. De pronto está ahí la Verdad.
Tu disolución es la Verdad. Tu "no estar ahí" es el Camino. Tu ausencia es la presencia
de Dios.
OSHO, FUENTE
DE INSPIRACIÓN
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