Comentario Vayikra para Revista 5781
Comentario Vayikra para Revista 5781
Comentario Vayikra para Revista 5781
Los holocaustos eran los sacrificios por excelencia. Como su nombre indica
quemar, se quemaban totalmente sobre el altar. Se dice de esta clase de ofrenda
que era de suave olor a El Eterno, porque implicaba la entrega total de la voluntad
del oferente, ya que no se reservaba nada para su uso de la víctima como en los
otros sacrificios. Por eso se le llama algunas veces el “sacrificio total” (kalil). Es el
reconocimiento de la soberanía de Elohim, ya que se la inutiliza en su honor.
Hoy en día, las ofrendas de nuestros labios también deben ser de entrega total,
con el corazón no diciendo palabras vacías, tal vez sean coherentes pero si no
salen del corazón, nuestra ofrenda no será aceptada. Shalom
En esta 2da entrega vemos que los sacrificios que ahora son
representados en nuestras plegarias no podían tener levadura o miel,
La ausencia de levadura simbolizaba la ausencia del pecado, y el aceite
simbolizaba la presencia de Elohim.
En esta 3ra entrega vemos que dice ¨ Pero el resto de la ofrenda de grano
pertenecerá a Aharon y sus hijos; la parte que le corresponde al sacerdote no es
para lucro es para vivir bien sin que tenga necesidad. Tenemos que cuidar en lo
terrenal de quien nos da alimento espiritual, también nos dice la Torah "No
leudarás ningún sacrificio que traigas a Elohim, en nuestro caso las
ofrendas/plegarias deben ser puras sin levadura o sea sin envidia, rencor,
Otro ingrediente que indispensable en la vida se un creyente es la sal ya que
representa el pacto entre Elohim y nosotros asi que Si no están haciendo ninguna
diferencia en el mundo, actúan como sal sin sabor.
14 "Sitraes una ofrenda de grano de primeros frutos a YAHWEH, traerás como la ofrenda
de grano de tus primeros frutos granos de espigas frescas, secados y horneados con fuego. 15
Pon aceite de oliva sobre ellos, y echa incienso sobre ellos, es una ofrenda de grano. 16 El kohen
causará que la porción de recordatorio de ello, su arenisca y aceite de oliva, con todo su
incienso, suba en humo; es una ofrenda hecha por fuego para YAHWEH.
4 Aliya 3:1-17
En esta 2da entrega vemos que los sacrificios que ahora son
representados en nuestras plegarias no podían tener levadura o miel,
La ausencia de levadura simbolizaba la ausencia del pecado, y el
aceite simbolizaba la presencia de Elohim.
La levadura es el emblema del orgullo, la maldad, hipocresía, y la miel
del placer sensual. Lo primero se opone directamente a las virtudes de
la humildad, el amor y la sinceridad, que Elohim aprueba; lo segundo
aparta a los hombres de los ejercicios de devoción y de la práctica de
las buenas obras.
Ademas debemos asegurarnos que la sal no falte en ningún servicio, o
acto de obediencia hacia o por HaShem nuestro Elohim.
Debemos hacer lo posible para que nuestra oración diaria sea cada vez más eficiente. Para
ello existen varios factores que tenemos que tener en cuenta y ponerlos en práctica.
Primero, tenemos que aislarnos y tomarnos un tiempo TODOS LOS DÍAS para estar en la
Presencia de Elohím. El sólo “quiero orar” no es suficiente: es necesario el hacer un vacío en
nuestras actividades diarias y el crear un hábito que haga que ese vacío sea llenado TODOS
LOS DÍAS, no de vez en cuando y cuando estemos de buen humor para hacerlo. Sin esta
determinación, el enemigo tiene suficientes armas para vencernos: el apuro, las obligaciones,
los problemas diarios, los ataques de todo tipo, las distracciones, el mal humor, las peleas o
desentendimientos con los miembros de nuestra familia, que son todas—en verdad, aunque
no las vemos como tales--armas de ha satán para lograr apartarnos de Elohím y de estar con
Él todos los días.
La hora más eficiente para orar es en la mañana, antes de salir a hacer nuestro trabajo o
empleo, como lo vemos en Mr. 1:35 que hacía Ieshúa: “Ieshúa salió y se fue a un lugar
desierto y allí oraba”. La noche es otra opción, pero es más un engaño de ha satán que una
verdadera opción, porque venimos cansados, agobiados, nerviosos, sin fuerzas psicológicas
para ponernos a orar, y sólo “haremos como si orásemos”, pero en realidad, es sólo una
pérdida de tiempo.
Segundo, hay varios factores a tener en cuenta para lograr eficiencia en este hábito, como el
aislarse de la computadora y del celular, dos costumbres muy modernas, pero que nos quitan
mucho tiempo, tiempo que se le restará a nuestra oración, si es que no nos quitan la oración
del todo.
Otro de los factores que hemos visto en las sinagogas mesiánicas a las que nos han invitado
a dictar nuestros seminarios, es la necesidad periódica de liberación y/o de sanación del alma,
tanto de nosotros mismos como de las habitaciones donde oramos. Necesitamos ser limpios,
tanto del alma como del espíritu, y sólo estas dos técnicas nos traerán la solución.
Cuarto, debemos comenzar alabando a Elohím, ya sea con alguna canción en hebreo de
nuestra sinagoga mesiánica, o que hemos aprendido. Elohím le encanta que lo alabemos, y
especialmente que dancemos para Él. No es necesario hacer un curso de danza para poder
llevarlo a cabo; sólo es necesario pensar en Él y dedicarle la canción que estamos danzando,
no permitiendo que nos distraiga el enemigo con pensamientos ajenos a lo que estamos
haciendo.
Quinto, debemos interceder por aquellas personas o situaciones que necesitan un cambio, o
sanación, o mejora, ya sea en la salud, en las interrelaciones, o en las situaciones por las que
están pasando nuestra familia y las autoridades de nuestra sinagoga mesiánica y los
hermanos de ella.
Sexto, debemos pedir por aquellas cosas y personas por las que sabemos que Él desea que
oremos, y por las personas y las cosas que necesitamos. Él nos va a dar lo que Él desee
darnos, por lo que debemos agradecerle tanto por lo que nos dio como por lo que todavía no
nos dio.
Séptimo, debemos pedir a Elohím que sea El Rúaj ha Kódesh el que ore por nosotros, y no
nuestro ego, que no sabe lo que debemos, ni lo que deberíamos orar, sino que sólo sabe lo
que ¡QUIERE! (¡y para ayer!) El Rúaj debería ser nuestro acompañante diario, no sólo en
nuestra oración, sino en todo lo que pensamos, decimos y hacemos.
La tefiláh es un compartir de Ahaváh/amor entre dos amantes, como dice Shir ha Shirím (La
Canción mejor de todas los Canciones): ADONÁI y cada uno de nosotros, a través de tener un
toque mutuo de corazones. El mejor tipo de matrimonio es el que tiene una buena
comunicación, una fluida.
Existe otra concepción de la tefiláh/oración que parte del punto de partida que la tefiláh es una
creación, a través del Poder de Creación de Elohím. Es una transacción de creación, donde
nosotros pedimos una creación de Elohím, y Él nos otorga esa creación como contestación a
nuestra oración.
Este concepto se origina en el hecho de que Elohím creó el Universo con la Palabra
hablada/Davár, y que Ieshúa mismo fue y es el Davár de ADONÁI hecho carne y hueso. En
otras palabras, el davár como creación Divina. De acuerdo a esta concepción, la tefiláh es el
pedido de transferencia del poder de Creación y de cambio, de nosotros a Elohím, para que
Elohím, el Elohím que crea con la Palabra/Davár, cree para nosotros a través de nuestra
davár de pedido de ayuda.
Mas, para que nuestra tefiláh alcance estos niveles, debemos primero cuidar el jardín de
nuestro corazón. Nuestro corazón es un gán/jardín, que puede estar con el pasto descuidado,
pisado, roto, y la tierra sucia y pisada, o lleno de flores, aromas, y la tierra regada y plantada,
bien cuidada. El cuidar este corazón bien regado se logra a través de una constante
teshuváh/retorno a ADONÁI (de la palabra “shúv”=retorno).
La teshuváh debería ser un patrón periódico en nuestra tefiláh diaria, aunque la mayoría de
las veces no lo es. Algunos ni siquiera saben a qué nos referimos, no por falta de voluntad,
sino por falta de enseñanza.
Elohím, en su deseo de ser amigos nuestros, está más que dispuesto a revelarnos qué hay en
nuestro “no hablado universo”, “de lo que no se quiere pensar”. Muchas cosas, si no todas,
son enfermizas en él, y debemos desembarazarnos de ello, pero con la ayuda de Elohím.
Sospecho que nuestro “de lo que no se quiere pensar”, es muchísimo más voluminoso que
nuestro yo hablado, lo que los demás conocen de nosotros, y allí radica el peligro. Somos una
isla de Pascua, que es nuestro consciente, lo que somos, sabemos y ansiamos ser, rodeados
de un Océano Pacífico que es el “de lo que no se quiere pensar”, el Unbewussten.
Sin ella, es imposible saber qué existe en nuestro “de lo que no se quiere pensar”, que
debemos sacar. Este tipo de revelación, además, mejoraría nuestra relación con Elohím, ya
que sería una persona mucho más sana el que estaría conversando con Elohím y no nuestro
yo enfermo, cargado con un universo “no hablado” tan grande como el que cargamos. Un
consejo práctico es tener un cuaderno con bolígrafo preparado para apuntar las revelaciones y
los sueños que tenemos y preguntar a Elohím que hay de descartable en todo esto, para
sanar nuestra psiquis y qué significado tienen.
El perdón diario es como el barrer nuestra casa: ¿qué clase de ama de casa es la que no
barre su casa todos los días o la hace barrer por su doméstica? Pronto la basura y el polvo se
acumularán y la casa se asemejará más a un basural que a una hermosa casa. Igual es con
nuestro corazón. Debemos barrer, tanto psíquica como espiritualmente nuestra casa todos los
días, aunque sea unos minutos, para saber la basura tanto de nuestra mente como de nuestro
espíritu, porque todos los días, casi, hay basura que se acumula: personas que nos ofenden,
persiguen, hablan mal, maldicen, oran en contra nuestra, o sencillamente nos insultan sin
querer. Pero todo esto ensucia nuestra casa emocional y espiritual y hay que barrerla. Una
frase muy común en nuestra casa es: “Voy a limpiar el dormitorio o la sinagoga”. No le estoy
diciendo a mi esposa que voy a barrerlo con una escoba, porque jamás lo hice. Le estoy
diciendo que voy a “limpiarlo” espiritualmente de las docenas de cosas que ha satán se
encarga de enviar, para ver qué daño puede hacernos esta vez.
El mejor limpiador es el perdón periódico y esto es un hábito, no una cosa que se nos ocurre
un día y nunca más lo practicamos. Debe ser tan común como—barrer la casa.
Otro paso en nuestra oración es “examinar nuestros caminos.” ¿Qué clase de vida espiritual y
emocional estamos llevando? ¿Estamos orando todos los días? ¿Tenemos nuestro corazón
limpio?
Para que nuestra oración sea contestada, que es el propósito de todo aquel que ora, primero
debemos limpiar nuestro corazón de toda falta de perdón, de todo rencor, odio, envidia, y todo
sentimiento negativo. Si tenemos algunos de estos, nuestra oración es muy probable que
jamás sea contestada, y después nos quejamos de que “Elohím no me escucha”. Limpia tu
corazón, y serás escuchado.
El evitar en lo posible el pecar, a sabiendas, es otra manera en que nuestra oración será
escuchada. Muchos nos hemos acostumbrado tanto a cierto pecado, que ya forma parte de
nuestro carácter, y creemos que porque nosotros nos acostumbramos a él, Elohím también se
acostumbrará. Arrepintámonos de él, y entreguémoslo a Él, y nuestro corazón brillará.
Hay oraciones que no son contestadas (aunque todas son escuchadas) porque nosotros, a
sabiendas o no, no cumplimos con nuestras obligaciones. El dar limosnas/tzedakáh es una
obligación importante. No necesariamente tiene que ser de dinero; puede ser en víveres, o en
pequeñas cantidades de comida preparada para los pobres, especialmente para los que tocan
el timbre de nuestra casa, que son enviados por Elohím. Esto trae bendición para nuestros
hogares, que en el judaísmo es una costumbre.
El conjunto de todas estas técnicas trae una oración que es eficiente a largo plazo.