La Integracion Sensorial, Conc
La Integracion Sensorial, Conc
La Integracion Sensorial, Conc
LA INTEGRACION SENSORIAL,
CONCEPTO, DIFICULTADES Y
PREVALENCIA
SENSORY INTEGRATION, CONCEPT, CHALLENGES AND PREVALENCE
Introducción
El concepto de integración sensorial (IS) fue estructurado en los 60 por J. Ayres, logrando
el reconocimiento de tres líneas de investigación, a) el procesamiento de la información
sensorial, b) el desarrollo sensorial y c) disfunciones de la IS (Del Moral, Pastor y Sanz, 2013;
Zimmer y Desch, 2012). Su teoría es la consecuencia del estudio del sistema sensorial
visual, auditivo, olfativo, gustativo, táctil, vestibular y propioceptivo, con relevancia en los
tres últimos, al considerarse básicos en la maduración del sistema nervioso central (SNC) y
ser los primeros en estabilizar el desarrollo cerebral, permitiendo la interpretación e
integración de la información sensorial y la regulación y organización del desempeño
ocupacional a un nivel cognitivo, motriz, lenguaje, aprendizaje, conducta, desarrollo de
la personalidad y funcionalidad social, (Del Moral y cols. 2013; Egli y Campbell, 2014).
La Integración Sensorial
La IS es el, “proceso neurológico que organiza las sensaciones del propio cuerpo y del
medio ambiente y hace posible usar el cuerpo efectivamente en el entorno” (Ayres, 2008;
citado Del Moral y cols. 2013, p. 87), para las actividades del aprendizaje, acción motriz y
organización conductual (Santana, 2009; Zimmer y Desch, 2012). Su importancia llevó a
Ayres, a nombrarlo como el “alimento del cerebro” (Ayres, 2006, citado en Del Moral y
cols. 2013, p. 89), ya que su activación desarrolla las estructuras cerebrales que permiten
la plasticidad, habituación y aprendizaje.
- Integración, asociando los estímulos significativos para interpretar las demandas del
entorno y las posibilidades de nuestro cuerpo para elaborar una respuesta adecuada
(Del Moral y cols. 2013).
Procesos que son posibles por la activación de los órganos sensoriales al captar y realizar
transducción a impulsos eléctricos y químicos de la estimulación exterior, generando un
umbral sináptico que activa áreas cerebrales, como el cerebro primario (tallo, ganglios,
hipotálamo, tálamo, amígdala, cerebelo, etc.), evolucionando a áreas de
decodificación e integración (parietal, temporal, occipital) y definiéndose en áreas
frontales, pre frontales y sensorio motrices, haciendo su retorno, hacia la medula espinal,
con comportamientos adaptables.
Un ejemplo es la activación a través del input sensorial de los ganglios basales y núcleos
de sustancia blanca subcortical que se conectan con lóbulos frontales y regresan al
caudado, putamen y globo pálido, incluyendo el subtalámico y la sustancia nigra,
recibiendo estímulos de la corteza cerebral, proyectados desde el área motora
suplementaria y pre frontal, permitiendo la organización cognitiva y motriz, (Ayres 1998,
citado en Kahn y Richter, 2011).
El lóbulo parietal que integra la información táctil y kinestésica del lado contralateral,
con la corteza somato sensorial primaria y secundaria y de asociación área 5 y 7,
recibiendo información visual e influyendo en la coordinación ojo-mano y el aprendizaje
de habilidades sobre la posición del cuerpo en el espacio. Integrándose las áreas
frontales y pre frontales, comprometidas con la atención, secuenciación y organización,
planeando el movimiento y consecuencias, estableciendo conexiones en la corteza
motora primaria, proyectándose hacia la vía tracto cortico espinal y los músculos.
El Desarrollo Sensorial.
La IS, como todo proceso neuropsicológico tiene su base en las condiciones biológicas y
químicas del SNC, sin embargo estas condiciones no son suficientes e implica el desarrollo
de habilidades que permitan la integración de la múltiple información sensorial, (Ayres
2008; citado en Del Moral y cols. 2013). Para explicar este desarrollo, Lázaro (2008),
describe que Ayres (1983 citado en Lázaro, 2008), diseño una técnica didáctica
planteada en una pirámide y que perfeccionaría, Lázaro, Blasco y La granja (2010), en la
misma forma piramidal pero integrada en cuatro fases, diez niveles y dos ejes
transversales.
En la base está el SNC que establece el orden ascendente seguido de la primera fase
denominada sistemas sensoriales (primer año), se ubica el primer nivel de desarrollo,
táctil, vestibular y propioceptivo. El segundo nivel desarrolla los sentidos de la visión,
audición, olfato, gusto e interocepción. Con la base estructurada se da el desarrollo de la
segunda fase sensorio motor (1 a 3 años), con el tercer nivel de tono y relajación;
equilibrio y coordinación, dinámica general; madurez de reflejos; y planificación motriz
(praxis), desarrollando el cuarto nivel con el esquema corporal, conciencia lateral,
conciencia de la respiración y capacidad de IS.
habituación y sensibilización (Fisher y Murray, 1991, citados en McIntosh y cols. 1999). Este
mal procesamiento podría originarse por,
Las causas originarían diversos problemas que Miller (2007; citado en Egli y Campbell,
2014), organizaría en tres subpatrones, (Dunn, 1997, citado en McIntosh y cols. 1999; Miller,
Anzalone, Lane, Cermak y Osten, citados en Buitendag, 2009; Pérez, 2012; Zimmer y
Desch, 2012).
A.1) Disfunción vestibular: la función se da con el sentido del propio movimiento que
provee orientación en relación a la gravedad (Hem, 1988, citado en Medel y Vasquez,
2007), estructura los niveles de alerta y activación emocional y contribuye al bienestar
físico y psíquico, buscando el control; si quiere calmarse busca mecerse y si salta y baila
desea activarse (Lázaro, 2008). Crea modelos de integración con el propioceptivo para
proveer una experiencia unificada de movimiento. Permite el control postural y la
habilidad de asumir diferentes posiciones contra gravedad y definición del tono muscular
(Montgomery, 1985, citado en Medel y Vásquez, 2007), permite el uso coordinado de
ambos lados del cuerpo y capacidad para proyectar secuencias de acciones en el
espacio y tiempo (Ayres, 1972, 1979, 1989; Fisher, 1991, citado en Medel y Vasquez, 2007),
con movimientos compensatorios del ojo y ajuste de la posición de cabeza, (Gordon,
Anzalone y Hanft, citado en Del Moral y cols. 2013), en hiporesponsividad, baja la
activación de alerta pero en buscador sensorial, se estimula con saltos, giros, movimientos
bruscos e impulsivos, en hipersensibilidad, no es capaz de modular la intensidad
generando dos subtipos: a) inseguridad gravitacional, sensible al movimiento y posición
de la cabeza y b) intolerancia o aversión al movimiento, sensible a movimientos rápidos y
con giros, resultándole muy desagradable (Egli y Campbell, 2014). Afecta las condiciones
visoespaciales, alerta, atención y concentración (Cohn, May-Benson y Teasdale, 2011).
A.5) Déficit visual, es un sistema de alta asociación con otros sistemas y es uno de los más
afectados en la niñez, entre el 40% y el 70% de los niños en preescolar tienen deterioros
visuales (Blanche 2005, citado en Medel y Vásquez, 2007), que llevan al déficit perceptivo
visual y viso motor, con consecuencias en la localización, orientación y seguimiento,
disminuye el estado de alerta y genera perturbaciones en el movimiento ocular y la
cabeza que producen el retraso motriz fino, puede incluir estrabismo con destrezas
deficientes en lectura y matemática.
A.6) Déficit gustativo y olfativo, lleva a tener una dieta restringida con limitación en los
alimentos, preferencias obsesivas al gusto y rechazo a las texturas, (Bundy, Lane, Murray,
2002, citado en Beaudry, 2006). En olfativo muestra respuestas fuertes a perfumes,
desodorantes u olores de la cocina (Egli y Campbell, 2014).
S. sensorial Comportamiento
Puede tener dificultad para:
Discriminación táctil. • Diferenciar los objetos por el tacto o completar las actividades diarias sin
señales visuales, ejemplo, introducir la cuchara en la boca, no percibe si la
ropa esta torcida o desorganizada, encontrar las llaves en un bolso o en un
bolsillo.
• Identificar partes del cuerpo sin mirarlas.
• Manipulación de objetos pequeños y herramientas sin visión (ejemplo,
lápiz, objetos de plata, un destornillador).
Olfatia. • Diferenciación de olores y sabores sin señales visuales.
• Alertar a la relevancia de ciertos olores, ejemplo, quema de tostadas o
gas.
Discriminación auditiva • Diferenciar y recordar palabras y sonidos similares, ejemplo, murciélago
– lago, pino – lino.
• Después de dos o más instrucciones, puede hacer fácilmente una.
• Juzgar la fuente de sonido.
• Juzgar la distancia por el sonido y la ubicación, ejemplo, confundido por
eco en los pasillos, la dirección de donde un coche se acerca.
• Centrarse en o reconocer un sonido específico en presencia de ruido de
fondo.
Discriminación visual. • Percibir la forma y espacio y las relaciones entre objetos, ejemplo, la
distinción entre p de q.
• Reconocer el juego, y la categorización de color, textura, forma y
tamaño.
• Escaneo de imágenes secuenciales y cambiar el foco visual rápidamente.
• guiar visualmente los movimientos de motricidad fina, ejemplo, colorear
dentro de las líneas o golpear una pelota con un bate. • Reconocer los
símbolos y gestos.
• Percibir la profundidad, distancia, ubicación de los límites, y el espacio
entre los objetos.
• Diferenciar primer plano de las imágenes de fondo.
Vestibular y propioceptiva. • Mantener el equilibrio, especialmente cuando se mueve.
• El conocimiento de la posición del cuerpo en el espacio y su relación con
el entorno.
• Mantener una postura erguida al sentarse o permanecer parado por un
período de tiempo.
• Determinación de la posición al montar en atracciones de feria o durante
actividades similares (por ejemplo, boca abajo o de lado). • Determinar el
movimiento del cuerpo en comparación con el movimiento de los objetos
B.2) hipo responsivo (Pérez, 2012), con baja reactividad sensorial, es pasivo, inatento y
parece absorto, con necesidad de estímulos intensos para iniciar una actividad. Y B.3)
buscador sensorial, tiene baja reactividad al igual que el hipo responsivo, pero con
necesidad de aumentar la intensidad del input sensorial, generando comportamientos
impulsivos, hiperactivos y desorganizados, (Medel y Vásquez, 2007; Parham y Mailloux,
1996, citado en McIntosh y cols. 1999; Pérez, 2012). Para resumir, Hanft y cols. (2000)
describen la siguiente tabla que contiene los elementos más notorios de este trastorno.
Kahn y Richter (2011), describen que el niño con TIS es desordenado con déficit de
motricidad fina, alteraciones en la organización del juego, tareas y coordinación de
conductas de la vida diaria. Buitendag K. (2009), los nombra con déficit para el uso de
cremalleras, definir la lateralidad, uso de tijeras y torpeza motriz (DeGangi, 2000 citado en
Pérez, 2012), déficit en secuencias, operaciones, desarrollo del pensamiento e
inteligencia (Beaudry, 2006), aspectos notorios en dislexia y discalculia (Lazaro, 2008) y
Según Murray y Slutsky (citado en Buitendag, 2009), existen cuatro tipos de desarrollo
dispráxico:
3) dispraxia de orden verbal, son niños que no pueden físicamente asumir posturas en
el orden verbal.
• Decidir qué hacer y cómo hacerlo (Eje. hacer una cometa con cuerda, pegamento, papel y
pintura).
• Creativamente determinar cómo armar objetos y materiales para actividades de juego y
proyectos de la escuela o de trabajo. • La traducción de ideas o imágenes al lenguaje o
acciones para el juego, la escuela y el trabajo. • Originar nuevas ideas acerca de qué hacer o
tomar el papel de líder. • La espontaneidad durante el juego, actividades de escuela o trabajo.
Planificación
• La organización de una serie de acciones o actividades para producir un movimiento
intencional. • Encontrar otra manera de jugar un nuevo juego o incorporar nuevas acciones,
(Eje. patinar hacia atrás).
Secuenciación
-Combinación de varios pasos en una actividad, podría completar cada pieza por separado.
Componente. Motor
Dificultades en el comportamiento.
Motor grueso
• Aprender movimientos gruesos y suaves en la ejecución de actividades motrices, aprender
nuevos comportamientos que requieren grandes movimientos (Eje. andar en bicicleta, bombeo
de un columpio). • La transición de una posición del cuerpo a otra con secuenciación y
momento adecuado.
Movimiento fino.
• Aprender a organizar suavemente la ejecución de actividades motrices nuevas que requieren
de la mano y movimientos de los dedos (Eje. ensartar agujas).
• movimientos de la mano dirigido por la vista (ejemplo, el corte de una foto de una revista)
Motor oral.
• La coordinación de la respiración con movimientos de la boca y de la lengua para chupar,
masticar, y soplar. • El uso de gestos faciales adecuados durante las interacciones.
Motor visual.
• La coordinación ojo-mano (en, escribir, colorear dentro de las líneas, atarse los zapatos).
• Replicación de estructuras tridimensionales (Eje. edificio con Legos).
Fuente: Hanft, Miller y Lane (2000).
Es de anotar que según Ayres (1998, citado en Medel y Vasquez, 2007), nadie puede
tener una IS perfecta, ni tampoco tan mal estructurada, de ahí que la disfunción puede
ser sutil y causar una variedad desconcertante de síntomas. Incluso un individuo podría
tener un amplio espectro de síntomas en el que integre problemas de discriminación,
modularidad y dispraxia o podría tener niveles más altos en un déficit que otro (Hanft,
Miller, y Lane, 2000). Situación que ha llevado a Egli y Campbell (2014) a nombrar un
modelo de reactividad mixto que muestra diferentes patrones cognitivos y conductuales
y dependiente de la sensibilidad a los estímulos.
El niño con problemas de IS, tiene dificultad para lograr condiciones de adaptabilidad y
retroalimentación apropiada. Sus problemas generan respuestas en los adultos quienes
responden con pautas de crianza negativas, que estructuran ideas irracionales sobre la
autoestima y el autoconcepto (Polatajko y cols. 1991). Lazaro (2008) señala que los niños
con problemas motores, atención o sensorialidad en la adolescencia son menos
competentes, con menor apoyo social, alta ansiedad y menor estima personal y
dificultades en la regulación emocional (Dewey, Kaplan, Crawford y Wilson, 2002 citados
en Bar-Shalita y cols. 2008).
El logro adaptativo tiene alcances amplios en el desarrollo cognitivo y afectivo del niño
por ejemplo, si logra sentarse a comer tranquilo y auto regulado en una mesa por un
poco más de tiempo, puede disfrutar de la compañía, la comunicación y la cercanía de
su familia, lo que hace aumentar su afectividad y mejora su personalidad.
Al afectarse la conducta del niño, también se afectan las relaciones sociales. Beaudry
(2006), explica que el comportamiento descontrolado o inatento, crea dificultades de
adaptabilidad, generando condiciones inadecuadas con las relaciones sociales en
especial con sus cuidadores (Consejo Interdisciplinario de Desarrollo y Trastornos del
Aprendizaje, 2005; Miller, Nielson, Schoen, y Brett-Green, 2009, citados en Cohn y cols.
2011). Y es por que la regulación entre la relación del niño y el adulto es controlada por
este último, quien nombra las reglas de retroalimentación. Reglas que no pueden ser
cumplidas por el niño con el desorden, generando conflictos y siendo etiquetado como
indisciplinado, sordo y desobediente. Denominaciones que aumentan la frecuencia de
consultas a psicólogos y psiquiatras, sobre los problemas de inquietud, molestia o poca
capacidad de auto regulación del estudiante (Medel y Vásquez, 2007).
Los problemas entre el niño y sus padres, fueron analizados por Cohn y cols. (2011),
utilizando el instrumento de evaluación del procesamiento sensorial (ESP) y la escala de
padres de crianza y competencia, con el fin de obtener relaciones entre las dos
variables, en sus resultados describen que los padres de hijos con TIS, son incompetentes
en la capacidad para tratar al niño, manejan un alto nivel de stress y presentan
problemas emocionales siendo la frustración la más común. Esta incompetencia también
es nombrada en Medel y Vásquez (2007), en Santiago de Chile, los cuales analizaron los
factores de riesgo de presentar TDAH y déficit de IS y encontraron que presentan mayor
riesgo de tener déficit de IS los hijos que tenían padres con dificultades socioeconómicas,
que no interaccionaban con los niños y tenían pocas experiencias de juego y
exploración, los autores concluyen que hay una estrecha relación entre la forma de
crianza y de ofrecer estimulación y afecto en el fenómeno del déficit de IS. Incluso Kahn y
Richter (2011), consideran que el riesgo es del 50% de padecer el TIS, si la madre es
soltera, con padres adolescentes o con poco tiempo de interacción y juego.
Diagnóstico y prevalencia.
Si bien la disfunción de IS fue definida en los años 60 (Ayres, 1963, citado en Pérez, 2012),
este no hace parte del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-
IVTR (Apa, 2002), pero si aparece en los textos de paidopsiquiatria como en la
clasificación del DC: 0-3R (Zero to three, 2005, citado en Pérez, 2012) y se conoce como
trastorno de regulación del procesamiento sensorial. En el DC: 0-3R (Zero to Three, 2005,
citado en Pérez, 2012) es una categoría clínica primaria, en la clasificación multiaxial y
Las causas del trastorno no han sido identificadas con claridad siendo considerado
multicausal y en el que se nombran factores de riesgo genético, parto prematuro,
factores pre-peri y posnatales (problemas de salud materna, infecciones, estrés,
medicamentos), trauma del nacimiento, ictericia, problemas de salud infantil, exposición
a toxinas (nicotina, alcohol, drogas, metales pesados) y desarrollo en ambientes hostiles
como orfanatos, privación sensorial, exposición a situaciones traumáticas, negligencia y
abuso (Egli y Campbell, 2014).
En etapa preescolar, Ahn (2004, citado en Kahn y Richter, 2011), lo describe entre el 5% y
el 13% y Ben-Sasson (2009; citado en Kahn y Richter, 2011), encontró un 16.5% de niños
con hiperresponsividad. Pérez (2012), describe que en Europa el diagnostico de trastorno
de regulación del procesamiento sensorial (TRPS), definido con parámetros del DC: 03R
(Zero to theree,) es del 7%, pero con criterios de trastorno de modulación sensorial común
en estudios Norteamericanos, lo nombra entre un 3,4% y un 13.7% (Ahn, Miller, Milberger y
Mclntosh, 2004 citado en Pérez, 2012), similar situación describen, Pérez y cols. (2011), que
lo ubican entre un 3,4% y el 15.6% en la población preescolar Norteamericana.
En Sur América en Santiago de Chile, Medel y Vasquez (2007), describe la prevalencia del
35%, siendo frecuente en estratos socioeconómicos bajos y Kahn y Richter (2011),
también en Chile, lo nombran en el 34%. En Colombia, Erazo (2015), en una muestra de
niños entre 7 y 10 años de estratos socioeconómicos 1 y 2 y población vulnerable,
perteneciente a una institución oficial del municipio de Popayán – Cauca, encontró la
existencia de un 64% de niños con el déficit.
Conclusión
Referencias
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