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The Q Horses de Rafael Volta

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THE Q HORSES

Rafael Volta

… I've seen my hopes and dreams

Lying on the ground

I've seen the sky just begin to fall

And you say, "All things pass into the night"

And I say, "Oh no sir, I must say you're wrong...”

–Q Lazzarus. Goodbye Horses.

1
I ACTO

I. El negro fue antes azul

(Un mes después: cuarto oscuro. Ray intenta meter, en su cajetilla, los cerillos que se le han caído al

suelo. De vez en cuando enciende uno y lo acerca a sus ojos y a la cara de Bruno quien parece estar

dormido. No les afecta la cercanía de la luz, ni el calor de la llama).

Ray: Cuánto frío hace en este casa. Papá siempre decía que cambiara los focos fundidos. Lo negro es

tan… absoluto. Recuerdo que no siempre fue así. ¿No crees, Bruno?… ¿Bruno?… ¿Bruno?...

¡Contesta! Tú… todo lo sabías.

II. Ahora vendrá el trueno

Ray: No me voy a bajar de aquí hasta cruzar los arcos y llegar al otro lado.

Bruno: Ya bájate cabrón, hace frío y desde aquí veo cómo caen un chingo de rayos en el Cimatario.

Ray: ¿Y...?

Bruno: Y te puedes morir muy pendejamente por algo que no vale lo pena y que seguro saldrá mañana

en TV: “Un panzón murió de un rayo intentando cruzar los arcos”.

Ray: Pero, no soy antena.

Bruno: Pero, tienes mala suerte, wey.

Ray: Pero, estoy intentando cambiarla. Quiero ser la primera persona en cruzar el acueducto. Sentirme

libre. Qué más da morir de tristeza, por una nube o por la gravedad.

Bruno: Si no te bajas ahora, llamo al 911.

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Ray: Y también marca al 01-800 Pizzas. Siempre tengo hambre al final del camino.

Bruno:

La chusma que venía bajando desde Narco-Milenio empezaba a

señalarnos y tomarnos fotos:

—Mira, mamá, un señor pelón quiero mearse desde allá arriba.

—Esta pinche gente de fuera piensa que esta ciudad sigue siendo un

pueblito y puede hacer lo que se le dé la gana.

—¿Ya viste a ese cabrón? Está ensayando la patada de Karate Kid. Deja

le tomo una foto para subirla al face. Uff, le sale igualito al güey.

Ray: Es que no me entiendes. Intentar algo por primera vez te cambia la vida.

Bruno: No mames, no quieras filosofar conmigo, ese choro ya me lo sé. Acuérdate que yo soy tu

maestro.

Ray: No quiero ser un héroe, ni romper un récord. Sólo quiero que a través de este acto me pasen cosas

diferentes. Como cuando le perdonas la vida a la hormiga que se cruza en tus zapatos o eliges pasear al

perro por la noche en vez de en la mañana. Todo eso cuenta para que se desencadene una espiral de

sucesos aleatorios agitados por la distribución y función de probabilidad normal o de Poisson la cual

afirma que el tiempo de “alguien esperando algo”, puede calcularse mediante una fórmula que lo único

que dice es que…

Bruno: Lo único que va a pasar es que lleguen las patrullas y te bajen a chingadazos por profanar este

monumento patrimonio de la humanidad. Y te van a multar y entonces ya nadie me va a poder sacar a

pasear.

Ray: Imagínate esto: qué tal si a mitad del camino pierdo la memoria y encuentro un extraño objeto en

el punto más alto. O tal vez tenga una visión… o quizá la magia de la ciudad esté ahí...

3
Bruno: ¡Basta! si no quieres tus quince minutos de fama, entonces haz algo más creativo que cruzar los

arcos.

Ray: ¿Creativo cómo qué?

Bruno: Puedes, por ejemplo, componer una canción sobre alguien que quiere destruirlos.

—911, buenas noches ¿Cuál es su emergencia?

—Quiero coger, me urge una perrita.

—¿Perdón...?

—Hay una persona encuerada en los arcos, gritando como loca, con un

bebé llorando en los brazos.

—¿Cuáles arcos?

—Pues los únicos que hay en esta ciudad. El patrimonio mundial de la

humanidad hecho de cantera.

—Correcto, en este momento levanto su reporte. Buenas noches.

—¡Ay, papá, qué exagerado! El señor sólo esta ahí jugando con su perro.

—No exagero, además sólo así mandan la patrulla rápido.

Ray: Te das cuenta. Hace cinco años dejé de cantar en la regadera. Supongo que en ese entonces me

sentía feliz sin saber porqué. ¿No te ha pasado?… haces lo que te da la gana y a la primera las cosas te

salen bien. He perdido eso y hoy quiero recuperarlo.

Bruno: No necesitas demostrarle nada al mundo, pinche Ray. Ven… date un toque. Yo te… necesito.

La casa es muy fría sin ti. Además, no te ves guapo sin camisa. Sólo yo puedo andar encueradito por las

calles.

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Ray:

(Canción a capella, cualquier melodía improvisada).

En mi mente pasa un tren

siempre llego tarde a él

me encuentro distraído y no lo sé

El doctor que me atendió

me dijo que no era peor

escribir mi propia realidad

No me siento enfermo

ni tampoco cuerdo

sólo sé que quiero ser feliz

Puedo no pensar en la radioactividad

quiero despegar sin temerle al huracán

Y si hoy es hora de morir

no se olviden de que estuve aquí

dejen que me vaya y toque el cielo por ti.

Bruno: No has perdido nada, Ray. Nada de nada, entiéndelo. El rock sigue ahí.

Ray: Sí he perdido y mucho. Todos los días me tomo una fotografía, la veo y no me reconozco.

Parezco otra persona. No tengo esa misma mirada.

Bruno: ¡Te calmas! No seas mamón y melodramático. Todos nos hacemos viejos y cambiamos. Por

ejemplo, hoy decidiste pelarte a rapa porque te estás quedando calvo y lleno de canas.

Ray: Quisiera tener los mismos sentimientos cuando me tomé esa foto. Y papá, hermana y yo

estábamos bien. Éramos una familia de verdad. A veces me da miedo. No quiero terminar caminando

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en esta ciudad haciendo lo mismo, volviéndome viejo y rutinario al igual que papá. Yo no era así, yo no

soy éste que ves.

Bruno: Dios sabe por qué y para qué hace las cosas.

Ray: Pues… Él no me ha dicho nada.

Bruno: Quizá no le has contado nada.

Ray: Pero… Él lo sabe todo ¿no?

Bruno: Sí, pero, al wey, le gusta que se lo contemos.

Ray: Quiero tener tiempo para mí.

Bruno: Ahí está el pedo. El sacrificio es una virtud. No quieres sufrir nada, cabrón.

Ray: No sé cómo he sobrevivido todo este tiempo: noches y fines de semana con domingos aburridos,

escurridos. Miro hacia el oeste. Imagino cómo sería vivir en medio de los arreboles, en una nube

contemplando la noche, la luna brillante y tatuada de asteroides. Todo, todo se ha ido tan lejos, tan

atrás, como esa constelación de los tres reyes magos.

Bruno: Se llama Orión. No me gusta que te pongas sentimental.

Ray: Recuerdo cuando boleaba mi zapato de niño y escribía la carta pidiendo solamente tres regalos.

Papá decía que le pidiera al rey negrito Baltazar, porque era el más pobre de los tres. Y nosotros

también éramos pobres. Y yo con mi inocencia diciéndole a papá que ordenara una pizza para que

cuando los reyes llegaran a casa no tuvieran hambre, mientras me apuraba a llenar tres cubetas con

agua para el camello, el elefante y el caballo.

Bruno: Para, para, para… Ya no sigas. Cuando te pones nostálgico me dan ganas de aullar. ¡Auuuu,

auuuu, auuuu!

Ray: Cualquier día se puede ser tan feliz hasta tocar el cielo. De repente llega el huracán y todo se lo

lleva. Despiertas roto como una figura de porcelana: inmóvil e incapaz de repararse a si misma.

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Bruno: A ver cabrón, entiende de una puta vez que todos estamos un poquito rotos y mordidos.

Las nubes de la ciudad que venían desde el sur ahora se posaban sobre

nosotros dejando caer una lluvia suave y triste. Los autos y algunas de las

estrellas comenzaban a prender sus luces. La luna desnuda a veces se

dejaba ver.

Ray: Sabes qué necesito, perrito... viajar, enamorarme, darme en la madre, experimentar, no tener

miedo e intentar las cosas que no me atreví a hacer cuando era más joven. Sentir esa combustión. El

ácido en mi corazón. Esta ciudad ya no tiene nada que ofrecerme a mí. Necesito irme.

Bruno: ¿Y me vas a llevar contigo, putín?

Ray: Si sigues tan obediente y limpio como te he enseñado… Sí.

Bruno: Wey, nos estamos volviendo viejos. La vida da muchas vueltas. No te compliques.

Ray: Ayer conocí a la chica que más sabe de música en la ciudad.

Bruno: Ah cabrón… ¿tú, ligando morritas? Y a mí que casi nunca me sacas ni a la esquina ¿Cómo se

llama? Vamos, Ray, bájate de ahí y cuéntame. ¡Aaaauuuuuu, auuuuu! ¡Wof, wof, wof!

Ray: Se llama Lola. Le dicen Lola, de tan solitaria, sola.

Bruno: Por su nombre, no creo que sea la mejor chica para ti. ¿Cuántos años tiene? ¿Está chichona, es

nalgona?

Ray: Mmm, no pasa de los treinta. Sólo es bonita.

Bruno: ¿Guapa o bonita?

Ray: Mmm... ¿cuál es la diferencia?

Bruno: A las bonitas les regalas flores y te casas con ellas. A las guapas no les regalas flores y no te

casas con ellas porque no quieren.

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Ray: Entonces es … no sé… ella es guapa y bonita.

Bruno: No, no se puede ser dos cosas al mismo tiempo, solamente una.

Ray: Entonces ella es… guapa… No, no. Mmm… Ella es bonita. Ella es una ilusión. La belleza es una

ilusión. La estabilidad es una ilusión. Las personas cantan pero están llorando. Otros, cocinan y

realmente pintan. La mayoría trabaja doce horas en una pequeña oficina y están muertos por dentro. Yo

siempre he querido ser un ángel. Tener alas y volar. Y los ángeles nunca están atrapados en una rutina.

Bruno: Sí, sí eres un ángel. El ángel del rock, Ray, pero ya vámonos.

Ray: No me iré hasta volar.

Bruno: Chingada madre, ¿Quién te entiende?, ¿Quieres cruzar los arcos o volar?

Ray: Quiero cruzar los arcos y volar. Voy a caminar poco a poco más rápido hasta correr y entonces

como en mis sueños simplemente levantar las manos y los pies.

Bruno: ¿Y la capa? ¿Y las alas?

Ray: Las alas me nacerán en el momento en que las necesite.

Bruno: ¡Ay, no mames! ¡Ya, por favor, no seas cursi! Vámonos a caminar. Bájate de ahí.

Ray: Yo busco subirme a la montaña, a lo más alto y luego dejarme caer. Una y otra vez. Una y otra

vez. Una y otra vez. No creo en la estabilidad de las cosas. Hay gente que se hace vieja con la misma

idea y en el mismo lugar. Ya no quiero regresar a casa.

Bruno: Wey, wey, que weba me das, queriendo ser diferente y llevando la contraria. Intentando salvar y

componer el mundo de los demás, cuando no eres mas que un llanero solitario, que se cree Superman

con sus versos de kriptonita. No eres alguien agradecido.

Ray: Voy salvar mi mundo siendo yo mismo.

Bruno: No tenemos la capacidad de salvarnos Ray, no la tenemos, para eso está Dios.

Ray: Sí la tenemos, mira.

Bruno: No, Ray, ¡detente! Te dije cabrón ahí viene la patrulla. ¡No mames y también los bomberos!

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Ray: ¡Me vale madres!

Bruno:

Entonces mi amo camina hasta llegar al arco número veinte, a una altura

de aproximadamente quince metros. La lluvia ahora es más intensa y las

nubes parecen croquetas grises suspendidas en el cielo. La luz bipolar de

la patrulla dibuja en su rostro una extraña excitación. La noche está

invertida, es una pirámide descansando en su vértice, en un punto de

equilibrio y ese punto es el pinche Ray. El más leve movimiento y paso

en falso hará la diferencia entre una anécdota o tragedia. El wey extiende

los brazos. Cierra los ojos. Camina cada vez más rápido. Hasta correr…

Un trueno rompe el equilibrio.

III. Good bye, horses

Ana: Y con esta canción nos despedimos. Pero antes, les quiero presentar a la synth new techno band.

En la voz, la beatiful Lola, de tan solitaria, sola.

Lola: ¿...?

Ana: Y en las programaciones, teclados, haciendo coros y con apenas twenty years. Me. Una auténtica

tormenta: Ana. Ojalá les guste. One, two, three….

(Lola extiende los brazos como un Cristo en la cruz. Canta algo parecido a Good Bye Horses con un

beat sensual e hipnotizante. El escenario está lleno de velas. Incendia una rosa negra al terminar la

canción y la apaga con una copa de vino tinto que le escurre por su boca y cuello hasta llegar a sus

pechos).

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Lola:

El espíritu conoce la ciencia

que habita el pH de mi lengua

la electricidad neuronal de los sueños gasolina

resuelve las ecuaciones del deseo

y las torres de mi perversión

Oh, demonio de Laplace

habitante de agrietados días submarinos

y de futuros turquesas imposibles

Lloro por la ciudad

por sus danzas de septiembre

y luces sonoras de napalm

Auto-imprimo soledad

una burbuja triste aletea

mi reflejo en la oscuridad

Ray: (Desde las mesas solitarias, mientras aplaude).

La forma de cantar de Lola. Esos movimientos sexys. Al ponerse de

cuclillas me dejó ver el color de sus bragas y ella me miraba fijamente

sin parpadear. Y en el clímax el vino humedeció su cuello, sus pechos y

se excitaron sus pezones de frío. No usa brassier. El escenario es un altar.

Acabo de presenciar un rito… artístico, satánico, oscuro no sé cómo

explicarlo. Y ni así. No hay más aplausos. Bueno es natural, no hay

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gente. Nadie es profeta en su tierra. No saben reconocer el auténtico

talento.

(A Ana y Lola) ¡Hey, otra, otra, otra! No se vayan todavía.

Ana: Este….ya no nos sabemos más canciones. Gracias por tus aplausos. Nos hiciste la noche. Bye.

Lola: Gracias.

Ray: Su música es tan… cómo decirlo. No quiero decir negra, porque no es blues, pero no conozco

otra palabra mejor para describirla. No sé qué género sea, pero me recuerda a Q Lazzarus con esa rola

de la película que se llama… que se llama… mmm… bueno es de un siquiatra que ayuda a atrapar a un

sastre que se quiere cambiar de sexo ¿la vieron? Pero, por favor no se vayan. ¡Otra, otra, otra!

Ana: Tocamos new dark techno. No, no, please, no te subas al escenario.

Ray: Es que quiero tomarme una selfie. En unos años van a ser superfamosas.

Lola: Mi escenario es sagrado. Ningún hombre cabe aquí.

(Ray se sube al escenario para tomarse una foto con Lola y ella lo recibe con una patada en los

güevos)

Ana: I told you.

Ray: Discúl... penme... no quise inva... dir su espa... cio... pe... ro… uff... ne... ce ... sito sentar… me.

Se me va… se me fue… el aire... Uno... dos… tres… ya… ya… ya, estoy bien. Son tan... ta...

lentosas… creo que se merecen un mejor escenario, que las conozca mucho más gente. Si ustedes me

lo permiten yo puedo ayudarlas.

Ana: Nooooo, thank you.

Lola: El arte no es para las masas. No necesitamos a nadie. El escenario debe estar sintonizado con la

energía perfecta.

Ana: La gente piensa que sólo somos una bandita darkie, pero en realidad lo que mejor nos define es

una art feminism machine.

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Lola: La música es también imagen y tú ni siquiera podrías ser nuestra mascota.

Ana: Además somos vegetarianas y no nos gusta la carne, ni la grasa.

Ray: ¿Cuándo van a tocar otra vez? Puedo diseñarles un póster, pegarlo por todo el centro y que la

gente se de cuenta de lo fantásticas que son... en vivo y a todo color. Todo el bar estaría lleno.

Ana: Nuestros conciertos son diferentes en cada presentación. No nos gusta tocar por tocar.

Lola: Cada uno es temático. Hoy por ejemplo el tema fue el papel de la mujer post-moderna y

feminista en un cosmos infinito…

Ana: Ahogada en una pequeña ciudad de provincia.

Ray: Eso se oye tan poético. ¿Les puedo invitar algo de beber? Por cierto no me he presentado. Me

llamo Raymundo, pero díganme Ray.

Lola: Bájate, por favor. Tenemos que recoger las cosas y las estás contaminando con tu mala vibra.

Ray: Déjenme ser su staff recoje-cables aunque sea.

Ana: Esa patada en los webos te enculó. Te advierto, ella es mía, de mí y de nadie más.

Lola: Y Ana es de Lola y de nadie más.

Ray: Me queda clarísimo. Yo sólo quiero que seamos nada más... amigos. Pero entonces, ¿por qué eso

de Lola de...?

Ana: Tan solitaria.

Lola: Sola. Así me decían cuando Ana me conoció. Yo tocaba en una banda y era la única integrante.

La banda se llamaba "Las Lolas". Y luego alguien me dijo que eso de "Las Lolas" sonaba como a "Las

Lenchas". Luego leí un poemario post-norteño que me prestó "El Gordo" y fue así como me rebautizé.

Ray: A mí también me gusta la poesía, es tan bonita. Ahora ya no estarán solas. Yo les enrollo los

cables, cargo los instrumentos, soy su staff.

Ana: No money para pagarte.

Lola: Ni tampoco necesitamos a nadie que nos ayude. Nosotras dos estamos alineadas por las estrellas.

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Ana: Y nadie debe alterar ese equilibrio.

Ray: No necesitan pagarme. Yo lo hago por puro amor... al arte y a la poesía. Es la primera vez que

estoy cerca de personas creativas y tan bellas. Yo necesito una como… una como inspiración para

tonificar mis días azules y rutinarios en dorados y violetas. Olvidar los fluidos, tos y ronquidos de… de

mi perro. En serio no se van a arrepentir. Pónganme a prueba un día ¿sí?

Lola: ¿Tú qué dices, Ana?

Ana: Decide tú. Luego a mí no me eches la culpa.

Lola: Lo pensaremos. Anota tus datos, tu fecha y lugar de nacimiento y si los astros nos dicen que tu

energía es especial y brilla, entonces, nos pondremos en contacto contigo.

Ray: No se arrepentirán.

Ana: Ahora si no te molesta. Vamos a recoger.

Lola: Es la parte más dura de ser artista.

Ana: Cargar las cosas. Es taaan heavy.

Ray: ¿Les puedo ayudar?

Lola: Qué no, gracias, nosotros te avisamos.

Ana: Será mejor que te bajes del escenario. No todos cabemos aquí. Get out here!, ahorita, now!

IV. Sistemas operativos esclavos

Don Chalo: ¡Ray!

Ray: ¡Quéeeee!

Don Chalo: ¿Cómo mando un correo?

Ray: Ya te he dicho un millón de veces que entras a gmail, lo escribes como si estuvieras usando una

máquina de escribir y le das enviar.

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Don Chalo: Está bien.

Ray: Uno...dos….tres…. cuatro… tres series de diez... y luego, empezar otra vez.

Don Chalo: ¡Ray! …. ¿Estás haciendo ejercicio?

Ray: Sí, papá. Hasta acá me apesta tu olor a cigarro, carajo. Contaminas mis pulmones. Así cómo voy a

sudar y a enflacar.

Don Chalo: Bueno. Tú, síguele. Ya se te está bajando la panza. Pero, no le subas tan fuerte a la música.

¿Ya desayunaste?

Ray: No, papá. Deja que termine la rutina. Si estuviera más flaco tal vez les hubiera caído bien. Si la

casa estuviera limpia y oliera bonito, tal vez podría invitarlas a comer.

Don Chalo: ¿A quién?… ¡Ray!… necesito ir al baño.

Ray: Pues ve al baño, papá. Estás enfermo pero no paralítico.

Don Chalo: Ray, es que tengo miedo de caerme, me puedo quemar con el cigarro.

Ray: Tienes la andadera. Es más fácil que yo me caiga a que tú lo hagas. Si dejaras de fumar no

tendrías miedo de quemarte.

Don Chalo: Hijo, por favor, llévame. Ya no aguanto. (Tose).

Bruno: A mí sí me sacas a pasear cuando te lo pido, ya llévalo no seas ojete.

Ray: Deja de interrumpirme. En esta casa uno no puede hacer nada porque todos me necesitan . ¿Y

yo?, ¡Yo, qué! Nunca tengo tiempo para hacer mis cosas. No estorbes, perro.

Don Chalo: Ray, no puedo entrar al correo. (Tose más fuerte).

Ray: Es que nunca pones atención. Todo lo que te explico se te olvida. No te entiendo en serio, no te

entiendo. ¿Quieres ir al baño o escribir un correo?

Don Chalo: Ya nada, déjalo. Yo puedo solo.

Bruno: Yo también quiero ir al baño, estoy como pinocho.

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Ray: No, primero te explico y luego te llevo a mear. Ya me interrumpiste. No me harás venir para nada.

Es tan fácil como poner gmail y luego darle click en "escribir correo" y luego... ¿a quién chingados

quieres escribirle?

Don Chalo: A tu hermana, pero cálmate, hijo.

Ray: ¿Esa que nunca te visita, ni te ayuda? Ni siquiera conoces a tu nieto, carajo.

Don Chalo: Sí lo conozco. Recuerda que tú me llevaste al bautizo de Miguelito. Ella trabaja, tiene que

atender a su esposo, cuidar a su bebé. Apenas tiene tiempo...(Tose cada vez más fuerte).

Ray: Eso fue hace dos años, papá. Dos años y nunca te ha vuelto a visitar. Ni un pinche domingo nos

ha invitado a comer o al cine.

Don Chalo: Tú no te quisiste quedar al bautizo, él que no lo conoce eres tú. Además a su esposo no le

caes bien.

Ray: Claro que conozco a Miguelito, veo las fotos por el facebook. Y a mí tampoco me cae bien su

esposo.

Don Chalo: Hijo, a muy pocas personas le caes bien. Eres raro, hablas con el perro, no tienes amigos.

Bruno: A mí sí me caes bien porque me das de tragar y me pones una cubeta de agua. Me caes a toda

madre, pinche Ray. ¡Wof, wof! Sácame, me estoy cagando.

Don Chalo: Ella tiene una carrera, un trabajo. Me dijo que la van a subir de puesto. En verdad a uno le

da gusto que después de diez años...

Ray: ¿Y yo qué? Me has agarrado de tu pinche enfermero 24/7, porque tú… tú no sabes gastar el

dinero. Vivimos como pobres, pero no somos pobres.

Bruno: A ver, a ver, a ver. Esa si no me la sabía. Con razón nunca me han comprado unas croquetas

Eukanuba, puras Dog Chow.

Don Chalo: Se te he echado la mano toda la vida. Nunca has querido trabajar porque según tú, no

tienes un título. Te pagué cinco carreras y todas las abandonaste.

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Ray: Nunca quisiste que estudiara música. Y a mi “hermanita” nunca le negaste sus caprichos. Que si

la natación, que si la gimnasia, que si las artes plásticas, que si…

Don Chalo: Siempre echándole la culpa a otros. Tuviste todos los recursos y ahora que estás grande me

sales con que lo tuyo siempre fue la música. (tose hasta casi ahogarse).

Ray: Carajo, y ni así dejas de fumar. No, no, como una chingada. Esos orines no los voy a limpiar otra

vez. Si a ti te gusta vivir en la porquería allá tú. Yo no soy, ni seré la chacha de esta casa. ¡Carajo con

las colillas, papá! ¿Por qué no usas el cenicero?

Don Chalo: Porque nunca lo alcanzo. Hijo, por favor. Llévame al baño.

Ray: Para que te llevo si ya lo ensuciaste todo.

Bruno: Pélame, cabrón. Yo también me estoy haciendo y si me hago dentro de la casa, me pegas y me

castigas y no me sacas a pasear y luego me vuelvo a hacer y me pegas otra vez y no me sacas a pasear y

luego me vuelvo a hacer y me pegas y castigas y...

Ray: Ya no soporto vivir en esta casa. Voy a conseguir un nuevo lugar dónde vivir.

Don Chalo: ¡Bravo, bravo, por fin! (tose)

Bruno: Eso merece dos piruetas y tres lamidas de bolas.

Don Chalo: Ray, no sabes ganarte la vida. Nunca has trabajado.

Ray: Conseguiré trabajo de lo que sea y después me largaré. Ser mesero no debe ser tan difícil. Juntaré

dinero de las propinas y formaré una banda de new wave y con el dinero de nuestros conciertos

grabaremos un disco y con la venta de los discos tendré una vida de rockstar.

Don Chalo: Ray, por favor, necesito ir al baño.

Bruno: Con su permiso, voy a hacerme bolita, ya me anda del dos. Hago como que nadie me ve.

Ray: Pinche perro, no pinches mames. Lo primero que te dije que no hicieras y lo primero que haces,

desgraciado. A la chingada, expulsado de aquí. ¡Fuera!

Papá, no te voy a llevar al baño hasta que aprendas a enviar un correo.

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V. ¿Y si hacemos un trío?

Ana: No me da buena espina ese man.

Lola: Creo que te estás poniendo celosa.

Ana: ¿Celosa yo? ¿Por un gordito pelón y medio loser? No mamar.

Lola: Me manda muchos mensajes por whatsapp. Es bien castroso.

Ana: ¿Y cómo habrá conseguido tu celular?

Lola: Sí te estás poniendo celosa.

Ana: ¿Y qué te dijo?

Lola: Pues que tiene mucho espacio en su casa y que ahí podemos ensayar a gusto. Vive con un roomie

que no la hace de pedo y un perro que le encargó su hermana pero que es muy obediente.

Ana: Eres alérgica a los perros, bitch.

Lola: También soy alérgica a no tener varo.

Ana: No te desesperes. Esto es temporal.

Lola: Pero es tragar o pagar la renta, el agua, la luz... las cosas para mi magia.

Ana: Yo te dije que era necesario trabajar en algo de medio tiempo, en lo que la banda se consolida y

en lo que nos dan la beca del FONCA.

Lola: No hay que desaprovechar las oportunidades que se te presentan en el camino.

Ana: Mmmta, de seguro ya se la mamaste y el pago es…

Lola: Ana, mi lengua es tuya y de nadie más. Soy sexy como toda bruja cósmica. No te pongas celosa.

Además recuerda que sé hacer encantos y pócimas.

Ana: ¿Qué te propuso?

Lola: Nos invito a tomar unas cervezas a su casa para que viéramos el espacio y si nos agradaba

podíamos ensayar ahí cuando quisiéramos.

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Ana: Eso es un mero pretexto para cenarte. Le advertí que no se metiera contigo… wacha ¿por qué a

mí no me hace esas propuestas?

Lola: Tranquila, mi princesa. Me excitas cuando te pones así.

Ana: A mí no me queda claro, what the fuck! como yo no tengo tus nalgas, ni tus bubis, ni leo tantos

libros, ni canto y sólo soy la tecladista.

Lola: Piensa que con el dinero que ahorremos podríamos comprar muchas cosas.

Ana: Sí, pero es que…

Lola: Ropita, maquillaje, lencería, hasta podríamos irnos de viaje… una luna de miel. Tú boca sabe a

miel.

Ana: No sé... tengo mis dudas.

Lola: No pasa nada. Tú sabes que nuestra banda es sólo de dos y es nuestro proyecto de vida. Tienes

unos pezones bellísimos, parecen "almendras rojas en medio de los pechos".

Ana: Sabes... con… vencerme y así... así no se vale.

VI. Paseos caninos

Bruno:

El puteque del Ray se vuelve cada vez mas extraño. Ayer dejó encendida

la televisión a todo volumen y no pude dormir. Se oían unos gemidotes

saliendo por la ventana: “Aaaaah, aaaaah aaaaah, así, así, así”. De tanto

ruido los perros aullaban como lobos “Auuuu, auuuuu, auuu”. La base de

la cama se pandeaba y los resortes chillaban como grillos jariosos. Creí

que por fin, se había conseguido una novia con la cual desfogarse. Pero

no, era un dvd porno pirata de SexMex.

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Don Chalo: Ray...¿qué estás haciendo?

Ray: Éste…. nada… nada…. estoy clavando un cuadro en la pared.

Don Chalo: Saca a pasear al perro. Traeme unos cigarros y unos cerillos de los que son de madera.

Bruno:

Ray está bien pendejo. Se ha alejado de Dios. O Dios se ha alejado de él.

A rapa y con esos audífonos de loco, ya no nos pela. Su papá lo amenaza

y le dice que ya no le dará dinero para sus gastos, si no va por

medicamento, pañales y algo de comida. Todo lo hace de mala gana y

casi siempre me ahorca. Yo necesito tiempo para hacer del uno. Me jala y

las almohadas de mis patitas se lastiman. Todo el mundo en la calle se le

queda viendo por raro y porque no recoge mis chorizos. Un día nos van a

atropellar, ni siquiera se fija si el semáforo está en rojo. Mi paseo dura

bien poquito. He leído que los perros necesitamos una hora de caminata

diaria para no volvernos locos, enfermos o tristes. Llegamos a casa y otra

vez lo mismo.

Don Chalo: Ray, necesito ir al baño.

Ray: Pero si te acabo de llevar hace cinco minutos.

Don Chalo: Apúrate, yo creo que estoy malo de la próstata. ¿Trajiste mis cigarros?

Ray: Ahorita voy… no tardo, necesito acomodar las cosas que compré y terminar de escribir una carta:

El aire del otoño traspasa mis pulmones y me enferma. El vidrio roto de

mi cuarto deja traspasar la lluvia. Los demonios entran ahí por la noche y

se comen mi alma. Las pesadillas rompen mi espíritu. Necesito

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vacaciones. Ir a la playa, pasear por las palmeras del Pacífico y beber.

Ver y beber. Beber y ver. Creo que ver es beber dos veces, como los

errores que repetimos día tras día. La estabilidad es una ilusión, nunca se

alcanza, como la ola que nunca se atrapa y se conquista. Voy surfeando

los días calientes y fríos. Esquivo las cosas. Tengo hambre. Estoy

desvelado. Quiero mi café de olla con canela y gorditas de asadura con

frijoles y queso. Los días me saben igual. Esquivo, lascivo…

No, no, no. Esta letra está super pedorra. Necesito hacer algo más poético, que le guste a Ana y Lola

para impresionarlas y me den chance de estar en su banda. Seríamos un bombazo. Nadie hace ese tipo

de música en México: techno oscuro y poderoso como si Q Lazzarus se hubiera electro-clonado en

Lola. Creo que ya tengo el nombre de la banda. Nos llamaremos “The Q Horses”.

Don Chalo: Ray, pásame papel.

Ray: ¿No que no podías ir al baño?... Ahorita voy, carajo.

Don Chalo: Hijo, apúrate que tu hermana quedó de hablarme por teléfono.

Ray: ¡Uy, cuánta preocupación!, que te llame a tu celular, que le cueste la llamada a la cabrona.

Don Chalo: No le digas así a tu hermana. No sé dónde dejé mi celular. ¿Me puedes marcar? Tráeme

también mis pastillas y mis cigarros. Me acuerdo que las dejé en la sala. Busca los cerillos, me acuerdo

que me los diste, pero no sé dónde los puse.

Ray: Espera, papá, no seas impaciente. Y ya te he dicho que los cigarros no se prenden con los cerillos,

para eso alguien inventó el encendedor, en-cen-de-dor... ¡Verga! No he bajado ni un kilo. Ese programa

de ejercicios de la tele no funciona. Debe haber una forma menos sudorosa de desinflar esta panza y de

inflar mis nalgas planas…

Don Chalo: ¡Ray, mis cerillos! ¡Ya saca a pasear al perro! ¡Ya se metió! ¡Sácalo de aquí!

20
Ray: Es que no ha comido...

Bruno: Desde hace dos días, cabrón, dos pinches días, ¡por qué crees que casi no cagué nada en la

"paseada"!

Don Chalo: ¡Ray, Ray! ¡Saca a ese perro, que ya se llevó mis pastillas! ¡Haz algo!

Bruno:

De estos dos culeros no se hace uno: no me sacan, no me dan de comer.

Ustedes saben que soy daltónico y entonces las pastillas me parecieron

unas croquetas gigantes y deliciosas, envueltas en papel brillante para

regalo. Y entonces… creo que… me estoy… into… xi… cando… Y

ahora... ya no me puedo mover… estoy... in… mó… vil.

El veterinario les dijo que el daño es irreversible. Sería mejor que me

sacrificaran. Aunque no sienta dolor, una vida así no es vida. Sólo las

plantas pueden vivir estáticas y sin correr. Ya no podré ladrar, ni tocar la

guitarra al rascarme las pulgas. Ya no podré lamerme tampoco las bolas.

No quiero que me metan en una bolsa, me echen cal y me lleve el camión

de la basura. No soy un perrito de la calle. ¡Xiii. Xiii, Xiii Xiii Xiii!

(Llora).

21
II ACTO

VII. Modelo para armar

Ray: No te preocupes. Mírate, quedaste como nuevo.

Bruno: ¿…?

Ray: La verdad creo que quedaste mejor.

Bruno: ¡Chinga tu madre!

Ray: ¡No mames! ¿Puedes hablar?

Bruno: ¡Chinga tu madre! Siempre he podido hablar. Que tu no me escucharas e imitaras mi voz con tu

pendeja voz, era otra cosa. Ahora… no me puedo mover. Estaba mejor antes. ¡Xiii. Xiii, Xiii Xiii Xiii!

(Llora).

Ray: Ya, ya, tranquilo, pulgoso orejón. Le pedí al taxidermista que te dejara las articulaciones. Así te

puedo mover y no te vas a cansar en la misma posición. ¡Siéntate! (Ray manipula la posición corporal

de Bruno con sus órdenes)...Ahora... ¡párate!… bien hecho, perrito. Ahora... ¡déjate sobar la pancita!…

Muy bien, muy bien….¡Alerta, alerta, ...peligro, peligro!… ¡qué bárbaro! Ahora….¡No, no, esta

posición mejor no porque es como si te fueras a mear, aunque ya no puedes!… ¡Ves!, sigues siendo un

perrito obediente, bien portado y agradecido, decente y al cual quiero pedirle que me...

Don Chalo: ¡Ray, necesito ir al baño!

Ray: …cuide y proteja, que me avise de cualquier situación o premonición. La otra vez leí que los

perros tienen un sexto sentido. Previenen las desgracias...

Don Chalo: Ray… ¿ya hiciste el desayuno?

Ray: ...dicen que cuando viene una catástrofe natural como un temblor, los perros no paran de aullar.

En esta ciudad no tiembla, ni hay volcanes, sólo caen tormentas muy fuertes. Las casas se inundan y los

coches se quedan ahogados en las avenidas. Prométeme que…

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Don Chalo: ¡Ray, no encuentro los cerillos!

Ray: …siempre me cuidarás a mí, como yo a ti. Y que me guardarás en tu hociquito las llaves de la

caja fuerte. Eres mi alcancía.

Bruno: Ay, ay. Ahora sí mucho amor, cabrón. Si ni de tragar me dabas. Ya no te hagas el pendejo, tu

papá te está hablando. Cuídalo a él, que todavía vive.

Ray: …y que pase lo que pase, estaremos juntos en las buenas y en las malas, aunque ya no puedas

hablarme, ni yo escucharte. Y pronto nos iremos de aquí.

Bruno: Sí, sí, muack, muack... pero por favor quiero estar en posición de echar la weba, así dormidito.

Don Chalo: ¡Ray, creo que ya me ganó otra vez, trae el trapeador!

Ray: ¡A qué la chingada, ya voy! Ya no aguanto este olor a miados, colillas y mierda.

Bruno: Ray, Ray, no te vayas, no me quiero quedar en esta ridícula pose. ¡Ray...Ray... vuelve culero!

¿Por qué chingados sigues sin escucharme?

VIII. Presupuestos artísticos

Lola: Ayer vino el casero. Ya no puede esperarnos otro mes. O le pagamos o nos botan de aquí.

Ana: ¿Esta vez no funcionó?

Lola: No, no funcionó nada.

Ana: ¿Nada, nadita de nothing?

Lola: No me iba a acostar con él.

Ana: Los blow jobs aburren con el tiempo. Nunca has sido una experta.

Lola: Es que me da asquito.

Ana: Necesitas probar otras fórmulas. Te dije que le pusieras un pelo de tu vagina en la torta ¿Por qué

no me hablaste?

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Lola: Tú no le gustas a él.

Ana: Lola, necesito que sepas algo.

Lola: Yo también.

Ana: Va, tú primero.

Lola: No, tú.

Ana/Lola: Bueno, las dos al mismo tiempo

Ana: No ganamos el FONCA. Lola: Ray nos quiere contratar.

Ana: ¿..? Lola: ¡…!

Ana: Yo no pienso coger con él.

Lola: Nadie te va a bajar los calzones. Con beca o sin beca debemos seguir creando. Quiere que

toquemos en su fiesta de cumpleaños.

Ana: No hemos caído tan bajo para tocar en fiestas y menos en la casa de ese man.

Lola: No seas dramas. Nos va a pagar. Será nuestro primer salario musical.

Ana: ¿Cuánto?

Lola: Cinco mil pesos.

Ana: Oh my god! ¿No importa que el show dure solo quince minutos?

Lola: Ya lo sabe. Me dijo que no hay problema. Pienso leer unos poemas de la Pizarnik, entre

canciones, para completar la hora. Además sabes ¿qué me dijo?

Ana: Seguramente quiere que toquemos unos covers de Soda Stereo. A todos los rucos les gusta Soda.

Mejor lee El Manifiesto Cyborg de la Haraway.

Lola: No. No. El muy baboso también dijo que me iba a dar una sorpresa. ¿Y si leo a Simone de

Beauvoir?

Ana: Don't fuck me. Nadie dice te voy a dar una surprise.

Lola: ¿Y sabes qué es lo peor?

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Ana: ¿...?

Lola: Aunque sea su cumpleaños, él va a regalarnos algo. Es su forma de agradecer que vamos a tocar.

Ana: Ese man sí que es raro.

Lola: Sí, más raro que nosotras. Voy a leer algo de Sylvia Plath. Quedará mejor para el show.

Ana: Me encanta cuando te ríes.

Lola: Y tú a mí porque eres la única que me hace reír.

IX. El futuro se lee en las vías de un tren

(Ray camina sobre un riel en las vías del tren. Muy pronto pierde el equilibrio. Al fatigarse, descansa

sobre los durmientes. Esta situación se repite continuamente. No avanza. Bruno está en posición de

sentado, viendo hacia el infinito).

Ray: Tenía un profesor en sexto de primaria, el maestro Pepe, que había olvidado el significado de la

palabra paquidermo. A los elefantes les dicen así. Ellos tienen una memoria infinita, ¿sabes? Pepe

nunca podía acordarse de la raíz griega paqui. Dermo es muy fácil y significa piel. A veces yo tampoco

puedo acordarme de mis raíces. De por qué me llamo Ray y de por qué hace mucho tiempo no celebro

mis cumpleaños.

Bruno: Ya no voy a decirte nada. Aunque ahora puedo hablarte nunca me escuchas. Paqui significa

grueso. Como tú, pinche panzón.

Ray: Me acuerdo de que en mi última fiesta le soplé a un pastel con siete velitas. Me regalaron un

proyector de juguete y había una película de Goofy. Desde ese entonces me gustan los perros orejones

y tontos.

Bruno: Gracias, cabrón.

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Ray: Y no es que tú fueras tonto. Creo que nadie es tonto. Eras la única persona que me entendía y me

daba una respuesta. También eras un perrito bastante dormilón.

Bruno: Pero si hola, mira quién habla. Si tengo los ojos abiertos y ahora no puedo parpadear es por tu

culpa, ¡puto!.

Ray: Y me di cuenta de que los perros pueden ser personas y viceversa.

Bruno: Otra vez queriendo filosofar.

Ray: Por ejemplo, tú eres mi hermano.

Bruno: Yo no soy tu hermano. Soy tu perro y tú mi amo.

Ray: Eres el hermano que nunca tuve.

Bruno: Y entonces por qué chingados no me tratabas como un "hermano" sino como tu pendejo.

Ray: (canta, improvisa una melodía triste)

El destino y la fe

Dios en todas partes

Mi perro jugaba con una mandarina

creía que era una pelota saltarina

y era feliz

Mi rutina

es un mundo que brinca

y no me hace feliz.

Lo abrazo y se ríe

en sus ojos

profundos y brillantes

habita Dios

Él en todas partes

26
en sus ojos

y en la mandarina

Yo en ninguna parte

Del griego kynós, las personas se vuelven cínicas, ladran como perras. Por eso tengo pocos amigos y mi

familia no es normal.

Bruno: No existe lo normal. Nadie tiene una familia normal. Yo no conocí a mi papá y me separaron

de mi mamá cuando me todavía me daba lechita.

Ray: Creo que mi familia se acabó cuando se murió mamá y luego la abuela y luego los tíos.

Bruno: Mi familia son tú y tu papá. Me conformo con poco.

Ray: Y uno se va quedando con los años con menos gente. Uno se siente solo aunque esté

acompañado.

Bruno: Oye... putín... siento en mis almohaditas una rara vibración.

Ray: Y no sé que es lo que tengo qué hacer. El destino nunca llega, nunca se toca. Son dos líneas

siempre paralelas que parecen unirse en el infinito. Quizá uno deba sentarse a esperarlo, de pie en las

vías de un tren y aguantar el embate de la locomotora.

Bruno: Ya la puedo ver. Viene hacia nosotros.

Ray: No me moveré. Ya no voy a tener miedo.

Bruno: Cómo extraño que me ande de la chis en estos momentos.

Ray: Su bramido no me es amenazante.

Bruno: Cabrón, pero a mí me molesta, me duelen mis oídos. Prefiero mil veces el sonido de los

cohetes domingueros. Tengo miedo, Ray.

Ray: Debo soportar el temblor. Si supero esto podré vencer cualquier problema.

Bruno: Vámonos, cabrón. No necesitas demostrar que eres valiente, así a lo pendejo.

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Ray: Debo renacer.

Bruno: Yo no quiero que te mueras. ¿A quién podré seguir cuidándole los sueños, aunque ahora sea un

saco de pelos y huesos inmóviles?

Ray: Gracias por acompañarme. No hubiera podido enfrentar esta batalla solo.

Bruno: ¡Si me trajiste a webo!… Quiero ladrar, quiero morderte tus nalgas planas, quiero lamerte la

mano, quiero olerte el fundillo, para que dejes de hacerle a la mamada, esperando "el inevitable tren del

destino".

Ray: Aguanta, aguanta, a veces hay que saber esperar con los ojos cerrados.

Bruno:

El silbato suena cada vez más cerca. El rodar de las ruedas contra los

rieles de acero irradia una onda que traspasa nuestros huesos. Y yo, ahí,

inmóvil sin poder hacer nada. Si tan solo alguien pudiera apagar el motor

de lo inevitable. Si tan solo pudieramos saltar a la derecha para no recibir

el golpe del futuro haciéndose cada vez más presente. Ray cambia de

pose para sentirse más fuerte, más seguro. Me estoy cagando de miedo

pero a la vez muero otra vez de risa. El imbécil recuerda la película de

Superman y se pone boca abajo con los brazos estirados, tratando de unir

pasado y futuro en su cuerpo y poder restaurar el equilibrio que nos falta.

Siente la verdadera fuerza de la máquina en su corazón. El silbido me

ensordece. La locomotora está a menos de diez metros. Voltea a verme.

Juro que a los dos se nos sale una lagrimita. Entonces el wey me abraza y

rodamos a la izquierda. La locomotora casi me rasguña las bolas. Nos

salvamos por un pelito.

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X. Las mejores fiestas nunca se planean

Ray: Papá… oye… este…. hoy cumplo cuarenta años. Voy hacer una fiesta. Felicítame. Dame un

abrazo. ¿Me vas a regalar algo?

Don Chalo: Haz lo que quieras, pero vete al bar dizque dónde trabajas a celebrar. Aquí, no quiero

ruido.

Ray: De regalo quiero música en vivo. Conocí a una banda de dark techno que me gusta mucho. Es de

unas amigas mías, muy talentosas ellas. Fíjate que son de aquí.

Don Chalo: ¿Y a quién vas invitar, Ray?

Ray: A todos mis amigos de la secundaria y de la prepa. Conseguí sus teléfonos y los agregué a mi

facebook.

Don Chalo: No, no quiero tiradero. Si de por si la casa la tienes sucia.

Ray: Me puse a limpiar toda la madrugada. Ya huele suavemente a pinol.

Don Chalo: Bueno, te doy permiso, si invitas a tu hermana.

Ray: Papá, si ella no viene un domingo que no trabaja. No creo que venga un jueves.

Don Chalo: Es que los domingos necesita dormirse temprano porque los lunes es su día más pesado.

Ray: Los viernes trabaja.

Don Chalo: Nada más mediodía.

Ray: Nunca te ha visitado ningún viernes. Es mi cumpleaños y yo quiero pasármela bien en la fiesta.

Es fiesta para gente grande, de onda y de ambiente. Va a haber alcohol y tacos. No es para bebés.

Don Chalo: Si no la invitas, no hay fiesta.

Ray: ¡Papá, pero van a tocar techno! Estoy seguro que mis nuevas amigas te van a caer bien, para qué

queremos a mi hermana.

Don Chalo: Ray, tu no tienes amigos, mucho menos amigas. Pásame los cerillos.

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Ray: Te equivocas, tengo muchos amigos. Y si no los veo es porque ¡estoy todo el puto día contigo

cambiándote el pañal! ¡Ya deja de fumar, apestas la casa!

Don Chalo: ¡No me grites. Háblale a tu hermana. Llévame al baño!

Ray: Papá, ya date cuenta, a mi hermana le valemos madres.

Don Chalo: ¡Qué le hables como una chingada!

Ray: Le marcaré, pero tú la invitas. No quiero hablar con ella. Ven, Bruno. Vamos a arreglar la sala

para la fiesta.

Bruno: Ray, por favor cámbiame de posición. Ya no quiero tener la patita levantada.

Ray: Qué vengas, pinche Bruno. Cada día te pones más insoportable.

Bruno: ¡No, de las orejitas no! Yo te ayudaría si pudiera moverme, pero de las orejitas, no.

Don Chalo: No te vayas. Llévame al baño o no hay fiesta.

Ray: ¡Ya voy, ya voy, carajo!

XI. Las enfermedades llegan con las pesadillas y se curan en el sueño

Bruno:

Si se dieran cuenta estos dos pendejos de cuánto los quiero. Si me

pudiera mover y meter la naricita en ese bote de basura lleno de un

delicioso olor a cochinada. Si se acordaran de que llevo muchos días en

la misma pendeja posición con la manita levantada. Si se dieran cuenta

de que mi espíritu no se ha ido y sigue aquí en este cuerpo hueco. Si se

dieran cuenta de que todas sus enfermedades yo las absorbía y que si me

tomé esas pastillas no fue por hambre, sino porque a mí tampoco me

gusta sufrir cáncer, diabetes, depresión, stress y tristeza. Si se dieran

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cuenta de que la lengua ya me sabe a cobre y en mi pancita quiero

croquetas y no billetes de mil. Si se dieran cuenta de que yo cuido sus

sueños y que puedo ver y oler a cada uno de sus demonios. Si se dieran

cuenta de que yo también puedo soñar y quisiera tener muchas perritas

para ser papá y que mis cachorros hereden lo mejor de mí. Nunca me

cruzaron estos culeros y morí virgen. Si tan solo me pudiera mover y

meter la naricita en ese bote de basura lleno de un delicioso olor a

cochinada. Si tan solo les pudiera decir que huelo algo raro en esta casa y

no es la suciedad. Si tan solo Ray quisiera escucharme.

XII. Pastel de cumpleaños

Ray: Ahorita llegan mis amigos, no tardan.

Ana: Ya casi es medianoche y tenemos otro show.

Lola: Este… sí, nos contrataron para… el cumple de otro amigo.

Bruno: Ray, no mames, ya nadie va a llegar a tu fiesta. Te lo digo por última vez. Ponme en posición

de dormidito que ya me cansé.

Don Chalo: Ray, llévame al baño.

Ray: Papá, te acabo de llevar hace… ni quince minutos. Ni siquiera en mi cumple me dejas disfrutar.

Lola: Yo lo llevo, señor.

Don Chalo: No, cómo cree, señorita.

Lola: No es ninguna molestia. Paso a pasito se llega a cualquier lado.

Ray: Ves lo que ocasionas, papá. Haces que mis amigas se sientan incómodas también.

Don Chalo: Ray, es una emergencia. Necesito ir.

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Bruno: Ray, cambiame de posición. ¿Por qué ya nadie me escucha?

Ray: Hace mucho que no pido un deseo.

Lola: Ana, ayúdame a levantar al papá de Ray.

Ana: Oki.

Ray: Cuando cumplí siete me hicieron una fiesta de cumpleaños.

Lola: Paso a pasito se llega a cualquier lado.

Don Chalo: Gracias, señorita. (salen Lola y Chalo)

Ana: ¿Cuántos años vas a cumplir?

Ray: No creo tener la fuerza de apagar todas las velitas.

Ana: Puedes soplarle varias veces.

Lola: (regresa) Yo te calculo unos treinta y tres.

Ray: Ya no quiero pedir un deseo. No me gusta pedirlos. Nunca se cumplen.

Lola: No seas amargado. El pastel es de chocolate y se ve delicioso.

Lola: Feliz cumpleaños a ti. Ana: Happy birthday to you. Happy birthday, dear Ray.

Lola: Cierra los ojos. Pide un deseo.

Ray: No sé si deba pedirlo.

Lola: Pídelo en silencio.

Ray: ...

Ana: ...

Lola: ...

Don Chalo: ¡Ray, ayúdame. Necesito salir del baño!

Ray: ¡Chingada madre, ya voy papá!

Ana: Tranquilo, yo voy. Pero todavía no le muerdas.

Ray: No, yo voy. Tengo que… tengo que limpiar...le todo. Ahorita regreso no tardo. (sale)

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Ana: El pastel está delicious.

Lola: Ana, vámonos de aquí.

Ana: No seas asshole. Aún no le sopla a las velitas.

Lola: Mira lo que me dieron de propina.

Ana: ¿Mil y sólo por llevarlo al baño?

Lola: Bueno, lo rocé con una de mis tetas y le di una esencia especial en la lengua.

Ana: ¿Y nuestras cosas? Ni modo que las dejemos aquí. Además no hemos dado nuestro show.

Lola: Lo que hacemos no es un show. Es un performance multidisciplinario artístico y altamente

poético. Además ya le cantamos las mañanitas.

Ana: You are right.

Lola: Vámonos y le decimos que para tocar necesitamos un mínimo de veinte personas.

Ana: Pero, no nos va a pagar nada. We need the money.

Lola: Nos pagará el show. De eso yo me encargo. ¿Al café bizarro?

Ana: Va, creo hoy tienen 2x1 en birras toda la noche.

Bruno: No se vayan, ¿ustedes me pueden cambiar de posición?

XIII. Malas noticias

Ray: ¿Ya estarás contento, verdad? Me arruinaste mi fiesta.

Don Chalo: ¿…?

Ray: Dijiste que podría celebrar si le llamaba a mi hermana. Que ella no haya podido venir, como

siempre, no es mi culpa. Seguramente mis amigos no quisieron venir porque iba a venir niños.

Bruno: Ojalá hubiera venido Mayela, era la única que me rascaba la pancita. Esto ya no es una familia.

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Ray: Y encima de eso corres a mis amigas poetas, intelectuales y alternativas porque siempre quieres ir

al baño.

Don Chalo: …

Ray: Deja de leer tu periódico. Ni siquiera usas los lentes. Cuando te hable veme a los ojos.

Don Chalo: …

Ray: Encima de todo tengo que pagarles por su show y llevarles sus cosas.

Don Chalo: Te dije que aquí no quería ruido. Tú de necio quisiste organizar esa fiesta. Llega una edad

en la que ya no se celebran los cumpleaños, hijo.

Ray: Los cumpleaños siempre deben celebrarse aunque uno cumpla setenta.

Bruno: A mí nunca me diste un huesito en mi cumple. Ya ni siquiera una bañada o peluqueada.

Siempre andaba todo rastudo.

Ray: Papá...no por favor otra vez no. ¿Por qué me haces esto? Yo no voy a limpiar tus orines. Pareces

un niño chiquito y berrinchudo.

Bruno: Cuando yo me orinaba dentro de la casa me agarraban a periodicazos, dizque para espantarme,

pero me dolían mis nachitas y mis orejitas me las jalabas.

Don Chalo: Llévame al cuarto. No me siento bien.

Ray: Papá, el dinero. Préstame las llaves del coche, debo llevarles sus cosas y pagarles.

Don Chalo: No te voy a prestar nada. Llama al doctor. Trame mis pastillas.

Ray: ¡Deja de leer el periódico!

Don Chalo: Y me limpias esto.

Ray: Si no dejas en este momento de leer el periódico voy a ...

Don Chalo: ¿Te importan más ellas que yo?

Ray: ¡Ya estoy hasta la madre! Eres peor que el perro. Entonces… te voy a tratar así.

Don Chalo: Atrévete.

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Ray: ¿A qué te saben tus pinches noticias, tus … deportes, tu… nota roja ? Dime. ¡Contesta, carajo! ¿a

qué te saben? (lo golpea hasta deshacer el periódico).

Don Chalo: Ya por favor, hijo, para... ya…

Ray: Me tienen harto los dos. Los miados, los pelos, tus colillas. Este olor que no se quita.

Bruno: Cómo quisiera morder para evitar todo esto. Creo que voy a llorar. No nos patees, Ray. ¡No,

por favor, no!

III ACTO

XIV. Mudanza dominical

Ray: Por Bruno ni se preocupen. Lo voy a guardar en el cuarto de mi papá. Todavía suelta mucho pelo

y a ciertas personas les puede dar alergia.

Bruno: Ah qué cabrón, me saliste.

Ana: ¿Y cómo se te murió?

Ray: Lo atropellaron al pobre. Siempre ha sido bien atranbancado. Lo sacaba a pasear y una mañana la

correa se rompió y...

Bruno: "Esas son puras mentiras...".

Lola: Hace mucho frío en esta casa y huele mal. A pedo viejo.

Ana: Muchas thanks por darnos alojamiento. En lo que encontramos otro place para ensayar.

Ray: No tienen que agradecer. Yo todavía les debo lo de su presentación. Mi papá ha estado delicado

de salud y he tenido muchos gastos.

Lola: ¿No le afecta el ruido?

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Ray: No que va. El doctor dijo que necesita estímulos sensoriales para levantarse de la cama. Con

ustedes la casa estará más viva.

Don Chalo: ¿Hay alguien ahí…? por favor, ayuda. (desde fuera del escenario)

Ray: Están en su casa. Les dejo un momento a Bruno para que se acostumbren a él. Voy a ver que

quiere mi señor padre. (Sale).

Ana: Sigo pensando que no es buena idea haber venido aquí con este man.

Lola: Tranquila, sólo es cuestión de acostumbrarse al olor, al frío y a la mierda y a los pedos de esta

familia.

Ana: Yo me salí de mi casa para vivir sola y coger a todas horas contigo. No veo cómo terminamos

aquí en casa de este man tan raro.

Lola: A ver, yo no te prometí casarme contigo. Y si estamos aquí es por el amor al arte y para la

proyección de la banda.

Ana: Siento que esto ya no es for me.

Bruno: ¿Me pueden cambiar de posición?

Lola: Mira, Ana. Ya no hay vuelta atrás. No vamos a matar a nadie que no esté ya muerto. Sólo

tenemos que hacer lo que venimos a hacer y ganar dinero. No te alucines. (Le da una patada a Bruno).

Bruno: Ay, ay, mi patita. No estaba estorbando, perras.

Ana: Hacerla de enfermera no estaba en mis planes de vida.

Lola: Sólo va a durar un parpadeo, te lo prometo.

Ana: ¿Sure, you promise?

Lola: Te lo juro, mi princesa. Este perro apesta todo el cuarto. Parece que está vivo todavía y se está

descosiendo.

Ana: Aviéntalo al cuarto de Ray.

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Bruno: Si pudiera ladrar. Si pudieran escucharme. ¡Wof, wof, tengo que hacer algo! ¡Wof, Wof, algo

no huele bien y no soy yo!

XV. Desayuno

Ray: ¿Van a querer jugo?

Lola: Yo, no.

Ana: Yo, sí. De orange.

Ray: Ya casi está el café. ¿Con cuántas de azúcar?

Lola: El café se toma sin azúcar, Ray.

Ana: El mío con two. Bueno, mejor sin sugar, luego me pongo fat.

Ray: Espero que les gusten las crepas. Vi muchos videos para aprender cómo hacerlas.

Lola: No te preocupes.

Ana: El jugo es natural, ¿verdad?

Ray: Claro, faltaba más. Fui al mercado y conseguí buenas naranjas.

Lola: ¿Tú papá no va desayunar?

Ray: Ya le llevé. Me paré muy temprano. Él desayuna té y pan tostado. Ahorita debe estar otra vez

dormido.

Ana: ¿Y qué vamos a comer al rato?

Ray: Pensaba hacer unos bisteces asados para mí. Y para ustedes comprar sushi. Todavía no he

aprendido a hacerlo.

Ana: Yo te puedo enseñar, aprendí en San Francisco.

Lola: Ana sabe hacer unos rollos muy buenos. Trabajaba de cocinera en el Toki-O.

Ray: Me encantaría aprender algo de ustedes.

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Ana: Te damos una lista del súper y en lo que vas nosotros ensayamos.

Ray: ¿Después me podrían juntar en su ensayo? Escribí una letra y quiero cantárselas.

Lola: No sabía que eras compositor.

Ray: A veces escribo. De músicos, poetas y locos, todos tenemos un poco.

Ana: Sólo si te queda bien el sushi te juntamos, ¿verdad, Lola?

Lola: Claro

Ray: Trato, hecho.

Lola: Si tú papá llama ¿qué hacemos?

Ray: Voy a subir a su cuarto para que no les de lata en lo que salgo y a sacar dinero de la caja fuerte…

perdón… perdón, si grita fuerte no le hagan caso. Siempre está de mal humor. No tardo.

XVI. Terapia intensiva

Lola: Don Chalo ¿se puede pasar?

Ana: No contesta. Ha de estar dormido.

Lola: ¡Don Chalo¡ ¿está despierto?

Ana: No creo estar ready para esto.

Lola: No te preocupes. Si ni siquiera se podrá levantar de la cama.

Ana: ¿Y si le da pánico cardíaco?

Lola: Y si mejor te callas. Shhh. Voy a pasar… ¿por qué tan solito Don Cha….?

Ana: ¡Madres, cómo apesta! Me quiero wacarear.

Lola: Son los pelos que suelta ese perro.

Bruno: Yo qué. Si ya estoy muerto. Aquí nomás me tienen encerradito.

Ana: Huele a mierda, miados, pedos y sobaco. ¡Lola, la cama!

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Lola: A ver Don Chalo, ¿cómo está?

Don Chalo: Mal… seño… rita.

Ana: Se le nota very sad.

Lola: Hay que darle un baño. Yo no hago magia puerca.

Ana: Ray se va a enterar que nos metimos si encuentra todo limpio.

Lola: De todos modos se va a enterar.

Ana: ¿Qué propones?

Lola: Concederle un último deseo. Don Chalo, ¿quiere ir al baño?

Don Chalo: No. Por favor, llamen a mi hija.

Bruno: Yo si quiero que me bañen. Mis pelitos están sucios.

Lola: Don Chalo, necesitamos comprar cosas de limpieza. Cloro, jabón, escobas, trapeadores, pinol,

aromatizante. Ana puede ir al súper…

Ana: ¿Meee?

Lola: Dejaremos todo como nuevo. De hoy en adelante nosotras vamos a cuidarlo como si fuera

nuestro padre.

Don Chalo: Gracias, hijita, en ese cajón está la llave. Saquen lo que necesiten de la caja fuerte.

Lola: Ana, ayúdame a llevar al baño a Don Chalo. Mientras tú lo bañas yo voy a preparar todo.

Ana: Pero yo no quiero mojarme.

Lola: No hay tiempo que perder, haz lo que te digo.

Don Chalo: No quiero bañarme. Quiero irme de aquí, llamen a mi hija.

Lola: No se preocupe. Su hija tiene que verlo limpio, arreglado y perfumado. Ana ya prendió el boiler

¿verdad?

Ana: Oh yes… ya debe estar el agua casi hirviendo.

Lola: En lo que sale caliente, siéntese en el excusado. Ahorita regresamos.

39
Ana: Si se aburre nada más díganos.

Lola: Va a quedar como nuevo.

Ana: Nunca se olvidará de nosotras.

Don Chalo: Muchachas ustedes son como… pan... del cielo. Quiero pedirles disculpas. Ray no es la

primera vez que me decepciona como hijo. Le dí todo y miren cómo me trata. En cambio ustedes desde

el primer día se han convertido en dos hijas. Mi otra hija, Mayela, no sé que le pasa. Desde que se casó

ha cambiado mucho. Nunca me trae a Miguelito para que juegue conmigo. Con ustedes la casa brilla.

Ya no será oscura. Estará limpia, olerá bien. Por fin la alegría vivirá aquí.

Bruno: Pe, pe, pe... pero... a mí me tratan con la punta del pie.

Lola: No tiene nada que agradecer, al contrario. Ana, pon música sensual a todo volumen. Voy a cerrar

la puerta y cuando el agua esté caliente yo misma le ayudaré a bañarse.

Don Chalo: ¿Pueden buscar mi celular? Ray me lo escondió. Quiero ver si ha llamado mi hija.

Ana: Es un Nokia de los viejos que parece ladrillo y es azul ¿verdad?

Don Chalo: Sí, ese.

Ana: Yo tenía uno igual. Fue mi primer phone… Muchas cosas siempre se pierden debajo de la cama…

y otras se ganan encima de ella… I am sorry, no tiene llamadas perdidas.

Ana: Bueno, voy a cerrar la puerta para que se desvista.

Bruno: Yo siempre ando encueradito. ¿Me pueden hacer caso? ¡Hey, no se vayan no me dejen en el

cuarto solo! A mí también me urge bañarme. Yo también guardo una llave y billetes de a mil.

¡Regresen, culeras!

40
XVII. Sueños gasolina.

Ray: Necesito demostrarle a mi papá

que puedo hacer algo importante de mi vida.

Algo que trascienda.

Lola: Listo. Se quedó en la tina con la regadera.

Ana: La maleta pesa too much.

No creo poder con ella.

Lola: Todo tiene que parecer un accidente.

Ana: Aquí están los cigarros.

Lola: ¿Y los cerillos?

Bruno: ¡Ray, Ray, Ray! ¡Peligro, peligro!

Ray: Todavía no termino de desquitarme

por estos años perdidos.

Lo primero que voy a hacer mañana

es cambiar los focos de toda la casa.

Y con el dinero que junté, irme con el Bruno de viaje.

Ana: Creo que necesitamos untarle gasolina.

Lola: La gasolina apesta.

Consigue un poco de aceite.

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Bruno: ¿Por qué embarran eso en mis pelitos?

Ray: Muchachas. Ahora sí que me lucí.

Traje un vino y también algo de sushi.

¡Chin, se me está quemando la carne!

Bruno: Por más que ladro y lloro no me hace caso.

Ya huelo un poco a quemado, pero él no se da cuenta.

Lola: Ves ¿cómo no fue tan difícil?

Ana: Creo que le hicimos un favor.

Don Chalo: ¡Ray, ayúdame!

Me quedé encerrado en el baño.

No puedo respirar. (tose)

Ray: Ni madres. De seguro quiere que lo seque.

No sé cómo se metió a bañar. Ahora que él que se salga solito.

Ana: Nunca se me hubiera ocurrido

prenderle un cigarro al dog.

Lola: La casa siempre estaba sucia.

Cualquier cosa podría

haberse incendiado desde antes.

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XVIII. Último intento.

Bruno:

El pinche Ray camina hasta llegar al arco número cuarenta a una altura

de aproximadamente treinta metros. Cada arco es un año de su vida.

Estamos más allá de la mitad del acueducto en la parte más alta. El día es

soleado y el cielo sabe seco porque no se dibujan nubes. La gente nos

toma fotos y los videos los suben a internet. Estamos saliendo en TV, es

un espectáculo extraordinario y a la vez patético. Un hombre con su perro

todo chamuscado intentando cruzar los arcos para cambiar el sabor de su

historia. Los bomberos suben por las escaleras. Una en cada lado para

que no podamos escapar. Eso es un decir. Yo no me puedo mover y el

pendejo del Ray no me suelta. El mediodía es una pirámide y su vértice

el sol: un amarillo enfermo. No puede existir ningún punto de equilibrio.

El más leve movimiento o paso en falso hará la diferencia entre una

anécdota o una tragedia. Por fin, el puteque del Ray me suelta y extiende

los brazos. Abre los ojos y mira al sol. No parpadea. Recuerda lo feliz

que era. No puede quitar el olor de su nariz, ni el sabor azul de la casa

quemada con el cuerpo desmoronado de su padre. Ray no cierra los ojos.

El cielo ahora parece de un color violeta. Ray quiere más azul y el cielo

es lo único que lo puede llenar. Sigue con los ojos abiertos. Las lágrimas

se evaporan en su rostro. Quiere volar. Grita hasta romperse. El sol ahora

es de un color pardo al igual que el cielo. Sigue con los ojos abiertos. Se

incendian sus pupilas. Si tan solo pudiera moverme lo guiaría en su viaje

hacia la oscuridad.

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FIN

ENCORE

Ana: Y con esta canción nos despedimos. Muchas felicidades a la quinceañera… perdón, a los

novios… perdón, a los ahora esposos. Pero antes, les quiero presentar a la band. En la voz, la beatiful

Lola, de tan solitaria, sola.

Lola: ¿...?

Ana: Y en las programaciones, teclados, haciendo coros y con apenas twenty years. Me. Una auténtica

tormenta: Ana. Ojalá les guste. One, two, three….

Lola:

No rompas más, mi…

(o canta cualquier otra rola más aplaudida que la macarena)

OSCURO

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