ACTIVIDAD CUENTO EL DRAGON 31-08 Nicolas Pereyra
ACTIVIDAD CUENTO EL DRAGON 31-08 Nicolas Pereyra
ACTIVIDAD CUENTO EL DRAGON 31-08 Nicolas Pereyra
ACTIVIDAD INDIVIDUAL
“Dragón” de Ray Bradbury
PAUTAS
Esta actividad o tarea es individual. Esto significa que si recibo dos o más trabajos iguales,
serán anulados todos y deberán volver a entregar una nueva actividad con consignas
personalizadas.
Para resolver esta actividad es necesario leer el cuento y el material que se encuentra en la
Biblioteca del aula.
Fecha de entrega: lunes 14 de septiembre.
CRITERIOS
Es muy importante interpretar correctamente las consignas de esta actividad y responder
exclusivamente a lo que se pide.
La redacción es un punto a tener en cuenta. Por este motivo, las respuestas deben estar
correctamente redactadas, respetando los signos de puntuación y la coherencia. También se
tendrá en cuenta la ortografía. Les sugiero pasar el “corrector ortográfico” antes de entregar
para chequear que el documento no tenga faltas de ortografía.
Algunas consignas requieren de una cita textual. Recuerden que las mismas van entre
comillas. La cita textual debe acompañar una explicación realizada por ustedes. Se espera
desarrollo personal.
CONSIGNAS
Dragón
La noche soplaba en el escaso pasto del páramo. No había ningún otro movimiento.
Desde hacía años, en el casco del cielo, inmenso y tenebroso, no volaba ningún pájaro.
Tiempo atrás, se habían desmoronado algunos pedruscos convirtiéndose en polvo.
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Ahora, sólo la noche temblaba en el alma de los dos hombres, encorvados en el
desierto, junto a la hoguera solitaria; la oscuridad les latía calladamente en las venas,
les golpeaba silenciosamente en las muñecas y en las sienes.
Las luces del fuego subían y bajaban por los rostros despavoridos y se volcaban en los
ojos como jirones anaranjados. Cada uno de los hombres espiaba la respiración débil y
fría y los parpadeos de lagarto del otro. Al fin, uno de ellos atizó el fuego con la
espada.
-¡No, idiota, nos delatarás!
-¡Qué importa! -dijo el otro hombre-. El dragón puede olernos a kilómetros de
distancia. Dios, hace frío. Quisiera estar en el castillo.
-Es la muerte, no el sueño, lo que buscamos…
-¿Por qué? ¿Por qué? ¡El dragón nunca entra en el pueblo!
-¡Cállate, tonto! Devora a los hombres que viajan solos desde nuestro pueblo al pueblo
vecino.
-¡Que se los devore y que nos deje llegar a casa!
-¡Espera, escucha!
Los dos hombres se quedaron quietos.
Aguardaron largo tiempo, pero sólo sintieron el temblor nervioso de la piel de los
caballos, como tamboriles de terciopelo negro que repicaban en las argollas de plata
de los estribos, suavemente, suavemente.
-Ah… -el segundo hombre suspiró-. Qué tierra de pesadillas. Todo sucede aquí.
Alguien apaga el Sol; es de noche. Y entonces, y entonces, ¡oh, Dios, escucha! Dicen
que este dragón tiene ojos de fuego y un aliento de gas blanquecino; se le ve arder a
través de los páramos oscuros. Corre echando rayos y azufre, quemando el pasto. Las
ovejas aterradas, enloquecen y mueren. Las mujeres dan a luz criaturas monstruosas.
La furia del dragón es tan inmensa que los muros de las torres se conmueven y
vuelven al polvo. Las víctimas, a la salida del Sol, aparecen dispersas aquí y allá,
sobre los cerros. ¿Cuántos caballeros, pregunto yo, habrán perseguido a este monstruo
y habrán fracasado, como fracasaremos también nosotros?
-¡Suficiente, te digo!
-¡Más que suficiente! Aquí, en esta desolación, ni siquiera sé en qué año estamos.
-Novecientos años después de Navidad.
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-No, no -murmuró el segundo hombre con los ojos cerrados-. En este páramo no hay
Tiempo, hay sólo Eternidad. Pienso a veces que si volviéramos atrás, el pueblo habría
desaparecido, la gente no habría nacido todavía, las cosas estarían cambiadas, los
castillos no tallados aún en las rocas, los maderos no cortados aún en los bosques; no
preguntes cómo sé; el páramo sabe y me lo dice. Y aquí estamos los dos, solos, en la
comarca del dragón de fuego. ¡Que Dios nos ampare!
-¡Si tienes miedo, ponte tu armadura!
-¿Para qué? El dragón sale de la nada; no sabemos dónde vive. Se desvanece en la
niebla; quién sabe a dónde va. Ay, vistamos nuestra armadura, moriremos ataviados.
Enfundado a medias en el corselete de plata, el segundo hombre se detuvo y volvió la
cabeza.
En el extremo de la oscura campiña, henchido de noche y de nada, en el corazón
mismo del páramo, sopló una ráfaga arrastrando ese polvo de los relojes que usaban
polvo para contar el tiempo. En el corazón del viento nuevo había soles negros y un
millón de hojas carbonizadas, caídas de un árbol otoñal, más allá del horizonte. Era un
viento que fundía paisajes, modelaba los huesos como cera blanda, enturbiaba y
espesaba la sangre, depositándola como barro en el cerebro. El viento era mil almas
moribundas, siempre confusas y en tránsito, una bruma en una niebla de la oscuridad;
y el sitio no era sitio para el hombre y no había año ni hora, sino sólo dos hombres en
un vacío sin rostro de heladas súbitas, tempestades y truenos blancos que se movían
por detrás de un cristal verde; el inmenso ventanal descendente, el relámpago. Una
ráfaga de lluvia anegó la hierba; todo se desvaneció y no hubo más que un susurro sin
aliento y los dos hombres que aguardaban a solas con su propio ardor, en un tiempo
frío.
-Mira… -murmuró el primer hombre-. Oh, mira, allá.
A kilómetros de distancia, precipitándose, un cántico y un rugido: el dragón.
Los hombres vistieron las armaduras y montaron los caballos en silencio. Un
monstruoso ronquido quebró la medianoche desierta y el dragón, rugiendo, se acercó y
se acercó todavía más. La deslumbrante mirilla amarilla apareció de pronto en lo alto
de un cerro y, en seguida, desplegando un cuerpo oscuro, lejano, impreciso, pasó por
encima del cerro y se hundió en un valle.
-¡Pronto!
Espolearon las cabalgaduras hasta un claro.
-¡Pasará por aquí!
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Los guanteletes empuñaron las lanzas y las víseras cayeron sobre los ojos de los
caballos.
-¡Señor!
-Sí; invoquemos su nombre.
En ese instante, el dragón rodeó un cerro. El monstruoso ojo ambarino se clavó en los
hombres, iluminando las armaduras con destellos y resplandores bermejos. Hubo un
terrible alarido quejumbroso y, con ímpetu demoledor, la bestia prosiguió su carrera.
-¡Dios misericordioso!
La lanza golpeó bajo el ojo amarillo sin párpado y el hombre voló por el aire. El
dragón se le abalanzó, lo derribó, lo aplastó y el monstruo negro lanzó al otro jinete a
unos treinta metros de distancia, contra la pared de una roca. Gimiendo, gimiendo
siempre, el dragón pasó, vociferando, todo fuego alrededor y debajo: un sol rosado,
amarillo, naranja, con plumones suaves de humo enceguecedor.
-¿Viste? -gritó una voz-. ¿No te lo había dicho?
-¡Sí! ¡Sí! ¡Un caballero con armadura! ¡Lo atropellamos!
-¿Vas a detenerte?
-Me detuve una vez; no encontré nada. No me gusta detenerme en este páramo. Me
pone la carne de gallina. No sé qué siento.
-Pero atropellamos algo.
El tren silbó un buen rato; el hombre no se movió.
Una ráfaga de humo dividió la niebla.
-Llegaremos a Stokel a horario. Más carbón, ¿eh, Fred?
Un nuevo silbido, que desprendió el rocío del cielo desierto. El tren nocturno, de fuego
y furia, entró en un barranco, trepó por una ladera y se perdió a lo lejos sobre la tierra
helada, hacia el norte, desapareciendo para siempre y dejando un humo negro y un
vapor que pocos minutos después se disolvieron en el aire quieto.
1. En este cuento se observan dos historias. ¿Quiénes son los personajes de cada
una? ¿Dónde se encuentran?
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2. ¿Qué clase de lugar es un páramo? Buscá la palabra en el diccionario si es
necesario.
3. ¿Qué interpretación podés realizar con respecto al final del cuento?
4. Leé la segunda página del material que se adjunta, cuyo título es “Viaje al
centro de lo fantástico”. Allí, aparece un fragmento de la definición de
“fantástico” que el teórico Tzvetan Todorov esboza en su libro Introducción a
la literatura fantástica. Teniendo en cuenta esta definición: ¿podemos decir
que “Dragón” es un cuento fantástico? ¿Cuál es el acontecimiento del cuento de
Bradbury imposible de explicar por las leyes de nuestro mundo?
Respuesta:
1- Los personajes de la primer historia son 2 hombres que eran caballeron en el año 900, y se
encontraban en un paramo solitario, oscuro y frio. Y los personajes de la segunda historia
eran otros 2 hombres que estaban ya en un tiempo mas avanzo y se encontraban en un tren a
carbon.
3- En el final del cuento me doy cuenta de que el paramo era un lugar de conexión entre las dos
lineas temporales y por eso cuando los hombres pasaban por ahí con el tren sentian una
sensacion extraña, y a la vez los caballeros del año 900 tenian miedo porque decian que
habia un dragon. La conclusion final que tuve es que en realidad no era un dragon, sino que
este era el tren de los otros dos hombres, que de alguna manera cuando pasaban por el
paramo, los caballeros lo veian como si fuese un dragon.
4- Podemos decir que “El dragon” es un cuento fantastico ya que hay hechos imposibles de
explicar por las leyes de nuestro mundo. Como por ejemplo, cuando nos damos cuenta que
en verdad no habia ningun dragon, sino que era el tren de los otros dos hombres, el cual los
caballeros lo veian como un dragon en el paramo, ya que por algun motivo desconocido y
fantastico, en este lugar hay una conexión entre las dos lineas temporales de las dos historias
y pasan estas cosas.