817-Texto Del Artículo-2389-1-10-20100707
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Gianfranco Pasquino.
“La ciencia política aplicada: La ingeniería política” 1997. P. 13.
1. Preliminares
1
Véase el trabajo pionero de Alfredo Ramos Jiménez, El oficio del politólogo; 1991: 10. Además, del mismo autor, Invitación a la
politología; 1997: 14.
2
Véanse los trabajos de José Antonio Rivas Leone, “La ciencia política en el umbral del tercer milenio”, Diario Economía Hoy. 27/04/
1999. P. 8. Además, “El status de la ciencia política”, Diario El Globo. 22/08/00. P. 16 y “El desafío de la politología”, Diario El
Globo. 20/10/00. P. 25.
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De manera que contamos con un campo rico y De manera que si algo no podemos desconocer
diversificado que, como en ningún otro en cuanto al papel del politólogo y su desempeño
momento, requiere propuestas, tematizaciones en la docencia, la investigación y las relaciones
y explicaciones de parte de la politología y de transdisciplinarias establecidas con otros
los politólogos, respectivamente. saberes y disciplinas, radica en el hecho de
lograr en estos últimos años un notable
Reconocemos que las limitaciones siempre están desarrollo cuantitativo y cualitativo tanto en sus
presentes, sobre todo si asumimos la cantidad actividades, su institucionalización y su
de practicantes e intrusos que en nombre de la profesionalización y, en consecuencia, sus
politología no sólo invaden nuestro quehacer productos.
politológico, sino que lo desvirtúan desde el
momento en que asumen, entre otras cosas, una Apoyándonos en Marcos Kaplan6 al hacer un
actitud de genuflexión, renunciando así al balance y evaluación de la ciencia política,
espíritu crítico y “cuando por alcanzar el respeto tendríamos que “el avance ha sido desigual,
profesional, convierte en fetiches ciertas logros, insuficiencias y límites han estado
técnicas, métodos o formas de conocimiento”3 . directa e indirectamente condicionados. Sin
embargo, debemos igualmente reconocer en
Siendo así, tendríamos, en opinión de algunos nuestro gremio, que los desafíos y promesas
autores4 , que la tarea y espíritu que ante todo siguen estando presentes en nuestro desarrollo
debe guiar la acción del politólogo no consiste y quehacer diario.
en hablar en nombre del poder político, ni
mucho menos a favor de éste con explícita
franqueza; más aún, si no hay meritos para ello, 2. El oficio del politólogo
la demanda objetiva está en asumir una postura
de plena libertad y por ende ausente de En un escrito de hace algunos años, Alfredo
compromisos (salvo con nuestra conciencia y Ramos Jiménez planteaba que si bien es cierto
convicciones) e incluso, si es necesario, el la ciencia política profesional ocupa todavía un
politólogo debe saber contradecirlo, no por lugar marginal en la producción científico-social
capricho sino por convicción y argumentos. latinoamericana, no podemos omitir que
asistimos a un resurgimiento del interés por los
Lo cierto del caso es que la reflexión politológica diferentes estudios políticos especializados7 . El
por sí misma es compleja, como lo es el objeto resurgimiento y si se quiere relanzamiento de la
mismo de estudio5 . De allí entonces que las politología es una realidad objetiva que nuestra
reflexiones y conjeturas que podamos establecer región experimenta y en particular la Venezuela
en algún momento para su discusión en el plano contemporánea.
nacional y regional, relacionadas con el rol a
cumplir por parte de la politología y los Partiendo de esta premisa diremos que el
politólogos, sus logros y expectativas, más que politólogo es ante todo un profesional, un
conclusiones definitivas, se presentan como analista de la política que en posesión de una
propuestas alternativas para el necesario debate diversidad de conocimientos, enfoques y
que nuestra disciplina reclama con cierta perspectivas teóricas como las principales
legitimidad, sobre todo en contextos sociales y herramientas, se abre paso en el abordaje de
políticos de transición, reordenamiento y cambio los diversos fenómenos y problemáticas que
a los que no podemos rehuir ni eludir. caracterizan a la política y al sinnúmero de
3
Cf. David Marsh y Gerry Stoker; 1997: 294.
4
Véanse las propuestas de Gianfranco Pasquino en La democracia exigente. 1997b: 77 y ss. Además, Max Weber; 1970. Jean
Pierre Cot y Jean Pierre Mounier; 1985.
5
Así lo observa y propone Gonzalo Barrios Ferrer; 1997: 177–178.
6
Véase su más reciente trabajo “El politólogo y la ciencia política: retos y dilemas”, Revista de Estudios Políticos. Nº 106.
7
Véase Alfredo Ramos Jiménez; 1991: 10–11. Además, Ramos Jiménez ; 1997: 29–44.
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Los desafíos de la Ciencia Política
efectos que se desprenden del poder y de las disciplina académica tiene un origen muy
relaciones de dominación. reciente a pesar de sus profundas raíces
históricas. Desde la Antigüedad clásica hasta
Tanto la politología, como los politólogos, hace finales del siglo XIX, la realidad política no se
unos cuantos años que logramos consolidarla constituyó en objeto de estudio de una disciplina
como saber y empresa autónoma, con un corpus autónoma en sentido estricto; ciertamente, la
teórico, un método y objeto bien definido. De ciencia política ha sido el último campo
manera que la joven politología y sus susceptible de un conocimiento humano
profesionales cuentan con los suficientes metodológico, riguroso y sistemático”8 .
elementos y herramientas para intervenir en los
más diversos escenarios, ámbitos y niveles, En el mismo orden de ideas, parafraseando a
desde la afinada reflexión teórica, pasando por Miquel Caminal Badia9 , tendríamos que la
el manejo de las principales teorías intermedias prehistoria y la historia de la política como
(de mediano alcance) y el análisis político, ciencia constituyen un largo camino cuya
respectivamente, hasta el abordaje y tratamiento continuidad de fondo es compatible con las
de la coyuntura política, la prospectiva electoral rupturas o giros radicales que han sucedido.
o el periodismo científico. Más aún, diremos que cuando la política deja
de ser una actividad exclusiva de unos pocos,
Sin embargo, en un plano de la discusión cuando se generaliza y se hace anónima en
asumimos que la ciencia política profesional decisiones transcendentes como la elección de
sigue ocupando un lugar si se quiere marginal los gobernantes, surge la necesidad de
en la producción científico–social de América estudiarla y tratarla de manera científica,
Latina. No por ello desconocemos los pequeños partiendo de un objeto y método determinado.
y medianos avances, los logros y espacios
ganados e igualmente los desafíos establecidos, César Cansino, en relación con la evolución de
no sólo en Venezuela sino en el resto de nuestro la ciencia política, señala que dos aspectos
ámbito latinoamericano, inundado de conforman los principales indicadores del
fenómenos políticos que están requiriendo en avance de dicha disciplina: el nivel de autonomía
estos años explicaciones y tratamientos de parte que detenta la ciencia política con respecto a
de la comunidad científica y profesional, los otras disciplinas asumiendo su especificidad; y
cuales no pueden ni deben ser eludidos y la institucionalización de la disciplina referido
omitidos en el debate y tratamiento respectivo. al lugar que alcanza y ocupa la ciencia política
en la vida académica del país y el contexto,
Tendríamos que la ciencia política como saber respectivamente10 .
y disciplina científica viene convirtiéndose en
estas últimas décadas en el área de No obstante, establecer una defensa a estas
conocimiento especializado imprescindible para alturas de esta moderna y noble disciplina nos
conocer e interpretar las diversas dinámicas parece que está de más. Sin embargo, si bien es
políticas que nacional y universalmente cierto la ciencia política no puede desconocer
registramos, que por las características y su diálogo con el resto de las Ciencias Sociales
consecuencias que genera demandan cada vez y el carácter interdisciplinario, no es menos
más una explicación sistemática y rigurosa del cierto que día a día asume con mayor rigor
hecho y fenómeno político. científico y crítica su especificidad, y esto se
refleja no sólo en la autonomía que tienen
Gabriel Almond, en uno de sus más recientes nuestras escuelas y centros de investigación
escritos, señaló que “la ciencia política como sino en el quehacer diario del docente como
8
Véase el reciente trabajo de Gabriel Almond (1999), Una disciplina segmentada. Escuelas y corrientes en las ciencias políticas.
Fondo de Cultura Económica, México. Véase Albert Batlle (1992) Diez textos básicos de ciencia política. Ariel. Barcelona. pp. 9–21.
9
Véase Miquel Caminal Badia; 1996.
10
Cf. Cesar Cansino; 1999.
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11
Hay quienes señalan que en EE.UU. encontramos una cierta distorsión etnocéntrica producto de una visión “etnocéntrica” de la
disciplina, limitada a la narración de lo que acontece en su propio espacio académico. Véanse las consideraciones al respecto aportadas
por Fernando Vallespin; 1994: pp. 31–32.
12
Véase P J Dunleavy [Voz] “Ciencia Política”, en Vernon Bogdanor (Ed). Enciclopedia de las Instituciones Políticas. Alianza, Madrid
(1991). pp. 112–116.
13
Cf. Robert E Goodin y Hans – Dieter Klingemann; (Ed). A New Handbook of Political Science. Oxford University Press (1996).
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Los desafíos de la Ciencia Política
14
Alrededor del avance y consolidación de la ciencia política, el desarrollo de las diversas escuelas y corrientes, véase en particular el
moderno y compilado trabajo de Robert E Goodin y Hans – Dieter Klingemann ; (Ed). A New Handbook of Political Science. Oxford
University Press (1996). Además, David Marsh y Gerry Stoker; (Ed) Teoría y métodos de la ciencia política. Alianza (1997). Gabriel
Almond; Una disciplina segmentada. Escuelas y corrientes en las ciencias políticas. Fondo de Cultura Económica (1999). Giorgio
Sola; Storia della Scienza Política. Teorie, ricerche e paradigmi contemporanei. Caroci (1998)
15
Véase Giovanni Sartori; 1994. Gianfranco Pasquino; 1997. Alfredo Ramos Jiménez; 1997. 1999. Además, José Antonio Rivas
Leone; 1999a. 2000a.
16
Véanse los trabajos de Rosaly Ramírez; 1998. Giovanni Sartori; 1994. Gianfranco Pasquino; 1997a y 1997c. Giorgio Sola; 1998.
Alfredo Ramos Jiménez; 1997.
5
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El quehacer politológico, de acuerdo con Ramos llamados a cumplir una función bien
Jiménez en su Invitación a la Politología, oscila determinada en el progreso del
en tres principales tareas: conocimiento. Más aún, el investigador está
• Como profesor, el politólogo no puede seguro de que su acción y labor forman parte
limitarse a la repetición infatigable de las de una empresa de búsqueda mucho mayor
formulas ´consagradas´ en los manuales y más ambiciosa. De acuerdo con los
universitarios (...) El profesor de politología, planteamientos de Alfredo Ramos Jiménez24 ,
antes de convencer – tarea del ideólogo –, lo que define el quehacer del investigador
debe buscar la demostración de sus en ciencia política es el cultivo del espíritu
proposiciones lo cual debe estar libre de crítico.
ataduras de los compromisos ideológicos (...)
Además, la enseñanza de la ciencia política • Como analista de la política, el politólogo
tiene como presupuestos básicos la tiene la mayor responsabilidad ante la
discusión, el debate y naturalmente la crítica comunidad. Esta es sin duda, según Ramos
y la reflexión creadora22 . Jiménez, la tarea a la que están llamados la
mayoría de egresados de nuestros centros
De manera que si alguna característica de estudios especializados.
asume el politólogo en su dimensión y
vertiente de docente es la plena libertad y Así mismo, dentro de la administración
autonomía, si partimos del carácter crítico pública, el ‘cientista’ político tiene un campo
de la disciplina y el hecho que toda docencia importante de trabajo. Sobre todo si
y la enseñanza de la política no serán la aceptamos por un lado la cantidad de
excepción, no admiten autoritarismos de conocimientos y destrezas que maneja, y la
ninguna clase y mucho menos la aceptación necesidad de contar con verdaderos técnicos
de dogmas y apologías. en el desempeño público y gubernamental
que cada día no sólo demandan más
• Como investigador, asume otra dimensión conocimiento sino que se hace más complejo
profesional: será aquella faceta y ocupación por las propias dinámicas que asume la
en la que el politólogo se presenta como un evolución de la política y del propio Estado.
verdadero ‘artesano intelectual’. La
investigación demanda no sólo dedicación y El politólogo puede con propiedad y destreza
tiempo, sino la pasión por la verdad23 . Si bien explotar el campo de la administración y
algo está claro es que la disciplina, en sus particularmente áreas como la planificación,
diversas vertientes, sea docencia o gestión, planeación y ejecución de proyectos y
investigación, no puede prescindir de la planes de distinta índole que, al igual que otras
crítica y de la autonomía, por lo cual cuestiones, exige mayores conocimientos y
pudiéramos hablar, parafraseando a destrezas que las que maneja normalmente
Bourdieu, que tendríamos bajos estos el burócrata y dirigente improvisado.
presupuestos “una ciencia liberadora” y
revolucionaria, asumiéndola antes que nada Dentro del análisis político, una área a la
como ruptura. que el politólogo no puede descuidar y
renunciar es sin lugar a dudas el periodismo
Así mismo, reconocemos que el politólogo– político, como un ámbito y espacio de
investigador está convencido y consciente deliberación, descripción, proyección de las
que los resultados de su búsqueda están ideas, problemas, coyunturas y, por
22
Cf. Los planteamientos de Alfredo Ramos Jiménez; 1997: 22.
23
Véase La imaginación sociológica. C. Wrigt Mills; 1993, particularmente su apéndice dedicado a “La Artesanía Intelectual”. Pp.
206 – 236. Además, Jean Guitton; (2000) El trabajo intelectual. Alfredo Ramos Jiménez; 1997: 23–24.
24
Véase Alfredo Ramos Jiménez; 1997.
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25
Cf. Alfredo Ramos Jiménez; 1997: 26.
26
Cf. Stoker; 1997: 15–16.
27
Véase Eric Voegelin; Nueva Ciencia de La Política. Ediciones RIALP S. A. Madrid. 1968: 10–11.
28
Cf. los trabajos y propuestas pioneras de Marcos Kaplan; 1976; 1984. Víctor Flores de Olea; 1979. Gino Germani; 1964. Alfredo
Ramos Jiménez; 1985, entre otros.
8
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29
Véase Víctor Flores de Olea; 1979. José Antonio Rivas Leone; 2000. Además, el reciente trabajo de César Cansino; 1999. También
Miguel Jerez Mir; 1999.
30
Los enfoques conforman la principal herramienta de la que se vale y sirve el politólogo para abordar los múltiples procesos y
fenómenos que comprometen a la ciencia política. Además, los enfoques permiten aprender un determinado fenómeno y hecho
social y político desde varias perspectivas y apreciaciones.
31
Gonzalo Barrios Ferrer; 1997: 180.
32
Sobre estos planteamientos y debates véanse los trabajos de Marcos Kaplan; 1999. Alfredo Ramos Jiménez; 1985 y 1999.
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33
Véase el articulo de Fernando Vallespin; “Viaje al interior de un gremio”. Revista Claves de Razón Práctica. Nº 40. Marzo 1994. Pp.
28–36.
34
Véase Norbert Lechner; “Las transformaciones de la política”. Revista Mexicana de Sociología. Nº 1/98.
35
Véase José Antonio Rivas Leone; “Los politólogos”, Diario Panorama. 05/07/2000. P. 2 – 6. Además, “La ciencia política: Una
empresa de ruptura”, Diario El Globo. 22/02/2000. Pp. 16. En relación con la ruptura y vigilancia epistemológica, véase, Gastón
Bacherlard; La formación del espíritu científico. México, Siglo XXI Editores, 1979. Además, Pierre Boudieu; Et Al. El oficio del
sociólogo. México, Siglo XXI Editores, 1987. Del mismo autor, su clásica y recién traducida obra Cuestiones de Sociología.
Madrid, Istmo, 2000. Alfredo Ramos Jiménez; Comprender El Estado. Introducción a la politología. Mérida, CIPC, 1999.
36
Sobre este importante debate alrededor del papel de la teoría en la ciencia política véase Gerry Stoker; 1997: 27–29.
37
Véase José Antonio Rivas Leone; “La ciencia política en el umbral del tercer milenio”, Diario Economía Hoy. 27/04/1999. P. 8.
38
Cf. Rosaly Ramírez; “La ciencia política. El estado de la disciplina” 1998. (mimeográfico)
39
Cf. Pasquino; 1997a: 12-13
40
Véase [Voz] “Pluralismo” en Norberto Bobbio Et Al. Diccionario de política. Tomo I. 1995. pp. 1.384-1.390.
41
Véase la propuesta de Julio Pinto; 1996: 108–109.
10
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42
Cf. Manuel Alcántara Sáez; “Cuando hablamos de ciencia política ¿De qué hablamos? Revista Mexicana de Sociología. Nº 4/93.
Pp. 147–177.
43
Cf. Gonzalo Barrios Ferrer; 1997: 180.
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