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La Armadura Del Creyente

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El yelmo de la salvación

La coraza de la justicia

El escudo de la fe

El cinturón de la verdad

La espada del espiritu

Calzado los Pies con el apresto del evangelio de la paz

John macarthur
1ª Parte: El cinto de la verdad
Escritura: Efesios 6:14

Es un gran gozo de nuevo esta mañana tener el privilegio maravilloso de estudiar el sexto capítulo de Efesios. Y
quiero llevarlo a este pasaje. Si es tan amable de tomar su Biblia ahora y acompañarme a Efesios 6. Me siento
como si ni siquiera pudiera comenzar a agotar las profundidades de estas verdades tremendas que se encuentran
en la enseñanza de la armadura del cristiano en los versículos 14 al 17. Una enseñanza que estaremos viendo esta
semana y en las semanas venideras. Son casi inagotables. Llegan a las profundidades de tanta verdad cristiana que
vamos a tener que edificar algo de su conocimiento a partir del pasado y vamos a esperar inclusive a añadir en el
futuro a todos estos pensamientos, todo lo que ellos contienen.
¡Pero hemos aprendido tanto! Durante las últimas semanas, conforme hemos llegado a la sección final del libro de
Efesios, hemos señalado que el creyente está involucrado en una batalla, en una guerra. Hemos visto que esta
batalla es contra un enemigo muy poderoso, Satanás y toda su hueste de demonios. De hecho, hemos tratado de
señalarle que el cristiano comprometido y Satanás están en colisión. Es inevitable que su vida intercepte con las
puertas del infierno conforme usted vive para Dios. No hay absolutamente duda al respecto.
Es sólo cuestión de cómo se manifiesta a sí mismo y qué puntos específicos pueden ocurrir. La colisión es
inevitable, por cierto, es más bien constante. El adversario trabaja duro, trabaja de manera eficaz, trabaja
poderosamente contra el Hijo de Dios.
Y como hemos aprendido en el libro de Efesios, el cristiano posee un recurso tremendo. Para comenzar, se nos
dice que hemos recibido toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo Jesús en Efesios, capítulo 1,
versículo 3. Que se nos ha dado, según Efesios 1, un lugar en el amado. Se nos ha concedido perdón de pecados.
Hemos sido hechos hijos de Dios. Se nos ha dado conocimiento y entendimiento y prudencia. Hemos sido hechos
parte de un misterio increíble que fue planeado desde antes de la fundación del mundo. Se nos ha dado el Espíritu
Santo para sellarnos. Se nos ha concedido el poder para hacer mucho más allá de lo que podemos imaginar. Se nos
ha dado la capacidad de expresar ese poder mediante la presencia continua y la llenura del Espíritu Santo.
Literalmente, en este mundo, representamos el poder asombroso de Dios. En nosotros existe el poder mismo que
resucitó a Cristo de los muertos y lo colocó a la diestra del Padre e hizo que todos los principados y potestades
estén bajo Sus pies.
Nosotros tenemos este recurso tremendo y somos el pueblo de Dios y estamos en este mundo para cumplir con
las metas y los planes y los propósitos que Dios mismo ha diseñado, para cumplir los fines que tienen que ver con
Su Reino.
Y en un esfuerzo así, vamos a ser resistidos con toda certeza por el enemigo, el enemigo mismo que se esforzó por
resistir a Dios en Sus propios cielos. El enemigo mismo que se opuso al hombre y a su inocencia en el huerto, el
enemigo mismo que trató de aplastar a la nación de Israel, el enemigo mismo que trató de detener el nacimiento,
la vida y la muerte, la resurrección, la segunda venida y el futuro de Jesucristo; el enemigo mismo que trata de
destruir a la Iglesia, que trata de estorbar el servicio que se presta a los creyentes, el enemigo que algún día tratará
de resistir a la tierra contra el poder de Cristo conforme viene a tomar el lugar que Él merece.
Es un enemigo poderoso el que está contra el creyente en esta época. Un cristiano que no lo reconoce, que no
entiende algo de su importancia, un cristiano que no está listo para la batalla va a ser un cristiano que se volverá
una víctima. No sólo pierde en su propia vida, sino que pierde su eficacia, lo cual hace que pierda aquello que Dios
desea cumplir en él. Entonces, la gloria de Dios, por lo menos en su vida, está perdida.
Entonces, debemos estar listos para la guerra; debemos estar conscientes de la batalla. Creo que es algo serio con
cualquier persona que estudia la Biblia. Me temo que no es tan serio como debería ser con muchos de ustedes.
Entonces, Dios realmente ha motivado mi propio corazón para reiterarles en esta mañana, conforme vemos esta
primera parte de la armadura, la importancia tremenda de esta batalla en particular y lo que Dios está realmente
pidiendo de nosotros. Ahora, para comenzar, permítame darle algo de introducción de esta manera: debido a que
el creyente y Satanás están en un curso de colisión; y por cierto es una colisión y se lleva a cabo constantemente,
necesitamos entender algo acerca de cómo Satanás nos ataca. La última vez se lo mencioné de manera breve y
quiero entrar un poco más en esta explicación, aunque no será de manera muy larga, de cómo es que Satanás
ataca al creyente. Quiero darle una serie de maneras en las que creo que no sólo son bíblicas, sino que he visto
también manifestadas en mi propia vida, en la Iglesia y en las vidas de otros que nos dan una idea de cómo Satanás
nos ataca. Me gustaría que las escribiera, porque creo que le van a ayudar a guardarse en estas áreas.
En primer lugar, yo creo que el enemigo ataca al creyente para atacar la persona y credibilidad de Dios. Ataca la
persona y credibilidad de Dios. Esto realmente es el corazón del asunto en términos del esfuerzo de Satanás. Él
desea atacar a Dios. Él quiere que usted dude de Dios, ése es el enfoque. Él lo hizo en el huerto con Eva, “con que
Dios ha dicho…”; y, después, él atacó el motivo de Dios al decir: “bueno, la razón por la que Dios no quiere que
comas es porque sabe que eras como Él. Y Dios no puede tolerar la competencia.” En otras palabras, él quería
culpar a Dios. Un motivo egoísta. Realmente, no puedes confiar en Dios, él estaba diciendo, realmente no puedes
creerle a Dios. Él puede decir una cosa, pero en la profundidad de su ser Él quiere otra cosa. Entonces, Su palabra
no es creíble. La realidad es que el Nuevo Testamento dice que, si niegas a Dios, si niegas a Su Palabra, lo haces un
mentiroso. Eso es lo que Satanás quiere hacer. Él quiere que la gente crea que Dios es el mentiroso y que él dice la
verdad.
Entonces, mientras que Dios nos dice que Él es verdad y Satanás es un mentiroso, Santana nos dice que él es
verdad y Dios es un mentiroso. No puedes confiar en Dios, tienes que dudar de Dios. Duda de Su palabra, duda de
Su poder. Y lo hacemos, ¿no es cierto? Somos tentados, en una situación difícil, a preocuparnos y a perder nuestro
control porque realmente no creemos que Dios pueda sacarnos de ahí. Cuestionamos Su poder, dudamos de la
gracia de Dios a veces y Su misericordia y Su perdón, lo cual no es nada más que una negación de Su promesa y de
Su palabra.
También, con frecuencia, dudamos del amor de Dios y pensamos que Dios realmente no nos ama lo suficiente
como para preocuparse por nosotros. “¿Cómo es que Dios me ama cuando deja que esto me pase?” “Mi marido
me dejó,” “mis hijos están mal,” o lo que sea.
Satanás nos empuja a lugares en donde dudamos del amor de Dios. Invariablemente, quiere que dudemos del
amor de Dios. Él atacó a Pedro una vez e hizo que Pedro dudara de la verdad de Dios. Jesús le dijo a él: “Pedro, ten
cuidado. Satanás desea zarandearte.” Entonces, Satanás nos ataca atacando la persona de Dios y la credibilidad de
Dios. Tan pronto como usted comienza a dudar de Dios en cualquier punto en términos de su persona o
credibilidad, considere la fuente.
En segundo lugar, estoy convencido de que Satanás nos ataca para hacer que sea difícil vivir la vida cristiana. Para
ser difícil vivir la vida cristiana. Él no quiere que sea fácil. Él quiere que sea muy difícil. Para que realmente viva la
vida cristiana, él quiere que sea difícil. Y creo que él ataca de tres maneras para hacer que sea difícil vivir la vida
cristiana. Uno, sería mediante la persecución. Esa sería la manera más extrema. Simplemente, vivir la vida cristiana
es difícil porque algunas personas son antagonistas.
Una persona me estaba diciendo esta semana que él estaba hablando de su nueva fe en Cristo a su hermano y él
extrajo la Biblia y le mostró a su hermano la Biblia y comenzó a hablarle de ella. En este punto, el hermano tomó la
Biblia y la arrojó a una esquina del lugar y le dijo que nunca volviera hablarle de ese libro. Esa sería una ilustración
de persecución. Hay muchas otras ilustraciones a lo largo de la historia de la Iglesia. La persecución de aquellos que
han tratado de vivir la vida cristiana puede venir en el trabajo, de sus amigos y demás.
En segundo lugar, yo diría que él hace difícil la vida cristiana mediante un tipo de persecución menor, de una
manera que llamaría ‘presión de otros’. Algunas personas realmente no quieren vivir para Dios porque no quieren
perder a sus amigos, no quiere moverse, salir de del círculo en el que están. No quieren que la gente los vea como
alguien diferente. No quieren cambiar sus relaciones con la gente. Están muy cómodos con la aceptación que
tienen. Les gusta caerle bien a la gente y realmente, no están listos para vivir de una manera diferente que los
pueda aislar de otros.
Esto es algo de lo que el escritor de Hebreos estaba hablando cuando él estaba escribiéndole a aquellos que
estaban sentados ahí en el borde de la comunidad judía, sin nunca haberse comprometido con Cristo aunque
creían que era verdad, por temor de lo que sus amigos y familia dirían. Y no querían ser aislados. Entonces, Satanás
lo hace difícil también en esa área, así como la persecución abierta, así como Pablo dijo cuando él dijo: “todos los
que quieran vivir piadosamente en este siglo, padecerán persecución.”
Hay una tercera manera en la que hace difícil la vida cristiana y eso es al hacer que sea fácil vivir la vida cristiana, si
usted entiende lo que quiero decir. Creo que algunas veces el lugar más difícil en donde vivir la vida cristiana es el
lugar más fácil para vivir la vida cristiana. Aquí estamos en Estados Unidos. Ser un cristiano es aceptable,
respetable. Todo el mundo es un cristiano. Todo el mundo nace de nuevo. La religión es el medio ambiente de la
hora. El cristianismo está algo así como de moda y está bien.
Y ahora es tan fácil que no hay precio que pagar y quizás eso es lo que hace que sea lo más difícil de todo vivir la
vida cristiana. Parece como si podemos reaccionar a la presión de otros, podemos reaccionar a la persecución, lo
difícil es reaccionar a la aceptación. Pero Satanás entra y se esfuerza por hacer que sea realmente difícil vivir para
Cristo, como también atacar la persona y credibilidad de Dios.
Una tercera cosa que Satanás hace cuando ataca al creyente es que confunde al creyente con doctrina falsa. Él
confunde al creyente con doctrina falsa. Hablo con cristianos todo el tiempo que realmente no entienden lo que la
Biblia significa por este pasaje o aquel. Una persona ayer me preguntó qué es la santificación. Él estaba muy
confundido. No entendía lo que significaba ser santificado. “Sin embargo, he sido un cristiano por mucho tiempo.”
La confusión de diferentes libros y maestros diferentes. Las personas preguntan por qué hay tantas personas que
están en desacuerdo. Bueno, creo que en parte es una estrategia de Satanás el confundir a la gente cristiana,
frustrarlos; y muchas personas dicen: “bueno, realmente no puedes ser dogmático por la Biblia. Tienes que
tomarla en general.” Y todo el tiempo, personas me dicen que soy tan dogmático. Que no puedo ser tan dogmático
acerca de la Biblia. Bueno, yo creo que si usted estudia, no es tan difícil. Realmente, no soy la persona más
inteligente. Yo tengo una inteligencia promedio. No me gusta admitir eso.
Algunos de ustedes pensaban que era tan inteligente, pero no lo soy. Simplemente, soy una persona que sabe
dónde está la Biblia y sabe cómo escarbar un poco y descubrir lo que significa. No es tan difícil.
Pero Satanás confunde a los creyentes de una manera al presentar una multitud de interpretaciones que dejan a
todo el mundo confuso. Él también confunde a los creyentes al hacer que falsos maestros entren y siembren todo
tipo de doctrina falsa. Hay muchos cristianos que son aventados de aquí para allá y llevados por todo viento de
doctrina. Y hay tantos cristianos que son engañados por falsos maestros que vienen vestidos de ovejas, pero
internamente son lobos rapaces.
Hay un problema en la actualidad porque las doctrinas de los demonios han arrasado y Satanás confunde a la
Iglesia. Y hay muchos cristianos que envían millones de dólares a las causas equivocadas. Simplemente, hay
confusión acerca de lo que es verdad en la Biblia, una confusión de enseñanza falsa. Entonces, Satanás trata de
atacar a la persona de Dios. Él trata de hacer que sea difícil vivir la vida cristiana. Él trata de confundir a los
cristianos son maestros falsos y doctrinas falsas.
En cuarto lugar, él se esfuerza por estorbar nuestro servicio a Cristo. Él quiere detener el servicio eficaz. Él quiere
detener a Grace Community Church. Él quiere detener mi ministerio, su ministerio y el ministerio de cualquier
persona que está sirviendo a Jesucristo. Él va a hacer lo que pueda por detenerlo y prevenirlo. Y lo vemos a lo largo
del Antiguo Testamento. Él trata de estorbar a aquellos que fueron profetas de Dios, tal como vemos, cómo él
trató de estorbar al Señor Jesucristo.
El apóstol Pablo dice en 1 Tesalonicenses lo que es un maravilloso principio de este problema en particular, en el
capítulo 2, versículo 8. Él dice: “amándolos a ustedes, estábamos deseosos de impartirles no sólo el Evangelio de
Dios, sino también nuestras propias almas porque ustedes han llegado a ser muy queridos.” En otras palabras, a los
tesalonicenses, él les dice: “quisimos darles no sólo la Palabra de Dios, sino también nuestras propias vidas y nos
esforzamos por ministrar.” ¿Cómo fue, él dice? Laboramos y fue trabajo. Laboramos de día y de noche
predicándoles el Evangelio de Dios.
A los efesios, él les dice “laboramos de día y de noche con lágrimas presentándoles la verdad.” ¿Por qué? Porque
es tan difícil. Es tan resistente. No es fácil.
Los jóvenes a veces me preguntan: “¿entre más ministras, es más fácil?” No, no es más fácil. Simplemente, es
diferente. Y las victorias son más maravillosas y tienes una historia pasada mejor sobre la cual edificas tu fe para el
futuro; pero nunca es más fácil porque él estorba nuestro servicio. Estorbos. Entonces, Satanás ataca la
credibilidad de Dios. Él ataca a cristianos haciéndoles difícil vivir la vida. Él nos confunde con doctrina falsa y
estorba a nuestro ministerio.
Número cinco, yo creo que Satanás hace lo que puede por causar división en el cuerpo. Él se esfuerza por hacer
que haya división en el cuerpo, facturándonos. Esa es la razón por la que nuestro Señor fue tan explícito cuando
dijo, como leímos la semana pasada en Mateo, el domingo por la noche, que, si tienes algo contra su hermano, ve
y reconcíliate antes de que regreses a adorarlo. Entonces, él causa división.
Primera de Corintios 1, Primera de Corintios 2, Primera de Corintios 3 habla de división en la Iglesia. En Efesios 4,
Pablo dice: “esforzándonos por mantener la unidad del espíritu y el vínculo de la paz. Haz lo que puedas por
mantener la unidad.” Pablo nos exhorta en esto porque Satanás nos destroza, trae fricción y división al cuerpo de
Cristo.
En sexto lugar, y esta es otra área en donde Satanás realmente nos pega. Él nos anima a confiar en nuestros
propios recursos. Esto es sutil. Primera de Crónicas, capítulo 21 cuenta una historia de David. David quería
descubrir realmente qué tan fuerte él era; y entonces, él contó a sus soldados. Y Dios le dice a David, ‘este es un
pecado terrible de malo. Tu fortaleza no depende del número de tus tropas. No depende del número de tu pueblo,
tu fortaleza depende de Dios.’ Es fácil, usted sabe, inclusive en un área espiritual, para el creyente, depender de
todo su conocimiento. Usted sabe, me he memorizado este libro, he dominado esto y tengo este principio y he ido
al seminario y tengo toda esta información en mi mente, estoy realmente Listo y puedo enfrentar los problemas.
Lo que sucede es que su vida de oración se vuelve ausente. La profundidad de su devoción se pierde y él se vuelve
superficial y teológico. Muy peligroso.
Hay algunas personas que creen que están bien porque van a la iglesia todo el tiempo y están bien. Podemos
confiar tanto en nuestros propios recursos… Es tan fácil para nosotros depender de nuestro propio entendimiento.
Depender de nuestro propio conocimiento, sabiduría, entendimiento, erudición, educación. Y no dependemos del
poder de Dios con el sentido que Isaías tuvo cuando dijo: “ay de mí,” él sabía que no tenía recurso alguno fuera de
Dios.
Una séptima manera en la cual Satanás nos ataca, y creo que esto es también común, es que él hace que juguemos
al hipócrita. Que seamos hipócritas. Satanás literalmente ha poblado a la Iglesia, incluyendo a ésta, pero él ha
poblado a la Iglesia con personas que son farsantes, no reales.
Inclusive los cristianos pueden hacer eso. Podemos sonreír, ponernos la máscara de espiritualidad dejando que el
mundo entero piense que nosotros estamos bien; y lo único que hacemos es contaminar la comunión. Y nos
enmascaramos tan bien que realmente no enfrentamos el problema real. Nunca dejamos que la gente vea cómo
somos en realidad.
Nunca nos abrimos, contamos la verdad para que nadie jamás pueda venir y nos ayude a librarnos de los
problemas. Nos escondemos detrás del respeto. Nos escondemos detrás de la espiritualidad; hipócritas como
Nehemías y Safira. Queremos mentirle al Espíritu Santo porque Satanás realmente ha entrado en nuestros
corazones. Satanás ha venido y nos ha vendido una mentira y nos ha dicho que es mejor que la gente piense que
somos respetables. Es mejor no enfrentar tu pecado y enfrentarlo. Es mejor enmascararlo y cubrirlo y jugar un
juego.
Satanás es tan sutil que llena la Iglesia de hipocresía. Él puede venir, en primer lugar, él trabaja en nosotros para
atacar la persona de Dios para que sea difícil vivir la vida cristiana.
Nos confunde con doctrina falsa, estorba nuestro servicio, causa división y nos anima a depender de nuestros
propios recursos y nos hace que juguemos al hipócrita.
Sólo dos más, número ocho: Satanás nos ataca para hacernos mundanos. Para que nos conformemos al molde del
mundo. Digo, él es tan exitoso en esto. La Iglesia en la actualidad, es tan mundana, tiene tanto dinero, es tan
materialista, está satisfecha consigo misma, autocomplaciente, tan parecida al sistema que la rodea que inclusive
es difícil separar a los dos.
Sin embargo, Juan nos dice: “no améis al mundo ni a las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y
la vanagloria de la vida no es del Padre sino del mundo. Y el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad
de Dios permanece para siempre.” Él está diciendo: ‘mira: no tiene nada que ver con el mundo, el mundo está
pasando y Él es eterno. Las dimensiones mismas de la vida son incoherentes y no pueden unirse. ¿Qué estás
haciendo con el mundo?’
Sin embargo, la Iglesia es absorbida porque Satanás constantemente nos impone al mundo. Y lo último: yo creo
que Satanás quiere hacer que actuemos en desobediencia a lo que sabemos que es la Palabra de Dios. Esto es
quizás el pináculo de todo. Satanás quiere que actuemos inmoralmente. Si Dios es moral, y Dios establece la ley
moral, entonces cualquier acto contra la ley de Dios es inmoralidad, sea sexual o social, lo que sea. Actuar
inmoralmente es actuar en contra de la ley moral. Y Dios es el que la estableció. Entonces, él quiere que
desobedezcamos a Dios. Eso le da a Satanás una oportunidad. Eso le da una ventaja.
Bueno, ahí lo tiene. Esas son las áreas en las que Satanás opera. Atacando la persona de Dios, haciendo que sea
difícil vivir la vida cristiana, confundiéndonos con doctrina falsa, estorbando nuestro servicio, causando división,
forzándonos a confiar en nuestros propios recursos, a que juguemos al hipócrita, a que seamos mundanos y a
actuar en desobediencia a Dios. Así es como va a venir. Así es como siempre lo ha hecho. Ahí es donde está la
batalla. ‘Ahora, dice usted, bueno, ¿cómo lo enfrento? ¡Eso es una lista grande de ataques!’ Bueno, lo maravilloso,
y por lo que estoy tan emocionado, es que estas nueve cosas que les di, pueden ser enfrentadas de una manera
simple. Observe el versículo 13 de Efesios 6: “por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir
en el día malo y habiendo acabado todo, estar firmes.” ¿Cómo va usted a resistir todo esto con toda su
complejidad y con toda la sutileza de Satanás y con toda su inteligencia y con todas las maquinaciones del diablo y
el engaño? ¿Cómo es que usted va a enfrentar esto? simplemente, no se concentre en lo que él está haciendo,
usted se concentra en lo que usted está haciendo. No importa que usted pueda categorizar esos ataques. No
importa que usted conozca la definición de cada uno. No importa que usted pueda expresar toda sutileza de lo que
él está haciendo. Usted no puede hacer eso. Este mundo es demasiado sofisticado, demasiado remoto, demasiado
súper humano como para que usted lo enfrente. Usted o yo.
Lo que importa es que no vistamos de la armadura, ¿se da cuenta? Entonces, cuando la batalla comienza, sea cual
sea el ataque, usted se defiende. No importa de dónde venga el enemigo. No importa qué tan sutil es su ataque en
la guerra si cuando usted llega, usted está listo para él. Eso es todo. No importa qué estrategia adopte Satanás. No
importa por qué camino venga, no importa si esté arrastrándose o este volando. No importa qué tan sutil sea su
ataque o qué tan abierto sea, si usted está listo cuando él llega, eso es lo que importa.
El creyente con su armadura estará firme por donde quiera que el enemigo ataque. Entonces, habiendo dicho todo
lo que le he dicho, para que sepa de dónde viene, para que esté consciente en esas áreas, el punto primordial no
es si él está viniendo o cuál el ataque es, sino si usted está listo. ¿Está listo? Porque si usted se pone la armadura,
lo puede enfrentar.
Ahora, en esta mañana sólo quiero que veamos la primera parte de la armadura. Es muy simple, pero es muy, muy
importante. La primera está en el versículo 14: “estad pues firmes.” Eso nos lleva de regreso al versículo 13,
“habiendo hecho todo para estar firmes,” a la mitad del versículo 11, “para que podáis estar firmes.” La idea es
estar firme en contra del ataque de Satanás para estar listo para sus ataques, para estar ser victorioso cuando
venga. Por lo tanto, si usted va a estar firme en contra de esas cosas, necesita tener sus lomos ceñidos con la
alētheia, con la verdad o la veracidad.
Ahora, hablemos de esto. La palabra alētheia, puede ser traducida como contenido, verdad en contraste a la
mentira. La verdad como es definida como la Palabra de Dios, la revelación de Dios, el contenido de la verdad. O
puede ser definida como una actitud de veracidad o no hipocresía o sinceridad u honestidad o integridad o
compromiso.
Tomemos el primer elemento. Digamos que latente en el pensamiento aquí está el concepto de verdad como
contenido. Si Satanás me ataca, es obligatorio para mi tener el cinto de la verdad. ¿Por qué? Bueno, el primer lugar
en el que Satanás vendrá con sus acechanzas es la misma palabra traducida ‘estratagemas’ en el capítulo 4,
versículo 14. Así se refiere al viento de doctrina, la palabra doctrina de enseñanza. Ahora, él dice esto: “Satanás
vendrá y vendrá promoviendo ciertas enseñanzas que son engañadoras, que son doctrinas inteligentes de
demonios. Él viene aquí con estas verdades falsas. Y son las estrategias del diablo. La única manera en la que usted
puede resistir la farsa y las mentiras del diablo es tener la Verdad.
Esa es la razón por la que es tan importante para nosotros enseñar y enseñar y enseñar la Palabra de Dios. Pablo
habla de las doctrinas de demonios y espíritus engañadores que vienen para engañar.
En Primera de Corintios 10:20 y 21, Pablo vio a la sociedad corintia y dijo que los corintios tienen esta gran
estructura de adoración y van a sus templos paganos y adoran a sus dioses paganos y se emocionan en todos los
rituales y ceremonias y ritos de adoración; pero él dice que las cosas que los gentiles sacrifican, las sacrifican a los
demonios y no a Dios. En otras palabras, detrás de todo el sistema, hay demonios. Su sistema de adoración entero
es demoníaco. Su sistema entero de religión está inspirado por los demonios. Es la doctrina de demonios y
espíritus engañadores. Lo que estoy diciendo nos ayuda a entender que toda la enseñanza falsa viene de Satanás.
Jesús lo dijo en Juan 8:44: “él es mentiroso, como dije, y padre de mentiras.” Entonces, lo elemental que Satanás
hace es venir con mentiras, con verdades a medias. Y el creyente si va a estar en la guerra debe conocer la Verdad.
Ahora, eso es básicamente lo que está detrás de este concepto aquí en un sentido.
Permítanme describirle el cinto para que usted pueda entender aquí la imagen. En el día de Pablo, una persona
romana, inclusive un soldado, usaba una túnica. Una túnica era un pedazo grande de tela cuadrado en su mayoría.
Tenía un agujero para su cabeza en la mitad y dos agujeros para sus brazos. Eso era todo. Usted simplemente se la
colocaba encima y era algo así como un pedazo de tela de material suelto. Pero si usted iba a ir a la guerra, usted
no iba a la guerra con eso volando por todos lados. De hecho, ni siquiera tomaba un viaje de este modo.
Por ejemplo, dice en Éxodo que cuando los hijos de Israel fueron llamados por Dios para dejar Egipto
para salir a la tierra prometida, en el capítulo 12 de Éxodo en el versículo 11, Dios les dijo “ciñan sus lomos. Nos
vamos de Egipto.” Entonces, tenemos que esta era una frase común para que una persona tomara un viaje.
En Lucas, capítulo 12, nuestro Señor en el versículo 35 está hablando de Su segunda venida y Él dice: “asegúrense
de que sus lomos estén ceñidos y sus lámparas ardiendo.” En otras palabras, ceñir sus lomos era apretar todo este
material suelto para que usted pudiera estar listo para irse. Lo que significa entonces, es estar listo, preparado. Esa
es la idea. El cinto era preparación. Un soldado romano no entraría en una batalla con su túnica volando por todos
lados en la brisa. Alguien iba a jalarlo por su cabeza; y ahí se acabó.
Usted no peleaba una batalla con la tela volando por todos lados. Yo me acuerdo, y usted también lo ve la
televisión, cuando usted ve los juegos de fútbol americano, lo ajustados que están los uniformes porque no
quieren que nadie jale nada. Lo que solía enojarte era que corrías y ahí, de repente, se te caía algo y alguien te
agarraba de la camiseta que se te había salido y te jalaba de atrás. Finalmente, inventaron lo que se llaman las
camisetas ajustadas, usted las ve actualmente en las universidades y simplemente ahora se las arrancan a la gente
y corren; y ya se les cayó la camiseta. Un hombre tenía su camiseta y eso era todo. Porque no querían que nada
estuviera volando en el combate.
Lo mismo inclusive es más importante en una batalla. Usted quería asegurarse que en un combate mano a mano -
esas guerras no eran peleadas desde bunkers a cientos de metros de distancia, ellos peleaban mano a mano en el
combate -y usted no tenía algo colgando o suelto, sino que lo ajustaba a su cuerpo. De hecho, en 2 Timoteo,
capítulo 2, el apóstol Pablo dice: “soporta las aflicciones como buen soldado de Jesucristo y no debes enredarte en
las cuestiones de esta vida.” Lo que él está diciendo es que no puedes pelear si estás con tu túnica enredada por
todos lados; los asuntos de esta vida van a hacerte esto. Tiene que cortar el cordón de la vida civil. Tiene que dejar
al mundo. Cuando un hombre es metido, es enlistado al servicio militar, ellos no dicen: “ahora que lo hemos
enlistado, realmente sería agradable si pudiera unirse a nosotros. Sería maravilloso si pudiera usar nuestro
uniforme, porque entonces se va a ver como los demás, sería tan amable si pudiera recibir nuestras órdenes y
comer nuestra comida y vivir en nuestro lugar.” No le piden esto, simplemente lo hace. Cuando lo enlistan en el
ejército, deja a su novia, su esposa, su hogar, su familia, su autor, su trabajo. Se acaba la vida civil y hace lo que le
dicen. Y así es si va a ir a la guerra. Es serio.
Entonces, si un soldado iba a ir a la guerra, si un hombre en un viaje hacía esto, se puede imaginar lo que un
soldado hacía. Simplemente, tomaba un cinto, lo colocaba alrededor de su cintura, era hecho de un material para
cinto. Probablemente, el de un soldado estaría hecho de cuero. Él apretaba este cinto y tomaba las cuatro
esquinas de esa túnica, las metía por ese cinto, haciéndola una especie de túnica pequeña, una mini túnica. Y él
tenía movilidad, flexibilidad, se podía mover y no lo estorbaba. Eso realmente es lo que está en la mente del
apóstol Pablo.
Ahora, también en ese mismo cinto era común para un soldado romano tener una especie de funda, una especie
de tira. Esto estaba conectado al cinto, pasaba por su hombro y se conectaba a la parte de atrás de su espalda. Y
ahí es donde metía su espada para que, más adelante, cuando lo veamos, en la espada del Espíritu, la cual es la
Palabra de Dios, estaba anclada, estaba metida en el cinto de la verdad.
En otras palabras, la Verdad está revelada en la Palabra. Usted tiene la Verdad, por así decirlo. Usted la saca para
pelear la batalla de tal manera que la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios, está anclada al cinto de la
Verdad.
Pero por encima del hombro estaba esta tira. Y en esta tira estaban los emblemas, insignias de victorias previas.
Así como decoraciones. Usted ve a un soldado y tiene todas estas cosaS aquí en el pecho por las batallas que ha
peleado y las cosas que ha logrado. Ahí es donde las colocaban en un soldado romano. Todas las medallas y
reconocimientos de lo que había hecho, eran colocados ahí. Y se conectada con el cinto de la Verdad.
Y amados, así es. Cuando usted usa el cinto de la Verdad, usted saca la espada del Espíritu y va a ganar la batalla y
va a recibir las medallas, ¿se da cuenta? Ahí es donde todo comienza. Se volvió el emblema del logro en una
batalla. Una combinación apropiada. Sólo aquellos que estaban listos, ceñidos, aquellos con la espada del Espíritu
colgando al lado eran los que habían ganado las medallas e iban a la batalla habiendo sido victoriosos.
Entonces, éste es el corazón del término. Ahora escúchenme. Se refiere a la Verdad. Creo que usted puede tomar
alētheia en el sentido de contenido, pero ése no es el pensamiento primordial aquí porque eso es cubierto en la
espada del Espíritu. Eso se va a cubrir en la última parte de la armadura. El enfoque primordial aquí es la idea de
veracidad, lo cual también puede significar la Palabra. Y aquí está hablando de actitud, no contenido. Lo que él está
diciendo es “ponte tu cinto, eso muestra una actitud de compromiso, una actitud de alguien que está listo. Una
actitud que dice ‘estoy listo para la batalla, estoy vestido, estoy alerta, estoy listo,’” ¿se da cuenta?
Ahora, éste es el punto que quiero compartir con usted para terminar. Lo que significa es que usted pelea sin
hipocresía. Significa que usted entra con seriedad. ¿Y sabe una cosa?, con franqueza, la mayoría de los cristianos
nunca se ponen el cinto de la Verdad. Sólo viven la vida, así como volando en la brisa. Hay poco compromiso,
nunca se colocan ese cinto de la veracidad. Nunca se comprometen.
Escuche, cuando un soldado se colocaba su cinto, y se colocaba esa tira, y metía ahí su espada, estaba diciendo:
“estoy listo para pelear.” Y creo que la mayoría de los cristianos pierde porque no les importa mucho. Son como
Hebreos 12, “viendo que estamos rodeados de tan grande nube de testigos, despojémonos de todo el pecado y de
todo peso que nos asedia y corramos la carrera.” ¿Verdad?
¿Puede imaginar a un hombre corriendo una carrera con un abrigo y botas de combate? Eso es absolutamente
torpe. No haga eso. Esos hombres usan tan poco que nos da pena, es un poco vergonzoso. Están ahí corriendo con
tan poco como puedan. Ellos van a ser móviles.
Quieren toda la flexibilidad que puedan tener. Sin embargo, hay cristianos que tratan de correr la vida cristiana con
botas de combate y un abrigo y se preguntan por qué se cansan tanto. “¡Hombre,” dicen, “estoy cansado! Nunca
parezco ir muy lejos.” Cinco años después están a unos metros de la línea de salida porque no hay compromiso.
Y creo que el sinónimo más grande para la veracidad es compromiso. Y lo que Pablo está diciendo aquí es que
“mira, tienes que reconocer que ésta es la guerra y tómalo con seriedad. Tienes que entrar sin hipocresía,
sinceramente, con una actitud correcta, con un corazón para la batalla. Soy un soldado. Y voy a soportar
penalidades por la causa de Jesucristo,” como dice 1 Timoteo 2:3, “estoy dispuesto a pagar el precio para que
pueda agradar al que me escogió para ser soldado. Tengo un corazón para la batalla.”
Escuche, al verdadero cristiano le encanta la pelea y el verdadero cristiano ama tanto al Señor que no perderá. Él
no se rendirá. Observe 1 Corintios capítulo 9. No puedo identificarme con un cristiano que está contento con estar
derrotado toda la vida. Simplemente viven su vida cediendo a la tentación, cayendo en todos los pecados que
enfrenta la carne y la mente. No entiendo eso. ¿Cómo puede ceder de una manera tan fácil?
En 1 Corintios 9, Pablo dice: “¿no sabéis, en el versículo 24, que los que corren en una carrera, todos corren?”
Cuando la carrera comienza, todo el mundo corre, pero sólo uno recibe el premio. Corred de tal manera que
ganéis. Miren, él dice, si van a meterse en esto, ganen. ¿Quién quiere perder? De lo que Pablo está hablando aquí
es deseo. En el deporte solíamos decir que el deseo es el 90% del punto. Es verdad. Si usted lo anhela, está ahí.
Nuestros entrenadores podían decir “si lo anhelan lo suficiente, pueden alcanzarlo. Si anhelan la victoria lo
suficiente, pueden alcanzarla.” ¿Sabe una cosa? Este fue un buen pensamiento, pero no siempre fue verdad.
Algunas veces, me encontraba con un hombre que era más duro que yo y yo lo anhelaba, de hecho, lo anhelaba
aún más. Pero nunca nada funcionaba. Estaba humillándome todo el día, simplemente porque no podía. Algunos
de los esfuerzos más grandes fueron contra el peor adversario. No podía ganar. ¿Pero sabe una cosa?, en la causa
de Cristo, si el deseo está ahí, la victoria estará ahí ya que “mayor es el que está en vosotros que el que está en el
mundo,” ¿verdad? Entonces, siempre está disponible.
Entonces, Pablo está diciendo que el deseo tiene que estar ahí. Él dice que un atleta corre y muchas personas
corren, pero sólo uno alcanza el premio. Entonces, si están en esto, ganen. Oh, Dios, danos personas con este
compromiso. Dios, danos personas que quieren ganar en la vida cristiana no para que puedan apilar sus propias
coronas, sino para que puedan entregárselas a Jesucristo, para que puedan decir “este es mi acto de amor, este es
mi acto de adoración, este es mi acto de alabanza. Te entrego mi vida, mi sacrificio vivo,” esto es lo que Él busca.
Compromiso. Él dice: “todo atleta se domina, se controla a sí mismo,” en otras palabras, disciplina su vida. Él tiene
cuidado con lo que come, cómo entrena, lo que hace para obtener una corona corruptible, pero nosotros, una
incorruptible. Él dice: si estos hombres pueden trabajar tan duro para ganar una corona corruptible, ¿no podemos
tener el deseo para tener la victoria en nuestras vidas para la gloria de Dios?
Entonces, él dice: “no corro a la aventura. No ando por todos lados corriendo a medias aquí y allá, descansando,
sino que corro a todo lo que doy. No peleo como alguien que golpea el viento. No estoy simplemente golpeando a
lo tonto el aire. Estoy golpeando a mi adversario en la costilla. Estoy buscando la pelea,” él dice. “Y al hacerlo,
someto mi cuerpo, lo sujeto.”
Como puede ver, aquí está la vida disciplinada de un ganador. Esto es lo que Dios quiere. Y francamente, en el área
espiritual, Dios nos ha dado el recurso para ganar. En Romanos 12, Pablo dice: “así que os ruego por las
misericordias de Dios,” y las misericordias de Dios son los primeros 11 capítulos de Romanos. En los primeros 11
capítulos de Romanos él dice que Dios nos ha apartado del mundo malo. Dios nos ha redimido en Cristo. Dios nos
ha dado la justicia de Jesucristo. Dios, mediante nuestra fe y el Señor Jesucristo nos ha llamado a Su familia y nos
ha adoptado como Sus hijos. Dios nos ha dado amor y gozo y paz. Dios nos ha concedido el poder tremendo del
Espíritu de Dios en la vida de resurrección. Dios nos ha dado todos los recursos que necesitamos apartados para un
plan eterno el cual es incambiable e innegable y todas estas misericordias maravillosas de Dios nos las ha dado. Por
lo tanto, “presenten su cuerpo como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.” Sólo es
razonable. No es nada maravilloso. Es simplemente lo que debes hacer. Y después, él dice en el siguiente versículo:
“y no os conforméis a este ¿Qué?, mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestro entendimiento
para que comprobéis cual sea la buena y aceptable y perfecta voluntad de Dios.”
Ahora, primero, su mente renovada y cuando la Palabra está en su mente y tiene la Verdad, entonces usted puede
vivir con compromiso y hacer un sacrificio de su vida. Francamente, la mayoría de nosotros no conoce el
significado de un sacrificio vivo. No tenemos ni la menor idea de lo que es sacrificar nuestras vidas. Podemos arder
en la estaca y morir por Jesús.
Pero es difícil vivir nuestra vida entera para Él sacrificialmente. A la mayoría de nosotros no nos importaría si la
quitaran en la muerte. Nosotros sólo la queremos mientras que estamos vivos. ¿Qué tipo de dicotomía es esa?
Debemos estar comprometidos y eso es lo que la Escritura está diciendo.
Observe Filipenses 1, versículos 9 y 10 para otro pensamiento. Escuche lo que dice. Filipenses 1:9: “y esto oro para
que vuestro amor abunde más y más.” Pablo no está diciendo a los filipenses que no aman y no estoy diciendo que
no aman. Aman. Pero estoy diciendo oro porque abunde más y más en ciencia y en todo conocimiento. Quiero que
tengan conocimiento. Quiero que tengan más. Tienen discernimiento. Quiero que tengan más discernimiento con
el propósito de que puedan probar lo que es excelente. No quiero que estén satisfechos con lo que está bien. No
quiero que estén satisfechos con lo que es mejor. No quiero que estén satisfechos con nada más que lo que es
excelente. Sé que tienen amor y quiero que tengan más. Sé que tienen conocimiento y quiero que tengan más. Sé
que tienen discernimiento, pero quiero que tengan más para que puedan probar las cosas que son lo más
excelente y que sean sinceros. Eso significa comprometido. Verás, sin hipocresía, genuino, comprometido. Y de
esta manera, sin ofensa hasta el día de Cristo. El resultado de vivir una vida sincera, veraz, comprometida, está en
el versículo 11. Serán llenos de frutos de justicia mediante Jesucristo para gloria y alabanza de Dios.”
Yo he estado predicando mucho acerca del compromiso porque sigue saliendo en los pasajes. ¿Sabe usted por qué
yo quiero que usted este comprometido? No porque tenga alguna ambición personal. No por causa de usted. Está
ahí en el versículo 11, para gloria y alabanza de Dios. Y Él será glorificado cuando ustedes estén llenos de fruto. Y
serán llenos de fruto cuando aprueben lo que es excelente; y aprobarán lo que es excelente cuando estén
comprometidos de manera genuina con Jesucristo en la parte más profunda de su vida.
Entonces, el llamado de la armadura del creyente es al compromiso desde el comienzo. Usted no va a derrotar a
Satanás. Él vendrá en contra de usted de estas nueve maneras y otras más que ni siquiera todavía he
comprendido. Él va a venir en contra de usted en todas estas combinaciones y usted no sabrá qué hacer a menos
de que realmente esté listo para pelear.
Compromiso. Oh, amados, una cosa que importa en este mundo y en esta vida es la dimensión de lo espiritual. Y el
resto de las cosas no importa nada.
Me preocupan muchas cosas en nuestro mundo, pero francamente, no me podría importar menos la mayoría de
las cosas. A menos de que se relacionen con cosas de Dios, ni siquiera me interesa porque sólo lo espiritual
importa, sólo que Dios sea glorificado. Necesitamos estar enfocados en las cosas correctas. ¿Cuánto quiere usted
ganar? ¿Tiene mucho deseo? ¿Realmente, quiere ganar? He estado en el deporte toda mi vida y he visto a
personas a las cuales no les interesa ganar. Hablamos mucho de eso cuando hablamos con atletas profesionales. El
hecho de que puede perder el deseo, he estado ahí, no es tan difícil. Simplemente, se mete a la rutina. Si eso
puede pasar en el mundo, puede pasarnos a nosotros porque Satanás promueve esa idea todo el tiempo.
Usted puede estar contento con la mediocridad. Usted puede estar satisfecho con la apatía. Usted puede estar
satisfecho simplemente con mantener su vida como va. Y puede venir semana tras semana, irse a casa. Nada
cambia. Nada es diferente. Las actitudes son las mismas, las reacciones son las mismas, su hogar sigue igual. Nunca
pasa nada. Usted simplemente viene y se va, viene y se va, viene y se va. Y el compromiso nunca cambia. Que Dios
le ayude a usted y me ayude a mí si eso sucede. Debemos estar comprometidos con la pelea. Entonces, el apóstol
Pablo, la primera parte del equipo es el cinto de la veracidad, está basado en el compromiso. Pero Él busca esta
actitud.
Permítame cerrar con las palabras de John Monsell, quien escribió este himno, escúchelo: “pelea la batalla con
todas tus fuerzas. Cristo es tu fortaleza y Cristo es tu derecho. Aférrate a la vida y que Él sea tu gozo y tu corona
eternamente. Corre la carrera derecha por la buena gracia de Dios y levanta tus ojos y busca Su rostro. La vida con
su camino ante ti yace. Cristo es el camino y Cristo es el premio. Haz a un lado tu preocupación. Apóyate en tu
guía.
Apóyate en Su misericordia, que Él proveerá. Apóyate y el alma que confía probará que Cristo es su vida y Cristo es
su amor.” Y después, dijo esto: “no desmayes por temor. Su brazo está cercano. Él no cambia y tú eres querido.
Sólo cree y tú verás que Cristo es todo en todo para ti.” Fin de la cita.
El amor de la victoria está ahí. Es nuestro para la gloria de Dios sin importar qué tan sofisticado sea Satanás, si
tenemos el cinto de compromiso. Oro a Dios porque así sea en su vida.
Padre, gracias de nuevo esta mañana porque nos hemos congregado para adorar Tu Santo nombre. Conforme
hemos cantado Tus alabanzas, y hemos pensado en Tus virtudes, hemos escuchado Tus tremendas verdades de Tu
Palabra. Padre, sentimos que hemos sido atraídos a Tu presencia. Sentimos que Tú estás aquí, que el mensaje no
es mi mensaje, no es un mensaje humano. No es simplemente un mensaje de papel y tinta ya, ni un mensaje de
una voz humana, sino que es el aliento de Dios. El llamado al compromiso no es de nosotros, es de Ti. Las
consecuencias, no van a ser enfrentadas por nosotros, sino por Ti.
Oh padre, ayúdanos a oír Tu voz. De alguna manera, haz a un lado todos los elementos humanos, todos los
factores físicos y que sepamos que Dios ha hablado mediante Su Palabra llamándonos al compromiso. Oh, Señor
Jesús, haznos el tipo de persona que quieres que seamos para que Tú seas glorificado, para que seamos como un
faro en el medio de una generación perversa y maligna, asidos de la palabra de vida, para que podamos vivir de tal
manera que callemos a los críticos, para que no seamos aquellos que usan a Jesús y abusan de Jesús, sino aquellos
que le dan la gloria. Señor, ayúdanos a ganar la batalla porque más que cualquier otra cosa, queremos ganar y
dependemos de Tu poder para ello. Y nos rendimos por causa de Cristo. Amén
2ª Parte: La coraza de justicia
Escritura: Efesios 6:14

Hemos estado estudiando la gran verdad en este texto relacionada con la guerra del creyente con las fuerzas del
infierno, conforme Pablo ha bosquejado para nosotros en el libro de Efesios, el tremendo poder y recurso del
cristiano. Él no quiere que confiemos en nosotros mismos de manera excesiva. Él no quiere que tengamos alguna
ilusión de que, debido a nuestros recursos, será fácil. Debido a que hemos sido bendecidos con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales, debido a que podemos hacer mucho más abundantemente de lo que podemos
pedir o entender, debido a que podemos ser llenos del Espíritu de Dios, debido a que podemos permitir que el
Espíritu nos llene de Su poder, debido a que todos estos recursos son nuestros y debido a que tenemos la verdad
misma de Dios en nuestras manos y debido a que el diseño soberano definitivo de Dios es producir buenas obras,
no significa que será fácil vivir la vida cristiana.
Entonces, habiendo dicho todo eso, él todavía tiene que decir esto en el versículo 10: “por lo demás, hermanos
míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de Su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios para que podáis estar
firmes contra las asechanzas del diablo, porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados,
contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en
las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir en el día malo y habiendo
acabado todo, estar firmes. Esta pues firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad y vestidos con la coraza de
justicia y calzados los pies con el apresto del Evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe con que
podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu que
es la Palabra de Dios.” Ahora, en este pasaje, hemos visto durante las últimas semanas que el apóstol Pablo
bosqueja la estrategia, el plan, el enemigo, el área entera de la guerra del creyente; y el resumen de todo eso es
que debemos, como dice en el versículo 11, “vestíos de toda la armadura de Dios.” Lo repite en el versículo 13,
vestíos de toda la armadura si vamos a ser victoriosos.
Éste, entonces, es un pasaje de naturaleza crítica en la vida de un cristiano. No importa qué tan buena sea su
teología, no importa qué tan sólida sea base de nuestro entendimiento, no importa cuánto usted conozca de las
Escrituras, cuánto tenga de información con respecto a la Verdad de Dios, todavía es un perdedor potencial porque
esta es una guerra que es peleada y ganada realmente diariamente.
Entonces, todos los recursos que usted tiene intelectualmente, además de todos los recursos que usted tiene
espiritualmente, y el poder y la presencia del Espíritu de Dios, pueden ser hechos a un lado inclusive por un
creyente al punto en el que comenzamos a perder la batalla.
Y entonces, Pablo nos recuerda que debemos estar muy conscientes de que la vida cristiana es guerra. Y entre más
pronto lo aprendamos, más pronto experimentaremos la victoria que Dios tiene para nosotros.
En Lucas, recuerdo un versículo que está relacionado en otro contexto. Pero quizás, nos dará algo en que pensar.
En Lucas 14:31: “¿porque qué rey, si va a estar en una guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si
puede con diez mil enfrentar al que viene contra él con veinte mil?” Ahora, ese pensamiento únicamente, ¿qué rey
jamás entró en una batalla sin una evaluación cuidadosa de sus recursos y un desarrollo de su estrategia?
En esencia, eso es exactamente lo que estamos haciendo en Efesios capítulo 6. Habiendo dado por hecho que
estamos en una guerra, también debemos añadir al conocimiento de que esta es una guerra, una evaluación
cuidadosa de la estrategia, el plan, el enemigo y los recursos disponibles para nosotros para ganar la guerra. Y nada
menos que un compromiso total va a ser suficiente.
Ahora, la última vez, si usted regresa al versículo 14, vimos la primera parte de la armadura. Pablo dice conforme
ve a un soldado romano vestido con toda su armadura, “estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad.”
Con alētheia. Y primordialmente, lo que dijimos que él tiene en mente aquí es veracidad o una actitud de estar
listos, compromiso sin hipocresía.
El término aquí, “ceñidos vuestros lomos,” está asociado en el pensamiento hebreo con la idea de estar listo o
preparado. El pueblo judío literalmente, a lo largo de los siglos, ha indicado una prontitud para salir con la frase
“ceñidos vuestros lomos.” Cuando dejaron la tierra de Egipto en la época de la Pascua, se les instruyó a que ciñeran
sus lomos. Esta es una frase muy común en el pensamiento judío. El apóstol Pablo está llamando a lo mismo en un
sentido espiritual.
Pedro dice, por ejemplo, en 1 Pedro 1:13: “ceñid los lomos de vuestro entendimiento.” En otras palabras, prepara
tu mente para las cosas de Dios. Eso es lo que Pablo está diciendo. Una persona judía que se preparaba para un
viaje no salía en el mismo con su ropa volando con la brisa. Él ceñía sus lomos con un cinto, jalaba su ropa y la
metía ahí para que estuviera listo para moverse. Para el movimiento. Lo mismo era el caso de un soldado romano.
Él tomaba su túnica, metía la parte suelta de la ropa en ese cinto, de tal manera que estuviera apretada y así no le
estorbaría conforme estaba en la batalla. Entonces, lo que nuestro apóstol Pablo estaba diciéndonos es que
debemos estar listos para la batalla. Nosotros debemos estar preparados y comprometidos con ella. Entonces, le
sugerimos que la idea aquí es de compromiso.
¿Y sabe una cosa?, una de las cosas que suceden, y discutimos esto como ancianos en los últimos dos días,
conforme una Iglesia comienza a crecer como la nuestra, la gente comienza a añadirse, a agregarse en una
periferia está más y más lejana, más y más lejana conforme la Iglesia crece, y crece y crece. Parece como si a nivel
general, hay una disminución de compromiso en las extremidades por esas personas no se sienten parte de la
médula y se vuelven una especie de espectadores. El nivel de compromiso comienza a disminuir y se convierte en
una obligación el que nosotros constantemente desafiemos a la gente compromiso; porque entre más crece la
Iglesia, mayor es el impacto potencial, mayor es la resistencia del enemigo, y se necesita de manera más
desesperada el compromiso, ¿se da cuenta? Jerry Mitchell me dio el privilegio esta semana de comer con él y su
amigo el General Zonich Shaham, quien habló en uno de los grupos creo que el domingo pasado. Y él es un general
israelí que tiene muchos créditos de batallas tan largos como su brazo y es un hombre bastante sorprendente, no
es un hombre cristiano, tiene una orientación muy sionista, uno que cree en la soberanía del estado de Israel y
quien tiene en alta estima a la gran tradición en la historia de esa gran nación. Y tuve el privilegio de comer con él.
Y para decirle, por lo menos algo, él de hecho es una persona fascinante.
Le hice varias preguntas acerca de muchas cosas. Y después, él me dijo: “me gustó su sermón. Entré y lo escuché
predicar el domingo pasado.” Él dijo que le gustó lo que dije acerca del compromiso porque, dijo él, “el
compromiso es lo que importa para nosotros.” Él dijo: “la gente cree que somos un súper pueblo. O que tenemos
un súper intelecto o una súper fortaleza. Y ésa es la razón por la que ganamos. Pero realmente, es compromiso.” Y
después, él añadió: “y, por cierto,” él dijo, “lo que usted dijo acerca de ceñir sus lomos significándo compromiso y
preparación es exactamente correcto. Todavía usamos esa frase.”
Él dijo: “permítame darle una ilustración de esto. Tengo un amigo en el valle de San Fernando que es un hombre
judío y él tenía un hijo. Y su hijo quería ir a Israel, a vivir ahí. Y entonces, vino a vivir, creo, a un kibbutz. Y después
de varios años ahí, creo que unos dos años o algo así, él llegó a la edad en la que debería haber entrado al ejército
o haber regresado Estados Unidos. Francamente, pensando que se sentiría como otros estadounidenses y que
preferiría la vida de comodidad y regresaría a Estados Unidos en lugar de meterse en el ejército israelita, me
sorprendió saber que él entró al ejército. Y bueno, después recibí una carta de él pidiendo una cita privada
conmigo porque yo lo conocía. Y yo supuse que, como cualquier niño estadounidense, él me diría: “mire general,
usted me conoce y yo lo conozco. Hagamos esto lo más fácil que podamos. Encuéntreme un trabajo de escritorio,
coloque mis pies encima de un escritorio,” y demás. Y él iba a venir a pedir un favor. Y así fue.
Él apareció en la oficina y ésta fue su petición: “General,” me dijo, “mi tarea en el ejército es demasiado fácil.” Él
dijo que eso no era lo que quería. Él dijo: “quiero estar en el regimiento más importante, más estratégico, más
difícil, más diligente en todo el ejército israelí. ¿Cuál es y cómo entró ahí?” Y el general le informó acerca del hecho
de que era un régimen en la línea frontal de soldados elite que tienen el deber más peligroso y entran en cualquier
punto en el que está la batalla antes de cualquier otra persona. El joven dijo: “ese es el grupo.” Pero el general le
dijo: “lo que se necesita para ser parte de este grupo es increíble: Termina finalmente con cuatro días de estar
marchando de manera incansable todo el día, subiendo por la montaña que lleva a Masada en el medio del
desierto, llevando una mochila llena. Y eso es simplemente el final del entrenamiento.” Él dijo que eso era lo que
quería. Él se enlistó y no mucho después de terminar con su entrenamiento, estando acostado sobre su estómago
sin poder mover su cuerpo ya que ni siquiera un solo músculo quería moverse, lo logró. El general Shaham me dijo:
“ése es el motivo por el que ganamos. Ganamos porque tenemos a personas que están así de comprometidas.”
Y eso es esencialmente lo que el apóstol Pablo nos está diciendo en todo este concepto del cinto de la verdad. Esto
es una guerra. El mundo nos engaña con la vida de comodidad. Pero estamos en medio de una batalla espiritual. Y
ganaremos cuando usted tome en serio la batalla. Grace Community Church está al borde de convertirse en un
potencial del que nunca hemos soñado en esta ciudad y en este país y en el mundo. Yo creo que no hay límite para
lo que Dios puede hacer fuera de nuestra propia falta de compromiso. Y yo creo que realmente ahí es donde todo
tiene que comenzar. Como Pablo lo ha señalado.
Notará de nuevo en el versículo 14 que él dice que un soldado romano también usará una coraza, un escudo. Pablo
lo llama la coraza de la justicia. Ningún soldado romano pensando correctamente entraría a la batalla sin su coraza.
La coraza protegía su pecho. Aún si pudiera quitarse al enemigo personal con el que estaba peleando, él podría ser
matado con una flecha que viniera de las otras fuerzas y esa flecha entrara en un área vulnerable. Entonces, él
siempre usaba una coraza. Y claro, en el combate mano a mano, de cualquier manera, sería vulnerable aquí. Y
entonces, usando esta coraza sería protegido de ciertos ataques. Y entonces Pablo ve a un soldado romano que
está entrando a la batalla y él dice que no sólo es que él está comprometido y ha ceñido sus lomos, tiene el cinto
puesto y él toma en serio el movimiento, sino que él tiene que ponerse esto para ganar. Pero también su área vital
está protegida.
Ahora, los soldados romanos tenían diferentes tipos de corazas. Algunas eran hechas de lino. Un lino muy pesado
que llegaba muy bajo y sería cubierto, tomaban, por ejemplo, las pezuñas de un animal que ellos cortaban en
rebanadas muy delgadas y después, las colgaban, las unían de tal manera que era casi como un cuerno. Utilizando
una especie de material de animal del cuerno, fuera del cuerno o de las pezuñas.
Además, normalmente usaban una especie de cadena. Algunas veces, usaban el lino y después, colgaban pequeños
pedazos de metal en él. Y después, claro, con el que estamos más familiarizados, el más conocido, es el metal
fundido, así como un plato que cubría el pecho que va desde la base del cuello hasta la parte de arriba de los
muslos, cubriendo toda esa área vital, el que usted ve con un águila ahí y lo asociamos con un soldado romano.
Esto, claro, era para proteger esta área tan vital.
Ahora, francamente a lo largo de los años he tratado de examinar la armadura del cristiano para ver si hay alguna
jerarquía de prioridad, para ver si alguna parte es más importante que otras. Y es muy difícil hacer esto, bueno, casi
imposible, porque usted tiene que ponerse toda la armadura, ¿verdad? La armadura completa. Cada parte está
diseñada de manera específica para cumplir con cierto propósito que es absolutamente esencial. Entonces, no
podemos decir que una es más importante en rango y otra, segunda y otra, tercera. Sin embargo, me parece que la
clave de todo esto es la coraza de la justicia.
Si no hay justicia en su vida, lo más probable es que no tendrá compromiso. Si no hay justicia genuina en su vida,
usted no va a tener el escudo de la fe, el calzado de la paz. Usted no va a tener el casco de la salvación y usted no
va a usar la espada a menos de que esté comprometido con la justicia en su vida. Y la justicia es simplemente una
manera de decir una relación correcta con Dios. A menos de que las cosas estén bien entre usted y Dios, eso me
parece ser medular. El fondo. El compromiso de hecho nace de eso. Es cuando usted está bien con Dios que se
lleva a cabo el compromiso.
Ahora, permítame tan sólo hablar de este concepto de la coraza de justicia por un momento. Obviamente, usted
sabe que, en una batalla, el área que usted tiene que proteger está aquí. El casco protege el área de la cabeza y en
el tipo de batalla que ellos peleaban, combate mano a mano, estaban usando una espada corta y no sería la que
usted usaba para cortarle la cabeza a alguien. Entonces, el área vital estaba aquí. Lo que estaban buscando
proteger a el área del corazón aquí arriba. Y después, la parte de abajo, la cual el pueblo judío solía llamar las
entrañas. Se referían a la sección media en donde están todos los órganos. Los órganos funcionales del cuerpo.
Entonces, una coraza cubría 2 áreas vitales: el corazón y el área de las entrañas. Ahora, para el judío esto tenía
mucha importancia. Simbólicamente, el corazón representaba la mente, la Biblia dice “como es su pensamiento en
su corazón, tal es él. Porque del corazón salen los malos pensamientos.” El corazón es el área del pensamiento de
la vida. El corazón en términos hebreos o símbolos significa la mente. “Engañoso es el corazón más que todas las
cosas y perverso.” El pensamiento está asociado con el corazón. Las entrañas están asociadas con los sentimientos
y las emociones. Habla de las entrañas de compasión o de cerrar las entrañas de amor y no amar a alguien
apropiadamente. Y esto es porque las emociones nos dan sentimientos en nuestro estómago, ¿no es cierto? Las
emociones se reflejan en el estómago. El estómago nos duele cuando se sienten ciertas emociones. Y entonces,
para el hebreo, esta es una buena manera de demostrarlo. El corazón, entonces, significa el proceso de
pensamiento y las entrañas se refieren a las emociones.
Y si podemos trazar esto en nuestra imagen en términos de la armadura, esto es lo que estamos diciendo. Satanás
quiere atacar a un creyente en dos áreas primordialmente. Una, en su pensamiento. Dos, en sus emociones. Una,
en la manera en la que piensa y siente, otra en la manera en la que responde emocionalmente. Y el creyente debe
estar protegido, porque aquí es donde Satanás lleva a cabo su ataque. Él alimenta sus procesos de pensamiento
con información falsa. Él alimenta sus emociones con información falsa. Él quiere nublar su mente con doctrina
falsa, mentiras, mentiras religiosas, lo que pueda usar. Y él quiere apelar a las partes equivocadas de sus
emociones. Él quiere producir respuestas emocionales malas, ilícitas. Él quiere repetir pervertir sus deseos.
Y entonces, el resumen de esto es el siguiente. Escuche: si usted protege sus pensamientos y sus sentimientos de
los ataques de Satanás, usted es invulnerable. Él va a tratar de confundir su mente con doctrina falsa o él tratará de
confundir sus emociones y hacerlo anhelar, tener deseos por las cosas equivocadas.
Ahora, si usted toma su mente y las emociones, incluyen todo lo que nos hace actuar. Incluyen el concepto de
conocimiento, esa es la primera clave para responder. Usted tiene que tener cierta carta cantidad de
conocimiento, entendimiento, voluntad, deseos, impulsos, emociones. Todas esas cosas que nos hacen actuar
están protegidas por la coraza de justicia. Satanás entra a su vida y él hace algunas cosas que él quiere que usted
haga. Y él quiere arrebatar la Palabra de Dios de su mente y llenarla de mentiras. ¿Verdad? Llenarla de perversión,
llenar su mente de basura. Llenar su mente de una moralidad que no es la de Dios. Llenar su mente de una teología
que no es la de Dios. Llenar su mente con todo tipo de mentiras y verdades a medias.
Entonces, él ataca la mente. Él quiere que usted malentienda las cosas. Él no quiere que usted interprete las cosas
correctamente. Él quiere que usted diga acerca del pecado: “oh, no está tan mal.” Y entonces, él literalmente lo
ahoga a usted en un mar de pecado para que usted se vuelva muy tolerante al pecado y él lo entretiene con el
mismo para que usted no piense que es tan malo como realmente es.
Y entonces él hace que usted se ría del pecado en su televisión o en las películas. Él hace que usted lo escuche
junto con armonía hermosa y música para que nuble y confunda su pensamiento claro en la mente. Y de ahí, él
pasa a destruir su conciencia para hacerlo hacer cosas que usted no debe hacer, para cauterizar una conciencia
que, en el pasado, lo llegó a advertir, para que usted ya no se sienta culpable. Él quiere debilitar su voluntad,
quiere quebrantar su voluntad. Él quiere confundir sus emociones al hacer que usted se sienta mal acerca de
ciertas cosas. Él quiere corromper sus deseos. Él quiere hacerlo que usted busque cosas malas. Y todo este ataque
viene por Satanás en esta área vital. Y simplemente, el apóstol Pablo dice que es protegido por la justicia, por la
justicia.
He notado recientemente al leer el periódico que el departamento de policía de la ciudad de Nueva York está
levantando cuando para comprar chalecos a prueba de balas para todos sus oficiales. Podemos entender esto. Esta
es el área vital. Así era con un soldado romano. Esta es el área vital. Así es con el creyente, esta también es el área
vital. Proteja sus pensamientos y sus sentimientos y usted será invulnerable contra Satanás.
Ahora, ¿de qué justicia está hablando Pablo? ¿De qué es de lo que está hablando realmente? Sólo hay tres cosas
posibles que podemos considerar. Una sería justicia personal, dos sería justicia imputada y tres sería justicia
práctica. O está hablando de nuestra propia justicia personal, o está hablando de la justicia de Cristo que se nos ha
dado o está hablando de que vivamos la justicia de Cristo que se nos ha dado. Veremos cuál es la correcta.
Veamos en primer lugar el concepto de nuestra propia justicia. Hay algunas personas que creen que están bien
simplemente porque son personas buenas, ¿por qué? ¿Qué es lo que Satanás en definitiva le hace a alguien?
Piense en esto. ¿Cuál es la meta final con los individuos? Bueno, le voy a decir cuál es: La meta definitiva de
Satanás es llevarse a los hombres con él al infierno, mantenerlos alejados de venir a Dios. Él no quiere poblar el
Reino de Dios. Él no quiere que la gente se postre ante Jesucristo. Él quiere a ciudadanos del cielo. Él quiere poblar
el infierno. Y entonces, la meta final de Satanás es destruir, colocar en el infierno. Ahora, esto es lo que Satanás
hará.
Pero hay algunas personas que dicen “bueno, mi propia justicia será suficiente para prevenir eso.” Satanás quiere
destruir su vida a lo largo del proceso. Y hay algunas personas que creen que son lo suficientemente buenas como
para no necesitar a Dios. En el tiempo de la Biblia, los fariseos eran así. Ellos pensaban que eran lo suficientemente
buenos. Ellos pensaban que podían llegar al cielo y esa es la razón por la que en Mateo 5:20 Jesús dice: “A menos
de que su justicia exceda a la de los escribas y fariseos, nunca entrarán al Reino.” Estaban equivocados. Ellos no
eran lo suficientemente buenos. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe y esto no de vosotros pues es
don de Dios. No por obras.” No lo puede hacer. Sin embargo, pensaron que podían.
En Lucas, capítulo 18 encontramos la actitud típica de un fariseo, un legalista, alguien que cree que puede llegar
por su propia bondad. Tenemos a personas así en la actualidad. De hecho, todo sistema religioso en el mundo
fuera del cristianismo está basado en el hecho de que el hombre lo puede hacer por sí mismo, de que puede ser
suficientemente bueno por sí mismo.
Entonces, en Lucas 18:10, una cierta parábola del Señor dice: “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era
fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias
porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano.” En otras
palabras, me da tanto gusto que soy tan bueno. Estoy tan contento por mí, ¿no estás Tú contento? Todo lo he
hecho por mí mismo, he llegado ahí, soy justo por mí mismo; me he ganado el cielo. “Ayuno dos veces a la
semana,” y usted sólo tenía que ayunar una vez al año. Pero realmente estaba contento. “Doy diezmos de todo lo
que gano.” Y por otro lado estaba: “Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que
se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.” Jesús dijo: “Os digo que éste descendió a su casa
justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será
enaltecido.”
Otra palabra para justificado es hecho justo. ¿Quién fue el que realmente fue justo? ¿El hombre que pensó que
podía hacerlo por sí mismo o el hombre que sabía que no podía? Jesús dijo que el hombre que sabía que no podía.
Usted podría llamar a la historia “un buen hombre que fue al infierno y un mal hombre que fue al cielo.” Mientras
que usted crea que usted puede hacerlo por sí mismo, usted está anclado a su justicia personal y no va a tener una
coraza. Usted nunca se va a poder defender contra Satanás. Él lo va arrojar al infierno para siempre. Aunque Dios
tiene el derecho definitivo de hacer eso, Satanás es el que engaña. Lo mejor que usted puede hacer no sirve. Isaías
34:6 dice que todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia. Eso es lo mejor que tenemos. Si usted
espera por su propia bondad de llegar al cielo, usted es la persona más engañada de todas.
En Romanos 3:10 leemos estas palabras tan provocadoras: “no hay justo, ni aún uno.” Si sólo hubiera dicho “no
hay justo”, alguien habría dicho “excepto por mí”. Entonces, la Biblia dice no, ni siquiera tú. Ni uno. No hay quien
entienda, no hay quien busque a Dios, todos se desviaron, todos se hicieron a una, inútiles. No hay quien haga lo
bueno. No hay ni siquiera uno. La palabra inútil significa agriarse como leche. La raza humana entera se ha agriado.
No hay ningún justo, no hay ninguno bueno en todo. Como el resultado dice al final del versículo 19: “para que
toda boca sea silenciada y el mundo entero sea culpable delante de Dios. ¿Por qué? Versículo 23: “por cuanto
todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios.”
La justicia personal no es la coraza de justicia. Usted va a ser víctima de las fuerzas del infierno con toda certeza si
usted está tratando de cubrirse en su propia justicia. Yo creo que la mejor ilustración de esto que usted tiene la
encuentra en Filipenses 3:4; y quiero que usted vea cómo Pablo enfrenta esto.
Pablo comienza viendo la perspectiva de sí mismo de la justicia personal y él dice en el versículo 4: “aunque yo
mismo podría tener confianza aún en la carne.” Ahora, en otras palabras, si la justicia personal fuera posible, yo
podría entrar al Reino de Dios al ser lo suficientemente bueno, si pudiera hacerlo. Entonces, de toda la gente, yo
tendría el derecho de intentar. Yo podría confiar en la carne. Él diría: “yo he sido un hombre bastante bueno. Si
alguno otro hombre, él dice, piensa que tiene razón por la que pueda confiar en la carne, yo más.”
En otras palabras, si usted lo va a ver en términos de justicia humana, yo probablemente le ganaría a la mayoría de
las personas. Yo probablemente soy mejor que los buenos. ¿Por qué? Versículo 5: “yo fui circuncidado al octavo día
de la nación de Israel,” en otras palabras, yo fui un israelita verdadero. Y hombre, inclusive a partir de la
circuncisión, todo comenzó bien. Comenzando en el día correcto, el día octavo. “Yo soy de la tribu de Benjamín,” y,
por cierto, no había una tribu más judía que la tribu de Benjamín. Usted estudia a Benjamín en el Antiguo
Testamento y verá como entran a lo largo del plan de Dios y al tratar con esa nación, era una tribu muy especial.
Benjamín, por ejemplo, según Génesis 35, no fue sólo un hijo de Israel, sino el hijo de la esposa más amada de
Israel, Raquel. De los dos hijos favoritos, Benjamín y José, fue Benjamín únicamente quien junto con Judá formaron
a la Israel reconstituida en 1 Reyes capítulo 12. Fue Benjamín quien fue restaurado en Israel después de la
cautividad, Esdras 4:1. Fue Benjamín quien fue el agente primordial de Dios en la revelación de Israel en la época
de Ester de la impiedad de Amán.
Ahora, Benjamín es una tribu muy especial, una tribu muy especial. Y entonces, él dijo: “yo tengo un verdadero
pedigrí. Una verdadera descendencia. Yo soy hebreo de hebreos. Si ustedes jamás han visto a un judío, yo soy uno.
Él dice: “en cuanto a la ley, yo soy un fariseo. No sólo soy un hebreo, y un hebreo real, y uno de la tribu de
Benjamín, sino que yo pertenezco a la secta más legalista, más estricta, más religiosa en todo el sistema. Soy
fariseo. Con respecto al celo, nunca has conocido a un judío más celoso. Yo perseguí a la Iglesia, con respecto a la
justicia que es en la ley, irreprensible.”
Eso es sorprendente. Él dice: “si vas a depender de la justicia personal, ve al hombre que tiene más a favor de él
que cualquier otro. Si la justicia personal fuera la manera de entrar, yo realmente podría reclamarla.” El versículo 7
comienza con una palabra clave, Filipenses 3:7.
¿Cuál es? “Pero.” “Pero las cosas que para mí eran ganancia humanamente,” por mí mismo, “las tengo por pérdida
por Cristo. Sí, sin duda alguna y todo lo tengo por pérdida. Todo eso no significa nada, es inútil. En la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor; por quien he sufrido la pérdida de todas las cosas y las tengo por estiércol,
a fin de ganar a Cristo,” y ahora, aquí está la clave en el versículo 9: “y ser hallado en Él, no teniendo mi propia
justicia que es de la ley, sino la que es mediante la fe en Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.”
En otras palabras, Pablo dice: “mi propia justicia es inútil. Debo tener la justicia de Dios, la cual es por la fe en
Cristo.” Y cuando usted se convierte un creyente, cuando usted se convierte en cristiano, usted estira su mano de
fe, se aferra de la mano de Dios mediante Jesucristo. En ese momento, la justicia de Cristo le es imputada a usted.
Dios lo viste a usted en la justicia de Cristo. Dios le coloca, por así decirlo, la vestimenta absoluta de santidad
absoluta de Jesucristo.
Y a partir de este momento y a lo largo de la eternidad, cuando Dios lo ve usted, Él ve la justicia de Jesucristo. “Al
que no conoció pecado por nosotros lo hizo pecado para que fuésemos hechos la justicia de Dios en Él”. Dios
coloca un velo sobre usted y cada vez que lo ve a usted, lo ve tan justo como Cristo. Eso es lo que los teólogos
llaman “justicia imputada”. Su justicia es inútil. Pablo dice: “lo tengo todo por estiércol.”
Augustus Toplady escribió “un deudor a la misericordia únicamente, del pacto de misericordia canto, no con temor
con Tu justicia en mi persona y traigo una ofrenda, los terrores de la ley y de Dios conmigo no tienen nada que ver,
la obediencia de mi Salvador y la sangre de mi Salvador esconden todas mis trasgresiones de la vista.” Dios no las
ve conforme estamos vestidos en la justicia de Cristo.
Pero inclusive hay otro paso. ¿Sabe una cosa? Usted no puede ser cubierto y protegido de la justicia de su propia
vida. ¿Y quiere oír esto? Aun la justicia de Dios concedida a usted en la salvación es únicamente la base de su
coraza. Usted debe llevarla un paso más hacia adelante. Estamos en Filipenses 3. Observe el versículo 10. Pablo
reconoce que él tiene justicia imputada, que la justicia de Dios en Cristo es de él; pero no termina ahí.
Él después dice esto: “A fin de conocerle,” es una cláusula de propósito, para que pueda conocerle, “el poder de Su
resurrección, la comunión de Sus padecimientos, siendo conformado a Su muerte.” Versículo 12: “no que lo haya
alcanzado ya, ni que ya sea perfecto, sino que prosigo,” versículo 13: “no considero haberlo alcanzado ya, sino que
prosigo,” versículo 14, “hacia el premio.” Lo que estoy diciendo, en resumen, es esto: él dice “tengo imputada la
justicia de Cristo, pero todavía progreso. Todavía tengo deseo por algo.” Y lo que él está diciendo realmente es
esto: la justicia imputada es sólo aquello que hace que la justicia práctica sea posible. No necesariamente, una
realidad.
Ahora, estamos llegando al fondo. Espero que esté conmigo. Escuche: cuando usted fue salvo a usted se le dio la
justicia de Jesucristo. Esa justicia lo cubrirá por toda la eternidad. Pero para que usted viva el tipo de vida que gana
la batalla sobre Satanás, usted debe aplicar principios justos disponibles para usted en esta justicia al asunto de su
vida diaria. Hay cristianos, como usted sabe, que creen que porque tienen la justicia imputada de Cristo, no
importa lo que haen.
Nunca olvidaré oír a mi padre contando la historia de un hombre que estuvo en el ministerio y él estuvo con él en
una ocasión. Y él dijo una cadena de vulgaridades. Y mi padre le dijo, impresionado: “¿qué te pasó para que dijeras
eso?” Él contestó que no importaba. Que estaba cubierto por la justicia de Cristo. Que esa era simplemente su
naturaleza vieja. “¿Qué vas a hacer con tu naturaleza vieja de todos modos?”
En otra ocasión, el hombre dijo que decidió que le gustaría visitar un bar nudista, por lo cual alguien en su
compañía le preguntó qué quería decir con eso. “¿Qué quieres decir que quieres hacer eso?” “Bueno,” él dijo,
“realmente no importa. Como ves, estoy cubierto por la justicia de Cristo. Esa es simplemente mi vieja
naturaleza.”Usted no puede hacer una dicotomía de eso. Usted no puede separar eso. Debido a que estamos
cubiertos en la justicia de Jesucristo no garantiza que vivamos todo momento como debiéramos. Sólo garantiza
que podemos, ¿verdad? Que podemos.
Hay una diferencia entre posición y práctica. Su posición está segura para siempre pero su práctica no siempre está
a este nivel. Ése es el punto real. Y entonces, Pablo dice: “seguro, se me ha dado la justicia de Dios, pero eso no
significa que he llegado al máximo nivel y ahora debo,” como dice en el capítulo 2, “debo ocuparme de mi
salvación para que pueda hacer lo que Dios quiere hacer en mi vida.”
Ahora, ahí es donde usted llega a la coraza. La coraza está puesta cuando estamos viviendo una vida justa y santa.
Claro, el seguimiento es de Cristo, ¡por supuesto! El conde
Zinzendorf escribió este gran himno traducido por John Wesley. Me encanta cantarlo, y usted lo ha cantado
también. Dice lo siguiente: “Jesús, Tu sangre y justicia, mi belleza es y mi vestimenta gloriosa. En medio de mundos
en llamas así vestido, con gozo levanto mi cabeza. Con valentía estaré de pie en este gran día. Porque, ¿quién va a
acusarme completamente absuelto de pecado y de temor, de culpabilidad y vergüenza? Oh, que los muertos ahora
oigan Tu voz y que se regocijen los que han sido expulsados. Su belleza es esta, su vestimenta gloriosa, Jesús tu
sangre y justicia.”
Tiene razón. El estándar es Su justicia. Lo que nos cubre es Su justicia. La justicia de Cristo nos es imputada a
nosotros. Romanos 3 sigue hablando de que ninguno es justo, ninguno es justo, ninguno es justo. Y el versículo 22
dice: “pero la justicia de Cristo nos es dada.” La perfección de Cristo se vuelve nuestra y nuestra posición delante
de Dios es perfecta.
Nunca podemos alcanzar el estándar de justicia de Dios por nosotros mismos; y entonces, viene como un regalo de
Jesucristo. Y éste es un pensamiento fantástico. Pero no es justicia imputada en la que Pablo se está concentrando
aquí. No es el pensamiento primordial aquí. Es lo que los antiguos puritanos solían llamar “justicia impartida.”
Usted tiene que usarla.
Usted puede vivir una vida justa. Es cuestión de decisiones diarias, momento a momento. La justicia práctica se
viste de la armadura. Pablo está diciendo: “oh, cuánto quiero eso,” Filipenses 3:10. Oh, quiero ver eso. Quiero
alcanzar el premio. Y el premio es la semejanza a Cristo. Quiero, escuche esto, que la justicia práctica esté al mismo
nivel de mi justicia posicional.
La vida santa es la coraza, amados. ¿Sabe lo que yo creo? Yo creo que, en algún punto a lo largo de este proceso, es
una verdad olvidada en la Iglesia. ¿Sabe cuál es el problema de fondo? Si usted no vive una vida santa, usted
pierde. Usted pregunta qué pierde. Número uno, usted perderá su gozo. Le prometo eso. Si usted no vive una vida
justa, Dios retiene de usted Su bendición. Primera de Juan dice: “estas cosas os he escrito para que vuestro gozo
sea completo.” O sea cumplido. Pero la idea es que están escritas para que, al obedecerlas, su gozo sea completo.
Si no hay obediencia, no hay gozo.
Le voy a decir una cosa, la razón por la que los cristianos están tristes con tanta frecuencia y la razón por la que
tienen tristeza en sus vidas no es porque necesiten consejería psicológica,
porque tengan algún tipo de problemas de relaciones, simplemente es una falta de santidad personal. Realmente,
creo que éste es el problema de fondo. Y la Iglesia en la actualidad ha ignorado esto y hemos instituido programas,
seminarios, consejería. Escuche, si tiene problemas en su vida, el primer lugar en el que tiene que usted fijarse es
su propia santidad. Si usted tiene problemas en su matrimonio, ese es el primer lugar en donde tiene que fijarse. Y
le garantizo en este momento que, si usted no está viviendo una vida santa, tendrá problemas porque Dios retiene
Su bendición.
David lo sabía. Cuando David estuvo en pecado y él le dijo al Señor “restáurame el gozo de tu salvación. Tengo mi
salvación, nada más que perdí el gozo. Simplemente he perdido el gozo.” Y es cuestión de una vida justa. Y lo veo
en el cristianismo, estamos corriendo por todos lados con una armadura de papel. ¿Sabe una cosa?, cuando usted
va al restorán y usted tiene niños pequeños y ellos vienen y se colocan eso alrededor del cuello, lo veo a eso como
la coraza del cristiano moderno. Absolutamente inútil. Está hecha de un sistema, o de un método, o de un
programa. “Sabe una cosa, mi vida está teniendo problemas, nuestra familia está teniendo problemas.” Bueno, lo
que necesita son 10 o 12 sesiones con un consejero. Y entonces, se ponen la coraza de papel. Eso no es lo que
necesita. Lo que necesita son unas 10 o 12 horas en la presencia de Dios hasta que usted pueda ver las
características impías en su vida para que esté bien con Él. Eso es lo que necesita.
Y eso es lo que oro por Grace Community Church. Escuche. No necesitamos más programas aquí. No necesitamos
más métodos. Lo que necesitamos es santidad en nuestras vidas. Ése es el fondo. Y somos una sociedad que se está
ahogando en un mar de inmoralidad, materialismo y humanismo que nos está ahogando al punto de que estamos
en una posición de víctimas de tal manera que hacemos a un lado de manera fácil el área de la santidad personal e
inclusive en el nombre de Jesucristo bajo el escudo de ministerios, sustituimos esto por armadura de papel.
Programas, técnicas, métodos. Yo lo llamo “cosas cristianas,” simplemente cosas que en definitiva no tienen efecto
definitivo en el punto real.
Observe su vida. ¿Tiene problemas en su familia? Revise su santidad. ¿Es fiel en leer la Palabra de Dios? ¿Su vida de
oración es lo que debe ser? ¿Está amando a su familia del modo que debe? ¿Está hablando de Jesucristo de
manera valiente en su sociedad y en su cultura o en donde esté? ¿Está dándole al Señor lo que debe darle
sacrificialmente y encargándose de la administración y el resto de lo que usted tiene? ¿Está viviendo una vida justa
en categorías de su vida como la ha bosquejado y como Dios lo ha bosquejado en Su Palabra?
Porque si no es así, ¿por qué esperaría usted que su vida esté bien? Si fuera así, entonces Dios no cumpliría con Sus
propósitos, ¿verdad? Ahí es donde necesitamos ir. Pero sabe una cosa, la gente quiere encontrar una respuesta en
el extremo. Prefieren usar una coraza de papel que enfrentar los problemas reales. Si hay desobediencia en su
vida, si hay pecado en su vida y si no está confesando y no se ha arrepentido de él y continúa haciéndolo, si usted
tiene actitudes equivocadas, usted alberga resentimiento y hay problemas. Y usted nunca lo corrige, si usted tiene
pensamientos equivocados que cultiva, si lo que usted dice no es lo que debe ser, y sus obras no son las que
deberían ser, y sus acciones no son las que deberían ser y si usted simplemente continúa viviendo así, le prometo
algo, se lo garantizo, usted tendrá problemas. Usted perderá su gozo.
Otra cosa que sucederá es que usted perderá su fruto. Usted se volverá alguien que no es productivo. Usted, por
así decirlo, se secará como una rama de la vid. Y le diré una tercera cosa. Usted perderá su recompensa también.
Juan dice: “mirad por vosotros que no perdáis las cosas que habéis hecho, sino que recibáis vuestro galardón
completo.” Algunos de ustedes van a disminuir su capacidad para el servicio a Dios a lo largo de la eternidad en el
cielo.
Y voy a añadir otra cosa. Usted traerá deshonra a la gloria de Dios. ¿Por qué querría vivir así?
¿Acaso usted es tan ingrato con Dios y usted, número uno, va a vivir una vida pecaminosa, una vida injusta y va a
perder el gozo que Él le quiere dar? ¿Le va a decir usted ‘no’ a los regalos de Dios, las bendiciones de Dios? ¿Acaso
usted es tan ingrato al potencial de Dios en usted que usted va a vivir una vida injusta y va a decirle ‘no’ a las cosas
que Él quiere producir a través de su vida? ¿Acaso usted le va a decir ‘no’ a Dios en términos de lo que Él quiere
hacer para que usted disfrute a lo largo de toda la eternidad en Su Reino celestial al restringirse a usted mismo?
¿Acaso usted le va a decir ‘no’ a Dios quien busca la gloria en el medio de los hombres al vivir una vida injusta que
deshonra Su nombre? ¿Se da cuenta de lo necio que es? Todo esto es una afrenta a Él. Dios, por así decirlo, está en
la orilla del cielo, Sus manos están llenas de bendición. Esas bendiciones incluyen gozo, producir fruto,
recompensas definitivas y gloria para sí mismo. ¿Y acaso usted le va a dar la espalda y va a buscar su propia
pecaminosidad? Escuche. Así como lo dije antes, ni siquiera hemos comenzado a ver lo que Dios puede hacer con
esta Iglesia, en este lugar, en este país y por todo el mundo, si realmente comenzamos a hacer que nuestras vidas
estén en armonía con los principios justos de la Palabra de Dios. Y me estoy hablando a mí mismo, tanto como a
cualquier otra persona.
Ése es el fondo. Si usted tiene problemas, son problemas que están relacionados directamente con esa área de su
vida. Y le voy a decir una cosa: si las cosas están bien en su vida y si usted es justo delante de Dios, probablemente
ni siquiera tiene demasiadas pruebas, porque no hay mucho que refinar. Entonces, Dios presenta con simplicidad
Su Palabra. Me parece sorprendente cómo los cristianos siempre quieren ignorar la simplicidad de fondo y
sustituirla con una respuesta superficial para lo que es una solución bíblica muy clara.
Bueno, lo que estoy tratando de decirle es que se ponga la armadura. Ésta es la guerra y nunca voy a estar
satisfecho. Hasta que exhale al final de mi vida, voy a decir lo mismo: “Señor, quiero ganar esta última batalla.” Yo
creo que Dios quiere que hagamos todo lo que podamos hacer con el potencial que Él nos ha dado. Y creo que eso
involucra a cada uno de nosotros haciendo este compromiso.
Escuche, quiero que usted piense conmigo por otro minuto o dos. En 1 Pedro 2:11, Pedro dice lo siguiente:
“amados, os ruego.” Ahora, él está aquí de rodillas rogándoles, “como extranjeros y peregrinos, que os abstengáis
de los deseos carnales que batallan contra el alma.”
Ahora, Pedro está diciendo: “esto es guerra y a menos de que se comprometan con la justicia,” y con esto no es
quiero decir que nunca peca. Digo, hay una frecuencia decreciente del pecado; pero cuando peca, usted lo
confiesa, se arrepiente y se vuelve del pecado. Usted lo enfrenta delante de Dios. Usted es lo suficientemente
honesto como para evaluar su vida. Él está diciendo: “les ruego, absténganse de deseos carnales porque están en
una batalla contra su alma.” Cuando usted cae ante ellos, pierde. Y ahí va el gozo. Y ahí va el fruto. Y ahí va la
recompensa. Y ahí va, en definitiva, el honor de Dios frente al mundo.
Eso es lo negativo. “Absteneos de los deseos de la carne.” Lo positivo está en el versículo 12. “Que vuestra
conducta sea íntegra entre los gentiles.” Estén comprometidos. Vivan una vida justa. Vivan una vida irreprensible.
Escuchen, en Hebreos capítulo 11, versículo 13, dice: “que confesaron que eran extraños y peregrinos en la tierra.”
Oiga, lo somos. Somos extraños y peregrinos en la tierra y no comprendemos eso lo suficiente. ¿Sabe una cosa?,
nos hemos amarrado tanto a esta tierra, nos hemos amarrado al concreto aquí. Nos metemos en los deseos de la
tierra y las cosas del mundo y nos involucramos en amar al mundo y las cosas del mundo, como dijo Juan. En lugar
de esto, la gente en el libro de Hebreos dice que “miraron a una ciudad cuyo constructor y arquitecto era Dios.”
Esto es lo que Pablo le dice a los filipenses, que nuestra ciudadanía está en los cielos. Jesús dice: “el mundo no es el
lugar en donde pertenecemos. El mundo nos odia. No somos del mundo. No tenemos parte en el mundo.” Sin
embargo, nos incrustamos en el mundo y perdemos nuestra perspectiva. No nos vemos a nosotros mismos
viviendo en los lugares celestiales, peleando una batata espiritual, buscando una vida justa con toda nuestra
energía, dependiendo de los recursos de Él.
Escuche, el fin absoluto de la torpeza para un cristiano es involucrarse en el sistema del mundo. En 2 Timoteo 2:3,
Pablo dice: “como buen soldado, soporta las aflicciones.” Enfréntalo cuando es difícil. El versículo 4 después dice
esto, escuche: “ninguno que milita se enreda en los asuntos de esta vida.” Lo que él está diciendo es esto: no
puedes estar en el ejército y ser un civil. No puedes ser ambos. Y si estás peleando para el comandante y sirviendo
al Señor, entonces, salte del sistema.
Hay suficientes recursos en esta Iglesia en términos espirituales, intelectuales, en términos de dones espirituales,
en términos de actos de comunión y ministerio, en términos de finanzas para hacer mucho más allá de lo que
siquiera podemos concebir - si tuviéramos el compromiso y si fuéramos justos. No quiero que haga las cosas
porque usted se siente presionado por hacerlas. Yo quiero que usted las haga porque fluyen de una vida santa, ¿se
da cuenta? ¿Se está dando cuenta de lo que estoy diciendo? Si los creyentes, número uno, se ponen el cinto y
están comprometidos a toda costa y, número dos, están viviendo una vida santa, usted no tiene mucho que decir
de nada porque la santidad va a fluir y todas las respuestas son impulsadas por el Espíritu de Dios. Esa es la razón
por la que resisto todas las tácticas de presión usadas en el cristianismo. Están dándole la vuelta al punto real, el
punto medular, lo cual es el compromiso genuino y la verdadera santidad.
Entonces, debemos presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Santo. Debemos, como
dijo Pablo en Colosenses 3, poner la mira en las cosas de arriba y no en las cosas de la Tierra. Tenemos que
ponernos la coraza. Tenemos que hacer lo que Pablo dice en 1 Corintios 15:34. Él dice: “despierten a la justicia y
dejen de pecar.” ¿Y sabe una cosa?, simplemente lo más pequeño que usted pueda ser. Cuando un comandante
comienza a pelear una batalla con otro ejército, lo primero que él hace es enviar a un grupo de avance y establecen
ahí un punto de entrada. Y después, a partir de ahí, se lleva a cabo la infiltración. Lo que Satanás quiere encontrar
en tu vida es simplemente una pequeña grieta en el dique. Y eso es todo lo que necesita hacer para derribar el
dique entero. Son las pequeñas zorras las que echan a perder las vides. Tenga cuidado y recuerde esto también:
que al final, usted va a ganar. Al final, usted será victorioso. No hay sentido alguno en perder todas las grandes
cosas que Dios tiene para usted ahora.
Oro porque usted esté lleno de gozo. Oro porque esta Iglesia esté llena de gozo. Oro porque esta Iglesia esté llena
de fruto. Oro porque esta Iglesia esté llena de ministerio productivo y recompensado en la gloria. Oro porque Dios
se ha levantado y sé que esto sucederá cuando estemos comprometidos con la justicia real. Porque el recurso está
ahí, en la justicia de Jesucristo.
Al cerrar, las palabras de John Newton. Esto es lo que él escribió: “aunque muchos enemigos te rodeen y débil sea
tu brazo, tu vida está escondida con Cristo en Dios más allá de la esfera del daño. Por débil que seas, no te
desvanecerás. Aunque estés desmayando, no morirás.
Jesús, la fortaleza de todo santo, te ayudará desde arriba. Aunque no sea percibido por el sentido mortal, la fe lo ve
siempre cerca. Una guía, una gloria, una defensa. Entonces, ¿qué tienes que temer? Tan cierto como Él venció y
triunfó una vez por ti. Con esa misma certeza, ustedes, que aman Su nombre triunfarán también en Él.” Oremos.
Padre, tenemos esta confianza definitiva de que triunfaremos. Pero sabemos que inclusive esa confianza definitiva
no puede protegernos ahora si somos impíos. Entonces, pedimos que Tú nos ciñas, que Tú nos cubras con la coraza
de justicia que viene de corazones obedientes. Oh, Dios, haznos obedientes a Tu Palabra, para ver que podemos
vivir de manera santa, justa, irreprensible en medio de un mundo impío y perverso. Y Te daremos gracias por el
privilegio en el nombre de Cristo, amen.
3ª Parte: El calzado del Evangelio de la paz

Escritura: Efesios 6:15

Para nuestro estudio en esta mañana, quiero invitarlo a que me acompañe a Efesios, capítulo
6. Estamos viendo los versículos 13 al 17 en el tema de la armadura del creyente. Me gustaría leer los versículos 13
al 17 para entrar a nuestra elección en el día de hoy: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la
verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del Evangelio de la paz. Sobre todo,
tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la
salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.”
Hubo un tiempo en la vida de Martín Lutero cuando su conflicto con Satanás se volvió tan real que casi adoptó una
manifestación física, con el resultado de que el enojo en contra de Satanás, Martín Lutero tomó su tintero y se lo
arrojó al diablo. Se rompió y manchó de tinta su pared. Y la mancha permaneció por muchos años, recordándole a
muchas personas lo vívido que el conflicto fue en su propia vida.
No es menos real en nuestras vidas, aunque quizás no tengamos la intensidad espiritual de un Martín Lutero para
verlo como tal. El creyente y Satanás están en un combate mortal.
Versículo 12 de Efesios 6 dice que “tenemos lucha” y el verbo es un término describiendo un combate mano a
mano, de vida o muerte.
Ahora, Dios tiene propósitos tan altos y santos y sublimes y grandes y gloriosos para el creyente que nos llama a
caminar de una manera que nos aparta del sistema. Estos son propósitos que le hacen a Dios digno de Su propia
gloria. Pero, por otro lado, Satanás continuará haciendo todo lo que pueda hacer por estorbarnos para que
cumplamos los propósitos de Dios. Y como consecuencia, hay guerra en la vida del creyente. Yo creo que la guerra
que comienza en el momento de la salvación. Inclusive, antes de la salvación, conforme la Palabra viene con el
mensaje del Evangelio.
Según las palabras de nuestro Señor, Satanás intenta arrebatarla para que una persona no puede responder. Y
cuando nos convertimos en un creyente y somos pequeños niños, por así decirlo, en fe, él nos envía una
inundación de doctrina falsa para llevarnos por doquier de aquí para allá y alejarnos de la Verdad. Él nos sitia y nos
ataca y nos acusa de manera incansable a lo largo de nuestra vida. Usted regresa al punto en el tiempo en el que
usted ve a Jesús entrar al mundo. Y Satanás hace lo que puede porque Herodes asesine a Jesucristo. Él hace lo que
puede durante la vida misma de Jesucristo para matarlo, ser empujado desde un peñasco crucificado; y Jesús,
conquista esos esfuerzos.
Usted descubre que, en el libro de los Hechos, conforme la Iglesia comienza a llevar el mensaje de Jesucristo, el
diablo lo resiste a lo largo del proceso. Pablo comienza sus viajes misioneros para extender el Evangelio al mundo y
él se encuentra con magos y hechiceros y personas poseídas por demonios tratando de estorbar el esfuerzo.
Pedro, en el día de Pentecostés, enfrenta hostilidad; y de ahí en adelante, la persecución se desata en contra de
esa Iglesia. El sanedrín, son llamados a cuestionar a estas personas y les piden que guarden silencio.
Y a lo largo del Nuevo Testamento y de los Evangelios, esto es resistido por Satanás. Finalmente, cuando la Iglesia
nace en términos de sus raíces y tiene un cimiento y comienza a marchar a lo largo de los siglos, desde el tiempo
en el que conocemos como el año de nuestro Señor, los primeros tres siglos, están inundados de persecuciones en
contra de la Iglesia, la muerte de cristianos, el martirio de aquellos que aman al Señor; y después, entramos al
terror de la edad oscura, en la cual el testimonio de entero del Evangelio se vuelve casi apagado excepto por unas
cuantas velas de grupos fieles que creyeron la verdad a lo largo de esa época.
Finalmente, en el tiempo de la reforma, la luz vuelve a brillar y oímos el Evangelio resonando de manera fuerte y
clara, conforme el nacimiento de la Iglesia protestante lleva a cabo. Y después, hay una guerra en este nivel entre
el romanismo y la Iglesia protestante.
Finalmente, llegamos a nuestro propio día. El protestantismo está bastante extendido y el Evangelio es conocido.
Y viene la infiltración del modernismo y el liberalismo y la neo ortodoxia y la psicología y todas estas otras cosas,
por no decir nada de los ataques del comunismo y el humanismo y el materialismo y el hedonismo y todas estas
cosas; de tal manera que vemos desde el principio mismo a lo largo de la historia, una batalla terrible entre
Satanás y el Evangelio de Cristo.
Y no es sólo una batalla de movimientos, no es sólo una batalla de ideologías. Es una batalla en la vida de todo
individuo, conforme Satanás ataca la obra de Dios que él intenta llevar a cabo en las vidas de sus hijos.
Y entonces, hay una guerra. Y esta es la razón por la que Pablo cierra Efesios como lo hace. Claro que tenemos los
recursos en los primeros tres capítulos. Claro, sabemos cómo debemos andar de una manera digna en los
siguientes capítulos. Pero va a haber resistencia y esta es la razón por la que él cierra como lo hace. Satanás se
opone a todo lo que Dios hace. Por ejemplo, Jesús revela la verdad, Juan 1:17, dice que Él está lleno de gracia y
verdad. Y Satanás la encubre, en Juan 8:44, dice que él es un mentiroso y padre de mentiras. Entonces, Jesús está
revelando la Verdad y Satanás está ocultándola.
Por otro lado, la Biblia nos dice en Juan 5:24 de Jesús da vida. Él dice que el Padre le ha dado vida a Él y Él le da vida
a quien Él quiere. Y Satanás, en Juan 8:44 es llamado un homicida, él quita la vida. Y en Hebreos 2:14 se dice de él
que tiene el poder de la muerte. Y entonces, Jesús da vida y Satanás quita la vida. Jesús revela la Verdad y Satanás,
la oculta. Jesús produce fruto espiritual. Según Gálatas 5:22, Jesús produce en nuestras vidas amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Y Satanás produce fruto carnal y también está el listado en Gálatas 5. El fruto de la carne es éste: fornicación,
inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, odio, enemistades, celos, iras, divisiones, herejías, envidia, homicidios,
embriagueces, orgías, etcétera. Jesús, dice la Biblia, nos prueba para que podamos madurar. Santiago 1 dice que la
prueba de nuestra fe nos hace perfectos. Mientras que Satanás nos tienta para destruirnos, él anda alrededor, dice
Pedro, como león rugiente buscando a quién devorar.
Entonces, por un lado, Jesús revela la verdad, Satanás la oculta. Jesús produce vida, Satanás quita la vida. Jesús
produce el fruto espiritual, Satanás produce fruto carnal malo y vil. Jesús nos prueba para hacernos maduros y
Satanás nos devora para destruir.
En Juan 8 usted tiene esta afirmación, que, si conoce al Hijo, el Hijo lo liberará. Usted tiene en 2 Timoteo 2:26 el
hecho de que Satanás lo hace a usted un esclavo. En Primera de Juan 2:1 Dios defiende al creyente. “Si alguno
pecare, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” Pero en Apocalipsis 12:10 el diablo nos acusa.
Entonces, usted tiene este conflicto tremendo que se está llevando a cabo todo el tiempo entre Dios y Satanás en
la vida de un creyente.
Ahora, ¿cómo vamos a ganar? ¿Cómo vamos a conocer la victoria? ¿Cómo vamos más allá de nuestras dudas?
¿Cómo nos elevamos por encima de nuestros pecados? ¿Cómo superamos nuestras indiferencias? ¿Cómo
alcanzamos el nivel de vida espiritual al que Dios nos llama? ¿Cómo caminamos de una manera digna de un
llamado elevado, un llamado celestial? ¿Cómo derrotamos a Satanás? ¿Cómo llegamos a obtener la victoria?
Bueno, la Biblia nos da soluciones. De hecho, el Nuevo Testamento nos da varias respuestas clave. Y quiero que
usted las escuche. Esta es una pequeña mini teología de cómo un creyente enfrenta a Satanás. Y, por cierto, esto
es lo que la Biblia enseña acerca de cómo usted enfrenta a Satanás en su propia vida. Y hasta ahí llega. Hay gente
en la actualidad que quiere promover exorcismos y ciertos rituales y tienen ciertas fórmulas para enfrentar a
Satanás; pero esto es lo que las Escrituras dicen. Y le voy a dar unos cinco o seis principios. Y vamos a verlos
rápidamente. Le voy a dar una pequeña secuencia.
Número uno, en primer lugar, para conocer la victoria sobre Satanás, debemos reconocer que Cristo ya ha
derrotado a Satanás. Ya le ha dado un golpe que ha derrotado a Satanás.
Reconozca que Cristo ya lo ha derrotado. En Primera de Juan 3:8 dice que Jesús vino a destruir las obras del diablo.
En Hebreos 2:14 dice que Él vino a destruir a aquel que tenía el poder de la muerte a quien todos nosotros
estábamos sujetos a esclavitud. Entonces, sepan esto amados: que el Señor ya ha dado un golpe de derrota.
La segunda cosa. El Nuevo Testamento dice: reconozca que el poder que le dio este golpe reside en usted. El poder
que derrotó a Satanás está morando en usted. En Primera de Juan 4, dice en el versículo 4: “mayor es el que está
en vosotros que el que está en el mundo.” Cuando un creyente es salvo, él recibe el Espíritu de Dios. Implantado
en él, está el poder que derrotó a Satanás. El recurso, la reserva está ahí.
Tercera cosa: Primera de Pedro 5, versículos 8 y 9 dicen esto: “sed sobrios.” Eso significa que conozca sus
prioridades. Que esté comprometido. “Velad.” Esto es esté atento, “porque vuestro adversario el diablo como león
rugiente anda mirando a quién devorar. Al cual resistid firmes en la fe.”
Ahora observe, principio número uno: reconozca que Cristo ya le ha dado un golpe de derrota a Satanás. Principio
número dos: reconozca que Satanás, ese poder que derrotó a Satanás, mora en usted por el Espíritu de Dios; ése
es su recurso. El de usted. Número tres: resista a Satanás. Resístalo, y usted puede hacerlo porque usted tiene ese
poder disponible.
Ahora, dice usted: “bueno, John, ¿cómo es que lo resistes como dice Pedro?” Bueno, veamos Efesios 4:27. Eso nos
va a dar otro concepto. Efesios 4:27 nos dice cómo resistimos a Satanás expresando su poder en nuestras vidas.
Efesios 4:27 simplemente dice esto: “ni dad lugar al diablo.” Simplemente, usted nunca le dé a él un lugar. Es
bastante simple. No le dé lugar. Ahora, la implicación del versículo es que, si usted tiene un lugar, es porque usted
se lo dio, ¿verdad? De tal manera que su voluntad es la clave.
Ahora, regresemos de nuevo. Comience al reconocer que el golpe mortal ya ha sido dado. Después, pase en
segundo lugar al hecho de que el poder que dio este golpe mortal reside en usted. Entonces, esté alerta en resistir
sus esfuerzos.
¿Qué significa eso? No le dé lugar alguno a Satanás en su vida. Usted dice: “muy bien,
¿cómo evito hacer eso? ¿Cómo es que evito darle lugar a él? ¿Cómo es que me mantengo como dice 2 Corintios
2:11? ¿Cómo es que me guardo de darle ocasión a él, una ventaja?” La respuesta es ésta, Segunda de Corintios
2:11, “no seáis ignorantes de sus estrategias.” ¿Muy bien? Usted no quiere darle un lugar, entonces esté
consciente del punto en donde va a atacar. Cierre la ventana. Póngale la llave a la puerta. Usted asegúrese que no
es ignorante de sus estrategias.
Usted pregunta cuáles son sus estrategias. Primera de Juan dice esto: “porque todo,” eso es correcto, la palabra
todo, “porque todo lo que está en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida
no viene del Padre sino del mundo.” ¿Cómo es que Satanás lo ataca a usted? Los deseos de los ojos, los deseos de
la carne y la vanagloria de la vida. Esa es su estrategia.
Entonces, si usted no es ignorante ahí, usted cierra la puerta a los ojos, usted cierra la puerta a los deseos de la
carne, usted cierra la puerta a los deseos de los ojos, usted cierra la puerta a la vanagloria de la vida, usted no le
dará lugar a Satanás. Y si no le da lugar a Satanás, usted va a resistir que él entre a su vida.
Aquí hay otro pensamiento: si usted no le va a dar lugar al diablo, eso significa que usted tiene que estar
consciente de sus estrategias. No puede ser ignorante. Y, en segundo lugar, cuando lo vea venir, huya. Segunda de
Timoteo 2:22 dice: “huye de las pasiones juveniles. Huye de la tentación. Y sigue la justicia,” dice.
Ahora, esa es una fórmula bastante simple. Permítame volverlo a decir para que lo entienda: reconozca el golpe
mortal que ya se le ha dado por el poder de Cristo. Reconozca que el poder reside en su vida. Por lo tanto, resista
al diablo. Lo cual significa no le dé lugar en su vida a él. Usted hace eso, número uno, al no ser ignorante de sus
estrategias y dos, cuando vienen, al huir de ellas.
Usted pregunta: “bueno John, ¿cómo es que te orientas para hacer eso? Esa es Segunda de Corintios 10:3.
Segunda de Corintios 10:3. “Porque, aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne.” Lo que Pablo está
diciendo es que somos seres humanos pero nuestra batalla no es una batalla humana. Somos criaturas físicas, pero
nuestra batalla no es una batalla física. Versículo 4 de 2 de Corintios 10, “porque las armas de nuestra milicia no
son carnales.” No. No estamos peleando una batalla humana. Los hombres realmente no son el enemigo. La
batalla realmente no es a nivel humano, nivel carnal. Nuestras armas no son simplemente carnales, sino que son
poderosas en Dios. En otras palabras, tenemos una batalla espiritual que demanda armas espirituales.
Ahora, ¿cómo vamos a usar estas armas? ¿Cómo vamos a ver que podemos estar conscientes de sus estrategias,
que podemos huir de sus tentaciones y que podemos resistir sus ataques? ¿Y cómo podemos estar seguros de que
no le vamos a dar lugar en nuestras vidas? ¿Cómo vamos a apropiarnos del poder? Al final del versículo 5,
simplemente dice “llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo.”
Ahora escuche, esa es la nota final en nuestra pequeña teología breve. Para que podamos saber que Jesucristo le
ha dado un golpe mortal a Satanás, para que podamos saber que ese mismo poder reside en nosotros, para que
podamos resistir a Satanás, no darle lugar a su entrada, no ser ignorantes de sus estrategias, huir de sus
tentaciones, debemos llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo. En otras palabras, nuestra mente
debe estar controlada por la Palabra de Dios mediante el poder del Espíritu de Dios.
No hay atajos amados para la vida cristiana eficaz, victoriosa. Si usted va a vivir una vida cristiana victoriosa,
significa que debe tener una mente entregada a la Palabra de Dios para que sus pensamientos y sus sentimientos
estén controlados por esa misma verdad.
Ahora, esa es la fórmula del Nuevo Testamento en un marco teológico simplemente tomado de varios pasajes.
Pero permítame dar un paso más hacia adelante. Todo eso está resumido de manera hermosa y maravillosa en un
pasaje. Está enfrente de usted y es Efesios, capítulo 6, versículos 13 al 17. Todos esos principios que le acabo de
dar, de una u otra manera están latentes en este pasaje. Todos están aquí, todos están disponibles y están
presentados de manera hermosa en esta obra maestra de cómo un creyente gana la guerra contra las fuerzas del
infierno. Y recuerden, amados, hay una guerra real. Y hay una victoria real disponible a nivel diario Ahora, ¿qué
armadura ya hemos examinado? Observe el versículo 14. En primer lugar, dijimos que conforme Pablo ve al
cristiano y su guerra con Satanás, él ve en su mente a un soldado romano que está listo para la batalla. Y todo lo
que hace un soldado romano para prepararse a sí mismo sugiere en la mente de Pablo imágenes que pueden ser
traducidas en la batalla del cristiano con Satanás. Y comienza entonces a hacer la comparación. Y así como un
soldado romano usa un cinto en el cual él mete toda la túnica que está suelta, y realmente lo que está haciendo en
este punto es hacer un compromiso con la batalla, con pelear. Es su preparación, es estar listo, es expectativa, es
sinceridad. Es un compromiso con la batalla de lo cual está hablando. Pablo ve eso en el cinto de la verdad.
“Habiendo ceñido vuestros lomos con la verdad,” dice el versículo 14. Para un creyente, debe haber un
compromiso con la verdad. De haber un compromiso con pelear la batalla, vivir la vida, hacer la dedicación
necesaria y consagración para ganar la batalla. Y entonces, comenzamos nuestro estudio con una mirada al nivel
de compromiso demandado, requerido para ganar.
En segundo lugar, y en nuestro último estudio, vimos la siguiente parte de la armadura en el versículo 14 también.
“Y habiéndose puesto la coraza de la justicia.” Y explicamos que un soldado romano se colocaba una coraza en el
pecho para cubrir sus áreas vitales. Y no quería que lo golpearan ahí porque era fatal. Y había dos áreas que él
estaba protegiendo: el área del corazón y el resto, conocido como las entrañas en la terminología hebrea. Y los
hebreos veían al corazón como indicativo de la mente primordialmente y las entrañas significativo de los
sentimientos.
Y entonces, el creyente protege su mente y sentimientos porque esas son las áreas en donde Satanás tienta. Él
tienta su pensamiento y su sentimiento. Él quiere extraer el pecado de usted, inducir el pecado en usted, mediante
pensamientos malos y sentimientos malos. Y entonces, debemos proteger esas áreas. Y las Escrituras dicen que
protegemos esas áreas con la coraza de la justicia. Y conforme vivimos una vida santa, conforme vivimos un tipo de
vida justa, consagrada, apartada, entonces protegemos nuestras áreas vitales del ataque terrible, horrendo de
Satanás.
Y la última vez lo resumimos diciendo que diariamente necesitamos vivir de manera santa para ser justos.
Diariamente, necesitamos vivir una vida en donde si hay pecado en nuestras vidas, confesamos, nos arrepentimos
y los dejamos. Está el mandato del Nuevo Testamento. En 1 Pedro 1:16 oímos el clamor: “sed santos porque Yo soy
santo,” dice Dios. En 2 Corintios 7:1 Pablo dice “limpiándonos de toda inmundicia de la carne y perfeccionando la
santidad en el temor de Dios.” En Colosenses capítulo 3, oímos a Pablo decir: “haced morir las obras del cuerpo.” Y
después, él enlista todas las cosas malas. Y en 1 Tesalonicenses 55 habla de eliminar toda forma de maldad de
nuestras vidas. Pero quizás el pasaje más claro y simple de todos para ilustrar la coraza es Romanos 13:11.
Ahí en el versículo 11, Pablo dice esto: “Conociendo el tiempo, que es el tiempo de despertarnos del sueño porque
ahora nuestra salvación está más cerca que cuando creímos.” En otras palabras, nos estamos acercando a la venida
de Cristo. La noche está avanzada. Y se acerca el día. Esto es el amanecer del gran día del Señor. Desechemos pues
las obras de las tinieblas y vistámonos de la armadura de la luz. Eso es exactamente lo que él está diciendo en
Efesios “desháganse de la oscuridad y vístanse la armadura de la luz.” Y luz significa santidad, pureza y la oscuridad
significa maldad. Entonces, despojándonos, quitándonos las obras de las tinieblas, vistámonos de la armadura de la
luz,” esa es la coraza.
Después, él dice, “andemos honestamente,” ese es el cinto del compromiso, ese es el cinto de la verdad, sin
hipocresía, comprometidos con ganar. “Cómo de día,” dispuestos a ser expuestos, porque somos justos e íntegros
conforme peleamos por el Señor. Desechemos, no en glotonerías y borracheras, inmoralidad lo cual significa vivir
sin vergüenza, no en contiendas y envidias, sino vestíos del Señor Jesucristo y no proveáis para los deseos de la
carne.
Entonces, él realmente está diciendo lo mismo en Efesios acerca de la coraza de justicia. Desháganse de la basura,
la oscuridad, la maldad y viva en una relación santa y justa con el Señor. Eso no significa que usted va a ser
perfecto. Estamos esforzándonos por serlo.
Fracasamos, pero cuando pecamos, debemos estar confesando y arrepintiéndonos de ese pecado.
Y después, en tercer lugar y para esta mañana, quiero que vea los pies calzados con el Evangelio de la paz. Esto es
tremendo. ¡Oh, qué gran concepto! Esto es tan maravilloso, versículo 15, “y calzados vuestros pies con el apresto
del Evangelio de la paz.” Ahora, él viene con el calzado de los soldados. El calzado se ha convertido en una parte
importante de nuestra cultura. Originalmente, el calzado era para proteger los pies, ahora se ha convertido en un
artículo de moda. Francamente, no necesitamos tanta protección para nuestros pies.
Nuestros autos tienen alfombra, nuestras calles tienen buen pavimento y nuestras iglesias tienen alfombra Y
nuestras oficinas están alfombradas y los lugares que no tienen alfombra tienen pisos bastante limpios. En la
mayoría de los casos, no estamos caminando sobre piedras o en el lodo o pisando polvo o tratando de pasar en
medio de arbustos con espinas y demás. Realmente, hemos pavimentado y alfombrado nuestro mundo; y los
zapatos primordialmente, son un artículo de moda.
Entonces, no necesariamente podemos entender el retrato de manera tan clara como debiéramos a menos de que
comprendamos lo terrible que era el terreno en ese entonces, lo penetrantes que eran las espinas y las cosas que
estaban en el piso, lo difícil que sería estar caminando sobre las piedras y las rocas y todo lo demás en esas partes
del mundo. Quizás, podríamos tener una pequeña idea en la actualidad si viéramos la necesidad de zapatos
especiales para escalar, o para ir por medio del desierto, o para caminar sobre un pavimento caliente o lo que sea.
Y este es el motivo por el que en esos días se utilizaba el calzado
En la actualidad, también tenemos zapatos para todo tipo concebible de deportes. Siempre me parece
sorprendente ver cómo todo sirve a una función. Si usted está participando en un reporte sobre concreto, tiene
cierto tipo de calzado. Si usted va a estar sobre polvo, es otro tipo de calzado. Noto que inclusive para el tenis,
dependiendo del tipo de superficie sobre la cual esté jugando, algunas canchas de pasto en Wimbledon, algunas
canchas de arcilla, algunas canchas de concreto, algunas de hule, todo tiene que tener un tipo de suela diferente. Y
tiene todo tipo de calzado para piso de madera y otro tipo de calzado para otros pisos. Hay diferentes tipos de
zapatos para correr, dependiendo de si usted está corriendo en una pista con algo de hule u otro material. Y así
continúa.
Y ahora, usted va a su centro comercial y usted ve una tienda ahí, yo creo que la llaman Foot Locker. El vestidor del
calzado. Sé que mis hijos van directamente ahí tan pronto como llegamos al centro comercial, fascinados con todas
estas cosas. Tienen todos los zapatos para todas las ocasiones. Le dije que estuve en el vestidor de Jerry Terrell la
otra noche y vi su vestidor. Y había ocho diferentes padres de zapatos de béisbol ahí. Y le comenté que tenía
muchos de esos. Y él me contestó: “sí, cada equipo tiene uno para cada superficie diferente. Cada superficie
requiere un calzado diferente.”
Y yo me puedo identificar con eso. Me acuerdo una vez en la Universidad, estábamos jugando fútbol americano. Y
estábamos jugando en el Rose Bowl y había llovido durante un par de semanas previas al partido. Y el suelo estaba
bastante mal. Y claro, cuando se juega mucho en el campo, hacia el final de la temporada, el césped
primordialmente ya se acabó. Y después, llueve y se vuelve simplemente algo problemático. Y lo que hacen es que
pasan un pequeño carro por encima y lo pintan de verde para que se vea como pasto, pero realmente no hay
mucho pasto. Se veía bastante bien para nosotros, realmente no sabíamos cómo sería. Tenía dos pares de calzado
en fútbol americano. Uno que tenía tacos largos para un terreno malo y el otro con los cortos. Y pensé que estaría
bien con los cortos. Los largos eran algo pesados, y no me gustaba eso. Entonces, tomé los pequeños, los cortos. Y
fueron los equivocados.
Tenía el calzado impropio. Y realmente no lo descubrí hasta que dieron la patada de inicio y yo estaba ahí atrás en
la yarda 4 para recibir el balón y regresarlo. Y llegó el balón por el aire y conforme lo recibí, di unos dos pasos y
terminé aterrizando en mi hemisferio sur, enfrente de todo el mundo. Y estaba ahí sentado con el balón
gentilmente cuidado en mi regazo mientras que 21 personas se quedaron viéndome, ninguna de las cuales siquiera
me tocó. Me caí totalmente solo y me senté ahí en la yarda número seis, mientras que todos comenzamos como
un equipo desde la profundidad de nuestro propio territorio. Y me di cuenta, ¿sabes una cosa?, debería haberme
puesto los otros zapatos. E inclusive trate de ir a la banca para que alguien que no estuviera jugando con tanta
frecuencia como yo quisiera cambiar conmigo, pero nadie quiso cambiar. Y entonces, me resbalé y me resbalé por
todo el campo.
Tenemos razones para las cosas que tenemos, los zapatos proveen cierta función. Y esto es especialmente verdad
en la guerra. Si es importante en el deporte, se puede imaginar cuánto más importante sería si usted estuviera
peleando por su vida. Y un soldado romano no se metía en una batalla con un calzado simple de piel con una suela
lisa. Estaría resbalando y cayéndose por todos lados. Él podría estar tratando de subir por una roca para pelear
contra un hombre. Y se resbalaría por las rocas. Y entonces, tenían que tener un calzado especial que era muy
importante, porque en la batalla esto podría salvarle la vida posiblemente.
También, tenía que tener un tipo especial de calzado que durara para las marchas largas porque cubrían
cantidades tremendas de terreno. Usted recordará leyendo acerca del ejército romano, recordará acerca de las
marchas largas de César. Y muchas guerras han sido perdidas porque los soldados no tuvieron el calzado
adecuado. Inclusive usted lee acerca del tiempo de la guerra de la revolución norteamericana estadounidense,
cuando usted ve a los soldados bajo el general Washington con su calzado siendo envuelto porque ya no podían
tener calzado, estaban tan desgastados.
Ha habido otros puntos en la historia humana en donde las batallas han sido perdidas porque no podían proteger
los pies de los soldados de congelarse, o lastimarse o se hirieran.
También, en el tiempo de las guerras romanas, había una costumbre común. En la actualidad, tenemos campos de
minas para atrapar a los ejércitos que se acercan. En esos días, sabiendo que un ejército venía detrás de cierto
ejército, ellos colocaban en el suelo palos que estaban afilados a un punto de ser una navaja, y enfrentando a ese
ejército, esperando perforar los pies de los soldados que estaban avanzando. Y entonces, para protegerse a sí
mismos, los soldados romanos utilizaban una bota que tenía una suela pesada que no podía ser perforada, porque
si sus pies eran perforados, ellos no podían caminar. Y eso podía debilitar al soldado entero. Y usted sabe quizás
podría ser el mejor soldado que había, él podría tener la mayor fuerza y demás, pero si sus pies estaban
lastimados, la planta de sus pies, él estaba acabado.
Es sorprendente. Usted puede lastimarse sus brazos, sus manos, sus codos, sus hombros y todavía puede seguirse
moviendo y funcionar. Pero si usted se lastima sus pies, realmente está debilitado.
Entonces, ellos trataban de perforar sus pies. También, en la batalla usted podía ser el hombre más fuerte que
vive, usted podría tener la mejor espada que hay, pero si usted no se podía poner de pie usted estaba en serios
problemas. Entonces, era de tal importancia del calzado que esto es lo que usaban: usaban una especie semi bota,
con una suela gruesa que tenía una especie de clavos así y estaba amarrado de esta manera a sus pies. Y después,
tenían tiras que se amarraban en toda dirección de tal manera que estaba tremendamente apretada, adhiriéndose
a su pie. En la parte de abajo, tenían una especie de clavos como pequeños pedazos de metal que salían de la parte
de abajo, como en el fútbol americano o como un zapato para atletismo o un zapato de béisbol, para que pudieran
pararse en la tierra. Esto les daba firmeza para que pudieran estar de pie en la batalla. Y esto es lo que Pablo ve. Él
ve a este soldado romano de pie y sus pies están firmes. Y él puede permanecer de pie firme y hacer movimientos
rápidos y mantener sus pies en su lugar. No se resbala. Él no se cae. Ahora, él dice ‘el cristiano también necesita
tener calzado. Usted puede salir ahí, usted sabe, usted puede tener ahí su cinto todo apretado, pero está
comprometido; y puede tener su coraza en su pecho y puede estar viviendo una vida santa y justa como el Señor
quiere, pero a menos de que pueda estar de pie, usted se va a caer. Y entonces, debe tener una base sólida.
Ahora, regresemos al versículo 15 y veamos los puntos específicos. “Y calzados los pies con el apresto del Evangelio
de la paz.” Sus pies deben estar calzados con el apresto. Y la palabra apresto aquí no necesita confundirlo.
Probablemente, se oye un poco rara por el modo en el que es traducida. Simplemente significa listo o equipado. Y
lo que él está diciendo es que sus pies deben estar listos. Mantener el calzado puesto, eso es lo que él está
diciendo. Deben estar equipados, deben estar preparados, ésta es la idea. De hecho, en Tito 3:1, el mismo término,
apresto, preparación es traducido listos. Entonces, es la idea de estar listo, de estar preparado, de estar equipado.
Nuestros pies deben estar equipados, deben estar calzados de manera apropiada para la batalla.
Ahora, la mayoría de la gente que lee esto, y muchos comentaristas que han escrito acerca de esto, suponen que
tiene una referencia al ir a predicar el Evangelio de la paz. Hombre, tengo mis zapatos del Evangelio puestos y voy
a salir a predicar el Evangelio de la paz. Y básicamente, sacan eso de Romanos 10:15 porque Romanos 10:15 cita a
Isaías 52:7, “escrito está: cuán hermosos son los pies de los que predican el Evangelio de la paz. Y traen las buenas
nuevas de cosas buenas.” Cuán hermosos son los pies de los que predican el Evangelio de la paz. Usted tiene la
misma frase ahí, el Evangelio de la paz. Y entonces, en el mensaje de Pablo en Romanos 10:15, cuando él dice
“¿cómo oirán sin un predicador?” y“¿cómo predicará alguien a menos de que sea enviado?” Y entonces, por lo
tanto, “cuán hermosos son los pies de aquellos que salen y predican el Evangelio de la paz.”
Ahora, el Evangelio de la paz, escuche esto, es algo que debe ser predicado, no hay duda. Es algo que debe ser
llevado y predicado. De eso está hablando Romanos 10. No es de lo que Efesios 6 está hablando. Efesios 6 no
tienen nada que ver con predicar, no tiene nada que ver con salir a ningún lugar.
¿Cuál es la primera palabra en el versículo 14? ¿Cuál es? Estad pues firmes. Esa es la primera frase. Esto no es salir,
es estar de pie de lo que está hablando el apóstol. Y el punto aquí no es evangelizar a los perdidos, el punto aquí
no es predicar el Evangelio. El punto aquí es pelear contra el diablo. Esto no es evangelismo a un incrédulo, esto es
conflicto para el cristiano. Él no está hablando de ir a ningún lugar a predicar. Él está hablando de estar en pie
donde está y pelear contra el diablo. La idea es mejor expresada en las palabras de Primera de Corintios 16:13:
“estad firmes en la fe.” Estad firmes en la fe, versículo 11, para que podáis estar firmes. Ese es el punto, versículo
13, para que podáis resistir y habiendo todo, estad firmes. Todo tiene que ver con estar firme, estar de pie, no ir,
salir, moverse.
Entonces, esa no es la interpretación apropiada. Claro que el Evangelio de la paz puede ser predicado. Debe ser
predicado y son hermosos los pies de aquellos que salen y lo predican, pero este no es el punto aquí. Esto no es
evangelismo. Este es el creyente en conflicto con Satanás. Y él está diciendo: “debido a que nuestros pies tienen
puestos o están calzados con las buenas nuevas de la paz, estamos de pie, no nos deslizamos, no lo resbalamos, no
nos caemos cuando estamos bajo ataque.
Ahora, veamos la frase el Evangelio de La Paz. Bueno, ¿qué es eso? ¿Qué es? Bueno, el Evangelio significa ¿qué?
Buenas noticias. Y paz significa ¿qué? Paz. Son las buenas noticias de paz. ¿Y cuáles son las buenas noticias de paz?
Romanos, capítulo 5. Pasé ahí porque es un pasaje muy importante. Romanos, capítulo 5, estas son las buenas
noticias de la paz.
Quiero que observe el versículo 6.
Romanos 5:6. Ahora, aquí está el retrato básico del hombre. “Porque cuando éramos débiles,” muy bien, el
hombre es débil. Él es débil. Versículo 7: “porque apenas uno moriría por un hombre justo,” lo cual significa que,
por un hombre injusto, nadie jamás moriría. Entonces, la implicación está en el versículo 6: somos débiles, en el
versículo 7: somos injustos. En el versículo 8: “porque siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros.” Entonces,
somos pecadores. Versículo 9: “mucho más entonces siendo justificado por Su sangre, seremos salvos de la ira.”
Eso indica que éramos no justificados, no salvos y los objetos de la ira de Dios. Ahora, ahí hay una definición del
hombre. Versículo 6, débil, versículo 7, injusto; versículo 8, pecaminoso; versículo 9 no justificado, no salvó y un
objeto de ira.
Resumiéndolo todo, ese tipo de hombre, versículo 10, “si cuando éramos enemigos”; ése es el resumen. Usted
toma a un hombre que es débil, no justo, pecaminoso, no salvo y ¿qué es lo que usted tiene? Un enemigo de Dios
quien es el objeto del juicio de Dios. Dios y el hombre, escuche esto, están en dos lados diferentes. Nunca permita
que alguien lo convenza de que Dios es el Padre de todo el mundo, que Dios ama y tolera a todo el mundo y que
todo el mundo está en la familia de Dios. Leímos al principio de nuestro servicio a Nahúm, capítulo 1 que dice:
“Dios no va a absolver al impío. Dios es un Dios de venganza y un Dios de justicia; y si un hombre y una mujer son
enemigos de Dios, van a sentir el juicio de Dios.”
Pero, ¿qué hizo Dios para cambiar esto? Versículo 6, nuevamente: “cuando éramos débiles, a su debido tiempo,
Cristo murió.” Versículo 7, “éramos injustos y apenas moriría alguien por un hombre injusto. Quizás por un hombre
bueno alguien se atrevería a morir. Mas Dios muestra Su amor para con nosotros en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros.” Dios dice “son enemigos, pero voy a tratar de remediar esto en la muerte de Cristo.” Y
entonces, somos justificados, versículo 9, por Su sangre somos salvos de la ira mediante Él. Cuando éramos
enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo. ¿Lo ve?. Ahora, entonces escúcheme ¿qué es el
Evangelio? El Evangelio es que el hombre estaba en guerra con Dios, pero Cristo hizo la paz, ¿verdad? Cristo hizo la
paz. Ése es el Evangelio de la paz. Ahora, regrese al versículo 1 del capítulo 5 de Romanos: “por tanto, habiendo
sido justificados por la fe debido a lo que Cristo ha hecho, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo.” Ése es el Evangelio. El Evangelio es que el hombre y Dios estaban en guerra; y Dios estaba en el lado
contrario en contra del hombre como Jesús dijo: “si no estás conmigo, estás contra Mí.”
En el libro de Apocalipsis el Señor dice: “vendré contra ti y pelearé contra ti con la espada de Mi boca.” Entonces,
el hombre es un enemigo de Dios. Sin embargo, Cristo viene y hace de la paz una realidad. Esas son las buenas
noticias. Las buenas noticias son que usted está en paz con Dios. Dios y usted ya no están en lados opuestos.
Ustedes están en el mismo lado,
¿verdad? Dios está de mi lado. Ése es el Evangelio de la paz. Hemos sido reconciliados.
Segunda de Corintios 5:19 dice que Él nos ha reconciliado. Colosenses, pasaje tremendo, capítulo 1, versículo 20:
“y por medio de Él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos,
haciendo la paz mediante la sangre de Su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y
enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado.” ¿Se da cuenta? El Evangelio es que
somos uno con Dios, Él está de nuestro lado.
Ahora, ¿sabe lo que eso significa? Eso significa que un cristiano que está firme dice: “mira Satanás, vienes en
contra de mí con todo lo que quieras, yo tengo calzado, zapatos que me anclan al suelo inamovible porque Dios
está de mi lado. ¿Se da cuenta? Eso es lo que nos ayuda a estar firmes. Si yo tuviera que estar firme ahí y pelear
contra los ejércitos del infierno por mí mismo, en mi propia fortaleza, perdería. Ilustración, pero en el huerto, Juan
18. Él está ahí con los discípulos mientras que los soldados vienen a capturar a Cristo. Y probablemente hay 500 de
ellos que vienen marchando desde la fortaleza antonia y tienen antorchas para iluminar la noche para poder
encontrar a Jesús. Y ellos suponen que Él está escondiéndose en una cueva en algún lugar. Y entran marchando a
ete huerto. Y tienen armas y palos para golpearle, para que se someta y están listos para pelear contra Sus
discípulos.
Y Jesús da un paso hacia adelante y se encuentra con ellos y les pregunta: “¿a quién buscáis?” y ellos responden: “a
Jesús de Nazaret.” Y ellos se caen de espaldas como dominós que están ahí acostados en el polvo, los 500 por lo
menos, los que hubieran estado ahí, cayeron como dominós. Ellos están ahí y se levantan y Él pregunta: “¿a quién
buscan?” Y ellos nuevamente dicen que es a Jesús de Nazaret. Ellos habían caído al suelo.
Pedro está pensando, sin duda alguna, “hombre, ¡que poder!, si tan sólo Su nombre y todo el ejército romano
colapsa.” Y a él se le ocurre una idea. Si es así de poderoso, no hay sentido alguno en el que seamos capturados,
¿verdad? Entonces, la Biblia dice que él tomó su espada y le corta la oreja al siervo del sumo sacerdote. Él no está
tratando de quitarle la oreja a Malco. Estoy convencido que él iba por su cabeza y Malco se agachó. Sé eso. Eso es
todo, Malco tuvo una buena reacción. No habría servido de nada cortarle una oreja.
Pero esa no fue la historia entera. La historia es que él va a pelear contra todo el ejército romano. Usted pregunta
de dónde obtiene él este tipo de fortaleza. Quién le dio esa por confianza. Él acababa de ver al ejército entero
cayendo en el suelo simplemente al oír el nombre de Jesús. Y él está pensando “hombre, si yo me voy a meter en
problemas, sólo voy a decir “atácalos Jesús” y ellos se caerán. En él hay un sentido de invencibilidad, como puede
ver. Él tiene un sentido de que nada jamás lo puede derrotar por que él ha visto el poder ya desplegado. Y él toma
la espada y comienza a defender al Señor. Él sabía quién estaba de su lado. Él sabía quién estaba de su lado y de
ahí es de donde vino el recurso.
Pienso en la multitud de Madián. Y la multitud de Madián viene a atacar a los hijos de Israel y Dios se mueve en los
corazones de Israel para pelear contra los madianitas. Y entonces, el pueblo de Israel decide hablarle al ejército y
sacar a 32,000 soldados. Las tropas, usted sabe, van a ir y pelear contra los madianitas. Y el Señor dice: “mira, no
necesito 32,000 soldados para hacer esto. Desháganse de todo el mundo que no está tomándose esto en serio.”
Y entonces, él va y le dice a Gedeón que use un pequeño sistema. Y finalmente, Gedeón lo hace y terminan con
300 hombres. Y el Señor dice: “muy bien, ustedes 300 van a derrotar al ejército de Madián. Todo el mundo saque
un contenedor y una trompeta y una vela. Sí, he estado ahí y he pensado que eso es un poco raro. Súbanse a una
montaña y vayan en contra del ejército madianita desde el valle. Y cuando Yo les diga qué hacer, y cuando Yo les
diga que toquen la trompeta, rompan el contenedor y van a tener la vela. Y vamos a ganar la batalla. ¿Y sabe lo
que pasó? Lo hicieron. Y el ejército de Madián se levantó y se mataron los unos a los otros.
Escuche, Gedeón sabía quién estaba de su lado. Como puede ver, él sabía quién estaba de su lado. Pedro y Juan
entraron al sanedrín y dijeron “no nos importa lo que digan, vamos a servir a Dios.” Y no tenían temor. Ellos sabían
quién estaba de su lado. El apóstol Pablo hizo lo mismo. Predicó valientemente a Jesucristo porque él conocía sus
recursos. Él estaba en paz con Dios. Dios estaba de su lado, ¿se da cuenta? Y en eso estamos de pie firmes. Y le
puedo decir a Satanás: “adelante, lo que quieras.” Yo puedo decir: “lo que tú tengas que arrojarme, no tengo
temor en absoluto porque Dios está de mi lado.”
¿Sabe una cosa? Sabiendo lo que sé, si no fuera cristiano y no tuviera a Dios de mi lado, no tendría miedo todo el
tiempo, estaría aterrado. Escuche, usted puede estar irme, con confianza absoluta. Hace unos ocho años atrás
cuando enseñé por primera vez el libro de Efesios, le conté una anécdota. Se la voy a repetir. Cuando estuve en la
secundaria, en séptimo año, tenía un pequeño amigo llamado Roger.
Roger era un niño bajo de estatura. Ambos estábamos en séptimo año. Y Roger en cierta manera se veía como
alguien de cuarto año. Realmente, no se había desarrollado mucho. Él era algo así como llenito, se veía algo así
como el hombre de Pillsbury, ¿me entiende? Él era algo así como gordito y bonito y se veía como un niño tierno. Y
Roger era mi amigo porque yo era el hijo del pastor y él estaba en la Iglesia también. Y éramos amigos de la
escuela dominical. Y entonces, usted sabe, caminábamos por esta secundaria que era bastante difícil en su
ambiente. Digo, ésta era una secundaria bastante difícil. Teníamos peleas de cuchillos todo el tiempo. Y en el baño
de los niños, cuando usted entraba, ellos tenían una caja de fusibles. Y los muchachos abrían la caja de fusibles y
dejaban cigarrillos de marihuana prendidos y todo el mundo entraba y fumaba un poco. Y esto era en el año 1950.
No sé, en algún punto de los años 1950. Pensamos en las drogas como algo muy moderno. No, no.
Pasaba todo el tiempo en ese entonces.
Los jóvenes estaban drogados todo el tiempo. Teníamos un estacionamiento para los jóvenes que llegaban a la
escuela en su automóvil. Usted sabe, porque ya eran tan grandes. Herbie tenía 18 años de edad y tenía su propio
auto. Y él estaba nuestro grupo. Realmente, era una escuela muy difícil y había peleas constantemente, todo el
tiempo.
Llegó al punto en el que por alguna razón les gustaba molestar a Roger. Simplemente por el modo en el que se
veía. El modo en el que se veía invitaba a ese tipo de molestia. Y entonces, íbamos caminando y siempre estaban
gritándole a Roger y lo molestaban. Me acuerdo que esto sucedía continuamente. Estos jóvenes siempre estaban
en problemas por usar sus pantalones demasiado bajos en esos días. Usted me entiende. Y el Señor que era el
vicedirector siempre los sorprendía y les levantaba los pantalones. Él les ponía un cinturón grande en su cintura.
Los hacía usar tirantes para avergonzarlos, usted sabe. Usted me entiende. Y esto simplemente los molestaba aún
más. Y entonces, siempre estaban enojados.
Y entonces un día, esto era muy común, íbamos caminando y se acercaron y nos pegaron en la espalda e hicieron
que se nos cayeran todos nuestros libros porque íbamos cargando nuestros libros debajo del brazo y ellos nos
patearon. Eran unos seis jóvenes que nos hicieron eso. Y simplemente nos patearon conforme iban caminando por
el pasillo y siguieron pateándonos hasta que cayeron nuestros libros ahí en los arbustos. Y ninguno de los dos
podíamos defendernos contra esto. Entonces, en cierta manera, levantamos, como usted sabe, nuestros libros y
tratamos de encontrar nuestros papeles.
Un día estaba en el taller de carpintería y estaba lijando algo y estaba este joven que era el líder que se llamaba
Johnny. Y él tomó un pedazo de madera grande y lo aventó y me partió la cabeza. Me tuvieron que dar puntos y
demás. Entonces, esto era algo serio. No sé lo que hicimos, pero simplemente no molestaban. Y esto sucedía todo
el tiempo. Y este joven llamado Johnny era el líder.
Bueno, un día estábamos en los vestuarios y nos estábamos vistiendo para irnos después de la clase de educación
física. Y llegó la pandilla. Y los chicos malos se cubrían la cabeza, se ponían un gorro, los llamábamos los jóvenes
duros. Y vinieron y pensaron que sería muy chistoso, muy simpático y entraron y nos empujaron y nos caímos de la
banca, nos pegamos con los vestidores en la parte de atrás de nuestras cabezas, como si fuera una especie de
comedia, usted sabe, simplemente ¡bam!, hacia atrás. Alfonso y Gastón, usted sabe. Y ahí estábamos acostados
sobre el suelo y Roger dice: “eso es suficiente”. Bueno, como usted sabe, usted sólo puede tolerar hasta cierto
punto, ¿verdad?
Bueno, entonces le pregunté qué iba a hacer. “Bueno,” él dijo, “le voy a decir a mi hermano.” Y yo le dije: “bien”. Y
el nombre de su hermano era Steve. Nunca lo olvidaré, la familia Williams. Steve jugaba en el fútbol americano
para la Universidad Estatal del Long Beach. Era el linebacker del medio, él medía 1 m 90 y tenía una cintura de 30
pulgadas. Nunca olvidaré a Steve porque recuerdo la primera vez que lo oí dar su testimonio. Él estaba manejando
un camión de pan y chocó contra un muro de concreto a unos 50 km/h y salió caminando. Ése es el tipo de hombre
que era. Era un hombre tremendamente fuerte físicamente hablando.
Pero bueno, Roger dijo que le diría a su hermano. Y yo le dije: “muy bien, Roger”. Y entonces, regresó al día
siguiente y dijo que Steve vendría a la escuela mañana y haría algo. Entonces, estos jóvenes tenían un área junto al
gimnasio en donde habían acabado el pasto, realmente llegaban todas las mañanas y fumaban y metían la
marihuana y demás. Y ellos estaban ahí, gastando el pasto y simplemente, platicaban. Eran unos seis o algo así. Y
siempre estaban en ese lugar.
Entonces, este día, Steve estaba ahí, sólo que se quedó detrás de un edificio para que no pudieran verlo. Y
estábamos a unos 15 minutos de comenzar las clases ese día; y Roger y yo simplemente estábamos ahí platicando
esperando ver lo que sucedería. Y entonces, Roger gritó y dijo: “oye,” le dice a Johnny, “ven aquí.” Y entonces,
ellos se estaban riendo. Y ellos realmente pensaron que lo aplastarían. Y este Johnny viene - y tenía hasta
antecedentes penales. Más adelante, de hecho, esto es algo triste, más adelante terminó siendo asesinado en
algún tipo de robo o algo así.
Pero bueno, él llegó aquí aparentando ser alguien muy fuerte y se estaba riendo y burlando de Roger. En ese
punto, Steve salió de atrás del edificio y se acerca a Roger y le dice: “¿cuál?” Y Roger le dice “ese”. Y en este punto,
Steve se acercó a este joven, nunca lo olvidaré, esto es exactamente lo que pasó. Simplemente, levantó el joven de
la playera, lo levantó. De un puñetazo, le tiró cuatro dientes. Simplemente, aplastó su nariz, sus dos dientes de
adelante y no sé los demás. Y después, lo levantó y claro, el joven estaba inconsciente. Lo levantó, y había una reja
enfrente de la pared del gimnasio. Y lo aventó por arriba de la reja en contra de la pared. Y terminó atrás del
arbusto. Y después, le dijo al resto de sus amigos: “no vuelvan jamás a meterse con Roger.” Y se fue. ¿Quiere saber
lo que pasó en nuestra secundaria?
Roger dominada. No había duda. Roger estaba a cargo de la secundaria de Downey Norte.
¿Sabe por qué? Porque Roger tenía recursos.
¿Sabe una cosa? Es tremendo saber que Jesucristo dijo: “no me avergüenzo de llamarles hermanos Míos.” No me
avergüenzo de llamarles Mis hermanos. Es algo grandioso saber que Él está de nuestro lado, ¿amén? Y cuando
Satanás viene a atacar y nuestros pies están firmemente plantados en el piso sólido del Evangelio de la paz, que
dice: “las buenas noticias es que no soy un enemigo. No estoy del otro lado. Dios está de mi lado, debido a
Jesucristo.” Y entonces, sin importar lo que Satanás traiga, puedo, como dice el versículo 10, fortalecerme en el
Señor y en el poder de Su fuerza. Y esa es la confianza de que sus pies tengan puestos el apresto del Evangelio de
la paz.
Escuche, la victoria está disponible en su vida como cristiano. Simplemente responda a estas tres preguntas
conforme cierro. Número uno: ¿realmente quiero ganar? ¿Realmente quiero ganar? ¿Tengo puesto el cinto del
compromiso? Pregunta número dos: “¿busco vivir una vida santa? ¿Tengo puesta la coraza en el pecho de la
justicia? Y número tres, ¿soy valiente en la batalla porque mis pies están firmemente plantados en la confianza en
Dios? Si usted anda por todos lados dudando del Señor y Su fortaleza, usted perderá. Pero si usted puede
responder a estas tres preguntas “si,” usted es un ganador y Dios va a hacer cosas emocionantes y revolucionarias
con su vida para Su propia gloria. Oremos.
Padre, Te damos gracias en esta mañana por la confianza que Tu Palabra nos da. Gracias porque Jesucristo murió
por nosotros, de tal manera que ya no somos enemigos sino amigos, de tal manera que ya no estamos lejos sino
hemos sido traídos a la familia; de tal manera que ya no estamos aislados, sino que fuimos hechos participantes de
la naturaleza divina.
Oh, Dios, gracias por Jesucristo quien más pagó nuestro castigo, quien llevó nuestro juicio, quien recibió Tu
venganza y Tu justicia, para que podamos conocer Tu gracia admirable. Oh Señor, gracias por darnos los recursos,
gracias por implantar dentro de nosotros el poder mismo que causó la caída de Satanás. Gracias por darnos en ese
poder del Espíritu de Dios la fortaleza para resistir al diablo, para nunca darle un lugar ni de ser ignorantes de sus
estrategias y siempre huir de sus tentaciones porque nuestros pensamientos son llevados a la cautividad de
Jesucristo. Oh Dios, haznos obedientes a Tu Palabra. Y Te agradeceremos por el privilegio en el nombre de Cristo.
Amén.
4ª Parte: El escudo de la fe
Escritura: Efesios 6:16

Para nuestro estudio en esta mañana regresamos a Efesios capítulo 6. Efesios, capítulo 6. Y estamos estudiando
esta sección maravillosa de la armadura del cristiano. Quiero leerle el capítulo 6, versículos 10 al 17. “Por lo
demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de Su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios,
para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,
sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis
resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la
Verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del Evangelio de la paz. Sobre todo,
tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la
salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.”
Ahora, aquí tenemos el gran texto en el libro de Efesios que bosqueja para nosotros la guerra del cristiano. Y
hemos aprendido mucho acerca del andar del cristiano. Comenzando en el capítulo 4, versículo 1, nos
encontramos con el concepto del andar digno. ¿Y qué era lo que involucraba un andar digno? Bueno, involucraba a
andar en unidad, involucraba andar de una manera excepcional, por así decirlo; debemos ser diferentes que los
gentiles. Debe ser un andar amoroso, dice el capítulo 5, un andar en la luz, un andar sabio, un andar en el Espíritu
Santo y finalmente, debe ser una guerra.
Nuestra manera de vivir en este mundo será conflicto. Estamos en contra del enemigo. Pero como hemos estado
viendo partir de este pasaje, no hay razón por la que debamos temer eso. No hay razón por la que debamos estar
tristes, por así decirlo, volvernos fatalistas, porque la victoria es nuestra. Y para expresar esto, me gustaría que
viera Romanos, capítulo 8, versículo 31 por tan sólo un momento. Romanos 8:31: “¿Qué, pues, diremos a esto? Si
Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará con Él todas las cosas?” En otras palabras, ¿quién nos puede derrotar? ¿Acaso Dios,
quien nos dio a Cristo, no nos dará todos los recursos necesarios para ganar la batalla? ¿Quién acusará a los
escogidos de Dios?
¿Dios, el que justifica? En otras palabras, ¿quién va a oponerse a nosotros? Si Dios es la corte más elevada, y Dios
dice que somos justos, ¿quién nos va a acusar?
Versículo 34: “¿quién es el que nos condena? ¿Cristo quien murió, el que resucitó?” En otras palabras, si Él
resucitó para nuestra justificación, ¿nos condenará Él? El punto es que si Dios es la corte más elevada, si Cristo es
el juez más grande y nos han declarado como justos,
¿quién nos condenará? ¿Quién puede acusarnos de manera posible? La respuesta obviamente es ninguno. Nadie.
Versículo 35: “¿quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, aflicción, persecución, hambre, desnudez,
peligro o espada?” Como está escrito, por Tu causa somos matados todo el día. Somos considerados como ovejas
para el matadero. No. En todas estas cosas, ¿qué cosas? Tribulación, persecución, aflicción, hambre, desnudez,
peligro, espada, matados todo el tiempo, considerados como ovejas para ser matadas. En todas estas cosas, somos
súper conquistadores mediante el que nos amó. “Por lo cual estoy persuadido de que ni la muerte, ni la vida, ni los
ángeles, ni los principados, ni las potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna
otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús, nuestro Señor.” Somos híper
conquistadores, súper conquistadores. El almirante Nelson, envió palabra a Inglaterra acerca de su triunfo en
Trafalgar. Y esto es lo que dijo: “la victoria no es una palabra lo suficientemente fuerte para describir la escena. Es
más que victoria. Es súper victoria.” Eso es lo que Pablo quiso decir en 1 Corintios 15:57 cuando dijo: “más gracias
sean dadas a Dios quien nos ha dado la victoria mediante nuestro Señor Jesucristo.
Y en 2 Corintios 2:14, en donde dijo “gracias sean dadas a Dios quien siempre nos hace triunfar en Cristo.” Y lo que
Juan quiso decir en 1 Juan 5:5 cuando dijo: “¿quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el hijo
de Dios? Somos vencedores, estamos triunfando. Somos victoriosos en Cristo. Entonces, como puede ver, por la
definición misma en Romanos 8, 1 de Corintios 15, 2 Corintios 2, 1 de Juan 5, somos victoriosos. Somos
invencibles. Somos súper conquistadores.
Pero eso está hablando del panorama total, el retrato posicional, la guerra definitiva, la realidad es que para ganar
diariamente la batalla tenemos que venir a Efesios capítulo 6. Porque ahí nos apropiamos de la armadura de Dios
ha hecho disponible. Y al apropiarnos de esta armadura, podemos ser súper conquistadores día tras día. Podemos
ser más que conquistadores. Podemos ir más allá de tan sólo ganar la batalla. Y podemos llevar el botín. Podemos
ir más allá de tan sólo reclamar la victoria. Podemos heredar todas las posesiones del enemigo derrotado.
En Segunda de Crónicas capítulo 20, Josafat guía a Israel en una gran celebración de victoria. Y creo que sería
apropiado para nuestros pensamientos como una ilustración. Segunda de Crónicas, 20:22: Israel viene a la batalla
y de eso se habla en el versículo 22. “Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza,” eso es interesante,
“Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían
contra Judá. Y se mataron los unos a los otros. Porque los hijos de Amón y de Moab y Moab se levantaron contra
los del monte de Seir para matarlos y destruirlos. Y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual
ayudó a la destrucción de su compañero.”
¿Saben lo que hizo el Señor? Simplemente dejó que todos los enemigos se mataran los unos a los otros mientras
que Israel estaba ahí y alababa a Dios. Ni siquiera dispararon algo. “Y luego que vino Judá a la torre del desierto,
miraron hacia la multitud, y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado. Viniendo
entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas, así vestidos como
alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar; tres días estuvieron recogiendo el botín,
porque era mucho. Y al cuarto día se juntaron en el valle de Beraca; porque allí bendijeron a Jehová, y por esto
llamaron el nombre de aquel paraje el valle de Beraca, hasta hoy. Y todo Judá y los de Jerusalén, y Josafat a la
cabeza de ellos, volvieron para regresar a Jerusalén gozosos, porque Jehová les había dado gozo librándolos de sus
enemigos. Y vinieron a Jerusalén con salterios, arpas y trompetas, a la casa de Jehová. Y el pavor de Dios cayó
sobre todos los reinos de aquella tierra, cuando oyeron que Jehová había peleado contra los enemigos de Israel.”
Ahora, aquí hay un retrato de súper conquista. Usted que ni siquiera tiene que pelear la batalla para comenzar.
Eso es sorprendente. En segundo lugar, cuando la batalla se acabó, todos en la fuerza enemiga están muertos. Y
después, todo botín es tuyo para que lo puedas disfrutar. Y después, regresaron a Jerusalén alabando y cantando a
Dios. Y en últimas, el versículo 30 dice: “Dios les dio paz por todas partes.” Súper conquista, un enemigo
totalmente aplastado, no quedó ni uno, el botín fue recolectado de manera total y tomaron tres días para poderlo
recoger, regresando con gozo y nunca habiendo disparado nada. Nunca se involucraron en una lucha. La victoria
entera dada por el Señor.
Ahora, eso es súper conquista. Y así es como es en la vida cristiana. Dios pelea todo, nos da la victoria y nos deja
recolectar todo el botín y entrar en Su presencia con gozo. Ese es un súper conquistador. Ese es el modo en el que
Dios espera que usted viva su vida día tras día, con ese tipo de vida victoriosa, con ese tipo de enfoque a la vida.
Ahora, para experimentar esa realidad posicional en la vida práctica, usted debe aplicar la armadura del cristiano
diariamente. Y esa es la razón por la que estamos viendo Efesios 6:10 al 17. ¿Cómo es que un cristiano hecha a
mano de esto diariamente? ¿Cómo es que entramos en el gozo y en el regocijo? ¿Cómo entramos en este tipo de
experiencia como en ese entonces, cuando Israel ganó la gran victoria? ¿Cómo conocemos el mismo gozo, la
misma emoción, la misma bendición de que la batalla sea peleada por el Señor? ¿Cómo podemos estar
enriquecidos por el botín ganado?
Bueno, la clave está aquí. Regresemos entonces a Efesios 6 y descubrámoslo. Vemos aquí seis partes de la
armadura para el cristiano. Mientras que las tengamos puestas, conoceremos la victoria y el botín que viene para
los súper conquistadores. En primer lugar, en el versículo 14, “habiendo ceñido vuestros lomos con la Verdad.” A
esto lo llamamos el cinto de la veracidad y le hemos dicho que esto significa compromiso, significa estar listos,
significa preparación. En otras palabras, si vamos a pelear contra Satanás, si vamos a estar en la guerra, tenemos
que reconocer que tenemos un enemigo muy fuerte, muy poderoso. Tenemos un enemigo real y tenemos que
estar listos. Tenemos que ceñir nuestros lomos, un símbolo de preparación. Lo vemos en muchas de las
ilustraciones de la cultura hebrea en la historia, en donde ceñían sus lomos para moverse durante un viaje. Y
entonces, un soldado tenía que estar listo para la batalla. Ciñendo sus lomos, preparándose para la batalla.
En segundo lugar, el versículo 14 nos habla de la coraza de la justicia. La coraza de la justicia es aquello que nos
indica santidad personal, vida justa y cuando el pecado entra en nuestras vidas, confesamos y nos arrepentimos y
nos volvemos de él. Y de esta manera, mantenemos una coraza de justicia cubriendo nuestras áreas vitales,
cubriendo nuestro corazón y nuestras entrañas, como lo veía el hebreo. El corazón, donde pensamos. Y las
entrañas, donde sentimos. De tal manera que nuestros pensamientos y sentimientos están protegidos por la
santidad y la justicia. Entonces, como cristianos, estamos listos para pelear. Todo está listo.
Estamos totalmente comprometidos al 100%.
En segundo lugar, estamos viviendo una vida justa, santa. Lo tercero, y esto es lo que vimos la semana pasada,
debemos tener puestos el calzado de la preparación del Evangelio de la paz. Nuestros pies deben estar cubiertos
con el Evangelio de la paz. Le dije que los romanos tenían botas o semi botas, una especie de sandalia, que tenían
una especie de metal que salía por la suela, una serie de clavos. Y ellos estaban de pie firme. Y vemos que el
calzado que nos hace estar firmes contra Satanás está realmente hecho del Evangelio de la paz. Esto es las buenas
noticias de que estamos en paz con Dios. Y Él está de nuestro lado. Y podemos estar de pie en Sus recursos. Lo
mismo que le permitió a Pedro tomar una espada y comenzar a pelear contra el ejército romano entero en el
huerto, porque él sabía que Jesús estaba a su lado. Y si él se metía en problemas, con una palabra Jesús podía
derribarlos a todos. Y entonces, como cristianos, estamos firmes con la confianza de que Dios está de nuestro lado.
Ahora, entonces, ¿cómo le ganamos al ejército de Satanás? ¿Cómo derrotamos a su hueste de demonios?
¿Cómo paramos el antagonismo que nos ataca del reino de las tinieblas? Lo hacemos mediante
compromiso, lo hacemos mediante santidad y lo hacemos mediante la confianza en que el poder de Dios
y el recurso de Dios son suficientes.
Pero para esta mañana, quiero que pasemos a la siguiente parte de la armadura. Y simplemente vamos a hablar de
una, el escudo de la fe. Observe el versículo 16, el escudo de la fe. “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que
podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.”
Ahora, sea lo que sea este escudo de la fe, es suficiente, porque apaga todos los dardos de fuego del maligno. Esa
es una afirmación bastante amplia. Es suficiente para la totalidad de la necesidad.
Ahora, hay varios tipos de escudos usados por diferentes partes del ejército en tiempos romanos dependiendo de
lo que usted estaba haciendo, en lo que usted estaba involucrado. Pero sobresalen dos: el primero es uno
redondo, más bien pequeño. Una especie de frisbi o disco grande que estaba hecho en esa forma y era curvo en
las orillas. Se amarraba con dos tiras, normalmente, al antebrazo, al brazo izquierdo del soldado. Debía ser muy
liviano para que pudiera ser cargado cuando un soldado era un soldado que se movía a pie. Y lo usaban para poder
detener los golpes en el combate mano a mano. En la mano derecha, había una espada y según el versículo 17, de
la espada es una machaira, la cual es una palabra griega que significa daga, una espada corta.
Y ellos se metían en un combate mano a mano, en una mano estaba esta pequeña espada con la que estaban
peleando y en la otra estaban cargando para poder detener los ataques del adversario con este escudo. Esa no es
la palabra que se usa aquí, la palabra usada aquí es thureon y se refiere a un escudo totalmente diferente.
Thureon es un escudo que era de 80 cm de ancho por 1.40 metros de alto. Era un pedazo de madera grande,
ancho, grueso.
Estaba cubierto por la parte de afuera con metal y algunas veces inclusive con piel, muy grueso, de tal manera que
cuando eran disparadas las flechas, las flechas con fuego, le pegaban a ese metal y caían o entraban a la piel; y la
piel tenía aceite, estaba tratada de tal manera que apagaba la flecha con fuego. Pero era un pedazo de madera
enorme realmente de 80 cm por 1.40 metros. Y si usted recuerda, en esa época la gente era mucho más baja de
estatura de lo que es en la actualidad. Inclusive en la época de la historia de Inglaterra y Escocia, y estuvimos ahí
hace poco tiempo atrás viendo algunas armaduras, y si usted ha ido a la torre de Londres, usted ve lo mismo.
Usted ve la armadura que ellos usaban y se pregunta cómo se podían haber metido en esto. Los únicos que podían
haber entrado en eso eran sus hijos de edad de preparatoria o secundaria, eran tan pequeñas. Eran personas muy
bajas de estatura. Y un escudo de 1,40 por 80 le habría dado protección total. Usted,
simplemente lo fija en el suelo y se coloca detrás de él. Para eso era usado. Era diseñado para proveer protección
total.
Ahora, cuando peleaba el ejército romano, normalmente ésta era la estrategia de batalla que seguían si era una
batalla importante. Había una fila larga de estos soldados en la parte del frente de las tropas con estos escudos.
Detrás de ellos, estaban todos los soldados con flechas y espadas y todo lo demás. Y conforme avanzaban,
llegaban al enemigo. Colocaban estos escudos lado a lado, creando una especie de muro de protección enorme y
detrás de ese muro, los arqueros disparaban sus flechas y salían volando, y poco a poco, esa muralla iba
avanzando más y más cerca. Y finalmente, entraban en combate mano a mano, con frecuencia.
Pero eso era lo que pasaba. Y los hombres que estaban en la parte del frente proveían el muro, realmente, esa era
la línea frontal del ejército. Y ellos protegían a esos soldados contra las flechas que disparaban. Y claro, una vez
que llegaba toda esa ola de flechas, esos eran los hombres que tenían la mayor protección. Ahora, eso también es
el caso inclusive con las tropas que estaban detrás. Había algunos que también llevaban estos escudos para
protegerse a sí mismos. Pero usted se puede imaginar que, si no tenía un escudo como ese, de pronto llegaba una
ola, una lluvia de flechas que venía detrás de la fila del enemigo y no era posible que usted pudiera repelerlas.
Pero usted podía colocarse detrás de su escudo y ser protegido. Y entonces, esta es una profesión doble, una
protección doble.
Ahora, escúcheme: usted notará que comienza en el versículo 16 con las palabras “sobre todo.” No significa que es
lo más importante, ése no es el énfasis. No está hablando del tema de importancia; ése no es un punto con el que
se trata en esta sección de la armadura del cristiano. De hecho, le dije antes que no hay nada aquí que se diga
acerca de qué es más importante. Son todas esenciales, inclusive hay un solapamiento. Pero él está diciendo
encima de todo lo demás, tiene su cinto, tiene su coraza, tiene su calzado ahora, además de eso, encima de todo
eso, y, por cierto, encima de eso se refiere no sólo al escudo sino, a las últimas tres partes de la armadura. “Sobre
todo,” dice, “tomando el escudo de la fe,” y después en el versículo 17, “y tomad el yelmo de la salvación y la
espada del Espíritu.” Ahora observe y le voy a mostrar un pensamiento muy importante: “el sobretodo” introduce
los tres elementos que quedan. E inclusive hay una distinción en los verbos para mostrar que hay una diferencia.
Usted tiene en el versículo 14 el verbo “teniendo” como teniendo sus lomos, teniendo sus pies, teniendo la coraza;
y la idea del verbo en el griego es que esto es algo que es permanente. Esto es lo que usted trae puesto. Esto es
algo permanente, una preparación a largo plazo.
Por ejemplo, estaban ahí en la batalla. Y un soldado iba y descansaba, pero no se quitaba su coraza, no se quitaba
su cinto, ni su calzado. Eso simplemente está siempre ahí. Lo tenían puesto todo el tiempo. Pero cuando la batalla
arreciaba, el versículo 16, indica que él tomaba su escudo, versículo 17, él tomaba su yelmo o su casco y su espada.
Entonces, los primeros tres elementos son para preparación a largo plazo. Los últimos tres son para preparación
inmediata. Esto realmente es lo que usted debe tomar cuando arrecia la batalla.
Ahora, claro, si usted está comprometido, usted trae el cinto puesto y tiene santidad absoluta en su vida. Y su
coraza está puesta y usted tiene con confianza en el poder de Dios, usted está de pie con sus pies calzados con la
preparación del Evangelio de la paz. Esto parecería ser suficiente y realmente lo es. Nada más que el resto es en
cierta manera una protección doble y es útil para cuando la batalla realmente enardece, cuando se vuelve más
intensa.
Ahora, el resto usted lo trae puesto todo el tiempo. Y un creyente no debe tener que volverse a comprometer. Me
acuerdo conforme crecía, y tantas veces asistía a conferencias y decían tantas veces: “vamos a tener una re
dedicación. Queremos que todos re dediquen su vida.” Fui a una escuela donde solían hacer eso todo el tiempo.
Teníamos reuniones mes, tras mes, tras mes. Alguien venía y les hablaba a los alumnos cristianos y llamaba para
un re compromiso y re dedicación y una re consagración y las mismas personas atravesaban por lo mismo siempre
y siempre haciéndolo.
Bueno, el punto es que simplemente regresaban a los tres puntos básicos. Ellos regresaban al compromiso, a la
justicia y a la confianza en el poder de Dios, lo cual es algo que debieron haber tenido con ellos todo el tiempo, ¿se
da cuenta? Pero cuando las flechas comienzan a volar, en una fuerza masiva, entonces debe tener el escudo de la
fe. Entonces, se coloca el casco de la salvación. Y entonces, toma la espada del Espíritu. Es algo así como ver a un
jugador de béisbol que se sienta en la banca. Y cuando se va a sentar en la banca no se quita el uniforme. Continúa
con el uniforme puesto. Sigue con las protecciones puestas.
Probablemente, también tiene puestas las rodilleras. Él también trae puestos su calzado especial. Pero cuando
llega el momento de batallar, él se pone el casco y él toma el bate.
¿Por qué? Porque él ha estado preparado, pero ahora toma sus armas de esta guerra para la batalla.
Lo ve sucediendo en un juego de fútbol americano, el jugador se sienta ahí en la banca, se quita el casco y demás y
cuando entra al juego, se lo vuelve a poner y se lo quita; y esa es esencialmente la distinción que el apóstol está
mostrando aquí. Hay algunos elementos a largo plazo de preparación. Y algunos para estar listos de manera
inmediata conforme la batalla se vuelve más intensa. Y entonces, encima de los primeros tres, los cuales están
amarrados en cierta manera, están en su lugar, son inamovibles, vienen estos tres, los cuales son tomados por la
mano para el momento inmediato de la batalla. Eso es algo maravilloso, amados, pensar en esto.
¿Sabe una cosa? Dios está ocupado en proteger doblemente a Sus hijos. Habría sido suficiente tener confianza en
el poder de Dios con el calzado apropiado. Habría sido suficiente el tener la coraza de justicia, habría sido
suficiente el tener el cinto del compromiso, pero Dios nos da una protección doble, lo cual es tan maravilloso y es
como Él.
Estaba pensando en Juan 10, en donde dice que nuestras vidas están en la mano de Cristo. Somos Sus ovejas y Él
nos ha colocado en las manos del Padre y nadie nos puede sacar de ahí. Entonces, usted tiene a Dios y a Cristo,
ambos aferrándose al creyente, ambos asegurando al creyente, escondiéndonos juntos. Y entonces, este sentido
doble de protección no es raro en la manera de pensar de Dios.
Y así también el soldado cristiano tiene una protección doble del enemigo. Cuando la batalla se vuelve más
intensa, y las flechas comienzan a volar, él toma el escudo de la fe. Ahora,
¿para qué es? Versículo 16: “con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.”
Entonces, le digo una cosa: sea lo que sea, va a cumplir con lo que tiene que hacer, ¿verdad? Sea lo que sea el
escudo de la fe es suficiente. Usted inclusive podría decir que es la única parte de la armadura que usted necesita.
Así de amplio es, pero es una protección doble. Todos los dardos de fuego son apagados.
Ahora, ¿de dónde vienen? Al final del versículo 16 usted ve ‘el maligno’, en algunas versiones, el griego es el
maligno. El maligno, quien es Satanás. El maligno, literalmente ponēros, significa el malo, el vil, el miserable.
Satanás está disparando y utilizando sus demonios para disparar todos estos dardos de fuego. Y estamos
apagándolos con el escudo de la fe.
Ahora, quiero que note ese término “el maligno” o “el malo” nos recuerda que esta batalla no es contra una
filosofía. Es contra un ser personal. Ayer, en el periódico L.A. Times, había un artículo escrito por John Dart
evaluando un nuevo libro escrito por un hombre llamado Jewett quien está diciendo que todas estas personas que
están hablando de la venida de Jesucristo están realmente representando de manera equivocada la Biblia y
representando de manera equivocada la Verdad. Él ha escrito un libro para atacar todo eso. Y una de las cosas que
dice en el libro es que realmente no hay un diablo real. Eso no es verdad. ¿Por qué? Lo tenemos aquí al maligno en
el versículo 11. El diablo ya ha sido mencionado. No hay duda acerca de esto. Él es la fuente. No estamos hablando
de algo abstracto, impersonal. Cuando los jóvenes salen, como los nuestros anoche, a manifestarse en contra de
un lugar de inmoralidad vil, no están peleando contra una filosofía, están peleando contra un ser. Cuando usted y
yo escribimos cartas para detener los derechos de los homosexuales, cuando escribimos cartas para detener el
aborto, no estamos peleando contra algún tipo de abstracción filosófica, impersonal. Estamos peleando en contra
del diablo y sus demonios, quienes están involucrados de manera activa en un ataque agresivo en contra de la
verdad de Dios y la persona de Dios y el pueblo de Dios.
Y entonces, eso es lo que Pablo ve aquí. Esto apaga los dardos de fuego del maligno. Ahora, necesitamos
preguntarnos qué son los dardos de fuego. Qué es lo que estamos tratando de detener. Bueno, en la batalla de
esos días, los arqueros sacaban sus flechas y les colocaban un material, alguna bola de algodón o algo semejante
en la punta que era mojada en una cierta sustancia y se quemaba de manera lenta, pero muy caliente. Y metían
eso en esa sustancia y antes de que dispararan la flecha, la encendían. Y cuando llegaba a su blanco, salpicaba esta
sustancia y prendía con pequeños incendios la ropa del soldado o en donde había caído, y lo quemaba. Quizás,
fuera cual fuere el objetivo que tenían en vista, si estaba hecho de madera. Y entonces, esto es lo que estaba en la
mente de Pablo; y al tener este escudo cubierto de metal o de la piel que extinguía estos dardos, podría haber
protección.
Ahora, ¿qué son los dardos de fuego de Satanás? Bueno, es simple, ¿no es cierto? Son tentaciones seductoras,
engañosas, eso es todo. Él simplemente se está refiriendo a tentación. Satanás dispara flechas de impureza,
flechas de egoísmo, duda, temor, desánimo, lujuria, avaricia, vanidad, todo se reduce a los deseos de la carne, los
deseos de los ojos y la vanagloria de la vida. Él bombardea literalmente al creyente con las flechas, los dardos de
fuego de la tentación engañosa para motivar en nosotros respuestas malas, que no agradan a Cristo, que son
impías. Y la única defensa que tenemos en este punto, dice Pablo, es el escudo de la fe. Porque algunas veces
simplemente llueve tentación. Vivimos en un mundo en donde realmente así es. Realmente, todo nuestro
alrededor. Y debemos tener el escudo de la fe.
Ahora, ¿qué quiere decir con el escudo de la fe? Entendemos el retrato romano y tenemos el retrato del ejército y
las fechas que están volando por todos lados. ¿Por qué la fe es un escudo contra la tentación? ¿Cómo es que la fe
apaga las flechas? ¿Cómo es que la fe asegura la victoria?
Bueno, en primer lugar, permítame decir que el término fe se refiere a creer en Dios. Y esa es la médula, el meollo,
de la fe cristiana. Ese es el fondo de todo lo que creemos. Todo a lo que nos aferramos. Todo aquello en lo que
confiamos. El todo del cristianismo es un acto de creer que Dios es y que Él es galardonador de los que le buscan.
Creer que Él escribió la Biblia, creer que Cristo es Dios, creer que Él murió, creer que Él resucitó, creer que Él va a
regresar. Creer que por creer podemos entrar en Su Reino. Todo. Esa es la razón por la que Habacuc 2:4 dice: “el
justo por la fe vivirá.” Romanos 1:17 dice: “el justo por la fe vivirá.” Gálatas 3:11: “el justo por la fe vivirá.” Hebreos
10, “el justo por la fe vivirá.”
Ahora, cuando Dios dice algo tantas veces, usted entiende el mensaje. El justo por la fe vivirá. La fe es nuestra vida.
Es cuestión de creer en Dios. Ahora, toda persona vive por algo, toda persona tiene fe en algo. Se mete en su auto,
y tiene fe que lo llevará a donde usted quiera ir sin que explote. Muchas personas se suben a un avión de
American Airlines con la confianza que terminarán en Los Ángeles. Una dama dijo: “tengo que llegar a Los Ángeles,
tengo que llegar a Los Ángeles, tengo que llegar a Los Ángeles.” Un hombre le cedió su asiento. Ella tenía toda la fe
del mundo. No sólo estamos hablando de eso, como el hombre en el anuncio de la revista. Ellos tenían esta
máquina enorme que movía la tierra, esa cosa enorme y el hombre se para ahí con sus brazos cruzados de este
modo y dice: “lo llamó fe porque puede mover montañas.” Bueno, usted puede tener en esa fe en una máquina.
Usted puede tener fe en un avión.
Siempre me acuerdo de leer en el Reader’s Digest acerca de la gente que tomó el agua en la ciudad de Kansas. Les
llegaba por medio de algún tipo de sistema de tubería que salía de un tanque de reserva enorme. Y lo que fue
fascinante de todo esto es que vaciaron el tanque de reserva y después, construyeron otro sistema. Y encontraron
todo tipo de animales muertos en el fondo del tanque de reserva. Y a todo el mundo le dio disentería retroactiva.
Una cosa es vivir por fe, pero más vale que su fe esté en lo correcto. Oliver Wendell Holmes con el pecho en alto
dijo un día - y todo el mundo pensó que fue una gran afirmación - él dijo: “es fe en algo que hace que la vida valga
la pena ser vivida.” ¿Fe en algo? No es fe en algo.
Un pequeño niño que jugaba en las ligas menores le dijo a su mamá, “creo que vamos a perder el juego de hoy.”
Ella dijo: “no, no hijo. Piensa de manera positiva.” “Muy bien, yo estoy seguro de que vamos a perder el juego
hoy.” La fe tiene que ser algo en lo que vale la pena creer. ¿Qué es fe? La fe es creer en Dios. Ahora escuche esto:
“creer en Dios.” Y todo dardo de fuego que Satanás jamás disparó fue una mentira, ¿verdad? Y si usted la creyó y
yo la creí, le creímos a él y no a Dios.
Cuando el gran misionero John Payton estaba traduciendo las Escrituras para la gente de las islas del mar del Sur,
descubrió que no había una palabra en su vocabulario para creer. No había una palabra en su vocabulario para
confiar o tener fe. Él no tenía idea de cómo podría expresársela a ellos debido a que no tenían palabra para
expresarla. Un día, conforme él estaba traduciendo en su pequeña choza, una persona del lugar entró corriendo,
llegó corriendo rápidamente y entró corriendo por las escaleras y entró corriendo al estudio de Payton. Y Payton
estaba en una silla. Y le dijo a Payton: “me da tanto gusto descansar mi peso entero en esta silla.” Y John Payton
dijo: “tuve mi palabra; la fe es descansar su peso entero en Dios.” Eso se volvió la palabra que entró en la
traducción de su Nuevo Testamento que llevó a esa civilización entera de personas a Cristo.
Creer es colocar su peso entero en Dios. Es decir, si Dios lo dijo, es verdad y lo voy a creer. Ahora, ¿cómo es que
esto opera en la tentación? Permítame mostrárselo. Dios llega al huerto del Edén. Crea un ambiente perfecto, crea
a un hombre y una mujer perfectos. Perfectos en el sentido de que no tenían pecado, no en el sentido de una
perfección que habían alcanzado, sin ser probados. Y ahí están. Y ahora, aquí viene Satanás disfrazado como una
serpiente y¿qué es lo que él dice? “¿Conque Dios ha dicho?” Y después, él dice: “¿sabes una cosa?, Dios no quiere
que conozcas el bien y el mal porque serás como Él. Y a Él no le gusta la competencia. No puedes confiar en Dios
porque Él tiene motivos que no te quiere revelar. No siempre puedes creer exactamente lo que Él cree.” Satanás
estaba tentándolos a dudar en Dios y creerle. Eva fue una necia, ella le creyó al diablo y usted sabe lo que pasó.
Toda tentación que jamás llegó a su vida, llegó con la frase “créeme a mí, no a Dios.”
Bueno, usted llega al Nuevo Testamento, el gran pasaje de la tentación está en Mateo 4. Y Lucas 4, la tentación de
Jesucristo. Cristo ha estado ayudando durante 40 días y 40 noches, fue llevado al desierto por el Espíritu de Dios
conforme Dios lo preparó para su ministerio.
Al final de ese tiempo, Satanás se acerca para tentarlo. ¿Y cómo es que lo tienta? Él lo tienta a no creer a Dios. Lo
mismo. “No le creas a Dios, créeme a mí.” Y este es el enfoque: “toma estas piedras y conviértelas en pan.” Ahora,
no hay nada de malo en hacer esto. Si usted es el Hijo de Dios, usted puede ser hacer que las piedras se conviertan
en pan. No es algo moral. Algunas personas dicen que el pecado estuvo en comer el pan. No es pecado comer pan.
Si es verdad, entonces todos somos pecadores. La mayoría de ustedes lo comió para desayunar. Ese no es el
punto. No hay pecado alguno en comer pan y no hay pecado en hacer un milagro si usted resulta ser Dios. Aquí
está el enfoque: Satanás le estaba diciendo: “oye, ¿cuál es el problema? Cuarenta días en el desierto sin nada que
comer, cuarenta días aquí afuera en esta devastación olvidada por Dios, cuarenta días aquí afuera, ¿qué es lo que
Dios ha hecho? ¿Te ha abandonado? Porque Dios dijo que cuidaría de Ti, Dios dijo que Te sustentaría, Dios dijo que
proveería para Tu necesidad. Y Tú eres el Hijo de Dios, ¿qué está pasando? Disfruta de algo de satisfacción, no
puedes esperar a Dios. Él Te ha olvidado.” Como puede ver, fue una tentación para desconfiar de Dios. Una
tentación para no creerle a Dios. Una tentación para tomar las cosas en sus propias manos. Y después, Satanás le
dijo: “mira, ¿acaso Dios no prometió hacerte el Mesías? ¿Acaso Dios no prometió que toda rodilla se postraría
ante Ti? ¿Acaso Dios no prometió que Tú serías el Rey y todas estas cosas? ¿Acaso Dios no Te prometió adoración,
besar al Hijo y todas esas cosas? ¿Dónde está? Mira dónde estás aquí afuera, ven conmigo. Y vamos a ir al templo.
Y Te vas a arrojar y van a decir: “¡Guau!, Éste es el Mesías.” Vas a encontrar a todas las cosas que has estado
buscando.” “Y, por cierto, ¿acaso Dios no Te dijo que Él Te daría todos los reinos del mundo? No estás muy bien,
no tienes ninguno de ellos. Ven aquí conmigo y yo te lo voy a dar a Ti.” En otras palabras, no le creas a Dios. Él no
guarda Su palabra. Él no te dio todo, Él no te dijo la verdad; créeme a mí; hazlo a mi manera.
Y así es como toda tentación viene a todo creyente cada vez que la enfrenta. Satanás viene y dice “Oh, sí, yo sé
que la Biblia dice que no debes tener relaciones sexuales con alguien afuera del matrimonio. Pero es divertido.” Es
como la revista Cristianismo Hoy, tuvo un artículo en donde entrevistaron a gente cristiana. Un hombre que había
tenido más de 50 encuentros sexuales y no estaba casado dijo: “Dios hizo todo bueno y el sexo es parte de eso.”
¿A quién le está creyendo él? Él no le está creyendo a Dios. Él está creyendo las mentiras de Satanás. Cada vez que
usted peca, usted ha creído la mentira de Satanás. Cada vez que usted peca.
Algunas personas dicen: “bueno, yo sé que la Biblia dice que sólo debe casarme con un cristiano y él no es
cristiano, pero oh, tenemos esta relación tan maravillosa. El Señor va a hacer que esto funcione. Todos estamos
orando por él. ¿Y sabe una cosa?, después de todo, el Señor es un Dios de gracia.” ¿Y sabe usted lo que ha hecho?
Dios dice: “no lo hagas.”
Satanás dice: “hazlo, hablo, hazlo.” ¿A quién le creyó usted? A Satanás. A Satanás. Dios dice: “no leas eso. No leas
esta corrupción enfrente de ti. No leas esa revista sucia. No vayas a ver esa película sucia. No hagas trampa en tus
impuestos. No hagas eso en la oficina que está mal. No deduzcas ese gasto que realmente no tienes en tus
expensas. No hagas eso.” Satanás dice: “hacerlo, hazlo. Vas a tener un poco más de dinero, vas a tener un poco
más de emoción.” ¿A quién le cree usted cuando peca? Usted le cree al diablo. Es la conclusión, es tan simple.
Cuando usted peca, usted le cree a Satanás. Cuando usted obedece, usted le cree a Dios. Ésa es la conclusión. Y el
escudo es la protección doble. “Yo le creeré a Dios,” dijo Cristo. Vete, Satanás. Dios me alimentará cuando Él esté
listo y Dios me ungirá como Mesías cuando Él esté listo y Dios me dará los Reinos del mundo cuando Él esté listo,
en Sus términos. No te voy a creer a Ti.”
En Primera de Juan 5:10 dice: “si dudas de Dios, haces de Dios un mentiroso. ¿Es Dios un mentiroso? Tito 1:2:
“Dios, que no puede mentir.” Dios no está mintiendo. Y, sin embargo, cada vez que usted peca, usted es lo
suficientemente torpe como para creerle a Satanás y yo también. Y hemos sido engañados otra vez. “Oh, yo sé que
debo darle esto al Señor. Esto es lo que debo dar al Señor, pero hombre, quiero comprar esto y quiero hacer esto y
quiero ahorrar para lo otro.” Y entonces, hacemos lo que pensamos que vamos a ganar al hacerlo. Y al hacerlo,
estamos haciendo a Dios en cierta manera a un lado. Lo colocamos en una esquina, todo va a funcionar, todo va a
salir bien, usted sabe. Y lo que hemos hecho es perder la oportunidad de creer en Dios, ¿se da cuenta?
Simplemente nos engañamos a nosotros mismos.
Dios está ahí con Sus manos abiertas y dice: “si tú me pides pan, ¿yo te voy a dar una piedra? No. Quiero abrir las
ventanas del cielo y derramar bendición, tanta que no puedas contenerla.” ¿Quiero devolvértelo apretado,
remecido? “Quiero bendecirte con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Quiero hacer mucho más
abundantemente de lo que puedes creer o pensar. Quiero darte toda buena dádiva y todo don perfecto que
desciende de lo alto, del Padre de las luces en quien no hay mudanza ni sombra de variación. Quiero descargar
toda esta sustancia del cielo sobre ti mientras que vivas. Sí, quiero. ¿Y me vas a creer y me vas a obedecer para
que pueda hacerlo?” Satanás viene y dice: “hazlo a mi manera y te va a gustar. Va a ser divertido. Te va a
satisfacer. Vas a tener…” Es una mentira. Él es un mentiroso, Juan 8:44, el padre de mentiras. Y él siempre viene
con una intención de mentira.
Cuando usted peca, usted está diciendo: “realmente no creo que Dios sabe lo que es mejor, Satanás sabe lo que es
mejor.” ¿Usted cree en eso? No. Decimos: “oh, mi Dios suplirá todo lo que os falta conforme a Sus riquezas en
gloria en Cristo Jesús.” Y todos decimos: “amén, hermano, predíquelo.” Suplirá todas tus necesidades conforme a
Sus riquezas en Cristo Jesús, no hay duda al respecto. Y después, perdemos el trabajo: “oh, Dios, ¿qué estás
haciéndome? Oh…” ¿Lo ve? Desesperación, “el Señor nos ha dejado,” ¿lo ve? Si sabemos que la Biblia dice “nunca
he visto al pueblo de Dios pidiendo pan,” oh, sí, “busca primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas estas
cosas ser añadidas.” Y andamos por la vida buscando todas las cosas que deben ser añadidas y perdiéndonos el
Reino de Dios. Como puede ver, usted no puede andar simplemente por todos lados diciendo ‘creo en Dios, tengo
fe en Dios, el justo por la fe vivirá y después,’ hace lo que quiere.
Proverbios 8:34 dice: “bienaventurado el hombre que oye Mi palabra y la guarda.” ¿Quiere ser feliz? Obedezca.
Jeremías 15:16, Jeremías estaba viviendo en el medio de una sociedad en donde nadie escuchaba a Dios,
absolutamente nadie. Y, sin embargo, él dijo: “fueron halladas Tus palabras y yo las comí y Tu palabra me fue por
gozo, por alegría en mi corazón.” El Salmo 119 desde el principio al fin dice cuán maravilloso es obedecer la
Palabra de Dios.
Apocalipsis 1:3 dice: “bienaventurado es el hombre que lee esto y lo guarda.” Primera de Juan 1:4: “estas cosas os
he escrito para que vuestro gozo sea cumplido.”
Si usted quiere gozo y bendición abundantes, obedezca la Palabra. Si usted quiere que su corazón arda como ardió
en aquellos que andaban en el camino a Emaús, entonces deje que la Palabra eche raíces en su vida. Satanás viene
y dice: “no creas en Dios, diviértete. No creas en Dios, haz lo que pienses que es correcto.” Y cada vez que usted
peca, usted le cree al diablo. Es bastante torpe, ¿no es cierto? Pero seguimos haciéndolo. ¿Y sabe una cosa?, lo
odio tanto que no quiero pecar, porque ni siquiera quiero darle tanta satisfacción a él, mucho menos perder la
bendición de Dios. Entonces, la única manera de apagar los dardos de fuego de Satanás es creer en Dios. La Biblia
dice: “Abraham creyó en Dios y le fue contado por justicia.” ¿A quién le cree usted? Abraham le creyó a Dios. ¿A
quién le cree usted? ¿Le cree a Dios? Segunda de Corintios 1:24 dice: “por la fe estáis firmes.” Es correcto, es el
escudo que nos hace estar firmes. Fe en Dios. Créale a Dios y estará firme. Proverbios 30, versículo 5, oh, es una
gran afirmación, “toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que en Él esperan, o confían en Él. No añadas a
Sus palabras, para que no te reprenda y seas hallado mentiroso.” En otras palabras, lo que Dios dijo es verdad. Si
usted lo cree y lo obedece, será un escudo. Si usted lo altera, sufrirá, ¿se da cuenta? Satanás viene y dice: “Oh,
bueno, yo sé que Dios dijo eso, pero permítame añadir esto...” No. No. “Él es escudo a los que en Él esperan.”
Y después, en el Salmo 12, versículo 6, usted tiene una palabra parecida: “las palabras de Jehová son puras, como
plata probada en horno de fuego, purificadas siete veces.” En el Salmo 18, versículo 30, encontramos esto: en
cuanto a Dios, Su camino es perfecto. Probada es la palabra de Jehová; Él es escudo a los que en Él esperan.”
Mientras que usted cree en Dios, su escudo está levantado. Espero que usted entienda esto, es así de simple.
Satanás miente, usted cree su mentira y usted baja el escudo. Usted lo entiende. Confíe en Dios en todo. Primera
de Juan 5:4: “ésta es la victoria que venció al mundo, nuestra fe.”
¡Oh, es correcto! Ganamos cuando le creemos a Dios, ganamos cuando confiamos en Dios. Y usted puede
enfrentar dudas, y ansiedades, y temores, y preocupaciones, y problemas, y luchas, y tribulaciones, y aflicción y
persecución. Mientras que usted crea en Dios, conforme usted crea en Su provisión, usted cree en Su Palabra,
usted cree en Su poder, usted cree en Su promesa. Eso no tiene que ser un punto de pérdida. Puede ser un punto
de fortaleza, un punto de ganancia.
En 1 Pedro 5:8 y 9, un versículo al que nos hemos referido muchas veces en este estudio, Pedro dice: “sed sobrios
y velad porque vuestro adversario, el diablo, anda como león rugiente buscando a quién devorar,” ahora escuche
esto, “al cual resistid firmes en la fe.” Firmes en la fe. Usted resiste al diablo al creerle a Dios.
Entonces, permítame resumirlo. El escudo de la fe es la aplicación constante de lo que creemos acerca de Dios en
todo asunto de la vida. Ahora, si usted no confía en Él, entonces usted no lo conoce lo suficiente, ¿verdad? Porque
si usted realmente lo conociera, confiaría en Él. Oh, cuanto más usted conoce a Dios, cuanto más profundo usted
llega al corazón de Dios, cuanto más conoce acerca de Su Verdad y la Palabra de Dios y más medita en Su persona
durante sus oraciones y tiempos de meditación, entre más conozca Dios, entre más confíe usted en Dios y más
grande sea su confianza en Él, menos probable será que usted no le crea. Y entonces, todo se remonta, como todo
en la vida cristiana, a su relación con Dios. Está ahí, en la profundidad de su corazón. Si usted ama a Dios con todo
su corazón, alma, mente y fuerzas, si usted cree que Dios es quien dice ser, si usted cree que todas las promesas
que Él le ha dado son realmente verdad, entonces usted no va a pecar, porque usted va a estar firme en el lugar de
la mayor bendición. Toda persona quiere ser bendecida, toda persona quiere lo mejor. Dios dice: “te lo voy a dar si
lo haces a Mi manera.” Si usted lo hace a la manera de Satanás, usted acaba de no creer en Dios.
Pero entre más lo conoce usted, más confiará en Él, más le creerá. Génesis 15:1, Dios dijo: “no temas Abraham, Yo
soy tu escudo.” ¿No es eso maravilloso? Yo soy tu escudo. Salmo 46: Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza,
nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Proverbios dice: “torre fuerte es el nombre de Jehová, a Él correrá el justo y será levantado.” Salmo 84 dice:
“Jehová Dios es un escudo.” Él está de su lado y Él quiere bendecirlo y Él quiere darle victoria sobre Satanás, pero
tiene que creerle y hacerlo a Su manera. Guarde Su Palabra y obedézcala.
Entonces, estamos listos para la batalla, el cinto del compromiso, la coraza de la justicia, el calzado de la confianza
de que Dios está de nuestro lado y después, cuando la batalla comienza, tomamos el escudo, lo levantamos y
apagamos los dardos de fuego de la tentación al confiar en Dios de manera implícita.
Amados, no hay razón, no hay razón para perder la batalla, en absoluto, porque en últimas, la guerra es nuestra.
Romanos 8, somos más que vencedores; ése es el panorama total, no hay sentido alguno en perder a lo largo del
proceso. Si tenemos puesta la armadura, ganaremos. Oremos juntos. Conforme oramos, quiero usar una oración,
una oración de un puritano antiguo, quien expresó lo que está en mi corazón. Ore conmigo.
Oh Dios, Te bendigo porque el asunto de la batalla es entre Tú y Satanás y nunca ha sido incierto. Y al final,
terminará en victoria. Te doy gracias porque el calvario rompió la cabeza del dragón y lucho contra un enemigo
derrotado, quien, con toda su sutileza y fortaleza, ya ha sido vencido. Cuando sienta a la serpiente en mi talón, que
recuerde a Aquel cuyo talón fue herido, pero quien cuando fue herido, rompió la cabeza del diablo. Mi alma con
gozo interno exalta al conquistador poderoso. Cúrame, oh Dios, de cualquier herida recibida en el gran conflicto. Si
he recogido inmundicia, si mi fe ha sufrido daño, si mi esperanza es menos que brillante, si mi amor no es ardiente,
si alguna comodidad terrenal ocupa mi corazón, si mi alma se hunde bajo la presión de la pelea, oh Tú, cuya toda
promesa es bálsamo, cuyo todo toque es vida, acerca a Ti al guerrero cansado.
Refréscame, oh Señor, para que pueda volverme a levantar a luchar en la batalla y nunca cansarme hasta que mi
enemigo sea aplastado. Dame tal comunión contigo que pueda derrotar a Satanás, a la incredulidad, a la carne, al
mundo, con el deleite que viene no de una criatura y aquello que una criatura no puede manchar. Oh Señor, dame
una bebida de la fuente eterna que yace en Tu amor eterno e inmutable; y entonces, mi mano nunca se debilitará,
mis pies nunca tropezarán, mi espada nunca se oxidará, mi casco nunca se sacudirá, mi coraza nunca caerá. Mi
fortaleza siempre descansará en el poder de Tu fuerza y mi fe me protegerá de toda tentación.
Padre, a esa oración quiere añadirle esto: si hay alguien que está con nosotros en esta mañana que nunca se ha
unido al ejército, ni siquiera conoce al Señor Jesucristo, oh, Dios, que éste sea el día en el que abren sus corazones
a Cristo. Y para aquellos que son cristianos, Señor, que tienen necesidades tan profundas, que tienen hambre por
conocer la victoria, que éste sea el día en el que se ponen la armadura, para que conozcan esa victoria que Tú les
has concedido a todos Tus súper conquistadores, Tus súper vencedores mediante el Cristo resucitado. En el
nombre de Jesús oramos. Amén.
5ª Parte: El yelmo de la salvación, 1ª Parte

Escritura: Efesios 6:17

De nuevo en esta mañana, tenemos el privilegio maravilloso de llegar a nuestro estudio de Efesios, capítulo 6.
Como usted sabe, si ha estado en Grace Community Church ya por un tiempo, estamos comprometidos con un
tipo de ministerio expositivo, explicando las verdades de la Palabra de Dios versículo a versículo.
Y de vez en cuando, llegamos a ciertos pasajes que tienen tanto peso, que tienen tanta verdad implícita, que
realmente terminamos con un tipo de estudio teológico. Y nos volvemos un poco más temáticos en un sentido,
porque entramos a mayor profundidad en uno u otro pensamiento. Y ése ha sido el caso al estudiar Efesios,
capítulo 6. Aunque lo hemos tratado en un sentido como exposición fluyendo a lo largo del texto, no hemos
podido avanzar mucho a lo largo del texto. Y hasta este punto, hemos explicado una parte de la armadura cada
semana. Y créalo o no, esta mañana vamos a tomar una más y ni siquiera terminaremos con eso. Vamos a tener
que guardar lo que quede para la próxima vez.
Pero hemos estado disfrutando de un tiempo tremendo al explicar este libro de Efesios y específicamente la
armadura del creyente en este estudio. Y quiero que, para prepararnos en esta mañana, leamos los versículos 13 al
17 de Efesios 6. “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de
justicia, y calzados los pies con el apresto del Evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que
podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu,
que es la Palabra de Dios.”
Ahora, en ese pasaje tan tremendo, Pablo nos presenta los recursos para ganar la victoria en la vida cristiana. Por
lo menos en cuanto a la batalla con Satanás y sus demonios. Ahora, hemos estado estudiando esto durante varias
semanas y quiero de manera breve, presentarlo porque lo hemos presentado tantas veces; y después, continuar.
Pero estaba pensando esta semana cómo puede parecerle extraño, a algunos de ustedes que han estado
estudiando esto con nosotros, que en una epístola como Efesios, la cual nos da el desarrollo más grande de los
privilegios del creyente, cómo también tendríamos este asunto tan tremendo del conflicto cristiano.
En una epístola en donde francamente durante cinco capítulos estamos tratando con las glorias grandiosas de los
lugares celestiales, de pronto terminamos tratando con el infierno en el capítulo 6. En el capítulo 3, en cierta
manera nos gloriamos del testimonio de los ángeles. Y en el capítulo seis entramos a los demonios. En el capítulo
1, estábamos viendo la majestad tremenda y el poder de Dios conforme Él desplegaba Su plan eterno. Y en el
capítulo 6, enfrentamos lo horrendo de la monstruosidad de Satanás.
Y entonces, es un libro de contrastes definitivos. Comienza en los lugares celestiales y termina hablando del
infierno. Comienza con los ángeles y termina con los demonios. Comienza con Dios y llega a un clímax en
resultados antagonistas que son traídos por parte de Satanás en contra de la obra de Dios. Comienza con el
privilegio elevado y alto, inestimable; y termina con un conflicto en contra del pecado que busca quitar los
privilegios.
Entonces, es un libro de contrastes. Contraste definitivo. Y me imagino que podríamos volver a decir que entre
mayor es el privilegio, mayor es el conflicto. Entre mayor es la realidad de que pertenecemos al Reino de Dios, más
obvio va a ser el ataque de Satanás conforme trata de derrocar a Cristo. Los privilegios espirituales siempre llevan
a conflicto con el enemigo. Y hemos visto eso.
Y entonces, después de haber dicho todo lo que Pablo ha dicho acerca de la posición del creyente y la práctica del
creyente, después de exaltar toda la bendición de ser bendecido con toda bendición espiritual, después de darnos
todos los recursos y todas las funciones de un creyente a lo largo de la epístola hasta el final del capítulo 5 y al
entrar al capítulo 6, él ahora dice: prepárense para un conflicto, porque no va a ser fácil. Van a ser resistidos, van a
ser tentados, van a ser atacados, van a dar estorbados en todo ángulo posible en donde Satanás pueda tener éxito.
Ahora, también recuerde esto: que la Biblia presenta el conflicto de la vida del cristiano en tres dimensiones. En
Gálatas, capítulo 5, por ejemplo, hay un conflicto visto en la vida de un creciente entre la carne y el espíritu. En
Juan, capítulo 15, hay un conflicto visto en la vida de un creyente entre el cristiano y el mundo. Y realmente, Pablo
no se está concentrando aquí ni en el mundo, ni en la carne. Sino que se está concentrando aquí en el conflicto
entre el creyente y las huestes demoníacas mismas.
Ahora, realmente no puede separarlas de las otras, porque operan a través del mundo y la carne. Pero él se
concentra en la médula del asunto aquí. ¿Cómo es que un creyente vive su vida en victoria con la cantidad
tremenda de oposición que va a enfrentar de lo que el versículo 11 llama las estrategias del diablo y lo que el
versículo 12 llama los principados, potestades, los gobernadores de las tinieblas de este siglo y huestes espirituales
de maldad en los lugares celestiales? ¿Cómo puede realmente ganar la victoria en esta guerra tan sofisticada?
Bueno, si regresa un poco, permítame darle algunos elementos básicos. De regreso en el capítulo 3, versículo 20,
encontramos una gran verdad. Éste es el resumen de los primeros tres capítulos. Debido a todo lo que Cristo ha
hecho por nosotros, debido a todo lo que realmente involucra estar en Cristo, Aquel que es poderoso para hacer
todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos según el poder que actúa en
nosotros, este es el resumen de la posición del creyente. Tenemos el poder. Tenemos el recurso necesario. Por
tanto, capítulo 4, versículo 1: “debido a que el poder está ahí para glorificar a Dios, debido a que el poder está ahí,
debemos andar de una manera digna.” En otras palabras, tenemos el recurso y debemos caminar de una manera
digna.
La clave de esto, capítulo 5, versículo 18. ¿Cómo es que usted aprovecha el poder para andar de manera digna?
“No os embriaguéis con vino en lo cual hay asōtia, sino sed llenos del Espíritu.” Tenemos el recurso, lo cual nos
hace responsables de andar de la manera correcta, aprovechamos, echamos manos del recurso mediante la
llenura del Espíritu. “Pero recibiréis poder cuando el Espíritu haya venido sobre vosotros, dijo nuestro Señor, y
cuando echamos manos de ese poder, seremos victoriosos.
Ahora, cuando usted llega al capítulo 6 realmente no hay nada que temer, ¿verdad? ¿Se da cuenta? El poder está
ahí, por lo tanto, el mandato está ahí y el recurso para echar mano de ese poder en el Espíritu de Dios residente en
la vida de todo creyente. Y entonces, podemos entrar a la armadura y entrar a la guerra con un sentido de logro y
victoria.
Pero eso no significa que la batalla será fácil, ¿verdad? Digo, luchamos. La batalla y sigue y sigue y es incansable. Y
algunos de nosotros estamos ganando y algunos de nosotros estamos perdiendo. Y quizás, algunos de ustedes
están en cierto modo adormecidos en este momento, no están ni ganando y perdiendo. Pero así va a ser mientras
usted viva en este mundo. La batalla va a seguir y seguir. Y creo que conforme usted crece en Cristo, conforme
usted se alimenta de la Palabra y conforme usted madura, lo que sucede es que comienza a ganar más de lo que
pierde y después, el porcentaje de victorias se vuelve más y más alto.
Pero toda persona experimenta las victorias y toda persona experimenta las derrotas en la batalla.
Esta semana, recibí una carta de un radio oyente de nuestro programa en Boston. Y entonces, estoy seguro que
cuando él la escribió, no sabía que sería una ilustración perfecta para mí sermón, pero lo es. Esto es lo que dijo:
“Querido John MacArthur, su ministerio ha sido de importancia para mí. Y quiero tomar esta oportunidad para
agradecerle personalmente, como también para expresarle mi deseo de apoyarlo de manera económica. Que Dios
continúe bendiciendo y multiplicando su crecimiento espiritual y alcance en todos lados, incluyendo aquí en
Boston, el área de Boston en donde escuchamos en W.E.Z.E. Soy un joven de 23 años y llegué a Jesucristo la edad
de los 19. En ese entonces, había crecido en la Palabra y yo había sido aplastado y me había estancado. Había sido
convencido por un legalista neurótico que estaba poseído por demonios. Había sido arrestado por manejar bajo la
influencia del alcohol. Había embarazado a una amiga. Y finalmente, comencé a recuperar mis sentidos
espirituales.” Yo diría, al margen, que él ha estado en la batalla. “Todo ha estado bien, como puede ver.” Después,
él procede al siguiente párrafo. Me gusta esta parte. “Por favor, envíeme algo de municiones. Las líneas de la
batalla están trazadas. Las trincheras están siendo escarbadas y no voy a ser uno de aquellos que van a estar
avergonzados cuando el oficial comandante regrese. Cuando el registro se repase, quiero que se escriba que el
soldado en cuestión, esto es yo, después de haber desobedecido repetidamente las órdenes y de haberse desviado
durante la alerta de guerra, finalmente se puso su armadura, se reportó de regreso con el comandante, peleó
valientemente y sin temor, sin cerrar un ojo, le pegó al enemigo con todo lo que pudo, dañó de manera severa las
áreas estratégicas y con el comandante perdonándolo, amén.” Me gusta eso. Y luego, él dice en el final:
“recuérdeme en sus oraciones, por favor.” Sinceramente, en paréntesis, con el pecado cubierto, C. T.”
Oiga, él ha estado en la batalla, ¿no es cierto? Ha estado en la batalla. Y también usted y también yo. Y ser
victorioso en la batalla es. La cuestión de ponerse la armadura, ¿no es cierto? Regresemos a la armadura en el
versículo 14 y siguientes; y veamos lo que el Espíritu de Dios quiere decirnos a nosotros hoy. Y como dije,
comenzamos en un estudio expositivo, me acuerdo hace unos ocho años atrás cuando enseñé Efesios, hicimos la
armadura en dos semanas. Y ahora nos está tomando de ocho a diez. Pero regresamos en las últimas semanas y
vimos estas partes tremendas de la armadura; y nos encontramos abriendo un tesoro de verdad tan grande que
nos quedamos con una a la vez. Y haremos eso inclusive para la quinta el día de hoy y la próxima semana.
Pero recuerde, en primer lugar, en el versículo 14, “estad pues irme, ceñidos vuestros lomos con la Verdad.” Y
explicamos que lo que el apóstol Pablo está diciendo aquí no es tanto contenido, eso viene en la última parte de la
armadura o la Palabra de Dios. No es tanto contenido como lo es la actitud. Y él está usando alētheia en el sentido
de una actitud de veracidad o compromiso o ausencia de hipocresía. En otras palabras, está ciñendo sus lomos, la
expresión antigua judía que significa expectativa, prontitud. Un soldado está listo para la batalla. Él ha hecho su
compromiso, él se ha unido al ejército, él ha ceñido sus lomos. Y va a ser un ganador. Y vimos cuán importante es
que, si vamos a ganar la victoria, hacer el compromiso con la victoria desde el principio.
En segundo lugar, vimos en el versículo 14 la coraza de justicia. Y dijimos que otra cosa que debe armar al cristiano
es su propia pureza de vida. Justicia, santidad. Justicia práctica. Todos hemos recibido justicia imputada de Cristo.
Esa es la base de nuestra propia justicia. Pero debemos mantener una vida pura. O Satanás nos va a atacar en las
áreas vitales.
Protegemos nuestras áreas vitales mediante la justicia. No sea cosa que Satanás adquiera una ventaja sobre
nosotros.
Y después, en tercer lugar, vimos que debemos tener nuestros pies listos con la prontitud o la preparación del
Evangelio de la paz. Y la idea aquí es que el Evangelio de la paz son las buenas noticias de que estamos en paz con
Dios. Éramos enemigos, peleamos contra Dios. Y estábamos del otro lado. Pero el Evangelio es paz con Dios. “Por
tanto, siendo justificados por la fe, tenemos paz con Dios.”
Y el calzado que nos permite estar firme contra Satanás simplemente están hechos del hecho de que Dios está de
nuestro lado. Podemos resistir cualquier cosa con Su recurso disponible. Y entonces, estamos de pie firmes con
nuestros pies calzados, listos, preparados por el hecho de que Dios está de nuestro lado. Esto parece ser el tipo de
armadura a largo plazo. En otras palabras, esto es lo que tienes puesto todo el tiempo.
Y después, cuando la batalla realmente arrecia, usted toma el resto. Y el verbo cambia en el versículo 16 a
‘tomando’. Y el versículo 17, ‘tomad el yelmo’. Un soldado tendría segura su coraza y tendría su calzado asegurado
y tendría su cinto asegurado. Y cuando la batalla arreciaba, él tomaba su casco, se lo ponía y tomaba su espada y
tomaba su escudo. Y entonces, estos son como algo así como preparación inmediata para cuando las flechas
realmente comienzan a volar.
Y entonces, entramos al versículo 16 la última vez y explicamos encima de todo lo demás que tomamos el escudo
de la fe “con el que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.” Hablamos de cómo Satanás quiere
arrojar sus flechas de tentación. Y la única manera en la que podemos apagarlas es con la fe. En otras palabras,
cuando usted peca, usted ha creído la mentira del diablo, ¿verdad? Ha creído su mentira. Ha dejado que lo engañe.
Pero mientras que usted crea en la Palabra de Dios, usted no le creerá a Satanás. Entonces, el escudo es la fe.
Mientras que yo crea a Dios, Dios dice: “no hagas esto y serás bendecido.” Dios dice: “:haz lo que te digo y serás
bendecido. Haz lo que te digo y serás feliz. Haz lo que te digo y todo va a estar bien. Haz lo que te digo y habrá
satisfacción.” Pero Satanás viene y dice” “haz esto y te va a gustar. A Dios no le va a importar. Ah, Él no te va a
disciplinar. Adelante, es divertido.” ¿A quién le cree? Si usted le cree a Satanás, usted peca. Si usted le cree a Dios,
no peca. Es así de simple.
El escudo de la fe. Ahora, para esta mañana queremos entrar a la quinta parte de la armadura. Una verdad
tremenda, tremenda en el versículo 17: “y tomad el yelmo de la salvación.” Eso es todo lo que dice. Sin embargo,
ni siquiera pudo terminar de hablar de esto esta mañana. Vamos a tener que abordarlo hasta la próxima semana.
Usted pregunta qué hay ahí en eso. El yelmo de la salvación, eso es fácil. Ser salvo. No, eso no. Hablemos de un
yelmo o casco. Un soldado romano no entraba a la batalla sin un casco. Digo, sería necio. Un soldado romano sería
muy cuidadoso en ponerse el casco.
Ahora, los cascos eran hecho básicamente de dos cosas: piel con algunas partes de metal, piezas de metal. O de
otro modo, eran hechos de metal fundido; y usted los ve, dependiendo de en qué regimiento, en qué función y en
qué período de tiempo usted estaba involucrado. Pero un casco era muy importante para proteger la cabeza. ¿De
qué? Bueno, quizás de las flechas que estaban volando. Pero primordialmente, de lo que era conocido como una
espada grande. No sólo estaba la machaira, la pequeña daga que él usa en el versículo 17, sino que estaban
aquellos que estaban en medio de la batalla, que llevaban una espada grande, la cual era de más de 1 m de largo y
tenía un asa bastante grande, la cual empuñaban con ambas manos para sostenerla como si fuera un bate de
béisbol.
Y usted la levantaba sobre su cabeza, trataba de crear personalidades divididas básicamente, esa era la idea. Usted
iba montado en un caballo e iba usándola. Y trataba de darle a algunos soldados que estaban a pie y demás. Y esta
espada grande era un arma tremenda; y usted debería tener un casco para quitarse un golpe de una espada,
créame, porque le daría un golpe mortal al cráneo. Me pareció interesante que estaba leyendo en el periódico que
han descubierto un esqueleto en un lugar que tenía partido el cráneo, y suponen que fue hecho por algún tipo de
espada grande que entró a su cráneo. Entonces, el casco era realmente muy necesario.
Ahora, el casco aquí es el casco de la salvación. Ahora, permítame decir que no se refiere a ser salvo. Él no está
diciendo ‘ahora que está en el ejército y ahora que está peleando contra Satanás y ahora que tiene puesta la
coraza de justicia y ahora que tiene los pies con el apresto del Evangelio de la paz y ahora que tiene el escudo de la
fe, sálvese.’ No, no, no. Eso ya pasó. Digo, usted ni siquiera está en el ejército a menos de que usted sea creyente,
¿verdad? Si usted está perdiendo con Satanás tiene que estar del lado de Dios. Si no está con Él, está contra Él.
Entonces, si usted está en la batalla contra Satanás, usted ya es salvo. Él no está hablando acerca de eso.
El casco de la salvación no es salvarse. Él no está diciendo: “por cierto, en quinto lugar, sálvese.” Oh, no. Usted se
salvó en el capítulo 2, ¿verdad? “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe y esto no de vosotros pues es don
de Dios. No por obras para que nadie se gloríe.” Usted ya es salvo; esto no es salvarse. Usted ni siquiera estaría en
el ejército sino fuera un creyente. Satanás no estaría atacándolo a usted si usted no fuera un creyente. Él lo dejaría
solo, ya lo tiene a usted. Usted estaría peleando contra Dios.
Y entonces, si está en el ejército y la guerra ya se está llevando acabo, usted ya es creyente. Eso ya se ha llevado a
cabo. El yelmo de la salvación no está diciendo que usted necesita ser salvo. Usted entonces pregunta qué está
diciendo entonces. Le voy a dar un poco de teología ahora, así que póngase cómodo, tome su pluma o lápiz y tome
unas cuantas notas y veamos lo que podemos ver acerca de esto.
En primer lugar, ahora usted tiene que entender esto porque si no, no entenderá muchas cosas. La gente está
confundida acerca de la seguridad eterna y siempre me pregunta: “¿crees que una vez que eres salvo, siempre
eres salvo? ¿Qué hay acerca de mí tía Marta, que pasó tanto tiempo y después ‘fuizzz’, se fue? ¿Es ella o no?” Y
todo esto. Y la gente se preocupa por esto. Y aún en sus propias vidas cometen algunos pecados, se sienten
culpables. “Bueno, no sé si ya soy salvo.” Y las jóvenes, uno le pregunta si alguna vez han entregado su vida de
Cristo y dicen “sí, 24 veces, repitiéndolo una y otra vez. Y simplemente, para estar segura, lo volví a hacer.” Y este
tipo de manera de pensar.
¿Cómo es que realmente entendemos la seguridad del creyente? Bueno, en primer lugar, al entender el significado
de la salvación. Y para esta mañana y la próxima vez, quiero que entienda esto claramente.
Ahora, permítame comenzar en decir que esto es algo muy simple. Hay tres aspectos de la salvación. Tres
aspectos: pasado, presente y futuro. Y estos han sido simplemente definidos de esta manera. El aspecto pasado,
nos libera de la paga del pecado. El aspecto pasado nos libera de la carga del pecado. En otras palabras, si usted
me dice: “¿eres cristiano, has sido salvo?” Yo diría: “sí”. “¿Cuando pasó?” “Bueno, hace tantos años atrás. Y en ese
punto, cuando confesé a Jesucristo, le entregué mi vida, mis pecados fueron colocados en Él en la cruz, por así
decirlo. Y Él pagó la paga por el pecado. Eso está en el pasado. La paga está pagada, yo morí. Yo fui crucificado con
Cristo, mas, no obstante, vivo, ¿verdad? Yo morí.” Pablo, en Romanos 6, está diciendo en esencia eso. Él está
diciendo ‘moriste una vez, ya no necesitas volver a morir. ¿Cuándo moriste?, moriste cuando creíste en Cristo,
fuiste crucificado con Él, la paga es pagada, el pecado fue enfrentado, ya no hay más paga que pagar.’ Romanos 8:1
dice: “por tanto, no hay,” ¿qué?, “Condenación para los que están en Cristo.” Eso ya está cubierto. Entonces, el
aspecto pasado de la salvación es libertad de la paga del pecado.
Hay un aspecto presente. Libertad del poder del pecado. El pecado ya no tiene ¿qué? Dominio sobre usted. El
pecado ya no tiene dominio sobre usted. Como un título de un libro lo expresa, ya no va a reinar más. El pecado ya
no tiene poder para reinar. El pecado ya no tiene dominio. ¿Por qué? Porque Él es fiel y justo para seguir
limpiándonos de todo pecado.
¿Sabe usted que nunca podría colocar un pecado contra usted? Romanos 8 dice: “¿Quién es el que acusa a los
escogidos de Dios?” Nadie. Ninguna condenación. Él le ha perdonado todas sus transgresiones por causa de Su
nombre. Él continúa purificando, Él sigue limpiando. Es como Jesús le dijo a Pedro: te bañas un día y el resto de tus
días, simplemente vas a lavar tus pies. El Señor lo baña, por así decirlo, en la salvación. Le desempolva los pies con
Su limpieza diaria. Entonces, hay un aspecto presente. He sido salvo, estoy siendo salvo, si he sido salvado,
Romanos 5 mas bien dice: “fui salvo por Su muerte. Estoy siendo salvado por Su vida.” En otras palabras, Él vive
perpetuamente para hacer ¿Qué? intercesión por mí. Y entonces, esta es la salvación constante que se lleva a
cabo. He sido salvado de la paga. Estoy siendo salvado del poder del pecado. Romanos 5:10 y 11: “si éramos
enemigos y hemos sido reconciliados con Dios mediante la muerte de Su Hijo, cuanto más seremos salvos ahora
por Su vida.” Estamos siendo salvados ahora continuamente conforme Él nos limpia constantemente. Y entonces,
está ese elemento.
Y hay una parte futura. Ya hemos sido salvados de la paga del pecado en el pasado, en el presente del poder del
pecado y en el futuro de la presencia del pecado. ¿Sabe que viene un día cuando ya no habrá más pecado? Es
correcto. ¿Sabe cómo lo sé? Porque el libro de Apocalipsis dice que ya no habrá más muerte y la paga del pecado
es ¿qué? Muerte. No hay muerte, no hay pecado. Y seremos como Él, Primera de Juan 3 dice. Y seremos como Él
porque le veremos tal como Él es. Y Él no tiene pecado. No tiene mancha, sin defecto. Viene un día cuando
seremos salvos de la presencia del pecado.
Ahora escuche, la salvación ha sucedido, está sucediendo y sucederá. Ha sucedido, eso es justificación. Está
sucediendo, eso es santificación. Sucederá, eso es glorificación. Romanos Ocho dice: “al que Él justifica, Él santifica
y glorifica,” ¿lo ve? Entonces, cuando usted piensa en la salvación, usted no piensa de la salvación en términos de
algo en el pasado. Y no piensa en la salvación como algunas sectas piensan acerca de esto. O inclusive algunos de
la Iglesia romana, como algo que tiene que esperar en el futuro. Es pasado, presente y futuro.
Ahora, si es pasado, se acabó. Y si también es presente, entonces no la puede perder,
¿verdad? Porque continuamente se está llevando a cabo. Y si está garantizada en el futuro, entonces está
absolutamente seguro.
Ahora, ése es el corazón y el alma del significado de la salvación: el aspecto pasado, el presente y el futuro.
Permítame ilustrar esto al pedirle que me acompañe a Romanos 8:23. Y voy a mostrarle varias Escrituras que creo
que realmente le van a ayudar a entenderlo. En Romanos 8:23, leemos lo siguiente. Bueno, regresemos al versículo
22. Ahora, Pablo aquí está hablando de la maldición. Él está hablando de cómo el pecado ha afectado la creación y
la ha sujetado a la vanidad, pero que todavía hay esperanza para algo diferente. Usted sabe que el mundo va a
mejorar, ¿verdad? De hecho, el mundo va a ser perfecto. Va a ser perfecto, pero eso sólo cuando Jesús venga. No
va a ser perfecto mediante los esfuerzos del hombre.
Y entonces, la esperanza es una parte muy importante de la experiencia cristiana. En el versículo 22 dice “sabemos
que la creación entera gime en dolor hasta ahora.” En otras palabras, el mundo entero sabe que es un desastre. El
mundo entero sabe que algo está desesperadamente mal. Inclusive, el orden creado es un caos. Y no sólo a ellos,
versículo 23, sino también nosotros sabemos que las cosas no están bien. Sabemos que ésta no es la manera en la
que Dios quiso que fuera la vida. Nosotros, que tenemos las primicias del Espíritu, gemimos dentro de nosotros
mismos esperando la adopción. Esto es la redención de nuestro cuerpo.
Escuche, nuestras almas han sido salvas. Y están siendo salvadas. Y algún día, nuestros cuerpos, junto con esas
almas, serán salvadas de tal manera que habrá santidad absoluta. Y eso es lo que el versículo 24 Significa. Somos
salvados en esperanza. ‘En’ es una mejor traducción que ‘por’. Somos salvos en esperanza.
Entonces sí, hemos sido salvados, pero esto no es todo lo que hay. Escuche, si alguien me dice: “¡oh, la salvación
que recibiste es para siempre, la tienes ahora y no hay nada más que se le añada!” Yo le preguntaría si quiere decir
que tengo que pelear con la carne el resto de mi vida y a lo largo de la eternidad. “¿Quieres decir que tengo que
pelear así contra el diablo y que tengo que vivir con la divinidad humana? ¿Quieres decir que voy a quedarme en
Romanos 7 hasta cierto grado, clamando ¡oh, oh miserable de mí!, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
¿Cuándo descargo este desastre? ¿Quieres decir que, para siempre, así va a ser?” Entonces yo te diría: “la
salvación está incompleta.” Si todo lo que el Señor hace es ayudarme en la lucha, entonces nunca llega a su meta.
Pero esto no es todo lo que hay. Hay un elemento futuro de la salvación que significa que llegaremos a un punto
en el que no habrá pecado en absoluto. Y sin eso, no hay esperanza para ahora. Digo, sería como correr una
carrera sin que hubiera una meta. Alguien diría “comienza a correr; y por el resto de tu vida, correrás.” “¿Qué? ¿En
dónde? No hay una meta.” “Eso es correcto. Y hazlo con tu máximo esfuerzo todo a lo largo del proceso.” “ ¿Estás
bromeando?” Puede imaginarse que Dios estuviera diciendo “eso es todo lo que hay, así que pelea para siempre.”
Oh, por favor. Porque inclusive Apocalipsis dice que murieron y reposaron de sus labores, ¿verdad?
Y yo agarro mi paso como lo es ahora, y si lo tuviera que hacer durante toda la eternidad, no lo haría durante la
mayor parte del tiempo. Pero hay un elemento futuro. Observe Gálatas 5. Gálatas 5. “Porque nosotros, mediante
el Espíritu,” de nuevo, debemos estar hablando de creyentes, porque es el Espíritu de Dios el que crea la
capacidad. “Nosotros, por el Espíritu, esperamos la esperanza de justicia por la fe.”
Ahora, él no está hablando del elemento pasado de la salvación. O de la característica actual. Sino que está
hablando de la plenitud, de la totalidad de ella. Estamos esperando en esperanza, nos estamos aferrando a la
esperanza de que algún día, la batalla terminará. Y algún día, no tendremos que luchar con el pecado y con la carne
y con el diablo y con el mundo y con los demonios. Algún día, conoceremos la esperanza de una justicia total.
Observe 1 Pedro, capítulo 1, versículo 3. Y aquí hay gran bendición. Pero dice: “bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, quien según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la
resurrección de Jesucristo de los muertos.” En otras palabras, él dice: hemos sido salvados para una esperanza.
Salvados para una esperanza, una esperanza para algo.
¿Y qué es? “Para una herencia incorruptible, incontaminada, inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros.”
Nuestra esperanza es el cielo. Somos guardados por el poder de Dios mediante la fe para la salvación. ¿Qué
salvación? Una salvación que será revelada en el día postrero. Ahí hay otro elemento de la salvación. un elemento
final que es la consumación de una esperanza viva. Cuando iremos al cielo y recibamos la recompensa y la herencia
que Él ha planeado para nosotros. Y debido a eso, no nos molesta, versículo 6, que por un tiempo haya tribulación
y muchas pruebas, ¿se da cuenta? No nos molesta un poco de dolor. Hay una meta final. No nos molesta un poco
de esfuerzo. Hay una meta que alcanzar. Yo he corrido bastantes carreras en mi vida. Bastantes carreras en la
preparatoria y en la Universidad como para saber cómo es cuando usted se va a estirar y a prepararse y todo está
bien. Y usted llega a esa vuelta final y de pronto, llega lo que llamamos, ‘le pega al muro’. Y algo sale mal. Su
cerebro dice “ve,” y sus piernas dicen “no,” y sucede este cambio tremendo.
Y mientras que está peleando un poco más, lo que lo motiva a usted es un sentido de victoria y de honra y de
respeto personal. Y sabe lo que espera en la meta. Y entonces, Dios no sólo nos ha dado una salvación pasada. Ni
siquiera un mantener de una salvación actual, sino que nos ha dado una esperanza tremenda. Y ésa es la razón por
la que cuando Jesús se fue en Hechos, capítulo 1 y los discípulos habrían estado lo suficientemente confundidos en
este punto, y ahora con Él, necesitaban un poco más de motivación. Y entonces, Él les dice, enviando a dos ángeles
y hablando a través de ellos: “este mismo Jesús que os ha sido quitado, vendrá de la misma manera en la que lo
han visto ir.” En otras palabras, en caso de que se cansen y piensen que nunca habrá un fin para esto, Él regresará.
Él regresará. Habrá un fin, habrá una meta, y habrá una meta final. Y eso es exactamente lo que es el casco de la
salvación. Es la esperanza de la salvación final.
Permítame mostrarle 1 Tesalonicenses capítulo 5. Primera de Tesalonicenses capítulo 5, versículo 8. “Pero,” 1
Tesalonicenses 5:8, “los que somos del día,” esto es que no somos de la noche, eso es del dominio de Satanás,
nosotros somos del día. Esos son los hijos de luz en el Reino de Dios. “… que nosotros, los que somos el día,
seamos sobrios puesta la coraza de fe y de amor. Ahora, escuche: “y como yelmo o casco la esperanza de salvación
porque Dios no nos ha puesto para la ira,” no sólo vamos a estar en esto peleando continuamente, no vamos a
terminar en juicio, sino para obtener salvación. Todavía hay un elemento de salvación que debemos obtener que
está por ser obtenido. Dios nos ha designado para obtener eso finalmente y ese es el casco de salvación. El escritor
de Hebreos dice “esta esperanza es el ancla del alma.” ¿Qué es el casco, entonces?
Ahora escuche, para resumir, el casco de la salvación es confianza en una salvación completa, final, total que está
por venir; es confianza de que algún día, la batalla se acabará. No podría pelear si no supiera que hay un final en
algún lugar. ¿Usted si podría? Tiene que haber un final. Usted pregunta cómo es que esto es parte de nuestra
armadura. Escuche: ¿se acuerda de esa espada grande que el soldado romano tenía que enfrentar? ¿Sabe cuál es
esa espada grande que Satanás usa? Tiene dos lados: un lado es desánimo y el otro lado es duda. Vamos a hablar
de la duda la próxima vez.
Pero para esta ocasión, desánimo. ¿Sabe lo que Satanás quiere hacer? Quiere pegarle en la cabeza con el
desánimo y la duda para desanimarlo. “¡Hombre!, estás dando mucho y no recibes mucho a cambio. Estás viviendo
esta vida cristiana, estás apartándote del mundo.
¡Hombre!, estás viviendo esta vida y ¿qué sucede? acabas de perder tu trabajo. ¡Gran bendición!, ¿verdad? Has
estado leyendo tu Biblia diariamente y tu esposa nunca ha sido tan impaciente, aún antes de que compraras una
Biblia. No le ha afectado en absoluto. ¿Qué está haciendo Dios en tu vida? Has estado yendo a la iglesia durante
tantos años… Ve a tus hijos. No te respetan ahora más de lo que te respetaban antes. Y comienza a desanimarse.
He estado enseñando una clase por tanto tiempo y me pregunto si alguien lo entiende, dice usted. Realmente, se
desanima. Esa es una de las cosas.
Lo otro con lo que Satanás quiere pegarle en la cabeza es la duda. ¿Cómo sabes que realmente eres un cristiano?
¿Estás seguro que realmente eres salvo? Realmente, no lo mereces. Mira lo que acabas de hacer. ¿Crees que esa
es una manifestación de ser un cristiano? Y la gente sufre por la duda y el desánimo; y eso es lo que él usa. Y el
casco de la salvación es una protección.
Hablemos del área del desánimo. Permítame ilustrarlo al pedirle que me acompañe a 1de Reyes, capítulo 19.
Primera de Reyes capítulo 19, la gran historia de Elías. Elías es, digamos que es el Pedro del Antiguo Testamento. Él
sube y baja mucho. Pero Elías, en este punto, acaba de ganar una gran victoria. Digo, una victoria como ningún
otro profeta de Dios jamás la ganó. Acaba de haber sacado una espada y mató a 450 sacerdotes de Baal. Ahora, yo
diría que realmente fue un ganador ese día. Y se acuerda que Dios envió fuego del cielo, quemó el sacrificio,
quemó el altar e inclusive limpió el agua que habían derramado ahí. Y Elías estaba dominando. Él estaba diciendo:
“Señor es Dios, Jehová es Dios. Baal no. Baal está perdido.” Y hombre, él tiene la Victoria.
Bueno, capítulo 19, no ha pasado mucho tiempo. “Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y
de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así
me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de
ellos.” Ella dice: “Elías, por hacer eso,” y por cierto ella adoraba Baal, “por haber hecho eso, te voy a matar mañana
o voy a morir tratando.” Ahora, si yo fuera Elías, yo habría dicho “mira, Señor, acabo de hacerte un gran favor.
Cuatrocientas cincuenta sacerdotes de Baal eliminados, dame un día de descanso, ¿por favor? Digo, a Jezabel me
la envías al próximo día, ¿qué tal si me das un poco de descanso? No hay tiempo para sentarse, para ser honrado
por la sociedad de honores judía. No hay tiempo para sentarse y recibir laureles y medallas. Él está otra vez de
viaje.
Ahora, si él podía enfrentar a cuatrocientas cincuenta sacerdotes de Baal, realmente no debería ser sacudido por
una mujer. Pero después, la historia realmente no sostiene en alto ese argumento porque han habido muchas
personas sacudidas por una mujer y podían enfrentar a muchos hombres. Pero bueno, Elías decidió que sólo había
una cosa que podía hacer y eso era correr. Y Elías, probablemente tenía 80 años de edad. Y Dios nunca quiso que
hombres profetas de 80 años de edad estuvieran corriendo a Beerseba. Pero él se fue, y digo, él salió corriendo,
corrió para salvar su vida. Dice en el versículo 3 que “Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su
vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.” Y él se fue por el desierto un día de camino…” Él
de hecho corrió. Beerseba es una ciudad.… Y de ahí, fue un día más al desierto. “Y vino y se sentó debajo de un
enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.” Es
suficiente. Ahora Señor, quítame la vida. Se acabó.”
Ahora, eso es lo que yo llamo desánimo. Él quiere morir. “Señor, simplemente sácame de aquí, por favor.
Simplemente sácame. Es suficiente.” “…se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate y
come.” El ángel ni siquiera lo dejó dormir. Lo despertó y lo alimento. “Entonces, él miró, y he aquí a su cabecera
una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel
de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta.” Ahora, no sé cómo
es la comida del ángel, pero lo que sea que fuera, funciona. Versículo 8: “Se levantó, pues, y comió y bebió; y
fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.” Como
dije, funciona. ¿Sabe por qué? Dios dijo: “Elías, no tienes por qué desanimarte. Ahora, levántate aquí. Quiero que
llegues al monte Horeb. Voy a hablar contigo. Y entonces, subió allí y el Señor le habló en una voz baja y Elías le
dijo Señor, soy el único que queda. Oh, es tan desalentador. Soy el único que queda. La única persona fiel que
tienes. Y el Señor le dice en el capítulo 19 versículo 18: “sí, tengo a siete mil más que tú. No sólo uno. Siete mil más
y un Elías.” Ahora, regresa ahí y trabaja. Es tan fácil desanimarse. Y usted y yo podemos decir esto. Inclusive en el
momento de sus triunfos más grandes, usted regresa a la realidad y es algo que nos sacude. Puedo identificarme
con eso. Es fácil desanimarse.
Ahí en Efesios capítulo 3, versículo 3, más bien en el versículo 13, Pablo dice: “deseo que no se desanimen por mi
tribulación.” Algunas de esas personas podían desanimarse por el problema de alguien más. No necesariamente el
de ellos. Gálatas 6:9 dice: “no os canséis de hacer el bien, porque si no desmayamos, cosecharemos.” Es tan fácil
cansarse y desanimarse y decir: “oh, Señor, tengo que predicar otro domingo, tengo que predicar otro sermón,
estudiar otro día. Señor, tengo que llamar a esta persona, tengo que reunirme con la misma persona para
discipulado; Señor, ¿no puedo tener unos días de descanso? ¿De leer mi Biblia? Señor, tengo que prepararme para
esta escuela dominical otro domingo. Señor, ¿realmente crees que debo regresar y hablar con ese vecino otra vez?
Señor, he estado peleando con esta tentación durante tanto tiempo, me estoy cansando. Y usted sabe que es tan
fácil desanimarnos.
Arthur Cluff lo expresó de la siguiente manera: “no digas que la lucha no vale la pena, el trabajo y las palabras son
en vano, el enemigo no se desanima. Y las cosas siguen igual.” En otras palabras, simplemente sigo peleando y
nunca nada pasa. Me canso. Y el enemigo, no.
¿Lo ha notado? Usted realmente se cansa y Satanás nunca se detiene. Matthew Arnold escribió: “por ahora en
sangre y batalla fue mi juventud. Y llena de sangre y batalla es mi edad. Y terminará la vida en esta batalla.” ¿Llega
a terminar? Bueno, peleamos contra el enemigo de toda nuestra vida.
El apóstol Pablo llegó el final de su vida en 2 Timoteo 4:7 y dijo: “he peleado la buena batalla, he guardado la fe, he
acabado la carrera.” En Hechos, capítulo 20, le dijeron a Pablo, “si te vas a Jerusalén vas a ser encarcelado y vas a
ser encadenado. Y él dijo: “está bien. Ninguna de estas cosas me sacudan ni tengo mi vida preciosa para mí mismo,
para fin de terminar el ministerio de Cristo me ha dado. Él nunca de desanimó. Él nunca renunció. En Apocalipsis,
capítulo 12, el Señor exaltó a la Iglesia efesia al decir: “has trabajado, han sido pacientes, han soportado, no han
desmayado.” Ése es un reconocimiento. En Levítico, capítulo 26, Dios lo volvió a hacer en Deuteronomio 11, Dios le
dijo a Israel, “muy bien, Israel, si aguantan ahí y guardan Mis estatutos y obedecen Mis ordenanzas Yo haré lo que
Yo digo, bendeciré sus vidas, los bendeciré con la tierra. Prosperaré la simiente de sus lomos, les daré toda
bendición.” Y Él continua a lo largo del capítulo 26 de Levítico enlistando una tras otra.
Y finalmente, en el versículo 14, Él dice, “pero sí dejan Mis estatutos, si dejan Mis mandamientos, entonces, traeré
dolor y voy a traerles tristeza. ¿Se da cuenta?
Entonces, el fin definitivo de esto es “aguanten, sean obedientes, respondan.” Quizás se desanima porque tiene un
marido no salvo. Y nunca parece cambiar. Nunca pasa nada. Usted simplemente se desanima. O quizás usted tiene
un hijo que parece ser tan resistente a todos sus esfuerzos. O quizás, tiene un amigo a quien ha tratado de
testificarle. O quizás, parece estar en un ministerio por el cual no recibe la gratitud que debiera recibir. O quizás
tiene un problema físico. Un problema físico de algún tipo. Y se cansa de estar luchando con eso. Y parece atarlo. Y
pierde de vista el hecho de que la salvación tiene una tercera dimensión que está por venir. Y me encanta lo que
dice en Romanos 13:11: “Acordaos de que vuestra salvación está más cerca que cuando creímos.” Nos estamos
acercando a la meta; no renuncie hora.
Y sabe una cosa, aquellos en el libro de Hebreos, a quien el escritor les escribe, habían llegado al punto de creer en
Cristo, habiendo llegado a reconocer que era verdad. Y ahora, estaban a punto de regresar y el escritor les dice “no
hagan eso. No sean de aquellos que se dan la vuelta y caen para perdición.” Él dice: “continuemos a la perfección.
No renuncien.” Pienso en Jeremías, el Señor le dice a Jeremías: “tú eres Mi profeta, Jeremías. Quiero que pases tu
vida entera predicando para Mí y aquí está tu mensaje, Jeremías: Predica con todo lo que tienes. Predica con todo
tu aliento. Y, por cierto, nunca nadie te va a escuchar. Nadie va a oír una palabra que le digas.” Y Jeremías, ya de
edad, predicó sólo, escuchó solo y solo dijo: “Tus palabras fueron halladas y yo las comí; y me fueron por gozo y
por alegría de mi corazón.”
Y después, estuvo Job. Y el Señor despojó a Job de todo lo que un hombre puede ser despojado. Le quitó todo lo
que tenía, todo lo que él amaba. Y, sin embargo, él dijo: “aunque me matare, en Él esperaré.” Y él aguantó ahí. Y
cuando todo se acabó, él dijo: “oh Dios, de oídas Te había oído, mas ahora mis ojos Te ven y me aborrezco a mí
mismo en polvo y en cenizas.”
En otras palabras, oí como eras Tú, pero en la adversidad, conforme fui fiel, Te vi. Aguante; y no deje que Satanás
le aflija con desánimo. Jesús, nuestro Señor, dijo en Lucas 18:1: “los hombres deben siempre orar y no,” ¿qué?,
“desmayar.” Cuando usted se vea a usted mismo desmayando, comience a orar.
Hombre, Satanás quiere desanimarme todo el tiempo. Él trabaja duro en esto. Leí esta semana acerca de un
hombre en Inglaterra. Su nombre es el doctor reverendo William Davie. Él decidió en los años hacia el final de su
vida, aunque no lo supo todo el tiempo, él quería escribir una teología sistemática incluyendo toda la Biblia. Él pasó
12 años consistentes haciéndolo. Cuando terminó, eran 26 volúmenes. Él era un hombre sombrío, anónimo. Que
yo sepa, no hay copias de su teología. Cuando terminó, él no pudo encontrar alguien que pudiera imprimirlo.
Entonces, lo hizo él mismo -esto es hace 200 años atrás- y después, él imprimió cuarenta copias de las primeras
300 páginas. Y catorce copias de los veintiséis volúmenes restantes. Catorce copias de su trabajo de doce años. Él
murió en la pobreza y la oscuridad.
¿Pero sabe una cosa? Le aseguro que él murió con el conocimiento de Dios. Un hombre insignificante escribió una
teología de 26 volúmenes que probablemente nunca nadie oyó de la misma. O jamás leyó. Pero él busco el
conocimiento de Dios y el conocimiento de la Palabra de Dios. Y se aferró al mismo Hubo una pequeña niña en
Londres. Ella estaba de pie en la acera cuando vino un camión de carbón. Y el camión descargó todo este carbón
ahí en el frente de la casa de la niña pequeña. Y ella tomó una pequeña pala del sótano, abrió la puerta de la
bodega - ella tenía tan sólo cinco años de edad. Salió y metió su pequeña pala ahí en el carbón. Y caminó al otro
lado de la acera y bajó por las escaleras a la bodega. Y entró ahí al sótano. Y el hombre de la casa de al lado la
miraba. Después de la tercera vez que metió la pala, el hombre le dijo a la niña: “querida, nunca lograrás meter
todo el carbón.” A lo cual ella respondió con gusto: “oh, sí Señor, lo haré si trabajo por mucho tiempo.” Si lo hago
por mucho tiempo.
Me imagino que la prueba de la virtud de cualquier persona es qué los hará detenerse,
¿verdad? Muchas personas llegan a la primera línea de defensa y renuncian. Muchas personas renuncian cuando
llegan a escuchar un disparo por primera vez. Pero después, están aquellos que hacen una diferencia en el mundo
porque van línea, tras línea, tras línea de oposición. Hombre, usted lo puede hacer si trabaja durante mucho
tiempo. No se desanime.
Escuche, ¿recuerda lo que dijo el Señor Jesús? “No habéis sufrido hasta la sangre.” Nadie lo ha crucificado a usted
todavía. Aguante ahí, aguante ahí; el problema no es desmayar sino perseverar. Satanás lo va a desanimar de la
manera que él pueda. Le va a decir a usted que no está obteniendo ningún resultado para todo su trabajo. “Ah,
nadie escucha. Mira, todo lo que has estado haciendo fielmente y nadie te da ningún laurel, nadie te dice nada. Es
tan tras bambalinas. ¿Quién va a saber si pecas? No te preocupes por la batalla, descansa un poco, relájate.”
El casco de la salvación me protege de desmayar, de cansarme, de renunciar, de desanimarme ¿por qué? Porque
tengo una esperanza y mi esperanza es que hay luz al final de ese túnel y algún día voy a llegar a la luz gloriosa de
la presencia de Jesucristo. Y como ese hombre que me escribió una carta, no quiero estar delante de mi oficial
comandante con vergüenza en mi rostro porque renuncié a la mitad de la batalla, ¿verdad? Quiero estar ahí y
decir: “oye Señor, puedo estar golpeado y sangrando, pero aquí estoy, peleé hasta el final.” Mi abuelo, que Dios lo
bendiga, murió en su lecho de muerte con cáncer. Había consumido su cuerpo y él vio a mi padre y le dijo: “sólo
tengo una petición Jack, ¡oh, si tan sólo pudiera predicar un sermón más!” Hasta el final. Y entonces, mi papá tomó
el sermón que él había preparado, pero nunca predicó, lo imprimió y lo entregó a la Iglesia. Y entonces, él predicó
un sermón más. Hasta el final. Aguante. Apocalipsis 2 y 3 dice: “al que venciere, al que venciere, al que venciere, al
que le venciere, daré, daré, daré.” En otras palabras, Dios le reserva cosas especiales para el vencedor. Grandes
cosas.
¿Se acuerda de Timoteo? Timoteo se desanimó. “¿Qué es lo que desanimó a Timoteo? Bueno, muchas cosas. Una,
él era joven. Y él se vio tentado por las pasiones juveniles y él se cansó. Otra cosa, él era joven y la gente estaba
diciendo, ‘ah…eres demasiado joven para saber algo, Timoteo.’ Menospreciaban su juventud. Otra cosa, él estaba
teniendo problemas con su estómago. Pablo le dijo ‘debes tomar un poco de vino por causa de tu estómago.’ Él
fue sacudido y después, se avergonzó por Pablo porque Pablo estaba todo el tiempo en la cárcel. Y él estaba
molesto por el hecho de que la gente decía ‘sí, sí, tu eres uno de los discípulos de ese hombre.’ Él estaba
avergonzándose de mí, dijo Pablo.
Y no sólo eso, había unos falsos maestros que llegaron a Éfeso y estaban allí enseñando el error. Y que era bastante
sofisticado; y Timoteo ni siquiera sabía si podía enfrentarlo. Y había filosofía y engaño y genealogías y Timoteo
estaba ahogándose en un mar de cosas para desanimarlo. Y el apóstol Pablo le escribe a él en 2 Timoteo y le dice:
“Timoteo, aviva el fuego del don de Dios que está en ti. Porque Dios no nos ha dado el Espíritu de cobardía sino de
poder, de amor y de dominio propio. Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.” Por favor, Timoteo, adelante,
Timoteo. Otra vez. Timoteo estaba desanimado.
Pedro les dice lo mismo a esos santos a quien les escribió en persecución. Él les dice: “Oh, escuchen. Aguante ahí
haciendo el bien y si sufren por hacer bien, benditos, bienaventurados y felices son ustedes. Oh, si sufren por hacer
el bien, encomienden sus almas a un Creador fiel. Sean fieles.” Pero usted dice, ‘pero a veces uno se cansa’. Es
correcto, a veces, sus piernas se sienten como hule en la última vuelta. Cuando eso me pasa, con frecuencia pienso
en una Escritura en la que he pensado muchas veces, estoy seguro. Es Isaías capítulo 40. Y voy a llevar nuestros
pensamientos a una conclusión con esto.
Escuche esto: Isaías 40:29: “Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.” ¿No es eso
maravilloso? Cuando usted llega al punto en el que está al punto de desmayar, Él le da poder. Cuando usted dice
“Señor, ya no tengo fortaleza, ya no me queda nada del cuerpo, ahí es cuando Él lo infunde con Su fortaleza. “Los
jóvenes se fatigan y se cansan. Los muchachos flaquean y se caen, pero los que esperan en Jehová recibirán nuevas
fuerzas. Y levantarán alas como las águilas. Correrán y no se cansarán. Caminarán y no se fatigarán.” ¡Qué gran
afirmación! Las águilas vuelan tan alto por encima de la mayoría de las otras aves. Es una ilustración de lo que le
sucede a un creyente en su debilidad cuando es infundido con la fortaleza de Dios. Él se eleva por encima del resto.
Escuche, no hay razón para desanimarse, amados. El casco de la salvación dice que viene un gran día, un gran día
de victoria. Si usted es fiel a lo largo de su vida, habrá una recompensa maravillosa ahí. Viene un día de gloria. La
salvación es pasada, sí; es presente, sí. Pero, oh, es futura. Y no deje que Satanás lo desanime. No deje que le robe
la expectativa de esa emoción. No deje que le quite la esperanza que lo hace que esté comprometido. Escuche,
Juan dice en 1 Juan 3, “el que tiene esta esperanza en sí mismo se purifica a sí mismo.” Cuando usted sabe que
Jesús viene, cuando usted sabe que ese gran día está por delante, la salvación será cumplida en últimas, tiene una
manera de purificar su vida porque sabe que usted lo va a ver cara a cara. Bueno, oremos.
Padre, estamos conscientes de que Satanás y sus demonios son incansables. Ellos nunca se dan por vencidos. Nos
empujan todo el tiempo. Pero también sabemos que nuestra salvación está más cerca de cuando creímos. Y oh,
Dios, te damos gracias por la esperanza de victoria que tenemos. Oímos el eco de las palabras de Hebreos 6:11 y
12; y deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma diligencia de certeza plena, de esperanza hasta el
final. Y que no sean perezosos sinos seguidores de aquellos quienes mediante la fe y la paciencia heredan las
promesas.
Oh, Dios, ayúdanos para que como aquellos que fueron fieles, aquellos que fueron pacientes, aquellos que
heredaron la promesa, mostremos la misma diligencia hasta el final a aferrarnos a la esperanza hasta el final
mismo y vivir así para Tu gloria. Padre, que estemos en la lista de los fieles de Hebreos 11, porque hemos
perseverado hasta el final. Ayúdanos a no sentirnos desanimados. ¿Por qué nos vamos a desanimar cuando
sabemos que nos espera una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible? Una herencia que no podría
ser descrita en términos humanos, un Reino maravilloso que va más allá de lo que la revelación puede expresar.
Una relación contigo a lo largo de la eternidad que sólo puede ser descrita como ser como Jesucristo. Oh Dios, con
eso en el futuro, no podemos desanimarnos con el momento sin importar lo que el mismo traiga. Ayúdanos a ser
fieles en usar ese casco para Tu gloria, en el nombre de Jesús. Amén.
6ª Parte: El yelmo de la salvación, 2ª Parte

Escritura: Efesios 6:17

Esta mañana de nuevo tenemos el privilegio de regresar al sexto capítulo de Efesios. Efesios, capítulo 6; y
continuamos con el estudio de la armadura del cristiano. Estoy seguro que para este punto no nos hemos apurado
a lo largo de esto. Y la razón es que esto está lleno de verdades grandes y maravillosas para nosotros. Y
consideramos que el Señor nos da un privilegio tremendo al tener la oportunidad de compartirlo con usted debido
a que quizás pase mucho tiempo hasta que regrese a Efesios 6, si el Señor quiere. Y queremos hacerlo lo más
detallado posible.
Estamos viendo Efesios 6, versículos 13 al 17. Y conforme cerramos el libro de Efesios, y estamos examinando la
guerra del creyente y los recursos que él tiene para la victoria. A manera de introducción esta mañana, quiero
responder a una pregunta que siempre surge cuando usted entra a un estudio como el que hemos tenido en las
últimas semanas. Hemos estado estudiando a detalle el tema del compromiso. Hemos estado hablando de la
dedicación, el compromiso, en cierta manera, el entregarnos a la obediencia para cumplir la voluntad de Dios en
nuestras vidas. Hemos hablado del asunto de disciplinarnos a nosotros mismos, de controlar nuestros deseos y
conformarnos a los estándares de Cristo. Hemos hablado realmente de ser un soldado, un guerrero y hacer
nuestro mejor esfuerzo por causa de Él.
Ahora, esto de manera inmediata nos lleva a otra perspectiva que con frecuencia se presenta en esta área de la
vida cristiana. Hay algunas personas que creen que todo este ejercicio y toda esta disciplina y todo este esfuerzo
realmente no es lo que Dios está buscando. Y debido a que esa pregunta se presenta, creo que por un momento o
dos, en esta mañana, debo responderla. Hay una afirmación en el Antiguo Testamento hecha en referencia el rey
Josafat que dice que la batalla no es tuya, sino que es del Señor. Ahora, esa afirmación se ha convertido en un lema
para un grupo de personas que han sido llamados los quietistas. Es el movimiento que básicamente dice que la
manera en la que debes vivir la vida cristiana no es mediante disciplina personal, mediante esfuerzo y mediante
compromiso, sino que más bien es mediante el rendirte.
Y quizás, has sido expuesto en tu juventud o en algún otro momento, mediante lectura a este concepto de “deja
todo y deja a Dios.” De hecho, hay un programa en la actualidad en la televisión, en una estación cristiana llamado
“Deja todo y deja a Dios.” Hay una canción llamada “deja todo y deja a Dios” que lleve a cabo Su voluntad
maravillosa.
Oímos mucho acerca del tema de descansar, de permanecer en Cristo, de entregarle todo al Señor. Sé que hay una
canción contemporánea que dice ‘entrégale todo a Jesús’. Y usted oye a personas decir ‘deja de luchar y deja de
esforzarte y cede, y ríndete. Ríndete totalmente, de manera completa. Y yo me acuerdo que oía mucho hablar de
esto cuando era joven. Me acuerdo de asistir a campamentos y conferencias. Y en la Universidad en particular a la
que asistí, hubo llamados constantes para venir al altar; y los alumnos eran como yo-yos, subían y bajaban
tratando de rendirse. De hecho, descubrimos que había muchos de nosotros que estábamos dispuestos a
rendirnos, sólo que no sabíamos cómo hacerlo. Parecía como si usted llegaba al punto en donde las lágrimas
comenzaban a fluir. Llegaba con sus rodillas al altar, y se rendía. Y tres días después, pecaba. Y después, decía:
“bueno, Señor, me rendí. ¿De quién es la culpa?” Entonces, se volvía muy difícil.
La gente que promueve esta manera de pensar usa una ilustración. Dicen que hay un cuarto oscuro. No hay luz en
el cuarto, está oscuro. Y la persona está ahí tropezándose con todo, con las lámparas, con las sillas y demás y
tratando de hacer lo que está haciendo. Y la razón por la que está oscuro ahí es porque tiene esas persianas que
oscurecen totalmente el cuarto. Y afuera, hay luz de sol total. Y el sol está brillando. Pero el hombre adentro está
tropezando por todos lados en el cuarto oscuro. Cuando lo único que tiene que hacer es abrir las persianas; y la luz
del sol va a inundar de manera automática el cuarto para que pueda ver a dónde va. Y dicen que así es el vivir la
vida cristiana. El Señor no quiere que tropieces por todos lados en la oscuridad, simplemente abre la persiana.
Siéntate y descansa; y todo va a ser claro.
Hay personas que toman de Juan 15 el concepto de permanecer en Cristo no refiriéndose, dicen ellos, al acto de
ser salvos, sino a la idea de rendirse, a la idea de ceder. Quizás cuando usted fue niño fue a un servicio en
campamento y oyó hablar a alguien; y quizás lo exhortaron a rendirse a Jesús y a entregarle todo al Señor. Una
rendición total y cantaban canciones acerca de esto y se emocionaban. Y cantaban estrofa tras estrofa. Me
acuerdo cuando estuve en una convención con 2000 personas en donde cantaron por lo menos veinticinco
estrofas de un himno hablando de que la gente se rindiera. Ha tenido esa experiencia, yo la he tenido. He ido a un
campamento y vi a un niño que estaba tan frustrado al final de la semana… oímos tantos mensajes de la rendición
y este pobre hombre estaba totalmente frustrado tratando de entender cómo rendirse. Decidió que la mejor
manera de hacerlo era rendir su tiempo al Señor.
Y entonces, solían aventar una rama al fuego, un emblema de una vida rendida. Y él se levantó y dijo: “quiero
entregar mi tiempo al Señor.” Y él tomó su reloj, se lo quitó y lo aventó al fuego. Y usted podía ver la frustración. Y
usted sabe, eso no es inteligente. Esa es mala administración, arrojar su reloj al fuego. Eso es no es lo que usted
hace para rendirse. Pero él estaba en el punto en el que estaba frustrado. Él había oído de dedicación, re
dedicación, consagración, re consagración; y estaba trabajando duro en esto. Es sorprendente cuántos malos
entendidos hay acerca de estos términos.
Me acuerdo cuando estábamos ahí en el centro familiar antes de que tuviéramos este auditorio. El coro estaba
cantando y me había ido atrás porque alguien quería que escuchara un nuevo sistema de micrófonos o algo así. Y
estaba ahí atrás, en la puerta de atrás durante una canción del coro. Una dama entró por la puerta y traía a un
perro con una cadena, algo que no pasa con mucha frecuencia. No tenemos una regla acerca de eso, porque es
algo raro. Pero el ujier se quedó ahí de pie. Y yo estaba viendo esto pasar. Y el perro, yo admito que estaba vestido
de manera apropiada. Traía un suéter y un collar y era muy elegante y entró por la puerta y pensé que me iba a
quedar de pie y ver cómo el ujier iba a manejar la situación. Bueno, fue obvio desde el principio que esta mujer no
tenía todo a su favor. Algo andaba mal con ella. Había algunas cosas que no estaban bien con ella. Pero bueno,
llegó con el perro encadenado y el ujier, como que pestañeó dos veces y la vio. Y finalmente, se le acercó y le dijo:
“usted no puede meter a su perro, señora.” A lo cual ella respondió: “está bien, Señor.
Está muy bien. Vamos al cuarto de oración porque el acaba de re dedicar su vida.” Y claro, mi sonrisa se convirtió
en un ahogo. Y claro, como un bautista en mi vida antigua, usted sabe que yo fui criado en una Iglesia Bautista, mi
primera reacción fue “¿cómo sabes que el perro fue salvo para comenzar?” Usted sabe.
Pero bueno, el punto es que la señora obviamente no tenía todo a su favor. Pero lo importante aquí es una
palabra: re dedicar. No tiene más significado para esa mujer que algo de lo que usted hace con su perro, llevar a su
perro al cuarto de oración. No sé cómo eso se le metió en la mente. Pero esta es una ilustración más bien rara del
mal entendimiento del término.
Quizás, usted es como algunas personas que conozco que suben y bajan por pasillos a lo largo de su niñez y en su
juventud tratando de rendirse. Bueno, eso no es raro. No es raro en absoluto. De hecho, solía haber este himno
antiguo que decía algo así: “santidad por fe en Jesús, no por mi esfuerzo.” Bueno, ‘deja todo y deja a Dios’ significa
algo así como que usted no hace nada. C.H.A. Trumbull, quien solía descender este sistema, dijo: “cuando usted
está totalmente rendido,” escuche esto, “nunca, ni siquiera experimentará tentación. Porque será derrotada por
Cristo antes de que tenga tiempo de meterlo a usted en una pelea.”
Bueno, si eso es verdad, entonces cómo es cuando usted peca, ¿a quién le echa la culpa? Debe ser la culpa de
Cristo, lo cual es algo aterrador de pensar. Porque eso no sería verdad. Rendirse es quizás ilustrado de manera
apta en un libro llamado ‘El secreto del cristiano de una vida feliz’ escrito por Hannah Smith. En este libro, ella dice
esto: “¿qué puede ser dicho acerca de la parte del hombre en esta gran obra, sino que él debe rendirse de manera
continua? Pero cuando llegamos al lado de Dios en este tema, lo que quizás no se ha dicho son las maneras
múltiples y maravillosas en las que Él lleva a cabo la obra que se le encomienda. Es aquí donde viene el
crecimiento.” En otras palabras, lo que ella está diciendo que si usted quiere crecer espiritualmente no hagan nada
más que rendirse, deje que Él haga todo. Ella lo ilustra: “la masa de arcilla nunca podría llegar a ser un vaso
hermoso si quedara ahí en el foso de la arcilla durante miles de años. Pero cuando es colocado en las manos de un
alfarero hábil, crece rápidamente conforme es moldeado en la forma en la que el alfarero quiere que sea. Y de la
misma manera, el alma abandonada a la obra del Alfarero celestial es formada en un vaso debajo del agua
santificada y apta para el uso del Amo, del Maestro.”
Ahora, todo se oye muy bien. Pero si usted no es nada más que un pedazo de arcilla en las manos de un alfarero y
él está haciendo lo que él quiere que usted sea, ¿cómo es que usted va a salir de ahí para pecar? ¿Acaso la arcilla
de pronto dice ‘mira, ya terminé con esto’ y se sale de la mano del alfarero para hacer lo que quiere hacer? Es algo
difícil francamente para la ilustración. En un momento, Hannah Smith tiene al cristiano como un pedazo de arcilla
suave y al siguiente momento, la arcilla ha salido de las manos del alfarero y está haciendo lo que quiere.
Pero el punto es este: debe haber más en la vida cristiana que un enfoque en el que usted no hace nada. La Biblia
nunca enseña este enfoque. La Biblia simplemente no enseña que todo lo que tiene que hacer en algún punto en
su vida es rendirse. La Biblia no enseña eso en absoluto. Hay muchos, muchos cristianos que han tratado, y
tratado, y tratado interesado. Y nunca olvidaré la ilustración de un hombre que me dijo que estaba en una Iglesia
en donde llamaban a la gente hacer esto y a hacer aquello. Y pasó al frente, ahí pasó y caminó por el pasillo, se
hincó en el frente del pasillo; y comenzó a orar y orar para rendirse y orar para rendirse y orar para rendirse. Y el
pastor lo vio en el medio de todo esto y finalmente le dijo: “órelo hermano, ore por ello.” Y le dijo a todo el mundo
en la audiencia que oraran por él. Y finalmente, el hombre se levantó y dijo en voz alta ‘no puedo’. Y se salió por la
parte de atrás. Bueno, eso es mucha frustración. No sé qué estaban tratando de hacer, pero ese es el tipo de
frustración que viene cuando usted trata de rendirse y usted no entiende que hay otras cosas involucradas.
Ahora, estoy de acuerdo que debemos depender del recurso de Dios. Estoy de acuerdo con que debemos
depender de la energía de Dios, del poder de Dios y de la fortaleza de Dios. Pero no es bíblico pensar que lo único
que hacemos es simplemente sentarnos ahí. Y entonces, quizás algunas personas han tenido un problema con el
énfasis que estoy haciendo en el compromiso, en la disciplina personal y en la vida cristiana, en sujetar su carne
para la fortaleza de Dios. Pero no debe tener problemas, porque eso es lo que la Biblia enseña.
Por ejemplo, versículo 10, regresemos a nuestro texto. Vea si usted encuentra ahí la palabra rendir. Usted está en
la batalla con el enemigo. “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de Su fuerza.
Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no
tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la
armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. Estad, pues,
firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto
del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del
maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.”
Ahora, usted no lee nada ahí acerca de rendirse. Usted lee ahí acerca de disciplina. Usted lee ahí acerca de
compromiso. Esa es la idea. La vida cristiana es una guerra. Y si usted fuera a Hebreos capítulo 12, descubriría que
la vida cristiana es una carrera. Y si fuera a 1 Corintios 9 descubriría que la vida cristiana es una pelea. Debemos,
como dice Tito 3:8, “ser cuidadosos en aplicarnos a buenas obras.” Santiago 4, 1 Pedro 5, “debemos resistir al
diablo”. Primera de Corintios 9, “debemos golpear a nuestro cuerpo para sujetarlo”. Efesios, capítulo 5, “debemos
andar cuidadosamente.” Filipenses, capítulo 3, “debemos proseguir al premio del supremo llamamiento de Dios en
Cristo Jesús.” Segunda de Corintios 7:1, “debemos limpiarnos de toda inmundicia de la carne perfeccionando la
santidad en el temor de Dios.”
Ahora escuche, es demasiado simplista decir que todo lo que se necesita en la vida cristiana es algún tipo de
actitud en la que usted simplemente se desmaya y dice “muy bien, Dios, Tú hazlo.” Eso es demasiado simple. Por
un lado, eso es lo que están diciendo los quietistas. Y se les opuso un grupo de llamado los pietistas que eran los
legalistas diciendo “todo lo tiene que hacer en la carne.” Y el equilibrio está en el medio. Sí, dependemos de la
fuerza de Dios. Sí, descansamos en Su poder. Sí, permanecemos en la vid. Sí, dependemos de un recurso divino. Sí,
no soy yo, sino Cristo; pero, por otro lado, debe haber en mente en la vida cristiana un nivel tremendo de
compromiso. Un nivel de dominio propio y de disciplina personal. Debe haber en la vida cristiana una dedicación
de nuestras vidas diariamente a pelear contra Satanás con toda la energía que tenemos. Es demasiado simple tan
sólo decir “ríndete y eso es todo”.
Permítame mostrarle el equilibrio al llevarlo a 2 Pedro capítulo 1. En 2 Pedro capítulo 1, versículo 3 leemos esto:
“como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por Su divino poder mediante el
conocimiento de Aquel que nos llamó por Su gloria y excelencia.” Ahora escuche esto, Dios nos ha llamado a gloria
y virtud. Y para equiparnos para eso Su poder divino nos ha dado todas las cosas que pertenecen a la vida y a la
piedad.
Escuche, como cristiano, usted no carece de ningún recurso necesario. Usted tiene todas las cosas que pertenecen
a la vida y a la piedad. ¿De dónde lo sacó? Mediante el conocimiento de Él. Cuando usted un llegó a conocerlo en
la salvación, Él le dio todo lo que necesita.
Entonces, el recurso divino está ahí. Él lo llama poder divino en el versículo 3. Tenemos poder divino. Tenemos eso
disponible.
Ahora, mediante ese poder divino, el versículo 4 dice: “por medio de las cuales nos ha dado preciosas y
grandísimas promesas.” Tremendas promesas. Tremendo poder. Y después, nos volvemos participantes. Tenemos
poder, promesa y participación de la naturaleza divina misma.
Ahora, esta es la parte de Dios. Dios dice: “aquí está Mi poder, aquí está Mi promesa. Participa de Mi naturaleza
misma.” Es un recurso magnánimo tremendo para vivir la vida cristiana.” ¿Acaso sólo decimos ‘amén y ahora sólo
voy a rendirme a eso’? ‘Voy a dejar todo y dejar a Dios. Voy a entregárselo todo a Jesús. No voy a hacer nada.’ ¡No!
Porque usted llega inmediatamente después de esto al versículo 5. Y el versículo 5 dice: “vosotros también,”
vosotros también, poniendo toda diligencia, trabaja. Sé diligente. Sé disciplinado. “Añadid a vuestra fe, virtud, a la
virtud, conocimiento, al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, paciencia, a la paciencia, piedad y, a la
piedad, afecto fraternal y al afecto fraternal, amor.” En otras palabras, tú concéntrate en trabajar. Y amados, eso
no es tan simple como caminar por un pasillo y hacer un acto de rendición. Eso es parte de su vida. Debe haber un
compromiso con el Señorío de Cristo. Debe haber un reconocimiento de Su poder y recurso en su vida. Pero no
termina ahí. Comienza ahí.
En Romanos 6, hay un ceder de usted, sí. Hay un ceder de usted en Romanos 6. Pero también hay un hacer morir o
un matar de las obras de la carne. Entonces, no es tan simple como eso. Y esa es la razón por la que no vacilamos
en proclamar las verdades de Efesios 6. Hay un equilibrio.
Regrese, si es tan amable, por un momento, a Filipenses capítulo 2. Y ahí volverá a ver el equilibrio. Filipenses,
capítulo 2, versículo 12: “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no en mi presencia solamente,
sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor,” y la palabra obedecer
es la palabra clave en el versículo. Usted se ocupa de su salvación en una vida de obediencia porque el versículo 13
dice: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por Su buena voluntad.” Usted tiene
a Dios operando en usted Su voluntad. Y Él opera en su obediencia.
Esa es la idea. Dios opera en usted con Su voluntad. Usted lo opera mediante la obediencia. Ahí está el equilibrio.
Dios está operando y usted está operando.
Se observe Colosenses capítulo 1, versículo 29, quizás el versículo más claro en esto. Colosenses 1:29 presenta de
manera hermosa este equilibrio: “para lo cual también trabajo. Esto es trabajo duro, luchando según la potencia
de Él, la cual actúa poderosamente en mí.”
¿Lo ve? Yo trabajo y Dios trabaja. Esa es la razón por la que digo que es demasiado simplista, simplemente estar
tocando el tambor para el concepto de la rendición. Debe haber un compromiso en mi vida con la disciplina
personal, con la obediencia dirigente.
De hecho, si usted adopta la postura de ‘déjelo todo y dije a Dios,’ ¿qué es lo que usted hará con todas las
exhortaciones del Nuevo Testamento? ¿Qué significan? Si todo es el Señor, entonces deberían haber sido dirigidas
a Él, no a mí.
No, no. Hay un equilibrio entre ceder al Señorío de Cristo y una disciplina total y compromiso en mi propia vida
para seguir en obediencia. Ahora, en 2 Corintios, simplemente una palabra
más que mostrarle, capítulo 6, versículo 4: “antes bien, nos recomendamos en todo,” todo lo que queremos hacer
es recomendarnos o demostrar que somos los ministros de Dios, queremos que el mundo sepa “como ministros de
Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en
trabajos, en desvelos, en ayunos, en pureza, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor
sincero, en palabra de verdad, en poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra.”
Ahora, ¿nota algo maravilloso en esto? Hay una mezcla fenomenal de cosas. Paciencia, es esa actitud personal.
Tribulaciones, necesidades, angustias, azotes, cárceles, tumultos, trabajos, desvelos, ayunos, pureza, ciencia,
longanimidad, bondad. Todas esas son las cosas que yo debo producir en mi vida. Pero debo atender a esas cosas.
¿Y cuál es la fuente? Por el Espíritu Santo, en amor sincero, en palabra de verdad, la cual es la Biblia y por el poder
de Dios y por la armadura de justicia. Esas son las cosas que Dios nos da. La mezcla perfecta de los dos. Entonces,
dependemos de Dios si hacemos nuestro mejor esfuerzo. Ésa es la idea.
Ahora, regresemos a Efesios 6 con eso en mente. Lo que estoy tratando de decirles, amados, es que Efesios 6 no
contradice a la Biblia en ningún otro punto. Y la gente que quizás le ha enseñado en su trasfondo que lo único que
necesitaba hacer es rendirse no ha entendido el punto. Hay mucho más en la vida cristiana que eso.
¿Sabe una cosa? Solían, de hecho, decir que la única manera en la que usted podía crecer en la vida cristiana es
mediante esa rendición total en donde usted no hace nada. Mientras que la Biblia dice que usted crece al actuar de
una manera obediente, en un compromiso de disciplina personal con Jesucristo, que es un tema de esfuerzo
diario. Usted no crece al no hacer nada. Usted crece mediante el esfuerzo máximo.
Ahora, veamos la armadura nuevamente. Y entonces, no titubeamos el vestirnos de ella. Espero que esto aclare el
punto. Estamos en una batalla y esta batalla que debe ser ganada demanda nuestro mayor esfuerzo. Y entonces,
primero debemos tener el cinto de la Verdad y después, la coraza de justicia y después el calzado del Evangelio de
la paz. Y después, el escudo de la fe. Y después, en el versículo 17, debemos tomar el yelmo de la salvación. Y ahí
nos detuvimos la última vez. ¿Qué significa eso? ¿Qué el casco de la salvación? La última vez le dijimos que eso no
significa ser salvo. Escuche, usted no tendría el cinto de la Verdad, y no tendría la coraza de justicia, y no tendría el
calzado del Evangelio de la paz y no tendría el escudo de la fe sino fuera salvo. Esta semana oí a un hombre
hablando en la televisión acerca de esto y él dijo que el casco de la salvación significa ser salvo. Eso no significa ser
salvo. Usted no es salvo en quinto lugar. En primer lugar, usted es salvo. Y como dije la semana pasada, fuimos
salvos en el capítulo 2. Éste es el capítulo 6. Y ya hemos sido salvos por cuatro capítulos. El casco de la salvación es
algo diferente que tan sólo el simple acto de gracia salvadora. Ya estamos en el ejército. Eso da por sentado que ya
somos salvos.
¿Qué es? Le dije que la salvación tiene tres dimensiones: pasada, presente y futura. Ahora escuche: ésa es la única
definición de la salvación que la Biblia comprende. No hay otro tipo de salvación fuera de una salvación de tres
dimensiones. Pasada, presente, futura. La Biblia no conoce nada de una salvación que sólo es válida en el pasado.
La Biblia no conoce nada de una salvación es sólo es válida en el presente. La Biblia no conoce nada de una
salvación para la cual usted tiene que esperar para ver si usted la va a recibir en el futuro.
La Biblia sólo conoce una salvación de tres dimensiones: pasada, presente, futura. Hemos sido salvos, estamos
siendo salvos y seremos salvos. El pasado: justificación, lo cual resulta en santificación y promete glorificación. La
salvación sólo es vista bíblicamente en estos tres términos. Todos reunidos en uno. El pasado, fuimos salvos de la
paga del pecado. El presente, estamos siendo salvos del poder del pecado. En el futuro, seremos salvos de la
presencia del pecado. Entonces, debe ver la salvación en esas tres dimensiones.
Ahora, la dimensión de la que Pablo habla específicamente aquí es la futura. El casco de la salvación no es algo que
tiene que ver con el pasado. No es algo que ni siquiera tiene que ver con el presente, en un sentido. Es algo que
tiene que ver con el futuro. Y eso es lo que él está diciendo. Usted puede estar seguro de su salvación en el futuro.
Y eso se convierte en una protección en contra de la espada grande que Satanás usa.
La última vez le dije que él tiene una espada grande, ancha, la palabra griega es una
rhomphaia. Y tiene dos orillas. Una orilla es el desánimo y la otra orilla es la duda. Y Satanás quiere pegarle a usted
con el desánimo y la duda. Y la protección que usted tiene es el casco de la salvación. El yelmo de la salvación.
Cuando usted se desanime, recuerde que está por venir un día glorioso. Cuando usted se desanime, recuerde que
está por venir una celebración de victoria. Cuando usted se desanime y quiera cansarse de hacer el bien, recuerde
que usted va a cosechar si usted no desmaya. Recuerde que algún día, va a venir una recompensa. Recuerde que
vendrá un día de coronación. Algún día, Jesús lo va a enfrentar a usted y le dirá: “bien, buen siervo y fiel.” Y
recuerde que ese día está por venir. Y cuando Satanás quiere pegarle con el desánimo porque en la batalla lo
cansa, porque usted se cansa, porque la lucha es interminable, recuerde que viene un día de victoria. Hay una
meta final.
Hay una pistola al final. El reloj va a acabar y estaremos de frente cara a cara con Jesucristo en ese momento
glorioso.
Y entonces, así es el casco de la salvación. Confianza en el futuro, como Pablo lo llama en 1 de Tesalonicenses 5, el
yelmo de la esperanza de la salvación. Pero el casco nos da la fortaleza para continuar en el presente. Nos da la
fortaleza para continuar en el presente aun cuando las cosas se ponen difíciles. Hay una meta final, hay una
recompensa gloriosa. Hay un fin en mente. Viene un día de coronación. Habrá un momento en el que dejemos este
velo de lágrimas y entremos en la presencia de Jesucristo y nuestra carne sea hecha a un lado. Ya no habrá más
pecado, no habrá más lucha y no habrá más guerra y no habrá más batalla.
Viviremos en un universo glorioso nuevo. Está por venir y será disfrutado de manera plena en base al nivel más
elevado de compromiso ahora.
Entonces, lo que estamos diciendo es que cuando Satanás quiere afectarlo a usted con desánimo en la batalla,
reconozca que viene un día de victoria y no se rinda. Habiendo hecho todo, esté firme.
Y traté de compartir con usted en la última vez que, si no hubiera un elemento futuro de la salvación, las otras dos
partes no tendrían sentido. Si yo fui salvo y estoy siendo salvo, pero no hay futuro, ¿por qué seguiría haciendo
esto? ¿Por qué debo pelear tan duro si no hay futuro? Si no hay esperanza de una plenitud y un elemento final de
salvación, ¿por qué hacer todo este esfuerzo? Permítame ilustrarle esto en Primera de Corintios 15:32. Y esto es
muy apto a partir de la experiencia de Pablo. Pablo dice en este versículo, 1 Corintios 15:32: “si, según los
hombres, o estrictamente de una manera humana, he peleado con bestias en Éfeso, ¿de qué me sirve si los
muertos no resucitan? Comamos y bebamos por que mañana moriremos.” Escuche, si no hay futuro en esto,
olvídelo. Si tengo que ir a Éfeso y la cosa se pone tan difícil ahí, y la persecución es tan severa que tengo que pelear
con bestias salvajes,
¿de qué me va a servir si no hay resurrección? ¿Qué tipo de salvación es ésta que no va a ningún lugar? ¿Creen que
me voy a jugar la vida por una multitud de animales salvajes?
¿Creen que voy a enfrentar a una multitud de paganos hostiles con el Evangelio de Cristo si no hay resurrección, si
no hay elemento futuro de salvación? Yo me rendiría en este momento, tiraría la toalla y me iría. Y diría que se
acabó. Ésa es la idea. Él está diciendo “¿qué tipo de salvación sería si no tuviera un futuro?” No tendría poder en
absoluto que me hiciera pelear la batalla en la actualidad.
Observe 2 Corintios capítulo 4, versículo 6: “porque Dios quien mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es
el que resplandeció en nuestros corazones para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de
Jesucristo.” Ahora, lo que ese versículo significa es que Dios nos ha hecho luces en el mundo. Dios ha colocado a
Cristo en nuestros corazones para irradiarlo al mundo y, por lo tanto, versículo 7, tenemos este tesoro. ¿Cuál es el
tesoro? Es la luz de Dios en nuestras vidas. Tenemos estos vasos de barro, estos cuerpos. Y la excelencia del poder
es de Dios, no es de nosotros. Tenemos poder divino en la morada de Cristo.
¿Y qué sucede? Muy bien, llevamos a Cristo al mundo. Tenemos el poder y la luz está ahí. Salimos y ¿cuáles son los
resultados? Versículo 8: “estamos atribulados en todo mas no angustiados, en apuros. Mas no desesperados,
perseguidos, mas no desamparados.
Derribados, pero no destruidos, llevando en el cuerpo siempre y por todas partes la muerte de Jesús.” Versículo
11: “porque nosotros que vivimos siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús.” Ahora vea eso, él
dice: “así es como debemos ministrar por Cristo.” Una gran carrera en que entrar, ¿verdad? Adondequiera que
vamos hay aflicción, estamos derribados, llevando en nuestro cuerpo la muerte del Señor, siempre al filo de la
muerte, alguien quiere quitarnos la vida. Así es como vivimos día tras día. Día tras día, confrontando a un mundo
hostil, impío. Usted podría preguntarle: “bueno, ¿por qué te molestas, Pablo? ¿Por qué te molestas? El versículo
14 dice por qué se molesta. “Sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús a nosotros también nos resucitará con
Jesús y nos presentará juntamente con vosotros.”
Ahora escuche, lo que sostuvo a Pablo en el nivel de compromiso que tuvo fue que algún día él sería resucitado a
la gloria con Cristo, ¿se da cuenta? De tal manera que la dimensión futura de la salvación se convierte en una
fuerza poderosa al vivir la vida ahora. Oiga, ¿sabe una cosa?, voy a estar cara a cara con Jesucristo algún día. Voy a
estar cara a cara con un registro de lo que he hecho para servirle. Y lo amo lo suficiente, tengo suficiente deseo
como para conocer la plenitud de la vida eterna y todo lo que puede darme, como para que yo entregue todo lo
que puedo dar mientras que Dios me dé aliento en este pequeño respiro de lágrimas en esta pequeña vida que es
sólo neblina que aparece por un poco de tiempo y se desvanece. Quiero aprovechar al máximo estos pocos años
para que pueda experimentar la plenitud de la glorificación en la eternidad con Cristo para siempre. Y la razón por
la que no quiero cansarme en hacer el bien es porque sé que cosecharé una recompensa gloriosa si no desmayo
aquí. Ese es el caso de la salvación.
Entonces, cuando Satanás viene en contra de mí y quiere desanimarme y dice: “¿por qué no dejas de predicar por
un tiempo y descansas? Tómate un tiempo de descanso. Oh, no, no le des tanto tiempo y dedicación al estudio,
simplemente piensa en algunas cosas. Cuéntales historias simpáticas, anécdotas. No notarán la diferencia.
Simplemente, disfrútalo.” Y a veces me afligen las cosas en las que yo inclusive trabajo duro y Satanás dice: “Oh, el
ministerio es muy desalentador, la gente no te valora. Tú sabes, la Iglesia no es como quieres que sea. O no está
haciendo las cosas que tú quieres que haga. Simplemente, date por vencido.” Y usted aguanta ahí porque usted
sabe que el día de coronación está por venir. Usted sabe que el día de rendición de cuentas está por venir. Usted
sabe que ese día en el cual usted será como Jesucristo está por venir y usted hace su máximo esfuerzo porque es
una certeza que ese día está por venir.
Eso es lo que movió a Pablo. Eso es lo que debe motivarnos. Él dijo: “he peleado la buena batalla, he terminado la
carrera, he guardado la fe.” ¿Por qué Pablo? Porque me espera una corona de justicia la cual el Señor, el juez justo,
me dará mí y no sólo a mí sino también a los que aman Su venida. Y lo hago porque se lo que está por venir. Y
entonces, cuando Satanás viene con la espada de desánimo y la orilla del desánimo en contra de nuestras vidas,
nos aferramos y estamos protegidos por la confianza de que la salvación que Dios prometió va a cumplirse.
Hay una segunda cosa y es que Satanás tiene otra orilla en su espada. No es desánimo, es duda. Y quizás la duda es
el desánimo definitivo. ¿Sabe usted que Satanás quiere que dude de su salvación? Bueno, realmente es bueno en
eso. La mayoría de la gente sufre de eso en algún punto de su vida cristiana al principio. Ahora, si usted crece en el
Señor y llega al punto en el que quizás ya no duda, ninguno de nosotros es totalmente invulnerable a las
tentaciones de Satanás en ese punto. Pero Satanás quiere venir después de que usted acaba de hacer algo que es
pecaminoso y decirle: “tú no eres cristiano, no puedes ser cristiano, ¿por qué el Señor te va a salvar? No eres lo
suficientemente bueno. No mereces ser salvo. ¿Cómo sabes que realmente lo tomaste de en serio cuando lo
hiciste? Más vale que lo vuelvas a intentar a ver si funciona mejor.” Satanás realmente ataca a la gente en esa
área.
Y hay personas, como usted sabe, que van a ciertas iglesias en donde enseñan que usted puede perder su
salvación. Viven constantemente en el temor. La gente pregunta: “¿vives en la seguridad eterna?” En un sentido,
eso es lo que la Biblia está diciendo aquí. En lo que yo no creo es en la inseguridad eterna. Pero hay algunas
personas que viven en eso todo el tiempo. Simplemente, viven en un estado constante de inseguridad. Y a algunas
personas se les dice que nunca sabrán si son salvos hasta que enfrenten al Señor. ¿Se puede imaginar vivir así?
Toda su vida pensando ¿voy a llegar p no voy a llegar? Oh, me estoy acercando…
¿Voy a llegar o no? ¡Qué existencia tan horrible! Eso no sería nada de “estas cosas os he escrito para que vuestro
gozo sea cumplido”. Usted tendría que decir que el Nuevo Testamento tendría que decir “estas cosas os he escrito
para que sean miserables”. No podría ser feliz sabiendo que esto es como una adivinanza.
Después, hay otras personas que creen que cada vez que usted peca, usted pierde su salvación. Nunca olvidaré a
un hombre en la televisión en el canal 40, al cual le hicieron algunas preguntas y alguien llamó y le dijo: “si pecas
siendo cristiano y se te olvida confesarlo antes del rapto, pecas, el rapto viene y no has tenido tiempo para
confesar, ¿qué pasa?” Él dijo: “te vas al infierno.” Ahora, ¿se puede imaginar vivir bajo ese tipo de temor? Satanás
quiere que nosotros tengamos temor de que no tenemos salvación. Él quiere que dudemos de la salvación. ¿Sabe
por qué? Porque él quiere que dudemos de la promesa de Dios. Él quiere que creamos que Dios no guarda Su
palabra. Él quiere que creamos que la salvación no es para siempre, que Dios no puede sostenernos. Él quiere que
neguemos el poder de Dios, que neguemos al recurso de Dios, que neguemos que Dios puede sostenernos, que
neguemos que Dios habla la verdad. Y todas estas cosas son negaciones simples de esto.
Entonces, Satanás viene contra nosotros, nos hace dudar. ¿Cómo reaccionamos a esto? El casco de la salvación es
que, si usted tiene una salvación pasada, hermano, hermana, si usted tiene una salvación pasada, usted también
tiene una futura, ¿verdad? Porque no hay otro tipo de salvación vista en la Biblia. No hay otro tipo. Pero la
totalidad de lo que incluye justificación, santificación, glorificación. A quien Él llamó, Él justificó. A quien Él justificó,
Él glorificó. Y no hay nadie que se pierda.
Ahora, permítame mostrarle esto a medida que regresamos en la Biblia a Juan, capítulo 6. Sólo quiero que quede
en claro este punto y después, lo dejó irse. Y entraremos en la espada la próxima vez. Pero en Juan, capítulo 6, un
pasaje muy, muy importante en el versículo 37. “Todo lo que el Padre me da, vendrá a Mí. Y el que a Mí viene, no
le echaré fuera.” Ahora, lo que el Señor dice es que, si usted viene a Él, Él no lo va a echar afuera. Y no lo va a echar
significa bajo ninguna circunstancia. No hay circunstancia en la existencia del universo por la cual Cristo deseche a
alguien que viene a Él. Eso es lo que Él está diciendo. Si usted viene a Él, bajo ninguna circunstancia, bajo ninguna
condición, en ningún caso, Él lo va a echar fuera.
¿Por qué? Porque los únicos que vienen a Él son los que el Padre da, ¿se da cuenta?
Y si Dios le entrega a usted a Cristo, entonces usted tiene el decreto de Dios de la salvación eterna. Y usted tiene la
respuesta de Cristo a la salvación eterna y no hay manera de perder. El Padre, entonces, simplemente para darle
una ilustración de lo que Él está diciendo, el Padre está recompensando al Hijo. El Hijo ha hecho bien al ir a la cruz
y cumplir la redención. Entonces, el Padre le da a Él regalos. Y los regalos son preciados. Son las almas de los
hombres. Usted y yo, que conocemos a Cristo, somos los regalos del Padre al Hijo, muestras del amor del Padre. Y
el Padre ama tanto al Hijo que le entrega este tipo de regalos. Y de la misma manera, el Hijo ama tanto al Padre
que Él se aferra a esos regalos tan preciados. Todo lo que el Padre le da, vendrá a Él. Y cuando vienen, bajo
ninguna circunstancia los voy a echar fuera. ¿Por qué? No es debido usted. No es debido a usted en absoluto.
Usted ni siquiera entra aquí en el escenario. Es porque el Hijo ama al Padre demasiado como para perder a alguien
que fue un regalo de amor del Padre al Hijo, ¿se da cuenta? Todo se encierra en la Trinidad.
Ahora, observe el siguiente versículo, 38, “porque Yo descendí del cielo no para hacer Mi voluntad, sino la voluntad
del que me envió.” Este fue el plan del Padre desde siempre. El plan entero del Padre fue redimir a algunas
personas, entregárselas al Hijo y que el Hijo las guardara. Ése es el plan entero. “Y esta es la voluntad del Padre que
me envió.” ¿Cuál es Su voluntad? “Que de todo lo que Él me ha dado, no pierda Yo a nadie, sino que lo resucite en
el día postrero.” ¿A cuántos pierde Jesús? A ninguno, a ninguno, a ninguno. No hay pérdida en el decreto del
Padre, el regalo al Hijo y la resolución del día postrero.
Entonces, usted tiene justificación, santificación, glorificación. Pasado, presente, futuro. Sin pérdida. Entonces, la
Biblia enseña que Dios tiene un concejo que no puede ser cambiado, un llamado que no puede ser revocado. Una
herencia que no puede ser contaminada. Un cimiento que no puede ser quebrantado. Un sello que no puede ser
sacudido. Una vida que no puede perecer.
Ahora, pase a Juan 10, versículo 27 por un momento. Ahora, aquí hay siete hebras en la cuerda que nos amarra
eternamente a Cristo. Siete grandes razones por las que usted mantiene la salvación. Siete verdades grandes.
Número uno, versículo 27: “Mis ovejas.” Mis ovejas. Deténgase ahí. ¿Usted es oveja de quién? Usted es la oveja de
Cristo. Ahora escuche, si usted en la oveja de Cristo, es el deber de Él como pastor cuidar de usted y protegerlo a
usted. Si Él lo pierde a usted, esto de hecho es una mancha, una falla en Su capacidad como pastor. ¿Entendió eso?
Si usted es Su oveja, y el pastor debe cuidar de las ovejas, entonces el hecho de que alguien se pierda refleja la
virtud y calidad del pastor.
Hay una segunda hebra que nos amarra o liga a Cristo: “Mis ovejas oyen Mi voz y Yo las conozco y me siguen.”
Escuche, siguen a Cristo, Sus ovejas, sin excepción alguna. No van a escuchar a extraños. Sólo lo escuchan a Él. Los
cristianos verdaderos son entonces guardados por el poder del gran pastor. Ésa es la hebra número uno.
En segundo lugar, seguirán. Eso es lo que Él dice: “seguirán.” Pueden tropezar en pecado, pero estarán ahí.
En tercer lugar, versículo 28, “Yo les doy vida eterna”. Ahora, ¿la vida eterna cuánto tiempo dura? Para siempre. Es
vida eterna. Para hablar de ella como final es una contradicción en términos. La vida eterna es eterna.
Entonces, estamos seguros por la naturaleza del Pastor. Estamos seguros por la naturaleza del Pastor conforme
siguen. Y estamos seguros por la definición misma del regalo de la vida eterna. Es para siempre. Además, es un
regalo. Y yo les doy vida eterna. Usted no hizo nada para ganársela. Usted no puede hacer nada para guardarla. Es
un regalo.
En quinto lugar, otra hebra que nos mantiene seguros con Cristo es que Él dice: “y nunca perecerán.” Si un
cristiano llegara a perecer, entonces Cristo no dijo la Verdad. Si Cristo no dijo la Verdad, entonces deshágase de su
Biblia, olvídese del cristianismo. Todo está equivocado. Además, el cristianismo dice “y ninguno puede sacarlos de
la mano de Mi Padre.” No hay poder en el universo que sea más fuerte que Dios.
Y si Dios quiere mantenernos seguros, así va a ser. Nadie puede sacarnos de la mano del Padre. Y, además, Él
añade en el versículo 29: “Mi Padre que me las dio es mayor que todos y nadie puede sacarlos de la mano de Mi
Padre.” Observe el versículo 28, Él dice ‘Mi mano’. Versículo 29, Él dice ‘la mano de Mi Padre’. Protección doble.
Ahora, lo que le estoy tratando de mostrarle en estos dos pasajes en Juan es que Jesús mismo, por Sus propias
palabras confirma el hecho de que una salvación pasada incluye una futura también. La vida eterna es
simplemente eso. Nunca perece, nunca falla. Nunca pierden ninguna de ellas. Así es como Jesús habló de eso. No
es sorprendente que cuando usted llega a Romanos 8, versículo 38, el apóstol Pablo dice: “por lo cual estoy
persuadido de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por
venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo
Jesús nuestro Señor.” Pablo está diciendo que no hay nada en el universo ahora o en el futuro que jamás pueda
separar a un creyente de Cristo.
En Filipenses, capítulo 1, versículo 6, dice: “estando persuadido de esto: que el que comenzó en vosotros la buena
obra, esa es la parte pasada de la salvación. Él la comenzó. “La perfeccionará” ese es el presente, “hasta el día de
Jesucristo.” Ese es el futuro. Los tres elementos de la salvación se encuentran en el mismo versículo.
Y quiero cerrar nuestro estudio en esta mañana al pedirle que me acompaña al libro de Judas, el penúltimo libro
en el Nuevo Testamento. Y quiero compartir con usted simplemente dos versículos aquí que son tremendamente
poderosos. Permítame tan sólo decir esto a manera de perspectiva general de Judas.
El libro de Judas trata con la apostasía o una partida de la fe. Está preocupado primordialmente con la naturaleza
vil de los falsos profetas y los falsos maestros. Habla en el versículo 4 acerca de ciertas personas que se han
infiltrado, básicamente ordenados para la condenación, hombres impíos que han convertido la gracia de Dios en
lujuria. Habla de soñadores sucios en el versículo 8. Habla de profetas que profetizan por motivos de avaricia en el
versículo 11. Estas manchas, llamadas manchas en el versículo 12, nubes sin agua, árboles sin fruto, doblemente
muertos, arrancados por las raíces, olas salvajes del mar, estrellas errantes para quienes está reservada la
oscuridad de las tinieblas para siempre.
Murmuradores, quejumbrosos, simplemente seres impíos, sensuales, horrendos. Estos son los apóstatas. Y aquí
esta este pequeño grupo de cristianos, por así decirlo, en el medio de una edad apóstata, no diferente de la
nuestra en la actualidad. De hecho, estoy trabajando ahora en un libro que se llama Cómo Sobrevivir en los Días de
la Apostasía. Y está básicamente basado en Judas.
Pero el concepto aquí es que, en medio de la enseñanza falsa, vil, mala, la corrupción de la Iglesia, la corrupción del
cimiento, por así decirlo. Hay un grupo pequeño de creyentes que podría estar pensando ‘hombre, realmente a lo
mejor nos va a arrastrar esto. ¿Qué nos va a suceder?’ Ven que todo va hacia abajo como nuestra sociedad con el
liberalismo, la neo ortodoxia y toda la basura que viene en el nombre del cristianismo que parece estarse
vendiendo por todos lados. Y nosotros preguntamos: ‘¿qué hay de nosotros? ¿Seremos arrastrados por todo esto?’
Y entonces al comienzo de Judas, versículo 1 y al final de Judas, versículos 24 y 25 Judas reitera el hecho de que no
tenemos que temer. No importa qué tan malo el día se ponga, no importa qué tan mal esté el mundo que nos
rodea, Judas, siervo de Jesucristo, hermano de Jacobo, a los llamados, santificados en Dios Padre y guardados en
Jesucristo.” Mejor traducido: “guardados por Jesucristo” en el caso dativo. Él dice en medio de toda la corrupción
que los rodea, han sido apartados por Dios y guardados por Jesucristo.
Tēreō es el verbo griego. Significa guardar, velar, mantener y preservar. Es inclusive usado fuera de la Biblia para
hablar de algo que es garantizado. Cuando usted fue salvado, a usted se le dio una garantía.
La Biblia habla acerca del hecho de que se nos han dado la arras del Espíritu. Y las arras significa un anillo de
compromiso. Un enganche, una garantía. Cuando usted fue salvo, Dios le dio a usted el Espíritu Santo como una
garantía de que algún día usted será glorificado en la presencia de Dios. Inclusive, en los tiempos más difíciles.
¿Sabe una cosa? Jesús oró: “Padre, oro porque los guardes, a los que me has dado. Que los guardes del maligno.”
En Juan 17:11 y 15; y la oración de Jesús será respondida. El Padre guardará al creyente. Y eso es lo que Él está
diciendo ahí. Ustedes no sólo son santificados. Ustedes son guardados por Jesucristo. Ése es el casco de la
salvación.
No necesita escuchar las dudas de Satanás: ‘oh, más vale que te asegures que es un cristiano para comenzar.’ Si
usted está tambaleándose en ese punto, no puede tener ninguna confianza. Si usted no tiene confianza alguna,
número uno, quizás no sea cristiano en absoluto. Pero número dos, quizás sea un cristiano que está siendo
atacado severamente por Satanás; y más vale que se ponga el casco de la salvación.
Pase al versículo 24 de Judas. Y aquí esta lo mismo de nuevo, nada más que con mayor detalle. “Y Aquel que es
poderoso para guardaros sin caída.” ¿No es eso maravilloso? La palabra poderoso. Él es lo suficientemente
poderoso para guardarlo de caer. No es nada más que Cristo no quiere que caiga, sino que Él tiene la capacidad de
prevenirlo, ¿se da cuenta? Él tiene la capacidad de prevenirlo. Y Él es poderoso para presentarlo sin mancha,
amōmos, sin mancha. Y, por cierto, amōmos se usa en 1 Pedro 1:18 y 19 para referirse a Cristo. Él puede guardarlo
de que usted tropiece. Guardarlo de caer y presentarlo tan puro como Cristo es puro, algún día en la presencia de
Dios Padre. Ése es el poder protector de Cristo.
Es una seguridad tremenda, tremenda. Y la palabra aquí, que está hablando de presentarlo no es tēreō, la misma
que la primera de guardarlo, sino que es phulassō lo cual significa segura en el medio de un ataque. Entonces, sin
importar lo que todas las huestes del infierno le hagan a usted, Cristo es lo suficientemente poderoso como para
guardarlo y presentarlo amōmos, tan irreprensible como Jesucristo en la presencia de Dios. No es sorprendente
que el salmista dijera con confianza: “ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.”
Él lo sabía. Y en últimas, moraré, ¿en dónde? En la casa de Jehová para siempre.” Todos los días.
Como puede ver, él sabía que la salvación que Dios le dio era una salvación pasada, presente y futuro.
Ciertamente, él dijo, el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida y en últimas, moraré en la casa
de Jehová todos los días. En 1 Tesalonicenses, capítulo 5, versículo 23, Pablo dice en una bendición gloriosa: “Y el
mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” Y me encanta esto, “fiel es el que os llama, el cual
también lo hará.” ¡Que cosa tan grande! Tan maravillosa.
Pablo dice en esta gran bendición, preservados, irreprensibles y fiel es el que os llama el cual también lo hará. No.
No aceptamos los ataques de duda que Satanás trae contra nosotros. Nuestra armadura es la confianza de que
nuestra salvación es futura así como también presente y pasada. Y Cristo nos sostiene en el poder de Su propia
mano. En Hebreos 6:16 al 19, la Biblia dice que hay dos cosas, dos cosas inmutables, dos cosas incambiables: la
promesa de Cristo y el juramento de Cristo que anclan el alma del creyente para siempre.
Hebreos 6:16 al 19. Y entonces, es esa confianza que nos hace defendernos en contra de los ataques de Satanás.
Amados, cuando él venga con desánimo, cuando él venga con duda, recuerde con certeza que está por venir un día
de gloria. Está por venir un día de victoria y pelee la buena batalla, tenga confianza en la salvación que Dios le dio a
usted. Y sepa que usted estará ahí para el día de la coronación. Y en el himno maravilloso, el cimiento de la Iglesia,
el escritor dice: “en el medio de la tribulación y la aflicción y el tumulto de sus guerras, ella espera la consumación
de la paz para siempre, con la visión gloriosa de sus ojos anhelantes hasta que sea entonces bendecida y la gran
Iglesia victoriosa se vuelva la Iglesia descansando.” Algún día vendrá el descanso. Pero no ahora. Estamos en la
batalla. Tenemos que pelear la batalla. El descanso viene más adelante cuando la victoria haya sido nuestra.
Otro himno, y usted lo conoce bien, dice: “estad por Cristo firmes. Estad por Cristo firmes. La lucha no será larga.
En el día de hoy, hay ruido de batalla, al día siguiente, la canción victoriosa. Aquel que venciere, la corona de vida
será suya. El Rey de gloria con él reinará eternamente.” Y terminó con las palabras de John Bunyan, “ningún
enemigo puede atemorizar su Espíritu. Él sabe que al final la vida heredará. Él no tome lo que los hombres dicen. Él
trabajará día y noche para ser un soldado.” El querido John Bunyan fue arrojado a la cárcel de Bedford; y ahí fue
donde él determinó que pelearía y nunca se cansaría. Él no sentiría los golpes del desánimo y la duda; y en esa
época en la cárcel, él miró hacia adelante, hacia el día en donde estaría con Jesucristo. Y en lo peor de las
circunstancias, él produjo lo más grandioso que jamás produjo en su vida, El Progreso del Peregrino. No se rinda,
no deje que Satanás lo haga víctima del desánimo y la duda, porque usted ganará al final. Mantenga el casco
puesto.
Oremos. Padre, Te damos gracias por nuestro tiempo en esta mañana. Habla a todos nuestros corazones. Mientras
que sus cabezas están inclinadas por tan sólo un momento, a mi derecha en la parte de adelante, está nuestro
cuarto de oración. Y quizás, mientras que usted está meditando, quizás Dios lo está llamando a un compromiso de
algún tipo. Quizás usted no lo conoce a Cristo, quizás usted lo conoce, pero no está viviendo para Él. Quizás usted
está buscando una iglesia. Quizás usted tiene preguntas que necesitan respuesta. En lugar de irse, después de que
oremos en unos segundos, venga al frente a mi derecha, ahí en las puertas dobles de madera y permita que un
consejero ore con usted. Hay material gratuito, alguien con quien hablar, con quien orar. Su vida puede ser
cambiada hoy. Lo estaremos esperando aquí adelante y lo alentamos a que venga.
Padre, oramos para que Tú traigas a aquellos que quieres que vengan esta mañana. Y Señor, trae en esta noche a
aquellos que necesitan oír Tu palabra en el tema del divorcio también.
Gracias por este gran día, Señor. Ayúdanos a pelear la batalla fielmente para que la victoria sea Tuya y la gloria y el
honor Tuyos, en el nombre de Jesús. Amén.
7ª Parte: La espada del Espíritu
Escritura: Efesios 6:17

Esta mañana llegamos a nuestro último estudio de la armadura del cristiano. Vamos a examinar la última parte de
la armadura del cristiano. El versículo 17, finalmente, conforme Pablo expresa lo que el creyente necesita para
vencer a Satanás a sus huestes; él dice: “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra
de Dios.” El doctor Guthrie dijo: “la Biblia es un arsenal de almas celestiales, un laboratorio de medicinas infalibles,
una mina de riqueza inagotable. Es el mapa para todo camino. El mapa para todo mal. Una medicina para toda
enfermedad y un bálsamo para toda herida. Róbanos nuestra Biblia y nuestro cielo ha perdido su sol.”
Un escritor dijo que los autores de la Biblia son tan maravillosos. “Hay palabras escritas por reyes, por
emperadores, por príncipes, por poetas, por sabios, por filósofos, por pescadores, por estadistas, por hombres
instruidos en la sabiduría de Egipto, educados en las escuelas de Babilonia y preparados a los pies de rabinos en
Jerusalén. Fue escrita por hombres escritos en el exilio, en el desierto, en tiendas de pastores, en pastos verdes y
junto a aguas de reposo. Entre sus autores, encontramos a un recaudador de impuestos, a un pastor, a un
recogedor frutos, encontramos a hombres pobres, a hombres ricos, estadistas, predicadores, capitanes,
legisladores, jueces y exiliados. La Biblia es una biblioteca llena de historia, genealogía, etnología, ley, ética,
profecía, poesía, elocuencia, medicina, ciencia de la salud, economía política y las reglas perfectas para la vida
personal y social. Y detrás de toda palabra está el autor divino, Dios mismo.”
Hablando del autor de la Biblia, John Wesley dijo: “la Biblia debió haber sido escrita por Dios o por hombres
buenos o por hombres malos o por ángeles buenos o por ángeles malos.” Y después, él dijo: “pero los hombres
malos y los ángeles malos no la habrían escrito, porque condena a los hombres malos y a los ángeles malos. Y los
hombres buenos y los ángeles buenos no engañarían al mentir en cuanto a quién fue su autor y decir que Dios lo
escribió.” Y entonces, dijo Wesley, la Biblia debió haber sido escrita como dice haber sido escrita por Dios, quien
por medio de Su Espíritu Santo inspiró a hombres para registrar Sus palabras usando al instrumento humano para
comunicar Su verdad.” Fin de la cita.
No sé si llegamos a entender la totalidad de lo que significa tener la espada del Espíritu. Estoy seguro que no lo
entendemos. Este libro increíble, incomparable, es el arma final, el elemento final de la armadura que se le da al
creyente en la batalla contra Satanás. Y el hecho triste es que tantos cristianos realmente no saben cómo usarla.
Nos volvemos víctimas de Satanás debido a una ineptitud en el uso de la espada.
¿Se da cuenta de qué tipo de libro es este? ¿Realmente usted entiende lo que tiene en su mano, conforme ve sus
palabras y sus páginas? Permítame decirle lo que la Biblia dice por sí misma.
En primer lugar, la Biblia dice que es infalible. Esto significa que no tiene error en su totalidad. Esto es, la suma de
todo lo que dice, no comete errores. Esto es que no tiene mancha, que no tiene errores. En el Salmo 19:7 dice: “la
ley de Jehová es perfecta.” En su totalidad, es infalible.
En segundo lugar, en sus partes, es inerrante. Y esto significa que no hay error en ella. En Proverbios 30, versículos
5 y 6 dice: “toda palabra de Dios es limpia o pura.” Toda palabra. “No añadas a sus palabras para que no te
reprenda y seas hallado mentiroso.” Y entonces, su palabra es infalible en su totalidad e inerrante en sus partes.
En tercer lugar, está completa. Apocalipsis 22:18 y 19 dice: “Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él
las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará
su parte del libro de la vida.” En otras palabras, usted no le puede añadir ni le puede quitar; y eso significa que está
completa.
En cuarto lugar, la Biblia tiene autoridad. En Isaías, capítulo 1, versículo 2 leemos: “oíd cielos y dad oído tierra
porque Jehová ha hablado.” Cuando Dios habla, más vale que todos escuchen. Eso es lo que significa cuando dice
que tiene autoridad.
Además, la Biblia es suficiente. En 2 Timoteo capítulo 3, dice: “que es suficiente para hacerte sabio para salvación.
Es suficiente para hacerte perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” Este libro puede llevarlo a
usted a la salvación y puede llevarlo a usted a la perfección. No se necesita nada más. Entonces, la Biblia es
infalible en su totalidad, inerrante en sus partes, es completa, tiene autoridad y es suficiente.
En sexto lugar, es eficaz. Es eficaz. Cuando habla, las cosas pasan. La Biblia cambia cosas. La Palabra de Dios lleva a
cabo transformación. En Isaías 55, “así será Mi palabra que sale de Mi boca; no regresará a Mí vacía, sino no hará
lo que Yo quiero.” Es eficaz. Escuche, si no creyera eso, no la predicaría. La razón por la que la predico es porque yo
creo que hará lo que dice que hará.
En séptimo lugar, es divina. Segunda de Pedro 1:21 dice: “que la Escritura no vino de ninguna interpretación
privada.” No vino de la voluntad del hombre, sino que “hombres santos de Dios hablaron conforme fueron
movidos por el Espíritu Santo.” Es el libro de Dios.
Ahora escuche, un libro que es infalible, inerrante, que está completo, que tiene autoridad, que es suficiente, que
es eficaz y que es divino es un libro que debería ser valorado. Por otra razón, también es determinante. Lo que una
persona hace con una Biblia revela su relación con Dios. Jesús dijo: “el que es de Dios, las palabras de Dios oye.
Vosotros no sois de Dios y, por lo tanto, no las oís.”
Si usted escucha la Biblia muestra que usted le pertenece a Dios. Y sino, muestra que usted no le pertenece. La
Biblia, entonces, se convierte en un factor determinante en el sentido del destino eterno de un hombre y su
relación con Dios. ¡Qué libro tan increíble! No hay libro que exista en el universo que pueda hacer estas
afirmaciones y sustanciarla, sólo la Biblia. ¿Qué es lo que la Biblia hace para usted? ¿Qué es lo que la Biblia le
ofrece? ¿Qué recursos le trae a usted? Bueno, permítame sugerirle unos cuantos. En primer lugar, es la fuente de
verdad. En Juan 17:17 dice: “Tu palabra es verdad.” Es la verdad acerca de la vida, la muerte, el tiempo, la
eternidad y la verdad acerca del cielo y el infierno, la verdad acerca de lo que está bien y lo que está mal. La verdad
acerca de los hombres y mujeres. La verdad acerca de gente mayor y gente joven, la verdad acerca de los hijos, la
verdad acerca de la sociedad, la verdad acerca de toda relación entre Dios y el hombre, toda relación entre
hombre y hombre y toda relación entre el hombre y la creación. La verdad acerca de todo lo que se necesita.
En segundo lugar, la Biblia es una fuente de felicidad. Vemos el mundo que nos rodea buscando la felicidad como
locos, simplemente persiguiendo como locos la felicidad y la simplicidad de las Escrituras son estas, Proverbios
8:34: “bienaventurado, feliz el hombre que me oye.” La simplicidad de la afirmación de Jesús en Lucas 11:28:
“bienaventurados o felices son los que oyen la Palabra de Dios y la obedecen.” Eso es felicidad.
La Biblia, entonces, es la fuente de felicidad como también la fuente de verdad porque, francamente, ningún
hombre es más feliz que el que descubre la verdad. La otra noche estaba viendo en la televisión una entrevista con
una mujer que había sido violada. Y el que la entrevistaba le preguntó qué había aprendido a través de esto. Y la
señora respondió: “¡oh, he crecido a través de esto!” y el que la entrevistó dijo: “bueno, eso es realmente
maravilloso, de eso se trata la vida, de crecer.” Pero, estoy de acuerdo en que la vida consiste en crecer, pero no
crecer en la manera en la que ellos piensan. Sino crecer en el conocimiento de la Palabra de Dios. Porque Pedro
dijo: “creced en la gracia y el conocimiento del Señor Jesucristo.”
¿Cómo hace usted eso? De nuevo, la Palabra es la fuente del crecimiento. En Pedro, él dijo en 1 Pedro 2:2: “desead
como niños recién nacidos la leche espiritual, para que por ella crezcáis.” Escuche, la Biblia es la fuente de verdad,
la Biblia es la fuente de felicidad, la Biblia es la fuente de crecimiento.
Y después, la Biblia es la fuente de poder. Realmente, somos impotentes en nuestras vidas si no usamos la Palabra
de Dios. La Biblia es la fuente de nuestro poder. La palabra es vida y eficaz y más cortante que toda espada de dos
filos. Además, la Biblia es la fuente de guía. Salmo 119:105: “lámpara es a mis pies Tu Palabra y lumbrera a mi
camino.” La Biblia es una fuente de consuelo. Romanos 15:4 habla del consuelo de las Escrituras. La Biblia es la
fuente de la perfección. Segunda de Timoteo 3:16, “a fin de que el hombre de Dios sea perfecto”. ¡La Biblia es la
fuente de tantas cosas! Este libro increíble nunca tiene un error, nunca comete un error, siempre es suficiente y
está completa y tiene autoridad y es eficaz y determinante y puede traer a su vida verdad y felicidad y crecimiento
y poder y guía y consuelo y perfección.
Y otra cosa, la Biblia es su fuente de victoria sobre el enemigo. Y con esto llegamos a Efesios 6:17. Es la espada del
Espíritu que es la Palabra de Dios lo que nos da el arma contra nuestro enemigo. Y amados, esta es la razón por la
que yo predico la Palabra de Dios. Esta es la razón por la que enseñamos sistemáticamente la Palabra de Dios.
Porque, como usted puede ver, ni siquiera importaría si todas esas otras cosas que dije acerca de la Biblia fueran
verdad si usted nunca la aprendiera. Usted tendría a su disposición un recurso que nunca usaría.
Entonces, creemos sistemáticamente, semana, tras semana, tras semana en enseñar la Palabra de Dios. ¿Por qué?
Porque le da a usted la fuente de verdad, la fuente de felicidad, la fuente de crecimiento, la fuente de poder, la
fuente de guía, la fuente de consuelo, la fuente de perfección y la fuente de victoria.
Ahora, sabemos que en Efesios 6 estamos en una guerra. ¿Verdad? Eso se nos presentó de manera clara en los
versículos 10 al 12. Y si usted regresa los versículos 10 al 12 ve reiterada de nuevo la guerra en la que estamos
involucrados. Estamos luchando contra Satanás y sus demonios. Como cristiano, se nos ha dado un recurso en
Cristo, literalmente hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. Sabemos cómo
debemos vivir, eso se presenta en Efesios 4, 5 y 6. Sabemos cuáles son nuestros recursos, eso está en Efesios 1, 2 y
3. La reserva está ahí y hemos aprendido cómo aplicarla.
Ahora, estamos enfrentando la realidad de que Satanás resiste esa aplicación. Satanás trata de detener nuestra
productividad. Él quiere detenernos de vivir nuestra posición. Y la manera en la que vencemos su estorbo es
poniéndonos o vistiéndonos de la armadura de Dios. Y hemos explicado el cinto de la veracidad en el versículo 14,
lo cual es compromiso. Y hemos hablado de la coraza de justicia, la cual es santidad. Y hemos hablado del calzado
del Evangelio de la paz, lo cual confianza en el poder del Señor y Su presencia. Hemos hablado del escudo de la fe,
lo cual es creer en Dios. Hemos hablado del casco de la salvación, lo cual confianza en la salvación eterna que está
por venir. Y ahora, llegamos finalmente a la espada del Espíritu que es la Palabra de Dios. Ahora escuche, la
armadura previa ha sido primordialmente defensiva. Pero ahora llegamos a una parte de la armadura que es tanto
defensiva como ofensiva. He oído a personas decir que esto es ofensivo. Es más que eso, también es defensiva.
Ahora, la palabra espada aquí es un término muy interesante. Es la palabra en el griego machaira y es una palabra
muy común en el griego. Una palabra muy común, inclusive en el Nuevo Testamento. La otra palabra para espada,
es rhomphaia. Se refiere a esa espada larga de la que hablamos la semana pasada. Podría ser bastante larga, más
de 1 m de largo, ancha, de doble filo, que era usada con las dos manos. Eso no es lo que se tiene en mente aquí.
Esta es la espada más normal que llevaban los soldados, la machaira, una espada de varios centímetros de largo,
era una daga. La colocaban en una funda en el costado del soldado y era utilizada en un combate mano a mano.
Eso es lo que se tiene en mente aquí.
De hecho, por cierto, machaira es la palabra utilizada para describir las espadas en Mateo 26:47, que estaban en
las manos de los romanos que vinieron a capturar a Jesús mientras que Él estaba en el huerto. Era la espada
normal del soldado romano. Es la misma palabra utilizada para hablar de la espada con la cual Pedro le cortó la
oreja al siervo del sumo sacerdote. Es la misma palabra utilizada, machaira, para hablar de la espada usada en
Hechos 12:2 para matar a Jacobo, el hermano de Juan. Es la misma palabra machaira, espada, usada para hablar de
la espada que se usa contra los héroes de la fe en Hebreos 11. Es la secuencia normal de tamaños en esta
machaira. Este concepto que era usado de la espada rutinaria diaria que usaban los soldados. Pero en cada caso,
parece aparente que una machaira tenía que ver usada de una manera más bien precisa para ser eficaz.
Ahora, Pedro simplemente cortó un oído con ella. Estoy seguro de que si hubiera tenido una
rhomphaia habría cortado al hombre desde la oreja hasta la punta del pie. La machaira tenía que ser usada como
un arma precisa. Ahora, ésta es la palabra que Pablo tiene en mente. Era una espada normal usada por el soldado
romano.
Ahora, observe esto, versículo 17, él dice, es ‘la espada del Espíritu’, tou pneumatos, ‘del Espíritu’ podría ser
traducida. Literalmente, podría ser traducida ‘por el Espíritu’ o también podría ser traducida en un sentido
espiritual adjetivo. Tiene todas estas opciones. Quizás las mejores dos son estas. En primer lugar, podemos usarla
como un adjetivo y tomar la espada espiritual con una e minúscula, no refiriéndose tanto al Espíritu Santo, sino
más bien a la espada espiritual porque sabemos bien que Pablo le dijo a los Corintios, en 2 Corintios 10:4 que ‘las
armas de nuestra milicia no son carnales sino espirituales’. Es esa la implicación aquí. Y entonces, estamos usando
una espada espiritual. El hecho de que el versículo 12 diga que estamos peleando con huestes espirituales de
maldad, él aquí está hablando de un espada espiritual.
Claro, todo esto es espiritual. Nosotros realmente tenemos un cinto espiritual y una coraza espiritual y calzado
espiritual y un escudo espiritual y un casco espiritual. Entonces, eso podría ser usado en ese sentido. Y, por cierto,
tou pneumatos, es utilizada en un sentido de adjetivo en Efesios 1:3 y 5:19; entonces esa podría ser una manera
apropiada de traducirla en el contexto del libro.
Pero quizás es mejor, debido a que sería más coherente con el resto de la armadura, traducirla en lo que
llamaríamos un genitivo de origen. En otras palabras, se está refiriendo al origen del que viene. La espada dada por
el Espíritu, de tal manera que es la espada del Espíritu en el sentido de que el Espíritu la ha dado. Pero si usted une
ambos conceptos, usted tiene esta idea: nuestra espada es espiritual porque fue dada a nosotros por el Espíritu
Santo.
Ahora, cuando usted se volvió cristiano, ¿usted recibió la espada en qué sentido? Usted tiene la Biblia. Usted dice:
“bueno, inclusive un incrédulo tiene la Biblia.” Sí, un incrédulo tiene la Biblia, pero no tiene al Maestro de verdad
residente, el Espíritu Santo, quien puede hacer que la Biblia sea significativa, ¿verdad? Esa es la razón por la cual el
hombre natural no entiende las cosas de Dios. Esa es la razón por la que 1 de Juan nos dice en el capítulo 2 que
tenemos una unción de Dios y que conocemos todas las cosas. Nosotros tenemos a Maestro de verdad residente.
Es el Espíritu de Dios viviendo la vida del creyente que hace que la Palabra de Dios esté disponible a ese creyente. Y
entonces, cuando usted se convirtió en un creyente, usted recibe la Palabra de Dios y el Espíritu de Dios y en
conjunción, tiene la espada.
Entonces, la espada se vuelve nuestra como creyentes. Pero ahora, es cuestión de cómo aprendemos a usar la
espada. Y usted sabe que todos los cristianos poseen la espada. La tenemos aquí, tenemos al Espíritu de Dios
residente, de tal manera que es una espada espiritual. Se vuelve un arma.
Escuchen amados: la Biblia en su vida es un arma. No hay duda al respecto. Es un arma. Es sólo cuestión de que si
usted sabe cómo usarla o no. Y aprender a usarla depende de qué tan diligente usted es en involucrarse en
estudiar la Palabra de Dios. Esa es la razón por la que el apóstol Pablo pasó tres años en Éfeso y dijo: “yo les he
declarado todo el consejo de Dios.”
¿Por qué? Él quería enseñarles cómo usar la espada. Él quería darles todo para que pudieran usarla de manera
eficaz.
Entonces, tenemos una espada espiritual. Una espada que no fue forjada en algún lugar humano o templada en
fuegos terrenales. Una espada que tiene un origen Divino, un arma poderosa, eficaz, sorprendente, que es todas
las cosas que dije antes acerca de la Biblia. Es incomparable, que está en las manos de un creyente. Tan poderosa
que nada puede resistirle y nada puede vencerla.
Siempre me acuerdo al leer de acerca del rey Arturo y la espada invencible. Palidece a la luz de la invencibilidad de
la Palabra de Dios, en el uso de un santo justo que sabe cómo usarla. La palabra entonces, es nuestra arma y es
poderosa. Es, poderosa en Romanos 1:16 dice: “tan poderosa,” dice él, “que no me avergüenzo del Evangelio de
Cristo porque es el poder de Dios para salvación.” Usted usa esta espada y la gente se salva. Usted literalmente usa
la espada, por así decirlo, y usted literalmente arranca las almas del reino de las tinieblas. Con la espada, usted
puede abrir un derecho en medio del dominio de Satanás. Es poderosa.
Puede ser usada en juicio. En Hebreos, capítulo 4, en donde dice: “la Palabra de Dios es viva y eficaz y más cortante
que toda espada de dos filos y penetra a partir del alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos y discierne los
pensamientos de las intenciones del corazón.”
La Palabra, discierne, de ahí viene krinō, de la cual obtenemos juzgar al analizar la evidencia. La Palabra de Dios se
vuelve aquello que juzga a la gente. Usted predica la Palabra y trae a sus vidas el juicio de Dios. Y evalúa sus vidas
en la balanza de la autoridad de la Palabra de Dios para mostrarles el hecho o realidad de su pecaminosidad.
En el siguiente versículo, él dice, “esa es la razón por la que,” Hebreos 4:13, “ninguna criatura puede esconderse,
sino que toda persona está desnuda ante la Palabra de Dios.” La Palabra de Dios se vuelve como una espada que
arranca almas del reino de las tinieblas. La Palabra de Dios se vuelve como una espada que penetra en los
corazones de los hombres, los abre, les muestra la evidencia, les muestra su propio pecado y culpabilidad delante
de un Dios Santo. Esta es un arma poderosa. Es tan poderosa que puede traer la verdad en contra del error. Es tan
poderosa que puede traer felicidad a la tristeza. Es tan poderosa que trae la luz a la oscuridad y le muestra el
camino. Es tan poderosa que cambia la tristeza en gozo. Es tan poderosa que cambia la esterilidad en crecimiento.
Es tan poderosa que toma a una persona infantil y la hace madurar. Esto es algo poderoso. Esto es lo que tenemos
en nuestras manos, la espada del Espíritu.
Ahora, permítame apresurarme en añadir esto. La espada como un arma, es tanto defensiva como ofensiva.
Hablemos de su capacidad defensiva. Si usted ha visto a alguien usar una espada, usted sabe que una espada es
usada tanto para detener un golpe como para dar uno. Y una persona que usa una espada, la usa con esa parte
que cubre su mano para defenderse a sí mismo de los golpes de su enemigo. Y la manera en la que usted usa la
Palabra de Dios de manera defensiva es realmente crítica. Satanás viene a atacarlo con sus tentaciones. Él viene a
atacarlo con sus ataques. Y usted literalmente puede quitarse sus ataques con el uso apropiado de la Palabra de
Dios.

Por ejemplo, vemos a nuestro Señor en Mateo capítulo 4 y en Lucas capítulo 4 y Satanás viene a Él tres veces. Y
Satanás lo ataca con tres tentaciones directas. Número uno es: no confíes en Dios. Haz que las piedras se
conviertan en pan y no esperes a que Dios venga proveer Tus necesidades. Tú hazlo. Y Jesús regresa y le cita la
Escritura exactamente relacionada a esa tentación. A partir de Deuteronomio.
Satanás viene una segunda vez y le dice, ‘además, te voy a tentar ahora a confiar en Dios en donde no tienes por
qué confiar en Dios. Aviéntate aquí del templo y deja que Él te atrape.’ Y Él usa otra Escritura de Deuteronomio
exactamente enfrentando esa tentación.
Tercera vez, ‘póstrate ante mí.’ Y él usa otra Escritura exactamente enfrentando esa tentación. En otras palabras,
de manera precisa, Él usa la machaira de la Palabra. Él no la usa de manera indiscriminada. Él la usa de manera
precisa, para repeler exactamente la tentación que Satanás le presentó.
Escuche, usted tiene que tener la capacidad de defenderse a sí mismo en cualquier ángulo el en que la tentación
venga. Y hay cristianos que son dueños de Biblias y se han sentado en iglesias y han estado en clases, inclusive la
han leído, pero realmente no conocen los principios. Y, por lo tanto, no pueden detener el ataque en un punto u
otro. Y siempre he descubierto que Satanás va a descubrir dónde es que usted no tiene esa información. Y ahí es
donde él va a comenzar a atacar. He escuchado a tantas personas decir esto que temo inclusive contarlos. “¡Oh, no
sabía que la Biblia enseñaba esto! De otra manera, nunca lo habría dicho.” Y se meten en situaciones en donde no
habrían estado si hubieran conocido la Verdad. Use la Biblia como un arma defensiva. Aprenda cómo aplicar los
principios específicos de la Palabra de Dios a los puntos específicos de la tentación.
Permítame profundizar. Observe el final del versículo 17, dice que la espada del Espíritu es la Palabra de Dios. El
término palabra aquí no es logos. Logos es un término que significa palabra que habla de una referencia amplia,
general. La Palabra de Dios, la idea es general. Es la palabra rhēma y significa una afirmación específica. No está
hablando de un conocimiento amplio. Está hablando de una afirmación específica. La espada del Espíritu es la
afirmación específica de Dios. Y si usted no conoce lo que Dios dice de manera específica acerca de esa tentación,
usted no la puede enfrentar. Entonces, usted debe aprender a conocer la totalidad de la Palabra de Dios para que
usted conozca los puntos específicos. Esa es la razón por la que cuando le enseño la Biblia, no sólo le leo las
Escrituras, les cuento tres historias y los despedido. Lo que trato de hacer es enseñarles los principios en el texto,
porque el principio es la afirmación específica que Dios quiere que usted entienda para que usted pueda colocarlo
en su depósito para usarlo en contra de Satanás.
Escuchen, amados, deben aprender los principios de la Palabra de Dios. Y esa es la razón por la que tienen que
estudiar, para procurar con diligencia presentarse aprobados a Dios.
¿Se acuerda de los que estaban en Apocalipsis 12 que vencieron por la sangre del Cordero y la palabra de su
testimonio? Usted vencerá a Satanás cuando usted conozca la Palabra, ¿se da cuenta? Y usted puede dar
testimonio de ello.
Y entonces, en el sentido de defendernos a nosotros mismos, dependemos del conocimiento de la Palabra de Dios.
Y la razón por la que tantos cristianos ceden a la tentación es porque simplemente, no conocen cómo la Palabra de
Dios enfrenta las cosas. Simplemente, no están equipados con la espada. Ahora, usted lo tiene; equípese a usted
mismo con su uso apropiado.
En segundo lugar, es un arma ofensiva. Y me encanta pensar en la misma de esta manera. Uso la Palabra de Dios
en mi vida para defenderme a mí mismo en contra de los ataques de Satanás. Cuando Satanás me ataca con el
desánimo, pienso en versículos que se relacionan con eso. Un hombre se me acercó después del primer servicio
esta mañana y me dijo: “¿qué versículos de la Biblia usa usted cuando se entristece?” Y le di una respuesta a su
pregunta. Y él preguntó qué versículos de la Biblia yo uso cuando quiero renovar mi compromiso. Él me estaba
haciendo las preguntas correctas. Usted sabe adónde ir para defenderse en contra de la tristeza y defenderse
contra el desánimo y defenderse contra una falta de compromiso, contra la tentación, a los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, el orgullo de la vida. ¿Sabe usted cómo enfrentar estas cosas? Así es como usted la usa de
manera defensiva. Pero, ¿qué hay acerca de la parte ofensiva? Esta es la parte emocionante. Me da gusto que sea
ambas porque no me gustaría vivir simplemente mi vida tratando de defenderme. Eso aburre, de vez en cuando
entro en la ofensiva. Por eso, me encanta predicar. Porque cuando estoy predicando, no tengo tiempo para
ninguna tentación, no me meto con esas cosas aquí arriba. Tengo a mi espada ofensiva desenvainada y lo que
estoy tratando de hacer es sacar a algunos de la jungla en el reino de Satanás. Y eso es lo que es emocionante.
Cada vez que le llevo el Evangelio a un alma no salva, me veo con la espada entrando en su dominio. Cada vez que
alguien es redimido, veo un corte en su reino de tinieblas. Cuando usted se pone de pie y proclama la Palabra de
Dios, se la enseña a sus hijos, le habla de ella a sus amigos, habla de ella en el trabajo, habla con otros alumnos en
la escuela de la Palabra o se pone de pie en un púlpito como este y predica, usted tiene en su mano la Palabra de
Dios como un arma ofensiva y usted está penetrando en el reino de Satanás.
Me encanta ser entrevistado por alguien, que está confundido acerca de algo en nuestra sociedad y decir: “esto es
lo que Dios dice.” ¿Se da cuenta? Y atacar el sistema con la espada del Espíritu. Me encanta poder ponerme de pie
en contra de la oposición y decir: “esto es lo que la verdad de Dios tiene que decir.”
Ahora, Satanás sabe que la Palabra es eficaz. Y entonces, trata de detenerla. Observe Mateo
13. Satanás va a hacer lo que pueda hacer para acallar a aquellos que predican la Palabra. Él va a tratar de hacer lo
que pueda para tratar de deshacer lo que ellos hacen. ¿Se acuerda usted de la parábola que Jesús contó acerca del
sembrador y la semilla? No tenemos tiempo en este momento de entrar a los detalles, tendremos más tiempo más
adelante en nuestra serie de Mateo. Pero quiero que vea lo que se aplica a nuestros pensamientos en esta
mañana.
“Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando Él en la barca, se
sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador
salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre
espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a
sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.”
Ahora, más adelante, en los versículos 19 en adelante, Él describe la respuesta a lo que esto significa. Pero
simplemente, quédese ahí por un momento y se lo voy a explicar. El sembrador es el predicador o el que tiene la
Palabra de Dios. La semilla en la Palabra de Dios. Usted sale a sembrar la semilla. En un sentido, usted está usando
su espada. ¿Cuál es el resultado? Usted empieza a usar su espada y las cosas empiezan a suceder. El versículo 8
dice que cuando encuentra buena tierra, hombre, el fruto va a salir a ciento, sesenta y a treinta por uno.
Entonces, Satanás sabe que puede hacer esto. Entonces, Satanás está ocupado tratando de asegurarse que esto no
pase. Entonces, cuando usted la siembra y cae, por ejemplo, en el versículo 4, ahí al lado del camino,
inmediatamente vienen las aves y la devoran. Y me parece que esto hace referencia las huestes demoníacas de
Satanás. De alguna manera, entran y quitan la Palabra para que la persona haya olvidado lo que escuchó. Y alguien
viene y oye la Palabra. Y quizás usted le habló o quizás yo prediqué. Lo que sea. Y ellos se van y simplemente, se
olvidan de ella. Satanás simplemente la arrebata de su mente.
Por otro lado, el versículo 5 dice que parte de las semillas caen en lugares pedregosos. ¿Y qué sucede? No tiene
mucha tierra y entonces, brota por un poco de tiempo, no hay profundidad de tierra, viene del sol, la quema, no
tiene raíz y se seca. Más adelante, en el capítulo, nuestro Señor dice que esto tiene que ver con la persecución.
Alguien viene y dice “hombre, sabes, este cristianismo es interesante. He estado oyendo que estás diciendo que
esta es la verdad, la Biblia.” Y Satanás trae a su vida problemas y dicen: “¡Hombre, Dios, realmente no eres un buen
Dios después de todo!” Y después, renuncian y se apartan bajo la presión de la tribulación o la presión o lo que
sea.
Y finalmente, parte de la semilla cae entre espinos; y los espinos crecen y la ahogan. Y nuestro Señor dice que ése
es el tipo de personas que viene, cree por un tiempo, pero el engaño de las riquezas, ahoga la semilla. No están
dispuestos a decir ‘no’ al sistema maligno. Quieren al mundo y entonces, se apartan de la Palabra.
Pero el punto que quiero que vea es que Satanás está ocupado. Sea mediante torcer la perspectiva de regreso al
mundo o al traer el calor de la persecución, de la aflicción en su vida o al arrebatarla para que no se acuerden de
ella, él quiere detener el sembrado de la semilla.
¿Por qué? Porque él sabe que, si encuentra buen suelo, va a producir. Y eso es lo que es emocionante. Si no
creyera que la Palabra de Dios produce de algo, dejaría de predicar o haría algo más. Pero tan fantástica que usted
puede saber que cuando sale, la Palabra de Dios nunca regresará vacía, sino que siempre “hará lo que Yo quiero.”
Esta es una palabra poderosa, amados. Tan poderosa que la Biblia dice que convierte el alma. Ninguna palabra de
hombres puede afectar a las huestes espirituales de maldad. Sólo la Palabra de Dios.
Y entonces, es defensiva conforme sabemos cómo usarla para defendernos a nosotros mismos. Es ofensiva
conforme salimos y conquistamos el Reino de oscuridad de Satanás. Y de nuevo, quiero recordarle que cuando
usted usa la palabra de Dios de manera ofensiva, tiene que ser específico.
¿Sabe una cosa? ¿Alguna vez ha estado usted en una conversación en donde usted no tenía ninguna respuesta
para la persona porque usted no sabía lo que la Biblia enseñaba acerca de algo? Bueno, sabe una cosa, algunas
personas dicen “hombre, bueno, yo testificaría, pero me temo que no tengo ninguna respuesta. Alguien me va a
hacer una pregunta y le diré que no sé.” Lo cual no es malo decirlo, si usted no lo sabe. Pero vaya y descúbralo.
¿Pero sabe una cosa?, si usted va a ser eficaz en comunicar, tiene que conocer la Palabra para estar listo a tiempo
y fuera de tiempo, ¿verdad? Para que pueda darle respuesta a todo aquel que demande una razón por la
esperanza que está en usted. Para que usted tenga una respuesta, Pedro dijo, necesitamos conocer la Palabra de
Dios.
Walter Martin dice: “la tragedia del cristianismo es que una maravilla de 90 días de los testigos de Jehová puede
destrozar a cristiano en 30 minutos.” Y en muchos casos, eso es verdad.
Realmente no conocemos la Palabra como debiéramos. Y debido que no la conocemos como debiéramos, no
podemos defendernos a nosotros mismos y no podemos usarla como un arma ofensiva. Oh, entre más usted
conoce la Palabra, más va a poder marchar en el medio del reino de Satanás, porque la Palabra de Dios tiene
respuestas que penetran la médula de sus mentiras. Y entonces, necesitamos conocer la Palabra. Con frecuencia
hemos citado Romanos 10:17 de esta manera: “la fe viene por el oír y el oír, por medio de la Palabra de Dios.” Esa
es una manera común de citarla porque así es como se traduce en algunas versiones. Esa no es la manera en la que
el griego lo presenta en absoluto. La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios. Eso es tan general. ¿Quieres
decir que la fe salvadora puede venir de cualquier parte de la Palabra de Dios? ¿Quieres decir que puedes leer
algún versículo de la Biblia y no importa qué versículo sea, la fe puede venir al oír esto? ¡No! El griego dice que la fe
viene al oír una rhēma, una afirmación específica acerca de Cristo, Christos.
La fe no viene mediante generalidades. Viene mediante afirmaciones específicas acerca de Cristo. Y la gente no
puede salvarse a menos de que oiga que Jesucristo murió y resucitó al tercer día para su justificación. Debe haber
afirmaciones específicas en el uso ofensivo de la Palabra, puntos específicos en el uso defensivo y no hay sentido
en ser una víctima. La tragedia de tragedias es que alguien sea un cristiano por mucho tiempo y no pueda usar este
recurso incomparable que Dios nos ha dado en Su gracia. Usted dice: “¡Oh!, pero te voy a decir, en cierta manera
he sido golpeado aquí allá y no lo entiendo.” Escuche. No me diga eso. No me diga que no lo entiende. Él no sólo le
dio el libro, Él implantó en su corazón al Maestro de verdad residente. Y Él se la va a enseñar si usted se somete a
Sus enseñanzas.
Nadie va a poder decir que es ignorante. “No entiendo esas palabras tan sofisticadas.” Usted lo puede entender.
Dios lo va a capacitar para entenderlo tanto como usted necesita entenderla para ganar la victoria. No es tan
difícil. Yo la entiendo. Y trabajo duro en entenderla. Eso es todo. Eso es todo. Si algo llega a ser bueno, indica que
alguien se esforzó mucho en entenderlo. Así es en su vida. Simplemente porque usted es dueño de una Biblia, no
quiere decir que usted tiene una espada. Usted puede ser dueño de un almacén de Biblias y no tener una espada.
Si usted no sabe cómo usarla defensiva y ofensivamente. Jesús nos dio el modelo. Él dijo: “¿qué dice la Escritura?”
Así es como debemos vivir la vida, así es como debemos enfrentar la tentación, así es como debemos enfrentar el
ministerio. En Hechos 17 dice que los de Berea eran más nobles que los otros porque escudriñaban las Escrituras.
Eso es nobleza verdadera.
Un biógrafo de Martín Lutero escribió esto, y cito: “Lutero estuvo en tinieblas por el diablo a pesar que era un
monje. Él estaba tratando de salvarse a sí mismo mediante obras. Él estaba ayunando y sudando y orando; y, sin
embargo, era miserable e infeliz y estaba en esclavitud constante. La enseñanza católica romana supersticiosa lo
mantuvo cautivo. Pero él fue librado por la palabra de las Escrituras, “el justo por la fe vivirá.” A partir de ese
momento, él comenzó a entender esa palabra como nunca antes la había entendido y entre mejor la entendió,
más vio los errores enseñados por Roma. Él vio el error de su práctica y entonces, tuvo un mayor deseo por
reformar la Iglesia. Él procedió a hacer todo en términos de exposición de las Escrituras. Los grandes doctores en la
Iglesia romana lo resistieron. Él a veces tuvo que estar solo y se reunió con ellos en combate cercano e
invariablemente, él se aferró a las Escrituras. Él mantuvo que la Iglesia no está por encima de las Escrituras. El
estándar mediante el cual usted juzga inclusive a la Iglesia,” él dijo, “son las Escrituras.” Y aunque él era un hombre
solo al principio, él pudo pelear al sistema de los papas y de doce siglos de tradiciones. Y él lo hizo al tomar la
espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.
Escuche, nunca habría habido una reforma si un hombre no hubiera podido ponerse de pie y resistir a los eruditos
que estaban en el error del sistema de los papas y repeler sus argumentos con la Palabra de Dios. Nuestros padres
protestantes en este país hicieron precisamente lo mismo. Hubo un arma que usaron de manera repetida. Los
puritanos lo hicieron. A principios del protestantismo, como usted sabe, ellos decidieron que todo cristiano
debería tener una Biblia. ¿Por qué? Porque si usted no tiene una Biblia, no tiene una espada. Y fue el voto de
Tyndale que todo granjero y todo hombre que trabajara en el campo pudiera leer y entender, para poder
protegerse en contra de la infiltración de otro período de una época oscura. Él dijo: “la manera en el que la gente
puede fortalecerse es dándoles el conocimiento de la Palabra de Dios.”
Y fue esa gran ansiedad por el conocimiento preciso de la Biblia que llevó a una traducción confiable de las
Escrituras a su idioma y al mío. Nosotros podemos agradecerle a Dios por esas personas. Es esencial que la Palabra
de Dios sea conocida. Es esencial si vamos a ganar la batalla.
H. P. Barker era un maestro de las ilustraciones. Un día él se describió a sí mismo mirando por una ventana y
viendo un jardín lleno de plantas y flores. Y él dijo: “vi tres cosas en el jardín. En primer lugar, vi una mariposa. La
mariposa era hermosa e iba a una flor y de ahí, volaba a otra flor y de ahí, a otra flor. Se quedaba solo por unos
segundos ahí y se movía. Y tocaba tantas flores como podía, pero no derivó ningún beneficio en absoluto de esto.
Después,” dijo él, “me quedé viendo por un poco más de tiempo por mi ventana y salió un hombre que estudiaba
botánica. Y este hombre tenía un cuaderno bajo su brazo y una lupa muy grande. Y este hombre se inclinaba y veía
cierta flor y observaba durante mucho tiempo. Y después, tomaba notas en su cuaderno. Y estuvo ahí durante
horas, escribiendo notas, cerró el cuaderno, lo metió bajo su brazo, guardó su lupa en su bolsillo y se fue. Y
después,” él dijo, “la tercera cosa que vi fue una abeja. Tan sólo una pequeña abeja. Pero la abeja llegaba a una
flor y aspiraba las profundidades de la flor y extraía todo el polen que podía llegar. Y llegaba vacía, pero salía
llena.”
Y H. P. Barker dijo: “así es como la gente trata a la Biblia. Existen aquellos que simplemente vuelan de un sermón
hermoso a otro sermón hermoso, de clase a clase, de estudio a estudio, cayendo aquí, cayendo allá. Sin traer nada,
ni obteniendo nada. Qué sentimiento tan agradable. Después, están los que son como estudiantes de botánica
espirituales, quienes toman muchas notas, que están tratando de asegurarse que toda su ortografía esté correcta,
pero que no tienen la capacidad de extraer nada de las flores. Es un ejercicio meramente académico. Después,
están las abejas espirituales, quienes extraen de toda flor preciada todo lo que se encuentra ahí para poder
producir la miel que los hace tan bendecidos para aquellos que los rodean.”
¿Usted cuál es? Usted puede venir a Grace Community Church y ser una mariposa. Usted puede estar volando de
clase en clase, de estudio bíblico en estudio bíblico, de seminario en seminario, de libro en libro, sin cambiar
nunca. O puede ser como un estudiante de botánica, algunos de ustedes tienen suficientes cuadernos llenos de
notas como para hundir a un pequeño barco de guerra. O puede ser una abeja que llega vacía y sale llena
produciendo miel que hace que la vida sea dulce. ¿Cuál es usted? La espada está, está disponible. ¿La está usando?
Mi amigo Rodney está sentado aquí, él no sabe que voy a hablar de él durante un momento. Pero él se sienta aquí
todos los domingos; y Rodney está en nuestra clase especial. Y cuando conocí a Rodney por primera vez, él fue
bautizado no hace mucho tiempo atrás, pero Rodney tenía una Biblia bastante desgastada. No sé si la trajo con él
esta mañana. Él tiene su Biblia nueva, ¿verdad? Muy bien, él tiene su Biblia nueva. Pero él tenía una Biblia
desgastada y él lee un poco, tan sólo algunas palabras. Entonces, él tenía su Biblia. Se veía bastante mal. Él anda en
bicicleta y entonces, usted sabe, su Biblia se estaba desgastando.
Y un día le dije: “Rodney, necesitas una Biblia nueva”. Y él dijo: “sí, necesito una Biblia nueva, es correcto.”
Entonces, le dije que viniera conmigo a la librería y que yo le conseguiría una nueva Biblia. Y entonces fuimos a la
librería y yo le dije: “ahora, yo sé que tú no lees, Rodney. Yo sé que tan sólo lees un poquito. Pero, ¿qué tipo de
Biblia te gustaría?” Y él dijo: “bueno, quiero una con los números muy grandes para que pueda ver de qué
versículo estás hablando y pueda verlo mientras que hablas del versículo.” Bueno, eso realmente cautivó mi
corazón. Y entonces, conseguimos una Biblia con números lo suficientemente grandes para que pudiera ver los
números. Y pensé en alguno de ustedes. Ustedes pueden comprender todo concepto ahí. Ustedes pueden
reflexionar en todo principio ahí. No es sólo números para ustedes. Y, sin embargo, me pregunto si son abejas que
están extrayendo todo lo que hay allí y la están usando como un arma para ganar la victoria que ya es suya en
Jesucristo. Oremos juntos.
Padre, te damos gracias por Tu Palabra. No puedo evitar más que pensar, que, en un sentido, la armadura
completa de Dios no es nada más que un retrato de Jesucristo. Cristo es la verdad como el cinto de la veracidad. Él
es nuestra justicia, nuestra coraza. Él es nuestra paz. Su fidelidad hace que nuestra fe sea una realidad. Él es
nuestra salvación y Él es la palabra viva de Dios. Padre, sé que esto significa que en el momento en el que
confiamos en Cristo, nosotros recibimos la armadura. Pienso en las palabras del apóstol Pablo, quien dijo:
“despierta, despójate del pecado y vístete de la armadura de la luz.” Y después, él procedió a decir: “lo cual es
vestíos del Señor Jesucristo.” Y entonces, Padre, en mi corazón sé que, resumiendo toda esta armadura,
resumiéndolo todo y ganando la batalla, nosotros debemos vestirnos del Señor Jesucristo. Nosotros debemos estar
cubiertos con Su verdad y Su veracidad, con Su justicia, con Su paz, con su fe de confianza en el Padre, con Su
salvación definitiva, con Su vida misma como la palabra viviente. Padre, ayúdanos a apropiarnos de estos recursos.
Señor, hay algunos aquí, en el día de hoy, que están indefensos, que están impotentes en contra del enemigo
porque no se han vestido del Señor Jesucristo. No tienen armadura alguna. Oh Dios, oro porque este sea el día en
el que reciban a Cristo, para que ellos se vistan de Él y estén listos para la batalla. Oro también por los cristianos
que tienen todos estos recursos y, sin embargo, nunca los han aprovechado. Que realmente no tienen hambre por
la Palabra y sed, ni anhelan la Palabra. Oro por aquellos que pueden tener un compromiso marginal con aprender
sus grandes verdades. Oh, Dios, aléjanos de ser complacientes hacia Tu libro. Sálvanos de la indiferencia que mata
nuestra utilidad y gozo. Haznos personas de la Palabra para Tu gloria, en el nombre de Jesús. Amén.

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