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Poesía Morazanica

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POEMAS MORAZANICOS:

Carlos María Varela, “Al epónimo caudillo” Jacobo Cárcamo, Morazán; José Antonio Domínguez,
Francisco Morazán; Antonio José Rivas, Estatua-Morazán; “Tríptico Morazánico” Víctor Cáceres
Lara: Carlos Manuel Arita, Morazán; Raúl Gilberto Tróchez; Canto a Morazán; Sueña Morazán
Por: Jorge Federico Travieso; Al héroe, Por: Rigoberto Paredes; Morazán Vive, Por: Roberto Sosa;
Mi General a solas, Por: Rafael Paz Paredes; Romance de la Muerte de Francisco Morazán, Por:
David Moya Posas. Ante La Estatua De Morazán.- Rómulo E. Durón; Morazán.- Salvador Turcios;
Morazán.- Santos Juárez Fiallos; Felipe Elvir Rojas; Romance al General Morazán.- La Sangre Del
Héroe (a Francisco Morazán) Jorge Luis Oviedo.

Morazán por Miguel Ángel Ruiz Matute.

Carlos María Varela (1878-1916)


“Al epónimo caudillo”

Cual la cumbre majestuosa del soberbio Acatenago


Se destaca tu figura en la América Central;
Y, cual faro que ilumina playa y roca, nieve y fango,
Eres sol de nuestras almas, gloria inmensa nacional.

Napoleón de nuestra patria, como el genio de la Francia


Por las cúspides volates y tuviste tu Austerlitz;
Garibaldi de esta tierra, diste numen y arrogancia,
Por mirar tú pueblo unido, grande, próspero y feliz.

Entre Washington el justo y Bolívar el sublime,


en la joya de la América eres piedra y alba luz;
y cual Cristo que reforma, que construye y que redime,
tras el triunfo y el hosanna, te alcanzó también la cruz.

Del oscuro retroceso aplastante el cruel vestigio,


A tu América ofrendaste “Alma, vida y corazón”.
Morazán, te adelantaste a tu gente y a tu siglo,
Y hoy la América te rinde gratitud y admiración.
Morazán. Por: Jacobo Cárcamo

Por montañas de pinos imposibles…


por valles de verdura impenetrable…
por ríos que paraban hasta el viento…
por calles, por abismos,
por sombras, por inviernos
iba en cascos de rayo tu caballo guerrero.
Y ni la noche vertical de odios…
ni la herida de cauce pavoroso…
ni murallas de espadas…
ni huracanes de pólvora
nulificar podrían tu marcha luminosa.

Llegabas a los pueblos…


te llenaban de escudos todos los corazones…
El Golfo de Nicoya tiene en perlas tus frases
la voz de tus cañones esconde el Momotombo,
es barro de tus botas el oro en el Guayape.
Hombres te acompañaban…
de acero toledano,
de toledano ensueño,
era el sol obediente de tu espada.

Y reían los árboles


y cantaban los niños
Y bailaban los héroes de los libros de escuela
y afloraban en canción la libertad
y nacían banderas
y venían soldados
cuando se abría en llamas tu rosa liberal.

Hoy lejos de tu mano


ha crecido tu ejército…
la huella de tus plantas es órbita de astros….
en tu dolor aprenden a quererse los hombres…
es un cielo de lucha la tumba en que te hundiste
Bolívar de los pobres
Napoleón de los tristes.
Y cuando un golpe artero precipitó tu sangre,
cuando tu voz perdióse,
para nacer más honda,
cuando tu espada loca de fulgor
se te fue por los ojos hasta el héroe,
y te perdiste
y te alejaste
y naufragaste
tras un negro dominio de fusiles,
todos te saludamos,
todos te revivimos.
Vivo están en el bronce…
firme en la miserable carne de cinco pueblos…
erguido en tus heridas…
en el volcán que elogia tu corazón de fuego
y en el hombre que exalta tu muerte con su vida.
Francisco Morazán
Por: José Antonio Domínguez.

Él es el semidiós de nuestra historia,


que, cual un nuevo Homero, con su espada
escribió la epopeya de otra Ilíada
y se bañó en los lampos de la gloria.

Paladín inmortal que la victoria


a su genio mantuvo esclavizada
y de laurel la frente coronada
vive del pueblo en la feliz memoria.

Luchar con la reacción fue su delito;


fue unir a Centroamérica su anhelo;
mas el triunfo esquivóle al fin la suerte.

Recorrió el viacrucis del proscrito;


y cuando pudo redimir su suelo,
mártir excelso, fue un Tabor su muerte.
Estatua-Morazán
Por: Antonio José Rivas.

Frente al vano reposo yo transijo.


Tu figura: península del viento.
Curso del mar. Sustancia. Padre, hijo
y espíritu terrestre del sustento.

Luz de perfil. El germen que prolijo


levantaste a la altura del tormento,
tiene que ser un sol, pero no fijo
porque la luz se mueve en tu momento.

Como no sé qué hacer para envolverte


con la cintura de la Patria y verte
de tu amor la estatura y su concierto;

desde mi tiempo-antonio te venero.


Y tu vida y tu muerte recupero.
Y estás en la mañana. Y no estás muerto.
Francisco Morazán
Por: Carlos Manuel Arita

Pasó como un relámpago divino


regando la simiente del ideal
y su sola presencia abrió el camino
de la unión de la América Central.

Su espada fue un ariete diamantino,


su palabra era un sol en el erial.
¡Cinco pueblos forjaron tu destino,
cinco pueblos te hicieron inmortal!

En Las Charcas te esperan tus soldados


y aún están tus jinetes denodados
abriendo brecha allá en Perulapán;

y aún admira el tiempo tus hazañas,


y a la par del perínclito Cabañas
eres el sol del istmo, Morazán.
Trochez y León Rojas Caron

Canto a Morazán
Por: Raúl Gilberto Tróchez

Se hizo carne la idea, y hecha carne bullía


en el lago de sombras de la Patria irredenta.
Morazán era el genio, que por alma traía
un chispazo divino de volcán que revienta.

Era el barro con vida desatándose en ira;


denunciando imperioso el terrible pasado;
que viviendo las glorias del cacique Lempira
vino airoso a la lucha como fiero soldado.

Era llama vibrando por fundir las cadenas


de tres siglos de oprobio, de fanáticas greyes,
de burgués muchedumbre que llevaba en las venas
el microbio maligno de irrespeto a las leyes.

Morazán, el divino, construyó nuestra historia;


por amor a la Patria, consagró el Unionismo;
fue muy grande su idea, pero más fue su gloria,
fue el Bolívar segundo de estas tierras del istmo..

En la torre de un siglo te contemplo, severo:


va tu potro volando, dando al viento las crines;
la tizona en tu diestra, que ilumina el sendero,
con regueros de estrellas, y rumor de clarines…
“Tríptico Morazánico”
Víctor Cáceres Lara.
* (Gracias Lempira) 1914

La media noche de colonia hispana


se iluminó con rojos resplandores y
en medio de un diluvio de colores
hizo su entrada grácil la mañana.

La patria fue ese día madre ufana


no obstante el vasallaje y los dolores.
Puso en ti sus más íntimos amores
y te abrió el corazón de arcilla humana.

Tú te bañabas ya con luz de gloria


y emprendías tu marcha por la Historia,
caballero cabal de ideal muy grande

Las campiñas soñaban ya con verte


Montado en tu corcel, frente a la muerte,
luchando en las pendientes de los Andes.

II.

La traición se solaza vencedora.


Al caer Comayagua, cae Honduras
y al golpe de las peores desventuras
huye espantada la fugaz aurora ...

Herrera en Guatemala rememora


su sueño libertario, y las alturas
del alma dulce y cálida de Honduras
que gime entre barbarie destructora.

Tú. Capitán de los ideales nobles,


con la tenaz dureza de los robles
luchaste en la tremenda adversidad;

y en la calma enriscada de una sierra


diste la nueva luz a nuestra tierra
encendiendo otro sol de libertad.

III.

Tu lucha fue un gran sueño de heroísmo.


Sobre los campos fue tu mano ardiente
derramando la cálida simiente
del amor a la Unión y el patriotismo.

Salvaste la montaña y el abismo


dando luz a los ojosy a la mente;
y tu espada cayó sobre la frente
de quien quiso sembrar oscurantismo.

Mas la sombra venció tu luz febea,


la colonia apagó su noble idea
y la muerte hizo un guiño a tu alta gloria ...

Hoy la Patria te rinde su saludo,


te proclama su brújula y su escudo
y se inclina en honor a tu memoria.

Sueña Morazán
Por: Jorge Federico Travieso

Si hay más allá que sea hermoso y bueno


para tu gran amor atormentado.
Algo como tu ensueño realizado
en la escondida realidad del sueño.

Si hay más allá que tengas cinco estrellas


bajo tu mando, ¡General osado!
y pasees la vista emocionado
con un solo fulgor prendido a ellas.

Si hay más allá, mi General, espero


que te adorne el ojal de la solapa
un escudo con cinco pebeteros

en campo azul, y vivas prisionero


para no ver tu desunida patria
en hipnótica torre de luceros.
Al héroe
Por: Rigoberto Paredes

Para empezar
digamos que no luces tan bien en esa estatua
y da lástima verte a sol y agua
espada en mano
guerreando contra nadie
sitiado por la oscura maleza del vacío
tanta vuelta y revuelta
sudorosas distancias batalladas
todo el tiempo ganado en esos años
¿tan sólo para el manso latido de este bronce?
la realidad
(tu más cierto homenaje)
sobrevive
debajo de las patas de tu potro fantástico
bájate
descabalga esas alturas
dale historia y quehaceres a tu espada.
Sosa.

Morazán Vive, Por: Roberto Sosa

No.
No estas ahí de bruces
indefenso en el polvo.
Ni se oculta tu estatua entre los fríos
picoteados por los pajaros

Vives entre nosotros, trabajas,


tienes sed. O profundo en el monte
se anudan en tu barba
los hilos de lo trágico.

Cabalgas por la selva


Triangulado
El espacio de nuestra geografía.

Miramos tus señales


desde los grandes pinos.
Oímos tus espuelas arañando el vacío.
El eco de tus botas por los mapas de guerra.

No eres signo escarnio


congelado en la boca.
Ni falsísimo brillo de medallas.

Eres bajo del lodo


una espada continua.
Nuestro honor y destino
que custodian los mares.

Que lo aprendan los jóvenes


y resurja el milagro
del pan y de los peces.

Vuelves de todas partes desde tu dignidad.


Estás entre nosotros
Bajo la misma noche.
Repartiendo la luz, todos los días.
Mi General a solas
Por: Rafael Paz Paredes

Atento estoy a darte los buenos días


General, mi General a solas,
Padre de tantas patrias repartidas,
venero inagotable de heroísmos,
Capitán infeliz, suma del sueño,
hijo de la luz recién nacida
en campos desolados que no atinan
a perfilar tu imagen todavía.

Atento estoy a tu reclamo, Padre,


pues ya mi madre tierra está rastreando
las secas huellas de tus lágrimas.

Por ellas corre un río manantial


el espejismo que empujó tu sino
hacia el mortal madero del ensueño.

Todos los días, al nacer el alba


busco tu nombre en mi breviario;
busco la sangre que no alcanza
a colmar la amargura de tu cáliz.

Tus ojos visionarios corren pares


con tu impar hidalguía de soldado;
pionero de las ansias libertarias,
General de la idea, baluarte recio,
donde acuna su amor mi Centroamérica.

Hoy quiero confesarte, Morazán,


que tu trágica partida
no restañó la herida
abierta en el costado del pueblo.

Tus huestes invencibles aún cabalgan


por cerros y por montes solitarios
cuyo seno de rocas se conmueve
bajo el peso ancestral de tus pisadas.
Escruta en vano la mirada terca
el cielo de la noche, constelado
de rútilas estrellas incendiadas.
Tu rostro ya no brilla iluminando
la eterna noche de mi patria.

Regresa, General de las luciérnagas,


íntegro escudo, lanza invencible,
capitán de veras, armado caballero del decoro,
regresa un día a conquistar de nuevo
la tierra que copió tu imagen limpia
el perfil de tu bronce que aún resuena
cual campana de luz —clarín alerta—
en la noche sin fin de la esperanza.

Tu pueblo está aguardando tu retorno


con los puños en alto, como antenas,
elevándose más allá de tus pinares
y de la onda nebulosa en que circula
el mensaje de unión que nos legaste.
Romance de la Muerte de Francisco Morazán
Por: David Moya Posas

El silencio se estregaba
contra todas las paredes.
San José de Costa Rica
tiene el corazón ausente.

Como sombra de la tarde


que en los altos cerros muere
va Francisco Morazán
por caminos de la muerte.

Su alta frente le reluce


con resplandores celestes
y sus botas de combate
con el paso duro y fuete.

No le cuelgan charreteras
en el hombro, ni sostienen
la guerrera y los botones
sus geografías de leche.

Francisco -el hijo- se cuelga-


de su cuello porque quiere
unos ojos sin sentido
y mil músculos inertes.

Villaseñor a su lado
en su hamaca de inconsciente
camina con los pies altos
y un carbón entre las sienes.

Saravia sueña ya muerto


con fusiles impotentes
y un anillo de alas blancas
que entre los dedos mantiene.

Una luna sin luz blanca


en la tarde, absurda, tiende
su papalote redondo
entre murallas de nieve.
En su pecho reventaron
granadas de sangre y muerte,
de una descarga cerrada.
Hombres como él, no se mueren.

Entre una negra humareda


su cabeza hermosa yergue
y una nueva voz de mando
sobre la tierra le tiende.

Antonio Pinto se mira


lleno de sangre inocente
y en los rincones de su alma
oscuros gusanos muerden.

Sobre la plaza con luna


a esas horas, como siempre,
la negra araña nocturna
costura telas silvestres.

ANTE LA ESTATUA DE MORAZÁN


Rómulo E. Durón.

¡Fue en la postrer jornada! La tarde era sombría;


El sol muriente envuelto en fúnebre sudario,
Aún pudo un rayo de oro lanzar en su agonía,
¡La vida al extinguirse del héroe legendario!

Aquel sol a la patria le dijo adiós y al día


Viendo que se tornaba un Tabor en Calvario;
Y se hizo la tiniebla; entró la noche fría;
Quedó el ara en pedazos; ¡derruido fue el santuario!

¡El sol en el ocaso promesa es de una aurora


Que con su lumbre cielos, montes y valles dora.
Y las más espantosas tinieblas desvanece!

¡Ah! Desde que el sol patrio se hundió con el caudillo,


En la sombra esperamos del orto nuevo el brillo;
Y ¡oh Patria! ¡Aún es de noche! ¡Oh Patria! ¡Aún no amanece!
MORAZÁN
Salvador Turcios

Permite ¡Padre nuestro! Que este día


Te consagre mi verbo delirante,
Para expresarte la gran ufanía
Que palpita en mi espíritu vibrante.

Que es ahora la celeste Epifanía


Que la patria te depara triunfante,
Y que hace que en la obscura lejanía
Tu gloria inmarcesible se agigante.

Pues si no fuera un pedestal eterno


Tu grandeza de legionario fuerte,
Que venció las maldades del Averno,

Te basta, como un homérico elogio,


“más allá de la vida y de la muerte”,
¡la esplendidez de tu martirologio!

MORAZÁN
Santos Juárez Fiallos

Morazán: tu figura legendaria,


Todavía vigila tu terruño,
Cabalgando prosigue solitaria,
Con la espada flamígera en el puño.

Morazán: noble estampa de guerrero,


Recorriste del istmo los confines,
Los protervos huyeron de tu acero,
Egregio general de paladines.

Santo laico de espada y de cilicio,


Estadista de verbo tribunicio,
Indomable cruzado en tu corcel.

En memoria de todos tus ideales


Esta Patria te erige catedrales
Y te ofrenda el heráldico laurel.
Elvir

Felipe Elvir Rojas (1927)

“Romance al General Morazán”

No pudo matarlo Pinto,


con su mano criminal
y sigue marchando erguido
por Gualcho y La Trinidad.

Del Suchiate, al Sixaola,


Tu nombre vibrando está. (...)
El tiempo, con mano ruda
tu gloria no borrará,

encarnas la propia Historia


de la América Central.
Los siglos en su carrera
tu nombre repetirán

y un día –tal vez cercano-


el ideal que tú soñaste
se tornará en realidad.

Francisco Morazán
Por: José Antonio Domínguez

Él es el semidiós de nuestra historia,


que, cual un nuevo Homero, con su espada
escribió la epopeya de otra Iliada
y se bañó en los lampos de la gloria.

Paladín inmortal que la victoria


a su genio mantuvo esclavizada
y de laurel la frente coronada
vive del pueblo en la feliz memoria.

Luchar con la reacción fue su delito;


fue unir a Centroamérica su anhelo;
mas el triunfo esquivóle al fin la suerte.

Recorrió el viacrucis del proscrito;


y cuando pudo redimir su suelo,
mártir excelso, fue un Tabor su muerte.

LA SANGRE DEL HEROE


(a Francisco Morazán) Jorge Luis Oviedo

De la raíz más profunda


De la garganta del río
Del fondo del mar
De lo más hondo
De su ignorado centro
Del mismo sitio
Donde el agua ya no se filtra
Del mismo lugar donde la roca
Es más líquida que el agua
De donde la sal se origina
De la piedra
De la roca granítica
De su duro origen
De su alma escondida
Del primer acantilado
De la raíz del oleaje
Del mar
Digo del mar
¬-Vos sos el autor del mar-
De su vastedad
Del más antiguo de sus movimientos
De la fuerza descomunal de sus tempestades
De sus más violentas mareas
-Tú mareas el mar-

Con más fuerza que todos los dioses


Con la fuerza de cien huracanes
Viene tu sangre
Despeñada a torrentes
Abriendo la tierra
Rompiendo el hielo de las impunidades
Haciendo camino
Viene tu sangre

Honda del mar


Brava del río
Viene tu sangre
Del árbol
Del primer árbol
Del árbol madre
Del árbol padre
De todos los árboles
Del primero y del último
De la flor y de la hoja
Del fruto que fuera prohibido
De las algas marinas
De musgos y líquenes
De las enredaderas
Y también
Del pino más alto
De su raíz que perfora las rocas
De su raíz que se hunde
Como tu espada en el tiempo
De su raíz que descubre
Los incontables caminos del agua
De ahí viene tu sangre
Milenaria y redentora
Sangre clara y profunda
Preciosa sangre
Sangre inmortal
Sangre vital
Indómita viene
De la más frondosa ceiba
Del roble más fuerte
De su recio corazón de madera
Y de las frutas del nance
Y de las semillas de la calabaza
Y también de su pulpa
Y del aguacate
De su piel esmeralda
Y del rojizo zapote
De su sabrosísima carne
-pasión de los dioses delicia de las aves-
De las palmas del coco
De todas las palmas
De América o de África
De sus techos de paja
Y también de sus frutos
Del aceite
Del agua del coco
-Tan cristalina y tan fresca
Para quitarnos la sed
Que tú nos desatas –

De la raíz y del árbol de todas las razas


Del árbol de donde vinieron los lencas
El hacha de piedra
La cerbatana y la flecha
De dioses y príncipes mayas
De los gemelos
De los cuatrocientos muchachos
Y de cada roca tallada
De cada estela
De cada escalinata
De tikal o Copán
De su misterioso origen
Viene tu sangre

Del árbol profundo y eterno


De todas las razas
Y del maíz
De la mata del maíz
Del jilote
Viene la sangre que aviva
El pensamiento a los niños
Del elote
La sangre que enerva y agiganta
La fuerza de la juventud
De la mazorca del maíz
De sus granos
Viene tu antigua sangre
Tu madura sangre
La sangre de la sabiduría
La sangre de Valle y Martí
La sangre de Molina y Herrera
La sangre de Bolívar y san Martín

Tu sangre más sabía


La más recorrida
Danzando en el aire viene
Oliendo en el aire
Nadando en el agua de todos los ríos
Lloviendo en el agua de todas las tormentas
Tu viva sangre
Inundando Centroamérica
Fertilizando Centroamérica
La voz de tu sangre
Montañas de sangre
Volcanes de sangre
Bosques de sangre
Sangre sabia
Sangre viril
Eterna sangre
Para el gran mestizaje
Desde el África central
Desde el primer homo sapiens
Viene tu sangre
Sangre quechua
Sangre maya
Sangre guaraní
Sangre chibcha
Sangre azteca
Sangre Caribe
Taína sangre
Que quedó como la tuya
En cada playa cubana
En cada palma caribeña
Sangre blanca
Sangre europea
Arábiga sangre
Judía sangre
Sangre de todos los hombres
Eterna sangre
Depurada sangre

Y de lempira también
Del enorme guerrero
Del valiente cacique
Del gran defensor de estas tierras
Del cacique que no quiso agachar la cabeza
Que defendió y luchó junto a su pueblo
Del que prefirió la muerte
Antes que la humillación
Del gran guerrero
Que desafió al conquistador español
Del que abonó con su sangre la sierra
Del gran Congolón
Para que renaciera en vos
Su presencia dorada
Su luz
Y su sol

Y también del árbol


Del árbol que es todos los árboles
Del árbol dios
Del árbol de antiguas raíces
De sus profundas raíces
Viene tu sangre
-luchador incansable
Soñador invencible-
Viene bañando a torrentes
Los desiertos del hombre
Como un chorro de luz solar
Como un chorro de luz sideral
Empujando desde el mismo origen del universo
A mayor velocidad que la luz
Porque tú luz empuja la luz
De todas las estrellas
Así viene tu sangre
Cósmica y terrenal
Barriendo tiranías
Venciendo a los criminales
Morazán indomable
Del principio de todas las aguas
De todos los ríos
Y de la sed del volcán
Y del aliento del volcán
Y de la lava del volcán
Y de las rocas más duras
Y de las rocas más hondas
De las entrañas de la tierra
Y de los hondos temblores
Que pulverizan la piedra

De la luz
También de la luz
-vos inventaste la luz-
De lo más calcinante del sol
De su lengua rapaz
De sus dedos de cobre
De sus uñas de plata
Que cristalizan la noche
Y también el alba
De la madrugada más noble
De todos los amaneceres
Pero no de la muerte
Ni de sus fronteras telúricas
Sino de la montaña
De todos los pájaros
Del canto de las aves
De las palomas y las chacas
De las loras y las garzas
De los pericos y las lechuzas
De las guaras verdes
Y las guaras rojas
De las chorchas y los tucanes
Y también del jaguar
De su piel
De sus ojos
Que hieren la noche
De sus garras
De su fuerza descomunal
Viene tu sangre
Que es la sangre de todos
Morazán de los libres
Morazán de los entusiastas
Morazán de los humildes
Pero no de los humillados
Morazán de los débiles
Pero no de los cobardes
Morazán de los indígenas
Que han vuelto a levantarse
Morazán de los amantes
´´ porque amar es conspirar ´´
Y vos amabas a Centroamérica
Y conspirabas contra los tiranos
Contra todos los verdugos
Y también en Bolívar estaba tu sangre
Y también por los brazos de Sandino
Y por la boca de Sandino
Y por las manos de Sandino
Y por la voz de Sandino
Y por sus ojos
Y por sus huesos
Y por sus palabras
Y por sus actos corría tu sangre
Y en cada frase
Que José del Valle escribirá
Y cada página de su pensamiento
Y en cada visión adelantada
Corría tu sangre

Y por sobre todas las montañas


Cabalgando galopando
Viene tu nombre
Viene tu cuerpo
Tu pensamiento
Hecho árbol
Ciudad
O río
Viene tu mano
Domando los cerros
Tu voz
Ordenando el océano
Tu espada
Imponiendo el curso de los huracanes
Desviando las aguas del río
Convirtiendo en brisa las tempestades marinas
Desde la América del sur
O del norte de América
Sobre los volcanes
De tu Centroamérica amada
Vienes todos los días
Todas las noches
A todas las horas
Por todas partes
Vienes a vigilar el curso
De tus cinco repúblicas
Morazán
Del oleaje
Morazán de la espuma
Morazán de los niños
Morazán de los jóvenes
Morazán de la tierra
Morazán de los árboles
Morazán de la raza
De la nueva raza
Del gran mestizaje.
POETAS COSMOPOLITAS

Rubén Darío.

Ante la Estatua de Morazán


En San Salvador (1882)

Allá en la hermosa del Oriente,


Cuando Febo sus rayos encendía,
La estatua de Memnón frases decía
en un lenguaje incomprensible, ingente.

Cuando de Unión el sol resplandeciente


En su orto anuncie el venturoso día
Que al Centro de la América sonría
Y llene de entusiasmo un continente;

Y cuando el grito por doquier se extienda


Que de la Buena Nueva a todo el mundo
Y en cada pecho el patriotismo encienda

Con ardimiento férvido y profundo;


Un himno cantará de gloria entonces
Lleno de vida el insensible bronce.

Canto General (Morazán) Pablo Neruda

Neruda

Pablo rinde homenaje al "caudillo liberal"


en Canto general, con un poema a América Central.

Alta es la noche y Morazán vigila.


Es hoy, ayer, mañana? Tú lo sabes

Cinta central, américa angostura


que los golpes azules de dos mares
fueron haciendo, levantando en vilo
cordilleras y plumas de esmeralda:
territorio, unidad, delgada diosa
nacida en el combate de la espuma.

Te desmoronan hijos y gusanos,


se extienden sobre ti las alimañas
y una tenaza te arrebata el sueño
y un puñal con tu sangre te salpica
mientras se despedaza tu estandarte.

Alta es la noche1 y Morazán vigila.

Ya viene el tigre enarbolando un hacha.


Vienen a devorarte las entrañas.
Vienen a dividir la estrella.

Vienen,

pequeña América olorosa,


a clavarte en la cruz, a desollarte,
a tumbar el metal de tu bandera.

Alta es la noche y Morazán vigila.

Invasores llenaron tu morada.


Y te partieron como fruta muerta,
y otros sellaron sobre tus espaldas
los dientes de una estirpe sanguinaria,
y otros te saquearon en los puertos
cargando sangre sobre tus dolores.

Es hoy, ayer, mañana? Tú lo sabes.

Hermanos, amanece. (Y Morazán vigila.)


31 diciembre de 1969

1
La noche simboliza la ignorancia?
Fragmento de un poema calzado
con la firma “Francisco Morazán”
Escrito en Guatemala en 1830.
Centroamérica.

“Para extirpar el mal de las naciones


es preciso destruir las monarquías
Ellas son la desgracia de la tierra
con los reyes nació la tiranía.

De estos goces (garantías sociales)


Disfruta Centro América
ni tiranos, ni esclavos en su suelo
consentiremos jamás; si alguna aspira
a entronizar el fiero despotismo

Si pretende derechos de conquistas establecer,


o rememorar que tenga
por cierta e indubitable ruina

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