Turquía y La Unión Europea
Turquía y La Unión Europea
Turquía y La Unión Europea
LA CUESTIÓN TURCA:
En septiembre de 1963 la Comunidad Económica Europea y Turquía iniciaron los
primeros contactos para la adhesión (Acuerdo de Asociación entre la Comunidad Económica
Europea y Turquía - Acuerdo de Ankara, de 23 de diciembre de 1963). Más de medio siglo
después, dieciséis países han pasado por delante de Turquía siendo Miembros de la Unión
mientras los turcos siguen a la espera de ser parte del bloque comunitario.
El conocido Imperio Otomano, vivo durante algo más de seis siglos, siempre estuvo a
partes iguales entre Asia – la zona actual de Oriente Medio – y la Europa balcánica y oriental.
En el continente europeo, su expansionismo fue dificultoso y no exento de guerras con los
distintos reinos, ducados, condados y demás protoestados existentes entonces. Lo que hoy
sería la península de los Balcanes fue una de sus primeras anexiones, seguida de otros
territorios más centroeuropeos como la actual Hungría, Eslovaquia, parte de Polonia e incluso
zonas de la actual Ucrania y Rusia. La presencia otomana esos territorios fue fundamental
para la conformación político-religiosa de la región, ya que a pesar de la autonomía de la que
disfrutaron muchos territorios bajo gobierno otomano, la presencia del extinto imperio duró
medio milenio.
A partir del siglo XIX, cuando las potencias europeas fueron lo suficientemente fuertes
como para oponerse al Imperio Otomano y cuando éste estaba sumido en el caos de la
inestabilidad política interna, el imperio comenzó a desgajarse. Surgieron entonces los
movimientos independentistas en los Balcanes así como el colonialismo occidental, que
empezó a presionar en África y Asia. Para 1900, los otomanos todavía mantenían numerosas
posesiones en África y Oriente Medio, mas no así en Europa, donde los jóvenes y pequeños
estados como Bulgaria, Grecia y Serbia intentaban ganar espacio a costa del poder de la
antigua Constantinopla.
Según el último dato publicado, la deuda per cápita en Turquía en 2020, fue de 2.754 euros por
habitante. En 2019 fue de 2.664 euros, así pues, se ha producido un incremento de la deuda por
habitante de 90 euros.
Es interesante mirar atrás para ver que en 2010 la deuda por persona era de 3.053 euros.
● Haciendo una comparativa con España, según el último dato publicado, la deuda per cápita
en 2020, fue de 28.428 euros por habitante, siendo esta una cifra realmente alta. En 2019
la deuda fue de 25.116 euros, así pues, se ha producido un incremento de la deuda por
habitante de 3.312 euros.
DEUDA POR PERSONA o endeudamiento por habitante, se obtiene dividiendo la deuda total
existente a una fecha determinada entre el número de habitantes.
En cuanto al Índice de Desarrollo Humano o IDH, que elabora las Naciones Unidas para medir el
progreso de un país y que en definitiva nos muestra el nivel de vida de sus habitantes, indica que los
turcos se encuentran en el puesto 54, siendo considerado un índice desarrollo “muy alto.”
4. Política monetaria.
La historia de Turquía está ligada a la volatilidad en el tipo de cambio de la lira turca y a la inflación.
Los escenarios inflacionistas son comunes en un país en el que existe escasa independencia entre el
Gobierno y el banco central.
Entre julio de 2019 y mayo de 2020, el Banco Central de Turquía (BCRT) llevó a cabo una política
monetaria de fuerte reducción de tipos de interés.
Desde agosto, acuciado por el debilitamiento de la lira turca y la elevada inflación, el BCRT comenzó
a endurecer su política monetaria a través de un complejo mecanismo de diferentes tipos de interés,
elevó así el tipo medio al que inyectaba liquidez en más de 600 puntos básicos (pb), sin necesidad de
modificar el tipo de interés de referencia.
La inflación en Turquía se situó en el 14,6% interanual en diciembre de 2020, con esta alta tasa se
puede identificar factores recurrentes en la economía turca, como el importante debilitamiento de la lira
y las expectativas de inflación elevada.
5. Economía en general.
La economía de Turquía es de mercado emergente según la definición del Fondo Monetario
Internacional (FMI). El país tiene el 19º PIB nominal más grande a nivel mundial.
Turquía también ha sido definido por economistas y politólogos como uno de los países recientemente
industrializados.
Los sectores servicios e industrial de la economía turca están modernizándose rápidamente, pero su
agricultura tradicional aún es responsable del 25% del empleo.
● Un mercado es emergente porque tiene algunas características de un mercado
desarrollado, pero no cumple con todos los estándares para ser denominado un mercado
desarrollado. Son países que pueden convertirse en mercados desarrollados a futuro o
que lo fueron en el pasado.
En 2020 Turquía fue el trigésimo país exportador más grande del mundo, consiguiendo un total de
171.000 $ US millones en bienes, un 0,9% del total mundial.
En la suma de bienes y servicios exportados, alcanza los US $ 247,1 mil millones y se ubica en el
puesto 26 a nivel mundial. En términos de importaciones, en 2019 fue el 24º mayor importador del
mundo: 200.600 millones de dólares.
Sus principales socios comerciales son la Unión Europea y en especial, Alemania.
Esta situación me hace pensar que Turquía es un socio demasiado importante para Europa en términos
comerciales (numerosas empresas europeas tienen sus plantas de producción en ese país) y de
inversión económica (por ejemplo, el BBVA posee el control del principal banco privado turco).
“Queremos reforzar nuestros lazos económicos […]. Turquía es un socio muy importante en cadenas
de valor cruciales para Europa”, subrayó la presidenta de la comisión europea, Ursula Von der Leyen
en la pasada reunión con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el pasado martes 6 de abril de
2021.
Turquía es el único país de fuera de la UE que mantiene con el territorio europeo una Unión Aduanera,
vigente desde 1996, y que permite comerciar productos de ambos lados sin pagar aranceles. Sin
embargo, la agricultura, los servicios y la contratación pública no están incluidos en este tratado y
Ankara presiona desde hace años por su inclusión y por la modernización de las condiciones, algo que
Von der Leyen ha aceptado negociar.
Según los criterios de Copenhague, el país candidato debe tener una economía de mercado en
funcionamiento y ser capaz de hacer frente a las fuerzas del mercado y a la presión competitiva dentro
de la Unión.
Tras años de crecimiento estable (entre el 5 y el 8% del PIB, con la excepción de la recesión de 2009),
la economía turca está experimentando fuertes turbulencias. La causa es la crisis de la lira turca,
ampliamente devaluada desde 2015. El crecimiento ha estado a media máquina desde 2015: un 3%
ese año, luego un 2,9% en 2016, un repunte al 7,4% en 2017, luego un 2,6% en 2018 y solo un 0,2%
en 2019, según el FMI. A pesar de la pandemia de Covid-19, el PIB creció un 1,8% durante 2020. Sin
embargo, a pesar de las enormes inversiones del banco central turco, el tipo de cambio ha seguido
disparándose a costa de la moneda turca, con unas 8 liras turcas por dólar. Esto ha provocado un
aumento de la balanza comercial y de los déficits.
Otra cuestión en la que Turquía aún debe avanzar para cumplir los requisitos del proceso de adhesión
es la tasa de acceso al empleo de las mujeres. Sigue siendo el más bajo entre los países de la OCDE,
con un 29,6% en 2020.
La candidatura de Turquía cuestiona así a la Unión Europea sobre la naturaleza de su proyecto político.
También plantea cuestiones geopolíticas, ya que Turquía es a la vez un socio estratégico en Levante,
miembro de la OTAN como muchos países europeos, pero también una potencia con intereses que a
veces divergen considerablemente de los de la UE, como en Siria, Libia o, más recientemente, en
Nagorno-Karabaj.
Estos son los principales temas internacionales en los que Bruselas y Ankara están enfrentados:
- La cuestión de Chipre
Aunque desde el punto de vista del derecho internacional Chipre es un país unido, desde 1974 la
isla está dividida en una parte sur grecoparlante y ortodoxa y una parte norte turcoparlante y
musulmana, la República Turca del Norte de Chipre (RNC). La comunidad internacional no reconoce
a la TRNC, pero Turquía sí la reconoce y la apoya militarmente. En este sentido, la elección, el 18 de
octubre de 2020, del nacionalista turco Ersin Tatar al frente de la TRNC, partidario de una solución de
dos Estados en detrimento de la reunificación con el resto de la isla, refuerza la influencia de Turquía
en la región. Este contexto diplomático complica las relaciones de Ankara con la Unión Europea,
especialmente desde que Chipre entró en la UE en 2004.
Esta situación ha llevado a Turquía a negarse a aplicar el llamado Protocolo de Ankara a Chipre.
Concluido en 2005 al iniciarse las conversaciones con la Unión Europea, prevé la ampliación de la
unión aduanera Turquía-UE a los diez nuevos Estados miembros. Turquía, que exige como condición
previa el fin del aislamiento y el embargo que afectan a la República Turca del Norte de Chipre, prohibía
hasta hace poco el acceso de barcos y aviones grecochipriotas a sus puertos y aeropuertos.
- La cuestión siria
Vinculado a la cuestión migratoria, el expediente sirio es también uno de los puntos de fricción
entre Turquía y la UE. Desde 2011 y las primeras manifestaciones en Damasco contra el régimen de
Bashar al-Assad, el país está plagado de divisiones. Los movimientos de protesta contra el régimen,
reprimidos por éste, se han militarizado, dando lugar a enfrentamientos armados y las poblaciones
kurdas se han levantado para conseguir su independencia. El Estado Islámico entró en el conflicto en
2013.
- La cuestión libia
Los turcos y los europeos también están enfrentados por la situación en Libia. En 2011, la ola
revolucionaria expulsó del poder a Muamar Gadafi, pero la sucesión del dictador no ha sido tranquila.
En 2014, un gobierno de transición salió de la revolución sin conseguir acabar con las tensiones en el
país. Varias milicias han creado feudos locales, aprovechando el vacío político y el desarrollo del tráfico
de armas.
Al mismo tiempo, el mariscal Haftar, un antiguo oficial de Gadafi que se ha pasado a la oposición,
ha formado un gobierno rival con sede en Tobruk que controla el este del país. Firmados entre las dos
partes, los Acuerdos de Skhirat de diciembre de 2015 prevén la formación de un gobierno de unidad,
con sede en Trípoli y presidido por Fayez el Sarraj. Finalmente, el gobierno no fue reconocido por el
parlamento de Tobruk. El enviado especial de la ONU para Libia, Ghassan Salamé, pidió entonces
nuevas elecciones en el país, que no pudieron celebrarse a causa de los conflictos. El 23 de octubre
de 2020, las dos partes anunciaron un alto el fuego permanente. Una medida frágil pero hasta ahora
respetada, que ha llevado a la reapertura de la embajada francesa en Trípoli el 29 de marzo de 2021,
cerrada desde hace 7 años.
- La cuestión de Nagorno-Karabaj
- La cuestión migratoria
La crisis migratoria ha dado una nueva dimensión a la relación entre la UE y Turquía. La situación
sin precedentes en el mar Mediterráneo llevó a los Estados miembros de la UE, con Alemania a la
cabeza, a alcanzar un controvertido acuerdo con Ankara el 18 de marzo de 2016.
Según sus términos, todos los migrantes irregulares (aquellos que no solicitan asilo o cuyas
solicitudes de asilo han sido consideradas infundadas o inadmisibles) que han cruzado de Turquía a
las islas griegas desde el 20 de marzo de 2016 son devueltos a Turquía. Y por cada sirio devuelto a
Turquía desde las islas griegas, otro sirio -con derecho a pedir asilo en Europa- es reasentado desde
Turquía a la Unión Europea, hasta un máximo de 72.000 personas.
Un año después del acuerdo, el número de llegadas de inmigrantes a las islas griegas había
descendido considerablemente, un 98%. Sin embargo, ya se alzaron varias voces para denunciar las
condiciones de vida de los refugiados. "Su acceso a los servicios básicos es cada vez mayor, pero
sigue siendo limitado", observaba todavía la Comisión Europea en agosto de 2019. No obstante, en
marzo de 2018, Bruselas aceptó liberar el segundo tramo de ayuda de 3.000 millones de euros
prometido a Turquía a cambio del acuerdo.
El tema sigue preocupando a los dirigentes europeos, como demuestran las declaraciones de
Emmanuel Macron el 22 de marzo de 2021 en un reportaje emitido por France 5. "Si dices de un día
para otro: ya no podemos trabajar con vosotros, no hay más discusiones, te abren las puertas y tienes
3 millones de refugiados sirios llegando a Europa", había dicho el presidente de la República en aquella
ocasión.
VII. CONCLUSIONES
Como observamos, el proceso para que Turquía sea parte del bloque comunitario ha
progresado significativamente en las últimas dos décadas. Con independencia de su ubicación
geográfica, el pueblo turco se reconoce como europeo y así también la Unión. La cuestión
chipriota debe ser abordada y resuelta para que, en cuanto a la votación para que se incorpore
Turquía a la Unión, Chipre no vete su incorporación.
Por tanto, vemos cómo la adhesión aún es posible, pero ello depende de las
condiciones temporales que continúan involucrando los liderazgos políticos de los miembros
europeos y los impactos del diverso e inestable escenario regional, los cuales seguirán
prevaleciendo sobre las cuestiones permanentes, y en cualquier caso determinarán el éxito o
fracaso de la adhesión de Turquía a la Unión Europea.