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Cosmogonía y Cosmovisión de La Cultura Azteca

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Cosmogonía y Cosmovisión de la cultura Azteca.

COSMOVISIÓN

Todos los pueblos han tenido su forma particular de concebir el mundo que los rodea. Esta claro
que la manera de concebir el lugar que los dioses, los astros, la tierra y el hombre ocupan en el
universo, o cosmovisión, no se crea en un día. Así, la cosmovisión azteca es producto de todo un
conjunto de ideas y mitos propios de los habitantes del valle de México desde tiempos remotos.

Para entender el pensamiento azteca es básico tener en cuenta una idea muy presente en toda su
filosofía: el principio de dualidad. Gran parte de la concepción de los dioses y la naturaleza se rige
por el choque de formas antagónicas. “Todo un mecanismo descansa en el orden de las
oposiciones”.

Este orden cósmico de equilibrio entre dualidades fue concebido a partir de la observación de la
naturaleza y el universo ya que está presente en todos los ámbitos de la vida: la noche y el día, la
estación de lluvias y la seca, la vida y la muerte, etc. Los aztecas percibían el mundo como algo
cíclico. La vida daba paso a la muerte y viceversa.

COSMOGONIA.

Según los aztecas el creador de la vida en la tierra fue el dios Ometeotl. Este dios aparece como el
dios supremo y el dios del fuego pero no recibió ninguna clase de culto aunque sí estaba presente
en cada ritual y en todos los elementos. Ometeotl dio a luz a cuatro dioses y más tarde tuvo otras
1600 divinidades más.
Estos cuatro dioses representaban las fuerzas cómicas como el fuego, el agua, el viento y la tierra.
Si estas fuerzas se mantenían en equilibrio el mundo estaría en orden y podría existir la era de un
sol, sin embargo si se producía un desequilibrio cósmico ese sol, junto con la Tierra y los seres
humanos de esa era desaparecerían

Secuencialmente se crearon distintos soles que fueron destruidos por diversas catástrofes:

El primer sol fue creado por Tezcatlipoca, dios de la tierra. Esta creación fue algo imperfecta pues
los seres humanos eran gigantes y se formó tan sólo medio sol. A causa de la mala alimentación, en
un momento concreto de esta era, los seres humanos crecieron débiles y murieron.
El segundo sol fue creado por Quetzalcoatl, dios del viento. En esta era los humanos se alimentaron
a base de las semillas de los árboles pero resultaban insuficientes para fortalecerlos pues debían
sobrevivir a fuertes vientos que, en ocasiones, los arrojaban lejos. A pesar de ello algunos humanos
lograron sobrevivir porque fueron capaces de convertirse en monos.

Tlaloc, dios del fuego, creó el tercer sol. En esta era los humanos vivían de cereales pero la erupción
de enormes volcanes enterraron el mundo aunque, de nuevo, algunos seres consiguieron sobrevivir
al convertirse en pájaros y así poder escapar de las cenizas.
Chalchiuhtlique, diosa del agua, creó el cuarto sol. De nuevo la alimentación que recibían los
humanos volvía a ser insuficiente y además tenían que soportar numerosas inundaciones que
también acabaron con este cuarto sol. Esta vez algunos seres consiguieron salvarse de la catástrofe
porque fueron capaces de transformarse en peces.

Tras la destrucción de estos cuatro soles, los dioses se dieron cuenta de que la existencia del quinto
sol solamente sería posible con el sacrificio de otro dios. Finalmente la decisión recayó
sobre Nanahuatl y Teucciztecatl. El primero se transformó en un sol resplandeciente mientras que
su compañero se convirtió en la luna. El resto de dioses se percataron de que Nanahuatl no se alzaría
en el firmamento hasta que no recibiese alimento necesario. Entonces las 1600 divinidades
decidieron sacrificarse para darle dicho alimento. El nuevo sol fue llamado Hiutzilopochtli.

Para los aztecas el universo está compuesto por tres partes: el cielo, la Tierra y el inframundo. Los
humanos ocupamos la Tierra mientras que los dioses permanecen en el cielo que según los aztecas
tenía una forma piramidal compuesta por trece niveles de los cuales, el más elevado, esta ocupado
por el dios Ometeotl. Por debajo de la Tierra se encontraba el inframundo, que también se componía
de varios niveles. El inframundo era el lugar de los muertos. Los muertos debían pasar
angustiosamente por cada uno de ellos hasta llegar al noveno, en el cual se encontraba el dios de la
Muerte, Mictlanteutli.

Respecto a la creación de los seres humanos, en esta quinta era, la labor fue atribuida al
dios Quetzalcoalt. Así pues descendió al inframundo conocido como Mictlan y recogió los huesos de
los seres humanos de los periodos anteriores. A su vuelta, esparció su propia sangre sobre los
huesos para convertirlos en seres humanos.

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