El Pacto de Teodomiro
El Pacto de Teodomiro
El Pacto de Teodomiro
En el año 713 las tropas musulmanas llegaron a tierras murcianas a través del valle
del río Guadalentín al mando de Abd al-Aziz. Tras un enfrentamiento (del que este
resultó victorioso) contra el ejército de Teodomiro, conde visigodo que gobernaba un
extenso territorio con capital en Aurariola (Orihuela), ambos jefes firmaron el Pacto de
Tudmir, basado en la tolerancia y las buenas relaciones.
A cambio de conservar el gobierno de algunos territorios (reino de Tudmir), Teodomiro
entregó a Abd al-Aziz siete ciudades; además, prometió no colaborar con los enemigos
de los musulmanes y aceptó pagar impuestos a los vencedores.
Este tratado reconocía a Teodomiro, a cambio de su sumisión, la salvaguarda de sus
propiedades y el gobierno en el territorio pactado, y también procuraba a la población
cristiana el respeto de sus vidas y sus familias, de sus propiedades y el culto religioso. Y
se les exigía el pago anual de un impuesto personal en dinero (yizia) y otro territorial en
especie (jaray), y no colaborar con los enemigos de los musulmanes. De esta forma el
nuevo poder musulmán se garantizaba a través de Teodomiro de la percepción de los
impuestos. En definitiva, el territorio murciano experimentó muy pocos cambios y
conservó su estructura política, administrativa y religiosa. Esta situación se mantuvo
hasta el año 779, durante el gobierno de Atanagildo, hijo y sucesor de Teodomiro. El
reino de Tudmir se había convertido en refugio de rebeldes musulmanes y escenario de
numero- sas luchas armadas, por lo que el emir Abderramán I intervino para res-tablecer
la paz e incorporar el territorio como cora de al-Ándalus.
El duque Teodomiro, gobernador de la provincia de Aurariola (Orihuela), lideró la
resistencia visigoda frente a los musulmanes en el sureste peninsular. El territorio de
Aurariola abarcaba las actuales provincias de Alicante, Alba- cete, Murcia y norte de
Almería. Teodo- miro firmó el Pacto de Tudmir con Abd al-Aziz en el año 713 ante la
imposibili- dad de prolongar la resistencia hispa- no-visigoda. El Pacto de Tudmir signifi-
caba el reconocimiento de la soberanía islámica en Hispania, la entrega a los musulmanes
de Aurariola (Orihuela), Leucante/Lucentum (Alicante), Balan- tala (Villena o Valencia),
Mula, Elio- croca (Lorca), Begastri (Cehegín) y Eio (Hellín o Elche) y el pago de tributos.
A cambio, los musulmanes garanti- zaban la paz y la libertad de religión y otorgaban la
autonomía política a Teodomiro en el gobierno de la región, que se llamó reino de
Tudmir.
A comienzos del siglo IX, diferentes grupos musulmanes se enfren- taron por el control
de tierras y el poder político de la zona. Esta situación motivó una nueva intervención del
emir de al-Ándalus (Abderramán II), que dominó el territorio y fundó, como capital, la
ciudad de Mursiya (Murcia) en el año 825.
De esta manera el reino de Tudmir se mantuvo estable durante muchos años.
Posteriormente, en el año 929, el califa Abderramán III envió tropas para poner fin a
nuevas revueltas y sometió la zona al cali- fato de Córdoba; más tarde se creó una gran
región que incluía Valencia, Tudmir, Tortosa y Baleares. La estabilidad política de esta
época permitió el desarrollo económico y la expansión de alquerías1 en el campo de
Cartagena, la huerta de Murcia y la confluencia de los ríos Segura y Guadalentín. A
comienzos del siglo XI, durante la época de las taifas, la región de Tudmir pasó a
depender sucesivamente de los reinos de Almería y de Valencia.