CTG Jesus Balcazar 2eva
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ENSAYO
Estudiante:
Jesus Balcazar
V-28.225.816
INTRODUCCIÓN
En los inicios de la década de los años noventa del siglo XX, aparece una serie de
literatura, en los países desarrollados, que hace énfasis en el rol de los factores
particulares de una nación o región para promover el cambio tecnológico, la cual
destaca el llamado aprendizaje por interacción, donde usuarios, proveedores,
competidores, y la infraestructura científica y tecnológica, interactúan en la
generación de innovación (Cervilla, 2001).
De esta manera, surge la noción de sistema nacional de innovación (SNI) como un
modelo interactivo de creación y uso del conocimiento en el cual participan los
diferentes agentes relacionados con la producción y el desarrollo tecnológico. Este
resulta de la necesidad de estudiar los procesos de innovación bajo una visión
sistémica y de la importancia atribuida al contexto institucional y al factor
organizacional en el aprendizaje y difusión de tecnologías (Casiolato, 1994).
En este sentido, algunos economistas, de los países desarrollados, han aceptado
la existencia de propiedades sistémicas de las organizaciones e instituciones
dedicadas a la investigación e innovación, que caracterizan a las economías
nacionales y que determinan los resultados económicos. Por lo tanto, se comenzó
a desarrollar el concepto de SNI para intentar explicar la diversidad de resultados
nacionales en materia de crecimiento económico a partir de diferencias en la
arquitectura institucional y organizativa de la innovación.
Desde entonces, muchos países de diversas regiones, desarrollados y en
desarrollo, vienen realizando esfuerzos por caracterizar sus SNI, formulando
métodos de análisis, diagnósticos, clasificación y comparación. En el ámbito
académico, los esfuerzos se orientan al desarrollo de marcos analíticos y
fundamentos teóricos.
El presente artículo tiene como propósito explorar el sistema nacional de ciencia,
tecnología e innovación en Venezuela. La investigación realizada es de tipo
documental-bibliográfica. Se estudia el enfoque de los SNI y se hace un recorrido
histórico de la evolución del sistema nacional de ciencia, tecnología e innovación a
nivel regional (América Latina) y nacional (Venezuela).
EL ENFOQUE DE SISTEMA DE INNOVACIÓN
El sistema de innovación no es una institución u organización en particular, sino
una manera de articular diversas instituciones, organizaciones y actividades. Este
conjunto de instituciones y organizaciones, al interactuar, comparten
conocimientos y habilidades que contribuyen al desarrollo y a la difusión de
nuevas tecnologías creando un ambiente de innovación. La estructura de los
sistemas de innovación ayuda a explicar por qué los procesos de innovación
difieren de unos países/regiones a otros/as.
Han desaparecido casi por completo las explicaciones basadas en un único factor
(como el empuje de la tecnología o el tirón de la demanda). En verdad, al
percibirse que los usuarios de conocimiento son también productores, y viceversa,
la idea de fragmentar analíticamente las actividades relacionadas con el
conocimiento en sus facetas de oferta y demanda empieza a cuestionarse.
En este sentido, se puede señalar que un SNI comprende elementos y relaciones
que interactúan en la producción, difusión y uso de conocimiento nuevo y
económicamente viable, localizado dentro de las fronteras de un Estado o nación.
Las finalidades principales de un SNI son contribuir a que las instituciones y
organizaciones que formen parte de él obtengan fácilmente la transferencia de
conocimientos, facilitar la resolución de problemas y reducir los riesgos y costos
derivados de la innovación.
CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN EN AMÉRICA LATINA
En los países del denominado ´´Tercer Mundo´´, a la zaga del desarrollo, los SNI
se han instalado de manera formal, existiendo solamente, en el mejor de los
casos, como una meta a alcanzar enunciada en los planes y políticas de los
gobiernos nacionales. Entre estos casos, se encuentran Argentina, Chile, México,
Venezuela, entre otros. En los países latinoamericanos, es fundamental la
intervención del Estado, para crear las condiciones necesarias que hagan posible
la instalación de un ambiente propicio para la consecución de los procesos
generalizados de innovación y la inserción competitiva de estos países dentro de
los escenarios internacionales.
En el área de desarrollo científico y tecnológico latinoamericano, el desiderátum
organizativo fue la construcción y el fortalecimiento del sistema (sector) científico y
tecnológico en donde se ubican las instituciones encargadas de generar y
transmitir los conocimientos eventualmente requeridos por la sociedad. Dicho
sistema o sector queda entendido como un espacio institucional ubicado fuera del
ámbito económico. El sistema o sector, en fin, representa la oferta y la sociedad la
demanda. Se ignora la ubicuidad de las capacidades que entran en juego en el
proceso innovativo e igualmente se concibe a éste como un hecho científico y no
como un hecho eminentemente económico (Ávalos, 1992)
En las décadas de los años de 1950 y 1960, en un número significativo de países
de América Latina tiene lugar una mejora sustancial en la institucionalización de la
ciencia y en la creación de infraestructura para el desarrollo científico. Sin
embargo, el modelo generalizado de política industrial y económica propició más
la compra de tecnologías en el exterior que el incentivo nacional por desarrollar
una capacidad de generación de tecnologías o, al menos, para asimilar mejor y
rentabilizar las tecnologías adquiridas.
Por lo tanto, la mayor parte del esfuerzo en el ámbito de la investigación se centró
en la ciencia básica, siguiendo un modelo de oferta, dedicando una escasa
inversión en el campo de I+D por parte del sector productivo y, en consecuencia,
con una mínima vinculación entre ambos campos. Estas características confieren
cierta debilidad estructural a los sistemas de ciencia, tecnología e innovación de
los países latinoamericanos.
A esta debilidad se unió en los años de 1980 cierta reducción en el financiamiento
y en el apoyo institucional y político al desarrollo científico, como consecuencia de
la crisis económica general en los países de América Latina. Esta evolución, que
afectó en términos generales a los países más desarrollados de la región, apenas
incidió en los de menor desarrollo, en los que todavía persisten dificultades para
consolidar capacidad nacional para desarrollar la I+D.
A partir de finales de los años 80 y comienzo de los 90 se vislumbran ciertos
cambios en esta tendencia. La ciencia, la tecnología y la innovación reaparecen en
las agendas políticas y el desarrollo científico y tecnológico se asocia con la
imprescindible modernización y con la necesaria incorporación a la economía
internacional. Sin embargo, los problemas estructurales y financieros de la I+D en
América Latina siguen siendo serios.
Recientemente, se ha comenzado a difundir el concepto de sistema nacional de
ciencia, tecnología e innovación (SNCTI), el cual ha sido incorporado en algunas
leyes nacionales de ciencia y tecnología aprobadas en América Latina, como la de
Argentina (marzo de 2001) y Venezuela (agosto de 2001 y reformulada en 2005).
La intención básica que se persigue es tornar explícitamente la importancia de la
ciencia, la tecnología y la innovación como espacio de promoción de la política
pública. Por lo tanto, los objetivos de política deben considerar la innovación en el
centro de la política al mismo nivel de otras prioridades sociales; no se trata de
colocar, o no, la innovación en el centro de la política, se trata de impulsarla con
fines de brindar bienestar a la sociedad (Mercado y colaboradores, 2002).
EL SISTEMA NACIONAL DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN EN
VENEZUELA
Entre 1936 y 1958, Ruiz (1992) hace un análisis de la ciencia y la tecnología en
Venezuela. Allí señala tres aspectos esenciales que influyeron en el desarrollo de
la actividad científica en el país. Uno de ellos fue el crecimiento y la complejizarían
del Estado, con el objetivo de modernizar el país. La acción del Estado permitió la
institucionalización de las actividades científicas. Un segundo aspecto,
posteriormente a 1940 y producto de la expansión de los sectores profesionales
con formación científica fue el movimiento de agremiación que comenzó a darles
un perfil social más nítido a los investigadores y que se fortaleció con la creación
de instituciones estrictamente científicas. Por último, como resultado de estos dos
procesos, se incrementó la aparición de publicaciones periódicas a lo largo de este
período.
Es a partir del inicio de los años de 1950 cuando en Venezuela se puede hablar de
un desarrollo científico moderno (Freites, 1989), sin embargo, es después de
1958, que tomó mayor empuje la actividad científica producto de la democracia de
partidos, la industrialización de sustitución de importaciones, la expansión de la
educación y la urbanización del país. Tal como afirma Charles (2003) el momento
político iniciado en 1958 empalma con la emergencia de los postulados de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(en inglés, UNESCO) sobre la planificación, asunto que incide en la creación de la
Oficina Central de Coordinación y Planificación de la Presidencia de la República
(CORDIPLAN) en el mismo año 1958, del Centro de Estudios del Desarrollo
(CENDES) en 1960 y del Consejo Nacional de Investigaciones de Científicas y
Tecnológicas (CONICIT) en 1967, en Venezuela.
Es importante señalar, de acuerdo con Sánchez (2003), que el CONICIT adoptó
inicialmente el enfoque del modelo lineal de la innovación, según el cual ésta se
inicia con la investigación básica y continua de manera secuencial con la
investigación aplicada, el desarrollo tecnológico, hasta que se produce finalmente
la transferencia de los resultados de la investigación al sector productivo. Bajo
esta concepción también denominada ofertista, el progreso y el crecimiento
económico son el resultante del desarrollo de la ciencia y la tecnología. Esto se
traduce en el establecimiento de políticas y diseño de instrumentos que sirvan
para el fortalecimiento de la capacidad de investigación. A consecuencia de esta
visión, con base a Peña (2001), durante los años 1960, 1970 e incluso 1980, era
casi unánime el planteamiento de que el objetivo fundamental a perseguir era la
construcción de una masa crítica de investigadores.
En otro orden de ideas, cuando en la década de 1960 se impulsa el proceso de la
industrialización por sustitución de importaciones, según Freites (1989), era bien
poco lo que la sociedad venezolana podía exhibir en cuanto a capacidad
tecnológica; hasta ese entonces había pocas industrias en el país, y la más
grande –la petrolera– era extranjera. Es por ello que la industrialización en
Venezuela se basó en la compra de plantas industriales en las cuales se
producirían los productos que desde los años de 1920 la población venezolana se
había acostumbrado a consumir.
Pero, tal como señala Freites (1989), durante ese período, se crearon las
industrias nacionales, en su mayoría destinadas a sustituir, ensamblando los
productos que antes importaban, porque ya desde esa época, tanto el sector
público como privado, tendió a concebir la tecnología como un factor exógeno al
proceso productivo, de la cual sólo interesaba conocer dónde se podía adquirir y
cuánto valía. En consecuencia, según Ávalos (1984), los aspectos tecnológicos no
fueron vinculados al funcionamiento económico y financiero de la industrialización
y, por consiguiente, poco se interesaba el que se creara una capacidad
tecnológica propia en el país como al interior de las mismas empresas.
Los Grandes Retos a los que se enfrenta la humanidad en los próximos años y
que han de ser abordado con las bondades de las nuevas tecnologías son:
reducción de carbón, almacenamiento de energía, vacuna universal para la gripe,
tratamiento contra la demencia, limpieza de los océanos, desalinización
energéticamente eficiente, coches autónomos seguros, Inteligencia Artificial
personificada, predicción de terremotos y conocimiento sobre el cerebro.
En los últimos años, son muchos los avances y cambios que se están sucediendo.
Asuntos cómo la sostenibilidad, la medicina o la movilidad del futuro copan gran
parte de los esfuerzos. Gracias a la tecnología, muchos de estos retos van a poder
ser superados en un futuro próximo.
CONCLUSION
Se puede señalar que Venezuela ha desarrollado una importante capacidad de
investigación académica lo cual se ha traducido en la conformación de un sistema
nacional de investigación, pero no así de desarrollo tecnológico y de innovación.
En este sentido, se destaca que el proceso de consolidación de estructuras de
creación y generación de conocimientos científicos y tecnológicos, revela
diferencias significativas en la evolución de estos dos esfuerzos.
En relación con la infraestructura científica, se observa que desde la década de los
años de 1950, hasta principios de los años de 1980, se logró una importante
consolidación y expansión de una serie de instituciones cuyos objetivos eran el
desarrollo de la actividad científica. Por lo tanto, uno de los importantes beneficios
de este proceso fue el aumento en la formación de profesionales, en
prácticamente todas las disciplinas científicas, en un amplio espacio geográfico
nacional.
En cuanto a la creación de espacios institucionales para el desarrollo tecnológico
se observa una situación más débil en este ámbito. La cantidad de centros
creados para este fin ha sido baja en comparación con la creación de organismos
para la investigación científica. Por otra parte, las áreas de actuación de los
centros que se crearon durante los primeros años, revela la inexistencia de alguna
vinculación directa con las necesidades de las industrias estratégicas en
Venezuela, desarrollada en ese momento (petróleo, petroquímica, hierro). Esto
generó una dinámica de funcionamiento orientada a garantizar su sobrevivencia,
determinando una capacidad incipiente, tanto desde el punto de vista de los
recursos humanos como de infraestructura.