Sacrificios Vivos
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Pero Dios nos salvó. Dios nos perdonó, Él nos justificó por
medio de la fe en el Señor Jesucristo. Y nos dio paz de conciencia.
Derramó su espíritu Santo sobre nosotros. Nos hizo templo de Dios.
No crucificó con Cristo y nos resucitó para una nueva vida. El
pecado ya no reina en nosotros. Nos dio su Espíritu Santo y es El
quien nos guía. Somos herederos con Cristo. Y esperamos la
bienaventuranza de la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Por consiguiente, hermanos, por todo lo que Dios ha hecho por
nosotros y en nosotros, dice Pablo, “os ruego por las
misericordias de Dios”, por el hecho de que Dios ha derramado su
gran misericordia sobre nosotros, os ruego que sigáis
consagrándoos a Dios. Esa es la idea. ¿Por qué decimos que sigáis?
Porque ya Pablo había tratado el tema de la santificación en el
capítulo 6 de Romanos y ahora continua con ese mismo tema.
Hermanos, cuán importante es esto. La base de nuestra obediencia a
Dios descansa en la gracia de Dios, en lo que Dios ha hecho por
nosotros.
Dios nos salva para obedecer. 1 Pedro 1:2 “elegidos según la
presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para
obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo”. ¿Acaso no
hacemos nosotros lo mismo con nuestros hijos? Nosotros les damos
la vida si es necesario. ¿Y qué esperamos? Que obedezcan en
agradecimiento por todo lo que hemos hecho por ellos. Así es Dios.
El espera que vivamos para El en agradecimiento por sus
misericordias.
Ahora bien, Dios no llama a una vida consagrada, a una
transformación total de nuestra forma de pensar y a un disfrute y
deleite de la voluntad de Dios. Veamos cada punto.
I. Consagración
Hay cristianos que piensan que tienen libertad en Cristo para
hacer cualquier cosa que deseen, o ver cualquier cosa que deseen
ver. Eso no es cierto. Hace un tiempo atrás yo puse en el Facebook
de la iglesia un artículo hablando sobre el sexo en la serie de HBO
“Game of Throne”. Y hubo personas que se indignaron por ello.
Hermanos, muchas de las series de televisión hoy día son
pornográficas. Y no es sabio ni prudente verlas. Dios nos llama a
consagrar nuestro cuerpo porque El lo compró. y El demanda y
espera que sus hijos usen su cuerpo como instrumento de justicia no
impiedad. Miremos 1 Corintios 6:13 “Las viandas para el
vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a
las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la
fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.” V.
15 “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?
¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de
una ramera? De ningún modo.” Vuestros cuerpos son miembros
de Cristo, mi unión con Cristo no solo es una unión espiritual sino
también física.
Dios desea que le amemos no solo con todo nuestro cuerpo
sino también con toda nuestra alma. Marcos 12:30. Dios espera
que le sirvamos con nuestra mente y con nuestra voluntad. ¿Qué
implica esto? Implica que le sirvamos con amor y por amor. Servir
a Dios no debe ser una carga para nosotros. Debe ser algo que surja
espontáneamente. Dios debe estar presente en todos nuestros
pensamientos. Todo lo hacemos pensando: ¿le agradará a Dios lo
que yo hago? ¿Cómo yo puedo servirle mejor? ¿De qué manera yo
puedo estar más involucrado en el servicio a Dios en la iglesia? Tal
vez no puedo barrer, pero puedo fregar, traer galletitas para los
niños, comprar productos de limpieza, darle pon a alguien, comprar
papel de baño, llamar a mi hermano. ¿Por qué? Porque amo a Dios,
amo a su iglesia de la cual formo parte.
II. Transformación