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Origen, Historia y Evolución de Los Tributos-1

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LEGISLACION TRIBUTARIA

CATMILEY DE LOS SANTOS VALERA MATRICULA:118-3520

ORIGEN, HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LOS TRIBUTOS.

El origen del tributo se remonta a los tiempos pretéritos en que implicaba sumisión y
humillación, dado que era pagado por los derrotados a los vencedores de las contiendas
bélicas. De ahí en adelante los investi-gadores siguieron su rastro aproximado a lo largo de
la historia. Cosa distinta sucede con el derecho tributario porque, si bien se encuentran
algunos aparentes antecedentes a partir de 1300, carecen de interés por reflejar una
concepción autoritaria alejada de la que se estudia en el presente.

Los impuestos nacen como un mecanismo de búsqueda de nuevos ingresos. Fueron


implementados por los Estados para financiar la satisfacción de las necesidades públicas.
En este sentido, se puede afirmar que los primeros recursos tributarios fueron aquellos que
el Estado obtuvo mediante el ejercicio de su poder imperio o a través de costumbres que
luego se convirtieron en leyes, en la Roma antigua.

El origen de los tributos se remonta a la era primitiva, cuando los hombres entregaban
ofrendas a los dioses a cambio de algunos beneficios. Posteriormente, desde la civilización
griega, se manejaba el término de la progresividad en el pago de los impuestos por medio
del cual se ajustaban los tributos de acuerdo a las capacidades de pago de las personas.
También se controló su administración y clasificación.

Tras la caída del Imperio Romano el mundo volvió a una economía de subsistencia. La vida
regresó al campo y el sistema impositivo retrocedió. Comenzó a pagarse en especie: partes
alícuotas de cosecha o ganado, porcentajes que percibía el señor de vasallos y colonos
arrendatarios de sus tierras. El señor natural podía ser un noble, un eclesiástico o el rey
mismo. Los tributos se imponían por el concepto de ocupación o uso de tierras de señorío,
de patronazgo real o de propiedad alodial o comunal. Nada escapó a la voracidad feudal.
Las necesidades de dinero por parte de la monarquía favorecieron un sistema de cobranza
muy específico: el Encabezamiento. Cuando un impuesto se encabezaba suponía que el
municipio había acordado con Hacienda un valor aproximado de lo que se pensaba
recaudar en ese año teniendo en cuenta su población. Era habitual que el impuesto se sacase
a pública subasta, poniendo como precio de salida lo acordado con la Corona, por lo que la
recaudación solía quedar en manos de terceras personas. Normalmente la recaudación se
realizaba por imposición directa, es decir cobrando una tasa a las mercancías que entraban
en la ciudad para ser vendidas en el mercado o las tabernas y que obviamente acababa
repercutiendo en el precio final de los productos.

De ahí que muchas veces se obligara a compraventas se realizasen en las alhóndigas o que
ciertos productos, como el vino y el pan, tuvieran que entrar por puertas determinadas de la
ciudad y que estuviese prohibida la salida de productos por la noche sin el permiso del
arrendador. Estos métodos de recaudación y los recaudadores suscitaron quejas durante
todo el periodo hasta el punto de que fueron origen de numerosos motines y revueltas en
épocas de malas cosechas y escasez alimentaria.

En República Dominicana, aunque el cobro de los impuestos en la República Dominicana


se remonta a los tiempos de la colonia, la existencia en nuestro país de un organismo
administrador y colector de tributos y tasas internos tiene su origen en el año 1935 con la
creación de un Departamento de Rentas Internas, el cual dependía de la Secretaría de
Estado de Tesoro y Crédito Público, como se denominaba en aquel entonces al actual
Ministerio de Hacienda. Entre los impuestos que administró este Departamento se
encontraban: los aplicables sobre los alcoholes, a las patentes, cigarrillos entre otros que
fueron incorporados posteriormente.

En el año 1949 se estableció el primer Impuesto Sobre la Renta a través de la Ley Núm.
1927, y de la misma Ley se creó un organismo que lo administraría, es decir, la Dirección
General de Impuesto Sobre la Renta.

En diciembre del año 1950 se sustituye el Impuesto Sobre la Renta por el Impuesto Sobre el
Beneficio, lo cual implicó igualmente, un cambio en el nombre de la entidad recaudadora
de dicho tributo, la cual pasó a denominarse Dirección General sobre el Beneficio,
quedando oficialmente esta Institución encargada de administrar el impuesto a partir del
año 1951.

En 1958, la Dirección General de Rentas Internas se fusionó con la Administración General


de Bienes Nacionales, conforme al Decreto Núm. 3877, dando origen a la Dirección
General de Rentas Internas y Bienes Nacionales.

En abril del año 1959, se creó la Dirección General Impositiva, por medio de la Ley Núm.
5118, previéndose que tal entidad comenzaría a funcionar a partir del primero de enero de
1960. Esta entidad surgiría de la fusión de la Dirección General de Rentas Internas, la
Dirección General de Aduanas y Puertos, la Dirección General de Impuesto sobre el
Beneficio, la Dirección General de la Cédula Personal de Identidad.

Sin embargo, esta entidad nunca llegó a funcionar toda vez que el 10 de octubre de ese
mismo año (1959) se emitiera la Ley Núm. 5234, la cual suspendía los efectos y aplicación
de la precipitada Ley 5118, que creaba a la Dirección General Impositiva, por lo que se
mantuvieron vigentes las leyes que individualizan dichas entidades.

En enero de 1962, se dicta el Decreto Núm. 7601 que deja sin efecto la fusión existente
entre la Dirección General de Rentas Internas y la Dirección General de Bienes Nacionales,
y en mayo del mismo año se deroga la Ley que establece el Impuesto sobre el Beneficio y
se emite la Ley Núm. 5911, que establece el Impuesto Sobre la Renta y crea nuevamente la
Dirección General del Impuesto Sobre la Renta.

En el año 1963, se crea la primera Dirección General de Impuestos Internos la cual


fusionaría las Direcciones Generales de Impuestos Sobre la Renta y de Rentas Internas.
Esta institución estaría vigente hasta junio del año 1966 cuando en la Ley Núm.301 se
dispone que las Direcciones Generales de Impuestos Sobre la Renta y de Rentas Internas
funcionaran independientes, de acuerdo a las disposiciones de sus respectivas leyes
orgánicas.

Esta independencia de los organismos administradores de los tributos internos se mantiene


vigente hasta el año 1997 cuando se crea nuevamente la Dirección General de Impuestos
Internos, institución que tiene a su cargo la administración y cobro de los principales
Impuestos Internos y Tasas del país. En fecha 19 de julio del año 2006 se promulgó la Ley
Núm. 227-06 que otorga personalidad jurídica y autonomía funcional, presupuestaria,
administrativa, técnica y de patrimonio propio a la Dirección General de Impuestos
Internos.

Edad Antigua

Egipto

En el antiguo Egipto, los faraones eran vistos como dioses y tenían la tarea de garantizar la
seguridad y la salud de las personas. Los egipcios no tenían un sistema monetario y en su
lugar se aplicaban impuestos sobre la propiedad y la cosecha. El faraón se basó en los
bienes excedentes recibidos como impuestos en tiempos de sequía, hambre y guerra. El
trabajo manual también era una forma de impuesto que apoyaba al ejército egipcio y los
proyectos de construcción. La documentación sugiere que los Faraones aparecieron ante la
gente para recaudar impuestos. Los visires mantuvieron registros de los impuestos
recaudados y se aseguraron de que se cumplieran los requisitos

• El aceite de cocina se gravó fuertemente en Egipto, además la gente tuvo que


comprar su aceite de cocina gravado del monopolio del Faraón, y se les prohibió
reutilizar el aceite previamente comprado.

Grecia

La antigua Grecia estaba compuesta por numerosas ciudades-estado, estados esencialmente


independientes y sus territorios circundantes. Cada una de estas ciudades tenía su propia
colección de tribus, clanes y familias a las que se hacía referencia como grupos de
parentesco. La primera forma de tributación en Grecia requería que estos grupos de
parentesco proporcionaran alimentos, materiales y mano de obra para librar una guerra y
mantener monumentos religiosos. En el año 500 a.C. se implementó la acuñación de
moneda, lo que trajo consigo un gran cambio económico y el crecimiento del comercio y el
comercio. Estas ciudades-estado griegas recaudaron ingresos de numerosas fuentes: algunas
tenían minas, mientras que otras se beneficiaron de la conquista de otros estados. Los
impuestos fueron la forma más confiable para que las ciudades-estado griegas recaudaran
dinero.

• Los griegos creían que un ciudadano rico estaba éticamente obligado a contribuir
con su ciudad porque la ciudad y sus trabajadores le permitían al hombre obtener
esas riquezas. El honor asociado con retribuirle a su ciudad fue tan grande que hubo
una competencia continua entre los ciudadanos más ricos de Atenas.

Roma

El sistema tributario romano cambió muchas veces a lo largo de los años y varió bastante
de una región a otra. Una vez que los romanos conquistaron Egipto, adoptaron el sistema
impositivo actualmente existente. El gobierno recaudó impuestos sobre personas, ganado,
tierra, petróleo, aceitunas, vino, cerveza, pescado y más. Casi todos los intercambios
comerciales fueron gravados. El impuesto más importante en la antigua Roma era el
tributun, que era un impuesto a la riqueza material. Los ciudadanos de Roma no tenían que
pagar este impuesto, aparte de los tiempos de necesidad financiera, mientras que todos los
no ciudadanos que vivían en el territorio romano debían pagar tributun en todas sus
propiedades.

• Era bastante común que los dueños de esclavos liberaran a sus esclavos después de
cierto número de años y / o pagos en la Antigua Roma. Muchos esclavos finalmente
pudieron pagar la tarifa porque pudieron trabajar en varios lugares, permitiéndoles
ganar el dinero utilizado para obtener su libertad. Curiosamente, el gobierno romano
requirió que el esclavo recién liberado pagara un impuesto sobre su propia libertad.

Edad media

En la Edad Media, los impuestos eran cuantiosos y diversos, constituían una obligación que
los vasallos debían satisfacer al Rey, a la Iglesia y a su Señor. Hay que tener presente que la
Monarquía, para cubrir sus cuantiosos gastos, desarrolló un modelo tributario que le
permitía obtener de sus súbditos rentas cada vez más cuantiosas. Hasta mediados del siglo
XIII, dichos gravámenes se reducían a prestaciones personales que se pagaban en especie.
Conforme pasó el tiempo estas prestaciones se diversificaron y algunas se convirtieron en
económicas y otras se podían redimir una pena mediante el pago de una determinada
cantidad monetaria estipulada previamente.

La hacienda regia obtenía los fondos principalmente de tributos directos: rentas sobre las
personas, sobre las propiedades reales, las regalías y los monopolios. Los vasallos y siervos
tenían que cumplir con dos tipos de contribuciones: las prestaciones de servicios personales
y las prestaciones de tipo económico, que podían abonarse en dinero o especie.

Entre las prestaciones de servicios personales, cabe citar fundamentalmente cuatro: la


prestación del servicio militar (acompañar al señor feudal a la guerra); prestar servicios
de guardia en el castillo del señor feudal y dar alojamiento en su propia casa a los
visitantes del mismo; asistir a las audiencias para asesorar al señor feudal, y por
último, cultivar las tierras de sus señores durante algunos días a la semana (corvea).

En cuanto a las prestaciones de índole económica, había los impuestos en


especie consistentes en la participación de los productos de la tierra, la obligación de cocer
pan moler el trigo y pisar las uvas en el horno, molino y lagar del señor feudal,
respectivamente. Al clero se le pagaba en forma de vino.

Había también el Impuesto de la talla o pecho, que era pagado por cada familia de
campesinos en forma de dinero o especie; se le llamaba de tal forma porque al pagarlo se
hacía una talla con cuchillo en un pedazo de madera.

La mano muerta consistía en que si un siervo moría, la mayor parte de sus bienes pasaban
al señor feudal.

Seguidamente detallamos algunos de los impuestos habituales en diferentes territorios de


los antiguas Cortes de Castilla y la Corona de Aragón, fundamentalmente. De una simple y
rápida lectura es fácil hacerse a la idea de la de la tremenda presión con que los vasallos
tenían que contribuir al sostenimiento de las clases privilegiadas.

• Abadía o Luctuosa que era el derecho que tenían los curas a percibir a la muerte de
sus feligreses cierto tributo de sus bienes que dejaba.
• Acémilas: eran aportaciones de mulas o animales de carga para el acarreo de
víveres y cargas en campañas militares.

• Alcabala: impuesto que gravaba el comercio de mercancías. De uso en la Cortes de


Castilla.

• Alfarda era el pago por el aprovechamiento del agua (acequias, canalizaciones…)

• Alhondigaje: impuesto por el depósito de mercancías.

• Almojarifazgo, que era un impuesto aduanero que se pagaba por el traslado de


mercaderías que ingresaban o salían del reino de España o que transitaban entre los
diversos puertos (peninsulares o americanos), equivalente a los actuales aranceles.

• Axadero era el tributo que debía pagar cada persona que trabajaba con una “axada”
(azada)

• Banalidades: pago en especie por el uso de “instalaciones” del señor, como el


molino o el horno.

• Caballerías era el pago que se hacía anualmente para mantener todo lo relacionado
con las mismas (guerreros con su montura, equipo de armamento y manutención de
los animales)

• Calumnias o Calonias eran las multas que imponía la justicia en el ejercicio de sus
funciones.

• Carneraje que se aplicaba sobre los ganados trashumantes que atravesaban las
tierras del reino.

La exigencia del pago de las maquilas, fornático y llosol, las tenía el Rey en monopolio
como señor, al construir en sus dominios el molino, el horno y la fragua. Más importantes
fueron los recursos obtenidos por regalías o derechos privativos del monarca, entre las que
destacan las de la moneda, salinas y minas. La regalía de la moneda reportó a la hacienda
regia dos tipos de beneficio: el propio de la diferencia entre el valor nominal y el real de la
moneda puesta en circulación; y el impuesto que los pueblos de realengo y señorío pagaban
para que el monarca no alterara o quebrara su ley, impuesto llamado en Castilla moneda
forera y en la Corona de Aragón monedaje. Las regalías de minas y salinas suponían a su
vez la percepción de ingresos derivados de la explotación de esas fuentes de riqueza.

El uso y aprovechamiento de los montes y prados del rey originaban la doble contribución
del montazgo y del herbazgo. Numerosas contribuciones fueron las que gravaron el tránsito
de personas y mercaderías. En el siglo X, en León, queda patente la obligatoriedad de pagar
el portaticum o portazgo, que se aplica a la entrada de mercancías en ciudades para el uso y
consumo en ellas o para la venta en el mercado. Para el paso de puentes o el uso de barcas
para atravesar los ríos se pagó otro impuesto o carga conocido como pontazgo y barcaje. En
Castilla, el impuesto de tránsito fue conocido en general como peaje, y en Aragón con el
mismo nombre y con el de lezda, términos quizá sinónimos o aplicables el primero a la
circulación de personas y el segundo a la contribución de mercancías según su medida y
peso.

Edad moderna

Un conjunto de factores de naturaleza diversa mermaba la capacidad fiscal de los Estados


en la época moderna. La administración tributaria no conseguía a menudo superar los
problemas existentes a la hora de conseguir recursos, efectuar una eficiente evaluación de
los impuestos o distribuir equitativamente la carga fiscal. Restringían también la capacidad
fiscal las limitaciones estructurales derivadas de unas poblaciones escasas y de unas
pequeñas economías agrarias, con mercados deficientes, que producían poco en términos
relativos y generaban una escasa productividad. Existían, además, elementos de índole
política o constitucional que influían en el potencial fiscal de las naciones.

Este periodo comprendido a partir del siglo XVI hasta principios de la Revolución Francesa
daría lugar, en el plano del tributo y del Derecho tributario a connotaciones particulares
respecto del carácter que adquirió las contribuciones económicas a los nacientes Estados
modernos. Al desaparecer el feudalismo, en la Edad Moderna, los señores feudales
perdieron el dominio que ejercían sobre sus posesiones, se fortaleció el poder de la
monarquía y la economía urbana en relación a la rural.
El advenimiento histórico de la Edad Moderna y la formación de los Estados Nacionales,
condujo al desarrollo de gobiernos centralizados, lo que implicó el aumento de las
necesidades de ingresos y gastos, que trajo aparejada fenómenos como: deseos de
predominio, excesiva burocracia y multiplicación de rivalidades entre Estados, que derivó
en constantes guerras que indujeron a la formación de ejércitos cada vez más grandes y
poderosos.

El fenómeno de la tributación en la Edad Moderna, en síntesis, se caracteriza, por el


carácter absolutista y despótico de los regímenes implementados, la evolución de la
tributación con predominio de impuestos indirectos, hacia los impuestos directos y el
advenimiento de los principios fundamentales de la soberanía popular y la separación de
poderes en el plano jurídico, principios que luego se consolidarían con el advenimiento de
la Edad Contemporánea y el posterior desarrollo de la doctrina tributaria internacional.

Edad Contemporánea

Estos principios a partir de 1789 derivaron en el reconocimiento manifiesto de que la


supremacía política era inherente al Estado que encarnaba la voluntad popular, lo que
condujo a las Asambleas Legislativas redactar la Constitución del Estado, declarar los
derechos y las garantías individuales, que a la postre derivaría en la Revolución Francesa.
El régimen encumbrado de la Revolución Francesa fundó el principio de que la ley es el
producto de la voluntad popular y, como tal, su sometimiento al derecho afectó; tanto a los
súbditos, cuanto al Rey. Posteriormente, Gran Bretaña, para sostener las guerras entre este
país y Francia estableció, en 1798, el primer impuesto a la renta.

En materia impositiva, como ya se hizo una reseña de manera sintética, si bien los
impuestos estuvieron presentes prácticamente desde el albor de la humanidad y en todos los
tiempos en los que el hombre se integró en comunidades más o menos organizadas, es
precisamente en el siglo XVIII, después de este hito trascendente de la Revolución
Francesa que repercutió en el mundo entero, cuando se generalizó la opinión de que los
impuestos son contribuciones necesarias e indispensables para la vida de los Estados,
principio tributario fundamental.
Finalmente, en este periodo histórico de la humanidad se desarrolló, paralelamente, la
teoría del Estado de Derecho, fundamento por el cual éste surge a modo de un contrato que
vincula a los ciudadanos entre sí, como también con el Estado y las autoridades en
respuesta a sus necesidades; tanto políticas, cuanto económicas y sociales.

En la actualidad, el Sistema Tributario es el nombre que se le da al sistema impositivo o de


recaudación de un país y constituye la columna vertebral que hace posible financiar las
políticas económicas y sociales ejecutadas en el Presupuesto del Estado. Esto pone en clara
evidencia el nivel de responsabilidad que recae sobre las autoridades encargadas tanto de su
diseño como de su aplicación. Asimismo, resalta la importancia del empoderamiento que
debe tener toda sociedad sobre este tema

En la actualidad, hay dos principales modelos a nivel mundial para celebrar tratados
internacionales en materia tributaria: el de la ONU y el de la OCDE, ambos ofrecen la
posibilidad a los Estados que lo suscriben de gravar impuestos tanto en el país donde se
genera la fuente generadora de la renta como el lugar donde reside el sujeto que la obtuvo a
modo de evitar la doble tributación, aunque en el de Naciones Unidas se le da prioridad a la
fuente. Los principios rectores en materia fiscal para elaborar tratados internacionales,
evitando la doble tributación, con el propósito de facilitar el comercio son: principio de
ahorro, principio de fuerza de atracción, principio de fuerza de origen, principio de
residencia, principio de no discriminación, principio de asistencia en el cobro y principio de
procedimiento amistoso.

Evidentemente, cada uno de los principios está encaminado a un fin; sin embargo, en
general lo que buscan se reduce a facilitar las relaciones internacionales en materia
comercial de modo que el tema de tributación o pago de impuestos no se convierta en un
impedimento para que dichos negocios puedan realizarse óptimamente, eliminado la doble
tributación para personas físicas o morales que tengan que celebrar transacciones
financieras a nivel internacional. Vale la pena destacar en este punto que la doble
tributación ocurre cuando en un acto comercial celebrado entre sujetos de diferentes países,
se gravan dos o más tributos pertenecientes a las naciones en que residen originalmente
esos sujetos, lo cual a veces es un gran inconveniente o impedimento para que se
desarrollen operaciones mercantiles en el plano mundial.
TEMA 2: LA ACTIVIDAD FINANCIERA:

En Consiste el Derecho Financiero (de un ejemplo)

Es aquel sector del Ordenamiento jurídico que regula la actividad financiera del Estado y
demás entes públicos. El Estado, como todo grupo social organizado, tiene unos objetivos o
fines que cumplir y, para poder alcanzarlos, ha de realizar unos gastos que exigen, a su vez,
la obtención de los ingresos necesarios para ello.

El Derecho financiero se ha definido, sucintamente, como aquella rama jurídica que tiene
por objeto la Hacienda Pública o, también, como el ordenamiento de la actividad financiera
de los entes públicos. (Rodríguez Bereijo Introducción al estudio del Derecho Financiero,
IEF, Madrid, 1976, pág. 39.)

Al Derecho financiero le interesa, como objeto de conocimiento, la ordenación jurídica de


la actividad financiera. Su cometido será, pues, analizar y explicar, desde su particular
punto de vista, la realidad financiera, con el método y el sistema conceptual que le son
propios y característicos.

Se encarga de regular y organizar todas las actividades que tienen que ver con las finanzas
y la presupuestación de un Estado. Como tal, el derecho financiero (a diferencia del
derecho tributario o fiscal) forma parte del derecho público ya que se establece entre
entidades públicas como los Estados, instituciones administrativas, legislativas, etc.

Por ejemplo, la obtención de ingresos por parte de los institutos de derechos privados,
como es la explotación de su propio patrimonio.

De dos Definiciones de Finanzas Publicas

Las finanzas públicas son el conjunto gastos que realiza el gobierno de turno y con los
correspondientes ingresos obtenidos por él en el ejercicio de su función. El Estado cumple
una serie de funciones que son catalogadas como impostergables, estas son las funciones
públicas que son muy importantes y exclusivas, ya que son la razón de ser del Estado, si
estas no son cumplidas, el Estado corre el riesgo de desaparecer. (Martín 2011)
Las finanzas públicas brindan un resumen o un balance de todo el conjunto de
conocimientos que son parte de las labores financieras del Estado, y los presenta de una
manera organizada, ordenada y armónica. Su fin primordial es la de ofrecer un panorama
que sea congruente, razonable de normas, de reglas vinculados con una misma fase de
realidades, a pesar que esos elementos sean diversos o múltiples, puedan ser analizados
detenidamente por otras disciplinas especialistas. (Villegas 2000)

Las finanzas públicas de los gobiernos conforman un elemento importante en la gestión


pública porque representan un insumo y un producto de la misma. Comprenden el recurso
económico que el Estado requiere ingresar para financiar su gasto corriente o de capital, y
así garantizar su operatividad como institución. Al reconocerse derechos y obligaciones
sociales en la Constitución, el fin del gasto sería hacer efectivo su ejercicio en forma de
bienes y servicios públicos entregables a la sociedad.

En Consiste el Derecho Fiscal.

Es el sistema de normas jurídicas, que se refieren a los tributos, regulando la recaudación,


control e ingresos de Derecho Público, y las relaciones jurídicas entre los particulares y la
administración, con motivos de la creación, cumplimiento o incumplimiento, y todo aquello
derivado del ejercicio de la potestad tributaria, y aquella facultad de establecer las
contribuciones necesarias por medio de los particulares, para tener recursos económicos
suficientes para cumplir con sus funciones. (Rodríguez Lobato Raúl. Derecho Fiscal. 1986.
Página 20.)

El término fiscal proviene del latín “fisco” el cual es el tesoro del emperador, por lo que se
pagaba un impuesto el cual era llamado tributum que era determinado por el emperador.
Por otro lado fisco deriva de fiscus, que era la cesta que servia de recipiente en la
recolección de higos y también era usada por el recaudador para el pago del impuesto, por
lo que dicho autor concluye diciendo que fiscal se refiere a todo tipo de ingresos, todo
aquello que ingresa en el fiscus o erario que es el tesoro que entra al pueblo y que va parar a
manos del emperador. (44 Ibid., Página 26.)

Es el “conjunto de normas jurídicas y principios de Derecho Público que regulan la


obtención, cuidado y administración de los recursos fiscales, así como las relaciones que se
dan con motivo de la actuación del Estado, considerado como fisco. De manera que se
puede concebir el Derecho Fiscal como el ordenamiento jurídico que regula la actividad del
fisco, tanto orgánicamente considerando como en sus relaciones interorgánicas y con los
particulares, con motivo de la obtención, cuidado y administración de los recursos fiscales”.
(Cárdenas Elizondo, Francisco, Op. Cit. Página 3)

En que Consiste el Derecho Tributario. (De una Breve explicación con ejemplo)

Para Fernando Sainz de Bufanda, el derecho tributario “es la rama del derecho financiero
que organiza los elementos estructurales constitutivos de tributo y determinar
normativamente las potestades, sujeciones y deberes a través de los que se desenvuelven las
funciones públicas de gestión y de resolución encaminadas a la aplicación del llamado
recurso financiero”.

El derecho tributario, en sentido lato, es el conjunto de normas jurídicas que se refieren a


los tributos, regulándolo en sus distintos aspectos; la terminología no es uniforme respecto
a esta rama jurídica, la doctrina italiana, española y brasileña usan la denominación
“derecho tributario”, los alemanes prefieren la expresión “derecho impositivo”, mientras
que los franceses se refieren al “derecho fiscal”, que es la expresión más generalizada entre
nosotros, agrega el autor Giuliani Fonrouge”, que probablemente la denominación más
correcta es la de “derecho tributario”, que en América Latina es la que más predomina es la
de “Derecho Tributario”.

El Derecho Tributario es una parte fundamental del Derecho Financiero, el cual se encarga
de explicar los impuestos o las obligaciones como contribuyentes, ya que se relacionan con
la administración tributaria, ya sea la de los particulares con particulares, o particulares con
el Estado o el mismo Estado con el Estado, por lo que de esa manera se hace posible
establecer las obligaciones y derechos, así como el respeto a las normas legales por parte de
la administración y los contribuyentes.

Ejemplo tenemos los tributos provenientes del Impuesto Sobre la Renta, Impuesto al
consumir, etc.

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