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LA INVENCION DE LA FILOSOFIA Néstor Cordero

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LA INVENCION DE LA FILOSOFIA Néstor Cordero

Se sabe que este fenómeno tuvo lugar en ciudades pertenecientes a la civilización


griega. Todo producto cultural está condicionado por las circunstancias históricas
concretas existentes en el momento de su manifestación.
Ella dio sus primeros pasos en ciudades griegas y fue monopolio de gente que pensaba
en griego, hablaba griego y escribía griego.

a) ¿qué tipo de actividad desarrollaron los primeros que filosofaron?


Comenzaron a observar la realidad a partir de una perspectiva inédita, con el
objeto de obtener ciertas certezas capaces de apoyar un cierto tipo de vida.
Nuestra tarea consiste en acercarnos a los primeros pasos de esta actividad. En
efecto, hoy podemos considerar a la filosofía como un objeto de estudio.
En cada etapa de su existencia, la filosofía era aquello que los filósofos estaban
haciendo.
b) “Todos los hombres desean naturalmente saber”
La filosofía tiene como meta la obtención de un “saber” capaz de fundamentar
cierto comportamiento. Pero el ser humano no esperó que la filosofía diera sus
primeros pasos para buscar ese tipo de saber: “Todos los hombres desean
naturalmente saber”. Tres palabras de esta frase merecen la atención.
El verbo que habitualmente se traduce por “desear” (orégomai) significa en
griego “apetecer”, es decir “gustar”. El otro término que merece retener
atención es “naturalmente”, en griego Aristóteles usa el caso dativo de la
palabra “physis”, o en otras palabras hubiese sido “por naturaleza”. Vale decir
que al ser humano, “por naturaleza”, le apetece “saber”. El tercer término a
tener en cuenta es “saber”, el saber no es puramente contemplativo.
Aristóteles juega con la etimología del verbo eidénai cuya raíz significa también
“ver”, “contemplar”.
c) Las respuestas míticas
Nos referimos al consabido “pasaje del mythos al lógos”, para explicar este
pasaje suele constituirse un dossier integrado por mitos de toda especie, y
luego se lo contrapone con “la filosofía”, caracterizada por “la razón”.
Nuestra posición, dice Cordero, es más modesta: no hay ningún pasaje,
evolución, ruptura, continuidad o lo que fuere del mythos al lógos. Los mitos
son creaciones anónimas y permanecen en el dominio de la oralidad, mientras
que las respuestas filosóficas reconocerán un autor, o una escuela, y estarán
contenidas en textos.
d) La especificidad de la civilización griega
Una vez alcanzado cierto nivel de cultura, se halla una serie de relatos míticos
que pretenden explicar problemas fundamentales. No se inventa un mito para
justificar algo banal o superficial. Los mitos se forjan para responder a
preguntas implícitas, no formuladas.
Cada civilización ofreció sus explicaciones, a lo que podríamos llamar “el orden
cósmico”, suele hablarse de “cosmologías”, y, cuando éstas son presentadas
según un esquema genético, se habla de “cosmogonías”.
A finales del siglo VII a.C., ocurre que en ese periodo no se encuentra ninguna
narración mítico-cosmológica ni cosmogónica en la tradición griega. Las
conocidas cosmogonías órficas fueron elaboradas a partir del siglo VI y,
especialmente, en el siglo V, cuando la filosofía ya está en plena vigencia. Pero
nunca sabremos si había relatos cosmológicos realmente arcaicos entre los
griegos, ni en qué consistían, ya que no quedan testimonios escritos que nos
permitan analizarlos.
e) Los poemas Homéricos
Se forjan mitos cosmogónicos o cosmológicos para explicar los problemas
fundamentales. Este testimonio son los poemas Homéricos. Un jónico llamado
Homero puso en orden y por escrito, un conjunto de cantos transmitidos por la
tradición oral. Dada la lejanía de los sucesos narrados, los autores de los
poemas Homéricos invocan a las Musas, hijas de las Memorias, para garantizar
la autenticidad del relato. Los dioses están omnipresentes, como en la vida
cotidiana, e intervienen en los acontecimientos, los dioses abundan tanto en
los relatos cosmológicos de otras culturas como en los poemas homéricos. Pero
los dioses homéricos tampoco son responsables del orden cósmico. En efecto:
ellos deben aceptar una instancia superior, anónima, que les impone, ya que no
son todopoderosos.
f) La necesidad de encontrar una nueva perspectiva
El detonador de la nueva manera de pensar será el cambio vertiginoso de las
estructuras de la sociedad griega entre los siglos VIII y VII. Al comienzo del siglo
VIII el auge del comercio conduce a la llamada “colonización” griega. Se asiste
al surgimiento de “ciudades autónomas” (del griego “polis”). Una polis está
caracterizada por un conjunto de instituciones (asamblea, senado, tribunales)
y, por una cohesión social basada en leyes escritas. En el siglo VI, se habla ya de
“democracia”, que no es, un “gobierno del pueblo”, sino “de los barrios”
(“demos” es “barrios”). “Surgimiento de la
polís, nacimiento de la filosofía”. Es así como ciertos individuos, poseedores ya
de conocimientos técnicos, aplicaron la argumentación para resolver los
problemas que el apetito natural del saber de los griegos no había dejado en
manos de las divinidades ni consolidados en relatos míticos., surgió así una
nueva manera de observar la realidad.
Por eso comienzan a forjarse hipótesis, que devienen tesis e incluso teorías
(“teoría”, del griego theoría, que quiere decir “mirada”, de theoráo, que
significa “ver”). Poco después se llamó “filosofía” a esta mirada inédita sobre
“el todo”, y esto ocurrió sólo en Grecia.
1. TALES

Aristóteles, a mediados del siglo IV a. C., hace alusión a “los primeros que
filosofaron”, y cita un nombre propio, Tales de Mileto.
Tales, era un ciudadano de Mileto. O sea que, la filosofía comenzó con
Tales, la filosofía nació en Grecia.
Allá por 586 Tales gozaba del uso pleno de sus facultades intelectuales. El
mismo arsenal teórico que Tales puso en juego para producir ese eclipse
pudo haberlo puesto en práctica para intentar solucionar otros problemas,
ya no a sus astros, sino a lo que por entonces se llama la physis, y esa
búsqueda “amante” de un nuevo saber se llamó poco después “filo-sofía”.

a) El rol de Aristóteles
Aristóteles no pretende ser un historiador de la filosofía. Y, el nombre
Tales aparece en la Metafísica cuando Aristóteles echa una mirada hacia
el pasado para describir la tarea de quienes lo precedieron en la
búsqueda de “las primeras causas”. Para Aristóteles, la única manera de
conocer “algo” consiste en conocer su causa. Para la mentalidad griega,
la causa de algo es nada menos que su razón de ser.
En el pasaje mencionado de la Metafísica, Aristóteles dice que las
primeras respuestas a la cuestión de las causas de “todo” ofrecieron
como solución los “principios naturales” de las cosas. Aristóteles afirma
que la primera manera de filosofar respondió con elementos materiales
al problema de las causas, y que Tales fue el iniciador de este tipo de
filosofía. En realidad Aristóteles aplica retroactivamente al pasado su
esquema tradicional de los cuatro tipos de casualidad que él propone.
Los primeros filósofos, privilegiaron lo que Aristóteles llama “causa
material”, que es aquella que considera como causa el componente de
algo. En efecto dice Aristóteles, este “material” es una suerte de
naturaleza permanente (llamémosla X) que se mantiene estable, pero
para este X, la filosofía forjó el termino de “principio”, arkhé. El término
arkhé reúne los dos sentidos que la palabra “primero” tiene en casi
todos los idiomas: principio y principal. Arkhé, tiene valor inmanente y
permanece en el todo como lo principal. Pocas décadas después el
término más preciso y general de “ser” va a reemplazara a esta noción
de arkhé.

b) La noción de physis
Los primeros filósofos utilizan la palabra “physis”. La raíz de la palabra
“phy-” significa “brotar”, “crecer”.
El término de origen latino que mejor reproduce la noción de physis es
“creación”, del latín crezco, “crecer”, que sería “el acto de crecer”; pero,
como se sabe, la noción de creación, tal como se la entiende en el
pensamiento judeo-cristiano, no existía entre los griegos. Ocurre que
en su origen, el verbo phyo, sobre el cual se forjó el sustantivo physis,
estaba emparentado con el verbo eimí, que significa “ser”.

c) La respuesta de Tales
Para Platón, Tales era alguien tan alejado del mundo que por mirar las
estrellas cayó en un pozo; para Aristóteles, en cambio, poseía un
temperamento eminentemente práctico.
Tales llegó a la conclusión de que se trataba de lo húmedo, propiedad
representada por el agua. Quizás en el texto originario, Tales no se
había explayado lo suficiente, y por esa razón Aristóteles supone que
“quizás” su explicación se apoyaba en el hecho de que en todas las
semillas se detecta la humedad. La respuesta de Tales supone que la
realidad es una totalidad viviente, y que la humedad es esencial para la
vida. Tales, extiende su explicación a la considerada naturaleza
“muerta”, que para él no es tal, pues, en tanto existe debe estar viva.
Esta nueva “mirada” totalizadora sobre la realidad que consiste en
poner en relación algo conocido con la vida que caracteriza al carácter
dinámico de la physis, y atribuir este conjunto a aquello que es esencial
para la vida, la humedad. Ya el hecho de poner en relación la vida
humana con esa suerte de vida cósmica general asegura que el ser
humano debe encarar su existencia en armonía con la physis, cuyo “ser”

2. ANAXIMANDRO

a) ¿Cómo llegaron hasta nosotros los textos de los filósofos de la antigüedad?

Esquema general
Desde la aplicación de la imprenta, un autor tiene la certeza de que su obra llegará al
lector más o menos como la escribió. Toda obra escrita antes de fines del siglo XV,
siguió un camino muy diferente. Su autor la escribió a mano, pero la divulgación del
original, se hizo gracias a nuevas copias escritas, también a mano. Luego tomando
estas copias como modelo, se hicieron nuevas copias. Este mismo procedimiento se
llevó a cabo con todos los textos que corresponden al periodo que va del siglo VI a. C.,
al siglo VI. Durante todo ese lapso, la obra se recopió siempre a mano, y las copias más
antiguas se fueron perdiendo.
Puede decirse que todo autor de la antigüedad contó con la ayuda de un coautor, o de
varios, gracias a los cuales su texto original pudo ser reconstruido lo más fielmente
posible. Una vez restablecido el texto, las traducciones comienzan a ponerse en
marcha. En el caso de los textos filosóficos, las pérdidas fueron enormes.

El caso de los primeros filósofos


La inmensa mayoría de los textos filosóficos se perdió. Por “texto” entendemos los
libros, poemas o tratados, tal como fueron escritos. Antes de perderse habían formado
parte de las bibliotecas de estudiosos o de instituciones. Los autores del pasado no
dudaron en citar pasajes literales de los buenos libros que tenían en sus bibliotecas. Así
hicieron Platón, Aristóteles, Plutarco, Hipólito, entre otros, autores cuyas obras han
llegado hasta nosotros.
En el caso de los primeros filósofos hace falta un erudito que recoja todas las citas del
autor, que las ponga en cierto orden y que reconstituya así el original.

b) Precisiones terminológicas

El filósofo se ocupa del ser. Mil y una imprecisiones deben efectuarse y la


primera consiste en observar la tarea de los que filosofaron.
Y para esta noción totalizadora seguramente utilizaron también el término
physis, pero vimos también que la palabra physis posee una raíz emparentada
con el verbo griego “cimi”, que significa “yo soy/existo”.
Ha llegado el momento de precisar las cosas y de hacer una incursión en la
lengua griega, para comprender una fórmula que encontraremos en
Anaximandro. Los filósofos griegos van a interesarse en el “ser”. “Ser” es el
infinitivo de un verbo y todos los infinitivos se pueden sustantivar. El ser puede
ir acompañado por objetivos: se habla de “el ser racional”, de “el ser supremo”,
o, en plural, de “los seres queridos”, de “los seres inanimados”. Este detalle es
esencial para comprender la manera griega de observar la realidad. La
expresión tó einai se encuentra en algunos contextos, pero solo para eludir al
verbo ser. Una traducción literal de tó ón sería “lo ente”, pero en ellas se
pierde el carácter dinámico que posee el término “on” en griego.
Pero ya el hecho de utilizar el participio presente del verbo “ser” como la
manera más “normal”, cotidiana, de aludir a lo que nosotros llamamos “una
cosa” supone, por parte de la mentalidad griega una mirada especial sobre la
realidad de las cosas, que fueron siempre encaradas como “entes”.

c) La respuesta de Anaximandro

Anaximandro ofreció una solución personal a la cuestión del principio de la


realidad. Anaximandro resuelve el problema cuando imagina que el principio
de todo es indefinido.
Para indicar que lo infinito es eterno, Anaximandro usa un término homérico,
que significa “no viejo” o “que no envejece”.
Anaximandro dice: que el principio no es ni el agua ni ninguno de los otros
elementos, sino una naturaleza (physis) indefinida, de la cual se originan
todos los cielos y los mundos contenidos en ello. Aquello a partir de lo cual se
produce la generación para las cosas (tá ónda) es también aquello donde se
produce su destrucción, según la necesidad, pues ellas se rinden mutuamente.
Acá el intérprete juega un rol decisivo, pues el filósofo es demasiado parco.
Anaximandro nos da la clave de la solución cuando dice que de la physis
indefinida se separaron gérmenes de los opuestos. Lo seco y lo húmedo
estaban contenidos en el mismo germen. El equilibrio es “mutuo”:
Anaximandro dice que las cosas “se rigen mutuamente justicia y castigo por sus
injusticias”. La injusticia habría consistido en rebelarse contra el soberano,
representado por lo indefinido, y en haber osado “separarse” de él.

3. ANAXÍMEDES
Anaxímedes, fue un seguidor de Anaximandro. Propuso el aire (aér). “Así
como nuestra alma, que es aire, nos mantiene unidos, el soplo (pnéuma) y
el aire (aér) abarcan todo el universo”. La relación entre el alma (psykhé)
y el aire o el soplo vital es una idea tradicional que se encuentra ya en los
poemas homéricos y la asimilación del universo a un ser vivo que respira
coincide con la perspectiva de sus predecesores. Cuando el ser humano no
respira, muere; algo similar le podría ocurrir al universo y por esa razón el
elemento principal de éste, su “ser”, es el aire, que no es indefinido, pero
que es ilimitado.

Capítulo 3. Los primeros pitagóricos y Jenófanes


1. LOS PRIMEROS PITAGÓRICOS

El pitagorismo es uno de los movimientos filosóficos más importantes.


Sabemos que hay un iniciador de nombre Pitágoras, que nació en la isla
de Samos, en el 525 fue llevado prisionero a Caldea, donde aprendió su
teorías matemáticas y musicales. Una vez liberado regresó a Samos en
tiempos de la dictadura y comenzó a profesar cursos en una suerte de
gruta o caverna hasta que un conflicto con el tirano lo condujo a
exiliarse con su familia al sur de Italia.
Alrededor del año 500 una venganza personal obligó a Pitágoras a
refugiarse en Metaponto, donde tiempo después murió.
a) Los principios pitagóricos
Aristóteles nos ofrece su punto de partida:
Los llamados “pitagóricos” fueron los primeros que se entregaron
al estudio de las matemáticas y la hicieron progresar. Educados en
su estudio, llegaron a creer que los principios (arkhás) de
matemáticas eran los principios de todas las cosas.

El ser de algo es aquello sin lo cual ese algo no existiría. Ese


“componente” esencial puede ser una propiedad representada por
un elemento (aire, agua, fuego), una ley que una la diversidad o una
estructura armoniosa que se presenta como garantía de la unidad y
del devenir del cosmos.
Los pitagóricos, en su búsqueda de los primeros principios, llegaron
a los números.

b) La armonía
La aritmetización de la realidad condujo a los pitagóricos a
considerar que el orden que se detecta en el universo obedece a las
relaciones armónicas entre lo limitado y lo limitante.

c) Las normas de vida


Los pitagóricos fueron un auténtico paradigma en este sentido, y la
fórmula “modo de vida pitagórico” llegó a ser un verdadero cliché.
En este sentido, la escuela tomó el aspecto de una secta, con
ceremonias de iniciación, confraternidad de bienes entre los
adeptos, uniformidad en la manera de vestirse y hábitos
fundamentalmente alimentarios.
Éstos sin duda, están relacionados con la concepción pitagórica de la
vida en general y, cuando un griego de la antigüedad reflexiona
sobre la vida, reflexiona sobre la psykhé, que, es sinónimo de vida.

d) La noción de psykhé
La traducción habitual de “psykhé” por “alma”, si bien conserva su
etimología (aunque un tanto oculta: “alma” deriva del latín “anima”,
y éste del griego ánemos, que, como psykhé, significa “aire”,
“soplo”). Ya en los poemas homéricos psykhé es un componente del
ser humano, junto con el cuerpo: es una instancia casi invisible, que
representa la respiración, el soplo vital. Está alojada dentro del
cuerpo, y se escapa de él en el momento de la muerte.
La respiración es sinónimo de vida, la psykhé representa la vida,
perder la psykhé, en Homero, es morir.
Para la filosofía, la psykhé se asimila a la vida de cada uno, ella
comienza a representar la personalidad de cada individuo. Los
pitagóricos combinan este carácter individual de la psykhé con su
propiedad de “salir” del cuerpo en el momento de la muerte. Para
ellos la psykhé es inmortal y puede pasar de una especie viviente a
otra. La teoría pitagórica es verdaderamente innovadora, ya que
aquello que queda del individuo después de la muerte es lo mejor
de él mismo, su yo.

2. JENÓFANES

Jenófanes es un poeta, oriundo de Calofón, una polis ubicada en Jonia.


En algunas de sus poesías Jenófanes se interesó en asuntos
considerados como parte de la filosofía. Varios de sus poemas están
consagrados a lo que hoy llamamos “religión”, en los cuales
encontramos: a) una crítica de la religiosidad de su tiempo, y b) su
concepción personal de la divinidad.
En el ámbito del conocimiento, Jenófanes parece haber sido un
innovador, si bien este aspecto de su pensamiento suele soslayarse, ya
que se encuentra en él, y por primera vez, una referencia a los límites
del pensamiento humano.

Capitulo 4.
HERÁCLITO

a) El estilo
Ya la antigüedad se le había aplicado a Heráclito el apodo de
“Oscuro”, no en función de su pensamiento, sino respecto de su
estilo. Teofrasto, discípulo de Aristóteles le había atribuido al
carácter “melancólico”, de Heráclito en la oscuridad, de su estilo.

b) Un filósofo eminentemente personal


Puede decirse que Heráclito es un filósofo un tanto especial.
Heráclito no se deja aprisionar, porque es un filósofo
eminentemente original, su punto de partida es precisamente la
crítica de los filósofos anteriores. Heráclito combate a esos
personajes que el pueblo considera “sabios” y que son para él
acumuladores de conocimientos. Esa gente merece el nombre
de “filósofos” no de sabios.

c) La tarea del sabio


Heráclito se considera un sabio, no un filósofo. El filósofo ama la
sabiduría porque no la posee. El auténtico sabio, en cambio,
posee un solo conocimiento, conoce “la razón que gobierna todo
a través de todo”. Solo el sabio es capaz de captar este “sentido”
de la realidad, que permite primero unificarla y luego conocerla.

d) La fórmula de la physis
Hay una regla que describe la racionalización que existe para que
el todo no sea un conjunto de elementos dispersos. Quien
conoce esa regla, conoce el sentido del universo. Esta regla es
una especie de ley. Este término será esencial en la filosofía de
Heráclito. La palabra logos- que a medida que la filosofía
construye su propia terminología, adquiere múltiples
significados- está en relación con un verbo, légein, cuya raíz
comparte. Esta raíz significa “reunir”.
El logos es inmanente a la totalidad, vale decir que el logos es la
auténtica psysis del todo.
“A la psysis le gusta permanecer oculta”. Hay que desocultarla,
y en ello consistirá decir la verdad”

e) El contenido del logos


Es la reiteración de ejemplos, analogías, metáforas, la que pone
en evidencia al logos.
La sabiduría consiste en admitirlo: “escuchando al logos, y no a
mí, es sabio ponerse de acuerdo para saber que todo (pánta).
En efecto, Heráclito va a mostrar que, a pesar de su posición, las
cosas están unidas. En este caso va a razonar diciendo: la unión
se lleva a cabo en función de las diferencias, y cuanto más
diferentes son los componentes, más sólida es la unión: “la
armonía más bella [surge] de las cosas diferentes”.
Una armonía es la unidad compuesta por elementos diferentes,
cada uno de los cuales tienen su propia personalidad, y es en
función de ese carácter propio como se armoniza con los demás.
Todo esto es perceptible, pero, dice Heráclito, “la armonía
invisible es más fuerte que la visible”.
f) El método heraclíteo
Heráclito se tratará de “encaminar” un razonamiento en función
de un resultado, se inventará luego la palabra “método” (mét-
hodós, literalemente, “en el camino”). Heráclito elige un camino
que pocos filósofos seguirán: un primer lugar, compromete al
lector para que lea varias veces sus palabras con el objeto de
que descubra él mismo el sentido de la frase y comparta así el
placer del hallazgo.
Cada realidad posee dos aspectos, lo cual hace de ella algo a la
vez idéntico y diferente: “el camino hacia arriba y hacia abajo es
uno y el mismo”. Un camino, dos “propiedades”, que solo se
efectivizan cuando alguien camina. En el ser humano, “es lo
mismo el vivo y el muerto, el dormido y el despierto, el joven y el
viejo”.

g) La armonización de las tensiones opuestas


Cada integrante de la multiplicidad posee sus características
propias, eso que los griegos llamaban “poderes”. Se deduce que
la armonía que hace que todo es uno es en realidad el equilibrio
que se produce después de una lucha entre poderes opuestos.
Es una suerte de pacto después de un combate, y esto es así
porque “hay que saber que la lucha es común, que la justicia es
un combate, y que todo se produce gracias a la lucha y la
necesidad”. Esta guerra se lleva a cabo entre tensiones o
poderes opuestos y cuanto más opuestos son los contrincantes,
más bella es la armonía: “lo que diverge, converge, y la más bella
armonía proviene de las cosas diferentes”.

h) “Todo fluye”, frase antiherclítea por excelencia


La fórmula “todo fluye” (pánta rhéi) es una modificación
ulterior de la expresión “pánta khoréi. El maestro, Heráclito, es
inocente: ese cliché no se encuentra entre sus textos auténticos,
y no podría encontrarse, ya que la fórmula de la realidad que él
propuso asegura la identidad de cada cosa.
Un concepto clave en la filosofía de Heráclito es el de “medida”,
pues ella controla la dinámica de la realidad, que no es fluyente.
Cuando Heráclito el fuego como una imagen del cosmos, dice
que éste existirá siempre porque “se enciende con medida”, y,
para poder renacer, “se extingue con medida”. Heráclito no hace
del fuego un elemento básico de la realidad, sino una imagen de
la realidad, que, siempre cambia para permanecer siempre
idéntica.

i) La posibilidad de saber es común a todos


La imagen preferida por Heráclito es la del durmiente, que se
refugia en un mundo privado, mientras que los despiertos saben
que forman parte de un todo ordenado, y que la ley del kósmos,
el lógos, es válida también para ellos. Pero si bien el lógos es
común, la mayor parte de los hombres viven como si tuviesen
una sabiduría privada. El resultado de este aislamiento es la
alineación: cuando no están “aglutinados” alrededor del lógos,
“los sucesos cotidianos del resultan [a los hombres] extraños.
Los hombres, dice Heráclito, parecen inexpertos cuando
intentan poner en práctica las palabras y los hechos tal como yo
los explico. Peor para ellos, agrega Heráclito: “los que duermen
[también] son obreros y artesanos de lo que ocurre en el
kósmos".

Capitulo 5

PARMÉNIDES

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