El Guardador de Rebaños
El Guardador de Rebaños
El Guardador de Rebaños
Fernando Pessoa
Alberto Caeiro
Fernando Pessoa era un poeta portugués nacido en Lisboa el 13 de junio de 1988, y murió el
30 de noviembre de 1935. Fue especialmente reconocido por sus heterónimos, tenía 72 pero los
más conocidos eran Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Ricardo Reis entre otros.
La vida de Pessoa estuvo dedicada a crear, creó vidas a través de sus heterónimos.
Algunos críticos se preguntan si de verdad Pessoa habría revelado en algún momento su
verdadero yo o si en realidad era un producto de su creación. También han llegado a nombrarle
como “el hombre que nunca existió”.
Fue uno de los poetas más importantes del s. XX. En su poema Autopsicografía dijo de
sí mismo que era “un fingidor” de sí mismo, y en su obra dialogan diversas voces o
heterónimos.
Sus heterónimos son personalidades poéticas completas, identidades falsas en principio
que se convierten en verdaderas a través de la manifestación artística.
Entre los heterónimos, el mismo Fernando Pessoa pasó a ser llamado ortónimo, ya que
era la personalidad original. Con el tiempo, y con la maduración de las demás personalidades, el
propio ortónimo se convirtió en un heterónimo más entre otros.
Este libro está escrito desde Alberto Caeiro, un campesino sin apenas estudios, pero
considerado el maestro entre los heterónimos. Fernando Pessoa se refirió al momento de
creación de este heterónimo como:” Apareció mi maestro”.
Nació en Lisboa en 1885 y murió de tuberculosis en 1915 después de haber pasado casi toda su
vida en el Ribatejo, en la casa de una vieja tía. No tuvo ninguna profesión.
“A este heterónimo le toca el papel de formular las grandes interrogaciones y conducirse como
un escéptico y un estoico. […] El poeta inventó al otro poeta.” (Miguel Ángel Flores)
El poema num. VIII habla del niño Jesús huido del cielo, este poema me habla del amor
propio, de mi niña interior. Esa niña intuitiva y natural que me enseña los placeres de la vida y
me ayuda a disfrutar de las pequeñas cosas. Me resuena en versos como:
“Me enseñó a mirar las cosas.
Me muestra todas las cosas que hay en las flores.
Me hace ver cómo son graciosas las piedras
Cuando las tenemos en una mano
Y las miramos despacio.”
(pag.32)
Este poema me habla de la intuición, de esa voz interior que me habla, incluso me grita,
y que muchas veces callo sin querer escuchar, y que, si le presto atención, o dejo de poner el
foco donde no debo, y miro para adentro, o simplemente callo lo de afuera, con poco que
escuche, me dice muchas cosas. Me recuerda quien soy.
“Y el niño tan humano que es divino
Es ésta mi cotidiana vida de poeta,
Y porque siempre está conmigo soy siempre poeta,
Y mi mínima mirada
Me llena de sensación,
Y el más pequeño sonido, sea de lo que fuere,
Parece hablar conmigo”
(pag.34)