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TP Pisicologia

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2.

DESARROLLAR LOS PROCESOS PSICOLÓGICOS QUE OCURREN EN LA


ADOLESCENCIA,
A PARTIR DE LAS DISTINTAS TEORÍAS Y PLASMARLOS EN CASOS
CONCRETOS.

 BÚSQUEDA DE IDENTIDAD (¿QUIÉN SERÉ?)

Los procesos psicológicos del adolescente se basan en los cambios que se le


presentan y como busca una identidad de género, que se basa en las relaciones
que tenga con las personas cercanas a él o la sociedad en que se encuentre,
muchos de los cambios pueden dañar el autoestima del adolescente por la
misma causa en que se tiene una preocupación por su cuerpo, la cultura es una
gran influencia ya que determina mucho el comportamiento y las normas en que
se tiene que vivir, o como un reflejo de comportamiento en la adultez.

Tenemos entonces bosquejadas dos tareas fundamentales del adolescente: la


lucha por la reconstrucción de su realidad psíquica (mundo interno) y la lucha
por la reconstrucción de sus vínculos con el mundo externo, ambas supeditadas
a una tercera básica, que es la lucha por la identidad; reconstruir sin perder de
vista un fin fundamental: ser uno mismo en el tiempo y en el espacio en relación
con los demás y con el propio cuerpo.

Las identificaciones son procesos mentales automáticos e inconscientes por


medio de los cuales un individuo llega a parecerse a otra persona en uno o
varios aspectos al incorporar esas características. Si las identificaciones le
dieron al individuo las bases de su conducta, el sentido de identidad del yo lo
provee de su estabilidad en el tiempo, con cierta independencia de los factores
de la realidad externa y con la capacidad de enfrentar vicisitudes de la misma
que se le presenten.

La identidad es la experiencia interna de mismidad, de ser nosotros mismos en


forma coherente y continua, a pesar de los cambios internos y externos que
enfrentamos en nuestra vida.

Para obtener una identidad propia toda persona debe pasar por la elaboración
de su individualización, lo que requiere un proceso de “desimbiotización”.

Es durante la adolescencia cuando se realiza un gran rescate de las partes que


se encontraban depositadas en los padres y en otros adultos psicológicamente
significativos. Es la necesidad de reconocer las propias potencialidades y
necesidades en un hacer posible y dependiente del individuo mismo, esto es, su
proyecto de vida, lo que hace que el adolescente se aboque, con profunda
intensidad, aunque no siempre consciente de todas las implicaciones de lo que
hace, a una búsqueda de sentimientos, valores y actitudes que lo reflejan en un
ahora proyectado hacia el futuro, en un sí mismo proyectado hacia los demás.
Como se siente falto de seguridad en sí mismo, es inseguro de la posición que
ocupa, el adolescente tiene tendencia a ser agresivo, retraído y a hallarse
incómodo. Se torna extremadamente sensible y reservado, se ve afectado por
estados emocionales, es dado a las fantasías y es propenso a las súbitas
explosiones temperamentales. En su lucha por la independencia, el adolescente
protesta en forma vehemente contra las decisiones protectoras de los adultos,
pero cuando es incapaz de administrar su independencia, solicita protección.

Erikson pone especial énfasis en el problema de la elaboración de la identidad,


cuyo logro se ve influido en forma circunstancial por las características con que
cada persona experimente su periodo de adolescencia. Este autor señala que
sin un sentido firme de identidad no puede alcanzarse la verdadera madurez

Para Erik Erikson, el adolescente era fundamentalmente alguien en busca de su


identidad. La pregunta Quién soy? era la más angustiante y también la más
importante que podía hacerse

Erikson lo contestaba así: "..el adulto era el frontón necesario para que el joven
tenista hiciera sus prácticas, se probara, probara los golpes, mejorara sus tiros
y resultara, no sin desgaste para el frontón, un adulto hecho y derecho, es decir
un buen jugador."

Los principios, las normas, los ideales debían ir cambiando, ajustándose a


diferentes épocas, los adolescentes en cambio se preparaban para lo nuevo que
vendría y para eso adaptaban lo recibido de sus padres y maestros a sus
propias necesidades, entrando en colisión con ellos. Rebelarse, confrontar,
buscar su propias síntesis era la tarea de la adolescencia. Este proceso de
enfrentamiento generacional era inevitablemente doloroso, obligaba a la
pérdida de ilusiones, destruía ídolos, provocaba temores, falta de confianza en
las propias fuerzas, tristeza, rabia, pero también, simultáneamente, sensación
de triunfo y de libertad. La adolescencia era un momento de grandes cambio y
consecuentes pérdidas.
 DESPRENDIMIENTO E INTEGRACIÓN (DUELOS O DESAPEGO)

Para Arminda Aberastury, la adolescencia debía realizar como tareas propias,


tres procesos de duelo. Los procesos que se suceden en el duelo se han
dividido en tres etapas:

1. La negación, mecanismo por el cual el sujeto rechaza la idea de pérdida,


muestra incredulidad, siente ira

2. La resignación, en la cual se admite la pérdida y sobreviene como afecto la


pena.

3. El desapego, en la que se renuncia al objeto y se produce la adaptación a la


vida sin él. Permite el apego a nuevos objeto.

El adolescente tenía que superar tres duelos para convertirse en adulto:

1. El duelo por el cuerpo infantil. Sufre cambios rápidos e importantes en su


cuerpo.

2. El duelo por el rol infantil y la identidad infantiles. Esto lo obliga a renunciar a


la dependencia y a aceptar responsabilidades.

3. El duelo por los padres de la infancia. Renunciar a su protección, aceptar sus


debilidades y su envejecimiento.

Aberastury añade un cuarto duelo al que parece otorgarle menor entidad, la


pérdida de la bisexualidad de la infancia en la medida en que se madura y se
desarrolla la propia identidad sexual.

 INDEPENDENCIA Y PODER (REBELDÍA)

La frustración lleva a la agresión, que puede adoptar muchas formas, las más
comunes de las cuales son: la demanda exagerada de independencia, el
desprecio general hacia los adultos y hacia los valores consagrados, la vanidad,
la arrogancia, el desafío a la autoridad y una estereotipada actitud hostil hacia
los padres y personas mayores. En el período inicial de la adolescencia la
inestabilidad demuestra que el adolescente se está desarrollando. La
continuación de la inestabilidad y la inconsistencia en forma pronunciada y
durante un período prolongado, constituyen signos de deficiente adaptación y
evidencian que el adolescente experimenta dificultades para desprenderse de
los hábitos infantiles y establecer otros más maduros.
Los convencionalistas fueron definido como:

"...los que nunca pusieron en duda seriamente los valores adultos, y cuyo
principal objetivo en la vida es adaptarse a la sociedad tal como ella es."

Este tipo reunía a aquellos que transitaban la adolescencia disfrutándola, pero


no entrando en conflicto con las generaciones anteriores a las que buscaban
asimilarse.

Los idealista aparecían como el tipo clásicamente descripto como rebelde,


definidos como:

"...quienes se sienten profundamente insatisfechos con el estado del mundo y


se esfuerzan por cambiar las cosas o bien se retiran a un mundo privado que
gira en torno de la satisfacción personal."

Los hedonistas transitorios fueron descriptos como:

"..Llevan al extremo el papel de adolescentes, convirtiéndolo en su estilo de


vida. Se sienten ajenos al mundo adulto, pero en vez de combatirlo quieren
simplemente dejarlo atrás, confiando en que cuando su generación llegue al
poder, ellos darán el tono a la nueva sociedad.

Finalmente surge el tipo de los hedonistas permanentes:

“Estos difieren de los transitorios porque su apartamiento de la sociedad es


más deliberado, se funda más en la convicción personal y puede prolongarse
toda la vida. La vida es una continua búsqueda de excitaciones, centrada es el
surf o el esquí, pero con generosas dosis de alcohol, drogas, sexo, viajes, o
cualquier cosa que prometa ser estimulante..."

Es importante destacar que, mientras la visión y descripción del adolescente


moderno provenía de aquellos que los enfocaban como objeto de estudio, el
modelo de adolescente posmoderno parte no sólo de ellos sino también, y con
gran influencia, de los medios masivos, los cuales difunden y venden un tipo de
adolescente en sus propagandas y programas.

“Se temía a la generación que parecía carecer de entusiasmo combativo, que se


mostraba indiferente y no tomaba posición sobre temas como la solidaridad y el
antirracismo. Ahora la vemos reunirse y bajar a la calle, organizarse, formar
estados generales. Estos jóvenes sienten pues muchas cosas, pero las sienten
colectivamente."

Tal es así que los jóvenes no sienten necesidad de rebelarse, no ven a sus
padres como personas muy diferentes de ellos, no tienen problemas en ponerse
de acuerdo respecto a una convivencia razonable, están de acuerdo con la
educación que recibieron y que la pondrían en juego con sus propios hijos, no
sienten una "brecha generacional", sus discusiones no pasan por un
enfrentamiento ideológico, de hecho no hay ideología de la que se hable.

Para Doltó la rebeldía ha sido suplantada por indiferencia, incomunicación. Pero


esta falta de enfrentamiento generacional no sería inocua, por el contrario:

"Considero que esta neutralidad pasiva es quizá más grave que los conflictos
violentos entre las generaciones. Lo contrario del amor no es el odio, sino la
indiferencia, la neutralización de las relaciones, el silencio contra el que no se
reacciona."

"...La muerte en vida del sentimiento."(Konrad Lorenz)

Pero la falta de enfrentamiento entre generaciones está lejos de anular la


hostilidad totalmente. Doltó refiere desprecio y maltrato hacia los padres por
parte de los adolescentes.

 RELACIONES Y SEXUALIDAD (SOCIABILIDAD Y NOVIAZGO)

“No te quedes con las ganas de nada”, dice el comercial de un producto de


primera marca,y así resume la ideología de la época. La oferta de goces y
objetos aparece como solución a la falta de respuestas frente al sentido de la
vida. Objetos que se enaltecen a expensas de un sujeto que se detiene en su
desarrollo y creatividad cuando supone que su angustia existencial es una
equivocación.

Al idealizarse el objeto como representación de completud y felicidad, se


convierte en modelo de identificación. El hombre quiere devenir ese objeto
íntegro, estético, perfecto, contemplarlo y contemplarse en el espejo, en los
blogs, Facebook o las filmaciones que sube a Internet, donde su vida puede ser
un espectáculo para que otros se fascinen. Busca convertir su cuerpo en ese
objeto en los gimnasios, moldearlo con cirugías, fijarlo con piercings y tatuajes,
busca ser incorruptible al tiempo y al deterioro del envejecimiento. Y aspira
ofrecer esa perfección al otro para completarlo a su vez.

La culpa, actualmente, no se liga al darse el gusto, como sucedía hace no


mucho tiempo, sino todo lo contrario: sentimos culpa por no poder alcanzar el
grado de placer establecido por el ideario social y las tentaciones personales de
cada uno. El placer nunca parece suficiente, la pareja que se elige puede estar
impidiendo el acceso a otra mejor, cualquier grado de satisfacción parece poca
cosa en relación con lo que se ve en la televisión o en las revistas.

Es una característica humana la no coincidencia entre necesidad y


satisfacción, que da lugar a un resto que nos hace seguir deseando, pero
nuestra cultura incentiva la insatisfacción sistemática.
Todo esto coincide con una sobreoferta comunicacional e informática, a través
de los medios de difusión que aportan su interpretación acerca de lo que ellos
conciben como la realidad y la verdad, o a través de Internet, que pone a
disposición una información sin límites y facilita la comunicación acortando
tiempos y eliminando distancias. Los grandes avances tecnológicos y
científicos estimulan la fantasía de que todo lo que se desea es posible. No se
trata entonces de un medio que prohíbe, sino de uno que ofrece. El placer
parece estar a la vista y garantizado a través de la posesión de bienes
adquiribles o de vínculos con los que vivir un erotismo desatado de antiguas
prohibiciones y miedos ancestrales. Sin embargo, los deseos están para ser
formulados, no para ser cumplidos.

Hoy en día, los adolescentes se definen más como usuarios y como autores que
como aprendices.

Se caracterizan por las operaciones que pueden llegar a hacer con el flujo de
información que reciben, más bien que por el sentido que les encuentran a los
textos que se les ofrecen.

El adolescente experimenta una serie de cambios en su aspecto físico,


apariencia, que influye en su equilibrio psíquico por varios caminos indirectos.

El principal es la ruptura de la apreciación global del cuerpo y la focalización en


determinados centros de interés en su cada vez más constante contemplación:
"aparece el espejo" (la preocupación estética: acné, pelo, "cachas", o el peso).

Otras son: el temor a la deformación excesiva corporal (p.e: "excesivo, o


escaso, pecho") y la desadecuación de la ropa ("no me cae bien").

Destacando la labilidad e inestabilidad emocional, muchas veces presentada


como hiperemotividad con distintas expresiones: ansiedad, tristeza, ira,
euforia...Así en cuestión de minutos o de horas puede sentirse omnipotente
("renace") o nada("muere").

Por otra parte están las vivencias de transformación y cambio que afectan a la
propiavivencia de si mismo.

La puesta en marcha hormonal y el consecuente incremento de hormonas


sexuales circulantes produce un oscuro deseo de aproximación y relación
sexual, no siempre vinculado a la presencia individual del sexo opuesto, lo que
llega a impregnarlo todo.

Así, en este marco, surgen las normales dudas homosexuales de esta


etapa("...alguna vez me he sentido atraído/a por mi amigo/a, he pensado si soy
homosexual)
Para Piaget el adolescente era también un idealista romántico, interesado en el
pensamiento, en la construcción de utopías.

BIBLIOGRAFÍA

 DOLTO, F. La causa de los adolescentes. Barcelona, Seix Barral,


1990 Pág. 42
 Adolescencia, Posmodernidad y Escuela Secundaria Por Guillermo,
A. Obiols y Silvia Di Segni de Obiols. Kapeluz Editora S. A. Primera
edición: 1993.
 Hurlock EB.(1980), Psicología de la adolescencia. 4ª edición.
Barcelona: Editorial Paidos,1980.
 Lehalle H. (1986), Psicología de los adolescentes. "Serie General:
162". Barcelona: Editorial Crítica
 http://aula.elmundo.es/media/fotos/educasex1.jpg
 http://2.bp.blogspot.com/_p_2alJj7Tws/S_XtJafhqFI/AAAAAAAAABs/
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