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Cortito y Al Pie - 3.5 Adolescencia

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Cortito y al Pie- 3.

5 Adolescencia

ABERASTURY- LA ADOLESCENCIA NORMAL

Cap 1- EL ADOLESCENTE NORMAL

Entrar en el mundo adulto significa para el adolescente la pérdida definitiva de su condición de niño.
Los cambios psicológicos tienen el correlato en los cambios corporales, llevan a una nueva relación
con los padres y el mundo. Esto solo puede lograrse si se elaboran los duelos por el cuerpo de niño,
por la identidad infantil y por la relación con los padres de la infancia.

El adolescente fluctúa entre una dependencia y una independencia extremas. Es un periodo de


contradicciones, confuso y doloroso, caracterizado por fricciones en el medio familiar y social.
Frecuentemente confundido con crisis y estados patológicos.

Cuando el adolescente es capaz de aceptar simultáneamente sus aspectos de niño y adulto, es


cuando puede a comenzar a aceptar en forma fluctuante los cambios en su cuerpo y comienza a
surgir su nueva identidad. Los padres tienen dificultades para aceptar el crecimiento (rechazo hacia la
genitalidad, duelo por pérdida del hijo infantil), esta incomprensión y rechazo a veces se encuentra
enmascarada en la otorgación de excesiva libertad (vista por el adolescente como abandono), o
haciendo lo opuesto, limitando la libertad del adolescente (visto por el adolescente como tiranía).

Antes de alcanzar un relativo equilibrio y entrada al mundo adulto, el adolescente nos muestra una
multiplicidad de identificaciones contemporáneas y contradictorias, combinación inestable de varios
cuerpos e identidades. En esta dificultad de adquirir una identidad coherente reside el principal
obstáculo para resolver su identidad sexual.

Los padres también acompañan el duelo adolescente, desde su lado. Los padres tienen que
desprenderse de su hijo “niño” y evoluciona hacia una relación con su hijo adulto, lo que impone
muchas renuncias. Al perderse para siempre el cuerpo de su hijo-niño, se ven enfrentados con la
aceptación del envejecimiento y la muerte. Deberá en cambio, aceptar una relación de ambivalencias
y criticas. La capacidad y los logros de su hijo lo obligan a enfrentarse con sus propias capacidades y a
evaluar sus logros y fracasos.

La lucha entre adolescente y padres es similar a las luchas creadas por las diferencias de clases, los
padres suelen usar la dependencia económica como poder sobre el hijo, lo que crea un abismo y un
resentimiento social entre las dos generaciones.
Se produce en el adolescente un incremento de la intelectualización para superar la incapacidad de
acción para transformar su entorno. El adolescente busca la solución teórica de todos los problemas
trascendentales (amor, libertad, matrimonio, paternidad, educación, filosofía, religión etc). debe
formarse un sistema de teorías, de ideas, un programa al cual aferrarse y también la necesidad de
algo en lo que pueda descargar el monto de ansiedad y los conflictos que surgen de su ambivalencia
entre el impulso al desprendimiento y la tendencia a permanecer ligado.

Erikson ha sostenido que la sociedad social ofrece al adolescente una “moratoria social”, Aberastury
considera que esa moratoria no es más que el contenido manifiesto de una situación mucho más
profunda. El niño mismo necesita tomarse su tiempo para hacer las paces con su cuerpo, pero solo
llega a esto mediante un largo proceso de duelo, a través del cual no solo abandona su cuerpo de
niño, sino que abandona la fantasía de bisexualidad, base de su actividad masturbatoria. En una
palabra, la única forma de aceptar el cuerpo de otro, es aceptar el propio.

La dificultad del adulto para aceptar la maduración intelectual y sexual del niño es la base de esa
pseudo moratoria social.

A más presión parental, el adolescente reacciona violentamente por desesperación, en este


momento decisivo de la crisis adolescente es cuando los padres recurren incorrectamente por lo
general a 2 medios de coacción: el dinero y la libertad. El adolescente tiene 3 exigencias básicas
respecto de la libertad: 1) libertad en salidas y horarios, 2) libertad de defender una ideología, y 3)
libertad de vivir un amor y un trabajo.

Es necesario dar libertad y para ello hay dos caminos: se puede dar libertad sin límites que es lo
mismo que abandonarlo, o dar una libertad con limites, que impone cuidados, cautela, observación,
contacto afectivo permanente, dialogo, para ir siguiendo paso a paso la evolución de las necesidades
y de los cambios en el hijo.

CAP 2- EL SINDROME DE LA ADOLESCENCIA NORMAL:

Este periodo, como todo fenómeno humano, tiene su exteriorización característica dentro del marco
cultural-social en el cual se desarrolla.

En la experiencia psicoanalítica del tratamiento de adolescentes, vemos muchas veces que son
traídos por consideraciones no solo de tipo patológico, sino de conducta considerada como
“anormal” dentro del marco familiar y social.
La estabilización de la personalidad no se logra sin pasar por un cierto grado de conducta
“patológica” que, según el criterio de Aberastury, debemos considerar inherente a la evolución
normal de esta etapa de la vida. El concepto de normalidad no es fácil de establecer, ya que en
general varía en relación con el medio socioeconómico, político y cultural. Anna Freud indica que es
muy difícil señalar el límite entre lo normal y lo patológico en la adolescencia, y considera que en
realidad, toda la conmoción de este periodo debe sr estimada como normal, señalando además que
sería anormal la presencia de un equilibrio estable en el proceso adolescente.

Para Erikson, existe en la adolescencia un cambio que es fundamentalmente crítico. Este autor habla
de 3 estadios en el proceso evolutivo: niño, adolescente y adulto (basándose en los conceptos de
Piaget). Destaca que para cada unidad de éstas, corresponde una crisis mayor, y cuando por
cualquier razón, una crisis tardía es severa, se reviven las crisis más tempranas.

El adolescente atraviesa por desequilibrios e inestabilidades extremas, como periodos de


ensimismamiento, alternando audacia y timidez, urgencia, desinterés o apatía, conflictos afectivos,
crisis religiosas que pueden oscilar del ateísmo anárquico al misticismo fervoroso, conductas sexuales
desde el heteroerotismo hasta la homosexualidad, etc  A TODO ESTO LLAMAMOS SINDROME
NORLAM DE LA ADOLESCENCIA.

“SINTOMATOLOGÍA” del Síndrome de la Adolescencia Normal:

1) Búsqueda de sí mismo y de la identidad: para Erikson, el problema clave de la identidad consiste


en la capacidad del Yo de mantener la mismidad y la continuidad frente a un destino cambiante.
Para Sorenson la identidad es la creación de un sentimiento interno de mismidad y continuidad,
una unidad de la personalidad sentida por el individuo y reconocida por otro, que es el “saber
quién soy”.
Según Ginberg, el sentimiento de identidad implica la noción de un Yo que se apoya
esencialmente en la continuidad y semejanza de las fantasías inconscientes referidas
primordialmente a las sensaciones corporales, a las tendencias y afectos en relación con los
objetos del mundo interno y externo.
Erikson ha llamado también “una identidad negativa” basada en identificaciones con figuras
negativas pero reales. Es preferible ser alguien, perverso, a no ser nada. Esto ocurre a veces
sobre todo cuando ya hubo trastornos en la adquisición de la identidad infantil.
Adolescente adopta distintas identidades:
 Identidades transitorias: son las adoptadas durante un cierto tiempo (Ej. lapso de machismo
en el varón, precoz seducción histeroide en la niña)
 Identidades ocasionales: son las que se dan frente a situaciones nuevas (ej. Primer encuentro
con una pareja, primer baile, etc)
 Identidades circunstanciales: son las que conducen a identificaciones parciales transitorias
que suelen confundir al adulto (se comporta de una manera en casa, de otra en la escuela)

El adolescente realiza un proceso de fragmentación del yo y de los objetos con los que se pone
en contacto, un desprendimiento. Solo perdiendo los aspectos que resultan inútiles (ej. Imagen
de los padres infantiles) se pueden integrar otros nuevos dentro de la personalidad mientras esto
se realiza, se configura un sentimiento depresivo (Gringberg), son microdepresiones y
microduelos que previenen y preparan al Yo ante el peligro de depresiones más severas. La
situación cambiante que implica la adolescencia obliga a reestructuraciones permanentes
(internas y externas) que son vividas como intrusiones dentro del equilibrio logrado en la
infancia. Esto obliga al adolescente, en el proceso para lograr su identidad, a tratar de refugiarse
férreamente en su pasado mientras trata también de proyectarse intensamente en el futuro.

Los cambios corporales, incoordinación muscular, desparejo crecimiento osteomuscular, etc,


despiertan en el adolescente sentimientos de extrañeza e insatisfacción, esto contribuye a crear
ese sentimiento de “despersonalización”.

2) Tendencia grupal: búsqueda de uniformidad, que puede brindar seguridad y


estima personal. Aquí surge el espíritu de grupo. Hay un proceso de sobre
identificación masiva, en donde todos se identifican con cada uno. Se transfiere al
grupo gran parte de la dependencia que se mantenía con los padres. El grupo
constituye así la transición necesaria en el mundo externo para lograr la individuación
adulta. El fenómeno grupal facilita la conducta psicopática normal en el adolescente.

3) Necesidad de intelectualizar y fantasear: se da como una de las formas típicas


del pensamiento adolescente. Fantasear e intelectualizar sirven como mecanismos
defensivos frente a estas situaciones de pérdida tan dolorosas. La intelectualización y
el ascetismo han sido señalados por Anna Freud como manifestaciones defensivas
típicas de la adolescencia.

4) Crisis religiosas: puede manifestarse en extremos, como ateo exacerbado hasta misticismo
fervoroso. Entre ellas hay una gran variedad de posiciones religiosas y cambios muy frecuentes.
La preocupación metafísica emerge, y las tan frecuentes crisis religiosas no son un mero reflejo
caprichoso, sino intentos de solución de la angustia que vive el Yo en su búsqueda de
identificaciones positivas y del enfrentamiento con el fenómeno de la muerte definitiva de parte
de su Yo corporal. Además comienza a enfrentar la separación definitiva de los padres,
aceptación de la posible muerte de ellos y de la suya misma.

5) Desubicación temporal: desde el punto de vista de la conducta observable, es posible decir que
el adolescente vive con una cierta desubicación temporal. Fluctúan de las urgencias enormes a
las postergaciones irracionales (ej. Cuando un padre agita a su hijo para que estudie, y éste le
contesta que el examen es mañana, que todavía tiene tiempo. Otro ejemplo, un desconsuelo de
que no le compran un vestido para su primer cumpleaños de 15 a la adolescente, cuando el
cumpleaños es dentro de 3 meses.

Con el transcurrir del proceso, el tiempo se va haciendo más objetivo (conceptual). Aberastury
indica que debería hablarse de un TIEMPO EXISTENCIAL (el tiempo en sí mismo), un TIEMPO
VIVENCIAL (o experiencial, tiempos basados en experiencias, comer, dormir, estudiar, etc), y un
TIEMPO CONCEPTUAL. El tiempo vivencial y el conceptual pueden corresponder
respectivamente a los llamados TIEMPO RITMICO y TIEMPO CRONOLOGICO, señalados por
Rolla.

A medida que se van elaborando los duelos típicos de la adolescencia, la dimensión temporal
adquiere otras características. Aquí es cuando surge la CONCEPTUALIZACION del tiempo, que
implica la noción discriminada del pasado, presente y futuro. (“cuando era chico”, “cuando sea
grande”). Si en el pasado hubo una evolución y experiencias positivas, la integración y la
discriminación temporal se verán facilitadas y el futuro contendrá la identificación proyectiva de
un pasado gratificante.

6) Evolución sexual manifiesta: se puede describir al adolescente entre un oscilar permanente


entre la actividad de tipo masturbatorio y los comienzos del ejercicio genital. El enamoramiento
apasionado es un fenómeno que adquiere gran relevancia en la adolescencia (primer amor,
enamoramiento a primera vista).
La masturbación, como fenómeno normal de la adolescencia, le permite al individuo en esta
etapa de su vida, pasar por la etapa esquizo-paranoide de su personalidad, considerar sus
genitales como ajenos a sí mismo, tratar de recuperarlos e integrarlos, y finalmente realizar el
proceso depresivo a través de una angustia que es primero persecutoria y luego depresiva, e
integrar sus genitales a todo el concepto de sí mismo, formando así una identidad genital adulta
con capacidad procreativa.
7) Actitud social reivindicatoria con tendencias antisociales de diversa intensidad: no todo el
proceso de la adolescencia depende solo del adolescente, la familia es la primera expresión de la
sociedad que influye y determina gran parte de la conducta de los adolescentes.
Stone y Church destacan una AMBIVALENCIA DUAL en este proceso, ya que la misma situación
ambivalente que presentan los hijos separándose de los padres, la presentan los padres al ver
que sus hijos se alejan.

8) Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta: el adolescente no


puede mantener una línea de conducta rígida, permanente y absoluta, aunque mucho lo busca y
lo intenta. Solo el adolescente mentalmente enfermo puede mostrar rigidez en la conducta. El
psicópata por ejemplo, muestra todas las características descriptas como fugaces y transitorias
en el adolescente, pero de una manera rígida, cristalizada, estable e inflexible.
Spiegel ha hablado de la personalidad del adolescente describiéndola como “esponjosa” es una
personalidad permeable que recibe todo y también proyecta enormemente.

9) Separación progresiva de los padres: duelo por los padres de la infancia. Una de las tareas
básicas concomitantes de la identidad del adolescente es la de ir separándose de los padres. La
intensidad y calidad de la angustia con que se maneja la relación con los padres y su separación,
estará determinada por la forma en que se ha realizado y elaborado la fase genial previa de cada
individuo, así como las experiencias infantiles anteriores y la actual de la propia adolescencia. La
disociación esquizoide del adolescente es n fenómeno normal y natural que es preciso aprender
a reconocer para comprender algunas de sus características.

10) Constantes fluctuaciones del humor y estado de ánimo: un sentimiento básico de ansiedad y
depresión acompañaran permanentemente como substrato a la adolescencia. La cantidad y la
calidad de la elaboración de los duelos en la adolescencia determinaran la intensidad (mayor o
menor) de esta expresión y de estos sentimientos. El Yo realiza intentos de conexión placentera
con el mundo que no siempre logra, dando la sensación de fracaso y obliga al adolescente a
refugiarse en sí mismo, he ahí el repliegue autista tan singular en la adolescencia, que da lugar a
ese sentimiento de soledad, aburrimiento, frustración y desaliento tan distintivo de los
adolescentes. Tales cambios de humor pueden aparecer como microcrisis maniacodepresivas.

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