Trabajo Aberastury PDF
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Arminda Aberastury
Integrantes: Arévalo Camila, Báez Andrea, Diaz Noelia, Lancelliotti Melina y Stehle Camila.
Al comienzo de la transición del adolescente al mundo adulto es caracterizado como la pérdida de su condición de
niño. Estas transiciones conllevan cambios corporales hasta además cambios en las relaciones con los padres y el
mundo. Una vez que el adolescente se incluye en este nuevo mundo, necesita la adquisición de una ideología que
permita su adaptación.
En este periodo, solo la madurez se aceptará luego a este nuevo se independiente. Sin mencionar que,
primeramente, está presente el periodo de imposición a lo desconocido, por temor de su perdida. Este, es un
momento confuso y de crisis. El adolescente comienza a recibir nuevas pautas de convivencia las cuales para ellos es
una invasión lo cual lo conlleva a sus actitudes infantiles.
Esta transformación lo conduce a un refugio en su mundo interior para reconectarse al pasado para poder enfrentar
el futuro. Solo cuando el adolescente acepta sus cambios, es capaz de comenzar a crear su propia identidad. Los
padres padecen, además, dificultades para acepar el crecimiento de su hijo y de su libre expresión. El adolescente es
una combinación de identidades, las cuales no puede renunciar a aspectos de si ismos, lo que conlleva a problemas
en el ámbito para resolver su identidad sexual.
El adolescente provoca generalmente, una revolución en el ámbito familiar y social. Además, se debe destacar que
también los padres sufren el duelo de los hijos y por su dependencia infantil. Los padres tienen que desprenderse de
los hijos para evolucionar a la relación con el hijo adulto. Los padres ya no ocuparan la imagen de ídolo y deberá
aceptar que será criticado por su hijo adulto.
La problemática del adolescente comienza con los cambios corporales y con los cambios psicológicos. El adolescente
defiende sus valores y desprecia los que le impone el adulto. Estos trastornos son inevitables, pueden ser
transitorios y/o elabórales. El adolescente siente que debe controlar los cambios y planificar su vida para adaptarse
al mundo externo. El adolescente busca la explicación teórica a todos sus conflictos.
Se comienza a proyectar el futuro como una fantasía del ser con y como los padres. Todo ese proceso exige un lento
desarrollo, en el cual la necesidad de dependencia y al mismo tiempo de independencia son esenciales para el
adolescente. Para ello, es necesario dar libertad la cual tiene dos caminos: dar una libertad sin límites, o una libertad
con limites la cual impone cuidados y observación hacia el hijo.
Actualmente, el mundo nos exige la búsqueda del ejercicio de la libertad sin recurrir a la violencia. La prevención es
primordial para el desarrollo del adolescente hasta convertirse en adulto. Lo cual requiere de un clima de espera y
comprensión.
1-BÚSQUEDA DE SÍ MISMO Y DE LA IDENTIDAD: El adolescente buscar ser individual tanto biológicamente como
socialmente, por lo tanto, debe de encontrar su identidad. El no encontrar una identidad en algunos adolescentes
puede llevar a adquirir una identidad negativa (como pandilleros o adictos a drogas), porque antes de no tener
ninguna identidad es preferible tener una así, piensan ellos. La identidad adolescente está caracterizada por ciertas
identidades que pueden irse dando durante el cambio y principalmente a causa de la separación de sus padre s: las
identidades transitorias son las adoptadas durante un cierto período, como por ejemplo el lapso de machismo en el
varón o de la precoz seducción histérica en la niña (querer llamar la atención de los varones); las identidades
ocasionales son las que se dan frente a situaciones nuevas, como por ejemplo en el primer encuentro con una
pareja, el primer baile, etc., y las identidades circunstanciales son las que conducen a identidades parciales
transitorias que suelen confundir al adulto, sorprendido a veces ante los cambios en la conducta de un mismo
adolescente que recurre a este tipo de identidad como por ejemplo, cuando el padre ve a su hijo adolescente, de
acuerdo a como lo ven en el colegio, en el club, etc., y no como él habitualmente lo ve en su h ogar, y en su relación
con él mismo. Una buena relación o una buena interiorización de los cambios que se están dando van a dar como
resultado una buena relación con el medio que rodea al adolescente.
2-TENDENCIA GRUPAL: En la búsqueda de la uniformidad el adolescente suele adherirse a grupos de forma muy
arraigada; el adolescente encuentra en el grupo al que pertenece una identidad, unos seres que siente como sus
elementos más similares y cercanos a él, incluso se siente más parte del propio grupo que de su familia, siente más
cercanos a sus amigos que a sus padres. La dependencia que se tenía de sus padres se transfiere al grupo; el grupo
constituye así la transición necesaria en el mundo externo para lograr la individuación adulta. Después de pasar por
la experiencia grupal, el individuo podrá empezar a separarse de la “barra” y asumir su identidad adulta. El
adolescente va a buscar a quien someterse en su grupo, es decir, va a buscar un líder al cuál obedecer que
representaría a los padres, si no lo encuentra, el mismo se convierte en el líder del grupo.
4-LAS CRISIS RELIGIOSAS: El adolescente frente a la etapa de cambios que sufre, y en la búsqueda de su verdad ero
yo, puede experimentar sensaciones de extremo ateísmo o fervoroso misticismo (creyente fervoroso); no encuentra
una posición media e incluso puede fluctuar entre una y otra posición, sin saber qué es lo que realmente quiere.
Luego de superada la adolescencia es probable que encuentre un punto más flexible además de inclinarse por
alguna de las dos cosas quizá.
5-DESUBICACIÓN TEMPORAL: El adolescente no logra tener una percepción exacta del tiempo, puede ver cosas
cercanas como muy lejanas o por el contrario, cosas muy lejanas como fenómenos a punto de suceder; por ejemplo,
un adolescente que tiene un examen en dos días lo puede ver lejos, como que todavía queda tiempo para estudiar;
otro ejemplo es cuando el individuo tiene una fiesta en dos meses, pero se preocupa por la ropa y demás detalles
como si la fiesta estuviera por suceder ya.
6-EVOLUCIÓN SEXUAL DESDE EL AUTOEROTISMO HASTA LA HETEROSEXUALIDAD: El pasaje del adolescente por
períodos de fluctuación entre la homosexualidad y la heterosexualidad, procesos masturbatorios, entre otros,
constituyen la evolución sexual de la persona hasta llegar a un período en el que se estabiliza y toma las relaciones
genitales como actos reproductivos responsables, es decir, la persona que no es responsable en cuant o a las
relaciones genitales, puede que todavía no haya madurado sexualmente y aún permanezca adolescente en este
sentido. El fenómeno que más se da, y, el que caracteriza a este síntoma (duelo 6), es el de constante pasar de
actividades genitales con otras personas y actividades de tipo masturbatorio, que constituyen un proceso de
maduración; es como todo lo que caracteriza a la adolescencia, un constante soy una cosa y soy la otra, una
constante duda, cambio, dado que se debe de pasar de un estado a otro; la pérdida de la bisexualidad infantil genera
un sentimiento doloroso en el adolescente que lo canaliza con la masturbación, también se puede ver actividades de
tipo homosexual, muy características de esta etapa, que, pueden fijarse de esta forma (es decir, la persona en un
futuro es homosexual) o simplemente sea una etapa de exploración que en un futuro desaparezcan (la persona en
un futuro es heterosexual). También aparecen las fantasías, en el hombre de penetrar y en las mujeres de ser
penetradas, que posteriormente será el modelo que como adultos van a adoptar en su vida. La fase exploratoria en
esta etapa es muy característica, que se da gracias a la curiosidad sexual, que generalmente lleva a los juegos de
contacto físico, las constantes peleas violentas (que se dan por una necesidad de tocarse), el darse abrazos, andar de
la mano, sentarse en la falda entre otras cosas (que se da en adolescentes mujeres entre edades aprox. de 13-15
años).
7-ACTITUD SOCIAL REIVINDICATORIA: No toda la adolescencia depende del adolescente mismo, si no que depende
del contexto, incluyendo los padres; tantos los padres del adolescente como los demás adultos ven al adolescente
como una amenaza ya que en un futuro los va a sustituir, lo “marginan” mediante estereotipos. El adolescente
necesita libertad, y puede liberarse del súper yo (todos los límites que se le ponen) mediante rebeldía (hacia sí
mismo). Cambia la relación con los padres, y ese cambio le provoca dolor ya que pierde la relación que tenía con
ellos; cambia la visión idealizada de los padres, cambia esa modalidad y se da cuenta de que ellos también se
equivocan, los ve como un factor negativo, como que lo único que hacen son cosas malas contra él, posteriormente
esta relación se estabiliza y se da cuenta de las cosas buenas de los padres además de los errores, es decir, los
empieza a ver como personas más cercanas ya que son más similares a él, y empieza a entender los
comportamientos y actitudes que éstos tienen.
9- SEPARACIÓN PROGRESIVA DE LOS PADRES: El adolescente empieza a ver a los padres como seres sexuados, que
tienen relaciones coitales como cualquier pareja; lo reconoce de forma progresiva. Aparece la ambivalencia dual, los
padres tratan de ponerse en el lugar del
adolescente para acompañarlo en el proceso; ambas partes realizan el duelo de separación; los padres también
tratan de entender que sus hijos son seres sexuados. Necesitan encontrar una figura estable, si no la encuentran en
los padres, la buscan en otra parte. Comienzan las fantasías con los profesores, por ejemplo, buscando la imagen de
los padres.
10- CONSTANTES FLUCTUANTES DEL HUMOR Y ESTADOS DE ÁNIMO: Tiene constantes cambios de buen y mal
humor; sentimientos de éxito y de gloria; sentimiento de depresión y de alegría; a veces el adolescente se vuelve
introvertido y a veces extrovertido, el lugar seguro a veces para él, es dentro de sí mismo, es por dicha razón que el
individuo se encierre ciertas veces con momentos de soledad.
Todos estos cambios nombrados anteriormente, crean en el adolescente un problema central que es la búsqueda
de su nueva identidad que se va construyendo en un plano consiente e inconsciente. Ya que este, no quiere ser
como determinados adultos, pero si tiene un ejemplo claro de cómo quiere ser en un futuro, o sea elij e a otros como
ideales ejemplos. El mundo interno construido lo llevara a elegir en recibir los estímulos de su nueva identidad.
El camino del cambio por el cual atraviesa el adolescente se lleva de manera lenta, ya que este exige un tiempo
determinado para toda elaboración de su persona. Durante el duelo por el cuerpo, este va a travesar dos caminos,
por un lado, la de su cuerpo de niño cuando los caracteres sexuales secundarios lo ponen ante la evidencia de su
nuevo status y a la aparición de la menstruación en la niña y del semen en el varón, que les impone el testimonio de
la definición sexual y del rol que tendrán que asumir, no solo en la unión con la pareja, sino también en la
procreación. Esto le exige al adolescente el abandono de la fantasía de doble sexo implícita.
Se produce también durante esta instancia la influencia de una actividad masturbadora intensa que es vista no solo
como una manera de descargar las tensiones genitales, sino también como una forma de negar que se dispone de un
solo sexo y que para la unión se necesita la otra parte.
Durante la labor de duelo surgen defensas cuyo fin es negar la pérdida de la infancia. La angustia y los estados de
despersonalización que suelen acompañar a la menstruación como también a la aparición del semen, tienen el
significado defensivo de no aceptar que es en el propio cuerpo en el que se están produciendo estos cambios.
Sólo cuando el adolescente es capaz de aceptar simultáneamente los dos aspectos, el de niño y el de adulto, puede
empezar a aceptar en forma fluctuante los cambios de su cuerpo, y comienza a surgir su nueva identidad. Ese largo
proceso de búsqueda de identidad ocupa gran parte de su energía y es la consecuencia de la pérdida de la identidad
infantil que se produce cuando comienzan los cambios corporales.
Adolescencia y Psicopatía
Los cambios corporales y psicológicos que se producen durante la pubertad y la adolescencia obligan al sujeto a
abandonar la identidad y los roles que caracterizaron su estatus de niño. Esta renuncia exige una dolorosa y lenta
labor de duelo que incluye el cuerpo, la mente y las relaciones de objetos infantiles. En la adolescencia la movilidad,
multiplicidad e intercambiabilidad de las defensas otorga, sólo transitoria y parcialmente la apariencia de equilib rio
descripto en las psicopatías. Esto se logra y se pierde tantas veces como obtenga el yo éxitos o fracasos transitorios
en el establecimiento de la identidad. En el adolescente la palabra es un medio básico de comunicación. En el
psicópata ha perdido este valor instrumental, siendo sustituida en parte por la acción, si bien en el psicópata un
daño en las funciones del yo, a consecuencia del ejercicio repetido y rígido de determinadas defensas, puede traer
como consecuencia una compulsión a hablar, en este caso el lenguaje es más acción que comunicación. Un especial
trastorno del pensamiento es la compulsión a actuar que puede invadir el campo del trabajo y del aprendizaje. La
finalidad de esta defensa es poder dominar la angustia de la espera.
El esfuerzo por querer controlar las tendencias destructivas puede llevar al paciente -junto con el logro de este
aparente equilibrio- a un aburrimiento o a una paralización, de lo que sólo logra evadirse a través de la acción
impulsiva, expresando en este síntoma la lucha entre la vida y la muerte y su fracaso en el control de la motricidad.
Tanto en el adolescente como en el psicópata la acción puede ser una defensa contra la paralización, el aburrimiento
y el deseo de muerte. incluimos también la duplicidad real de figuras maternas o paternas cuando ambas realizan
roles intercambiables o semejantes en la educación del niño (madre -ama de leche, madre-abuela, madre-amante del
padre, padre amante de la madre), porque dificultan la integración del imago de la madre y e n consecuencia de la
del padre. La definición sexual impuesta por la pubertad trae como consecuencia una negación defensiva de la
diferenciación como intento de negar el necesario duelo por la otra parte. La escena primaria vivida como un coito
continuo tranquiliza al púber, la unión evita la pérdida. Unido al otro sexo conservará, a la vez, sus genitales y los del
otro. De esta manera satisface a través de la identificación proyectiva la necesidad de unirse, y en su cuerpo la niega.
También en la adolescencia, ante la inminencia y posibilidad del logro de unión genital, surgen defensas propias para
ese momento y para la ansiedad que provoca. La necesidad de experiencias amorosas y el temor a tenerlas pueden
conducir al adolescente a utilizar como defensa la compulsión a” devorar novelas” o” devorar películas” intentando
de esta manera aprender a través de personajes lo que no logra realizar en la vida real. El miedo a la intimidad sexual
entra en conflicto con la pujanza instintiva, que lo impele a la investigación y a la unión, y el adolescente suele
resolverlo con medidas defensivas que lo conducen a actitudes fóbicas frente al otro sexo. La búsqueda de la
identidad total puede conducir a la adquisición de ideologías que son sólo defensivas o, en muchos de los casos,
prestadas por el adulto, pero no auténticamente incorporadas al yo. Tanto la ideología como la identidad son
necesidades del yo adolescente para poder integrarse en el mundo del adulto: nueva situación en la que se siente
urgido por el desarrollo corporal. Con sus raíces en el pasado, cada ideología debe ser como la imagen del cuerpo,
una creación y no una dádiva ni un préstamo. La adolescencia necesita basar sus rechazos y sus aprobaciones en
alternativas ideológicas relacionadas en forma vital con los límites existentes en la formación de la identidad. Su
adquisición exige un largo proceso, en el cual se va elaborando el duelo de las ideologías sustitutivas de la relación
con los padres. Es frecuente que los primeros intentos tengan las características de una formación reactiva contra
ellos o se asimilen totalmente a los de una persona que constituye un ideal sustitutivo de los padres. La propia
ideología surge a la par de la identidad adulta. El logro de esta identidad es una meta a la que debe llegarse
asumiendo la creatividad en forma de paternidad o de maternidad tanto como de creatividad en el mundo, y se
logra a través de los duelos mencionados. Cuando el adolescente comienza a sentirse cómodo en su propio cuerpo y
cuando empieza a saber adónde va, tiene la certidumbre de empezar a ser reconocido en su medio, adquiere una
cierta conciencia tranquila de ese crecimiento y disminuye la intensidad de las defensas. Entonces sus logros se
hacen más fáciles y útiles.
El individuo asiste pasivamente a la mutación de su cuerpo. La rebeldía ante esto que no puede manejar la desplaza
hacia la esfera del pensamiento. Con un cuerpo que se va haciendo adulto, mantiene su mente en el cuerpo infantil.
Se da así una despersonalización en el pensamiento, típica de la edad.
Por exageración en su intensidad o por fijación evolutiva, esto puede adquirir características observadas en la
psicopatía: la simbolización fracasa, el símbolo y lo simbolizado se confunden y las ideas tienden a realizarse en
“acción en cortocircuito”, actuación motora.
Al no poder mantener la personalidad infantil y no lograr aún la adulta, el adolescente vive un fracaso en la
personificación, y entonces delega en el grupo gran parte de sus atributos y en los padres sus obligaciones y
responsabilidades (mecanismo esquizoide: su personalidad queda afuera, típica irresponsabilidad adolescente, los
otros se hacen cargo del principio de realidad).
El continuo comprobar y experimentar con objetos del mundo real y de la fantasía que se confunden, apoyado en el
pensamiento grupal despersonaliza a los seres humanos y desresponsabiliza al sujeto, que usará a las personas la
satisfacción de sus necesidades (lo cual explica que sus relaciones objétales sean lábiles y fugaces, inestabilidad
adolescente).
En el psicópata, las conductas de crueldad y desafecto, el manejo de las personas como objetos, se dan sin culpa y
sin capacidad de rectificación. Al faltar el paso por el pensamiento, la culpa no se puede elaborar y el yo se
empobrece en su situación ficticia de irresponsabilidad infantil con aparente independencia. Finalmente, lo que en el
adolescente normal es conflicto de identidad, en el psicópata es mala fe consciente que lleva a expresiones de
pensamiento cruel, ridiculizante de los demás, desafectivo, como mecanismo de defensa ante la culpa y el duelo por
la infancia perdida.
El psicópata no tolera la pérdida del suministro continuo, vivenciando la frustración como una amenaza de muerte y
respondiendo en cortocircuito. Percepción-acción, sin proceso de pensamiento. Evita la soledad que le permitiría la
elaboración de la pérdida de los padres. Percibe el mundo externo como amenazador y frustrante, y en su respuesta
apresurada y angustiosa utiliza su caudal intelectual para prescindir de la confrontación crítica y emplea una
racionalización más o menos coherente parta explicar su conducta desaprensiva y cruel: está permanentemente en
la actitud de recibir el suministro continuo que el adolescente normal sólo desea momentánea y periódicamente.
Lo que ha aprendido como niño, en aprendizaje y en adaptación social ya no le sirve. El mundo externo y él mismo
exigen un cambio en toda su personalidad. Frente a esta invasión la primera reacción afectiva del niño es un refugio
en su mundo interno; es como si él quisiera reencontrarse con los aspectos de su pasado para poder enfrentar
después el futuro. En ese momento una actitud crítica frente al mundo externo y a los adultos en general; él no
quiere ser como determinados adultos que rechaza con violencia y elige en cambio un ideal. Es por eso que otro de
los problemas centrales del adolescente es la búsqueda de su identidad. Todos estos problemas son más graves
actualmente, vivimos en un mundo en el que la tensión y la ansiedad creadas por la acumulación de los medios de
destrucción representa una amenaza permanente y sabemos que la estabilidad es el clima necesario para que un se r
humano se desarrolle normalmente. Necesitamos, hoy más que nunca, recurrir a todos los conocimientos sobre el
hombre y aplicados para encontrar la mejor forma de contrarrestar esta angustia de hoy que al reforzar el temor a la
muerte incrementa la que surge del crecimiento mismo.
En la formulación de las medidas para una higiene mental del adolescente -aunque la adolescencia tiene el carácter
universal que hemos señalado- deben admitirse caracteres propios y por lo tanto medidas específicas en los distin tos
medios sociales y en especial en sociedades como las latinoamericanas que están sufriendo, en diversos grados, una
transformación: de la sociedad tradicional a la sociedad moderna, técnica e industrializada, o de un mundo rural a la
adaptación de los avances del industrialismo y de la urbanización.
Sexo en el psicópata: permanece en una bisexualidad fantaseada que tiene para él todo el significado de la realidad
psíquica y que le impide relaciones amorosas de objeto y el logro de la pareja.