Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

P0165 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 341

à

I: £ - P t>fГ. . . . . J . . . . . . . . « • :• * • ^'^ö\o't"

> ;.. • IVy^4-v\ OvUì\nVu\0 A i . ^

\t"- . .ouuYw

iC3 Щ л

i£ . ЪгиичЧ г'й'.Х

4v3 ?.....viÀ-^.\v.\\T

03 .' г
ARTÍCULOS

CONTENIDOS EN ESTE NUMERO.

Prólogo pág. 3
Materiales para la geografía mineralógica
de España y sus posesiones en América,
por D. Christiano Herrgen $
Descripción del titanio de Horcajuelo, por el
mismo 17
Descripción de cinco géneros nuevos y de
otras plantas con cinco láminas, por Don
Antonio Joseph Cav anilles 33
Informe sobre el salitre nativo de Asturias,
por D. Domingo García Fernandez 46
Experimentos hechos en la platina, por Don
Luis Proust 51
Puntos de elevación conocidos en Europa,
África y América, por D. Guillermo
Thalacker 84
Puntos de elevación desde el mar de Va-
lencia, hasta S. Ildefonso 86
ANALES

DE HISTORIA NATURAL.

MES DE OCTUBRE DE 1^99.


1 \

NUM.° I.°

¿)2Í ORDEN SUPERIOR.

MADRID EN LA IMPRENTA REAL.

IOR D. PEDRO JUIIAN PEREYRA , IMPRESOR DE CÁMARA DE S. M.

A Ñ O P E I709.
m
PRÓLOGO.

3L/a Historia Natural ha llamado en todos tiempos


la atención de los hombres. L a multitud sin numero
de sus producciones; las utilidades que de ellas re-
sultan á la Sociedad; y la dulce satisfacion que siente
el alma al contemplar el admirable enlace de todas
e l l a s , y al penetrar por decirlo así en lo interior de
sus elementos , viendo como se propagan , perecer*
y renacen , han hecho suaves y aun deliciosos los
ímprobos trabajos que emplearon en esta ciencia. T u -
vo ella, como todas, su infancia; se enriqueció después
sucesivamente por muchos siglos; pero en el nuestro
fue llevada á un punto de perfección y riqueza que
asombra. Pruébanlo con evidencia la multitud de cos-
tosas obras que la Europa culta ha presentado y ofre-
ce cada dia : las sabías observaciones, que destruyen-
do errores envejecidos, han cimentado con sólidos
fundamentos todos los ramos de la historia natural;
los nuevos y multiplicados descubrimientos descritos
con crítica , claridad y conocimiento ; el empeño en
fin que los Gobiernos muestran en promover esta cien-
cia no menos útil que agradable. El nuestro ocupa-
do siempre en contribuir á la perfección de esta in-
merisa obra ha enviado sugetos instruidos á registrar
las dilatadas regiones de sus dominios; ha destinado
á otros á viajar por la Europa, y á tratar con los pri-
meros sabios de las ciencias naturales; ha erigido d e -
pósitos y establecimientos análogos á cada u n a ; y ha
costeado la publicación de nuestros descubrimientos.
Últimamente para que se propaguen con la mayor
brevedad los que se vayan haciendo en nuestro suelo
A a
fértil é inagotable como igualmente fuera de Espa-
5

ñ a , ha expedido el decreto siguiente.


Deseando el R e y , á exemplo de otras naciones
9, cultas, se publique en sus estados un P e r i ó d i c o , que
„ no solo presente á los nacionales los descubrimientos
3, hechos y que v a y a n haciendo los extrangeros, sirio
también los que sucesivamente se hacen en España
„ en la Mineralogía, Q u í m i c a , Botánica y otros ramos
„ d e Historia natural, ha resuelto S. M . confiar á
, , D . Christiano H e r r g e n , D . Luis Proust, D . D o m i n -
go Fernandez y D . Antonio Josef Cavanilles la re-
„ daccion de está importante obra , que se imprimirá
„ en su R e a l imprenta baxo el nombre de Anales de
„ Historia natural."
En él se pone el plan que seguiremos, esforzán-
donos á corresponder á la honrosa confianza que de-
bemos á nuestro Soberano , para merecer al mismo
tiempo la aprobación de los sabios. Publicaremos los
Anales por números sin prefixar las épocas en q u e
salgan los sucesivos, pues solo se verificará quando
tengamos suficiente materia para cada uno. Para ha-
cerlo con mayor brevedad podrá contribuir el que los
sabios nacionales y extrangeros nos comuniquen sus
descubrimientos, que siendo dignos como esperamos,
sé imprimirán con el nombre de su respectivo autor.'
Madrid y 30 de Setiembre de 1 7 9 9 .

H. P. F . G.
\

MATERIALES
PARA LA GEOGRAFÌA MINERALÓGICA
••5'IUD tifi .vpOtQtx. . tiO. . .' ' . , óci^ 'V*.
DE ESPAÑA,

Y DE SUS POSESIONES EN AMÉRICA.

; ¿i*' ¿í¿ •<?tf.W.? '--A-A';.!,-' ^ • /•-• ~ IMMtf) j'ir^i^PHB


POR D. CHRISTIANO HERRGEN. *

Sistema mineralógico se- Par ages de España y de


gun mi traducción de América en que se han.
Widenmann. hallado ya algunas de
las producciones perte-
necientes al sistema.
GENERO I.
Gergónico.
FAMILIA I. GERGON
G E N E R O II.
Espático adamantino.
FAM. i. ESPATO ADAMAN- El fósil de Toledo, á que
TINO. se ha dado este nombre, no
es mas que un feldspato,
cuya dureza es mucho mas
considerable que la que cor-
responde al feldspato co-

* N o pretendo publicar en el presente catálogo la existencia


d e todos los fósiles y minerales conocidos en España y América,
sino lo que conozco, lo que me consta, y de lo qual poseo exem-
plarcs ¿ excepción de muy pocos. Tampoco quiero copiar las citas
de la obra de Bowles , pues parte de ellas se ha hallado ya in-
exacta , y las demás necesitan por consiguiente nuevas indagaciones
y confirmaciones.
6 ANALES

mun. L e descubrió D. En-


, • rique Thalackcr en 1 7 9 2
en la montaña de Layes
cerca de Toledo. Su dure-
za , suficiente para cortar
el cristal, y también su co-
lor hacen desear la análisis
química de este fósil.
G E N E R O III.
Silíceo.
FAM. I . DIAMANTE
F A M . I I . CHR1SOBERILO
FAM. I I I . ZAFIRO
FAM. i v . RUBÍ- ESPINELA. Perú.
FAM. v . JACINTO Bowles dice pág.i 3. „ E n
„ España hay jacintos que
„ nacen en piedras calizas,
„\é yo los he visto en can-
,,teras de yeso." Es muy
probable que Bowles ha-
bla aquí de ciertos cristales
de quarzo roxizo , conoci-
dos desde mucho tiempo
con el nombre de jacintos
de Compostela, y que per-
tenecen á la Especie 2? de
la Fam. 1 5 de este género.
Entre las arenas remiti-
das de América al Real Ga-
binete de Historia natu-
ral he hallado una que se
compone casi enteramente
de fragmentos de pequeños
cristales de jacintos; la ma-
P E HISTORIA N A T U R A L . 7

yor parte de ellos conserva


aun indicios de su cristali-
zación.
Algunos autores asegu-
ran también hallarse jacin-
tos cerca de Toledo, en el
Cabo de Gata , y en las
cercanías de Granada ; pe-
ro creo que han ocasiona-
do esta equivocación frag-
mentos sueltos de granates,
cuyo color se acerca á v e -
ces al del jacinto.
También suele hablarse
de jacintos de Hinojosa de
D u e r o ; pero tanto éstos co-
mo los pretendidos topa-
cios del mismo, no son mas
que un quarzo de color ama-
rillo mas ó menos subido.
FAM. v i . GRANATE E n Horcajuelo , jurisdi-
cion de Buytrago, se hallan
granates roxos sembrados en
granitino , y formando por
consiguiente el murksteitt
de los Alemanes. Su tama-
ño es pequeño y mediano;
y aunque abundan muchí-
simo , se han encontrado
hasta ahora muy pocos que
; llegasen al tamaño de pul-
gada y media.
A tres quartos de legua
de Toledo, detras del con-
A N A L E S

vento de San Bernardo , y


cerca de la fuente que lla-
man de los Jacintos, se en-
cuentran granates roxos, á
>r,\ ¡temí! veces del tamaño de una
pulgada. Adelante se dará
la descripción orictognósti-
ca y geonóstica de estos
granates dodecaedros, muy
interesantes, principalmen-
te por la textura de su frac-
tura,
. Según nos asegura Bow-
les pág. 1 3 6 se hallan en
Cabo de Gata granates ro-
xos con una abundancia de
ZOülütlO que no hay exemplo en nin*
gun país.
En las montañas de San
Lorenzo descubrió el año
pasado D. Guillermo Tha-
lacker Colector del Real
y

Gabinete de Historia natu-


ral , granates roxos crista-
lizados , y al mismo tiempo
en masa, en cierta roca gra-
nática verde , peculiar de
áoiha tiébaúÓB España, y de que daremos
,. luego una descripción mas
amplia.
F A M . v i l . 0ZJV.JN0 Se halla con bastante abun-
dancia sembrado en una la-
va compacta de color gris
.íizulado de Cataluña. E l ta-
DE HISTORIA N A T U R A S . 9

maño de los granos es pe-


queño y muy pequeño , y
no presenta señal ninguna
de cristalización. Ultima-
mente he recibido una por-
ción de este fósil; pero ig-
noro el parage de su naci-
miento , y solo me acuerdo
haber oído que es de cerca
de Gerona.
FAM. V I I I . CRISOLITA En el Journal de mines
de París núm? 2g,ipág.^yo,
se publicó la análisis de una
crisolita que Mr. Launoy
habia llevado de España á
París. Pero lejos de ser aquel
fósil la verdadera crisolita
de Werner> daremos en bre-
ve la descripción de esta
nueva piedra, que , según
la análisis de D.Luis Proust,
es un fosfate y fluate cali-
zo. Su cristalización no tie-
ne nada de común con la
x

de la crisolita , pues es un
prisma hexaedro terminado
en punta con una pirámide
hexáedra. E l parage de su
nacimiento es Jumilla en
KT¿l)fl l'í.l'j¡32 £>DUC[ OÍT Murcia.
FAM. ix. TOPACIO Aun no se ha descubier-
to en España. A lo que se
da el nombre de topacio de
Hiño josa , no lo e s , pues
IO ANALES

su cristalización demuestra
que pertenece al cristal de
roca y quarzo amarillo.
FAM.X. ESMERALDA Perú.
FAM. X I . BERILO
Ninguna de las dos espe-
ESPECIE i. COMÚN .ncies se ha encontrado has-
2. CHORLACEO....\X& ahora en los dominios de
: España.
FAM. X I I . CHORLO
ESP. i . NEGRO ESTRIADO. Molar. S. Agustín. San
Lorenzo. S. Ildefonso. C h i -
le : chorlo negro en ma-
. sa con textura fibrosa. Hor-
cajuelo : turmalinas, cuya
descripción geognóstica se
halla en mi tratado del T i -
tanio del mismo parage.
ESP. 2. TURMALINA DEL
BRASIL,
ESP. 3. CHORLO ROXO Según toda probabilidad
se hallará esta variedad del
chorlo mas. allá de Horca-
juelo, y sobre todo en la
- montaña que llaman Pue-
blo de la muger muerta.
En el viage que hice el año
pasado para indagar la na-
turaleza y formación del T i -
tanio no pude seguir hasta
aquel parage ciertos indi-
cios que me dieron los ha-
bitantes ; pero D . Guiller-
mo Thalacker volverá lúe-
DE HISTORIA fíÁTURAL. I I

go á emprender este viage,


y conseguiremos de su zeló
infatigable y de su inteli-
gencia noticias mas circuns-
tanciadas.
ESP. 4.CHORLO VOLCÁNICO
F A M . ' X i i r . LEUCITO En las minas de oro de
México.
FAM.X1V. CHORLO VIDRIO-
SO , 6 PIEDRA
THUMENSIS.
FAM. xv. QUARZO L a España abunda segu-
ramente mas que ningún
otro pais de las dos espe-
cies del quarzo. Citaré por.
mayor los parages siguien-
tes i pero publicaré luego
una memoria sobre esta ma-
teria que satisfará los deseos
de los naturalistas.
>:SP. 1 . CRISTAL DE ROCA. Horcajuelo. Careros en
Extremadura: las puntas de
las pirámides de estos cris-
tales se hallan llenas inte-
riormente de dendritas ne-
gras capilares que hacen el
mas bello efecto. Hinojosa
de Duero : es el quarzo y
cristal de roca amarillo, que
se conoce baxo el nombre
de topacios de Hinojosa. Po-
zoblanco , y cerca de V i -
que en Cataluña : amatis-
tas. Mallorca: de color ne-
12 ANALES

gro. Santiago': de color ro-


xo de jacinto : jacintos de
Santiago.
ESP. 2. QUARZO COMÚN.... San Lorenzo, S. Ildefon­
so : entre otras variedades
el quarzo folicular y el fi­
broso. S. Fernando : bellas
venturinas de diversos colo­
res. Horcajuelo: entre otras
variedades un quarzo de
varios colores con textura
fibrosa del amianto , y lus­
tre sedoso. Molina de Ara­
gón. Teruel. Torremilano:
un quarzo gris verdoso con
textura radiada , cubier­
to de una caxa de calcedo-
nia-onice. Hinojosa de Cór­
doba. Contornos de Ma­
drid.
FAM. X V I . ROCA CÓRNEA. Logrosán en Extrema­
dura : su color es blanco,
casi de nieve , y forma v e ­
nas que cruzan el apatito
terreo, ó fosfate calizo pu­
blicado por D . Luis Proust.
Vallecas: muchos parages
de América ; Andalucía;
S. Ildefonso ; muchos pór­
fidos que vi en los contornos
de este Real Sitio tienen
por basa la roca córnea, así
como en muchos otros del
mismo parage se compo-

\
PE HISTORIA NATURA!. I3

ne dicha basa de Trapp.


FAM. xvii. PEDERNAL. Este fósil abunda muchí-
simo y con bellas varieda-
des en todo el terreno que
se extiende desde Vallecas
, hasta el Christo de Ribas.
Aun no he tenido propor-
ción de examinar con cui-
dado todo este terreno; pe-
ro lo poco que vi de paso
me ha procurado varieda-
des sumamente interesan-
tes : por exemplo , peder-
nal en estalácticas, perfo-
rado , con dibuxo de forti-
ficación &c.
FAM. X V I I I . JASPE
rsp. 1. JASPE cokuN La España puede glo-
riarse de poseer los mas
bellos jaspes. L a Andalu-
cía presenta variedades na-
da comunes por sus colo-
res y dibuxos, como se pue-
de ver en la numerosa y be-
lla colección del taller Real
- que está á cargo de D . Luis
Poggeti en el Buen Retiro.
El mismo tuvo la bondad
de cederme una placa de
jaspe de Cabo de Gata, que
por la finura de su grano, la
regularidad y belleza de su
dibuxo excede á todo quan-
to se ha visto hasta ahora de
14 ANALES

jaspe ó guijarro de Egip­


to. A su tiempo publicaré
la descripción de este jaspe
ímico. Monjuick, Valverde
del caminó & c .
FAM. XIX. CALCEDONIA.
ESP. i. COMÚN, En Vallecas se encuentra
la calcedonia con abundan­
cia , en masas considerables,
y de varios colores.
ESP, 2 . CACHALONG Este fósil, según me ase­
guró D . Luis Pog'geti, de
quien poseo varios exem-
plares iguales, si no supe­
riores al de Carintia, abun­
da cerca de V i l c h e s , lu­
gar no muy distante deMa-

FAM. x x . ÓPALO México : ópalo lácteo


con dendritas negras en su
interior. Ópalo céreo en ma­
sas considerables del mismo
parage. Vallecas: el cerro
de Almodóvar, que se ha­
lla á la izquierda de este
lugar, presenta exemplares.
muy interesantes de ópalo
lácteo, y aun del céreo.
Poseo cristalizaciones para­
síticas de este fósil y del
dicho cerro , que no de-
xan nada que desear. Una
descripción circunstanciada
de los varios é interesantes
P E HISTORIA N A T U R A L . I $

productos mineralógicos de
este cerro se publicará en
breve.
FAM. X X I . JLITHOXILON.
FAM. X X I I . PIEDRA PEZR Vallecas, México.
FAM. X X I I I . FELDSPATO.
ESP. i. COMÚN San Lorenzo , S. Ilde­
fonso , Buytrago, Molar,
Toledo.
ESP. 2. ADULARÍA, .... Toledo.
ESP. III. FELDSPATO COK'
PACTO.
FAM. x x i v . oBsix>xjixr.i.... México , Canarias: un
magnífico pedazo de obsi- v
) diana que enriquece la co­
lección del Sr. D . Josef
Clavijo Faxardo,Director
del Real Gabinete de His­
toria natural, y en que la
parte superior se compone
de piedra pómez sin que
haya interrupción entre los
dos fósiles, pone fuera de
toda duda la formación tan
disputada de la piedra pó­
mez. Es del pico de T e y -
de, cuya altura, según aca­
ba de escribir el Sr. Barón
de Humbold al Sr. Barón
de Forell , es de 4,473
varas castellanas, ó 1,917
toesas.
FAM. xxv. PIEDRA po- México, Canarias.
MEZ.

/
l6 AHAIES
FAM. X X V I . TRÍPOLI MeXlCO.
F A M . XXVII. CHRISOPRA-
SA.
F A M . X X V I I I . PREHNITA
F A M . X X I X . ZEOLITA
ESP. I . HARINOSA «••••*
ESP. 2. COMÚN. MeXlCO.
F A M . X X X . PEDRA CRU'
CIFORME.
F A M . X X X I . LAPISLAZU"

F A M . X X X I I . TREMO LITA. Extremadura?


FAM. XXXIII. LEPlJinr.x-
TA.
FAM. xxxiv. PIZARRA Entre S. Ildefonso y Se
SILÍCEA, govia.
FIN DEL GENERO SILÍCEO.

— ! ~- ^ 1 '
tiii'«'•'•ítJ.2'S^íní^í ' 1»"'V'"'1<T ÍV^fp' > . • . . ' " ' • '••'>!' N.- i
continuará.

'.VIO
DE HISTORIA NATURAL. lj

Titanio de Horcajuelo , por D. Christiano


Herrgen. *
Los contornos de Horcajuelo ( l u g a r de Castilla la
Nueva, en la provincia de Guadalaxara ) tierra y ¡u-
risdicion de Buytr.ago, se componen de multitud de
cerros grandes y pequeños, llenos de arroyos profun-
dos violentamente formados por las aguas. Por todas
partes se descubre el granito folicular (gneiss} ya
en toda su perfección, y a medio descompuesto, y a
enteramente disueltb. Las mas veces se acerca al gra-
nitino ó mica pizarrosa; muchas veces pasa efectiva-
mente á e l l a , y conserva siempre una distancia seña-
lada y característica del verdadero granito. L a for-
mación de todos estos cerros parece, por consiguiente,
moderna, y todos ellos un mero resultado de la des*
composición del granito.
En la mata de la cabezada, cerró distante un
quarto de legua de Horcajuelo, empieza á ser mas
abundante la mica , y el quarzo á formar la parte
constitutiva dominante. Las turmalinas, los chorlos y
los granates se encuentran por aquí con tanta abun-
dancia , que ya no se puede confundir este granitino
(glimmerschiefer de los Alemanes) con el granito
folicular.
L a blenda córnea se encuentra en corta cantidad,
y cristalizada en prismas confusos.-
D e la verdadera arcilla pizarrosa no hallé nada

* En el mes de Octubre ¿6 i ; r o 8 hice éste viage con D . J o -


seph G i l , ayudante de.este Real estudio, y D . Guillermo Tha-
lacker, por orden del Sr. D . Joseph Clavijo Faxardo, Director
del Real Gabinete de Historia natural. El mal temporal no nos
permitió proseguir nuestras indagaciones hasta donde hubiéramos
ANALES

en estos contornos, pero sí una especie de roca comea


pizarrosa. *
Este cerro, según los habitantes, es el verdadero
parage del nacimiento del titanio, llamado por ellos
acerillo, tal vez porque su color á veces se semeja
algo al acero. Se compone desde su pie hasta la mi-
tad de su altura de granitino, y se dirige hacia el
norte con inclinación al poniente. L e corta un núme-
ro infinito de pequeñas venas y ríñones de un quar-
2 0 , que presenta constantemente una inclinación de-
cidida á cristalizarse, y se encuentra, aunque menos
abundante, como perfecto cristal de roca en dos pi-
rámides algo confusas, unidas basa á basa, por lo co-
mún sin prisma intermedio, y de tamaños considera-
bles hasta un pie de largo, y de tres á quatro pulgadas
d.e diámetro. D e este modo se han encontrado al pie
del cerro en la profundidad de vara á vara y media,
inmediatamente sobre una capa de granitino delezna"
ble, y enteramente descompuesto, en cuya masa se
hallan depositadas las turmalinas, de modo que no
se puede dudar que la formación de ellas sea muy an-
terior á la del granitino, como igualmente á la del
cristal de roca, que con freqüencia las encierra en me-
dio de sus cristales, lo qual sucede al mismo tiempo
con pequeños fragmentos de mica y titanio.,
Las referidas venas de quarzo se descubren con
abundancia en la misma superficie, efecto de la con-
tinua acción violenta.de las aguas, que precipitándo-
se de la cumbre del cerro arrastran consigo un núme-
ro tan considerable de piedras, que la vejetacion aun
no ha podido fixar aquel lado; del cerro.
1
Estas venas de quarzo son menos freqüentes hacia
la mitad de la altura del cerro; allí empiezan las ho-
jas del granitino á consolidarse, y reciben mayor can-
DE HISTORIA NATURAL. jg

tidad de feldspato en su mezcla, de modo que pasan


ya muy caracterizadas al verdadero granito folicular.
. Por medio de la mayor altura del cerro, que lla-
man los habitantes los pozos de los moros, pasa una
ganga de quarzo con dirección del mediodía al nor-
te, y bastante inclinación al oriente; sigue mas de un
quarto de legua en la misma dirección: su cama es
el granitofolicular, y su techo una especie de macea
gris , mezclada freqüentemente "con el mismo quar-
zo de la ganga, y acompañada de una especie de pi-
zarra arcillosa bituminosa.
Los antiguos habían construido en esta ganga mu-
chos pozos, dirigiendo sus obras desde la cumbre del
cerro hasta el rio, sin apartarse del término de la gan-
g a , que se descubre en la superficie del cerro conti-
nuamente con tres hasta quatro estados de anchura.
Los pozos se distinguen todavía; pero como no
se halla ningún indicio de que hayan empleado la
pólvora , es posible que apenas pasan de la superficie,
y que lo interior del cerro queda intacto.
Unos quantos pedazos que recogimos en los es-
combros de estos pozos, y que se hallan sembrados
de mina de plata gris, demuestran que el objeto de
sus trabajos era la plata.
En este cerro se halla el titanio con mayor abun-
dancia que en los demás parages que tuvimos lugar
de examinar en aquellos contornos.
Antes de publicar las observaciones que hicimos
sobre esta nueva substancia metálica, en el mismo pa-
rage de su nacimiento, creo hacer un servicio agrada-
ble á los naturalistas de este pais con la traducción
siguiente de varios capítulos del tomo segundo de las
Análisis químicas del Sr. Kiaproth, publicadas en ale-
mán en 1 7 9 7 .
B'a
20 ANALES

'CAPITULO LVIII,

Análisis química de las nuevas minas del titanio.


E l descubrimiento del titanio en el chorlo roxo
1
de Hungría , y en los cristales pequeños de color
2
pardo de pelo de Passau , d i ó esperanzas de que este
fósil nuevo se encontraría también en otros parages,
lo que efectivamente ha confirmado la experiencia.
L a existencia de esta nueva substancia en Francia
queda demostrada por la análisis química que hicieron
los Sres. Vanquelin y Hecht en París con un mineral
que encontraron los Sres. Miché y Cordür en Saint
triex i en el departamento de la Viena superior . 3

SECCIÓN I.

Titanio de España.

El Sr. Barón de Rackniz en Dresde, cuya bella


colección de minerales abunda igualmente en produc-
ciones interesantes de España, me dio un fósil, cuyo
aspecto exterior indicaba ser titanio , y que se había
encontrado en Horcajuelo, cerca de Buy trago.
En su interior tiene color pardo-roxizo claro , que
tira en algunos parages al roxo de cobre; en lo exte-
rior se halla manchado de arcilla blanca. Al parecer
es un prisma de seis lados, terminado en punta cha-
tamente con seis planos; pero en lugar de la verdade-
ra punta tiene una hendidura regular, que presenta
una pirámide inversa, hueca y de seis lados. En lo in-
1 Los Anales citados, tom. I , pág. 233c edición de Berlín ).
2 ídem, pág. 245.
3 Jouraifcl des mines. Paris, núm. 1 5 , pág. 1 0 .
P E HISTORIA NATURAL. 21

terior es muy lustroso , de lustre medio metálico. L a


textura de su fractura, á lo largo, es perfectamente
recto-folicular; la de su fractura, á lo ancho, es im-
perfectamente — y menudo — concheada.
Es muy trasluciente en los cortes, agrio , muy
duro, y se reduce con dificultad á polvo de color par-
do-gris. Su gravedad específica es m 4 , 1 8 o .
Cien granos de este fósil pulverizados mezcla- x

dos con seiscientos granos de potasa, se pusieron en


fusión en un ciisol. L a masa fundida era de color
gris-perlado, y después de disuelta en agua caliente,
depositaba la cal del titanio con color enteramente
blanco. L a cal, separada por medio del filtro, y bien
lavada, pesaba 1 7 5 granos.
En el ácido muriático se disolvía esta cal desde
luego, y sin color; el prusiate de potasa la precipita-
ba con color verde permanente; y la tintura galácea,
con color roxo-parduzco muy vivo.
En general me presentaba los mismos fenómenos
de la cal blanca del titanio del chorlo roxo de Hun-
gría.
SECCIÓN II.

r
Titanio de Aschajfenburgo .

A l titanio referido de España se semeja otro fó-


sil, que descubrió el Príncipe Dimitri de Gallitzinen.
el bosque llamado Spessart, cerca de AschafYenburgo.
En su interior es de color pardo roxizo obscuro;
en su exterior tira algo al gris de plomo, y tiene ho-
jitas de mica de color blanco plateado pegadas en su
superficie.

I Sitio perteneciente al territorio de Maguncia en Alemania.


22 ANALES

E l exemplar que lie empleado en esta análisis era


un cristal prismático rodado, al parecer de quatro lados.
Los ángulos de sus planos parecían alternativa-
mente muy obtusos, y las extremidades sin acabarse
de cristalizar. En lo interior es muy lustroso, de lus-
tre medio metálico. L a textura de su fractura á lo lar-
go es rectofolicular; la de su fractura á lo ancho, im-
perfectamente concheada. Es opaco, agrio, y muy du-
ro. Su gravedad específica e s 4 , 0 5 5 .
Cien granos de este metal pulverizado se pusie-
ron i fundir con seiscientos granos de potasa. L a ma-
sa , después de fria, presentaba en su fractura color
gris perlado, y en la superficie, verdoso. Pulverizada,
disuelta en agua y filtrada, comunicaba al licor alca-
lino un color verdoso, que desapareció luego.
L a cal de titanio, bien lavada y seca, pesaba 1 6 6
granosj su color blanco tiraba algo al roxizo, lo que
tal vez proviene de una corta porción de manganesa¿
como lo indica el color verde superficial de la masa
fundida, y del licor alcalino.
En todo lo demás presenta la cal de este fósil los
mismos fenómenos que la del titanio descubierto en
el chorlo roxo de Hungría y del de España.

C A P I T U L O LX.
Análisis química de algunas minas de titanio •
ferruginoso.

SECCIÓN I.
Mina de titanio ferruginoso de Cornu'aille en,
Inglaterra.
Baxo el nombre de menacanito se anunció, pocos
años h á , un fósil, descubierto en el valle de Mena-
P E HISTORIA N A T U R A L . 23

%an en Cornuaille, y se compone de granos gris-ne-


grizcos , areniscos y atraibles por el imán. £ ) . Gui-
llermo Gregor fue el primero que dio noticia de este
1
nuevo fósil , y publicó al mismo tiempo una des-
cripción amplia de su análisis química, cuyo resulta-
do principal nos presenta el menacanito como una
substancia compuesta de Herró, y de una cal metáli-
ca desconocida.
Por la análisis siguiente se verá que esta cal es la
del titanio , combinada con el hierro; y con esto con-
cuerda la mayor parte de los fenómenos observados y
publicados por el autor citado en sus Ensayos sobre el
menacanito.
Aunque me pude convencer con mucha facilidad
de esta combinación, hallé no obstante grandes difi-
cultades para separar perfectamente el hierro de la cal
del titanio, y para indicar por consiguiente la v e r -
dadera proporción entre uno y otro.
Empleé varios métodos, y creo últimamente po-
der íixar las partes constitutivas de este fósil del mo-
do siguiente:
$1 Cal de hierro atraible al imán.
4$, 2 ....... Cal de titanio:
3,$o.... x Tierra silícea;
0,25 Cal de manganesa*
100.
SECCIÓN IL

Mina de titanio ferruginoso de .Aschajfenburgo.


El menacanito no es el único exemplo de la com-
binación del hierro con la cal del titanio; en varios

1 Annal. quim. 1 7 9 1 tom. 1 p. 40 y 1 0 3 . " ''


34 ANALES
otros parages se encuentran combinaciones semejan-
tes , solo que varía la proporción de las partes consti-
tutivas de uno y otro.
E l Príncipe Dimitri de Gaílitzin la halló en el
bosque Spessart cerca de Aschaffenburgo, juntamen-
te con el titanio , cuya descripción acabamos de dar.
E l me dio varios pedazos sueltos; el mayor tenia dos
pulgadas de largo, una de ancho, y media de alto.
L a mayor parte de estos pedazos se halla sin ganga,
y solo algunos en un quarzo gris y grasiento. El co-
lor es negro de hierro con lustre metálico, algo débil
en lo exterior, pero mas fuerte en lo interior. Esto
fósil es opaco; la textura de su fractura desigual de
grano fino; los fragmentos tienen esquinas indetermi-
nadas; es muy agrio, duro, y solo con mucho traba-
jo se dexa reducir á polvo negro. Su gravedad espe-
cífica es ~ 4,740,
Este fósil no es atraído por el imán, ni atrae la
mas leve partícula de hierro, de modo que queda muy
interesante la propiedad característica que tiene de se-
ñalar los polos de la aguja magnética, del mismo mo-
do que la mina de hierro magnético.
Su análisis me indicó la proporción siguiente:
78 Cal de hierro.
22 , Cal de titanio-
loo.

SECCIÓN III.

Mina de titanio ferruginoso de Ohlapiak.


-filos -c:' :.<;cpno-;í3 o&íiújj.p on piVrq . rn CI
L a mina de oro de Ohlápiánen Transilvania, nos
presenta el titanio mezclado con poco hierro. Se com-
pone de granos chatos y rodados, comunmente del
DE HISTORIA N A T U R A ! . 25

tamaño de lentejas, que algunas veces indican toda-


vía leves señales de cristalización. Su color es negro-
gris , y tira algo al roxo-parduzco: es opaco; en lo
exterior tiene lustre metálico débil; en lo interior
mas fuerte. Su textura es folicular; es muy duro,
agrio, y el polvo de su raya de color pardo-gris. Su
gravedad específica es rz: 4,445.
Por sí solo no padece ninguna alteración sensible
al soplete; el imán no le atrae, ni antes ni después de
calcinado.
Este fósil constituye parte de la mezcla de que
consta la arena de la mina de oro de Ohlápián, la
qual se compone de partículas muy distintas respec-
to á su figura y tamaño. Los granos mayores de esta
mezcla componen la mina de que tratamos. Los me-
dianos son ya de color roxo claro de carmesí, ya de
carmín, transparentes, y de media línea de diámetro,
parecidos á la espinela, ó mas bien al rubí ó zafiro ro-
xo , por motivo de su fractura concheada. Los granos
mas pequeños, al parecer de quarzo, son de color blan-
co-amarillento, muy traslucientes, ó medio transparen-
tes ; tienen esquinas cortantes, y su diámetro llega ape-
nas á £ de línea. D e este mismo tamaño contiene la re-
ferida arena granitos negros, que probablemente serán
titanio. Estos,y los granos del quarzo forman la parte
constitutiva mas considerable; una sexta hasta quarta
parte de la mezcla se compone de los granos roxos;
los granos mayores de titanio abundan poco en ella.
L a análisis de este fósil me dio el resultado si-
guiente :
84 Cal de titanio.
14 Cal de hierro.
2 Cal de manganesa.
A N A L E S

Por motivo de la diferencia tan grande en la p r o -


porción de las dos principales partes constitutivas dé-
los tres fósiles referidos y analizados, será algo difí-
cil clasificarlos sistemáticamente. Si atendemos á la
fiarte constitutiva dominante, debemos colocar el fó-
sil referido de Ohlapián comofamilia del género ti-
tánico , baxo la denominación de S I D É R O T I T A N I O ; . El
menacanito de Inglaterra, y el fósil referido de As-
chaffenburgo deberán al contrario colocarse, como fa-
milias nuevas del hierro con el nombre de T I T A N O S I »
DERUM.

En varias otras familias del hierro he descubierta


indicios de este nuevo cuerpo metálico , como -por
exemplo en los pequeños granos del hierro magnético
de Zeilan & c , de modo que .de raqui adelante será
preciso acordarse siempre del titanio quando se trata-
de un análisis exacta de diferentes minas de hierro.
Hasta aquí Klaproth.
;
,s^0^^i(\^\^-hoíÍ^i<:> ir.ujDEi't ¡P. $h o^iíó/fr'íCvq' , 0 X
Titanio de Horcajuelo.

Su color en lo exterior es gris de f lomo algo par-;


«lusco, que tira al roxo, y se puede comparar al-co-
lor de la mina de plata roxo-obscura; el roxo es mas
perceptible en su fractura reciente, y se acerca al de
la cochinilla hasta llegar algunas veces al roxo de gra-
nate claro en bruto.
Tiene hstre metálico, muy fuerte en la fractura
reciente, y mas apagado en su exterior.
Hasta ahora se ha encontrado este fósil raras ve-
ces superficial, y casi siempre cristalizado; con todo
esto es muy dificultoso determinar, con la precisión
debida qual .es la figura mas constante de estos cris-
tales j pues todos los que se han traído á Madrid, y
B E HISTORIA N A T U R A L . 27

aun aquellos que yo mismo he colectado en Horcajue-


l o , han padecido mucho, tanto por la frotación, como
por la violencia con que han sido separados de la gan-
ga. También se hallan estos cristales las mas veces acu-
mulados y grupados de un modo tan complicado, que
será imposible fixar la figura primitiva y sencilla de su
cristalización hasta que se encuentren algún dia ente-
ramente aislados. Las observaciones multiplicadas que
hice sobre un grande número de exemplares, me hacen
sospechar no obstante que el prisma de quatro lados
con dos opuestos mas anchos sea la figura fundamental
de esta cristalización: los planos y cortes de nueva al-
teración que nacen de la truncadura lateral del prisma,
son demasiado multiplicados para determinar su nú-
mero. Los prismas se hallan terminados en ambas ex-
tremidades por un sencillo plano obliquo, y todos los
cristales están bastante profundamente estriados en
su longitud. E l tamaño de estos cristales, que hasta
ahora no se han encontrado sino desde algunas líneas
hasta media pulgada de diámetro, deberá llamarse, se-
gún las reglas establecidas en mi traducción castellana
r
de Widenmann, el mediano .
Uno délos caracteres distintivos de este fósil, pero
que pertenece mas bien al modo con que se grupan
sus cristales, que á su cristalización misma, me pare*
ce su inclinación constante de unirse de manera que
las partes superiores de los prismas, puestos siempre
«no á lo largo y el otro á lo ancho, se hallan regu-
larmente en contacto baxo un ángulo determinado,

1 Desde el mes de Octubre del año pasado, que hice la pre-


sente descripción, me han traido varios habitantes de Horcajuelo
una porción muy considerable de cristales de titanio, de modo
que en el dia los tengo que pasan de tres pulgadas de largo, unx
y media de ancho, y lo mismo de alto.
ANALES

lo que causa necesariamente un ángulo sólido salien-


t e , dos, quando los cristales son mellizos, y tres ó
quatro, si son triples ó quatriples, cuya posibilidad
demuestran varios exemplares que se han traido de
Horca juelo.
Quando varios de estos prismas se hallan puestos
los unos al lado de los otros, tocándose por sus pla-
nos laterales, resulta un grupo regular , que toma la
figura de una cristalización en tabla , la qual será do-
ble si los prismas se han puesto no solamente los irnos
al lado de los otros, sino también los unos sobre los
otros. Esta regularidad constante en el respectivo mo-
do de colocarse estos prismas me ha hecho pensar que
puede haber una analogía muy grande, aun identi-
dad , entre el titanio de España y el fósil que se ha-
lla en las clasificaciones baxo el nombre de chorlo ro-
xo de Godthard en la Suiza, cuyas agujas ó prismas
sutiles se grupan precisamente del mismo modo, aun-
que á veces dexan intervalos vacíos. Es sin duda la
misma observación que habia determinado ya á Wi-r
denmann á colocar solo interinamente este fósil de
Godthard entte los chorlos roxos; y lo que dice en su
Orictognosia sobre la manera con que el mismo fósil
d e S m a l n i z , en Hungría, se encuentra guipado, me
parece demostrar con claridad que el titanio de Hor-
cajuelo, el de Hungría y el de Godthard son todos
un mismo fósil. Su textura es perfecta mente fo licular
en la longitud del prisma, y conche ada á lo ancho;
pero las mas veces tan imperfectamente que pasa á lá
desigual.
Los cristales de este fósil se rompen en fragmentos
de figura indeterminada, de modo que la fractura
transversal forma un ángulo bastante cortante.-La
fractura longitudinal sigue de preferencia la dirección
DE HISTORIA N A T U R A ! . 29

de las hojas, de modo que también pudiera decirse


que estos cristales presentan partes distintas folicu-
lares.
El titanio es opaco , y solo en esquinas y hojas
muy delgadas algo trasluciente.'
Es muy duro, y da lumbre con el eslabón.
Es agrio, aunque bastante tenaz baxo el martillo.
Su raya, que con dificultad se logra por medio
de la lima, presenta color gris de hierro con lustre
metálico bastante señalado; no obstante el polvo gris
terreo que produce no tiene lustre ninguno.
Su gafedad específica, según varios experimen-
tos que hice con cristales muy puros, es.rz: 4,200.
Su gravedad comparativa le coloca entre los fósiles
pesados.
Se encuentra en el cerro llamado la mata de la.
cabezada , distante un quarto de legua de Horcajue-
lo, compuesto, como queda dicho y a , enteramente
de granito folicular y granitino. En toda su superficie
desde cierta altura hasta su pie se encuentran frag-
mentos de cristales de titanio rodados por la violen-
cia de las aguas , y enfrente del lugar con mayor
abundancia que en el lado opuesto. Todo el cerro es-
tá lleno de cantos rodados de quarzo bastante crista-
lino, en general de color blanco amarillento, muchas
veces amarillo de topacio, y á veces de color roxo
parduzco. A la acción de la atmosfera juntamente con
el hierro que abunda en cierta altura del cerro, de-
ben estos cantos rodados su color amarillento y roxi-
z o , y su juego de venturina. Muchos pedazos de este
quarzo contienen cristales de titanio ; pero la forma
de su cristalización se halla por lo común ya desgas-
tada por la rodacion y acción atmosférica. ,
Los profundos arroyos formados, y que se forman
3° ANALES

diariamente por las aguas, facilitan mucho la indaga-


ción de las venas innumerables de quarzo que cortan
el granito folicular y grahitino de este cerro; pero
con todo eso no pude hallar ninguna de ellas con ti-
tanio. Solo al pie del cerro se presentó una vena m u y
estrecha de quarzo con titanio superficial en las sepa-
raciones de un quarzo que ha padecido ya mucho de
la acción atmosférica.
L a veta principal de que hemos hablado anterior-
mente con motivo de los pozos de los moros, no pre-
senta tampoco la mas leve señal de que el titanio h a -
ya salido de aquellas obras antiguas; y esta opinión
recibe aun mayor probabilidad por no hallarse desde
cierta altura hasta la punta del cerro el menor vesti-
gio de titanio, ni en cristales sueltos ni sobre la ganga.

Manganeso, de Toledo. Por X>. Christiano Herrgen.

Esta manganesa negra tuberculosa.se encuentra en


el camino de Toledo á Aranjuez en un parage llamado
la Concepción; los habitantes de Toledo le llaman tam-
bién gredero, porque es donde sacan la tierra de bata-
neros, en medio de la qual se encuentra la manganesa.
Su color tanto en la superficie como en la fractu-
ra reciente es el negro de hierro tierno un poco azu-
lado y obscuro.
Presenta siempre figura tuberculosa irregular,
q u e no pasa de tres pulgadas, antes por lo común es
mas pequeña y algo prolongada. Se encuentra siem-
pre envuelta en una costra de tierra de bataneros, d e
color roxo , que tira algo al roxo de aurora.
Es mate tanto en la superficie como en la fractu-
ra reciente; frotada con otro cuerpo mas duro toma
color gris metálico de acero.
DE HISTORIA NATUKAt. .gj

Su fractura es muy foco conche ada, y pasa á la


desigual. Su textura es terrea.
Rompe en fragmentos de figura indeterminada
con ángulos algo agudos.
Su raya presenta color gris de acero con lustre
metálico, y produce un polvo negro.
Tizna, pero poco, menos que los demás óxidos
de la manganesa.
Es pesado; su gravedad específica es rz: 5,800.
Resulta pues de la unión de estos caracteres exte-
riores que esta manganesa de Toledo no puede clasi-
ficarse entre la negra de Widenmann,* familia 2 , por-
que su fractura no presenta aspecto reluciente en su
especie de lustre , ni tampoco entre el ocre de man-
ganesa en masa, fam. 3 esp. 1 , porque no tizna bas-
tante, y sus fragmentos no presentan ángulos obtusos;
debe pues considerarse como tránsito entre ambas fa-
milias citadas.
A l soplete se funde con el bórax, y forma un vi-
drio transparente de color roxo parduzco, algo pare*
cido al roxo del granate oriental. Por lo demás hallo
que tiene mucha analogía con la especie de manga-
nesa que suelen llamar j)erigueux, solo que esta últi-
ma presenta mas resistencia á la navaja.
Don Guillermo Thalacker examinó en Junio
de 1 7 9 8 esta mina , y traxo las muestras que sir-
vieron para esta descripción , y se conservan, en el
Real estudio de Mineralogía para la demostración. ¡El
me comunicó al mismo tiempo las observaciones si-
guientes:
El terreno en que se encuentra la manganesa de
Toledo se compone de las capas siguientes:
1 . Una capa, de tierra de labor de 4 pies,
a. Pudinga caliza de grano grueso. Los granos de
32 . ANALES .

quarzo algo redondos tienen el tamaño de lentejas,


a pies.
3. Arena quarzosa bastante fina, pie y medio.
4. Tierra de bataneros, ó arcilla mezclada con
corta cantidad de tierra magnesiana, teñida de roxo
que tira al roxo de aurora, tal vez por el óxido roxo
de la manganesa. En esta tierra se encuentra envuel-
ta la manganesa, 3 hasta 6 pies.
, L a misma tierra de color amarillo-verdoso y
gris-roxizo, sin indicio ninguno de manganesa, 5 pies.
6. Roca caliza compacta de fractura terrea, for-
ma un banco de 8 á 9 pies de grueso.
7. Granito secundario triple con mica negruzca
predominante, quarzo y feldspato blancos y de pro-
fundidad desconocida.
N o pudimos comprehender de donde provenia el
peso tan considerable de esta mina, hasta que Don
LuisProust,á quien di varios exemplares,me escribió
últimamente de Segovia con fecha de 22 de Agosto
de 1 7 9 9 lo siguiente:
„ Acabo de analizar varias manganesas, y hallo
„ q u e la de Toledo contiene un poco de jplomo y mu-
cha tierra barítica, lo que nos explica su grave*
„ dad tan considerable que vmd. extrañaba. L a man-
g a n e s a de Alcañiz, la del Piamonte, la de Toledo,
„ varias de Alemania, de Suecia y de Francia contie-
n e n tierra bantica; solo la de D . Domingo García
„ Fernandez se halla libre de ella."
Nota. Esta última manganesa traxo el citado Quí-
mico de Puras, jurisdicion de Villafranca, montes de
O c a , á 6 leguas de Burgos.

: : :
IÉlf' l ^^fMf, fl'M' " v
w
DE HISTORIA* N A T U R A L . 33

Descripción de cinco géneros nuevos y de otrasplantas


por D. Antonio Josef Cavanilles.

1
BROTERA.

CARÁCTER GENÉRICO.

C á l i z permanente, doble : el exterior unilateral, de


tres hojuelas puntiagudas: el interior de una sola pie­
za hendida profundamente en cinco lacinias lanceo*
ladas.
Corola de cinco pétalos redondeados por arriba^
angostos hacia la base , ó insertos en el anillo de los
estambres.
Filamentos de 10 á 20 , mas cortos que la co­
rola , unidos por su base en un anillo al rededor del
germen : de los quales cinco mas largos y anchos son
estériles, y alternan con los otros : las anteras dere^
chas y. algo asaetadas.
Germen supero , globoso , con cinco surcos i es­
tilos cinco , ó uno partido en cinco hilitos: estigmas
sencillos.
Caxa aovada con cinco surcos, cinco celdas y otras
tantas ventallas. Los diafragmas opuestos á las ven­
tallas.
> Semillas, muchas en cada celda,aovadas y asidas á
un receptáculo columnas
Observ. Este género es muy semejante á mi .I)om>
beya (Monadelphia pág. 1 2 1 ) ; pero se distingue fá­
cilmente de él por su fruto , que es una sola caxa de
cinco celdas. E l género Dombeya lo tiene de cinco

- 1 Género dedicado a D . Félix Avellár BrOterc t catedrático


de Botánica en Coimbra.
34 ANALES

caxas, como igualmente mi. Pavonia; por cuya razón


se diferencia del Hibisco , cuyo fruto es unicapsular.
ESPECIES.

BROTERA ovata foliis ovatis, serratis: pedunculís


axillaribus bi-trifloris. Tab. i.
El tallo de esta planta es rollizo, de pie y medio
de altura, con ramos alternos cubiertos de borra blan-
quecina. Las hojas mas largas que los peciolos son al-
ternas , aovadas, aserradas con dientes desiguales j y
las estípulas aleznadas, cortas y caedizas. Las flores
salen en pedúnculos solitarios, axilares, divididos en
dos ó tres que sostienen igual número de flores. Las
hojuelas del cáliz exterior son puntiagudas y mas cor-
tas que el cáliz interior , cuyas lacinias son lanceo-
ladas : los pétalos mas cortos que el cáliz , y de un
amarillo roxo, con venitas mas encendidas : los diez
filamentos algo roxos: las anteras amarillas: ei germen
afelpado con cinco estilos de un roxo obscuro : la ca-
xa afelpada, y las semillas casi negras.
Se cria en las cercanías de Huanajuato en la N u e -
va-España , y se cultiva en el Real Jardín Botánico,
donde la vi en flor y fruto en Setiembre de 1798. 0
Exilie, de la estampa, a Botón. ¿> Corola y es-
tambres, c Estambres aumentados, d Pétalo aumenta-
do, e G e r m e n . / E l mismo aumentado, g Caxa y cá-
lices, h Sección transversal de esta, i Caxa quando se
abre, k Semilla. 7 L a misma aumentada.
BROTERA phoenicea foliis subhastatis, longissimis,
angustis, crenato-serratis: floribus satúrate purpuréis
cernuis. Monad. pag. 12,9. tab. 43. jig. 1 . nomine
Dombei¿e -phoenictice.
. PENTAPETES vhoenkea.Lmn.sjpl.vQl.j.fag.jjo.
MULillmt* sect. sex.
DE HISTORIA N A T U R A ! . 3^

; Quando publiqué mi Monadelfia, di la descripción


de esta planta al fin de las Dombeyas. Sospeché en-
tonces que debía formar un género nuevo por su fru-
to unicapsular, muy diferente del que se observa en
1
las especies de Dombeya, y me determiné á hacerlo
quando examiné la especie precedente , reuniéndolas
baxo él nombré de Brotera, por convenir todas en
la fructificación. N i debe reputarse obstáculo para esta
reunión el que varíen en el número de estambres fér-
tiles,, sucediendo lo mismo en muchas especies de va-
rios géneros admitidos por todos los Botánicos. El nu-
mero de los filamentos estériles, es constante en las dos
especies, hallándose siempre cinco mas largos y mas
anchos que los fértiles,con los quales alternan. En las
páginas 109 , 11 o y n i de mi citada obra demostré
que Linneo se equivocó llamando Pentafetes á mi
Brotera phoenüea; y mucho mas Lamarck , quando
antes de ver mi obra aseguró que mis Dombeyas eran
especies de Pentafetes. Omito aquí repetir la des-
cripción de la Brotera phoenicea, y el admirable ofi-
cio de sus filamentos estériles, por haberlo hecho en
el lugar citado de mi Monadelfia.

GALPHIMIA.

CARÁCTER. GENÉRICO.

Cáliz permanente, infero, de una pieza, partido


en cinco lacinias.
Corola de cinco pétalos aovados , el de arriba
algo mayor,
' '.• . , :
r' , ' 1 ' -ib' - Á v ' ; . : ' ^'.v'.í ^ í í l i d • BI,l^ • , ^ v - ^ ^ 3 3
r

1 " En mi tomo V de ICONES impreso éii Mayo <te l/pp«


'•. \ < «Sil ottjtfb h .OÍ-Y d sbfltyb f fel^i-SV9ii.n¡>

c 3
36 ANALES

Filamentos diez, cortos, los alternos menores:


anteras derechas algo largas, escotadas en la base.
Germen supero aovado: estilos tres aleznados: es-
tigmas sencillos.
Caxa drupácea de tres ventallas y una celda,
donde hay tres nuececitas reunidas en globo. Estas
se abren longitudinalmente por el dorso , y encierran
una semilla globosa que carece de perispermo, tie»
ne su raicilla inflexá y los cotiledones foliáceos.
Observ. Quando en mi citado tomo V de Icones
hablé de este género omití la descripción del fruto por
no haberlo visto entonces: logré observarlo después
en el herbario de D . Luis N é e , y completar así el
carácter genérico.
•oí¡müizih rida'i¿>^3p'.?i'fffeoh: ff-is V o.¿ í;..<,• QO* múmq:
ESPECIES.

GALPHIMIA glauca caule'fruticoso : foliis ovatist


floribus racemosis terminalibus. Tab. z.
Arbusto hermoso, que en su pais natal se levanta:
como seis pies', con varios ramos rollizos, cuya corteza
es lisa y algo roxa. Sus hojas son aovadas, con un
solo diente hacia la base , verdes por arriba , amari-
llentas por el envés , opuestas, y muchas veces mas
largas que sus peciolos. Las flores salen en racimos ter-
minales, teniendo cada; una-su pedúnculo particular,
axilar á unabráctea aovada con punta. El cáliz es ver-
doso : la corola amarilla y én su extremidad regular-'
mente sonrosada : los estambres amarillos, y los esri»
los roxos. Las, caxitas ya maduras son de un roxo de
fuego, algo mas gordas que un grano de pimienta: las
semillas negras y brillantes.
: Habita en las cercanías de Acámbaro y Salvatierra
en la Mueva-España, donde la vio el citado N é e , y
PE HISTORIA NATURAL. 37

se cultivó en el Real Jardín Botánico en 1 7 9 4 , don-


de la vi en flor por Octubre.
Explic. de la estampa, a Flor mirada por detras.
h Estambres, c Germen y estilos, d Corte del germen.
e Estambre aumentado, f Gaxa. g La misma quando
se abre, h Corte transversal de esta, i Nuez vista por
el dorso, k La misma por la parte interior. / La mis-
ma quando se abre, m Semilla.
• . GALPHIMIA hirsuta caule fruticoso: foliis ovato-
«cutis hirsutis: florum racemis terminalibus.
Arbusto algo mayor que el precedente , con ra-
mos opuestos , derechos, rollizos, algo roxos y pelu-
dos. Sus hojas son aovadas, con punta , peludas por
ambos lados , y sostenidas por peciolos cortos. Los ra-
cimosde las flores son terminales, y largos de mas de
medio pie. En lo demás conviene con la precedente.
Habita entre Chilpancingo y el Rio-azul en la
Nueva-España,donde florece por Setiembre. He visto
ramos secos en el .herbario del Sr. Née.
GALPHIMIA glandulosa caule fruticoso: foliis lan-
ceolatis: petiolis biglandulosis.
También forma esta especie un hermoso arbusto
del tamaño de los antecedentes lampiño en todas sus
partes. Sus ramos son rollizos y como articulados en
los encuentros de las hojas: estas son opuestas, lan-
ceoladas , muy enteras, y mayores que en las otras
especies. Sus peciolos tienen algo mas de media pul-
g a d a ^ en medio de su longitud dos glándulas opues-
tas. Las flores se hallan en la extremidad de los ramos
en racimos de tres y mas pulgadas axilares y. termina-
les. En todo lo demás conviene con la primeva especie.
Es natural de Acambaro en la Nueva España , y
3a he visto seca con flor y fruto en el citado herbario.
38 ANA.LES

C A R M O N A *;

CARÁCTER GENÉRICO.

Cáliz permanente, infero, partido profundamen-


te en cinco lacinias estrechas.
Corola de una pieza, cuyo tubo es corto, y el
borde está partido en cinco lacinias aovadas.
Filamentos cinco, insertos en la base del tubo, y
alternos á las lacinias: anteras aovado-oblongas, dídi-
•jnas.
. Germen globoso, supero: dos estilos capilares con
estigmas sencillos.
Drupa globosa, y en ella una nuez de seis celdas:
en cada una de estas una sola semilla algo larga.
CARMONA heterophylla caule fruticoso: foliis j*b
ternatim fasciculatis: floribus racemosis. Tab. g.
Arbusto vistoso de seis á ocho pies de altura con
ramos alternos. Nacen sus hojas en hacecillos alter-
nos de un como tubérculo común, sostenidas por pe-
ciolos cortos: todas son oblongo-aovadas; pero mu-
chas enteras, y otras en mayor número tienen tres y
á veces cinco dientes en la extremidad: su superficie
inferior y el borde está cubierto de vello : la supe-
rior brillante sembrada de innumerables puntos blan-
cos á manera de escamas, de cuyos centros sale un pe-
lo blanco. Las flores salen entre los hacecillos de las
hojas en racimitos, acompañados á veces de otras flo-
res solitarias, cuyos pedúnculos tienen media pulga-
Ida. E l cáliz es velloso: la corola roxiza: roxos los fi*-
amentos y mas cortos que la corola. L a drupa, pare*

• -\ Género dedicado á D . Bruno Salvador Carmona, dibuxante,


que acompañó á Pedro Locfling en su viage al Orinoco.
DE HISTORIA NATURAL. 39

cida á un grano de pimienta ,' es casi seca.


Crece espontáneamente cerca de Manbulao en la
isla de Luzon, y no lejos del mar en la de Humata en
las cercas de los campos de Cocos. Florece desde F e -
brero hasta Mayo. He visto ramos secos en el cita-
do herbario.
Explic. de la estampa, a Flor entera, b Corola.
c Cáliz y germen, d Cáliz aumentado, e Estambre
aumentado, f Cáliz con fruto, g Fruto sin cáliz.
h Drupa aumentada y despojada de parte de su cu-
bierta, i Drupa desnuda, cortada transversalmente.
k Semilla aumentada.

CONDALIA h

CARÁCTER GENÉRICO.

Cáliz permanente, infero, en forma de orzuela,


partido hasta la mitad en cinco lacinias lanceoladas.
Corola ninguna.
Filamentos cinco, que alternan con las lacinias del
cáliz, insertos entre este y el disco : anteras aovadas
algo escotadas en la base.
Germen aovado, cercado y medio cubierto por el
disco glanduloso del cáliz: estilo aleznado: estigma
obscuramente escotado.
Drupa aovada , de una celda, donde hay una
nuez dura, y en esta una semilla aovada.

1 Los autores de la Flora del Períi y Chile dedicaron en su


Pródromo un género á D . Antonio Condal, compañero de L o e -
fling en el viage al Orinoco; pero habiéndolo examinado de nue-
vo dixéron en la pág. 28 de su Sistema que era un verdadero Coc-
cocípsilum. Para que se conserve pues la memoria de Condal le
dedico y o ahora este género nuevo.
\

49 ANALES

Observ. Este género es muy semejante al Lica-


nía de Aublet , que con el nuevo nombre de Hedy-
crea ha publicado Schreber. Consta de una especié,
<|ue es
¿ CoNDALiAmicrophylla spinis terminalibus ét axil-
Janbus: foliis ovatis subsessilibus. Tab. 4.
Arbusto de tres á quatro pies en su lugar natal
muy ramoso, con ramos muchas veces doblados ha-
cia abaxo, de los quales nacen otros abiertos casi 1 en
¿íiigulo recto, y todo terminados en punta aguda, ro*
siza , punzante,. Sus hojas son aovadas con punta,
muy pequeñas, casi sentadas, lampiñas, solitarias en
los ramos tiernos, de cuyos sobacos salen después otras
tíos, de manera que parecen temadas, y entre ellas
una espina algo mas larga que las hojuelas. Las fio-
yes nacen en hacecillos axilares con pedúnculos pro-
pios, Las lacinias del cáliz son algo amarillas por
ftdentro: el disco convexo y mas claro : los filamentos
mas cortos que el cáliz: las anteras amarillas: el fratq
lampiño con poca carne: la nuez sin ventallas, y de
cascara muy dura..
Habita en la hacienda de Longaví junto al cami-
no de Santiago al Portillo en el reyno de Chile , y
con freqiiencia en el distrito llamado vulgarmente el
Manzano. Allí la encontró D . Luis N é e , quien re*
gi'esado á esta Corte dio semillas al Real Jardín Bo-
tánico, de las quales nacieron los arbustos, que flore-
J
cieron y fructificaron en Julio, y Agosto de 799«
Explic. de la estampa, a F l o r . ' ¿ L a misma au-
mentada vista por detras, c L a misma por delante.
4 Estambre aumentado, e Germen, f Fruto, g E l mis-'
íilO despojado de carne en la mitad superior, h Nuez.
Í L a misma, cuya corteza está cortada para que se
descubra la semilla, k Una hoja aumentada.
PE HISTORIA NATURA!. 41

SELLIERA *;

C A R Á C T E R GENÉRICO.
r
•isassis a:.-vioG-:.n a.QDvV • >M5,wp • ' • - • w>
Cáliz supero, permanente, partido profundamen­
te en cinco Lacinias.
Corola irregular de una pieza, cuyo tubo está
hendido hasta la base, formando una canal sucesiva­
mente, mas ancha hasta el borde, que está partido en
cinco lacinias lanceoladas.
Filamentos cinco insertos sobre el germen a l r e ­
dedor del estilo: anteras aovadas derechas.
Germen cónico-aovado: estilo mas largo que los
estambres, incurvo: estigma globoso-truncado.
Baya cónico-aovada, coronada por el cáliz, de
una celda y muchas semillas. Estas son aovadas, com­
primidas, cubiertas de una membrana á manera de
saco, formando un ribete delgado circular, y puestas
en quatro órdenes unas sobre otras al rededor de una
columna.
Observ. Este género , si exceptuamos su fruto
y la forma de las anteras, conviene enteramente con
el Goodenia y Sea;vola. Se conoce hoy dia una sola
especie, que es la siguiente.
SELLIERA radicans caule prostrato radicante: fo-
liis spathulatis. Tab. jig. si.
El tallo de esta planta es herbáceo, rastrero, ve­
lloso , largo de un pie con corta diferencia, y echa
raices á cada.articulación ó nacimiento de hojas. Es­
tas son espatuladas, enteras y alternas, notándose en

' 1 Dedico este género al Ciudadano Sellier, grabador de P a ­


rís , el qual grabó mi Monadclfia y los dos primeros tomos do
Icones. \
42 ANALES

los sobacos otras en manojitos. Las flores ó terminan


los cortísimos ramos de la planta, ó nacen de los so-
bacos solitarias, sostenidas por pedúnculos de pulga-
da y media, en los quales hay dos bracteas alezna-
das casi á la mitad de su longitud. E l cáliz es verde,
y sus lacinias lanceoladas con punta : la corola por-
detras casi azul, por delante blanca á excepción de
las puntas de sus lacinias, que son azules: el pelle-
jito que cubre al germen es de la misma substan-
cia del cáliz, y como continuación de este : se no-
tan en él estrias especialmente quando madura el fru-
to. E l estilo es azul y mas corto que la corola: los
estambres casi amarillos: las semillas cenicientas y al-
go ásperas.
Crece con abundancia en los sitios húmedos inme-
diatos al mar de S. Carlos de Chiloe , donde florece
en Febrero , y también en el valle distante apenas
«na legua de Coquimbo , donde florece en Mayo--
El Sr. N é e cogió allí esta planta , que he visto en su"
herbario , como también el dibuxo que mandó sacar.
Exj)lic. de la estampa, h Fruto, i Flor sin cáliz
vista por su haz. k Órganos de la generación. / Fru-
to, m El mismo sin el pellejito que lo cubre. w Cor-
te transversal para que se vea la columna, o Semilla
con su saco. j> L a misma desnuda: todo aumentado.
q Semilla con su saco del tamaño natural, r Semilla
desnuda.
Observ. Sospecho que el fruto de esta planta es
xngoso como el de la Pasionaria; porque habiéndole
ablandado en agua observé los saquitos pegajosos.
HOUSTONIA nubra foliis linearibus subconnatis: flo-
ribus solitaris axillaribus subsessilibus. Tab. 5 fig. 1 .
Apenas levanta dos pulgadas esta planta, nacien-
do muchos tallos de la misma raiz estriados y articu-
DE HISTORIA N A T U R A L . 43

lados: las hojas son lineares, agudas, muy estrechas,


opuestas y casi reunidas en la base, donde se nota una
como vayna muy pequeña. Las ñores nacen solita-
rias en los sobacos, y están casi sentadas. E l cáliz es
permanente, infero, y sus quatro lacinias agudas. L a
corola encarnada á manera de embudo, con borde
abierto y partido en quatro lacinias, aovadas con pun-
ta mas cortas que el tubo. Los quatro filamentos cor-
tos é insertos en el tubo cerca de la expansión del
borde, donde quedan ocultas las quatros anteras. E l
germen es globoso algo comprimido: el estilo mas
corto que la corola , y el estigma casi esférico. L a
caxa casi globosa y como partida en dos, de dos cel-
das y otras tantas ventallas opuestas al díafracma. Las
semillas globosas y solitarias.
Don Luis N é e halló esta planta en la Nueva-
España ¡unto á Ixmiquilpán en Setiembre, y la man-
dó dibuxar. L a vi seca y el dibuxo.
Exilie, de la estampa, a Cáliz aumentado, b C o -
rola. ¿-Caxa. d Саха aumentada, в Саха que se abre.
f Corte transversal, g Semilla.
Observ. Véase Jussieu gen. pl. pág. 1 9 7 , y L a -
marek Dict. tom. 3 pág. 1 4 4 , los quales afirman que
el fruto de la Houstonia es supero de dos celdas y de
dos semillas, y por esta razón lo agregan á la famb
lia de las Gencianas. Mi planta se diferencia' de la
Houstonia azul por su estigma sencillo, y observán­
dose entre las especies esta variedad, creo que debe
quitarse del carácter genérico la nota del estigma. Es
preciso separar del género Houstonia la que Linneo
llamó purpurea, porque tiene el germen infero, co­
mo lo advirtió el Ciudadano Lamarck.
R A U W O L F I A spinosa caule fruticoso tetrágono; ra-
misjSpinisque oppositis: foliis lanceolato-ovatis obtusis.

, . /

f
44 ANALES . .

Arbusto de unos tres pies ( é n el Real Jardín Bo-


tánico) con ramos quadrangulares opuestos, y espi-
nillas igualmente opuestas en los nudos. Sus hojas
son opuestas, pecioladas, muy enteras, lanceolado-
aovadas, obtusas, algo rugosas, y quando tiernas con
algún vello en la superficie inferior. Las florecitas lia-
ren en racimos cortos axilares ó terminales cada una
con su pedúnculo. El cáliz es infero persistente con
cinco dientecitos muy pequeños y cinco venitas mas
verdosas que él. La corola de un amarillo blanqueci-
n o , infundibuiiforme, con tubo poco mayor que el
c á l i z , y borde abierto velloso, partido en cinco laci-
nias redondeadas. Las anteras aovadas, escotadas en
su base, casi sentadas en la entrada del tubo. El ger-
men globoso: corto el estilo : y el estigma grueso co-
rno compuesto de dos hojuelas casi pegadas. El fruto
drupáceo, negro quando maduro, de una celda, y en
ella dos nueces arrimadas una á otra obtusas por arri-
ba ,' convexas por afuera, planas con' alguna excava-
ción por la superficie en que se tocan; cada una de
dos celdas y de dos semillas: estas son blancas aoya-v
do-oblongas.
Es natural de Huánuco er el Perú, y se cultiva
en el Real. Jardín Botánico, donde florece y fructifi-
ca en Junio y Julio.
SOLANUM betaceum caule fruticoso inerrni: foliis
ovato-acutis crassis limbo crispo: florum racemis pen-
dulis.
L a planta que se cultiva en el jardín de esta
Gorte tiene el tallo derecho de media pulgada de
diámetro y alto como una vara, partido en la cima
en ramos alternos gruesos, xugosos, que con el tiem-
po se endurecen. Sus hojas son grandes, alternas, aó-
vado-agudas, con undulaciones en el borde, gruesas
D E HISTORIA N A T U R A ! . . 45

y partidas en la base en dos segmentos redondeados,


de los quales uno cubre gran parte del otro: los pe-
ciolos son rollizos, gruesos y xugosos, como el nervio
longitudinal, que es ramoso. Las flores nacen en ra-
cimos al' lado de la hoja: estos son algo vellosos,' y
por lo común partidos en dos,que cuelgan,y en ellos
están los pedúnculos parciales de tres ó quatro líneas
de largo. E l cáliz es campanudo, partido hasta la mi-
tad en cinco lacinias aovadas, en cuyo ápice se nota
una manchita: la corola blanca y al principio algo
sonrosada : su tubo muy corto , y las cinco lacinias
aovado-oblongas con la punta revuelta. Los cinco es-
tambres gruesos, cortos é iguales: las anteras de dos
celdas con dos agujeros en la,punta: el germen ao-
vado : el estilo algo mas largo que los estambres: el
estigma obtuso. E l fruto es una baya lisa, dura de
un amarillo verdoso con rayas anchas longitudinales
obscuras, casi del tamaño de un huevo de paloma:
tiene dos celdas y el receptáculo carnoso , convexo á'
una y otra parte, donde se hallan muchas semillas re-
dondeadas algo comprimidas. L o he visto en flor y
(

fruto en dicho jardín desde Julio hasta Setiembre.


Sus hojas despiden un olor desagradable , parecido al
del Estramonio, ó Datura stramonium.

c a p e a o s 02 -XU-JW <
tt i no vrofrq.' t» úoi.&q, ¿ 1 j o N í ;
i,¡i

f g j p f e a ^ M % W g 9 $ JX

-93 Éíbib-Oíí ;
OíiÚ léü'JlílíiVíi ZQlTOl
46 ANALES

Informe sobre el salitre natural descubierto en As-


turias , dado á la Junta erigida para proponer
los medios de restablecer y fomentar las fábricas
de salitres y pólvora del Reyno. Por D. Domingo
García Fernandez, uno de sus Vocales, Inspector
general de ensayes de moneda, y comisionado por
. S. M. y Real Junta de Comercio , Moneda y Mi-
. ñas para los asuntos de química. .

H c analizado las muestras del salitre natural descu-


bierto en el Principado de Asturias, remitidas por el
E x c . Sr. D . Miguel Cayetano Soler con fecha de 1 7
de Marzo ultimo, para que se reconociesen por esta?
Junta con asistencia de los Sres. D . Francisco de
Ángulo y D . Alvaro Florez de Estrada ; y paso á
exponer con la mayor claridad y brevedad quanto
he practicado , á fin de cumplir con el encargo que
dicha Junta me hizo en la sesión del 2$ del cita-
do mes.
En la montaña N a v a y o s , en la jurisdicción de la-
Pola del Concejo de Somiedo , este salitre se halla
formando una costra de dos, tres, y quatro líneas.de
grueso sobre una roca caliza de la clase de las brechas
ó almendrillas de grano grueso, en la qual se advierte
un color roxizo ferruginoso y manchas negras que
anuncian la acción del fuego ; y también se encuen-
tra sobre otra substancia terrea, que parece provenir
de la misma especie de almendrilla , pero que sin du-
da ha sido alterada por el fuego según su aspecto y
demás señales que presenta al tiempo de partirla.
Para proceder con el orden indicado en dicha se-
sión por el Sr. Ángulo, he hecho tres exámenes; uno
de la costra sola , otro de la costra con la roca , y el
tercero de solo la roca : mas antes de entrar en estos
• DE HISTORIA NATURAL. 47

examenes quise averiguar la naturaleza de este sali-


tre por medio de los reactivos, á fin de que conocien-
do las diversas substancias extrañas que le acompaña-
sen , pudiese con mayor acierto desempeñar dichas
tres análisis.
Haré mención únicamente de los experimentos
que me han suministrado indicios seguros.
Disuelta una porción de la costra en agua destila*
da, formé una disolución.
(a) La potasa y sosa causaron en ella un preci-
pitado blanco. .
(ti) El agua de cal no la enturbia; señal que no
contiene magnesia.
(c) El nitrate de.plata la,enturbia formando un
precipitado, no tan esponjoso como él que origina la
precipitación del muríate de plata solo;ni expuesto á
los rayos de la luz toma el color violado que en igual
caso adquiere el muríate de plata , sino uno tirante
á rosa.
(d) El ácido oxálico forma un precipitado abun-
dante , que prueba que contiene tierra caliza.
:
- (J) El muríate barítico causa igualmente precipi-
tado ; lo qual demuestra la presencia del ácido sulfú-
rico sospechado ya en el experimento (V).
Resulta, pues, que ademas del salitre hay en esta
costra ácido muriático , ácido sulfúrico, y cal. Vea-
mos como la análisis nos demuestra en qué forma se
hallan combinadas estas substancias, y si también sa
encuentran otras, que los reactivos no han indicado.

Examen de la costra.

(/") Una libra de ella, pasada por agua destilada


hasta.tanto queja última agua añadida salia" insípida
4$ ANALES

dexó un residuo, que, bien seco, pesó una onza , seis


ochavas y cincuenta granos.
L a disolución puesta á evaporar y cristalizar, se*
gun se requiere, separé de ella,
i ? Quatro ochavas y doce granos de yeso,
ó sea sulfate de cal.
Qi) 2? Trece onzas y media de salitre puro ó ni-
trate de potasa.
( i) 3? Dos ochavas y once granos de muríate de
cal, que dio el agua madre evaporada y cristalizada
con el cuidado debido ; cuyas cantidades reunidas
componen lo siguiente:
libr. onz. ocb. gran.

Residuo i o í 6 50
Yeso ó sulfate de cal. o 4 4 12
Salitre puro o 13 4 00
Muríate de cal 0 0 2 ir
_ , :—. .
T t a l 1 1 1
° • °° : n ,
,—
Así hay un exceso de setenta y tres granos á la
cantidad tomada por el experimento , que debe atri­
buirse al aumento del agua de cristalización que han
tomado estas sales en el discurso .de su solución y cris.-
talizacíon.
Pero dexando aparte los setenta y tres granos de
:

aumento , y reduciendo dichas cantidades al sistema


decimal, expresan las proporciones siguientes:
Yeso ó sulfate de cal 003,10
Salitre ó nitratre de potasa. 0 8 4 , 1 3
Muríate de cal.. .001,17
Residuo 011,17
Total.... rToo" ,
P E HISTORIA N A T U R A ! . 49

Examen de la roca con la costra salitrosa.


Q u a t r o onzas de la roca salitrosa , puestas en su­
ficiente cantidad de agua destilada para despojarlas de
toda la parte disoluble en este l í q u i d o , dexáron por
residuo onza y m e d i a , y veinte y quatro granos.
E v a p o r a d a la disolución dio dos onzas, tres ocha­
vas y quarenta y ocho granos de salitre.
Sumadas estas cantidades componen precisamente
las quatro onzas que se pusieron en experimento ; y
resulta que la roca rinde á razón de 6 1 , 5 2 de salitre.
Mas rebaxando la parte de yeso ó sulfate de cal , e l
nitrate de sosa , y el muriate de cal que le corres*-
ponde tener según la análisis de la costra salitrosa,
quedan en 56 , 9 $ de salitre puro.

Examen de la toca sola.

Q u a t r o onzas reducidas á p o l v o , y puestas por


largo tiempo en gran cantidad de agua destilada d i e ­
ron, después de la evaporación, un seis por ciento AQ
yeso , y un dos y medio de salitre. P o r c u y o motivo
conviene separar la costra salitrosa de la roca para b e ­
neficiarla con separación ; y para no despreciar el dos
y medio por ciento que contiene de nitro •, puede,
si c o n v i e n e , pasársela por la primer agua , reducién­
dola antes á p o l v o , y luego emplear esta misma agua
para la disolución de la costra salitrosa , si es que cu­
bre los gastos de esta extracción, y aun d e x a ventaja
dicha cantidad de salitre de dos y medio por ciento.
Resulta , pues , de esta análisis, que ni el nitro de
la I n d i a , ni el de P u l o de M o l f e t a en la P u l l a , que se­
gún la análisis dePelletier da 4 0 , 7 $ , y es el mas rico
de quantos hasta aquí se conocen, pueden, competir ni
gb ANALES

con la riqueza, ni con la pureza del salitre de Asturias.


A s í s i la abundancia corresponde á estas excelentes
calidades, fácil es conocer las ventajas que resultarán
al Real erario, pues le proporciona tener á poca costa
el salitre mas puro, y por consiguiente la pólvora me-
jor que se conozca.
Asimismo , aplicando ahora los descubrimientos
modernos al beneficio de este salitre, es bien obvio que
echando la costra en la cantidad de agua hirviendo
correspondiente á un cincuenta por ciento del salitre
que contiene , colando la disolución por el mecanis-
mo mas sencillo, al tiempo de pasarla al cristalizador
ó cuajador en la forma que se prescribe en la última
operación que se practica en el nuevo método de afi-
nar el salitre de Francia , saldrá, con sola esta sencilla
manipulación , enteramente purificado, ahorrándose
por este medio la gran cantidad de leña, y el tiempo,
brazos y utensilios que es preciso emplear, á fin de ex-
traer el salitre sencillo de los barros ó tierras, y puri-
ficarlo luego hasta el punto conveniente para la fabri-
cación de la pólvora , y demás usos en que se nece-
sita del salitre afinado.
i Antes de concluir no ocultaré que una porción de
salitre aunque detonaba con la mayor viveza , al cris-
talizarse , siempre se me presentaba baxo una figura
constante, y muy parecida á la que toma el nitrate de
sosa ó nitro romboidal , y me ha detenido bastante
tiempo antes de llegar á averiguar que era una varie-
dad de la cristalización del nitrate de potasa ; lo qual
he conseguido por medio del nuevo reactivo descu-
bierto por D . L u i s Proust en la disolución del platino
en el ácido nitro-muriático, pues este célebre Quími-
co , entre otros hechos muy importantes, como pronto
se verá en una Memoria sobre el platino que va á dar
DE HISTORIA N A T U R A L . $1
1
á la Imprenta , ha observado que dicha disolución
causa inmediatamente un precipitado en la solución
del nitrate de potasa , siendo así que no altera la del
nitrate de sosa , que es lo que ahora he comprobado
de un modo decisivo. Madrid y Mayo i ? de 1 7 9 9 .

Experimentos hechos en la platina por D. Luis


jProust.
C A P I T U L O I.

De los cuerpos extraños mezclados con la


platina.

I^os cuerpos que ordinariamente se encuentran mez-


clados con la platina son arenas pedregosas y metá-
licas, pirita, oro y mercurio. Los primeros son crista-
les de roca menudos, y fragmentos coloreados como
jacintos: los segundgs., arenas ferruginosas de dos es-
pecies: las unas octaedras, atraibles por el imán ( y
entre estas hay algunas que es preciso calentarlas pa-
ra que recobren esta propiedad): las otras igualmen-
te negras y angulosas; pero cuyas esquinas ó ángu-
los sólidos están desmoronados, de suerte que no'perr
miten conpeer su forma; lo qual indica ser menos duras
que las precedentes. Estas últimas arenas no son atrai-
bles por el imán , aun después de haberlas calentado,
y analizándolas presentan nuevos cuerpos combinados
con el. oxide de' hierro : fenómenos que dan motivó
fundado para considerarlas en su conjunto como una
mineralizacion nueva, según lo veremos adelante..

1 Parte de esta Memoria se'halla en el presente núm. i . ° de los


Anales. . ¡ Q bio
Da
¿a ANALES

C A P I T U L O II.

Modo de separar de la platina estas arenas.


Sobre una mesa larga, cuyas orillas tengan un bor-
de algo elevado , y á cosa de un pie de distancia de
lina de sus orillas, se ponen tres ó quatro libras de
platina, las quales con un naype ó una regla se extien-
den hasta que ocupen un espacio como de dos pies;
y luego con un fuelle manual se sopla obliquamente,
de suerte que se haga pasar al lado opuesto las arenas,
que siempre son mas ligeras que el oro y la platina;
y esta operación, repetida cinco ó seis veces y con
diferentes direcciones, puede dexar la platina tan de-
purada, que examinada con una lente no se halle en
una libra de ella un grano de arena.

C A P I T U L O III.

Del oro. 0

Rara vez se percibe^ aun con el auxilio de la lente,


todo el oro que contiene una platina; y puesto que
el mercurio ha sido el intermedio de su separación,
es claro que si han. quedado en ella algunos granos
han debido retener su parte de mercurio, de donde
les proviene su color blanco, el qual confundién-
dose con el brillo de la platina, impide que puedan
percibirse.
Ignoro si en las minas de este metal se valen de
medios seguros para reconocer la total separación del
o r o ; pero he aquí uno que por su sencillez se pudie-
ra adoptar, y consiste en calentar la platina en una
cuchara de hierro ó en un crisol. jEl mercurio se YO*
P E HISTORIA N A T U R A L . £3

Jatiliza: el oro recobra su color, y la platina adquie-


re el del hierro quemado. E l oro, cuyo color hace
entonces un fuerte contraste^ con el de la platina, se
percibe facilísimamente.
Por este método, de cien onzas de ciertas platinas
he separado siete de oro, y diez, y aun hasta trece,
de algunas otras; lo qual da un producto medio de
l o por i o o , como en tiempo oportuno lo participé
á nuestro Ministerio.
Estas hojuelas varían de color, pues las hay ama-
rillas de oro, amarillas pálidas, y verdes. Estas últi-
mas , ensayadas al soplete con el bórax ó afincar, se
afinan, tiñen el vidrio al modo que lo hace el hierro,
y manifiestan que son un oro verde nativo, igual al
de los joyeros.
E l ácido nítrico , aplicado en frío á las platinas,
despoja también al oro del mercurio que tiene j pera
no lo hace con tanta perfección como el calor.
D e América suelen venir platinas negras mas fi-
nas que la blanca, las quales manchan las manos, v e -
rosímilmente por superabundancia de graphito ó lá-
piz plomo. En esta especie no he descubierto oro, ni
he adquirido noticias en orden á su origen.

CAPITULO IV.

"Del azufre mineratizador de la platina.

Si se calienta al soplete un polvo de platina pues-


to sobre carbón exhala un olor penetrante de azufre
acompañado de humo. Estos últimos no blanquean el
oro, ni aun se anuncian, sino quando el grado de ca-
lor excede al que hace volatilizar el mercurio. Las
platinas negras exhalan mas humo que las blancas.
54 ANALES

Los grandes granos de platina, escogidos y calen-'


tados, despiden también olor sulfúreo y humo. Un
sugeto, que ha estado encargado por el Gobierno de
colectar la platina, me ha asegurado que ios granos
mas abultados que había visto no eran mayores que
garbanzos, y que había regalado muchos de estos al
Arzobispo de Santa F e . En quanto al enorme grano
que aseguran haber sido colocado en el gabinete de
Vergara, me ha asegurado el Director de la Socie-
dad Bascongada no haber llegado á su noticia tal
grano.
Las platinas, calentadas hasta ponerse roxas en
un crisol cerrado, no dexan percibir ningún olor de
azufre entre eL vapor del carbón; pero al instante
que las descubren se siente este olor con la mayor
1
fuerza. Vuelto á tapar el crisol, el olor cesa para vol-
ver á percibirse, aunque no tan activo, si se destapa
el crisol, después que no se sentía, aun aumentando el
calor. Y o he estado mucho tiempo sin poder conocer
el carácter de este vapor; pero al fin , de resultas dé-
los experimentos que se verán adelante, he hallado
rio ser otra cosa que unos hálitos de ácido sulfúrico
concentrado; <
Mil y seiscientos granos de una platina blanca
bien depurada, calentados en una retorta, no me die-
ron mas que medio grano de mercurio y grano y me-
dio de agua sin ninguna especie de gaz; y habiendo
roto la retorta, todavía algo caliente, se dexó perci-
bir el olor sulfúreo:1a platina se hábia ennegrecido, y
estaba ligeramente conglutinada y adherida al vidrio.
Quatrocientos granos de la misma platina mez-
clados con igual porción de muriato mercurial dulce,,
y calentados en una retorta, dieron, después de la su-
blimación del muriato, una capa muy ligera de ciña-
DE HISTORIA NATURAL. 55

brío, que barnizaba la bóveda, y tomaba -el color de


bermellón con solo rascarla un poco.
La platina enroxecida .en un crisol, y vertida
prontamente sobre una vasija de plata, la ennegrece
del mismo modo que lo hace el azufre. En fin, todas
las disoluciones de platina precipitan abundantemente
con la barite.
Gomo los sulfuretos de platina, así nativos como
artificiales, no abandonan su azufre quándo se les ca-.
lienta en vasos cerrados, puede juzgarse con funda-
mento que este metal no.puede despojarse de todo su
azufre á fuego abierto, porque el sulfureto, que ocu-
pa el centro de cada grano , debe considerarse como,
colocado en un vaso cerrado.
He aquí, pues, el azufre como parte constitutiva,
de la platina; pero se preguntará ¿á qué combustible
estará unido este azufre ? Si se tiene presente que el
hierro y aun el cobre existen también en aquel metal, •
tal vez no se sospechará que esté unido á la platina;
y sin embargo á ella es á la que está unido el azufre,'
como se verá adelante. En el ínterin, de los hechos p r e -
cedentes se debe deducir que lo que se llama actual-,
mente, y se debe continuar llamando platina, no es
evidentemente otra cosa que la mineralizacion, ó el
sulfureto del metal á que se ha convenido dar el nom-
bre de platino en la. nomenclatura metálica moderna,

C A P I T U L O V.
,:-iüí..?.., ,;!;';vl (sfjí.i.,, .••tttHQ&íl OlJKivy) .-blu

Oxidación intentada sobre ¡a mina de platina.


. .61 1 • .-t fov
Siempre que la platina , estando descubierta, ad-
quiere el color roxo, toma el del hierro oxidado en'
el canon de un fusil; pero con la diferencia de> que •
56 A N A I ES
la oxidación que se ha apoderado de su superfìcie se
ha elevado á su maximum, pues la colisión sobre un
papel, o la trituración con agua en un mortero de
poicelana, desprenden de la superfìcie oxidada un
polvo roxo. L o que hace ver esto mas claramente es
que e! ácido marino, después de. haber disuelto ente-
ramente este polvo, dexa precipitar el hierro oxida-
do á 4S por 1 co con los álkális. Después del pasage
de. este ácido la platina recobra su blancura.
Referiré aquí el por menor de un experimento
que presencié,, hecho por Mr. Darcet muchos años
ha. Aquel profesor hizo colocar en el horno de por-
celana de Seve un crisol con algunas onzas de mina
de platina, la qual al salir del horno fué triturada
con agua, y- depurada por este medio de todo su
polvo: despojada de una primera capa, fué vuelta al
homo, y depurada otra vez del mismo modo, re-
sultando de esto una nueva dosis de polvo. En fin
después de estar en el horno siete ú ocho veces, según
hago memoria, se halló casi totalmente mudada en un
oxide muy obscuro. Las circunstancias no me permi-
tieron entonces informarme del mismo Darcet qual
había sido el resultado de sus últimos ensayos.
. En el diario de Física se halla también la relación
de los experimentos hechos con la platina en el hor-
no de porcelana de Furstemberg; pero no habiendo
el autor cuidado de quitar elóxide según se formaba,
sacó por conseqüencia que la platina era indestructi-
ble , como lo habían asegurado Macquier, Beaumé,
y otros químicos. Volvamos á la oxidación de que
voy tratando.
-" E l ácido marino, de que hemos hablado, había
despojado de tres oxides la platina calcinada, á.s'a-,.
ber, de los del hierro, del cobre y de la platina. Es-
DE HISTORIA N A T U R A L . 57

ta disolución reunida dio, con la solución de sal amo-


niaca , la especie de precipitado amarillo, que es pe-
culiar de la platina: el licor filtrado acabó de preci-
pitarse con la potasa; y resultó un segundo precipi-
tado, que era el oxide roxo del hierro, mezclado con
un poco de cobre, como me lo cÜó á conocer inme-
diatamente la aplicación del de amoniaco.
Si en esta disolución se hubiese encontrado algún
oxide capaz de sobreoxidar el ácido marino, la diso-
lución de la platina nada hubiera tenido de estraño;
pero pues su oxidación no puede atribuirse á seme-
jante cansa, es necesario inferir que quando este me-
tal está ligado con otros, no es tan difícil de oxidarse
como se hubiera creído; y en esto se parecerá la pla-
tina á otros muchos metales, en quienes el estado de
mezcla sirve de disposición particular para oxidarse.
He aquí el por menor de un experimento hecho
con medida. Ochocientos granos de platina blanca,
depurada de oro, de arena y de mercurio, calcinados
por espacio de una hora, no perdieron mas que un
grano: pasados al ácido marino, dexáron en él quatro
granos y medio, y recobraron su blancura; y ya se
ve en esto que el oxígeno atmosférico habia casi re-
emplazado el peso del azufre disipado.
Los 794f granos de platina, calcinados segunda
v e z , aumentaron dos granos, y se ennegrecieron; pe-
ro el olor del azufre no se volvió á percibir: circuns-'
tancia que hizo mas patente la accesión del oxígeno. ¡
Esta v e z , vueltos á pasar por el ácido marino, per-
dieron 9 ! granos de su peso, y luego se hallaron
blancos y visiblemente corroídos.
Los 788 granos restantes fueron hervidos por ter-
cera vez en el mismo ácido, de lo que resultó nueva
pérdida; pero la que experimentaron en un nuevo

\
58 ANALES

ácido, y después de una quarta ebulición, fué lenta


y mucho menor , pues no excedió de 4 1 granos en
estos dos últimos ensayos.
La acción decadente del ácido me hizo presumir-
ique era necesario continuar la oxidación para pene-
trar mas á lo interior de la platina, por lo que prac-1
tiqué una tercera calcinación ; pero esta fué inútil, •
pues los granos no mudaron de peso ni de color, y
la aplicación del ácido marino fué infructuosa. L a m i -
na se hallaba entonces revestida de platino puro, pa-'
recida en esto á una plata de baxa ley, cuya superfi-
cie se hubiese afinado en el blanquimento que usan
los plateros.
La pérdida que habían tenido estos 800 granos
era en su total de 1 7 I , ó de poco mas de dos cen-
tesimos. Un grano de oro , que no se había adver¡-.
tido al tiempo de depurar la mina, se encontró al fin
de estas operaciones, y sirvió para probarme que eL
ácido marino no debk su acción sobre la platina á la.
anas leve parte del ácido nítrico.
. . Cada una de las disoluciones muriáticas, de que
hemos hablado, contenia platina, hierro y cobre, y
se enturbiaba con la sal amoniaca: de que se deduce
que le basta al platino ser disuelto en el ácido marí-1
no para que esta sal pueda precipitarle.
Volvamos ahora á la platina. Tratada con el mer-
curio dulce , se hallaba en el fondo de la retorta con
todas las apariencias de corrosión. El agua la despo-
jaba inmediatamente de una flor ligera de color blan-
co amarillento, y la potasa aplicada á esta lexía, se-
paró de ella oxidé roxo de hierro y de cobre. Por
lo tocante al platino, éste no se encontró allí: de
que se infiere que solos el hierro y el cobre habían
recibido del muriato mercurial la dosis de oxígeno
B E HISTORIA N A T U R A L . 59,

necesaria para su disolución. L a pérdida de la mi-


na fué de 1 2 onzas por * ; y he aquí que al pre-
sente nos hallamos con tres metales en la mina de
platina. N o tardaremos en descubrir en ella todavía
dos combustibles ademas del azufre. x

CAPITULO V I .

Del ácido nítrico ensayado sobre la mina


de platina.

Un ácido de 3 5 grados, hervido con la mina pu-


r a , no altera ni aun.su pulimento, y lo que única-
mente hace es despojar ai oro de su mercurio ; y
hervido con la platina ennegrecida por la calcina-
ción , este ácido no manifestó mayor eficacia. L a pla-
tina conservó su costra, y el ácido no la robó nada.
Margraf y Lewis conceden sin embargo al ácido ní-
trico alguna acción sobre la mina; pero sus ácidos se-
rian muriáticos, ó bien su platina mas ferruginosa..
Todo esto es posible, porque hay platinas que tie-
nen gran numero de granos enmohecidos, y también
se ven otros cavernosos que ocultan oxide roxo. L a
platina negra que tengo, y perteneció á D . Pedro
D á v i l a , se halla en este caso. Que nos vienen pla-
tinas negras en diferentes épocas, es un hecho de que
actualmente no puedo dudar: tal es la de una remesa
hecha pocos años ha al Gabinete del R e y , de la qual
me dio una muestra nuestro traductor de Bufón. Es-
tas platinas se blanquean por medio del ácido mari-
no ; pero no por esto adquieren el brillo de las her-
mosas platinas blancas del comercio.
6o ANALES

CAPITULO VII.

Del agua regia sobre la mina de platina.


Esta agua regia fué compuesta de los ácidos ní­
trico y muriático, y en otra parte diré qual es la
mezcla mas ventajosa para esta disolución.
Quatrocientos granos de mina muy escogida, da­
da por D . Casimiro Ortega, y pasada por esta di­
solución hasta haber perdido toda su actividad, de-
xáron un residuo negro, que después de lavado y
enxuto en una taza de porcelana, se halló que pesa­
ba i o f granos, ó dos libras y 1 0 onzas por 1 0 0 .
Quatrocientos granos de una platina blanca, dada
por D . Domingo Fernandez , dexó 6 granos de re­
siduo negro, ó uno y medio por l o o .
Quatrocientos granos de la misma platina, cuyos
granos eran los mas gruesos, dexáron 1 4 granos, ó
3 | por 1 0 0 de residuo negro. Estos tres experimen­
tos dan un producto medio de cerca de 2§ por 1 0 0 .

Platinas negras.

Quatrocientos granos de la mina que tenia Dorí


Pedro Dávila dexáron 7 granos, ó una libra y 1 2
onzas por 1 0 0 de residuo.
Quatrocientos granos de la misma dexáron 9 gra­
nos de residuo negro, ó dos libras y \ por 1 0 0 .
Quatrocientos granos abultados de dicha platina
dexáron 3 por 1 0 0 de residuo; y por consiguiente ei
producto medio de las platinas negras fué de 2 l i ­
bras y 1 2 onzas por ciento.
Se v e , pues, que hay bastante variedad en la can*
tídad de estos residuos; lo qual proviene primera*
P E HISTORIA NATURAL. 6l

mente ele la acción, también muy variable , del di-


solvente , que destruye mayor ó menor porción de la
substancia de este residuo; y lo segundo de que á ve-
ces contienen granos de la arena metálica, de que h e -
mos hablado, los quales suelen ser bastante gruesos,
y se hallan engastados en el corazón de la platina;
y este es un hecho que también fué observado por
H&t. de Morveaux.

CAPITULO VIII.
Del graphito de las platinas*
Estos residuos no son otra cosa que graphito 6
plombagina: se quema lentamente al soplete: infla-
ma el nitro: priva de su oxide al ácido arsenical: ra-
ya con brillantez el p a p e l : calentado al fuego no
pierde su suavidad al tacto ni la propiedad de t e -
ñir; y en una palabra es tan lustroso como el m e -
jor lápiz ó graphito de Inglaterra.
Para que el ensayo de una mina hecho por este
método sea exacto, es necesario que su graphito ca-
lentado al soplete no exhale ningún olor sulfúreo,
pues lo contrario seria señal de que contenia aun me-
tal que no estaba disuelto. También es necesario ad-
vertir q u e , durante la disolución, la platina parece
reducirse á polvo n e g r o , ó por mejor d e c i r , soltar
este polvo parecido á una galena mal pulverizada.
Este p o l v o , no menos pesado que la platina, se acu-
mula en el fondo de la retorta , y se conserva con
esta apariencia mucho tiempo después de haberse d i -
suelto los granos del mineral, y solo renovando el
agua regia desaparece por fin, no dexando en su lu-
gar mas que el graphito. Mas adelante veremos qual
es la naturaleza de dicho polvo.
ANALES

C A P I T U L O IX.

Observaciones sobre las disoluciones de la platina.


Si se concentran estas disoluciones hasta tener con­
sistencia de miel, se las despoja de todo el ácido ni-'
trico, empleado con demasía para la oxigenación del
ácido marino. Después viene el exceso de este últi­
mo , que oxigenándose también á su v e z , á expensas
de los residuos del primero, adquiere la qualidad de
gaz muriático oxigenado con mezcla de gaz nitroso.
L a masa salina que resta es de color pardo obs­
curo , y se disuelve bien en agua y con calor, con
tal que la desecación no haya sido con exceso, pues
entonces la porción que rehusa disolverse es un mu­
riato pardo con menos ácido, en el qual vuelven á
encontrarse la platina, el hierro y el cobre, y que,
aun lavándole repetidas veces, no se le puede privar
del ácido marino. En quanto á la disolución líquida
tampoco esta es mas que un muriato, respecto á que
después de haberle descompuesto por medio de la
potasa, no se halla en las sales reunidas sino el mu­
riato de potasa y un poco de sulfato. Su sabor es as­
tringente , y sin ninguno de aquellos resabios metá­
licos tan desagradables en las soluciones de plata, co­
bre & c .
Si en este estado se trata esta disolución con la
potasa, se obtienen los precipitados salinos comunes
á toda disolución de platina, pero, ni un átomo de
nitrato por la evaporación: de donde se puede in­
ferir que el ácido nítrico de las disoluciones que no
han sido concentradas, no tiene parte alguna en este
género de precipitación; pues, como se verá en el
discurso de este escrito, no se halla el mas leve indi-
DE HISTORIA NATURAL. 63

cío de dicho ácido en los precipitados que resultan


de disoluciones m u y nítricas. En una palabra, el r e -
sultado de las disoluciones de platina en el agua re-
gia es producir, como en la del oro, .un puro y sim-
ple muriato de platina. A lo dicho añadiré que la
diferencia que hay de una platina á otra empieza á
conocerse en la diferencia de color de su disolución.
El de la platina negra, por exemplo, disuelta en una
cantidad de agua igual á la de la blanca, es de co-
lor mucho mas roxo.

CAPITULO X.

Disolución de la platina por mayor:

Los fenómenos que acompañan la disolución d e


este mineral, quando ésta se hace en cantidad de mu-
chas libras, no difieren de los que se advierten quan-
do la operación se executa en pequeño. Sin embargo,
hay algunos efectos que se hacen mas notables en la
disolución en grande; y voy á referirlos.
Quando el agua regia, ayudada de calor, mode-
rado , empieza á atacar la platina, los primeros gló-
bulos de gaz se cubren de un polvo amarillo que los
mantiene en la superficie del licor: estos glóbulos fluc-
túan de una parte á otra hasta que van á parar á las
paredes de la retorta, donde al fin se desvanecen para
que otros ocupen su lugar; y siendo estos fenómenos
comunes á la disolución de muchos metales sulfúreos,
hay fundado motivo para imaginar que esto depende
del azufre que sirve de tegumento á los glóbulos ga-
zosos. Colocado así este polvo en las paredes de la
retorta, no tarda en disiparse, porque de una parte
su gran división, y de otra su corta cantidad le so-
(>4 ANALES

meten en breve á la acción de los agentes que tiran


á convertirle en ácido sulfúrico.
Pero volvamos todavía al polvo negro. Según la
disolución se va adelantando se la ve formar, ir en
aumento, y adquirir juntamente con la platina res­
tante un color aplomado, parecido, como dexo dicho,
al de la galena pulverizada, y entonces conviene po­
ner aparte este residuo, en que el disolvente no tie­
ne ya mas que una acción muy débil, la qual no se
continúa sino á fuerza de hervor, ó con el auxilio
de una abundante porción de ácidos nuevos. Trasvá­
sese, pues, esta disolución sobre nueva platina, y en
breve se la verá obrar con una energía que hará co­
nocer que este residuo, aunque lleno todavía de me­
tal, resiste á la actividad de la disolución mucho mas
que el mineral nuevo ó reciente.
N o se ocultó este polvo á la observación de los
que han 1 trabajado sobre la platina, y sin embargo no
ha sido examinado. Mas adelante hablaré de su na­
turaleza ; pero quizá no podré hacerlo con la indivi­
dualidad que hubiera deseado, porque había diferido
esta parte de mi trabajo para tiempo mas oportuno.
Si se quiere obtener este polvo separadamente,
es preciso lavar el residuo en mucha agua, agitarle
bien, y trasvasarle por decantación con bastante pron­
titud , á causa de su pesadez , poco diferente de la
del mineral que resta disolver. En quanto á este úl­
timo , que desde entonces queda después de la de­
cantación, se v e , que estregándole entre los dedos,
estando mojado, se quebranta bastante porción, cu­
yos fragmentos son polvo negro. Por consiguiente, es
necesario sacar de nuevo el mineral que está en el
fondo del agua, entregarle fuertemente entre las' ma­
nos para separar de él nuevas dosis de p o l v o , y jun-
P E HISTORIA N A T U R A L . 6^

tarle con el primero. A vista de esto queda evidente


que las fricciones y los choques del mineral agitado
por, el tumulto del hervor, y corroído en fin por los
ácidos, son los que han motivado la separación del
polvo negro,
Si en vez de desmenuzar estos granos-se les de-
xa secar enteros, y se les examina con la lente, se
verá que, sin embargo de haber conservado su forma,
son fáciles-de aplastar, cavernosos, y cubiertos de lá--
minas brillantes. En la mayor parte de ellos se des­
cubre una abertura, por la qual ha penetrado el di­
solvente á destruir lo interior; y como en fin su co­
lor en nada difiere del de los polvos, no puede du­
darse que estos últimos son reliquias de la erosión'
de- los granos de platina. Por lo demás estos fenóme­
nos se dan á conocer mas bien en las platinas negras
que en las blancas, porque el principio que produce
estos polvos abunda más, á mi parecer, en las pri­
meras que en las segundas.

CAPITULO XI.

Ensayo sobre eI\poho negro.

Doscientos granos de este polvo bien ehxutos fue­


ron calcinados en un crisol de boca ancha, y exhala^
ron porción de humo-ácido 'sulfúrico; Hacia el fin de
lá calcinación, aunque todavía ácido el humo, mé
pareció despojado del Carácter sulfúreo. E l residuo
;
era bastante negro, y aüh empezaba á conglutinar­
se: había perdido 23 partes; las 1 7 7 restantes fue­
ron disueltas en agua regia : la disolución', recogida
del modo conveniente, fuéprecipítada por la sal amo­
niaca, y resultó un muriamoniaco semejante á otros
66 ANALES

¿ e que hablaremos después. E l licor restante era in-


comparablemente menos coloreado que á lo ordinario,
y le traté con la potasa que, con grande admiración
m i a , precipitó un fosfato blanco de hierro j y le lla-
mo blanco, porque este es el que produce todo hier-
ro oxidado al máximum.
Aquí tenemos, pues, de una parte azufre y de
otra fósforo, acumulados en el residuo de nuestras
platinas en mayor cantidad que. en el metal mismo.
N o pesando lo restante del polvo negro mas de
42 granos, es claro que de 1 7 7 de polvo calcinado,
el agua regia había disuelto 1 3 5 .
Estos 42 granos de polvo eran bastante negros,
y y a no exhalaban olor alguno al fuego del soplete:
el agua regia no hizo en ellos ninguna mella; y no
eran otra cosa que graphito bastante puro.
Para conocer con mas claridad la naturaleza de
nuestro polvo negro hice el experimento siguiente.
1
Disolví 200 granos de polvo bien seco, pero no
calcinado, en agua regia de igual fuerza: lo restan-
te, lavado y pesado, anunció que el disolvente no le
habia robado mas de 24 granos. Esta disolución, tra-
tada con sal amoniaca, me dio el muriamoniaco or-
dinario; y el último licor me produxo fosfato de hier-
ro por medio de la potasa, lo qual no me hizo no-
vedad.
Pero si se hace memoria de que 200 granos de
polvo negro que habían perdido 23 partes de azufre
y de fósforo, cedieron con la mayor facilidad hasta
1 3 5 granos de platina á este mismo disolvente, cau-
sará admiración ver que 200 granos del mismo pol-
v o , que conservaba sus 2 3 granos de combustibles,
resistiesen á la acción del disolvente hasta el extre-
mo de no cederle siao 2 4 granos de metal. Esta re-:
DE HISTORIA N A T U R A L . 67

sistencia tiene de algún modo su medida en la dife-


rencia de 1 3 5 y 2 4 , cuyos números nos representan
aquí las cantidades de metal robadas al polvo negro
en el primero y segundo experimento.
D e resultas de esta comparación me ocurrió sos-
pechar que la unión de los combustibles acumulados
en la platina formaba el principal obstáculo para su
disolución, así en estos experimentos como en la di-
solución en grande de la platina; y eñ efecto, otros
hechos que yo conocía sobre la disolución de los sul-
furetos metálicos, comparada con la de sus metales
respectivos, me confirmaron en esta sospecha, á lo
menos hasta que otras nuevas observaciones rectifi-
casen lo que podía haber de aventurado en esta con-
jetura.
En conseqüencia de esto, volví á recoger mi pol-
vo después de la pequeña pérdida que había tenido
en el agua regia, y le examiné al fuego del soplete:
en el mismo instante exhaló un humo de azufre, y
tal vez de ácido fosfórico, tan denso como el que
exhalaba antes de someterle á la acción del disol-
vente. Supuesto que en el momento que el polvo
negro se halla despojado de sus combustibles por la
torrefacción, cede al disolvente 1 3 5 partes de me-
tal en vez de 2 4 , no queda duda en que por una
parte la platina es fuertemente defendida de los áci-
dos por medio de los combustibles, y que por otra
la economía prescribe para la operación en grande
guardar separadamente los polvos negros para calci-
narlos antes de apurarlos en el agua regia.
/

E l que la platina sulfurada y fosforizada sea la


que principalmente resiste á la acción de los ácidos,
no admite duda alguna, si se tiene presente que los
sulfuretos y fosforetos de hierro, que solo se hallan
68 ANALES '

en una pequeña proporción con el mineral, son in-


capaces de repeler tan imperiosamente la actividad
del agua regia.
Para apoyo de mi conjetura diré aquí, dos pala-
bras sobre los sulfuretos que acabo de citar.
,E1 sulfureto de mercurio, ó el cinabrio, contie-
ne su metal no en el estado 1 de oxide, como se dice
comunmente, sino en naturaleza; y á pesar de toda
la tendencia del mercurio al oxigeno , el ácido ní-
trico fuerte no ataca al cinabrio^
El cobre toma hasta 28 partes de azufre sobre
l o o , y nunca menos; pero puede disolver el sulfure-
to de cobre en diversas proporciones, como se verá
en mi ensayo sobre los cobres negros. Si se aplica,
pues, un ácido nitroso de 1 2 a 1 5 grados al cobre
que contiene sulfureto, el primero se disolverá, y
el segundo, que se separará baxo el aspecto de un
azul negrizco, no se oxidará sino forzando calor.
Y o he aplicado muchas veces un ácido de 3 $
grados á minas de plata de América-, complicadas con
sulfuretos de cobre, de plomo, de hierro, de anti-
monio , de zinc, de manganesa & c . , y he visto que
sino se calentaban las mezclas, la mayor parte de es-
tos metales pasaban al disolvente, menos el todo , ó
comunmenre la mayor parte de la plata, que se ha-
lla en ellos también en estado de sulfureto: de que se
deduce que el de la plata es también uno, de los que
se resisten muchísimo mas que su metal á la acción
del ácido nítrico; y es muy verosímil que haya tam-
bién otros de esta especie, los quales no se presen-,
tan actualmente á mi memoria..
1
' DE HISTORIA NATURAL. 69

C A P I T U L O XIX.

De la cristalización de las disoluciones


de platina.
Generalmente se ha tomado por muriato de pla-
tina los granos pequeños amarillos, roxos y arenis-
cos que se depositan en el fondo de las disoluciones
reunidas, y que á veces afectan, la figura octaedra.
L a cantidad de estos cristales, que siempre es muy
corta, no se aumenta por la concentración , siendo
asLque ctebia aumentarse si los mismos cristales fue-
sen realmente muriato de platina; pero una vez se-
parados de las disoluciones no vuelven á presentar-,
se, y aún es completa su separación mucho antes del
tiempo en que el verdadero muriato de platina se
dispone para cristalizarse.
Estos cristales son una sal doble , compuesta de
muriatos de platina y de potasa, como se verá ade-
lante, y deben su origen á la pequeña cantidad de
salitre que la inadvertencia de los fabricantes dexa
en el cuello de las retortas, y también al que se ele-
va por sí mismo durante la destilación. Así se vuel-
ve á encontrar siempre nitro en el fondo de las re-
tortas después de la rectificación de las aguas fuertes;
y como la mayor parte de los Químicos que han tra-
bajado sobre la platina se han servido comunmente
de ácidos del comercio, no es de admirar que ha-
yan encontrado estos depósitos cristalinos, los quales
nunca se ven en las disoluciones hechas de propósi-
to con ácidos purificados.
Si se calientan algunos de estos cristales en nú
tubo de vidrio, cerrado, en breve se conoce su natu-
raleza j porque el ácido marino, cargado del oxigeno

r
f
70 ANALES
del metal, se volatiliza en gaz mientras la platina,
reunida al estado metálico resta mezclada de muriato
de potasa en el fondo del tubo.
M e parece haber sido Lewis el único que estu­
v o cercano á percibir la cristalización del muriato
de platina. Su disolución se hallaba por casualidad
en el grado de saturación que podia conducirle á es­
te descubrimiento; y esta es, como vamos á ver, la
primer circunstancia de las precisas para el éxito de
dicha cristalización,
L a segunda circunstancia consiste en no dexar
ningún exceso de ácido, y Lewis había llegado á
este punto, pues dice, pág. 1 4 8 , que el sabor de
sus cristales era áspero y desagradable, pero mucho
menos corrosivo de lo que esperaba, por la gran
cantidad de ácido que habia empleado. En efecto,
esta disolución, preparada según lo habia executado
aquel profesor, tiene el sabor de los vegetales acer­
bos, y el gusto desagradable le viene del hierro y
del cobre.
E l muriato de platina se cristaliza facilísimamen-
te quando es puro; pero con gran dificultad quando
tiene mezclados con exceso ácidos y muriatos estran*
geros, incapaces de cristalizarse, que le desvian de
aquella tendencia; y en esto no hay nada que le dis­
tinga de las sales mas cristalizables; por lo qual es
necesario poner la mira en libertarle de estos obstá­
culos. Vamos ahora á tratar de los medios de desa­
viar el exceso de ácido de una disolución de platina.
Toda disolución que ha sufrido la ebulición y
la concentración hasta cierto punto, no está cargada
de ácido marino, y es fácil conocer la razón de esto;
pero no sucede lo mismo con el ácido nítrico, el qual
se dexa concentrar; y aunque no es atraído por óxi-
P E HISTORIA N A T U R A L . j \

des que el ácido marino ocupa exclusivamente, ad-


hiere á ellos con bastante fuerza: bien que si no es
fácil expelerle, se le puede descomponer con facilidad.
Para lograrlo es necesario añadir á una disolución
un poco de ácido marino y de mina de platina, y
proceder después á la destilación. Este ácido, que no
puede obrar sobre la platina hasta haberse oxidado á
expensas del nítrico, lleva tras sí la descomposición
de este último, y facilita su separación en gaz ni-
troso. Esta operación se puede repetir otra vez; y
si el gaz no vuelve á parecer, hay seguridad de te-
ner una disolución desembarazada de todo exceso de
ácido. La disolución conducida á este punto, sola-
mente los muriatos estrangeros al del platino pueden
retardar su cristalización, y estos muriatos soh los
del cobre y el hierro oxidados al máximum.
Para separarlos es preciso concentrar la disolución
de suerte que quando se enfrie forme una masa que
se amolde en la retorta; pero de tal consistencia, que
poniéndola de lado pueda destilar una porción de lí-
quido. Si la concentración no ha llegado á este pun-
to , y el residuo no presenta mas que una papilla me-
losa , es necesario volverla al fuego; pero si por el
contrario se habia excedido de dicho punto , y la
masa no podia destilar, seria preciso añadir á la mis-
ma masa, que supongo ser de quatro á cinco libras,
algunas cucharadas de agua, y volver á fundirla con
el auxilio de un calor de ebulición. Este método,
fácil para los que poseen la práctica de los laborato-
rios , no difiere , como se ve , del que se practica pa-
ra refinar el azúcar ó separar la melaza que contiene.
Vencida esta dificultad, todo lo demás es fácil;
pues no se trata sino de reemplazar estos muriatos
por medio de una porción de agua casi igual al vo-
yZ ANACES ..
ICmen de ellos, calentarlo todo, dexar enfriar la re?
torta sobre el horno mismo , y proceder á la desti-
lación dos ó tres veces consecutivas para divisar y a
el producto deseado de los cristales del muriato de
platina,
Este método tiene el, doble objeto de la crista-
lización del muriato y de su depuración. Iis claro,
:

y en mi concepto no admite duda, que si.se repi?


tiese suficiente numero de veces, se llegaría á puri-
ficar la platina por este medio tan completamente
como por todos los demás conocidos} pero. si debe-
mos también apreciar su valor, diré que este méto-
do es inferior á los otros por lo largo d e , é l , y por
Jos embarazos que trae configo, tanto por lo tocan-
te á la cristalización del muriato, como á su depu-
ración ; pues para obtener con mucha mas facilidad
estos cristales no se necesita mas que concentrar una
disolución de platina purificada por los medios de.que
vamos á tratar en breve. Si no obstante quisiese al-
guno adelantar este género de purificación á lo su»
jno, añadiré que es fácil asegurarse de haber llega-
do á este grado usando del experimento siguiente.
Se disuelve .un poco de este muriato en canti-
dad de agua, y se prueba con el amoniaco: si da
el precipitado amarillo ordinario del oxide roxo de
hierro, existe todavia muriato de este último mez-
clado con platino; y si no se anuncia ningún preci-
pitado, está puro el muriato.
Es importante extender bien su disolución, pues
de lo contrario el amoniaco formaría con la platina la
especie de precipitado salino que da el muriato amo-
niacal.
Estas disoluciones de platina,.al tiempo que se las
concentra, suelen dar unos saltos repentinos, que pon-
DE HISTORIA NATURAL. 73

drian. á peligró la retorta sí el que hace la operación


se obstinase en continuar el fuego. Estos saltos ó sa-
cudimientos proceden de la reunión de un polvo ama-
nillo, que no es todavía mas que el muriato de plati-
na potasado , de que hablamos anteriormente , y que
es necesario separar. En quanto á los medios mas e x -
peditos de suministrar el calor á una retorta de 1 2 a
15, libras de mezcla , el bastidor de alambre para
mantenerla es preferible á los baños de arena , los
quales desde mucho tiempo tengo desterrados de mi
laboratorio aun para la preparación del é t e r , la rec'¿
tiíicacion de los ácidos & c .
Pero si se tratase de operar con cierto número de
Vasos, y en grande, es evidente qué los baños, de are-
na , colocados sucesivamente sobre una galera , son
mucho mas seguros.

C A P I T U L O XIII.

De la composición del agua regia para la disolución


de lamina de platina-
v, ?jj/r.";^f> ó i V J a á C ' o j h i i n .üái-jh Á¿*ÍÍ.*d¡S4Ó<'& ;;
:<

Los Autores no dicen nada positivo sobre las pro-


iporciones de ácidos que pueden dar la mas fuerte agua
regia para este género de trabajo; por lo que esta in-
certidumbre , que me detuvo desde el principio de
mis ensayos, me determinó á buscar dichas propor-
ciones por medio: de experimentos directos.
C o m o la fuerza de los ácidos varía en las fábricas,
me pareció necesario tomarlos en el grado de concen-
tración en que se hallan mas comunmente en el c o -
mercio ; y por consiguiente me ceñí á una agua fuerte
de 3 5 grados del pesa-licor de B e a u m é , y á un ácido
marino de 1 5 g r a d o s , haciendo abstracción así del

f "
74 ANALES

ácido marino que puede hallarse mezclado con el ní­


trico , como del hierro,, de los ácidos sulfúricos y aun
sulfurosos, que freqüentemente destruyen la pureza
ele los ácidos marinos; pues si yo hubiese empleado
en estas indagaciones ácidos purificados, es claro que
mis resultados no se podrían aplicar sino con restric­
ción al trabajo en grande de la platina, en el qual
siempre será preciso valerse de los ácidos del co­
mercio.
Experimento i ? Una libra de agua regia hecha con
8 onzas de ácido \ , •• , , , .
nítrico ( • ^ ^ ° 3 dracmas de platina
1S0 V1 I

Q 2
© j i • J Yd 4 dracmas que yo había he-
T
b onzas de acido ( - : 1 ^ 1
jchó entrar en la mezcla,
marino «i/p
Experimento 2? Una agua regia hecha con
8 onzas de ácido nítricos Disolvió 15 dracmas dé'
lo onzas de ácido marino^platina.
Experimento 3? Una agua regia hecha con
4 onzas de ácido nítricos Disolvió 17 dracmas y
12 onzas de ácido marino^ $4 granos de platina.
Experimento 4? Una agua regia hecha con
3 onzas de ácido nítrico T Disolvió 13 dracmas y
1 4 onzas de ácido marino^ 38 granos de platina.
Estos quatro experimentos han sido hechos á un
mismo grado de calor, esto es, en quatro retortas, dis­
puestas , según mi costumbre, sobre un bastidor de
hilo de alambre , y colocadas sobre un horno; y para
que puedan compararse mas fácilmente sus resultados,
los expongo en la tabla siguiente.
DB HISTORIA N A T U R A L .

Platina ne­ Acido nítri­ Acido mari­


gra. co á 3s.° no á Platina disuelta.

6 onzas.. 8 onzas.. 8 onzas.. 1 3 dracmas.


6 onzas.. 6 onzas.. l o onzas. i s dracmas y 24 granos.
6 onzas.. 4 onzas.. 1 2 onzas. 17 dracmas y 54 granos.
6 onzas.. 2 onzas.. 14 onzas. 1 3 dracmas y 38 granos.

Saquemos ahora las conseqüencias que nacen de


esta tabla.
Primeramente : en los tres experimentos primeros
se ve que la cantidad de platina disuelta crece en
razón de la del ácido marino ; de que se deduce que
este ácido es el verdadero disolvente de la platina.
2 ? Supuesto que las doce onzas de ácido marino
de la tercer columna hallan en las quatro onzas de áci­
do nítrico todo el oxígeno que necesitan para disolver
la platina, se ve que en los dos experimentos anterio­
res hay exceso considerable de este último , gastado
infructuosamente , esto é s , 4 onzas de mas en el pri­
mero , y dos en el segundo ; y por lo mismo las di­
soluciones del primero y del segundo experimento
eran mas acidas que las del tercero y el quarto.
3? Los ácidos,pues, cuya fuerza se halle en pro­
porción semejante ó en corta diferencia de tres partes
de ácido marino contra una de ácido nítrico, forma­
rán la proporción mas adequada para la disolución de
la platina , y por consiguiente del platino purificado.
4? E l quarto experimento nos demuestra que el
ácido nítrico, que solo se hallaba en proporción de icón
el muridtico, no ha podido suministrar á este último
todo el oxigeno que necesitaba para cargarse de toda
la platina que se le había dado á disolver: de que re­
sulta, que en esta última proporción, ademas de haber
y6 ANALES '

menos platina disuelta, hay pérdida de ácido marino.


¿? • Y respecto á que el ácido marino constituye
la mayor parte del disolvente de las platinas , es ne-
cesario evitar que el calor de la mezcla llegue al gra-
do de ebulición á los principios dcltrabajo: primera-
mente porque á este temple el ácido marino adquiere
fácilmente la expansión aeriforme.; y lo segundo por-
que su tendencia á separarse de la mezcla es todavía
mas acelerada quando empieza á oxigenarse. Según lo
que tengo pbservado, la disolución no se debe empe-
zar nunca á un calor que exceda de 6o á 7 0 grados;
y entonces se produce con toda la rapidez posible-sin
que haya pérdida de ácido. Finalmente, solo quando.
la efervescencia se amortigua se debe hacer que hier-
x
va la mezcla. v.o
Estas cinco conseqüencias, que no son otra cosa
que el resultado de los experimentos mismos, nos dan
actualmente los verdaderos principios del artedé;di-í
solver la, platina.
Si consideramos ahora la proporción de la platina
con el agua regia, vemos que la que se ha disuelto
compone poco mas de i del peso del disolvente. Sin
embargo, esta proporción sufre alguna variedad.; pues
la misma agua regia , aplicada en .iguales circunstan-
cias , disuelve á veces menos cantidad , aunque por
lo común se desvia poco de esta proporción.

CAPITULO X I V .
¡A t r\ • \ftii 1 fifi í n > f ' A'i'i/^'f'i fO/fVA r i ^ k -

De la utilidad que puede resultar de los productos


de esta destilación.

Siendo la economía uno de los principales objetos


del trabajo en grande, se concibe que no es menos
P E HISTORIA N A T U R A L . 77

importante recoger los productos ácidos de estas di-


soluciones, que el adelantar su. concentración todo lo
posible para aumentar su producto , pues los gastos
de estas disoluciones serán tanto menores, quanto la
misma dosis de ácidos pueda extenderse á mayor can-
tidad de platina. Por esto, á fin de .conocer hasta don-
de pueden llegar estas ventajas > he hecho el experi-
mento siguiente.
Destilé hasta consistencia de miel concreta una di-
solución igual á la del tercer experimento , cuidando
de recoger su producto; y esto me dio. motivo de ob-
servar tres diferentes épocas en este género de ope-
ración..
En la primera la destilación que principió por un
calor de cerca de 7 0 grados, fué acompañada de efer-
vescencia , y de un desprendimiento de gaz nitroso,,
el qual, según lo observa Lavoisier , merece ser exa-
minado , principalmente desde que se ha descubierto
el oxide de azoto ó azótico.
En la segunda época, la ebulición sucede á la efer-
vescencia, y aquí.ya no se advierte gaz nitroso ; so-
lamente se eleva un ácido débil y sin color, mientras
la disolución no hace mas progreso que el de adelan-
tarse á la concentración.
Quando el calor hubo hecho pasar al recipiente
la mayor parte de los líquidos superfluos, volvió á;
presentarse el gaz nitroso; y en esta tercera época me
pareció que la porción de ácidos libres que habían lle^
gado á cierto grado de concentración , tenia nueva
reacción sobre la platina ; pero no tardé en conocer
que no debía contar con esta ventaja, porque quan-<
do.hube desleído.en agua la masa.salina^para separar,
de ella el exceso de platina, reconocí que mi libra de
agua regia rio había disuelto mas. que. 1 6 dracmas y
v .

/ • •

\
78 ANAÍES

1 2 granos de platina: cantidad que no llega con mas


de una dracma á la del tercer experimento; pero que,
sin embargo de esta variación, no baxa de un octavo,
como he dicho arriba.
Debemos, pues, inferir del gaz nitroso de esta ter-
cera época, que en su origen no difiere del que se ad-
vierte en la concentración de los nitratos metálicos en
general, quando estos se acercan á la condensación; y
por consiguiente el aumento de calor no hace aquí
otra cosa que descomponer un resto de ácido nítrico,
de lo qual resultan los vapores roxos de que se trata.
Volvamos á los productos de nuestra destilación.
E l licor reunido en el recipiente pesaba 1 o onzas
y una dracma : no tenia color, y no indicaba en el
pesa-licor mas de> 9 grados , ai paso que la agua
regia, que le habia formado, señalaba 22 antes de ha-
berla empleado. A veces el licor se ve ligeramente
coloreado , sin embargo de haber tomado las precau-
ciones acostumbradas , siendo suficiente sin duda el
movimiento de ebulición para impeler/ ó lanzar al-
gunas, gotas de disolución hasta el cuello de la re-
torta. Esto en su total no es mas que un poco de pla-
tina , como lo indica al instante el precipitado canela,
que da este color echando en él agua hepática. Estos
productos ácidos no tienen ninguna acción sensible so-
bre la platina ; pero para conocer el partido que se.
podría sacar de ellos, los dividí en dos porciones de
5 onzas y media dracma cada una.
A la una de estas porciones añadí 2 onzas de
ácido marino, y á la otra igual cantidad de ácido
nítrico.; y estas dos nuevas aguas regias fueron tra-
tadas como á lo ordinario , con 3 onzas de la misma
platina.
L a primera disolvió 4 dracmas y 1 6 granos de-
, D E HISTORIA N A T U R A L .

platina, que hubieran sido cerca de 8 dracmas y me-


dia, si yo hubiese empleado las i o onzas y una drac-
ma del producto con la adición de 4 onzas de ácido
muriático.
L a segunda no pudo disolver mas de 48 granos,
ó bien una dracma y 24 granos, si yo hubiese em-
pleado el mismo producto con la adición de 4 onzas
de ácido nítrico. Veamos ahora qué conseqüencias se
pueden sacar de estos resultados.
Supuesto que la primera de estas aguas regias ha
podido disolver hasta 8 dracmas y media de plati-
na , es necesario que el ácido muriático añadido ha-
ya encontrado en ella una cantidad de ácido nítri-
co suficiente para oxigenarse ; pero 4 onzas de mi
ácido muriático , no siendo capaces de disolver una
dosis tan fuerte de platina, es preciso qué haya habi-
do por lo menos 2 onzas del mismo ácido en el pro-
ductq total de nuestra destilación. Y en efecto , pues
en el experimento 3? fueron precisas 1 2 onzas de áci-
do marino para disolver 1 7 dracmas de platina , es
evidente que la mitad de esta cantidad , ú 8 drac-
mas y media de mina no pudieron disolverse en me-
nos de ó onzas del mismo ácido ; y respecto á que
volvemos á hallar el valor de 2 onzas de ácido ma-
rino en el recipiente, tampoco es dudable que no que?
da sino cerca de 1 o onzas en la retorta ; y finalmente,
que estas 10 onzas de ácido á 1$ grados, fortificados
por el oxígeno del ácido nítrico , no pueden disolver,
sino de 16 á 1 7 dracmas de platina negra.
Pasemos ahora á la evaluación del ácido nítrico
qué podia estar contenido en el producto de nuestra
destilación.
Por el experimento 3 ? se ve que 1 2 onzas de áci-
do muriático no exigen menos de 4, onzas de ácido
8o. ANALES

nítrico para sacar de él la facultad de disolver iy.


dracmas de platina : por consiguiente habia por lo
nienos 2 onzas de él en el producto de nuestra des-
tilación , puesto que con el auxilio de 4 onzas de-
ácido muriático añadido pudo disolver hasta 8 drac-
mas y media de platina, mitad de 1 7 . -
Sigúese de aquí, que en toda destilación hecha
según las proporciones del experimento 3? , pasan al
recipiente cerca de 2 onzas de ácido nítrico á 35 , é
igual cantidad de ácido muriático á 1 $ , anegados
en 6 onzas y una dracma de agua, cantidades, que
juntas , igualan á las 1 0 onzas, y una dracma' del
producto ; y se sigue también que las 1 7 dracmas de
platina mencionadas no se han disuelto realmente si-
no con el-auxilio de 1 0 onzas de ácido muriático
oxigenado por la destrucción de 22 onzas de ácido
nítrico solamente. Pero si á vista de esta evaluación
se preguntase por qué de 1 6 á 1 7 dracmas de plá*
tina no pueden disolverse en una mezcla de 1 0 onzas
de ácido marino y 2 onzas de ácido nítrico , respon-
deríamos , que el calor con que es preciso auxiliar la
actividad de este disolvente , no tardaría en trastor-
nar , como en el experimento que acabamos de ana-
lizar , la proporción de los componentes de una se-
mejante agua regia.
En quanto á la primera de las dos aguas regias he-
chas con el producto de nuestra destilación es indu-
N }

bitable ¡¿nie contiene bastante ácido nítrico para oxi-


genar las 2 onzas de ácido marino que hemos descu-
bierto en ella; pero que la gran cantidad de agua en
que se deslien, aniquila toda su actividad ; y que si la
adición de 4 onzas de ácido nítrico le restituye alguna
fuerza, no es verosímilmente sino porque esta cantidad
de ácido concentra algún tanto el ácido muriático. '
P E HISTORIA N A T U R A L . 81

Veamos de determinar , según estos datos, quál


es la mayor cantidad de platina que se puede hacer
disolver,en una agua regia , dispuesta según la pro-
porción qué hemos explicado. •
Para disolver primeramente 1 7 dracmas y 54 gra-,
n o s y luego 8 dracmas y 32 granos de platina, ó el
total 26 dracmas y 1 4 granos ,• hemos empleado pri-
meramente 1 2 Onzas dé ácido marino y 4 de ácido
nítrico ,• y después 4 orizas del primero ¿ ó • en todo
20 onzas dé agua regia. N o haciendo caso de los 1 4
granos de" platina , que sé disuelven en mas ó én me-
nos j hallaremos por el cálculo $ qué no se necesitan
mas de 5 libras y 1 1 onzas dé agua regia para di-
solver una libra de platina negra, qué es la qué me
ha servido para estos experimentos. Si consultamos
ahora las obras de los Químicos ¿ sé hallará qué los
mas han íixado á 1 6 partes la cantidad dé agua regía
qué era necesario emplear para disolver una dé pla-
tina ; y si no mé engaña la memoria ¿ creó qué Levvis
y Sitkirtgen han sido los únicos qué han conseguido
disolverla en 8 partes de éste disolventé.- Pero no de-
bemos perder de vista qué fueron precisas dos Opera-
ciones para disolver la cantidad mencionada. Las pla-
tinas blancas son algo más Solubles en la agua regia,
pues hallo ert una nota , que una libra dé agua regia,
hecha según las proporciones indicadas, ha disuelto
1 8 dracmas y 24 granos de platina blanca.
8a A N A L E S

CAPITULO XV.

Disolución de platina por medio del agua regia,


hecha con el acido nítrico a jx°,
y la sal marina.
Bergman reconoció que una agua r e g i a , hecha
con estos ingredientes, disolvía muy bien la platina.
Los experimentos siguientes manifestarán que en una
operación en grande esta especie de agua regia pues-
de ser preferida á las que son compuestas de ácidos
puros. Para descubrir la proporción mas ventajosa de
ácido y sal he hecho una serie de experimentos, de
los quales solamente referiré los que pueden dar al­
guna luz en orden á este género de disoluciones; y
como el modo de aplicar estas aguas regias no di­
fiere del que se sigue para los ácidos, pasaré sin de­
tenerme á la tabla comparativa de sus resultados.

I r . . . 1
Platina ne­ Acido nítri­ Sal marina. Platina disuelta. (
gra. co á 3 5 °

I 6 OÍIZJS.. 1 6 onzas. 6 onzas.. •io dracmas y 4 8 granos.


2 6 onzas.. 1 6 onzas 7 onzas.. 2 4 dracmas y" 1 2 granos.
3 6 onzas.. io onza?. 8 onzas.. 2 1 dracmas y 5 2 granos.

4 6 onzas.. 1 6 onzas. 9 onzas.. 2 1 dracmas y 3 6 granos.


1

Habiéndome parecido ser el mas importante el


resultado del numero '2?, creí deber repetirle para
asegurarme de todas sus ventajas, y obtuve 24 drac­
mas y 16 granos de platina disuelta.
En el número 4? se halló ún exceso de sal ma­
rina que se habia conglutinado con la platina restante.
Estos experimentos fueron- hechos con sal mari-
P E HISTORIA N A T U R A L . 83
na purificada; pero como en la operación en grande
no se hace uso sino de la del comercio, las he re-
petido con esta sal común, y he hallado los mismos
resultados en iguales dosis de agua.regia, pero con
la misma variación en la cantidad de platina disuel-
ta que se ha podido advertir en la operación con los
ácidos. Después repetí el mismo ensayo con la sal
común, haciendo alguna alteración en las dos co-
lumnas últimas.

r-
Plaíína ne- Platina di-
Acido á JÍ¡' Sal común.
gra. suelta.

16 onzas... 6 onzas... 2 0 dfacmas.

6 onzas..... 16 onzas... 8 onzas... • 2 2' dracmas.

16 onzas... 1 0 onzas... 2 0 dracmas.


> * i
6 onzas 1 6 onzas... 1 2 onzas... 1 9 dracmas.
1

Igualmente se ha encontrado un exceso de sal


marina en los números 39 y 4?
En estas dos tablas se ve que la cantidad de
platina disuelta va en diminución , y a sea disminu-
yendo ó aumentando 7 onzas de sal por libra de
ácido. Sin embargo, parece que en los ensayos de
mas de 7 onzas debía haber, si no más, á lo me-
nos la misma cantidad'de platina disuelta, respecto
á que el ácido nítrico debió desprender y oxidar una
m i s m a cantidad de ácido marino. Confieso que por
ahora no percibo como un exceso de sal marina ó
de nitrato de sosa, qué se hallan en la mezcla, han
podido impedir la disolución de. mayo,* cantidad de
mina, á menos de hallar la explicación de este fenó-
meno en los hechos que voy á referir, ó que mis
\

:
84 A N A L E S

ocupaciones me permitan estudiar este punto. Los


hechos son los siguientes. '
El residuo de todas estas disoluciones, ó la pla-
tina restante, tepia un aspecto nuevo y muy dife-
rente del que dexaban las aguas regias hechas con
ácidos puros. Se continuará,

Puntos de elevación conocidos hasta ahora por mas


altos en América , África y Europa , tomadas
sus respectivas alturas desde el nivel del m#r, :

EN EUROPA. Toesas, Varas


castella­
nas.
?5¡s ; .............................................,„
(jinebra 188. 43 №
Aranjuez... 2 66. •<620J¡.
Madrid.,..- 343- 8oo|.
Cima del Mont-Senis, en Saboya.... .....i..
434-
2 i 012$.
V a l l e de Chamoung, en Saboya........>. 5 v4»
546. 1 2 2 2§.
Brocken, en el Harz............... 1274.
R e a l Palacio de S. Ildefonso............ S93- * з 8 з | .
Puy ele D o m e , en Avíbernia..,........................ 817.
ipo6|..
Mola cerca de Genova. ,..,...„.,.., 9A°: 2 i 9 3 | .
Puerto de Navacerrada, en Castilla la vieja,.... 943- 2 2 0o|>
Furcka, en el Yaíak'.,........ 97 V 2 270^.
Monte de Oro, en Aubernia .... 1048, 2

E l Monasterio del monte S. Bernardo, en Sa- сад Hií 445Í--


• • «oL (')ÍI
boya..,.............
Cima del mismo monte... ,¿,,,i,.,
1241.
ш&
1274. 2 2
97 f.
Canigií, en el Ro'sellon „ . . . . . . . ' . . . . , . . . . . . 144.2. 6
Glotscher B\iet, en Saboya H79- 3 3 4 # -
San Gothardo, en Suiza. 1650. з 8 5 о -
Elna, en Sicilia. \Щ\ 4í32f-
..... ШЦ; 45 3 i -
8

2094. 4886.
2426.

№ 7
Ш Í19
f

DE HISTORIA NATURAL.

EN A F R I C A . Jjta ?.íd ob oÚmufkiA'

Pico.de Teyde en la isla.de Tenerife > una de


las Canarias, medido por el Sr. Barón de
Humboldt, en ej. m.es de Agosto de 1 7 9 9 . 1917. 4473.

EN L A A M E R I C A M E R I D I O N A L ,

Ciudad de Quito. 1462. 3 4 1 if-


Pichincha..., 2434.
Corazón.,.,., 2470.
Cotopaxi...... ., o
295 - 6883I.
Antisana 3020. 7064I.
Cayambo-orcu.... 3°3°- 7070.
Chimboraso..., 3220. J
75 3Í

Nota. . E l monte descabezado, en C h i l e , es tan


alto como el Chimboraso.
Observación. Comparada la altura de C h i m b o -
raso con el semidiámetro del globo terrestre, regula-
do éste de 3.270,800 toesas, ó 7 . 6 3 1 , 8 6 6 varas cas-
tellanas , §e v e que dicha altura es casi nula, pues no
llega á iñz de dicho semidiámetro; y por consiguien-
te la desigualdad del monte mas alto no es mas nota-
b l e , comparada con nuestro globo, que lo seria ^ de
línea en una bola de dos pies de diámetro.
86 ANALES DE HISTORIA N A T U R A ! .

A l íiúmero de las citadas alturas deben añadirse


las contenidas en el plan adjunto tomadas desde el
mar de: Valencia hasta el palacio de S. Jldefonso.

• •

i
1
. TS
,'>.l¿aL.,v"
. S ti *k I
:


111
...oJíij'^ -efe bthi;iD

, '..oiíjncídtriirfD'

riO ' 0 ^ 0 ( t e & | . d ^ | O f í l 1 3 . .VivvA


v........ ítódnuí'K ) :ía;i>mm.ríiía

mi

Ccloig / V i '• , ••; .iíCO'^b

*
Varas
Castellanas.

2100.
Л. J. ûuwiMa M. V Lopez En#u¿<£ iw.
GALPHIMIA G L A U C A . Tab. %.
CARMCfNA HETERÓPHYLLA Tab-3-,
CO'NDALIA MICROPHYLLA. Tab. 4-
ANALES

DE HISTORIA N A T U R A L .

NUM? a?

1
/-v
1
/Л»

I
UTAH

il •
i
01

:%9^^S2^D.eá;:.'::':
ь öViiv^' V;';Ì '¿TV3-*«tt' гъЬчод- sVt(& '$¡5
Щ
Л ш A m i -Н^Ша&лшиаЖ «$

0-»* л\ , j L » i . i ; •': i l t ' i l ì v . W Ч . W " ' ' ' V ' V ' i v i Til

•--¡ai ' Ils

ft
ARTÍCULOS

C O N T E N I D O S EN E S T E NUMERO.

De los géneros Goodenia y Sea-vola, por f|


D, Antonio Joseph Cavanillcs pág. 89 H
Diez especies nuevas del género Acrqsti- (p
chutn, por el mismo 101 M
'Muevos caracteres genéricos de los Hele- £Á
chos, traducidos y aumentados con los gé- ^
ñeros Tcetaria y Oleandra, por el mismo. I08 rc£
Diferentes combinaciones del carbono en el ||
reyno mineral, por D. Christiano Herr-
gen....... 116 H
Descripción y análisis del Menilito de Kla- $
prolh, traducida por el mismo.... 121 w
Descubrimientos de dos substancias nuevas ^
en el reyno mineral, traducción del mis- (<$
mo 124 H
Extracto de una carta del Señor Barón de Ú
• Humboldt al Señor Barón de Forell 125 | |
Sobre la piedra fosfórica de Extremadura,
salitre de Madrid, y vitriolo de magne- ||
sia, por D. Luis Proust , 127 h\
Historia natural de las palomas domésti-
cas de España, y especialmente de Va-
lencia, por D. Antonio Joseph Cava- ^
nilles <. 146 | |
Piedra melada ,por el ciudadano Coquebert, Q
traducción de D. Christiano Herr gen... 176 | |
DE HISTORIA N A T U R A L .

MES DE DICIEMBRE DE 1^99.

9
NÜM.° 2.

DE ORDEN SUPERIOR.

MADRID EN LA IMPRENTA REAL.

I»OR D- T E D R O J U I I A N P E R E Y R A , IMPRESOR D E C Á M A R A D S S. Al.

V ASO DE I799.
BOTÁNICA

A.dmîra la multitud de vegetales descubiertos; perd


mucho mas su fábrica interior > sus varias formas, y
modos de propagarse. La delicadeza y diferentes fun-
ciones de cada parte de los órganos sexuales ; la transa
misión del polvo fecundante á largas distancias por
medio de los insectos y del ayre; la irritabilidad y
movimientos extraordinarios en las hojas, flores,- es-
tambres y otras partea sorprehende y llama íá aten-
ción de un filósofo y excitando en él ideas sublimes
del Criador supremo. Repartió este las plantas en si-
tios aptos para que vegetasen, y sirviesen allí para
los fines que se propuso, Cubren ellas todala tierra
•y buena parte de las aguas; mas no son las" mismas"
en qualquier clima, Pensaron algunos que ningún ve-
getal del antiguo continente se halló espontáneo eri
el nuevo mundo ; y que si los viageros trajeron des-
pués algunos fueron antes llevados allá ó por ca-
f

sualidad ó de propósito. Parece confirmar esta opi-


nion el ser muy pocos los observados en aquellas re-
giones desde su descubrimiento., idénticos aí pare-
cer con los ya conocidos ; y mucho mas la enor-
me diferencia que se observa entre los indígenos de
este mismo continente. Vense" á la verdad gran nú-
mero de las mismas especies en las.costas de Espa-
ña y en las opuestas de la África; pues entre 160
que me comunicó de Mogador y Tánger el ch>
dadano BroUssonet , reconocí que casi la mitad eran
indígenas de nuestra Península. ¿Pero se ha descu-
bierto por ventura alguna europea, en eí Cabo de
Bueña-Esperanza y costas que desde allí corren ha-
cia el Oriente? Tan diversos son los vegetales de di-
C)0 ANALES

cho C a b o , que con razón se miran como una nue­


va colonia, en la qual dominan las Liliáceas, Proteas,
Geranios, ó bien sean Pelargonios y Brezos en tan­
ta copia, que apenas se pueden determinar con exac­
titud sus especies; las que al mismo tiempo son tan
peculiares á aquel suelo, que en vano se buscarán
en el resto del mundo.
Esta circunstancia notable se observa también, en
varios distritos del nuevo-mundo y tierras últimamen­
te descubiertas. L a América por exemplo produce
Calceolarias, Cantuas, Hoitzias, Mutisias, Escalo­
nias y Quinas que no se hallan en otras partes, á
excepción de una ú otra especie de este último gé­
nero. L a Nueva-Holanda da Epacris, Metrosideros,
Eucalyptos, Leptospermos, Goodenias y otros gé­
neros tan peculiares á aquel suelo, que no crecen
espontáneos en otros. N i es menos admirable la multi­
tud y novedad de géneros en el corto recinto de cinco
leguas, conocido con el nombre de Bahía-Botánica^
que el crecido número de plantas que al parecer se
disputan aquel suelo virgen y fecundo. Prueban es­
to las ricas colecciones que han hecho los Ingleses, y
(

la famosa que en 23 días útiles acopió el infatiga­


ble botánico D . Luis N é e , compuesta de mas de í 0 0 0
especies, casi todas nuevas. D e estas he dibuxado y
descrito muchas en mis tomos de ICONES , y voy pre­
;
parando otras que publicaré en los siguientes. T a l
vez se hallarán algunas en la obra titulada NOVA-
HOLLANDIA del célebre botánico Smith, que no he
podido conseguir ni aun ver por las dificultades indis­
pensables en la guerra actual: pero en tal caso tendrá
el público ocasión de comparar nuestros trabajos, y
de dar al mió el aprecio que merezca.
Recorriendo el herbario del Sr. N c e hallé entre

\
DE HISTORIA N A T U R A L . , 91

las plantas de la Bahía-Botánica cinco que me pare-


cieron ser las mismas que el Sr, Smith llamó G o o -
PENIAS en el segundo tomo de las Transacciones de
la Sociedad Linneana del año 1 7 9 4 . Omitió en dicha
obra las estampas que tanto contribuyen' á.fixar las
ideas; y ademas se contentó'con describir con la cla-
ridad y exactitud que acostumbra la primera especie
solamente, que le suministró el carácter genérico,
dando de las restantes una definición sucinta. P o r esto
p u e s , aunque me. inclino á creer q u e j a s que he di-
buxado y v o y á describir son las mismas de que tra-
tó el S r . S m i t h c o n todo no rae atrevo á asegu-
rarlo basta que lo confirme el mismo autor. E n esta
suposición, y para poner en clara luz lo pertene-
ciente á dichas plantas * daré mis observaciones, que
por desgracia no concuerdan con las del sabio Ingles.
X a l v e z no v i o este la fructificación de todas ellas,
y pareciéndose estas sobremanera en todas las partes
de la flor, pudo -reputarlas 'especies de un mismo
genero; i V / .
L o s caracteres esenciales y distintivos de los g é -
neros son simples ó compuestos: deben llamarse sim-
ples guando residen solamente en la flor ó en el fruto,
y compuestos, quando resultan de toda la fructifica-
ción. S i el carácter simple existe en la flor, puede
determinarse el género antes de ver el f r u t o , como
sucede en muchas G r a m a s ; y si se' halla en el fruto,
como regularmente se observa en lasj Aparasoladas, •
la inspección de este bastará para determinar el g é r
ñero. Pero los géneros de carácter compuesto jamas
podrán determinarse sin examinar al mismo tiempo
la flor y el fruto. Muchos de ellos convienen exac-
tamente en el fruto, y se distinguen por la flor, co-
mo el Hibisco y la B r o t e r a , cuyo fruto es una ca-
\

92 ANALES

xa de cinco celdas; la R u e l l i a , Iusticia y Barleria,


que la tienen bilocular y b i v a l v e : mientras que otros
al contrario se distinguen por el fruto, y convienen
absolutamente en el resto de la fructificación; tales
son la GrevWa y la C o l o n a , como hice ver en mi
4 ? tomo, y tales son sambien la G o o d e n i a , S e r v ó -
la y Selliera, como veremos luego. Estos fenómenos,
harto freqüentes en el reyno v e g e t a l , deben hacer-
nos cautos para pronunciar sobre el debido género-
de una planta n u e v a , y demuestran que la analogía
apenas tiene lugar en la Botánica,
El. P . Carlos Plumier dio en sus obras un nue-
v o género con el nombre de L o b e l i a , que revisto
después por Linneo fué nombrado S e r v ó l a : el S e -
por Smith publicó el carácter genérico del G o o d e -
nia y y o en el primer numero de este periódico
?

el del género Selliera. N o creo se puedan hallar g é -


neros mas difíciles de distinguirse mutuamente si no
se observa el fruto; porque en ellos se v e la mayor
exactitud y uniformidad en la forma irregular y di-
visión del limbo de la corola; en el numero y p o -
sición de los estambres; en la figura y situación deL
estilo y estigma; en el germen infero y cáliz per-
manente de cinco hojuelas. D e manera que es indis-
pensable recurrir al fruto para distinguirlos, siendo•
nuez en el S e r v ó l a , baya en el Selliera , y caxa
en e l Goodenia. Por lo qual habiendo visto que las
Gooden.ias albida y ramosissima del Sr, Smith da-
ban una nuez por fruto, las separé de este género
para añadirlas al S c s v o l a , y conservé solamente con
el nombre genérico de Goodenia las especies ova-
ta, paniculata y heterophylla del citado autor, por
tener todas el fruto capsular. Pero debe notarse que
no es este uniforme en todas ellas j porque la caxa

\
DE HISTORIA NATURA*,. 93

de la ovata es oblonga , de dos ventallas, separa-


das por un diafragma paralelo á ellas, y sus semi-
llas ocupan todo el canal hueco de las ventallas: la
de la jjaniculata es aovada, de dos ventalla^ y una
celda, en cuyo centro hay un receptáculo columnar,
y en él se hallan las semillas; la de la heteroph/lla
en fin es casi redondeada, de dos ventallas y una cel-
da , en cuyo centró está el receptáculo, y á él asi-
das las'semillas. Si dichas plantas deben reducirse á
;
un mismo género, como á mí me parece, es preci-
so reformar el carácter del fruto establecido por. e l
Sr. Smith, por convenir solamente á la primera. M e
lisonjeo que la antigua amistad que profesamos / y
mucho mas el zelo que este sabio ha manifestado en
sus preciosas obras, dirigidas todas á promover y
perfeccionar la ciencia que cultivamos, dispensará la
libertad que me tomo en este tratado > y aprobará
á lo menos los buenos deseos que tengo de perfec-
cionar la Botánica.

CARÁCTER GENÉRICO

Del Goodenia, Sc¿evola y Selliera*


. -•'••v'j.fi'; b):.:át$&$$ví ;¡^^.ini3JXK^>^;
i

Cáliz supero de cinco hojuelas permanentes.


Corola irregular de una pieza, cuyo tubo está
hendido longitudinalmente hasta la base, y abierto
en forma de canal; que luego se ensancha y forma
el borde , partido en cinco lacinias lanceoladas.
Filamentos cinco como cabellos insertos sobre el
germen al rededor del estilo: anteras lineares.
Germen infero terminado por un estilo mas lar-
r

£0 que los estambres, algo incurvo en su extremidad,


de la qual cuelga el estigma en forma-de cúpula.
94 AHAJES

fGoodenia: caxa. de dos ventallas y m u -


chas semillas algo comprimidas,
Sea? vola: nuez.de una ó dos celdas mo-
nospermas.
F r u t o 4e \ $ Selliera: baya de una celda y muchas
semillas aovadas, comprimidas, pues-
tas en quatro órdenes al rededor de
una columna,
O'hserv. El. Rapuntium de Tournefort fué redu-
cido al Lofeelia por L i n n e o ; y la Lobelia de P l u -
mier al $ca;y,'ola. Esta mutación, adoptada después
por los Botánicos, se alteró nuevamente én la pre-
ciosa obra de Gaprtner, donde vemos renovados los
nombres que Tournefort y Plumier dieron á sus plan-
tas. N o es fácil descubrir la utilidad que en esto se
propuso Gasrtner ; pero de ello resulta mucha con-
fusipn, que todo botánico debe evitar en sus obras,

ESPECIES.

GOODENIA ovata foliis ovatís, denticulato-serra-


tis, glabris: floribus paniculatis axillaribus: fructu
lineari. Tab, 6\
Goodenia ovata : foliis ovatís, denticulato-serra-
tis, corollisque glabris. Smith Transad, of the Lin-.
nqan Socisty wol. 2,. f. ¿46.
Arbusto derecho, lampiño, de pie y medio de
altura, con ramos alternos algo quadrangulares. Sus
hojas son alternas, aovado-puntiagudas, dentado-aser-
radas, quatro veces mayores que sus peciolos, los
que tienen un surco en la parte superior; y un co-
pjto de borra entre la base y el tallo. Nacen las
flores en panojifas axilares dicótomas, por lo común
de siete flores, cada una con su pedúnculo, que es
DE HISTORIA NATURAL. 95
mas corto en la del medio, y todos con su par de
bracteas muy pequeñas. Las cinco hojuelas del cá-
liz son aleznadas, derechas, y algo mas largas que los
estambres: la corola amarillenta, algo verdosa por el
envés, con venitas longitudinales mas encendidas; sus
cinco lacinias aovado oblongas, en cuyo dorso se no-
ta una membrana lanceolada que se prolonga lo lar-
go del tubo, formando en él las cinco un solo cuer-
po : los estambres son iguales, mas cortos que el es-
tilo , y salen por la hendedura del tubo, terminados
en anteras de dos celdas : el germen oblongo con
cinco ángulos: el estilo lampiño: el estigma con pe-
litos blancos. La caxita es delgada, oblonga y casi
pentágona, de dos celdas y otras tantas ventallas,
hendidas casi hasta la base, y separadas por un dia-
fragma muy tenue. 'En cada celda hay como seis se-
millas casi circulares, comprimidas, hendidas circu-
larmente, y asidas por medio de un corto cabellito
á la carena de la ventalla.
Se cria en la Nueva-Holanda junto al pueblo
Jackon, donde la halló en flor y fruto el Sr. N é e
por el mes de Abril de 1 7 9 3 . En los jardines de
Londres florece por Diciembre,
Explic. de la estampa, a Flor entera, b Germen
y estambres aumentados, c Caxa. d Caxa que se abre,
e Caxa aumentada, y en ella el diafragma f. g Se-
milla aumentada.
GOODENIA paniculata foliis lanceolato-ovatis den-
tatis, pilosis: caule paniculato. Tab. 7 .
I Goodenia paniculata foliis ovato-lanceolatis, den-
tatis, corollisque pilosis: caule nudiusculo panícula*
to. Smith ibi p. 348?
. Esta planta parece ser la misma que con el nom-
bre de paniculata publicó el Sr. .Smith. Su raíz esv
96 ANALES

rolliza , perpendicular y fibrosa, de la qual nace'un


tallo algo quadrangular, de pie y medio de altura,
con algunas ramas erguidas, y gran número de ho-
jas tendidas sobre la tierra, las quales son lanCepla-
do-aovadas, con dientes y pelos; las del tallo y ra-
mas , distantes entre sí , son casi lineares con algu-
nos dientes y sentadas: hállase también entre su base;
y tallo un copito de borra. Las flores, sostenidas ca-
da una por su pedúnculo parcial con dos bracteas,
forman panojas: las hojuelas del cáliz son aleznadas,
muy pequeñas^ y vellosas: la corola amarilla , en
cuyo dorso hay muchos pelitos, y en él se nota el
color verdoso-obscuro y demás caracteres que en la
especie precedente,, con la qual conviene también en
quanto á los estambres. El germen es aovado, ve-
lloso y pequeño: el estilo peloso'; y las pestañas del
estigma blancas: la caxa aovada,-algo comprimida,
coronada por el cáiiz^como en todas las especies, de
una celda y dos ventallas: las.semillas en fin circu-
lares con un ribete membranoso, asidas unas sobre
otras á la columna; se cria, florece y fructifica en
el lugar y tiempo dicho en la especie precedente.
El Sr. Smith vio SU Goodenia paniculata en el her-
bario del Sr. Banks, cogida en el puerto Jackson
por David Burton.
Exilie, de la estampa, a Corola vista por el-
dorso, b Flor entera, c Estambres y.germen aumen-
tado, d Caxa. e Caxa aumentada con las ventallas
divergentes para que se vea el receptáculo colümnar
y semillas. Semilla aumentada.
GOODENIA heterophylla foliis integris, dentatis,
;
lobatisque , pilosis: fructu subrotundo : corolla nu-
diuscula. Smith Trans. of the Linnean Socüty vol. 2,.
pag. 34S. Tah.8.
• DE HISTORIA NATURA!. 97
Esta planta es herbácea, peluda, se levanta co-
mo un pie, y tiene algunas ramas alternas. Varía
en la forma de sus hojas, siendo las radicales aova-
das , unas enteras y otras con dientes, angostándose
todas hacia abaxo para terminarse en un peciolo mas
largo que ellas; las restantes son por lo común trilo-
badas , dentadas, peludas y sentadas, hallándose siem-
pre mucho mas larga la lacinia del medio, la qual en
las hojas superiores es casi linear y lanceolada. Las
flores son axilares, sostenidas por pedúnculos solita-
rios muy delgados, adornados con dos bracteas, los
que llevan una ó dos flores: las hojuelas del cáliz
aleznadas y vellosas: la corola, de un rosa tierna con
lacinias anchas l aovadas y escotadas. L a caxa es ca-
si redonda, de una celda y de -dos ventallas, y con-
tiene quatro semillas aovado-oblongas, comprimidas,
hendidas al rededor, y asidas al receptáculo central.
En todo lo demás- conviene con la precedente.
Se cria también junto á la citada nueva pobla-
ción de Jackson, donde la encontró en flor y fruto
por'Abril el Sr. N é e . E l Sr. Smith la vio seca, traída
de la Nueva-Holanda y puerto Jackson por el ci-
rujano Juan W h i t .
Explic. de la estampa, a Flor entera, b Corola
vista por afuera, c Estambres y ovario aumentado.
d Caxa. e Caxa aumentada y bien abierta. / Semi- „
Ha aumentada,
SCÍEVOLA microcarpa foliis alternis, obovatis, den-
tatis, glabris: fructu mínimo. Tab. 9.
1
Goodenia lajvigata foliis ovato-lanceolatis, den-
tatis, glabris. Curtís Botanical magazine an. 179$
fag. 2,87 cum Icone vivís coloribus expressa*
¿An Goodenia albida , foliis obovatis , denta-
tis, corollisque glabris, stylo cauleque piloso. Smith
98 ANALES

Trans. of ihe Linnean Society éph 2. pag. ¿"4$?


L a planta que voy á describir es la que el Se-
ñor Curtis nombró Goodenia lavigata por no haber
visto su fruto; y la que el Sr. Smith distinguió con
el nombre de albida, que solo varían en tener al-
gún vello ó carecer de é l , como lo sospechó el S e -
ñor Willdenow pág.. 954 de su primer tomo de Spe*
cies plantarum.
Su tallo es algo quadrangular, velloso, con ra-
mos alternos, y se levanta poco mas de un pie: tie-
ne hojas alternas, trasovadas, lampiñas y con dien-
tes; las inferiores terminadas en peciolo, y las su-
periores casi sentadas. Sus flores son axilares, senta-.
das, solitarias, y se hallan entre dos bracteas opues-'
tas lineares: las cinco hojuelas del cáliz aovadas con
punta: la corola de color de violeta claro, á excep-
ción del tubo que es amarillo por adentro , y verde
obscuro por afuera; las cinco lacinias del limbo son t

aovadas, y tienen como las Goodenias el dorso en*


grosado con una membrana lanceolada, terminada eh
punta con algnn vello. Los filamentos salen por la
hendedura del tubo, son iguales y la mitad mas cor-
tos que el estilo: las anteras aovado-oblongas como
de dos piezas, arrimadas una á otra. El germen es
muy pequeño: el estilo mas corto que la corola y
velloso: el borde del estigma pestañoso. E l fruto es
una nuececita seca, rugosa , monosperma, muy pe~
quena , aovada, la qual queda oculta en el fondo de
las dos bracteas florales.
Crece , florece y fructifica en el citado puerto
Jackson por Abril. E l Sr. Smith la vio seca, traída
de dicho puerto por el cirujano W h i t ; y Curtis vi-
v a en flor solamente desde Julio hasta Octubre en los
jardines de Londres.
DE HISTORIA N A T U R A ! . 99

Explic. de la estampa, a Flor entera, b Estam-


bres y ovario aumentado, c Antera aumentada con
lobos divergentes, d Nuez, e Nuez aumentada con
su cáliz supero. / Corte transversal de la nuez, g Se-
milla.
SCÍEVOLA hispida foliis lineari-lanceolatis, hispí-
ais , inferioribus dentatis : stylo ápice hirsutissimo:
corolla extus pilosa. Tab. 10.
¿An Goodenia ramosissima foliis lineari-lanceo-
latis, subdentatis, cauleque hispidis; stylo ápice hir-
sutissimo : corolla extus pilosa. Smith Trans. of th§
Lin. Soc. vol. 2. j)ag. 349?
Según dice Willdenow en el lugar citado el Se-
ñor Smith dio la estampa de su planta en la obra
Nova-Hollandia, que no he visto: con todo la de-
finición, que de ella publicó,en las Transacciones, con-
viene tanto á la que voy á describir, que me inclino
á creer que hablamos todos de una misma. L a mía es
pelierizada en todas sus partes, y se levanta hasta dos
pies con multitud de ramos algo quadrangulares. Sus
hojas son alternas, sentadas, lanceoladas, pero muy
angostas, las inferiores con algunos dientes, las de-
más casi siempre enterísimas: sus flores axilares, so-
litarias , con pedúnculos mas largos que las hojas, y
en ellos muy cerca de la flor dos bracteas opuestas
lineares de media pulgada de largo: las hojuelas del
cáliz estrechas, agudas, y mas largas que el germen.
L a corola es de un violeta pajizo ¿ excepto el tubo
que es amarillo por adentro , y verdoso, peludo y
estriado por afuera: es mas grande que en las espe-
cies precedentes, y sus lacinias aovadas y conformes
á la que acabo de describir. Los lobos de las anteras
se terminan interiormente en vello. E l germen es
oblongo y estriado; el estilo pelierizado en la parte
100 ANALES

superior: el estigma pestañoso. L a nuez es vellosa,


aovada con diez surcos profundos, y otros tantos án-<
gulos agudos; de dos celdas y otras tantas semillas
oblongas. Permanece el cáliz coronando la nuez.
L a encontró por Abril en flor y fruto el Sr. N é e
caminando de Jackson á Paramáta en la Bahía-Bo-
tánica.
Explic. de la estampa, a Flor entera, b Parte
de la corola vista por el dorso, c Estambres y ovario
aumentado, d- Estambre, e Fruto. / Sección transver-
sal del fruto aumentado, g Una de sus semillas.
ARUNDO australis calicibus quinqué floris: panícu-
l a sublaxa: glumis fuscis.
Esta c a ñ a , que parece mediar entre la común
( A . donax) y el carrizo ( A . phragmites), tiene media
pulgada de diámetro en la parte inferior, y se levanta
hasta ocho pies sin ramo alguno: es firme y nudosa:
toda ella está vestida de hojas de pie y medio á dos
pies de largo, muy agudas, apenas de ocho líneas de
ancho, lampiñas, estriadas, con un nervio longitudinal
que baxa desde la punta hasta la vayiia, haciendo allí
los bordes de la hoja unos senos casi negros, que con-
trastan con el hermoso verde de la planta. Las flores na-
cen en una panoja terminal mas corta que las últimas
hojas, apenas larga de medio p i e , con ramitos casi
, .arrimados al exe común, que es como articulado, y
está cargado de vello blanco en sus articulaciones. L a s
glumas del cáliz y de la corola son lampiñas de.un
roxo obscuro, rayadas y desiguales. El cáliz es por
-lo común de cinco flores, y su gluma exterior tres
veces mas corta que la otra: lo mismo sucede en las
de la corola, bien que en esta es mas corta la inte-
rior , terminándose la otra en punta cerdosa muy fi-
n a : hállanse en el centro de la corola ambos sekós,
D E HISTORIA N A T U R A L . 1 0 1

y á la base del germen multitud de pelos como seda»


blancos, mas cortos que la gluma mayor , los que
/

guarnecen -después la basé de la semilla. Los tres fi-


lamentos son como cabellos: las anteras largas, esco-
tadas en ambas extremidades: el germen oblongo, ter-
minado por dos estilos vellosos recurvos con estigmas
sencillos. L a semilla es pequeña oblonga.
Se cria en el agua y á la orilla del rio, que está
como media legua antes de llegar á la Bahía Botáni-
ca viniendo de Jackson. Allí la cogió en Abril Don
Luis N é e .
i ACROSTICHUM axillare, caulescens, foliis steri-
libus lanceolatis, fructiferis linearibus, adsterilia sub-
axillaribus.
Esta planta arroja unos tallos de cinco á seis pies
de largo, que se arriman á los árboles, ó se extien-
den sobre las peñas, con hojas alternas, lampiñas, de
medio pie de largo, y de pulgada y media de ancho
con un solo nervio longitudinal, que en la base se ter-
mina en peciolo de unas dos líneas de largo. Estas hojas
son estériles; pero de sus peciolos nacen otras igual-
mente pecioladas lineares, muy angostas, y mas lar-
gas , cuyo dorso está cubierto de fructificación, redo-
blándose sus bordes hacia la superficie opuesta. L a
fructificación se compone de innumerables glóbulos
casi imperceptibles sin lente, pero con esta se descu-
bre su forma esférica y color ferrugíneo, que parees
ser de un epidermis agujereado ordinariamente en su
centro: vense también unos pelitos escamosos mezcla-
dos entre los glóbulos.
Se cria en terrenos secos de la isla de Luzon, ó
tendida sobre peñas y musgos, ó arrimada á los árbo-
les y arbustos. Allí la vio en Abril D . Luis Née, y en
sus inmediaciones el Acrostichum spicatum de Linneo.
102 ANALES

2 ACROSTICHUM plícatum, acaule, foliis sublinea-


ribus, ferrugineo squamosis, petiolo brevioribus.
De la rajz situada en terrenos secos y peñascosos
salen multitud de hojas de ocho á diez pulgadas de
largo, y algo mas de media de ancho, cubiertas por
ambas superficies de escamas pestañosas, recargadas,
de un roxo ferrugineo, sostenidas por peciolos de un.
pie de altura y del grueso de un bramante , reves-
tidos igualmente de escamas. Estas hojas son estériles;
pero entre ellas salen otras con peciolos semejantes
algo mas estrechas; bien que á primeravvista pare-
cenlo mucho mas y casi lineares, porque sus bordes
se Roblan hacia el nervio único longitudinal, cubrien-
do así la fructificación que llena enteramente el dorso;
esta se compone como en la especie precedente de in-
numerables glóbulos ferrugíneos brillantes, entre los
guales no he descubierto pelito alguno.
Se cria entre los peñascos secos y sombríos del
término del Obragillo en el Perú, donde la cogió en
Julio el citado Née. * •
3 ACROSTICHUM fimbriatum, acaule , foliis lan-
ceolatis fimbriatis; petiolis setosis rufescentibus.
D e la raíz gruesa fibrosa y ferrugínea nacen va-
rias hojas lanceoladas, unas fructíferas, y otras en ma-
yor número estériles : estas tienen de 6 á 8 pulga-
das de largo con una de ancho, y son roxizas y lam-
piñas , á excepción del nervio longitudinal, que tie-
ne algunas cerdas aleznadas, ferrugineas, y el borde
guarnecido de otras mas delgadas, que forman una
1
hermosa franja : sus peciolos son filiformes, cerdosos ,
y mas cortos que las hojas. Los de las fructíferas son
mas largos, y estas al contrario , mas pequeñas que
las estériles, sin franja ni cerdas en el nervio , tenien-
do la superficie posterior cubierta enteramente de
DE HISTORIA NATURAL. I03

fructificación, la qual es como en la especie precer


dente.
Se cria en sitios sombríos de la montaña de San
Antonio en el reyno de Quito, donde la. vio en Oc-
tubre D . Luis Née.
4 ACROSTICHUM bicolor, foliis lanceolatis, acu-
mine producto fructífero, subtus albicantibus , su-
perne ferrugineis.
La raiz principal de esta planta es rolliza, ras-
trera , y tan superficial que se ve sobre.la tierra, en
la qual se introducen otras ramosas con fibras casi
negras. D e dos á dos pulgadas de distancia sale en la
raiz principal un tubérculo velloso , y de su centro
un peciolo lampiño de una á dos pulgadas, que sos-
tiene una hoja de un pie, y á veces mas de largo,
siendo su mayor anchura de una pulgada , que se ve
á corta distancia de la base, estrechándose sucesiva-
mente mas y mas hacia la punta aguda, en que rema-
ta. Las hojas son duras, algo coriáceas, de un roxo
claro en la superficie anterior , y casi blancas en la
posterior, á excepción de las tres ó. mas pulgadas de
los extremos cubiertos enteramente de fructificación,
que parece una mancha ferrugínea, compuesta de in-
numerables glóbulos brillantes sin interposición de'pe-
los ni de escamas.
Se cria en los sitios sombríos y peñascosos de
Palapa y Humata , otras de las Islas Marianas, don-
de la halló el citado Née.
$ ACROSTICHUM lingu^forme , acaule , foliis ste-
rilibus lanceolatis, petiolatis; fructiferis altíoribns, li-
nearibus.
La raiz es rastrera, negruzca, de la qiíal salen fi-
bras ramosas del mismo color: sus hojas son lampiñas,
y de dos maneras; las estériles lanceoladas de unas
104 ANALES

ocho pulgadas de largo, y algo mas de media de an-


cho , sostenidas por peciolos algo mas cortos con al-
gunas escarnirás ferrugíneas : las fructíferas son de
igual longitud, lineares y de unas dos líneas de an-
cho, sostenidas por peciolos gruesos de mas de un
pie de altura, las quales tienen la superficie posterior
cubierta enteramente de fructificación excepto el ner-
vio longitudinal. L a fructificación es semejante á la
del Acrostichum plícatum, con el qual vive. Tam-
bién se cria, en la montaña de S. Antonio en el reyno
de Quito.
6 ACROSTICHUM sqnamosum, acaule, foliis oblon-
go-ovatis petiolatis: fructiferis brevioribus.
Nace esta planta como la Doradilla (Asplenium
ceterach) en las hendeduras de las peñas formando
grupos espesos. Su raiz es casi negra como las mu-
chas fibras que de ella se esparcen hacia todos lados,
y de ella salen peciolos delgados de una á dos pulga-
das , que sostienen hojas de pulgada y media de lar-
go y de dos á tres líneas de ancho si son estériles; y
mucho mas cortas y estrechas si son fructíferas : di-
chos peciolos y la superficie posterior de las hojas es-
tan cubiertos de escamas de un roxo ferrugíneo ; la
anterior las tiene blanquecinas. L a fructificación cu-
bre enteramente el dorso de las hojas pequeñas, y las
semillas quedan casi ocultas entre las escamas, que
son aovadas y pestañosas.
Se cria entre peñas secas y sombrías del término
del Obragillo en el Perú, de donde la traxo el citado
Née.
7 ACROSTICHUM reptans, caulescens, foliis steri-
libus ovato-acutis ciliatis; fructiferis linearibus.
Los tallos de esta planta son delgados, escamosos,
y de quatro ó mas pies de largo, tendidos sobre el
D E HISTORIA N A T U R A L . 10$

suelo ó troncos de los árboles en partes húmedas y


sombrías: sus hojas estériles son alternas, aovadas con
punta, apenas de una pulgada de largo, y pestañosas
en su borde, teniendo peciolos muy cortos bien que
sensibles: las fructíferas los tienen algo mas largos, y
son lineares, de igual longitud que las estériles, pero
de una sola línea de ancho* Tienen la superficie pos-
terior enteramente cubierta de fructificación, com-
puesta de innumerables glóbulos muy pequeños, y
entre ellos casi igual número de pelitos ferrugíneos.
Se cria en sitios sombríos de las cercanías de G u a -
yaquil, donde la cogió en Octubre el Sr. Née.
Observ. Esta especie es muy diversa del Acrosti-
chum heterophyllum deLinneo, que Lamarck descri-
bió en su primer tomo del Diccionario enciclopédico
pág. 3 4 , como se echa de ver cotejando las descripcio-
nes de dichos autores con la mia, y la estampa 2 9 del
tomo 1 2 de Rheede que ellos citan, en la qual las ho-
jas estériles son casi redondas por arriba, y estrechas
en punta por abaxo terminándose allí en peciolo.
8 ACROSTICHUM bifurcatum , acaule, foliis exte-
rioribus sessilibus, amplis, laciniatis, sterilibus; cen-
tralibus petiolatis, angustis, ápice bifurcatis fructiferis.
Planta rara por su aspecto y variedad de hojas,
que nacen entre peñas de una raiz común gruesa:
las exteriores tienen casi pie y medio de largo y
un pie escaso de ancho, partidas en su borde y parte
superior en varias lacinias: son lampiñas y gruesas
especialmente hacia la base, donde la reunión de ellas
forman una como copa; tienen varios nervios protu-
berantes, que se ramifican en otros, y son de un co-
lor de almazarrón dorado por un lado y muy obscuro
por el otro. Estas son estériles; mas de su centro sa-
len otras de igual altura, sostenidas por peciolos de
IOÓ A N A L E S '

dos ó tres pulgadas, y son lanceoladas hasta mas allá


de la mitad de su altura, donde se parten en dos laci-
nias , que forman un ángulo agudo de unos 30 gra-
dos , y á dos pulgadas del seno se vuelven á partir
en dos lacinias lanceoladas de tres ó quatro pulgadas
de largo, donde está la fructificación : su superficie
anterior es de un verde obscuro, la opuesta blanque-
cina , negreando en ella los nervios que desde el pe-
ciolo empiezan á ramificarse. Este color blanco hace
un hermoso contraste con las manchas sanguíneas re-
sultantes de la fructificación, que cubre enteramente
aquella extremidad de la hoja, y se compone de in-
numerables glóbulos mas pequeños que en las espe-
cies precedentes.
Se cria en las quebradas del puerto Jackson en la
Nueva-Holanda, y ¡unto á ella el Acrostichum pec-
tinatum, que es la Schizasa pectinata de Smith. Las
cogió en Abril el mismo N é e .
Observ. E l rocío es tan copioso en la Bahía-Bo-
tánica , que impide herborizar con fruto hasta las nue-
ve de la mañana: no solamente moja el suelo y v e -
getales, sino que se acopia en agua pura donde no
halla salida, como se verifica en la concavidad que
forman las hojas exteriores del Acróstico qué acabo
de describir , como lo vio con freqüencia el citado
D . Luis Née.
9 ACROSTICHUM lineatum, acaule, foliis pinna-
tís, pinnulis linearibus.
Las hojas fructíferas de esta especie tienen dos
pies de largo , contando el peciolo que es negruzco,
liso, y de mas de medio pie: las pínulas ó lacinias su-
cesivamente mas cortas hacia la punta son lineares dé
media línea de ancho, y las mayores de pulgada y
media de largo terminadas en punta aguda ¿ las infe-
PE HISTORIA NATURAL. I07

riores son por lo común alternas; las demás opuestas,,


y todas tienen el dorso cubierto de fructificacion~re-
ducida á glóbulos muy pequeños de un roxo. obs-
c u r o , sin mezcla de pelitos ni escamas. N o sé si
ademas de las hojas fructíferas da la planta otras esté-
riles. V i las fructíferas en el herbario del Sr. N é e .
Se cria en las cercanías de N o t k a en la América
septentrional.
1 o ACROSTICHUM glaucum, acaule, foliis tripin-
natis, pinnulis linearibus, limbo communi rotundato.
Esta especie es lampiña en todas sus partes; su
raíz y fibras de un roxo obscuro y brillante, como
igualmente los peciojos, que son rollizos y de unas
cinco pulgadas, terminándose en una hoja tres veces
alada con lacinias lineares de un verde claro por am-
bas superficies; tiene como dos pulgadas de largo y
algo menos de ancho, presentando una figura casi r e -
donda no contando las puntas. L a fructificación ocu-
pa el dorso de las hojas reducida á puntos ó glóbulos
pequeños sin interposición de pelitos ni escamas.
Se cria entre peñas húmedas en el distrito de
Huanajuato en la JSÍueva-España, donde la vio el ci-
tado N é e .
Observ. Quando la fructificación se halla en ho-
jas ó lacinias muy estrechas, como sucede en esta
planta , es difícil determinar el género , pudiendo
pertenecer al Blechnum y al Acrostichum, y á veces
al Pteris. v

POR D. ANTONIO JOSEF CAVANILLES.


io8 ANALES

2\Fuevos caracteres genéricos de los Heléchos


for Smith. *
L a multitud de plantas criptógamas descubier-
tas en estos últimos años han dado nuevos caracte-
res para ordenar y aumentar los géneros. Se han esme-
rado los Botánicos en ilustrar esta dilatada familia y a
haciendo observaciones en los órganos déla generación,
que han demostrado existir en muchas plantas, creí-
das criptógamas hasta entonces, ya escogiendo carac-
teres sólidos sacados de la disposición en que veían
los frutos de las plantas. Los Musgos y los Hongos ha-
bían merecido la atención de muchos Filósofos, y
pocos se ocupaban seriamente en el examen de los
Heléchos, que parecía reservado para el Sr. Smith,
célebre ya por las obras que aprecian justamente los
Botánicos. Halló este en la membrana que cubre la
fructificación de los Heléchos, propiamente dichos,
ó plantas dorsíferas, caracteres preciosos, y se sirvió
de ellos para distinguir los géneros de este orden crip-
tógamo, lo que hizo en una Memoria presentada á
la Real Academia de Turin. N o se Contentó como
Linneo en el solo carácter que dichas plantas ofrecen
en la disposición de su fructificación respectiva , an-
tes añadió otros, que lejos de destruir los géneros de
Linneo , los fortifican y aseguran. Tomó sus caracte-
res i ? de la presencia ó ausencia del tegumento (in-
volufrum), esto es, de la membrana ó saco que ordi-
nariamente cubre la fructificación de los Heléchos an-
tes que esta llegue á su madurez: 2? del sitio de
donde nace el tegumento , que unas veces se halla en
el borde de la hoja, otras junto al nervio principal,
y otras en las venitas ó ramificaciones: 3? de la po-
sición de la fructificación , la qual es terminal ó late-
DE HISTORIA N A T U R A L . 109

ral: 4? de la dirección en que se abre el tegumento,


que unas veces es exterior (quando mira hacia el bor­
de de la hoja) ; y otras interior (quando mira hacia
el nervio principal de la hoja) : 5? de las caxitas ó
folículos cercados por lo común de un anillo articula­
do y elástico , y alguna vez desnudos.
Sobre estos principios fundó el Sr. Sniith su nue­
va distribución de géneros en el orden de Heléchos
dorsíferos: y para que el lector pueda apreciar todo
el mérito de la Memoria traduciré el trabajo princi­
pal de su autor.

Heléchos propiamente dichos ,' esto es,


. Heléchos dorsíferos.

CARÁCTER ESENCIAL.

Fructificaciones existentes en la superficie inferior


de la hoja, y alguna vez en sus bordes.

I . Fructificaciones reunidas,

CARÁCTER ESENCIAL.

Caxitas pediceladas, de dos ventallas y una" cel­


da, cercadas de un anillo articulado y elástico. Fruc­
tificaciones casi siempre cubiertas por un tegumento
membranoso.
1 ACROSTICHUM Linn. Fructificación en forma
de mancha irregular , continua, que cubre casi todo
el disco. Tegumento nulo (á no dar este nombre á las
escamitas ó pelos que se ven entre las caxitas). Exem-
plos de este género: Acrostichum aureum Linn. A .
latifolium villosum Swartz y Osmunda peltata de este
mismo autor.

/ •
ПО ANALES

2 POLYPODIUM Linn. Fructifieación en puntos


redondos, esparcidos, situados en el disco de la hoja.;
Tegumento umbilicado , el qual se abre casi por todas
partes. Exemplos de este género : con tegumento um-'
bilicado Polypodium trifoliatum : con tegumento casi
reniforme Polypodium filix mas : con tegumento en.
forma de media luna Polypodium filix femina. ¿No
será tal vez esta especie del género DAREA ?
Observ. En el Polypodio vulgar, que es la espe-
cie principal de este género, ni aun apariencia hay
de tegumento.
3 ASPLENIUM. Fructificación en líneas cortas es-
parcidas. Tegumento que nace lateralmente sobre las
venitas. Abertura interior. Exemplo de este género:
Asplenium hemionitis monanthemum de Linneo.
4 DAREA Jussieu. Se distingue del Asplenium en
ue la abertura del tegumento es exterior. Exemplos
e este género : Coenopteris furcata & c . Berg, Act,
Petropol. 1 7 8 2 ; Asplenium cicutarium S w . F . flac-
cidum, Forster.
5 HEMIONITIS Linn. Fructificación en' líneas pe-
queñas , esparcidas y cruzadas que se acercan á las ve-
nas. Tegumento que nace de las venas, y medio se
abre exteriormente de cada lado. Exemplos de este
género : Hemionitis lanceolata; Asplenium plantagî-
neum de Linneo ; Asplenium grandifolium S w . M e -
niscium de Schreber. gener.
6 SCOLOPENDRIUM. Fructifieación en líneas pe-
queñas , esparcidas, casi paralelas y situadas entre las
1
venas. Tegumentos superficiales , inclinados longitu-
dinalmente unos sobre otros, los quales se abren por
1 Tegumentos superficiales (involucra superficiaria ) son los
que nacen en el disco ó superficie de la hoja, y no en los bordes
ó nervio de ella.
DE HISTORIA NATURAL.

«na sutura longitudinal. Exemplo de este genero : As-


plenium scolopendrium de Linneo.
7 BLECHNUM Linn. Fructificación en líneas lon­
gitudinales continuas inmediatas al nervio de la hoja.,
Tegumento superficial, continuo. Abertura interior.
Exemplos de este género : Blechnum occidentale;
Osmunda spicant de Linneo.
8 WOODWARDIA. Fructificación en puntos ob­
longos , distintos , dispuestos en series inmediatas
al nervio longitudinal. Tegumento superficial en bó­
veda. Abertura interior. Exemplos de este género:,
Woodwardia angustifolia Sm. Blechnum virginicum,
de Linneo.
9 PTERIS Linn. Fructificación en una línea mar­
ginal continua. Tegumento íormado por el borde de la.,
hoja, revuelto , continuo. Abertura interior. Exem­
plos de este género : Pteris grandifolia, vittata, cré­
tica , y acrostichum septentrional de Linneo.
' i o LiNDS-ffiA Diandri (inedit.) Fructificación.
en una línea continua, poco apartada,del borde de la.
hoja. Tegumento superficial, continuo. Abertura ex­
terior. Exemplos de este género : Adiantum guia-;
nense de Aublet, Adiantum strictum de Swartz.
i r VITTARIA. Fructificación en una línea mar-,
ginal, continua. Tegumento doróle,-continuo ; uno de ;

silos superficial con abertura exterior ; y el otro for-,


nado por el borde de la hoja , revuelto , con aber-
ura interior. Exemplo de este género : Pteris lineata
•e Linneo.
• 1 2 LONCHITIS Linn. Fructificación en líneas cor-
ts á manera de medias lunas, situadas en los senos,,
c la hoja. Tegumento formado por el borde de la
hja, revuelto. Abertura interior. Exemplo de este,
gnero : Lonchitis hirsuta de Linneo.
112 ANALES

Observ. Este género se parece al PTERIS por su


aspecto , y se acerca al ADIANTUM por su carácter
propio. Las especies Lonchitis pedata, y adcensionis
de Fórster son del género PTERIS.
I 3 ADIANTUM Linn. Fructificación en puntos re­
dondos , marginales, distintos. Tegumentos á manera
de escamas, formadas por el borde de la hoja revuel­
to , distintas. Abertura interior. Exemplo de este gé­
nero : Adiantum capillus veneris de Linneo.
1 4 DAVALLIA. Fructificación en puntos redon­
dos , casi marginales, distintos. Tegumentos á manera
de escamas superficiales, distintas, con abertura ex­
terior. Exemplo de este género : Tricomanes cana­
riense; Adiantum clavatum de Linneo ; Davallia fal­
cara Smith.
Observ. L a fructificación de este género jamas es
lateral, y siempre termina las venitas. Las hojas son
firmes y brillantes ; y no membranosas , tiernas y
dilatadas como en las especies de TRICHOMANES y
ADIANTUM.
I $ DICKSONIA L'heritier. Fructificación en pun­
tos redondos, marginales, salientes. Tegumento doble,
uno de ellos superficial con abertura exterior ; y el
otro formado por el borde de la hoja doblado hasta
cubrir el primero, con abertura interior. Exemplo de
este género: Dicksonia arborescens. Aitón hort. K e w
vol. 3. pág. 4 6 9 .
Observ. Este género se parece en su porte al D>
VALLIA.
1 6 CYATHEA. Fructificaciones eparcidas, redoj-
deadas , sostenidas por cálices hemisféricos que e
abren por arriba sin cobertera. Exemplos de este pi­
nero : Polypodium horridum, arboreum , fragüe, a-
pense de Linneo.
P E HISTORIA NATURAL. II $

1 7 TRICHOMANES Linnaíi. Fructificaciones pren­


didas al borde de las hojas, y distintas. Tegumento
de una pieza en figura de orzuela con abertura exte­
rior: columnitas salientes á manera de pistilos. Exem­
ptas de este género : Trichomanes cripsum , scandens
&c. de JLinneo.
Observ. E l porte de estas plantas es membranoso
y medio transparente.
1 8 HYMENOPHYLLUM. Fructificaciones distintas,
y prendidas al borde de las hojas. Tegumentos d»
dos ventallas, algo comprimidos, derechos. Abertura
exterior : columnitas no salientes. Exemplos de este
género : Trichomanes tunbridgense de Linneo : T r i ­
chomanes asplenoides, fucoides, ciliatum de Swartz.
Observ. Este género se parece al TRICHOMANES
en el porte.
1 9 SCHIZÍEA. Fructificaciones sobre los apéndi­
ces de la hoja, y cubren la superficie posterior de
esta. Tegumento formado por el borde de los apén­
dices , revuelto y continuo. Exemplos de este g é ­
nero : Acrostichum pectinatum, dichotomum & c . de
Linneo.
Observ. L a s especies de este género tienen un
porte peculiar á ellas.

§. I I . Fructificaciones distintas»

CARÁCTER ESENCIAL.

Caxitas sentadas desnudas, ó sin anille» circular.


7

20 GLEICHENIA. Caxitas de tres ventallas y tres


celdas. Diafragmas sobre el medio de las ventallas.
Exemplo de este género: Onoclea polypodioides de
Linneo. Mantis. 306.
114 ANACES

21 MARATTIA Swartz. MYRIOTHECA Jussieu.


Caxitas aovadas con abertura longitudinal en la pun-
ta : cada ventalla contiene muchas celdas. Exemplo de
este género : Marattia alata de S w a r t z ; Marattia líe-
vis , íraxinea de Smith.
2 2 -DANJEA. Caxitas de una celda, con abertura
exterior á manera de poro , dispuestas en dos órdenes,
y m u y inmediatas una á otra. Exemplos de este g é -
nero : Asplenium nodosum de Linneo ; Dañaba alata
de Smith.
Observ. Las caxitas están sobre las venas de las
hojas.
La teoría del Sr. Smith , que acabamos de ver,
reúne suma claridad y concisión, qualidades que solo
saben hermanar los grandes hombres, como lo es nues-
tro autor. Lejos de atacar este las ideas de Linneó,
originales y oportunas para el tiempo en que escri-
bió , y para distinguir las plantas entonces conoci-
das , las amplía é ilustra con nuevos d a t o s , sacando
de ellos caracteres para facilitar el estudio de los H e -
lechos , separándolos en mayor número de géneros,
porque así lo exigía la privación ó existencia del t e -
gumento , y la forma , posición y abertura de esta
membrana. Pero como no es probable que haya vis-
to Smith todos los vegetales, ha dexado á los d e -
mas Botánicos el campo ¿ibierto para ilustrar su mis-
ma teoría y a añadiendo nuevos caracteres, ya rec-
tificando los expuestos. Para contribuir por mi parte
á esta importante obra añadiré mis observaciones.
H e visto que muchísimas especies del género P o -
IYPODIÜM tienen su fructificación en puntos redon-
dos , y á veces aovados, pero sin tegumento, mientras
que otras los tienen cubiertos de una membrana circu-
lar , cuya periferia se abre casi por todas partes quan-
DE HISTORIA NATURAL. II<J

do madura el fruto , se arruga hacia arriba, y al fin


salta dexando desnudas las semillas.
He observado también en una nueva planta de
Filipinas, que el tegumento se abre siempre por el*
lado que mira hacia la punta de la hoja , cuya aber­
tura podrá llamarse vertical, para distinguirla de la
interior que mira hacia el nervio principal de la hoja
ó de las pínulas, y de la exterior que mira siempre
hacia el borde de las hojas. Estas observaciones me
obliga» á partir en dos el génexo^Pofy-podium, y a
formar otro nuevo de la planta de Filipinas, cuyos
caracteres son los siguientes.
POLYPODIUM. Fructificación en puntos redondos
ó aovados, esparcidos, situados en la superficie pos­
terior de la hoja, sin tegumento. Exemplo del genera
Polypodium vulgare de Linneo.
ТЕСТ ARIA. Fructificación en puntos redondos,
esparcidos , situados en la superficie posterior de la¡
hoja. Tegumento umbilicado. Abertura casi circular.
Exemplo de este género: Polypodium trifóliatum de
Linneo.
OLEANDRA. Fructificación en puntos reniformes,
distintos, formando líneas paralelas al nervio princi-
pal de la hoja. Tegumento superficial, reniforme. Aber-
tura vertical. Exemplo de este género : Oleandra ne-
riformis.
A. J . Cavanilles.
Il6 ANALES

Diferentes combinaciones del carbono en el reyno mi'


neral, por D. Christiano Herrgen.

BLENDA CARBONOSA D E SAN LORENZO.

Ai Sr. Barón de Forell debemos el descubrimiento


de una substancia , que en general abunda poco , y
c u y a adquisición presenta muchas veces dificultades
para completar una colección sistemática de minerales.
Varios autores habían colocado la blenda carbo­
nosa y a con la manganesa, ya con el carbón de pie­
dra , ya la habían confundido enteramente con el gra­
phito ; pero según la análisis de Gross * debemos
«onsiderarla como familia del graphito.
L a descripción siguiente de la blenda carbonosa
de S. Lorenzo demuestra que este fósil pertenece á
la familia segunda del graphito.
S u color es negro-gris , bastante obscuro, y tira
al parecer un poco al azulado ; á veces presenta en
la superficie un lustre perfectamente metálico , y en
este caso su color es el negro de hierro , conforme
se halla en varias hematites negras.
Hasta ahora se ha encontrado solamente en masa.
E n lo interior es poco lustroso, pero de lustre
metálico ; su superficie exterior es muchas veces muy
lustrosa , de lustre metálico perfecto.
L a textura de su fractura es menudo — y con­
fusamente -pizarrosa ; á lo ancho es desigual, acer­
cándose m u y poco á la concheada.
Rompe en fragmentos indeterminados, de cortes
poco agudos.

* Véase mi traducción de la Orictognosia de Widenmann,


$.207.
, DE HISTORIA NATURAL.

Es enteramente opaco ; tizna poco ; es bastante


blando ; salta con facilidad, y su gravedad específica
e s = 1,500.
Se ha encontrado en S. Lorenzo á la izquierda
de la capilla de S. Juan, en el puerto del mismo
nombre , en un granito folicular (Gneiss).
A l soplete chispea muy poco , aunque le expuse
de repente á un calor muy considerable ; su super-
ficie se cubre de una ceniza gris-amarillenta , el car-
bono se volatiliza , y dexa un residuo terreo.
Las blendas carbonosas conocidas suelen contener
hasta 90 por 100 de carbono puro. Por falta de ins-
trumentos no he podido determinar su cantidad en
la presente de S. Lorenzo.
En el Journal des mines de Paris núm. 29 PIu*
t)iosé an V, se halla la siguiente descripción del an-
thracito.
„ Este fósil es parecido al carbón de piedra por
„ lo que toca su color, su lustre , y algunos otros ca-
„ ractéres ; pero se diferencia esencialmente del mis-
„ mo por varias propiedades, por su constitución, y
„por sus circunstancias geognósticas.
. „ Esta substancia es el carbono , acompañado de
„una porción de sílice en proporción de 0,30 hasta
„0,35 de la masa, y combinado (pòco mas ó menos)
„ con 0,02 hasta 0,05 de hierro : en el carbón de pie-.
3, dra se halla el carbono acompañado de una porción
„ de petreolo', que forma á veces hasta 0,40 del total.
„ El anthracito se acerca mucho al graphito, del
„ qual solamente se diferencia por tener menor canti-
„ dad de hierro ; pero este metal es esencial en la
„ combinación del graphito , y por el mismo motivo
„ se le ha dado el nombre de carburo de hierro. En
él anthracito tal vez el hierro no es mas que acce-
Il8 ANALES

„ sorio , y en tal caso debe- considerarse este fósil co-


„ mo carbono puro , acompañado de graphito y de
„ tierra silícea.
!
„ El anthracito en la destilación no da ningún in-
„dicio de petreolo ; no pierde nada de su peso , y
„ n o presenta ningún producto particular en esta ope-
r a c i ó n , aunque ella se continúe por mucho tiempo,
„ á menos que la retorta no fuese bastante grande
„ p a r a poder contener una cantidad de oxigeno sus-
c e p t i b l e de producir la combustión.
r
. „ Para que arda al ayre libre necesita un corriente
„ violento de este fluido ; y su combustión , siempre
•„ difícil y lenta , dexa un residuo blanquecino que
„pesa 0,40 , y no presenta ningún indicio de potasa.
:
„ E 1 anthracito es mas pesado y mas duro que el
•„ carbón de piedra ; muchas veces tizna los dedos, y
„ s u color es mas negro que el del graphito ; despide,
„ q u a n d o se.rcduce á p o l v o , olor de carbón vegetal.
„ Últimamente se diferencia este fósil enteramente
•„ del carbón de piedra por el modo de su nacimiento;
„ e s t e ultimo se encuentra solamente en terrenos se-
„ gundarios, y de tercera formación ; pero el anthra-
,, cito existe exclusivamente en montañas primitivas.
„ Esta circunstancia da mayor interés á las observacio-
n e s del ciudadano Dolomieu , pues demuestra la
„ existencia del carbono independiente de los vege-
t a l e s y animales.
„ Este célebre naturalista se propone publicar la
^descripción y análisis del anthracito , con las parti-
„ cularidades del modo de su formación , luego que
,, habrá acabado nuevos experimentos que confirmen
'„los primeros; pero lo que queda expuesto basta
„ para hacer ver que esta substancia forma una espe-
„ c i e muy distinta en la clase de los combustibles.'*

\
DE HISTORIA NATURAt. II9

Esta descripción del ciudadano Dolomieu nos ser-


virá de punto de comparación para la combinación
del carbono en el fósil siguiente.
Anthracito de S. Ildefonso.
El difunto Lapidario de esta Corte , D . Pedro
Putsch, habia traído de las montañas de S. Ildefonso
pocos años ha, al Sr. D . Joseph Clavijo Faxardo,
Director del Real Gabinete de Historia natural, un
fósil, cuyos caracteres exteriores son los siguientes.
Su color es negro-parduzco , manchado en algu-
nos parages de ocre ferruginoso amarillo-roxizo , y
á veces con colores superficiales de cola de pavo real.
Se encuentra en masa ; pero con partes distintas
tabulares y cúbicas.
Es muy lustroso , tanto en su exterior , como en
su interior , y se acerca al lustre metálico.
Su fractura es chato-concheada á lo ancho, y mu-
chas veces folicular á lo largo.
Sus fragmentos presentan figura tabular y cúbi-
ca , muchas veces perfecta.
Es enteramente opaco , poco áuro, agrio, y algo
frió al tacto.
> Su gravedad específica es m 1,740.
A l soplete necesita un calor violento y continua-
do para destruirse , y dexa apenas residuo.
Hemos visto por la descripción anterior del ciu-
dadano Dolomieu , que su anthracito dexa un resi-
duo de 40 por 100. El de S. Ildefonso , según los
ensayos de D . Luis Proust, no dexa mas de 2 á 3
por 100/: por consiguiente podemos considerar este
ultimo como el carbono mas puro que quizá nos pre-
senta la naturaleza, y darle de preferencia el nom-
bre de anthracito.
I20 ANALES

Como no poseo mas que un pequeño pedazo de


este, fósil, no he podido dar á esta descripción aque-
lla exactitud que se la podrá dar luego , quando se
descubra el parage de su nacimiento en las montañas
de S. Ildefonso, en las quales aun no he podido ha-
llar ningún indicio de esta substancia interesante, no
obstante de haber examinado gran parte de ellas.
E l haberse descubierto , como acabamos de refe-
rir , la blenda carbonosa en las montañas de S. L o -
renzo , y el no hallarse el anthracito, según el ciu- t
dadano Dolomieu , sino exclusivamente en montañas
primitivas, me hace creer que nuestro anthracito
puede muy bien haberse hallado en S. Ildefonso, y
que algún dia descubriremos el parage de su naci-
miento.
Ademas de las dos referidas combinaciones en ( i )
la blenda carbonosa, y en ( 2 ) el anthracito, forma
parte constitutiva el carbono aun en las substancias
siguientes.
( 3 ) En el graphito ó carburo de hierro, ( 4 ) en
la piedra lidia, ( 5 ) y en la pizarra aluminosa bitu-
minosa , según me lo ha asegurado el Sr. Barón de
Humboldt, Consejero de Minas de S. Magestad Pru-
siana ; ( 6 ) en la pirita marcial, que llaman espejo de
los Incas , según D . Luis Proust, cuya análisis de
esta substancia no se ha publicado aunj ( 7 ) en el
diamante.
( 8 ) En el núm. 93 de los Anales de química de
París., pág- 328 , ha publicado el ciudadano Guytotí
el bello experimento hecho en Paris para convertir
por medio del diamante el hierro dúctil en acero fun-
dido.
DE HISTORIA NATURAL. 121

DESCRIPCIÓN Y ANÁLISIS
del Menilito.

Traducción libre del cap. go de las análisis de


Klaprolh, tom. 3 ,pdg. 16$. Berlín 1797 ,por
D. Christiano Herrgen.

l i a primera noticia de este fósil debemos á los Seño-


x
res JDelarbre y Quinquet .
Se encuentra en Menilmontant en los contornos
de París á la profundidad de 60 hasta 80 pies deba-
xo de una capa de arcilla en una piedra que pertene-
ce á la pizarra de amolar de Werner.
Su figura exterior se compone de ríñones de va-
rios tamaños por lo común sueltos.
En lo exterior presenta color superficial algo
azulado ; en lo interior color pardo de pelo , con
una especie de lustre graso.
Su textura en lo exterior parece folicular 6 me-
nudo-pizarrosa ; pero esta textura debe considerarse
mas bien como causada por las impresiones de la ma-
triz , cuya textura es folicular, y no debe confun-
dirse con la verdadera textura de este fósil, que es
la gruesopizarrosa.
Rompe fácilmente en fragmentos algo translu-
cientes en los cortes, chato-concheados en su frac-
tura á lo ancho, y grueso-pizarrosos en la de su lon-
gitud.
Corta el vidrio , aunque la lima le ataca mucho,
dexando raya de color gris-blanquecino. Con el es-
labón da pocas chispas.

2 Journ. de Phys. París Sept. 178/.


I 2
122 ANAÍES

Su gravedad específica es ±z 2 , 1 8 5 .
En el sistema mineralógico se había colocado este
fósil hasta ahora en el género arcilloso con el nom-
bre de piedra pícea azulada. Cierto autor anónimo,
1
en su carta al Sr. de la Metherie dudaba de la so-
lidez de esta clasificación por causa de los experi-
mentos siguientes, que habia hecho con esta piedra,
á saber : varios pedazos mojados en ácido vitriólico
expuso al ayre libre por el espacio de algunos me-
ses , y creia haber visto formarse sal amarga en su
superficie; por consiguiente quedó convencido de que
este fósil pertenecía al género magnesiano, y debía
colocarse con la esteatita , serpentina, y piedra ollar,
© talco endurecido.
Se verá por medio de la análisis siguiente si esta
opinión puede adoptarse ó no.
Cien granos de este fósil pulverizado se mezcla-
ron con 200 granos de potasa, y se expusieron en un
crisol de plata á un fuego moderado por el espacio
de cinco horas, de tal manera, que no podia entrar
en fusión. Esta masa reducida Juego á p o l v o , y mez-
clada con agua se disolvió por medio del calor casi
enteramente. Sobresaturada con el ácido muriático,
formó una especie de jalea espesa. Desleída en ma-
yor cantidad de a g u a , digerida y filtrada dexó por
residuo tierra silícea, la qual después de lavada y
secada pesaba 84 granos.
E l licor que se habia separado se concentró por
medio de la evaporación, se saturó antes de enfriarse
con el álkali mineral, y formóse un precipitado de
color blanco-parduzco : volví á disolverle en agua
regia , y separé aun i£ granos de tierra silícea.

t Journ. de Phys. París Febí. í / S p .


PE HISTORIA NATURAL. I23
Despojado ya el licor de toda la tierra silícea,
le combiné con el prusiate de potasa, y el precipi­
tado azul me dio medio grano de cal de hierro atrai-
ble al imán. Luego separé por medio del amoniaco
cáustico un grano de tierra arcillosa. D e lo restante
del licor pude separar aun por medio del álkali mi­
neral y por medio del calor una corta porción de
tierra suelta, que después de seca pesaba apenas me­
dio grano, y se mosteaba con el ácido vitriólico co­
mo tierra caliza con un leve indicio de la. wag-
•nesiana.
S e componen pues l o o partes del menilito de
8 $ , 50 Tierra silícea.
i,.... Arcillosa.
o 50 Cal de hierro.
o 50 Tierra caliza.
11 Agua y materia carbonosa-
8
9 > S°
Por consiguiente no puede y a colocarse este fósil
ni con la esteatita, ni con la serpentina ; su ningu­
na fusibilidad no permite tampoco considerarle co­
mo variedad de la piedra pícea ; debemos pues co­
locarle como variedad del ópalo medio que se acerca
al pedernal.
E l leve indicio referido de tierra magnesiana no
pertenece probablemente á la combinación del fósil
mismo , sino á la matriz , que efectivamente contie­
ne una corta cantidad de esta tierra.
124 A N A L E S

DESCUBRIMIENTO D E DOS SUBSTANCIAS


nuevas en el reyno mineral.

Traducción de las notas insertas en el papel perió-


dico de la Sociedad jilomática de París, núm. 3 1 ,
pág. , por D- Christiano Herrgen.

CHROMATE D E HIERRO.

I E l ciudadano Pontier, Corresponsal del Jour-


nal des mines, ha remitido últimamente al Gabinete
de la casa de Instrucción, entre otros minerales inte-
resantes , una substancia que se presenta en masa in-
forme , con color pardo-obscuro , lustre metálico, y
dureza mediana; su gravedad específica se ha ha-
llado £s¿ 4,0326, Habia encontrado este mineral en
el departamento de Var , cerca de Gassin, y creia
que era una blenda parda, á la qual en efecto es
bastante parecido; á excepción de su gravedad es-
pecífica , que es mucho mas considerable. E l ciuda-
dano Tassaert hizo la análisis de esta substancia en
el laboratorio de las minas, y halló que es una sal me-
tálica formada por la combinación del hierro con el
ácido del nuevo metal, que el C . Vanquelin ha des-
cubierto , y puesto el nombre de chromo.
Cien partes de este enrómate de hierro contienen
63 6 D e ácido chrómico.
36 o Hierro. -
Pérdida... o 4
100 d '
Por medio de este descubrimiento del C . Pontier
pueden lisonjearse los Químicos que el chromo, que
DE HISTORIA NATURAL. 12 $

hasta ahora solo se había encontrado en el plomo


roxo de Sibería, en el rubí, y en la esmeralda, se
podrá conseguir en adelante con bastante abundancia
para poderle presentar á nuevas experiencias.

Fínate de alúmina*

2 El ciudadano Vanquelin ha recibido de D i -


namarca un mineral blanco folicular traído de Groen-
landia, que es un verdadero fiuate de alúmina, ó
una sal neutra .terrea , que todavía no se había encon-
trado en la naturaleza.

"Extracto de una carta del Sr. Barón de Humboldt


al. Sr. Barón de Forell, de Cumana, en 16 de
Julio de 1799 >for D. Christiano Herrgen.

[Espero que vmd. habrá recibido mi carta de T e -


nerife de 25 de Junio , en la qual. anunciaba' haber
subido al pico de Teyde. Gocé en una altura de 1 9 1 7
toesas, ó 4473 varas castellanas de una vista mag-
nífica en medio de los mares.
. He dirigido al Brigadier D . Rafael Clavijo una
pequeña colección de minerales, que demuestra que
el pico de Teyde es una montaña compuesta de ba-
salto , pórfido pizarroso, y pórfido-obsidiana, que re-
posa , del mismo modo que la formación basáltica de
Portugal, sobre la piedra caliza.
Igualmente prueba dicha colección que la piedra
pómez , cuyo origen solía atribuirse hasta ahora al
feldspato , es una descomposición de la obsidiana por
medio del fuego.
He analizado el ayre atmosférico que recogí en
126 ANALES '

el mismo pico de T e y d e , y he hallado que fio con­


tenia mas de o, 1 8 de oxígeno , en lugar de que el
ayre atmosférico de la llanura me daba 0,27 de esta
misma substancia & c .
Nota. En el núm. 1 ? de los presentes Anales,
pág. 1 $ , hice ya mención de un bello pedazo de ob­
sidiana con piedra pómez , del pico de Teyde , que
existe, desde mucho tiempo y a , en el gabinete del
Sr. D . Joseph Clavijo Faxardo.
Este pedazo, y otro semejante que poseo , aun­
que sin conocer el parage de su nacimiento , me ha­
bían convencido tiempo ha de que la piedra pómez
no debe su origen ni al feldspato, ni al amianto , ni
á otras substancias á que se atribuye en varias obras
de mineralogía. Si las muestras de que hace mención
el Sr. Barón de Humboldt son parecidas á la del ga­
binete referido, creo que la obsidiana y la piedra
pómez son, si no de una formación contemporánea,
á lo menos de una naturaleza homogénea : he hecho
repetidos ensayos con una y otra al soplete, y he
visto que ambas se funden por sí solas con facilidad,
y que ambas forman un mismo vidrio opaco de co­
lor blanco verdoso. L a verdadera causa que produce
la figura de la piedra pómez tan porosa, tan fibrosa,
y tan directamente opuesta á la compacta de la ob­
sidiana , me parece aun dificultosa de explicar.
El ciudadano Q. A . de JLuc en el Journal de
"Physiqne por J . El. de la Metherie, tom. 4 9 , pág. 36,
explica la formación de la piedra pómez del modo
siguiente , y me parece una de las» explicaciones mas
plausibles que se han publicado hasta ahora.
„ L a piedra pómez , tal como entra en el comer­
c i o , debe su forma al tiempo. Es la anatomía de
„ una especie particular de escoria, de la qual se con-
VE HISTORIA NATURAL. IV}

„ servan solamente las partes vitrificadas en forma do


„ hojas é hilos, las quales han podido resistir á la des-
„ composición. Se conoce en la escoria que he recogi-
5 , do, que la primera operación se hace probablemente
j , en el cráter del volcan, por medio de los vapores áci-
„ dos y sulfurosos que penetran esta escoria. El tiem­
p o y la humedad hacen lo demás; sea que estas es-
„ corias queden en la superficie del volcan, ó sobre
„ l a orilla del mar, ó bien que queden sepultadas en-
„ tre las capas de las materias volcánicas. Esta especie
„ de escorias no se encuentra ni en el Vesuvio, ni en
„ el Etna, lo que me hace creer que es peculiar de
„ las islas volcánicas. El contacto inmediato del agua
„ salada es tal vez necesario para la formación de esta
„ vitrificación." \

SOBRE L A P Í E D R A F O S F Ó R I C A
de Extremadura, v

Carta escrita d Mr. Darcet, de la Academia de


1
Paris , for D. Luis Proust.

jLa posibilidad del ácido fosfórico en los minera-,


les estaba suficientemente demostrada por el descu­
brimiento de Mr. G a h n ; pero quando no hubiéra­
mos podido oponerle el hallazgo de los huesos fósi-

I Diario de Física del mes de Abril de 1 7 8 8 .


Nota. Como el primer tomo de mis Anales del Real Laba-
fratorio de Química de Segovia se ha hecho tan raro , que apenas
queda un exemplar , me ha parecido oportuno insertar sus M e ­
morias poco á poco en estos Anales de Historia natural, para que
el público pueda tenerlas con facilidad,ya que los extrangeros han
querido honrarme apreciándolas mas de lo que y o podia apetecer.
ANALES

les, y otros despojos de materia organizada , el dere-


cho que nos hemos arrogado de conceder á cada uno
de los reynos de la naturaleza un privilegio para pro-
ducir exclusivamente tal ó tal substancia, nos hubie-
ra ofrecido siempre nuevas dudas sobre esta posibili-
dad : bien que para disipar toda especie de duda era
preciso encontrar alguna otra cosa mas decisiva que
las minas de plomo fosfórico y de hierro cenagosas.
L a tierra, ó el fosfato calcáreo , que en montañas
enteras se encuentra en España, es suficiente para
confirmar que sin la menor duda este ácido corres-
ponde al reyno mineral.
En efecto, una vez descubierto en el dominio
de los minerales, era.preciso se encontrase esta nue-
va combinación lo mismo que todas las demás de este
ácido, por poco durables que sean. Y o le tenia indica-
do ya en una nota sobre la Memoria de Mr. Wiegleb.
A los que registran las montañas y las minas es á
quien les corresponde ahora no perdonar cuidado ni
diligencia para ver si entre sus varias uniones se en-
cuentra alguna menos costosa de deshacer que lo es
la del fosfato calcáreo. Pero para registrar con uti-
lidad las uniones nativas de este ácido, como las de
otros muchos,falta casi siempre álos viageros mine-
ralogistas el estar bastante familiarizados con el as-
pecto y señales, de las que el arte imita en nuestros
Laboratorios. Presididas por las mismas leyes las unas
que las otras, son siempre unas mismas alianzas de
elección y proporción, que precisamente tienen en-
tre sí ciertos caracteres, en que se parecen, y que
facilitarían unas señales claras para poder descubrir
estas uniones nativas entre las mezclas que las des-
figuran : y por esto las copias ayudarían infalible-
mente para descubrir los originales.

/
P E HISTORIA N A T U R A L . 12 Q

El dibuxar bien el aspecto de esta piedra seria


difícil; porque tiene, como muchas otras, cuya agre-
gación se halla desordenada , un ayre , ó un no sé
qué, que las descripciones litográficas no llegan á ex-*
presar. Al tocarla con los dientes manifiesta una du-
reza que es semejante á la de los feldspatos de hoja,
por lo ¡que al principio creí haber dado, con una de
sus variedades, observando por otra parte que los
ácidos no la hacían impresión sensible. Esta piedra es
de un color pálido , uniforme , bastante densa ; pero
no bastante dura para echar chispas con el acero. Se
presenta pbr camas comunmente entrecortadas por un
pedernal puro y sano, y en estas se advierte un amon-
tonamiento de hilos verticales, chatos y cerrados, al-
guna vez inclinados, de modo que representan una
especie de cuña en su coordinación. Estas camas es-
tán siempre dispuestas horizontalmente sobre el pe-
dernal , y llevan manifiestos indicios de una cristali-
zación aquosa que rio puede corresponder al antiguo
trabajo de la naturaleza.
L a colección que yo espero de estas piedras ofre-
cerá sin duda en sus fracturas ó cavidades algunos
cristales que estén bastante desprendidos' de sus ma-
sas para que se pueda asignar la forma, y se verá por
la primera vez esta figuración primitiva, que por el
arte no se ha podido reconocer todavía en esta sal pie-
drosa. Bowle trata de ella en su Viage de Extrema-
dura , y D . Pedro Dávila la tiene colocada en el
Real Gabinete entre las piedras fosfóricas. Lo que
dice el primero es lo siguiente : „ Camino de Logra-
„ san , lugar que está situado al pie de una cordillera
„ que corre de Levante á Poniente , y se 'llama la
3, montaña de Guadalupe, al salir de dicho lugar se
3, encuentra una vena de piedra fosfórica, que atra-

/
130 ANALES '

„ viesa el camino real obliquamente de Norte á Sud.


„ Esta piedra es de un color pálido , no tiene sabor,
„ y esparcida sobre las ascuas echa polvo , se levanta
,,una llama azul que no despide olor alguno."
L a calidad por que ha merecido mayor atención
esta piedra es la de una intensidad de fosforescencia
tan notable , que por ella ha llegado á ser el objeto
de curiosidad que tiene mas partido en la provincia
de España , en donde se encuentra. Quando-se la des-
parrama sobre las ascuas, no decrepita, pero se encien-
de suavemente con una llama de color verde, hermoso,
que la penetra, la recorre succesivamente , y no des-
aparece sino después de haber dado tiempo suficiente
para admirar su brillantez , por cuya propiedad se
habia creído reconocer en ella una de las variedades
del spatho-fluor. Si se compara la luz de este fos-
fato natural con la del spatho-fluor , echando sus pol-
vos mezclados sobre unas ascuas que no estén del to-
do encendidas, por no precipitar demasiado los fe-
nómenos , se distingue que la del spatho-fluor es azu-
lada , menos avivada, y de menos duración que la
de la otra. Y mientras uno se divierte en conside-
rar los matices que resultan de la combinación de es-
tos dos ruegos, que por su oposición causan una vista
agradable , es imposible percibir con el olfato algún
efluvio odorífico. Y o no tuve proporción de com-
parar su claridad con la del spatho pesado calcina-
do , ó piedra de Bolonia; pero me pareció que se
asemejaba mas á la que despiden de sí los gusanos
de luz.
L a lentitud con que se disipa su llama me hizo
pensar en el agua de su cristalización ; y habiendo
tenido de esta piedra mas y menos calcinada dentro
del a g u a , el calor de las ascuas no volvió á avivarla.
DE HISTORIA NATURAL. 1$X

Se saca del fuego un poco subida de color, y sin


haber perdido su dureza.
Si fuera fácil despojar completamente los huesos
de los animales de toda su mucosidad sin el auxilio
del fuego, si la actividad de la máquina de Papin
fuese capaz de ponerlos en estado de no ponerse ne-
gros sobre las ascuas, este fosfato calcáreo , quiero
decir, igualmente formado por la naturaleza, pue*
de ser que tuviese la propiedad de arder como el
de nuestras montañas. Puede ser también que la Quí-
mica consiga algún dia el que el fosfato calcáreo ar-
tificial tenga esta fosforescencia, este sello luminoso,
con que la naturaleza parece ha querido diferenciar
su obra de las contrahechas por el arte.
Para hacer impresión en esta piedra con el so-
plete es necesario poner albo lo mas delgado de una
punta , y entonces fluye en esmalte blanco sin hin-
charse. Esta facilidad de ablandarse da motivo á pre-
sumir en ella un principio de fusibilidad mas abun-
dante que en los huesos. El marfil fósil, las espinas
de los pescados, los huesos de carnero, el cuerno da
ciervo , que no se ablandan con el soplete, apenas
manifiestan disposición para poder fundirse, en el fue-
go mas activo de los hornos de porcelana, como se
puede ver en las Memorias de Mr. Darcet; no obs-
tante esto, se verá bien pronto que estas materias
huesosas no contienen menos ácido fosfórico que esta
piedra.
¿De dónde provendrá esta diferencia? El deseo
de conocer la clase, que no tardará en ocupar esta
piedra en la historia de los minerales, me movió á
hacer algunos ensayos. Como todavía no estoy en
posesión de mi Laboratorio , mi intento ha sido solo
ele enterarme de sus principios generales , sin suje-
IJ2 ANALES

tarla al rigor de la análisis. L o que he podido des*


cubrir por medio de los ácidos es lo siguiente.
E l ácido nitroso común, el agua fuerte disuel-
v e esta piedra del mismo modo que los huesos, es-
to e s , con bastante calor , y por consiguiente con
muy moderado desprendimiento de fluidos. L a diso-
lución sale un poco gelatinosa; pero con el reposo
se aclara, y se separa un polvo del todo silíceo, que
compone el de la piedra. Echando el ácido v i -
triólico en esta disolución se precipita una selenita
abundante, cuyas lociones desembarazadas por la re-
unión de sus cristalizaciones ordinarias, acaban^ en un
licor como xarabe, semejante al que resulta de los
huesos descompuestos por estos ácidos combinados.
Entonces fué quando comencé á sospechar el ácido
fosfórico.
Pero para conseguir un producto mas grande que
e l de la experiencia precedente, yo eché el aceyte
de vitriolo sobre quatro onzas de este fosfato, redu-
cido á polvo y mojado. Se formó la selenita; el pro-
ducto de sus lociones evaporado al baño de maria
en un plato de porcelana, no se diferenció del que
se saca de los huesos, inmediatamente lo fundí en
un crisol bien recocido y pesado; y como si hubiera
trabajado con huesos calcinados, la masa tomó al fun-
dirse un color negro, carbonoso, que no se conclu-
y ó sino con los golpes de llama verde, que se des-
piden mientras la depuración del vidrio de los hue-
sos. Este vidrio se volvió blanco y transparente , y
pesó cinco dracmas en limpio.
Aumentando á estas 4 onzas de polvo -¿ de pie-
dra para reemplazar el polvo silíceo que se separa
en esta proporción, el producto del vidrio será ma-
yor i pero si por otra parte se le quita una dracma
D E HISTORIA N A T U R A L . I33

por la selenita , que como se sabe , le aumenta m u -


cho , se tendrá por producto medio una dracma de
vidrio por onza de este fosfato , ó dos onzas por li-
bra , que es próximamente la cantidad que en gene-
ral se encuentra en el cuerno de c i e r v o , los huesos
de b u e y , de carnero , y otros.
Parecia superfluo el extraer el fósforo: con todo
eso, para evitar las dudas que suelen traer las ana-
logías era necesario enterarse de sus resultados. D e s -
tituido de retortas y hornos, tuve que recurrir á un
medio de puro entretenimiento si se quiere ; pero
cuyo resultado no dexó de corresponder con mi in-
tención. A la llama del soplete le di al extremo de
un tubo de vidrio la figura de una retorta que te-
nia dos linas de diámetro sobre tres ó quatro pulga-
das de largo : con una hojita de ballena introduxe
tres ó quatro granos de una mezcla de carbón, y de
vidrio fosfórico : ocho ó diez minutos de un calor
capaz de enroxecer este embrión de retorta, basta-
ron para que se desprendiese el fósforo. E l gas fos-
fórico , la l u z , el ollin ácido color de ocre, todo se
desenvolvió , y se dexó percibir de un modo bien
claro , como lo vieron el Profesor Mr. Chabano , y
otros sugetos que lo presenciaron. D o s circunstan-
cias hay que observar en esto : la primera el estar
en un quarto obscuro con una vela encendida , y
quando se empieza á sentir el olor se cierra de tiem-
p o en tiempo el tubo con el dedo ; después se pone
debaxo de la mesa en lo obscuro. Y o he repetido
esta operación muchas veces; siempre he observado
lo mismo, y en este método se reconoce un trabajo
muy ligero para asegurarse de que un vidrio contie-
ne el ácido del fósforo. .

Este es el pequeño número de experiencias que


134 ANALES
he podido hacer con esta piedra. Puede ser que ad-
mita en su agregación algunos elementos extraños á
la combinación principal, tales son el ácido vitrió-
lico , magnesia , tierra- pesada^ arcilla, que verosí-
milmente ayudarán con el ácido fosfórico para su fu-
sibilidad. Nuevas indagaciones nos informarán de es-
to , como también de su pesadez específica. Su solu-
bilidad en el agua, y demás calidades, son las que
completarán los conocimientos que nos quedan que
adquirir sobre ella.
N o dudo que esta piedra, siendo en lo sucesivo
mas conocida, pueda servir para muchos objetos de
Utilidad.
L a vidriería, la porcelana, los barros duros, res-
pecto á su barniz , y finalmente otros que el tiempo
y la experiencia, dirigidos con estas miras, podrán
descubrir.
Si las minas de plomo y plata, que parece exis-
ten en los alrededores del distrito donde se encuen-
tra esta piedra , según Mr. Bowle , se llegan algún
dia á beneficiar, los que las trabajen tendrán inme-
diata la tierra para hacer copelas, que la distancia
de las ciudades hace algunas veces difícil el recogerla.
Esta piedra se encuentra no por venas, sino por
collados enteros á las inmediaciones de Logrosan , al-
dea de la jurisdicción de Truxillo en la provincia de
Extremadura. Las casas y paredes de sus cercados es-
tán construidas con ella. E l haber visto la situación
de estos cerros, su elevación y figura, su base y pro-
porción con las demás que las circundan hubiera si-
do mas del caso que no formar conjeturas. Pero no
previendo quándo tendré ocasión ni tiempo de re-
correrlas , considero que no podré tan presto darle
á vmd. noticias de mas extensión.
DE HISTORIA N A T U R A L . , 13^

N o me dilataré en querer averiguar el origen


del ácido fosfórico de estas montañas mas que el áci-
do vitriólico de los yesos. Estas montañas no pueden
haberlas formado sino las aguas ; y es de presumir
que tendrán su asiento sobre fondos calcáreos, y que -
corresponderán como' los yesos á los nuevos trabajos
de la naturaleza. Las aberturas de pozos, excavacio-
nes y cortaduras manifestarán algún dia á los que las
reconozcan con inteligencia , algunos despojos ó se-
ñales que resuelvan el problema de su formación.
Quando á los Litologistas les serán familiares los
caracteres exteriores de este nuevo spatho, sin duda
que lo descubrirán en varios parages de Europa. L a
España , bien que encierre en la extensión de su P e -
1
nínsula todos los tesoros de la mineralogía , no será
el único parage del globo , en donde la naturaleza
habrá colocado este nuevo género. Y el ácido fos-
fórico , en vez de considerarse por una substancia
transfuga, de los cuerpos organizados , al fin será re-
conocido como, una producción legítima del rey no mi-
neral, la que ocupa ciertamente tantas combinacio-
nes , tanta tierra caliza, quando menos, como el áci-
do vitriólico.
L a primera noticia de esta piedra, como las mues-
tras que yo he empleado en mis experiencias, me
las dio D . Pedro Gutiérrez Bueno , Boticario muy
hábil de está capital , el primero que ha estableci-
do en grande los trabajos de la Química práctica con
un éxito digno de elogios..

I Se han descubierto inmensas cantidades de volfran en la


Extremadura en una posesión que pertenece al Marques de la Hi-
nojos;» , que le liemos reconocido Mr. Chabano y yo : lo que nos
hace esperar el hallar la tungstena, y tal vez alguna mina de es-
taño. -
K
I36 ANALES

Sobre el salitre de Madrid, por JD. Luis Proust.


Si en España no se cogiese otro salitre que el que
produce la putrefacción , seria entonces muy escaso y
muy costoso. L a naturaleza parece que de ningún
modo necesita emplear en este reyno los gases pú-
tridos ó inflamables para formar esta s a l ; y el que
se puede formar por medio de la putrefacción estará
con'él criado por los otros medios de la naturaleza,
en la misma razón que el azufre formado por la pu-
trefacción está con el de los volcanes.
El salitre.de. Madrid no necesita refinárse mu-
chas veces ; sus cristalizaciones no están mezcladas
de sales terreosas, como en el que se prepara en las
cercanías de Paris. En sus aguas madres no se encuen-
tra sino el muriato de potasa , y por último el tár-
taro vitriolado , cuyos cristales son prismas quadran-
gulares, como lo hemos observado muchas veces Don
Domingo Fernandez y yo. Puede ser que en lo su^
cesivo pueda indagar la causa de modificarse así su
configuración.
El trabajo de Mr. Lavoisier sobre esta'materia
enseña que este tártaro vitriolado debe excluir las
sales terreosas. L a afluencia del primero destruye las
otras al paso que se forman. D e esto provienen los
enormes depósitos de selenita , que durante la eva-
poración arrastran consigo el tártaro vitriolado ; for-
man unas costras medio fundidas, que no se pueden
quitar sin daño de las calderas. L a experiencia y la
economía se reúnen para demostrar que es preciso
saturar las lexías de todo el salitre de que puedan
cargarse, volviéndolo á pasar por nuevas tierras. P e -
ro al contrario, en este establecimiento están en la
opinión de que por este medio se empobrecerían las
P E HISTORIA NATURAL. I37
lexías : de lo que proviene la necesidad de evaporar
un océano de lexías, que apenas hacen impresión so-
bre la lengua. Método destruidor , y que al fin ago-
taría todos los combustibles de Europa , si la pruden-
cia del Ministerio no tuviera determinado ya el cor-
tar el curso á este abuso.

Sobre el vitriolo>de magnesia ,por X>. Luis Proust.

L a España es sin contradicción la región del mun-


do mas fértil en sales nativas, sin hablar de sus mon-
tañas de sal gema, de su sal amarga de higuera, de
que abunda multitud de sus fuentes. Llamaria de
buena gana el salitre y vitriolo de magnesia las sa-
les esenciales de esta Península. Este último vegeta
sobre todas las piedras, y las menos propias para su-
ministrarle bases. En Andalucía florece sobre la tierra
después de las lluvias, y se renueva sin interrupción
sobre las piedras areniscas. En las minas que se be-
nefician en Linares, y en una atmósfera que está con-
tinuamente cargada de los mas espesos humos de vi-
triolo de plomo. En Madrid el pie de sus murallas
está cubierto de una eflorescencia de esta sal destruc-
tiva. El yeso de que se valen en esta Corte es un
amontonamiento de cristales envueltos en una arcilla
llena de magnesia. Por un efecto de la calcinación ó
alguna ruptura de afinidad el ácido vitriólic'o va á
combinarse con la magnesia , la vitrioliza , y la hu-
medad le facilita el salir fuera de las murallas, origi-
nando su destrucción. Una mediana cantidad de cal
remediaría sin duda este defecto del yeso deteniendo
desde su origen los progresos de esta vitriolízacion;
pero lo que causa mas admiración e s , que el salitre
í 38 ANALES

y él vitriolo de magnesia nacen , florecen, y se reco-


gen juntos sobre las mismas piedras. Si la naturaleza
no forma jamas combinaciones sin base , ¿qué base se
encontrará en una piedra arenisca para la formación
del ácido nitroso y vitriólico? Es necesario creer que
las bases terreosas y alkalinas son formaciones con-
temporáneas de los ácidos que las satura ; que estas
tierras que se labran en este país, que en otras par-
tes se amontonau y argamasan , lejos de facilitar base
á las sales que se recogen en ellas, no son sino los pun-
tos de reunión donde se juntan los elementos que se
convienen en la obra de estas combinaciones , y solo
las sirven de apeamiento para entrar en el numero de
las producciones naturales. Madrid 1 2 de Setiembre
de 1 7 8 7 .

Continuación sobre la piedra de Extremadura, por


D. Luis Proust. '

E i l ansia que han manifestado los mineralogistas ex-


trangeros para conocer esta singular producción de
España ha determinado á Mrs. Pelletier y Donadei
hacer juntos su análisis, y publicarla en el Diario
de Física de Setiembre de 1 7 9 1 .
' Como su trabajo es á propósito para completar las
noticias que tengo publicadas sobre esta piedra , voy
á poner aquí un extracto de su análisis.
Su gravedad especifica, quando está bien seca, es
á la del agua como 282490 : 100000. Su pie cúbi-
co pesará hasta 1 9 7 libras, 1 1 onzas, 7 dracmas.
Aunque no manifiesta sabor sensible contiene 1
por 1 0 0 de una sal muy sápida , que es la sal ma-
rina con basa de tierra calcárea, que se le puede qui-
PE HISTORIA N A T U R A L . 139

tar por medio del agua destilada. En quanto á la pie-


dra parece que nada se disuelve en el agua. Si se ca-
lienta con el soplete sobre un ángulo se funde en
esmalte , como yo lo tengo dicho, no obstante el no
haberlo conseguido los autores de esta análisis.
Contiene cerca de i por 1 0 0 de tierra calcárea
libres, esto e s , saturada de ácido mefítico; quando
se la destila también suelta un poco de este ácido.
E l ácido vitriólico desprende de ella vapores com-
puestos de ácido spático y marino.
Los ácidos nitroso y marino la disuelven fácil-
mente y- con calor. E l sílex ó pedernal se deposita:
(

por medio de la potasa digerida sobre el azul de Pru-


sia, se separa de sus disoluciones un poco de hierro;
la potasa aerea ocasiona la separación del ácido fosr
fórico, que está combinado con la tierra calcárea.
E l ácido del vinagre no hace con ella mas que el
quitarla la tierra calcárea libre y la sal marina terreosa.
En el nitro fundido no produce variaciones no-
tables.
E l álkali volátil aereo en su aplicación á esta
piedra se diferencia de la potasa en que no se des-
componen ni el uno ni el otro.
L a proporción de los principios de esta piedra so-
bre l o o granos es la siguiente,:
' Granos. Medios- %rs.

Ayre fixo ............... 1


Hierro 1
Tierra silícea ó pedernal 2
Tierra calcárea pura , ó cal. £9
• Acido fosfórico cerca de. 34
Acido fluórico 2......

loo
* 4 °
ANALES

Mrs. pelletier y Donadei, mas dedicados en bus-


car verdades que palabras, han hecho indistintamente
uso de las dos nomenclaturas, persuadidos con razón
de que los partidarios del ácido crético , aereo, fixo,
mefítico &c. los entenderán igualmente bien que los
carbonistas; por lo que han evitado tomar parte en
esta ridicula JLogomachia , que y a Mr. Buffbn se la
había vituperado á los Químicos franceses , y que
Bergman estaba muy distante de preveer , animán-
doles en una reforma, que á la verdad se habia he-
cho precisa en su lenguage. Sapientia mundi tumul-
tuosa est, et non •pacifica. Jamas la intolerancia y
acritud de nuestros profesores en defender las pala-
bras de su invención ha justificado tan bien como en
el dia de hoy el sentir de S. Bernardo sobre las cien-
cías humanas.

SOBRE EL SALITRE

Continuación de la carta d Mr. Darcet, por Don


Luis Proust.

L a selenita ó yeso , las potasas vitfiólicas y mu-


riáticas no son las únicas sales extrañas que se des-
cubren mezcladas con los salitres de España. Habien-
do purificado poco ha algunas libras de un salitre de
la Mancha (no sé de qué parage) , encontré después
de Jas últimas cristalizaciones salitre r o m b o i d a l E s t e
último se diferencia , como se sabe, del primero en
que su base es igual á la de la sal marina. Hasta

i Seis libras de salitre me han producido cerca de dos onzas


de esta sal.
DE HISTORIA N A T U R A L . I4I

ahora creo que nunca ó rara v e z se había manifesta-


do esta especie entre las sales nativas.
Está bien demostrado que donde se forma el salitre,
las sales marinas de una y otra especie, se crian tam-
bién. Igualmente, p u e s , pueden encontrarse forma-
dos el salitre romboidal y el hexágono. L o s ácidos de
estas sales y sus bases; son obra de unos mismos ins-
tantes , y de las mismas circunstancias, esto e s , que
con iguales materiales , aunque siguiendo proporcio-
nes diversas , la naturaleza sin duda forma los ácidos
y los álkalis.
L a formación de "la potasa libre de combinación,
aunque en ninguna parte se encuentre así, es tam-
bién una de aquellas que á la naturaleza no le cuesta
mas que la de la sosa, que á cada paso encontramos.
Por libre de combinación entiendo la potasa, que co-
mo la sosa , no trae mas que el ácido aereo de Berg-
man , crético de B u q u e t , carbónico d e . & c . U n frasr
co de ácido nitroso mal tapado se v a cubriendo de sa-
litre por defuera , y en donde sus vapores alcanzan.
Otro tanto sucede al ácido marino , y puede ser al
ácido v i t r i ó l i c o ; de lo que infiero que un frasco de
ácido nitroso que sin obstáculo comunicase con el
ambiente , acabaría con llenarse de salitre.
Rara es la producción de estas diversas sales que
no arruina la solidez de las peñas y piedras en que
se van depositando ; y quando vienen á tomar pie
sobre los edificios, en cuya conservación nos intere-
samos , entonces sí que nos vemos muy al punto de
tachar en la naturaleza una fecundidad, que no tira
mas que á destruir rápidamente todos estos peque-
ños monumentos de la grandeza humana.
En Z a r a g o z a la eflorescencia del salitre borra y
obscurece cada día mas las pinturas, arruina las bó-
142 ANALES

vedas del famoso santuario de nuestra Señora del


Pilar.
Últimamente , en el Escorial reconocí que la sosít
y a v a carcomiendo, sin el menor respeto, aquellas so-
berbias columnas acaneladas,de mármol roxo del Pan-
teón ¡ y lo que mas me admiró fué el ver estas flo-
res alkalinas haberse circunscripto unos límites, que
según pude reconocer, no pasaban de la altura de un
hombre en todo el contorno de este monumento.
Para conocer ..la .naturaleza-'de estas-flores me bastó
el aplicarlas la lengua. L o que también se hace dig-
no de admiración es-el que á-los demás mármoles me
pareció que no les- habia tocado esta gangrena salina.
En la bóveda principal de la Iglesia del Escorial
se divisan unas berroqueñas y a acanceradas por las
sales.
Claro es que esta corrosión , que con el progreso
del tiempo se irá aumentando , es igualmente efecto
de una eflorescencia salina.
Y o no sé sí en Zaragoza será la escasez de pie-
dra de, sillería la que habrá determinado á preferir
el ladrillo para la mayor parte de los edificios , ó si
habrá sido el salitre, del que casi generalmente están
penetradas las primeras. .
L o cierto es que sería difícil encontrar una sola
. piedra sillar que no manifestase .la presencia del sa-
litre,
Pero no por esto se ha conseguido el preservarse
de su destructiva formación ; porque no solo los la-
drillos , mas aun los que están envidriados , y que
visten las paredes de las Iglesias, están continuamen-
te cargados de salitre; y según v i no se hallaría tal
v e z ni una casa en esta ciudad , cuyo pie no indicase
claramente en la humedad que le penetra el salitre
P E HISTORIA NATURAI,.

que le va royendo. L o mismo he de decir de las pie-


dras sillares con que está fabricado el. nuevo canal
que pasa un quarto de legua arriba de Zaragoza j to-
das sin excepción las hallé florecidas de esta sal.
IA qué causa se atribuirá tan rara disposición en
la atmósfera para producir mas salitre en un parage
que en otro? E l Ebro baña los muros de esta ciu-
dad : está construida sobre el fondo antiguo de este
rio. Este fondo es un suelo de guijarros rodados que
se vuelven á descubrir en el parage donde se ha abier-
to el canal. Esto manifiesta que el Ebro ha cubierto
de sus aguas, todo este terreno antes.de llegar al fon-
do que hoy tiene. ¿ Quién creería que el Tajo , que
hoy día.baña el pie de los jardines de Aranjuez, cor-
líese en tiempos remotos sus aguas sobre aquellas al-
turas- que forman la entr-ada de las llanuras de la Man-
cha? En acabando de pasar todo el declivio que separa-
á Aranjuez de estas llanuras, se entra sobre un terre-
no considerable formado de guijarros redondeados de
brechas ó almendrillas siliceosas, cimentadas por las
arenas. Tal fué el antiquísimo asiento del Tajo antes
de abrir el valle de Aranjuez.
Tal es también el origen de aquellos enormes
montones de guijarros redondeados que con tanta fre-
qüencia se encuentran en España á corta distancia del
fondo de sus grandes ríos, que los ha ido formando
sucesivamente la mutación alternativa de sus aguas
á derecha é izquierda. Pero quando estos montones
han venido á tomar asientos sobre.terrenos por los
que no han corrido los ríos, quando yo los encuen-
tro sobre montañas, que lejos de estar dominadas por
otras de mayor elevación , al contrario , dominan to-
das las adyacentes ; digo que estos guijarros, las are-
niscas , y las brechas de que son amasadas, no han
144 ANALES

podido ser conducidas sobre estos, cerros sino por ha-


ber descendido de alturas mucho mayores, de cimas,
en fin , 4e montañas que y a no existen. Tales son,
por exemplo , los que se descubren antes de llegar
á Martorel en Cataluña , los montes de pura bre-
cha , que rodean la fundición de S. Sebastian de la
M u g a , y que se encuentran tan dichosamente colo-
cadas para proporcionar piedras refractarias á sus hor-
nos. Tales son todavía las areniscas, y las brechas
que se descubren á la baxada de la Sierra-Morena
desde la Carolina hasta Baylen , Linares &c.
Estas brechas son formadas de los mismos quar-
zos, de los mismos granitos, y de los mismos horn-
steines que se descubren en la cadena de la Sierra-
Morena. Por la distancia de tres ó quatro leguas en
que se han extendido estas moles, de formación pos-
terior, se hace patente que de ningún modo las puer-
de haber originado la degradación de la sierra res-
tante. A l contrario , son los despojos de montañas
que han desaparecido enteramente; montañas, puede
ser, mas considerables que las de la sierra que subsiste,
que debían formar con ella una cadena mucho mas
ancha y mas internada en la Andalucía de lo que es
en el dia. Las solas areniscas de la Carolina demues-
tran que la sierra restante no tienen tal vez la quarta
parte de altura que hubo de tener en su remotísimo
origen.
Su degradación, que cada año , cada dia y cada
instante acelera con una rapidez que infunde miedo á
los viageros, da lugar á sentar esta proposición sin
temor de faltar á la verdad. En quanto al granito so-
bre que descansa la sierra, no es sino continuación
de la peña fundamental de las dos Castillas, aquella
que pasa por debaxo de Madrid, que ocultan los mon-
DE HISTORIA NATURAL. I45

tecillós calcáreos y yesosos antes de Aranjuez , que


sirve de fondo á las llanuras calcáreas de la Mancha,
que atraviesa la Sierra , recibe las venas de plomo
de Linares, y continúa puede ser mas allá del estre-
cho que separa los dos Continentes.
Pero volvamos al salitre para impugnar una opi-
nión errada de la mayor parte de los Naturalistas
extrangeros , que tal vez se hallará estampada en las
traducciones de Bowle6: es, que el salitre en España
se anuncia sobre las tierras por eflorescencia. Y o puedo
asegurar que no es el salitre, sino el vitriolo de magne-
sia, ó la sal de higuera, que se florecen así. E l salitre
atrae la humedad; y en la Mancha y Aragón mas bien
se tiene por señal para buscarle aquel viso de hume-
1
dad y frescura que entretiene en los terrenos en que
se cria, que no en otra alguna. En un viage que hice
en el mes de Setiembre de 1 7 8 7 desde Madrid á Bar-
celona , no cesé de ver la eflorescencia de este vitriolo,
aun esparcida en medio de los caminos, por espacio
de ocho dias seguidos. Pero lo que me causó mas no-
vedad fué el ver- entre Teray y Calatayud una mon-
taña de tal modo encanecida por esta s a l , que no pu-
de resistir el ansia de baxar del coche para asegurar-
me por mí mismo de que no era nieve. E l pais qas
media entre Calatayud y Fraga merecería bien los
pasos de un Naturalista.
146 ANALES

Historia natural de Vas•palomasdomésticas de Es-


paña y especialmente de Valencia, por D. An-
tonioJoseph Cav anilles.

T a n fácil es reconocer en las palomas el carácter ge-


nérico, como difícil el descubrir el específico de cada
casta. Las mezclas que se han hecho en las domésti-
cas han desfigurado sus formas, y han destruido en
parte los tipos primitivos. D e esta admirable confu-
sión han nacido las opiniones opuestas de los autores
1
modernos. BuíFon afirma que las palomas domésti-
cas, y aun las que fugitivas no han querido sujetarse
á lo que él llama esclavitud, forman una sola espe-
cie ; porque todas ellas sin distinción de magnitud y
de colores se juntan promiscuamente , y engendran
individuos fecundos que se reproducen. Según este
principio el perro y el lobo, el caballo y el asno, el
canario y el xilguero formarían tres especies sola-
mente; puesto que se juntan y producen animales fe-
2
cundos . JLinneo apoyado en los caracteres que ob-

0
1 Hístoire naturelle des Oiseaux tom. 2 in 4 . 1 7 7 1 pag.
492.
2 Un aficionado á la historia natural, que conocí en Bruse-
las, encerró en un quarto á un lobo y á una perra, y logró de
ellos varios cachorros, que encerrados en otro quarto produxéron
á su tiempo individuos fecundos.
E n la ciudad de Valencia una muía negra, que fué de D o n
Francisco Carra, montada por un caballo tordo parió en 2 2 de
Agosto de 176% una potranca, y á poco mas de dos años otra,
continuando así hasta siete crias. Dos fueron caballos y las cinco
yeguas de un castaño obscuro, animales todos hermosos y muy
ligeros. D e los siete cinco vivieron el que mas hasta tres años; una
yegua cinco que llegó á montarse; y un caballo después de haber
servido siete años al citado Carra fue vendido' á un calesero porque
se volvió algo loco. N o mamaron otra leche que la de la muía.
D e l canario y xilguero tenemos paxaritos fecundos.
DE HISTORIA N A T U R A ! . . ¿47.

servo en las palomas describió como especies, diversas


la tabellaría, laticauda,gyratrix, turbita hispa-
nica , domestica y otras ! ; bien que añadió una nota
en que manifestó desconfianza de sus caracteres, y
dixo /¿2! anatomía de estas aves decidirá algún dia
si son especies diversas ó solamente variedades. N o
pretendo determinar qual de estos autores se acercó
mas á la verdad, y me ceñiré á dar la historia natu-
ral de las palomas domésticas de España y especial-
mente de Valencia. L a confianza con que ellas viven
2
en nuestros palomares sin ocultarnos sus acciones
mas secretas, sus pasiones, costumbres y economía, y
las muchas observaciones que recogí en los años en
que estudiando estas aves hicieron mi recreo, me en-
señaron cosas útiles para ilustrar su historia.
El vuelo sostenido y rápido de ciertas palomas com-
parado con el pesado é interrumpido de otras qua
apenas pueden volar parece separarlas en dos clases,
que podemos distinguir con los nombres de ligeras
y pesadas. Estas últimas si exceptuamos las colipa-
Vas y rizadas, que son pequeñas y mal criadoras, son
muy corpulentas, pues pesan de i <j á 1 8 onzas sin
pluma, y producen grandes y sabrosos pichones con
que pagan al dueño el cuidado y gastos de mante-

1 Systema natura; vol. i. pag. 2 7 9 - 8 r.


2 E l clima templado de Valencia permite construir en lo al-
to de las casas azoteas sólidas expuestas á la intemperie, y sobre
estas se levantan los palomares> parecidos á torres quadradas de
varias dimensiones. Estos se componen de maderos, unos per-
pendiculares y otros horizontales que se dan mutua solidez, aun-
que dexan claros de bastante extensión, los que se cubren con
cañas texidas con firmeza. La parte inferior del palomar se abri-
ga y consolida con tabiques delgados, que forman una casita con
su techo correspondiente, en cuyo interior tienen las palomas
- sus nidos, y se refugian por la noche y en dias fríos.
148 ANALES

. nerlas. Se aprecian las ligeras, porque ademas de su


admirable fecundidad ofrecen variedades preciosas por
los colores y determinado número de plumas en las
alas y cola, diversion en los combates, y medios de
comunicar las noticias á largasdistancias. Todas mues-
tran deseos de vivir en sociedad con sus semejantes,
y no parecen tener otra ocupación que la de agra-
darse mutuamente, reproducirse y cuidar con sumo
esmero el fruto que resulta. A pesar de la timidez,
carácter peculiar de la paloma, hace esta frente íát,
quantos intentan robarle el fruto. Eriza sus plumas,
forma sonidos de indignación, y no bastando estos acu-
de á sus armas débiles, que son el pico y alas, sacu-
diendo con estas y picando con aquel al que se acer-
c a , cediendo solamente á fuerzas superiores. N i aun
entonces se desvia mucho del nido, al qual vuelve
inquieta quando le parece que no hay riesgo para
acariciar y fomentar su fruto; pero si no lo halla, ar-
rulla con tristeza, búscalo en vano por aquel recinto,
y cansada de buscar su robada prenda, después de un
dia de dolor empiezan consolarse con su consorte y.
renueva los cariños.
El macho es el primero que parece olvidar la pér-
dida de sus hijos, ó el que renueva su fuego para
preparar nueva cria. Se presenta entonces á la hem-
bra con toda su hermosura natural, que aumenta con
mil gracias. Centellean sus ojos, levanta el cuello,
ahueca la pluma, hincha el buche , extiende la cola,
que arrastra con arrogancia por el suelo al redoblar
, sus acentos y arrullo, é inclina la cabeza profunda-
mente á cada inspiración. Obsérvalo la hembra al pa-
recer con fingido desden para que sean mas expre-
sivos los obsequios: muéstrase luego menos esqui-
va j se acercan, se acarician mutuamente, y después.
DE HISTORIA NATURAL. I49
1
de varios movimientos suaves y gestos e x p r e s i v o s sa
juntan sin apagar el fuego que los devora, y que les
obliga á repetir los actos para perpetuar la especie.'
Nótase que el macho en los instantes que p r e -
ceden al a c t o , fingiendo tener comezón ó teniéndola
en realidad en el ala que mas dista de su hembra,
vuelve y baxa hacia aquella parte la cabeza con ade-
man de espulgarse, lo que repite con indecible v e -
locidad, hasta q u e levantando la cabeza halla su hem-
bra en la disposición correspondiente para consumar
la importante obra. T o d o esto me parece entrar en
el orden de la naturaleza; mas no los livianos des-
víos que he observado varias veces, viendo que con-
sumado el primer acto cubriendo el macho á la hem-
bra , baxa aquel y sube á su vez la hembra para cu-
brirlo como si fuera macho. ¡ Q u é contraste hace la
lubricidad de esta acción con el rubor que aparenta el
volver la cabeza en la precedente!
Fecundada la hembra buscan nido para depositar
el fruto: rara vez lo consiguen sin combates obstina-
dos y á veces sangrientos, ó para desalojar de él á
otras mas débiles, ó para lograrlo en competencia d e
sus rivales. Vencidos completamente sus enemigos,
defienden con valor la habitación, que preparan con
espartos, plumas y otros cuerpos secos y flexibles p a -
t r a colocar con comodidad'los, huevos que la hembra
ha de poner á los ocho ó diez días después de fecun-
dada. En este tiempo ni un-solo momento se aparta
el macho de la hembra, y en.los últimos dias la p i -
ca varias veces para que vaya al n i d o , temiendo al

i Xinneo al hablar de la paloma doméstica dice: "Antequam


eo'éant prius osculantuv. Syst. natura vol. i. pag. 2,72. Esto
sucede siempre, y lo he observado en todas las castas de que ha-
blaré luego.
|£5 ANALES

parecer que alguna casualidad la obligue á poner en


sitio que no está dispuesto.
Pone cada paloma dos huevos en menos de 24 ho-
1
ras ; el primero á las cinco de la tarde, y el segundo
á las dos de la tarde del dia siguiente. Quédase algu-
3
nos ratos sobre el primer huevo, y empieza la incu-
bacion continua quando tiene los dos. Esta dura 1 $
ó 1 6 dias en la primavera y-verano, y 2 1 en el oto-
ño é invierno. Un dia antes de estas ¿pocas empieza
el pichoncito á taladrar la cascara, haciendo una li-
nea circular de agujeritos, cuyo plano es perpendi-
cular al exe mayor del huevo, y ayudado del calor
de los padres hace un esfuerzo, separa en dos hemis-
ferios la cascara y sale de la cárcel. Aliméntanlo los pa-
dres los seis primeros dias con una masita que ellos
preparan en su buche, siguiéndose después alimentos
sólidos, que le suministran hasta que tiene 28 dias;
época en que empieza ya á comer por sí solo, y en
que ofrece á nuestro paladar un gusto delicioso; mas
sabroso sin duda que el que tiene después de haber
vivido algunos dias de su industria, en que se enxu-
v
gan sus carnes, y sus plumas crecen y se secan para
poder volar.
A los doce dias y aun antes de haber salido los
pichones renace el amoroso ardor mutuo de los pa-
dres , que obedeciendo ciegos á los impulsos de la na- t

turaleza no omiten diligencia para apagar su incen-


dio , poniendo la hembra á los ocho ó diez dias otro
par de huevos, que doblan los cuidados de los pa-
dres, obligados á empollar el nuevo fruto, y á ali-
mentar los pichoncitos que tenían.

I Buffon en la citada obra pág. 5 0 8 dice que la paloma po-


ne alguna vez los dos huevos en 2 4 horas, y en, el invierno en
el espacio de dos dias.
DE HISTORIA N A T U R A L . I 5 I

El trabajo de alimentar la prole se reparte con


igualdad entre él macho y la hembra; mas 110 el de
empollar ó la incubación, en la que alternan ambos.
L a hembra está sobre los huevos ó pichoncitós tier-
1
nos desde las tres de la tarde hasta las diez y me-
dia de la mañana siguiente, en cuyo tiempo la rele-
va el macho, permaneciendo inmóvil hasta las tres
en que la hembra vuelve á su tarea. Esta desigual-
dad de trabajos puede influir mucho sobre la que se
observa en la infidelidad recíproca, á pesar de los en-
2
comios que BuíTon prodiga á la castidad conyugal
de las palomas. E l macho como mas desocupado an-
3
da ocioso, y olvida su deber . Siempre dispuesto al
amor busca ocasiones de satisfacer su pasión; persi-
gue con alhagos las incautas palomas que la Casuali-
dad le ofrece, y no pocas veces consuma Ta traición.
L a hembra al contrario mas Ocupada ó menos lasciva
quando tiene huevos ó tiernos pichones, desprecia
por lo común los alhagos que á porfía le ofrecen los
ociosos: con todo no siempre resiste á las instancias re-
petidas y tiernas de estos,'ocupados en pervertirla.
V i un dia, quando el macho había entrado según
sü costumbre á relevar la hembra, salir esta á come*
y á pasearse por la azotea, expuesta á la vista de su
machOi Acudieron muy pronto'otros, y entré ellos uno'

1 Euffon ert la pág. g o p dé la citada obra dice que el macho


está sobre los huevos dos ó tres horas de seguida, y que repite
este trabajo dos veces en 2 4 horas alternando con la hembra. N o
afirma haberlo visto; y aun quando lo dixera podía oponérsele
hji observación..
2 Pág. ¿ 2 3 del citado libro.
3 Buffbn afirma en la pág. 5 0 8 que el macho está tranquilo
en el cesto mas inmediato al qtie ocupa la hembra puesta sobre
los huevos i y que pasa á relevarla quando está sale forzada por la
hambre.
I$2 ANALES

ó mas atrevido ó mas feliz la solicitó con tales ade-


manes , constancia y fuego, que la obligó á rendirse
voluntariamente, consumando el crimen á vista de su
macho propio. Apenas vio este desde el nido el des-
orden y su agravio, salió como una furia á la ven-
ganza, y aunque sorprehendió á ambos en el delito
solamente castigó á su hembra. Tomóle con el pico
porción de plumas del pescuezo, y sin soltar la presa
la arrastró por la azotea, sacudiéndola al mismo tiem-
po con las alas, hasta que le arrancó las plumas, y
entonces ella libre echo á huir volando. Satisfecho
al parecer el macho con la corrección que acababa de
dar á la delinqüente, volvió á su nido, y continuó
su ocupación. Es de notar que nada hizo al seductor
de su consorte aunque llegó á tiempo de castigarlo,
y que se contentó con corregir la flaqueza de sú hem-
bra , sin que el delito de esta influyese después en la
> paz que reynó. Este exemplo y otros que pudiera ci-
tar prueban que no hay en las palomas aquella fídeli-
lidad recíproca tan alabada por Burfbn : aunque es
muy cierto que rara vez se divorcian voluntariamen-
t e , y solo quando el capricho de sus dueños las en-
cierra separadas de dos en dos para este fin. En lo
demás pueden servir de modelo á muchos hombres,
porque se asisten mutuamente y se consuelan, y por-
que parten las cargas anexas á su unión en preparar
el nido, empollar los huevos y alimentar su numero-
sa prole.
Suelen hacer al año once ó doce crias especial-
mente las de la casta parda; y por esto se observan
en huevos quando apenas tienen pluma los pichón-
citos de la cria anterior. A pesar de esta fecundi-
dad que parece debia debilitar las fuerzas naturales
en pocos años, se conservan sin alteración.hasta los

\
y

DE HISTORIA N A T U R A L . I53

doce ó catorce , y algunas palomas crian aun ro-


bustos pichones curnplidos ya los veinte. ¡ Qué nu-
merosa prole dexaria cada par de palomas, si sus hi-
jos no sirviesen para nuestro regalo, ó si fuesen des-
agradables al paladar! Es cierto que entonces habría
menos motivos de franquearles el alimento necesario
y ciertas comodidades, que se pueden mirar como ne-
cesidades facticias en orden á estas aves domésticas.
Serian menos fecundas, y enfermarían tal vez si sus
habitaciones fuesen estrechas y sin ventilación; sí no
entrase en ellas el sol, y si el alimento fuera menos
substancioso que el que hoy reciben. D e la elección
del alimento creo que depende en gran parte el ser
mas ó menos sabrosos los pichones. Sonlo sobrema-
nera los de Valencia, porque allí se alimentan con
maiz, habas y echaduras casi en porciones iguales,
añadiendo alguna pequeña parte de linaza y de caña-
1
mones. Tres veces al dia se les reparte la comida, y
se verifican por la mañana, al medio dia y al fin de la
tarde, y se observa que beben copiosamente después
de haber comido. E l agua se conserva en bebederos
barnizados, muy limpios y cubiertos, quedando al-
rededor aberturas por donde las palomas pueden me-
ter la cabeza mas no el cuerpo ; porque de lo con-
trario se bañarían en perjuicio del propietario, re-
sultando de esto crias infructuosas y huevos hueros.
Sus habitaciones como queda dicho están en las azo-
teas, esto es, en lo mas alto de las casas, expuestas
al sol y al ayre, y en lo interior de aquellas los ni-
dos unos sobre otros en filas horizontales, todos al
abrigo de las aguas é inclemencia. A estas precaucio-

I Algunos suelen darles dos comidas abundantes , y otros


quatro.' L o cierto es que quantas veces comen otras tantas dan
de comer á sus pichones.
L 2
I£4 ANALES
nes y régimen, como a la calidad de los alimentos,
debe atribuirse la superioridad que los pichones de
Valencia tienen sobre los de Madrid alimentados con
algarroba. (Ervum tetraspermum de Linneo.) D e las
mismas causas proviene en gran parte la fecundidad
que en Valencia tienen las palomas, aunque mucho
mas de vivir en un clima muy templado sin los yelos
y nieves de Madrid.
Influye tanto en las palomas el frió, que á pesar
de ser e^te muy suave en Valencia produce efectos
muy notables, siendo él la causa de, malograrse algu-
nos pichones, y de que en todos se retarde la apti-
tud para criar. En verano empiezan á criar las pardas
á los quatro meses; las comunes á los cinco, y las pa-
lomas llamadas de la raza á los seis; pero en invier-
no se retardan un mes cada una de dichas castas. N o
es tan general esta ley que no tenga excepciones y
algunas extraordinarias; pues he visto un macho de
las pardas que fue padre antes de cumplir los tres
meses. Estas irregularidades se observan en casi todas
I
las especies de animales sin exceptuar la humana .
Otro fenómeno extraordinario noté en mis palo-
m a s , en cuyo numero se hallaron dos hembras sin
mucho propio, quando el orden natural las estimula-
ba á multiplicar la especie. Hicieron entonces íntima
amistad, escogieron un nido,, buscaron á hurtadillas
algún macho, y fecundadas pusieron quatro huevos,
que empollaron con incubaciones alternas, y criaron
los pichones. Sin duda hubo en el palomar algún ma-
cho infiel quando no hayan sido muchos.
T o d o interesa en la historia natural: todo debe

i E n un pueblo del R e y n o de Valencia parió con felicidad


una niña á los diez años y diez meses.
DE HISTORIA N A T U R A L . 155

estudiarse: aun aquello que parece desvio é irregular


rielad es digno de atención. Merécela también el len-
g u a g e que tienen las p a l o m a s , el qual aunque breve
es muy e x p r e s i v o , y nada equívoco para manifestar
sus sentimientos y deseos. E l arrullo redoblado y con
cadencia con que el macho solicita la hembra, es m u y
diverso del que articula en sus combates con otro ma-
c h o ; y ambos diferentes del bronco y repetido con
que llama al nido á su compañera. Parecido á este,
bien que mas s u a v e , es el ruido con que las palomas
avisan á sus hijos quando van á darles alimento, rui-
do que ellos distinguen de los otros, y esto se cono-
ce en sus impacientes movimientos, y en la especie
de silbidos que forman. D i v e r s o de los antecedentes
es el repetido breve y lastimoso con que expresan la
congoja al verse en manos enemigas, ó á punto de
perder su fruto; y diferente en fin el sonido breve y
bronco que forman al asustarse: de manera que un
observador atento y acostumbrado podrá conocer y
distinguir con certeza las acciones de las palomas con
solo oir su arrullo, y las varias modulaciones con que
lo alargan, esfuerzan ó debilitan.
N o es tan fácil distinguir el macho de la hembra
como en otros géneros de a v e s , cuyos machos tienen
señales ciertas y visibles en el color y desigualdad
de ciertas plumas, por las quales á la primera vista
se reconocen y distinguen de sus hembras. E l gallo,
el faysan, el gorrión para no citar otros se hallan en
este estado, pero no las palomas. C a d a casta tiene
sus caracteres peculiares, los que se hallan sin dife-
rencia alguna en el macho y en la hembra. C o n to-
do se observa que la hembra tiene las piernas mas
delgadas, mas pequeña la cabeza, y las plumas mas
menudas, delgadas y estrechas; pero estos caracteres
1$6 ANALES

que resultan de la comparación, no son tan manifies-


tos que todos los perciban, y parecen reservados so-
lamente para los que continuamente los estudian. Otra
señal hay menos equívoca en las agujas, esto es, en
los dos huesos puntiaguados que se extienden hasta el
ano en dirección casi paralela al ovispillo. Qnando las
puntas de dichos huesos se hallan poco menos que
unidas indican ser macho la paloma, y hembra quan-
do bien separadas. Pero como esta diferencia sea me-
nos sensible quando la hembra está mucho tiempo sin
macho, para distinguir este de la hembra sin equivo-
carse es preciso acudir á aquellas señales que dan los
machos puestos en libertad, como el marchar con ar-
rogancia y firmeza, el arrullar con redobles é hincha-
zón del buche, y mas aun el perseguir con tesón y
alhagos á otras palomas, '
Estas aves aunque por lo común prolongan su v i -
da con salud, padecen incomodidades y alguna enfer-
medad. X-a incurable es la vejez común á todos los
vivientes, caracterizada por movimientos tardos, por
caerles las alas que debieran quedar sobre el lomo y
cola hasta cruzar sus puntas, y por la dificultad de
prolongar el vuelo. Otra padecen casi siempre mor-
tal parecida á viruelas, y se manifiesta en multitud
de granos que les salen en las piernas, alas é inme-
diación de los ojos: esta es contagiosa, y por lo mis-
mo la paloma enferma debe separarse de las otras pa-
ra preservarlas del contagio y muerte. Menos fatal
aunque peligrosa es la enfermedad que podemos lla-
mar calentura continua , nacida del excesivo ardor
que enflaquece y pone tristes á las palomas que la pa-
decen. Pero sanan dándoles alimento fresco como
echaduras y maíz, y privándolas de los cañamones y
habas, añadiendo á esta dieta algún remedio que se
DE HISTORIA NATURAL. I57

les introduce en el buche: tal es un picadillo de ce-


' bolla y aceyte; ó tres ó quatro bolitas de acíbar del
tamaño de un grano de maiz. Estos remedios se de-
ben dar una vez al d i a , y repetirlos por quatro ó
cinco dias consecutivos. Suele también aprovecharles
otro remedio, reducido á arrancarles la cola, y re-
ventarles una ampolla que tienen en la punta del
ovispillo, para que salga el humor contenido allí. S e
observa en alguna paloma la enfermedad común á las
gallinas conocida con el nombre de pepita i pero se
libertan de ella con facilidad, arrancándoles el callo y
untándoles la lengua con un poco de ceniza y aceyte.
Padecen las palomas dos incomodidades, una con-
tinua causada por el piojo, que vive y se multiplica
en las plumas de los sobacos y cabeza, y otra perió-
dica que es la muda, la qual empieza entre Setiem-
bre y Octubre, y se termina en Noviembre. Duran-
te este tiempo van perdiendo sucesivamente las plu-
mas , que muy presto quedan reemplazadas por otras
nuevas, quando la paloma tiene robustez y salud.
D e manera que el no mudar en dicho tiempo indica
. enfermedad, y entonces es preciso arrancarle las plu-
mas á la paloma enferma, untarle el 'e'iierpo dos ó
tres veces con aceyte tibio, y con esto'curan y ad-
quieren plumas nuevas.
1
El piojo es un insectillo apenas largo de media
línea, y grueso como un cabello fino. Visto al mi-
croscopio ofrece una figura comprimida, transparen-
te , casi linear con siete articulaciones desde la parte
posterior hasta el nacimiento del primer par de pies,
, y otras tres desde estos hasta la cabeza que es algo

1 • Pedicnlus columba ocnatis. Lin. Syst. natura part. 2


vol, 1 . pag. 1 0 2 0 .
I gS ANALES

obtusa y mas estrecha que el resto del cuerpo: tam-


bién,es mas estréchala articulación que media entre
las tres superiores. Tiene seis pies, cada uno con tres
.articulaciones, de las quales ¡a inmediata al tronco
muy corta, la intermedia mas gruesa, y la última
algo delgada , que el animal mueve formando una
curva hacia atrás: los dos pares de pies inferiores son
iguales, el superior mas corto; este nace en la parte
lateral mas alta de la articulación del tronco mas pe-
queña, y el par intermedio en la mas baxa: las ante-
nas son aleznadas, flexibles y mas largas que el par
de pies contiguo á ellas. Este insecto se multiplica
sobremanera, y deposita sus huevecitos ó liendres
en la parte inferior del exe de las plumas. La nu-
merosa prole que se junta en cada paloma subsiste á
expensas de la pobre ave, que agitada muchas veces
por la comezón y cosquillas, y no bastándole el. picq
para matar sus enemigos, abandona los huevos y bus-
ca algún sosiego. Hállalo bañándose en a g u a ; pero,
este remedio es contrario á los intereses de su due-
ño. Suele también disminuir la multitud de aquellos
huéspedes incómodos estregándose con arena ó tierra
movediza j^que ella revuelve con las patas y alas in-
troduciéndola entre sus plumas. Por lo qual conven-
drá tener junto al palomar un montón de arena para,
este efecto. El remedio eficaz y pronto para dismi-
nuir y~casi acabar con los piojos, sera batir agua y
aceyte, y untar con esta mezcla los sobacos y cabeza
de la paloma, q u e después de secos se frotan para que
caygan los cadáveres de los piojos.
Quandp el gavilán ó alguna otra causa Tiirió gra-i
vemente la paloma, abriéndole el buche de modo
que la comida se pierda por la herida, es preciso co-
serle la abertura. Esta operación fácil y sencilla re.-
DE HISTORIA N A T U R A ! . I59

para él daño en breve tiempo sin incomodidad al pa-


recer de la paloma. También es precisa alguna vez la
operación de abrirle el buche para descargarle la ex-
cesiva comida, que hinchada por el agua llegaría á
sufocar el pichón ó paloma. La abertura se hace en
la parte inferior del buche, el qual, sacada la comi-
da, se cose y en breve se consolida.
Explicadas las costumbres, enfermedades y econo-
mía de las palomas; las, épocas en que estas se fecun-
dan, ponen y están aptas para reproducirse, conven-
drá individualizar las castas del sistema siguiente.

CLASES, ORDENES Y CASTAS


de las palomas domésticas.

CARÁCTER GENERAIt.

Pico recto cónico: la base de la mandíbula supe-


rior con dos tubérculos, y la extremidad algo corva.
Narices oblongas obliquas al exe del pico, medio
cubiertas con una membrana. /
Lengua entera.
En cada pie quatro dedos sin membranas, separa-
eos casi hasta la base, de los quales tres hacia delante,
f uno hacia atrás.
Observo. Varios autores, y entre ellos el del Dic-
cionario enciclopédico añaden por carácter de las pa-<
bmas el tener las piernas cubiertas de pluma hasta el
talón: pero faltando este á casi todas las domésticas,
b he suprimido como inútil.

CITASE I*

Carácter: Vuelo sostenido, mas ó menos rápido.


ANALES

ORDEN 1 ?

Carácter: Las doce plumas de la cola de un só­


lo color, diverso del color del cuerpo.
1
Casta i ? Cuerpo blanco: cola negra.
a
2 . Cuerpo blanco: cola ceniciento-azulada.
3
3? Cuerpo blanco: cola roxa.
4? Cuerpo negro: cola blanca. *
5
5? Cuerpo roxo: cola blanca.
6? Cuerpo gris: faxas en las alas: manto go­
6
teado: cola blanca.
7? Cuerpo ceniciento: faxas en las alas: man­
to nevado: cola blanca. t
-/•'
ORDEN 2?

Carácter'. Primeros remos de ambas alas de un


solo color, diverso del color del cuerpo.
8
Casta i * Cuerpo blanco: remos negros.
a? Cuerpo negro: remos blancos. 9

1 E n castellano se llama paloma culinegra: en valenciano co-


lóm culinegre.
2 En castellano cbliazul: en valenciano culisendrós.
3 E n castellano coliroxa ó colibaya según lo fuerte ó floxo
del color: en valenciano ctdirroig.
4 En castellano coliblanca de negro: en valenciano culiblana
de negre.
5 E n castellano coliblanca de juro: en valenciano culiblana
de roig.
6 En castellano paloma coliblanca de goteado: en valenciam
culiblanch de gotát.
7 En castellano coliblanca de nevado: en valenciano cul-
llanch de nevát.
8 En castellano alinegra i en valenciano alinegre. /
9 E n castellano aliblanca de negro; en valenciano aliblaich
de negre,.
DE HISTORIA NATURAL. l6l
1
3* Cuerpo roxo: remos blancos.
4* Cuerpo ceniciento: manto goteado: remos
2
blancos.
ORDEN 3?

Carácter: C o l a , remos, cuello y cabeza; de un


solo color, diverso del color del cuerpo.
Casta 1* Cuerpo negro: cola, remos, cuello y ca­
3
beza blancos.
2? Cuerpo roxo: cola, remos, cuello y cabe­
4
za blancos.
3? Cuerpo ceniciento: faxas en las alas: man­
to goteado: cola, remos, cuello y cabeza
blancos. 5
4? Manto ceniciento-azul sin gotas: cola, re­
6
mos , cuello y cabeza blancos.
Observ. D e la mezcla de las 1 5 cartas preceden­
tes salen palomas vistosas por la variedad y desorden
de colores, y se llaman en castellano figuras, y en
valenciano figures.
ORDEN 4?

Carácter: Alas con faxas: ú ojos cercados de una

1 E n castellano aliblanca de roxo: en valenciano aliblanch


de voig.
2 E n castellano aliblanca de goteado: en valenciano aliblanch
de gotát.
3 En castellano mongín de negro \ en valenciano mongí de ne-
gre.
4 E n castellano mongín de roxo: • en valenciano mongí de
voig. " ' .
5 E n castellano mongín de goteado: en valenciano mongí de
gotát.
6 En castellano mongín de azul: en valenciano mongí de cen*
drós.
ANALES

membrana encarnada, sin parecerse á las precedentes.


Casta i ? Cuerpo ceniciento: manto goteado: faxas
1
bayas.
2 * Cuerpo ceniciento: manto con gotas: fa-
a
xas de las alas y punta de la cola negra.
, 3* Cuerpo casi negro por la multitud de go-
tas sobre fondo ceniciento: faxas de las alas
3
y" punta de la cola negra.
4? Cuerpo ceniciento: manto nevado: pecho,
4
cabeza y cuello verdoso brillante. (

5? Cuerpo ceniciento-azul: faxas délas alas


5
y punta de la cola negras.
6? Pico corto: tubérculos de la mandíbula su-
6
perior muy abultados: ojos sin membra-
nas circulares.
7? Palomas, cuyo buche hinchado abulta tan-
7
to como el cuerpo.
¡ 8* Palomas que al volar dan muchas vueltas
8
baxando perpendicularmente.
9? Ojos cercados de una membrana encarnada:
tubérculos abultados: pico corto. 9

1 En castellano y valenciano gris.


2 En castellano goteada: en valenciano gotdt.
g En castellano prieta ó cargada : en valenciano carregát,
4 En castellano nevada: en valenciano nevát.
5 En castellano azid de la raza: en valenciano de la rasa:
en latin columba tabellaría. Lin.
6 E n castellano paloma de casta, y ladrona: en valenciano
ladre.
y En castellano buchona: en valenciano pitimflát: en latin
columba guturosa. Lin.: en francés pigeon grosse gorge.
8 En castellano paloma volteadora: en valenciano'coWyn r<?-
Jilador: en latin columba gyratrh: en francés pigeon collmtant.
$ E n castellano flamenquilla: en valenciano colém d'ull.
P E HISTORIA N A T U R A L . lOJ

C L A S E II?

Carácter: Vuelo corto y á veces difícil.

ORDEN ;?

Carácter: Cuerpo pequeño: vuelo difícil.


1
Casta i ? Plumas rizadas.
a? Cola de ocho á diez y ocho pares de plu-
2
mas.
ORDEN 2?

Carácter: Cuerpo muy grande y pesado: vuelo


corto.
Casta i ? Ojos cercados de una membrana colorada:
3
tubérculos abultados.
2 ? Ojos desnudos: pico largo. 4

ORDEN 3?

Carácter: Cuerpo mediano: vuelo masfirmeque


en los antecedentes.
z s
Casta i . Piernas cubiertas de pluma hasta los dedos.

1 En castellano rizada: en valenciano r'isát: en latín colum-


ha hispida. L i n . : en francés pigeon frisée.
2 En castellano colipava: en valenciano culipavo: en latía
columba laticauda: en trances pigeon paon.
3 En castellano paloma flamenca: en valenciano petér d'ulh
en latín columba. turcica: en francés pigeon ture, pigeon-baga*
dais.
4 En castellaoo paloma común grande: en valenciano petér;
en latín columba hispánica: en francés pigeon espagnol.
5 En castellano paloma común calzada: en valenciano rch
fuer calsát: en latín columba dasypus: en francés pigeon pattu.
164 ANALES
1
2 ? Piernas desnudas.
Las palomas contenidas en el sistema precedente
2
pertenecen á la primera división de Linneo , que
comprehende las que tienen iguales las plumas de la
cola. L a primera clase ofrece mayor número de castas
bien caracterizadas; porque los aficionados se han es-
merado en conservarlas puras, sin permitir se mezclen
á pesar de la inclinación mutua de las mismas palomas:
y aunque á veces logran menor número de pichones,
miran como recompensa el haber vencido dificultades
para conseguir algunos con todos los caracteres de la
hermosura de su casta. Los que solamente buscan fe-
cundidad en las palomas mirarán con indiferencia los
esfuerzos que otros hacen para poseer animales pre-
ciosos ; para conservar y perpetuar las bellezas de la
naturaleza; pero los que desean conocer las produc-
ciones naturales alabarán siempre el entusiasmo y cons-
tancia de los que menos interesados saben apreciar-
las , y se disputan la gloria de poseer dechados de her-
mosura en cada ramo. Tales parecen ser casi todas las
1
castas de la primera clase, y con especialidad las del
orden primero, cuyo carácter consiste en tener las do-
ce plumas de la cola de un solo color, diverso del c o -
lor de las restantes del cuerpo. Es tan esencial es,te
carácter que el infeliz pichón que saca en la cola al-
3
guna pluma contra el orden del color de su casta;
ó en el cuerpo la mas pequeña mancha pierde todo
el mérito. Suelen algunos hacerlo parecer perfecto,
cortándole dicha pluma cerca de la r a í z , lo que prac-

1
1 E n castellano paloma común: en valenciano roquéri en
francés pigeon mondain.
2 Cauda a;quali. Syst. natura pag. 2 7 9 .
g Esta pluma se llama cabera en valenciano.
DE HISTORIA N A T U R A L . l6g
1
tican también quando en la falsa cola se descubre
alguna extraña; pero este engaño se manifiesta al mu-
dar las plumas la paloma. Las de este orden son del
2
tamaño de las campesinas que se refugian en nues-
tras torres, y.tienen la cabeza aovada, menos prolon-
-
gada hacia él pico que dichas campesinas; el,pico cor-
to y cónico; los tubérculos poco hinchados; los ojos
brillantes, cercados casi siempre de una membrana cir-
cular encarnada, y las piernas sin pluma. Muchas tie-
nen una especie de corona de plumitas que en v e z
dé baxar unas sobre otras se levantan en la parte oc-
cipital ; y casi todas tienen desde la mandíbula infe-
rior hasta la parte inferior dej pecho un surco forma-
do de plumitas erizadas, llamado en Madrid repelón
ó chorrera, y en Valencia 'venera. Linneo llamó co-
3
lumba turbita á la que tiene este adorno pectoral,
4
y cuculata á la coronada: caracteres á la verdad
insuficientes para formar especies diversas; porque va-
rían con freqüencia, y se encuentran promiscuamen-
te en multitud de castas. N o son las de este orden
las que mas crian, ni las mas fuertes para el vuelo;
con todo siguen siempre la banda con rapidez, y sa-
can pichones perfectos, cuyo precio recompensa las
desgracias de otros que perecen.
Las palomas de las castas i , i, 3 , 4 y § son de
dos colores solamente, de los quales el uno es común
á todo el cuerpo; y el otro á las doce plumas de la
y
1 Esta es la que se halla debaxo las doce plumas de la cola
y se compone de otras muchas mas cortas y desiguales entre sí.
E n Madrid la llaman tapa-rabo, y en Valencia braga: de don-
de viene la frase colóm de braga neta, que conviene á las palo-
mas que no tienen la menor imperfección en ella.
2 En latin columba oenas. L i n . : en francés figeon bisstt.
3, En francés figeon- cravatte, figeon a gorge frisée.
4 En francés jjigeon-hiippé.
l66 ANALES

cola. Las de las castas 6 y 7 tienen varios; uno siem-


pre blanco en las doce plumas de la cola; otro pardo
ó negruzco en las faxas de las alas; otro azul verdoso
en el pecho, cabeza y cuello, y otro en fin gris ó ce-
niciento en el resto del cuerpo.
Las del segundo orden tienen por lo regular la
Cabeza mas prolongada y sin corona, y el pecho sin
repelón: en lo demás convienen con las del orden
precedente; pero la membrana encarnada de los ojos
que tanto se aprecia en las culinegras se tiene por de-
fecto en las aliblancas que deben tenerla blanca. Hl
carácter esencial de este orden no consiste solamente
en tener los remos de un color, diverso del color del
cuerpo, sino en el determinado número de dichos re-
mos que suelen ser los tres últimos de una ala y los
dos de la otra. Son mas estimadas por su rareza las
palomas que tienen dos en cada ala; pero si á excep-
ción de dichos remos tiene la paloma la mas pequeña
pluma de color diferente del del cuerpo, se desecha
como impura, y se destina á la muerte.
L a perfección de las palomas del tercer orden
consiste en el determinado número de los remos de ca-
da a l a , que deben ser siete en una, y ocho en otra
siempre blancos. Raras veces se observa mayor núirie-
ío de ellos;, y quando la paloma tiene ocho en una
ala y nueve en la otra es mas recomendable y de ma-
yor precio. Suelen ser algo mas pequeñas que las pre-
cedentes, y tener el pico mas prolongado: también
carecen de repelón y corona* Linneo llamó columba
galeata á las de esta orden, y Brisson, á quien siguen
él autor de la nueva Enciclopedia y otros Franceses,
gigeon-cuirassé.
Las castas del quarto orden forman la dilatada fa-
milia de las palomas llamadas vulgarmente pardas
DE HISTORIA NATURAL. 167
1
y azules. Estas son las mas fuertes para el vuelo,
las mas fecundas y las mas parecidas á las campesinas;
y por lo mismo las que han degenerado menos de las
que Buffbn y otros naturalistas miran como á tipos
primordiales. Todas, á excepción de las flamenquillas,
tienen la cabeza, cuello y pecho de un azul Verdo­
so , mas ó menos vivo : el pico prolongado: manchas
negras en la extremidad de las plumas de la cola, y
faxas bayas ó negras en las alas. Estas faxas que son
el principal- carácter de las palomas del quarto orden,
resultan de las ordenadas manchas que se observan
solitarias en cada pluma tectoria % las quales quan-
do la paloma camina ó está quieta se reúnen en forma
de cintas obliquas al lomo y algo curvas.
Hay mucha variedad en el manto ó lomo de es­
tas palomas. Tiénenlo algunas de un color cenicien­
to casi blanco sin la menor mancha, y otras con man-
chitas negras á manera de gotas. En muchas es aplo­
mado y á veces obscuro de un solo color; y en un
gran número está mas ó menos goteado, hasta pare­
cer negro con puntos cenicientos.
Todas tienen la facultad de hinchar el buche
quando arrullan; pero sobresalen en esto las bucho­
nas, cuyo buche hinchado abulta tanto como todo el
cuerpo, lo que Buffon atribuye á una particular con­
formación de sus óiganos: en este estado inclinan ha­
cia atrás el cuello y la cabeza, de modo que apenas
pueden ver lo que se les presenta por delante. Dicho
autor cita trece variedades caracterizadas por los di­
ferentes colores de sus plumas; pero yo hablo de las
azules, esto es, de las de manto ceniciento mas ó me-
1 Columba domestica. Linn. $yst. nat. pág. 2 7 9 .
2 Estas son las que se prolongan sobre los remos, y cubren
la mitad de su longitud.
M
i68 ANALES
nos goteado, cuyo cuerpo es algo mayor que el de las
campesinas.
Así como estas tienen la facultad de hinchar so-
bremanera el buche, hs ¿volteadoras tienen la de re-
montarse , y de dexarse caer de bastante altura dando
vueltas como una pelota en línea casi perpendicular.
Tan distraídas caen muchas veces que sin advertir el
riesgo llegan hasta los tejados, y dando contra ellos
se lastiman. Por esto piensan algunos que semejantes
palomas se atolondran, puesto que olvidan su propia
conservación; pero no me parece que esto deba atri-
buirse al decantado cautiverio como dice BufFon, por-
que en nuestros palomares están con suma libertad.
Las palomas de esta clase aman y reconocen tanto
el sitio donde empezaron á volar que es difícil acos-
tumbrarlas á otra habitación libre. Sobresalen en es-
ta especie de cariño y conocimiento las de la raza>
las quales siempre vuelven á su primer domicilio, aun-
que las transporten á doce leguas de distancia, y aun-
que las guarden encerradas dos ó mas años antes de
darlas libertad. Todas tienen el manto ceniciento mas
p menos claro ya sin manchas, ya con mayor ó me-
iior número de gotas casi negras; los ojos sin membra-
na circular, y el pico mas pronto corto que largo:
vuelan con rapidez y mucho tiempo: son esquivas,
y huyen quando alguno se acerca á ellas, y tienen
tanta fuerza en las alas, que quando tomadas en la
mano, se les extiende alguna al instante la recogen
con violencia. N o son todas igualmente finas, y cada
dueño pretende poseer las mejores, de donde provie-
nen las disputas y apuestas que se adjudican al' due-
ño de la vencedora. Para esto cada uno pone igual
número de pichones, quando, empiezan á comer sin
socorro, en el palomar quo ambos escogen.
DE HISTORIA N A T U R A L . 169

El depositario los pone sobre el palomar bien pro­


visto de comida y a g u a , y los dexa tranquilos quatro
ó cinco dias para que se acostumbren á él y reconoz­
can las inmediaciones. Espántalos después para que
vuelen, y espera vuelvan á su habitación, lo que suele
verificarse después de algunas horas. Continúa este
cxercicio dos veces al dia en los siguientes, con lo qual
se fortifican prolongando cada v e z mas el vuelo hasta
perderse de v i s t a ; y á los diez ó quince dias de pues­
tos en el palomar se transportan á una legua de dis­
tancia, y allí los sueltan para que vuelvan á su casa.
E l que vuelve sin su competidor gana la apuesta; p e ­
ro si todos v u e l v e n , se les exercita de nuevo durante
quatro ó cinco dias para verificar la segunda prueba
que se hace soltándolos á tres leguas de distancia. Si
quedan iguales se van exponiendo á pruebas mas di­
fíciles de c i n c o , ocho y doce leguas hasta cjue al fin
se decida la victoria.
i N o siempre es prueba cierta de valer menos los
pichones que se pierden en las sueltas; porque mu­
chos perecen perseguidos por e l gabilan que abunda
en los montes que deben atravesar: pero como todos
se exponen á los mismos riesgos, se declara vencedor
el que v u e l v e sin su antagonista. Así se aumenta el
1
número de diestras palomas que sirven de correo.
Transpórtase para este fin al sitio donde debe ocurrir
alguna novedad; y verificada se escribe en una cinta
de papel que se envuelve en la pierna de la paloma

I Columba tabellaría. L í n . L a descripción que este autor


da de su paloma, esto e s , cera lata carunculata allida, palpe-
bris nudis, puede convenir í nuestra paloma de la raza ;• pero no
la que Büffon dio de su pgeon-messager, parecido al turco por
su plumage o b s c u r o , y p o r tener los ojos cercados de una m e m ­
brana.
t

I70 ANALES

y se sujeta con seda: suéltase luego el a v e , la que le-


vanta el vuelo, y dando dos ó tres vueltas al rede-
dor del sitio donde la soltaron emprende el camino de
su casa con tal velocidad, que he visto volver algu-
na de ocho leguas de 8000 varas cada una en menos de
tres quartos de hora. Llega como es regular sedienta,
y apenas pone los pies sobre su palomar, se arroja al
bebedero, y entonces se corre la red para cogerla, des-
atarle el papel y leer su contenido. ¡ Qué admirable
instinto! ¡ ó qué vista tan perspicaz si con ella descu-
bren el norte de su carrera 1
Así se divierten en Valencia los aficionados á es-
tas palomas; y no percibe menor satisfacción el due-
ño quando descubre su paloma al volver de un largo
viage, que la que siente un Ingles ó un Mexicano al
ver que su gallo gladiator mata á su enemigo en el
campo de, batalla.
El gran numero de palomares que hay en Valen-
cia y el considerable de palomas que en ellos comen
y se multiplican ofrece á los Valencianos otra diver-
sión que consiste en los combates que se dan las ban-
das enteras de dos propietarios, decidiéndose siempre
la victoria á favor de las palomas fieles á su domici-
lio. Quando alguno hace volar su banda, la que lo
verifica en círculos concéntricos al palomar, cuyos diá-
metros varían, como también las alturas á que se ele-
Van las palomas, fuerza otro vecino la suya hasta que
ambas se encuentren, y mezcladas formen una sola.
Procuran entonces aturdirías con fuertes silbos y chas-
quidos, que las obligan á apresurar el vuelo, y,mu-
chas veces á perder el tino y a desconocer su habita-
ción. Continúan así como un quarto de hora fatigán-
dolas siempre con el fuerte ruido de los látigos: cesa
al fin este y le reemplaza un cierto silbo suave y ca-
DE HISTORIA NATURAL. lyi

riñoso; señal con que cada dueño llama las suyas á su


casa. Obedecen dóciles las palomas, y al separarse las
bandas confundidas suelen quedarse algunas menos
diestras en la contraria, con la qual se dirigen al pa-
lomar enemigo , descansando en él como si fuera .su-
y o : ven entonces que las inmediatas entran á comer,
siguen incautas su engañoso exemplo, y corrida la red
1
quedan prisioneras. N o puede el nuevo dueño dis-
poner de estas hasta que pase un día entero; tiempo
prescrito para que el antiguo acuda á rescatarlas por
el moderado precio de doce qüartos; pero si descui-
dado dexa pasar las veinte y quatro horas pierde to-
do el derecho que se transfiere desde entonces al
apresador.
También divierte la llegada de uno ó mas gabi-
lanes á la Ciudad, adonde acuden de los montes dé
Valdigna, Murviedro y otras partes. Apenas los des-
cubren las tímidas palomas quando intentan evitarlos
con la fuga. Sigúelas el enemigo, dirigiendov su vue-
lo por debaxo la banda para que esta se remonte: se-
párame de ella algunas para huir con mas presteza,
y á estas precisamente embiste el gabilan, forzándolas
á remontarse mas para alejarlas de la tierra, y quan-
do las ve ya bien altas, levanta su vuelo sobre la pa-
loma que quiere atacar, y se precipita contra ella co-
mo un rayo: huye la infeliz, muda la dirección, y
burla muchas veces las mañas del enemigo; pero si
poco cauta ó fatigada no puede evitar sus uñas que-
da entre ellas víctima del poder. E l gabilan para co-

, I En las inmediaciones de Hispahan suele el pueblo servirse


de sus palomas domésticas para coger las campesinas, que procura
envolver con la banda de las ya acostumbradas á esta caza; las
quales llevan á su palomar á las incautas que las siguen. Véanse
los autores que cita BufFon en la pág. 5 0 0 de la citada obra.
I72 AK A L E S
gerla da una media vuelta presentando á la tierra el
lomo, y las uñas al pecho de la paloma que vuela
sobre é l ; pero afianzada una vez toma de nuevo en ,
un instante su posición natural, y vuela llevando la
presa que mata á picotazos. Son muy freqüentes es-
-tas escenas quando crian los gabilanes, porque enton-
ces tienen polluelos que alimentar. Algunos cazado-
res se ocultan en la soledad inmediata al nido y los
esperan para robarles la presa, lo que consiguen fá-
cilmente disparándoles al pasar sobre ellos un tiro: es-
te ruido no esperado los asusta, y para huir sin em-
barazo abandonan la presa.
A las palomas de la raza se siguen las que en Ma-
drid llaman ladronas, y por excelencia palomas de
casta. Estas tienen la cabeza mas prolongada y los
tubérculos muy abultados; en lo demás se parecen
mucho á las de la raza, y con especialidad en el ca-
riño que tienen á su casa, y en el amoroso ardor que
las devora. A estas dos propiedades deben el empleo
que se les confia de seductoras; para que recorriendo
las torres de la capital donde se refugian y crian las
campesinas, que viven á expensas de los sembrados y
sudores del labrador, las atraigan con alhagos á la casa
de su dueño, y le paguen con repetidas víctimas la
habitación y comida que les prodiga. Para este fin se
tienen pareadas desde Mayo hasta fines de Octubre;
y á principios de Noviembre se les quitan todos los
machos ó todas las hembras según el capricho de los
dueños que las destinan al corso. Privadas así de sus
consortes, y estimuladas naturalmente á propagarla
especie, acuden inquietas á las torres para contraer
nuevos enlaces, lo que consiguen fácilmente por ha-
llarse allí multitud de palomas sin consorte ó lascivas
dispuestas al amor. Quando este las unió vuelven las
PE HISTORIA N A T U R A ! . I73

ladronas á sus casas en busca del alimento que hallan,


preparado, y las incautas campesinas que las siguen
para este fin ó bien para anidar caen en el lazo y que-
dan presas. Hay aficionados que en todas estaciones
tienen en movimiento sus palomas; porque siempre
hay ocasiones de seducción, ya porque en todos tiem-
pos quedan muchas privadas del consorte que mato
el cazador ó gabilan, ya porque sucediéndose las crias
van llegando los pichones á la época de propagar la
especie. Nótase que á veces ceden las campesinas á
los alhagos de las ladronas, pero esquivas ó amantes de
su libertad jamas entran en la habitación bien provis-
ta de su consorte, y que prefieren el trabajo de bus-
car en el campo su alimento á la facilidad de hallarle
en sitio sospechoso que miran con desconfianza. En
tales casos el macho ladrón se establece con su com-
pañera campesina en una torre, y viene á comer mien-
tras cria los pichones; y quando estos empiezan á vo-
lar los conduce sin intención al cautiverio, pensando
ahorrarles la fatiga de buscar por los campos la comi-
da necesaria. Es desconocida en Valencia esta diver-
sión, porque no se ve en la capital paloma alguna
campesina: todas se alimentan á expensas de sus due-
ños : ninguna perjudica al labrador.
Las flamenquillas que ocupan el último lugar de
la primera clase, sirven como de paso á la segunda,
de la qual se separan por su vuelo bastante rápido y
sostenido; pero se distinguen igualmente de todas las
castas precedentes por el plumage que varía sobrema-
nera. Algunas son enteramente negras, otras blancas
y muchas matizadas, cuyos colores no guardan sime-
tría. Su carácter es el tener los ojos cercados de una
membrana circular encarnada, los tubérculos abulta-
dos , el pico corto, y la cabeza menos prolongada.
174 ANALES

Explicadas las castas de las palomas interesantes


por el orden y número de plumas, cuyos colores con-
trastan con los demás del cuerpo, recorramos con bre-
vedad las de la segunda clase. Si exceptuamos las ri-
zadas y colipavas, especies distintas y muy extra-
ñas por sus caracteres, en las demás solamente se apre-
cia su fecundidad, y él sabroso manjar que nos pro-
porcionan. Por esta razón los aficionados han mirado
con indiferencia, los colores y no pocas veces el ta-
maño , mezclándolas promiscuamente hasta destruir
en gran parte los tipos primitivos. Siendo, pues, muy
difícil y apenas útil describir todas las variedades que
se conocen, las he reducido á quatro castas, número
casi igual al que BuíFon señaló al hablar de estos ani-
males sumamente fecundos, que por esta causa llamó
mundanos ó carnales f.
E l carácter de las palomas rizadas consiste en que
las hebras ó rayos paralelos de que se componen las
plumas, no estén como pegados unos á otros, como
sucede en-las demás castas, sino libres y'mas ó me-
nos rizados. Esta conformación extraña se opone á
que vuele el animal, porque sus alas forman un cuer-
po desunido, por cuyas aberturas pasa el ayre qua
debia sostenerlo. Las rizadas varían en el modo, co-
lores y tamaños. Haylas blancas, algo mayores que
tórtolas, las quales tienen tan rizados y desuñidos los
rayos de las plumas, que no pueden volar absoluta-
mente: otras los tienen menos desunidos, son del ta-
maño de las campesinas, tienen varios colores y coro-
na. Pero todas se mantienen mas por su extrañeza
que por la utilidad, pues malogran con frecuencia
las crias: y por esto para perpetuar la casta los aficio-

X. Pigeon-mondain. BuíFon pág. 5 0 7 .


DE HISTORIA NATURAL. 17$

nados suelen poner los huevos de las rizadas á alguna


de las pardas, que puso los suyos en el mismo dia, y"
cria después robustos los pichones que resultan.
, Las colipavas para ser preciosas deben tener 36
plumas en la cola; también se estiman las de 34 á
285 pero baxando de este número desmerecen á me-
dida que se acercan á las ordinarias. Su ancha cola
las impide Volar con libertad; pero ella las suministra
un peculiar adorno quando están paradas, y mucho
mas quando el macho y la hembra procuran agradarse.
Abrenla entonces en forma circular como los p a v o s , y
la inclinan hacia adelante, doblando al mismo tiempo
el cuello y la cabeza hasta tocar la cola. Esta postura
violenta y contracción de músculos produce un cierto
temblor eñ todo el cuerpo, que cesa quando las par-
tes vuelven á su estado natural. E l color varía mu-
cho en esta especie, que como la precedente desgra-
cia muchas crias.
Las flamencas y comunes del segundo orden son
pesadas, y grandes como pollas; y se distinguen entre
sí por la mayor ó menor hinchazón de los tubérculos,
y por tener ó no la membrana encarnada alrededor
de los ojos. Son fecundas y hermosas; Vuelan poco
y ' c o n estrépito; pero varían tanto en los colores que
es imposible fixar límites para distinguirlas. Las hay
blancas, negras, bayas y coloradas; pero comunmen-
te con matices de muchos colores sin orden ni simé-
tría ; observándose muchas Veces que los hijos dege-
1
neran del color dé los padres, volviendo á sacar los
que tuvieron sus progenitores.
Las comunes del orden tercero deben preferirse á
las precedentes en quanto á la ¡ utilidad que rinden,
porque son mas fecundas y malogran pocas crias: su
tamaño guarda una medianía entre las campesinas y
I76 A N A L E S

flamencas como también su vuelo. E n los colores r e y -


¿ a la misma variedad que en las antecedentes. L a s
calzadas tienen el inconveniente que llenándose las
patas de lodo y de cuerpos extraños ó enfrian los hue-
vos, ó los rompen alguna v e z .
Tales son las observaciones que he creído útiles
para ilustrar la historia de las palomas domésticas. E l
lector instruido podrá añadir otras para completarla.
k v : 1
f* .7. ' ** 'S-. 'v. 'I * • * * ; . . -'>A'* V''v ' ^'*'Vi'*'
1 r
' " • " N. ' '•' ^ . ' * . . , . . .'.„ 1 • , : : •* * ,... 1-1-,** L / > r,í S ¡ I"'J4
t "í í** yt f¿ T

Piedra melada 6 Honigs.tein de los Alemanes, for


''el ciudadano Ch. Coquebert, traducido del Fran-
cés for Don Christiano Herrgen. *

I_/os bellos experimentos que el ciudadano Q u y t o n


acaba de hacer sobre el diamante, me, han hecho pen-
sar en la substancia que forma el objeto de la presen-
te descripción que por algunas de sus propiedades se
acerca al diamante. E l único, parage en que nos cons-
ta hasta ahora haberse encontrado este fósil, es la mi-
na de madera bituminosa fósil, beneficiada cerca de
Arteren en T u r i n g i a . Ocupaba las paredes de una
hendidura estrecha, donde se hallaba en cristales las.
mas veces aislados, y algunas diversamente agrupados,
pero enlazados unos con otros. Esta hendidura se ha-
lla inaccesible diez años h a c e , y la piedra melada no.
se ha vuelto á encontrar en los demás parages de la
misma m i n a ; de modo que este fósil es de los mas

* Bulletin des sciences par la societé pniloniatiqui. An. 8,


mm- sspág- 65- . •, ';
Se.verá p o r la presente descripción que la piedra melada p e r -
tenece ;í la combinación del carbono en él rey no m i n e r a l , y debe
añadirse á la serie de combinaciones, de cjue ha tratado en la
pág. 1 x 6 de este número.
DE HISTORIA N A T U R A L . I77
faros especialmente en los' gabinetes de Francia.
Karsten pretende, no obstante, que este mismo fósil
se ha hallado también en la Suiza, acompañando al
asphalto.
Sus cristales presentan siempre la forma octaedra,
son medio transparentes, brillantes en su superficie, y
de color amarillo mas ó menos claro, variando desde
el amarillo de azufre hasta el melado, lo que proba-
blemente habrá dado motivo á que los mineralogis-.
tas Alemanes le diesen una denominación tan impro-
pia. Esta substancia es tierna y frágil. Su raya repre-,
senta un color blanco amarillento: y su fractura, aun-
que concheada ofrece una textura folicular.
Por los experimentos del ciudadano Gillet-Lau-.
mont, referidos en el diario de Física del mes de
Noviembre de. 1 7 9 1 , sabíamos ya que la piedra me-,
lada, no hallándose aislada, no es eléctrica por frota-
ción : que. el fuego no la funde: que el ácido sulfura
co no la ataca; y que fuertemente calentada al sopler.
te se ennegrece, reduciéndose luego á cenizas sin ar-
der en llama, y exhalando vapores, cuya naturale-
za no ha podido indagar este mineralogista, por ha*
ber sido sumamente corta la cantidad de dicha subs-
tancia que destinó á sus experimentos; quedó no obs-
tante demostrado con evidencia, que la piedra melada
es de una naturaleza muy distinta de la del succino, al
qual se asemeja bastante en su "exterior.
Algunos químicos de Alemania que pudieron pro-
curarse este fósil con mayor facilidad, nos han dado
su análisis completa. E l profesor Lampadius, en su
colección de Memorias de Química, dice, que 1 0 b
partes de este fósil se componen de 80 hasta 90 de
carbono, 3 de agua de cristalización, algunos átomos
de hierro, 3 y ¿ de alúmina, y 2 de sílice. Estas dos-
I78 ANALES

últimas tierras no pertenecen tal vez á la naturaleza


de este fósil, y le son sin duda extrañas. El mismo
químico pretende que la piedra melada se disuelve en
el ácido nítrico, á excepción de la pequeña porción
de silice que contiene. Habiendo dirigido sobre este
fósil por medio del soplete una llama alimentada
por el gas oxígeno, le vio arder con resplandor blan-
co , después de haber empezado por ennegrecerse co-
mo el carbón; acabada la combustión, no quedó mas
residuo que las tierras y el hierro que se habían mani-
festado ya en la análisis*
Este fósil, encendido y suspendido en una cairipa-
na llena de gas oxígeno, arde con fuerza. El agua de
cal echada luego en esta misma campana se enturbia
y adquiere un color lácteo; puesto en él nitrate de
cal en fusión le hace decrepitar con fuerza. Estos ex-
perimentos demuestran bastante que la parte tonsti*
tutivá, dominante y característica de la piedra me-
lada es el carbono, principio que se halla en ella
transparente y cristalizado como en el diamante , pero
con mucha menor dureza; lo qual tal vez provendrá
de las substancias heterogéneas con que está unido.
El ciudadano Hauy cree que el octaedro de este
fósil, aunque distinto del octaedro del diamante, puede
muy bien derivarse de la misma figura primitiva.
Parece por consiguiente que en una clasificación
metódica de minerales, la piedra' melada debe colo-
carse entre los combustibles en el género del carbono,
inmediatamente después del diamante.
GOODENIA OVATA . ТаЬ.Ь
COODENIA HETEROPHYLLA. Tab, $
S C A V Ó L A HI SP I D A . Tab. i p.
ANALES

DE HISTORIA NATURAL.

NUM? 3?
Щ 11

Dill 141'vi
1
V

II

I
ARTÍCULOS

CONTENIDOS EN ESTE NUMERO.

Observaciones sobre el suelo, naturales y plantas


del puerto Jacksony Bahía-botánica, por Don
Antonio Joseph Cavanilles 181
Observaciones botánicas, por el mismo 240
Materiales pata la geografía mineralógica de
España y sus posesiones en América, por Don
Christiano Herrgen 246
Aragonito , por el mismo 257
Esparraguina de Jumilla en Murcia, por el
mismo 266
Informe sobre el Petun-se de la villa de Baños^
por D. Domingo García Fernandez 264
Otro sobre las minas de cobre y hierro de Lu-
brin , por el mismo z6S
Otra sobre las de plomo de la Carolina, por el *
mismo,,.,, , 268
Otro sobre la tierra de Castiliscar ,por el mismo. 270
Examen de las cenizas de las castañas de In-
dias, por D. Gregorio Bañares 274
Experimentos acerca de la orina, por D. Luis
Proust. 275
Observaciones de las alturas del barómetro y de
los grados del termómetro hechas en el viage
al Pico de Tenerife , por D. 'Joseph Várela y
D. Luis de Arguedas &c : ,., 288.
Alturas de quatro montes de América 2_p <5"
Carta sobre la erupción del volcan de la monta-
ña de Venge cerca del Pico de Teyde, por Don
Nicolás Segundo de Franqiii. 2$j

A
ANALES

DE HISTORIA N A T U R A L .

MES DE MARZO DE 1800.

0 c
NUM. 3

,15

Ü DE ORDEN SUPERIOR.

MADRID EN LA IMPRENTA REAL.


POR D . P E D R O J U I I A N P E R E Y R A , IMPRESOR D E C Á M A R A D E S. M.

ARO DE 180O.
OBSERVACIONES

SOBRE

EL SUELO, NATURALES Y PLANTAS


N

DEL PUERTO JACKSON Y BAHIA-BOTANICA.

POR P. ANTONIO JOSEPH CAVANILLES;

lía Nueva-Holanda, aquella grande isla meridio-


nal que visitaron muchos Holandeses desde 1 6 1 6 has-
ta 1 6 8 8 quedó poco menos que inútil para la instruc-
ción pública; porque nadie fixó sus límites ni dio no-
ticias circunstanciadas de sus costas. Vino después la
paz en 1 7 6 2 , y renacieron los deseos de descubrir
tierras. Hicieron expediciones útiles la España, Fran-
cia é Inglaterra; pero se distinguieron sobremanera los
Ingleses, cuyo Gobierno confió la importante empre-
sa al célebre Срок. Descubrió este multitud de islas,
y examinó prolixamente las costas orientales de la
Nueva-Holanda , dándonos' descripciones exactas de
muchos puntos importantes. Merecióle particular aten-
ción el situado á los 34 grados, , y le dio el nombre
de Bahía-botánica por la estrañeza, variedad y mul-
titud de vegetales. Exaltada su imaginación con los
nuevos objetos que por todas partes descubría , y
por la bondad del puerto, dio á aquel recinto elo-
• gios exagerados: creyó ver deliciosos prados, que na-
die ha podido verificar después; y suministró á su
Gobierno ideas lisonjeras de fundar allí una colonia
ventajosa á su comercio y prosperidad. Adoptóse la
idea, se examinó el proyecto, se aprontaron naves
182 ANALES

y quanto exigía una empresa tan complicada y vas-


ta: y en M a y o de 1 7 8 7 salió de Inglaterra la expe-
dición , desainando para poblar aquel pais inculto á
los malhechores de ambos sexos, ó de costumbres es-
tragadas; perniciosos por lo mismo á la sociedad cul-
ta. L l e g ó el convoy á su destino en 18 de Enero de
1 7 8 8 , y fondeó felizmente en Bahía-botánica. R e -
conociéronse entonces prolixamente sus inmediacio-
nes , y reputadas inútiles para la colonia, se dispu-
so transferir el convoy al puerto Jackson, distante
por tierra de dicha Bahía poco mas de cinco millas,
y diez y media por mar. Ademas de ofrecer este puer-
to la mayor seguridad y extensión de quantos se co-
nocen en el mundo, pareció menos ingrato el suelo
de las inmediaciones, y la tierra mas apta para la agri-
cultura ; por lo qual se escogió sitio para fundar la
metrópoli de la Nueva-Gales meridional; y en 15 de
M a y o se puso la primera piedra en las cercanaís de la
ensenada Sydney. En aquella época y en los años si-
guientes hicieron los Ingleses varias excursiones tier-
ra adentro; formaron sucesivamente tres poblaciones
en la orilla meridional de la ria y puerto; y reduxé-
ron á cultivo porción de tierras, que en breve toma-
ron nuevo aspecto, y dieron frutos sazonados.
Llegaron los Españoles á la N u e v a - G a l e s á fines
de Marzo de 1 7 9 3 , y fueron recibidos con cordial
afecto, y sin la menor reserva. Penetraron unos por
aquellas tierras, llevando guias y soldados ingleses para
su defensa; y otros recorrieron los puertos, ensenadas y
rias, levantaron planos, é hicieron observaciones. Por
estas hallaron: 1 ? que la marea creciente en el puerto
Jackson es de cinco horas, la vaciante de siete, y la
mayor elevación de las aguas de tres pies sobre el ni-
vel ordinario: 2? que la punta Banks de la Bahía-
DE HISTORIA NATURAE. 183

botánica está á los 34 grados de latitud meridional, y


o
á los 1 5 7 30" de longitud oriental de Cádiz:
3? que la punta septentrional de la entrada del puer-
o
to Jackson se halla á los 3 3 49/ y 40" de la misma
o
latitud; y á los 1 5 7 58' y 2 3 " de dicha longitud:
4? que el puerto se prolonga de oriente á poniente
con corta declinación al norte, dexando por todas par-
tes espaciosas y seguras ensenadas, y en medio un an-
cho mar, que se estrecha sucesivamente hacia po-
1
niente , formando una fia desde Jackson á Parama-
tta , y un riachuelo desde aquí á Tunghave: que
la boca del puerto tiene poco mas de una milla dé ex-
tensión , y que desde ella al establecimiento mas oc-
cidental hay 27 millas y media: 6? que la montaña
de la vista (próspect h i l l ) donde tienen algunas ca-
sas dista de Paramatta 6 millas f con rumbo al sur
o
7 8 oeste; y Tunghave milla y media del citado pue-
o
blo Paramatta con rumbo al norte 8 1 oeste : 7? que
Paramatta dista de la punta sur , entrada del puer-
o
to, 1 9 millas y media con rumbo al norte 8 3 oes-
te ; y Jackson 8 millas de la misma punta con rum-
bo al sur 6$° oeste. Fueron tan exactos los planos le-
vantados allí por nuestros Españoles, especialmente
el topográfico desde el origen de la ria hasta la boca
del puerto, que no solamente merecieron la aproba-
ción de los Oficiales ingleses, sino que también elo-
gios distinguidos, á pesar de haberles estos precedido
en semejantes operaciones. También les habian prece-
dido en el examen del suelo y producciones vegeta-
les ; y en observar las armas, costumbres y conforma-
ción de los naturales del pais; pero para conocer el

1 Según la relación de Juan White la metrópoli de la colo-


nia debió llamarse Albion: no sé por qué los nuestros la llaman
Jackson.
184 ANALES

esmero con que los nuestros desempeñaron su comi-


sión, oigamos á D . Luis N é e , que iba como Botánico
del viage al rededor del mundo.

ESTADO DE LA COLONIA, Y NATURALEZA DEL SUELO.

L a poblacion.de Jackson, dice , ocupa lo peor de


la colonia, y sus cercanías apenas son aptas para la
agricultara, reducidas á peñascos, arenales y terrenos
muy áridos. Los colonos sumamente afables se han
esmerado en utilizar los campos inmediatos á sus ha-
bitaciones á fuerza de porfiados trabajos y sudores. E l
suelo es muy diverso á media legua del pueblo en am-
bas riberas de la ria, presentando en todas partes una
tierra virgen: y fecunda. El puerto es seguro y abriga-
do ; excelente el desembarcadero ; abundante la leña;
deliciosa el agua, aunque distante del puerto; y la
policía admirable, á pesar de sujetarse á ella hombres
que fueron la escoria de su patria. A dos millas del
pueblo se ve la hacienda que mandó hacer el Gober-
nador situada en un terreno fértil, cercado de estacas,
y dentro del recinto una buena casa y abundantes
aguas..No es inferior en calidad la extensión que me-
dia entre la hacienda y los tejares, y es regular se be-
neficie todo quando sean mayores las fuerzas de la
colonia.
Como debiamos permanecer en aquel sitio un
número determinado de dias (que fueron 2 7 ) , quise
aprovechar todos los momentos para llenar el objeto
de mi comisión, y salí á herborizar todos los días
quando las lluvias no lo embarazaron: emprendia,siem-
pre mis excursiones dadas las nueve de la mañana,
porque hasta entonces dura allí el copioso rocío, que
equivale á una buena lluvia. Así recorrí varias veces
DE HISTORIA N A T U R A L l8£

y en direcciones diversas los cerros inmediatos á Jack-


son, colectando siempre preciosas plantas. Destiné
un dia para ir á Bahía-botánica, y salí de la población
á las quatro de la mañana en compañía de dos sol-
dados armados para defenderme de qualquier insulto
que intentasen los naturales del p a i s : hallé las estre-
chas sendas cubiertas de espesas matas tan cargadas
de rocío, que en poco tiempo me mojé hasta la car-
n e ; y el terreno árido , sin mas aguas que las llove-
dizas, detenidas en dos ó tres pantanos. Algunos tre-
chos cortos quedaban arbolados, otros cubiertos de
vistosos arbustos y matas, y los restantes casi sin v e -
getales: los que allí observé fueron con corta dife-
rencia los mismos que. en las cercanías de Jackson.;
Pocos distritos vi aptos para la agricultura, distin-
guiéndose entre estos algunas hondonadas de tierra
casi negra , pero sin agua : parecida í estas es la lla-
nura de una media legua, cercada de humildes coli-
nas , y situada casi á igual distancia de Jackson y de
Bahía-botánica, donde creo se darían bien trigos y
cebadas; ya por ser copiosos los rocíos y freqüen-
tes las lluvias en su estación, ya por crecer con loza-
nía varias especies al parecer de melaleuca *, cañas
y cirpos que indican ocultarse alguna humedad en
aquel suelo, compuesto en gran parte de despojos de
vegetales, que arrastrados llegan allí con las aguas
que se sumen.
M e acercaba ya hacia la costa, y media legua an-
tes de llegar á la Bahía encontré un valle y un arro-
yo de agua dulce en tanta copia, que.bastaría para
fertilizar el suelo. Es en gran parte pantanoso, y se

i En mi I V tomo de Icones describí estas plantas, que son


Metrosideros y Leptospermos.
(, . f
l86 • " ANALES
1
podría destinar al cultivo del arroz , hasta que dan-
do curso á las aguas detenidas, y desecado se convir-
tiese en huertas de maiz, panizo & c . También encon-
tré un grande rio, que los naturales visitan con sus ca-
noas para pescar quando no pueden hacerlo en el mar,
y lo atravesé sobró el tronco de un árbol que allí sir-
ve de puente en baxa mar. M i marcha era' detenida y
por rodeos como debe ser siempre la de un botánico;
y por esto me alcanzó junto al rio Salado el Capitán
Johnston con sus compañeros, aunque salieron de
Jackson algunas horas después de mi partida. L l e g u é
en fin á la playa, que registré hacia el oriente por mas
de una legua. T o d o el suelo se compone de arenas
sueltas en las cercanías del mar, quedando entre este
y los cerros opuestos arroyos y pantanos de agua sa-
lobre , que se puede beber. E n la playa encontré tres
especies de armuelles, de las quales una fruticosa; tres
convólvulos, uno muy parecido al soldanela; dos ra-
núnculos ; y entre otras muchas plantas tres geranios,
uno semejante al columbintim,y otro algrossularioi-
des de Linneo : en los pantanos algunos juncos y tres
droseras nuevas: algo mas apartado del mar el ca-
suarina, el mangle, común también en Filipinas, y
varias especies de banksia con criptogamas muy cu-
riosas. T a l es Ja multitud de plantas que allí crecen,
que para colectarlas y conocerlas por menor es preciso
vivir muchos años en las cercanías de la Bahía.
Satisfecha mi curiosidad y cargado de plantas em-
prendí mi camino para J a c k s o n : llegué al citado rio,
que no pude atravesar por las crecidas aguas de la ma-
rea , y aguardé que disminuyesen, empleando el tiem-

i E n una nueva colonia donde deben conservarse los indi-


viduos y su prole, no-conviene introducir un cultivo destructor de
nuestra especie corno es el del arroz.
DE HISTORIA NATURAL. 187

po en aumentar mi colección con ocho plantas de la


clase X I X , dos de ellas xerantemos; muchas de la
clase V , y mayor número de la X I I y X I I I . Atrave-
sé en fin el rio , continué el camino cogiendo nuevas
plantas,y llegué felizmente á la población, donde ex-
tendí y sequé mi rica colección, robando los momentos
al descanso y sueño. Hasta qué punto llegue la exac-
titud de estas expresiones lo conocerá el que prendado
de Flora se haya consagrado en su obsequio para au-
mentar las riquezas del reyno vegetal: el que sepa
que en 27 diás colecté mas de mil plantas, y de cada
una varios ramos.
Ansioso de hacer nuevos descubrimientos empren-
dí otro viage el dia 5 de Abril en busca de Parama-
tta , nueva población de la colonia, distante de Jack-
son hacia poniente mas de 1 6 millas; y para poder
reconocer las dos riberas de la ria me embarqué en un
bote, acompañado de un soldado ingles y de quatro
marineros, tomando el rumbo hacia poniente. Iban
quedando en las riberas espaciosas ensenadas, que se
pueden mirar como puertos bien-abrigados: sus orillas
se componen de peñascos de poca altura, cuya natu-
raleza es arenisca, y semejante á la de las peñas que
desde allí siguen hasta la boca del puerto, sin verse
nunca piedra alguna caliza; falta perjudicial á los pro-
gresos de la colonia. D e aquí la dificultad suma de
acopiar mortero para los edificios, y la escasez de abo-
nos útiles en lo sucesivo. Vense las riberas, bien vesti-
das de árboles, por lo regular de poca altura, porque
los mas ocupan un suelo peñascoso y estéril, desco-
llando de trecho en trecho algunos á quienes cupo
mayor frescura y mejor tierra.
Casi á la mitad del camino y á la izquierda de la.
ria se ven algunas casas, cuyos habitantes, han des-
l88 ANALES

montado en parte aquel terreno virgen y apto para 1&


agricultura. Arrimamos hacia la orilla libre de peñas-
eos en frente de una de las casas, y salté á tierra para
observar el suelo y sus producciones. V i que en las
cercanías de la ria era arenisco; negruzco pingüe y
de mucho fondo entre aquellas y los cerros septentrio-
nales , y por consiguiente apto para todas produccio-
nes : en efecto cultivaban en él los industriosos colo-
nos m a í z , y toda especie de verduras y legumbres, c o -
mo judías, guisantes, berzas, lechugas, escarola, me-
lones , sandias, papas, nabos & c . Apenas pisé el suelo
1
encontré dos tetragonias y otros tantos armuelles,
todos comestibles, como lo hice ver á los colonos: lue-
go vi un l y t h r u m , los tres geranios ya citados, tres
especies nuevas de lobelia, el mangle, tres banksias,
la casuarina y otras muchas plantas. V o l v í al bote y
continué mi navegación. E l suelo mudó de aspecto al
acercarnos á Paramatta: la vista era deliciosa por lá
multitud de campos cultivados. Alegrábase el ánimo
al contemplar la dichosa mudanza de conducta en
unos hombres, que si fueron perjudiciales á su patria,
le son hoy útiles por la aplicación al trabajo, y por
el constante esmero con que transforman un pais tos-
co y silvestre en jardín ameno. Apenas tenia cinco
años de existencia, y parecia un establecimiento anti-
guo. ¡ Q u é admirables mudanzas causa la agricultura!
¡ y qué efectos tan importantes debe producir un sabio
Gobierno!
L l e g u é al pueblo á las quatro y media de la tar-
de , y paré en casa del Capitán F o u r n e a u x , á quien
debí oficios de amistad. Allí comí por la primera vez

i La herbácea y fruticosa de Linneo, cuie crecen también en


Montevideo.
DE HISTORIA NATURAL. 189

carne de kangarú , que me pareció tan buena ó me-


jor que la de vaca. Salimos luego á pasear , y vimos
la casa nueva del Gobernador, situada sobre una lo-
ma , donde debe terminar la calle principal del pue-
blo. Vese rodeada de una huerta magnífica, en la
qual se cultivan casi todas las hortalizas de Europa,
y varios árboles que le sirven de útil adorno. N o
eran muy grandes los granados, pero estaban bien car-
gados de fruto: las fresas servían de borde á las ca-
lles, y en estas vegetaban con lozanía los geranios
inquinans y zonale, y el alhelí cano. En otra parte
observaba la viña, cuyas cepas mostraban robustez; y
aunque habia ya pasado la estación de la u v a , fui
bastante feliz para probar un delicioso racimo de los
que pudo conservar el hortelano. Piensan aumentar
el número de frutales, y entre tanto aprovechan el
suelo con melones, sandias y producciones, útiles y a
citadas.
Poco distante de la huerta observé indicios de pi-
zarra , que convendrá examinar, y cubrir con ella los
tejados en caso de ser útil *.
Al nordueste de la casa del Gobernador está el
taller general donde trabajan los herreros, cerrageros
y carpinteros que hacen los instrumentos de labran-
za , y los necesarios para otros oficios, como también
las puertas, ventanas y muebles para los edificios. >
Sobre un cerro hacia el norte está la casa de los
que cuidan del ganado, y en sus inmediaciones varios
corrales- para encerrar las especies de animales. A l g o
mas abaxo al pie del cerro han convertido en prados
para que paste el ganado una larga extensión cercada-
1 Según refiere el Señor White ya se han hecho ensayos, y
se ha visto que esta pizarra es inútil, porque se desgrana fá-
cilmente.

s
1 . '.. \
AN ALES

de matas y de árboles. Supe que los carneros y vacas


fueron traídos del cabo de Buena Esperanza , y algu-
nos torosde otras partes. Hay yeguas, caballos y ca-
bras; y todos prosperan por la bondad del clima y
abundantes pastos que la naturaleza y el arte les pro-
porcionan. De modo que se puede esperar tengan los
colonos en pocos años carnes y animales para la labran-
za y tragino j y ayudados así puedan cultivar mayor
extension y con menor fatiga.
El suelo es por lo común de buena calidad, sem-
brado de colinas y lomas con cortas llanuras: no es
muy árido, aunque carece de manantiales puros: las
aguas al parecer cristalinas deben filtrarse para el uso
de los hombres; y así se practica en casa del Gober-
nador, sirviéndose para ello de piedras porosas, abun-
dantes en aquel recinto, como también las de amolar.
Las colinas parecen convidar á los colonos á que las
planten de viñas y de olivos: las llanuras, de granos.
Sin contar el quartel, situado en las inmediacio-
nes del desembarcadero, donde los Oficiales tienen su
habitación, la actual población de Paramatta, se redu-
ce á una sola calle derecha y larga, cuyas casas se
ven aisladas y distantes entre sí como á tiro de pis-
tola. Todas son pequeñas, de un solo alto y con chi-
meneas á la francesa. Algunas tienen las paredes de
cantería; otras de ladrillos blanquecinos, y las mas de
estacas, defendidas por lo exterior con ladrillos. Tie-
ne cada casa un huerto, donde el colono cultiva ber-
zas , calabazas, nabos y quanto necesita. Se esmeran
todos en el .cultivo de las papas, porque conocen la
excelencia y varios usos de esta raiz: también cultivan
los tomates y úfhisalis cúbese ens de Linneo, espe-
cie de vexíga de perro. Los terrenos hoy dia culti-
vados y destinados á granos se hallan aun en las cer-
DE HISTORIA N A T U R A L . Ip£

canias del p u e b l o : ni hay ni probablemente habrá rie-


go de p i e ; porque el rio, cuyas aguas son saladas,
queda á bastante profundidad; y porque el terreno es
m u y desigual: bien que este inconveniente se podría
vencer con el tiempo, y con la aplicación de los co-.
lonos, que se echa de ver en los progresos hechos en
menos de cinco años: si así continúan y si no sobre-
viene alguna de las desgracias que afligen nuestra es-
pecie , muy en breve será aquel establecimiento res-
petable. Ademas del terreno dado á los colonos, pue-
de cada uno aumentar su suerte internándose en lo in-
culto , como de hecho lo practican quando encuen-
tran algún distrito fértil, que desmontan y aprovechan
para la agricultura. Así han plantado viñas que pros-
peran ; pero ignoran la verdadera ciencia de culti-
varlas y podarlas'? sobre lo qual procuré darles ideas
oportunas.
L a excesiva humedad que reynó mientras estuve
en este pueblo no me permitió hacer tan copiosa co-
lección de vegetales como deseaba; bien que la no-
vedad y estrañeza de ellos suplió el número que mis
deseos reputaron limitado, porque son insaciables.
Salí el dia 7, pasado ya el rocío ; y para reconocer la:
extension que sigue hasta Jackson quise volver por
tierra. Es muy largo el camino, porque es preciso
apartarse mucho de la ria para evitar las ensenadas
que va dexando tierra adentro; pero es fácil y sin ries-
gos , reducido á llanuras surcadas de barrancos, é in-
terrumpidas por colinas de poca altura. V i varias v e -
ces indicios de hierro, y á dos leguas de Paramatta,
un rio, que atravesé sobre un tronco. L a lozanía con
que vegetan los árboles y matas indica ser feraz el
suelo, que hallé enteramente inculto, en partes arbo-
lado , y por lo común cubierto de espesos arbustos y
Jp2 ANALES

matorrales. Los árboles son corpulentos, elevados y


derechos, distinguiéndose entre ellos el parecido á un
1
melaleuca, que debe formar un género nuevo , del
qual fluye una substancia resinosa, algo parecida á la
sangre de draco. También llamaban mi atención las
vistosas especies de banksia y la casuarina, que me pa-
reció diversa de la observada en los dias precedentes.
Algunos arbustos crecen hasta 1 1 pies de altura; bien
que los mas son mucho mas baxos. Obsérvanse entre
ellos mimosas muy raras, casias, cítisos y otros mu-
chos que mis continuas y urgentes ocupaciones no me
permitieron examinar: pues debiendo mirar enton-
ces como á objeto principal el aumentar en lo po-
sible el número de especies, y secarlas de modo que
pudiesen ser útiles para enriquecer la ciencia; de-
bí reservar para otro tiempo su ulterior examen,
quando á vista de las obras modernas, y después de
oir el parecer de los sabios, pudiera fixar con precisión
las clases, géneros y especies de cada planta. Entré
las herbáceas conté apenas 24 especies de gramas de
diversos géneros, algunos musgos, y multitud de he-
lechos. L a espesura de los vegetales impiden que los
rayos del sol penetren hasta el suelo, que por esta ra-
zón y por el copioso rocío se mantiene fresco y con
alguna humedad. Es regular que esta disminuya ó

1 Así lo hizo el ciudadano L'heritier, y lo llamó Eucalyptus,


de cuyo género publiqué varias especies en mi tomo I V de Ico-
nes. A l árbol mencionado por D . Luis Née llaman los Ingleses
Brown gurñ tire, ó New-Holland mahogany , y Smith en su
quaderno sobre la Nueva-Holanda , p;íg. 3 0 , fig.XIII, Eucalyp-
ttís robusta. Este se parece mucho á mi Eucalyptus rostratus
%

pág. 23 del tomo I V de Icones Tab. 3 4 2 ; pero se distingue por


las hojas menos prolongadas, por la forma y dirección de las ve-
nas que en estas se notan, y por tener los pedúnculos planos,co-
mo notó W h i t e . ó el autor de su Apéndice,
P E HISTORIA N A T U R A L J93

desaparezca de todo p u n t o , qnando se arranquen las


producciones espontáneas para reducir á cultivo aquel
terreno; y entonces será forzoso esperar las lluvias
benéficas para labrar y sembrar los campos.
Gasi á la mitad del camino , y á bastante distan?
cja de la ribera meridional de la ría se han estable-
cido cinco colonos en un terreno pingüe y abundan-
te de agua, donde cultivan maíz y otras produccio-
nes. D e la misma naturaleza es el terreno hasta 6 mi-
llas antes de Jackson, y por consiguiente apto para
prados y huertas, si exceptuamos un trecho pantano-
so de bastante extensión , contiguo al fondo de una
ensenada j y aun este pudiera reducirse á huerta á
poca costa, ó á lo menos á arrozales según mi parecer.
Continuando el camino, se atraviesa un a r r o y o , en
cuyo cauce vi multitud de piedras ferruginosas, y
sigue después por espacio de tres millas un suelo pe-
dregoso , y al parecer inútil para la agricultura. T a l
vez algún dia quando sea numerosa la colonia y ma-
yores sus necesidades, se encontrarán medios para uti-
lizar lo que hoy se ve estéril é infecundo; puesto
que allí vegetan robustos árboles propios para los edi-
ficios. ¡Oxalá que felices aquellos colonos se multi-
pliquen tanto que extiendan el cultivo hasta las bre-
ñas : que desfiguren el suelo, allanando colinas y ar-
rancando hasta las raices de los árboles y arbustos,
útiles solamente para cubrir la tierra con su sombra!
j Oxalá que su conducta y exemplo pueda elevar á la
dignidad del hombre á los naturales salvages de aquel
suelo, que la degradan por su rusticidad, ignorancia
y costumbres!
M e acercaba ya á Jackson, y en sus inmediacio-
nes vi con mucho gusto á varios colonos que con car-
retillas transportaban de bastante distancia tierra fér-
Ip4 ANALES
til con que cubrían las peñas peladas para hacer huer-
tecitos. ¡ Qué no se puede esperar de unos hombres
que imitan la conducta de los mas industriosos de la
E u r o p a ! ¡que para aumentar las subsistencias fuer-
zan , por decirlo así, la naturaleza! Del mismo modo
los Magistrados de aquella colonia se esmeran en mul-
tiplicar las producciones. N o solamente han conatu-
'ralizado allí los frutales de Europa, sino que tam-
bién intentan hacer lo mismo con las plantas útiles de
la India y América, y con este fin traen los canelos
de Mindanao, los cocos y musas de Filipinas.
Por lo que dexo expuesto se ve que la N u e v a -
Gales meridional ofrece varios grados de bondad na-
tural , y diferente aptitud para la agricultura. Es en
general aquel recinto escaso de aguas: muy seco, p e -
dregoso y estéril en las cercanais de Bahía-botánica:
capaz de cultivo en Jackson; y mucho mas en el
distrito de Paramatta que he observado con cuida-
/ do. L a lozanía con que vegetan los árboles, matas y
yerbas en lo inculto;y la tierra fértil y de mucho fon-
do que se observa internándose en los montes, pro-
meten abundantes cosechas si el labrador se aplica á
cultivarla, y si sabe destinar las semillas y plantíos
según lo exija el suelo; poniendo viñas en la colinas,
granos en las llanuras, olivos en los terrenos fuertes,
almendros en los frios , y huertas donde se proporcione
riego. Se sabe que en las entrañas de la tierra y á po-
ca profundidad hay abundantes aguas,,y por esto con-
vendrá robarlas con zúas para derramarlas después y
fecundar los campos, privados hoy dia de manantia-
les) Serán-menos gravosos y mas útiles los trabajos del
labrador quando multiplicado el ganado se pueda em-
plear en la labranza y tragino : entonces hará rápidos
progresos, la agricultura, se aumentarán las subsisten-
DE HISTORIA NATURAL. I95

cías, y tomará el pais entero un aspecto grato y su-


mamente útil. Convendrá también introducir abejas,
que hallarán siempre pasto en las muchas flores que
se suceden casi todo el año, dando en recompensa
miel y cera á los colonos. Debe promoverse el culti-
vo de la nueva especie de zarzaparrilla (smilax L i n . )
usada allí como té, cuyas hojas saben á la raíz del
orozuz: y será muy útil aprovechar las -gomas y resi-
nas de los vegetales. V i uno con freqüencía, pero sin
fructificación, parecido á¿;un agave por su porte y
1
h o j a s , en cuyos sobacos encontré con abundancia la
gutta-gamba. JLos árboles contienen xugos útiles, que
lo serán sin duda mas, quando analizados se conozcan
los'principios que encierran. Merece particular aten-
ción el árbol llamado allí sangre de draco: su tronco
no es muy derecho; pero muy alto y tan grueso que vi
uno junto á los tejares de Jackson que tenia mas de 1 5
pies de circunferencia: su corteza es algo parduzca
quando vieja , y cae dexando á descubierto otra blan-
quecina y gruesa: echa ramos de bastante extensión, y
en ellos hojas alternas, verticales, lanceoladas , cor-
reosas , de un verde amarillento: sus flores forman ra-
milletes , y á lo lejos parecen blancas: despiden mucho
olor, y constan de pétalos caedizos: la madera es algo
colorada y pesada, que por ser muy común se destina
al fuego. Hácense en su tronco incisiones transversales,'
de las quales fluye con abundancia un líquido de co*
lor de sangre de toro, que se condensa al ayre. Esta
substancia es muy astringente, de mal gusto y peor

1 jSerá por casualidad alguna especie de XAXTHORRHOEA* D e


este nuevo género dice el Sr. Smith: Caudex lignosas, resina fla-
va scatens. Folia triquetra. Scapus teres, longissimus, amento
terminatus- multifloro, Jloribus abortivis interstinctis squamoso,
Transaetions of the Linnean Society. Y o l . 4 . pág. ¿ i p ,
P
I96 ANALES

olor, y sedesgrana con facilidad reduciéndose á cuer-


pecitos como granates finos.

ARMAS, COSTUMBRES Y C O N F I G U R A C I Ó N
PE LOS NATURALES.

Mientras permanecí en la colonia logré repetidas


ocasiones de observar y tratar los naturales del pais.
En parte alguna de mis viages he visto mas degra-
dada nuestra naturaleza, ni individuos mas feos ni
1
silvestres que en la Nueva-Holanda : parecen ocu-
par el último grado de los hombres para pasar á la
familia de los monos por el mas perfecto de esta que
es el Orang-utang. Hay á la verdad entre ellos y los
monos diferencias esenciales en la forma exterior, y
mayores aun en la anatomía; pero ni los Cafres, ni
los Hotentotes, ni los miserables de la Tierra del fue-
go se acercan tanto al Orang-utang como los natura-
les de la Nueva-Holanda. Todos sin distinción de
edad ni sexo andan enteramente desnudos: su cabe-<
lio es crespo y semejante al de los naturales de F i l i -
pinas : las narices cortas, anchas, y la ternilla que las
divide por lo común agujereada por donde atraviesan
una (pluma Q un hueso: la boca grande : los ojos mas
inmediatos entre,sí que en los demás hombres: el es-
croto abultado como en los de la Tierra del fuego: los
muslos y piernas largas, y estas casi sin pantorrillas:

I He visto los dibuxos que nuestros Españoles hicieron de los


naturales de la Nueva-Gales, y los que Phillip y Hunter nos die-
ron de los mismos en sus viages. Parece que estos se propusie-
ron representarnos la hermosura ideal, y aquellas formas griegas y
romanas que.se miran como modelos, faltando en todo á Ja verdad
de los originales. Los nuestros, conformándose enteramente con
los objetos que copiaban, los representaron muy diversos de los
dibuxos ingleses; y tales quales los describió. D . Luis Née.
DE HISTORIA NATURAL. . I97

las manos y dedos también largos: el vientre grueso:


J a voz afeminada : los miembros robustos, y el ayre
fiero. Hombres y mugeres tienen bien poblados de
pelo los sobacos y partes naturales. Obsérvanse largos
los pechos de aquellas, y el' dedo meñique de la iz-
quierda cortado á mayor ó menor distancia de Ja
p a l m a ; operación que hacen según pienso á las ni-
ñas quando nacen; pues vi' así mutiladas á algunas
de muy poca edad. En los primeros años casi todo
su cuerpo se ve cubierto de un vello espeso aleonado,
que es mas copioso y largo sobre el espinazo, formando
allí una especie de cerro, qual vemos en varios ani-
males. D i c h o vello se cae con la edad, y queda el pe-
llejo de un color muy obscuro sin ser negro , bien que
lo alteran con untos y colores. E l encarnado con que
las mugeres pintan su cara lo sacan del zumo de una
liliácea ^ N ó t a n s e en los adultos de ambos sexos ciertos
surcos protuverantes mas ó menos largos; y en algunos
rayas bien distribuidas sobre el vientre, estómago y
pechos. Las mugeres envuelven los recien nacidos con
la corteza de un á r b o l , suave flexible y mas gruesa
que un paño basto : ellas y los hombres adornan su
cabeza con dientes del k a n g a r ú , que con .goma pe-
gan á un manojito de pelos. Aunque en general son
horribles, hay no obstante alguna de mediana gra-
cia. C o m o ninguna tiene lá menor idea de honesti-

1 XANTHÓRRHOEA deSmith. La trama ó bien sea espiga com-


pacta de flores que he visto en casa del Sr. Née es cilindrica, de
quince pulgadas de largo y media de diámetro, sostenida como en
la Enea (Typha Lin.") por un largo bohordo. Las corolas apenas
tienen tres líneas de largo, y en el seco parecen amarillentas •. las
anteras son oblongas y obtusas por ambas extremedidades, pren-
didas por el centro de su longitud al filamento; y las escamas
que resultan de las flores abortivas de un color ferrugíneo, reque-
mado.
Pa
I98 . ANALES

dad, y todas una pasión ciega á los extrangeros, se


ofrecen sin reserva al gusto del que las solicita: aun-
las ya civilizadas, y en parte vestidas se desnudan sin
rubor. Esto parece depender del sumo libertinage con
que viven juntándose con niños, y corrompiéndose
antes de los ocho años; y mucho mas del brutal trato
que reciben de los naturales. Porque mas feroces que
los irracionales las solicitan persiguiéndolas á pescozo-
nes y golpes; y sin atender á sus lamentos las fatigan
hasta que rendidas se prestan á su lascivia, como v i -
mos alguna vez. ¡ Qué contraste hacen las costumbres
embrutecidas de estos salvages, y su hediondo y de-
formado cuerpo con la gallardía y hermosura de los
1
isleños de Babao ; con la afabilidad, gracia y cariño
con que acogen á los navegantes!
Estas criaturas despreciables por su figura y cos-
tumbres á la vista de un Europeo que no se embru-
tezca , lo son aun mas por la inmundicia que arrojan;
porque el mal venéreo ha hecho allí crueles progre-
sos. N o podíamos á veces soportar objetos tan asque-
rosos , y los obligamos á que se retirasen de nuestra
vista. Vense por lo regular en quadrillas de corto
número, aunque White y sus compañeros vieron en
Mayo de 1788 mas de 300 juntos en un valle situa-
do al norte de Bahía-botánica. Sin domicilio fixo re-
corren la tierra, y'solo se detienen en la que les su-
ministra alimentos, reducidos á raices, á la caza y pes-

I Este nombre dan los naturales á varias islas que descubrió


3D. Francisco Antonio Maurelle, Capitán de Fragata de la R e a l
armada, quando en 1 7 8 1 mandando la fragata Princesa iba des-
de Manila á S.BJas de las Californias. El las llamó islas del Excmo.
\Sr. D . Martin de Mayorga ; y los Españoles de la última expedi-
ción al rededor del mundo, que las visitaron y reconocieron con
exactitud, les conservaron el nombre de JAEAQ.
DE HISTORIA N A T U R A ! . IQ9

c a ; y como en los mares hallan multitud de peces ha-


bitan con preferencia las costas. A pesar de ser allí
muy sensible el frió, y de andar enteramente desnu-
dos , no tienen mas refugio por la noche que el hue-
co de los árboles y peñas, ó las estrechas chozas com-
puestas de ramas y cortezas de árboles.
Sus canoas se componen de cortezas atadas con
bejucos por la proa y popa en forma de una artesa, y
son tan pequeñas, que con dificultad caben en cada
una quatro personas. Siéntanse dentro los que nave-
gan , que suelen ser dos solamente, y las mueven con
palos á manera de remos, y á veces con las manos co-
mo hacían las mugeres que con sus hijos de pecho
llegaron á la Bahía quando empezamos á reconocer
aquel recinto. Tienen mucho cuidado en traer lum-
bre , que ponen sobre arena y tierra dentro de la ca-
noa , y les sirve para calentarse y asar los peces que
pescan con anzuelos y arpones. Como son excelentes
buzos los buscan quando heridos se esconden baxo
el agua.
El trato que los naturales tienen con los de la co-
lonia les ha hecho ya familiares. Vilos varias veces
acercarse sin rezelo, y me pedían con instancia quan-
to tenia. Diles algunas galletas,que me franqueó el
Sr. D . Felipe B a u s a , director de planos de la ex-
pedición ; y no bien las recibían quando se desviaban
para esconderlas, volviendo luego á pedir otras. L o
mismo hicieron unas doce mugeres que vestí con gui-
1
narras , las que contentas al parecer con aquel ador-
no, se fueron, volviendo después desnudas para reci-,

i Tela bastante fina que texen en la provincia de Albay eií


Filipinas con las hebras de abacá, que es la musa silvestris de
línneo. Las comunes son de abaea solamente; las finas tienen
mezcla de seda ó de algodón.
200 ANALES

bir nuevos regalos. Ademas de los dientes con que


adornan la cabeza, suelen traer sartas de canutillos de
cierta especie de caña, largos hasta tres varas, que
cuelgan á los hombros, dexando caer la mitad sobre
las espaldas, y lo restante sobre el pecho y estómago.
A esta miseria se reduce el distinguido adorno de es-
tos infelices. N i las hermosas plumas de las aves; ni
los pellejos' de los quadrúpedos que matan ; ni las fi-
bras y alburas de los vegetales han ilamado aun su aten-
ción para aprovecharlas en su adorno ó abrigo. jPero
-qué mucho si ignorando de todo punto las artes y has-
ta la agricultura, solamente subsisten de los escasos fru-
tos y raices que el suelo les presenta, ayudándose
para prolongar su vida con la caza y pesca!
Así vencen el hambre sirviéndose como dixe de
anzuelos y arpones para coger los peces quando no los
hallan muertos en las orillas ó en las hondonadas que
quedan secas en baxa mar. Apestan entonces los ca-
dáveres ; pero su fetor no impide los devoren con gus-
to. Matan á los quadrúpedos y aves con dardos arro-
jadizos , y tal vez con lazos y trampas, que rio he po-
dido observar. Sus armas indican que al hambre se
añaden otros poderosos enemigos, que sin duda serán
las tribus confinantes; y la destreza y acierto con que
las manejan demuestra que si no son freqüentes los
combates, es á lo menos continuo el exercicio.Las ar-
mas se reducen á lanzas, flechas, rodelas y cachipor-
ras. Suelen tener las lanzas de ocho á diez pies de lar-
go terminadas en punta; y para arrojarlas se sirven
dé una tablita mas corta , que podemos llamar dispa-
rador , en cuya extremidad posterior hay una.emi-
nencia hueca donde apoya la lanza. Puesta esta hori-
zontalmente sobre la tablita , y ambas en la misma di-
rección sobre el hombro, las bibra el guerrero con su
DE HISTORIA NATURAL. 201

mano derecha; apunta y despide la lanza con tal fuer-


za y destreza que á trescientos pies de distancia toca el
punto que se propuso. Otras hay mas cortas, armadas
de ciertas púas, como igualmente las flechas que sirven
para ofender á corta distancia: su herida es tanto mas
peligrosa, quanto es mas difícil sacar de ella el instru-
mento armado de huesos de pescado; y como.las ar-
rojan con violencia , entran á mucha profundidad y
ocasionan la muerte. Para defenderse de iguales ar-
mas tienen ciertas rodelas de corteza de árbol pare-
cida al corcho, y con ellas paran en efecto los gol-
pes. En fin las cachiporras parecen servir para com-
bates de cuerpo á cuerpo y á corta distancia; y para
que los golpes sean mas crueles, quando no mortales,
añaden al peso de la madera ostras durísimas, que su-*
jetan en la extremidad para abrir con ellas heridas
peligrosas.
Los naturales especialmente las mugeres baylan
con freqiiencia , y parece que este es el exercicio que
mas las-divierte. Mueven los pies con agilidad; y otras
veces sin moverlos doblan hacia afuera las rodillas,
que de repente unen con fuerza , resultando del cho-
que fuertes castañetazos. Entonces y en otros movi-
mientos lascivos se presentan con tal indecencia que
ofende al que conserve la menor idea de pudor. Has-
x
ta aquí el citado N é e , á cuya relación añadiré lo si-
guiente.
En el Real Gabinete de Historia natural de esta
corté se conserva una rica y preciosa colección de ar-
mas , utensilios, telas, ídolos y vestidos de las nacio-
nes que nuestros Españoles han visto en sus viages.
i Los hechos mencionados en esta relación son los que D o n
Luis Née conserva en sus manuscritos, ó los que me comunicó
uno de sus compañeros de viage.
202 ANALES

V i entre las armas varios disparadores, arpones y lan-


zas de los naturales de la Nueva-Gales. Su simpli-
cidad y desaliño corresponden á las cortas luces de
aquellos hombres: no hay en ellas l u x o , adorno ni
aquel gusto que se observa en las de otras naciones
descubiertas en los últimos siglos; pues apenas tienen
lo indispensable para el fin á que se destinan. El ar-
pón se compone de un palo de seis á siete pies de lar-
go , y casi de una pulgada dé diámetro, armado en
una de sus extremidades de quatro varitas algo di-
vergentes, largas de un pie, y de dos líneas de diáme-
tro en la base, disminuyendo de grueso hacia la pun-
ta donde tienen un hueso ó espina de pescado muy
aguda y firme,sujetada con hebras de alguna eorteza
cubiertas de un betún amarillento. Las varitas son
de madera sólida y pesada; pero el palo á que están
unidas con cortezas y betún es de una substancia lige-
ra y firme. N o se ve nudo alguno en toda su longi-
tud , cuya superficie es tersa y brillante como la de
nuestras cañas, resultando tal al parecer por haberle
quitado la corteza. Esta se conserva aun en uno de
los arpones del Gabinete, y es acorchada y con grie-
tas longitudinales interrumpidas. N o sé de que planta
provenga, pero es ciertamente de un vegetal de la
' familia de los Monocotyledones según la nueva teoría
l
del Sr. Desfontaines . Porque su corte transversal
no presenta capas concéntricas, ni ramificaciones me-
dulares en rayos divergentes; sino un cuerpo cuya so-
lidez disminuye desde la periferia hacia el centro,
donde hay una substancia esponjosa y floxa.
Xas lanzas tienen por lo común nueve pies, y se
i Memoire sur l'organisation desMonocotyledons; an. 17P0".
En uno de los números siguientes daré la traducción de este im-
portante escrito.
DE HISTORIA NATURAL. 203

componen ole tres piezas: la del medio es mas larga


que las otras, y de una pulgada de diámetro : su ma-
dera es ligera, hueca, sin nudos y sin corteza, que al
parecer quitaron los naturales. En una de sus extre-
midades entra otra pieza de dos pies y medio , como
en nuestras cañas de pescar, que sujetan con hebras
y betún como en los arpones; pero su madera es sóli-
da y muy fuerte , y su diámetro menor hacia la pun-
ta , donde se ve una espina ó hueso sumamente duro y
agudo, sujetado allí con dichas hebras y betún. En
fin á la extremidad opuesta se ve unida la tercera pie-
za casi de dos pies de largo, y de la misma substancia
que el palo de los arpones.
El disparador es de madera ó de caña, escogien-
do en este caso aquellas cuyo diámetro tiene tres ó
quatro pulgadas. Se compone de una hojita de pul-
gada y media de ancho, dos líneas de grueso, y da
unos tres píes de largo. Tiene en una de sus extremi-
dades un pedacito de madera que forma como un gan-
cho dirigido hacia la extremidad opuesta, liado y pega-
do toscamente con hebras y betún. Contra este gancho
apoyan los guerreros las lanzas que quieren disparar.
Los autores Ingleses y con especialidad Juan
W h i t e afirman que las maderas de la Nueva-Gales,
aun aserradas en hojas muy sutiles, jamas flotan, y que
puestas sobre el agua caen siempre al fondo. Sin du-
da hizo sus experiencias en maderas verdes, porque
yo he visto lo contrario en siete especies diversas que
de aquella colonia traxo y conserva D . Luis Née , á
pesar de ser algunas muy compactas como las llama-
das Tea-tree (árbol de t é ) , y New-Holland mahoga-
1
n y (sin duda por parecerse en el color á la caoba
i 1 Este es el Eucalyptus robusta del Sr. Smith. Nova-Hollan-
día Tab, 1 3 .

/
204 ANALES

ó Swietenia de Linneo) todas nadaron sin sumer-


girse.
Antes de describir las plantas no será inútil co-
1
piar aquí algunas -noticias sobre el Kangarú , qua-
drúpedo peculiar á aquel recinto, y el mayor de los
descubiertos en la Nueva-Holanda, bien que tarda
mucho en adquirir toda su corpulencia, pues se han
visto del tamaño de un ratón y del monstruoso de una
grande ternera, pesando algunos doscientas y mas li-
bras. Es tan particular su forma exterior, como la dis-
posición y número de dientes; y de aquí la dificultad
de señalarle un lugar debido en él sistema animal*
Penant dio en su Zoologia británica la descripción del
kangarú, y por ella se' ve que no pertenece al género
gerboise, al qual lo reduxo erradamente el autor de
2
la nueva Enciclopedia . Fundóse únicamente en la
desigualdad que reyna entre sus pies y manos, sin
atender á otros caracteres esenciales, cuya reunión de-
be formar el genérico. Así es que si solamente se
atiende á la especie de saco que se observa en la hem-
bra donde oculta sus hijos y les da de mamar, puede
colocarse en el género didelfhis de Linneo; y si á los
dientes incisorios en el género mus y contiguo al mus
iaculus del mismo autor; pero como se aparta de es-
tos por varios caracteres; y como actualmente se igno-
ran las costumbres, el modo de propagarse , la ana-
tomía , y otras cosas indispensables para fixar con acier-
to el grado que le corresponde en la serie de los qua-
drúpedos, nos debemos contentar con su descripción,

¿
••h• liKlfáJfcvnW' \.Í^p'-Sro [ofl^V):Ooti'-ír..;j.^b'
. i A s í lo pronuncian los naturales, como dice W h l t e , el qual
lo escribe Kangaroo; el Capitán Cook y otros ingleses Kangu-
roo: algunos francesesKanguroo , y otros Kangarou.
2 Histoire naturelle des animaux. Tome i. pag. 126%
DE HISTORIA NATURAL. 20 £

hasta que perfeccionada su historia con nuevas obser-


vaciones se determine el género.
Su pelo es de un gris pardo parecido al del c o -
nejo de monte; se alarga y engruesa al paso que en-
vejece el animal, y llega últimamente á asemejarse á
un algodón duro. S u cuerpo es largo, pero- de dife-
. rentes diámetros, hallándose el mayor en el origen de
1
los muslos, los otros sucesivamente menores hasta el
cuello y cabeza , que' es pequeña respecto á la cor-
pulencia del animal. Esta es parecida á la de un cor-
cito , con orejas de liebre derechas. T i e n e seis dien-
L
tes en la mandíbula superior, y dos en la inferior
2
opuestos á los superiores;y cinco muelas en cada la-
do de ambas mandíbulas, de las quales la anterior
algo mas corta. Quando el animal es del tamaño de
una rata, y quando probablemente no hizo aun use»
de sus patas, hay bastante proporción entre las de
detras y de delante; pero se desvanece esta al paso que
crece el animal, viéndose en los adultos tal despro-
porción entre los pies y manos, que estas deben serle
inútiles para andar, y solamente servirle para coger
la comida, rascar la tierra, ó agarrarse. Hay en cada

1 D . Luis Née conserva uno de estos dientes que traxo de l a


Nuevá>Gales, el qual sirvió de adorno á una de aquellas mugeres,
y por eso tiene aun pegado á su raiz un manojito de pelos. Su
m a y o r anchura es de dos líneas, y tiene dos pulgadas de largo,
terminándose en punta obtusa. E s grueso en su longitud y agudo
en los bordes esmaltados. L a pulgada inferior, que sin duda e s -
t u v o en la mandíbula del animal ( y probablemente mas larga,
pues no remata en p u n t a ) , es casi cilindrica, de línea y media dd
diámetro: la superior, algo plana, convexa por afuera, con un sur-
c o protuberante por a d e n t r o , y con perfecto esmalte de color d e
leche.
2 E n el viage de A r t h u r Philipp se dice que solamente tiene
quatro.
so6 ANAIES

mano cinco dedos, de los quales el intermedio más


largo, y los exteriores sucesivamente mas cortos, y
terminados cada uno por una uña aguda y corva. L o s
muslos son gruesos, y la pierna callosa y fuerte, cuya
longitud total respecto á la de las manos es casi como
de cinco á uno. Hay en cada pie tres dedos, el inter-
medio muy largo, y en cierto modo parecido al dedo
largo del avestruz: el interior parece entero á prime-
ra vista; pero en realidad está partido en dos hasta la
mitad de su longitud, y todos se terminan por uñas
corvas y agudas. Sírvese de las piernas y muslos para
andar, lo que hace á saltos, muchas veces de veinte
píes de largo, y no pocas de nueve de alto , salvan-
do los arbustos y maleza con tal velocidad que burla
sus enemigos. Defiéndese de estos con su gruesa y
aguda cola, algo mas corta que las piernas, sacu-
diéndoles crueles latigazos: también parece que le
sirve de contrapeso para andar.
El macho se conoce por su escroto abultado, y
la hembra por una bolsa ó saco donde tiene dos gran-
des tetas, á las que están asidos los hijuelos. Man-
tiénense allí hasta que pueden andar; y muchas v e -
ces después de haber salido vuelven á refugiarse- al
saco, y entonces la cariñosa madre cierra la bolsa tan
estrechamente, que es difícil abrírsela por fuerza.
El Teniente Shorland pretende que estos anima-
les andan por lo común en manadas de treinta ó qua-
renta, y que siempre hay alguno desviado de los de-
más que les sirve de centinela. Es regular que los na-
turalistas nos den con el tiempo noticias ciertas de este
animal para completar su historia. En el dia es útil
por su carne sabrosa, y parecida á la de vaca.
P E HISTORIA NATURAL.

PLANTAS.
Si cotejamos el número de plantas traídas á Euro-
pa de la Nueva-Gales con las publicadas hasta el dia,-
será preciso confesar que los Botánicos han presenta-
do solamente muestras, por decirlo así, para avivar
los deseos, y que resta infinito con que enriquecer la
ciencia por la multitud de especies, y mucho mas por
la novedad y estrañeza de los caracteres. Linneo,
Curtis, Schrader y otros autores hicieron conocer tal
qual especie': Smith 1 6 en su fascículo de la Nueva-
Holanda con los caracteres esenciales de 1 9 géneros
en las Transacciones de la Sociedad Linneana; y yo '№»
en mis obras. Para aumentar los conocimientos en es­
te ramo daré aquí la descripción de algunas otras, es-
pecialmente de las Banksias, género dedicado al sa-
bio Ingles que en compañía de Cook visitó aquel
pais. Y para proceder con claridad convendrá dar la
historia de este género.
Reconociendo Forster el distinguido mérito de
Banks, y los importantes servicios que habia hecho á
las ciencias naturales, quiso perpetuar su memoria de-
dicándole un género de los 7 1 que publicó en 1 7 7 6 ,
dando el carácter genérico y la definición de tres es-
pecies que halló en laNueva-Zeelandia. Comunicólas
inmediatamente á Linneo como acostumbraban hacer
los Botánicos para oir sus decisiones : mas le llega-
ron quando miraba con indiferencia las plantas; señal
cierta _de la muerte que le amenazaba, y se verificó
en 1 0 de Enero de 1 7 7 8 . Sucedióle su hijo en la cá-
tedra de Upsal, heredando el rico herbario, los libros,
los manuscritos, y no poca parte de la reputación de
su padre: con estos auxilios trabajó el Supplementuwi
plantarum que publicó en 1 7 8 1 . Creyó equivocada-
\

3C-8 AMALES

mente que las tres especies de Forster pertenecían al'


género Passerina ; y de hecho las reduxo á este, su­
primiendo el Banksia: pero convencido del derecho
que Banks tenia para que su nornbre se conservase en
los fastos de la Botánica , le dedicó un nuevo género
formado de quatro árboles ó arbustos de la N u e v a -
G a l e s , que tienen sus flores en espigas cilindricas, y
los frutos en pinas. Llamó á estas especies serrata,
integrifolia, ericeefolia y dentata.
M u y presto descubrió Ga?ítner la equivocación de
I á n n e o , y halló que las pretendidas Passerinas eran
género n u e v o , como Forster lo habia. dicho: mas para
evitar el trastorno y confusión que debia seguirse, si á
estas se les daba de nuevo el nombre primitivo cje :

Banksia; las llamó Pimelea, nombre que halló en los


manuscritos de Solander; y conservó el de Banksia en
todas las especies, denominadas así por Linneo. Exami­
nó de nuevo dichas quatro especies en el herbario de
B a n k s ; observó con cuidado sus caracteres, y v i o que
el genérico de Linneó debia corregirse en varios pun­
tos , especialmente en quanto á la iorma de la semilla,
que suponía solitaria, aovada, y partible en dos; por­
que en realidad cada caxa de Banksia contiene dos se-;
millas, separadas una de otra por un diafragma movi­
ble ; diafragma -que Linneo confundió con las semillas,
porque así lo vio sin duda en caxas imperfectas. T a m ­
bién afirmó Gantner en la pág. 222 del primer tomo
de su obra, que la corola de este género era de una sola
p i e z a , y no de quatro como dixo Linneo. D e b i ó ver
este la hendidura que el estilo produce en la corola,
Ó las quatro puntitas en que esta se separa junto al
germen, y creyó que siempre se componía de quatro
piezas. DióGajrtner en 1788 la fructificación de cinco
especies que nombró, jpiriformis, dactyloides, mus culi'
DE HISTORIA NATURAL, 2C?9

fórmis , conchífera y spicata; hs.tres primeras nue-r


vas (si en realidad son Banksjas), y las últimas remo-
zadas con nombres nuevos; porque su conchífera es la
serrata de Linneo, y su sfie ata la integrifolia del
mismo autor. Publicóse después en 179o el apéndice
al viage de W h i t e , y habiendo visto su verdadero
autor ( que creo sea el Sr. Smith ) esqueletos im-
perfectos y frutos de quatro especies, describió tres
de ellas con. los nombres de piriformis, serrata y
gibbosa, y la quarta sin nombre alguno, añadiendo
que la creía especie nueva; bien que no habia visto
sus hojas, ni sus flores. El ciudadano Lamarck en su
Diccionario enciclopédico y en su Ilustracion.de gé-
neros de 1791 apenas repitió lo que sabíamos; sin
duda por faltarle plantas, y no haber podido hacer
nuevas observaciones. Willdenow finalmente en su
§pecies plantarum que empezó á publicar en 1797,
indicó ocho especies, que son la serrata, integrifo-
lia , dentata y ericcefolia de. Linneo; la piriformis
de Gajrtner; la gibbosa de W h i t e ; la spinulosa de
1
Smith ; y otra que llamó granáis sin haber visto
sus flores, como él dice.
Tal es la historia de este hermoso género , y de
los tiempos en que se indicaron sus especies. Indicar,
ron, digo, porque si exceptuamos la serrata, de nin-
guna tenemos estampa y descripción completa. Pu-
blicó Smith su spinulosa con aquella perfección que
brilla en quanto sale de su pluma, y en la dirección
que sabe dar á sus artistas; pero como no vio el fru->
to, ni pudo describirlo ni representarlo en su estam-

1 Sospecho, dice Smith en la pág. 1 4 de su A Specimen o£


ifíe Botatiy of New-Holland,"que el fruto figurado sin nombre
en el apéndice de White pueda ser el de mi Banksia spinulosa;
Jaien.que no tengo bastante fundamento para asegurarlo.
aiO ANALES

pa. Gärtner ocupado solamente en los frutos y semi-\


lias, objeto de su obra, omitió las descripciones de
los vegetales, y nos dexó dudas difíciles de soltar.
No dixo si el germen de sus Banksias piriformis y
dactyloides era pedicelado como en los Embothrios;
ni si las lacinias de la corola estaban enteramente se-
paradas , ó al contrario unidas en sus extremidades,
formando allí una estrecha cárcel para ocultar el es-
tigma. A este silencio añadió la excesiva facilidad de
reunir al género de Banksia el fructus musculiformis
de Rumphio, porque así creyó que lo exigía su sis-
tema. No se puede negar que su teoría es lumino-
sa, y casi siempre cierta la aplicación de sus prin-
cipios; mas no está aun demostrado que el fruto solo
indique sin error el género. Puede muy bien darla
planta de Rumphio cáxas leñosas, y en cada una
dos semillas aladas sin ser Banksia, como se verifica
1
en el género H a k e a , cuyas caxas son leñosas, dé
dos ventallas, de una celda, y de dos semillas ala-
das. ¿No pudieran ser de este género las Banksias
piriformis y dactyloides de Gärtner, como igualmente
la gibbosa de White? Por desgracia los esqueletos que
D . Luis Née ha traído de estas tres especies care-
cen de flores, y por Jo mismo no bastan para resol-
ver la qiiestion. Con todo examinados con cuidado, y
comparados con la Hakea y con las verdaderas Bank-
sias dan alguna luz y probabilidad para reducirlas con
preferencia al nuevo género Hakea. Porque así como
en los sobacos de las hojas de la Hakea glabra hay
yemas solitarias, sentadas y aovadas, que constan de
varias escamas cóncavas, opuestas alternativamente:
así también se observan semejantes yemas en los so-

i Hcnr. Adol. Schräder Scrtum hannoveranum vol. i pag. 2 / .


DE HISTORIA NATURAL. an
bacos de las Banksias dactyloides y gibbosa; mas no
en las verdaderas Banksias que dan la flor en trama y
él fruto en pina. Ademas quando la Hakea desplega
sus flores, se ensanchan las yemas formando un tubo
hueco por donde salen las corolas; y permanecen las
escamas hasta q u e , fecundado el g e r m e n , caen d e -
xando cicatrices en el • corto pedúnculo que sostiene
al'fruto'; lo que tampoco se observa en las verdade­
ras Banksias. N o he podido ver como se abren las y e ­
mas de la dactyloides y gibbosa, y es regular sea co­
mo en la H a k e a ; pero he observado en los pedúncu­
los del fruto las cicatrices .que déxáron al caer. Por
esto pues, y mucho mas por la grande diferencia que
hay entre la inflorescencia de las Banksias de Linneo
y las nuevas de G&rtner; como igualmente entre los
frutos, sitio por donde se abren.las caxas y número
de sus celdas, he determinado reunir á la Hakea las
Banksiasgwbosa, dactyloides ypiriformis, hasta que
algún Botánico demuestre que tienen la misma fruc­
tificación que las de Linneo. D a r é aquí algunas es­
tampas de los- géneros siguiente*s, reservando la colec­
ción entera para el V I tomo de Icones.

HAKEA.

' CARÁCTER GENÉRICO.

Cáliz común de muchas escamas cóncavas, recar­


gadas, caedizas: parcial ninguno.
Corola de quatro pétalos lineares, cuyas extremi­
dades son cóncavas y mas anchas.
Filamentos quatro muy cortos, insertos en la con­
cavidad de cada pífalo : anteras aovadas, algo esco­
tadas por abaxo.
- -A Q
212 ANALES

Germen pedlcelado, oblongo, terminado en un


estilo rollizo mas largo que la corola, y corvo en la
parte superior : estigma grueso puntiagudo : base del
piececillo g.landulosa.
Саха leñosa, de dos ventallas que se abren hasta
la base, de una celda y dos semillas terminadas en una
ala mas larga que ellas.
Observ. Este género forma el paso entre los Em-
bothrios y las Banksias, teniendo como aquellos el
germen pedicelado, y como estas la caxa leñosa de dos
ventallas é igual numero de semillas. Parece ser el
CONCHIUM del Sr. Smith, según el carácter siguiente
íme publicó en 1 7 9 8 en el tomo I V de las Transac-
ciones de la Sociedad Lineanna.
Calix nullus Ц Pétala quattuor, stamnifera. Stig­
ma turbinatum, mucronatum. Capsula unilocularis,
disperma. Semina alatá.
Por desgracia se contentó con dar lo que llamó
carácter esencial sin entrar en el por menor de la
fructificación entera; ^ por consiguiente nada dixo de
la forma del estjlo, del sitio donde se esconden los es­
tambres , del modo de abrirse la caxa, ni si sus ventallas
se separan hasta la base. Con todo me inclino á creer
que el НЛКЕА y el CONCHIUM son un mismo género;
y como Smith lo publicó en 1 7 9 8 , y Schräder en
1 7 9 7 , debe conservarse el primer nombre, que Schrä­
der dio á su planta en honor de Christóbal Luis Ha­
ke , Consejero de S. M . Británica.

i Ni Schräder ni Smith hablan del cáliz común, porque no


creerán tal vez que las escamas de las yemas merezcan este nombre.
J>J. HISTORIA NATURAL. 213

HAKEA PUGIONIFORMIS Tab. n .

I HAKEA caule fruticoso: foliis alternís, tereti-


bus, mucronatis: capsulis pugioniformibus.
HAKEA glabra. Schrader Sert. hannov. vol. z .
Tab. 2 7 .
Arbusto de ocho y mas pies de altura, cuya ma-
dera es blanquecina, y la corteza obscura: sus ramos
son alternos, rollizos, bien abiertos, y á veces dobla-
dos hacia la tierra, y bien poblados de hojas igual-
mente alternas. Estas se mantienen siempre verdes
como las del pino, y son cilindricas, muy delgadas,
de una á dos pulgadas de largo, y terminadas por una
espinita corta, aguda y roxa. En el sobaco de cada
una hay una yemecita de escamas aovadas, recarga-
das, caedizas, de cuyo centro sale un pedúnculo vello-
so y corto, que se divide en dos, tres ó mas piececillos
que sostienen otras tantas flores blancas, pequeñas y
muy vellosas por afuera. Las anteras son amarillas: el
estilo algo mas claro, y la glándula semilunar que se
halla en la base del piececillo amarillenta. L a caxa á
manera de puñal, muy aguda hacia la punta, aovada
hacia ábaxo, y notada allí con dos excrescencias á
manera de alitas: es leñosa, rugosa y de una pulgada
de largo, teniendo algo mas de una línea su mayor
diámetro." Sus dos ventallas se abren naturalmente has-
ta la base, dexando á descubierto las dos semillas y el
hueco de la celda, que es excéntrico. Las semillas son
casi negras, agudas por abaxo, planas, por las super-
ficies en que se toca mutuamente, convexas y eriza-
das de eminencias por las que quedan en contacto cqn

i He mudado el nombre específíco> porque también son


lampiñas otras especies.
Q *
\
v
214 ANALES

el hueco de la celda: las alas son muy obscuras, algo


transparentes, y con un nervio longitudinal que las
parte en dos porciones desiguales.
Habita en las cercanías de Jackson: florece y fruc-
tifica en Abril.
Exj)lic. de la estampa. A Una yema con flores
muy aumentadas; una de ellas sin corola para que se
vea la glándula que está en la base del piececillo del
germen, a Las mismas flores del tamaño natural y sin
yemas, b Caxa abierta, c Semilla mirada por la parte
convexa, d L a misma por la parte opuesta.

H A K E A GIBBOSA.

2 H A K E A caule fruticoso: foliis sparsis, numero-


sis,, teretibus: capsulis ovatis, gibbosis, rugosis.
Banksia gibbosa. Whitcpag. 22$.
Arbusto de la misma altura que el precedente,
con el qual conviene en el color de la madera y cor-
teza , como también en la figura de los ramos y hojas;
bien que estas son algo vellosas, especialmente las
tiernas, de un verde mas claro y de pulgada y media
de largo: hállanse sin orden y en tanto número , que
amontonadas unas sobre otras cubren los ramos, dán-
doles un aspecto de p i n o : en el sobaco de cada una
hay una yemecita, de cuyo centro es regular salgan
•las flores, que deben ser axilares y casi sentadas, c o -
mo lo indican los cortos pedúnculos d é l o s frutos. Es-
tos son aovados con punta obtusa, la qual sobresale á
una grande joroba, que los hace parecer casi esféricos
sin contar la punta. Son como nueces pequeñas c u -
biertas de una corteza desigual y rugosa que se des-
prende con el tiempo, baxo de la qual están las v e n -
tallas sólidas y leñosas, que se abren en dos hasta el
DE HISTORIA N A T U R A L 21 5

pedúnculo, manifestando la celda y las dos semillas.


La superficie interior de cada ventalla presenta tres
colores: la porción que ocuparon las semillas y sus alas
es de color de caoba; la central contigua á esta se pa-
rece al del nogal; y la exterior que hace parte de la-,
joroba es de un color blanquecino, semejante al de la
madera del arbusto. La celda es muy excéntrica, con
surcos y desigualdades en su concavidad. Las semillas
sonnegras, planas por la superficie en que se tocan;
convexas" y con surcos interrumpidos y protuberantes
por la opuesta que estuvo en la concavidad de la ven-
talla: la ala es aovada, casi negra, de un finísimo te-
xido de venitas que dexan intersticios transparentes,
tiene ocho ó diez líneas de largo y apenas tres de an-
cho ; no solamente termina la semilla excediéndole de
mucho en longitud, sino que la acompaña hasta la
base obtusa.
Crece con lozanía entre los tejares y las casas del
pueblo Jackson, donde le halló el Sr. Née en Abril
cubierta de frutos, pero sin flor.
Observ. i ? El hallarse solitarios los frutos no es
bastante prueba para afirmar que las flores fueron so-
litarias , como se ve en la especie precedente.
Qbsevw. 2* Tal vez será esta especie la que Schrä-
der llamó Hakea pubescens 'ramis cernuis ¡foliisr
que fubescentibus; mas no me atrevo á asegurarlo,
porque nada dixo del fruto.
H A K E A D A C T Y L O I D E S . Tab. 12.
3 H A K E A foliis alternis, lanceolato-ovatis cum
acumine, integerrimis, rigidis, trinerviis: floribus axi-
laribus: capsulis globoso-ovatis.
Bancksia dactyloides.Gärtner, vol. 1 . pag. 2^1.
í Tab. 47.
2l6 ANALES '

Arbusto de seis á siete pies de altura muy ramoso


como nuestros lentiscos: su tronco y ramos son rolli-
zos de madera blanquecina con zonas concéntricas, y
la corteza lisa de un verde roxizo. Tiene hojas alternas,
bastante inmediatas entre sí, y en los sobacos yemas
aovadas, escamosas.Las hojas tienen hasta quatro pul-
gadas de largo ¡ y algo mas de media en su mayor an-
chura que se halla en la parte superior, estrechándose
sucesivamente hasta terminarse eii un peciolo muy
corto. Son correosas, casi lampiñas con tres y á veces
cinco nervios longitudinales, reunidos en uno cerca
del peciolo y de la extremidad opuesta que remata
en punta. Las caxas son aovadas, casi de una pulgada
de largo, y salen regularmente dos de cada sobaco;
pero como son mayores que las distancias que hay
entre las hojas, parecen estar agregadas al rededor de
los ramos, quando cayeron las hojas forzadas por la
corpulencia y multitud de los frutos. Dichas caxas son
leñosas, y su superficie exterior áspera y desigual; se
abren hasta el pedúnculo (que es corto y grueso) en
dos ventallas, dexando descubierta la celda, muy ex-
céntrica , y las dos semillas aladas; entonces se mani-
fiestan en la superficie interior dos colores, uno roxizo
obscuro donde estuvo la semilla con su ala, y lo res-
tante de un amarillo casi blanco. L a semilla es menor
que en la especie precedente, y la ala á proporción
mayor, con venitas que se perciben mirándolas con-
tra la luz: es terminal sin acompañar á la semilla hasta
la base.
Se cria con la precedente, y se halló en fruto sin
flor alguna.
Exilie, de la estampa, a Una de las ventallas con
su semilla, b Semilla.
Observ. Gantner dice que esta especie y la si-
PE HISTORIA NATURAL.
guíente tienen un cáliz (parcial ó propio sin duda)
infero y quadrífido. L o cierto es que no se conserva
en el fruto, en el qual solamente vi un ribete circu-
lar á la extremidad del pedúnculo, y aun este se des-
vanece en los frutos muy viejos.

1
HAKEA PIRIFORMIS.

4 HAKEA caule arbóreo: foliis lanceolatis opposi-


tis: florum spicis axillaribus, verticillis adproximatis.
Banksia pirifórmis. Gaertnerpag. 220. Tab. 47..
Banksia floribus solitariis : capsulis ovatis pu-
bescentibus: foliis lanceolatis, integerrimis, glabris.
White j)ctg. 2,2,4
Esta especie tiene poca afinidad con las preceden-
tes por carecer de yemas axilares, y porque sus ho-
jas son opuestas, y las flores espigadas; pero mucho
menor la tiene con las Banksias, porque ni sus fru-
tos forman pina, ni las flores trama. Así pues has-
ta que nos conste su entera fructificación la dexaré en
este género. Su tronco se eleva hasta doce ó catorce
pies con ramos opuestos rollizos, cubiertos de una
corteza obscura. Sus hojas son opuestas, lanceoladas
con punta muy aguda, enteras, verdes y algo brillan-
tes por la superficie superior, pardas por la opuesta:
tienen tres pulgadas de largo, una de ancho, y un ner-
vio longitudinal ramoso: los peciolos son planos, al-
go mas anchos en la base donde casi abrazan el tallo
y forman una hinchazón ó pequeño tubérculo : tienen
regularmente una pulgada de largo y media línea de
ancho. Las flores nacen en espigas axilares, opuestas,
formadas de rodajas poco distantes entre sí: casi to-
das abortan , fructificando solamente las del verticilo
ó rodaja inferior. Las caxas son leñosas, y se abren
ai8 ANALES

longitudinalmente hasta el pedúnculo por un lado,


y hasta mas de la mitad por el opuesto, dexanda des-
cubierta la celda y las semillas entre las ventallas. P a -
recen una pera al revés, y suelen tener hasta tres pul-
gadas de largo y una y media de grueso : su superficie
exterior está cubierta dé una borra fina roxiza : la in-
terior es lisa de color de canela' en la extensión que
ocupó el ala , y obscuro en la concavidad donde estu-
vo la semilla : esta es plana por un lado,, y convexa
por otro, terminada por una ala de dos pulgadas ¿ e
largo, sin venitas, y de color de canela. .
Se cria en las cercanías de Bahía-botánica, y fruc-
tifica en Abril. . -j .
Obser-v. Es de estrañar que aun Tos autores I n -
gleses digan que este árbol da las flores solitarias,
quando en realidad las echa en espigas, como lo de-
muestran los esqueletos que traxo el Señor N é e , en
lo.quales se conservan aun las cicatrices de. las que
abortaron. Es cierto que á veees se ven los frutos so-
litarios ; pero esto puede provenir de haberse des-
truido el resto de la espiga , muy débil en compara-»
cion de la extraordinaria magnitud, de las caxas,

BANKSIA.

CARÁCTER GENÉRICO.

Cáliz : trama común, cubierta de escamas estopo-»


so-coriáceas, comprimidas, perpendiculares al exe ó
receptáculo, y dispuestas en dos órdenes; las del uno
mas pequeñas y obtusas; las del otro que alterna con
el antecedente algo mayores, terminadas en punta re-
vuelta hacia arriba, y entre cada dos de estas hay
dos flores.
DE HISTORIA NATURAL. 219
Corola profundísimamente partida en quatro laci-
nias lineares, cuyas extremidades son mas anchas y
cóncavas, permaneciendo unidas en forma de saco,
donde se encierra el estigma: la base adherente al ger-
men y receptáculo cubierta de pelos.
Filamentos quatro, muy cortos, insertos en la
concavidad terminal de las lacinias: anteras oblongas,
de dos celdas, situadas en dicha concavidad.
Germen pequeño, velloso, como clavado en el re-
ceptáculo y fondo de las escamas: estilo aleznado , mas
largo que la corola, corvo en la parte superior, y
persistente quando abortan las flores: estigma pira-
midal encerrado en el saco de la corola.
Fruto en pina, compuesto de caxas leñosas, aova-
das, comprimidas, de dos ventallas, y de igual núme-
ro de celdas formadas por un diafragma movible, par-
tido hasta la mitad en dos hojitas. Semillas solitarias
en cada celda aovadas, planas por un lado, convexas
por el opuesto, y terminadas por una ala.
Observ. 1 ? En ninguna especie he podido descu-
brir el cáliz quadrifido que Gaírtner concede á este
género. Las corolas parecen de una pieza en la parte
inferior, formando allí un tubo muy corto ; que el es-
tilo suele abrir con el tiempo hasta la base.
Observ. 2? E l género Banksia se distingue del
Hakea, porque en este el germen es supero respecto
de la corola , y en el Banksia casi semiínfero.
Observo. 3?En todas las especies la espiga de flores;
sale derecha y solitaria en el punto donde nacen dos,
tres ó mas ramos, ó en la extremidad de alguno d a
ellos.

B A N K S I A S P I N U L O S A . Smith

1 BANKSIA caule arborescente: foliis sparsis, l i -

\
220 ANALES

nearibus, truncato-trispinosis, versus apicem serrato-


spinosis: subtus pubescentibus. •
Banksia spinulosa. Smith Noiv-Hollandpag. IJ.
Tab. 4.
Este arbolito se levanta hasta diez pies con ramos
rollizos en número de 2,-4,que después se subdividen:
su madera es sólida, de un blanco roxizo, y la corteza
parda: echa muchas hojas, que cubren los ramos, es­
parcidas sin orden, pero muy contiguas, las quales
son lineares, de pulgada y medía á tres pulgadas de
largo, y de una línea de ancho, terminadas por abaxo
en un peciolo muy corto, y como truncadas en la
punta, sobresaliendo allí tres espinitas, de las quales
la intermedia mayor : tienen verde la superficie supe­
rior , blanca y algo borrosa la inferior; los bordes re­
vueltos , y hacia la extremidad superior con dientes
como de sierra espinosos. D e l centro que forma la
división de los ramos, se levanta una espiga cilindri­
ca de quatro pulgadas con corta diferencia: las es­
camas inferiores se terminan en una punta de media
pulgada, formando allí como una gorguera , que cu­
brió á la trama quando empezó á apuntar. Las lacinias
de la corola son amarillentas, vellosas por afuera, muy
angostas y profundas, de una pulgada de largo : los
pelos de la base y del germen ferrugineos; el estilo
roxo, un tercio mas largo que la corola. L o demás co­
mo en el carácter genérico.
Se cría á tres leguas de Jackson caminando hacia
Paramatta, y florece en Abril. N o he visto su fruto,
como tampoco lo v i o el Sr. Smith, el qual dice que
los naturales del país la llaman Wattangre.
DE HISTORIA NATURAL. 221

BANKSIA ERIGS£FOLIA. Linn.

2 BANKSIA foliis approximatis, acerosis, trunca-,


to-emarginatis, glabris. Linn. suppl. $ág. 127.
Arbusto bien poblado de ramos erguidos rollizos,
de seis pies de altura, parecido á un robusto brezo,
y por eso le dio Linneo el nombre de Ericafolia.
Sus ramos se subdividen varias veces, saliendo tres ó
quatro de un punto, y de su centro la trama ó espi-
ga cilindrica de flores. L a s hojas son lineares, de
unas quatro líneas de largo y media de ancho , ver-
des y lampiñas por arriba, cenicientas y algo vello-
sas por el envés, con los bordes revueltos, y el ápice
escotado, donde se observan dos dientes agudos: son
tan numerosas, que amontonadas unas sobre otras sin
orden -cubren enteramente los ramos, á los que están
asidas por peciolos muy cortos. L a espiga de flores
suele tener medio pie de largo , y pasan de seiscien-
tas las que de dos en dos se hallan como clavadas al
receptáculo entre las escamas. Las escamas inferiores
ó gorguera se terminan en una especie de cerda de
de dos á tres líneas de largo. L a s corolas son mas cor-
tas que en la especie precedente; pero del mismo co-
lor, y vellosas por fuera: el estilo mas largo, roxo y
tieso : los pelos que tapizan la base de la corola y
germen roxizos y muy espesos. E l fruto tiene mas de
cinco pulgadas de largo, y una y media de diámetro:
es aovado oblongo, compuesto de unas quarenta ca-
x a s , habiendo abortado las demás flores, cuyos' esti-
los permanecen. L a s caxas son comprimidas, orbicu-
ladas; y gruesas por arriba, angostas por abaxo,
y cubiertas de los pelitos roxizos que acompañaron
al germen: se abren por arriba en la dirección de su
exe mayor, que es el paralelo al horizonte, y resul-
aaa ANALES

tari dos ventallas en forma de cuchara, lisas y negras


por adentro: en medio de las quales está el diafragma,
y en cada celda una semilla, cuya ala es mas ancha
por arriba que junto á la semilla. Esta es aovada y
comprimida.
( . Es muy común este arbusto en la Bahía-botánica,
é inmediaciones de Jackson y Paramatta. Florece y
fructifica en Abril, y en ambos estados lo encontró
allí Don Luis Née.

B A N K S I A S E R R A T A . Linn.

* 3 BANKSIA foliis linearibus in petiolum attenua-


tis, a?qualiter serratis,. ápice t;runcatis cum mucronr,
Linn. suppl. J?ag. 12,6. Whit flag. 22$ cum Icone.
Banksia conchífera. Qeertner. voL 1 . yag. 221.
Tab. 48. Jig. 1 . ,
El tronco de este árbol es grueso y áspero , y su
altura de mas de veinte pies con muchos ramos algo
afelpados quando tiernos: sus hojas son tiesas, casi
lineares, de tres á quatro pulgadas de largo, y algo
mas de media de ancho, angostas hacia la base donde
se terminan en un peciolo muy corto, y truncadas en
la.punta, sobresaliendo allí la extremidad del nervio .
longitudinal en forma de espinita muy corta; tienen
sus bordes aserrados, la superficie exterior lisa, la in­
ferior algo vellosa, especialmente quando es tierna, y
entonces blanquecina. Nacen muy inmediatas alterna­
tivamente y en mayor número hacia la extremidad
délos ramos, el qual se aumenta por las que. salen
délos sobacos de las primeras. La trama ó espiga de
flores es terminal, de quatro pulgadas de largo, y
mas gruesa que en las demás,especies,compuesta de
mas de seiscientas flores, clavadas de dos en dos entre
\

D E HISTORIA N A T U R A L . 223

las escamas afelpadas del receptáculo. L a corola es


amarillenta, -vellosa, y de una pulgada de largo,
hendida hasta la base por el lado adonde se inclinó
el estilo, y por los otros tan profundamente que casi
se puede reputar de quatro pétalos, quedando ade-
mas libremente las bases 'puntiagudas. E l estilo y an-
teras como: en las especies precedentes. L a pina for-
ma un grupo de ocho ó diez caxas mas grandes que
castañas, casi cubiertas de la multitud de los estilos
de las flores que abortaron, resultando una como cabe-
llera de cerdas. L a caxa es aovada y algo comprimida
por la parte anterior , cónica por la posterior que mi-
ra al receptáculo, asemejándose á unas castañuelas,
especialmente quando está abierta: es leñosa y muy
dura; afelpada y roxiza por afuera, lisa y blanque-
cina por adentro : sus ventallas se abren hasta la mi-
tad de la longitud, y entonces se manifiesta el dia-
fragma movible, grueso por la parte que correspon-
de al fondo -de la caxa, y partido en dos hojuelas fi-
nas y revueltas por la opuesta. En cada celda hay
una semilla aovado-comprimida, con punta obtusa
en la base, y alada en la extremidad, mucho mas
corta y estrecha que la misma ala.
Se cria junto á la huerta de Jackson, donde la
N
halló en flor y fruto por Abril el citado N é e : pa-
rece que el fruto era del año anterior vista la mag-
nitud ; dureza y vejez de las pinas.
Observ. ¡Qué pródiga se muestra al parecer la na--
turaleza al adornar con tantas flores cada espiga para
lograr unas veinte semillas! ¡ y quan admirable al en-
cerrar estas entíe paredes tan gruesas y duras: al criar
frutos tan corpulentos de gérmenes tan menudos que
apenas se perciben ! Parece que hay mucha variedad
en el tamaño de las caxas si las representaron del na-
224 ANALES

tural W h i t e y Gaertner: aquel las hizo grabar como


avellanas, y este como almendrucos: las que traxo
el Sr. N é e son mayores que gruesas castañas.

BANKSIA MICROSTACHYA.

4 BANKSIA foliis lanceolato-linearibus, serrato-


spinosis, ápice truncatis, subtus tomentosis albis.
An Banksia dentata, foliis oblongis in petiolum
, attenuatis,curvis flexuosis, dentatis, dentibus spinula
terminatis subtus albis ? Linn. suppl. pag. 127.
Según la corta descripción de Linneo parece que
su planta es la que voy á describir; mas no pudien-
do asegurarlo, la daré con otro nombre, que podrá
suprimir quien cotejando los esqueletos de una y otra
se convenza que solo forman una especie. L a mia es
un arbusto de unos seis pies de altura, bien pobla-
do de ramos rollizos, que se subdividen varias veces,
arrojando en cada horcajo una espiguita de flores.
Su madera es dura , compacta , y de un pardo claro;
y su corteza roxiza con grietas. Los ramos se ven
cubiertos de hojas, esparcidas sin orden, y muy in-
mediatas, sostenidas por peciolos muy cortos: estas
son lanceolado-lineares, aserradas, cada, diente con su
espinita terminal muy aguda, truncadas casi como en
la especie precedente, lisas y verdes por arriba; afel-
padas y blancas por el envés, con un solo nervio
longitudinal, sin venas visibles: tienen casi dos pul-
gadas de largo, y dos líneas de ancho. Las espigas,
solitarias en cada horcajo, tienen algo mas de una
pulgada de alto y media de diámetro: sus escamas
son afelpadas, y las de la base mucho mas largas y
aleznadas. Las corolas son de un amarillo azafranado,
muy vellosas, de tres .líneas de largo, y hendidas casi
DE HISTORIA NATURA!. ' 22$

hasta el germen en quatro lacinias capilares. En lo


demás conviene con las antecedentes. Su fruto me es
desconocido.
Se cria junto á Jackson viniendo de Paramatta.

BANKSIA OBLONGIFOLIA.

5 BANKSIA caule arbóreo: foliis oblongis, serra*


tis, snperne glabris, subtus tomentosis.
Árbol hermoso por el contraste que hacen los co­
lores de sus hojas verdes y brillantes por arriba, blan­
cas y á veces ferrugineas por el envés. Su tronco sue­
le tener doce píes de altura, y su madera es sólida,
de un blanco roxizo, y la corteza cenicienta. Esta es
afelpada en los ramos tiernos, que son rollizos, y sue­
len partirse de tres en tres, dexando en el centro lu­
gar para que se levante la espiga de flores. Las ho­
jas son correosas, oblongas, aserradas con dientes agu­
dos, con un solo nervio longitudinal, que sobresale
algo y se termina en una punta ; las venitas, paralelas
entre sí y casi perpendiculares al nervio, van á parar
á los dientes del borde. Las hojas tiernas tienen el en­
vés cubierto de borra ferruginea, que con el tiempo
se aclara hasta quedar últimamente blanca: los pecio­
los son rollizos, cortos, pero bien sensibles: las hojas
de dos á tres pulgadas de largo, y de unas ocho lí­
neas de ancho. Las corolas de un amarillo dorado, ve­
llosas , de una pieza, ^hendidas casi hasta la base en
•quatro lacinias capilares de media pulgada de largo
sin contarla concavidad terminal de cada una, donde
se oculta el corto filamento y la antera. Hay en cada
espiga mas de setecientas clavadas como en las espe­
cies precedentes al receptáculo entre las escamas. Es­
tas son afelpadas bermejas,y algo puntiagudas: las in-

)
226 ANALES

feriores, que forman una gorguera, aleznadas y tres


veces mas largas. N o he visto el fruto de este árbol,
que se cria á tres quatros de legua de Jacksón,

BANKSIA ROBUR.

6 BANKSIA caule arbóreo; foliis ovato-oblongis,


serráto-spinosis, sparsis, subtus ferrugineo-tomentosis.
Este árbol. se levanta magestuosamente sobre los
demás de su género, y se parece al roble en el tama-
ño y, porte: llega á veces hasta treinta pies de altura
con uno y medio de diámetro en la base: sus ramos
son rollizos, y están cubiertos • de borra ferrugínea
quando tiernos: la madera es dura, sólida, algo roxi-
za y la corteza cenicienta. Cubrenle multitud de ho-
jas esparcidas sin orden, pero á corta distancia mutua,
sostenidas por peciolos de tres ,á quatro líneas de lar-
go , planos por la parte que mira al tallo, y convexos
por la opuesta, siguiendo después en forma de nervio
principal lo largo de la hoja hasta terminarse en Una
puntita: de este nervio salen otros paralelos opuestos,
que le son casi perpendiculares, y se terminan en los
dientes del borde, sobresaliendo á manera de espini-
tas. Las hojas son aovado-oblongas, obtusas en la pun-
ta, correosas, verdes y lisas por arriba, afelpadas y ca-
si de color de canela por abaxo, aserradas, de seis á
doce pulgadas de largo, y unas tres á quatro de an-
cho. Las flores nacen en el punto donde se ramifican
los ramos, y forman una vistosa espiga de tres pulga-
das , hallándose hermanadas de dos en dos y como cla-
vadas entre las escamas afelpadas en número de seis-
cientas. L a corola es vellosa, y en el seco parece de
un amarillo obscuro: los estilos roxos y mas largos
que la corola, los quales, fecundado el germen, se
DE HISTORIA NATURAL. 11J
extienden, se endurecen y forman una especie de car-
da ; bien que sus púas son muy finas y en mayor núme-
ro que en el dijpsacus fullonum. ISlo he visto el fruto.
Crece en la Bahía-botánica y en el pueblo Jackson.
Observ. Los carpinteros de nuestra expedición
compararon este árbol al roble, y de él hicieron va-
rios caxones, que se conservan en casa del Sr. Née^

BANKSIA M A R G I N A T A . Tab. IJ.

y BANKSIA caule fruticoso: foliis linnearibus,


truncatis, margine revoluto: capsulis compressis.
Arbusto de quatro á cinco pies de altura, cuya
madera es cenicienta con venitas de color de canela^
la corteza parda y lampiña quando vieja, borrosa y
ferrugínea en los ramos tiernos. Estos se subdividen
, varias veces, saliendo dos, tres ó cinco de un mismo
punto, y de su centro la trama ó espiga cilindrica de
flores. Todos están cubiertos de muchísimas hojas tie-
sas, sostenidas por peciolos muy cortos. Son linea-
res, de una á dos pulgadas de largo y de dos líneas de
ancho ; verdes y lampiñas por arriba, blancas y algo
afelpadas por el envés; cortadas en la punta donde
sobresale el único nervio longitudinal, y con los bor-
des revueltos hacia atrás. Las espigas tienen de dos á
tres pulgadas, y se componen de escamas afelpadas,
de las quales las inferiores en forma de gorguera y
aleznadas. Las corolas son vellosas y profundamente
partidas en quatro lacinias capilares de unas cinco lí-
neas de largo, teniendo sus extremidades mas anchas
y cóncavas, y dentro de ellas el filamento corto y la
antera. La pina es cónica, cubierta de los estilos de
las flores que abortaron, dexándose ver entre aquella
como cabellera gran número de caxitas muy compri-
228 ANALES

midas, orbiculares , anchas por la parte anterior, an-


gostas y cubiertas de vello roxizo por la posterior. Há-
llanse clavadas perpendicularmente al receptáculo ci-
lindrico, y sus superficies mas anchas quedan paralelas
al horizonte. Sus ventallas se abren hasta la mitad de
su longitud, descubriéndose entonces las dos celdas, y
el .diafragma movible, medio partido en dos hojuelas
finas: en cada celda hay una semilla alada, mas pe-
queña que en la Banksia ericasfolia.
Crece caminando de Jackson á Paramatta, donde
la halló en flor y en fruto el citado Née. Creo que
« el fruto era del año anterior.
JExplie. de la estampa, a Corola, b Caxa. d C a -
xa que se abre, e Sección transversal de esta, f Sec-
ción longitudinal con su semilla, g Diafragma.

B A N K S I A O L E i E F O L I A . Tab. 14.

8 BANKSIA caule arbóreo: foliis verticillatis, sub-1


lanceolatis, integerrimis, subtus tomentosis, albis.
Árbol de unos doce pies de altura, cuya madera
y corteza es como en la especie precedente. Sus ramos
son rollizos, y se dividen varias veces, saliendo regu-.
larmente tres de un mismo punto ¿ y de su Centro una
espiga cilindrica de mas de tres pulgadas. Las hojas
son casi lanceoladas, muy enteras, verdes y lampiñas
por arriba, blancas y con borra muy fina por el en-
vés, con un solo nervio longitudinal ramoso, cuyas
venitas principales están casi paralelas. Suelen tener
cinco pulgadas de largo y algo mas de media de an-
cho , sostenidas por peciolos muy cortos, y se hallan
en rodajas ó verticilos , cada uno de quatro hojas.
Las escamas de la trama son afelpadas y las inferiores
aleznadas, formando una gorguera de dos á tres lí-
>

DE HISTORIA NATURAL. 229


neas de extensión. Las corolas son amarillas, de una
pieza profundamente partida en quatro lacinias capi-
lares, vellosas por afuera, anchas y cóncavas en su
extremidad, donde está la antera: el estilo es roxizo
y el estigma algo mas grueso, oblongo y con punta
obtusa, l^o he visto el fruto.
Se cria en las cercanías de Jackson.
Explic. de la estampa, a Flor cerrada, b Flor
abierta, c Lacinia aumentada, d Estilo y estigma. •

BANKSIA INTEGRIFOLIA. Linn.

9 ' BANKSIA folias cuneifo'rmibus, integerrimis,


subtus tomentosis, albis. Linn. supp. jpag 1 2J.
Banksia spicata. Gartner. 'vol. i. j?ag. 2,2,1.
Tab. 48.
Arbolito casi igual al qué precede,y tan parecido
que solamente se pueden distinguir por la forma de
sus hojas, que en esta especie presentan la de una
1
cuña, terminada por arriba unas veces en semicírculo,
y otras por un corte-perpéndicular al exe. D e manera
que si las hojas de la especie precedente fuesen algo
mas anchas, y se cortasen una pulgada antes de la
punta, ó perpendicularmente al nervio, ó en semi-
círculo , tendríamos las de esta, que se hallan igual-
mente en verticilos de quatro hojas ¿ algo mas largas
qué la distancia que media entre dos verticilos. L a he
visto en flor y enteramente conforme á la preceden-
t e : ahora añadiré lo que de ella y del fruto dice
Gaertner. „Sus flores y aun los frutos no maduros es-
»tan cubiertos de una bonita de color de nieve, y
n dispuestos en trama cilindrica: la pina tiene mas de
«tres pulgadas de alto y unas diez y seis líneas de
J> diámetro, compuesta de caxitas coriáceas, orbicula-
Ra
230 ANALES

j j r e s y algo hinchadas por arriba como las lentejas,


a puntiagudas por abaxo, siendo la punta cónica y
ti comprimida. Cada caxa se abre por el ápice en dos
»9 ventallas, cuyo interior es negro, y allí está el dia­
f r a g m a tieso, libre, partido en dos hojuelas refle-
»> xas, elásticas. En cada celda hay una semilla alada
»>casi negra. E l embrión es aovado, puntiagudo por
*f abaxo y semejante á la semilla."
Se cria entre Jackson y Bahía-botánica, donde
la vio en flor el citado Née.
Observ. En un mismo ramo de este árbol se ve
tal variedad de hojas, que parece debiera llamárselo-
lymorfha en vez de integrifolia. Las hojas por lo co­
mún son cuneiformes y enteras; pero algunas tienen
el ápice truncado, otras semicircular con una pun-
íi.tá en el centró, y otras en fin con apariencia de
dientes. . • .
Ademas de las nueve especies que acabo de des­
cribir hay otras que parecen ser nuevas; pero vinie­
ron incompletas: con todo las indicaré, para que otros
decidan si son ó no verdaderas especies quando logren
ver su fructificación.

BANKSIA GLAUCA.

l o BANKSIA foliis verticillatis, cuneiformibus,


profunde dentatis, ápice truncato.
Este arbusto se levanta hasta seis pies, y arroja
ramos parecidos k los de la especie precedente, bien
poblados de hojas de un verde amarillento por arriba,
y blancas por el envés, que sostenidas por peciolos
muy cortos forman verticilos de quatro hojas: tienen
como dos pulgadas de largo y algo mas de media en
la extremidad, estrechándose desde allí hasta la base

f
P E HISTORIA N A T U R A L . 23 í

en forma de cuña aguda i en ambos bordes hay dientes


agudos y senos profundos: se terminan en tres dientes,
de los quales el intermedio es mas ancho y obtuso.
' Se cria en las cercanías de Bahía-botánica junto á
la Hake a piriformis.

BANKSXA S A L I C I F Q L I A .

I I BANKSIA foliis spársis oblongis, integerrimis,


ápice breviter mucronaf is
Arbusto de seis a'ocho pies de altura con ramos
rollizos, cubiertos de borra de un roxo obscuro, espe-
cialmente los tiernos, y con multitud de hojas espar-
cidas sin orden, y sostenidas por peciolos muy cortos,
afelpados que siguen lo largo de la hoja, formando el
único nervio longitudinal, que sobresale al fin en for-
ma de espinita corta. Las hojas tienen unas tres pul-
gadas de largo y apenas media de ancho; son coriá-
ceas, verdes y lisas por arriba; roxizas por abaxó
quando tiernas, y blancas quando viejas, rayadas con
multitud de venitas paralelas entre sí, y casi perpen-
diculares al nervio principal.
Se cria con la precedente.

S ¡ lili ni 1 "nn-tin; ,

-i;,. $t) "f.'ytl®o$&mmX • ¿ftí "S orfí,


1
LAMBERTIA.

CARÁCTER GENÉRICO.
i:' - * " §

'•fifi-) i Cáliz
común de muchas flores ( 6 , 0 7 ) , caedizo,
cilindrico, de muchas escamas lineares, las exteriores
1 A s í nombró este género el Sr. Smith en honor de su amigo
A y l m e r Bourke Lambert, autor de un tratado sobre la Quina;
2%1 A N A L E S

menores: parcial de una pieza, cilindrico muy pe-


queño , entre la corola y el germen.
Corola tubulosa, partida en quatro lacinias libres
en ambas extremidades, unidas en el vientre algo hin-
chado : las lacinias lineares y cóncavas en la extremi-
dad superior.
Filamentos quatro muy pequeños, insertos en la
concavidad de las lacinias: anteras oblongas lineares.
Germen supero, aovado, velloso, encerrado, en
el cáliz interior: estilo alezñado, de quatro esquinas
tan largo como la corola: estigma agudo.
Caxa coriácea, aovada, por abaxo, con tres cuer-
necitos arriba, de los quales dos mas largos y.conti-
guos; de una celda, de do>: ventallas, que se abren
por la hendidura que hay entre los dos cuernecitos
mas largos, y de dos semillas lenticulares con ribete.
Observ. i? Apenas examiné esta planta conocí
que debia formar un género nuevo, y como á tal la
tenia dibuxada y descrita con el nombre de R I Z O A
T R I F O L I A T Á , en honor de D. Salvador Rizo que dibu-
xó y pintó la Flora de Bogotá del Sr. Mutis. Vila des-
pués en la estampa 2 1 del Sertum Hannoveranum de
Schrader con el nombre de P R O T E A N E C T A R I N A , y co-
nociendo su equivocación la iba á publicar en estos
Anales como R I Z O A , quando recibí de Londres el to-
mo I V de las Transacciones de la Sociedad Linneana,
y'en él una hermosa estampa de mi planta con el nom-
bre de L A M B E R T I A F O R M O S A . N O dio el Sr. Smith en
dicha obra la descripción específica, ni aun completó
el carácter genérico, pues se contentó con el conciso,
qué él llama carácter esencial. Mas siendo en realidad
su planta la misma que yo tenia ya grabada, adopté
el nombre de Smith como mas antiguo, y borré el
mió. El carácter de Smith es el siguiente.
T

DE HISTORIA NATURAL. . 233

TETRANDRIA monogynia.

Ord. nat. PROTEJE Juss. Gen. 7 9 .

CHARACTER ESSENT. Calix communis polyphil-


lus, imbricatus, septemflorus. Pétala quattuor, stam-
nifera. Stigma subulatum, sulcatum. Capsula unilo-
cularis, disperma. Semina marginata.
Frutex ramis virgatis, foliis ternis, ápice mucro-
nato-pungentibus. Flores Proteo melliferee quodam-
modo símiles, saturate rosei, formosi. Capsula cri-
stataí tricornes.
2? Schrader dice que no vio el fruto maduro,
pero que el germen indicaba ser de una celda y de
una sola semilla: yo he visto alguno bien formado con
una sola semilla. Tal vez varía, y entonces debe de-
cirse en el carácter Semillas en cada caxa una ó dos.
3? Dixe en la página 2 1 2 que el CONCHIUM de
Smith es el HAKEA de Schrader, y ahora añado qne
su PERSOONIA se parece á mi LINKIA , diferenciándo-
se únicamente en el fruto, que él dice ser Pruna de
una semilla, y yo lo creí foliculiforme; bien que
añadí no haberlo visto maduro, y que debía exami-
narse en plantas vivas ó en estado. perfecto. Insinúo
esta observación para que el mismo Smith resuelva y
desvanezca la duda.

L A M B E R T I A F O R M O S A . Tab. 15.

LAMBERTIA fruticosa: foliis ternis, sublinearibus,


rigidis, ápice mucronato-pungentibus.
Lambertia formosa. Smith Transactions of the
Linnean Society. vol. 4. Tab. zó.pag. 2,14.
234 ANALES

Protea nectarina. Schradsr Sert, Hann. fase. 4.


•pag. 5. Tab ii.
Arbusto hermoso de quatro á cinco pies de altu-
ra , con ramos derechos, alternos, rollizos, algo asurca-
dos, y vellosos quando son tiernos. Sus hojas nacen de
tres en tres en verticilos, menos distantes entre sí que
la longitud de las hojas, la qual es de doce á diez y
seis líneas con una de ancho: son casi sentadas, tiesas,
verdes y lampiñas por la parte superior, algo afelpa-
das y ceniciento-obscuras por el envés, angostas ha-
cia la base, obtusas en la punta, donde sobresale una
iespinita aguda. Las flores se hallan sentadas en la ex-
tremidad de los ramos, seis ó siete en un cáliz común.
Este tiene pulgada y media de largo, y sus escamas
un color bermejo. L a corola lo tiene de grana hermo-
sa : es vellosa interiormente, y. sus lacinias se hallan
reunidas y como pegadas al estilo y estigma mientras
se obra la fecundación; pero pasada esta se abren y se
arrollan espiralmente, quedando entonces el estilo tie-
so y derecho. Los pelitos del germen son bermejos y
mas largos que el cáliz propio de cada flor. L a caxa
tiene algun vello que se desvanece con el tiempo, y
los cuernecitos mas largos media pulgada.
Crece con abundancia en las cercanías de Jackson.
• Explic. de la estampa, a Cáliz común, b Flor
agregada, c Flor sin cáliz, d Flor solitaria, e Corola
abierta vista por adentro, f Germen dentro de su cá-
liz parcial, g Germen aumentado con su cáliz, abierto
y el estilo cortado transversalmente^ h Una porción
de lacinia aumentada para que se vea la concavidad,
y en ella el estambre, i Caxa. k Caxa que. empieza á
abrirse. / Caxa abierta, m Semilla.
Qbserv. Aunque todas las flores se fecundan, no
todas dan fruto sazonado j porque el tamaño de la
DE HISTORIA NATURAL. 235

caxa y la inmediación en que se hallan los frutos


fuerzan á caer á los menos robustos, y solamente que-
dan uno ó dos.

P R O T E A T R J D A C T Y L I D E S . Tab. JÓ.

PROTEA foliís bipinnatis; pinnulís lineari-cunei-


formibus, ultima trífida: strobilis sph&ricis., solita-
riis, terminalibus.
Arbusto de quatro á seis pies de altura, con ra-
mos alternos, erguidos, rollizos, cuya corteza es li-
sa, y de un roxo obscuro : sus hojas son alternas , dos
veces aladas, y sus hojuelas en cuña casi linear , de
las quales la última en forma de tridente: todas son
lampiñas, y el peciolo común de doce á diez y ocho
líneas de largo, algo ensanchado en la base , y con un
surco longitudinal en la superficie que mira al tallo.
Echa las flores en pina esférica, del tamaño de una
grande avellana, terminal, solitaria , sentada y guar-
necida de muchas hojas que nacen de su base. La
pina se compone de multitud de escamas duras, pla-
nas, algo cóncavas y lampiñas por arriba, muy ve-
llosas y un poco convexas por abaxo, mas anchas por
la parte anterior en cuyo centro tienen una punta
corvada hacia arriba, que por la posterior , por la
qual y quedando su anchura paralela-al horizonte
están clavadas al éxe de la pina. Este es tierno al prin-
cipio , pero leñoso y muy duro quando sazonó el fruto.
N o tiene mas cáliz cada flor que la escama , de cuyo
•fondo nace: la corola es muy pálida, vellosa, y apenas
de tres líneas de largo, formando un tubo 'angosto
antes de abrirse: consta de quatro pétalos lineares, al-
go mas anchos hacia la punta, y allí cóncavos, don-
de ocultan sus respectivos estambres, cuyos filamen-
236 . ANALES
i

tos son muy cortos y casi planos, y las anteras ama-


rillas y oblongas. E l germen es muy pequeño , aova-
do con punta, y está cubierto de pelos largos de un
blanco pajizo, y como clavado en el- receptáculo ó
exe : el estilo sutil, algo mas largo que la corola: el
estigma en forma de clava aguda por ambas extre-
midades, y queda estrechamente encerrado en la es-
pecie de saco que forman las extremidades de los
pétalos hasta que se efectúa la fecundación. E l fruto
es una nuececita sumamente pequeña, casi triangu-
lar , ancha en el medio , angosta en su base , y pro-
longada en punta muy aguda por arriba, toda cu-
bierta de multitud de pelos, tres ó quatro veces mas
largos que ella. L a semilla ó almendra es oblonga , so-
litaria y blanca: sus cotiledones plano-convexos y
oblongos.
Habita junto á los tejares de Jackson, donde la
halló en fruto y con tal qual flor en Abril el citado
Née.
Explic. de la estampa, a Escama ó cáliz del t a -
maño natural vista por arriba, b Escama vista por
abaxo. c Flor cerraba. ¿¿Pétalos aumentados, e Ger-
men aumentado, f Nuez vestida de pelos del tama-
ño natural, g Nuez desnuda y aumentada, h Corte
transversal de la nuez para que se vea la almendra.
i Almendra, k Cotiledones.

PROTEA ACUFERA.

PROTEA foliis pinnatis, pinnulis oppositis tere-


tibus : strobilis sphajroideis: corollis monopetalis.
Arbusto parecido al precedente en el porte y ta<-
maño con ramos alternos y corteza roxiza. Sus hojas
son alternas., cilindricas, con un surco longitudinal en
DE HISTORIA NATURAL. 237

Ja parte interior , y se terminan en punta muy fina y


corta : tienen por lo regular pulgada y media de lar­
go , y una tercera parte de linea de diámetro. Echa
las flores en pina esferoidal, algo mayor que en la
especie precedente , la qual termina los ramos, y es­
tá sostenida por un pedúnculo muy corto adornado
de escamitas roxas, aleznadas. L a pina se compone de
multitud de escamas semejantes a las de la especie
precedente , á excepción de sus bases, que son mas es­
trechas. Las corolas son de una pieza, que se parte
en quatro lacinias capilares, única diferencia si las
comparamos con las descritas en la Protea tridactyli-
des., L a nuez es aovado-puntiaguda , de una celda y
de una semilla, y está enteramente cubierta de pelos
tiesos, rubios, tres veces mas largos que la misma
nuez. En las demás partes de la fructificación convie­
ne con la precedente, con la qual vive.

P R O T E A P U L C H E L L A . Schrader.

PROTEA foliis bipinnatis, filiformibus, glabrisr


strobüis conicis terminalibus aggregatis: squamis fruc-
tiferis reflexis.
PROTEA foliis bipinnatis, filiformibus , glabris:
strobilis ovato-oblongtY, terminalibus, verticillatis,
squamis calicinis sericeis apicula reflexa terminatis.
Schrader Sert. Hann. vol. i. fase. 2. pag. 1 5 .
Tab. 7 . Willdenowvol. i.fag. 507.
Arbusto de quatro á seis pies de altura, con ra­
mos alternos erguidos, rollizos, cuya corteza es de
un roxo muy pardo : sus hojas se hallan esparcidas y
á corta distancia , sostenidas por peciolos de doceá
diez y seis líneas de largo, y son dos veces aladas: sus
hojuelas son casi cilindricas, muy verdes, tiesas, de

t
238 ANALES

algo mas de medía pulgada de largo, muy delgadas,


y se terminan en una espinita muy corta amarillenta;
Echa las flores en pinas cónicas, y estas se hallan en
la extremidad de los ramos seis ó siete juntas con pe-
dúnculos propios, cortos; una de ellas que es la del
centro tiene casi dos pulgadas de largo, y las otras
que la rodean una.,Las pinas se componen de esca-
mas redondeadas por la parte anterior, terminadas
por una punta que sale del medio del borde: son casi
leñosas, lisas y de color de castaña por adentro, ve-
llosas por afuera : hállanse recargadas unas sobre otras
hacia arriba quando existen las flores; y al contrario,
hacia abaxo quando madura el fruto. N o tiene mas
cáliz cada flor que la escama de cuyo fondo nace: la
corola es de un pálido blanquecino , vellosa, de. qua-
tro líneas de largo, y forma un tubo unido hasta que
se completa la fecundación, pasada la qual se abren
los quatro pétalos de que consta: estos son lineares,
algo mas anchos y cóncavos en la extremidad supe-
rior, donde está colocado el filamento corto y la antera
oblonga y amarilla. E l germen es aovado con punta,
cubierto de pelos largos de un color ceniciento casi
blanco: el estilo capilar, y el estigma en forma de
clava roxizo, oblongo , y puntiagudo por ambas ex-
tremidades : la nuez muy pequeña, casi triangular,
ancha en el medio, angosta en su base , y prolongada
en punta aguda en su extremidad : está cubierta en-
teramente de pelos que la ocultan, y tiene una celda
y una semilla , cuya almendra es blanca.
Se cria en las cercanías de Jackson en la Nueva-
G a l e s , donde la halló en flor y fruto el Sr. N é e
por Abril. En el jardín de Berggarten , según refiere
el Sr. Schrader , florece en Julio y Agosto , y fructi-
fica en Diciembre.
DE HISTORIA NATURAL. ,

PROTEA DICHOTOMA.
PROTEA ramis .dichotomis: foliis bipinnatis, fili*
formibus, glabris : strobilis in dkhotomia solitarias,
conicis, subsessilibus.
Este arbusto suele tener seis pies de altura : su
tronco principal es algo tortuoso: su corteza exterior
fina, lisa y obscura: la interior mas gruesa : la made­
ra de un pardo claro; y los ramos rollizos con estrias
interrumpidas, alternos, los quales se van subdivi-
diendo en dos. Las hojas, corolas, estambres y em­
briones como en la especie que precede. Echa las flo­
res en pinas cónicas, de una pulgada de largo con
corta diferencia , y estas se hallan solitarias en los
horcajos de los ramos, casi sentadas, y su base cerca­
da de escamas aleznadas quando empiezan á apuntar
las flores; escamas que al principio formaron una co­
mo y e m a , y al fin caen quando madura el fruto. Las
escamas de la pina, ó bien sean cálices de las flores,
son mas anchas y duras que en las especies preceden­
tes , y su borde anterior es casi redondo, sobresalien­
do del medio una punta muy corta : no se doblan ha­
cia abaxo quando madura el fruto , pues solamente se
entreabren como sucede en muchos pinos. L a nuez,
cubierta de pelos y oculta entre ellos es aovada , es­
cotada por la base, terminada en punta muy aguda
por arriba; algo convexa por afuera , y con un ángulo
saliente por la parte interior que mira al receptáculo.
L a semilla llena la celda de la nuez , y es aovada y
blanca.
Se cria entre Jackson y la Bahía-botánica. L a he
visto en flor y en fruto.
í*4© ANALES

OBSERVACIONES BOTÁNICAS.

Publicado y a el segundo número de estos Anales vi


la deseada obrita de Smith A Specimen of the Botany
of New-Holí and, que me prestó el Sr. D . Casimiro
Gómez Ortega. Consta de solas 54 páginas y de 16
estampas con los colores naturales de las plantas: su
forma es en quarto, y se publicó en Londres en 1 7 9 3
para dar alguna muestra, como dice su autor, de las
muchas riquezas que aquel pais ofrece á los Botáni-
cos : porque sus producciones vegetales añaden á la
preciosa novedad caracteres tan estraños, que apenas
tienen semejanza con los de las familias ó tribus cono-
cidas. Echase de ver esto en los géneros T E T R A T H E C A
y C E R A T O P E T A L U M : porque cada antera del primero
se compone de quatro celdas, que se comunican por
un tubo común , esto es, por el ducto excretorio del
polvo fecundante; y en el segundo los pétalos son pi-
natifidos; las anteras terminadas en pico muy agudo,
y la caxa cubierta de una especie de caperuza
T u v e el gusto de Ver mi Se amia hispida en la
estampa V de esta obrita , y de saber que Sfhith la
llamó Goodenia ramo sis sima , seducido sin duda por
la semejanza que su flor tiene con el género G O O D E -
N I A ; puesto que en la página 1 6 afirma que no vio
su fruto maduro, y que su germen aumentado era
I
aovado y velloso .
V i también que las quatro especies de Embothrio

1 The fruit o f this species we have not seen ripe; but the
enlarged germen ís oval and haiiy.
DE HISTORIA N A T U R A L . J ^. 24I

descritas y figuradas allí son las mismas que yo pu-


bliqué en mi I V tomo de Icones: así pues para quitar
las equivocaciones que pueden nacer de los diversos
nombres con que las hemos publicado , daré aquí la
correspondencia de ellos.

SMITH. NoW-Hol. CAVANILLES. IcQtl. VOl. jf.

Embothrium speciosissi- Embothrium spathula-


mum. Tab. VIL tum. Tab. 388.
Emb. silaifolium. Tab. Emb. herbaceum. Tab.
VIIL \ 384.
Emb. sericeum. Tab. IX. Emb. cytisoides. Tab.
86.fig.2.^
3

Emb. sericei varietas. Emb. linearifolium. Tab.


j86.fig.i.
Emb. buxifolium. Tab. X Emb. genianthum. Tab.
J8 . 7

Sin la guerra actual que ha interrumpido por mu-


chos años nuestra correspondencia, ó hubiera omiti-
do la publicación de estas plantas, ó les hubiera dado
los nombres de Sjmith como era justo. E l público ha-
brá visto la grande semejanza que hay entre nuestros
dibuxos y descripciones, hechas sin comunicación y
á distancia tan considerable ; y yo tendré el gusto de
parecer imitador de mi amigo Smith aun en mis
obras originales. Con todo es preciso confesar que es
muy desagradable el concurso de ciertas circunstancias
que privan á algunos del mérito al que tenían derecho.
Sucede esto con, freqüencia á los que se ocupan en la
historia natural; porque muchos se esmeran en descu-
brir y traer de muy lejos objetos verdaderamente nue-
vos , cuya publicación se retarda contra su voluntad;
ANALES

y entonces otros mas felices se adelantan á publicar-


los, y llevan exclusivamente la recompensa pública,
que parecía común á muchos. Así es que nuestrq N é e
traxo de la Nueva-Gales meridional multitud de
plantas que otros han ido publicando. Tales son la
Hakea glabra y< JProtea pukhella ya citadas de
Schrader : la JPimelea linifolia de Smíth Tab. X I , su
Banksia sfinulosa ya citada: su Mimosa myrtifolia
Tab. X V , y Mimosa hispidula, Tab. X V I . Las tres
especies de Goodenia, y dos Servólas descritas en
nuestro segundo número de Anales: la Lambertia
formosa descrita en este : la Mimosa verticiljata de
Curtís', Tab. n o ; y otras muchas, que después
de un examen prolixo tenia yo dispuestas para la pren-
sa. Pero es justo conformarse con esta especie de acci-
dentes , y aun congratularse al ver que la ciencia se
perfecciona, y que el público se ilustra.
Quando en 1796 examinaba las especies ¿Q'Lej)-
tosfermo y Metrosoideros q u e N é e traxo de la Nue-
va-Gales meridional, hacíalo mismo en Londres el
Sr. Smith con las que había recibido de la misma co-
lonia , y ambos publicamos en 1 7 9 7 el resultado de
nuestras observaciones,él en el tomo I I I de las Trans-
acciones de la Sociedad Linneana, y yo en mi I V
tomo de Icones. Reprobamos en nuestros escritos, la
opinión de aquellos que reunieron dichos dos géneros
en uno á pesar de ser diversas sus fructificaciones: mas
no convenimos en los caracteres que esencialmente los
distinguen. Pensó Smith hallar uno esencial y genui-
no, como él dice , en la forma del estigma y.propor-
ción de los estambres respecto de la corola : yo en la
situación de la caxa, número de sus celdas, y figura
de las semillas, por ser este constante , . y aquel ex-
puesto i variaciones. En efecto, á pesar.de haber di-
DE HISTORIA N A T U R A L . 243

cho Smith que el estigma del Leptospermo debe ser


en cabezuela, y sencillo el del Metrosideros, pone
entre las especies de este .ultimo el Melaleuca linea-
ris de Schrader que tiene el estigma en cabezuela, co-
mo lo describió y figuro en la estampa 11 del Sertum
Hannoveranum: y al contrario, queriéndose conformar
con dicho carácter sin reparar en la forma de las semi-
llas, llama Metrosideros costata la planta de G^rtner
que pasé yo á otro género.
También noté que entre el Metrosideros y Me-
laleuca solamente pone como diferencia el tener o no
reunidos los estambres en cinco manojitos sin ha-
blar de la notable que Gaírtner puso entre sus semi-
llas. Sin duda hallo Smith razones para ello en el
nuevo examen que hizo de las plantas, como se echa
de ver en la pág. 266 , donde afirma que el Metrosi-
deros gummij"era de Ga^rtner es un Eucalyptus ,y al-
gunas de sus otras especies muy dudosas. N o es mi
ánimo erigirme en juez en esta materia, ni mucho
menos culpar la conducta de mi amigo, cuyas deci-
siones respeto, sino presentar al público mis obser-
vaciones para que las juzgue ; y para ello copiaré
aquí los caracteres del sabio Ingles al lado de los mios.

1 Perhaps this genus (Melaleuca") is not naturally distinct


from the last (Metrosideros'), the unión of the filaments all that
distinguishcs Melaleuca; for in the rest of the fructlficatíon, as
well as ¡n habit, they agree. Transact, vol, j , pag. 274*
244 ANALES

LEPTOSPERMUM. <
Smith. Cavanilhs.

Calix quinquefidus, se- Calix semiquinquepar-


misuperus. Pétala quin­ titus, parte germen .cir-
qué unguiculata, sta.mi- cumdante persistente. Pe-
nibus longiora. Stigma ca- tala quinqué orbiculata.
pitatum. Capsula 4-vel 5- Germen in fundo calicis,
íocularis. Semina angu­ huicque adglutinatum.
losa. Stigma globosum. Capsu­
la margine calicis umbilli-
cata, 5-locularis. Semina
numerosissima, tenuissima
oblonga.

METROSIDEROS.

Smith, Cavanilhs..

Calix quinquefidus se- Calix turbínato-campa-


misuperus. Pétala 5. Sta­ nulatus quinquedentatus.
mina longissima -exserta. Pétala 5 basi atenuata.
Stigma simplex. Capsula Stamina corolla longionu
3 vel 4-locularis. Germen in fundo calicis,
huicque adglutinatum.
Stigma truncatum. Cap­
sula calicis ventre cortica­
ta , trilocularis , trivalvis.
Semina minima, cuneifor-
mia : parte acuta receptá­
culo aflixa.
DE HISTORIA NATURAL.

METROSIDEROS. Smith. ANGOPHORA. Cav.


svi .^".xo\iwoQ!'\'ft'ü; -i '&?M&Á.'I'.V.'^J-.^SÍ.VSIVI"
Calix turbinatus, apice
truncatüs dentibus quin-
qué prominentibus costis-
que longitudinaliter nota-
•tus. Capsula in fundo ca-
licis, hocque basi cortica-
ta , trilocularis, trivalvis,
dissepimento valvulis op-
posite. Semina lentifor-
mia, solitaria in quolibet
. loculamento, columnas tri-
gona^ affixa.
Reliqua ut in Metrosi-
-oT .nogr^rA no X/.WÍ/V ' dero.
Observó Gaartner que las semillas de los géneros
Fabricia y Melaleuca eran aladas ; lo que afirma
también Smith en quanto al Fabricia , sin hablar de
la forma de las del! Melaleuca. Convendría averiguar
este punto importante, y dexar con el nombre Mela-
leuca las especiesy cuyas semillas fuesen aladas, redu-
ciendo al Metrosideros ó Angophora las demás, se-
gún que sus semillas tuviesen ía figura de cuña ó de
lenteja.

En uno de los números siguientes daré las estam-


pas y descripciones de la P U L C A spinosa, y de la BOM-
P L A N D I A geminijlora , géneros nuevos de la V clase:
este último afine al P H L O X , y el primero al S A G O N E A
de Aublet, que es el R E I C H E L I A de Schreber.

, o3a&i2fí7^3 o § t p , o? i

Si
246 ANALES

Continuación de los materiales para la Geografía


mineralógica de Hispana y de sus posesiones en
América. Por D. Christiano Jtierrgen.

Sistema mineralógico se- Par ages de España y de


gun mi traducción de América en que se han
VKidenmann. hallado ya algunas de
las producciones perte-
necientes al sistema.
GENERO IV.
Arcilloso.
FAMILIA I . TIERRA ARCI-
LLOSA PURA.
FAM. II. ARCILLA COMÚN.
Aron en Aragón. To-
ESPECIE l. PLASTICA..
Jledo. Talayera. Segó vía.
ESP. 2 . ENDURECIDA.
' Rioja. Zamora.
L a arcilla de Zamora es
de color blanco gris algo
amarillento, y se compone
de un verdadero granito
descompuesto.
Su feldspato se halla ya
enteramente disuelto y
convertido en arcilla; la
mica ha padecido igual
descomposición ; sus hojig-
ras, de color blanco platea-
do, quedan aun visibles,
pero muy deleznables: el
quarzo presenta color blan-
co gris, algo grasiento, y
se compone de granos me-
DE HISTORIA NATURAL. 247
nudos. Todos saben que
de la arcilla de Zamora se
hace-n excelentes crisoles;
y que preparada con las
precauciones necesarias, es
muy apta para la construc­
ción de hornos & c .
Reyno.de Valencia, tér­
mino del lugar Quart; co­
lor pardo obscuro , y par­
do claro; ambas varieda­
des se funden con mucha
facilidad al soplete. A una
legua de Manises se halla
una arcilla amarillenta
gris, que se funde igual­
mente con mucha facili­
dad, de modo que ni, esta,
ni las dos anteriores pre­
sentan resistencia al fuego.
Cerca de la villa de Ala-
quás se encuentra otra ar­
cilla de color pardo roxi-
z o , y esta me parece la
. mejor entre las que hasta
ahora he visto de Valen­
cia. En Cortes de Arenoso
se encuentra una. arcilla
blanquecina, que se halia
mezclada con mucha cal:
1 en Ayodar y en la Cueva-
blanca de la sierra de Ma­
nola hay arcillas roxiz,as
que se acercan; al bol. JEn,
248 ANALES

la cueva de les Dones, que


está en el término de Mi­
1
llares , se. encuentra de
color pardo-roxizo subido:
en Ayora de amarillo-gris
&c.
FAM. ra. PIZARRA- ARCí- Guadalaxara. Provincia
LLOSA. de Scgovia. Villaharta en
la provincia de Toledo
&c.
F A M . I V . PIZARRA ARCI-
LLOSA BITU­
MINOSA.
FAM. v. PIZARRA ALUMI- Guadalaxara, cerca de
NOS A . Tamajon &c.
F A M . V I . TIERRA ALUMI-Л
NOSA. ! A
F A M . V I I . PIEDRA ALUMI- f r a
g * o n

NOSA. J
FAM. viii. PIZARRA DE L a Sierra Morena. Ter-
AMOLAR. mino de Onda en el R e y -
no de Valencia.
FAM. ix. MICA Como este fósil en g e ­
neral es parte constitutiva
de los granitos, granitos
foliculares, granitinos &c.
se encuentra con abundan­
cia en las cordilleras de es­
ta Península, por exem-
plo , en S. Agustín ; Hor­
ca juelo ; Toledo; S. Loren­
zo ; S. Ildefonso &c.
2
1 Véase su descripción en la pág. 2 г del II tomo de Valen­
:
cia p o r D . Ant: J . Cavanilles.
DE HISTORIA NATURAL. 249

F A M . X . FÓSIL SIN NOM-

F A M . X I . BLENDA CORNEA.
E S P E C I E i . COMÚN S. Lorenzo. Horcajuelo,
y varios lugares de la pro-
vincia de Guadalaxara &c.
E S P . 2. PIZARROSA.
ESP. 3.
E S P . 4.
LABRADORICA.
BASÁLTICA
F A M . xn.TRAPP ó WACCA.
} S. Ildefonso.
FAM. xiii. BASALTO Cataluña.
F A M . X I V . TIERRA VERDE. ....
F A M . X V . TIERRA AMARI-
LLA.
FAM. x v i . TIERRA DE в A- Cerca de Villarabia,
TAÑEROS. en la Mancha. Cerca de
Toledo. Aragón. Vizca-
.;. n ya &c.
FAM. XVII. BOL.. Almería.
F A M . X V I I I . LITHOMARGAi ••
F A M . X I X . XABONDE MON- * •
TAÑA.
GENERO V .
Magnesiano.
FAM. I. TALCO.
E S P . I . TERREO л
E S P . 2. COMÚN.... y. • •»
E S P . 3. PIEDRA OLLAR...№
FAM. II. CHLORITO.
E S P . I . TERREO ........л • "
ESP. 2. COMÚN S. Ildefonso.
E S P . 3. PIZARROSO...:^...:;.; v.v.v...... »
FAM. ni-, ESTEATITA...-....-. Aragón.
FAM. iv. ESPUMA DE MAR. • Vallecas: á corta distan-.
ANALES
»5°
cia de este l u g a r , abunda
cierta piedra blanca amari-
llenta , llamada por los na-
KftßiöJt;?. turales piedra loca. Este
fósil, de quien daremos
después una descripción
mas circunstanciada, se
acerca mucho á la verda*
dera espuma de mar.
FAM. v . PIEDRA NEPHRI- América.
TICA.
FAM. v i . JADE Escorial. D . Guillermo
Thalacker me ha remitido
de este sitio un Jade m u y
hermoso , que ha cogido
en la superficie: tal v e z se
descubrirán mas quando se
hagan allí excavaciones.
FAM. v n . SERPENTINA.... . Sierra N e v a d a .
FAM. V I I I . ASBESTO ,
ESP. l. Ajíi¿NTQ»<»w<i« • América. Asturias. Es-»
.corigl. Monte de Menar,
cerca de Bielsa en Aragon,
ESP. 2. CORCHO DE MON- Vallecas,
- TAÑA.
ESP. 3» ASBESTO COMÚN ,.. ,....«
ESP.. 4« i ASBESTO EEÑQSQ.. , $
FAM, i x . ciANiTO Cardoso en la provincia
de Guadalaxara.
FAM, X. PIEDRA RADIA' ,
• .ozriíñá&yA.S, ' • .>, . , . .• .>. • -.
ESP, I . ASBESTINA
ESP. 1. COMÚN
ESP. 3. VIDRIOSA
P E HISTORIA N A T U R A ! .

FAM. X I . FÓSIL DÉSCONOr


CIDO.
GENERO VI.
Calizo.
FAM. I. CRETA .
ESP. I . LECHE DE LUNA ,.....»
ESP. 2 . CRETA BLANCA
FAM. ri. PIEDRA CALIZA Los mas preciosos már-
COMPACTA moles se hallan con abun-
MARMOL. dancia en toda España; en
Andalucía hay infinitas y
preciosas variedades; en
los Reynos Valencia , de
Granada &c. hay otras de
gran mérito por su colori-
do y matices.
F A M . n i . PIEDRA CALi^ Molar. Vizcaya. Valle-
ZA FOLICU- cas. Aragón en los Piri-
LAR. neos.
En Aragón se encuentra
cierto espato calizo he-
xaedro , truncado en ambas
extremidades con un solo
plano, al modo del berilo
de Siberia. Algún tiempo
pasaba este espato fuera de
España por apatito, y- es
el mismo fósil á quien
Werner ha dado el nom-
bre de Aragonito.
Dávila hace mención
de este espato en su catá-
logo tomo 2, pág. 3 0 1 del
modo siguiente: » Un pe-
$$2 ANALES

» queño canon de pseudo


» amatista, muy * particu-
»lar, por presentar en su
«interior una especie de
» cruz.'*
FAM. IV. ESTALACTITA
CALIZA.
Millares y Albayda en
ESP. i. FIBROSA el Reyno de Valencia.
E S P . 2 . COMPACTA /Vizcaya y en muchas otras
provincias de España.
F A M . V . OOLITA .'
F A M . V I . ESPATO PIZAR- ....................................
ROSO.
FAM. vil. ESPATO MANGA- América. Minas de plo-
NESIADO. mo en Oyarzun en V i z -
caya. ,
FAM. VIII. ESPATO MAG~
NESI ANO. S ..
F A M . I X . PIEDRA HEDION"
DA.
F A M . X . MARGA
ESP. i. TERREA '. Entre Molar y S. Agus-
E S P . 2. ENDURECIDA /tin.
FAM. xi. MARGA PIZARRO- Ribes-albes en Valen-
SA BITUMINOSA, cia.
F A M . X I I . APATITO... ...........................A
E S P . I . COMÚN.
E S P . 2 . TERREO Logrosan en Extrema-
dura.
ESPARAGUiNA Jumilla en Murcia.
F A M . X I I I . B0RACIT0
F A M . X I V . FLUOR
ESP. I . TERREO
DE HISTORIA N A T U R A L . \ 253

ESP. 2. ESP Ático Colmenar Viejo. Car-


ranza en Vizcaya.
ESP. 3. COMPACTO.
¥AM. X V . YESO
Aranjuez. Villarubia.
ESP. I . TERREO.... Contornos de Madrid.
ESP. 2. COMPACTO Murviedro. Niñerola. Ma-
ESP. 3. FIBROSO... nuel en el Reyno de V a -
lencia &c.
FAM. xvi. YESO FOLICU' Contornos de Madrid.
LAR. Chile &c.
GENERO VII.
Barítico.
FAM. 1. WHITERITA.... T

FAM. I I , BARITA
ESP. I . TERREA...
ESP. 2. COMPACTA S
ESP. 3. FOLICULAR Colmenar Viejo. Zerein
e ' en Vizcaya.
FAM. I I I . BARITA HEPA-
• • • TICA. ••
GENERO VIII.
* Strontianítico. •
FAM. I . STRONTIANITO.. *
GENERO IX.
Arena austral.
FAM. 1. ARENA AUSTRAL. Wedgewood había a-
< • minciado en este fósil de
. Inglaterra una tierra sen-
/ - cilla, sui generis; pera
desde que Klaproth ha
demostrado últimamente
que no existe la tal tierra,
debe borrarse este géne-
t$4 ANALES

ro 9 en mi traducción de
Widenmann.
C L A S E II.
Sales.
O R D E N I.
Alkalis.
G E N E R O I.
Alkali mineral.
F A M . I . ALKALI MINERAL
NATIVO.
O R D E N II.
Ácidos.
G E N E R O I.
Acido vitriólico.
F A M . I . VITRIOLO NATIVO • •
DE HIERRO.
F A M . I I . VITRIOLO DE co~ Riotinto.
ERE.
F A M . I I I . VITRIOLO DE •
. ;•;. ZINC. ' ;•
F A M . I V . MANTECA DE
MONTAÑA.
F A M . V . SAL CAPILAR ••••
F A M . vi. ALUMBRE NATI' . Aragón.
vo. '
F A M . v i l . SAL AMARGA.... Higueras. Sal de hi-
guera.
FAM. VIII. SAL MILAGRO- «v
SA NATIVA.
F A M . ix. SAL AMONIACA América.
SECRETA NA"
TIVA.
G E N E R O II,
Acido nitroso.
r
DE- HISTORIA NATURAS. 2$ j

FAM. i. NITRO COMÚN. Asturias. Mancha. Mur-


cia.
FAM. II. NITRO CALIZO ;
G E N E R O III. i
.... Acido muriatico,
PAM. i. SAI, COMÚN...'. Villarubia.Cardona.Mo-
novar en Valencia &c. *
FAM. ir. SAZ AMONIACA Tenerife.
NATIVA, ••
GENERO IV.
Acido bordcico.
FAM. I. BÓRAX NATIVO , Ó .v,.„.
ATINCAR.
C L A S E III.
Cuèrfos minerales com-
bustibles.
G E N E É O I.
Betunes de tierra.
FAM. 1. ACEYTE DE MON-
TAÑA.
ESP. I . NAPHTA Ó BALSA r.
MO DE MONTAÑA.
ESP. 2. PETRÓLEO
ESP. 3. PETRÓLEO ESPESO. ..
FAM. II. MALTA.....
FAM. ni. ASPHALTO Tenerife.
FAM. iv. CARBÓN DE PIE- Aragón. Asturias. Gua-
DRA. dalaxara. Sevilla. Cerca de
Almadén &c.
FAM. V . ZEÑA BITUMINO'
SAEOSIZ.

1 Véase la descripción en la pág. a 6*3 del H tomo de V a -


lencia del mismo Cavanilles.
, A N A L E S

F A M . V I . TURBA PICEA
FAM. vii. SUCCINO Asturias ? Villafranca у
. Quesa en el Rcyno de
Valencia.
F A M . V I H . PIEDRA MELA-

G E N E R O II.

FAM. i. AZUFRE NATIVO... Conil. Vizcaya. Ara­


gón..
G E N E R O III.
Graphitos.
FAM. i. GRAPHITO , México. Toledo. Mar-
vella en Murcia.
FAM. и. BLENDA cARBo- S.Lorenzo. Vizcaya&c,
NOSA.

Se continuará.
DE HISTORIA NATURAI,.

ARAGONITO.

POR D. CHRISTIANO HERRGEN.

Laf. Calcareus arragonites.


Franc. Arragonite.
Akm. Aragonischer apatit, Aragonit.

La presente variedad prismática de espato calizo es


de aquellos fósiles curiosos con que la España enri-
quece los gabinetes mineralógicos. Creo que Bowles
fue el primero que la hizo conocer, diciendo, en la
pág. 1 1 7 de su Introducción á la Historia natural y á
la Geografíafísicade España, que » á media legua de
» Molina en Aragón hay una colina, á la orilla meri-
» dional. del' rio, en cuya cima hay peñascos de már-
sf mol en trozos, que descansan sobre bancales de
>f yeso en capas' roxas y blancas: y debaxo al plano
» del rio se ven grandes bancos de piedra arenisca ro-
» x a , toda ella sembrada de quarzos redondeados, ro-
» xos y blancos, ramificados, y semejantes al verda-
» dero Libidar oriental. Toda la inclinación de la
»colina, está cultivada; y se ve claramente que la
»> tierra roxiza que se labra es el yeso degeneradb en
«tierra de cal. Removiendo esta tierra se hallan mu-
» chas columnas de cristales de seis caras iguales, y
»las dos puntas perfectamente chatas, como las esmc-
»> raídas del Perú. Las hay de una pulgada de lar-
>i go , son calizas, se disuelven en los ácidos, y chis-
» pean puestas al fuego. Y o creo que estos cristales se
»han formado después de la conversión del yeso en.
99 tierra de cal."
Romé de l'Isle habla de estos cristales, y los co-
258 ANALES

locó en su obra con el espato prismático. Es muy pro-


bable que Mr. Launoy se les llevó de España; por-
que este comerciante de minerales los llevó también
en 1 7 8 7 á Alemania, donde quiso hacerlos pasar por
apatito, diciendo unas veces que eran de España , y
otras de diferentes reynos.
Born fue el primero que dio la descripción de es-
te fósil.
Los diferentes exemplares del Aragonito, que exís*
ten en la colección de este Real Estudio de la Mine-
ralogía , presentan los caracteres exteriores siguientes.
Su color es amarillo roxizo , bien que á veces
es de blanco gris y blanco-verdoso; y otras suele ser
verde de montaña pálido; pero su color exterior siem-
pre se diferencia del interior.
Las cristalizaciones que hasta ahora conozco de
este fósil son las dos siguientes: 1 ? un prisma hexae-
dro truncado en ambas extremidades por un plano
solo que forma un ángulo recto con los planos late-
rales , del mismo modo que el berilo de Siberia , y la
esmeralda del Perú.
2 ? Un prisma hexaedro con dos planos opuestos
mas anchos, y quatro mas estrechos. .
Los cristales son de tamaño medio y de tamaño
pequeño , agrupados de varios modos, casi siempre ir-
regulares. Vense no obstante algunos grupos esféri-
cos , si exceptuamos tal qual prisma que sobresale á la
periferia de la esfera. D e estos tengo varias muestras
en mi gabinete.
Los planos laterales se hallan pocas veces entera-
mente lisos; pues por lo común están mas ó menos
profundamente asurcados.
En lo exterior y en lo interior son muy lustrosos^
de lustre vidrioso.
DE HISTORIA NATURAL. 2 $9

L a textura de su fractura es folicular, aunque no


siempre aparente á primera vista.
Los cristales se componen de partes distintas del-
gado-acanaladas , cuyo grueso es mayor hacia la
superficie del plano lateral, y menor hacia el centro
longitudinal del prisma.
Son muy translucimtes, á veces medio transpa-
rentes.
Su dureza es mediana ; pero algo mayor que Ja
del espato calizo común.
Saltan con facilidad.
Y no son muy pesados. Su gravedad específica es
de z z 2770.
Nota. L a cristalización, la dureza, la gravedad
especifica y el carácter físico, que es manifestar una es-
pecie de rosforencia, siempre que reducido á polvo,
se echa sobre las ascuas, le caracterizan como un trán-
sito del espato calizo al apatito. N o obstante sabemos
:

por la análisis química del Sr. Klaproth que no es


mas que una tierra caliza saturada de ácido carbóni-
co , ó bien un carbonate de cal, sin dar indicio algu-
no de ácido fosfórico. Kirioan sospecha que pueda
contener una pequeña porción de strontianitó.
E l Aragonito se encuentra en Aragón , y por eso
le dio Werner este nombre. Emmerling dice en su
compendio de mineralogía tom. 3 , pág. 3 5 9 , que se
"halla én dicho Reyno unas veces sobre el yeso folicu-
lar y fibroso , y otras dentro. Aun no he visto este fó-
sil en su matriz.
También' aseguran haberle encontrado en el terri-
torio de Salzburgo, y en el Bear en Francia.
Este fósil, cortado longitudinalmente , presenta
una cruz que nace de quatro triángulos, de los quales
los dos opuestos tienen distinto color que los otros.
ибо ANALES -

:
ESPARRAGUINA

DE J U M I L L A EN MURCIA,

Por Z>. Christiano Herrgen,

Franc. Aspergíne.
Alem. Spargelstein.

Э и color es verde de espárrago; pasa á veces al ver-


de blanquecino, y otras al verde claro de pistacho.
E n general presenta un verde amarillento muy claro,
y algo menos verdoso que el de la crisolita. C o n fre-
qüencia encierran los cristales de este fósil hojas p e -
queñas de hierro especular en su interior, lo que les
da un color manchado, y les priva al mismo tiempo
de la mayor parte de su transparencia.
Hasta ahora se ha encontrado este fósil solamente
cristalizado , y su cristalización en prismas hexae-
dros de ángulos iguales, terminados en punta con una
pirámide hexáedra. Sus cristales siempre son prismá-
ticos , mas pocas veces muestran su terminación en pi-
rámide , la qual suele ser irregular; porque sus pla-
nos son á veces muy desiguales, como sucede en el
cristal de roca.
En lo interior de los cristales hay con freqüencia
cavidades; porque ellos se componen de una multi-
tud de hojas , sobrepuestas longitudinalmente á los
planos laterales del prisma, las que no siempre sé t o -
can, y de ello provienen las referidas cavidades; prue-
ba , según yo pienso, que el grueso del- cristal se au-
menta sucesivamente, aunque no me atrevo á gene-
ralizar esta idea, porque tengo un prisma perfecto de
tamaño p e q u e ñ o , de una transparencia casi perfec-
D E HISTORIA N A T U R A ! . s6l

t a , de cuya extremidad rota salen cinco prismas me-


nores, cada uno terminado perfectamente en punta
con su pirámide hexáedra, de modo que los planos
laterales de estos pequeños prismas no corren paralelos
con los del prisma mayor que los encierra.
Los cristales son -pequeños y muy pequeños, á ve-
ces de tamaño medio. Se hallan sobrepuestos á la ma-
triz en toda especie de dirección , y corren en las v e -
nas puramente calizas de su interior.
Los planos laterales se hallan débilmente rayados
á lo largo.
En lo exterior son unas veces muy lustrosos , y
otras lustrosos ; en lo interior muy relucientes, por lo
común de un lustre vidrioso, que se acerca algo al
grasiento.
L a textura de su fractura á lo ancho es chato-
concheada \ la longitudinal imperfectamente folicular.
Werner cree que este fósil tenga tal vez un tránsito
triple de hojas.
Rompe en fragmentos de esquinas indeterminadas
y cortes obtusos.
Los cristales son por lo comuna transparentes , á
veces medio transparentes y aun relucientes, lo qual
proviene de los cuerpos-extraños que suelen encerrar,
y también de las cavidades de su interior.
• , Su raya es blanco-gris,
Su dureza mediana,
Salta con facilidad,
Y no es muy pesada. Su gravedad específica se-
gún Werner es = 3098.
En el ácido nitroso se me disolvió un cristal en-
teramente , y por medio del vitriólico logré un abun-
dante precipitado de selenita ó sulfate, calizo. D . Luis
Proust ha examinado este fósil, y. me ha asegurado
Ta
ANALES

haber hallado ademas de la tierra caliza, los ácidos


fiuórico y fosfórico, de modo que forma un fluo-fos-
fate calizo, y debe colocarse en el sistema mineraló-
gico después del apatito,del qual se diferencia princi-
palmente por su cristalización.
Hasta ahora no se ha encontrado la Esparraguina
fuera de España, y aun en esta , solamente en J u m i -
11a en el Reyno de Murcia.
S u matriz es una piedra caliza, de color gris ama-
rillento y parduzco, muchas veces llena de agujeritos,
como ciertas variedades de lavas y waccas, y otras
veces sembrada menudamente de ocre ferruginoso ro-
x i z o , que parece el resultado de la descomposición
del hierro especular con que se halla muy mezclada
la matriz. Esta piedra caliza se disuelve en gran parte
en el ácido nitroso, y dexa como una tercera par-
te de su peso de un polvo roxizo que al parecer es
una arena ferruginosa. Otros pedazos de matriz pre-
sentan un espato calizo confusamente cristalizado y
agrupado, el qual forma á veces venas de tres á qua-
tro líneas de grueso, sembradas de pequeños cristales
de Esparraguina. El hierro especular tiene lustre muy
vivo , á veces de color pavonado superficial, é indica
con freqüencia la cristalización de la tabla hexágona.
H a y también en la matriz muy pequeñas geodas de
calcedonia y pedernal, de modo que forma una bre-
cha de arena, hierro especular, oxide de hierro, es-
pato calizo, calcedonia , pedernal y Esparraguina , con
un gluten calizo, que une todas estas substancias. S u
formación me parece moderna y efecto de las aguas;
aunque á primera vista presenta la idea de una pro-
ducción volcánica.
D . Henrique Thalacker recogió en el mismo J u -
milla un año hace todos los pedazos de este fósil que
DE HISTORIA NATURAL.

existen en el Real Estudio de Mineralogía; los llevó


antes á Teruel, y habiendo muerto allí, quedaron en'
poder de D . Federico Mayer, Director de aquella
mina , el qual los envió al hermano del difunto, y este
los dexó al fondo del Real Estudio.
Se ignora la naturaleza del terreno de Jumilla;
pero D . Guillermo Thalacker debe pasar en breve al
mismo parage , por cuyo medio podremos publicar á su
tiempo la historia geognóstica de un fósil confundido
con la crisolita hasta que Werner le dio el nombre
actual quatro años hace N o sé como pudo llegar á
sus manos este fósil; lo cierto es que él fue el primero
que determinó su naturaleza, y le quitó el nombre
impropio de crisolita.
Romé de PIsle lo llamó crisolita en su obra j pe-
ro Werner habiendo examinado con cuidado los ca-
racteres exteriores, conoció que pertenecía al género,
calizo, y como á tal lo puso contiguo al apatito , por-
que sospechó que ademas del ácido carbónico debía
contener algún otro: sospecha que ha realizado Don
Luis Proust por la análisis química.
Confieso que el nombre de Esparraguina apenas
caracteriza con precisión este fósil: con todo lo con-
servo hasta que hecho mas común fuera de España
pueda denominarse con mas propiedad.
Últimamente advierto que la Esparraguina es exac-
tamente el mismo fósil mencionado en el n. i ? de es-
tos Anales} y el mismo del que se acaba de imprimir
en el Bulletin des sciences par la Societé j)hilomati~
que n. 34. Nívose. An. V I I I , pag. 76 lo siguiente.
»»La crisolita, analizada por el ciudadano Vau-
wquelin (Journal des mines n. 2 0 . ) , se halla, según
»> vemos en los Anales, en Jumilla en Murcia."
264 ANALES f

Informes d la Junta general de Comercio, Moneda


vy Minas por £>. Domingo García Fernandez.

N U M . I.

Sobre el Petun-se de la villa de Baños >


jurisdicción de Baylcn.

35n el año de 178 $, quando di el primer informe


sobre este mineral presentado por D . Pedro Luis S o -
riano, dixe que era un verdadero feldspato ó petun»
se i pero que rezelaba pudiera emplearse en la fabri-
cación de la china á causa de su color encarnado. Mas
en atención á que Soriano asegura ahora que expues-
to al a y r e y con el discurso del tiempo se v u e l v e
blanquecino, que por la calcinación adquiere también
blancura; finalmente después que he visto en 1 7 8 7
emplear un feldspato en la fábrica de china de Save,
en Francia, muy semejante al nuestro, no me queda
duda alguna que podrá servir con ventaja para este
mismo u s o ; por lo qual este descubrimiento es muy
interesante, y merece particular atención de la Jun-
ta. Pero como para sacar utilidad de él es necesario
el kaolín, y este es el que con mas dificultad se ha-
lla puro y con abundancia, suplico al Tribunal me
permita algunas conjeturas, que creo podrán contri-
buir á que se encuentre en nuestra España este ingre-
diente puro y libre de hierro, que es el enemigo ca-
pital de la blancura de las tierras.
Se sabe que el kaolín proviene ,del petun-se, y
que el petun-se es parte constituyente de las monta-
ñas graníticas; se sabe también que el granito al des-
componerse suelta Q\ petun-se , Q \ qual hallándose se*
parado de su matriz le arrebatan las lluvias y aguace-

\
DE HISTORIA NATURAL. 265

ros, y de la cumbre de las montañas desciende á sus


faldas, á los valles y á las llanuras circunvecinas, en
cuyos parages el agua le v a d e x a n d o , formando unas
veces cascajales, otras montones, y otras creando nue-r
vas montañas. Estas montañas, como que quedan ex?
puestas á la inclemencia de la atmosfera, son también
destruidas, y el feldspato se descompone, abandonando
uno de sus principios ó parte de é l , qual es el quar-
z o , y la arcilla- y tierra caliza, que quedan unidas y
componen el k a o l í n , las arrastran igualmente las llu-
vias y aguaceros hasta un terreno todavía mas llano,
donde el a g u a , no llevando tanto: ímpetu, abandona
estas tierras con que se forman las minas ó depósitos
del kaolín. A s í pues para hallar esta tierra es preciso
registrar con sumo cuidado las montañas graníticas y
sus faldas, y los valles y llanuras que se han formado
con sus ruinas. L o s parages cercanos y declives al si-
tio en que D . Pedro L u i s Soriano ha encontrado el
fddspato, las montañas de Guadarrama, Somosierra,
adyacentes é inmediaciones, deben explorarse con
tanto mayor diligencia, quanto y o conservo hermosos
pedazos de petun-se que he encontrado en Somosier-
ra cerca de la venta. de Juanilla, en S. Ildefonso , en
Alcobendas, en el Retiro al lado mismo de la fábrica
de la china, y en las cercas de este Real Sitio se ven
claramente pedazos ÁQfeldspato, que por su descom-
posición pasan al estado de kaolín. Pero Zamora me-'
rece particular atención , pues la tierra con que hacen
los crisoles en esta provincia es un verdadero kaolín,
que aunque parece impuro y manchado de ocre de
hierro, podrá ser de buena qualidad, ó hallarse con
las circunstancias que se requieren. D a esperanzas de
que esto, sea así el ver que sus tierras unas son mas
blancas que otras, y muy semejantes e a e l aspecto al
2Ó6 ANALES

kaolín de Saint-Iriez en el Limosino, que se emplea


en la fábrica de Seve, y á que he notado que la pas-
ta de los crisoles de Zamora se vuelve blanca, quan-
do ha experimentado un fuego violento y continua-
do por largo tiempo. Pero ya he dicho que estas no
son mas que conjeturas, aunque apoyadas en algunos
hechos, las quales la experiencia hará ver hasta que
punto son verdaderas.
Por último concluyo haciendo presente lo que no
ignora la Real Junta, que si realmente se desea que
entre nosotros se logre china con abundancia y á pre-
cio cómodo, que reúna las buenas qualidades que se
notan en las porcelanas de Saxonia, Francia &c. es
necesario que personas inteligentes viagen por los paí-
ses en que se cree puedan hallarse fetun-se y kaolín
puros en abundancia, pues no puede dudarse que así
como se encuentra ya el petun-se se hallará también
kaolín, presentándose nuestra España erizada de mon-
tañas de granito expuestas por tantos siglos á la ac-
ción siempre permanente de la atmosfera, á cuyo po-
der nada resiste: finalmente es indispensable que la
fabricación de la china la dirijan la química, pintura
y escultura. Madrid y Octubre 19 de 1789.

NUM. II.

Sobre las minas de cobre y hierro de la villa de


Lubrin, Reyno de Granada.

De las quatro muestras de minerales que han pre-


Ofjyi O'.'vJyfJÍJÍ'jV $ltt,Z'J LVi'li'JCrx^ í",•'.;'» ?')JOSi'iO 2 0 i

sentado á la Real Junta por de cobre Alexandro T a -


pia y consortes, vecinos de las villas de Alhavia y
Lubrin, solo la primera es de este metal: pues la
segunda es de hierro especular, la tercera una roca
BE HISTORIA NATURAL 267

córnea , manchada exteriormente de una tierra que


contiene algo de cobre, como lo indica su color ver­
doso , y la quarta es también de hierro.
L a primera y segunda son las únicas que creo pi­
den me detenga en informar á ese supremo Tribunal
del concepto que merecen, en virtud de los experi­
mentos que he hecho para averiguar su naturaleza y
Utilidad que pueda sacarse de ellas.
1
L a muestra núm. i ? es de cobre en el estado
de óxido, y contiene mucha arcilla y arena mezcla­
das , tanto que por sola la loción he separado un vein­
te y cinco por ciento de estas tierras.
Esta misma lavada en la forma dicha y reducida
á metal por medio del fuego y fundente de Morveau,
me ha dado diez y seis por ciento de un cobre á la
verdad muy dulce y maleable; pero este producto es
muy corto para que su beneficio pueda emprenderse
con seguridad de ventaja conocida.
N o contiene plata ni otro metal, á excepción de
algún tanto de hierro en el estado de ocre, ó sea de
óxido amarillo.
2
L a segunda muestra es de hierro especular, y
da quarenta y seis por ciento de este metal; pero
contiene manganeso, lo que es causa de que el hierro
que ha resultado en mi examen sea agrio, por lo que
la creo de mala calidad para hierro forjado; mas la
contemplo que tal vez podrá ser útil para hacer bom­
bas, granadas y demás utensilios de hierro colado, y
aun para formar acero si se hallase en sus inmediacio-
' nes alguna otra mina de hierro dulce, con la qual pu-

1 Se halla en el sitio de la Capellanía y en tierras de D . Juan


Nicolás López.
2 Se halla en el sitio del Saetí, en tierras de Francisco Capel.

v 268 ANALES

diera mezclarse en las proporciones debidas para ob-


tener un acero de buena calidad, en atención á que
se funde con facilidad, y á que creo es esta especie
de mina la qué se emplea en otros países para estos
usos. Por lo qual no puedo menos de hacer presente
á la Real Junta que juzgo seria del caso remitir uno
ó dos quintales de ella á la fábrica de bombas ó hier-
ro colado mas cercana, para que se hiciesen todas
aquellas pruebas necesarias que no pueden executarse
en un laboratorio químico, á fin de ver si se puede
sacar algún partido antes de abandonarla.
Dexo dicho que las otras dos muestras no mere-
1
cen aprecio, porque la una , aunque es de buena
2
especie de mina dé hierro, es muy pobre, y la otra
es una roca, que no encierra metal alguno para que se
la pueda considerar como mina. Madrid y Julio 1 9
de 1 7 9 3 .
' . NUM. III.

Sobre las minas de plomo de la Carolina,


en Sierra Morena.

JL/as tres minas de plomo descubiertas en el sitio lla-


mado la Torrecilla, término de la Real Carolina, por
D . Tomas de Velasco y Miguel Almiranterena me
han presentado en su análisis lo siguiente.
Aunque todas tres son de una misma naturaleza
y de la clase de los óxidos ó cales de plomo, sin em-
bargo/se distinguen por el aspecto exterior y por la
diversa proporción en que se hallan en ellas las dife-

1 Se halla en el cerro Cortés, barranco de los Garrobos, en


) tierras de Isabel Carceres.
2 En el parage llamado las Moletas y en el sitio dé las M i -
ñas , en tierra de Gerónimo Ximenez Mórata.

/
DE HISTORIA N A T U R A L . 269

rentes substancias que las constituyen.


• L a primera es la mas blanca, y rinde por la fun-
dición ¡& de plomo.
Copelados cien granos de este plomo han dexado
plata; pero en tan corta cantidad, que apenas corres-
pondía á dos ochavas por quintal.
Examinada dicha mina por los ácidos ha presen-
tado -0. de cal y arcilla.
L a segunda es algo mas morena que la anterior;
pero mas blanca que la tercera. Ensayada por la fun-
dición ha producido g de plomo, el qual pasado
también por la copela ha rendido plata en la misma
proporción con corta diferencia, que la anterior.
Su análisis por los menstruos me ha presentado
r~ de arcilla y cal, mezcladas con, óxido de hierro,
hasta el punto que este metal les comunicaba un co-
lor encendido.
L a tercera es la mas morena, y en ella se regis-
tran algunos restos de galena, que indican el pasage
de esta mina de la clase de los sulfuretos á la de las ca-
les ú óxidos.
Por la fundición me ha producido de plomo,
y por la copela cerca de dos ochavas de plata en cada
quintal.
Por la via húmeda he conseguido separar de
cal y arcilla, asimismo manchadas con bastante hierro
en el estado de óxido ú ocre amarillento. .
D e este examen resulta que estas tres muestras
son unos albayaldes naturales mas ó menos impuros,
en vista de la cal, alúmina y hierro que contienen:
que la primera es la mejor que puede emplearse en
el estado en que se halla por albayalde ordinario en
aquellos casos en que la blancura y pureza de este ar-
tefacto no son necesarias; y que por razón de la con-
G
*7 ANALES

síderable cantidad de arcilla y cal que contienen no


son tan ventajosas para reducirlas á minio y litargirio
como á primera vista parecen, en virtud de que di-
chas tierras siempre han de servir de algún impedi-
mento para hacerlas pasar al estado de estos artefac-
tos , así como lo he observado en la extracción del
plomo ó metal por medio de la fundición.
Como las minas de plomo en estado de óxido des-
cubiertas en Bretaña, Lorena, Alemania é Inglaterra
no contienen plata alguna, me prometí hallar en las
de la Carolina esta misma circunstancia que las hiciera
apreciables, presentando un plomo enteramente libre
de plata para los ensayes de nuestras Casas de Mone-
da , Fielatos y Contrastes; pero ya se ha visto no es
así. Sin embargo, el plomo que rinden contiene me-
nos plata que el que se consigue por la reducción de
los litargirios del comercio, según lo tengo observado
con todas las almártagas que he reducido con la idea
de tener plomo adequado para ensayar la moneda.
A pesar de la cal y arcilla que contienen dichas
muestras, soy de dictamen que debe darse á los inte-
resados el permiso de beneficiarlas que solicitan, no
solo para fabricar el albayalde minio y litargirio, sino
para emplearlas en qualquiera otro uso que les sea
mas ventajoso. La Junta con su acostumbrado acierto
determinará lo que sea de su mayor agrado. Madrid
y Junio 14 de 1798.

NUM. IV.

Sobre la tierra de Castiliscar.

H e examinado la muestra de la tierra descubierta


en Castiliscar, Reyno de Aragón, que con fecha de 9
3>E HISTORIA N A T U R A L . ¡fcj|..|

de Febrero último se sirvió V . S. pasarme de acuerdo


de la Junta general de Comercio, Moneda y Minas
de i ? del mismo mes, y paso á exponer á V . S. los
experimentos que he practicado con ella á fin de ave-
riguar sus partes constitutivas, y ver que usos venta-
josos puede tener en las artes.
N o es homogénea, pues en algunas partes pre-
senta unas partículas cristalizadas blancas, y en otras
una tierra morena, friable y sin aspecto ni tacto un-
tuosos. N o adhiere á la lengua con la fuerza de las
verdaderas arcillas. Se deslié con la mayor facilidad
en el agua, comunicándola un color lacticinoso ¿ y
en este caso no forma espuma ni presenta las demás
propiedades de la verdadera tierra de batan. Por la
loción y decantación se separan las dos especies de
tierra que la vista distingue en ella, pues la una es
ligera, blanca, y. se va con el agua en la decantación,
quando la otra queda en el fondo de la vasija.
(a) Cien granos de toda ella reducida á polvo
puestos en ácido nítrico debilitado por todo el tiem-
po que formaron efervescencia dexáron un residuo,
que después de bien lavado y seco pesaba 72 granos.
Examinada la disolución nítrica por los reac-
tivos advertí que no contenia otra cosa que magnesia
y cal disueltas: así los veinte y ocho granos que faltan
hasta completar los ciento deben ser de magnesia y cal.
( V ) Los setenta y dos granos de residuo indisolu-
ble que quedaron en el experimento anterior (a) ex-
puestos á la acción del ácido muriático en una retorta
pequeñitaáun fuego que mantuvo por mucho tiempo
en ebulición al ácido, se reduxéron á cincuenta y seis
granos; que quiere decir que diez y seis granos se unie-
ron con el ácido muriático. Examinada la disolución
muriática,no hallé en ella otra substancia que alúmina.
ANALES

( i ) l o s cincuenta y seis granos que no quisieron


disolverse en los ácidos nítrico y muriático eran insí­
pidos , no formaban correa con el a g u a , rechinaban
entre los dientes, se disolvían en el carbonate de so­
sa con efervescencia por medio del soplete, formando
v i d r i o ; en una palabra me aseguré que eran entera­
mente de tierra silícea.
(j) Y a se ha visto anteriormente por los reactivos:
que los veinte y ocho granos disueltos en el ácido ní­
trico eran de magnesia y de cal. Para averiguareivqué
proporción se hallan estas tierras puse cien granos de
la muestra á disolver en ácido sulfúrico y al fuego, y
me dexáron un residuo que pesaba setenta y dos gra­
nos. En este caso se. han combinado con este ácido la
magnesia, la alumina y la cal, formando las dos pri­
meras sales, que como bastante solubles en el agua se
han separado del residuo, y la tercera el sulfate calizo,
que siendo muy poco ó casi nada soluble en el agua
fría, ha quedado incorporado con los — de tierra silí­
cea hallada y comprobada por los experimentos c. d.
Luego resulta que el aumento de catorce granos en el
residuo de la disolución por el ácido sulfúrico es de sul­
fate de, cal. Ahora se sabe que en estos catorce granos
entran quatro granos y medio de cal p u r a , y que es­
tos quatro granos y medio para hallarse en el estado
d e carbonate, como se encuentran en la tierra de Cas-
tiliscar, necesitan de seis granos de ácido carbónico:

resulta, pues, que en esta tierra hay — de carbonate


IOO
d e cal. Restados estos diez granos y medio de los diez
y ocho del experimento b, quedan diez y siete gla­
nos de carbonate de magnesia, en el qual entran cin­
co y un quinto poco mas ó menos de ácido carbónico:
y por consiguiente la cantidad de magnesia que cor-
DE HISTORIA NATURAL. 273

responde á nuestra tierra es la de


100
R e s u l t a , pues, que la tierra de Castiliscar se com-
pone de XV-'ÍÍSJi.í. 44$

loo
(¿£) Sílica 056
U) Alúmina 016
fej Magnesia 012—
(ej Cal 004I
A c i d o carbónico o 11 £

Total 100

Por lo qual advertirá V . S. que esta tierra no es


lina verdadera esteatita, pues esta se compone de f&
de sílica, de magnesia, ^ de alúmina y j § de
hierro; ni una tierra de batan, en cuya composición
entran de sílica, & de alúmina, jf¿ de, c a l , ^ de
magnesia, de hierro,y de a g u a ; sino como un
medio entre las dos, y que como tal debe participar
de propiedades comunes á las dos. Quales sean estas
propiedades la experiencia lo ha de decidir. Y desde
luego se v e que conteniendo, casi las mismas cantida-
des de sílica y cal que la tierra de batan, no obstante
que la excede en magnesia, la tierra de Castiliscar ha
de ser muy útil para batanar los paños y demás t e x i -
dos de lana: con lo qual ademas del ahorro que p u e -
de resultar en el xabon, me parece que se logrará q u e
nuestros paños salgan mas suaves al tacto que ahora
que se emplea xabon, el que les comunica siempre
aspereza, mayormente el xabon duro, én cuya com-
posición entra la sosa, la qual bien sabido es con que
facilidad destruye las substancias animales, especial-
274 ANALES

mente aquellas que como la lana tienen suma analo-


gía con el pelo.
N o ignora V . S. el aprecio que Inglaterra hace
de su famosa tierra de batanes, habiendo llegado has-
ta el punto de haber dado la ley de pena capital con-
tra los que la extraxesen fuera de sus dominios.
A la verdad la porción de magnesia que se halla
en nuestra tierra juntamente con la cal y sílica es un
escollo para que pueda usarse con ventaja en la alfa-
rería ; pero mezclándola con mayor cantidad de alú-
mina y tierra silícea en las proporciones debidas po-
drían emprenderse algunas pruebas con este fin y otros
que no se ocultan á la inteligencia de V . S . , y por lo
tanto los paso en silencio. Madrid y Junio 18 de
1798.z=Sr. 0 . Francisco de Ángulo.

Examen de las cenizas de las castañas de Indias,


•por J D . Gregorio Bañares, Boticario de Cámara
deS.M

( C u a t r o libras de castañas secas de Indias se reduxé-


ron fácilmente á carbón; pero este carbón es muy po-
co combustible en virtud del mucho trabajo que me
costó reducirle á ceniza. Dio catorce ochavas de per-
fectas cenizas, las que examiné, y obtuve:
Ochavas. Granos.

Carbonate de potasa 9.
Carbonate de magnesia. 4.
Carbonate de cal I£.
Tierra silícea.... 3.
Pérdida $4.
Toral 14.
DE HISTORIA N A T U R A L 27$

Creo con bastante fundamento que las castañas de


Indias no dan mas potasa que las demás substancias
vegetales, pues aunque es cierto que sus cenizas su-
ministran mayor porción de este álkali que las cenizas
de todas las demás materias del reyno vegetal que
hasta ahora se han examinado, también lo es que di-
chas castañas rinden sin comparación mucho menor
cantidad de ceniza que ninguna otra substancia vege-
tal de las analizadas hasta aquí. S. Ildefonso 9 de
Marzo de 1791«

EXPERIMENTOS

A C E R C A DE LA O R I N A .

POR D. XZTJS PROUST.

.La palabra urca de que se valen Fourcroy y V a u -


quelin para señalar en el dia el principio que comu-
nica á la orina el olor, sabor y color, me trae á la
memoria muchos hechos nuevos que comuniqué ha
algunos años al C . Darcet; pero cuya anterioridad
merecía yo bien perder ahora por no haberlos publi-
cado á su tiempo.
Del azufre.

"La orina, como todas las substancias animales,


contiene este principio, que según apariencias es una
producción diaria del movimiento de la vida, casi co-
mo lo son el fósforo, el hierro, el carbón y demás que
transpiramos; pues sus emanaciones son las que po-
nen negros los galones , los adornos y utensilios de
plata de que se hace uso en los dormitorios, y se cus-
todian en los armarios. Las excreciones están infecta-
276 ANALES

das de é l ; es parte constitutiva de la sangre, de la


leche, de los músculos, de los cabellos & c . : y es muy
creíble que el xabon de la lana descubierto por G e o -
ffroy, y recomendado por Chaptal nunca tendrá un
uso extenso , en virtud de la gran cantidad de azufre
ubre que contiene.
L a orina reciente ennegrece los peroles de plata,
y quando se cuece en ellos en gran cantidad, se se-
paran hojuelas de sulfureto de plata. Pasados quince
dias, quando se halla en el caso de hacer efervescen-
cia con los ácidos, el azufre se desprende con el gas
ácido carbónico : y un papel escrito con disolución de
plomo colocado sobre la boca de la vasija manifiesta al
instante dicho azufre. 1
Pocos dias ha q u e , procurando indagar en que
parte de la sangre destilada debía hallarse dicho prin-
cipio, he hallado que estaba unido con el álkali amo-
niacal en el estado de hidrosulfureto.
Para no confundir el color comunicado al plomo
por el azufre con el que pudiera pertenecer á qual-
quiera vapor oleoso que puede elevarse en el acto de
la efervescencia, tracé caracteres sobre el mismo pa-
peí con las disoluciones de antimonio y estaño; y en-
tonces vi los colores amarillo y castaño que suminis-
tran los óxidos de es.tos metales, quando se hallan en
contacto con los efluvios azufrosos. -
El carbón de la sangre también conserva algún
tanto de azufre, en virtud de la afinidad que existe
realmente entre estos dos combustibles, supuesto que
se hallan vestigios de azufre en la lexía de la sangre
preparada con los álkalis bien puros.
3PE HISTORIA NATURAS, %Èffi

J ) ^ / ácido carbónico.
Este ácido se encuentra también en gran Cantidad
en la orina, y hace creer que por medio de la orina
nos libertamos de todo el que se forma en el discurso
de la digestion, mientras que los otros gases insolu-
bles toman otras vias.
Su separación es la causa de que la evaporación
de la orina esté acompañada de espuma, y sea tan di-
fícil gobernarla al principio de su concentración. Mu-
chas veces he examinado esta espuma, y no he en-
contrado ser otra cosa que el ácido carbónico mezcla-
do con ayre atmosférico ; en una palabra , es el mis-
mo ácido que ha de servir para saturar el álkali amo-
niacal que la putridez ha de producir después en Ja
orina.
Del álkali amoniaca!.

Desde 1794 conservo un frasco lleno de orina y


bien tapado con tapón de cristal ; le abro al tiempo
de mis lecciones para ver las alteraciones que haya
experimentado , y se observa solamente que su color
se ha obscurecido algún tanto ; pero por lo demás se
mantiene tan fresca en su olor como la orina reciente
del momento ; y todo el poso que otra igual canti-
dad de orina hubiera podido formar durante su expo-
sición al ayre, se ha originado también en el frasco;
lo qual da á entender que el álkali amoniacal de la
putrefacción no es necesario para esta precipitación.
En el verano solo quince dias se necesitan para que
la orina guardada y expuesta al ayre libre dé indi-
cios de nueva cantidad de álkali amoniacal : y un po-
co de ácido sulfúrico causa en ella Una efervescen-
cia voluminosa, y entonces es quando el ácido carbó-
Va .
2^8 ANALES

nico lleva consigo el azufre; pero sea qual fuese el


.calor de la estación, la orina del frasco se conserva
perfectamente bien. La atmosfera en este caso concur-
re realmente por medio de su ázoe á la formación de
dicho álkali amoniacal: y las afinidades de este gas,
como también las que tiene el ácido carbónico con el
álkali amoniacal, auxiliadas por el calor, obligan al
hidrógeno de algunas de las substancias putrescibles
de la orina á que entre en combinación; en el nume-
ro de las que son mas susceptibles de ello , solamente
el mucilago será quizá el mas adequado para suminis-
trar este elemento al álkali amoniacal.
Si por un lado la putrescencia no es muy consi-
derable en ellas por carecer de principio putrescible,
no me parece por otro que la parte colorante, que
pronto daré á conocer, sea capaz de ello en manera
alguna.
Con efecto la orina llegando al grado mayor de
olor', que pueda excitar en ella la alkalescéncia mas
fuerte, se advierte que se mantiene mucho tiempo en
estado de alteración, como puede bien observarse en
los laboratorios y oficinas donde se guarda para el des*
engrase ó para los tintes": finalmente la putrefacción
me ha parecido estar muy distante de poder destruir
las substancias, que son causa de que sea tan dificul-
tosa como fastidiosa la purificación de las sales de la
orina.
Del carbonate de cal.

La orina guardada en toneles nuevos y al abrigo


del polvo deposita al rededor de ellos cristales de me-
dia línea poco mas ó menos, qué expuestos al ayre
caen en eflorescencia, y se reducen á polvo. Estos
cristales, que ha muchos años que los advertí, y cuya
DE HISTORIA NATURAI,.

figura he descuidado describir mas exactamente, son


prismáticos, y por su naturaleza un verdadero carbo-
nate calizo.
Si la presencia de las sales y del ácido fosfórico
en la orina pudiera ser un argumento capaz de debi-
litar la confianza del lector acerca de este asunto, en
tal caso le preguntaría, i cómo es que este carbonate
acompaña también al fosfate de cal en la mayor parte
de los cálculos de la vexiga, á lo menos de aquellos
que yo he examinado ? A la verdad ¿qué cosa es mas
extraña y mas sensible al mismo tiempo para el hom-
bre, que la de ver que estos cálculos son de la natu-
raleza y dureza del mármol? Entre los que en.otro
tiempo recibí de la amistad del ilustre D e s a u l t , se
halló uno mural de esta especie, que analizado se en-
contró ser carbonate de cal puro mezclado con cor-
tísima porción de ácido lítico. La existencia, pues, de
este carbonate en los cálculos y aun en los huesos es
suficiente para que por sí misma acredite la presencia
de él en el poso de la orina.

De los sulfates.
i
Es una cosa muy singular, y que lo será por falta
de mi poca atención, ver que entre las sales de la
orina, que he recogido en bastante cantidad , nunca
h e hallado el sulfate de sosa que tantos Químicos han
visto. A la verdad las disoluciones baríticas enturbian
mucho la orina; pero los sedimentos se funden muy
fácilmente por medio del soplete. Sin embargo me
resta ver si acaso descubriré en ella el sulfate barítico.

/
a8o ANALES

De la substancia rosácea.
Por ahora llamaré así la substancia que en tiempo.
¿e calenturas se separa al enfriarse la orina, y que se
conoce con el nombre de sedimento latericio o de co-
lor de ladrillo. En este estado de salud apenas se
echará de ver este sedimento, porque su gran solu-.
bilidad en el agua, y su afinidad con el álkali amo-
niacal , le mantienen disuelto en la orina fria, y sokx
al acercarse la invasión de las calenturas, en que ha-
llándose producida esta substancia y expelida en ma-
yor cantidad , es quando se la ve anunciarse baxo la
forma de flecos rosáceos, y adherirse con fuerza á las
vasijas: en cuyo caso verosímilmente la orina no su-
ministra todo el álkali amoniacal que necesita para
permanecer disuelta.
El sedimento latericio vuelve á disolverse si se
pone á calentar la orina; pues el agua caliente le di-
suelve con prontitud, y los álkalis en el momento;,
siendo esta la razón por que una corta cantidad de le-
xía quita con tanta facilidad el sarro encarnado de los
orinales; pero á la separación de la substancia rosácea
acompañan el ácido htico y el fosfate calizo , que son
las substancias de que se compone el sedimento regu-
lar que forma la orina guardada, expuesta al ayre ó
tapada.
L a substancia rosácea satura los álkalis, y no he
visto que combinada con la potasa presente disposi-
ción para cristalizarse con facilidad; pero por medio
de los ácidos se la separa de. ellos presentándose baxo
el aspecto de un polvo blanquecino , el qual conser-
va todavía un leve viso rubio, ó algún tanto de su
color primitivo.
Si se echan algunas gotas de ácido nítrico sobre
DE HISTORIA NATURAL. 281

orina fresca, se la ve enturbiarse y sedimentarse; y es


porque en este caso el ácido nítrico y el rosáceo, si
este ultimóles realmente ácido, se unenmientras que
el fosfate calizo permanece en el líquido. Los álkalis
le precipitan á su vez. L a separación por los ácidos
creo demuestra que el álkali amoniacal ó qualquiera
otro álkali mantiene en disolución á estos dos ácidos,
en la misma forma que el ácido fosfórico concurre por
su lado á la del fosfate terreo.
Como el ácido lítico es mucho menos soluble que
el ácido rosáceo, no hay cosa mas fácil que el sepa­
rarlos ; pues basta pasar por agua hirbiendo los sedi­
mentos , y lavarlos sobre el mismo. filtro, en el qual
queda solo el ácido lítico, que se conoce por su color
;ris, por su aspecto granugiento y cristalino que por
Í o común presenta, finalmente por no sé que olor de
cuerno raspado que exhala mientras está mojado: y si
se quiere también por otros caracteres, como son la
gran cantidad de ácido carbónico que el nítrico sepa­
ra en frió de é l , y el precipitado violado que causa
en la disolución del oro.
Algunas gotas de esta disolución agregadas á la
orina reciente dan origen á unas pintas de color de
violeta, mezcladas con los otros precipitados que en
esta ocasión se forman. Pero lo que es curioso por
ahora, y lo interesante que sin duda será quando la
análisis animal esté mas adelantada, son los vestigios^
del ácido acético, que en la actualidad es ya permi­
tido sospechar se halla en la sangre, en virtud de que
echando algunas gotas de la disolución del oro en una
decocción, de sangre seca hecha con agua se originan
unas ráfagas de color de violeta.
Para conseguir la substancia rosácea en mayor can­
tidad que por el método de aquí arriba, se pasan por
ANALES

agua hirviendo grandes porciones del sedimento de


orina recogidas de antemano. El fosfate y carbonate
de cal y el ácido lítico quedan en el filtro. N o obstan-
te queda algún tanto de este último, pero siempre es
fácil su separación; y para separar después el ácido
lítico del sedimento terreo se pasa por potasa, y lue-
go por medio de otro ácido se le liberta de la combi-
nación.
Tocante al fosfate separado en esta forma, la apli-
cación de los álkalis no le despojan en rigor de toda
la substancia animal, supuesto que echado sobre una
ascua se pone aun negro, exhalando su olor de cuer-
no, y que el ácido muriático al paso que le disuelve
separa de él flecos animalizados. Este es un hecho que
también se presenta en el examen de los cálculos por
la potasa. El fosfate y carbonate de cal, que freqüen-
temente se encuentran juntos, conservan tenazmente
un baño ó betún, que parece de la misma naturaleza.
Por lo que hace á la substancia rosácea, siempre
existe en la orina: ya sea que no se halla en los cál-
culos que he examinado, ó ya sea que algunas com-
binaciones desconocidas hasta aquí me la hayan ocul-
tado en mi análisis, yo no he podido encontrarla en
dichos cálculos.
H e hallado la proporción de las substancias que
componen los sedimentos; pero como escribo esto sin
tener mis notas á la vista, reservo hablar de ello has-
ta otra ocasión, como también íixar con mas exten-
sión los caracteres, que decidirán el rango que la
substancia rosácea ha de ocupar entre los demás pro-
ductos animales.
/

P E HISTORIA NATURAL. 283


1 •
Acido acetoso de la orina*
Este ácido, que llamo así hasta mejor ocasión, se
halla en la orina en cortísima cantidad, y solo el exa-
men de los extractos de la orina me le ha hecho des-
cubrir.
Sin embargo se advierten señales de él quando se
destila en una retorta media azumbre de orina fresca
mezclada con una cortísima porción de ácido sulfúri-
co. A l principio pasa agua muy impregnada de un
olor bien caracterizado, y después un poco de un li-
cor acídulo, cuyo olor es el del vinagre.
Para conseguir este ácido en abundancia se echa
gota á gota ácido sulfúrico concentrado sobre un e x -
tracto de orina reciente despojada de sus primeras sa-
les , y desleído el extracto hasta formar la consistencia
o)e xarabe claro. Se guarda la mezcla de un dia para
otro, y si se le dexa destapada llena el espacio en don-
de se halla de un v a p o r acetoso de ningún modo des-
agradable , y tan característico, que él fué el que me
conduxo á intentar la destilación. Por otra parte la
mezcla aclara su color ,• pierde consistencia , y depo-
sita en la circunferencia de la Vasija, y aun sobre el
tubo de cristal con que se agita, una porción de resi-
na , que se reúne en el fondo.
Separado el licor del sedimento, se le pone á des-
tilar , y con el auxilio de una ligera ebulición se con-
sigue una cantidad de este vinagre singular. Para apu-
rar el residuo se hace con él lo mismo que se executa
con el vinagre de vino, estoes, que después de ha-
berlo desleído con agua, se destila segunda v e z , y to-
davía se saca tal qual cantidad de vinagre.
Poseo cerca de tres libras de este ácido y á ex-
cepción de una leve diferencia, que se debe á la resi-
284 ANALES

na de que vamos á h a b l a r , tiene el olor del vinagre


destilado, y un sabor también muy decisivo. Rectifi­
cado no enturbia la solución de la plata ni la de la
barita.
Deseoso de saber lo mas pronto posible la identi­
dad que le suponía con el v i n a g r e , elegí el e x p e r i ­
mento siguiente, como que es decisivo. Saturé una
parte de él con carbonate de cobre, y resultó una di-'
solución v e r d e , que rehusó cristalizarse. L a evapora­
ción espontánea no fué mas f e l i z , y nunca resultó
mas que un conjunto de concreciones granugientas de
un verde opaco no deliqüescentes, por lo qual bien
distantes de parecerse al acétate de cobre.
E i ácido sulfúrico, como también la destilación,
separan de estas concreciones un ácido penetrante, tan
fuerte y tan grato como el vinagre radical: lo que in­
clina á pensar que este ácido tocante á sus elementos
no se diferencia sino en m u y poco del ácido acetoso.
A l separar este nuevo ácido por medio del sulfú­
rico se consigue también o t r o , que es el que Scheele
ha juzgado ser el ácido benzoico, y y o pienso ser d i ­
ferente. Cristaliza juntamente con la sal amoniaco ó
muríate amoniacal, se disuelve como él en el alcohol,
yso disipa enteramente echado sobre una ascua ar­
diendo; pero el ácido nítrico, cuya enérgica actividad
sobre el ácido benzoico se limita á blanquearle des­
truyendo la resina que le da color y perfume, obra so­
bre él de un modo bien diferente del de que hablamos:
pues le descompone, conduciéndole á un nuevo esta­
do , como á todos aquellos á que puede suministrarles'
oxigeno. L u e g o no queda duda de que el ácido ben­
zoico se halla en la orina. Ademas las indagaciones de
V a u q u e l i n lo confirman, Scheele le ha descubierto y o
no sé en que substancia animal, y y o le encuentro en
P E HISTORIA N A T U R A L .

la sangre, en la clara y yema del huevo, en la seda,


en la lana, en la cola, én las setas, en la esponja, en
las algas marítimas, en la substancia glutinosa, en
los garbanzos, y verosímilmente se encontrará en to-
das las substancias en que entra el ázoe por parte
constitutiva. Asimismo el ácido benzoico' nunca dexa
de acompañar á la substancia amarilla anunciada por
W e l t e r , y que yo ha algunos años recojo. Y estas
dos substancias, que todo se reúne para obligarme á
creerlas como elementos de las substancias animales,
supuesto que el ácido nítrico no hace otra cosa que
separarlas, se consiguen con tanta mas facilidad,
quanto resisten mejor que ningún'otro principio á la
fuerza oxidante de este ácido. Mas volviendo á nues-
tros ácidos enunciados arriba, me parece, que ellos
son los que forman con la sosa aquellas sales incrista-
lizables que comunican á la orina evaporada la con-
sistencia de la.miel cocida, y que sirven de gran obs-
táculo á la cristalización de las sales fosfóricas. Des-
pués de la separación del ácido, que se supone ser el
benzoico de Scheele, y de la sal amoniaco, hasta aho-
ra no he hallado mas que fosfate de sosa, y sulfate de
la misma base, y muríate de potasa.
Si los ácidos arriba expresados hubieran tenido
por base el álkali amoniacal, es bien evidente que el
ácido sulfúrico, intermedio de su separación, hubie-
ra producido sulfate amoniacal, y no he visto la mas
leve señal. Por lo demás bien se conoce lo que aun
queda por hacer para poner en claro esta parte inte-
resante de la análisis animal, que otras ocupaciones
me obligan diferir á otro tiempo mas remoto de lo
que yo desearía. Paso á la resina de la orina.
2S6 A N A I ES

De la resina colorante de la orina*


En el discurso de la destilación, que tiene por ob­
jeto separar el vinagre de que he hablado , se separa
otra porción de resina; y todas las manipulaciones sub­
siguientes que se hacen con el residuo de esta opera­
ción suministran también algún tanto de ella. Quando
este residuo empieza á ser demasiadamente espeso, es
también un medio para conseguirla, dilatándole en
una gran cantidad de agua fria. Después puede satu­
rarse ligeramente el exceso de ácido por medio de un
álkali. El licor se aclara mas y mas, y con el auxilio
de estas manipulacioues repetidas se ve repararse nue­
va porción de resina,no.blanda como la primera, pe­
ro sí mas ó menos seca y pulverulenta. Pasaré en si­
lencio lo que queda en las últimas aguas madres, por­
que se componen de los ácidos sulfúrico y fosfórico
y de otras substancias salinas de que no tengo aun una
idea bastante clara.
En el dia tengo cerca de cinco ó seis onzas de esta
resina extraordinaria, la qual es preciso lavar al prin­
cipio con agua fria, porque la mezcla de las, sales fa­
vorece su disolución en el agua, y después con agua
caliente. Su consistencia y color son los de una resina
de castóreo, cuyo perfume tiene t a m b i é n , y no es
desagradable. Sin e m b a r g o , si debe darse asenso al
dictamen de un hombre familiarizado con los buenos
y malos olores, me parece que por sí sola no comuni­
ca á la orina el principio odorante; en atención á que
el espíritu rector, si puede decirse así, que se extrae
de la orina por la destilación causa una sensación bien
diferente en el olfato.
L a resina de la orina es muy soluble en el alcohol,
del qual el agua la separa del mismo modo que á
DE HISTORIA N A T U R A L .

todas las demás resinas; pero después manifiesta aque-


lla tendencia á la disolubilidad que caracteriza la re-
sina de la bilis; lo que me hace creer que es ella mis-
ma , pero modificada en su color y olor por la alian-
za pasagera de otras combinaciones que se hallan en
la orina. L a orina puesta á secar en ciertas circunstan-
cias , qu£ ahora no tengo presentes, puede perder su
olor tomando otro. Es un hecho que se presento á
Hilario Roiielle, que hacia ver en sus lecciones una
porción de bilis, que había adquirido con el tiempo
un olor enteramente semejante al betún de Judea*.
Hablando de esta resina animal no puedo pasar en si-
lencio un medio para extraer la bilis de la sangre,
mucho mas eficaz tal vez que el que Fourcroy ha
dado á conocer. Consiste en guardar por algún tiem-
po la disolución de la sangre seca hecha por el áci-
do nítrico. Esta disolución es verdosa mientras que no
se la calienta mucho, se aclara y pasa á amarilla,
dexando aposar un polvo verde, que lavado y pues-
to á secar, no es otra cosa que resina de la bilis, en
virtud de que se disuelve en el alcohol, le comunica
un color verde, se precipita con el agua &. Esta se-
paración se debe á la resina, que es mucho menos
oxidable que los otros principios de la sangre.
Concluyendo con estas observaciones, la resina
de la orina es el principio al que hasta aquí he creído
debia atribuir su color, y que tal vez podrá muy bien
ser el que Vauquelin y Fourcroy acaban de descubrir
en esta excreción. Madrid y Diciembre de 1 7 9 9 .
a88 ' ANALES

'Observaciones de las alturas del barómetro y de los


grados del termómetro hechas en el viage al Pico
de Tenerife el jo de Setiembre y i°. de Octubre de
iyy6 ,por D. Joseph Várela y D. Luis de Ár-
guedas, Oficiales de Marina de la Real Ar-
mada i y for Mr. de Borda y otros Oficiales
Franceses.

TTeniamos dos barómetros de Mr. de Borda simples


y de garganta (a etranglament), un termómetro de
espíritu de vino, y otro de mercurio hechos en París
por Cappi.
Antes de nuestra salida del puerto de la Orotava
comparamos estos instrumentos con un barómetro y
un termómetro de los Señores Pasley, comerciantes
establecidos en el mismo puerto : estos amables caba-
lleros nos habían ofrecido hacer en su casa durante el
tiempo de nuestro viage al Pico las observaciones
correspondientes á las que debíamos executar, cuya
oferta aceptamos con tanto mayor gusto, quanto nos
procuró la ventaja de poder llevar nuestros dos ba-
rómetros al Pico. Ademas de esto los Señores Pasley
nos dieron para juntar á nuestros instrumentos un pe-
queño termómetro de Farenheit muy bien dividido,
el qual concordaba muy bien con nuestro termómetro
de espíritu de vino; pero tuvimos la desgracia de que
se rompiese á la subida del Pan de Azúcar, que for-
ma la parte superior del Pico. Nuestros termómetros
y barómetros fueron comparados el 29 de Setiembre.

Barómetro u. z. Barómetro n. a. Barómetro de Mr. Pasley.


a8 pulg. 3 Un. - f . . 28 pulg. 3 Un. ~ 30 pulg.... lia. Inglesas.
~ * loo
DE HISTORIA N A T U R A L . 289

Termómetro de espíritu Termòmetro de mer- Termómetro de Mr. Pas-


de vino. curio. , ley fìxo sobre su barò-
metro.
> s ............ 13 -7

El pequeño termómetro del Mr. Pasley. ,

77°i
Nuestros termómetros estaban divididos según las
reglas de Reaumur, los otros dos según las de Fa-
renheit.
Habiendo llegado el 30 de Setiembre por la tar-
de al parage que llaman la Estación de los Ingleses,
establecimos una tienda, dentro de la qual observa-
mos la altura de nuestros barómetros á las 8 horas de
la noche; el termómetro de espíritu de vino estaba
también dentro, y los otros dos de la parte de afuera.
Barómetro n. 1. Barómetro n. 2. Termómetro Termómetro Termómetro
de espíritu de de mercurio, de los Sefio-
vino. res Pasley.
o o
.19pul.10lm.-f- 19pul.10lin.4- . . . . . 9 7° 50

En la misma estación comparamos los tres termó-


metros á las 4 horas de la mañana fuera de la tienda.

Termómetro de espíritu Termómetro de mer- Termómetro de los Se •


de vino. curio. res Pasley.

Durante nuestra marcha desde la Estación de los


Ingleses al Pico hicimos dos observaciones de la al-
tura del barómetro , la una en la cueva de la Nieve,
y la otra un poco mas abaxo del pie del Pitón.
29« ANALES

Barómetro n. a. Termómetro de espíritu Termómetro de los S e -


de vino puesto al lado Cores Pasley puesto a l
del barómetro. lado del barómetro.

(a) 18 pulgad. 9 Ha.-f """T


4-...4

En fin sobre la cima del Pico hicimos con todo


el cuidado posible la siguiente observación á las i o
horas 30' de la mañana.

Barómetro n. i . Barómetro n. a. Termómetro de es- Termómetro de


plritu de vino pues- mercurio puesto
to al lado del baró- del mismo modo,
metro, y resguar-
dado del sol.
D
18 pulg. i lin. 18 pulg. Í | lin 8 -J- 9°

Quisimos saber si la badana que cubría la cubeta


de nuestros barómetros embarazaba la presión del ayre
exterior; y para esto agujereamos la piel con un al-
filer en el barómetro n. a, lo que no causó -alteración
alguna en el mercurio.
Empezamos á baxar del Pico á las i o horas 4 5 '
de la mañana, y en el mismo dia á prima noche estu-
vimos de vuelta en el puerto de Orotava, donde los
Señores Pasley nos comunicaron sus observaciones
correspondientes, de las que hemos concluido los re-
sultados siguientes.
Épocas de nuestras observaciones. Barómetro de los Termómetro pues-
Senores Pasley en to al lado del b a -
el puerto de la rómetro.
Orotaba.
o
El 30 d e N o v . á las 8 de la noche. . . . 30 pulg. 72
1
f A las 7* 20' de la
mañana 30 p- . . . . . . 69°4

El i.° deOct.< loo ' i


A l a s s h 30' so £ . . ' . . . . 71'
A las ioh 3 0 ' 30 J£ 7n°-f"

(a) Observación hecha en la cueva de las Nieves á las 7 ho-


ras 2 o' de la mañana.
(¿) Observación hecha al pie del Pitón á las 8 horas y 3 0 '
DE HISTORIA NATURAL. 291

Por lo que se vé que el barómetro dé los Señores


v
Pasley ha estado en las épocas de nuestras observacio-
nes mas baxo que quando hicimos las comparaciones
del 29 de Setiembre, y que su termómetro señalaba
menos grados; aquí siguen las diferencias.-

Epocas de las observa- Cantidades que ha ba- Disminución del rvóme-


ciones. xadoel barómetro desde ro de grados del ter-
el 29 de Setiembre. - mómetro.
Pulgadas. Farenheit. Reaumur.
Inglesan de' Francia.
El 30 de Setiembre á las
7
8 horas de la noche.. r - ó , o Un. 79 x™f ó , <>•-£.
El i . ' de Octubre a l a s ' \
?h ac/de la mañana.. ZL i . . . . 6,0 lin. 90. 4°— ó , o°-|.
E l i . " de Octubre á las
jg
8

íh 30 d , o lin. 90 a ° T ó , i'-f
El 1 . ° de Octubre á las .
loh 30' ó , o Un. 79 i" d ,r°T

D e donde sé sigue que nuestros barómetros y


termómetros puestos en estas épocas al lado del ba-
rómetro de los Señores Pasley en el puerto de la Oro-
tava hubieran señalado.

Barómetro n. 1 . Barómetro n. 2. Termómetro dé Termómetro de


vino. mercurio.
(а) 28 pul. 2lin. 96 28 pul. 2 lin. 71 • •• i 9 ° - f • i9°-~

(б) 28 . . . a . . . 85 28 .... a . . . 60 . . . i%" 2L . . . . . . . i8°-§«


f
.-iíflb8"'í»fiJ>í s h O ^ I V - V O Í 'fiSO'fhjJíT?0*' ' O/Dí** JÍ'ÍÍB'T . 6 í i'íNSS/T'.Pfo
(Í) 28 . . . 2 . . . 85 28 . . . 2 . . . 6o . . . i 9 ° ¿ I9-&

3 9
(«O 28 2 . . . 96 28 . . . 2 . . . 7 1 . . . 19°7^7

(#) Observación hecha el día 3 0 de Setiembre á las 8 horas


de la noche..
(¿) Observación hecha en 1 de Octubre á las 7 horas y 2 o '
(c) Observación hecha en i de Octubre á las 8 horas y 3 o '
(¿) Observación hecha en 1 de Octubre á las 1 0 horas y 3 0 '
292 ANAI.ES

E l día después de nuestra llegada del Pico al


puerto de la Orotava hemos comparado segunda v e z
nuestros instrumentos con los de los Señores P a s l e y ,
y no hemos encontrado mas que una cortísima dife-
rencia en la comparación. -La diferencia del baróme-
tro n. 1 al de los Señores Pasley era mas pequeña de
cerca de un sexto de línea; y de un quinto de línea
respecto al barómetro n. 2 : tomando un medio entre
los dos resultados, será menester aumentar las alturas
de la tabla precedente, esto es, las del barómetro del
m 1 de un duodécimo de l í n e a , y las del barómetro
n. 2 de un décimo de línea.' •
P o r lo que mira á las alturas observadas sobre los
parages superiores del Pico es preciso notar que el
mercurio subia sensiblemente..en la cubeta i medida
que baxaba en el t u b o , y que he estimado que en el
instante de nuestra observación en el Picó había vuel-
to á subir cerca de una línea: en esta inteligencia sé
debe disminuir de esta cantidad la altura observada
encima del mismo P i c o , y las otras alturas á propor-
ción de la cantidad que el mercurio habia baxado en
el tubo. Para poner en nuestras observaciones toda la
exactitud de que podían ser susceptibles, solo nos que-
daba verificar la división de nuestros barómetros, lo
que -hemos- executado á nuestra vuelta en Santa C r u z
de Tenerife. Para esto nos hemos servido de una semi-
toesa que D . Jóseph Várela había tomado en C á d i z
en el Observatorio de Caballeros Guardias Marinas,
la que se habia hecho sobre la medida de la toesa que
los Académicos de Paris llevaron al Perú para medir
el grado terrestre. Por esta verificación, y restando 1
línea por la altura del mercurio en la cubeta , liemos
hallado que la verdadera altura del barómetro n. 1
sobre la cima del Pico era de 2 1 6 líneas, 3 7 ; y la del
DE HISTERIA NATURAL. 293

n. 2 de 2 1 5 líneas, 86. Asimismo hemos hallado por


las correcciones arriba indicadas, y haciendo las q u e
d á b a l a semi-toesa, que nuestros barómetros puestos
al lado del de los Señores Pasley á la Orotava hubie-
ran señalado el deln. i ? ¿ 28 pulgadas, 3 lineas, 02 ; y
el del n. 2 ? , 28 pulgadas, 2 líneas, 82. H e corregido
del mismo modo las otras observaciones, y he puesto
los m u l t a d o s en la tabla siguiente.-

Barómetro Barómetro Termómetro Termómetro


n . 1. n. 2. • devino. de mercurio.
a
Sobre e l P i c o . . . . . . . a i ó j i n . 37. ,215 l i n . 86. ...8°f.... .... 9

E n el puerto de l a
o
Orotava 339110.02. 338 l i n . 82* . . . 19"^.... .... 20

' Diferencia 122 l i n . 6 5 . 122 l i n . 96. ... ix°£... .... it*

E n l a estación d e
los I n g l e s e s . . . . 237 , . . . 9 3 . 237 , . . . 6 9 . .... 9
E n el puerto d e l a r

Orotava 339 » . / . 0 2 . 338 , . . . 8 2 . . . . 19"%

Diferencia.;;.. xoi , ...09. xoi , . . . 1 3 . ... io°2

E n la c u e v a d e l a N i e v e 224 , . . . 9 3 . ... n ' ^

E n el puerto d e la O r o t a v a 338 , . . . 6 1 . ... ti"

0
Diferencia 113 . ...68. .... 7 *

0
A l pie del Pitón 219 , . . . 8 9 9

E n el puerto d e la O r o t a v a 338 , . . . 6 r . ...19''

Diferencia ..72. ...

N o nos quedaba mas que conocer la elevación del


parage donde estaba situado el barómetro de los S e -
ñores Pasley sobre el nivel del mar; para esto como
desde la vivienda misma adonde estaba el barómetro
Xa
294 ANALES

se vela el horizonte del mar, lie vamos á esta'un'quarto


de círculo con el que medimos la depresión de este ho-
rizonte ; lo que nos ha dado por la elevación buscada,
64 pulgadas: esta altura corresponde con muy corta
diferencia á nueve décimos de línea de mercurio.
L a diferencia del pie Ingles al Francés, siendo co-
nocida, se pueden concluir las alturas que hubiera da-
do el barómetro de Mr. Pasley puesto en las diferen-
tes estaciones adonde hemos hecho nuestras operacio-
nes y observaciones.
Barómetro de los Termómetro fi-
• • Sefiores Pasley. - xosobre el mis-
mo barómetro.
pulg. lin.
Sobre la cima del Pico . . 1 9 . . . . , 2 , 6... 47°$
En el puerto de la Orotava...;.3o i, 7 72°^
Diferencia 10 9,1 ..25°§
o
A: la estación de los Ingleses.....21 1,8 48 -!
0
En el puerto de la Orotava 30....... i , 6..7.....72

Diferencia......... 8......... 9 , 8......,.23°§,


0
En la cueva de la Nieve ....20 o , 6. 53
En el puerto de la Orotava 30....... 1 , 6........69°^
Diferencia .....10 1, o .i6°§
Al pie del Pitón.;...: 16...... 6, 2.v.;.....49°|
o
En el puerto de la Orotava.....30 1 ,7 71
• •• • ! , -1—h
c
Diferencia 10 5, 5 2i ¿
Se sabe por la mayor parte de las experiencias
hechas en el barómetro tanto en Inglaterra como en
Francia, Holanda , Alemania & c . , que porcada lí-
nea de pie de R e y Francés que baxa el mercurio en
él tubo , corresponde de altura al lugar donde se ha-
lle el barómetro en el tiempo de la observación 7 5
I>E HISTORIA N A T U R A L . 295

pies de elevación; y al contrario, si se baxa a un sitio


mas baxo de aquel en que se halla el barómetro, debe
subir el mercurio la misma cantidad, habiendo baxado
7 5 pies de R e y Franceses.
La, altura vertical del pico de Teyde se determinó
••• '•¡ÍTC . •.- H • -
geométricamente por una base de 9 1 3 6 — p i e s de París,
que hay desde una cruzque está sobre la montañeta de
puerto hasta la esquina de la casa del Coronel Fian"
s
qui en la villa de la Orotava: esta grande base e
continuación de otra pequeña medida sobre el,terreno
contiguo á la casa de campo d e M . Cologan en la Paz,
la qual consta de 1 3 7 7 pies, 4 pulgadas, 6 líneas.

Toesas. Pies.
Altura del Pico sobre el nivel del mar
determinada geométricamente 1900.
Altura del Pico por el barómetro 1940..!
Altura al pie de Pan de Azúcar.. 1864..2
Altura de la cueva de la Nieve ,...1780.
Altura de la estación de los Ingleses 1531«
Altura del pino del Dornajito 0534..3

Altura del barómetro en líneas y centesimos de


línea, y" alturas del termómetro en grados y fraccio-'
nes observadas por nosotros, en .los.puntos arriba 'ex-
presados, y en el puerto por los Señores Pasley.

* Barómetro. Termómetro.
o
Sobre el Pico. 2 1 6 — 08 —
-IIO 1
o
Al nivel del mar al mismo tiempo...339— 1 9 —
89 1
o
A l píe del Pan de Azúcar . . . . . . . . . 2 1 ó-— 09 —
y
* 100 f a ,
2o6 A N A L E S
Barómetro. Termómetro.
o
A l nivel del mar al4n¡smo tiempo.... 3 3 9 — 1 9 —
IOO < 10
93 1
En la cueva de la Nieve 224— 11°—-
^100 8

Al nivel del mar al mismo tiempo...339— 1 8


IOO ai
81
2
En la estación de los Ingleses 377oo ° 9 °
a
7 x
o
A l nivel del mar al mismo tiempo...339— 1 9 —
2
86
00 I
En el pino del Dornajito 3 Toó 7 °
I
Al nivel del mar al mismo tiempo...340 9°~£"

N . B . 1 ? Cada toesa de París consta de o pies: y


1 5 dé estos hacen exactamente 16 pies de Londres.
2 ? 6 pies de Paris hacen 7 de Castilla.
3? Las alturas del barómetro son en líneas Fran~
cesas, y las observadas por los Señores Pasley se han
reducido á la misma escala y al nivel del mar.
Alturas de cuatro montes de América.
Varas castellanas.

Chinborazo 7496——
Volcan de Arequipa............ .3180
Monte de S. Elias 6507-^-
i
3

¿Monte del Buen-tiempo 5368

a
1 Estos se hallan, en J a s .cercanías de los 60 norfe en la costa
norueste de la América.
DE HISTORIA N A T U R A L .

Carta sobre la erupción del volcan de la montaña


de Venge, cerca del Pico de Teyde, en la isla de
Tenerife, en 9 de Junio de 1798- Por D. Nico-
las Segundo de Franquu

Muy Señor m i ó : no pudiendo olvidarme de que


al salir de esa plaza me encargó V m d . repetidas v e -
ces le comunicase las observaciones que por mí mismo
hiciese, ó las noticias verídicas que tomase en orden
al volcan que reventó á las 9^ de la noche del 9 del
presente, v o y á satisfacer la loable curiosidad de
V m d . , no obstante la fundada desconfianza que me
asiste de no hacerlo como corresponde, por carecer
• de aquellos conocimientos de física que se requieren
para hablar con propiedad acerca de un fenómeno tan
temible como espantoso.
A l anochecer del dia 11, en que nos separamos,
llegué á O r o t a v a , desde donde empecé á oir los pa-
vorosos estruendos de la explosion ; y habiendo se-
guido mi marcha hacia I c o d , lugar de la residencia
de mi familia, el qual creia hallar reducido á cenizas,
según las funestas noticias que motivaron mi v i a g e , no
observé en el camino novedad alguna hasta las cerca-
nías de Buenposo, donde se oía un rumor interminable
y en parage preciso, acompañado de una trepidación
de la tierra acelerada y continua; cuyas señales me
convencieron de que á pesar de la distancia de cinco
leguas que mediaba entre aquel sitio y el de la erup-
ción, habia alguna secreta correspondencia entre ambos.
L l e g u é en fin á I c o d , y no podré expresar á V m d .
la consternación en que encontré á las gentes de este
p u e b l o , que lloraban su próxima ruina, bien que con
muy poco fundamento, pues solo en el caso de que la
298 • ANA ÍES

erupción se hubiese verificado á la parte del norte do


la montaña, báxo cuya dirección está situado el refe-
rido lugar, es quando debia temerse.
El 1 3 subí á la cumbre acompañado de algunos
amigos, y obligados de la obscuridad de la noche hi-
cimos alto en Boguinete á tres leguas de nuestro des-
tino: una densa nube que cubría el monte nos ocul-
taba el volcan j pero disipada esta y descubierto el
fuego al través de pinos, montañas y quebradas, hi-
zo tal impresión en mis compañeros, que atónitos y
fuera de sí ellos y los criados se pusieron en fuga,
abandonando los víveres y equipages: tan diferente
era la realidad de aquel tremendo objeto de la idea
que habia formado de él antes de verle.
Recobrados de esta involuntaria sorpresa conti-
nuamos nuestro camino, y llegamos al antiguo volcan
de la Urca, desde donde se divisaban los efectos de
las tres bocas superiores del actual, colocadas en el
declive de la montaña de V e n g e , en el parage que
los pastores de aquellas sierras denominan Chaza] a-
ñeiLa primera y mas alta arrojaba espesos torbelli*
nos de humo: la segunda piedra y fuego; y la terce-
ra solo fuego: siendo hasta entonces un pequeño res-
piradero , ó mas bien foco de las superiores.
A las dos horas concluimos nuestra jornada en la
Cañada de los Corrales, camino de Tresme, quedán-
donos desde aquí paralelas las dichas tres bocas con el
Teyde al Nordeste, quarta al Este. Aseguro á Vmd..
que me faltarán siempre bocas propias para expresar
los sentimientos de mi alma á la vista de un espectá-
culo tan asombroso.
Una columna continuada de fuego y piedras enor- •
mes, que á centenares se impelían unas á otras á mas
de un quarto de legua en altura perpendicular: una
X>E HISTORIA NATURAI.

pirámide de torbellinos de humo negro y densísimo:


un bramido continuo semejante al trueno en todas las
distancias en que puede oírse: una explosión cada
diez segundos, cuyo estruendo en nada cedia al de
veinte morteros disparados á un mismo tiempo, y que
hacia estremecer los fundamentos de aquella larga
cordillera, pareciendo que se nos huia la propia tier-
ra que pisábamos: todo esto es un débil bosquejo de
las sensaciones que se experimentaban en aquel lugar
triste y horrendo.
Las piedras que se elevaban descubrían la figura
con que termina el agua quando se desgaja de un gran
surtidor artificial, y comprehendian á su caida mas
de un quarto de legua en diámetro, haciéndose oir
casi á una legua de distancia. Su subida era aun mas
rápida que su descenso, y en ambos movimientos gas-
taban quince segundos las mas elevadas. Esto sin duda
parecerá raro y singular; pero aun lo es mucho mas
el que llegase á nuestros oídos el estruendo de la ex-
plosión algunos segundos antes que viéramos su efecto:
prueba nada equívoca de la profundidad de aquella
caverna.
Crecia nuestra admiración y asombro á medida
que contemplábamos los objetos que le ocasionaban.
Figúrese V m d . la obscuridad de una noche tenebrosa:
el silencio mas profundo, únicamente interrumpido
por la caida de estas masas enormes é inflamadas, que
rodando desde la cima de la montaña formaban rios
de fuego por todas partes: la elevación de una co-
lumna soberbia de este mismo elemento de un color
roxo é infernal, apoyada en la basa de la dilatada
montana: la atmósfera inflamada con las cenizas en-
cendidas de que toda estaba impregnada: la reverbe-
ración de la luz en aquel humo horrible, y el eco es-
ANALES

pantoso de las sierras y montes; y después de hacer


concebido tal idea, ¿dígame Vmd. si jamas se ha presen-
tado la naturaleza á los hombres con un aparato y
baxo un aspecto tan horrendo y respetable ?
Casi al pie de la montaña se ven las primeras bocas
que abrió la erupción: estas cesaron de arrojar piedras
desde cjue el dia 1 1 en que se formaron otras mas al-
tas pasaron á ellas las funciones de expeler lo que las
anteriores. Brotan las primeras una abundante lava,
que dividida en tres brazos y reunidos á poca distan-
cia forman un rio de fuego que después de haber
corrido velozmente como cien toesas va poco á poco
confundiéndose entre la multitud de peñascos arras-
trados de su seno, con que cubre casi dos leguas de
un volcan antiguo, quebrado y asperísimo.
Creo deseará V m d . saber qual es el orden pro-
gresivo de este gran aborto; pues óigalo Vmd. Ima-
gínese V m d . una como pared mal formada de peque-
ñas y gruesas piedras, que disminuye el ayre á cierto
grado de frió, las quales impelidas por la lava fluida,
que se dilata por todas partes, van formando sucesiva-
mente y sin orden alguno el cimiento para su exten-
sión. Al instante aparece nueva materia para cubrir
la falta de la que se ha desmoronado, sin que en la
parte superior cause desfalco alguno la que se des-
prende para continuar su basa: á cada peña que se
separa de las demás casi encendidas se descubre una
grande hornilla, que manifiesta en su concavidad la
lava en el mismo estado de fluidez que corre en su
origen, y tan estrechamente enlazada con las piedras
ó materiales volcánicos á que está asida, como lo es-
tarían el oro y el azogue. E l todo de su movimiento
es mas perceptible al oido que á la v i s t a , pues su con-
tinuado rugido se asimila al que causarían muchas ca-
DE HISTORIA N A T U R A L . 30I

ballenas hollando sobre un campo de menudas pie-


dras.
El fuego voraz que contiene la multitud de hor-
nillas ó pequeñas concavidades q u e , como he dicho
antes, dexan las piedras que se desprenden, aunque ca-
paz de derretir todo metal (según lo experimenté en
:
un ochavo que se liquidó inmediatamente, y en razon
de uno á tres comparado con el fuego común), sin
embargo puede uno acercarse y aun tocarle impune-
mente , y aun correr sobre é l , como lo executó urí
1
mozo ágil que iba en nuestra compañía . A este mis-
mo tiempo se desgajaban de la faz del murallon va-
íias piedras, que semejantes á la masa, admitían la
impresión del terreno que las recibía.
Si la curiosidad ha proveído á Vmd. de bastante
paciencia para leer esta dilatada relación , téngala
igualmente para saber las variedades que cada día
causa en lo exterior el fermento de este fuego eléc-
trico , que abrasa las entrañas de aquella tierra.
A las 9 de la mañana del dia 1 4 se formó sobre
los contornos de la pequeña boca de las tres superio-
res, que solo respiraba fuego, un humo claro, blanque-
cino y rastrero: á las tres horas de este fenómeno des-
pués de un horrendo bramido resultó la mas fuerte
explosion que se había visto, arrojando diagonalmen-
te á Norte y Sur un diluvio de riscos enormes, humo
y cenizas que cubrían el sol, y llenaron la montaña

X L a lava ardiendo que sale del crater al derramarse se en»


fría en su superficie externa , y se endurece formando una ca-
pa mas ó menos gruesa y con mas ó menos aberturas ó respira-
deros , por donde se ve descender el corriente de la lava aun der-
retida á los campos vecinos para asolarlos. Sin duda seria este fe-
nómeno el que se presentó aquí, y permitía correr por encima de
ta lava ya consolidada.
302 ANALES

á mas de media legua al rededor de estas materias in-


flamadas , cuyas cenizas alcanzaron toda la cumbre*
En esta ocasión se me hizo aun mas temible la poca
seguridad del sitio en que me hallaba por las piedras
que se desprendieron de las. sierras vecinas.
Esta nueva explosión trastornó enteramente el or-
den anterior: cesó de un todo el humo de la primera
boca, y pasó á la inmediata, quedando en aquella un
vapor claro y plateado tan brillante como la nieve,:
que en forma circular giraba.incesantemente al rede-
dor del cráter, siguiendo tal vez el movimiento del
torbellino que agitaba interiormente aquel espacioso
vientre. D e este mismo salían pequeños globos, que
elevándose sobre las demás materias se equivocaban
con la luna mas clara, á la que en todo se semejaban
al través del humo por donde penetraban. Avivóse
con este motivo el hermoso iris que en el intervalo
de las explosiones guarnece las bocas, conteniendo en
sí los mas brillantes colores de este meteoro, de los
quales en parte no carece á veces la lava en su na-
ciente.
Las piedras y arenas de la explosión no tienen otro
destino que el de formar una montaña que se aumen-
ta sensiblemente sobre el plano inclinado á la de Ven-
ge. Los materiales de la lava varían de colores y con-
sistencia según las cantidades metálicas que contienen,
que por lo común son de hierro. He visto algunas v i -
trificadas en,las cercanías de su naciente; pero las mas
de ellas se parecen á la escoria de dicho metal, á que
igualmente se acerca su color; bien que á cierta dis-
tancia y por la mañana se percibe el del azufre, cuyo
combustible se reconoce también en el tacto de las
piedras mientras estas conservan algún calor.
En este mismo día nos retiramos con los. horrores
DE HISTORIA NATURAL. §f|

de tan espantosa salva; pero no pudiendo aquietar mi


curiosidad sin volver á ver aquel portento de la natu-
raleza, hize segundo viage el .16, sin advertir otra
novedad que la- reunión de las primeras bocas en üri
solo cráter y el incremento de la montaña.
En el mismo 1 6 había tomado nuevo fomento
un brazo de asperísimo v o l c a n , que y a estaba frío
quando me retiré el 1 4 , el qual se dirigía rápidamen-
te á la Cañada del tiro del Guanche, y creo cer-
rará en breve el paso de Chasna por los Qotrales,
boca de Tause ó Roques de Chabao. A q u í se veía un
espacio de mas de quince varas de- frente cubierto de
fuego, y la celeridad de su lava se aumentaba hasta
diez varas por hora en una horizontal, quando en la
mayor que hasta entonces habia tenido apenas adelan-
taba tres varas por hora en un declive.
V e a V m d . un suceso que me causó bastante te-
mor en este parage: á quatro ó cinco varas de este
fuego voraz estábamos y o y una retama, quando sin
haberme incomodado su calor ni tocádole el fuego se
incendió repentinamente y se reduxo á cenizas: cuya
sorpresa me hizo mudar de sitio bien pronto; y no
hallando causa visible para tal inflamación, la conside-
ré efecto de esta materia eléctrica comunicada por
conductos subterráneos.
Este fuego conserva constantemente el calor del
sol en su ocaso, quando en el estío se interpone entre
él y nuestra vista el vapor craso de la tierra.
A y e r 1 7 del corriente regresamos á este pueblo de
Icod dando gracias á la Providencia de que haya te-
nido á bien encerrar en aquel vasto estanque este fot-
midable monstruo, y libertar por este medio nuestros
pueblos y compatriptas de su voracidad.
M e será de mucha satisfacción que estas noticias
,304 ANALES ..

tan sencillas como verdaderas satisfagan la curiosidad


de V m d . , en cuyo obsequio las ha extendido gustoso,
su mas afecto amigo y servidor, q. s. m. b. = Nicolás
Segundo de F r a n q u í a Icod 18 de Junio de 1798.

Fin del tomo primero.

1
ÍNDICE.

RE YN O A N I M A L.

H i s t o r i a natural de las Palomas domésticas de


España, y especialmente de Valencia Pág. 146
Descripción de los naturales de la Nueva-Gales. 196
Descripción del Kangarú 204

B.EYNO V E G E T A L .

Descripción de los géneros Brotera, Galphimia,


Carmona, Condalia, Selliera y de otras plantas. 33
Descripción de los géneros Goodenia y Servóla,
del Arundo australis, y de diez especies del
género Acrostichum -89
Nuevos caracteres de los Heléchos 108
Plantas de la Nueva-Gáles; á saber, quatro es- L
pecies de Hakea, once de Banksia, una Lam-
berti'a, y quatro Proteas i* 207
Observaciones botánicas 240

REYNO MINERAL.
' •"-• •Qu-'-jf- 'O'í/'¿fllO'lUCl- iO.)' 2j6flíiTiti 2 8 1 0 0 Sfí>ííOOj».V'.£3/ííJ«J^

Materiales para la geografía mineralógica de Es-


paña y de sus posesiones en América 5y 146
Descripción del Titanio de Horcajuelo 1^
Diferentes combinaciones del Carbono en el rey-
no mineral 116
Descripción del Menilito de Klaproth/. 121
Descripción de dos substancias nuevas en el rey-
no mineral 124
Piedra melada 176
Aragonito 257
Зоб

Esparraguina de Jumilla en Murcia 260

QUÍMICA.

Informe sobre el salitre nativo de Asturias.....' 46


Experimentos hechos en la Platina 51
Sobre l a ^ i e d r a fosfórica de Extremadura, salitre
de Madrid,..y vitriolo de Magnesia.... 127
Informe sobre el Petun-se de la villa de Baños... 264
Otro sobre las minas de cobre y hierro de Lubrin. 266
Otro sobre las minas de plomo de la Carolina 268
O t r o sobre la" fierra de Castiliscar 270
Examen de las cenizas de las castañas de Indias... 274
Experimentos acerca de la orina 275

FÍSICA.

Puntos de elevación conocidos en Europa , Áfri-


ca y América.... 84 y 296
Puntos de elevación desde el mar de Valencia
hasta S. Ildefonso... , 86
Extracto de una carta del Barón de Humboldt... 12$
Observaciones sobre el suelo de la N u e v a - G á l e s . 181
Observaciones de las alturas del barómetro y de
los grados del termómetro hechas en el viage
al Pico de Tenerife 288
Carta, sobre la erupción del volcan de la monta-
ña de V e n g e cerca del Pico T e y d e 297
bu. ; ..\.ÍB¿«ím oa'
litó- ¿ ¿ ^ . ^ á o i f t s b 011ЫМ. kb йоЬапзгоСГ
BANKSIA OLEJSPOLIA. Tab, [4.

También podría gustarte