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Marco Teórico

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Trabajo de Intervención

Integrantes: Camila Altamirano


Tania Castillo
Bárbara González
Matías Hernández
Javiera Salazar
Valentina Suazo
Francisco Rojas

INTRODUCCIÓN
MARCO TEÓRICO

Los seres humanos en el transcurso de la vida se establecen en distintas situaciones y


contextos, los cuales no se dan en un espacio vacío, sino que, por el contrario, se desarrollan
constantemente dentro de diversas áreas grupales. Tal y como dice Vivas, Rojas, & Torras
(2009) estos forman parte de la vida cotidiana de los seres humanos, conforman parte del
paisaje social y de realidades más habituales, las personas habitan y forman parte de una
multipluralidad de grupos, por todo esto es común que se haga referencia al concepto.
Entre las ciencias sociales, el estudio de los grupos se ha realizado principalmente por la
Psicología Social, pero definir el concepto de manera unificada y consensuada resulta
complejo, ya que se trata de un concepto muy abstracto, que puede remitir a diversos hechos
en cuanto a qué es y qué función tiene un grupo.

En cuanto a la etimología del concepto de grupo es en el Siglo XVI donde los franceses
importan el término “groupe” proveniente de las bellas artes como hace referencia Fernández
(1989) que designa a varios individuos pintados o esculpidos, cuya representación cobra
sentido observada grupalmente más que de manera aislada. Antes de significar grupo o
reunión el sentido italiano de groppo era “nudo”, derivado de grop, que significaba nudo.
Ante esto propone Anzieu (1971) que existen dos líneas de fuerza: el nudo y el círculo.

En este sentido, para poder trabajar con la idea de grupo es necesario considerar aspectos
teóricos conceptuales, es así como a lo largo de la historia diferentes autores han hecho
referencia al concepto de grupo desde sus distintas perspectivas y postulados.
Como es el caso de John Friedrich Herbert, quien postuló la idea de que las personas son
entendidas como tales en la medida en la que pertenecen y participan del mundo social, por lo
que al estudiarlas es necesario ejecutarlo dentro del contexto social al que pertenecen.

Otro de los autores mencionados por Arredondo (2009) es Émile Durkheim, el cual hace
referencia a que el individuo no tiene sentido fuera de la sociedad en la que existe, ya que el
espíritu público se encuentra en la conciencia individual. Añade que los grupos piensan,
sienten, toman decisiones y adquieren sentido. Para Durkheim el grupo es un ser distinto.
Por otra parte el psicólogo Wilhem Wundt, relacionado con “la psicología de los pueblos”,
hace referencia a aspectos de la vida humana que no pueden ser explicadas por la mera acción
de sujetos aislados como los ritos, las costumbres, las tradiciones, entre otras.
Gustave LebBon, se refiere al concepto de masa, cuya principal característica constituye la
desaparición de las individuales, a favor de la aparición de un alma colectiva, proponiendo un
ente (el grupo) como algo diferente a las personas.

Por último Kurt Lewin, propone la concepción del grupo entendido como un todo dinámico,
fundamentado por la interdependencia, la cual permite establecer cómo son los vínculos que
existen entre las personas y las consecuencias de dichos vínculos.
Para poder establecer algunas definiciones en torno al concepto de grupo Rojas Arredondo
(2009) considera necesario retomar a Shaw (1980) quien propuso una serie de criterios, que
darían cuenta si un conglomerado de personas sería efectivamente un grupo social. Los que
serían percepción de membrecía, motivación, metas comunes, estructura, interdependencia, e
interacción interpersonal.

Martín Baró (1991) promueve una visión más psicosocial, entendiendo al grupo en su
relación con la estructura social en la que se encuentra y que en cierta forma lo determina y
en la que el grupo también se refleja. Desde esta perspectiva el autor analiza el grupo
primario, funcional y estructural en función de la identidad, el poder y la actividad grupal.
Un conjunto de personas se convierte en grupo en el momento en que surgen una serie de
lazos entre ellas, dándoles una unidad en su estar en conjunto. El grupo es una realidad en la
medida que existen: interacciones entre las personas, una vida afectiva común, objetivos en
común y la participación de todas ellas. Todo esto va creando identidad grupal, el objetivo y
metas en común, la ideología, las funciones y roles del grupo, pero no podemos olvidar que el
grupo social es dinámico está en continuo movimiento y evolución, de ahí que debamos
analizar su estructuras y fases. (Apodaka, 2004).

Otro aspecto necesario para entender el concepto de grupo, es la estructura. Ante la cual
Shaw (1983) define como la pauta de relaciones entre las partes diferenciadas del grupo, la
cual se origina desde su formación, producto de las interacciones de sus miembros. Esta es el
reflejo de la distribución de los individuos y sus relaciones en el grupo.

Las posiciones y el estatus, hace referencia a que las partes diferenciadas de un grupo ocupan
dentro de esta estructura diferentes posiciones y características. Cada componente del grupo
ocupa en él mismo una posición y ejecutan roles, los cuales están valorados dentro de la
jerarquía grupal.

Otro elemento que conforma esta estructura es el rol, definido por Shaw (1983) como el
conjunto de conductas esperadas que se vincula con una determinada posición en el grupo,
constituye el rol social. El concepto de rol alude a cualquier conjunto de conductas que una
persona exhibe de modo característico dentro de un grupo.
Por otra parte, se puede apreciar dentro de la conceptualización las normas. Haciendo
referencia a reglas de conducta establecida por los miembros del grupo con objeto de
mantener una coherencia, proporcionan la base para predecir las acciones de los demás y
prepare una respuesta acorde y apropiada. (Shaw,1983).

Por último se encuentra presente la cohesión, definido por Canto (2000) como un proceso
dinámico que se refleja en la tendencia grupal de mantenerse juntos y permanecer unidos en
la persecución de metas y objetivos. Desde Kurt Lewin ha sido relacionada con cualidades
grupales como el sentido de “nosotros”, la proximidad, la solidaridad y la unidad.

Teniendo presente los diversos postulados expuestos anteriormente y conceptualizaciones de


lo que se entiende por grupo, se puede tener una visión más amplia y por ende construir una
concepción general de lo que significa este, analizándolo como un lugar de convivencia, un
método de trabajo, una forma de desarrollo de terapia, un instrumento de aprendizaje, un
espacio de intervención en áreas del cambio social y actitudinal, provocando cambios inter e
intrapersonales, grupales, organizacionales y sociales (Apodaka, 2004).

Por otro lado, luego de conocer los diferentes conceptos de grupo y como estos se pueden
complementar para un mejor entendimiento, se pasa a la idea de poder trabajar con estas
concepciones y hacerlas útiles en el desarrollo de distintos ámbitos de la sociedad, siendo así
necesario trabajar con una terapia grupal que logre cooperar en beneficio del objetivo que
posea cada grupo, es en cuanto a esto que existen diversos enfoques psicológicos que han
otorgado aportes importantes respecto a este tema ,como lo son el psicoanálisis grupal, la
psicología gestáltica, las teorías conductuales-cognitivas y finalmente los aportes humanistas.

Es en este último enfoque en donde nacen los grupos de encuentro donde autores
representativos de este movimiento son Fritz Pearls, William Schutz y Bernard Gunther. Y,
específicamente, hay que hacer referencia a Carl Rogers quien promovió los grupos de
encuentro definiendo estos como una modalidad de movimiento en que se “acentúa el
crecimiento personal y el desenvolvimiento y perfeccionamiento de la comunicación y
relaciones interpersonales, a través de un proceso experimental” (Rogers, 1979).

Es así como este enfoque se subdivide en grupos de apoyo y grupos de autoayuda, los cuales
se caracterizan por estar dirigidos a facilitar la adaptación de las personas a presiones
circunstanciales, teniendo como finalidad generar recursos de afrontamiento para manejar la
situación de vulnerabilidad, favorecer la canalización de la agresividad y crear estrategias de
soporte social frente al conflicto. Ambos tienen una dinámica propia, pero sin embargo tienen
una diferencia estructural que los delimita (Sánchez, 2002) , ya que los grupos de apoyo
poseen un profesional que da inicio y controla las situaciones, pero los de autoayuda
funcionan de forma autónoma.

Como hace referencia Sánchez (2002) los grupos de apoyo son un grupo pequeño de
voluntarios que se reúne periódicamente para compartir experiencias, estrategias y
habilidades de afrontamiento, retroalimentación, etc. Siendo su principal objetivo
proporcionar ayuda mutua de cara a conseguir un fin determinado.

En cambio, el grupo de autoayuda funciona de forma autónoma, gestionan sus propios


objetivos y formas de funcionamiento, al margen de profesionales y sin limitación temporal.
Se considera como una específica modalidad de organización social, con la que se reúnen
para hablar, escuchar y trabajar alrededor de un mismo tema, personas que se consideran
pares, ya que comparten una particular situación de vida. Se ofrecen mutuamente sostén y
contención, mediante estrategias que norman la interacción y el diálogo y con procedimientos
que conforman una función de coordinación. (Montaño, 2013).

Alcohólicos Anónimos (A.A., en adelante) es un grupo de autoayuda –el prototipo de


programa seriado en veinte fases- que funciona en gran medida basado en la palabra y en la
confesión pública. Sus orígenes pueden hallarse tanto en las intuiciones psicoanalíticas
relativas a la capacidad terapéutica de la palabra, como en la ideología y en la práctica
religiosa. Más concretamente, A.A. nació como derivación espiritual del Oxford Movement,
una congregación evangélica cristiana que no contaba ni con lista de miembros ni con
jerarquía estructurada. La idea de Alcohólicos Anónimos, si no la misma organización, data
de 1934, cuando Bill W., un corredor de bolsa neoyorquino sumido por entonces en una
grave crisis, fue hospitalizado a causa de un severo episodio alcohólico. Un antiguo
compañero de bebida, que aunque muy aficionado a ella había logrado enmendarse, tendió
una mano a Bill. Le recomendó visitar el Oxford Group, cuyos miembros habían
encomendado su suerte a Dios, al que concebían como una especie de fuerza espiritual (Trice
y Staudenmeier 1989:17).
La historia sobre la fundación de Alcohólicos Anónimos la conocemos gracias
principalmente a los escritos del propio Bill W. Iniciada en junio de 1935 a raíz de su primer
encuentro con el Dr. Bob, un cirujano de Akron, Ohio, la organización medró rápidamente.
Sus principios y su filosofía subyacente fueron codificados en un volumen, escrito en gran
medida por el propio Bill W. y publicado en 1936, formalmente titulado Alcoholics
Anonymous aunque coloquialmente conocido como Big Book.

Alcohólicos Anónimos es una fraternidad de personas que desean dejar de beber alcohol por
causa de las consecuencias negativas experimentadas. Alcohólicos Anónimos ha sido
estudiado desde diversas perspectivas y disciplinas, y en general, se le ha entendido como una
agrupación de ayuda mutua, donde prevalecen los valores de igualdad y unidad; valores que
crean la base para brindar apoyo a otros alcohólicos a través de experiencias personales. AA
ha desarrollado un pensamiento propio sobre el alcoholismo como una enfermedad y también
ha elaborado un programa basado en tres principios: Recuperación (12 Pasos), Unidad (12
Tradiciones) y Servicio (12 Conceptos). La investigación sobre AA se inclina hacia los
resultados favorables, aunque no es posible afirmarlo por falta de evidencia experimental.

Alcohólicos Anónimos (A.A.), es reconocido como una institución internacional con


miembros en más de 160 países y que nace con la finalidad de otorgar ayuda a personas que
sufren de alcoholismo, para que alcancen y mantengan el estado de sobriedad, mejorando así
sus relaciones sociales, emocionales y calidad de vida en general.

La comunidad de A.A. se puede describir como un grupo de personas que comparten una
enfermedad progresiva, que no puede ser curada, pero que, al igual que muchas otras
enfermedades, puede ser contenida. Muchos miembros de A.A. sienten que esta enfermedad
es una combinación entre una sensibilidad física por el alcohol y una obsesión por beber, que
es imposible de evitar solo con fuerza de voluntad, (Alcohólicos Anónimos de Chile).

En Chile A.A funciona con reuniones en diversos lugares y horarios, el equipo con el cual se
busca trabajar, se reúne de Martes a Viernes a las 18.50 hrs. y los días Sábado a las 17.00 hrs,
con reglas y estrategias en común, las cuales se caracterizan por aceptar a cualquier persona
que solicite participar, independiente de su edad, condición social, condición económica,
cultura o religión, sin imposición de alguna creencia en particular o que esté fuera de los
temas relacionados con el alcoholismo. Por lo tanto se realizan reuniones abiertas, las cuales
consisten en recibir a quien quiera ir a visitarlos siguiendo la misma dinámica de los días
anteriores, en un espacio propio de la organización, en donde cualquiera puede asistir ya sea
como oyente o como miembro del grupo. Además, A.A es una organización autónoma que no
acepta financiamiento de ninguna otra entidad y que no está ligada con ningún partido
político u otra institución para efectuar su funcionamiento.

Dentro de sus normas, es fundamental el anonimato de la identidad y los relatos de sus


integrantes puesto que ellos no desean ser catalogados por su condición de alcohólicos, si no
que pretenden sentirse personas, lo más adaptadas e integradas posible a la sociedad en la que
viven.

El programa funciona primero con la estrategia de los doce pasos y las doce tradiciones, las
cuales son conocidas y leídas a principio de cada reunión por los integrantes del grupo,
teniendo gran valor para ellos y siendo fundamentales en cuanto a el proceso de dejar la
bebida. Luego se procede a leer unos párrafos de un tema distinto cada semana, el cual es
seleccionado de la literatura que es parte de su inspiración como grupo. También se suma la
estrategia de las veinticuatro horas, la que consiste en que los participantes relatan dentro del
grupo como han vivenciado sus últimas veinticuatro horas de sobriedad, como se han sentido,
que les ha pasado y que piensan al respecto.

La comunidad no tiene un número fijo de participantes, puesto que la convocatoria es


voluntaria, no obstante se ha observado que la cantidad de personas que asisten generalmente
oscila entre 10 a 13 integrantes, los cuales van variando. Sin embargo, dentro de esta
comunidad se percibe la existencia de un grupo de personajes que asisten con mayor
frecuencia (7 personas aproximadamente).

Sus relatos exponen la evolución que han tenido cada uno de los miembros de A.A,
mezclando experiencias vividas recientemente y algunas del pasado, en donde se crea una
comparación para dar cuenta de su mejoramiento, donde siempre se recalca la importancia
que ha tenido el grupo en el avance de cada uno de ellos.

Es así como se reconoce la labor que tiene esta organización en las personas, ya que,
fundamentalmente, son los mismos miembros que la integran los que hacen posible estas
estrategias y el funcionamiento del grupo.
•TEORÍA ATINGENTE.
La dinámica del grupo A.A. consta de un guía (elegido por el tutor, que deja un encargado
diferente todas las sesiones), que entabla un tema mediante la exposición breve de un
concepto con el cual los demás miembros deberán guiarse. Aún así no se hace necesario que
el discurso de cada individuo se deba ver relacionado con el tema atingente del día.
Observando la funcionalidad se puede apreciar la terapia grupal acuñada por los grupos
gestálticos con que trabajo Perls.

Dentro de los trabajos grupales en las terapias que llevan los miembros de A.A. podemos
denotar la presentación de las experiencias subjetivas de cada individuo. En tal dinámica (y
predominante durante todo el transcurso de las sesiones) se le otorga la palabra solo a una
persona, mientras los demás deben escuchar atentos y sin emitir juicios (incluso cuando
desean usar una idea ajena, piden permiso al “dueño”). Todo lo anterior nos deja como
principal respaldo teórico, la terapia grupal centrada en el cliente. (Erskine, 2015)

Al no existir un juicio o confrontación externa a las experiencias o ideas propias, el nivel de


estrés y vergüenza disminuye teniendo como consecuencia la apertura voluntaria de los
problemas, mediante la verbalización de estos se puede generar un orden psicológico con su
respectivas soluciones.

Dentro de los posibles sesgos de tal comportamiento, podemos encontrar que en ocasiones los
participantes se verán influenciados por las experiencias ajenas. Dentro de lo observado hasta
ahora en los discursos emitidos en la comunidad de A.A. podrían categorizarse en dos. El
primero constaría de hechos, vivencias, desilusiones, etc. Generalmente de índole negativa
como: “perdí la posibilidad de vivir a mis hijos” o “casi bebo ayer”, etc. Por otro lado, dentro
de la segunda categoría entrarían las afirmaciones o experiencias positivas como, “felices 24
hrs sobrio” o “agradezco que mi abuelo me haya entregado la ficha de sus 50 años sobrio”.
Además de estos datos, recalcar que todos los miembros de A.A. son voluntarios y con ganas
de rehabilitarse. Si bien se puede concluir que el hincapié de la teoría de grupo centrada en el
cliente es la influencia que puedan tener las experiencias subjetivas en los participantes, en
este caso no se verían mayormente afectados en cuanto al fin con el que asisten a las sesiones.
Esto debido a que la contribución de experiencias negativas basadas en el alcohol emitidas
por un compañero, repercutirá en forma de aprendizaje para una situación en la que el oyente
también está inmerso, de ahí la importancia de trabajar desde la empatía y la escucha pasiva.
Por otra parte, las vivencias agradables que los miembros puedan emitir, serán asimiladas
como confianza en el sistema en el que están inmersos por la calidad de entrega de soluciones
que tiene para los demás. Así, las influencias que puedan tener los discursos ajenos son casi
en su mayoría constructivos.
REFERENCIAS

Anzieu, D., & Martín, J.-Y. (1971). La dinámica de los grupos pequeños. Buenos Aires:
Kapeluz.
Apodaka, M. (2004). Dinámica de grupos: "Dinamización de metodologías y procesos para la
democracia participativa". Urtxintxa Eskola.
Berríos, M. P. (2004). El grupo pequeño: Teória y técnicas para la acción. Universidad de
Chile.
Canto, J. M. (1998). Práctica de la dinámica de grupos. Ejercicios y técnica. Aljibe.
Erskine, R. G. (2015). Proceso Relacional de Grupo: Desarrollos en el Modelo de Análisis
Transaccional de Psicoterapia de Grupo. Revista de psicoterapia, 26(101), 139-159.
Fernández, A. (1989). El campo Grupal: Notas para una genealogía. Buenos Aires: Ediciones
Nueva Visión.
Gartner, A. y Riessman, F. (1977). Self-help in the human services. San Francisco: Jossey-
Bass.
Fernández, R. R. (1999). Introducción a la Psicología de los Grupos. Madrid: Pirámide.
Montaño, R. (2013). Grupos de autoayuda. México.
Riessman, F. (1965). The "helper-therapy" principle. Social Work, 10, 27-32.
Sánchez, J. (2002). Psicología de los grupo, Teorías, Procesos y Aplicaciones. Madrid: Mc
Graw Hill.
Shaw, M. (1983). Dinámica de grupo. Psicología de la conducta de los grupos pequeños.
Barcelona: Herder.

Vivas, P., Rojas, J., & Torras, M. (2009). Dinámica de Grupos. Barcelona: Eureca Media SL.

DESCRIPCIÓN DE LA COMUNIDAD.

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