Cuentan Las Estrellas
Cuentan Las Estrellas
Cuentan Las Estrellas
LAS ESTRELLAS
Historias universales y creatividad
en espacios de aprendizaje
CUENTAN LAS ESTRELLAS
Historias universales y creatividad
en espacios de aprendizaje
Programa Cuentan
Metodología Abremundos
Las posibilidades que nos ofrecen estas historias, sumadas a las estrategias de la
pedagogía filosófica de la “Educación por el Arte”, permiten que estos relatos se
transformen en un verdadero campo analógico para la comprensión e integración
de múltiples contenidos. Al mismo tiempo que encienden las ganas de leer, crear
y aprender.
Esperamos que les sirva como inspiración para llevar acabo sus propias estrategias,
alentar experiencias multidisciplinarias e impulsar el uso de la palabra.
Programa CUENTAN
FUNDACIÓN WILLIAMS
Por qué son importantes los cuentos
y la narración de historias
“Los mitos y los cuentos forman parte de la tradición narrativa, pero no la definen. El hecho
extraño —al menos nos parece extraño ahora— es que las verdades más profundas de que
dispone el ser humano se han transmitido a través de los cuentos. Son documentos técnicos,
como los mapas o los planos, y hace mucho tiempo eran el medio para transmitir la sabidu-
ría y el conocimiento a la gente. Estos relatos de enseñanza pertenecen a la humanidad en
su conjunto y se dice que, si son aprovechados, su poder es suficiente para liberar completa-
mente el potencial del ser humano.”
Idries Shah
Los niños que han estado expuestos a los cuentos han aprendido que todo es po-
sible, fomentando así una actitud positiva y resiliente ante las dificultades, y los
adultos pueden volver a aprender su enfoque creativo y optimista ante los retos de
la vida y quizás ser capaces de realizar la liberación de su propio potencial, como
lo manifiesta Idries Shah.
Inno Sorsy, narradora oral
Junio del 2021
El camino natural del arte en la infancia
En los talleres que venimos desarrollando hace años en nuestra escuela experimen-
tamos la enorme importancia del arte en la infancia.
El punto principal a ser comprendido es el valor del arte para acceder a los canales
de percepción. Estos canales se encuentran abiertos de manera natural en la niñez,
pero por circunstancias culturales y sociales se van bloqueando. El uso de la expre-
sividad artística en la infancia, introduce a la práctica de ver, oír y sentir el mundo
alrededor y favorece la apertura de esos canales de percepción y su continuidad a
través del tiempo. Se trata de un trabajo delicado que intenta respetar la naturaleza
libre y expresiva de los niños y las niñas, para que estos canales se desarrollen. Oír
la gama de sonidos, ver los colores, las formas y las imágenes, sentir los aromas,
las sensaciones de frío, calor, percibir el viento, el sol y la lluvia involucrando al
cuerpo por medio de los sentidos es fundamental para captar la belleza del mundo
y enriquecerlo. El arte abre un camino para posibilitar esas experiencias.
En nuestra escuela, hemos comprobado que los lenguajes artísticos son primordia-
les para facilitar esos procesos.
En el trabajo con los lenguajes expresivos, también son muy importantes las es-
pecificidades de cada material. El dominio de la fuerza que usamos al agarrar el
lápiz, la cantidad de agua que ponemos en el barro o la que usamos en la pintura,
determinan un conjunto de reglas con las que nos aproximamos al encuentro con
estos materiales. Cuando estas reglas son aprendidas y vivenciadas mediante la ex-
periencia, pasan a ser aliadas en el trabajo cotidiano con los niños y se incorporan
a la vida, tornándose valiosas para el aprendizaje.
El gran radar
Te proponemos un viaje auditivo a través del espacio acústico. Un ida y vuelta por
las distintas capas sonoras para redimensionar lo que nos rodea.
Cerrar los ojos y escuchar alrededor, comenzando por la sala en la que es-
tán: ¿Qué ruidos y sonidos hay dentro del lugar? ¿Los reconocen? ¿Son fuer-
tes o débiles? ¿molestos o amables?
Sonidos próximos: ¿Llega mucho ruido desde afuera? ¿De dónde provie-
nen? ¿Esos ruidos externos compiten con los de adentro?
Yendo más allá, se escuchan los sonidos del contexto: el barrio, el campo, el
lugar que habitan. ¿Cuál es el paisaje auditivo? ¿Hay personas conversando,
gente trabajando, transportes, pájaros, agua? ¿A qué distancia están?
Los sonidos del mundo. Si se amplía la mirada sonora un poco más y se
abre la percepción hacia el afuera como un todo se pueden escuchar otros
sonidos. ¿Hasta dónde llega nuestra audición? ¿Qué sonidos tiene el mundo?
¿Cómo se escucha el planeta?
El camino inverso. Volver pacientemente paso a paso hasta el lugar de parti-
da. Cada capa sonora tiene su momento de presencia y atención.
Cómo suenan el aire y los vientos... Cómo suena el silencio del espacio.
Cómo suena el desierto. El océano pacífico, la montaña, los volcanes y la
selva.
Cómo suena el roce y el movimiento de los átomos.
Cómo se escucha la tierra desde... la luna, marte, otra dimensión.
Escuchamos nuestro cuerpo: ¿Qué pasa dentro nuestro? ¿Cómo suenan los
órganos haciendo su trabajo, el fluir de la sangre, el corazón?
Al abrir los ojos perciban cómo se sienten: ¿La mente está más oxigenada? ¿Tienen
menos apuro y ansiedad? Habitamos nuestro cuerpo en el espacio.
El proceso de aprendizaje
contenido en las historias
Después de contar la historia es un buen momento para conversar sobre las prime-
ras sensaciones que despierta. Les proponemos comenzar con preguntas abiertas
para que el grupo pueda expresar esas sensaciones.
Una buena pregunta para registrar las resonancias del relato es: ¿Qué te lla-
mó la atención de la historia?
En una segunda lectura o recontada del cuento se podría preguntar: ¿Qué es
aquello que no habías percibido antes en la historia?
Si queremos estimular la conversación, podemos hacer preguntas que enla-
cen las experiencias personales con la historia: ¿En qué situaciones te sen-
tiste como el personaje del cuento?. ¿Qué sueños maravillosos recordás?
La brújula en la historia
Para aprender, es necesario lidiar con frustraciones, miedos, tomar riesgos y perse-
verar. Sin embargo, la satisfacción que produce un nuevo conocimiento, alimenta el
deseo de seguir aprendiendo. Estimular a los niños y las niñas en el registro de los
procesos que atravesaron para conseguir realizar las cosas más sencillas, les da he-
rramientas para descubrir que tienen la capacidad de aprender lo que se propongan.
Una propuesta para articular Ciencias Naturales, Plástica y Música consiste en in-
vitar al grupo a hacer una presentación de los pájaros que conoce. Los que escucha
a diario, los que hacen nido cerca de su casa.
Cada niño/a contará lo que sabe y lo que ha preguntado del pájaro elegido. Lo pue-
den dibujar, sacarle una foto, grabar su canto, buscar canciones populares sobre
ellos... Y compartir la diversidad con el grupo.
En la primera infancia, los niños y las niñas, si no han pasado por una experiencia
traumática, están abiertos para desarrollar confianza plena en sus adultos cercanos
y aceptar la vida tal cual éstos se la presentan. Todo lo que van asimilando se regis-
tra en un lugar muy profundo de su memoria. Es el momento en que las puertas
sensoperceptivas se abren, generando impresiones que componen el delicado ali-
mento de la vida anímica.
Los sentidos básicos como el gusto, la vista y el olfato articulan el mundo interior
y el exterior, transformando percepciones externas en sensaciones internas. Por
ejemplo, el aroma de una comida genera placer o rechazo de acuerdo con la situa-
ción que la acompaña en la memoria. A su vez, se desarrollan otros sentidos que
nos dan información sobre nuestro cuerpo y su relación con el mundo que habita-
mos, como el tacto, el movimiento y el equilibrio.
Si bien todos los sentidos están interrelacionados actuando en conjunto, pondre-
mos el énfasis en el sentido del tacto y el equilibrio, ya que son esenciales para
fortalecer la confianza en sí mismo.
El cultivo del sentido del tacto contacta con el interior de lo que tocamos, lo que
está detrás de las superficies, desarrolla la capacidad de comprensión y la empatía.
El sentido del equilibrio es la llave de la conciencia corporal, armonizando las per-
cepciones del mundo externo con las sensaciones del mundo interno, generando
confianza para sostener los procesos personales.
Estrategias de sensibilización
Les sugerimos colocar en una bolsa diferentes elementos que tengan a disposición:
trozos de papel, plumas, piedritas, lentejas, arroz, pasto, telas de diferentes textu-
ras, hojas de los árboles, algodón, palitos, etc.
Pájaro imaginario
La escritura sentida y con sentido, parte de las pulsiones internas que provocan las
experiencias y sensaciones. Hilvanar la escritura a esas experiencias permite expre-
sar en palabras lo que registran nuestros sentidos.
Seguir el hilo
Aquí les presentamos una actividad grupal para trabajar el camino de una histo-
ria sin perder el hilo:
Se reparten las escenas en grupos y se delimita un gran espacio en el patio o
SUM, dentro del cual cada grupo dibujará con tizas la escena correspondien-
te. Las escenas tienen que estar bien esparcidas por el espacio.
Cuando cada grupo finaliza su dibujo se les propone que caminen entre las
escenas, observándolas sin pisarlas.
Arte contemporáneo:
Observar el diseño del camino y reproducirlo con lana sobre una hoja.
“El sueño del pato”
Era una vez un pato que había sido criado en un gallinero. No sabemos cómo, un
pato marino llegó hasta aquél lugar cuando aún era un huevo, teniendo en cuenta
que aquella granja estaba alejada de la costa. Pero lo cierto, es que criado entre
gallinas e instruido por gallinas, el pato estaba convencido de que era la más espan-
tosa y desaliñada gallina del gallinero.
Sus patas membranosas y sus alas en punta estaban preparadas para nadar y volar,
sin embargo él no lo sabía. Caminaba tambaleándose, provocando risas y burlas
entre los pollos que lo imitaban a sus espaldas.
Así creció sintiéndose feo y distinto. Sin embargo él amaba ese gallinero, aquel era
el mundo donde había sido criado, todo lo que conocía y quería estaba allí.
A veces, antes del amanecer, tenía sueños extraños. Sueños azules de agua infinita.
Se soñaba a sí mismo nadando en un océano que nunca había visto fuera de sus
sueños. Un océano azul. Azul en todas sus variables. Sin embargo, al abrir los ojos,
se encontraba otra vez en el gallinero conocido.
Le daba vergüenza verse y hablar distinto, por eso trató de quedarse quieto y ca-
llado. Para entretenerse se puso a observar a su alrededor y así vio muchas cosas.
Observó que más allá del gallinero había árboles y que en ellos vivían otros tipos
de aves. Aves que no eran gallinas y armaban su propio nido.
Entonces, para poder ver mejor, movió el cuello de forma diferente y al llevar la
cabeza hacia atrás se encontró con el cielo. ¡Que increíble alegría cuando descubrió
el cielo! ¡También era azul!
Miró tanto hacia arriba que se acalambró un poco, pero eso no era importante
en comparación con su descubrimiento. El cielo era inmenso, no se veía el final,
cambiaba de color según la hora del día o el clima y, además, en él había otras aves.
Algunas pasaban en grandes grupos, volando lejos, formando diseños geométricos.
Dibujos en movimiento.
Hubo veces en las que deseó, por un instante, irse con ellos, pero eso era algo inad-
misible para una gallina que apenas revolotea a ras del suelo. Y menos aún, cuando
hay un gallinero con un alambrado que separa del cielo.
El pato continuó con sus investigaciones, hizo cálculos, descifró los cambios en el
viento y así pudo saber la época del año en que pasaban las aves migratorias. Las
esperaba secretamente.
Un día, repasando todos los lugares conocidos del gallinero, vio la puerta. ¿Cómo
no la había visto antes? A la noche cuando las gallinas dormían de pie en sus palos,
como era su costumbre, el pato se acercó a la puerta. Simplemente la empujó un
poco y la puerta se abrió. Tímidamente salió, caminó unos pasos y, luego, volvió
corriendo dentro del gallinero. Era lo mejor ¿no? Nadie podía saber la cantidad
de peligros que habría allá afuera, ni que dirían las gallinas si se enterasen de que
había salido. Pero, ahora, sabía que podía salir.
Pasó el verano, los árboles comenzaron a ponerse dorados. Las hormigas trabaja-
ban incansablemente acopiando comida para el futuro invierno. Era el momento
justo.
Una mañana, muy temprano, el pato se despertó. Por el cielo pasaba la bandada.
Sin dudarlo, fue hasta la puerta, la empujó, y ante el asombro de las gallinas, salió.
Al principio le costó subir, tenía las alas atascadas por falta de uso, pero su verda-
dera naturaleza guió sus movimientos. Agitando las alas rápidamente fue ganando
altura, cada vez más alto, hasta alcanzar la bandada. Entonces se incorporó al gru-
po y partió feliz junto a ellos, rumbo a la costa en busca del mar.
Esta edición digital gratuita, sin valor comercial, corresponde a los primeros ca-
pítulos del libro Cuentan las estrellas de próxima aparición y forma parte de los
materiales desarrollados por el Programa CUENTAN de Fundación Williams.
Elaboración de materiales:
Limara Ukmar
Eva Pizarro
María Virginillo
Melania Bocchia
Pilar Torras
Franco Bonadeo
Ivana Fredes
www.fundacionwilliams.org.ar