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Análisis Jurídico

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UNIVERSIDAD REGIONAL AUTÓNOMA DE LOS ANDES

“UNIANDES”
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA

CARRERA DE DERECHO
MODALIDAD: Hibrida

MATERIA: Lógica Jurídica

NOMBRE: David Bravo Nazate

TEMA: ANÁLISIS CRÍTICO

DOCENTE: DRA. Marina Méndez

TULCÁN – ECUADOR
INTRODUCCIÓN

Al hablar de las distintas técnicas argumentativas (operaciones racionales arguméntales),


comúnmente las entendemos en dos sentidos: el primero, en relación a la supuesta
“intención” del legislador al redactar la normatividad jurídica y, el segundo, en relación al
texto de la ley puesto en relación con el caso en cuestión. Esto es en otras palabras la
proyección hecha por el orador a través del lenguaje, dirigida a un auditorio, que pretende a
partir de la demostración de la firmeza de sus proposiciones y conclusiones, persuadir al
mismo para llevarlos a la acción. Otra manera de definir a las técnicas de argumentación es:
“Son las distintas operaciones racionales argumentales, proyectadas por el orador a través
del lenguaje, dirigidas a un auditorio, que pretenden a partir de la demostración de la firmeza
de sus proposiciones y conclusiones, persuadir al mismo para llevarlos a la acción”. Debemos
de entender que las técnicas de la interpretación son sinónimos de las técnicas de
argumentación (Rojas, 2017)

DESARROLLO

La Modelos legales, retóricos y por principios, son modelos de justificación de la elección


realizada en la interpretación jurídica. Las técnicas de argumentación se ocupan de:

 Cuál es la estructura de los argumentos.

 De qué elementos de componen los argumentos.

 Qué funciones cumplen los elementos.

 Cómo se relacionan y qué fuerza tienen los argumentos para apoyar una pretensión.

 Cómo elaborar correctamente un argumento desde el punto de vista formal e informal.

Me refiero a derecho ordinario en el sentido de las diferentes ramas del derecho hay que
vincular al derecho constitucional con el derecho penal con el derecho civil con el derecho
laboral con el derecho mercantil porque el gran el mayor número de casos donde discurre la
vida jurídica para el mayor número de personas son en esas áreas si no todo el mundo plantea
conflictos competenciales o no todos tienen acceso aunque en México a nuestro juicio
amparo es diferente pero no todos tienen acceso a un juicio de amparo a una oa una oa una
tutela de derechos como en Colombia etcétera (Ruiz, 2017)
EL ARGUMENTO.

El argumento es la expresión de nuestro razonamiento que pretende convencer a otras


personas en confrontación con razones opuestas. El argumento es la idea principal de todo
escrito, es decir la idea en donde nos basamos para desarrollar nuestro escrito o la
justificación que hacemos para defender nuestra posición en un discurso o dialogo. Un
argumento refuerza la validez de tu opinión acerca de un tema y te ayuda a dar más
coherencia a tus trabajos.

El argumento se compone de:

 Tesis, que es una aseveración que un sujeto pretende demostrar; o también es toda actividad
argumentativa siempre debe haber algo de lo que se parte o lo que quiere demostrar que es
la tesis, la hipótesis o la teoría con la que se quiere llegar a convencer a quien va dirigida la
argumentación.

 Demostración, son los datos o hechos en que se fundamenta la tesis; también la


demostración es un medio de prueba que se utiliza para establecer la verdad en las ciencias
exactas, y en la argumentación permite probar la verdad de las proposiciones y se lleva a
cabo mediante fundamentación y refutación.

ESQUEMAS ARGUMENTATIVOS.

Son los diseños o moldes de argumentos dentro de los cuales se combinan adecuadamente
las premisas a fin de garantizar su paso a la conclusión. Los esquemas argumentativos sirven
como herramientas para evaluar la argumentación. El vínculo entre el argumento y el punto
de vista o conclusión es adecuado si la aceptabilidad de la premisa es transferida al punto de
vista por medio del esquema argumentativo se usa para analizar y evaluar el argumento
siempre y cuando el esquema es apropiado para sostener la pretensión o conclusión (José
Alberto Cruceta, 2010)

Por argumentos presuntivos debemos entender aquellos que contienen factores que permiten
rebatirlos, por ello es necesario examinarlos para cerciorarnos hasta qué punto pueden servir
de apoyo. Muchas veces la fuerza de estos argumentos se basa en premisas que implican
generalizaciones refutables (Ej. “El que tiene calor puede tener fiebre”, cuando puede ser otra
causa) o que admite excepciones (Ej. “los expertos en un campo suelen decir la verdad sobre
los sucesos en su campo”, cuando en realidad pueden equivocarse). Como señala Walton no
es la fuerza inductiva ni probabilística la que apoya estos argumentos sino estar en el terreno
de lo posible.

Las reglas de la buena argumentación recogidas en este breve texto son tanto de carácter
técnico como ético.

1. El mejor consejo que puede darse a quien desee argumentar bien en el Derecho o en
cualquier otro ámbito es prepararse bien. Picasso decía que la inspiración existe pero tiene
que pillarte trabajando. De manera semejante, la habilidad dialéctica, argumentativa, existe,
pero tiene que pillarte preparado, conocedor del fondo del asunto. No se puede argumentar
bien jurídicamente sin un buen conocimiento del Derecho, de los materiales jurídicos, y de
la teoría del Derecho, de los instrumentos adecuados para manejar aquellos materiales.

2. Hay aspectos comunes a cualquier tipo de argumentación, pero también rasgos peculiares
de cada campo, de cada tipo de debate. Por ejemplo, lo que es apropiado para una conferencia
(la exposición por extenso de una tesis) no lo es para el que participa en una mesa redonda:
una buena presentación de la tesis que se desea defender en ese tipo de debate no tiene por
qué ser una “mini conferencia”; lo importante aquí no es efectuar una exposición completa,
exhaustiva, sino más bien clara, razonablemente informativa, que estimule la discusión y
prepare de alguna forma para, al final, persuadir al auditorio (Isaza, 2014)

No se argumenta mejor por decir muchas veces lo mismo, ni por expresar con muchas
palabras lo que podría decirse con muchas menos. La amplitud excesiva del discurso aumenta
las probabilidades de cometer errores y corre el grave riesgo de provocar hastío en el oyente.

En una discusión, en un debate racional, esforzarse porque el otro tenga razón — como
alguna vez propuso Borges— parece demasiado. Pero esforzarse por entender bien lo que el
otro ha dicho es una exigencia moral —en el sentido amplio de la expresión— que resulta
además bastante útil como recurso retórico o dialéctico: hace más difícil que podamos ser
refutados (por ejemplo, con un «yo no he dicho eso») y aumenta las probabilidades de que
nuestros contendientes estén también dispuestos a entendernos bien.

Cuando se argumenta en defensa de una tesis, no estar dispuesto a conceder nunca nada al
adversario es una estrategia incorrecta y equivocada. Hace difícil o imposible que la
discusión pueda proseguir y muestra en quien adopta esa actitud un rasgo de carácter, la
tozudez, que casi nadie aprecia en los demás. No es, por tanto, un buen camino para lograr
la persuasión.

Cuando se argumenta con otro, uno puede tener la impresión de que los argumentos de la
parte contraria funcionan como una muralla contra la que chocan una y otra vez nuestras
razones. Por eso, una vez probada la solidez de esa defensa, lo más aconsejable es ver si uno
puede tomar la fortaleza intentando otra vía. Esa maniobra debe hacerse sin desviar la
cuestión. O sea, no se trata de disparar torcido, sino de disparar desde otro lado, cambiando
la posición.

CONCLUSIÓN

La certeza. Es preciso ofrecer razones suficientes para sustentar y justificar una opinión sobre
el sentido del derecho o una decisión jurídica. La justificación brinda certeza no solamente a
quien emite una opinión, sino también al auditorio. La congruencia. Una correcta práctica
argumentativa lleva a construir enunciados e hipótesis ordenados y coherentes con la
pretensión o pretensiones que sustentan. Se deben evitar argumentos, opiniones o decisiones
redundantes, poco claras u oscuras; el razonamiento seguido para llegar a una conclusión
debe explicitarse paso a paso. La utilización adecuada de alguna técnica argumentativa puede
ayudar a conferir un cierto grado de congruencia a una afirmación sobre el derecho.

Honestidad. El hecho de manifestar de forma clara y precisa los criterios o razones que se
utilizan permite al lector acercarse a la labor del científico, de la autoridad administrativa o
del juez. Para evitar especulaciones respecto de modo en que se llegó a un determinado
resultado se sugiere expresar las razones aducidas. La transparencia brinda al lector la
oportunidad de realizar un ejercicio de reflexión crítica respecto de la investigación.
Mejores prácticas argumentativas. En la medida en que el lector pueda conocer las técnicas
argumentativas utilizadas, puede contribuir a la mejora de la argumentación, así como a
motivar al investigador o a la autoridad a actualizar sus conocimientos en esta disciplina. Así,
el destinatario de una decisión puede formular refutaciones razonables cuando no está de
acuerdo si cuenta con elementos claros y precisos para ello (Ochoa, 2017).

Finalmente, unas breves observaciones en relación con la vaguedad del derecho:

Dado que el derecho se expresa en un lenguaje ordinario y con frecuencia su significado


depende de una interpretación, cabe recordar, como señala Aarnio, que es necesario aceptar
que más de una respuesta es teóricamente posible, y no es indispensable que solamente exista
una única respuesta correcta, sino lo que se necesita es una justificación racional. Por lo tanto,
en el sistema jurídico no hay respuestas correctas ex ante; la mejor solución posible a una
cuestión jurídica se sustenta en un argumento material coherente (Ochoa, 2017).
Bibliografía
Isaza, P. (2014). CONSEJOS PARA ARGUMENTAR BIEN O DECÁLOGO DEL BUEN ARGUMENTADOR.
Obtenido de CONSEJOS PARA ARGUMENTAR BIEN O DECÁLOGO DEL BUEN
ARGUMENTADOR: https://www.uninorte.edu.co/web/jisaza/juan-pablo-isaza-gutierrez/-
/blogs/diez-consejos-para-argumentar-bien-o-decalogo-del-buen-argumentador

José Alberto Cruceta. (2010). Argumentación Jurídica. Santo Domingo: Ruddy Alberto Reyes.

Ochoa, C. H. (2017). Interpretación y argumentación en el derecho. Obtenido de Interpretación y


argumentación en el derecho:
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-43872017000100379

Rojas, J. (2017). TECNICAS DE ARGUMENTACION JURIDICA. Obtenido de


http://ual.dyndns.org/biblioteca/Argumentacion%20Juridica/Pdf/Unidad_02.pdf

Ruiz, F. (2017). Argumentación y lenguaje jurídico. Aplicación al análisis de una sentencia de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2a. ed. Mexico: Impreso: 978-607-02-9678-9.
Obtenido de Argumentación y lenguaje jurídico. Aplicación al análisis de una sentencia de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2a. ed.

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