El Sentido de La Vista
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Las cejas, pelos que cubren las prominencias situadas sobre los ojos,
que desvían el sudor evitando que entre en los ojos.
Los párpados son repliegues de la piel que cubren la parte delantera del
ojo, reparten las lágrimas e impiden la entrada de objetos extraños y la
desecación.
Las pestañas son pelos situados en el borde del párpado. Filtran la luz
haciendo que llegue más difusa.
Las glándulas lacrimales son estructuras que segregan lágrimas que
impiden la desecación del ojo. Las lágrimas contienen lisozima, que es
una sustancia con propiedades bactericida.
cataratas. Se trata de un opacamiento del cristalino del ojo, que impide que se vean
con claridad las imágenes o, incluso, que se vean en absoluto. Son más frecuentes en los
ancianos, quienes requieren cirugía para eliminarlas. Cuando se dan en bebés y niños
pequeños, hay que tratarlas para evitar problemas permanentes en el desarrollo de la
visión.
Daltonismo. Es una alteración en las células que se encuentran en el interior de la
retina (concretamente, en los conos), que no se puede corregir. En la mayoría de los
casos, los daltónicos confunden unos colores con otros, habitualmente, el rojo y el verde.
Conjuntivitis. Consiste en la infección o inflamación de la conjuntiva. La más común,
denominada aguda, puede provocar enrojecimiento del ojo, lagrimeo, picor y, en
ocasiones, pus. (link a texto expecífico).
Orzuelo. Surge porque uno de los folículos por donde crecen las pestañas se infecta.
Suele tratarse con compresas calientes y/o antibióticos.
Glaucoma. Se trata de una lesión en el nervio óptico debida a un aumento de la
presión del ojo. Constituye una de las principales causas de ceguera en los países
occidentales, sobre todo entre la población de edad avanzada, y no se suele diagnosticar
hasta que se ha perdido parte de la visión.
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Es otra enfermedad ocular
que afecta sobre todo a las personas mayores de 60 años. Cuando se produce la
degeneración de la mácula, la zona central de la retina presenta cicatrices que van
deteriorando la vista a lo largo de los años. Además de la edad, el colesterol y el
tabaquismo incrementan el riesgo de padecer DMAE.
Estrabismo. Los ojos se ven cruzados, debido, habitualmente, a algún desequilibrio
de la fuerza que ejercen los músculos que ayudan a los ojos a permanecer rectos y
moverse a la vez. Se suele corregir con cirugía y, de no tratarse en la infancia, puede
provocar pérdida permanente de visión en el ojo menos usado (lo que se conoce como
ambliopía).
Lesiones oculares. Pueden producirse por la acción de agentes irritantes como la
arena, suciedad o cuerpos extraños en la superficie ocular, así como por productos
químicos o residuos que se incrusten en el ojo o impacten contra él. Pueden causar
pérdida de visión temporal o permanente, por lo que, en caso de que se produzcan, debe
acudirse inmediatamente al médico.
Retinopatía diabética. Los niveles permanentemente altos de glucemia, unidos a la
hipertensión y a la hipercolesterolemia, aumentan el riesgo de que la red de vasos
sanguíneos que riega la retina se bloquee. Esto puede dañar la vista o provocar una
pérdida de visión permanente. Tras cuarenta años de evolución de la enfermedad, más del
60% de los pacientes diabéticos presentan retinopatía, de acuerdo a la Fundación para la
Diabetes.
Ceguera. Se trata de la pérdida de visión útil, bien sea de forma temporal o
permanente. Las causas son numerosas: desde defectos o lesiones congénitas del ojo, en
el nervio óptico, o en el cerebro, a lesiones oculares o enfermedades como la diabetes, que
pueden producir degeneración macular. También los problemas que se producen en el ojo
debido a la edad pueden originar ceguera.