Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
0% encontró este documento útil (0 votos)
97 vistas5 páginas

NUESTRO CONCEPTO DE Si Mismo

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1/ 5

NUESTRO CONCEPTO DE “SÍ MISMO”

El concepto que cada uno de nosotros tiene de sí mismo consiste en quién y qué pensamos que
somos. Generalmente todos tenemos una idea más o menos clara de quiénes somos; de nuestras
características físicas y psicológicas; de nuestras virtudes y deficiencias; de nuestra personalidad en
general. Algunas de estas ideas son positivas, algunas son negativas, pero siempre influyen, ya sea
consciente o inconcientemente, en nuestra manera de ser y presentarnos ante el mundo.
El concepto de sí mismo está formado por todas las creencias y actitudes que tiene la persona respecto
a sí mismo; abarca un conjunto bastante amplio de representaciones mentales, que incluyen imágenes
y juicios, no sólo conceptos, que el individuo tiene acerca de sí mismo y que engloban sus distintos
aspectos corporales, psicológicos, sociales y morales. Esto determina lo que la persona es, lo que
piensa, lo que hace y lo que puede llegar a ser.
Ciertamente el concepto que tenemos de nosotros mismos afecta en nuestro comportamiento porque
es parte del núcleo central de nuestra personalidad, pero ¿cómo y cuándo nos formamos este
concepto? Pues bien, en la infancia es cuando empezamos a formar nuestro carácter y por ende vamos
acumulando ideas sobre nosotros mismos a través de la información que recibimos del medio
ambiente y de las personas con quienes interactuamos, principalmente los padres, profesores,
compañeros, etc. Cada palabra o estímulo significativo en nuestra vida nos ha dejado huella en nuestra
imagen de nosotros mismos; es así como, por medio de las experiencias vividas, nuestra personalidad
y la idea de quienes somos se ha formado.
A nivel de la conciencia todo esto suena bastante lógico, pero debemos tener en cuenta que siempre
hay factores inconscientes que también determinan nuestro comportamiento y que se han adquirido
de la misma manera que aquellos de los que sí somos conscientes, pero que muchas de las veces nos
traen inseguridad en lugar de confianza. Es por eso que algunas personas tienen una autoestima
elevada y eficiente y otras no. Si el medio ambiente no nos proporcionó la satisfacción de nuestras
necesidades o la estimulación adecuada de nuestra propia estima (promoviendo valores, actitudes y
comportamientos; alentando habilidades e intereses; apoyando en las deficiencias para superarlas o
corregirlas; motivando el desarrollo personal y celebrando logros) el resultado casi siempre será un
concepto pobre e ineficiente del sí mismo. En cambio, si el medio ambiente fue satisfactorio en lo
antes mencionado presentaremos una autoestima eficiente y apropiada para manejarnos en el mundo
y relacionarnos de manera estable y funcional.

Como vemos, tenemos en nuestra mente una carta de presentación ante el mundo y es nuestro
concepto de sí mismo, que no fue heredado, sino aprendido.

Un dato curioso es que la mayoría de las veces nuestro concepto de sí mismo está distorsionado. Lo
podemos observar cuando lo que pensamos no tiene congruencia con lo que decimos y lo que decimos
no tiene congruencia con lo que hacemos. Muchas veces nuestras ideas respecto a nosotros mismos
no tiene parecido con lo que los demás piensan de nosotros, esto quiere decir que dichas ideas se han
formado a base de fantasías neuróticas y disfuncionales, ya que no reflejan la realidad de nuestro
comportamiento. En todo caso la solución a esta problemática tiene que ver con la disposición de
revisar nuestros pensamientos y comportamientos, y reflexionar si verdaderamente son congruentes;
necesitamos enfrentar la realidad cuando la imagen que supuestamente presentamos ante el mundo
tiene poco que ver con lo que el mundo percibe de nosotros. A veces pensamos que somos
inteligentes, pero el mundo percibe soberbia y desdén, lo que nos formaría una imagen de inmadurez
ante los demás. A veces pensamos que somos amorosos y bondadosos, pero el mundo percibe a una
persona necesitada de aceptación y poco inteligente. Otras veces podemos afirmar que somos
correctos y responsables pero nuestras acciones reflejan ambigüedad, pero el mundo percibiría esto
como una manera de evitar responsabilidades, lo cual no sería congruente con nuestro concepto de sí
mismo.

Es por esto que es necesario revisar si realmente nuestras ideas respecto a nosotros mismos son claras
y funcionales en relación con la realidad, con lo que hacemos y lo que el medio ambiente percibe de
nosotros. Es común que tengamos una imagen ideal de cómo nos gustaría ser y que las personas nos
vieran de tal manera, pero a veces la realidad dicta otra cosa, lo importante es trabajar sobre la
aceptación de nuestra personalidad de manera correcta, no en su totalidad cuando presentamos
conductas que dañan a otros o a nosotros mismos, sino haciendo los cambios necesarios en nuestros
pensamientos para poder hacerlos en nuestro comportamiento y vivir de una manera congruente y
por ende mucho más felices
¿Qué es Idiosincrasia de sí
mismo?

¿Quiénes somos?

Características
Virtudes
Deficiencias
Propia percepción

Valoración de los
demás

Autoestima

También podría gustarte