Tradicion Hermetica y Masonería - Federico Gonzalez
Tradicion Hermetica y Masonería - Federico Gonzalez
Tradicion Hermetica y Masonería - Federico Gonzalez
FEDERICO GONZALEZ
26 Jan 2015
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interpretado por Pitágoras en cuanto padre de la Aritmética y la Geometría,
elementos esenciales en la estructura de la logia, y por lo tanto ambos personajes
conforman, como hemos visto, el "alma mater" de la Orden, en particular en su
aspecto operativo, ligado a las Artes liberales.
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instituciones, los resultados de las investigaciones hechas en los arcanos de la
historia y el concurso de una multitud de circunstancias irrecusables establecen de
modo positivo que la Sociedad de los Francmasones desciende, directa e
inmediatamente, de aquellas compañías de masones de la Edad Media." Y agrega:
"la historia de la Francmasonería y de la Sociedad de los Masones está por ello
mismo íntimamente unida a la de las corporaciones de masones y a la historia del
arte de construir en la Edad Media; es, pues, indispensable dirigir una rápida
ojeada sobre esta historia para llegar a la que nos ocupa."
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particular el Hermes Trismegisto griego (el Thot egipcio), es una figura tan familiar
a la Masonería de los más distintos ritos y obediencias como podría serlo para los
alquimistas, forjadores de la inmensa literatura puesta bajo su patronazgo. No sólo
el Hermetismo es el tema de abundantes planchas y libros masónicos, e
innumerables logias se llaman Hermes, sino que existen ritos y grados que llevan
su nombre. Así hay un Rito llamado los discípulos de Hermes; otro el Rito
Hermético de la logia Madre Escocesa de Aviñón (que no es la de Dom Pernety),
Filósofo de Hermes es el título de un Grado cuyo catecismo se encuentra en los
archivos de la "logia de los amigos reunidos de San luis", Hermes Trismegisto es
otro grado arcaico del que nos da cuenta Ragón, Caballero Hermético es una
jerarquía contenida en un manuscrito atribuido al hermano Peuvret donde también
se habla de otro denominado Tesoro Hermético que corresponde al grado 148 de
la nomenclatura llamada de la Universidad, en donde existen otros como Filósofo
Aprendiz Hermético, Intérprete Hermético, Gran Canciller Hermético, Gran Teósofo
Hermético (correspondiente al grado 140), El Gran Hermes, etc. Igualmente en el
Rito de Memphis el grado 40 de la serie Filosófica se apela Sublime Filósofo
Hermético, y el grado 77 (9ª serie) del Capítulo Metropolitano es nombrado Masón
Hermético.
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hombre con su Origen. Y va de suyo que esta impresionante genealogía en la cual
están comprendidos los dioses, los sabios (sacerdotes) y los reyes (tanto de Tiro e
Israel, como de Escocia: la realeza no desdeñaba la construcción y el rey era un
maestro operativo más) conforma un ámbito sagrado, un espacio interior
construido de silencio, lugar donde se efectivizan todas las virtualidades y así
puede reflejarse el Ser Universal de modo especular. la logia masónica, como se
sabe, es una imagen visible de la logia Invisible, como el logos es el despliegue de
la Triunidad de los Principios.
La influencia del dios Hermes, y las ideas del sabio Pitágoras no han desaparecido
totalmente de este mundo crepuscular que habitamos, de hecho son todo lo que
queda de él no olvidemos que los alquimistas equiparan a Jesús con el Mercurio
Solar, en Occidente al menos. Por otra parte ni siquiera pudiera ser el mundo sin
ellos, tanto en el aspecto de las energías perpetuamente regeneradoras atribuidas
a Hermes y su Filosofía, como el de las ideas-fuerza pitagóricas, sin cuyo orden
numérico (y geométrico) hoy no es posible la menor operación.
La deidad es inmanente en cada ser, y los Hijos de la Viuda, los hijos de la luz, la
re-conocen en el interior de su propia logia, hecha a imagen y semejanza del
Cosmos. La raíz H. R. M. es común a los nombres Hermes e Hiram y este último
forma con Salomón un paredro donde se aúnan la sabiduría y la posibilidad (la
doctrina y el método), señalándose a la Tradición (Cábala) hebrea, en la que nació
Jesús, como la vehiculadora de esta revelación sapiencial, real, y artística
(artesanal), que constituye la Ciencia Sagrada, la que es aprendida y enseñada por
símbolos y ritos en la logia, "libro" cifrado que los Maestros decodifican hoy, tal cual
lo hicieran sus antepasados en el tiempo mítico, puesto que la Masonería no
otorga el Conocimiento en sí sino que muestra los símbolos e indica las vías para
acceder a él, con la bendición de los ritos ancestrales, que actúan como
transmisores mediáticos de ese Conocimiento.5
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masones arriban por la propia experiencia que proporciona un aprendizaje gradual
y jerarquizado.
El Maestro Constructor lleva su logia interior a todas partes, él mismo es eso, una
miniatura del Cosmos, diseñada por el Gran Arquitecto del Universo. Pero la obra
está inacabada, se necesita que pula (con Ciencia y Arte) su piedra bruta tal cual
cinceló el Creador su Obra. los números y las figuras geométricas simbolizan
conceptos metafísicos y ontológicos que también representan realidades humanas
concretas e inmediatas, tan necesarias como las actividades fisiológicas, y de allí
en más cualesquiera otras. El número establece idea de escala, de proporción, y
relación; asimismo de ritmo, medida y armonía, ya que son ellos los canales que
tiende la Unidad hacia la indefinitud numérica, hacia los cuatro puntos del horizonte
matemático y la multiplicidad.
Es obvio que Pitágoras o Tales de Mileto no "inventó" nada, sino que reconoció en
la serie decimal, que retorna a su Origen (10 = 1 + 0 = 1), una escala natural, una
accésis, que le permitiera al ser humano completar la Obra y transmutar así en el
Hombre Verdadero, paradigma de todo Iniciado, ubicado en la Cámara del Medio,
entre la escuadra y el compás.6 No ha habido Tradición que no haya desarrollado
un sistema numeral que le sirviese como método de conocimiento, en perfecta
correspondencia con las pautas creacionales. Recordemos que el techo de la logia
está decorado por los astros, los Regentes, que gobiernan las esferas celestes y
establecen los intervalos y las medidas de la Armonía Universal.
Sin embargo los masones no han dejado nunca de reconocer la frase evangélica:
"En la casa de mi Padre hay muchas moradas" (Juan 14, 2), pues aunque saben
que ellos tienen abierto un sendero ante sí que los conducirá a su Padre, no
niegan otros caminos ni se oponen a ninguna vía, ya que piensan que las
estructuras invisibles son las mismas, prototipos válidos para todo tiempo y lugar,
pese a la adaptación constante de distintas formas aptas para diferentes
individualidades, la mayor parte de las veces determinadas por los ciclos
temporales tal cual podría ser ejemplificado por cualquier organismo vivo, entre
ellos el ser humano y sus modificaciones y adaptaciones a lo largo de los años,
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ciclos a los cuales tampoco la Masonería es ajena, como se comprueba en su
paulatina transformación concretada finalmente en el siglo XVIII. Y es por esa
misma comprensión de sus posibilidades metafísicas e iniciáticas que la Masonería
reconoce otras Tradiciones, y también deja abierto el ejercicio de cualquier
creencia religiosa, o pseudorreligiosa, entre sus miembros, muchos de los cuales
concilian su proceso de Conocimiento, léase Iniciación, con la práctica de
preceptos y ceremonias religiosas exotéricas y legales, que piensan podrían
enriquecer su pasaje y el de otros por este mundo. No hay por lo tanto conflicto
entre Masonería y Religión, siempre que no traten de mezclarse los conceptos, o
se pretenda como ya ha sucedido que determinados fundamentalistas (religiosos o
no) intenten copar las logias para su provecho personal. De hecho, numerosos
hermetistas, pitagóricos y masones han sido, y son, cristianos cumplidos, o
grandes cabalistas, y todos ellos han tenido a los símbolos como sus maestros. la
Iglesia Católica jamás ha condenado al Hermetismo, ni a Euclides heredero de la
ciencia geométrica pitagórica, y maestro de los masones pero sí ha tenido
problemas con la Masonería desde el siglo XVIII al punto de condenarla y
excomulgar a sus miembros. Sin embargo se ha ido produciendo en los últimos
tiempos un paulatino acercamiento entre ambas instituciones, salpicado aquí y allá
por incomprensiones e interferencias, muchas veces interesadas. Según José A.
Ferrer Benimelli, S. J., la revista la Civilittà Cattolica de Roma aparecida desde
1852 y que ha dado seguimiento al tema de la Masonería hasta nuestros días
marca en su evolución este proceso de acercamiento o al menos de respeto
mutuo. Efectivamente los primeros artículos son violentos y condenatorios, hay un
período de transición, y los de los últimos años, bastante conciliatorios y abiertos al
diálogo.7
Son numerosos los masones católicos, muchos de ellos franceses, que han
intentado desde hace años conciliar ambas instituciones y levantar la excomunión;
sin embargo hay muchos otros autores masónicos que integran completamente a
la Tradición Hermética con su Orden sin necesidad de un exoterismo religioso, tal
el caso de Oswald Wirth, director durante muchos años de la revista le Symbolisme
y reconocido masón que ha escrito sobre los Símbolos de la Tradición Hermética y
los símbolos masónicos, El Simbolismo Hermético en sus relaciones con la
7
Alquimia y la Masonería, Saros, Bs. As. 1958 (ver aquí pág. 394), mostrando
muchos aspectos de su identidad de Origen; en cuanto a masones que han
publicado en los últimos años, tanto sobre los distintos grados como acerca de los
Números, desearíamos citar en primer lugar a Raoul Berteaux, dentro de un
nutrido grupo que ha tratado ampliamente la Aritmosofía, de base pitagórica.8
8
suele llamar hermético a aquello que se encuentra perfectamente cerrado, o
sellado. El silencio asimismo es propio de la Masonería y también de los
pitagóricos que pasaban cinco años cultivándolo.
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esa ciudad, dado su prestigio universitario. En Oxford y también en Londres
Ashmole tuvo un destacadísimo papel; hijo de su época, se entregó a la ciencia
natural y experimental como una forma de la magia de las transmutaciones, tal
cual numerosos filósofos herméticos. En ese sentido trató con Astrólogos,
Alquimistas, Matemáticos y todo tipo de sabios y dignatarios de la época, junto con
los cuales formará la Royal Society de Londres y la Philosophical Society de
Oxford. Sus numerosos amigos y compañeros de toda una vida son nombres de
muchísimo relieve, muchos de ellos ligados a la Masonería en sus más altos
grados, como Christopher Wren, o a la investigación y ejercicio de las Artes
liberales y la Ciencia Sagrada, que conformaron un conjunto de personalidades de
un papel fundamental en su tiempo, concretamente en la difusión y práctica de la
Tradición Hermética y en la relación de esta con la Masonería. Como ha dicho
René Guénon al referirse al papel de Ashmole: "Pensamos, incluso, que se buscó
en el siglo XVII, reconstituir a este respecto una tradición de la que ya una gran
parte se había perdido". En esta extraordinaria labor brilla el nombre de E.
Ashmole en dos aspectos: como uno de los reconstructores de la Masonería en
cuanto a la relación de esta con las órdenes de Caballería y las corporaciones de
constructores, e igualmente como punto de confluencia con la Tradición Hermética.
El mismo Ashmole se llamaba hijo de Mercurio (Mercuriophilus Anglicus), y su obra
más importante, la ya mencionada The Way to Bliss, 1658, recoge sus estudios en
Filosofía Hermética, según indica en su introducción al lector.
Asimismo debe señalarse que algunos autores hacen mucha cuestión sobre
ciertos temas relacionados con el catolicismo y el protestantismo en el proceso del
paso de la Masonería operativa a la especulativa. De hecho se suele simplificar el
asunto diciendo que las corporaciones operativas eran católicas y los
especulativos posteriores protestantes. Desde luego que desde el punto de vista
histórico estos hechos pueden ser más o menos "reales", pues la Orden, como
toda institución, está sujeta a determinados vaivenes cíclicos que tienen
manifestaciones sociales, políticas, económicas, etc. Pero desde el punto de vista
de la Masonería como organización iniciática, ella no está sujeta al devenir, motivo
por el cual subsistirá hasta que finalice el ciclo.12 En realidad, la Tradición
Hermética (y Hermes mismo) ha sufrido innumerables adaptaciones a través del
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tiempo, aunque jamás ha dejado de expresarse, y es obvio que esta Tradición,
como los fundamentos de la Masonería, identificada con la Ciencia de Construir, es
anterior al Cristianismo, aunque ha convivido con él durante veinte siglos y hasta
ha producido hermetistas cristianos y cristianos herméticos (entre estos últimos,
dignatarios del más alto nivel, papas incluidos), lo que no obsta para que esa
Tradición tenga antecedentes claramente paganos, relacionados con las escuelas
de misterios, o como hoy se las denomina, religiones mistéricas; por lo tanto podría
aseverarse que el hermetismo tiene una vertiente pagana y otra cristiana. En este
sentido debemos aclarar que la palabra pagano suena a nuestros oídos
acostumbrados a lo más superficial de las religiones abrahámicas a maldito, ilegal,
bastardo, o por lo menos a un nebuloso pecado. También a ignorancia atribuida al
atraso de pueblos que se desconocen, y que ni siquiera interesan. Se suele
entender a lo pagano como algo reñido con la opinión civilizada, sumamente
primitivo, o que está en contra del cristianismo, o de la religión, y por lo tanto fuera
de todo orden. En suma, el paganismo está eliminado previamente por censura
interior como algo un poco repugnante, antes de que nos enteremos que, en
realidad, sólo se trata de la sabiduría de indefinidos pueblos tradicionales que han
poblado este mundo antes y durante los sólo veinte siglos que caracterizan a la
llamada Civilización contemporánea.13
Suponemos que desde este último punto de vista, casi oficialmente ecuménico, no
hay nada injurioso en compartir el pensamiento pagano, como bien lo han visto
desde los Padres de la Iglesia hasta numerosos sabios, sacerdotes y pastores
contemporáneos.14
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donde rechaza la idea de la filiación "fantasmal" de la Francmasonería con los
constructores y artesanos medioevales, (su sencilla tesis es que los masones eran
obreros y no gente de gabinete) aunque paradójicamente su estudio lo confirma de
distintas maneras; así nos dice refiriéndose al tema:
"Se trata del documento, redactado por el abad Suger, que relata la construcción
del nuevo coro de la abadía de Saint-Denis; del manuscrito, fechado circa 1200,
del monje Gervais de Canterbury, sobre el incendio y la reparación de la catedral
de Canterbury, y del Album de Villard de Honnecourt, conjunto de dibujos y de
planos de edificios, molduras y tornos elevadores. De los tres, el texto de Suger
nos informa más acerca del hombre y la decoración de su iglesia que sobre el
edificio, aunque haga, al pasar, algunas alusiones preciosas sobre su construcción.
El examen atento del Album de Villard de Honnecourt nos permite dudar
seriamente de que éste haya construido alguna vez iglesias y de que haya tenido
algún conocimiento de arquitectura; en cuanto a sus dibujos, si bien son
interesantes, no serían sin embargo los de un arquitecto o los del taller de un
masón. El texto de Gervais, por el contrario, es el único documento medioeval que
describe un equipo de masones trabajando; proporciona numerosas informaciones
sobre la práctica de los masones y algunos métodos de construcción."
12
el Extremo Oriente, como en Egipto o Mesoamérica; en los "collegia fabrorum"
romanos, o en las corporaciones medioevales, a las que se suele considerar -
haciendo abstracción de cualquier referencia iniciática o ligada a los
Francmasones como cerradas y al mismo tiempo depositarias de conocimientos
relativos al "oficio", que se transmitían por símbolos y términos de un lenguaje
cifrado.
13
de unas decenas de años comenzará nuevamente a tener relaciones con los
ingleses, pero manteniendo sus puntos de vista tradicionales más relacionados con
lo operativo o iniciático que con lo especulativo o alegórico; a esto debe sumarse
los problemas de sucesión al trono de Inglaterra, pretendido por el escocés y
católico Jacobo, que contaba con muchos partidarios, no sólo en las islas sino en
todo el continente.19
Nos resta mencionar que estos tres grados conforman lo que se llama la
Masonería Azul o Simbólica. Por encima de ellos se encuentran los Altos Grados,
sistema de jerarquías que no es considerado en ciertas Obediencias ni aceptado
por determinados Ritos. Cabe saber también que al pasar de un grado a otro,
recién comienza a realizarse el grado obtenido; así al recibir un Compañero el
14
grado de Maestro, es que empieza la iniciación en ese grado. Asimismo que los
grados son permanentes y jamás se pierden los adquiridos en una carrera
masónica normal.
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papel fundamental y se los encuentra en lugares tan esenciales como en los
cuadros y la decoración de las logias (ubicados en su Oriente). Desde luego que
se trata de los principios activo y pasivo, que también se corresponden a las
columnas Jakín y Boaz, las que de este modo señalan la oposición de estas
energías, al mismo tiempo que su conjunción en un eje invisible del que tiende la
plomada el Gran Arquitecto del Universo. Sin dejar de darle primacía a este
significado general, debe también tenerse en cuenta la realidad de estos astros, ya
que existe un calendario masónico cuyos dos puntos extremos constituyen como
en casi todas las Tradiciones, los solsticios de verano e invierno, festividades de
los dos San Juan, que marcan los puntos límites del sol en su recorrido, señalando
también los puntos intermedios correspondientes a los equinoccios en la rueda
temporal, y nos introducen en la doctrina de los ritmos y los ciclos. Por otra parte
existe una preeminencia entre estas luminarias, ya que la luna resplandece gracias
a la luz solar, concepto que no es ajeno a la Tradición Hermética y a la Cábala
puesto que ambas son utilizadas de manera generalizada para indicar grados de
Conocimiento, o etapas en el recorrido iniciático. Jean Tourniac en el prólogo al
conocido Tuileur de Vuillaume21 apunta refiriéndose a los ciclos la asimilación del
paredro simbólico luna-sol al del simbolismo solar y el polar. Esta asociación que
posee indefinidas vías de desarrollo, podría igualmente relacionarse con dos
aspectos de la Masonería encarnados en las figuras míticas de Salomón (solar) y
Pitágoras (polar), los cuales a su vez y esto no lo dice Tourniac guardarían alguna
analogía con los grados simbólicos (Masonería Azul) y los Altos Grados, o al
menos, supuestamente esto es lo que pretendieron aquellos que fueron
instituyendo estos últimos.
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utilizando la estructura masónica, y aprovechándose de la independencia de los
Talleres, han profitado de ese modo de la Orden y del público, proyectando una
imagen distorsionada de la Masonería. Hay que reconocer que esto ha sido así en
ocasiones, aunque simultáneamente es lo que sucede desde hace años con todas
las instituciones, cuya descomposición es evidente. En algunas sociedades la
Orden goza aún del prestigio que tuvo en el pasado, y en ciertos países su fuerza
espiritual, como gestora de grandes empresas ha dejado huellas claras, que hoy
son seguidas. A veces hay masones que aún no conocen la Masonería, o creen
que es otra cosa más concreta y material, pero todos ellos tienen claro su lema:
libertad, Igualdad, Fraternidad, y cumplen su Rito de acuerdo a sus Antiguos Usos
y Costumbres. Si no hubiera sido por la coherencia y el contenido espiritual-
intelectual, que los símbolos y los ritos manifiestan, la Masonería sería un absurdo
más y, en todo caso, no hubiera llegado hasta nuestros días.
Otra cosa que habría que señalar es la curiosidad por saber cuál es el grado real
de Conocimiento que tiene tal o cual masón, o en general, este o aquel Iniciado;
pero eso ¿a quién interesa? ¿qué importancia tiene y ante quién?
Esa pregunta, cómo es lógico, no cabe en los límites de una investigación histórica
basada en la documentación, y por lo tanto es muy difícil establecer orígenes
claros y secuencias lógicas en un tema que no lo es, aunque se intente forzarlo.
Uno de estos investigadores, el ya citado J. A. Ferrer Benimelli que tiene más de
veinte interesantes obras publicadas sobre Masonería, y que ignora
sistemáticamente a Hermes, nos informa: "Bernardin, en su obra Notas para servir
a la historia de la Masonería en Nancy hasta 1805, tras compulsar doscientas seis
obras que trataban de los orígenes de la Masonería, encontró treinta y nueve
opiniones diversas, algunas tan originales como las que hacen descender la
Masonería de los primeros cristianos o del mismo Jesucristo, de Zoroastro, de los
Magos o de los Jesuitas; por no citar las teorías más conocidas las llamadas
'clásicas', que remontan la Francmasonería a los Templarios, a los Rosa-Cruz o a
los judíos" y agrega en nota: "De estos treinta y nueve autores, veintiocho han
atribuido los orígenes de la F. M. a los albañiles constructores del período gótico;
veinte autores se pierden en la antigüedad más lejana; dieciocho los sitúan en
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Egipto; quince se remontan a la Creación, mencionando la existencia de una logia
masónica en el Paraíso Terrenal; doce, a los Templarios; once, a Inglaterra; diez, a
los primeros cristianos o al mismo Jesucristo; nueve, a la antigua Roma; siete, a
los primitivos Rosa-Cruz; seis, a Escocia; otros seis, a los judíos, o a la India;
cinco, a los partidarios de los Estuardos; otros cinco, a los jesuitas; cuatro, a los
druidas; tres, a Francia; el mismo número lo atribuyen: a los escandinavos, a los
constructores del templo de Salomón, y a los sobrevivientes del diluvio; dos, a la
sociedad 'Nueva Atlántida', de Bacon, y a la pretendida Torre de Wilwinning
[Kilwinning]. Finalmente, a Suecia, China, Japón, Viena, Venecia, a los Magos, a
Caldea, a la orden de los Esenios, a los Maniqueos, a los que trabajaron en la
Torre de Babel y, por último, uno que afirma que existía la F. M. antes de la
creación del mundo."22
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suma como mala literatura (¿qué es buena literatura y quién está en capacidad de
definirla y con respecto a qué?), nos parece difícil de apreciar con parámetros
lógicos por más esfuerzo y trabajo que se ponga en ello y pese a la valiosísima
contribución que supone el establecimiento de estos textos, su traducción y
comentario, aunque están reiteradamente vistos desde una perspectiva totalmente
ajena a la que los textos poseen. De ahí el peligro de acercarse a cosas de un
orden determinado con medios que, por su naturaleza, no son los que
corresponden, ya que ellos mismos están conformados por series de
condicionamientos pertenecientes al mundo profano, que aún una asombrosa
erudición no sabe esconder, pues aparecen aquí y allá en la literalidad de los
planteos, el infantilismo de las concepciones, la desproporción abismal entre el
sentido sapiencial-emocional del texto y la lectura "universitaria", es decir, profana
que se hace del mismo.26 No se debe tratar a una sociedad iniciática por sus
acciones humanitarias o altruistas exclusivamente, pues se corre el peligro de
desvirtuar la auténtica razón de su existencia.
Otro asunto más o menos utilizado como crítica, tanto de la Masonería como del
Hermetismo, es su carácter pretendidamente sincrético. En primer lugar nos
parece condenable el abuso que se hace de esta palabra, que equivale para
algunos a una descalificación. El Cristianismo, el Islam, el Budismo, la Antigüedad
Grecorromana, innumerables Tradiciones arcaicas, incluso la Civilización Egipcia y
la China, podrían hoy ser juzgadas como "sincréticas" a la luz de los documentos
más antiguos y sin mencionar la idea de una Tradición Unánime, más allá de esta
o aquella forma. En efecto, el término ha estado en boga en una época en que la
investigación antropológica y la Historia de las Religiones estaban en pañales, y se
creía en la "pureza", tanto de ciertas culturas concepto peligrosísimo, además,
capaz de derivar en el error de las razas como religiones. Desgraciadamente este
término ha seguido usándose, y es utilizado por algunos como un arma esgrimida
para condenar aquello que imaginan no les conviene, o escapa a sus
simplificaciones elementales. Muy cerca está la Historia de la Iglesia, sus Concilios
y la formación de sus Dogmas, su Teología, la Historia de los Papas, etc., para
que, en todo caso, la Cristiandad pudiera reprocharle a la Tradición Hermética y a
la Masonería, algo en este sentido, y lo dicho podría ser generalizado a otras
religiones e influencias espirituales que componen la Cultura de Occidente. Son
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innumerables las corrientes que han conformado esta Civilización, la mayor parte
de las cuales, de un modo o de otro, coexisten con nosotros mismos, y debemos
dar gracias a Dios, en nombre de nuestra cultura, porque estas interrelaciones
naturales que se transvasan con las migraciones humanas de un pueblo y su
lengua a otro, han existido desde siempre, pese al ácido reproche de sincretismo,
emanado de supuestas autoridades basadas en imaginarias estructuras caducas.
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