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Ficha Ética y Salud Mental

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Carrera de Lic.

en Musicoterapia
Dirección: Rubén Gallardo

FICHA BIBLIOGRÁFICA
ÉTICA Y LEGALIDAD

Título Ética y Salud Mental


Autores Clara Vicchi - Judith Jalabe - Camila Frontini Bozzi

Contenidos Índice:

I. Hacia una ética en salud mental ...................................................................................... 2


II. Efectos del neoliberalismo en la subjetividad .................................................................. 3
III. El malestar del siglo XXI .................................................................................................... 4
1
IV. Nuda vida.......................................................................................................................... 5
V. Diferencia entre sujeto y subjetividad ............................................................................. 6
VI. “Desratizar” metáfora de un discurso deshumanizante .................................................. 7
VII. La ética del buen vivir derivada de Gaia ........................................................................... 9
VIII. Desmanicomialización. Perspectivas históricas. ........................................................... 15
IX. Ley Nacional de Salud Mental 2010: Un cambio de paradigma..................................... 30
X. Salud Mental: Algunas definiciones y perspectivas paradigmáticas y lógicas. Ley
26657/2010 ............................................................................................................................ 35
XI. Historia del presente: Ley Nacional de Salud Mental 26657 hoy .................................. 39
XII. Inimputabilidad y desmanicomialización ....................................................................... 40
XIII. Bibliografía...................................................................................................................... 41
XIV. Trabajo Práctico: Guía de Preguntas .............................................................................. 42

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Ética y Salud Mental


“No hay salud sin salud mental. No hay salud mental sin inclusión
social”

I. Hacia una ética en salud mental

Para los filósofos su acto se limita a la palabra y al diálogo, la ética y la moral forman
parte de su reflexión. En las prácticas relacionadas con la salud el acto se basa en una
intervención sobre el otro, semejante. La ética está ligada al acto mismo, por eso se
constituye como el referente esencial de toda intervención terapéutica.

Lo esencial de toda relación terapéutica es ética y pone en juego los valores que
implican a ambos sujetos. ¿Qué es ser terapeuta? Es como una artesanía, se trata de lo
inconsciente en relación con las realidades externas, internas, fantasmáticas. El saber
como un saber pasional que se va aprendiendo en el quehacer: levantar represiones,
entender repeticiones, frenar desmesuras, creando un espacio de trabajo donde lo que
sucede tiene relación con dos sujetos trabajando juntos: un sujeto que sufre y otro en-
cargado de escuchar ese sufrimiento, el terapeuta resuena con el inconsciente del pa-
2
ciente dejando vibrar el propio; es el pensamiento clínico en acción. Se trata de la ética
de la praxis, el hacer del terapeuta, acto ético que coincide con la responsabilidad sub-
jetiva.

Ética en salud mental implica detener los dispositivos de alienación y exclusión so-
cial, preservar y promover el derecho a recibir tratamiento y cuidados en el seno de la
comunidad con participación familiar y de otras instituciones, la preservación del dere-
cho a la privacidad y la libertad de comunicación con la familia y la comunidad. Los de-
rechos a decidir sobre el ingreso a una institución y a permanecer en ella, son responsa-
bilidad del Estado, pero también de quienes, al indicar estos tratamientos e imponerlos,
son partícipes de la privación de derechos que eso implica. Recuperar, para quienes pa-
decen sufrimiento psíquico, los derechos plenos es a la vez actuar sobre el poder psi-
quiátrico, limitándolo, y sometiendo al control ético las prácticas de los trabajadores de
la salud mental. Esto supone una nueva política, impulsada por varios organismos inter-
nacionales de salud y de derechos humanos. Esta vez no al servicio del control correc-
cional y disciplinario con prácticas de castigo sino una política que restablezca la digni-
dad humana y la preservación de sus derechos.

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II. Efectos del neoliberalismo en la subjetividad 1


Siguiendo el pensamiento de Gramsci, Foucault y otros, el poder no solamente
oprime, sino que fabrica consensos, establece la orientación subjetiva y produce una
trama simbólica que funciona de modo “invisible”, naturaliza las ideas dominantes y es-
conde su acto de imposición.

Los medios digitados por las corporaciones promueven intereses de un modo uni-
versal y buscan esconder su carácter histórico. La especificidad del Neoliberalismo es
que es el primer régimen histórico que “intenta alcanzar la primera dependencia simbó-
lica, afectar tanto los cuerpos como la captura por la palabra del ser vivo en su depen-
dencia estructural”2. El Neoliberalismo necesita producir un “hombre nuevo” surgido
desde su propio presente, tan líquido y fluido como la mercancía misma, sin legados
históricos ni herencias en común, sin memoria para honrar el dolor de los excluidos,
expulsados y desaparecidos en el pasado.

Actualmente el Neoliberalismo usurpa el campo del sentido, de la representación y


de la subjetividad. Esto es precisamente lo nuevo del neoliberalismo: la capacidad de
producir subjetividades según el paradigma empresarial, competitivo y gerencial de su
propia existencia. La violencia del régimen de dominación neoliberal está en el sistema,
no necesita una forma de opresión exterior, salvo crisis orgánicas al interior mismo, su
objetivo es lograr que los propios sujetos se vean capturados por una serie de imperati- 3
vos en lo que se ven confrontados con su propia vida, en su modo de ser sujetados a las
exigencias de lo ilimitado.

Desde los primeros momentos las vidas tienen que pasar la prueba de ser aceptadas,
si van a tener lugar en el nuevo orden simbólico del Mercado. El imperativo que se im-
pone es tener una vida feliz y realizada. La expansión de las propuestas de autoayuda
es una prueba de ello, es una explotación sistemática del sentimiento de culpa del que
hablara Freud en el Malestar en la cultura.

Las depresiones, el consumo adictivo de fármacos, el hedonismo depresivo de los


adolescentes, las afecciones que devienen de la responsabilidad desmedida, siempre
“estar en falta” o no “estar a la altura de…” asumidos como “problemas personales” de
algo que, en definitiva, es un hecho estructural y estructurante del sistema de domina-
ción capitalista contemporáneo asentados en la primacía del sujeto autónomo, dueño
y señor de sus actos. Principio sostenido en todos los discursos de autorrealización.

Propagación de la autoayuda, la exacerbación de la autoestima, cuyo reverso es-


conde la condena de la propia existencia al límite de provocar un sentimiento de culpa-
bilidad por la propia finitud,

1
El desarrollo conceptual de este capítulo es una síntesis de: Alemán Jorge: Horizontes neoliberales en la
subjetividad. 1ª ed. Olivos: Grama Ediciones, 2016.
2
Alemán, Jorge. Ob. Cit

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“La dominación de lo ilimitado necesita colaboradores culpables y deudores de algo


imposible de satisfacer”.3

La dimensión humana debe ser abolida al servicio del paradigma del rendimiento,
por encima de las posibilidades simbólicas con las que el ser humano ingresa al lazo
social. La experiencia del amor, de la política, de la ciencia, de la poesía exige siempre la
referencia al límite. El carácter ilimitado de la dominación neoliberal con la voluntad de
perpetuarse, diseminarse y expandirse tiene como efecto el empobrecimiento de la ex-
periencia.

III. El malestar del siglo XXI

El malestar del siglo XXI se define por una nueva relación entre la falta y el exceso,
una relación entre el carácter insaciable del deseo del ser humano y el exceso de goce.
En el siglo XXI ha surgido un nuevo tipo de subjetividad neoliberal, que se podría nomi-
nar como el “empresario de sí mismo”.4 Alguien que sin tener empresa se gestiona su
propia vida como empresario de sí mismo, alguien que en su relación consigo mismo y
en la relación con los otros está organizando su vida como una empresa de rendimiento.

El malestar del siglo XXI tiene que ver con un rendimiento de sí mismos que coloca a 4
los sujetos más allá de sus propias posibilidades. Para eso se necesita consumir muchos
libros de autoayuda, muchos libros de autoestima y muchos coachs… Coach para los
asalariados de arriba, seguimiento y evaluaciones para los asalariados de abajo.

La contrapartida clínica del “empresario de sí mismo”, siempre del lado del exceso,
del más allá del placer – la pulsión de
muerte -, es la depresión, expandida
como epidemia. ¿Qué es la depresión,
no en el sentido clínico sino del males-
tar en el siglo XXI? Es un padecimiento
del exceso de responsabilidad, un pa-
decimiento del sujeto que dice que no
le da la talla de sus exigencias, un su-
jeto que se hace cargo de no haber
cumplido. Ser empresario de sí
mismo ya no es trabajar para otro, ya
no es la explotación de la fuerza de
trabajo, es explotarse a uno mismo en
la culminación del rendimiento. Otra
de las formas del padecimiento del Alejandro Xul Solar, "Muros Biombos", 1948

3
Alemán, Jorge. Ob. Cit.
4
Alemán, Jorge. Ob. Cit.

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empresario de sí mismo es la adicción, para quienes la adicción ayuda a sostenerse en


esa carrera ilimitada donde todo el tiempo está comenzando. El empresario de sí mismo
no tiene historia, tampoco legado simbólico, no puede remitirse a biografía alguna ni
tradición que lo sostenga. Es puro emprendimiento entregado a ese más allá del placer.

Hay coachs que se especializan en el logro del éxito, el éxito de los equipos, el éxito
en las empresas, el éxito en el rendimiento sexual. No solo se fabrica a sujetos que de-
ben ser empresarios de sí, sino que también se fabrican deudores. El reverso de este
empresario de sí es el deudor que está frente al acreedor al que jamás podrá cancelar
la deuda. Las deudas son la nueva forma de subjetivar al sujeto de la época neoliberal.
La deuda es aquello que condiciona toda su existencia, como también modula y condi-
ciona volverse un empresario de sí.

Los expertos constituyen una pieza clave del dispositivo neoliberal, encarnan el con-
trol, por parte del saber sobre la población, que deja de estar constituida por “sujetos”
y se presenta como cosas que deben ser gestionadas y calculadas.

La práctica instituyente es la acción colectiva por parte de aquellos que han quedado
fuera en el cálculo de los expertos. Esa práctica es asumida por un sujeto popular cuya
función es rechazar el ordenamiento jerárquico del saber de los expertos. Cuando las
prácticas instituyentes interpelan el relato de los expertos aparece el verdadero reverso
de los especialistas técnicos y económicos, surgen las amenazas y las imputaciones arre- 5
glados retóricamente según el momento: “Si no se cumple con esto la catástrofe es in-
minente” “es como una familia que consumió lo que no correspondía” entre otras expre-
siones.

A través de estos argumentos que los expertos proporcionan, el propósito del Neo-
liberalismo es el de deshistorizar, arrebatar el sentido del legado simbólico y usurpar el
presente absoluto de las leyes objetivas.

IV. Nuda vida


“Solo el hombre, entre los vivientes, posee el lenguaje. La voz es signo del dolor y del
placer, y, por eso la tienen también el resto de los vivientes (su naturaleza ha llegado, en
efecto, hasta la sensación del dolor y del placer y a transmitírselas unos a otros); pero el
lenguaje existe para manifestar lo conveniente y lo inconveniente, así como lo justo y lo
injusto y es propio de los hombres, con respecto a los demás vivientes, el tener solo ellos
el sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto y de las demás cosas del mismo
género, y la comunidad de estas cosas es la que constituye la casa y la ciudad”. (1253 a,
10-18)5

5
Aristóteles: Política en Agamben, Giorgio: HOMO SACER. El poder soberano y la nuda vida. Traducción y
notas de Cuspinera, Antonio Gimeno. 1ª ed. 1998. 3ª reimp. España: Pre-Textos, 2010.

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En este pasaje de la Política de Aristóteles se sitúa el lugar propio de la polis en el


paso de la voz al lenguaje. ¿En qué forma posee el viviente el lenguaje? ¿En qué forma
habita la nuda vida en la polis? El par fundamental de la política occidental no es la de
amigo-enemigo, sino la de nuda vida – existencia política, exclusión – inclusión.

“La nuda vida es la vida a quien cualquiera puede dar muerte. La nuda vida tiene, en
la política occidental, el singular privilegio de ser aquello sobre cuya exclusión se funda
la ciudad de los hombres”6.

Agamben define la vida humana como aquellos modos, actos y procesos singulares
del vivir que nunca son plenamente hechos sino siempre y sobre todo posibilidades y
potencia. Un ser de potencia es un ser cuyas posibilidades son múltiples. Un ser de nuda
vida es un ser al que se le han consumido sus potencias, sus posibilidades. 7 Es un ser
absolutamente determinado, es un inexistente, un inempleado, un desaparecido. Al-
guien que no es reconocido como un semejante y ha caído del universo simbólico. Si no
es un semejante se lo puede exterminar sin culpa.

El discurso capitalista está constituido de forma tal que es un rechazo al amor, por
lo tanto el odio cobra una dimensión distinta. Así las nuevas producciones de subjetivi-
dad son nombradas como los emprendedores de sí (Laval y Dardot), la fábrica del hom-
bre endeudado (Deleuze y Lazzaratto), la nuda vida (Agamben), todas son figuras que 6
tienen un dispositivo de dominación que las produce. Es el malestar del Capitalismo de
rendimiento y goce. La sexualidad, el trabajo y el deporte, constituyen una trilogía en la
que el sujeto está más allá de sus propias posibilidades, mucho más allá de lo que puede
sostener. Dentro de estas producciones de subjetividad, que debemos diferenciar del
sujeto, se encuentra, además de las mencionadas, el “in-empleado estructural”.

V. Diferencia entre sujeto y subjetividad


La diferencia entre el sujeto del inconsciente y la subjetividad es una cuestión clave.
Una cosa son las lógicas del poder que, en el Neoliberalismo actual, producen subjetivi-
dades, el modo en que los medios de comunicación, las corporaciones han tomado
como su propósito fundamental la producción de la subjetividad, y otra cosa es la propia
constitución del sujeto hablante, constitución que se inicia antes del nacimiento y que
continúa después de su muerte. Estos dos lugares constituyen una diferencia absoluta.

Una cosa es la producción de subjetividad por las lógicas del poder, que asume dis-
tintas formas: emprendedor, empresario de sí mismo, autoayuda, autoestima, produc-
ción del hombre endeudado, producción del hombre sometido a los imperativos de fe-
licidad que lo convierten en un ser atormentado, industrias farmacológicas, coaches, y
otra cosa es la existencia del hablante, sexuada y mortal. “Si se confunden estas dos

6
Agamben, Giorgio. Ob. Cit.
7
Duschatzky, Silvia: Chicos en banda: los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones/Silvia
Duschatzky y Cristina Corea. 1ª ed. 3ª reimp. Buenos Aires: Paidós, 2005.

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cosas y creemos que el poder definitivamente capta ese momento de surgimiento del
sujeto, el crimen es perfecto, y entonces sí podemos decir que los medios de comunica-
ción fabrican sujetos”.8

La singularidad no puede ser fabricada, es un momento inaugural, estructural, on-


tológico de la constitución del sujeto, hay en cada uno algo irrepetible, lo que hace ser
a cada uno quien es, si se borra eso y se confunde con la producción de subjetividades,
entonces el poder ha realizado su “crimen perfecto” y no queda lugar alguno para recu-
perar los legados históricos, ni para practicar la rememoración y la invención. Ante este
avance del discurso Neoliberal, la circulación de la mercancía y el tratamiento de las
subjetividades como si fueran mercancías fluidas, liquidas, volátiles, descartables, se
torna imprescindible pensar en lo inapropiable como aquello de lo que el discurso Neo-
liberal no puede adueñarse. La singularidad que se constituye en ese momento fundante
y estructural es inapropiable por el capital.

VI. “Desratizar” metáfora de un discurso deshumanizante


En una nota publicada en Página 12 el 05/10/2016, el sociólogo y periodista Jorge
Elbaum hace un interesante análisis acerca de “la convocatoria a desratizar el Poder Ju-
dicial” enunciada por el fiscal German Moldes.

Señala el periodista que ese discurso porta reminiscencias históricas y sociales liga- 7
das a las metáforas con las cuales se han estigmatizado históricamente a determinados
colectivos para sentar las bases de su posterior persecución.

“Ratas judías” fue una de las formas de catalogación mediante la cual se inició el
proceso de deshumanización que concluyó en las cámaras de gas. Gran parte del pro-
ceso de exterminio incluyó un pesticida utilizado a fines del
siglo XIX para la desratización de vagones de ferrocarril y bo-
degas, el Zyklón B, elaborado por la compañía IG Farben,
consorcio de tres empresas alemanas entre la que se desta-
caba la conocida Bayer. La analogía zoológica y la fumigación
que conlleva el vínculo con los roedores fueron recuperada
creativamente por Art Spiegelman, el reconocido autor de la
historieta Maus, relato de un sobreviviente para graficar y
denunciar la vida de sus padres en los campos de concentra-
ción, instaurados por el nazismo. Las dos partes de Maus -
“Mi padre sangra historia” y “Allí empezaron mis proble-
mas”– se convirtieron en 1992 en la primera historieta en ob-
Maus – Art Spiegelman tener un premio “Pulitzer”, otorgado por transmitir en forma
artística y desgarradora la deshumanización (“ratización”) que
requieren ciertos modelos de dominación para cometer sus crímenes desligados de la
ética y de sus efervescencias culpabilizadoras. Cuando se define al otro como una rata y

8
Alemán, Jorge. Ob. Cit.

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se convence al entorno de esa “cualidad” se llega al estadio en que el otro ya no merece


el más mínimo espacio de compasión.

La primera etapa de todo proceso de discriminación requiere del “etiquetamiento”.


Y este incluye convertir al otro, al enemigo, al inferior, al oponente, en algo no humano.
El “otro” ya no es la expresión de una diferencia, un conflicto, un debate, una discusión,
una “brecha”, un oponente político. El “otro” –ahora, para Moldes– se convirtió en algo
no humano. En una rata. En algo que puede/debe desratizarse. Lo que de ninguna ma-
nera puede llegar a ser cuestionable porque “nos salva”, nos libra del peligro que la
peste bubónica supone. El contagio. Las ratas contaminan. Así dicen los gatos nazis a los
ratones judíos, en Maus. Desratizar es de alguna manera mejorar la especie. O –en la
versión “Comodoro Py”– contribuir a un Poder Judicial sin múridos. Ante la peligrosa
presencia de los roedores, es dable pensar en la utilización de del Zyklón B vernáculo,
entre los pasillos y despachos de quienes no pretenden someterse a la hegemonía neo-
liberal del poder.

Desratizar es aceptar una Justicia donde los ganadores son los encargados de definir
quiénes son las ratas y quiénes son los hombres. Y en ese trámite no hay “enfrenta-
miento”, no hay un Otro con el cual difiero o entro en conflicto. El otro es una rata. Y
con las ratas no se discute. Solo se las desratiza. Desratizar es una convocatoria a eludir
el conflicto político. Es también una forma de clausurarlo. Ya no hay brecha. Ya no hay
diferencias. Hay sólo hombres versus ratas.
8
El sociólogo canadiense Erving Goffman analizó durante décadas el mecanismo por
el cual algunos grupos sociales se dedican a estigmatizar a otros mediante clasificaciones
inferiorizadoras. Dichos grupos utilizan “etiquetas” para reducir y esencializar a otros
grupos y/o individuos para que sean reconocidos por una única cualidad o característica,
generalmente negativa. Esos rotulamientos despectivos –una vez que se difuminan, se
instalan y se instituyen como sentido común– aceleran una discriminación menos con-
flictiva, más “aceptada” por el entorno social, y por lo tanto más propicia para las segre-
gaciones, las exclusiones y todas las violencias asociadas.

Fue así como se logró convencer a la sociedad alemana del peligro del judío, el gitano
y/o el comunista. Primero fue necesario “construir” un sujeto que sea digno del despre-
cio y el odio. Fue imprescindible instaurar una pátina de maldad sobre el grupo social
etiquetado. Y, frente a la peste de las ratas y a la evidencia de la maldad, solo queda “la
defensa propia”. Es decir, desratizar. Para que sea posible asesinar pueblos originarios
hay que catalogarlos –primero– de salvajes. Y hubo que justificar –paralelamente– que
cortarle sus orejas era una evidente forma de civilización. Para esclavizar afrodescen-
dientes con cierta legitimidad fue necesario nominarlos –y convencer de dicha caracte-
rización– como sub-humanos, bestias de carga, cuerpos aptos para ser comprados y
vendidos. Para enviar a personas con síndrome de Down a las cámaras de gas fue requi-
sito catalogarlos inicialmente como portadores de “vidas que no merecen ser vividas”.
Para detener musulmanes hay que “construirlos” –a todos– como terroristas. Para per-
seguir inmigrantes latinoamericanos hay que agruparlos como narcotraficantes actuales

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o potenciales. Para golpear a un individuo gay hay que instituirlo como integrante de un
grupo de enfermos y pervertidos. Para lograr (poder) torturar una embarazada –en la
ESMA o en cualquier otro centro de detención– fue imprescindible asociar a esa mujer
con el “cáncer subversivo que corroe la sociedad”. Para continuar con la permanente
sangría de femicidios es necesario persuadir a los varones (de ayer y de hoy) acerca del
carácter de maldad intrínseca, debilidad y “brujidad” de la condición femenina.

Después de Auschwitz la asociación con las ratas y la desratización no parece ser el


discurso engolado y republicano que suelen vociferar quienes postulan el escéptico
mundo de las normas. Pierre Bourdieu detalló hace unas décadas que toda clasificación
(que hacemos) nos clasifica. Es decir: las formas que tenemos de ver el mundo, de nom-
brarlo, de caracterizar a los otros es la forma con la cual nos identificamos. Y la violencia
simbólica –la de las palabras– es el territorio donde histórica y recurrentemente, se afi-
lan las armas persecutorias de la violencia material. Siempre.

VII. La ética del buen vivir 9 derivada de Gaia 10


Con el nuevo siglo comenzó en América Latina un proceso de impugnación al Neoli-
beralismo. Al proyecto Neoliberal se oponen fuerzas nuevas que marcan un camino con
rasgos distintivos. En Ecuador y Bolivia surgen movimientos comunitarios que desalojan 9
el concepto de desarrollo que está en la base del pensamiento Neoliberal. Esta concep-
ción fue suplantada por la noción del buen vivir, de la vida plena designando un nuevo
horizonte.

En la Constitución de la República del Ecuador (2008) se estableció como objetivo


social el buen vivir, en quichua sumak kawsay, de las personas, de los colectivos y de la
sociedad en su conjunto; buen vivir que se basa no solo en el tener sino sobre todo en
el ser, estar, hacer y sentir, en el vivir en plenitud.

El enfoque prioritario del neoliberalismo se basa principalmente en analizar la pro-


ducción y el consumo en el mercado. El resultado de este análisis economicista es que
el bienestar individual se mide en función del ingreso o consumo per cápita, a nivel mi-
cro, y a nivel macro a través del producto bruto interno por persona. Se supone que la
sociedad está mejor cuando crece cualquiera de estas variables.

La concepción de buen vivir sostiene que lo bueno de la vida se realiza – a nivel em-
pírica y normativo – en tanto se puede configurar un ser humano social que participa
activamente en la construcción de una sociedad, que se apropia y construye un sentido
compartido del porvenir social. Esta plenitud de vida se devela asociada a la generación

9
Grondona, Ana: Estilos de desarrollo y buen vivir compilado. 1ª ed. CABA: Ediciones del CCC Centro Cul-
tural de la Cooperación Floreal Gorini, 2016.
10
El desarrollo conceptual de este capítulo es una síntesis de: Zaffaroni, Eugenio Raúl: La Pachamama y el
Humano; ilustrado por Miguel Rep; con prólogo de Osvaldo Bayer; con colaboración de Matías Bailone.
1ª ed. Buenos Aires: Colihue CABA: Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2011.

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y disfrute de bienes relacionales como el amor, la amistad, la participación civil o política


y la relación armónica del ser humano con la naturaleza. Se trata de la valoración del
tiempo bien vivido, que articula la dimensión empírica de la experiencia con la dimen-
sión trascendental de la aspiración y que prioriza la generación-disfrute de bienes rela-
cionales. La experiencia demuestra que la vida no es acumulable, y la intensidad de vivir
bien o mal tiene una diferencia cualitativa que escapa a la mirada estrecha del econo-
micismo neoliberal.

Por el contrario, lo que propone el buen vivir es buscar aquel “bien” – en tanto no
mal y no reificación monetizada – que tenga valor en sí mismo. Aquello que va más allá
del valor de uso o de cambio es la vida, que siempre tiene valor en sí misma y no por el
uso que se le otorga o por su valor en el mercado. En esta concepción, la vida es valor
incuantificable, inmensurable en tanto que cada vida tiene valor en sí misma. 11

Esta perspectiva del sumak kawsay – buen vivir – ha implicado la revalorización de


las voces de las comunidades de los pueblos originarios y sus saberes. En algunos casos,
esas comunidades han pasado a formar parte de las instancias decisorias del gobierno.

El buen vivir coloca en el centro de su preocupación la pregunta por los “modos de


vida”, su carácter histórico y su multiplicidad. La operación del buen vivir no consiste en
sustituir elementos para suplantarlos y arribar a una verdad absoluta, sino en la combi- 10
nación novedosa de componentes procedentes de diversas formaciones discursivas.

El buen vivir contrapone a la monocultura una concepción que es capaz de abarcar


la simultaneidad de situaciones no homogéneas que permita incorporar a la vez diver-
sas prácticas y saberes provenientes de actores sociales diferentes tanto en lo cultural
como en lo económico.
La definición del buen vivir expresa el encuentro entre diversas perspectivas entre
pueblos y comunidades. Se destaca la valoración de las concepciones de las culturas
originarias. Sin embargo, con ello no se reivindica ningún tradicionalismo. Una de las
operaciones del buen vivir consiste, justamente, en desmontar la dicotomía moderno-
tradicional. Con ello, se deshace de la aparente homogeneidad de modos de vida que se
deriva de predicar “el desarrollo” y “la modernización” en singular.12
En el enfoque del buen vivir los problemas ambientales se encauzan en proyectos
que apuntan a la transformación de las sociedades: el buen vivir es, en sí mismo, un
horizonte co-existencial modelado por valores como la solidaridad, la creatividad, la par-
ticipación.

La noción del buen vivir es ética, epistemológica y político-práctica. “Vivir bien como
parte de la comunidad (…) significa vivir bien contigo y conmigo lo cual es diferente del

11
Ramírez Gallegos, René: Prólogo: Adiós desarrollo, bienvenida vida (buena) en Estilos de desarrollo y
buen vivir. Ob. Cit.
12
Grupo de Estudios sobre Historia y Discurso GEHD: Capítulo I Buen vivir y Estilos de desarrollo. Elemen-
tos para un debate pendiente en Estilos de Desarrollo y buen vivir. Ob. Cit.

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vivir bien occidental que es individual separado de los demás e inclusive a expensas de
los demás y separado de la naturaleza”. [Plan Nacional de Desarrollo. Bolivia digna, so-
berana, productiva y Democrática para Vivir Bien. Lineamientos estratégicos (PNDB,
2006)]. “Compartimos (…) el estar juntos con todos los seres, que tienen vida y son parte
de la nuestra. El mundo de arriba, el mundo de abajo, el mundo de afuera y el mundo
del aquí, se conectan y hacen parte de esta totalidad dentro de una perspectiva espiral
del tiempo no lineal [Plan Nacional para el Buen Vivir de Ecuador: construyendo un Es-
tado Plurinacional e Intercultural, República de Ecuador (PNBVE, 2009)].

Significaciones plurales de la naturaleza


Los enfoques del buen vivir organizan regímenes de uso y protección en los que la
valoración intrínseca de la naturaleza se articula con otra serie de significaciones ético-
culturales, económicas y políticas. Así, en la Constitución de Ecuador, (art. 71) la natu-
raleza se concibe como “Pachamama (…) el espacio donde se realiza la vida”. “La comu-
nidad indivisible de todos los sistemas de la vida y los seres vivos interrelacionados, in-
terdependientes y complementarios, que comparten un destino común” [Ley Marco de
la Madre Tierra y Desarrollo Integral para el Vivir Bien Nº 300 (LMMT art. 5 inc. 1)].

La noción de buen vivir se inscribe en la historia de las luchas contra diversas formas
de opresión. Esta concepción comprende e integra como objetivos simultáneos, tanto
la desmercantilización de la naturaleza como el desmontaje de los dispositivos colonia-
11
les y la satisfacción de las necesidades sociales básicas de las poblaciones.13

El científico inglés James Lovelock dedicó muchos años de su vida a la elaboración


de la llamada hipótesis Gaia, nombre de la diosa griega de la Tierra. Según esta hipóte-
sis, el planeta es un ente viviente, no en el sentido de un organismo o un animal, sino
en el de un sistema que se autorregula, tesis vinculada a la teoría de los sistemas, a la
cibernética y a las teorías de los biólogos.

Esta posición es una revolución en el concepto de evolución. Los biólogos contem-


poráneos sostienen que hubo una deformación en la interpretación de la teoría de Dar-
win, cuando se habla de la “superviviencia del más apto”, piensan, en cambio, que “el
más apto habría sido el más fecundo y no el más fuerte en el sentido físico”.

Desde esta perspectiva no cabe en la evolución privilegiar la competencia, sino la


cooperación.

La perspectiva de una ética desde dentro de Gaia y como parte de ella implica reco-
nocer los derechos de todos los otros entes que comparten con nosotros la tierra y re-
conocerles el derecho a la existencia y al pacífico desarrollo de sus vidas.

13
Haidar, Victoria: Capítulo IV Cuestión ecológica, buen vivir y debates sobre estilos de desarrollo en Es-
tilos de desarrollo y buen vivir. Ob. Cit.

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No se trata de un ambientalismo dirigido a proteger la caza o los recursos alimenta-


rios, ni tampoco de proteger especies por mero sentimiento de piedad hacia seres me-
nos desarrollados, sino de reconocer obligaciones éticas que se derivan de la participa-
ción conjunta en un todo vivo, de cuya salud dependemos todos, humanos y no huma-
nos. Se trata de reconocer los derechos a los animales, las plantas y los seres microscó-
picos en tanto formamos parte de un continuo de vida, e incluso a la materia aparente-
mente inerte, que no es tan inerte como parece.

La ética derivada de Gaia no excluye la satisfacción de necesidades vitales, pues la


vida es un continuo en que todos sobrevivimos, pero excluye la crueldad por simple
comodidad y el abuso superfluo e innecesario. La hipótesis de Gaia se rige por la regla
de constante y mayor complejidad creciente en base a cooperación.

“La misma lógica que explota clases y somete naciones es la que depreda los ecosis-
temas y extenúa el planeta Tierra. La Tierra, como sus hijos e hijas empobrecidos, precisa
liberación. Todos vivimos oprimidos bajo un paradigma de civilización que nos exiló de
la comunidad de vida, que se relaciona con violencia sobre la naturaleza. “La Tierra es
un organismo vivo, es la Pachamama de nuestros indígenas, la Gaia de los cosmólogos
contemporáneos. Nosotros no vivimos sobre la Tierra. Nosotros somos Tierra, parte de
la Tierra. Entre los seres vivos e inertes, entre la atmósfera, los océanos, las montañas,
la superficie terrestre, la biósfera y la antropósfera, rigen interrelaciones. No hay adición
de todas estas partes, sino organicidad entre ellas”.14 12

En el siglo XX se deterioró más el planeta que en todos los milenios anteriores y el


ritmo de depredación de las condiciones de habitabilidad humana, si se proyecta sin
interrupción, lleva a la catástrofe y a la extinción de la vida humana en la tierra.

La objeción contra el reconocimiento de los derechos de la naturaleza en base a per-


versiones discursivas forma parte de la reiteración de la reacción, a lo largo de la historia,
ante cualquier postulado que advierte al humano que no es tan centro ni tan privilegiado
como se ha creído: Copérnico, Darwin o Freud produjeron las conocidas heridas narci-
sistas de la humanidad. El narcisismo humano tiende a radicalizar posiciones hacia un
antropocentrismo radical. Esta posición no solo es impulsada por quienes temen por los
derechos humanos sino también por aquellos que ven a la ecología como una amenaza
al derecho de propiedad desde una lógica producida por el Mercado.

Estas reflexiones producen un salto de Gaia al derecho constitucional como ocurre


en nuestra región, expresado en el constitucionalismo andino: la Pachamama y Sumak
Kawsay.

14
Boff, Leonardo: Civilización planetaria citado en Zaffaroni, Eugenio Raúl. Ob. Cit.

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En el preámbulo de la Constitución de la República del Ecuador de 2008 se dice: “Ce-


lebrando a la naturaleza, la Pacha Mama de la que somos parte y que es vital para nues-
tra existencia (…) se decide construir na nueva forma de convivencia ciudadana, en di-
versidad y armonía con la naturaleza, para alcanzar el buen vivir, el sumak kawsay”.

La constitución se refiere a Derechos de la naturaleza, esto título implica un recono-


cimiento del medioambiente como propio de la naturaleza y a éste como titular de de-
rechos. Así, el artículo 71 dispone: “La naturaleza o Pachamama, donde se reproduce y
realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el manteni-
miento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos.
Toda persona, comunidad, pueblo o nacionalidad podrá exigir a la autoridad pública el
cumplimiento de los derechos de la naturaleza. Para aplicar e interpretar estos derechos
se observarán los principios establecidos en la Constitución, en lo que proceda. El Estado
incentivará a las personas naturales y jurídicas, y a los colectivos, para que protejan la
naturaleza, y promoverá el respeto a todos los elementos que forman un ecosistema”.15

En el preámbulo de la Constitución Política del Estado boliviano, sometida al voto


popular en 2009, se dice: “Cumpliendo con el mandato de nuestros pueblos, con la for-
taleza de nuestra Pachamama y gracias a Dios, refundamos Bolivia. El artículo 33 pres-
cribe: “Las personas tienen derecho a un medio ambiente saludable, protegido y equili-
brado. El ejercicio de este derecho debe permitir a los individuos y colectividades de las 13
presentes y futuras generaciones, además de otros seres vivos, desarrollarse de manera
normal y permanente”. El artículo 34 complementa al anterior disponiendo: “Cualquier
persona, a título individual o en representación de una colectividad, está facultada para
ejercer acciones legales en defensa del medio ambiente, sin perjuicio de la obligación de
las instituciones públicas de actuar de oficio frente a los atentados contra el medio am-
biente”.16*

En ambas constituciones la Tierra asume la condición de sujeto de derechos, de este


modo, el constitucionalismo andino dio el gran salto del ambientalismo a un ecologismo
constitucional. La invocación a la Pachamama va acompañada en la regla básica ética
del sumak kasay que es una expresión quechua que significa buen vivir o pleno vivir y
cuyo contenido no es otra cosa que la ética – no la moral individual – que debe regir la
acción del estado y conforme a la que también deben relacionarse las personas entre sí
y en especial con la naturaleza.

No se trata del tradicional bien común reducido a los humanos, sino del bien de todo
lo viviente, incluyendo a los humanos, entre los que exige complementariedad y equili-
brio, no siendo alcanzable individualmente.

15
En Zaffaroni, Eugenio Raúl. Ob. Cit.
16
En Zaffaroni, Eugenio Raúl. Ob. Cit. * El resaltado es nuestro

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Así, Gaia, que entre nosotros se llama Pachamama saber de la cultura ancestral de
convivencia con la naturaleza, se incorpora al derecho constitucional como otra parte
del constitucionalismo latinoamericano al universal, así como en 1917 se inauguró nada
menos que el constitucionalismo social.

Proceso de desistitucionalización
La crítica hacia la psiquiatría clásica y el tratamiento que se le daba a los sujetos que
padecían sufrimiento mental, comenzó a intensificarse durante el siglo XX, dando un
vuelco importante en la posmodernidad, sobre todo con el surgimiento del llamado mo-
vimiento antipsiquiátrico. Sin embargo, la crítica más profunda y exhaustiva fue reali-
zada por Michel Foucault quien, al igual que Nietzsche y su desarrollo sobre la genealo-
gía de la moral, plantea su propio método arqueológico de investigación histórica sobre
las verdades que se instalan a través de discursos como formas de poder, encarnadas
en los distintos dispositivos sociales. Foucault no busca la verdad sobre la “enfermedad
mental”, sino que genealogiza su condición de posibilidad histórica, investigando el ori-
gen de la noción de la locura, y en qué dispositivos y prácticas sociales circula: “A estos
métodos que permiten el control minucioso del cuerpo, que garantizan la sujeción cons-
tante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad-utilidad, es a lo que se puede
llamar las disciplinas”17. Este conjunto de saberes técnicos como el derecho, la psiquia- 14
tría, la medicina, han diseñado los mecanismos y saberes conceptuales que disciplinan
y encauzan los “cuerpos descarriados”.

Las transformaciones a través de la historia en materia de Salud Mental, ha tenido y


tiene consecuencias no sólo respecto del lugar que toma en el entorno social, sino ade-
más en el desarrollo y construcción de la legislación correspondiente en la cual se en-
marca. Los desarrollos de Foucault son una fuente fundamental para comprender las
concepciones interdisciplinarias de salud mental y los movimientos de desmanicomia-
liza-ción. Ligado a estas concepciones, comienzan a surgir en todo el mundo los movi-
mien-tos de desistitucionalización cuyos preceptos de alguna forma son recogidos por
la nueva ley de salud mental.

Es por ello que resulta importante remontarnos a los orígenes en la concepción de


la “locura”, pasando por la descripción del dispositivo disciplinar de la psiquiatría del
siglo XIX, del movimiento antipsiquiátrico del siglo XX, y de las prácticas institucionales
públicas y actuales en nuestro país.

17
Foucault, M.: “Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión”, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2002.

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VIII. Desmanicomialización. Perspectivas históricas. 18 19

Tomando entonces a Foucault y su investigación en la Historia de la locura en la


época clásica: “La locura es definida y tratada en cada cultura y en cada época histórica
de forma particular, de acuerdo con las ideas hegemónicas de la época. La locura no es
un dato objetivo, sino un dato histórico y social.” Seguiremos su línea de análisis para
reflexionar sobre el recorrido histórico por las formas en que, en cada época, fue enten-
dida y tratada la locura, y además una historia de las prácticas de segregación y de ex-
clusión de los denominados alienados, luego enfermos mentales, hasta llegar al proceso
de desmanicomialización con bases en la construcción del nuevo paradigma de la Salud
Mental.

La Nave de los locos y la exclusión


Durante los siglos XII y XIII, la reforma gregoriana preparó los tiempos de esplendor
del Cristianismo. En este contexto de su apogeo, la locura era considerada como sinó-
nimo de pecado, como defecto moral. Devenía como el resultado de una posesión o un
pacto con el diablo, un efecto de la brujería. El loco era considerado como alguien con-
trolado por las fuerzas del mal, y el exorcismo era el tra-
tamiento utilizado. 15

M. Foucault menciona que hacia fines del siglo XV, el


lugar de la lepra, ya erradicada para ese entonces, fue to-
mado por las enfermedades venéreas; la enfermedad se
separa de su contexto médico y se integra al lado de la
locura en un espacio moral de exclusión. Así, en algunos
lugares el leprosario era ocupado por incurables y por lo-
cos. “Un objeto nuevo acaba de aparecer en el paisaje
imaginario del Renacimiento; en breve, ocupará un lugar
privilegiado: es la Nef des Fous, la nave de los locos, ex-
traño barco ebrio que navega por los ríos tranquilos”, dice
Foucault. El Narrenschiff, nave de los necios, o tontos,
tuvo existencia real, ya que existieron barcos que trans-
portaban sus cargamentos insensatos de una ciudad a
otra. Los locos vivían ordinariamente una existencia
errante. Medida de expulsión mediante la cual los muni-
cipios se deshacen de los locos vagabundos. Jerónimo Bosco, La nave de los locos

18
El desarrollo conceptual de este capítulo contiene una síntesis de: Foucault, Michel: La Historia de la
Locura en la época clásica. México: Fondo de Cultura Económica, 1999
19
El desarrollo conceptual de este capítulo contiene una síntesis de: Clara Vicchi- Mariano Vassena: “De
la Psiquiatría Clásica al concepto de Salud Mental”, Ficha Bibliográfica, Lic. en Musicoterapia, Universidad
Maimónides.

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En base a esta concepción de la locura, se le imponían al loco numerosas incapaci-


dades jurídicas: no puede disponer de sus bienes, de los que se encargarán sus parientes
o su tutor; no puede rendir testimonio ante tribunales, ni hacer contratos. La incapaci-
dad del loco debe ser declarada por la justicia, frecuentemente a petición de los parien-
tes.

Con este antecedente, hacia los siglos XVII y XVIII los locos no fueron considerados
enfermos a ser tratados por la medicina. El miedo a la locura crecía tanto como el terror
a la sinrazón. “Las enfermedades de los nervios” ocasionan gran inquietud. Todas las
formas de la sinrazón que habi ́an ocupado el espacio reservado a la lepra y habi ́an sido
expulsadas, se han convertido en una lepra visible. Entrado el siglo XVIII se intentará
“reducir la contaminación, destruyendo las impurezas y los vapores, apaciguando las
fermentaciones, impedir que los males y el mal vicien el aire y extiendan el contagio a
través de la atmó sfera de las ciudades. El hospital, los lugares de confinamiento deben
ser mayormente aislados y rodeados de un aire más puro”.

El dispositivo asilar y el control


Solamente a partir de los ideales humanitarios sostenidos con los inicios de la Revo-
lución Francesa, se comienza a establecer la diferencia entre el loco y el que no lo es.
Los inicios de la psiquiatri ́a y la distinción de la locura como enfermedad mental, emer-
gieron a partir del nacimiento del Estado moderno ligado a una concepció n de sujeto
cartesiano (sujeto de la razón), y a las transformaciones producidas por este movimiento 16
revolucionario.

De esta manera, a fines del siglo XVIII, surgió en Europa un pensamiento de crítica y
reforma de los viejos e infrahumanos Hospitales Generales, en el que se sitúa el mito de
Pinel de “la liberación de los locos de sus cadenas”. En 1792, el médico Philippe Pinel,
preocupado por lo que atravesaban los alienados y a la vez impulsado por las ideas de-
mocráticas heredadas de la Revolución Francesa, propone reformas en los procedimien-
tos de asistencia de los alienados y el derecho a ser tratados como hombres enfermos.
Proclamó que se abandonara el uso inhumano de las cadenas y de los malos tratos. A
partir de esto, se constituyó el nacimiento del asilo, el cual implicó la separación del
loco con respecto a las personas internadas por beneficencia, asistencia, castigo o re-
presión. De esta manera, el naciente alienismo impuso el estatuto de enfermo al loco,
que la psiquiatría en tanto ciencia médica, revistió de legalidad.

El estatuto de alienado que recibía el loco permitió la reclusión de la locura en el


asilo, por razones estrictamente médicas, y se procedió a la minorización de su ciudada-
nía, ya que se lo declaró en la necesidad de ser tutelado.

Lo más significativo de ese momento no es la reforma de las instituciones, sino la


determinación de aislar los asilos.

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El antiguo confinamiento era una práctica que estaba fuera de toda norma juri ́dica,
pero imitaba los castigos de los condenados usando las mismas prisiones. “La justicia en
el asilo de Pinel no imita a la otra justicia en sus métodos de represió n: inventa los su-
yos”.

En un marco económico-poli ́tico que reclamó un sujeto de conciencia, capaz de de-


cidir por si ́ mismo, asumir responsabilidades y ejercer derechos ciudadanos, “el loco”
constituyó el paradigma de la irracionalidad. Signado como peligroso, fue privado de
aquellos atributos. En tanto irracional, no fue considerado sujeto de derecho.

Según Foucault, el marco de la cura


psiquiátrica de la época, era el resultado
de la combinación de una serie de ele-
mentos sin proponer una explicación ni
una teoría, es decir, sin fundamentos. En
relación al aislamiento, la práctica de in-
ternación a principios del siglo XIX se fun-
damentó para Pinel y luego más sistemá-
ticamente para Esquirol y sucesores, en
los beneficios terapéutico del mismo. El
tratamiento moral consistió en retirar al
loco de sus percepciones habituales que 17
eran causa de su enfermedad para poder
controlar completamente sus condicio-
nes de vida y someterlo a la dependencia
Francisco de Goya, “Casa de locos” (1812)
del médico psiquiatra para su cura. Se
consideraba que la mente alterada puede ser nuevamente conducida a la razón con
ayuda de la institución curativa. Se sometió al loco a una disciplina rigurosa, progresiva-
mente a la tutela médica y a la ley colectiva del asilo.

El asilo formó desde sus orígenes un dispositivo terapéutico en el cual su disposición


edilicia (las paredes, las salas) y su estructura organizativa (los enfermeros, los vigilantes
y el médico) fueron elementos que desempeñan papeles diferentes, pero cuya función
esencial era producir un efecto de conjunto.

El hospital, según Foucault, cura por su carácter de aparato panóptico20 que se ca-
racterizó por la visibilidad permanente sobre el loco. Se consideró que el loco debe ser
vigilado, y fundamentalmente que, el hecho de saber que siempre lo vigilan, tiene para
la locura un valor terapéutico en sí mismo. Es decir, la locura estaba controlada y conte-
nida por la continua observación; en esto residió el principio de la organización arqui-
tectónica de los asilos.

20
Foucault, M.: “Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión”, Ob. Cit.

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A principios del siglo XIX, en los asilos, aparecieron instrumentos denominados orto-
pédicos, cuya función era el enderezamiento y el adiestramiento del cuerpo: “… hubo
toda una serie maravillosa de instrumentos: la silla fija, es decir, fijada a la pared y a la
cual se ataba al enfermo; la silla móvil, que se movía al compás de la agitación del en-
fermo; las esposas; los manguitos; la camisa de fuerza; el traje con forma de guante, que
apretaba el cuello del individuo y lo ceñía a fin de que mantuviera las manos contra los
muslos; los féretros de mimbre en los cuales se encerraba a los individuos y los collares
de perro con puntas bajo el mentón…” 21

Estos aparatos corporales se caracterizaron por ser de acción continúa; por tener
efecto de autoanulación, es decir, cuando se retira el aparato el efecto está inscripto en
el cuerpo, por lo tanto después de una aplicación progresiva resultan inútiles; y por úl-
timo, debían ser aparatos homeostáticos: cuanto menos resistencia se les opone menos
se los siente; a la inversa cuanto más se les intenta escapar mayor es el sufrimiento. Por
ejemplo, la camisa de fuerza consistió en que cuanto más se resiste el loco más se es-
trangula.

¿y los Derechos Humanos…?


Las críticas al dispositivo disciplinar propio de la psiquiatría al funcionamiento y es-
tructura manicomial, se pueden sintetizar por medio de diversos aspectos: las implican-
cias éticas en relación a los derechos humanos, las consecuencias de la institucionaliza- 18
ción asilar, y ciertas limitaciones en los tratamientos.

Una primera reflexión refiere a la violación de los derechos humanos en el hospital


psiquiátrico. En el marco de la Declaración Universal de los Derechos Humanos22, en su
artículo 3° se establece que: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la
seguridad de su persona”; este derecho se encuentra vulnerado, por ejemplo, en las
internaciones sin plazos ni objetivos definidos. El artículo 5°: “Nadie será sometido a
torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”, está afectado por de-
terminadas prácticas del asilo como castigos corporales, maltrato psíquico, humillacio-
nes y amenazas, encierro en habitaciones aisladas en condiciones indeseables, asigna-
ción de tareas de limpieza y trabajo obligatorio.

A su vez, la Resolución 46/119-91 de las Naciones Unidas23, desarrolla principios para


la protección de los enfermos mentales y declara que “todo paciente de una institución
psiquiátrica debe tener en particular el derecho a merecer el respeto en cuanto a reco-
nocimiento en todas partes como persona ante la ley y resguardar su intimidad”. En la
vida asilar el enfermo mental pierde su intimidad y autonomía, ya que por ejemplo, su
vestimenta, alimentación, horarios, salidas o entradas, sexualidad dependen de otros.

21
Foucault, M.: “El poder psiquiátrico”, 1º ed., Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005.
22
“Declaración Universal de los Derechos Humanos”, O.N.U., 1948
23
“Principios para la protección de los enfermos mentales y el mejoramiento de la atención de la salud
mental”. Adoptados por la Asamblea General en su resolución 46/119, O.N.U., 1991.

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En el contexto del capitalismo naciente, que en su normativización de la vida, impuso


sus condiciones de normalidad y anormalidad, al loco no se le permitió el acceso al es-
tatuto de burgués, ya que se lo consideró incapacitado para establecer el contrato social
instituido: no trabaja, no produce, no respeta las normas, no comprende las sanciones.
Por esto se buscó sujetarlo con normas y modos distintos que al resto de los miembros
de la sociedad. A partir del análisis de Michel Foucault, se comprende al mecanismo de
la psiquiatría sobre la base del funcionamiento del poder disciplinario. Consistió en un
dispositivo de poder en el cual se anudan elementos tan heterogéneos como discursos,
modos de tratamiento, medidas administrativas, leyes, disposiciones reglamentarias,
ordenamientos arquitectónicos, etc.

¿Qué sucedía en la Argentina?


Tomando los desarrollos de Enrique Carpintero y Alejandro Vainer en “Las Huellas
de la Memoria”24, mencionan que la institucionalización del orden psiquiátrico, en nues-
tro país, se realiza recién entre 1880 y 1910. En ese tiempo se había afirmado un dispo-
sitivo psiquiátrico siguiendo el positivismo y a la psiquiatría francesa, el “alienismo”. El
auge económico, riqueza y potencialidades de la Argentina de la época, posibilitaron la
construcción de hospitales y asilos regionales en todo el país, y proponían con ello la
supuesta curación de enfermedad mental mediante el encierro de los pacientes, a los
cuales se les aplicaba una serie de tratamientos físicos y sociales de diversa índole. Con- 19
tinuaban ubicados como “enfermos indigentes, alienados e idiotas”.

Así, la conformación del espacio manicomial encarada por Lucio Meléndez, Director
del Hospital de Hombres, y basada en los valores del alienismo, requirió al psiquiatra
como figura de autoridad, mostrándose como modelo de buena conducta y cordura a
seguir ante el enfermo. En líneas generales el psiquiatra era considerado como padre,
juez y familia, produciendo la afirmación instrumental de su gobierno en el interior del
asilo.

La descripción de José Ingenieros (1919) respecto de las condiciones de los Hospita-


les era la siguiente: “En el Hospital de Hombres los alienados vivían en completa aglo-
meración, muchos de ellos sin otra cama que el desnudo y frío suelo, en calabozos húme-
dos, oscuros y pestíferos. Los cepos para sujetar y calmar a los furiosos, y los (cepos) que
contenían las mismas camas, eran de uso frecuente para calmar la agitación”25.

Nuevos tratamientos
A principios del siglo XX con el desarrollo de su teoría, Sigmund Freud comenzó a
diferenciarse de los postulados psiquiátricos de la época en relación al tratamiento, ya

24
Carpintero, E. y Vainer, A.: “Las Huellas de la Memoria” Tomo I y II. Topía, Buenos Aires, 2005.
25
Ingenieros, J.: “La locura en Argentina”, 1° ed., Cooperativa editorial limitada Buenos Aires, 1920.

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que consideraba que el conocimiento de las enfermedades mentales es accesible a tra-


vés de la palabra del paciente. Así, se dio lugar a la comprensión fenomenológica de lo
patológico, relacionando la vivencia y la historia del sujeto con el síntoma psíquico.

Además, Freud, si bien convivió con los tratamientos propios de la estructura asilar,
creó una terapéutica diferente. La escucha freudiana reconoció en el discurso del “loco”
su verdad y en la producción de ese discurso la posibilidad de una cura. Es decir, Freud
intentó ir más allá de la psiquiatría al preguntarse por el sentido del síntoma, entendido
como signo de la enfermedad y adquiriendo la forma de un enigma a descifrar.
En esos primeros momentos, el tratamiento psicoanalítico se caracterizó en líneas
generales, por la utilización del diván, el cual implica una posición espacial que impide
el contacto frente a frente entre paciente y analista. Esto favorece las siguientes reglas
del método: asociación libre del paciente y atención flotante del analista.

El desarrollo de la teoría y técnica psicoanalítica podría considerarse como un tiempo


de “des-psiquiatrización”, aunque no implicó una crítica y ruptura con la institución asi-
lar de la época, como lo demostrará posteriormente el movimiento de reformas antipsi-
quiatricas.

Con la aparición del psicoanálisis y el descubrimiento de los primeros psicofármacos,


se generaron en poco tiempo nuevos cambios paradigmáticos en los tratamientos psi-
quiátricos. Diversas cuestiones ideológicas y económicas crearon un clima de debate y
confrontación con respecto a los tratamientos, como por ejemplo: psicoterapia versus 20
psicofármacos; internación versus tratamiento ambulatorio.

Primeras críticas al orden psiquiátrico y el manicomio


Desde la medicina higienista surgida a principios del siglo XX, aparecieron las prime-
ras cri ́ticas a la institución manicomial. Sin embargo, el modelo de reclusión y privació n
de derechos de las personas con padecimientos mentales, persistieron.

Luego de la Segunda Guerra Mundial, el capitalismo que iba tomando fuerza, nece-
sitó reformular un nuevo lazo social debiendo asegurar el desarrollo económico. El Es-
tado Benefactor, establecía un nuevo pacto entre el capital y el trabajo, debiendo cum-
plir la función de brindar seguridad social y económica a los ciudadanos. Carpintero y
Vainer señalan que, en este momento, la mitad de las camas de internación en el mundo
eran psiquiátricas, por lo tanto, era necesario disminuir esos grandes costos. Ante la
falta de proyectos de construcción de hospitales y los límites de los tratamientos em-
pleados, los manicomios comienzan a ser reestructurados en diferentes países de Eu-
ropa y EE.UU., dando cuenta de nuevas experiencias institucionales como las Comuni-
dades Terapéuticas, los Hospitales de Día y el trabajo preventivo con la comunidad. Para
ello se utilizaban los instrumentos que proporcionaban el psicoanálisis, la psicología ins-
titucional y la psiquiatría social. Es aquí donde aparece el concepto de “campo de la
salud mental” como base de esta nueva corriente que pretende superar el manicomio
como forma de asistencia.

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Especialmente en la década de 1960, se sucedieron distintos movimientos y expe-


riencias que cuestionaban los dispositivos de encierro y los postulados teóricos que los
sosteni ́an. Lentamente, se integraron al dispositivo saberes y profesionales no pertene-
cientes a la ciencia médica: psicólogos, trabajadores sociales, terapistas ocupacionales,
entre otros. Este proceso produjo una reorganización que se manifestó en la gestación
de Poli ́ticas en Salud Mental.

Además, con el auge y reconocimiento de los Derechos Humanos y sociales como


consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, estas cuestiones ponían de manifiesto la
dificultad de la psiquiatría para dar respuesta a los nuevos problemas que se le presen-
taban. Asimismo, se instaló en la sociedad un cuestionamiento hacia dichos dispositivos
debido a la similitud consistente develada entre las relaciones de poder que se produ-
cían en los campos de exterminio nazis, con estas instituciones asilares.

De esta manera, a partir de la incorporación de Pactos y Tratados Internacionales


sobre Derechos Humanos, se agudizó la crítica al modelo de atención asilar. Los orga-
nismos internacionales han promovido desde 1948, luego de la Segunda Guerra Mun-
dial, la plena vigencia de dichos derechos, y en Argentina se incorporará al rango cons-
titucional a partir de la reforma de la Constitución Nacional en 1994.

Acciones del inicio del cambio de paradigma


El pasaje de la Psiquiatri ́a a la Salud Mental produce un cambio de paradigma en la 21
Argentina y a nivel mundial. A partir de la década del cincuenta, en distintos pai ́ses, In-
glaterra, EEUU, Italia, comenzó a producirse un movimiento de transformació n.

A nivel mundial:

• 1948: En U.S.A. se aprobó la Ley Nacional de Salud Mental


• 1951: En Inglaterra se creó el primer Instituto de Salud Mental
• 1953: Se nombró por primera vez la Salud Mental en la resolució n de la O.M.S.
• 1960: Influencia del psicoanálisis y la psiquiatri ́a dinámica
• 1963: Kennedy en un discurso habla de la necesidad de reformular la teori ́a, prácticas
terapéuticas y categori ́as diagnó sticas en relació n a los problemas de salud y enfermedad
mental. (Democratizació n de las viejas instituciones psiquiátricas).

Las experiencias pioneras en la transformación fueron las Comunidades Terapéuti-


cas en Inglaterra, la Política del Sector en Francia, la Psiquiatría Democrática en Italia,
llevada a cabo con el liderazgo de Franco Basaglia y que culminó con la Ley de Salud
Mental N° 180 en 1978, y que ha funcionado como un cierto modelo y ejemplo en rela-
ción a otros países y la Psiquiatría Comunitaria en Estados Unidos.

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Movimiento Antipsiquiátrico 26
Roudinesco y Plon los describen como un movimiento poli ́tico de impugnación del
saber psiquiátrico que se desarrolló entre 1955 y 1975 en la mayori ́a de los pai ́ses en los
que estaban implantados la psiquiatri ́a y el psicoanálisis. El término Antipsiquiatri ́a fue
inventado por David Cooper (Ciudad del Cabo, Sudáfrica, 1931 – Paris 1986). David
Cooper, Ronald Laing, Franco Basaglia fueron pensadores de izquierda que proponi ́an
una revolución del sistema psiquiátrico y dieron lugar a un movimiento heterogéneo
denominado Antipsiquiatri ́a. La idea que postulaban no se limitaba a reformar el mani-
comio y modificar las relaciones entre el personal y los pacientes, sino que se orientaba
a suprimir el asilo, lugar de segregación y confinamiento. Algunos postulados sosteni ́an
que era necesario terminar con la idea misma de enfermedad mental, se la consideraba
producto del sistema social imperante.

En Argentina:

Ya desde 1931, Gonzalo Bosch formuló críticas importantes sobre el funcionamiento


del Hospicio de las Mercedes y del Hospital Psiquiátrico de Rosario y adoptó medidas
para modernizar este último. Algunas de las críticas que elaboró se referían al hacina-
miento de los enfermos, la insuficiencia de la asistencia médica, de enfermeros y ayu-
dantes, la falta de higiene en general, centralización de la asistencia psiquiátrica, entre
otras. Por otro lado, creó nuevos dispositivos (influenciado por el movimiento de higiene
mental norteamericano) con el objetivo de proteger al paciente para impedir que cayera 22
en la re-internación, y también para el tratamiento preventivo de los problemas menta-
les que evitaría la internación de muchas personas. Por ejemplo, consultorios, dispen-
sarios, preventorios y patronatos psiquiátricos.

En 1943, se creó en la provincia de Santa Fe, una de las primeras colonias depen-
dientes del gobierno provincial, llamada Colonia Psiquiátrica de Oliveros. Esta fue ini-
ciada por el médico sanitarista Irigoyen Freyre para el tratamiento de los enfermos cró-
nicos y su rehabilitación mediante la laborterapia, con tratamiento familiar a cargo del
servicio social.

Con la mencionada idea del Estado Benefactor, prestador y planificador hegemónico


de los servicios de salud, en 1943 también se crea la Dirección Nacional de Salud Pública,
dependiente del Ministerio del Interior.

Hacia 1946 se avanza en el mismo sentido gestandose la Secretaría de Salud Pública,


designando al Dr. Ramón Carrillo como funcionario superior. Sería el primer Secretario
con rango de ministro. Carrillo profundizó en importantes cambios a nivel de la salud
pública, impulsó la asistencia médica como una obligación del Estado, reemplazó la pa-
labra “alienado” por la de “enfermos mentales”, y creó dentro de los Hospitales, servi-
cios específicos auxiliares dentro de los hospitales.

26
Vicchi, C.- Vassena, M., Ob. Cit

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• 1957: Creació n del Instituto Nacional de Salud Mental nominó oficialmente de otra forma
lo que hasta ese momento era dominio de la Psiquiatría.
• 1957/59: Inauguración de las carreras de Psicologi ́a en universidades nacionales
• 1960/62: Apertura de servicios de psicopatologi ́a en los hospitales generales
• 1967: Gestió n del Dr. Carlos Garci ́a Di ́az y puesta en marcha del Plan de Salud Mental
sobre la base del programa de M. Goldenberg que se veni ́a desarrollando 11 añ os antes
en el Servicio de Psiquiatri ́a del Policli ́nico Gregorio Aráoz Alfaro (Lanús).
• 1968: Fundació n del Centro de Salud Mental No 1.

Las comunidades terapéuticas en nuestro país se desarrollaron tardíamente en rela-


ción a los países europeos. Uno de los fundamentos básicos del Plan de Salud Mental de
1966, fue la creación de las comunidades terapéuticas en los hospitales psiquiátricos.
Las experiencias más representativas fueron las de Grimson en el Hospital Estevez de
Lomas de Zamora, donde se implementó una comunidad terapéutica definida como un
conjunto de técnicas integradas
que promovían la participación de
los pacientes. En las provincias,
como en Entre Ríos, Raúl Camino
creó una comunidad terapéutica,
trasladando pacientes del Hospital
Borda, del Hospital Moyano y de
otros psiquiátricos del interior del
23
país. Esta experiencia estaba ba-
sada en una apropiación del mo-
delo inglés y consistió en una socio-
terapia para la rehabilitación de los
pacientes. Asamblea. Comunidad terapéutica Raúl Camino (Entre Ríos)

Sin embargo, se observaron varias limitaciones y obstáculos para implementar estas


nuevas prácticas en los nuevos dispositivos terapéuticos. Las comunidades terapéuticas
actuaron sobre los márgenes del manicomio, es decir no realizaron una reforma pro-
funda, ni adoptaron una autonomía respecto del mismo. En última instancia, repitieron
las dificultades intrínsecas de los modelos de comunidad terapéutica del modelo inglés.

A fines de la década, el consejo Nacional de Salud Mental integrado por Mauricio


Goldemberg, impulsó el Proyecto de Reglamentación (1969) que tuvo en cuenta las re-
glamentaciones en Salud Mental, alineadas a las recomendaciones de la Organización
Mundial de la Salud. Bajo su asesoramiento, se crearon los servicios de Psicopatología
dentro de los Hospitales Generales y los centros periféricos comunitarios de Salud Men-
tal (modelo norteamericano). Se pretendió generar nuevas bases asistenciales, teóricas
e institucionales, para el tratamiento de las enfermedades mentales en el ámbito de lo
comunitario. 27

27
E. Carpintero y A. Vainer, Op. Cit,

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En acuerdo con el Comité de Expertos en Salud Mental (OMS) se impulsó una nueva
tendencia, la psiquiatria social, en oposición a los manicomios cerrados.

A partir de estos movimientos, se logró contar con un Servicio de Psicopatologi ́a y


Salud Mental en cada uno de los hospitales de la Municipalidad de la Ciudad de buenos
Aires. El siguiente objetivo fue ocuparse de la Prevenció n Primaria, se crearon los Cen-
tros de Salud mental, el Centro No 1 en Nuñ ez, dependiente del Hospital Pirovano y el
Centro No 2 en San Telmo, dependiente del Hospital Argerich.28

Todas estas acciones crearon un semillero de cuestionamientos que alteraron el do-


minio asilar, aunque la concepción manicomial mantenía su hegemonía tanto en las cá-
tedras de psiquiatría, como en las direcciones de los hospitales psiquiátricos y colonias.
En este sentido los que sostenían propuestas transformadoras permanecían en los már-
genes de las instituciones académicas y asistenciales. (Galende, 1989).

Dictadura del ´76 y el fin del Campo de la Salud Mental

La continuidad y el desarrollo de avances como estos se vieron afectados por las


dictaduras que tuvieron lugar en nuestro país. Sin embargo, instalaron antecedentes
significativos que dejarían su huella al regreso de la democracia.
24
Durante la dictadura iniciada en el 1976, fueron desmantelados sobre todo las mo-
dalidades terapéuticas que inclui ́an trabajo grupal, y cuestionaban los fundamentos del
modelo manicomial. Profesionales, trabajadores y estudiantes del área fueron persegui-
dos, detenidos, desaparecidos, asesinados, u obligados al exilio.

Carpintero y Vainer describen sobre este periodo: “El final de los progresos en el
campo de la Salud Mental había empezado antes del 24 de marzo de 1976. En este sen-
tido, la dictadura consolidó y amplió el desmantelamiento inciado en 1974. El proyecto
de incorporar a la Argentina en el capitalismo mundializado implicaba, en el campo de
la Salud mental, la represión de todos los planes reformistas y de sus principales actores.
Esto se logró mediante el secuestro de algunos de ellos, las amenazas que llevaron a
otros al exilio, o el cierre de Servicios de Salud Mental y la prohibición de diferentes prác-
ticas. El objetivo era someter a los Trabajadores de la Salud mental y obligarlos a re-
cluirse en el ámbito privado. El poder volvió a concentrarse en los grupos manicomiales
que apoyaron este nuevo orden.”

“Comenzaba ya camino hacia la hegemonía de una psiquiatría biológica sobre la psi-


quiatría social, de los psiquiatras sobre los Trabajadores de Salud Mental y del trabajo
individual psiquiátrico sobre el trabajo comunitario. Empezaba el fin del Campo de la
Salud Mental.”

28
Vicchi, C.- Vassena, M., Op. Cit

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El desmantelamiento y exterminio de estas experiencias durante la dictadura militar


implicó no sólo el aniquilamiento y desaparición de estos modelos, sino la construcción
y consolidación de nuevas instancias ligadas a la psiquiatría alienista, por un lado, y a la
psicología individualista más ortodoxa, por otro. Esta situación produjo que a partir de
1983, la salud mental fuera caracterizada por el nuevo gobierno constitucional como
una de las prioridades del sector salud (Ministerio de Salud, 1987).

La vuelta de la democracia 29
Con la vuelta de la democracia, Vicente Galli asumió como Director en la Dirección
Nacional de Salud Mental, entre 1984 y 1989. A pesar de su comprometida gestión im-
pulsado por las ideas de la reforma y planteando diferentes estrategias para transformar
los dispositivos manicomiales, su propuesta política no llegó a transformar de raíz los
grandes hospitales psiquiátricos. 30

Entre las acciones y estrategias implementadas, durante estos años se puso en mar-
cha un proyecto de organización nacional del área. Así fue como se crearon los denomi-
nados programas participativos nacionales, que instalaron la cuestión de la desinstitu-
cionalización.
25
La propuesta fue acompañada por grupos de profesionales que intentaban poner en
el primer plano del escenario político sanitario la discusión acerca de la ilegitimidad de
la institución manicomial. En ese momento se planteó la democratización de las relacio-
nes de poder institucional, a través de la generación de cambios sustantivos en los mo-
delos de abordaje.

Esta iniciativa posibilitó la creación de propuestas alternativas en los servicios, y una


fuerte tendencia a la disminución de las internaciones en los manicomios. En distintos
lugares se iniciaron experiencias puntuales de modificaciones en las prácticas cotidia-
nas, principalmente en salas de pacientes crónicos, intentando modelos más abiertos
en el seno de la institución (asambleas, trabajos grupales, talleres, etcétera) e imple-
mentando estrategias extramuros (trabajo con familias, articulación interinstitucional,
etcétera)

En varios documentos de la época se puede analizar que los avances que se lograron
en ese contexto están ligados en primer lugar, a la consolidación de un acuerdo político–
técnico que posibilitó la creación de direcciones y/o programas de salud mental en el
90% de las provincias, además de la construcción de un foro federal interpartidario, in-
terdisciplinario e intersectorial y la organización de una red de servicios asistenciales

29
El proceso de desinstitucionalización en salud mental. Aportes conceptuales para el análisis de las ex-
periencias en Argentina desarrolladas a partir de la apertura democrática (1983). Faraone, Silvia, Valero,
Ana, Bianchi, Eugenia, Mantilla, Jimena y Tamburrino, Cecilia.
30
Vainer, A.: “Memorias para el Futuro 20”, Publicado en Clepios, revista de residentes de Salud Mental,
Número 32, 2003.

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estatales. Asimismo, se avanzó en la capacitación de equipos de conducción de las di-


recciones y/o programas provinciales y en la capacitación de funcionarios del área Me-
tropolitana y provincia de Buenos Aires. También se desarrollaron seminarios para los
trabajadores (profesionales y no profesionales) tanto desde la Nación, como desde las
provincias y/o regiones. Un hecho importante en la capacitación lo constituyó la crea-
ción de la Residencia Nacional Interdisciplinaria en Salud Mental, dirigida a médicos,
psicólogos, trabajadores sociales, terapistas ocupacionales y enfermeros con inserción
en los centros de salud y en los hospitales generales.

Según un documento del Ministerio de Salud de la Nación (1987) dos fueron los re-
sultados que permiten evaluar el impacto que tuvieron las acciones políticas que se aca-
ban de enunciar. Uno es la generación de prácticas preventivas y de atención no con-
vencionales, con la creación de 160 programas comunitarios a nivel nacional; el otro, la
disminución de personas internadas en los grandes hospitales psiquiátricos, cuyo nú-
mero se redujo en tres años de 25.000 a 20.000.

Durante su gestión, Vicente Galli desarrolló una intensa actividad con las provincias,
por lo cual hacia el final de su Dirección casi todas las provincias del país organizaron
una conducción de Salud Mental diferenciada, siendo reconocida como una problemá-
tica importante para las políticas locales. A partir de ello, muchas provincias crearon en
sus propios hospitales programas y sistemas alternativos a los imperantes. Entre esos
cambios, algunas provincias iniciaron importantes cambios legislativos, como Río Negro,
Santa Fe y Entre Ríos. 26

Específicamente en Río Negro, comenzó un proceso de cambio dentro de los linea-


mientos para el trabajo en Salud Mental. Esto implicó implementar modificaciones del
manicomio tratando de humanizarlo y de mejorar la situación de abandono en que se
encontraban los pacientes. Río Negro fue elegido por los planificadores en Salud Mental
como la nueva zona de demostración que cumpliría un papel parecido y sucesor al que
cumplió en la década del ´60 la experiencia Goldenberg.

Se dio paso a la externación de los pacientes, a pensar en salud mental comunitaria


y finalmente a legalizar este proceso en la Ley 2440 de Promoción Sanitaria y Social de
Personas que padecen Sufrimiento Mental, aprobada el 11 de septiembre de 1991. Esto
generó la emergencia del concepto de desmanicomialización en los debates de la dé-
cada del 90.

Desmanicomialización
La “desmanicomialización” refiere a un cambio en la concepción de la enfermedad y
salud mental, y del tipo de tratamiento que se implementa. No consiste en cerrar el
edificio del hospital psiquiátrico y obligar a los pacientes a que sobrevivan por sus pro-
pios medios en la sociedad. Es un proceso más amplio que involucra la transformación
de la ideología asilar que encierra y custodia al enfermo mental; de la conciencia y el
comportamiento social que la sostiene; y de las políticas públicas en Salud Mental que

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la regulan. Implica la articulación de recursos para una red de atención conformada por
hospitales de día, comunidades terapéuticas, casas de medio camino, consultorios ex-
ternos, salas de internación en hospitales generales de agudos, atención domiciliaria,
talleres protegidos, laborterapia, emprendimientos sociales, entre otros. Esto supone
rehabilitar y resocializar a los pacientes aquejados de enfermedades mentales, recupe-
rando así vínculos sociales (familiares, laborales y amistades).

Los abordajes terapéuticos alternativos a la hospitalización crónica se fundamentan


en esta conceptualización e intentan desplegar nuevos caminos para la atención de per-
sonas con sufrimiento mental. De esta manera, se pretende evitar los efectos de la hos-
pitalización crónica: aislamiento y encierro, pérdida del marco social habitual (especial-
mente de la familia y de la vida laboral), pérdida de la intimidad y autonomía, pérdida
del control de sus actividades cotidianas y de sus decisiones habituales, sometimiento a
una dependencia forzosa, desarrollo de una actitud y comportamiento pasivo, desper-
sonalización y estigmatización social. Por lo tanto, se apunta a la reinserción social, fa-
miliar y laboral del paciente, recreando los vínculos entre institución y comunidad.

Otra característica fundamental de este tipo de abordajes es el trabajo interdiscipli-


nario, ya que la salud mental requiere de un trabajo en equipo a partir de la concurrencia
de distintas especialidades y campos teóricos.

El confinamiento, aislamiento y maltrato hacia un sujeto en un manicomio atenta


no solo a su salud, sino que también atenta contra los derechos humanos. No es cues- 27
tión de erradicar las internaciones en caso de que sean necesarias, sino de que las estas
no se realicen en dispositivos que llevan esta impronta, donde el sujeto es objetivada,
privadas sus derechos, tales como el derecho a la sexualidad, a la privacidad, a la infor-
mación, a la dignidad.

Neoliberalismo y la Ley 448 de Salud Mental


En 1994, la Reforma de la Constitución Nacional y la Declaración de Caracas en el
año 1990, como normativa internacional, tuvieron como resultado la Ley N° 448/ 2000
de Salud Mental de la Ciudad de Buenos Aires, que se dictó luego de un fuerte debate y
con la participación de los actores sociales, aún de aquellos que se oponían a la misma,
como los gremios de trabajadores de los grandes hospitales y de las organizaciones mé-
dicas. La Ley propone: “la desinstitucionalización progresiva creando redes de servicios
y de protección social”.

El artículo N° 19 de la Ley, plantea una lógica diferente de atención que concibe a la


resocialización y reinserción como un algo fundamental en atención de los pacientes
con padecimientos psíquicos, elemento fundamental necesario para comenzar con el
proceso de desmanicomialización.

Asimismo, el artíulo 20 declara: “La internació n de personas con padecimientos men-


tales, en establecimientos destinados a tal efecto, se debe ajustar a principios éticos,

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sociales, cienti ́ficos y legales, asi ́ como a criterios contemplados en la presente Ley y en
la Ley No 153. Para ello se debe establecer la coordinación entre las autoridades sanita-
rias, judiciales y administrativas. Só lo puede recurrirse a la internació n de un paciente,
cuando el tratamiento no pueda efectuarse en forma ambulatoria o domiciliaria, y pre-
vio dictamen de los profesionales del equipo de salud mental u orden de autoridad ju-
dicial para los casos previstos.”

Sin embargo, nuevamente emergen aquí problemas y desencuentros entre la legali-


dad y la legitimidad. La reglamentación y su aplicación de esta ley encontró resistencias
desde distintos sectores de la sociedad, sobre todo sectores corporativos, postergacio-
nes, inacción desde el gobierno para llevar adelante planes y programas alineados con
la ley en materia de Salud Mental, falta de recurso humano, y hasta los propios prejui-
cios de la sociedad sobre los padecimientos psíquicos.

Con el cambio de gestión gubernamental en 1989, y la consolidación de políticas


neoliberales comienza a desarticularse el proceso de transformación que se venía sos-
teniendo en el área de la salud mental. La Dirección Nacional tuvo una política clara de
desmantelamiento y los programas pasaron a ser responsabilidad de cada provincia y/o
de cada grupo de intervención. La reforma sanitaria de la década de los ´90 marcó el
pasaje del gobierno de los hospitales psiquiátricos y las colonias a las provincias y a la
municipalidad de Buenos Aires (1991), una de las últimas acciones descentralizadoras
del estado nacional en el ámbito de la salud. Esto dio lugar a disparidades muy fuertes,
con proyectos de atención no manicomiales desmembrados, aislados y muy diferentes 28
según las jurisdicciones.

Sin embargo, la construcción de la red nacional de servicios de salud mental y la or-


ganización alcanzada durante el período anterior posibilitaron la continuidad de las ar-
ticulaciones interjurisdiccionales durante un tiempo. A partir de una Conferencia Nacio-
nal de Salud Mental, realizada en Río Negro en octubre de 1994, la cual tuvo como lema
“Del hospital psiquiátrico a la atención comunitaria”, se instalaron debates profundos y
acuerdos elaborados que implicaron un compromiso con la construcción de experien-
cias de superación del manicomio, a través de una perspectiva para el cambio basada
en lineamientos políticos de descentralización–democratización a través de trabajo pre-
ventivo, trabajo comunitario, trabajo interdisciplinario y trabajo intersectorial. También
se planteó la necesidad de elaboración en cada una de las jurisdicciones participantes,
proyectos laborales para usuarios, familiares y referentes comunitarios, tales como
cooperativas y empresas sociales.

En este marco se continúa con el desarrollo de experiencias –algunas muy incipien-


tes, otras con mayor grado de consolidación– que cuestionan el manicomio como ám-
bito de asistencia al padecimiento mental, y construyen estrategias de abordajes alter-
nativas y superadoras de esta instancia.

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Durante los últimos años se reinstaló un importante proceso de discusiones, disputas


y debates en torno a las prácticas en salud mental. Así los proyectos y programas desins-
titucionalizadores que estaban desarrollándose comienzan a surgir con mayor grado de
organización y con el apoyo de algunas de las instancias de gestión política.

La Salud Mental en nuestro país, en el regreso a la democracia (1983), implicó el


establecimiento de espacios de transformación institucional junto a la elaboración de
políticas y prácticas desinstitucionalizadoras. Los ´90 significaron un punto de inflexión
a partir de la mercantilización de la salud y la modificación en los mecanismos de control
social. En la tendencia actual conviven prácticas innovadoras, prácticas deshospitaliza-
doras y prácticas asilares.

Si bien este proceso de mercantilización de la salud ha tenido repercusiones en las


experiencias desinstitucionalizadoras y en sus formas actuales de desarrollo, hubo tam-
bién amplios grupos de resistencia en el campo de la salud mental que silenciosamente
continuaron sus abordajes desinstitucionalizadores generando y/o sosteniendo prácti-
cas alternativas al manicomio y conformando grupos de resistencia a la política de ajuste
característica de los 90`.

Para ese entonces, aún no se había logrado una consolidación de un actor social que
introdujera en la agenda del Estado el problema de la salud mental. Esto se pudo obser-
var en dos direcciones:
29
La primera, definida por la ausencia de políticas alternativas al manicomio desde los
diferentes ámbitos gubernamentales, particularmente el ámbito nacional y el de las pro-
vincias. No se observan lineamientos claros desde la Unidad Coordinadora Ministerial
acerca de procesos desinstitucionalizadores. En relación a las políticas de los ministerios
provinciales, hay jurisdicciones, entre las que se destacan Santa Fe, San Luis y Río Negro,
que tienen políticas alternativas y sustitutivas al manicomio, pero aún en el resto de las
jurisdicciones las políticas salud mental conservan procesos centrados en una concep-
ción alienista.

Por otra parte, se observa en las experiencias desarrolladas el esfuerzo de grupos de


trabajadores comprometidos con procesos de cambio, pero con un gran reclamo por la
construcción de políticas públicas que implementen y sostengan estas modalidades de
trabajo. Si bien esta fue una potencia, aún no había constitución de un actor o movi-
miento unificado que trasforme esa potencia en acción común y que involucre al con-
junto de sujetos.

El surgimiento de varias leyes provincias de salud mental con un claro componente


de transformación de las prácticas manicomiales y el debate sobre proyectos para la
conformación de una Ley nacional de Salud Mental -que permitiría establecer un marco
común para las diversas experiencias existentes-, han reubicado en el centro de la es-
cena la discusión sobre la transformación del sistema de atención de la salud mental,
conforme a los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (2001, 2004) .

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Sin embargo, y como aconteció en décadas anteriores, estos intentos transformado-


res progresistas colisionan y se enfrentan con prácticas, procesos e intereses sectoriales
que continúan reivindicando la centralidad y jerarquía del hospital psiquiátrico en el sis-
tema de atención de la salud mental.

A modo de síntesis, los aportes teóricos metodológicos de la experiencia italiana


enunciados por diferentes grupos que fueron desarrollando prácticas alternativas en la
Argentina, los podemos sintetizar como:

a) Reformulación de la concepción del proceso salud–enfermedad–atención en lo mental


ligado al cuestionamiento de las prácticas psiquiátricas alienistas y del manicomio como
espacio de consolidación de esa práctica.
b) Incorporación de variables sociales –en contraposición con el reduccionismo biológico–
en la construcción de la problemática salud–enfermedad mental y en su redefinición de
los procesos de atención.
c) Incorporación de variables estructurales en la construcción de procesos de atención,
como así también en la concepción misma de los procesos diagnósticos y pronósticos /
Teoría de la desviación y del etiquetamiento.
d) Revisión de las relaciones de poder intrainstitucional / Relación médico – paciente.
e) Reubicación de las prácticas profesionales / Relación ciencia – política.
f) Cuestionamiento del rol del psiquiatra institucional / Relación saber – poder.
g) Denuncia de las formas custodiales diferenciadas por clase social (los manicomios están 30
poblados de pobres, marginales y sujetos de sectores discriminados).

Ley de Salud Mental y Derechos Humanos


IX. Ley Nacional de Salud Mental 2010: Un cambio de para-
digma

La ley 26.657 conocida como Ley Nacional de Salud Mental, fue sancionada en no-
viembre de 2010 y promulgada en diciembre de 2010. Es actualmente la norma vigente
a nivel nacional en Argentina.

Vicente Galli, en el Foro de Salud de Carta Abierta31, sintetiza los cambios fundamen-
tales que contiene esta nueva Ley, la cual provino tanto desde el poder legislativo y de
organismos de justicia, como a partir de la participación de grupos defensores de Dere-
chos Humanos, de grupos de usuarios, familiares y de asociaciones profesionales vincu-
ladas a trabajadores del campo de la Salud Mental. Asimismo, destaca que la ley se gestó

31
Galli, Vicente: “Desafíos de la Ley Nacional de Salud Mental”, debate del Foro de Políticas Públicas de
Salud del Espacio Carta Abierta, Buenos Aires, 2013.

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trabajando en conjunto con todas las provincias en un largo proceso de debate y reunio-
nes múltiples, teniendo como resultado la construcción de una ley en forma compartida.

De esta manera, al ser Nacional, por ley quedan delimitadas, fundamentadas, soste-
nidas y delineadas las políticas nacionales de salud mental de aplicación inmediata, que
ya no son una propuesta política, sino que tiene el peso normativo de la ley. Uno de los
desafíos más importantes será entonces, trabajar en la puesta en funcionamiento de la
ley para que se haga vigente en la práctica y cobre carácter de legítima.

Otra de las cuestiones fundamentales del contenido de la Ley, que inscriben a nivel
normativo un cambio de paradigma, lo constituye el reconocimiento a la salud mental
como un proceso determinado por componentes históricos, socioeconómicos, judiciales,
biológicos y sociológicos; cuya preservación y mejoramiento implican una dinámica de
construcción social vinculada a los Derechos Humanos y sociales de una persona. Esto
quiere decir que la salud mental se considera como un proceso complejo, y que ya no
se habla de enfermedades mentales, sino de padecimientos y sufrimientos, soste-
niendo la complejidad del ser humano, donde la existencia de síntomas, por ejemplo,
no significa pérdida de salud mental. “Los valores de la salud mental están en la cons-
trucción solidaria, responsabilizándose de lo que pasa con uno mismo y con los demás”,
expresa Galli.

Cuando hablamos de desistitucionalización en salud mental, se habla de de-construir 31


todas aquellas instituciones montadas en relación con concepciones como la noción de
enfermedad mental, desde el cual se promueve la tutela jurídica, el castigo, el destierro,
el aislamiento, a pérdida de derechos, el trato de personas con padecimientos como
seres no humanos. “… la ley de salud mental plantea que todas las personas son ciuda-
danos con derechos básicos, humanos, civiles y sociales; que cada uno tiene su historia,
que no pueden ser clasificadas con el diagnóstico de una tabla, sino que tiene que tener
en su descripción lo que padece y por qué padece, una descripción amplia de sus vidas y
de su existencia. De la misma manera con los “drogadictos”. Con la ley dejan de ser per-
sonas clasificadas por su adicción, y tienen que ser personas entendidas como ciudada-
nos de derecho pleno que, además de todas las variables que tienen en sus vidas, toman
drogas.”

Artículos y definiciones fundamentales de la nueva ley 32:


El Decreto 603/13, reglamenta parcialmente esta Ley en su Anexo I y en su Anexo II
crea la “Comisión Nacional Interministerial en Políticas de Salud Mental y Adicciones”
en el ámbito de la Jefatura de gabinete de Ministros. Las partes más significativas de
esta norma con las ampliaciones y aclaraciones pertinentes del Decreto reglamentario:

1. El Capítulo I se titula “Derechos y garantías”, en esta sección lo importante a mencionar


es el Objeto de la norma que alude a: 1) asegurar el derecho a la protección de la salud

32
Velazquez, Pilar: Síntesis de la Ley Nacional de Salud Mental 26657

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mental de todas las personas y 2) el pleno goce de los derechos humanos de aquellas
personas con padecimiento mental que se encuentran en el territorio nacional (art. 1º).
En la reglamentación se precisa “entendiéndose por Padecimiento mental a todo tipo
de sufrimiento psíquico de las personas y/o grupos humanos, vinculables a distintos ti-
pos de crisis previsibles o imprevistas, así como a situaciones más prolongadas de pade-
cimientos, incluyendo trastornos y/o enfermedades, como proceso complejo determi-
nado por múltiples componentes, de conformidad a lo establecido por el art. 3 de la
Ley”.

2. En el Capítulo II que se titula “Definición”, cabe mencionar que el art. 3º expresa un


concepto de salud mental “como un proceso determinado por componentes históricos,
socio-económico, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejora-
miento implica una dinámica de construcción social vinculada con la concreción de los
derechos humanos y sociales de toda persona”.

Asimismo, se sienta el principio de “presunción de capacidad” de todas las personas


y se menciona aspectos en los cuales no puede basarse un diagnóstico, tales como status
político, socioeconómico; demandas familiares; elección de identidad sexual; existencia
de antecedentes de tratamiento u hospitalización.

3. El artº 4 incluye las adicciones como parte integrante de las políticas de salud mental
y la reglamentación aporta que el eje debe estar puesto en la persona en su singularidad.
Se entiende por “servicios de salud” en un sentido no restrictivo, a toda propuesta o
alternativa de abordaje tendiente a la promoción de la salud mental, prevención del 32
padecimiento, intervención temprana, tratamiento, rehabilitación, y/o inclusión social,
reducción de daños evitables o cualquier otro objetivo de apoyo o acompañamiento que
se desarrolle en los ámbitos públicos o privados.

4. El artº 5, establece que la existencia de un diagnóstico en salud mental no autoriza a


presumir riesgo de daño o incapacidad, esto solo puede deducirse a partir de una eva-
luación interdisciplinaria de cada situación particular en un momento determinado.

5. En el Capítulo III, establece que el ámbito de aplicación comprende a los servicios y


efectores de salud públicos y privados, cualquiera sea su forma jurídica los que deben
adaptarse a los principios de la Ley. La reglamentación agrega que la autoridad de apli-
cación deberá asegurar junto a las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
que las obras sociales y todos aquellos agentes que brinden servicios de salud adecuen
su cobertura a las previsiones de esta Ley.

6. En el Capítulo IV, se menciona los Derechos de las personas con padecimiento mental,
a lo que la reglamentación agrega que son “meramente enunciativos”:

a) Derecho a recibir atención sanitaria y social integral y humanizada, a partir del ac-
ceso gratuito.
b) Derecho a conocer y preservar su identidad, sus grupos de pertenencia, su genealo-
gía y su historia.

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c) Derecho a recibir una atención basada en fundamentos científicos ajustados a prin-


cipios éticos – El Decreto 603/13 agrega que la autoridad de aplicación deberá de-
terminar cuáles son las prácticas que se encuentran basadas en fundamentos cien-
tíficos basados en principios éticos. Todas aquellas que no se encuentren previstas
estarán prohibidas.
d) Derecho a recibir un tratamiento y a ser tratado con la alternativa terapéutica más
conveniente, que menos restrinja sus derechos y libertades, promoviendo la inte-
gración familiar, Laboral y comunitaria.
e) Derecho a ser acompañado antes, durante y luego del tratamiento por sus familiares,
otros afectos o a quien la persona designe.
f) Derecho a recibir o rechazar asistencia o auxilio espiritual o religioso.
g) Derecho del asistido, su abogado, un familiar o allegado que éste designe, a acceder
a sus antecedentes familiares, fichas e historias clínicas.
h) Derecho a que en el caso de internación involuntaria y voluntaria prolongada, las
condiciones de la misma sean supervisadas periódicamente por el órgano de revi-
sión.
i) Derecho a no ser identificado ni discriminado por un padecimiento mental actual o
pasado - la reglamentación determina que el INADI y la AFSCA, desarrollen políticas
y acciones para promover la inclusión de las personas con padecimiento mental y
prevención de discriminación.
j) Derecho a ser informado de manera adecuada y comprensible de los Derechos que
lo asisten, y de todo lo inherente a su salud y tratamiento, según las normas del
consentimiento informado, incluyendo las alternativas para su atención, que en el
caso de no ser comprendidas por el paciente se comunicarán a los familiares, tutores 33
y representantes legales.
k) Derecho a poder tomar decisiones relacionadas con su atención y su tratamiento
dentro de sus posibilidades.
l) Derecho a recibir un tratamiento personalizado, en un ambiente apto con resguardo
de su intimidad, siendo reconocido siempre como sujeto de derecho, con el pleno
respeto de su vida privada y libertad de comunicación.
m) Derecho a no ser objeto de investigaciones clínicas ni tratamientos experimentales
sin un consentimiento fehaciente.
n) Derecho a que el padecimiento mental no sea considerado como un estado inmodi-
ficable.
o) Derecho a no ser sometido a trabajos forzados.
p) Derecho a recibir una justa compensación por su tarea en caso de participar de ac-
tividades encuadradas como laborterapia o trabajos comunitarios, que impliquen
producción de objetos, obras o servicios que luego sean comercializados. Por justa
compensación se entiende la contraprestación que recibirá el paciente por su fuerza
de trabajo en el desarrollo de la actividad de que se trata y que implique la produc-
ción de objetos, obras o servicios que luego sean comercializados.

7. En el Capítulo V denominado “Modalidad de abordaje”, surge que debe promoverse


que la atención en salud mental esté a cargo de un equipo interdisciplinario integrado
por profesionales, técnicos y otros trabajadores capacitados con la debida acreditación
de autoridad competente. Se incluyen las áreas de psicología, psiquiatría, trabajo social,

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enfermería, terapia ocupacional y otras disciplinas o campos pertinentes (art. 8). La re-
glamentación aclara que las disciplinas mencionadas no son taxativas.

8. En el Capítulo VI, “del Equipo interdisciplinario” menciona que los profesionales con
título de grado están en igualdad de condiciones para ocupar cargos de conducción y
gestión de los servicios y las instituciones. Debiendo valorarse la idoneidad y su capaci-
dad para integrar los diferentes saberes del campo de la salud Mental.

9. En el capítulo VII, se contempla en forma extensa el tema de las Internaciones fijándose


cuestiones de procedimiento. Se sienta el principio de considerar a la internación como
un “recurso terapéutico de carácter restrictivo y solo puede llevarse a cabo cuando
aporte mayores beneficios que otras alternativas de intervención. Debe promoverse el
mantenimiento de vínculos, contactos y comunicación con familiares y allegados. La in-
ternación debe ser lo más breve posible. Toda persona internada voluntariamente
puede en cualquier momento decidir abandonar esta situación. La internación involun-
taria es un recurso terapéutico excepcional. Toda persona internada involuntariamente
tiene derecho a designar un abogado.

10. Según el art. 27 queda prohibida la creación de nuevos manicomios, neurospiquiátricos


o instituciones de internación monovalentes, públicos o privados. “…Queda prohibida
por la presente ley la creación de nuevos manicomios, neuropsiquiátricos o instituciones
de internación monovalentes, públicos o privados. En el caso de los ya existentes se
deben adaptar a los objetivos y principios expuestos, hasta su sustitución definitiva
por los dispositivos alternativos...” 34

11. La Ley establece una Autoridad de aplicación, es el Ministerio de Salud de la Nación a


partir del área específica que cree a tal efecto. Debe confeccionar un Plan Nacional de
Salud Mental, realizar un Censo y a través de la superintendencia de Servicios de salud
lograr que las Obras sociales de adecuen a la presente Ley. Actualmente tal área es la
Dirección nacional de Salud Mental y Adicciones a cargo de Matilde Massa

12. Se crea un Órgano de revisión en el ámbito del Ministerio de Defensa de la Nación cuyo
objeto es Proteger los derechos humanos de los usuarios de los servicios de salud men-
tal.

Plan Nacional de Salud Mental


Mediante la publicación de la Resolución 2177/2013 aprobó oficialmente el Plan Na-
cional de Salud Mental 2013-2018, por medio del cual se proponen una serie de acciones
y metas de trabajo para asegurar el derecho a la protección de la salud mental de la
población y el pleno goce de los Derechos Humanos de las personas con padecimientos,
según lo establecido por la Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 y su Decreto regla-
mentario Nº 603/2013.

"Después de la sanción de la Ley de Salud Mental y de su decreto reglamentario, este


plan es el tercer y trascendental paso que nos permitirá afianzar el cambio cultural y de

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paradigma que nos hemos propuesto para la Argentina de los próximos años: avanzar
en una salud mental con eje territorial y respetar al hombre como sujeto de derecho",
afirmó al respecto la ex directora nacional de Salud Mental y Adicciones de la cartera
sanitaria nacional, Matilde Massa.

El Plan Nacional de Salud Mental contiene los lineamientos claves del nuevo para-
digma basado en los Derechos Humanos y en el modelo de abordaje comunitario: del
encierro a la integración social; del saber hegemónico al abordaje plural; y del menos-
precio a la ciudadanía.

Según lo dispuesto en el artículo 2° de la Resolución, la Dirección Nacional de Salud


Mental y Adicciones, dependiente de la Secretaría de Determinantes de la Salud y Rela-
ciones Sanitarias de dicho organismo, será la encargada de ejecutar, instrumentar y con-
ducir esta estrategia.

X. Salud Mental: Algunas definiciones y perspectivas paradig-


máticas y lógicas. Ley 26657/2010 33

1. Sobre la salud en general y salud mental en particular

a) La salud en general con sus diversas problemáticas ya no puede definirse sólo como 35
el resto que queda cuando no hay enfermedad (OMS. Post 2da guerra mundial: “Sa-
lud no es sólo la ausencia de enfermedad, es el completo bienestar físico, mental y
social”).

Salud es balance dinámico con los otros, el ambiente, las historias y las posibilidades
de futuro; que se desarrollan en la totalidad del escenario social; con sus múltiples in-
tereses, conflictos y movilidades. Que facilitan la existencia de salud o incrementan las
posibilidades de perderla, en sus componentes físicos, mentales y sociales.

b) Caracterizar Salud Mental como cualidad de vida mental, remite a una compleja in-
tegración en constante movimiento, que reproduce y transforma sus condiciones de
existencia; buscando mantener el equilibrio inestable entre sus componentes con-
flictivos: consigo mismo, con las otras personas y con las condiciones micro y macro
contextuales.

Es así que la Salud Mental no es carecer de síntomas clasificables; ni es sinónimo de


quietud y estabilidad. Es la posibilidad de habitar crisis como algo inherente a lo hu-
mano. Implica la existencia de conflictos desajustes o problemas individuales, grupales
o sociales, con aptitud para reconocerlos y participar en la búsqueda de soluciones.
Donde es posible aceptar sufrimientos como parte de la vida y poder utilizarlos como

33
Galli, Vicente: Conferencia dictada en Septiembre de 2016

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palanca de transformación, si están dadas o se logran las mínimas posibilidades de pro-


yectos de futuros distintos. También, es poder aceptar el placer y la belleza, aún cuando
aparezcan por donde no se los buscaba.

c) Tomando Salud Mental ahora en su aceptación de red de servicios – tanto públicos,


como de obras sociales y privados – que tiene que ver con su cuidado y atención. Se
observa que mayoritariamente se encuentran en serios problemas de funciona-
miento y con falencias para cumplir todas las necesidades poblacionales, lo que coin-
cide con las crisis éticas e identificatorias en los profesionales de las distintas disci-
plinas que se incluyen en el campo s de la Salud Mental, muchos de los cuales pare-
cen de profundo displacer y stress en sus tareas.

2. Sobre el enfoque y la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657

El campo de la Salud Mental, en Latinoamérica y en el mundo occidental comenzó


sus desarrollos pioneros hacia la mitad del siglo XX- En muchos países con bastante par-
ticipación de psicoanalistas, en conjunto con otras disciplinas y movimientos sociales.

En las últimas décadas, con el incremento mundial y nacional de las luchas por los
derechos es que se comienza a visibilizar las problemáticas del sufrimiento mental y sus
maneras culturales de trato estigmatizador y excluyente como un problema que nece-
sariamente debe ser visibilizado como violación a derechos humanos fundamentales.
Con lo que se fueron produciendo marcos legales en consonancia con numerosos Prin- 36
cipios, Acuerdos, Declaraciones internacionales y recomendaciones de organismos in-
ternacionales.

A su vez, éstas últimas (técnicas e instituciones) por un lado tienen a conservarse


como tales porque encuentran después un manicomio en el cual descargar sus propios
fracasos, y por el otro, no tienen la obligación de confrontarse sobre el otro flanco con
el abandono (de personas “resistentes al tratamiento”, o sin curación).

Allí donde los servicios fueron constituidos en gran parte como alternativos al mani-
comio y con varios profesionales, se observa que si estos servicios no vienen organizados
sobre la base de una radical refundación de los valores de los procedimientos, del pen-
samiento y de las acciones, por fuera de los reduccionismos biologicistas, psicologistas
o sociologistas del problema, también ahí el fracaso es profecía que se autocumple. Así
el manicomio sigue siendo una necesidad.

3. Sobre paradigma y lógicas

Cambio de paradigmas. Son los que vienen siendo motivos de luchas por la identidad
y disputas de poder dentro del campo de la Salud mental.

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Como manera sintética de caracterizarlos, puede servir un planteo escueto de dos


tipos de lógicas que se encuentran en extremos opuestos: las lógicas arcaico-manico-
miales y las lógicas interdisciplinarias de la Salud Mental, que buscan encarar la com-
plejidad de las existencias humanas. En estas lógicas son muy visibles los aportes psi-
coanalíticos.

Entre ambos extremos, una amplia cantidad de matices, dispositivos e imaginarios


sociales.

MANICOMIALES SALUD MENTAL y Ley homónima

Objeto: La enfermedad mental, que surge Objeto: Las personas en sus contextos. Con
como definición en conjunto con los mani- particular cuidado a los que presentan pa-
comios y la aparición de la Psiquiatría (si- decimientos mentales, con sufrimientos en
glos XVIII y XIX) relación consigo mismos y con el entorno.
Por lo tanto, los procesos de atención im-
Enfermedad: por equivalencia con las en- plican integrar persona, entorno e historia
fermedades físicas. en las maneras de abordaje, con miradas y
dispositivos múltiples y respetuosos de los
Manicomios: Como lugar de descarga y derechos individuales. Uilizando procesos
ocultamiento de sufrimientos, miserias y diagnósticos complejos, que no pueden
disturbios. Lugar de lo residual. Se llaman quedar limitados a una ubicación clasifica- 37
enfermos mentales a los que son interna- toria.
dos en ellos, o a los que así se los nomina
para internarlos. A partir de clasificaciones
de síntomas.

Enfermedad Mental: El supuesto ideoló- Personas con sufrimientos vinculados a su


gico e institucionalizante de la psiquiatría historia y a sus contextos de hominización y
manicomial, es haber separado un objeto de existencia. Por lo que la observación no
ficticio, la enfermedad de la existencia glo- es positivista natural del tipo problema-so-
bal de las personas y del tejido histórico- lución, sino que se abre hacia cantidad de
social. Lo que se convirtió en observación complejidades que deben ser encaradas en
“natural” por el orden médico, y desde allí los procesos de atención. Que necesitan
se construyeron los dispositivos, los apara- desinstitucionalizar lo existente mientras se
tos ideológicos, científicos, legislativos y construyen y extienden los dispositivos
administrativos…todos referidos a la en- complejos e interdisciplinarios que la Ley
fermedad mental. Son justamente todas recoge de las tradiciones de las llamadas
las instituciones culturales centradas en “buenas prácticas” en salud mental, que se
esa concepción. deben reinventar permanentemente.

Ejemplo de esto último. La “caza” de los ni- Desinstitucionalización que posibilita con-
ños supuestamente portadores de trastor- juntamente la deconstrucción de los imagi-
nos de motilidad y atención; o con TGD, narios compartidos a partir de la institucio-
nalización tradicional.

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para clasificarlos, estigmatizarlos y medi-


carlos. Sin ninguna observación del en-
torno escolar, de la familia y de otros con-
textos.

Síntomas: Como lo que hay que hacer des- Síntomas: Como pedidos de ayuda. A los
aparecer o encerrar. Origen de las clasifica- que hay que interrogar y estimular a des-
ciones esquemáticas, entomológicas y des- plegar para que se puedan ubicar los com-
contextualizadas. (Kraepelinianas y neo- plejos caminos causales y de búsquedas de
kraepelinianas) que son la base de la hi- alivios, y fundamentalmente de soluciones
per-utilización de psicofármacos. estables. De allí derivan los diagnósticos
complejos e interdisciplinarios, que deben
mantenerse en constante actualización.
Tanto como los procesos de atención.

Tipo de relación predominante: Asimétrica, Tipo de relación imprescindible: Interper-


de dominio sobre el portador de los sínto- sonal e intergrupal, asumiendo las respon-
mas, anomizante, tutelar, desafectivizada. sabilidades con respeto por las diferencias
Muchas veces crueles y violentas. y las idiosincrasias, con compromiso afec-
tivo con las personas y la tarea.

Monovalentes y sistemas de servicios: Or- SM comunitaria, colectiva y territorial


ganizados con lógica hospitalocéntrica,
38
que es un modelo centrado en la ubicación Se organiza con un modelo centrado en las
de servicios. Ejemplos: el manicomio, o el dimensiones temporales y espaciales de los
servicio de SM hospitalario aislado hacia el usuarios, existentes y potenciales.
interior. Organizados con “lógica de agen-
cia” atendiendo sólo lo que satisface las Ejemplo: los programas barriales de SM.
necesidades del dispositivo, no las necesi- Que integran profesionales, técnicos, fami-
dades de las personas. Resultante: aban- liares y vecinos.
dono, “nuevos crónicos”: los interinstitu-
cionales, fenómeno de la “puerta girato- Incluyendo la creación-construcción de ca-
ria” etc. minos de solución a todos los problemas
que constituyen las fuentes de sufrimien-
Son “dispositivos congelados”, cuando el tos.
paciente es la variable y el servicio profe-
sional la constante. Organizados en la actitud y prácticas de
“hacerse cargo” de las problemáticas. Los
Es baja complejidad!! dispositivos son dinámicos, se adaptan a lo
que es necesario en cada zona y a las nece-
sidades de los usuarios.

Es alta complejidad!!

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XI. Historia del presente: Ley Nacional de Salud Mental 26657 hoy
APBA. DECLARACIÓN SOBRE EL PROYECTO DEL HOSPITAL AL-
VEAR. Por, Cristina Gartland-Presidenta. Comisión Directiva APBA.
2/10/2016
Manifestamos nuestra preocupación y repudio ante la imposición de políticas de sa-
lud mental fundamentadas en modelos reduccionistas neurobiológicos, en franco ava-
sallamiento al espíritu de las leyes de salud mental 448 de la CABA y nacional 26657 y al
libre ejercicio de nuestra profesión regulada por la ley 23277 de 1985 y su decreto re-
glamentario de 1995. Ejemplo de ello es el proyecto de reconversión del hospital mono-
valente de emergencias psiquiátricas “Torcuato de Alvear” de la CABA, presentado por
su director Dr Ronald Falcon como “Hospital de Neurociencias Aplicadas”, con la crea-
ción de servicios especializados en áreas específicas del funcionamiento del cerebro, en
cuyo marco se ha llamado a selección interna para psicólogos de planta: un cargo “con
orientación en neuropsicología” y tres cargos con “orientación para terapia cognitiva
conductual”. Lo cual deja sin posibilidades de concursar a los colegas con otras orienta-
ciones, en la exigencia de un perfil para todos los cargos, que contrasta con el libre ejer-
cicio de nuestra profesión como con lo establecido por las leyes de salud mental.

Políticas que desconocen que es potestad de los psicólogos el libre criterio del em-
pleo de técnicas y recursos, volviendo a poner en jaque la autonomía de nuestras prác-
ticas y los logros obtenidos, tanto en la especificidad de nuestro campo profesional y de
39
nuestras incumbencias, como en el de las leyes de salud mental que apuntan a enfoques
interdisciplinarios, comunitarios y de derechos, en el respeto por la pluralidad de marcos
teóricos. Lo cual nos retrotrae a épocas en que los psicólogos fuimos considerados co-
laboradores de los médicos y auxiliares de la psiquiatría, en la letra de la ley 17132 del
ejercicio de la medicina, sancionada y promulgada sin discusión parlamentaria en 1967
por Onganía.

El avance de políticas que imponen en la actualidad modelos biologistas en el campo


de la salud mental, sostenidos en interpretaciones hermenéuticas sobre el hombre
“neuronal”, que afirman que los síntomas sólo constituyen respuestas orgánicas ligadas
a actividades cerebrales y a causas de orden genético, y que los procesos mentales son
producto de conectividades neuronales, conduce a prácticas y abordajes del sufrimiento
humano centradas en la acción neurosináptica de los fármacos, complementada con
técnicas de modificación de las conductas, que en la mayoría de los casos responden a
lógicas discursivas que suturan la complejidad de la dimensión subjetiva del conflicto,
ante los factores desencadenantes de las crisis que requieren de la atención en la emer-
gencia, con el riesgo de la medicalización de la vida cotidiana. Desde un discurso que se
desprende de la lógica capitalista para el que los afectos, las pasiones y las emociones
no se consideran ligados a los efectos simbólicos del lenguaje sobre el cuerpo -en los
que intervienen componentes históricos, socioculturales, biológicos y psicológicos-, sino
a respuestas fisiológicas cerebrales, se hace entrar al mercado la dialéctica de los cuer-
pos, sin posibilidad de metáfora.

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Cuestiones que requieren de un profundo debate, en el marco de la defensa irres-


tricta de la ley nacional de salud mental y su decreto reglamentario y de la actualidad
de nuestras prácticas.

XII. Inimputabilidad y desmanicomialización 34

Recordemos el concepto de inimputabilidad: incapacidad de una persona que no le


permite comprender lo que hace y dirigir sus acciones, según su comprensión en el mo-
mento que las realiza.

A partir de las reflexiones de la Lic. María Laura Rodriguez en su texto “Cuando la Ley
no alcanza”, destaca una idea del Dr. Eugenio Zaffaroni, quien entiende que hoy "el peor
castigo es la inimputabilidad”. Ante esto la autora se pregunta ¿que es lo que media
entre tan abismal concepción de la inimputabilidad? ¿es una suerte o es un castigo?
Según la Ley Nacional de Salud Menta ¿no se los considera sujeto de derecho?

La Lic. Rodriguez nos recuerda que en la época en que fue redactado el artículo del
Código Penal que define al sujeto inimputable, imperaba el discurso científico del posi-
tivismo criminológico, por lo tanto plantea a la locura como algo anormal, patológico,
enfermo y peligroso. Ante esta concepción, ya describimos que la práctica tendiente es 40
la de encerrar al sujeto, aislarlo, excluirlo, debido a su peligrosidad atenta contra la “nor-
malidad de la sociedad”. Y, ¿cuál es el tiempo por el cual se extiende esta medida de
seguridad? Hasta que la peligrosidad cese, es decir, hasta que algún que recuerde que
hay un sujeto allí dentro.

Según sus investigaciones, hasta el año 2011 los sujetos que eran declarados inimpu-
tables eran alojados en la unidad N 20 del Servicio Penitenciario Federal, ubicado en el
predio del Hospital Psiquiátrico José T. Borda. Allí, se encontraban con que no sólo esta-
ban dentro de una cárcel, sino que esa cárcel estaba dentro de un manicomio. Lo peor
de todo ello, era que su estancia tenía fecha de entrada, pero no fecha de salida, encon-
trando sujetos que permanecieron allá por más de 30 años. Sujetos que han permane-
cido encerrados por el doble de tiempo si le hubiese correspondido una condena. Hoy
en día, ha sido trasladados a un servicio penitenciario ubicado en Ezeiza ¿De qué manera
entonces se los considera “absueltos” si pasan sus días encerrados en dependencias de
Servicio Penitenciario Federal? ¿cuáles son las causas que hacen que una persona que
no puede responder penalmente por lo que hizo debido a su padecimiento mental, se
lo aloje en una cárcel? Son absueltos por la justicia, pero privados de su libertad por
tiempo indeterminado. Poseen un padecimiento mental, pero no se les brinda el acom-
pañamiento psicológico adecuado. ¿No son éstas las condiciones a las que se puede
considerar injustas? ¿cuál es la suerte, beneficio que tienen estos sujetos de quedar
presos de un sistema que no funciona?

34
Rodriguez, María Laura: “Cuando la Ley no alcanza”, en La subjetividad en la época, Colegio de Psicólo-
gos Quilmes, Letra Viva, Buenos Aires, 2015

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En el mes de febrero del 2013, se presentó un Anteproyecto de Reforma del Código


Penal de la Nación que, si bien, desde su redacción en el año 1921 ha sufrido más de
800 modificaciones, el articulo 34 permanece intacto. En el articulo 39 de este antepro-
yecto se plantea el restringir estas medidas de seguridad, en reestructurarlas, limitadas
tanto materialmente, en el sentido en que sean casos de pacientes con padecimientos
graves que representen riesgo para bienes jurídicos como la vida, la integridad física o
sexual, a partir del cual el juez deberá fijar un plazo de sentencia teniendo en cuenta la
gravedad del hecho. Otro punto a modificar es el concepto de peligrosidad por un crite-
rio clínico que es el de agresividad. La peligrosidad es un concepto de futuras conductas,
en cambio la agresividad es una característica presente, clínica, actual. Otro punto que
plantea este articulo es que la internación cesaría cuando desapareciera la agresividad,
no así la patología. Si la agresividad no cesare, la internación se agotara cuando se cum-
pla el plazo estipulado por la sentencia.

Lo expuesto por la autora, intenta dar cuenta de cómo, aun con las reformas, el Es-
tado reacciona a través del sistema penal frente a personas que no son capaces de tener
culpabilidad, personas que no son responsables penalmente, pero que sí reclama una
verdad-jurídica, anulando e invisibilizando una verdad mucho más profunda, que es la
verdad del sujeto.

41
XIII. Bibliografía

• Alemán Jorge: Horizontes neoliberales en la subjetividad. 1ª ed. Olivos: Grama Ediciones,


2016.
• Agamben, Giorgio: HOMO SACER. Aristóteles: Política. El poder soberano y la nuda vida.
Traducción y notas de Cuspinera, Antonio Gimeno. 1ª ed. 1998. 3ª reimp. España: Pre-
Textos, 2010.
• Duschatzky, Silvia: Chicos en banda: los caminos de la subjetividad en el declive de las
instituciones/Silvia Duschatzky y Cristina Corea. 1ª ed. 3ª reimp. Buenos Aires: Paidós,
2005.
• Carpintero, E. y Vainer, A.: “Las Huellas de la Memoria” Tomo I y II. Topía, Buenos Aires,
2005.
• Declaración Universal de los Derechos Humanos”, O.N.U., 1948
• Declaración Principios para la protección de los enfermos mentales y el mejoramiento
de la atención de la salud mental”. Adoptados por la Asamblea General en su resolución
46/119, O.N.U., 1991.
• Foucault, Michel: La Historia de la Locura en la época clásica. México: Fondo de Cultura
Económica, 1999
• Foucault, M.: “Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión”, Siglo XXI editores, Buenos Ai-
res, 2002.
• Foucault, M.: “El poder psiquiátrico”, 1º ed., Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires,
2005.

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• Faraone, Silvia, Valero, Ana, Bianchi, Eugenia, Mantilla, Jimena y Tamburrino, Cecilia. El
proceso de desinstitucionalización en salud mental. Aportes conceptuales para el análisis
de las experiencias en Argentina desarrolladas a partir de la apertura democrática (1983).
• Galli, Vicente: “Desafíos de la Ley Nacional de Salud Mental”, debate del Foro de Políticas
Públicas de Salud del Espacio Carta Abierta, Buenos Aires, 2013.
• Galli, Vicente: Conferencia dictada en Septiembre de 2016
• Gartland, Cristina -Presidenta de APBA. DECLARACIÓN SOBRE EL PROYECTO DEL HOSPI-
TAL ALVEAR. Comisión Directiva APBA. 2 de octubre de 2016
• Grondona, Ana: Estilos de desarrollo y buen vivir compliado. 1ª ed. CABA: Ediciones del
CCC Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, 2016
• Ingenieros, J.: “La locura en Argentina”, 1° ed., Cooperativa editorial limitada Buenos Ai-
res, 1920
• Rodriguez, María Laura: “Cuando la Ley no alcanza”, en La subjetividad en la época, Co-
legio de Psicólogos Quilmes, Letra Viva, Buenos Aires, 2015
• Vainer, A.: “Memorias para el Futuro 20”, Publicado en Clepios, revista de residentes de
Salud Mental, Número 32, 2003.
• Vicchi, Clara – Vassena, Mariano: “De la Psiquiatría Clásica al concepto de Salud Mental”,
Ficha Bibliográfica, Lic. en Musicoterapia, Universidad Maimónides.
• Zaffaroni, Eugenio Raúl: La Pachamama y el Humano; ilustrado por Miguel Rep; con pró-
logo de Osvaldo Bayer; con colaboración de Matías Bailone. 1ª ed. Buenos Aires: Colihue
CABA: Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2011.

XIV. Trabajo Práctico: Guía de Preguntas 42

1. A partir de la lectura del material, analizar los siguientes párrafos en función de las
políticas Neoliberales aplicadas al campo de la Salud Mental:

“Vamos a trabajar para que el capital mental sea política de Estado…"


“El capital mental es el recurso cognitivo y emocional para desarrollarse en las per-
sonas; la capacidad de crear e innovar. "El cerebro de las personas es la principal
riqueza de un país", sostuvo. Habló de la pobreza como entorno un esquema mental
que hace que las personas no puedan pensar más allá de esa situación. "Mientras el
gobierno debe trabajar en vivienda y trabajo para todos, hay que la pobreza también
se tiene que erradicar de la mente de los argentinos." *

*Declaraciones de Facundo Manes, nombrado nuevo Asesor de Salud Mental incor-


porado al Ministerio de Coordinación y Gestión Pública.

2. ¿Cómo era considerada la observación según Focault? ¿Cómo es concebida bajo la


mirada de los DDHH?

3. A partir de la lectura del material sobre la implementación del Nuevo paradigma de


Salud Mental, leer, analizar y exponer las reflexiones surgidas de la articulación en-
tre los contenidos teóricos y la situación actual de la Salud Mental en nuestro país:

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Artículo periodístico:
“En defensa de la ley de salud mental”, Por Carlos Rodríguez

Organizaciones sociales vinculadas a la salud y los derechos humanos reclamaron la anulación de la reso-
lución ministerial que impulsa el retorno al antiguo sistema manicomial. Denuncian que el cambio vulnera
los derechos de los pacientes.

La Red Nacional de Salud Mental Comunitaria y planteo se justifica en el hecho de que la aplica-
de Derechos Humanos se presentó ante el mi- ción de la resolución 1003 “implica dejar sin
nistro de Salud de la Nación, Jorge Lemus, para efecto”, en los hechos, la Ley Nacional de Salud
“impugnar y pedir la anulación” de la resolución Mental porque se restablece “la normativa que
1003/2016, que en los hechos significa un re- regía el sistema de salud con anterioridad a la
torno “al antiguo sistema manicomial”, dado sanción” de dicha ley.
que se dejaría sin efecto la normativa que regu- Ese retroceso en la legislación afectaría “a un nú-
laba la aplicación efectiva de Ley Nacional de Sa- mero indeterminado de personas con discapaci-
lud Mental. Esa ley propicia la reduccción de las dad psico-social cuyos derechos se encuentran
internaciones de pacientes en los hospitales psi- protegidos por tratados internacionales” de De-
quiátricos –públicos y privados–, y promueve la rechos Humanos y normas “de jerarquía consti-
atención multidisciplinaria, ambulatoria y comu- tucional”. La medida “pone en juego y en riesgo
nitaria. su derecho a la salud, en particular a la salud
La Red, que nuclea a más de 40 organizaciones mental, y sus derechos a vivir de forma indepen-
en todo el país, sostuvo que impugna la resolu- diente y ser incluido en la comunidad”.
ción mencionada porque “adolece de vicios en Las organizaciones firmantes recuerdan que for-
su causa, en su objeto, en el procedimiento, en man parte de una red que trabaja “en defensa
su motivación y en su finalidad, que la tornan de los derechos humanos de las personas usua-
nula”. De ser denegado el recurso administra- rias de los servicios de salud mental” y en el
tivo ante las autoridades nacionales, la Red hará marco de esa función promueven “la plena im- 43
una presentación ante la Justicia. plementación” de la Ley de Salud Mental,
Las entidades que impugnaron la resolución acorde a los principios de la Convención sobre
1003 del Ministerio de Salud de la Nación seña- los DDHH de las personas con Discapacidad
laron, como dato central, que la medida consti- (CDPD). Por esa razón impugnan una disposición
tuye una violación flagrante a la Ley Nacional de que deja sin efecto la resolución 1484/15 “única
Salud Mental. En el mismo escrito se recuerda norma destinada a implementar” la mencionada
que el 27 de julio pasado se había solicitado te- Ley de Salud Mental, “en tanto regulaba las
ner “vista del expediente” en el que se funda la “normas mínimas para habilitación de estableci-
resolución ministerial, pedido que ahora se mientos y servicios de salud Mental y adiccio-
reitera. nes”.
Por otro lado, el 22 de junio pasado, el Centro de En el escrito se recuerda que la resolución 1484
Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asociación “estipulaba a nivel nacional las condiciones mí-
Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), El Colegio nimas a las cuales debían sujetarse tanto las ins-
de Psicólogos de la provincia de Buenos Aires, y tituciones públicas como privadas para obtener
la Asociación por los Derechos en Salud Mental, la habilitación como establecimientos de Salud
integrantes de la Red, habían solicitado una au- Mental y Adicciones”. Al mismo tiempo, esa
diencia pública para que las autoridades infor- norma “derogaba a la antigua resolución
maran sobre “el grado de implementación de la 1121/86” que determinaba las condiciones que
Ley de Salud Mental”; el trámite nunca se cum- debían cumplir las instituciones psiquiátricas.
plió. Afirman que la resolución 10003/2016 dictada
En el recurso administrativo presentado ante Le- por el actual gobierno contiene “una afirmación
mus, se pide que “se disponga la suspensión de falsa relativa a los antecedentes jurídicos” dado
los efectos de la resolución impugnada hasta que afirma que la resolución 1484 tenía vigencia
tanto se resuelva la presente impugnación por sólo para la Ciudad de Buenos Aires, cuando “es
mediar evidentes razones de interés público y de público conocimiento” que “rige para todo el
para evitar perjuicios a las/os interesados”. El país”. Al mismo tiempo, el Ministerio no aclara

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en su resolución actual “si ha garantizado la de- tema manicomial” que “se asienta sobre el sis-
bida participación al colectivo que se verá afec- tema hospitalocéntrico y prevé un máximo de
tado con el dictado de la norma en cuestión” y 90 camas para los establecimientos neuropsi-
eso “no permite evaluar” si se han cumplido los quiátricos”, mientras que la resolución 1484
requisitos administrativos. “tiende justamente a lo opuesto, a generar salas
También se cuestiona el hecho de que la Comi- destinadas a salud mental dentro de hospitales
sión creada para habilitar y fiscalizar los estable- o clínicas polivalentes” en donde se establece
cimientos neuropsiquiátricos pueda ser regida que “las camas o salas destinadas a la interna-
por las normas vigentes con anterioridad a la re- ción de salud mental deberán estar integradas a
solución 1484, que el gobierno pretende dero- la estructura edilicia del establecimiento, al igual
gar. Si fuera así se reimplantaría el “antiguo sis- que las otras especialidades”

4. Analizar y expresar las reflexiones acerca de lo Formulado en el Art. 4 de la Ley de


Salud Mental y DDHH sobre la asistencia de pacientes con adicciones:

Artículo periodístico:
“Una ley que no es medio sino obstáculo”, Por Esteban Wood

La reciente publicación en el Boletín Oficial de la terapéuticas con espacios de prácticas manico-


resolución 1003/2016 del Ministerio de Salud de miales choca con la validación de entidades in-
la Nación, que derogó la resolución 1484/2015, ternacionales como la Organización Panameri-
que establecía un certificado de defunción para cana de la Salud (OPS) o la Comisión Interameri-
las comunidades terapéuticas, representa un cana contra el Abuso de Drogas (Cicad, OEA).
acto de congruencia por parte de la cartera sa- La comisión ad hoc, a conformar bajo la Di- 44
nitaria. Asimismo, la convocatoria a conformar rección Nacional de Salud Mental y Adicciones
una comisión para elaborar normas de habilita- del Ministerio de Salud, no sólo deberá expe-
ción de establecimientos de salud mental y adic- dirse al respecto. También debería resolver
ciones deja abierta la posibilidad para establecer cómo se encuadrará la multiplicidad de disposi-
miradas diferentes de acuerdo con las diversas tivos asistenciales implementados en los últimos
particularidades de la problemática. años por la Pastoral Social de Drogodependencia
No obstante, la discusión de fondo acerca en cada diócesis del país.
de la equivocada inclusión del problema de las En tiempos de una epidemia que se expresa
adicciones dentro de los límites de la ley nacio- como una compleja concurrencia de patologías,
nal 26657 de salud mental es una asignatura y en la que los contextos sociales de desarrollo
pendiente que debe saldarse en breve, antes de humano juegan un papel preponderante, es ne-
que los daños y las trabas de la norma sean ma- cesario brindar contención e incluso límite a las
yores que los supuestos beneficios. personas con severos problemas de consumo.
Para empezar, la persistente conceptualiza- Las comunidades terapéuticas y otras ONG
ción de las comunidades terapéuticas como dis- aportan una atención mucho más abarcativa
positivos exclusivamente monovalentes las co- que el reduccionismo en el que se cae al consi-
loca dentro de lo reglamentado en el artículo 27 derarlas dispositivos monovalentes. No sólo son
de la ley de salud mental, que impone no sólo la espacios de rehabilitación para las adicciones,
prohibición de habilitar nuevas comunidades, sino escuelas de valores y de normas, de incor-
sino que obliga a adecuar las existentes antes poración de hábitos saludables, de aprendizaje
del año 2020. de oficios y de revinculación social. Claramente,
De acuerdo con la Fonga, federación que espacios polivalentes.
nuclea a las organizaciones no gubernamentales Si a esto le sumamos que la ley de salud
que trabajan en el tratamiento del abuso de dro- mental planteó como punto de partida la obliga-
gas en Argentina, equiparar a las comunidades toriedad de que fuera el sistema público-hospi-
talario el que comenzara a brindar atención y

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contención a tantas miles de personas afectadas garantismos no reglamentados. Lo que es peor,


por el consumo abusivo de sustancias, ¿se ha en situaciones que obligan inequívocamente a la
avanzado algo en este sentido? protección de la persona, los médicos deben de-
Si bien es indiscutible la recuperación del batirse entre la disyuntiva de ser demandados
papel del Estado en muchísimos terrenos del por privación ilegítima de la libertad o por aban-
acontecer social a lo largo de los últimos años, dono de persona. La solución, en estos casos, no
en materia de adicciones aún quedan brechas y puede circunscribirse a tener que elegir entre el
espacios por saldar. La cuestión de la atención mal menor.
de problemas derivados del abuso o la depen- Por otra parte, con el discurso políticamente
dencia de drogas en hospitales públicos o en una correcto de la salud mental y la reivindicación de
red de servicios de base comunitaria, en virtud derechos, se ha logrado instalar una estrategia
de la plena vigencia de las leyes 26657 (regla- tan absurda como paradójica. La ley termina ge-
mentada hace ya tres años) y 26934 (Plan Inte- nerando un círculo vicioso que proclama liber-
gral para el Abordaje de los Consumos Proble- tad de decisión en aquellas personas que, de-
máticos, Iacop), es un ejemplo en donde no se bido al consumo abusivo de sustancias psicoac-
ha avanzado poco y nada. El supuesto cambio de tivas, se encuentran impedidas de decidir con
paradigma es, por el momento, sólo una con- plena libertad, con pleno derecho.
signa. Aún hoy, son las organizaciones de la so- Bajo el paraguas de esas libertades viciadas,
ciedad civil, con una experticia que en muchos la ley 26657 de salud mental determina que toda
casos supera ya los treinta años, las que siguen limitación a dichas libertades implica un acto
ocupándose de la problemática y apuntalando violatorio de derechos humanos. Ignora que en
ciertas deficiencias históricas del Estado. los diversos tratamientos de rehabilitación por
Los grises en torno a la falta de reglamenta- dependencia a las drogas la internación no es un
ción de varios de los artículos de la ley de salud fin en sí mismo, sino una modalidad más. No la
mental es otro debate que tampoco puede pos- última, no la primera. Una más.
tergarse. Entre ellos, lo que refiere a la compren- Velar por los derechos humanos de la per-
sión del riesgo cierto e inminente para persona sona con problemáticas de consumo supone,
afectada por el consumo de drogas o el de ter- por sobre todos los aspectos, la restitución de su 45
ceros, y el alcance de la evaluación diagnóstica salud y de su libre albedrío. Un plexo normativo
del equipo interdisciplinario para determinar sobre adicciones debería ser un medio eficaz
una internación compulsiva (antes potestad ex- para alcanzar tales metas. Lejos de ello, el ar-
clusiva de la Justicia). Hay profesionales que ase- tículo cuarto de la ley nacional de salud mental
guran que no sólo están poniendo en juego su ha demostrado ser el principal y verdadero obs-
matrícula frente a la peligrosa enunciación de táculo.

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