VIRTUDES
VIRTUDES
VIRTUDES
Son tres: fe, esperanza y caridad. Fueron infundidas por Dios en nuestra alma el día de
nuestro bautismo, pero como semilla, que había que hacer crecer con nuestro esfuerzo,
oración, sacrificio.
Dios nos dio estas virtudes para que seamos capaces de actuar a lo divino, es decir, como
hijos de Dios, y así contrarrestar los impulsos naturales inclinados al egoísmo, comodidad,
placer.
III. LA VIRTUD TEOLOGAL DE LA FE
1. Definición
Es un don, una luz divina por la cual somos capaces de reconocer a Dios, ver su mano en
cuanto nos sucede y ver las cosas como Él las ve. Por tanto, la fe no es un conocimiento
teórico, abstracto, de doctrinas que debo aprender. La fe es la luz para poder entender las
cosas de Dios
2.Características:
c) La fe es vital, es decir, debe cambiar mi vida, demostrarse en mi vida. Por eso, hay que
vivir de fe.
1. Definición
Es la virtud teologal por la cual deseamos a Dios como Bien Supremo y confiamos
firmemente alcanzar la felicidad eterna y los medios para ello.
2. Fundamento
Vivo confiado en esta esperanza porque creo en Cristo que es Dios omnipotente y
bondadoso y no puede fallar a sus promesas. Así dice el Eclesiástico: “ Sabed que nadie
esperó en el Señor que fuera confundido. ¿Quién que permaneciera fiel a sus
mandamientos, habrá sido abandonado por Él, o quién, que le hubiere invocado, habrá sido
por Él despreciado?Porque el Señor tiene piedad y misericordia” (2, 11-12).
3. Efectos
d) Nos proyecta al apostolado, pues queremos que sean muchos los que lleguen a la
posesión de Dios.
4. Obstáculos
a) Presunción: esperar de Dios el cielo y las gracias necesarias para llegar a él, sin poner
por nuestra parte los medios necesarios.
1.Definición
Es la virtud por la que podemos amar a Dios y a nuestros hermanos por Dios. Por la caridad
y en la caridad, Dios nos hace partícipes de su propio ser que es Amor.
La experiencia del amor de Dios la han vivido muchos hombres. San Pablo dice: “ Me amó
y se entregó por mí” . Y quienes han experimentado este amor han quedado satisfechos y
han dejado todas las seguridades de la vida para corresponder a este amor de Dios.
a) El amor de Dios es lo más cierto y lo más seguro: existió desde siempre, estaba antes
que naciéramos. Una vez que es encontrado, se llega incluso a tener la sensación de haber
perdido inútilmente el tiempo, entretenidos y angustiados por muchas cosas por las que no
merecía la pena haber luchado y vivido.
b) El amor de Dios es sólido y firme, es como la roca de la que nos habla el evangelio. El
amor humana hay que sostenerlo continuamente, alimentarlo constantemente...so pena de
apagarse.
c) El amor de Dios es siempre nuevo, fresco y bello en cada instante. La experiencia de san
Agustín es muy reveladora: ¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te
amé! Y Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y así por fuera te buscaba; y deforme como era
me lanzaba sobre las cosas hermosas que Tú creaste. Tú estabas conmigo mas yo no
estaba contigo... Me llamaste y clamaste y quebrantaste mi sordera; brillaste y
resplandeciste y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré y ahora te anhelo;
gusté de Ti, y ahora siento hambre y sed de Ti; me tocaste y deseé con ansia la paz que
procede de Ti (Confesiones).
c) El perdón y la misericordia: son las expresiones más exquisitas del amor que Dios nos
ofrece, a través del ejemplo de su Hijo Jesucristo. Posiblemente la faceta del perdón que
más cuesta es el olvido de las injurias y de la difamación. Solamente la gracia de Dios
puede conceder la paz, el perdón y el amor hacia el difamador.
d) Universalidad y delicadeza: Universal, porque tengo que amar a todos, por ser hijos
amados de Dios. Delicada, porque busca manifestarse en las cosas pequeñas, tiene en
cuenta las características y sensibilidad de cada persona.
5. Resumen de la ley
Jesucristo en el Evangelio predica el amor a Dios sobre todas las cosas y el amor al prójimo
como a sí mismo, como el principal mandamiento. Predica las dos reglas como único
mandamiento. Esto quiere decir que el amor de Dios y a Dios, cuando es verdadero, hace
brotar necesariamente el amor hacia los hombres, nuestros hermanos.
La caridad divina tiene la peculiaridad de vaciarnos del egoísmo y de vivir en todo la entrega
y la generosidad, es decir, el amor. Cuando hay discordias y egoísmos, Dios no está en esa
alma. Pero cuando hay apertura, sencillez, disponibilidad, desapego, servicio,
perdón...entonces es señal de la presencia de Dios en esa alma.
El amor al prójimo significa búsqueda del bien de todos los hombres que están al alcance
de tus obras: tus familiares, amigos, compañeros de estudio o trabajo, todos aquellos que
caminan contigo, aún los que te han causado algún daño.
CONCLUSIÓN
En el amor de Dios se crece cada día, practicándolo y abnegándose. En el amor se camina,
se crece, con la gracia de Dios. Este amor se demuestra cumpliendo la voluntad de Dios,
observando sus mandamientos, poniendo atención a las inspiraciones del E.S., siendo
fieles a los deberes del propio estado.
El que tiene verdadera caridad es un apóstol entre sus hermanos y es capaz de superar
todo temor y respeto humano.