H2 Colombia 1628129117
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EN COLOMBIA
Índice
PRÓLOGO ......................................................................................................................................................3
1. EL HIDRÓGENO Y LA OPORTUNIDAD PARA COLOMBIA .................................................................4
1.1. El hidrógeno en el marco de la descarbonización global ...................................................... 4
1.2. Fortalezas de Colombia en materia de hidrógeno .................................................................. 7
Colombia dispone de las condiciones para aprovechar la oportunidad del hidrógeno y convertirse
en un líder regional de la transición energética gracias a su privilegiada ubicación geográfica y un
marco regulatorio y político estable, capaz de atraer inversiones a largo plazo. La hoja de ruta toma
como punto de partida los análisis de capacidad de producción, demanda, potencial exportador
y regulación para proponer un plan de despliegue del hidrógeno en Colombia.
El hidrógeno está suscitando un gran interés como un instrumento clave dentro del proceso de
transición energética. El hidrógeno es el elemento más sencillo y ligero de la tabla periódica y su
versatilidad como materia prima industrial, combustible y vector energético para el
almacenamiento y transporte de energía, permite un gran número de aplicaciones, algunas de las
cuales no se han desarrollado completamente aún. Asimismo, el hidrógeno no tiene emisiones de
GEI directas durante su uso final ni prácticamente ninguna otra emisión contaminante. Dada su
reactividad, el hidrógeno no suele presentarse aisladamente en la naturaleza teniendo que
extraerse a partir de agua, hidrocarburos o biomasa requiriendo un consumo de energía que puede
dar lugar a emisiones de CO2. Cuando se utilizan energías renovables o se capturan las emisiones
de CO2 en su producción, el hidrógeno se convierte en una alternativa para la descarbonización
de múltiples usos siendo tanto más interesante cuanto más complejo sea la electrificación de estos.
El hidrógeno de bajas emisiones debe hacer frente inicialmente a una brecha de costo respecto al
hidrógeno producido a partir de fuentes fósiles. Colombia dispone de los recursos renovables para
la producción de hidrógeno verde con costos competitivos, una matriz energética descarbonizada
además de recursos de gas y carbón que, combinados con captura, almacenamiento y utilización
de CO2, diversifica las opciones de suministro de hidrógeno de bajas emisiones.
En este contexto, el hidrógeno es una herramienta para la consecución de estos objetivos cuyo
papel será clave en el largo plazo para descarbonizar ciertos sectores de difícil electrificación
donde no hay otros energéticos de bajas emisiones que resulten viables técnica y
económicamente. Esta situación es similar a la de otras economías globales por lo que el hidrógeno
de bajas emisiones dará lugar a un mercado global donde Colombia jugará un papel destacado.
El auge del hidrógeno a nivel mundial se debe a su gran versatilidad. El hidrógeno es el elemento
más simple de la tabla periódica y enormemente reactivo de ahí que no se encuentre normalmente
libre en la naturaleza sino combinado en otras sustancias. Esto hace que el hidrógeno no sea una
fuente de energía, sino un vector energético dado que debe usarse energía para su producción.
Actualmente existen diversas formas de producir hidrógeno caracterizándose por los insumos
utilizados y las tecnologías empleadas. El hidrógeno puede clasificarse según la sostenibilidad del
vector energético que depende en gran medida de la tecnología de producción y la fuente de
energía. De este modo la clasificación se hace en función de las emisiones que lleva asociadas. La
Comisión Europea ha adoptado esta clasificación en su estrategia para el hidrógeno1:
Actualmente 30 países han desarrollado sus propias hojas de ruta del hidrógeno o planes
energéticos en los cuales el hidrógeno juega un papel clave en sus estrategias de reducción de
emisiones. La estrategia de la Comisión Europea resulta especialmente ambiciosa y considera
movilizar entre 180 y 470 billones de euros de financiación público-privada abarcando desde la
investigación y desarrollo de tecnologías hasta incentivos para la instalación de proyectos de
generación de hidrógeno verde. Las rutas de hidrógeno de bajas emisiones de origen fósil tendrán
un presupuesto menor de entre 3 y 18 billones de euros. Adicionalmente los diferentes estados
miembros también proporcionarán sus propios incentivos donde destacan Alemania con un
programa de apoyo público de 9 billones de euros (2 billones de euros se destinarán a acuerdos
internacionales) o Francia con 9 billones de euros. Otras grandes economías como Japón o Corea
del Sur también destinarán varios billones de dólares para la financiación de proyectos relacionados
con la economía del hidrógeno.
La nueva demanda se deberá principalmente a los potenciales nuevos usos del hidrógeno en todos
los sectores. El hidrógeno facilita una mejor integración de energías renovables no convencionales
y habilita el almacenamiento estacional de energía necesario para asegurar la estabilidad en la
generación eléctrica causada la variabilidad de fuentes renovables. En el sector del transporte, el
hidrógeno surge como una alternativa para sustituir a los combustibles fósiles proporcionando
ventajas relevantes en cuanto a autonomía y tiempos de repostaje comparado con los vehículos
eléctricos de batería. De la misma manera, para reducir la huella de CO2 de procesos industriales,
el hidrógeno sustituirá a los combustibles fósiles en la provisión de calor industrial de alta temperatura
y como materia prima en algunos procesos, como la refinación y la producción de acero. Por último,
también en los edificios tanto del sector residencial como comercial, el hidrógeno puede sustituir a
los combustibles fósiles que se utilizan para proveer calefacción y agua caliente. En todas estas
Además, el hidrógeno se puede transformar en otras sustancias que pueden tener aplicaciones
directas en industria o movilidad o ser consideradas simplemente como portadores de energía
alternativos. El análisis de la competitividad en producción de derivados del hidrógeno también es
esencial para evaluar el potencial de un país en producción de hidrógeno de bajas emisiones
debido a que el manejo y transporte del hidrógeno es complejo y precisa de nuevas inversiones de
infraestructura. Sin embargo, el hidrógeno puede transformase en productos líquidos fácilmente
transportables tales como amoniaco, metanol y otros derivados como otros combustibles sintéticos
o líquidos orgánicos portadores de hidrógeno.
El amoniaco representa el 27% del consumo de hidrógeno en la actualidad9, siendo sus aplicaciones
más importantes la producción de fertilizantes y su uso en industria química. Se espera un
crecimiento anual del 1,5% hasta 2030 derivado de la creciente demanda de fertilizantes por el
aumento de la población, aunque se proyectan nuevos usos adicionales para el amoniaco de
bajas emisiones como combustible marítimo o en generación eléctrica.
Por otro lado, la producción de metanol consume el 11% del hidrógeno a nivel mundial. El metanol
se utiliza en la fabricación de productos químicos y como combustible para el transporte. La tasa
de crecimiento esperada para la demanda de metanol es del 3,6% anual hasta 2030.
Al igual que otras geografías, Colombia considera que el hidrógeno de bajas emisiones y sus
derivados serán una pieza fundamental en el cumplimiento de sus objetivos de descarbonización y
actuarán como un nuevo motor económico del país. La consecución de las dichas metas se
apalancará sobre las capacidades diferenciales de Colombia que abarcan desde el
aprovechamiento sostenible de sus cuantiosos y variados recursos naturales a la existencia de un
marco legislativo estable y comprometido con la descarbonización.
En primer lugar, Colombia cuenta con importantes reservas de petróleo, gas natural y carbón que
le proporciona una posición cercana a la autosuficiencia en combustibles. En concreto, las reservas
nacionales de gas natural y carbón pueden ser utilizadas para la producción de hidrógeno azul
cuya huella de CO2 oscila entre 1 y 2 kgCO2/kgH2.
Las reservas de gas natural se estiman en alrededor de 2.949 Gpc (7,7 años)10 estando los principales
campos de producción en los Llanos Orientales, el Valle Inferior del Magdalena y La Guajira.
Además, Colombia puede importar gas natural a través del puerto de Cartagena y próximamente
entrara en operación una segunda planta en el puerto de Buenaventura asegurando de esta
manera el suministro para el país en el largo plazo. Con respecto al carbón, Colombia es el mayor
productor de Latinoamérica y uno de los principales exportadores. Las reservas probadas de carbón
superan las 4.500 Mt11 y se encuentran ubicadas principalmente en los departamentos de La Guajira
colombia
Por otro lado, el gran potencial eólico del norte del país y un atractivo potencial solar en conjunto
del territorio, unidos al importante descenso de los costos de las tecnologías renovables no
convencionales, han permitido un rápido despliegue de FNCER aumentando la participación desde
menos de un 1% en 2018 a más del 12% de la matriz energética para el 2022 alcanzando así los 2400
MW instalados. En especial, algunas zonas costeras del norte del país como Guajira, Magdalena, y
Atlántico poseen una combinación de recurso renovable que asegura una producción competitiva
de hidrógeno verde. En primer lugar el recurso eólico en la costa es comparable en intensidad y
constancia al obtenible en condiciones “offshore” con factores de planta que superan el 60%. El
recurso solar también abundante en estas regiones donde las instalaciones de tecnología solar
fotovoltaica alcanzan factores de planta en torno a 19-20%. Estas condiciones posibilitarán costos
de producción de hidrógeno verde similares a los obtenidos a partir de fuentes fósiles desde finales
de la presente década.
Además Colombia se halla entre dos océanos, posición que la sitúa como nodo de comercio
marítimo y exportación. Colombia cuenta con 10 zonas portuarias siendo Cartagena en el Caribe y
Buenaventura en el Pacífico, los puertos de mayor relevancia. La gran mayoría de los puertos
cuentan con una infraestructura desarrollada para en la importación/exportación de crudo y gas
que pude reacondicionarse para el transporte y almacenamiento de hidrógeno y derivados.
Por todo ello, Colombia podría convertirse en un hub logístico de hidrógeno abasteciendo a los
países cercanos tanto por mar como por tierra. Además, los costos competitivos esperados para el
hidrógeno de bajas emisiones en Colombia favorecerán la exportación de hidrógeno hacia otros
mercados de gran demanda, impulsando a su vez el comercio de otros productos en toda la
cadena de valor del hidrógeno.
En este sentido, se ha constituido la Asociación Nacional del Hidrógeno que reúne a socios del
ámbito empresarial y la academia para promover el desarrollo nacional de la industria del
hidrógeno. El crecimiento y la consolidación de la entidad generará las sinergias entre empresas
para desarrollar proyectos que combinen producción y demanda y dará cabida a nuevas
oportunidades de negocio y de innovación.
Los excelentes recursos naturales colombianos le permitirán competir con otros países en el futuro
mercado del hidrógeno de bajas emisiones. Sin embargo, para posicionarse en este mercado,
Colombia deberá atraer recursos financieros nacionales e internacionales para desarrollar los
primeros proyectos comerciales tanto a nivel de producción como de demanda local. En línea con
los resultados obtenidos con la promoción de proyectos de energías renovables no convencionales,
el Gobierno de Colombia ha incluido al hidrógeno de bajas emisiones, que engloba tanto
hidrógeno verde como azul, dentro del Proyecto de Ley de Transición Energética al considerarlo
una pieza clave dentro de la estrategia de descarbonización.
Por tanto, se espera un ulterior impulso al desarrollo de proyectos de generación renovable para la
producción de hidrógeno verde siguiendo la tendencia iniciada en 2014 por la aprobación de la
Ley 1715 que ha hecho posible la puesta en marcha de los primeros proyectos de energías solar
fotovoltaica y energía eólica en el país así como la organización de subastas de energías renovables
no convencionales que han acelerado exponencialmente la participación de FNCER en la matriz
energética colombiana.
Por otro lado, el apoyo al hidrógeno de bajas emisiones del Gobierno Nacional también
comprenderá la actividad minera y gasista del país a través de la explotación de nuevos recursos
mediante la investigación y explotación de recursos críticos en la cadena de valor del hidrógeno
de bajas emisiones y una transición justa mediante la reconversión de proyectos de minería e
hidrocarburos para la generación de hidrógeno de bajas emisiones y la captura y almacenamiento
de carbono.
12 https://www.minambiente.gov.co/index.php/noticias/4877-colombia-reducira-en-un-51-sus-emisiones-de-
gases-efecto-invernadero-para-el-ano-2030
A nivel de inversión directa, la Ley 2099 extiende el ámbito de actuación del Fondo de Energías No
Convencionales y Gestión Eficiente de la Energía (FENOGE) a la financiación y/o ejecución de
proyectos viables en cualquier eslabón de la cadena del valor del hidrógeno verde. Dichas
inversiones se priorizarán de acuerdo con su impacto en la reducción de emisiones en línea con los
objetivos marcados y la creación de riqueza y puestos de trabajo.
Los beneficios, incentivos e inversiones previstos en la Ley 2099 suponen un poderoso gesto de apoyo
y compromiso de Colombia con el despliegue del hidrógeno de bajas emisiones posicionándola
como un país de referencia en los futuros mercados de este nuevo vector energético.
La evolución esperada del LCOH azul y gris en Colombia para las próximas décadas se muestra en
la Figura 2. Se puede observar que los costos del H2 azul se mantienen prácticamente constantes
debido a que la reducción de costos de las tecnologías de captura de CO2 se ve compensada por
el aumento de los precios de los combustibles. El LCOH del H2 gris, por el contrario, aumentan
progresivamente por el impacto de los costos de las emisiones de CO213.
13 Se ha planteado un costo de 20 USD/tCO2 a partir del año 2023, aumentando dicho precio un 5% anualmente
Por otro lado, desde un punto de vista técnico, deberá identificarse localizaciones preparadas para
el almacenamiento de CO2, además de disponer de tecnologías e infraestructura para su captura
y transporte, siendo estos aspectos prioritarios dentro de esta hoja de ruta.
Además de contar con una un sistema de incentivos favorables para el desarrollo de proyectos de
H2, Colombia se beneficiará de las reducciones de costos de la tecnología de electrólisis y de las
tecnologías de generación renovable para el desarrollo del hidrógeno verde, especialmente de la
reducción de costos de la energía solar fotovoltaica.
Para ello, se ha evaluado el recurso eólico y solar en toda la geografía colombiana determinando
8 áreas climáticas.
Cada una de estas regiones está compuesta por varios departamentos o particiones de los mismos:
En la Figura 4 se muestra la evolución del LCOH entre 2020 y 2050 en las distintas regiones del país.
Se observa que a partir de 2030 será posible producir hidrógeno verde en algunas regiones a un
costo comparable al hidrógeno azul dando lugar a un mix de producción robusto, fiable y
competitivo.
Figura 4: LCOH verde con factor de capacidad renovable moda en las distintas regiones
Los resultados presentados en la Figura 4 se corresponden con los valores de potencial renovable
moda, es decir, los encontrados con más frecuencia en cada región climática. Sin embargo, se han
identificado zonas específicas donde los valores de LCOH pueden resultar aún más competitivos.
De hecho, se constata la existencia de un gran potencial eólico en ciertas áreas de la región de
Caribe Norte, llegándose a alcanzar factores de planta de hasta un 63% en el departamento de La
Guajira, potencial equiparable al de las mejores zonas del mundo. Adicionalmente, se pueden
alcanzar costos de producción de energía solar muy competitivos, llegando a factores de planta
del 21% en las regiones de Caribe Norte y Andes.
14 Separación por zonas climáticas realizada en base al análisis de la competitividad del hidrógeno de bajas emisiones
elaborado para la Hoja de Ruta de Colombia. Fondo de imagen obtenido del Global Solar Atlas.
Figura 5: LCOH a partir de solar y eólica en zonas de potencial renovable moda y máximo
Los costos más competitivos, alcanzados mediante el uso de energía eólica en Caribe Norte, son
comparables a los de otros países de referencia. Así, por ejemplo, el valor de LCOH obtenido en
2030 de 1,7 USD/kg es un valor muy similar a los objetivos de referencia establecidos en las
estrategias de hidrógeno de Australia (1,6 USD/kg) y Chile (1,5 USD/kg). Colombia se posiciona por
tanto como un actor relevante a nivel global en el futuro mercado de hidrógeno.
El recurso solar del país también podrá ser aprovechado en muchas regiones para abastecer la
demanda interna, especialmente a partir de 2030 cuando se espera una importante reducción de
los costos para la tecnología solar fotovoltaica.
Hasta ese momento la producción de las plantas renovables dedicadas podrá ser complementada
con energía de red en todas las regiones conectadas, explotando así el importante recurso hídrico
del país. El uso de la energía de la red se espera también en los primeros proyectos piloto con el
objetivo de fomentar un despliegue más rápido del uso del hidrógeno en la parte de la demanda.
• A corto plazo, el H2 azul es la mejor opción de bajas emisiones. Sin embargo, ya en 2030, la
producción de H2 verde en las zonas con mejor recurso eólico del país (Guajira) comienza a
presentarse como la alternativa más competitiva.
• Entre 2030 y 2040, se espera la coexistencia del hidrógeno azul y verde según el recurso
natural disponible para su producción en cada región de Colombia. De hecho, a partir de
2035, el H2 azul (a partir de gasificación de carbón o reformado de GN) resultaría más
competitivo incluso que el H2 gris debido al aumento de los precios del CO2 y el descenso
de costos de las tecnologías de captura.
• A partir de 2040, el H2 verde se impondrá como la alternativa más competitiva en todo el
territorio colombiano.
Las tres fases de despliegue se pueden observar en la Figura 7 donde se indica además el LCOH
bajo en emisiones (USD/kg) más competitivo en cada región considerando el potencial renovable
moda.
15 El H2 azul a partir de gas natural tiene costos muy similares al obtenido con carbón, por lo que solo se muestra
Por tanto, el H2 azul dispone de una ventana de oportunidad limitada al corto/medio plazo aunque
su uso puede contribuir a la descarbonización de sectores industriales importantes en el país.
Además, la producción temprana de H2 azul podría facilitar también el despliegue del hidrógeno
gracias al desarrollo de las tecnologías de transporte, distribución y almacenamiento así como
resolver retos técnicos asociados a la captura, transporte y secuestro de CO2 en Colombia.
El hidrógeno verde será la ruta de producción de referencia para abastecer la demanda futura de
H2 de bajas emisiones. Así mismo, la competitividad a nivel internacional de los costos obtenidos en
las costas del Caribe posibilitará la creación de un nuevo mercado de exportaciones que
transformará la balanza comercial nacional hacía energéticos de menores emisiones.
Sin embargo, el hidrógeno de bajas emisiones se presenta como un nuevo vector energético clave
en la transformación y descarbonización de la economía colombiana. En primer lugar, el hidrógeno
y sus derivados ofrecen oportunidades para la modernización y el desarrollo de múltiples
aplicaciones industriales además de sustituir a los combustibles fósiles en otros sectores como el
transporte o la generación eléctrica.
A nivel internacional, Colombia formará parte de un nuevo mercado energético que abarca tanto
los países cercanos de Latinoamérica como los grandes focos de demanda de hidrógeno de bajas
emisiones en otros continentes, contribuyendo así a su apertura internacional.
En la década entre 2040 y 2050 se consolidarán en Colombia los nuevos usos del hidrógeno de bajas
emisiones estimándose la demanda interna en aproximadamente 1850 kt para 2050. El sector
transporte se alza como el principal demandante de hidrógeno, alcanzando el 64% de la demanda
total, es decir, 1180 kt de hidrógeno. Este aumento considerable se deberá tanto a la irrupción del
hidrógeno de bajas emisiones en el transporte aéreo y marítimo como al crecimiento de su
demanda en el transporte por carretera. En el sector industrial los nuevos usos del hidrógeno de
bajas emisiones se reparten de manera equilibrada entre los sectores de fertilizantes, minería y
siderurgia, mientras que la refinación se mantiene como el subsector con mayor demanda. Por
último, la demanda en el sector eléctrico continúa representando un porcentaje relativamente
pequeño (de alrededor del 3% de la demanda total de hidrógeno) equivalente a 37 kt en 2050.
De acuerdo con los resultados obtenidos, un 40% de la demanda de hidrógeno a 2050 será utilizada
para abastecer la producción de derivados de bajas emisiones, principalmente en forma de
amoniaco y de combustibles sintéticos. El amoniaco se utilizará inicialmente en la producción de
fertilizantes, reduciendo así las importaciones de Colombia en este ámbito e impulsando esta
industria a nivel local. Además, el amoniaco de bajas emisiones transformará la demanda de
combustibles en el transporte marítimo sustituyendo a los combustibles fósiles. De manera similar, en
el transporte aéreo, la falta de alternativas para mitigar sus emisiones forzará la utilización de
combustibles sintéticos.
La penetración esperada del hidrógeno en cada subsector mencionado se sintetiza en la Figura 11.
El año de inicio del uso del hidrógeno es similar al año previsto como punto de equilibrio, cuando el
uso del hidrógeno es competitivo frente a la alternativa convencional fósil, pero se adelanta pues
se tiene en cuenta, no sólo la competitividad en costos, sino la realización de proyectos piloto y
demostraciones llevadas a cabo por empresas que deseen desarrollar conocimiento tecnológico.
Figura 11: Desarrollo de las aplicaciones del hidrógeno de bajas emisiones en Colombia
• Fase 3. Aplicaciones disruptivas (2036 → 2050): En esta última fase se producirá un gran
despliegue del hidrógeno en las aplicaciones anteriores, pues el uso de hidrógeno verde
será más competitivo que las alternativas fósiles. En paralelo, se abrirán nuevas
oportunidades para el hidrógeno, que comenzará a demandarse para aplicaciones que
actualmente están poco maduras tecnológicamente. Estas nuevas aplicaciones permitirán
descarbonizar nuevos sectores tales como el transporte marítimo y aéreo mediante
derivados, la generación eléctrica flexible en plantas de ciclo combinado alimentadas por
hidrógeno o pilas de combustible, la producción de acero primario mediante reducción
directa con hidrógeno (DRI), o la industria minera mediante el uso de camiones mineros de
pila de combustible.
Alineado con la distribución de la demanda de hidrógeno, la mayor parte de las emisiones abatidas
se dan en los sectores transporte e industria. A 2030 la reducción de emisiones vendrá
fundamentalmente dada por la penetración del hidrógeno en el sector industrial, mientras que el
sector del transporte toma un papel secundario. No obstante, esta distribución cambia con el
tiempo, llegando el transporte a suponer el 70% de las emisiones abatidas a 2050.
Las mayores reducciones de emisiones se dan en el sector transporte, donde el transporte aéreo es
el subsector que supone un mayor abatimiento de emisiones, especialmente en el largo plazo (5050
kt de CO2 abatidas en 2050) debido a la alta intensidad en carbono del sector y las pocas
alternativas que existen para descarbonizarlo. No obstante, este sector comienza su desarrollo en
torno al hidrógeno de bajas emisiones más tarde que el transporte terrestre. En segundo término, el
transporte por carretera, principalmente transporte pesado (camiones y autobuses), es el subsector
que conlleva una mayor reducción de emisiones, pudiendo alcanzar hasta 4150 kt de CO2 abatidas
en 2050. Dentro del sector industrial, el sector del refino se posiciona como el tercer sector donde se
da una mayor reducción de emisiones, pudiendo alcanzar 1700 kt de CO2 en 2050. Estos tres
El refino y el transporte pesado por carretera son las aplicaciones que antes alcanzan la paridad en
costos con su alternativa fósil (antes de 2030). Por ello, estas aplicaciones serán prioritarias a la hora
de desplegar nuevos proyectos de hidrógeno puesto que permitirán traccionar la nueva demanda
contribuyendo a una descarbonización en el corto plazo.
A nivel global, existen tres grandes regiones donde se concentrará la demanda de hidrógeno y
especialmente la demanda de hidrógeno de importación. Asia será el principal foco de demanda
de hidrógeno, con una demanda total de más de 190 Mt en 2050 y con necesidades de importación
grandes tanto en términos absolutos (China) como en términos relativos (Japón, Corea e India). En
Europa, se desarrollará una demanda de aproximadamente 60 Mt de hidrógeno en 2050 que será
cubierta por producción local, por exportadores cercanos (Marruecos, Noruega, etc.) y
eventualmente por otros exportadores como Colombia. En Estados Unidos la demanda de
hidrógeno podría llegar a alcanzar también las 60 Mt de hidrógeno en 2050. Sin embargo, el buen
recurso renovable que puede encontrarse en muchas regiones del país, sus abundantes y
competitivos recursos fósiles y su constante apuesta por la independencia energética sugieren que,
de darse una demanda de importación de hidrógeno en Estados Unidos, esta será pequeña en
términos relativos.
17 Mapa de i-deals elaborado mediante el análisis de las estrategias de hidrógeno publicadas por los diferentes
países y regiones.
2. El desarrollo de la cadena de valor del hidrógeno como vía hacia una economía de exportación
de bajas emisiones
El hidrógeno de bajas emisiones es una oportunidad para la transición justa de los sectores
afectados por la descarbonización a la vez que abre nuevas puertas para la creación de nuevo
tejido industrial que aprovecha la competitividad del hidrógeno producido en Colombia.
El despliegue de la industria del hidrógeno de bajas emisiones en zonas mineras y petroleras se
beneficiará del aprovechamiento de las infraestructuras y capacidades existentes permitiendo una
transición justa y equilibrada. De igual forma, el hidrógeno verde abre nuevas oportunidades de
desarrollo local en nuevas regiones con alto potencial de producción de energías renovables
contribuyendo a un desarrollo económico equilibrado y cohesivo entre territorios.
4. El Gobierno Nacional comprometido con el despliegue del hidrógeno de bajas emisiones
El Gobierno tiene un claro compromiso con el despliegue del hidrógeno de bajas emisiones como
motor de desarrollo económico, social y medioambiental. Sin embargo, estamos en las primeras
fases de creación de esta industria a nivel global y debe establecerse un marco regulatorio y de
incentivos que favorezca la implantación de los primeros pilotos.
El desarrollo de la economía del hidrógeno pondrá en el centro a las comunidades desde el inicio,
teniendo en cuenta su situación actual, necesidades, aspiraciones y capacidades. El Gobierno y
autoridades locales pondrán en marcha un plan de socialización que traslade el potencial del
hidrógeno para transformar económicamente las comunidades mediante la generación
equilibrada de riqueza y empleo a la vez que se capacita el personal y se protegen los recursos
naturales, las personas y el medio ambiente.
Los instrumentos principales para alcanzar los objetivos fijados a 2030 son las medidas descritas en
los ejes de actuación que se detallan en el capítulo siguiente.
• Flota de al menos 1.500 – 2.000 vehículos ligeros de pila de combustible para transporte de
pasajeros y carga. Se considera esencial fomentar el desarrollo de hidrogeneras en grandes
núcleos de población, fomentando la adquisición de vehículos de hidrógeno para
aplicaciones de gran recorrido como taxis o furgonetas de reparto.
• Flota de al menos 1.000 – 1.500 vehículos pesados de pila de combustible para transporte
de pasajeros y carga. Se pondrá foco en el despliegue de hidrogeneras en rutas de gran
tránsito de vehículos que conecten ciudades del país, fomentando la adopción de esta
tecnología por empresas de transporte de mercancías y pasajeros. Además, derivado de la
Estrategia Nacional de Movilidad Eléctrica Sostenible18, se prevé una importante
participación del hidrógeno dentro de la flota de buses intermunicipales del país.
18 100% de los vehículos públicos adquiridos para transporte masivo eléctricos o con cero emisiones a 2035
• Movilizar más de 2.500 millones de dólares de inversión durante el periodo 2020/30, las cuales
provendrán mayormente del sector privado, pero que contarán con el apoyo público
necesario en los casos en los que se precise. Esta inversión generará un efecto multiplicador
en toda la cadena de valor del hidrógeno en términos de creación de riqueza y empleo.
• Contribuir a la descarbonización de Colombia con el abatimiento de 2,5 – 3 millones de
toneladas de CO2eq durante el periodo 2020/30 gracias al uso de hidrógeno de bajas
emisiones. Además, se estima que a 2030 se eviten aproximadamente la emisión anual de
0,7 millones de toneladas de CO2eq.
Se distinguen tres fases temporales en las que se abordarán las líneas de trabajo:
• Fase 1. Sentar las bases del hidrógeno: Acciones a realizar en el corto plazo (periodo inferior
a 2 años), tales como definición de leyes o elaboración de estudios técnicos y planes de
capacitación, con el objetivo de establecer unos cimientos sólidos para el correcto
desarrollo del mercado.
• Fase 2. Habilitar e impulsar el desarrollo del mercado: Tareas orientadas a promover el uso
del hidrógeno de bajas emisiones. Estas medidas serán llevadas a cabo en el corto/medio
plazo (periodo inferior a 5 años). Las primeras medidas se enfocan a incentivar y mitigar el
riesgo de los primeros participantes, mientras que las más tardías buscarán conseguir el
escalado del hidrógeno a lo largo de toda la cadena de valor.
• Fase 3. Monitorizar y habilitar nuevos usos: Acciones a realizar en el medio/largo plazo (entre
5 y 10 años) con objeto de dar seguimiento y garantizar la correcta implementación de las
medidas de los periodos anteriores, así como hacer posible la entrada del hidrógeno en
aquellas aplicaciones de menor madurez.
Figura 18: 4 ejes de actuación y 27 líneas de trabajo para el desarrollo del hidrógeno
1. Establecer los conceptos de hidrógeno verde y azul acorde al marco jurídico nacional
La Ley 2099 de 2021 aprobada el 10 de julio de 2021 pretende modernizar la regulación actual en
materia de energía, con el objetivo de lograr una transición energética efectiva y dinamizar el
mercado energético. Una de las principales medidas que adopta es la reforma de la Ley 1715 de
2014, que representa la norma más relevante en Colombia en materia de fomento de fuentes no
convencionales de energía (FNCE) y de fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER),
y que contempla incentivos y beneficios fiscales para aquellos que realicen inversiones en estas
fuentes. La nueva Ley incluye al hidrógeno verde y azul como FNCER y FNCE, respectivamente.
Esta inclusión permite aplicar los beneficios e incentivos tributarios a los proyectos de hidrógeno
verde y azul, y proporciona claridad y certidumbre sobre el apoyo de las administraciones públicas
colombianas al desarrollo del hidrógeno de bajas emisiones.
Cabe destacar que la Ley 1715 únicamente define al hidrógeno verde y azul desde el punto de
vista tecnológico. El hidrógeno verde es considerado FNCER pudiendo ser producido a partir de
fuentes tales como la biomasa, los pequeños aprovechamientos hidroeléctricos, la eólica, la
geotérmica, la solar o la mareomotriz. El hidrógeno azul es considerado FNCE y será aquel producido
a partir de combustibles fósiles cuando se disponga de un sistema de captura, uso y
almacenamiento de CO2 (CCUS). No obstante, todavía se requiere una definición más precisa, no
solo desde el punto de vista tecnológico, sino que contemple umbrales de emisiones de CO2 para
el hidrógeno. Este punto es abordado en la línea de trabajo número 4 sobre el sistema de garantías
de origen y certificaciones.
Debido al carácter transversal y el amplio rango de aplicaciones del hidrógeno, será crucial que la
articulación tenga en cuenta todos los Ministerios relevantes en materia de hidrógeno tales como
el Ministerio de Minas y Energía, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, el Ministerio de
Hacienda y Crédito Público, el Ministerio de Transporte, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo,
y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, entre otros.
El sector energético colombiano cuenta con un marco institucional robusto, en el que el Gobierno,
a través de sus Ministerios, define los objetivos estratégicos y las directrices normativas para cada
sector, la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) desarrolla la planificación conjunta de
largo plazo y la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) elabora la regulación de los
sectores energéticos.
La reciente Ley 2099 de 2021, mediante los artículos 21 y 23, abre una cláusula general de
competencia al Gobierno Nacional para definir los mecanismos de para promover la innovación,
investigación, producción, almacenamiento, distribución y uso de hidrógeno. Esto habilita un
Se considera esencial establecer acuerdos internacionales con otros países, tanto de carácter
bilateral como multilateral, que tendrán por objetivo crear alianzas de cooperación en materia de
hidrógeno. En una primera etapa los acuerdos se enfocarán al intercambio de conocimiento,
tecnología y experiencias, para posteriormente explorar el co-desarrollo y la co-inversión en
proyectos de consumo local y la exportación de hidrógeno o productos derivados.
Se dará a conocer al exterior el alto potencial renovable de Colombia con fines de atraer a
empresas y capital extranjero para desarrollar proyectos de hidrógeno en el país.
Se debe dar a conocer mundialmente que regiones como La Guajira disponen de condiciones para
la generación renovable excepcionales con una velocidad media del viento de 9 m/s (el doble del
promedio mundial), y una radiación solar un 60% mayor que el promedio mundial. Además,
Colombia está dentro de los 10 países que concentran el 46% de la oferta hídrica internacional.
Esta involucración permite adoptar las mejores prácticas internacionales, así como el desarrollo de
un sistema de garantías y certificación nacional alineado con el de potenciales países
importadores.
La reciente Ley 2099 de 2021 trae consigo la definición, desde un punto de vista tecnológico, del
hidrógeno verde y azul como FNCER y FNCE, respectivamente. Este es un primer paso para definir y
clarificar la visión nacional entorno a este nuevo vector energético. Sin embargo, se considera
esencial diseñar un sistema de garantías de origen o seriación que, además de tener en cuenta la
ruta de producción, considere el máximo de emisiones u otros factores ambientales para poder
comercializar el hidrógeno como verde o azul.
Las garantías de origen y los certificados son uno de los aspectos más relevantes en la incipiente
regulación del sector del hidrógeno, pues es indispensable elaborar un mecanismo que haga
posible trazar con seguridad el origen y la reducción de emisiones que este vector permite alcanzar.
Es necesario definir el procedimiento, los requisitos, así como el organismo responsable, para la
emisión de garantías de origen. Este sistema proporcionará las señales de precio adecuadas a los
consumidores finales y será la base para establecer futuros mecanismos de apoyo.
En este momento no existe un estándar internacional definido siendo el europeo el más avanzado.
Por tanto, en esta fase se avanzará a nivel nacional en la asignación de responsabilidades y en la
definición de los mecanismos de certificación más apropiados, los actores involucrados, el marco
de gobierno y las formas mediante las cuales el esquema podría ser validado a nivel local e
internacional. Esta definición se realizará en colaboración con la industria y demás agentes
relevantes a través de mesas de trabajo específicas.
El elevado costo de producción actual es una de las principales barreras al desarrollo de proyectos
de hidrógeno. Por este motivo, es necesario la identificación de incentivos que den seguridad a los
inversores y permitan impulsar los primeros proyectos a escala piloto, para posteriormente, fomentar
el desarrollo con tamaños mayores que puedan beneficiarse de economías de escala.
El Gobierno Nacional evaluará, a medida que avance el desarrollo del mercado, si los incentivos
establecidos son suficientes o se requiere un impulso mayor. En caso de considerarse necesario, la
Ley 2099, específicamente los artículos 21 y 23, permiten la definición de otros mecanismos o
incentivos de apoyo para promover la innovación y el desarrollo de la industria del hidrógeno. Las
medidas irán destinadas a incentivar el hidrógeno verde o azul frente al de origen fósil, o sobre aquel
cuyo origen no se pueda trazar.
La falta de demanda constituye otra clara barrera al desarrollo de proyectos de hidrógeno tanto
de producción como de infraestructura, dado que, para que los proyectos sean viables
económicamente, deberán existir aplicaciones de uso final que den lugar a casos de negocio
viables. Las medidas orientadas a fomentar la demanda dan lugar a un enfoque tecnológico más
neutral, que podría ser más resiliente hacia innovaciones en el lado de la oferta.
Los incentivos de la Ley 2099 anteriormente mencionados para la producción son también de
aplicación para el uso final y reelectrificación del hidrógeno. El Gobierno evaluará si se precisan
mayores incentivos para que tenga lugar la transición desde las tecnologías basadas en
combustibles fósiles a tecnologías de hidrógeno de bajas emisiones.
• Definir los bienes, equipos y maquinaria de hidrógeno que puedan ser certificados para
acceder a los beneficios de la Ley 2099 de 2021
La UPME debe certificar los proyectos de inversión en FNCE para que quienes inviertan en este tipo
de proyectos accedan a los incentivos tributarios y arancelarios de la Ley 2099.
Con la inclusión del hidrógeno verde y azul como FNCE, se establece que las inversiones, los bienes,
equipos y maquinaria destinados a hidrógeno verde y azul podrán gozar de los beneficios de
deducción en el impuesto de renta, exclusión de IVA, exención de aranceles y depreciación
acelerada, cuando la UPME los certifique.
Para dar cumplimiento a este nuevo rol de la UPME, será necesario establecer una lista de bienes,
equipos y maquinaria para la producción, almacenamiento, acondicionamiento, distribución,
reelectrificación, investigación y uso final del hidrógeno verde o azul.
• Actualizar la guía práctica para la aplicación de los incentivos tributarios de la Ley 2099
al hidrógeno
19 UPME (2016): Guía práctica para la aplicación de los incentivos tributarios de la Ley 1715 de 2014
En este contexto, y considerando el impacto ambiental positivo del hidrógeno de bajas emisiones,
se llevará a cabo una revisión de los permisos y trámites necesarios para la puesta en marcha y
operación de proyectos, a fin de facilitar, en la medida de lo posible, su desarrollo. En materia
ambiental, en este punto es importante mencionar que al hidrógeno verde y azul ser catalogadas
como FNCER y FNCE respectivamente, les es aplicable el régimen especial establecido en la ley
1715, donde la Autoridad Ambiental Nacional (ANLA) y Corporaciones Autónomas Regionales
(CAR) están llamadas a establecer un ciclo de evaluación rápido para proyectos de FNCE. Se
recomienda que estas autoridades ambientales realicen estudios que para cuantificar los impactos
ambientales de este tipo de proyectos, analizar los trámites ambientales que requerirán este tipo de
proyectos y eliminar los trámites innecesarios para agilizar la obtención de permisos y licencias
ambientales.
Asimismo, se recomienda que los municipios incluyan dentro de los Esquemas de Ordenamiento
Territorial los sitios dentro de su territorio donde se pueden establecer proyectos de hidrógeno.
Recordemos que la ley 1715 de 2014 declara las actividades de producción y utilización de FNCE
como de utilidad pública e interés social, por lo que tiene primacía en lo referente a ordenamiento
territorial y esta declaratoria, gracias a la ley 2099 de 2021, es extensible a proyectos de hidrógeno
verde y azul. Se recomienda que las entidades territoriales analicen las normas básicas de
edificación y usos de suelo de una manera que favorezcan el desarrollo de proyectos de hidrógeno
verde y azul en su territorio.
Para el caso particular del hidrógeno verde en el que es preciso abordar el desarrollo de proyectos
conjuntos de FNCER dedicados para la producción de electricidad renovable (eólica y/o solar
fotovoltaica) y de electrólisis para la producción de hidrógeno, será necesario un abordaje conjunto
de su tramitación. Este nuevo enfoque podrá reducir retrasos en el procedimiento administrativo, el
cual representa una barrera para la inversión y el despliegue de las FNCER.
Esta adaptación requiere una modificación de la regulación a nivel sectorial, la cual se llevará a
cabo evitando poner en riesgo la sostenibilidad financiera del sistema eléctrico y gasista actual.
La regulación del sistema eléctrico será actualizada para permitir la provisión de servicios de
flexibilidad (servicio de AGC o participación en el cargo por confiabilidad) por parte de los
electrolizadores siempre que la tecnología cumpla con los requisitos técnicos exigidos. Estos servicios
por un lado aumentarán la resiliencia del sistema eléctrico ante un escenario de alta penetración
de FNCER no gestionables y, por otro lado, proporcionarán a los proyectos de electrólisis ingresos
adicionales abaratando el costo final de producción de hidrógeno.
Para mejorar la competitividad del hidrógeno se considera esencial que la fiscalidad energética
garantice una competencia justa entre vectores, eliminando, por ejemplo, los impuestos que
gravan la electricidad colombiana para los retiros de los electrolizadores.
El transporte de gas natural en Colombia está regulado por Reglamento Único de Transporte (RUT),
el cual, a pesar de no prohibir explícitamente la inyección de hidrógeno, establece unos parámetros
mínimos de calidad del gas que resultarían imposibles de cumplir si se inyectasen mezclas de
hidrógeno en la red.
Por este motivo, en el caso de considerarse la posibilidad de admitir mezclas de hidrógeno en la red
gasista será necesario modificar el RUT. Este proceso de rectificación podría ser iniciado por el
Consejo Nacional de Operación de Gas Natural (CON-Gas) o por la CREG, quienes, tras revisar la
experiencia nacional e internacional, podrán hacer propuestas de reforma, teniendo en cuenta las
observaciones de todos los agentes involucrados.
La revisión del RUT deberá contemplar también la posible inyección de gas natural sintético
obtenido a través de hidrógeno de bajas emisiones. La inyección de este gas sintético es
considerada como una herramienta transitoria que puede ayudar a aumentar el consumo de
hidrógeno de bajas emisiones mediante su transformación en un producto derivado que pude ser
inyectado en la red de gas natural cumpliendo los requisitos actuales del RUT.
La asociación ha de ser el punto de encuentro del sector agrupando a las empresas, instituciones,
centros tecnológicos y universidades con actividades relacionadas con el hidrógeno. Uno de los
principales objetivos será compartir mejores prácticas y promover leyes y normativa para la
regulación del hidrógeno. Además, se buscarán acuerdos con otras asociaciones que presenten
sinergias y se elaborarán grupos de trabajo para detectar y solventar brechas que frenen el
desarrollo del mercado.
En este contexto, se realizarán estudios para evaluar la viabilidad comercial del uso de plantas
carboníferas para la producción de hidrógeno. El hidrógeno azul a partir de carbón se presenta
como una posible alternativa para la transformación de las compañías mineras hacia la utilización
más sostenible de los recursos.
El hidrógeno azul aparece como una herramienta transitoria para una descarbonización temprana,
pero cuya producción precisa del consumo de combustibles fósiles, bien sea carbón o gas natural.
Por este motivo, y teniendo en cuenta que Colombia es un país con grandes reservas de carbón (el
carbón no supone un factor limitante para el país), se evaluará la viabilidad de desarrollar un
suministro local de gas natural que pueda ser dedicado a la producción de hidrógeno azul, ya que
la producción con gas natural de importación no se considera competitiva. Además, se analizará
la demanda de gas natural estimada para asegurar que potenciales incrementos en la demanda
no comprometen el abastecimiento para otros usos.
EL mercado del hidrógeno se dirigirá hacia aquellos los sectores donde no existen otras alternativas
para la descarbonización. El uso actual del hidrógeno en Colombia se concentra en sectores
industriales como el de refinación, los fertilizantes y la industria química. Debido a la compatibilidad
de la infraestructura, que minimiza la inversión necesaria para la adopción del hidrógeno de bajas
emisiones, se consideran estos sectores como los más propensos a la utilización de hidrógeno de
bajas emisiones en el corto/medio plazo. No obstante, el hidrógeno tiene cabida en muchas otras
industrias donde puede ser utilizado como materia prima o para la producción de calor.
Se llevarán a cabo mesas técnicas con asociaciones, representantes del sector privado y ministerios,
especialmente el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, a fin de evaluar el establecimiento de
objetivos de penetración de hidrógeno de bajas emisiones en algunos sectores industriales,
especialmente en aquellos que no se prestan a la electrificación y no presenten alternativas
sostenibles costo-eficientes. Estos objetivos irán acompañadas de mecanismos de apoyo
destinados a facilitar la inversión privada, protegiendo en todo momento la competitividad industrial
del país.
Por último, se impulsará la elaboración de estudios por subsector, que permitan entender y diseñar
estrategias de descarbonización a largo plazo. Por ejemplo, mientras que en el sector residencial
hay algunos equipos certificados para el uso de mezclas de hidrógeno y metano, el sector industrial
destaca por contar con un gran número de aplicaciones que no han sido evaluadas en detalle. Por
tanto, se considera que algunos productores químicos que utilizan gas natural como materia prima
podrían necesitar ajustar sus procesos si se comenzase a inyectar hidrógeno en la red gasista.
En este proceso es crucial la participación de los gobiernos locales que, a través de la renovación
de la flota del transporte público, pueden impulsar la adopción del hidrógeno en el transporte
terrestre fomentando así el despliegue de infraestructura de recarga.
En el transporte aéreo, fluvial y marítimo se plantea una posible coordinación con entidades y
reguladores internacionales como la Organización Marítima Internacional (IMO) o la Asociación
Internacional de Transporte Aéreo (IATA) para realizar un plan de descarbonización de estos
sectores a nivel nacional. Con respecto al transporte marítimo, la IMO ha adquirido un compromiso
de reducción del 50% de las emisiones a 2050 respecto a los niveles de 2008. La IATA establece una
reducción de emisiones del 50% a 2050 con respecto a los niveles de 2005.
El sector de los edificios, tanto residencial como terciario, podrá ser un consumidor de hidrógeno
bien mediante el uso de pilas de combustible de pequeña escala para micro-cogeneración o
mediante la combustión de hidrógeno en los equipos conectados a la red de gas natural para
producción de calor. Mientras que el primer caso se considera poco probable por sus altos costos
frente a la electrificación, la inyección de hidrógeno en la red de gas es percibida como una opción
transitoria que permite fomentar el escalado de la producción de hidrógeno de bajas emisiones.
No obstante, el impulso en estos sectores requiere la realización previa de estudios que determinen
las consideraciones técnicas, de seguridad y de disponibilidad de equipos adaptados para la
operación con mezclas elevadas de hidrógeno.
El hidrógeno es un gas de difícil manipulación cuyo rango de aplicaciones actuales se limita a unos
pocos sectores industriales que lo consumen como materia prima. Sin embargo, la reducción de
costos de producción y el desarrollo de tecnologías permitirán su uso en nuevos sectores y le
convierten en uno de los pilares de la transición energética.
No obstante, actualmente existe un alto grado de desconocimiento, tanto social como profesional,
sobre sus posibilidades de aplicación y ventajas asociadas, lo que dificulta la aceptación del mismo
como una alternativa sostenible y segura.
Se tendrá un diálogo temprano y cercano con grupos de interés con el fin de conocer el potencial
de la región y los beneficios, identificando también los riesgos y posibles medidas de acción a
implementar. El diálogo dará como resultado una mejor comprensión de la realidad que se quiere
intervenir al tomar en cuenta la experiencia de la población, fomentando el desarrollo de proyectos
de manera sostenible tanto ambiental como socialmente.
Se consideran clústeres aquellas áreas del país que, por su desarrollo industrial o su cercanía a
puertos u otras infraestructuras relevantes para la cadena de suministro del hidrógeno,
demandarían grandes volúmenes de hidrógeno mediante el agregado de consumos.
Entre las regiones a considerar destacan: Barranquilla y Cartagena (con el complejo industrial de
Mamonal), Bogotá, Medellín, Bucaramanga y zonas de Manizales, Pereira, Armenia, Ibagué y
Barrancabermeja, entre otros. No obstante, todos los territorios de Colombia podrán ser
considerados si administraciones y empresas permiten agrupar una demanda suficiente. Además,
se evaluará la posibilidad de promover la creación de estos clústeres en zonas que se estén viendo
afectadas negativamente por el proceso de transición energética, como pueden ser, por ejemplo,
las regiones mineras.
Una vez se identifiquen las regiones y actores interesados en el hidrógeno, se impulsará el desarrollo
de proyectos de tamaño relevante, que puedan beneficiarse de economías de escala y facilitar
un suministro de hidrógeno competitivo.
No obstante, se debe tener en cuenta que muchas tecnologías fundamentales para la economía
del hidrógeno necesitan terminar su desarrollo y existen riesgos significativos a su implementación.
Por este motivo, se impulsará la colaboración público-privada a fin de facilitar la movilización de las
inversiones privadas que se necesitan para el despliegue inicial de estas tecnologías.
14. Diseñar e implementar señales de mercado que fomenten la adopción del hidrógeno
Un elemento clave para la creación de una demanda interna de hidrógeno de bajas emisiones es
la fijación de un precio al carbono que refleje las externalidades del uso de combustibles fósiles. Este
mercado de emisiones, previsto en forma de cupos transables de emisión, ya se encuentra en fase
de elaboración bajo las competencias del Ministerio de Medioambiente.
Se establecerá una mesa técnica que involucre actores públicos y privados, para discutir una
tarificación justa a las emisiones. Además, se tendrán en cuenta la experiencia de otras geografías,
así como las recomendaciones internacionales de instituciones como el Fondo Monetario
Internacional (FMI) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre
tasas efectivas al carbono.
Además de los fondos del FENOGE y los incentivos tributarios vigentes, se evaluarán otros
instrumentos como préstamos de bajo interés, emisión de bonos verdes por parte de las empresas
nacionales o rondas de financiamiento público exclusivo para proyectos de hidrógeno de bajas
emisiones. Este financiamiento buscará apoyar a empresas y consorcios nacionales e
internacionales para el desarrollo de proyectos en el país.
Además de los mecanismos existentes, la Ley 2099 autoriza al Gobierno Nacional a financiar, con
aportes del Presupuesto General de la Nación y el Sistema General de Regalías, la participación de
las entidades territoriales en los proyectos de generación, distribución, comercialización de FNCER,
entre las cuales se incluye el hidrógeno verde.
Será necesario la revisión periódica de la Hoja de Ruta con una frecuencia mínima de 3 años. Esta
revisión y actualización permitirá determinar el grado de implantación de las medidas, la
cuantificación de su impacto y la adaptación de los objetivos establecidos inicialmente.
En línea con la medida anterior, los mismos estudios realizados para el almacenamiento geológico
de CO2 permitirán evaluar las posibilidades de almacenamiento de hidrógeno y las tecnologías más
eficientes para llevarlo a cabo. Este almacenamiento a gran escala permitiría disponer de grandes
reservas energéticas renovables de carácter estacional, que ayudarán a mitigar el impacto de
fenómenos climatológicos como El Niño o La Niña.
Se impulsará la investigación ya iniciada por universidades y grupos de investigación del país, tales
como la Universidad Nacional de Colombia, que busca promover el uso de tecnologías de
desalinización. Estas tecnologías permitirán por un lado acabar con la escasez de agua para el
consumo de las comunidades locales y, por otro lado, disponer del agua necesaria para la
producción de hidrógeno electrolítico.
18. Analizar las posibilidades de “Blending” de hidrógeno en la red existente de gas natural
La experiencia internacional muestra el “blending" como una herramienta viable para fomentar la
producción de hidrógeno, valorizar la infraestructura gasista existente y disminuir costos de
transporte. Con el fin de evaluar las opciones de “blending" del país, se llevarán a cabo análisis
regionales, en colaboración con las empresas gasistas, para determinar los volúmenes máximos de
hidrógeno admisibles por la red colombiana.
Los análisis partirán de las experiencias y mejores prácticas internacionales, las cuales muestran que
la red existente puede llegar a tolerar mezclas de hidrógeno del 5-10% sin necesidad de
modificaciones relevantes, y se buscará la cooperación con otros países más avanzados en la
materia para simplificar los pilotos a realizar y ahorrar costos. Además, deberá realizarse un
Recientemente el Ministerio de Minas y Energía expidió la Resolución 40223 del 9 de julio de 2021,
donde establece las condiciones mínimas de estandarización y de mercado para la
implementación de infraestructura de recarga para vehículos eléctricos. Sin embargo, esta
resolución solo hace referencia a los vehículos puramente eléctricos. En lo relativo a los vehículos
de pila de combustible, el Ministerio deberá expedir reglamentación técnica que tenga en cuenta
las características específicas de las infraestructuras de dispensado de hidrógeno.
Para poder aprovechar todo el potencial de país, se impulsarán estudios y planes de desarrollo de
infraestructuras portuarias. Los análisis irán destinados a la habilitación y adaptación de los puertos
del país para la exportación de hidrógeno. Entre los puertos más relevantes de Colombia en lo
relativo a la exportación e importación de combustibles se encuentran Cartagena, Buenaventura,
Coveñas y Tumaco. Además, el país cuenta con puertos ubicados en zonas de alto recurso
renovable como Puerto Brisa en la región de La Guajira. En los puertos seleccionados se
contemplará el desarrollo de infraestructura de acondicionamiento, transformación y
almacenamiento de hidrógeno.
El transporte por barco de hidrógeno se hará en forma de hidrógeno líquido o mediante portadores
tales como amoniaco, metanol y portadores orgánicos líquidos. Entre estos destaca el amoniaco
por ser un compuesto utilizado de forma común en numerosos procesos, producirse a escala
industrial con tecnologías maduras y disponer de normativa técnica y estándares consolidados. El
puerto de Cartagena ya cuenta con infraestructura para la gestión de exportaciones e
importaciones de amoniaco.
Para evaluar la viabilidad del plan, se impulsará la colaboración con aquellos países del Caribe que
también se encuentren interesados en explorar y aprovechar esta oportunidad.
21. Planear un despliegue de infraestructura en coordinación con los sistemas eléctrico y gasista
Gran parte del potencial renovable de Colombia se encuentra ubicado en zonas en las que la red
eléctrica se encuentra en fase de expansión, tales como La Guajira. Aunque en estas zonas se
optará por favorecer la conexión directa entre plantas de producción de electricidad renovable y
electrolizadores, se deberá también contar con una infraestructura eléctrica que permita
aprovechar los vertidos excedentes de las plantas renovables, así como abastecer consumos en
horas de baja producción renovable.
Por otro lado, si se opta por la instalación de electrolizadores en regiones de menor recurso
renovable pero con acceso a la red eléctrica, siendo estos electrolizadores abastecidos total o
parcialmente con electricidad de la red, se deberá analizar el impacto de estas cargas en el sistema
eléctrico.
El “sector coupling”, entendido como la integración del desarrollo de las infraestructuras de gas y
electricidad, es considerado una de las herramientas claves para lograr una descarbonización
El hidrógeno permite aumentar el grado de acople entre los sectores gasista y eléctrico, sectores
que aunque llevan mucho tiempo conectados, lo están únicamente en una dirección: el consumo
de gas para producción de electricidad. Sin embargo, la electrólisis permite el acople también en
la otra dirección, al permitir que la energía eléctrica sea transformada en forma de hidrógeno
gaseoso que puede almacenarse y transportarse aprovechando la infraestructura gasista.
No obstante, los beneficios obtenidos por el acople entre sistemas conllevan una mayor dificultad
de planeación. Por este motivo, se impulsará la inclusión del rol del hidrógeno dentro de los planes
de expansión del sistema eléctrico y del gasista elaborados por la UPME.
Por tanto, se desarrollará política pública con el objetivo de incluir los estudios de acoplamiento de
sectores dentro de un marco normativo que le asignase esta tarea a la UPME.
22. Capacitar personal técnico y profesional a lo largo de toda la cadena de valor del hidrógeno
Para que el despliegue del hidrógeno se realice en condiciones de seguridad y sin generar rechazo
por parte la población, es fundamental dotar de formación y crear certificaciones que acrediten a
los profesionales técnicos de cada sector para trabajar en la economía del hidrógeno. En este
contexto, se elaborarán planes de formación, específicos para cada sector, para adaptar
profesionales tales como mecánicos de talleres, personal de emergencia o asistentes de carretera
al manejo seguro del hidrógeno.
De acuerdo al artículo 7 parágrafo tercero de la Ley 2099 de 2021, el FENOGE podrá crear, gestionar
y administrar una plataforma de centralización de información y/o base de datos de proyectos de
FNCE y de gestión eficiente de la energía.
La nueva industria del hidrógeno precisa del desarrollo de tecnología a lo largo de toda la cadena
de valor. Además, se precisan de múltiples empresas tales como fabricantes, ensambladores,
ingenierías, reciclaje de componentes y equipos.
El desarrollo del hidrógeno todavía precisa un gran avance tecnológico y, por ello, se considera
que más allá del apoyo al despliegue de la producción y de la demanda, Colombia podría
incentivar también la innovación tecnológica, sobre todo cuando esto permita la creación y el
fortalecimiento de empresas e iniciativas locales. Por este motivo, se impulsarán programas de
investigación e innovación orientados a la mejora de las capacidades tecnológicas e industriales
del país.
Con el objetivo de mitigar el riesgo tecnológico, se impulsará el desarrollo de proyectos piloto que
determinen la viabilidad, tanto técnica como económica del hidrógeno de bajas emisiones, desde
su producción hasta los usos finales. El impulso se llevará a cabo mediante incentivos económicos y
administrativos que reduzcan el diferencial de costo debido a la aplicación de tecnologías bajas
en emisiones frente a las soluciones convencionales.
• Habilitar “sandboxes” para proyectos de innovación fuera del marco jurídico vigente
Los “sanboxes” regulatorios son instrumentos que permiten apoyar proyectos innovadores a través
del levantamiento, temporal y limitado, a ciertas actividades de regulaciones que tengan un efecto
limitante.
Se fomentarán estos habilitadores, pues se considera que a nivel regulatorio también es necesario
generar conocimiento en materia de hidrógeno. Por ello, para el desarrollo de proyectos de
innovación que no estén permitidos por la regulación vigente, pero que se consideren de interés
estratégico, se aplicará un marco regulatorio flexible que fomente el aprendizaje regulatorio y
permita analizar el enfoque normativo más eficiente. El aprendizaje se basará en la experiencia
internacional de otros países simplificando los pilotos a realizar y disminuir costos.
La normatividad técnica actual no está diseñada con vistas al uso del hidrógeno como un nuevo
vector energético. El hidrógeno en la actualidad está regulado como una sustancia peligrosa,
resultando esta regulación insuficiente y desactualizada tecnológicamente para la amplia gama
de nuevas aplicaciones del hidrógeno.
Resulta fundamental revisar y adaptar la normativa existente para permitir el despliegue seguro de
nuevas aplicaciones. Para ello se propondrá la creación de grupos de trabajo que analicen el
estado de la reglamentación en materia de hidrógeno, y que elaboren propuestas de disposiciones
generales o normas que se consideren necesarias para afianzar su implementación.
Los grupos de trabajo estarán formados miembros expertos tales como representantes del Instituto
Colombiano de Normas Técnicas y Certificación (ICONTEC), representantes del sector privado,
universidades, empresas privadas o la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI). El análisis será
realizado abarcando todos los eslabones de la cadena de valor del hidrógeno desde su producción
hasta el consumo.
Por otro lado, se impulsará la colaboración de las empresas nacionales en los foros internacionales
y comités técnicos encargados de desarrollar nueva normativa, como pueden ser reglamentos
específicos para el uso del hidrógeno en la industria minera.
Con fines a garantizar el correcto desarrollo del mercado del hidrógeno de bajas emisiones, se
impulsará el desarrollo de una plataforma nacional que registre la producción y consumo de
hidrógeno en Colombia, diferenciando por tipos de hidrógeno, como el gris, azul o verde, y por
sectores de consumo.
Este sistema, que estará integrado con el registro de proyectos y empresas de hidrógeno nacional
(primera medida de la línea de trabajo 23), dotará de trazabilidad al hidrógeno de Colombia,
facilitará la toma de decisiones en materia de despliegue de infraestructura, permitirá evaluar el
grado de cumplimiento de las medidas y objetivos establecidos, y será la base para el sistema
nacional de garantías de origen o certificación de hidrógeno de bajas emisiones.
El objetivo del plan de socialización ha sido alinear la ambición y objetivos del Ministerio con las de
los stakeholders que desarrollarán proyectos de hidrógeno para contribuir a la descarbonización de
la economía colombiana.
Inicialmente se ha lanzado una consulta preliminar, consistente en una encuesta con preguntas
relacionadas con las actividades realizadas para elaborar la hoja de ruta. En esta consulta, han
participado 51 entidades nacionales e internacionales aportando su visión particular de las
oportunidades y barreras para el desarrollo de la economía de hidrógeno de bajas emisiones en
Colombia.
En paralelo al desarrollo del resto de actividades de la hoja de ruta, se han realizado entrevistas en
profundidad con 25 actores relevantes (empresas privadas, asociaciones, universidades y
organismos multilaterales) para el despliegue del hidrógeno. En estas entrevistas se han
intercambiado experiencias y mejores prácticas a implementar en Colombia, y además han servido
para complementar los análisis del Ministerio.
Por último, se han validado los principales resultados y conclusiones de cada actividad necesaria
para elaborar la hoja de ruta en 9 talleres de trabajo en los que han participado los Ministerios de;
Energía y Minas, Medio Ambiente, Ciencias y Transporte, y también otras entidades no vinculadas
directamente al sector público. En estos talleres, los invitados han podido comentar y valorar los
resultados y conclusiones mostrados en esta hoja de ruta.
Modelo de gobierno
La monitorización de la Hoja de Ruta será liderada por un Comité de Seguimiento, que se encargará
de velar por la correcta implantación y desarrollo de las medidas expuestas en los ejes de
actuación. El Comité estará integrado por miembros del Ministerio y representantes de otros
organismos, tanto públicos como privados, tal y como muerta la Figura 20.
El Comité tendrá la responsabilidad de coordinar con las distintas partes interesadas, tanto públicas
como privadas, la ejecución de las medidas expuestas en los ejes de actuación.
Las funciones a desarrollar por este órgano público-privado son las siguientes:
Para el desarrollo de las funciones indicadas, el Comité de Seguimiento se reunirá con una
periodicidad bianual, sin perjuicio de que puedan convocarse reuniones extraordinarias cuando se
considere oportuno. Los miembros del Comité podrán requerir la participación puntual de expertos
del sector a debatir y tomar decisiones sobre alguna temática específica.
La monitorización y evaluación del progreso se realizará en base a una serie de indicadores. Estos
indicadores serán analizados con una periodicidad mínima de 3 años y permitirán obtener una
evaluación global de la estrategia, determinar el grado de implementación de las medidas y
evaluar el cumplimiento de los objetivos.
Esta revisión será la herramienta principal para llevar a cabo las adaptaciones necesarias a la Hoja
de Ruta, velando por que está se mantenga en línea con los desarrollos tecnológicos y las
tendencias del mercado.
Los indicadores se han enmarcado en 2 áreas, producción y demanda, y son los siguientes.