Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
100% encontró este documento útil (1 voto)
426 vistas41 páginas

La Resiliencia Otra Mirada A La Adversidad-Síntesis

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1/ 41

La Resiliencia otra mirada a la adversidad1

Definición de término Resiliencia:

El término Resiliencia, tiene su origen en la física, se deriva del verbo latino resilio,
el cual se refiere a la capacidad de un material de recobrar su forma original después de
haber estado sometido a altas presiones. Es, en cierto sentido, asimilable a la elasticidad.
Por analogía, en las ciencias humanas y particularmente en la Psicología se utilizó este
termino para dar cuenta de la capacidad humana que permite a las personas, que a pesar de
atravesar situaciones adversas, dolorosas o difíciles puedan salir de ellas no solamente a
salvo, sino aún enriquecidas por la experiencia.

Estudios recientes han demostrado que tanto en lo cotidiano, como en situaciones


de extrema tensión, crisis o sufrimiento, las personas pueden generar sus propios recursos
para adaptarse y emerger del conflicto con fortalezas insospechadas. Esta capacidad es lo
que los teóricos denominan resiliencia.

Este término está asociado siempre con tensión, estrés, ansiedad, situaciones
traumáticas. Algunos expertos señalan que es algo consustancial a la naturaleza humana.
Por tanto, Los elementos constitutivos de la resiliencia están presentes en todo ser humano
y evolucionan a través de las fases del desarrollo o ciclo vital, pasando de ser
comportamientos intuitivos durante la infancia, a agudizarse y ser deliberados en la
adolescencia, hasta ser introyectados en la conducta propia de la edad adulta.

Otros por el contrario piensan que la resiliencia es el resultado de una interacción


entre el niño y su ambiente. La resiliencia no resulta sólo de lo individual o lo colectivo

1
María Stella Rodríguez Arenas, Psicóloga, Licenciada en teología, Magíster en psicología
comunitaria, de la Pontificia Universidad Javeriana, Doctora en Ciencias Pedagógicas del ICCP
(Habana –Cuba) Docente de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana.
msrodri@javeriana.edu.co
sino que deriva del interjuego de ambos aspectos. El punto de encuentro de estas dos
posiciones radica en que es una posibilidad del ser humano de resignificar la adversidad en
términos positivos y que esta capacidad debe ser propiciada y acompañada por los adultos.

Si bien es cierto que las investigaciones sobre este tema son recientes, lo que
algunos teóricos afirman es que esta capacidad ha estado presente y actuante desde la
antigüedad, lo cual ha permitido a la humanidad superar por ejemplo, los estragos de la
violencia y la guerra.

Importancia de este concepto para la Educación Religiosa Escolar

Promover la resiliencia apunta a mejorar la calidad de vida de las personas a partir


de sus propios significados, del modo como ellos perciben y enfrentan el mundo. De allí
que, en la escuela, se debería reconocer aquellas cualidades y fortalezas que permiten a las
personas enfrentar positivamente situaciones desfavorables, esta capacidad de
“transformar” las agresiones en elementos de superación. Estimular una actitud resiliente
implica potenciar estos atributos involucrando a todos los miembros de la comunidad en el
desarrollo, la implementación y la evaluación de los programas de acción.

Para promover comunidades resilientes es importante tener una concepción integral


del ser humano y dar todo el valor que tiene para su desarrollado el incorporar ámbitos
muchas veces no considerados científicos como la religión, el arte, la danza, la
espiritualidad.

En la búsqueda de factores o de oportunidades de protección la espiritualidad, la


organización, la actividad de vida comunitaria, la identidad, la autoestima, la vivencia de la
cultura y la solidaridad, son algunas fuentes que conforman el apoyo y recursos de los que
las personas resilientes se sirven para superar la adversidad.
La mayoría de los investigadores coinciden en que entre los ámbitos a desarrollar
para contribuir a fomentar la resiliencia infantil se destacan:

 Las redes de apoyo informales (parientes, amigos, maestros) y sobre todo, la


aceptación incondicional del niño por al menos una persona significativa.
 La capacidad de encontrarle algún sentido a la vida.
 Las aptitudes sociales y aptitudes resolutivas que permitan la sensación de
tener cierto control sobre la propia vida.
 La autoestima o concepción positiva de uno mismo.
 El desarrollo del sentido del humor.

Michael Rutter (1993) ha caracterizado a la resiliencia como un conjunto de


procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida “sana” viviendo en un
medio “insano”. Estos procesos tendrían lugar a través del tiempo, dando afortunadas
combinaciones de atributos del niño con su ambiente familiar, social y cultural.

Para algunos investigadores, (Puerta Maya: Wolin y Wolin, 1999). los siete factores
que caracterizan la Resiliencia son:
 La capacidad para observar y observarse a sí mismo simultáneamente, para hacerse
preguntas difíciles y darse respuestas honestas.
 La capacidad para mantener distancia física y emocional con respecto a los problemas
sin caer en el aislamiento.
 La capacidad para crear vínculos íntimos y fuertes con otras personas.
 La capacidad para la auto - regulación y la responsabilidad personal necesarios para
lograr autonomía e independencia.
 El Humor y Creatividad, entendidos como capacidad para encontrar el lado divertido de
una tragedia, y para crear orden, belleza y objetivos a partir del caos y del desorden.
Generalmente son manifestación de que la adversidad ya ha sido superada.
 La capacidad para desearle a otros el mismo bien que se desea para sí mismo y
comprometerse con valores específicos,
 La capacidad para darle sentido a la propia vida.

Las variables básicas que acciona el concepto son: la autoestima, el humor, la


responsabilidad, la autocrítica, la cooperación, la ayuda mutua.

Stefan Vanistendael, (1996) nos dice: “Resiliencia es la capacidad del individuo


para hacer las cosas bien pese a circunstancias adversas. Esto implica una capacidad de
resistencia y una facultad de construcción positiva”.

Según Vanistendael, (2002:22) los resilientes no son tan diferentes de aquellas


personas que han recorrido una vida menos caótica. Sin embargo, la resiliencia lo cambia
todo, porque nos conduce a modificar nuestra mirada sobre los seres humanos y sobre la
vida.

Factores de riesgo: Llamamos factores de riesgo a todas aquellas características. Hechos o


situaciones propias del niño o de su entorno que aumentan la posibilidad de desarrollar
desajustes psicosociales.

Factores protectores: Son todas aquellas características, hechos o situaciones propias del
niño o su entorno que elevan la capacidad del niño para hacer frente a las adversidades o
disminuyen la posibilidad de desarrollar desajustes psicosocial frente a la presencia de
factores de riesgo.

El modelo creado por Grotberg (1995) para caracterizar la resiliencia en una persona
utiliza las siguientes expresiones:
“Yo tengo” (apoyo) “Yo soy”, “Yo estoy” (atañe al desarrollo de fortalezas
intrapsíquicas) “Yo puedo”(remite a la adquisición de habilidades interpersonales y de
resolución de conflictos)

Melillo; Suárez (2003: 21) explica estos verbos de la siguiente manera:

Tengo:
 Personas alrededor en quienes confío y quienes me quieren incondicionalmente.
 Personas que me ponen límites para que aprenda a evitar peligros o problemas.
 Personas que me muestran por medio de su conducta la manera correcta de
proceder.
 Personas que quieren que aprenda a desenvolverme solo.
 Personas que me ayudan cuando estoy enfermo o en peligro o cuando necesito
aprender.
Soy:
 Una persona por la que otros sientes aprecio y cariño.
 Feliz cuando hago algo bueno para los demás y les demuestro mi afecto.
 Respetuoso de mí mismo y del prójimo.
 Capaz de aprender lo que mis maestros me enseñan.
 Agradable y comunicativo con mis familiares y vecinos.
Estoy:
 Dispuesto(a) a responsabilizarme de mis actos.
 Seguro(a) de que todo saldrá bien.
 Triste, lo reconozco y lo expreso con la seguridad de encontrar apoyo.
 Rodeado de compañeros que me aprecian.

Puedo:
 Hablar sobre las cosas que me asustan y me inquietan.
 Buscar la manera de resolver los problemas.
 Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso o que no está bien.
 Buscar el momento apropiado para hablar con alguien o para actuar.
 Encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito.
 Equivocarme y hacer travesuras sin perder el afecto de mis padres.
 Sentir afecto y expresarlo.

Este tipo de verbalizaciones ayuda a promover la resiliencia en los niños, por tanto es
importantes propiciar momentos para compartir pensamientos, sentimientos, emociones y
deseos de cambio en las actuaciones cotidianas.

Así, un niño o niña es resiliente sí:

 Se valora a sí mismo,
 Tiene capacidad para disfrutar de sus experiencias
 Se puede relacionar bien con las personas
 Es creativo
 Tiene curiosidad para conocer
 Es capaz de llevar a cabo tareas
 Tiene una salud física aceptable

Promover la resiliencia apunta a mejorar la calidad de vida de las personas a partir de


sus propios significados, del modo como ellos perciben y enfrentan el mundo.

Tareas posibles:

 Estimular los indicadores de resiliencia


 Disminuir los factores de riesgo
 Aumentar los factores protectores
 Identificar/ diagnósticas
 Planificar
Desde el punto de vista de la acción, la Resiliencia tiene dos componentes: capacidad
de resistencia ante la destrucción en situaciones difíciles y la capacidad de construir una
vida positiva a pesar de las circunstancias desfavorables. La resiliencia es un resultado: el
conocimiento de los factores que contribuyen a la resiliencia y que pueden ser empleados
en una intervención social es esencial. El escenario para su desarrollo se concentra entre
dos instituciones: escuela y familia.

Este concepto ha pasado con éxito al terreno psicopedagógico. Compartimos la opinión


de Herdenson (2003:21), en el sentido que la escuela ha enfatizado demasiado en lo
negativo, en aquello que resulta desalentador, en aquello que significa un riesgo en los
alumnos y en la misma dinámica escolar. La investigación en resiliencia ha ofrecido una
perspectiva más positiva, brindando esperanzas al indagar de forma científica en las
posibilidades de sobreponerse a las dificultades en aquellos sujetos expuestos a situaciones
difíciles o traumáticas. Así se ha llegado a afirmar que el escenario para su desarrollo se
concentra entre dos instituciones: escuela y familia.

Pedagogía esperanzadora: espacio posibilitador de la resiliencia

"El ave canta, aunque la rama cruja,


porque conoce lo que son sus alas",
José Santos Chocano.

“Una transformación radical comienza por el


cambio del corazón. Precisamente porque
hacemos el mal voluntariamente, la revolución
será espiritual o no será; pero, a su vez, será
estructural, económica y política, o no será”
E. Mounier.

El centro de la construcción pedagógica que proponemos es la persona y su


construcción de sentido de vida, por tanto partimos de una concepción dinámica del ser
humano, que se construye en el encuentro con el otro, y descubre un horizonte trascendente
a su existencia, por esto hemos querido enmarcar a esta alternativa pedagógica dentro de
una concepción pedagógica esperanzadora.

Encontramos en este sentido gran sintonía con los planteamientos fundamentales del
personalismo y su apuesta decidida en favor de la integridad de la persona. Su fundador es
uno de los pensadores más influyentes del siglo XX. Sin embargo y con pesar hay que
señalar que la influencia del personalismo en el ámbito filosófico y pedagógico
latinoamericano no ha tenido mucho desarrollo.

Emmanuel Mounier interpretó la crisis de la civilización del siglo XX, y es el


intelectual que mejor comprendió las principales corrientes del pensamiento
contemporáneo. La persona es vocación, esta es una de las afirmaciones en las que se apoya
el personalismo, el sentido de una trascendencia que en lo más profundo de nuestro ser
humano nos llama a la superación, y que el hombre escucha en cuerpo y alma porque es un
ser encarnado. La profunda vida espiritual de E. Mounier y búsqueda en la meditación y en
oración, da a luz una filosofía que aparece como una síntesis de los valores del humanismo
contemporáneo, y que en un acto de fe afirma el valor absoluto de la persona humana.

E. Mounier es realista y la comunicación se le revela en términos de oposición


(...existir es decir sí, es aceptar, es adherirse, ...saber decir no, saber protestar, ... saber
decidirse ...) y resulta beneficiosa si acaba en diálogo, la vida personal es afirmación y
negación sucesivas de sí mismo. Para que la familia, la escuela, la nación, etc ... sean una
auténtica comunidad, es la misma sociedad la que ha de ayudar a sus miembros a ser
personas.
El hombre, aunque sumergido en la naturaleza, puede evadirse de ella por una doble
capacidad: la de comprender y la de transformar. El trabajo, más que una obligación, es una
necesidad fundamental para humanizar y descubrir la solidaridad, y finalmente para
promover la vocación personal y social, su fidelidad y responsabilidad con la comunidad.
Para el personalismo la libertad se opone al miedo de vivir, su seguridad está
basada en la paciencia y la confianza, adquiere en el sufrimiento un valor fundamental
porque es superado en un don de sí que es virtud y fortaleza, y la contemplación es la
cumbre de esta lucha incesante consigo mismo, con la naturaleza y con los demás, con un
fin que alcanzar, que buscar, es la visión de un ideal, llamada de lo absoluto.

Si bien es cierto que encontramos en el personalismo una fuerte inagotable de


inspiración y orientación, descubrimos un camino de enriquecimiento a esta posición
humanista al ponerla en diálogo con la teoría de la complejidad, desde allí descubrimos
nuevas posibilidades de comprensión a la dinámica de la vida humana y sus construcciones
de sentido, en tanto que adquiere un movimiento no lineal y finalístico, sino que se
descubre en la complejidad esa construcción múltiple y compleja de lo humano que se
descubre así mismo en el encuentro del otro y de lo otro igualmente complejo y múltiple.

Meza (2004:11) afirma que la educación ha de ser consciente que tiene en sus
manos a un grupo de personas, no a una masa de anónimos. Cita a Víctor Frankl y su texto
“Díez tesis sobre la persona” allí encontramos un gran aporte para ahondar en nuestra
comprensión antropológica de esta pedagogía esperanzadora:

 La persona es un individuo: no admite partición, no se puede subdividir porque


es una unidad.
 La persona es un insumable porque tampoco se le puede agregar. No es sólo
unidad sino también totalidad.
 Cada persona es absolutamente un ser nuevo.
 La persona es espiritual, base sobre la cual descansa su propia dignidad.
 La persona es existencial, es decir, el hombre no es un ser fáctico sino
facultativo. Él existe de acuerdo con su propia posibilidad para la cual o contra
la cual puede decidirse.
 La persona no se comprende a sí misma sino desde el punto de vista de la
trascendencia.
Esta mirada pedagógica rescata el valor de la subjetividad. Pues, cada uno aprecia
su capacidad de esperar desde su experiencia y su formación. En este sentido trabajar desde
una postura pedagógica esperanzadora es permitir que cada persona encuentre dentro de sí
la fortaleza necesaria para esperar construyendo su propio futuro.

Como Afirma Chávez (1997:31), “Para los personalistas, el hombre, de hecho,


desde que nace es una persona y posee, por tanto, una subjetividad libre, lo que no niega la
necesidad de la socialización, para alcanzar la plena dimensión como persona”.

Y por tanto, es precisamente en el encuentro con el otros, en intersubjetividades que


dialogan en donde construimos el nosotros, que lleva a actitudes de tipo solidario, justo y
libres. No es una acción pedagógica de una sola vía, no es el maestro quien tiene la verdad
o el conocimiento, es un encuentro de enriquecimiento mutuo, el proceso de enseñanza -
aprendizaje se conduce amorosamente en el reconocimiento del otro y de su historia
personal.

Allí entran valores a tener un sitio privilegiado en el proceso pedagógico, pues la


confianza, la autoestima, la creatividad, el respeto, la solidaridad, el perdón, la libertad y la
alegría entre otros van a permitir el desarrollo de esta capacidad de afrontar los conflictos
cotidianos y muchas veces adversos y contrarios a la misma condición humana.

Algunos de los aspectos que consideramos relevante para la construcción de esta


propuesta pedagógica son:

 Esperar contra toda esperanza: Es la esperanza tan inevitable como la fantasía, La


esperanza en tiempos difíciles es un desafío. Hay momentos de crisis en los cuales
la situación parece estar perdida, cuando la salida no se vislumbra. Son estas
situaciones llamadas crisis las que nos mueven a buscar alternativas que permitan el
crecimiento. En estos momentos el ser humano es capaz de rebelarse contra el
dolor, contra la adversidad y tomar recursos externos e internos para salvarse.

 El futuro está en el presente: Es una llamada a un compromiso activo con el


presente, es en el ahora que se vive el futuro, descubriendo en la semilla toda el
árbol con sus frutos, es ver un futuro realizable. Así es posible estar en una actitud
de reconocimiento y respeto por otro, de tal manera que el ambiente de aceptación
mutua lleve a una actitud optimista ante el futuro.

 Junto a otros se construye la esperanza: Según Torres (2000), hacernos humanas y


humanos en la interacción, la vincularidad y el mutuo reconocimiento es tarea de
todos los días y de cada día. Por ello hablamos de cotidianidad educativa o el día a
día en la construcción de lo humano. Lo más concreto, lo más conocido y lo más
próximo. Ahí donde tejemos las artimañas de la sobrevivencia, la resistencia y la
esperanza. Aunque pareciera acortarse las alas de la acción educativa, es quizá la
oportunidad para resituarla frente al desafío de la lucha permanente por la vida y por
el sentido de la vida. Educamos seres humanos para ser más y mejores humanos,
sabiendo de antemano la condición inconclusa del ser humano de la que tan
insistentemente nos hablara Paulo Freire en uno de sus últimos libros: «Es en la
incompletud del ser, que se sabe como tal, en que se fundamenta la educación como
proceso permanente. Mujeres y hombres se hacen educables en la medida en que se
reconocen inconclusos. No es la educación lo que hace a las mujeres y a los
hombres educables, es la conciencia de su inconclusión lo que genera su
educabilidad».

 El lenguaje positivo genera redes de esperanza: La palabra es una de las muchas


formas de renacer; el conocer nuestra historia nos devuelve, el hablarnos, contarnos
y referirnos, nos renace. Fortalecer la empatía, la solidaridad, el respeto por las
diferencias, la equidad, la dignidad y el amor son maneras de hacernos resilientes y
aumentar la capacidad de convertir las crisis en oportunidades, de crear vida, de ser
magos, alquimistas y arquitectos del Universo y así crear formas de vida sostenibles
para nosotros, y para las generaciones que nos continuarán. Pensarnos en forma
positiva y verbalizar estos puntos positivos de nosotros mismos y de los otros
genera vínculos cercanos, de aquí surge la gran importancia de fomentar el buen
trato y las palabras de reconocimiento y respeto por el otro.

 La esperanza se contagia: Dice Ernesto Sábato: El mundo nada puede contra un


hombre que canta en la miseria. La fe en el futuro, ésa que se debilita cada día ante
la incertidumbre, ante la inequidad e injusticia es el motor para reconstruir y cocrear
el mundo. Existe una desesperanza fruto de situaciones de crisis que es superada por
quienes logran encontrar un sentido al sufrimiento, pero los procesos de
socialización nos han contagiado de esa otra desesperanza, la aprendida, es la
desesperanza contagiosa, ésa que se pega a la piel, en frases como no se puede, no
sabemos qué va a pasar, esto no tiene arreglo... Es ésa que se aprende y se impregna
en la memoria tras repetidas experiencias de vida acompañadas de frustración, falta
de reciprocidad, miedo e inequidad. Mucho tiene que ver esta desesperanza con los
procesos evolutivos en la primera infancia, cuando se rompe la confianza básica,
cuando el niño aprende que esa persona que le ama y le debe proteger le daña. De
otro lado, nuestro imaginario como latinoamericanos mucho tiene que ver con la
falta de fe, con la sumisión, con el silencio, con la negación. Somos una cultura que
valida el sufrimiento y lo considera necesario para alcanzar un sitio en la jerarquía
divina; el no enfrentar y manejar las crisis claramente van dejando duelos medio
resueltos, lo que lleva a la imposibilidad de apegarnos a proyectos de vida con la
subsiguiente melancolía, falta de optimismo y de fe en nosotros mismos y en el
futuro.

 La ternura, el cariño, el afecto nos abre a la esperanza: Tal vez el miedo de perder
autoridad, el poco reconocimiento de nuestro propio cuerpo y la no aceptación de la
ternura por tenerlo como sinónimo de falta de fuerza y de poder ha llevado a que los
adultos sintamos en ocasiones tanta dificultad para expresar afectos y ser receptores
positivos del afecto de otros. “Cuando un niño que recibe malos tratos en el interior
del sistema familiar es auxiliado por un grupo de protección y dejado en una familia
en recuperación, es apenas éste el comienzo de la historia, pues necesita aprender a
vivir, aprender a recibir caricias, palabras, es decir, a recibir un trato en su condición
de niño, a reconciliarse con la vida, a integrarse como humano. Son los recursos
institucionales, familiares y sociales, además de los internos, los que permitirán esta
recuperación. Para seguir trabajando en dar forma a su humanidad, el humano que
vive traumas y dolores deberá recibir imaginarios de afecto, de palabra, de
confianza, de solidaridad. Este proceso de cicatrización cuando se efectúa
sanamente es el significado de la resiliencia. Lograrla no es fácil, porque muchos de
nosotros, al igual que aquellas personas que han vivido la guerra más de cerca, que
la han mirado fijamente a los ojos, pese a apartarnos de ella y a los cortos estallidos
de paz, llevamos la inseguridad y el rostro de la violencia en nuestras memorias.”2

Henderson, (2003) Afirma que quienes intentan reformar la educación están


reconociendo que un ambiente afectivo es esencial como base de sostén para el éxito
académico. Nosotros añadimos que no solamente en esencial en el plano de lo académico,
sino en todos los planos del desarrollo infantil. Lidia Emerencia (2001:7) afirma “Igual que
la violencia no se manifiesta solamente en lo evidente, en formas de agresión palpable y
visible, así también el cariño necesita trascender la dimensión de lo evidente. Con otras
palabras, el cariño en la escuela no puede ser solamente localizada en los gestos, las
palabras y miradas del maestro, aunque empieza allí y es allí donde más lo reconoce. El
cariño y la ternura debe expresarse en todas las dimensiones, esferas y campos que
constituyen la educación y la escuela. Deben expresarse también en sus contenidos, en sus
estructuras, en sus procedimientos, que todos necesitan expresar un respeto profundo y
auténtico hacia el niño”.

2
Carmen Escallón Góngora Pediatra XXIII Congreso Colombiano de Pediatría
En este sentido Restrepo (1995: 107) afirma que, la violencia educativa se dará
siempre que se siga perpetuando un sistema educativa que niega la singularidad e intenta
que cada persona se ajuste de manera homogénea a las exigencias del sistema. Así
podríamos pensar que la singularidad favorece y permite la resiliencia, las respuestas de
cada persona ante la crisis y la diversidad son únicas y diríamos que son a su vez
irrepetibles. Lo cual nos lleva a afirmar que la ternura no es otra cosa que el
reconocimiento y el respeto de la singularidad del otro. Los que logran esto son los que se
constituyen en seres humanos que llegan a ser significativos en la vida de los niños y las
niñas, los que no someten al otro al “chantaje afectivo”, los que no hacen “la separación
entre razón y emoción, producto de la torpeza y analfabetismo afectivo a que nos ha llevado
un imperio burocrático y generalizador que desconoce por completo la dinámica de los
procesos singulares” (Restrepo 1995:56).

La resiliencia como un resultado del encuentro con los otros

“Quien tiene un porqué para vivir,


encontrará casi siempre el cómo”
Nietzsche

El ser humano existe en el mundo de manera corporal, junto a otros seres humanos
y a otros seres naturales, cada uno singular y corpóreo. Como ser concreto es alguien que se
desarrolla a través de situaciones dadas, en las cuales debe decidir y elegir entre diversas
alternativas. En estos procesos de decisiones, el ser humano acaba decidiendo sobre sí
mismo y construyendo un proyecto de vida. Las cosas, en cambio, son para él
"instrumentos" vinculados a sus proyectos. Si bien las personas habitan en medio de las
cosas, la persona es irreductible al carácter de "cosa" útil.

La existencia humana acontece enraizada en una tradición de creaciones cambiantes


que se conservan en el tiempo y que constituyen la cultura. Mediante la cultura las
personas se empeñan en construir la realidad social a través de la apropiación del mundo,
para no solamente "transformarlo", sino también interpretarlo y hacerlo significativo. Por
tanto, las significaciones, los lenguajes comunes y las expresiones que los grupos humanos
han ido elaborando durante su historia, y todas las "construcciones" con las que se busca
hacer humanamente habitable el entorno. Son productos culturales, ya sea en sentido de
producciones culturales, ya sea en sentido de producciones materiales de orden tecnológico
y económico, como en referencia a las reglas y valores que determinan los modelos de
convivencia social.

El ser humano construye su propio proyecto de vida en sus relaciones con el mundo
en el que se encuentran otros seres naturales y otros seres humanos. Pero los proyectos
humanos pueden conducir a situaciones de vida o a situaciones de deshumanización de
personas y comunidades humanas, lo mismo que a la destrucción de la naturaleza.

Las circunstancias difíciles que acompañan con frecuencia nuestro discurrir por la
vida las podemos afrontar de una manera mejor cuando nuestra existencia está dotada de un
sentido y la hemos enriquecido con un proyecto de vida que nos permita actuar más
proactiva que reactivamente en el diario vivir como personas.

Para la elaboración de su proyecto de vida cada persona debe contar con los
elementos que le aporta el medio circundante y las personas que lo rodean; en el caso
específico de los niños y niñas, serán los adultos significativos, que los acompañan en la
crianza como modelos y orientadores. En este proceso, las metas del desarrollo humano
integral y diverso, en el contexto de una crianza humanizada —autoestima, autonomía,
creatividad, felicidad, solidaridad, y salud— son elementos fundantes para la estructuración
del proyecto de vida, enriquecido por el amor como fundamento vital y por la educación,
que le permitirá a la persona ir perfeccionando la capacidad de orientar asertivamente su
propia vida.

Es en la interacción del grupo donde se viven las experiencias fundantes del


nosotros. Es allí donde los lazos afectivos permiten identificar al otro presente en el yo
individual.
Maffesoli (1990) desarrolla el concepto de comunidad emocional, en el sentido de
definirla como un nuevo paradigma estético, donde se experimenta o se siente en común.
Aparece entonces como aspecto predominante la figura del nosotros, donde el sujeto se
conjugan con el colectivo en la perspectiva de compartir lo efímero, de poseer una
sensibilidad colectiva, de vivir y experimentar las mismas sensaciones, y en tanto de
compartir las mismas comprensiones de su realidad. Allí se conjuga la permanencia y lo
emocional, lo cambiante; se inscribe en un contexto micro como es lo local y se basan en la
estructura cotidiana, todos estos aspectos señalados por este autor se conjugan en diversas
identificaciones relacionadas con los roles que cada persona cumple.

Para Heller (1988) es precisamente en el ámbito de lo cotidiano donde se realizan


estas construcciones de sentido que llevan al ser humano a generar sus propios sentidos de
vida. Lo cotidiano es el escenario donde se construye la vida.

En este sentido, cabe la afirmación de Schütz (1973) de que la vida es construida en


el ámbito de lo cotidiano, y allí es desde donde se puede modificar la realidad; esa realidad
que es captada por el sujeto que se relaciona con ella, pero que está en íntima relación con
la manera como la vivencian los demás sujetos que también intervienen en ella. Es lo que el
autor señala como sentido común; es en síntesis entender que existen otros seres que
piensan y actúan de manera similar a la mía y que en los procesos de interacción entre unos
y otros la mirada a esa realidad deja de ser subjetiva para convertirse en intersubjetiva.

La vida cotidiana se convierte en el marco para las relaciones, donde se establecen


vínculos, donde se conforman el sujeto social en sus relaciones "intersubjetivas".

Esta se encuentra enmarcada en una realidad social en la que cada ser humano está
involucrado no sólo con su existencia individual, sino con su relación interpersonal. Así se
identifica el vínculo del "nosotros", ya sea por compartir unas circunstancias situacionales o
temporo-espaciales en donde se construyen modos pautados de interacción en un marco
común de interpretación. Las interacciones que se establecen entre las personas, se influyen
en forma mutua y permanente, aspecto que permea sus acciones o el sentido de ellas y
establece una red de relaciones con múltiples significados.

Para Schütz, ese mundo que se construye no es sólo un mundo individual, aislado
de los otros; es un mundo compartido, un mundo en el que el otro coexiste con los mismos
objetos que el sujeto individual. Es así como se establece nuevamente el concepto de
intersubjetividad. Esta intersubjetividad permite reconocer que otros seres humanos piensan
y actúan de manera similar a la nuestra, que puede darse una interacción con seres
semejantes a nosotros. En la actitud natural es evidente que presuponer “lo real” como algo
que simplemente está allí, es lo que hace que se piense que eso real debe ser aceptado como
algo que existe en el mundo cotidiano. Se incluye aquí no sólo el mundo material que
experimentamos de manera directa, sino también el mundo social.

La constante búsqueda de comprensión del ser humano se explica a partir de lo que


él vive como realidad; es en ese plano donde vierte sus manifestaciones al mundo. La
realidad, se entiende cambiante, móvil, dinámica, heterogénea y compleja, cruzada por
múltiples discursos y formas de configuración, donde cada persona adopta formas
peculiares de relacionarse y construir horizontes de sentido. Las personas y las sociedades
se retroalimentan de manera permanente, al hacer una construcción en doble vía. La
realidad es una construcción social que se mueve en todos los ámbitos del mundo de la
vida cotidiana.

Cada persona se encuentra en un mundo que afecta y le afecta, en una realidad en la


que emerge "una pluralidad de culturas y de discursos" que generan diversas construcciones
de mundo, se establece así una dinámica abierta y heterogénea que da lugar al cambio, a la
incertidumbre, la actitud crítica propios de la realidad. Aquí cada uno construye su propio
recorrido.
A modo de conclusión de este apartado se podría decir que la interacción cotidiana
es indispensable para la explicación profunda de la vida social. Mead (1983:17), citado por
Rey, afirma "una sociedad se compone de individuos que entablan una interacción con los
demás". La interacción no es un marco simplemente para la expresión del comportamiento
humano, sino el proceso en el que éste se forma y que se refleja concretamente como ser
humano en desarrollo. Es el espacio posibilitador de los procesos socializadores.

Resulta clara, a partir de estas reflexiones, la urgente necesidad de que tanto los
niños como los adolescentes sean considerados como grupos de alto valor para el desarrollo
de la sociedad; que se impulsen acciones tendientes a favorecer su inclusión social, que se
aproveche su capacidad, vitalidad y energía para participar activamente en su presente y
construir, con nuestro apoyo, su proyecto de vida.

Consideramos que el concepto ofrece muchísimas posibilidades en el campo de la


educación, lo cual nos permitirá generar estrategias novedosas y transformadoras de las
personas y de las relaciones en el ámbito educativo.

El papel del educador en la formación de la resiliencia

¿Para que sirve la utopía?


Ella está en el horizonte,
Me acerco dos pasos,
Ella se aleja dos pasos
Camino diez pasos
Y el horizonte se corre diez pasos más
Por mucho que yo camine,
Nunca la alcanzaré.
Entonces para qué sirve la utopía?
Para eso sirve, para caminar.
Eduardo Galeano

García Pintos (2001:89) nos ofrece una interesante aproximación a lo que es un


educador que nosotros llamaríamos resiliente “Todos aquellos que abrazamos vocaciones
agógicas (gogein=conducir, vocaciones de ayuda), contamos con el privilegio de ser
observadores preferenciales del maravilloso misterio humano. Es que compartimos muchas
historias personales de vida de individuos que logran superarse, redimirse, trascenderse
respecto a sus limitaciones y condiciones, accediendo así a madurar evoluciones. Y ese
maravilloso espectáculo, acontece delante de nuestros ojos”.

Pensar en generar una propuesta de tipo pedagógico basada en los principios de la


resiliencia sin pensar en los educadores o acompañantes del proceso, sería pretender
construir una casa sin cimientos, el adulto es un modelo vital para las jóvenes
generaciones, por tanto el educador debe ser el primero en desarrollar su propia capacidad
resiliente.

Es esta propuesta se invita a los educadores y educadoras a que antes de desarrollar


el encuentro con los niños y niñas se permitan un espacio personal para profundizar en el
núcleo central del encuentro, es decir, en la parábola. Se debe recordar que esta propuesta
no deja al educador por fuera del proceso. El no es un mero espectador del trabajo de los
niños y niñas, sino un actor fundamental; debe estar abierto a dejarse tocar en sus propias
actitudes de vida en ese encuentro maravilloso en donde se crea el nosotros, donde cada
uno tiene un papel irremplazable.

Por tanto, es importante que el educador interiorice el mensaje que se desea


comunicar, que se adentre en su contenido y se apropie de los elementos transformadores
que encierra, es decir, que reflexione el texto y lo interiorice de tal manera que no se
apegue a la guía de trabajo y pueda enriquecer el trabajo con su propia experiencia y
conocimiento concreto de la situación de los niños con quienes va a desarrollar el tema.

La actitud fundamental que debe acompañar este proceso es el optimismo y la


esperanza. El y la educadora deben ser siempre un comunicador de buenas noticias, sobre
todo en medio de situaciones dolorosas como el desplazamiento forzoso y violento. La
experiencia de fe en la vida debe iluminar estas situaciones y generar sentimientos de paz y
reconciliación (Castro: 2001:107). "Es el testimonio cotidiano y sencillo el que mejor puede
tocar y transformar la interioridad de los otros seres que nos rodean. Por ello, el testimonio
de paz se convierte en el medio más efectivo para combatir la violencia y la exclusión".

El mayor reto para la labor del educador es ser una persona de paz, reconciliada
consigo misma y reconciliadora; una persona que haya abandonando odios y rencores y
haya dejado de lado prejuicios que cierran a la aceptación del otro y de su situación
concreta.

El educador no debe olvidar la importancia de la corporalidad, ni el hecho de que


cada uno es un ser singular. Además, debe reconocer que el contexto determina su forma
concreta de decidir y elegir entre diversas alternativas. Por esto, los seres humanos pueden
decidir sobre sí mismos y construir un proyecto de vida. Esta posibilidad de cambio, de
nuevas construcciones de vida, es lo que en parte justifica la acción de la educación como
proceso de construcción del ser humano, puesto que se espera que la educación genere
procesos de crecimiento individual y social. Grandes pedagogos como Decroly,
Montesorri, y otros representantes de la Escuela Nueva ya le había dado todo el
protagonismo al niño y a su acción transformadora en la medida en que se le permita actuar
activamente sobre el mundo y sus representaciones.

El educador resiliente genera vínculos con sus discípulos y con sus colegas,
aumentando la confianza y el diálogo sincero y tranquilo. Lo anterior, expresado por
Henderson y Milstein (2003:65) es de suma importancia para lograr la creación de los
relatos de los niños la cercanía, ésta contribuye en mucho a desbloquear los canales
comunicativos rotos o deteriorados por las situaciones difíciles.

Una Propuesta pedagógica para el desarrollo de la resiliencia: Encuentros de Vida


Proceso pedagógico:
1. Partiendo del reconocimiento de que este es un espacio muy valioso para
crecimiento integral de los niños que se han tenido que enfrentar a situaciones
dolorosas. Se busca que sea una actividad muy bien planeada y seriamente
evaluada.
2. Tenemos unos objetivos muy precisos con respecto al trabajo que vamos a
desarrollar con los niños a través de los Encuentros de vida. Estos son:

 Generar una actitud de autocuidado y valoración de sí mismo a partir de un


reconocimiento de su valor como persona.
 Identificación de factores de riesgo y de factores protectores, para prevenir
situaciones negativas, riesgosas, peligrosas o dolorosas en su futuro
inmediato.
 Desbloquear sus procesos de socialización a través del reconocimiento de
afecto sincero que le ofrecer las personas de la institución y de los
estudiantes voluntarios.
 Valorar aspectos positivos de su historia de vida a partir de la creación
narraciones (parábolas) desde ellos mismos.

El educador no debe temer a estas situaciones densas en donde es posible que


incluso haya sentimientos de tristeza y miedo al enfrentar las experiencias dolorosas, al
contrario su presencia, su fortaleza y su actitud esperanzadora, serán fundamentales para
que los niños descubran un sentido a lo que han vivido. Benard (1991-citado por
Henderson) señala, parece casi imposible “superar” la adversidad sin la presencia de afecto.
Este afecto no necesariamente debe provenir de la familia biológica. A menudo son los
docentes quienes aportan la mayor significado a la vida del niño y de la niña.

Le tememos a dolor y al sufrimiento siendo que son estos nuestros maestros y


compañeros de camino. Lo paradójico es que también en la educación se ha dejado de lado
la alegría, el afecto y la ternura, estamos en deuda con la humanidad por haber dejado al
ser humano sin corazón para amar y sin un cuerpo para sentir.

ENCUENTROS DE VIDA

LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUCTORES


DE ESPERANZA Y DE PAZ

Alternativa pedagógica para fortalecer la resiliencia


Estimado(a) educador(a):

La propuesta pedagógica que tienes en tus manos busca generar espacios de


encuentro, en donde los niños y las niñas en situación de desplazamiento forzado puedan
construir lazos de amistad, vivenciar el valor de una sonrisa, de un abrazo, sean tratados
con afecto sincero, y su palabra sea escuchada. Queremos que esta alternativa se constituya
en espacios de paz y reconciliación dentro de la guerra y la deshumanización.

El centro de la construcción pedagógica que proponemos es la persona y su


construcción de sentido de vida. Por tanto, partimos de una concepción dinámica del ser
humano, que se construye en el encuentro con el otro, y descubre un horizonte trascendente
a su existencia. Por esto hemos denominado esta alternativa pedagógica como pedagogía
esperanzadora.

Buscamos fortalecer a la persona desde su propia interioridad, a la vez que


desarrolla habilidades básicas para ser capaz de sobreponerse y ayudar a otros a salir
enriquecidos de las situaciones adversas y dolorosas. En este sentido se pretende que cada
persona encuentre dentro de sí y en la reconstrucción de sus vínculos sociales la posibilidad
de una espera activa de un futuro mejor en la medida en que construye su sentido de vida.

Aquí no hay actores principales, tanto el educador o acompañante como los niños y
niñas son fundamentales. Por tanto, no será una situación pedagógica de una sola vía, sino
se pretende generar un encuentro intersubjetivo de enriquecimiento mutuo. La voz de los
niños silenciada por la violencia ha de ser escuchada por personas que sean significativas
en su desarrollo vital. Así, debes procurar crear un ambiente propicio para el diálogo y la
aceptación mutua.

Esta propuesta pedagógica no se inserta en un currículo, ni hace parte de ningún


plan de estudios. Se propone como encuentro, como fiesta de la vida, como momento
pedagógico preparado con esmero y esperado con cariño. Cada detalle del encuentro tiene
una intencionalidad y un sentido. Queremos que sea una experiencia afectiva y efectiva en
la reconstrucción emocional y social de los niños y niñas y que a la vez permita unos
aprendizajes básicos para el desarrollo de un sujeto capaz de proteger su propia integridad
aun en situaciones adversas, superándolas e incluso transformándose y enriqueciéndose
con ellas, es decir, que aprenda a ser una persona resiliente3.

Por tanto, debes prestar especial atención a aspectos como lo interactivo, lo grupal,
lo lúdico, lo cotidiano, lo corporal, lo valorativo, lo narrativo, dentro del marco de las
construcciones intersubjetivas, culturales, y múltiples en las que se desarrollan las
relaciones humanas siempre complejas y cambiantes.

Como herramienta de tipo pedagógico hemos optado por las parábolas del Nuevo
Testamento. En ellas hemos descubierto un gran potencial pedagógico, puesto que permite
llegar a tres dimensiones fundamentales: lo cognoscitivo, lo emotivo y lo actitudinal.

El lenguaje sencillo y cotidiano de las parábolas posibilita que su mensaje sea


captado fácilmente por quien la escucha. Además, ellas poseen un punto focal, que permite
ver realidades en contradicción y un dilema que compromete la acción de los personajes al

3
La resiliencia es la capacidad de resistir a la adversidad e incluso enriquecerse como ser humano a
partir de los conflictos y las crisis. El tema es actualmente estudiado desde diversos ámbitos de las ciencias
sociales y está siendo incorporado en programas educativos y de salud encaminados especialmente a atender
poblaciones sometidas al abuso, al maltrato y a la violencia. (Se amplia este concepto en los anexos)
interior de la narración. Sin embargo, y a pesar de su lenguaje cotidiano, la parábola guarda
una gran complejidad, pues revela y esconde, habla de realidades muy concretas aludiendo
a realidades que trascienden a la misma situación narrada, encierran una pregunta que toca
al que la escucha. De alguna manera interpela nuestras propias acciones cotidianas, la
forma como construimos nuestro mundo relacional, nuestros valores sociales, familiares y
personales.

Presupuestos Teóricos:

1. Cultura:

•La cultura es una producción colectiva de sentido expresada en miles de maneras


concretas: formas simbólicas, artísticas costumbres, lengua, arte, tradición, religión.

•La cultura es entonces una categoría que se construye socialmente, de modo permanente y
que esta sujeta a reconfiguraciones, a ser dinámica, a construirse y deconstruirse en forma
cíclica.

•En ella se encuentran modos de expresión inmersos en los ritos, los símbolos y
representaciones que entrañan a su vez nuevos significados y otras formas de mirar la
realidad.

•La cultura esta referida a los modos de apropiación de todo aquello que se encuentra en el
entorno y que se relaciona con el mundo de las personas, produciendo una diversidad
cultural en lo individual y lo social.

2. Socialización:
•Sólo dentro del mundo real de la cultura, cada persona puede irse formando en las
competencias que la especie ha adquirido progresivamente. A este proceso se denomina
"socialización "

•Los procesos de socialización permiten que los seres humanos generen vínculos a través
de lenguajes comunes y de espacios significativos, la familia, la escuela, las iglesias, los
grupos de recreación, etc. Éstos permiten que las personas se desarrollen integralmente
dentro de un proceso de crecimiento personal y social.

3. Intersubjetividad:

•Es en la interacción del grupo, donde se viven las experiencias fundantes del nosotros, es
allí donde los lazos afectivos permiten identificar al otro presente en el yo individual.
•El individuo se experimenta "persona" al ser reconocido afectivamente por los otros
miembros del grupo
•En el ámbito de lo cotidiano donde se realizan estas construcciones de sentido que llevan
al ser humano a generar sus propios sentidos de vida.
•Esta mirada exige no sólo un recorrido teórico sino, lo que es más difícil una toma de
conciencia acerca de nuestra propia construcción de mundo, además de un reconocimiento
de los ámbitos diversos en los que nos movemos y las múltiples relaciones que
establecemos cotidianamente

Esta intersubjetividad permite reconocer que otros seres humanos piensan y actúan de
manera similar a la nuestra, puede darse una interacción con seres semejantes a nosotros.

•Cada persona se encuentra en un mundo que afecta y le afecta, en una realidad en la que
emerge "una pluralidad de culturas y de discursos" que generan diversas construcciones de
mundo, estableciéndose una dinámica abierta y heterogénea permitiendo el cambio, la
incertidumbre, la actitud crítica propios de la realidad.
•El sentido de lo social va de lo más individual a lo más colectivo y de lo menos a lo más
englobante.
•Una propuesta pedagógica que permita disminuir las consecuencias de circunstancias
actuales de violencia, necesariamente debe incorporar y aprovechar las dinámicas internas
que subyacen al conflicto y la crisis; y el encuentro de intersubjetividades que en su
dialéctica están condicionando los procesos de socialización.

•Cuando se acepta el reto de enfrentar la crisis y se ve el conflicto como una oportunidad es


cuando el ser humano es capaz de pensar en un sentido de vida que transcienda los límites
meramente individuales y puede descubrir la posibilidad de una construcción de sentido
social

4. Construcción de la esperanza:

La acción educativa en cuanto humanizadora es de


naturaleza utópica, es decir profética y esperanzada.

Una pedagogía que construya su hacer desde la esperanza debe tener como horizonte de
sentido los siguientes principios:

 Esperar contra toda esperanza: La esperanza en tiempos difíciles es un desafío.


¿Cuántos de nosotros la hemos perdido aunque sea por momentos? Es la esperanza la
única pedagogía posible, no existe otra. Hay momentos de crisis en los que la situación
parece estar perdida, en los que la salida no se vislumbra. Son estas situaciones
llamadas crisis las que nos mueven a buscar salidas que permitan el crecimiento o la
involución. En estos momentos el ser humano es capaz de rebelarse contra el dolor,
contra la adversidad y tomar recursos externos e internos para salvarse
 El futuro está en el presente: Un pedagogo esperanzado, es una persona que está
volcada amorosamente sobre los otros, y genera un ambiente de reconocimiento y
respeto por otro, de tal manera que el ambiente de aceptación mutua debe traducirse en
gusto por pertenecer y permanecer en el grupo escolar, este ideal, puede sonar a utopía,
a una situación de ensoñación no realizable, por lo menos en ambientes violentos como
los colombianos. Sin embargo, la pedagogía de la esperanza no ve la realidad como algo
para un “después de las realidades terrenas”, es una llamada a un compromiso activo
con el presente, es en el ahora que se vive el futuro, el pedagogo de la esperanza
descubre en la semilla toda el árbol con sus frutos, es capaz de ver un futuro realizable.

 Junto a otros se construye la esperanza: Hacernos humanas y humanos en la


interacción, la vincularidad y el mutuo reconocimiento es tarea de todos los días y de
cada día. Por ello hablamos de cotidianidad educativa o el día a día en la construcción
de lo humano. Lo más concreto, lo más conocido y lo más próximo. Ahí donde
construimos las estrategias de la sobrevivencia, la resistencia y la esperanza. Educamos
seres humanos para ser más y mejores humanos, sabiendo de antemano la condición
inconclusa del ser humano de la que tan insistentemente nos hablara Paulo Freire en uno
de sus últimos libros: «Es en la incompletud del ser, que se sabe como tal, en que se
fundamenta la educación como proceso permanente. Mujeres y hombres se hacen
educables en la medida en que se reconocen inconclusos. No es la educación lo que
hace a las mujeres y a los hombres educables, es la conciencia de su inconclusión lo que
genera su educabilidad»4.

4
Fernando Torres M. Dimensión Educativa, Colombia. Texto del Foro de Educación Popular y Educación
Cristiana (extracto). Revista Nueva Tierra 45, diciembre de 2000.
 El lenguaje positivo genera redes de esperanza: La palabra es una de las muchas formas
de renacer; el conocer nuestra historia nos devuelve, el hablarnos, contarnos, cantarnos
y referirnos, nos renace. Fortalecer la empatía, la solidaridad, el respeto por las
diferencias, la equidad, la dignidad y el amor son maneras de hacernos resilientes y
aumentar la capacidad de convertir las crisis en oportunidades, de crear vida, de ser
magos, alquimistas y arquitectos del Universo y así crear formas de vida sostenibles
para nosotros, y para las generaciones que nos continuarán. Pensarnos en forma positiva
y verbalizar estos puntos positivos de nosotros mismos y de los otros genera vínculos
cercanos, de aquí surge la gran importancia de fomentar el buen trato y las palabras de
reconocimiento y respeto por el otro.

 La esperanza se contagia: los medios de comunicación nos han contagiado de esa otra
desesperanza, la aprendida, es la desesperanza contagiosa, en frases como no se puede,
no sabemos qué va a pasar, esto no tiene arreglo. Es ésa que se aprende y se impregna
en la memoria tras repetidas experiencias de vida acompañadas de frustración, falta de
reciprocidad, miedo e inequidad.

 La ternura, el afecto y el cariño nos abren a la esperanza: Tal vez el miedo de perder
autoridad, el poco reconocimiento de nuestro propio cuerpo y la no aceptación de la
ternura por tenerlo como sinónimo de falta de fuerza y de poder ha llevado a que los
adultos sintamos en ocasiones tanta dificultad para expresar afectos y ser receptores
positivos del afecto de otros. “Cuando un niño que recibe malos tratos en el interior del
sistema familiar es auxiliado por un grupo de protección y dejado en una familia en
recuperación, es apenas éste el comienzo de la historia, pues necesita aprender a vivir,
aprender a recibir caricias, palabras, es decir, a recibir un trato en su condición de niño,
a reconciliarse con la vida, a integrarse como humano.

 La esperanza se construye en el día a día: Es en el encuentro cotidiano , en el saludo


cordial, en cada pequeño gesto que encontramos la posibilidad de vivenciar que es
posible reconocernos como legítimos para ese otro ser humano y desde aquí posibilitar
una actitud cotidiana esperanzadora.

5. Resiliencia:

Promover la resiliencia apunta a mejorar la calidad de vida de las personas a partir de sus
propios significados, del modo como ellos perciben y enfrentan el mundo.

•De allí que, en la escuela, se debería reconocer aquellas cualidades y fortalezas que
permiten a las personas enfrentar positivamente situaciones desfavorables, esta capacidad
de “transformar” las agresiones en elementos de superación.

Para promover comunidades resilientes es importante tener una concepción integral del ser
humano y dar todo el valor que tiene para su desarrollado el incorporar ámbitos muchas
veces no considerados científicos como la religión, el arte, la danza, la espiritualidad.

Características:
•Las redes de apoyo informales (parientes, amigos, maestros) y sobre todo, la aceptación
incondicional del niño por al menos una persona significativa.
•La capacidad de encontrarle algún sentido a la vida.
•Las aptitudes sociales y aptitudes resolutivas que permitan la sensación de tener cierto
control sobre la propia vida.
•La autoestima o concepción positiva de uno mismo.
•El desarrollo del sentido del humor
•En esta dimensión los elementos fundamentales para activar la Resiliencia son la
capacidad autogestionaria de las comunidades y grupos y el desarrollo de la participación
comunitaria, para satisfacer las necesidades básicas o garantizar una mínimas condiciones
de la calidad de vida.
•Algunos investigadores, concluyen que hay dos factores claves en los resilientes: el
primero, en el momento del trauma, los resilientes ya piensan en cómo van a salir. Nunca
asumen que no van a poder salir: proyectan. El segundo implica tener una explicación de
por qué les pasa lo que les pasa.

Nos ayudaremos del modelo creado por Grotberg (1995) para caracterizar la
resiliencia en una persona utilizando para ello las siguientes expresiones:

 “Yo tengo”, “Yo soy”, “Yo estoy”, “Yo puedo”

Este tipo de verbalizaciones ayuda a promover la resiliencia en los niños, por


tanto a lo largo de cada encuentro se han organizado momentos para compartir
pensamientos, sentimientos, emociones y deseos de cambio en las actuaciones
cotidianas.

6. La parábola como herramienta pedagógica

Parábola proviene del hebreo mashal, que significa parangón, dicho sapiencial e
inclusive burlesco, proverbio, fábula, acertijo o discurso enigmático y que luego pasa al
griego como paraballo, que traduce como poner junto a, poner en paralelo, parangonar o
aproximar dos cosas (Pronzato, 2000).

En consecuencia, la parábola debe permitir captar el nexo que existe entre dos
realidades diferentes pero muy próximas, lo cual en lenguaje técnico de la retórica recibe el
nombre de tertium compartationis, y se constituye en el punto que se quiere hacer notar, es
decir “el punto verdadero y propio de referencia en el que los dos elementos se tocan y que
sólo él tiene importancia” (Schnackenburg, citado por Pronzato, 2000).

El lenguaje simbólico permite expresar realidades trascendentes, ya que el símbolo


parte de lo sensible, de lo conocido en la experiencia humana, pero que puede remitir a una
realidad que el hombre no puede expresar con un lenguaje directo.
Por eso, una de las funciones del símbolo es la de expresar las realidades
trascendentes sin agotar todo el significado. Con esto, el símbolo es inagotable y permite
descubrir nuevos aspectos que involucran diferentes expresiones y momentos. Es decir, que
el símbolo siempre se encuentra abierto a nuevas formas de ser interpretado.

Las parábolas guardan una fuerza pedagógica enorme por cuanto tocan aspectos
fundamentales de la persona, desde los cognoscitivo, lo afectivo y lo actitudinal.

Metas de cada encuentro

Facilitar la reflexión en torno al sentido de la situación de cambio de lugar


geográfico vivido por los participantes de manera involuntaria y sorpresiva.

Dar alternativas para una mejor adaptación a las situaciones nuevas que deben
enfrentar quienes se han visto obligados a salir de sus tierras y descubrir en estas
realidades difíciles una oportunidad para construir una vida nueva a partir de
generar actitudes de paz y reconciliación.

Proporcionar herramientas para la apropiación del mensaje de las parábolas en el


sentido generar actitudes reconciliadoras y facilitadoras en la construcción de
nuevas relaciones de vida en el sentido de actitudes resilientes.

Fortalecer la resiliencia en los niños y las niñas participantes en los encuentros.

Resultados esperados

Expresar aspectos positivos de las situaciones de cambio.


Creación de nuevas parábolas a partir de situaciones cercanas a la vida de los niños
y niñas en donde se manifiesten actitudes de correspondientes a los valores
propuestos para los encuentros.
Formulaciones que indiquen desarrollo de la resiliencia en torno a: “Yo tengo”, “Yo
soy”, “Yo estoy”, “Yo puedo”
Actitudes positivas frente a las dificultades y a las personas que rodean al niño(a).
Reconocimiento de factores de riesgo y factores protectores en su medio social y
personal.

Desarrollo del Encuentro:

Proceso sugerido:

Saludo: Momento Lúdico


Presentación de la parábola
Trabajo de interiorización
Creación de nuevas parábolas
Circulación de estas parábolas nuevas
Ejercicio de interiorización:
 ejemplo: Camino del laberinto
Enseñanzas para la vida:
Factores protectores y factores de riesgo
Para recordar y vivir
Despedida

¡ Nota ¡ El tiempo esperado para el desarrollo del encuentro es de hora


y media (90 minutos); sin embargo los acompañantes pueden actuar con libertad de
acuerdo a las circunstancias concretas de cada lugar y de cada grupo
1. Saludo

Nombre: ___________________

Modelo de escarapela

El momento de saludo es muy importante, no debe hacerse de manera ligera o


descuidada. Cada niño y niña deben sentirse bien recibidos; por esto cada uno debe tener la
escarapela con su nombre (los niños pueden escribir su nombre o los acompañantes hacerlo
por ellos). Se puede complementar el recibimiento con alguna canción de bienvenida. Sería
además importante ambientar el lugar con frases o imágenes alusivas al valor que se va ha
desarrollar y al tema de la parábola.

¡ Nota ¡ Sería más conveniente que el grupo no sea muy numeroso, 5

participantes puede ser un buen número, así cada uno puede ser escuchado

de forma especial

2. Presentación de la parábola:

La parábola que se presenta en esta parte del programa es el núcleo motivador más
importante. Ya que en ella se encierran los contenidos que queremos transmitir, se han
seleccionado buscando que el tema de las relaciones entre los seres humanos y sus
consecuencias tanto positivas como negativas queden claramente visualizadas. De esta
manera se podrá llegar a tratar las situaciones dolorosas que ha traído para los niños el
desplazamiento forzado.
Se espera que desarrolles toda tu creatividad para presentar las parábolas, pues los
relatos se pueden mostrar de múltiple formas, como dramatizaciones, títeres, dibujos,
carteles, etc.

Como ya se había señalado, el eje central es una parábola motivadora que permitirá
situar al niño y a la niña frente a realidades que puedan ser analizadas con cierta distancia, y
facilitará así la identificación de personajes, roles, valores y posturas frente a la vida. A
partir de este análisis se propone llegar a transferir las enseñanzas encontradas a situaciones
de la vida cotidiana y generar actitudes de vida acordes a valores como la solidaridad, el
respeto por el otro, el perdón, la fraternidad, la honestidad, el amor.

La parábola que se presenta en esta parte del programa en el núcleo motivador más
importante. Ya que en ella se encierran los contenidos que queremos transmitir. Las
parábolas se han seleccionado buscando que el tema de las relaciones entre los seres
humanos y sus consecuencias tanto positivas como negativas queden claramente
visualizadas. Por tanto y a pesar de encontrarse en los textos del Nuevo Testamento muchas
parábolas, hemos seleccionado tan sólo cinco: Parábola del buen samaritano: Lc 10,25-37;
Parábola del hijo prodigo: Lc 15,11-32; Parábola del sembrador Mt 13, 3-8; Parábola de la
oveja perdida: Lc 15,3; Parábola de los talentos Mt,25-28. Consideramos que estas
parábolas ejemplifican claramente un momento inicial, un núcleo y un momento final
contrapuesto al inicial, de tal manera que revelan con claridad la dinámica interna de la
narración.

Las parábolas seleccionadas tienen elementos comunes y fundamentales para el


desarrollo de los objetivos propuestos:

Los personajes interactúan entre ellos generando actitudes fácilmente


identificables.
Se puede ver los frutos de estas relaciones en términos de reconciliación,
solidaridad, responsabilidad.

Son historias breves que permiten visualizar los personajes y las situaciones
con facilidad.

Encierran un dilema que lleva a un cambio de actitud.

El trabajo de reflexión y de interiorización de la parábola debe permitir que cada


persona sea el actor principal en el proceso, construyendo su propio saber y trabajando
junto a sus compañeros en la elaboración de conclusiones aplicables a su vida concreta.
Luego se generan momentos en los cuales se permita que los niños inventen historias
nuevas y las representen de manera creativa. De esta manera se podrán tratar las situaciones
dolorosas que el desplazamiento forzado ha ocasionado a los niños. Pero con el desarrollo
de los temas se espera que no se queden allí, solo contemplando los hechos o expresando
sentimientos. Se busca generar nuevas actitudes ante la vida.

Igualmente se puedes crear nuevas narraciones de tipo parabólico de acuerdo con


este mismo esquema, teniendo como fondo el tema de las relaciones y la construcción de la
paz.

Es importante recordar que el eje central de estos encuentros consiste en restablecer


las relaciones que la situación de desplazamiento forzado ha roto en la vida del niño y de la
niña. Para ello se ha optado por el uso de las parábolas como herramienta pedagógica, pues
su forma particular de transmitir el mensaje hace que el lenguaje simbólico cobre un valor
pedagógico enorme, puesto no sólo toca lo cognitivo, sino también lo afectivo y los
compartimientos concretos, es decir llega al plano de lo axiológico.

En este punto es importante motivar para que de forma escrita u oral se produzcan
historias que recojan su propia historia personal y su percepción de futuro. Una vez
elaboradas estas nuevas historias, se invita a socializarlas. Así se genera un ambiente de
escucha y aceptación del mensaje que cada uno desea transmitir con su parábola.

Igualmente se pueden desarrollar otros temas siguiendo este mismo esquema.


Teniendo como fondo el tema de las relaciones y la construcción de la paz.

NÚCLEO DEL PROCESO: Como núcleo fundamental del proceso tenemos el


acercamiento al mensaje de las parábolas a través de los momentos diseñados para cada
encuentro (esquema anterior).

MENSAJE CENTRAL

ENCUENTROS DE VIDA

PARÁBOLA
Mensaje que MOTIVADORA Sentimientos
transmite que genera
(contenidos) (Emociones)

Aplicación a la vida
(Actitudes y
comportamientos)

Recordemos que esta propuesta pedagógica se construye en la interacción del grupo,


donde se viven las experiencias fundantes del nosotros, es allí donde los vínculos afectivos
se fortalecen y permiten a la vez construir la conciencia de sujeto social, único capaz de
generar una nueva cultura a partir de nuevas actitudes y comportamientos.
Es fundamental que cada acompañante o facilitador, tenga en cuenta que antes de desarrollar el encuentro con los niños y niñas debe
permitirse un espacio personal de reflexión y preparación interior para dejarte tocar por el mensaje de las parábolas y así ayudar
efectivamente a los niños y niñas a descubrir esta enseñanza de vida.

3. Trabajo de interiorización:
Se sugiere seguir los siguientes pasos para permitir que sean los mismos niños quienes
construyan sus conclusiones con respecto a la historia presentada.

Elaborar dibujos con los elementos de la parábola y la socialización de estos


trabajos.
Analizar cada elemento de la historia y su relación con los otros elementos. ¿De qué
habla la parábola? ¿Quiénes son los personajes? Etc.
Preguntas para el diálogo: Se propone en este punto que se elaboren preguntas de
mayor profundidad, en donde los niños puedan llegar a conclusiones que toquen su vida
y la de la comunidad.
Recoger las ideas expresadas por los participantes dando importancia a lo que cada
uno diga.

4. Creación de nuevas parábolas:

En este punto es importante motivar para que de forma escrita u oral se creen historias
que recojan los elementos presentados en la parábola narrada como motivación inicial. Una
vez que se hayan elaborado estas nuevas historias, pueden, por ejemplo, sentarse en círculo
para socializar estas historias contando a todos el trabajo que cada uno realizó.
Sería bueno invitar a representar estás parábolas elaboradas por los niños, para

luego analizar en grupo las aspectos importantes se la narración y su enseñanza. Es

importante guiar la elaboración de estas parábolas para que en realidad se ajusten al

género literario escogido es decir que se encuentren situaciones en contradicción y

tengan un núcleo de relación entre ellas.

Otra manera de motivar a la creación de nuevas parábolas es a través del trabajo


grupal, juntos pueden inventar una situación similar a la narrada inicialmente y
representarla o hacer una cartelera para darla a conocer a los otros grupos.

5. Ejercicio de interiorización:

Estos ejercicios están pensados para ser breves y sencillos. Se pretende dejar una
impresión duradera y un mensaje claro. Se utilizan materiales de la vida cotidiana, como
agua, agujas, botones, etc. Se debe permitir que los niños puedan manipular estos
elementos y actuar activamente durante el ejercicio, permitiendo fortalecer el amor propio y
su seguridad personal. Concluya el ejercicio con una frase simple que ayude a afirmar
sentimientos y comportamientos positivos. Como por ejemplo: “Yo acepto los cambios que
se presentan en mi vida porque me ayudan a crecer”

6. Enseñanza (factores de riesgo y factores protectores):

Cada participante escribe una frase en donde exprese las enseñanzas que le van a servir
para la vida. Se les pedirá que compartan estas enseñanzas con las otras personas de su
familia. Estas enseñanzas en lo posible deben ser acompañadas de algún compromiso de
vida. Como por ejemplo: “Al igual que el buen samaritano ayudó a quien lo necesitaba
solidarizándose con él, yo ayudaré a mis padres con las tareas de la casa y lo haré con
alegría”

7. Para recordar y vivir:

Cada participante deberá escribir en una hoja o tarjeta una conclusión de los temas
tratados.
El facilitador expondrá el aspecto fundamental para interiorizar.

8. Despedida:

El momento final del encuentro debe ser motivador y sincero. Mediante un signo como
tomarse todos de las manos o unirse en un círculo por medio de las cintas de colores, se
vivenciará el deseo de restablecer las relaciones que se han roto. Se pueden incluir en este
momento final otros gestos como abrazos o frases de cariño, o hacer algún regalito para
algún nuevo amigo, etc.

También podría gustarte