La Resiliencia Otra Mirada A La Adversidad-Síntesis
La Resiliencia Otra Mirada A La Adversidad-Síntesis
La Resiliencia Otra Mirada A La Adversidad-Síntesis
El término Resiliencia, tiene su origen en la física, se deriva del verbo latino resilio,
el cual se refiere a la capacidad de un material de recobrar su forma original después de
haber estado sometido a altas presiones. Es, en cierto sentido, asimilable a la elasticidad.
Por analogía, en las ciencias humanas y particularmente en la Psicología se utilizó este
termino para dar cuenta de la capacidad humana que permite a las personas, que a pesar de
atravesar situaciones adversas, dolorosas o difíciles puedan salir de ellas no solamente a
salvo, sino aún enriquecidas por la experiencia.
Este término está asociado siempre con tensión, estrés, ansiedad, situaciones
traumáticas. Algunos expertos señalan que es algo consustancial a la naturaleza humana.
Por tanto, Los elementos constitutivos de la resiliencia están presentes en todo ser humano
y evolucionan a través de las fases del desarrollo o ciclo vital, pasando de ser
comportamientos intuitivos durante la infancia, a agudizarse y ser deliberados en la
adolescencia, hasta ser introyectados en la conducta propia de la edad adulta.
1
María Stella Rodríguez Arenas, Psicóloga, Licenciada en teología, Magíster en psicología
comunitaria, de la Pontificia Universidad Javeriana, Doctora en Ciencias Pedagógicas del ICCP
(Habana –Cuba) Docente de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana.
msrodri@javeriana.edu.co
sino que deriva del interjuego de ambos aspectos. El punto de encuentro de estas dos
posiciones radica en que es una posibilidad del ser humano de resignificar la adversidad en
términos positivos y que esta capacidad debe ser propiciada y acompañada por los adultos.
Si bien es cierto que las investigaciones sobre este tema son recientes, lo que
algunos teóricos afirman es que esta capacidad ha estado presente y actuante desde la
antigüedad, lo cual ha permitido a la humanidad superar por ejemplo, los estragos de la
violencia y la guerra.
Para algunos investigadores, (Puerta Maya: Wolin y Wolin, 1999). los siete factores
que caracterizan la Resiliencia son:
La capacidad para observar y observarse a sí mismo simultáneamente, para hacerse
preguntas difíciles y darse respuestas honestas.
La capacidad para mantener distancia física y emocional con respecto a los problemas
sin caer en el aislamiento.
La capacidad para crear vínculos íntimos y fuertes con otras personas.
La capacidad para la auto - regulación y la responsabilidad personal necesarios para
lograr autonomía e independencia.
El Humor y Creatividad, entendidos como capacidad para encontrar el lado divertido de
una tragedia, y para crear orden, belleza y objetivos a partir del caos y del desorden.
Generalmente son manifestación de que la adversidad ya ha sido superada.
La capacidad para desearle a otros el mismo bien que se desea para sí mismo y
comprometerse con valores específicos,
La capacidad para darle sentido a la propia vida.
Factores protectores: Son todas aquellas características, hechos o situaciones propias del
niño o su entorno que elevan la capacidad del niño para hacer frente a las adversidades o
disminuyen la posibilidad de desarrollar desajustes psicosocial frente a la presencia de
factores de riesgo.
El modelo creado por Grotberg (1995) para caracterizar la resiliencia en una persona
utiliza las siguientes expresiones:
“Yo tengo” (apoyo) “Yo soy”, “Yo estoy” (atañe al desarrollo de fortalezas
intrapsíquicas) “Yo puedo”(remite a la adquisición de habilidades interpersonales y de
resolución de conflictos)
Tengo:
Personas alrededor en quienes confío y quienes me quieren incondicionalmente.
Personas que me ponen límites para que aprenda a evitar peligros o problemas.
Personas que me muestran por medio de su conducta la manera correcta de
proceder.
Personas que quieren que aprenda a desenvolverme solo.
Personas que me ayudan cuando estoy enfermo o en peligro o cuando necesito
aprender.
Soy:
Una persona por la que otros sientes aprecio y cariño.
Feliz cuando hago algo bueno para los demás y les demuestro mi afecto.
Respetuoso de mí mismo y del prójimo.
Capaz de aprender lo que mis maestros me enseñan.
Agradable y comunicativo con mis familiares y vecinos.
Estoy:
Dispuesto(a) a responsabilizarme de mis actos.
Seguro(a) de que todo saldrá bien.
Triste, lo reconozco y lo expreso con la seguridad de encontrar apoyo.
Rodeado de compañeros que me aprecian.
Puedo:
Hablar sobre las cosas que me asustan y me inquietan.
Buscar la manera de resolver los problemas.
Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso o que no está bien.
Buscar el momento apropiado para hablar con alguien o para actuar.
Encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito.
Equivocarme y hacer travesuras sin perder el afecto de mis padres.
Sentir afecto y expresarlo.
Este tipo de verbalizaciones ayuda a promover la resiliencia en los niños, por tanto es
importantes propiciar momentos para compartir pensamientos, sentimientos, emociones y
deseos de cambio en las actuaciones cotidianas.
Se valora a sí mismo,
Tiene capacidad para disfrutar de sus experiencias
Se puede relacionar bien con las personas
Es creativo
Tiene curiosidad para conocer
Es capaz de llevar a cabo tareas
Tiene una salud física aceptable
Tareas posibles:
Encontramos en este sentido gran sintonía con los planteamientos fundamentales del
personalismo y su apuesta decidida en favor de la integridad de la persona. Su fundador es
uno de los pensadores más influyentes del siglo XX. Sin embargo y con pesar hay que
señalar que la influencia del personalismo en el ámbito filosófico y pedagógico
latinoamericano no ha tenido mucho desarrollo.
Meza (2004:11) afirma que la educación ha de ser consciente que tiene en sus
manos a un grupo de personas, no a una masa de anónimos. Cita a Víctor Frankl y su texto
“Díez tesis sobre la persona” allí encontramos un gran aporte para ahondar en nuestra
comprensión antropológica de esta pedagogía esperanzadora:
La ternura, el cariño, el afecto nos abre a la esperanza: Tal vez el miedo de perder
autoridad, el poco reconocimiento de nuestro propio cuerpo y la no aceptación de la
ternura por tenerlo como sinónimo de falta de fuerza y de poder ha llevado a que los
adultos sintamos en ocasiones tanta dificultad para expresar afectos y ser receptores
positivos del afecto de otros. “Cuando un niño que recibe malos tratos en el interior
del sistema familiar es auxiliado por un grupo de protección y dejado en una familia
en recuperación, es apenas éste el comienzo de la historia, pues necesita aprender a
vivir, aprender a recibir caricias, palabras, es decir, a recibir un trato en su condición
de niño, a reconciliarse con la vida, a integrarse como humano. Son los recursos
institucionales, familiares y sociales, además de los internos, los que permitirán esta
recuperación. Para seguir trabajando en dar forma a su humanidad, el humano que
vive traumas y dolores deberá recibir imaginarios de afecto, de palabra, de
confianza, de solidaridad. Este proceso de cicatrización cuando se efectúa
sanamente es el significado de la resiliencia. Lograrla no es fácil, porque muchos de
nosotros, al igual que aquellas personas que han vivido la guerra más de cerca, que
la han mirado fijamente a los ojos, pese a apartarnos de ella y a los cortos estallidos
de paz, llevamos la inseguridad y el rostro de la violencia en nuestras memorias.”2
2
Carmen Escallón Góngora Pediatra XXIII Congreso Colombiano de Pediatría
En este sentido Restrepo (1995: 107) afirma que, la violencia educativa se dará
siempre que se siga perpetuando un sistema educativa que niega la singularidad e intenta
que cada persona se ajuste de manera homogénea a las exigencias del sistema. Así
podríamos pensar que la singularidad favorece y permite la resiliencia, las respuestas de
cada persona ante la crisis y la diversidad son únicas y diríamos que son a su vez
irrepetibles. Lo cual nos lleva a afirmar que la ternura no es otra cosa que el
reconocimiento y el respeto de la singularidad del otro. Los que logran esto son los que se
constituyen en seres humanos que llegan a ser significativos en la vida de los niños y las
niñas, los que no someten al otro al “chantaje afectivo”, los que no hacen “la separación
entre razón y emoción, producto de la torpeza y analfabetismo afectivo a que nos ha llevado
un imperio burocrático y generalizador que desconoce por completo la dinámica de los
procesos singulares” (Restrepo 1995:56).
El ser humano existe en el mundo de manera corporal, junto a otros seres humanos
y a otros seres naturales, cada uno singular y corpóreo. Como ser concreto es alguien que se
desarrolla a través de situaciones dadas, en las cuales debe decidir y elegir entre diversas
alternativas. En estos procesos de decisiones, el ser humano acaba decidiendo sobre sí
mismo y construyendo un proyecto de vida. Las cosas, en cambio, son para él
"instrumentos" vinculados a sus proyectos. Si bien las personas habitan en medio de las
cosas, la persona es irreductible al carácter de "cosa" útil.
El ser humano construye su propio proyecto de vida en sus relaciones con el mundo
en el que se encuentran otros seres naturales y otros seres humanos. Pero los proyectos
humanos pueden conducir a situaciones de vida o a situaciones de deshumanización de
personas y comunidades humanas, lo mismo que a la destrucción de la naturaleza.
Las circunstancias difíciles que acompañan con frecuencia nuestro discurrir por la
vida las podemos afrontar de una manera mejor cuando nuestra existencia está dotada de un
sentido y la hemos enriquecido con un proyecto de vida que nos permita actuar más
proactiva que reactivamente en el diario vivir como personas.
Para la elaboración de su proyecto de vida cada persona debe contar con los
elementos que le aporta el medio circundante y las personas que lo rodean; en el caso
específico de los niños y niñas, serán los adultos significativos, que los acompañan en la
crianza como modelos y orientadores. En este proceso, las metas del desarrollo humano
integral y diverso, en el contexto de una crianza humanizada —autoestima, autonomía,
creatividad, felicidad, solidaridad, y salud— son elementos fundantes para la estructuración
del proyecto de vida, enriquecido por el amor como fundamento vital y por la educación,
que le permitirá a la persona ir perfeccionando la capacidad de orientar asertivamente su
propia vida.
Esta se encuentra enmarcada en una realidad social en la que cada ser humano está
involucrado no sólo con su existencia individual, sino con su relación interpersonal. Así se
identifica el vínculo del "nosotros", ya sea por compartir unas circunstancias situacionales o
temporo-espaciales en donde se construyen modos pautados de interacción en un marco
común de interpretación. Las interacciones que se establecen entre las personas, se influyen
en forma mutua y permanente, aspecto que permea sus acciones o el sentido de ellas y
establece una red de relaciones con múltiples significados.
Para Schütz, ese mundo que se construye no es sólo un mundo individual, aislado
de los otros; es un mundo compartido, un mundo en el que el otro coexiste con los mismos
objetos que el sujeto individual. Es así como se establece nuevamente el concepto de
intersubjetividad. Esta intersubjetividad permite reconocer que otros seres humanos piensan
y actúan de manera similar a la nuestra, que puede darse una interacción con seres
semejantes a nosotros. En la actitud natural es evidente que presuponer “lo real” como algo
que simplemente está allí, es lo que hace que se piense que eso real debe ser aceptado como
algo que existe en el mundo cotidiano. Se incluye aquí no sólo el mundo material que
experimentamos de manera directa, sino también el mundo social.
Resulta clara, a partir de estas reflexiones, la urgente necesidad de que tanto los
niños como los adolescentes sean considerados como grupos de alto valor para el desarrollo
de la sociedad; que se impulsen acciones tendientes a favorecer su inclusión social, que se
aproveche su capacidad, vitalidad y energía para participar activamente en su presente y
construir, con nuestro apoyo, su proyecto de vida.
El mayor reto para la labor del educador es ser una persona de paz, reconciliada
consigo misma y reconciliadora; una persona que haya abandonando odios y rencores y
haya dejado de lado prejuicios que cierran a la aceptación del otro y de su situación
concreta.
El educador resiliente genera vínculos con sus discípulos y con sus colegas,
aumentando la confianza y el diálogo sincero y tranquilo. Lo anterior, expresado por
Henderson y Milstein (2003:65) es de suma importancia para lograr la creación de los
relatos de los niños la cercanía, ésta contribuye en mucho a desbloquear los canales
comunicativos rotos o deteriorados por las situaciones difíciles.
ENCUENTROS DE VIDA
Aquí no hay actores principales, tanto el educador o acompañante como los niños y
niñas son fundamentales. Por tanto, no será una situación pedagógica de una sola vía, sino
se pretende generar un encuentro intersubjetivo de enriquecimiento mutuo. La voz de los
niños silenciada por la violencia ha de ser escuchada por personas que sean significativas
en su desarrollo vital. Así, debes procurar crear un ambiente propicio para el diálogo y la
aceptación mutua.
Por tanto, debes prestar especial atención a aspectos como lo interactivo, lo grupal,
lo lúdico, lo cotidiano, lo corporal, lo valorativo, lo narrativo, dentro del marco de las
construcciones intersubjetivas, culturales, y múltiples en las que se desarrollan las
relaciones humanas siempre complejas y cambiantes.
Como herramienta de tipo pedagógico hemos optado por las parábolas del Nuevo
Testamento. En ellas hemos descubierto un gran potencial pedagógico, puesto que permite
llegar a tres dimensiones fundamentales: lo cognoscitivo, lo emotivo y lo actitudinal.
3
La resiliencia es la capacidad de resistir a la adversidad e incluso enriquecerse como ser humano a
partir de los conflictos y las crisis. El tema es actualmente estudiado desde diversos ámbitos de las ciencias
sociales y está siendo incorporado en programas educativos y de salud encaminados especialmente a atender
poblaciones sometidas al abuso, al maltrato y a la violencia. (Se amplia este concepto en los anexos)
interior de la narración. Sin embargo, y a pesar de su lenguaje cotidiano, la parábola guarda
una gran complejidad, pues revela y esconde, habla de realidades muy concretas aludiendo
a realidades que trascienden a la misma situación narrada, encierran una pregunta que toca
al que la escucha. De alguna manera interpela nuestras propias acciones cotidianas, la
forma como construimos nuestro mundo relacional, nuestros valores sociales, familiares y
personales.
Presupuestos Teóricos:
1. Cultura:
•La cultura es entonces una categoría que se construye socialmente, de modo permanente y
que esta sujeta a reconfiguraciones, a ser dinámica, a construirse y deconstruirse en forma
cíclica.
•En ella se encuentran modos de expresión inmersos en los ritos, los símbolos y
representaciones que entrañan a su vez nuevos significados y otras formas de mirar la
realidad.
•La cultura esta referida a los modos de apropiación de todo aquello que se encuentra en el
entorno y que se relaciona con el mundo de las personas, produciendo una diversidad
cultural en lo individual y lo social.
2. Socialización:
•Sólo dentro del mundo real de la cultura, cada persona puede irse formando en las
competencias que la especie ha adquirido progresivamente. A este proceso se denomina
"socialización "
•Los procesos de socialización permiten que los seres humanos generen vínculos a través
de lenguajes comunes y de espacios significativos, la familia, la escuela, las iglesias, los
grupos de recreación, etc. Éstos permiten que las personas se desarrollen integralmente
dentro de un proceso de crecimiento personal y social.
3. Intersubjetividad:
•Es en la interacción del grupo, donde se viven las experiencias fundantes del nosotros, es
allí donde los lazos afectivos permiten identificar al otro presente en el yo individual.
•El individuo se experimenta "persona" al ser reconocido afectivamente por los otros
miembros del grupo
•En el ámbito de lo cotidiano donde se realizan estas construcciones de sentido que llevan
al ser humano a generar sus propios sentidos de vida.
•Esta mirada exige no sólo un recorrido teórico sino, lo que es más difícil una toma de
conciencia acerca de nuestra propia construcción de mundo, además de un reconocimiento
de los ámbitos diversos en los que nos movemos y las múltiples relaciones que
establecemos cotidianamente
Esta intersubjetividad permite reconocer que otros seres humanos piensan y actúan de
manera similar a la nuestra, puede darse una interacción con seres semejantes a nosotros.
•Cada persona se encuentra en un mundo que afecta y le afecta, en una realidad en la que
emerge "una pluralidad de culturas y de discursos" que generan diversas construcciones de
mundo, estableciéndose una dinámica abierta y heterogénea permitiendo el cambio, la
incertidumbre, la actitud crítica propios de la realidad.
•El sentido de lo social va de lo más individual a lo más colectivo y de lo menos a lo más
englobante.
•Una propuesta pedagógica que permita disminuir las consecuencias de circunstancias
actuales de violencia, necesariamente debe incorporar y aprovechar las dinámicas internas
que subyacen al conflicto y la crisis; y el encuentro de intersubjetividades que en su
dialéctica están condicionando los procesos de socialización.
4. Construcción de la esperanza:
Una pedagogía que construya su hacer desde la esperanza debe tener como horizonte de
sentido los siguientes principios:
4
Fernando Torres M. Dimensión Educativa, Colombia. Texto del Foro de Educación Popular y Educación
Cristiana (extracto). Revista Nueva Tierra 45, diciembre de 2000.
El lenguaje positivo genera redes de esperanza: La palabra es una de las muchas formas
de renacer; el conocer nuestra historia nos devuelve, el hablarnos, contarnos, cantarnos
y referirnos, nos renace. Fortalecer la empatía, la solidaridad, el respeto por las
diferencias, la equidad, la dignidad y el amor son maneras de hacernos resilientes y
aumentar la capacidad de convertir las crisis en oportunidades, de crear vida, de ser
magos, alquimistas y arquitectos del Universo y así crear formas de vida sostenibles
para nosotros, y para las generaciones que nos continuarán. Pensarnos en forma positiva
y verbalizar estos puntos positivos de nosotros mismos y de los otros genera vínculos
cercanos, de aquí surge la gran importancia de fomentar el buen trato y las palabras de
reconocimiento y respeto por el otro.
La esperanza se contagia: los medios de comunicación nos han contagiado de esa otra
desesperanza, la aprendida, es la desesperanza contagiosa, en frases como no se puede,
no sabemos qué va a pasar, esto no tiene arreglo. Es ésa que se aprende y se impregna
en la memoria tras repetidas experiencias de vida acompañadas de frustración, falta de
reciprocidad, miedo e inequidad.
La ternura, el afecto y el cariño nos abren a la esperanza: Tal vez el miedo de perder
autoridad, el poco reconocimiento de nuestro propio cuerpo y la no aceptación de la
ternura por tenerlo como sinónimo de falta de fuerza y de poder ha llevado a que los
adultos sintamos en ocasiones tanta dificultad para expresar afectos y ser receptores
positivos del afecto de otros. “Cuando un niño que recibe malos tratos en el interior del
sistema familiar es auxiliado por un grupo de protección y dejado en una familia en
recuperación, es apenas éste el comienzo de la historia, pues necesita aprender a vivir,
aprender a recibir caricias, palabras, es decir, a recibir un trato en su condición de niño,
a reconciliarse con la vida, a integrarse como humano.
5. Resiliencia:
Promover la resiliencia apunta a mejorar la calidad de vida de las personas a partir de sus
propios significados, del modo como ellos perciben y enfrentan el mundo.
•De allí que, en la escuela, se debería reconocer aquellas cualidades y fortalezas que
permiten a las personas enfrentar positivamente situaciones desfavorables, esta capacidad
de “transformar” las agresiones en elementos de superación.
Para promover comunidades resilientes es importante tener una concepción integral del ser
humano y dar todo el valor que tiene para su desarrollado el incorporar ámbitos muchas
veces no considerados científicos como la religión, el arte, la danza, la espiritualidad.
Características:
•Las redes de apoyo informales (parientes, amigos, maestros) y sobre todo, la aceptación
incondicional del niño por al menos una persona significativa.
•La capacidad de encontrarle algún sentido a la vida.
•Las aptitudes sociales y aptitudes resolutivas que permitan la sensación de tener cierto
control sobre la propia vida.
•La autoestima o concepción positiva de uno mismo.
•El desarrollo del sentido del humor
•En esta dimensión los elementos fundamentales para activar la Resiliencia son la
capacidad autogestionaria de las comunidades y grupos y el desarrollo de la participación
comunitaria, para satisfacer las necesidades básicas o garantizar una mínimas condiciones
de la calidad de vida.
•Algunos investigadores, concluyen que hay dos factores claves en los resilientes: el
primero, en el momento del trauma, los resilientes ya piensan en cómo van a salir. Nunca
asumen que no van a poder salir: proyectan. El segundo implica tener una explicación de
por qué les pasa lo que les pasa.
Nos ayudaremos del modelo creado por Grotberg (1995) para caracterizar la
resiliencia en una persona utilizando para ello las siguientes expresiones:
Parábola proviene del hebreo mashal, que significa parangón, dicho sapiencial e
inclusive burlesco, proverbio, fábula, acertijo o discurso enigmático y que luego pasa al
griego como paraballo, que traduce como poner junto a, poner en paralelo, parangonar o
aproximar dos cosas (Pronzato, 2000).
En consecuencia, la parábola debe permitir captar el nexo que existe entre dos
realidades diferentes pero muy próximas, lo cual en lenguaje técnico de la retórica recibe el
nombre de tertium compartationis, y se constituye en el punto que se quiere hacer notar, es
decir “el punto verdadero y propio de referencia en el que los dos elementos se tocan y que
sólo él tiene importancia” (Schnackenburg, citado por Pronzato, 2000).
Las parábolas guardan una fuerza pedagógica enorme por cuanto tocan aspectos
fundamentales de la persona, desde los cognoscitivo, lo afectivo y lo actitudinal.
Dar alternativas para una mejor adaptación a las situaciones nuevas que deben
enfrentar quienes se han visto obligados a salir de sus tierras y descubrir en estas
realidades difíciles una oportunidad para construir una vida nueva a partir de
generar actitudes de paz y reconciliación.
Resultados esperados
Proceso sugerido:
Nombre: ___________________
Modelo de escarapela
participantes puede ser un buen número, así cada uno puede ser escuchado
de forma especial
2. Presentación de la parábola:
La parábola que se presenta en esta parte del programa es el núcleo motivador más
importante. Ya que en ella se encierran los contenidos que queremos transmitir, se han
seleccionado buscando que el tema de las relaciones entre los seres humanos y sus
consecuencias tanto positivas como negativas queden claramente visualizadas. De esta
manera se podrá llegar a tratar las situaciones dolorosas que ha traído para los niños el
desplazamiento forzado.
Se espera que desarrolles toda tu creatividad para presentar las parábolas, pues los
relatos se pueden mostrar de múltiple formas, como dramatizaciones, títeres, dibujos,
carteles, etc.
Como ya se había señalado, el eje central es una parábola motivadora que permitirá
situar al niño y a la niña frente a realidades que puedan ser analizadas con cierta distancia, y
facilitará así la identificación de personajes, roles, valores y posturas frente a la vida. A
partir de este análisis se propone llegar a transferir las enseñanzas encontradas a situaciones
de la vida cotidiana y generar actitudes de vida acordes a valores como la solidaridad, el
respeto por el otro, el perdón, la fraternidad, la honestidad, el amor.
La parábola que se presenta en esta parte del programa en el núcleo motivador más
importante. Ya que en ella se encierran los contenidos que queremos transmitir. Las
parábolas se han seleccionado buscando que el tema de las relaciones entre los seres
humanos y sus consecuencias tanto positivas como negativas queden claramente
visualizadas. Por tanto y a pesar de encontrarse en los textos del Nuevo Testamento muchas
parábolas, hemos seleccionado tan sólo cinco: Parábola del buen samaritano: Lc 10,25-37;
Parábola del hijo prodigo: Lc 15,11-32; Parábola del sembrador Mt 13, 3-8; Parábola de la
oveja perdida: Lc 15,3; Parábola de los talentos Mt,25-28. Consideramos que estas
parábolas ejemplifican claramente un momento inicial, un núcleo y un momento final
contrapuesto al inicial, de tal manera que revelan con claridad la dinámica interna de la
narración.
Son historias breves que permiten visualizar los personajes y las situaciones
con facilidad.
En este punto es importante motivar para que de forma escrita u oral se produzcan
historias que recojan su propia historia personal y su percepción de futuro. Una vez
elaboradas estas nuevas historias, se invita a socializarlas. Así se genera un ambiente de
escucha y aceptación del mensaje que cada uno desea transmitir con su parábola.
MENSAJE CENTRAL
ENCUENTROS DE VIDA
PARÁBOLA
Mensaje que MOTIVADORA Sentimientos
transmite que genera
(contenidos) (Emociones)
Aplicación a la vida
(Actitudes y
comportamientos)
3. Trabajo de interiorización:
Se sugiere seguir los siguientes pasos para permitir que sean los mismos niños quienes
construyan sus conclusiones con respecto a la historia presentada.
En este punto es importante motivar para que de forma escrita u oral se creen historias
que recojan los elementos presentados en la parábola narrada como motivación inicial. Una
vez que se hayan elaborado estas nuevas historias, pueden, por ejemplo, sentarse en círculo
para socializar estas historias contando a todos el trabajo que cada uno realizó.
Sería bueno invitar a representar estás parábolas elaboradas por los niños, para
5. Ejercicio de interiorización:
Estos ejercicios están pensados para ser breves y sencillos. Se pretende dejar una
impresión duradera y un mensaje claro. Se utilizan materiales de la vida cotidiana, como
agua, agujas, botones, etc. Se debe permitir que los niños puedan manipular estos
elementos y actuar activamente durante el ejercicio, permitiendo fortalecer el amor propio y
su seguridad personal. Concluya el ejercicio con una frase simple que ayude a afirmar
sentimientos y comportamientos positivos. Como por ejemplo: “Yo acepto los cambios que
se presentan en mi vida porque me ayudan a crecer”
Cada participante escribe una frase en donde exprese las enseñanzas que le van a servir
para la vida. Se les pedirá que compartan estas enseñanzas con las otras personas de su
familia. Estas enseñanzas en lo posible deben ser acompañadas de algún compromiso de
vida. Como por ejemplo: “Al igual que el buen samaritano ayudó a quien lo necesitaba
solidarizándose con él, yo ayudaré a mis padres con las tareas de la casa y lo haré con
alegría”
Cada participante deberá escribir en una hoja o tarjeta una conclusión de los temas
tratados.
El facilitador expondrá el aspecto fundamental para interiorizar.
8. Despedida:
El momento final del encuentro debe ser motivador y sincero. Mediante un signo como
tomarse todos de las manos o unirse en un círculo por medio de las cintas de colores, se
vivenciará el deseo de restablecer las relaciones que se han roto. Se pueden incluir en este
momento final otros gestos como abrazos o frases de cariño, o hacer algún regalito para
algún nuevo amigo, etc.