Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

SENTENCIA CONSTITUCIONAL Plurinacional 1187

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 14

SENTENCIA CONSTITUCIONAL Plurinacional 1187/2013

Sucre, 31 de julio de 2013


SALA SEGUNDA
Magistrada Relatora: Dra. Mirtha Camacho Quiroga
Acción de amparo constitucional
Expediente:                  03205-2013-07-AAC
Departamento:            Potosí
En revisión la Resolución 2/2013 de 2 de abril, cursante de fs. 154 a 159 vta.,
pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta
por Ninfa Santos Puma contra Gustavo Fabio Díaz Martínez, Juez de
Partido Mixto, Liquidador y de Sentencia Penal de Cotagaita del
departamento de Potosí.
I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA
I.1. Contenido de la demanda
Por memoriales presentados el 13 y 19 de marzo de 2013, cursante de fs. 33
a 38 y 59 a 60, la accionante asevera lo siguiente:
I.1.1. Hechos que motivan la acción
El 13 de noviembre de “2013”, demandó la homologación del acuerdo
transaccional de asistencia familiar contra Julián Pedro Santos, el cual fue
suscrito en la oficina de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia del
Gobierno Autónomo Municipal de Vitichi del departamento de Potosí, razón
por la cual, una vez admitida y puesta en conocimiento del “demandado”, el
Juez de Instrucción de Vitichi procedió a su homologación, debido a la
inasistencia a la audiencia de homologación del “demandado”, sin embargo
en apelación, el Juez de Partido de Cotagaita del mencionado departamento,
mediante Auto de Vista 001/2013 de 20 de febrero, resolvió la anulación del
proceso hasta antes del señalamiento de audiencia de conciliación, con el
argumento de que el Juez a quo no siguió la secuencia procesal dispuesta en
la norma y que el monto de la homologación debe correr a partir de la
homologación del acuerdo transaccional, porque desde ese momento cumple
los fines establecidos por la norma.
El Juez demandado, con su actuar establece una línea paralela a la prevista
en la ley, lesionando en consecuencia el reloj de arena del control
constitucional y cometió una grosera tergiversación de la interpretación
normativa, puesto que la homologación es un instituto por el que la autoridad
revestida de competencia previa verificación de legalidad del documento le da
fé y fuerza jurídica, resultando algo ilógico pretender que los documentos de
asistencia familiar suscritos por particulares surtan efectos desde su
homologación, máxime cuando estos fueron efectuados con la intervención de
la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, quebrantando la “SCP 0088/2012” y
la circular 04/09 de 7 de marzo, puesto que realizó una interpretación de los
alcances de la homologación, fundando su resolución en base a criterios
formalista y coloniales.
I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados
La accionante, denuncia la lesión de sus derechos a la “seguridad jurídica”, al
debido proceso y a la “protección efectiva de las autoridades jurisdiccionales”,
citando al efecto el art. 115 de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Solicita se conceda la tutela, dejando sin efecto el Auto de Vista 001/2013, y
en consecuencia se dicte uno nuevo en base a una correcta interpretación y
aplicación de la ley.
I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías
La audiencia fijada para el 25 de marzo de 2013, fue suspendida por no
haberse llevado a cabo la citación al demandado y al tercero interesado,
señalándose una nueva para el 2 de abril de igual año ( fs. 77 a 79 vta.).
Celebrada la audiencia pública el 2 de abril de 2013, según consta en el acta
cursante de fs. 142 a 154, se produjeron los siguientes actuados:
I.2.1. Ratificación de la acción
El abogado de la accionante ratificó íntegramente los términos de la acción de
amparo constitucional y ampliándola manifestó que: a) La homologación es el
instituto jurídico que da fé a los actos, por lo que la conciliación se debe
entender como la acción que devuelve la tuición a los verdaderos actores del
proceso; y, b) El trámite de homologación es diferente al de fijación de la
asistencia familiar, ya que en el primero sólo declara la existencia de un
derecho que en este caso fue efectuado en la Defensoría de la Niñez y
Adolescencia del Gobierno Autónomo Municipal de Vitichi.
I.2.2. Informe de la autoridad demandada
Gustavo Fabio Díaz Martínez, Juez de Partido Mixto, Liquidador y de
Sentencia Penal de Cotagaita del departamento de Potosí, en audiencia
señaló que: 1) En el Auto de Vista 001/2013 de 23 de enero, se analizó los
puntos señalados como agraviados por el apelante y la respuesta que se dio
al recurso de apelación, efectuándose la argumentación jurídica en base al
art. 90 del Código de Procedimiento Civil (CPC), que prevé que las normas
procesales son de orden público y de cumplimiento obligatorio y el art. 123 de
la CPE, determina que la ley sólo dispone para la venidero y no tendrá efecto
retroactivo excepto en materia penal cuando beneficie al imputado, laboral
cuando favorezca a los trabajadores y en materia de corrupción para
investigar y procesar los delitos cometidos por servidores públicos contra el
Estado; 2) El Juez a quo en la Resolución de homologación estableció que el
monto acordado en el documento transaccional de 2 de julio de 2009, correrá
a partir de la suscripción de ese documento, mediante depósitos judiciales, sin
considerar que el demando respondió a este trámite de forma negativa, es
más ni siquiera estuvo presente en la audiencia de homologación de
asistencia familiar, conculcando los derechos a la defensa del obligado y el
debido proceso, por lo que se debía seguir el trámite establecido en los arts.
61 y ss. de la Ley de Abreviación Procesal Civil y de Asistencia Familiar
(LAPCAF), toda vez que el art. 65 de la referida Ley, establece que debe
fijarse una audiencia preliminar y si es que el obligado no asistió a la misma,
se le debió haber declarado rebelde y señalar audiencia complementaria para
emitir sentencia; 3) La norma no establece un trámite para la homologación
de asistencia familiar, razón por la cual, en el Auto de Vista 001/2013 se está
precautelando el respeto al debido proceso previsto en el art. 115.II de la
CPE, sin negarse el derecho de los menores, además que el derecho a la
asistencia familiar debe ser inmediata y oportuna; sin embargo la actora
esperó cuatro años para que este documento surta efectos, por lo que solicita
se deniegue la tutela.
Asimismo en audiencia la abogada de la autoridad demandada, complementó
que: i) En la acción de amparo constitucional no se establece con precisión
qué derechos y garantías del accionante fueron conculcados, ni que actos
hubiese cometido el Juez demandado; y, ii) La asistencia familiar no es
retroactiva, consecuentemente la autoridad jurisdiccional no puede suplir la
omisión o negligencia de la representante de los beneficiarios; el art. 22 del
Código de Familia (CF) prevé que la asistencia familiar corre a partir de la
citación con la demanda, aspecto que fue ratificado por la SC 1220/2011 que
claramente señala que la homologación de la asistencia familiar es a partir del
auto de aprobación de homologación
I.2.3. Intervención del tercero interesado
Luz María Vicuña Encinas en representación de Julián Pedro Santos, en
audiencia argumentó que: a) Como consecuencia de la apelación formulada
por su persona en calidad de apoderada del ahora tercero interesado, el Juez
demandado anuló obrados hasta la audiencia preliminar, puesto que el Juez a
quo ante la incomparecencia de Julián Pedro Santos, debió haberlo declarado
rebelde y no proceder a la homologación de documento transaccional
conforme el art. 65 de la LAPCAF; y, b) Se respondió en forma negativa a la
demanda de homologación interpuesta, debido a que la situación del obligado
ni las necesidades de los beneficiarios son las mismas que las de hace cuatro
años atrás, razón por la cual impetra se deniegue la tutela.
I.2.4. Resolución
La Sala Familiar de la Niñez y Adolescencia del Tribunal Departamental de
Justicia Potosí, constituida en Tribunal de garantías, pronunció la Resolución
2/2013 de 2 de abril, cursante de fs. 154 a 159 vta., por la que concedió la
tutela solicitada, anulando el Auto de Vista 001/2013 emitido por el Juez
demandado, disponiendo se emita uno nuevo en el plazo máximo de cinco
días, en estricta observancia de los argumentos desarrollados en la presente
Resolución; bajo los siguientes fundamentos: 1) Formulada la demanda de
homologación de asistencia familiar el Juez a quo, una vez admitida corre en
traslado al demandado, quien por intermedio de su apoderada responde
reconociendo que firmó un documento transaccional de asistencia familiar en
la Defensoría de la Niñez y Adolescencia del Gobierno Autónomo Municipal
de Vitichi, sin embargo se opone a la homologación del mismo y ofrece para
cada uno de sus hijos la suma de Bs100.- (cien bolivianos); en ese sentido el
Juez de la causa fijó audiencia preliminar, que ante la incomparecencia del
demandado sin justificativo alguno, en estricta aplicación del art. 65 de la
LAPCAF, homologó el acuerdo, disponiendo su cumplimiento a partir de la
suscripción del documento, de lo que se infiere que el Juez a quo cumplió con
lo previsto en los arts. 60 y ss. de la referida ley, no existiendo necesidad de
programar otra audiencia complementaria; 2) Respecto a la oposición de
homologación de asistencia familiar formulada por el obligado, el mismo no
tiene asidero legal, toda vez que existe un documento transaccional suscrito
ante la autoridad competente como es la Defensoría de la Niñez y
Adolescencia, el cual tiene valor legal conforme lo previsto en los arts. 197
inc. 7) del Código Niño, Niña y Adolecente (CNNA), 945 y 949 del Código Civil
(CC) y 314 y 315 del Código de Procedimiento Civil (CPC), limitando al
juzgador a examinar si se cumplieron o no los requisitos exigidos por ley para
la validez de la transacción; 3) El Juez ahora demandado en el Auto de Vista
001/2013, en su considerando Segundo, señaló que ante la incomparecencia
del obligado, el Juez de la causa debía declararlo rebelde y tener por cierto
los hechos alegados por la parte actora; 4) El Juez a quo determinó
correctamente la vigencia de la homologación a partir de la suscripción del
acuerdo transaccional, ya que el mismo constituye ley entre partes y el
obligado no podía oponerse porque estaría atentando contra los derechos
fundamentales de sus hijos, además que consintió su vigencia desde el 2 de
julio de 2009, al haber cumplido los primeros meses, de acuerdo a lo
manifestado por el indicado; y, 5) La negación de cualquier derecho
reconocido en la Constitución Política del Estado a los niños, significa atentar
contra la vida y salud de éstos, en ese sentido el Estado tiene la obligación de
garantizar y proteger sus derechos, implementado políticas sociales que
aseguren condiciones dignas para su gestación, nacimiento y desarrollo
social.
II. CONCLUSIONES
De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se
establece lo siguiente:
II.1.    Mediante acuerdo extrajudicial de asistencia familiar de 2 de julio de
2009, suscrito entre Julián Pedro Santos y Ninfa Santos Puma, el cual fue
efectuado en oficinas de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia del
Gobierno Autónomo Municipal de Vitichi, en el que Julián Pedro Santos se
obliga a cancelar la suma mensual de Bs350.- (trescientos cincuenta
bolivianos)a favor de Franklin, Alexander y María Isabel, todos Pedro Santos,
a partir de la firma del indicado acuerdo (fs. 48 a 49).
II.2.    Por memorial presentado el 13 de noviembre de 2012, Ninfa Santos
Puma, solicita al Juez de Instrucción Mixto de Vitichi, la homologación del
documento transaccional de asistencia familiar precedentemente señalado;
consecuentemente el referido Juez mediante Auto de 14 de igual mes y año
admitió la demanda y corrió en traslado a Julián Pedro Santos, para que
conteste en el plazo de cinco días (fs. 166 a 167).
II.3.   A través de memorial de 5 de diciembre de 2012, Luz María Vicuña
Encinas en representación legal de Julián Pedro Santos, respondió a la
demanda manifestando que evidentemente su mandante suscribió el acuerdo
transaccional de asistencia familiar en la Defensoría de la Niñez y
Adolescencia del Gobierno Autónomo Municipal de Vitichi; el cual fue
cumplido por su parte de acuerdo a sus posibilidades, sin embargo
actualmente no tiene trabajo por lo que contesta de forma negativa y
contradictoria, oponiéndose a la homologación del mismo y proponiendo a su
vez una asistencia familiar de Bs100.- por hijo; por lo que, el Juez de la causa
mediante decreto de 6 de igual mes y año, tiene por respondida la
demandada y conforme al art. 63 de la LAPCAF, señaló audiencia para el 20
del indicado mes y año, a horas 9:30 (fs. 170 a 171), la cual fue suspendida
por solicitud de la parte demandante, previa justificación presentada, fijándose
una nueva para el 10 de enero de 2013 (fs. 174 y vta.; y 176 a 177 vta.).
II.4.    Cursa acta de audiencia de homologación de asistencia familiar de 10
de enero de 2013, llevada a cabo sin la presencia de Julián Pedro Santos,
procediendo, el Juez de Instrucción cautelar de Vitichi a pronunciar
Resolución de igual fecha, por la que homologa el acuerdo transaccional de
asistencia familiar de 2 de julio de 2009, estableciendo que el obligado debe
abonar el monto acordado en dicho documento a partir de su suscripción del
mismo, mediante depósitos judiciales (fs. 179 y vta.).
II.5     Luz María Vicuña Encinas en representación de Julián Pedro Santos,
formuló apelación contra el Auto de 10 de enero de 2013, por haberse
vulnerado el debido proceso y haberse incurrido en errores de procedimiento
legal y correcta interpretación de la norma, mismo que por decreto de 23 del
mismo mes y año, se corrió en traslado a la demandante, quien por
intermedio de su apoderado respondió mediante memorial de 31 de igual mes
y año, solicitando se deniegue; por lo que el Juez de la causa mediante
decreto de la misma fecha concedió la apelación en efecto devolutivo (fs. 192
a 193 y 206 a 207 vta.):
II.6.    El Juez demandado, mediante Auto de Vista de 001/2013, anuló
obrados hasta la Resolución de 10 de enero de 2013, pronunciada en la
audiencia de homologación, disponiendo que el Juez a quo tramite la causa
aplicando las normas de la Ley de Abreviación Procesal Civil y de Asistencia
Familiar, respecto al proceso de audiencia para la fijación de asistencia
familiar (fs. 221 a 224 vta.).
III.  FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
La accionante señala que el Juez de Partido Mixto, Liquidador y de Sentencia
Penal de Cotagaita a través de Auto de Vista 001/2013, vulneró sus derechos
a la “seguridad jurídica”, al debido proceso y a la protección efectiva de las
autoridades jurisdiccionales, toda vez que dentro del proceso de
homologación de asistencia familiar seguido contra Julián Pedro Santos, ante
la incomparecencia de éste a la audiencia preliminar, el Juez a quo mediante
Auto de 10 de enero de 2013, dio por homologado el acuerdo de 2 de julio de
2009, disponiendo su pago por el obligado a partir de la suscripción del
acuerdo, Resolución que fue impugnada por la representante del
“demandado”, por lo que el Juez ahora demandado mediante Auto de Vista
001/2013, lesionando los derechos de su hijos, anuló obrados hasta antes del
señalamiento de audiencia de conciliación, con el fundamento de que no se
siguió la secuencia procesal dispuesta en la norma y que el monto de la
homologación debe correr a partir de la homologación del acuerdo
transaccional, sin considerar la “SCP 0088/2012 y la circular 04/09 de 7 de
marzo”.
En consecuencia en revisión, corresponde establecer si los hechos
denunciados son evidentes, a fin de conceder o denegar la tutela impetrada.
III.1.  La acción de amparo constitucional y su naturaleza jurídica
Conforme prevén los arts. 128 y 129.I de la CPE, la acción de amparo
constitucional, tendrá lugar: “…contra los actos u omisiones ilegales o
indebidos de los servidores públicos, o de persona individual o colectiva, que
restrinjan, supriman, o amenacen restringir o suprimir los derechos
reconocidos por la Constitución y la ley” y “siempre que no exista otro medio o
recurso legal para la protección inmediata de los derechos y garantías
restringidos, suprimidos o amenazados"; disposiciones que expresamente
establecen que las supuestas lesiones a los derechos fundamentales y
garantías constitucionales deben ser reparadas en la jurisdicción ordinaria, y
sólo en defecto de ésta, y de ser evidente la lesión al derecho invocado e
irreparable el daño emergente de la acción u omisión o de la amenaza de
restricción de los derechos, es viable la jurisdicción constitucional.
En ese entendido la SCP 0002/2012 de 13 de marzo, precisó que: “Del
contenido del texto constitucional de referencia, puede inferirse que la acción
de amparo constitucional es un mecanismo de defensa jurisdiccional, eficaz,
rápido e inmediato de protección de los derechos fundamentales y garantías
constitucionales, cuyo ámbito de protección se circunscribe respecto de
aquellos derechos fundamentales y garantías, que no se encuentran
resguardados por los otros mecanismos de protección especializada que el
mismo orden constitucional brinda a los bolivianos, como la acción de libertad,
de protección de privacidad, popular, de cumplimiento, etc. Asimismo, desde
el ámbito de los actos contra los que procede, esta acción se dirige contra
aquellos actos y omisiones ilegales o indebidos provenientes no sólo de los
servidores públicos sino también de las personas individuales o colectivas
que restrinjan o amenacen restringir los derechos y garantías objeto de su
protección.
En este contexto, el amparo constitucional boliviano en su dimensión
procesal, se encuentra concebido como una acción que otorga a la persona la
facultad de activar la justicia constitucional en defensa de sus derechos
fundamentales y garantías constitucionales”.
III.2.  De los derechos de los niños, niñas y adolescentes
Respecto a los derechos de los niños, niñas y adolescentes, la SCP
0886/2012 de 20 de agosto, señala que: “De manera genérica, es menester
precisar algunos derechos fundamentales previstos en la Sección Primera,
Capítulo Segundo de la Constitución Política del Estado; así, los artículos que
se citan a continuación hacen referencia a los siguientes derechos: 15.I,
derecho a la vida; 16.I, derecho al agua y a la alimentación; 17, derecho a la
educación; 18.I, derecho a la salud; 19.I, derecho a un hábitat y vivienda;
entre otros.
Los niños, niñas y adolescentes conforme prevé el art. 58 de la CPE, son
titulares de todos estos y otros derechos; es decir, el constituyente
instituyó que con carácter preferente los menores sean privilegiados en
la aplicación de ellos, tal argumentación permite sostener que,
principalmente los administradores de la justicia, a momento de aplicar
e interpretar las normas -en aquellos casos donde estén comprometidos
intereses de menores- deben hacerlo en la medida que les sea lo más
favorable y menos gravoso posible para ellos; dicha comprensión se
extrae de la misma Norma Suprema, cuando el art. 60, instituye: 'Es deber
del Estado, la sociedad y la familia garantizar la prioridad del interés
superior de la niña, niño y adolescente, que comprende la preeminencia
de sus derechos, la primacía en recibir protección y socorro en
cualquier circunstancia, la prioridad en la atención de los servicios
públicos y privados, y el acceso a una administración de justicia pronta,
oportuna y con asistencia de personal especializado'.
En concreto, los valores, principios y derechos reconocidos en la Norma
Suprema, deben aplicarse con preferencia en favor de los niños, niñas y
adolescentes. El Estado debe tomar mecanismos apropiados que signifiquen
una efectiva garantía para el 'vivir bien' de los menores. En ese sentido, los
administradores de la justicia inexcusablemente deben velar y proteger los
intereses de los menores, ello significa que a momento de interpretar o aplicar
la norma, deben inclinarse por lo más favorable para la garantía de los
derechos reconocidos a favor de los niños, niñas y adolescentes” (las
negrillas son nuestras).
III.3.  Alcance y finalidad de la asistencia familiar
En ese marco, la referida SCP 0886/2012, señaló que: “La asistencia
familiar se define como la prestación a la que están obligadas
determinadas personas, en favor de sus parientes o afines, para que con
ella puedan subvenir o socorrer al sustento y otras necesidades
importantes que garanticen la existencia digna de una persona. El art. 14
del CF, prescribe: '(Extensión de la asistencia). La asistencia familiar
comprende todo lo indispensable para el sustento, la habitación, el
vestido y la atención médica.
Si el beneficiario es menor de edad, esta asistencia también comprende
los gastos de educación y los necesarios para que adquiera una
profesión u oficio'.
Cobra singular importancia precisar que, la asistencia familiar compromete
diferentes derechos, entre ellos la vida, la habitación, la salud, la educación y
el desarrollo integral, entre otros. Al cumplirse esta obligación, directamente
se está garantizando su vigencia plena en favor de los beneficiarios; en el
caso particular, los menores. Haciendo una interpretación a contrario sensu
se tendría que, el incumplimiento de la asistencia familiar, significa una franca
vulneración de los derechos ya citados.
Para la problemática en cuestión, corresponde referir el contenido del art. 15
del CF, cuyo texto dispone: '(Personas obligadas a la asistencia y orden de
prestarla). Las personas que a continuación se indican están obligadas a
prestar asistencia a quienes corresponda, en el orden siguiente:
(…)
2. Los padres, y, en su defecto, los ascendientes más próximos de éstos…'.
La citada norma, con meridiana claridad precisa que, los padres no tienen la
posibilidad de soslayar ni excusarse del cumplimiento de la asistencia a favor
de los hijos, como se dijo anteriormente, la asistencia familiar compromete
consigo diferentes derechos, de tal manera que de su observancia dependerá
la materialización y el ejercicio de éstos. A este fin, tiene vital importancia citar
el art. 64.I de CPE, cuya norma a la letra prescribe: «Los cónyuges o
convivientes tienen el deber de atender, en igualdad de condiciones y
mediante el esfuerzo común, el mantenimiento y responsabilidad del hogar, la
educación y formación integral de las hijas e hijos mientras sean menores o
tengan alguna discapacidad». Como podrá advertirse, la citada disposición
tiene como sustento los valores a los cuales se hizo alusión en los párrafos
anteriores, de modo que están obligados en asistir los padres a favor de los
hijos de manera igualitaria, solidaria y recíproca, con ello se pretende
garantizar la preeminencia y la titularidad especial de los derechos inherentes
a los menores” (las negrillas nos pertenecen).
III.4.  Existiendo un acuerdo transaccional sobre asistencia familiar
resulta innecesaria para su homologación imprimir el trámite de fijación
de asistencia familiar previsto por el art.61 de la LAPCAF
En cuanto a los efectos jurídicos de un acuerdo transaccional en el que
voluntariamente se fija una cuota de asistencia familiar; el entonces Tribunal
Constitucional en la SC 0989/2011-R de 22 de junio preciso que: “De acuerdo
al razonamiento jurisprudencial de la SC 1550/2005-R del 1 de diciembre, se
tiene que (…) en el art. 314 del CPC determina que 'Todo litigio podrá
terminar por transacción de las partes, de acuerdo a las condiciones y
requisitos establecidos en el Código Civil. A su vez el art. 315 del mismo
Código establece que «Las partes podrán hacer valer la transacción del
derecho en litigio presentando el convenio o suscribiendo el acta respectiva
ante el juez. El tribunal o juez se limitará a examinar si se han cumplido los
requisitos exigidos por la ley para la validez de la transacción, y estando
cumplidos la homologará». Si se negare la homologación continuarán los
procedimientos del litigio. Normas aplicables por previsión del art. 383 del CF
cuando establece que «Las disposiciones del Código de Procedimiento Civil
se aplicarán a los asuntos de la jurisdicción familiar en todo lo que no se
oponga a las reglas particulares que rigen los procesos ordinarios y sumarios
así como los procedimientos voluntarios y especiales, establecidos por el
presente Código »'.
Consecuentemente, resulta perfectamente válido que existiendo un acuerdo
de voluntades expresado en un documento, el que adquiere fuerza de ley
entre las partes, previo el cumplimiento de las formalidades legales, para
lograr el cumplimiento de sus efectos jurídicos, en caso de que una de
ellas se resista a hacerlo, pueda acudirse ante la autoridad judicial
competente a efectos de solicitar su homologación para exigir su
cumplimiento, a cuyo efecto el Juez competente se limitará a examinar
si se cumplieron los requisitos exigidos por ley para la validez de la
transacción y estando cumplidos la homologará, toda vez que en virtud a
la naturaleza del acuerdo transaccional, éste puede darse no sólo para poner
término a litigios comenzados, sino a los que estén por comenzar, siempre
que no esté prohibido por ley. En tal virtud, no es contrario a derecho ni a lo
establecido en las normas contenidas en los arts. 61 y siguientes de la
LAPCAF el que existiendo un acuerdo suscrito entre los padres, quienes de
manera voluntaria deciden convenir sobre el pago de pensiones a sus hijos
menores, estableciendo quienes son los obligados, beneficiarios, así como el
monto de la asistencia familiar y demás convenios a los que por su libre
voluntad arriben a fin de proporcionar dentro de sus posibilidades y medios
económicos las condiciones de vida necesarias para el desarrollo integral de
sus hijos, ese acuerdo sea homologado por la autoridad judicial competente a
efectos de que el mismo surta sus efectos y sea cumplido por la parte
obligada.
De donde resulta, que no es imprescindible el que el Juez de la causa tenga
que fijar la asistencia familiar necesariamente a través de una demanda de
asistencia familiar iniciada y dar curso a todo el procedimiento establecido por
Ley para concluir con el pronunciamiento de la sentencia respectiva que fije el
monto de la asistencia, si las partes previamente decidieron en forma
voluntaria acordar sobre la misma. En estas circunstancias, resulta válido el
que la autoridad judicial homologue ese acuerdo para su fiel cumplimiento y
adopte las medidas necesarias previstas por ley para su efectivización. En
consecuencia, el pago de la asistencia familiar puede exigirse cuando la
pensión ha sido demandada y fijada por la autoridad competente dentro de un
proceso de fijación de asistencia familiar o cuando ésta ha sido debidamente
homologada con plena jurisdicción y competencia por el juez de la materia'.
La SC 1550/2005-R de 1 de diciembre, contiene un precedente constitucional
obligatorio, en el que se establece el requisito previo de la homologación de
las transacciones en materia de asistencia familiar, para que estas tengan
efecto jurídico, al respecto es necesario establecer si los supuestos fácticos
se acomodan a los hechos que dieron nacimiento a este razonamiento
jurisprudencial.
Este precedente nació el 2005, es decir, antes de que entre en vigencia la
actual Constitución Política del Estado, por lo tanto, en primer lugar tenemos
que el marco jurídico constitucional es distinto, no sólo formalmente hablando,
sino respecto a los derechos fundamentales de los niños niñas y
adolescentes, es decir, el nuevo marco jurídico constitucional tiene un
apartado en el que específicamente se refiere a este grupo social, que dentro
de la doctrina es considerado como un grupo vulnerable, por lo que de
acuerdo a Peter Haberle, también debe considerarse como principio de
interpretación constitucional al de interpretación favorable a los derechos de
la Ley fundamental, así como el derecho comparado, especialmente en el
campo de los derechos fundamentales (Peter Haberle, Interpretación
Constitucional. Un Catálogo de Problemas, pag. 34 y ss).
Siguiendo esta línea de razonamiento, Néstor Pedro Sagués aporta a la
doctrina el criterio de la preferencia interpretativa, estableciendo que siempre
debe buscarse el entendimiento que más optimice un derecho constitucional,
basándose para ello en los principios de interpretación de los derechos como
el pro homine, interpretación progresiva, favor libertatis y favor debilis.
En ese contexto, para la interpretación de las normas constitucionales, si bien
deben considerarse los criterios expresamente señalados en el art. 196.II de
la CPE, como la voluntad del constituyente y el tenor literal del texto, deben
tomarse en cuenta- fundamentalmente en la interpretación de derechos
fundamentales- otras normas constitucionales que establecen el principio de
interpretación conforme a los tratados internacionales, previsto en los arts.
13.IV y 256 de la CPE, normas que llevan implícitas el reconocimiento de los
principios de favorabilidad y de progresividad.
Siguiendo este razonamiento, la Constitución Política del Estado Plurinacional
reconoce una diversidad de derechos fundamentales, tanto individuales como
colectivos, teniendo en cuenta que estas normas fundamentales no
solamente rigen las relaciones entre iguales, sino que tiene como finalidad el
proteger a los ostensiblemente más débiles -mejor conocidos en la doctrina
como grupos vulnerables- por lo que el Estado, mediante 'acciones
afirmativas' busca la materialización de la igualdad (que goza de un
reconocimiento formal reconocida en los textos constitucionales y legales
pero que en la realidad no se materializa) y la equidad, por lo que se
establecen políticas que dan a determinados grupos sociales (minorías
étnicas o raciales, personas discapacitadas, mujeres, menores de edad,
adultos mayores) un trato preferencial en el acceso a determinados derechos
-generalmente de naturaleza laboral- o distribución de ciertos recursos o
servicios, así como acceso a determinados bienes, con el fin de mejorarles su
calidad de vida y compensarles, en algunos casos, por los perjuicios o la
discriminación y exclusión de las que fueron víctimas en el pasado.
Por lo tanto las acciones afirmativas están orientadas a reducir o idealmente,
eliminar las prácticas discriminatorias contra sectores poblacionales
históricamente excluidos, mediante un tratamiento preferencial para los
mismos, expresados en normas jurídicas y mecanismos políticos de
integración encaminados para lograr tales fines, es decir, que se utilizan
instrumentos de discriminación inversa que se pretenden que operen como
mecanismos de compensación a favor de dichos grupos, pero siempre
teniendo cuidado de que tales medidas sean razonables y que no generen
otro tipo de exclusiones o dañen el núcleo de otros derechos fundamentales.
Sobre este tema la SC 0993/2010-R de 23 de agosto, se refirió a la
discriminación positiva, estableciendo que:
'(…) se debe entender que una cosa es la igualdad supuesta que existe en
los textos, tales como el reconocimiento de la igualdad entre hombres y
mujeres en el texto constitucional; sin embargo, de esa igualdad formal, existe
una igualdad material, que no es efectiva, porque las mujeres, los ancianos, y
los niños o niñas, se encuentran materialmente en desventaja dentro de
nuestra realidad social. Así pues, diremos que se entiende a la discriminación
positiva, como el conjunto de normas políticas, sociales o económicas que se
insertan dentro del ordenamiento jurídico, para así, tratar de reparar
injusticias, que son producto de la misma sociedad y de su naturaleza. De
esta forma se trata de encontrar un equilibrio mediante un marco legislativo;
esto significa «tratar con desigualdad, en favor de un grupo que se encuentra
en desventaja y por tanto en una situación desigual y desfavorable»'.
De esta manera, se intenta paliar una situación de injusticia que padece un
determinado grupo en relación con otro que ostenta superioridad o ventaja
con respecto al primero. Así, mediante mecanismos legales, se persigue con
un trato discriminatorio y desigualitario, buscar una 'igualdad'. Debemos
indicar que la igualdad, conlleva aspectos mucho más amplios que una
simple concepción de la misma. Porque no puede existir igualdad de
condiciones cuando existe predominio, superioridad o ventajas entre
personas o grupos sociales. Por lo que la discriminación positiva, trata en su
medida de equilibrar la balanza y dar oportunidades a los grupos menos
favorecidos para que puedan estar en igualdad de condiciones.
Ahora bien, dentro del texto constitucional tenemos que el Estado reconoce
derechos aplicables para determinados grupos sociales, sin que tal medida
implique un desconocimiento al valor de la igualdad de derechos que
propugna nuestro texto constitucional, por el contrario, y como se explica
líneas supra, tales derechos tienen como meta el lograr materializar la
anhelada igualdad de oportunidades y de calidad de vida, entre todos los
bolivianos, y en el caso específico de los menores de edad, del art. 58 al 61
se reconocen derechos definidos para la niñez, los adolescentes y jóvenes,
en el que concretamente, el art. 60 de la Constitución textualmente afirma
que: 'Es deber del Estado, la sociedad y la familia garantizar la prioridad del
interés superior de la niña, niño y adolescente, que comprende la
preeminencia de sus derechos, la primacía en recibir protección y socorro en
cualquier circunstancia, la prioridad en la atención de los servicios públicos y
privados, y el acceso a una administración de justicia pronta, oportuna y con
asistencia de personal especializado'; por lo que tenemos que el propio
Estado se arroga un deber ineludible, que consiste en garantizar la prioridad
de los intereses de los niños (as) y adolescentes, estableciendo claramente la
preeminencia de sus derechos, lo que implica que este es un mandato de la
Constitución para los administradores de justicia, para que tenga un especial
cuidado cuando se traten de los derechos de menores de edad, los cuales
son 'superiores y preeminentes' ante los derechos de otras personas” (las
negrillas son nuestras).
De lo anterior, se infiere que la asistencia familiar encuentra su sustento y
contenido esencial, en la protección prioritaria de los derechos que asisten a
los beneficiarios; exteriorizados en la alimentación, vivienda, educación,
vestido y atención medica entre otros, es decir todo lo indispensable para el
sustento y desarrollo integral del beneficiario; de ahí su carácter intransferible
e irrenunciable cuyo incumplimiento da lugar a la privación de libertad del
obligado, más aun tratándose de derechos de menores de edad que se
encuentran especialmente protegidos por la Constitución Política del Estado,
precisamente porque compromete diferentes derechos fundamentales, entre
ellos la vida, la salud, la habitación la educación; en este contexto su provisión
debe ser oportuna e insoslayable considerando sobre todo las necesidades
premiosas de los alimentarios. En tal antecedente complementando la línea
del precedente constitucional antes indicado que resulta coherente al haber
sido desarrollado interpretando el nuevo texto constitucional; cuyos
razonamientos en definitiva determinan que no es imprescindible que la
asistencia familiar sea fijada por autoridad competente dentro de un proceso
de asistencia familiar, si las partes de manera voluntaria de forma previa y en
la vía transaccional decidieron acordar sobre este en un documento; acto que
resulta válido con la sola exigencia de que la autoridad judicial homologue ese
acuerdo para su fiel cumplimiento, adoptando las medidas necesarias al
efecto previstas por ley para su efectivización, sin necesidad de sustanciar el
tramite previsto por el art. 61 y ss. de la LAPCAF, verificando simple y
llanamente si el documento transaccional cumple los requisitos exigidos por
ley; esto en razón a que dentro el marco de interpretación constitucional, es
claro el razonamiento de protección preferente de grupos vulnerables dentro
de la actual estructura jurídico constitucional; en tal sentido corresponde
establecer reglas que permitan la materialización de una asistencia familiar,
eliminando los excesivos ritualismos formales que de alguna manera
obstaculicen que se logre este fin, evitando trámites morosos y hasta
innecesarios de orden procesal como ocurrió en el caso en análisis.
III.5.  Sobre el debido proceso
Con referencia al derecho del debido proceso el art. 115.II de la CPE, prevé
que: “El Estado garantiza el derecho al debido proceso, a la defensa y a una
justicia plural, pronta y oportuna, gratuita, transparente y sin dilaciones”; en
ese marco, la SCP 2192/2012 de 8 de noviembre, asumiendo el razonamiento
de la SC 0787/2000-R de 24 de agosto: “…sobre el derecho al debido
proceso señaló lo siguiente: '…comprende el conjunto de requisitos que
deben observarse en las instancias procesales, a fin de que las personas
puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto emanado del
Estado que pueda afectar sus derechos'. (…) 'Se entiende que el derecho al
debido proceso es de aplicación inmediata, vincula a todas las autoridades
judiciales o administrativas y constituye una garantía de legalidad procesal
que ha previsto el Constituyente para proteger la libertad, la seguridad jurídica
y la fundamentación o motivación de las resoluciones judiciales'.
Conforme a la línea jurisprudencial glosada, el derecho al debido proceso
corresponde ser observado por todas las autoridades, sean estas judiciales o
administrativas y en todas las instancias, a fin de que las personas asuman
una defensa adecuada; asimismo, conforme a la misma línea, el derecho al
debido proceso, constituye una garantía de legalidad procesal para la
protección de la libertad, la seguridad jurídica y la fundamentación o
motivación de las resoluciones judiciales”.
Asimismo el Tribunal Constitucional Plurinacional mediante SCP 2539/2012
de 14 de diciembre señalo que: “De conformidad al art. 180 de la CPE, la
legalidad es un principio procesal de la jurisdicción ordinaria; al respecto, la
jurisprudencia constitucional estableció que: '…el principio general de
legalidad, como elemento esencial del Estado de Derecho «(...) en su
vertiente procesal (garantía jurisdiccional), tiende a garantizar que nadie
pueda ser sancionado sino en virtud de un proceso desarrollado
conforme a las reglas establecidas en el procedimiento en cuestión, en
el que se respeten las garantías establecidas por ley »' (Así, la SC
0275/2010-R de 7 de junio, que a su vez citó a la SC 0919/2006-R de 18 de
septiembre). En ese sentido, el principio de legalidad, es la aplicación objetiva
de la ley, propiamente dicha, a los casos en que deba emplearse; entendido
como el sometimiento del ejercicio del poder público a la Constitución Política
del Estado (CPE) y la Ley” (las negrillas agregadas).
III.6.  Análisis del caso concreto
Del estudio del caso de autos se advierte que, la ahora accionante el 2 de
julio de 2009, suscribió en oficinas de la Defensoría de la Niñez y
Adolescencia del Gobierno Autónomo Municipal de Vitichi del departamento
de Potosí, acuerdo transaccional de asistencia familiar con Julián Pedro
Santos, en el cual éste último se obligaba a pagar la suma mensual de
Bs350.- por concepto de asistencia para su tres hijos Franklin, Alexander y
María Isabel, todos Pedro Santos, a partir de la firma del indicado acuerdo;
razón por la cual el 13 de noviembre de 2012, Ninfa Santos Puma demandó la
homologación del mismo ante el Juez de Instrucción Mixto cautelar de Vitichi,
que una vez corrido en traslado, fue contestado por la apoderada de Julián
Pedro Santos mediante memorial de 5 de diciembre de 2012, en ese sentido
conforme el art. 63 de la LAPCAF, el Juez de la causa fijó audiencia
preliminar la cual se llevó a cabo el 10 de enero de 2013, sin la presencia del
demando, razón por la cual el Juez de Instrucción Mixto cautelar de Vitichi a
través de Auto de la indicada fecha, homologó el acuerdo transaccional de 2
de julio de 2009, estableciendo que el obligado cancele el monto acordado en
dicho documento a partir de su suscripción del mismo, mediante depósitos
judiciales.
Consecuentemente, la apoderada de Julián Pedro Santos, interpuso recurso
de apelación contra el Auto de 10 de enero de 2013, con el argumento
que i) No existe acuerdo de homologación; ii) Al no estar presente la parte
demandada, el Juez a quo debió pronunciarse sobre los puntos de hecho a
probar, señalando audiencia complementaria de acuerdo a los arts. 65.1, 2, y
5 y 66 de la LAPCAF; y, iii) Se determina ilegalmente que la asistencia
familiar corre a partir de la suscripción del convenio; vale decir, desde el 2 de
julio de 2009, aspecto que contradice el art. 68 de la indicada Ley que prevé
que la mismo corre a partir de la citación con la demanda (fs. 150 a 155 vta.),
por lo que el Juez ahora demandado mediante Auto de Vista 001/2013, anuló
obrados hasta la Resolución de 10 de enero de 2013, pronunciada en la
audiencia de homologación, disponiendo que el Juez de la causa, tramite el
proceso aplicando las normas de la Ley de Abreviación Procesal Civil y de
Asistencia Familiar, respecto al proceso de audiencia para la fijación de
asistencia familiar.
Ahora bien, del análisis de los fundamento del Auto de Vista 001/2013 emitido
por la autoridad demanda, se advierte que el Juez demandado en la primera
parte de su Resolución reconoció que el acuerdo de 2 de julio de 2009, en el
que el obligado se compromete a pagar la suma de Bs350.- en forma mensual
a favor de sus hijos a partir de la indicada fecha, fue suscrito voluntariamente
en la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, de acuerdo al art. 196.7 del
CNNA, resultando en consecuencia válido, por existir acuerdo de voluntades y
cumplimiento de los requisitos, por lo que conforme a los art. 945, 949 del CC
y 315 del CPC, el juez se debe limitar a examinar el cumplimiento de los
requisitos establecido por ley para su validez; llegando a constituirse ley entre
partes, empero determinó la nulidad del Auto de 10 de enero de 2013, por
supuestamente existir error procedimental que causó indefensión de Julián
Pedro Santos, puesto que el obligado contestó la demanda negativamente,
debiendo el Juez de la causa convocar a audiencia preliminar, y en caso de
incomparecencia del demandado proseguir la causa en rebeldía, cumpliendo
las actividades establecidas en el art. 65 de la LAPCAF, vale decir, fijar
audiencia complementaria para dictar sentencia, lesionándose en
consecuencia el derecho a la defensa y la garantía del debido proceso del
obligado, al no haberse considerado el 90 del CPC, que determina que las
normas son de orden público y cumplimiento obligatorio.
En ese sentido, conforme se manifestó en el Fundamento Jurídico III.4 de la
presente Sentencia Constitucional Plurinacional, la fijación de la asistencia
familiar, no siempre puede ser establecida con la demanda de asistencia
familiar, sino también a través de una acuerdo suscrito entre las partes, por lo
que de acuerdo al art. 196.7 del CNNA, las Defensorías de la Niñez y
Adolescencia, tienen la atribución de “Promover reconocimientos voluntarios
de filiación y acuerdos de asistencia familiar, para su homologación por
autoridad competente”, el cual adquiere la fuerza de ley entre partes previo
cumplimiento de las formalidades legales, pudiéndose acudir ante la autoridad
competente para solicitar su homologación, en cuyo caso el Juez solamente
se deberá limitar a verificar si se cumplieron con los requisitos de validez para
el mismo y estando cumplidos los homologará sin modificar su contenido; en
ese orden de ideas, como se expreso en el Fundamento Jurídico III.5, no es
necesario que el Juez de Instrucción de Familia desarrolle el procedimiento
establecido en el art. 61 y ss. de la LAPCAF, de lo que se infiere que la
aseveración del Juez ahora demandado, resulta demasiado ritualista y
formalista, superponiendo el derecho formal respecto al material, máxime
cuando en una primera instancia de su Resolución reconoció esta facultad las
partes, en ese contexto la citada SC 0989/2011-R de 22 de junio, claramente
estableció que “…el debido proceso ha sufrido una transformación de un
concepto abstracto que perseguía la perfección de los
procedimientos, es decir que daba preeminencia a la justicia formal, a un
ideal moderno que destaca su rol como única garantía fundamental para
la protección de los derechos humanos. El debido proceso
constitucional no se concreta en las afirmaciones positivizadas en
normas legales codificadas, sino que se proyecta hacia los derechos,
hacia los deberes jurisdiccionales que se han de preservar con la
aspiración de conseguir un orden objetivo más justo, es decir, el debido
proceso es el derecho a la justicia lograda a partir de un procedimiento
que supere las grietas que otrora lo postergaban a una simple cobertura
del derecho a la defensa en un proceso” (el resaltado es nuestro).
Asimismo, de la revisión de obrados se advierte que en ningún momento se
lesionó el derecho a la defensa del obligado, puesto que éste conto con
defensa técnica desde el inicio del proceso; máxime, cuando el mismo a
través de su apoderada reconoció que suscribió el acuerdo transaccional de
asistencia familiar en la Defensoría de la Niñez y Adolescencia del citado
Gobierno Autónomo Municipal; y que el mismo fue cumplido por el obligado
de acuerdo a sus posibilidades, empero al no contar actualmente su
representado con trabajo se opuso a la homologación de asistencia familiar y
propuso una asistencia familiar de Bs100.- (Conclusiones II.3), tratando de
evadir las obligaciones adquiridas desde la suscripción voluntaria del contrato.
Respecto a la aseveración de la autoridad jurisdiccional ahora demandada
respecto a que la asistencia familiar debe surtir efectos a partir de su
homologación por autoridad competente y no retroactivamente; ésta
contradice los fines de la asistencia familiar, ya que éste instituto jurídico
tiene, por objeto proveer recursos económicos para la satisfacción de las
necesidades básicas de alimentación, vestido, habitación, atención médica,
estudio y recreación del beneficiario, máxime cuando se trata de menores de
edad quienes son considerados como un grupo vulnerable, por lo que el
Estado, la sociedad y la familia tienen el deber de garantizar su desarrollo
integral, resultando inadmisible que el pago de la asistencia familiar corra
desde la homologación del acuerdo, toda vez que el obligado voluntariamente
estableció en el documento transaccional de 2 de julio de 2009, que el mismo
surtía sus efectos a partir de su suscripción.
Por lo expuesto precedentemente se advierte que el Auto de Vista 001/2013,
emitido por el Juez demandado, no observó el interés superior de los menores
beneficiarios que fue ampliamente desarrollado en el Fundamento Jurídico
III.2 del presente fallo, razón por la cual, resulta necesario conceder la tutela
solicitada.
Por lo expuesto, el Tribunal de garantías, al haber concedido la tutela,
efectuó un adecuado análisis de los antecedentes que informan la presente
acción tutelar.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Segunda; en virtud de la
autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, en
revisión, resuelve: CONFIRMAR la Resolución 2/2013 de 2 de abril, cursante
de fs. 154 a 159 vta., pronunciada por la Sala Familiar de la Niñez y
Adolescencia del Tribunal Departamental de Justicia de Potosí; y en
consecuencia; CONCEDER la tutela solicitada, en los mismos términos
expuestos por el Tribunal de garantías.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional
Plurinacional

También podría gustarte