Afectación Psicológica
Afectación Psicológica
Afectación Psicológica
CURSO:
AREQUIPA – PERÚ
2021
2
Índice
3
Introducción
4
1. Problema
1.1. Planteamiento del problema
La violencia en el ámbito familiar es un problema social y de salud mental,
que vulnera y afecta en su mayoría a mujeres, niños, niñas y adolescentes; la OMS
señala que aproximadamente un 29,8 % de mujeres en América Latina y el Caribe
han sido víctimas de maltratos físicos, psicológicos o sexuales por parte de su pareja
en algún momento de su vida; y que niños, niñas y adolescente de 0 a 17 años han
padecido de maltrato físico, sexual o emocional anualmente. En el Perú la Policía
Nacional registra 208,600 denuncias por violencia física y psicológica en el año
2018; el mismo año el MIMP atendió 181,885 caso de violencia contra la mujer y en
el ámbito familiar; de los cuales 12,949 fueron atendidos en la Región Arequipa
(Observatorio nacional de la Violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo
Familiar).
Estadísticas que generan la indignación de la población, sumada a la
desconfianza ante el sistema de administración de justicia de nuestro país, como
son policía nacional del Perú, Poder Judicial y Ministerio Público, teniendo como
resultado la inconformidad de las sentencias o procedimientos ante este tipo de
violencia.
A lo largo de la historia se han implementado normas, que no han sido
eficaces, pues las estadísticas de violencia han continuado en crecimiento. Pese a
ello el legislador peruano ha venido desarrollando reformas y modificaciones en la
ley con el fin de erradicar, este tipo de violencia.
Tenemos que en noviembre del 2015 se promulgó La Ley 30364 “Ley para
prevenir sancionar y erradicar la violencia contra la mujer y los integrantes del grupo
familiar”, esta norma mediante su primera disposición complementaria derogó el
artículo 122-B del Código Penal; para reubicarlo en el artículo 122, inciso 3, literal d),
que se configuraba como una forma agravada de lesiones leves, fijando una pena
privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años; sin embargo más
adelante, para ser exactos en fecha 06 de enero del 2017, entró en vigencia el
Decreto Legislativo N°1323, para reincorporar el artículo 122-B y tipificarlo como el
delito de Agresiones contra los integrantes del grupo familiar, pero esta vez, bastaba
que las lesiones requieran menos de diez días de asistencia o descanso médico, o
algún tipo de afectación psicológica, cognitiva o conductual; dejando en buena parte
en manos de los profesionales de psicología la responsabilidad al elaborar las
5
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Regional Bogotá, debe ser de 120
días o cuatro meses (Arteaga Medina, 2005).
En cambio, desde la normativa argentina, Castex y Risso (2003), se señala
que la lesión debe ser irreversible o que al menos los síntomas estén presentes en
la peritación luego de que hayan transcurrido dos años del evento en el fuero civil y
un año en el fuero laboral.
Echeburúa, Corral Y Amor (2002) nos señalan, sin embargo, la dificultad de
valoración de este aspecto en tanto implica una evaluación post hoc, en donde no
siempre es fácil delimitar el daño psicológico de la estabilidad emocional previa de la
víctima, así como establecer un pronóstico diferido (curabilidad/ incurabilidad).
Frente a la exigencia de acreditación de un cuadro psicopatológico
claramente conformado en forma de síndrome, que además establezca una
condición de cronicidad, otros autores asumen una postura más flexible. Para
Mora-Izquierdo (1988) el daño psicológico implica cualquier alteración de las
facultades mentales, que impida el normal funcionamiento del psiquismo de un
individuo en tanto supone una pérdida del equilibrio psicológico a causa del
compromiso en el área cognoscitiva-intelectiva, afectivo-emocional y/o volitivo-
conativa de su personalidad. Sánchez y Remolina (1990), por su parte, lo asimilan a
un “daño en la salud” que se presenta cuando hay una alteración en las funciones
mentales que sobrepase la capacidad de adaptación del individuo.
Echeburúa, Corral y Amor (2004), desde una perspectiva más integradora,
afirman que el daño psicológico se refiere, por un lado, a las lesiones psíquicas
agudas producidas por un delito violento que, en algunos casos, puede remitir con el
paso del tiempo, el apoyo social o un tratamiento psicológico adecuado; y, por otro
lado, a las secuelas emocionales que persisten en la persona en forma crónica,
como consecuencia del suceso sufrido y que interfieren negativamente en su vida
cotidiana. En uno u otro caso, el daño psíquico es la consecuencia de un suceso
negativo que desborda la capacidad de afrontamiento y de adaptación de la víctima
a la nueva situación.
De manera más precisa, los autores señalan que la lesión psíquica hace
referencia a una alteración clínica aguda que sufre una persona como consecuencia
de un delito violento, y que le incapacita significativamente para hacer frente a los
requerimientos de la vida ordinaria a nivel personal, laboral, familiar o social. Las
lesiones psíquicas más frecuentes son los trastornos adaptativos con estado de
13
familiar, sexual, social, laboral y/o académica). En el caso de los niños, niñas y
adolescentes: Considerar signos y síntomas que interfieren con su normal desarrollo
(físico, cognitivo, psicosocial).
2.3.2. Reacción ansiosa situacional.
Respuesta de ansiedad ante un evento que el individuo percibe como
amenazante manifestada en inseguridad, temor, preocupaciones, tensiones; siendo
pasajera y de corta duración.
. No se evidencian indicadores de afectación emocional Ausencia de
sintomatología relacionada al hecho violento
Análisis del hecho fáctico: Benyakar (2003) sostiene que “no se puede afirmar
a priori que una persona ha sufrido un “trauma” basándose sólo en la intensidad,
duración y exposición del hecho violento. Se debe tener en cuenta la manera
singular de la vivencia en que las personas elaboran psicológicamente el impacto de
la violencia, el entorno sociocultural en el que éste se produce y es significado, así
como las características específicas del evento fáctico ocurrido. El mismo autor
diferencia tres aspectos en la situación de violencia causante de daño psíquico:
El evento fáctico
se refiere al hecho concreto que tiene la capacidad potencial de irrumpir en la
vida de las personas y de provocar una discontinuidad o “disrupción” alterando un
estado de equilibrio precedente al hecho. La capacidad desestructurante del evento
fáctico se potencia cuando es inesperado, interrumpe procesos vitales, amenaza la
integridad física y psicológica, mina el sentimiento de confianza, contiene rasgos
novedosos no codificados y distorsiona el hábitat cotidiano.
La vivencia
se refiere al modo singular en que un sujeto procesa el evento fáctico violento
en su mundo intrapsíquico. Ante un hecho exógeno se moviliza en el psiquismo la
capacidad de articular los afectos con los procesos de pensamiento. La vivencia
traumática ocurre cuando el evento fáctico tiene el poder de fracturar los procesos
de articulación entre afectos y pensamientos lo que produce fallas en la elaboración
psíquica.
La experiencia
se refiere a la articulación psicológica entre el evento fáctico y la vivencia.
Mientras que la vivencia es el modo intrapsíquico que cada persona tiene para sentir
17
Hay que situar siempre el daño psicológico en relación con el trauma sufrido, al
margen de otras variables individuales (psicopatología previa, personalidad
vulnerable, etc.) o biográficas (divorcio, estrés laboral, etc.). La valoración del daño
se hace con arreglo a las categorías de discapacidad y minusvalía (Echeburúa,
2004).
2.4.2. Fases del daño psíquico
Se trata de un proceso que cursa habitualmente en fases.
Reacciones de sobrecogimiento: Es una primera etapa suele surgir una
reacción de sobrecogimiento, con un cierto enturbiamiento de la conciencia y con un
embotamiento global, caracterizado por lentitud, un batimiento general, unos
pensamientos de incredulidad y una pobreza de reacciones.
Vivencias afectivas dramáticas: en la segunda fase la conciencia se hace
más penetrante y se diluye el embotamiento producido por el estado “shock”, se
abren paso a vivencias afectivas de un colorido más dramático: dolor, indignación,
rabia, impotencias, culpa, miedo, que alterna con momentos de profundo
abatimiento.
Tendencia a revivir intensamente el suceso: tendencia a revivir
intensamente el suceso, bien de forma espontánea o bien en función de algún
estímulo concreto asociado (como un timbre, ruido o incluso un olor) o de algún
estímulo más general (una película violenta, el aniversario del delito, el cumpleaños,
la celebración de la navidad).
2.4.3. Evaluación de daño psíquico
El objetivo de la evaluación psicológica en la víctima de un delito violento es
valorar el tipo de daño psicológico existente para orientar al tratamiento adecuado, así
como determinar las secuelas presentes a efectos de la reparación del daño
causado.
El instrumento de evaluación utilizado ha sido la Escala de Gravedad de
Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático (EGS) (Echeburúa, Corral, Amor,
Zubizarreta y Sarasua, 1997a), que funciona a modo de entrevista estructurada,
cuenta con buenas propiedades psicométricas y es una escala hetero aplicada, que
sirve para evaluar los síntomas y la intensidad de este cuadro clínico según los
criterios diagnósticos del DSM-IV (APA, 1994).
19
3.3. Caso A
22
3.4. Caso O
3.5. Caso M
23
3.7. Entrevista
la declaración del Fiscal confirma las dificultades presentadas al abordar la
afectación psicológica dentro de la ley 30364, en el sentido que percibe no cuenta
con sustento objetivo, y le dificulta su tarea para dirigir el proceso a la sanción penal,
asimismo que indica la necesidad de la graduación de la Afectación psicológica. (se
adjunta audio en la PPT)
4. Conclusiones
No existe sustento teórico de la Afectación psicológica, siendo este un término
psico jurídico introducido por la ley. Situación que genera dificultad en la
comprensión por parte de los operadores de justicia, y conlleva a la no
valoración de las pericias o informes psicológicos.
La ley establece como delito el ocasionar algún tipo de Afectación psicológica,
cognitiva y/o conductual, siendo que se considera por el acuerdo plenario 02-
2016 que no se tomó en cuenta los emocionales, que forman parte de los
factores propios de la personalidad humana, pero aclara que ha de
entenderse esa ausencia de referencia a la esfera afectiva, no como una
exclusión sino como una omisión superable; pero tenemos que en la práctica
aún existe una confusión, desconocimiento por los letrados, ante la serie de
vacíos y ausencia de sustento científico, asimismo se da la no aplicación de
dicho acuerdo plenario.
Ausencia de un criterio uniforme para los profesionales a la hora de elaborar
las conclusiones en la determinación de la existencia o ausencia de la
Afectación psicológica, siendo que cada institución y profesional concluyen de
24
BIBLIOGRAFIA
1. Guía de Valoración de Daño Psíquico en Personas Adultas Víctimas de Violencia
Intencional. Instituto de medicina legal y ciencias forenses. 2016.
2. De Trazegnies, F. (1995). Responsabilidad Extracontractual Tomo II. Lima: Fondo
Editorial PUCP.
3. Fernández, Sessarego. Deslinde conceptual entre “Daño a la persona”, “daño al proyecto
de vida” y “daño moral”. Foro Jurídico”, Año 1, N° 2, editada por alumnos de la Facultad
de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú, julio del 2003.
4. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sentencia del Caso Tamayo Loayza. 17 de
setiembre, 1997. Serie C No 33.
5. Echeburúa, E. y De Corral, P. (2006). “Secuelas emocionales en víctimas de abuso
sexual en la infancia”. Cuadernos Medico Forense, 12 (43-44), 75 - 82.
26