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Derecho Procesal Civil

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Año del Bicentenario, de la consolidación de nuestra Independencia, y de

la conmemoración de las heroicas batallas de Junín y Ayacucho”

Tarea Académica 1

Casación 2215-2017 Del Santa

Grupo 4

 Pérez Peña, Delci U22242578


 Príncipe Chuquicondor, Rosmery U20249052
 Reyna Vásquez, Catherine Isabel U22219977
 Rodríguez Bernal, Jeimy Jeniffer U22315017
 Rojas Sánchez, Karla Pamela U22211298

CURSO:

Curso Integrador I: Interdisciplinarias

DOCENTE:

Gustavo Hugo, Benavente Gavino

2024
INTRODUCCIÓN

El maltrato psicológico es una forma de violencia contra las mujeres e integrantes del
grupo familiar que afecta la salud emocional y mental de las víctimas, a menudo de
manera invisible pero profundamente destructiva. En el Perú, este delito está tipificado
en el artículo 122-B del Código Penal, que lo sanciona con penas de prisión cuando se
demuestre un daño psíquico en la víctima. A través de esta investigación jurídica, se
analizará un caso en base a una casación sobre maltrato psicológico en el ámbito
familiar, identificando las dificultades jurídicas en la acreditación del delito desde el
marco penal.

El maltrato psicológico plantea varios desafíos, especialmente en cuanto a la prueba


del daño y la intencionalidad del agresor. En este contexto, es crucial analizar cómo la
legislación actual y la jurisprudencia tratan estos casos, evaluando el rol de los
informes psicológicos, los testimonios y la relevancia de las pruebas tecnológicas, es
por eso que buscamos determinar cómo el sistema penal puede abordar más
eficazmente los casos de violencia psicológica, garantizando la protección de las
víctimas y la adecuada sanción de los agresores.

El análisis abarca el marco legal nacional e internacional, revisando precedentes


jurisprudenciales y comparando la normativa nacional con la de otros países para
proponer mejoras y garantizar una interpretación más efectiva del delito de maltrato
psicológico.

CONTEXTUALIZACIÓN CON LA CASACIÓN 2215-2017 DEL SANTA

El caso "Casación 2215-2017 Del Santa" aborda una situación de presunta violencia
familiar en la modalidad de maltrato psicológico. El Ministerio Público presentó una
demanda contra Dina Delicia Alva de Diestra, alegando que había maltratado física y
psicológicamente a sus tres hijos menores de edad: J.Y.D.A. de 14 años, F.J.D.A. de
10 años y O.D.D.A. de 8 años. Según la demanda, la madre obligaba a los niños a
realizar tareas domésticas excesivas, como cocinar, lavar la ropa, regar y recolectar
pasto para los animales. Además, se afirmaba que los castigaba físicamente con una
correa y los amenazaba con impedirles ver a su padre si no obedecían sus órdenes.

La demandada negó categóricamente las acusaciones. Argumentó que su ex-esposo,


en represalia por una demanda de alimentos que ella había interpuesto, había
influenciado a los niños para que declararan en su contra. Sostuvo que los menores la
querían tanto a ella como a su padre y que las acusaciones carecían de fundamento
real. En primera instancia, el juez examinó las pruebas presentadas y declaró
infundada la demanda. Concluyó que las afectaciones emocionales que presentaban
los menores se debían principalmente a la abrupta separación de sus padres y al
comportamiento conflictivo de ambos progenitores. Se señaló que tanto el padre como
la madre contribuían al malestar emocional de los niños, y que no había evidencia
suficiente para concluir que la madre ejercía violencia psicológica sobre ellos.

El Ministerio Público apeló esta decisión. La Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
Del Santa, al revisar el caso, revocó la sentencia de primera instancia y declaró
fundada la demanda. Consideró que, a pesar de que los informes psicológicos no
mostraban indicadores claros de maltrato, sí existían elementos que apuntaban a una
afectación emocional en los menores atribuible al comportamiento de la madre. La
Sala tomó en cuenta informes sociales que describían a la demandada como una
persona violenta con antecedentes de conflictos con sus vecinos, lo que infería que
podía maltratar a sus hijos. Ante esta decisión, la demandada interpuso un recurso de
casación ante la Corte Suprema de Justicia. Alegó que se habían vulnerado sus
derechos procesales, específicamente el derecho al debido proceso y al principio de
congruencia procesal. Argumentó que la sentencia de segunda instancia no estaba
debidamente motivada y que se habían aplicado incorrectamente las normas legales
pertinentes, en particular el artículo 2 del Texto Único Ordenado de la Ley N° 26260 -
Ley de Protección frente a la Violencia Familiar.

La Corte Suprema examinó minuciosamente el caso. En cuanto a las alegaciones de


violaciones procesales, determinó que la sentencia de segunda instancia sí estaba
adecuadamente motivada y que no se había vulnerado el derecho al debido proceso ni
el principio de congruencia procesal. La Sala de Apelaciones había fundamentado su
decisión basándose en las pruebas y argumentos presentados, por lo que no había
lugar a esas alegaciones.

Sin embargo, al analizar la aplicación de la ley material, la Corte Suprema centró su


atención en la necesidad de acreditar adecuadamente el maltrato psicológico. Destacó
que, para establecer la existencia de violencia psicológica, era esencial contar con el
testimonio veraz y coherente de las presuntas víctimas, así como con informes
psicológicos que evidenciaran el daño emocional causado. Los informes psicológicos
realizados a los menores fueron determinantes en la decisión de la Corte. Estos
informes concluyeron que los niños no presentaban indicadores de afectación
emocional compatibles con maltrato físico o psicológico. Las afectaciones emocionales
detectadas se atribuían principalmente a la separación de sus padres y a los conflictos
familiares derivados de esa situación, pero no específicamente a conductas abusivas
por parte de la madre.
Además, se tomó en cuenta que la conducta del padre también influía en el estado
emocional de los menores. Se señaló que el padre mostraba resentimiento hacia la
madre y que utilizaba canales inadecuados de comunicación, lo que contribuía al
malestar de los niños. Por lo tanto, las afectaciones emocionales no podían atribuirse
exclusivamente a la madre. Con base en estos fundamentos, la Corte Suprema
concluyó que no se había acreditado de manera suficiente el maltrato psicológico
alegado. Determinó que se había aplicado indebidamente el artículo 2 de la Ley N°
26260 al declarar fundada la demanda en segunda instancia, ya que no se cumplían
los requisitos legales para establecer la existencia del delito de violencia familiar en la
modalidad de maltrato psicológico.

En consecuencia, la Corte Suprema declaró fundado el recurso de casación


interpuesto por la demandada. Casó la sentencia de segunda instancia y, actuando en
sede de instancia, confirmó la sentencia de primera instancia que había declarado
infundada la demanda. La decisión resaltó la importancia de contar con pruebas
objetivas y concluyentes para acreditar el maltrato psicológico y evitar decisiones
basadas en suposiciones o pruebas insuficientes.

LA DELIMITACIÓN DEL TEMA

Análisis jurídico del delito de maltrato psicológico tipificado en el artículo 122-B del
Código Penal, con especial referencia al caso jurisprudencial de la Casación 2215-
2017 Del Santa, emitida por la Corte Suprema de Justicia de la República. Se
examinarán los elementos constitutivos del delito, los desafíos probatorios en su
aplicación y las implicancias de la mencionada jurisprudencia en la interpretación y
aplicación de la norma penal.

PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

¿Cómo influye el criterio establecido en la Casación 2215-2017 Del Santa en la


interpretación y aplicación del artículo 122-B del Código Penal sobre el delito de
maltrato psicológico, y cuáles son los desafíos que presenta su acreditación en el
sistema jurídico en el Perú?

HIPÓTESIS

La jurisprudencia establecida en la Casación 2215-2017 Del Santa enfatiza la


necesidad de una adecuada acreditación del maltrato psicológico mediante el
testimonio coherente de la víctima y peritajes psicológicos. Sin embargo, existen
obstáculos significativos en la aplicación efectiva del artículo 122-B del Código Penal
debido a dificultades probatorias y a una interpretación restrictiva de los tribunales, lo
que limita la protección efectiva de las víctimas de maltrato psicológico.

OBJETIVOS

 Objetivo General:

Analizar el impacto de la jurisprudencia de la Casación 2215-2017 Del Santa


en la aplicación del delito de maltrato psicológico según el artículo 122-B del
Código Penal, identificando los desafíos en su acreditación y proponiendo
mejoras en el marco legal y judicial.

 Objetivos Específicos:

o Examinar la definición legal y los elementos constitutivos del maltrato


psicológico en el Código Penal Peruano.

o Analizar el criterio jurisprudencial establecido en la Casación 2215-2017


Del Santa y su influencia en la aplicación judicial.

o Identificar las principales dificultades probatorias y procesales en casos


de maltrato psicológico.

o Comparar la regulación y aplicación del maltrato psicológico en Perú


con la de otros países.

o Proponer recomendaciones para mejorar la eficacia en la prevención,


acreditación y sanción del maltrato psicológico.

MARCO TEÓRICO

DEFINICIONES DOCTRINALES

El maltrato psicológico, también conocido como violencia psicológica o emocional, se


define como cualquier comportamiento intencional que cause daño emocional o mental
a otra persona, afectando su bienestar psicológico, dignidad, autoestima y desarrollo
personal que incluye acciones como humillaciones, amenazas, insultos, manipulación,
aislamiento y cualquier otra conducta que genere un menoscabo en la salud mental de
la víctima1.
1
Los siguientes criterios constituyen una completa definición de maltrato y abandono emocional (o
psicológico):
• Maltrato y abuso emocional describe una relación entre el padre y el hijo (más que una serie o
repetición de acciones que ocurren en dicha relación);
• Estas interacciones impregnan o caracterizan la relación;
• Las interacciones son real o potencialmente dañinas pues causan alteraciones en la salud o en el
desarrollo del niño.;
DEFINICIÓN LEGAL

El Código Penal, en su artículo 122-B (modificado por la Ley N° 30364 en 2015),


tipifica la violencia psicológica como delito, que establece: "El que causa lesiones
psíquicas a otra persona, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
uno ni mayor de cuatro años y con sesenta a ciento veinte días-multa." Esta
disposición legal busca sancionar conductas que generen daño psicológico,
reconociendo la gravedad de la afectación emocional como una forma de lesión
punible.

El maltrato psicológico, tal como se regula en el derecho penal, presenta varias


características fundamentales que lo distinguen de otros tipos de violencia y que las
mencionamos a continuación:

 Intencionalidad
Involucra un componente intencional por parte del agresor que busca causar
daño emocional o ejercer control sobre la víctima de manera deliberada. A
través de actos de humillación, descalificación, amenazas y manipulación;
intentando dañar el estado mental de la víctima, lo cual es un elemento crucial
para configurar este delito. El artículo 122-B del Código Penal sanciona las
conductas que, de manera intencional, afectan la salud psíquica de la persona.
 Patrón de Conducta
Suele presentarse como un patrón de conducta repetitivo ya que, si bien un
solo acto significativo puede causar daño, este tipo de maltrato generalmente
se caracteriza por ser sistemático y prolongado, donde las agresiones verbales
o manipulaciones emocionales son frecuentes y acumulativas. La Ley N°
30364 establece que no es necesario que los actos sean físicos o reiterados
para que se configure el delito de maltrato psicológico, siempre y cuando se
demuestre el daño emocional.
 Dificultad en la Detección
Es difícil de detectar porque, a diferencia del maltrato físico, no deja marcas
visibles. El daño emocional es subjetivo y muchas veces no es evidente para
terceros. Las víctimas pueden tardar en reconocer que están siendo
maltratadas psicológicamente debido a la naturaleza gradual de este tipo de
violencia. En este contexto, los informes periciales psicológicos son usado s de
manera esencial para acreditar la existencia del daño psíquico o maltrato.
 Impacto a Largo Plazo

• Incluye tanto la acción como la omisión; y


• El contacto físico no es condición indispensable para el maltrato o abandono emocional.
Tiene un impacto profundo y duradero en la salud mental de las víctimas.
Puede generar trastornos como depresión, ansiedad, estrés postraumático, e
incluso llevar a intentos de suicidio en casos graves. Estos efectos pueden
persistir a lo largo del tiempo, afectando la calidad de vida de la persona mucho
después de que las agresiones hayan cesado. El daño emocional también
puede afectar el desarrollo social y profesional de la víctima.

IDENTIFICACIÓN DE LOS PROBLEMAS JURÍDICOS

El maltrato psicológico en el ámbito del derecho penal peruano plantea diversos


problemas jurídicos relacionados con la acreditación del daño psicológico, la
intencionalidad del agresor y las pruebas necesarias para sustentar la existencia de
este tipo de violencia. Estos problemas se agravan por la subjetividad del daño
emocional, ya que no siempre deja una evidencia física visible, lo que requiere
pruebas psicológicas y periciales exhaustivas.

SUBSUNCIÓN DEL PROBLEMA JURÍDICO EN UN TIPO PENAL DETERMINADO

El artículo 122-B del Código Penal tipifica el maltrato psicológico como un delito de
lesiones psíquicas y para que este delito se configure, es necesario que se acredite un
daño psicológico que afecte de manera significativa la salud mental de la víctima. Esto
plantea un problema jurídico clave: ¿cómo se determina y acredita el daño emocional?

El problema de la subsunción radica en que, en muchos casos, el maltrato psicológico


es difícil de probar, ya que no necesariamente deja huellas tangibles y la Ley N° 30364
establece que la violencia psicológica puede ser configurada incluso sin daño físico,
pero exige que se demuestre que el agresor ha causado daño a la estabilidad
emocional de la víctima mediante acciones u omisiones repetitivas que afecten su
bienestar psicológico, lo cual incluye insultos, humillaciones, amenazas y manipulación
emocional.2

ANÁLISIS DE LA NATURALEZA JURÍDICA DEL TIPO PENAL (BIEN JURÍDICO


PROTEGIDO)

El bien jurídico protegido se centra en la dignidad y el bienestar emocional de la


persona, a diferencia de los delitos que lesionan la integridad física, el maltrato

2
Es frecuente que coexistan diferentes tipos de maltrato y abandono, por ejemplo, Claussen y
Crittenden encuentran que un 90% de los niños físicamente maltratados o abandonados, según su
estudio, habían sido maltratados psicológicamente. Además, hallaron que este tipo de mal trato
predecía mejor posteriores alteraciones del desarrollo del niño que la gravedad del maltrato físico. Tras
el daño físico que puede resultar del maltrato o abandono, la mayoría de las secuelas afectan al
desarrollo psicológico, emocional y de la conducta, lo que implica que esta forma de maltrato debe ser
atendida como un mediador del dolor causado por otras formas de maltrato.
psicológico afecta la dimensión psíquica, es decir, los sentimientos, la autoestima, la
estabilidad emocional y la salud mental de la víctima. Este tipo de daño puede ser tan
grave como el físico, ya que puede llevar a la víctima a desarrollar trastornos
emocionales como ansiedad, depresión o estrés postraumático y no solo afecta a nivel
individual, sino que también tiene repercusiones sociales.

Según la doctrina, la integridad psíquica es un componente fundamental del derecho a


la dignidad humana, protegido tanto por la Constitución Política del Perú como por
tratados internacionales de derechos humanos, como la Convención Interamericana
para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de
Belém do Pará), que obliga a los Estados a proteger a las mujeres de la violencia
psicológica y emocional; además se sostiene que el Estado debe tomar medidas para
garantizar que este bien jurídico sea protegido de manera efectiva, lo que incluye una
acción penal adecuada y la adopción de medidas preventivas.

En el ámbito jurídico, la Corte Suprema de Justicia ha reafirmado en varios


precedentes, como en la Casación N° 1293-2021, Piura, que la integridad psíquica
debe ser protegida de manera efectiva, equiparando el daño psicológico al daño físico,
poniendo énfasis en las evaluaciones psicológicas como rol fundamental para
acreditar la existencia de un daño emocional significativo que configure el maltrato
psicológico.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) también ha reconocido que la


violencia psicológica no siempre deja huellas visibles, pero puede ser igualmente
destructiva para la víctima.

En la Ley N° 30364, la protección del bien jurídico se extiende especialmente a los


grupos vulnerables, como mujeres, niños, adolescentes y adultos mayores, quienes
suelen ser más susceptibles a sufrir violencia psicológica, siendo que la norma
contempla medidas de protección para prevenir la violencia psicológica en el ámbito
familiar, laboral y social.

CARACTERÍSTICAS Y MODALIDADES DEL DELITO DE MALTRATO


PSICOLÓGICO

Como delito de resultado nos dice que para configurarse es necesario que el daño
psíquico se haya producido en la víctima y este deba ser probado mediante un informe
psicológico pericial que certifique la afectación emocional de la persona, pero la ley no
solo sanciona las amenazas o insultos de manera aislada, sino aquellas conductas
que generan un resultado perjudicial para la estabilidad emocional de la víctima. Este
delito se caracteriza por su dificultad probatoria, ya que, a diferencia de las lesiones
físicas, el daño psicológico no es visible a simple vista, de ahí que la jurisprudencia
haya resaltado la importancia de los informes periciales psicológicos como prueba
clave para demostrar el daño emocional.

Una de sus modalidades más comunes es su carácter continuado o reiterativo, el cual


suele derivar de conductas reiteradas en el tiempo, como insultos, amenazas,
humillaciones, descalificaciones o manipulación emocional. La Ley N° 30364,
establece que no es necesario que los actos de maltrato sean graves o recurrentes
para constituir el delito, pero en la práctica, la mayoría de los casos involucran
patrones de conducta que generan un daño acumulativo en la víctima; estas
agresiones verbales aisladas pueden no ser suficientes para configurar el maltrato
psicológico, pero cuando estas conductas son repetitivas y persistentes, el daño
emocional puede ser devastador.

La jurisprudencia, como es el caso de la Casación N° 1293-2021 Piura, ha reconocido


que estas conductas pueden variar en intensidad y forma, pero lo importante es que
todas tienen en común el objetivo de dañar emocionalmente a la víctima.

Por otro lado, el maltrato psicológico se caracteriza también por la subjetividad del
daño ya que depende en gran medida de la percepción y experiencia emocional de la
víctima, dependiendo de factores como la vulnerabilidad emocional, la historia de la
víctima o el contexto en el que se producen los hechos haciéndolo un delito complejo
de juzgar, ya que requiere que el juez o fiscal entienda las circunstancias individuales
de la víctima y cómo las acciones del agresor han afectado su salud mental.

AUTORÍA DIRECTA Y MEDIATA EN EL MALTRATO PSICOLÓGICO

En este delito la autoría directa la ejerce quien realiza de manera personal las
acciones de violencia psicológica, como insultos, humillaciones o amenazas, que
dañen el estado emocional o psíquico de la víctima. Bajo esta modalidad, el autor es
quien tiene el dominio directo de las acciones que generan el maltrato. Por otro lado, la
autoría mediata podría configurarse si el maltrato es ejercido a través de un tercero, es
decir, cuando una persona induce o manipula a otra para que inflija el daño
psicológico, manteniendo el control de las circunstancias que llevan al maltrato sin
ejecutar directamente las acciones, en estos casos, la persona que manipula o induce
podría considerarse autor mediato, ya que tiene el dominio de la voluntad del tercero
que realiza los actos de maltrato.
En cuanto a la participación, Reátegui Sánchez explica la diferenciación entre
coautoría y complicidad. La coautoría en el maltrato psicológico se configura cuando
varias personas, de manera concertada, actúan para generar un daño emocional en la
víctima, y cada uno tiene un dominio funcional del hecho, contribuyendo de manera
significativa a los actos de maltrato.

La complicidad, en cambio, se da cuando una persona contribuye de forma secundaria


a la realización del maltrato, pero sin tener un control significativo sobre el desarrollo
de los hechos. Por ejemplo, en el contexto del maltrato psicológico, un cómplice podría
ser quien facilita las condiciones para que el maltrato ocurra (por ejemplo, ocultando la
situación o encubriendo los actos), pero sin ser quien ejerce el control directo sobre las
acciones de maltrato.

CAUSALES DE EXENCIÓN Y GRAVEDAD EN EL DELITO DE MALTRATO


PSICOLÓGICO

En el caso Casación 2215-2017 Del Santa, la Corte Suprema no identificó


formalmente causales de gravedad en la conducta de la madre, debido a la falta de
pruebas concluyentes para acreditar el maltrato psicológico. Aunque el Ministerio
Público presentó alegaciones y los informes sociales describían a la madre como una
persona violenta, la Corte determinó que no había pruebas suficientes para atribuirle
responsabilidad por las afectaciones emocionales de sus hijos. Los informes
psicológicos no indicaban maltrato, y las emociones de los menores fueron vinculadas
principalmente a la separación de sus padres y los conflictos familiares. La conducta
del padre también fue un factor considerado, diluyendo cualquier agravante posible,
como ensañamiento o abuso de superioridad, que pudiera haber sido imputado a la
madre.

De haber existido responsabilidad penal clara y acreditada, la exención de pena podría


haber sido aplicable si la conducta hubiese reunido las condiciones establecidas en la
ley (como la baja intensidad del daño o la mínima responsabilidad del agente). Sin
embargo, en este caso, el punto clave fue la falta de prueba suficiente para imputar el
delito de maltrato psicológico. Las causales de exención se refieren a situaciones en
las cuales, aunque una persona haya cometido un acto tipificado como delito, no se le
puede imputar responsabilidad penal debido a la concurrencia de ciertas
circunstancias que eliminan la culpabilidad o justifican el acto.

Las causales de exención son aquellas circunstancias en las que, aunque se haya
cometido un hecho delictivo, la responsabilidad penal del autor queda excluida debido
a circunstancias particulares. Estas causales pueden ser de tipo objetivo o subjetivo, y
en el maltrato psicológico, aunque son menos frecuentes, algunas situaciones podrían
ser consideradas eximentes.

El artículo 20 del Código Penal establece que no es punible quien actúa bajo la
influencia de una fuerza irresistible o por coacción que anule su capacidad de decisión.
En el contexto del maltrato psicológico, esta causal podría aplicarse si el agresor
demuestra que actuó bajo intimidación o manipulación por parte de otra persona, lo
que anuló su libertad para actuar; sin embargo, esta eximente es difícil de probar en la
práctica, ya que el maltrato psicológico generalmente implica la intencionalidad del
agresor para causar daño emocional. Otra posible causal de exención es la
incapacidad mental o psíquica del agresor. Si el autor del maltrato psicológico sufre de
una enfermedad mental que le impide comprender la naturaleza de sus acciones o
actuar conforme a derecho, podría ser declarado inimputable, en estos casos, según el
artículo 20, se podría aplicar una medida de seguridad, como internamiento en un
centro de salud mental, en lugar de una pena privativa de libertad.

El Código Penal y la Ley N° 30364 también contemplan circunstancias que agravan la


pena en el delito de maltrato psicológico, que reflejan situaciones en las que el grado
de culpabilidad del autor aumenta o el daño causado a la víctima es más grave debido
a ciertas condiciones. Una de las principales circunstancias es la relación de
familiaridad o de dependencia entre el agresor y la víctima ya que la Ley N° 30364
establece que los delitos de violencia psicológica son más graves cuando se cometen
en el contexto de violencia familiar o de pareja, porque se produce una traición a la
confianza y la víctima se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad. En estos
casos, la pena puede aumentar considerablemente, ya que el daño emocional suele
ser más profundo y persistente.

En algunos casos, el maltrato psicológico puede presentarse junto a otros delitos,


como el maltrato físico o la violencia sexual, en estos casos de concurso real de
delitos, el agresor puede ser condenado por múltiples delitos, lo que también
incrementa su pena, por lo que se establece que, en casos donde se cometen varios
delitos relacionados con la violencia de género o familiar, se suman las penas
correspondientes a cada delito.

"El artículo 122-B del Código Penal peruano, que regula el maltrato psicológico,
presenta una deficiencia normativa al remitir al artículo 108-B para definir los contextos
de violencia familiar sin ofrecer un concepto claro. Aunque la Ley N° 30364 señala que
la violencia contra los integrantes del grupo familiar debe darse en contextos de
responsabilidad, poder o confianza, no proporciona una definición precisa de dichos
contextos. Esto ha generado una falta de criterio unánime entre los operadores de
justicia, quienes deben interpretar estos contextos basándose en casaciones,
acuerdos plenarios y doctrina. La ausencia de una definición clara conduce a una
aplicación inconsistente y a la absolución de agresores debido a la falta de
fundamentación adecuada, la inclusión de estos criterios añade mayor complejidad al
proceso de tipificación del delito y como resultado, se han archivado casos de
violencia psicológica por la falta de elementos de convicción, como la identificación del
daño en la víctima o la carga laboral de los fiscales. Esta situación genera impunidad y
angustia para las víctimas, quienes ven cómo sus agresores quedan exentos de
responsabilidad" (Zenteno Rodríguez, 2024, p. 4).

LA PENA EN EL DELITO DE MALTRATO PSICOLÓGICO

Uno de los principales agravantes en el delito de maltrato psicológico es que las


acciones se lleven a cabo en un contexto familiar o de violencia de género, es por esto
que la Ley N° 30364 establece que, en estos casos, la pena puede ser más severa
debido al impacto emocional que tiene el maltrato en relaciones de confianza y
cercanía, como las relaciones de pareja o familiares, este tipo de violencia en el
entorno familiar suele causar un daño emocional más profundo y prolongado, lo que
justifica un aumento en la pena impuesta. Además de la pena privativa de libertad, el
delito puede acarrear penas accesorias dirigidas a proteger a la víctima y prevenir
futuros actos de violencia que incluyen órdenes de protección; terapia psicológica
obligatoria para el agresor o multas.

La Casación 2215-2017 del Santa se centra principalmente en el análisis de la


violencia familiar, específicamente en la modalidad de maltrato psicológico. Su objetivo
principal es establecer criterios claros para la acreditación de este tipo de violencia,
más allá de simples declaraciones de la víctima y la pena en un caso de violencia
familiar dependerá de diversos factores, como la gravedad de los hechos, los daños
causados, la existencia de antecedentes penales, entre otros; elementos que deben
ser evaluados de manera individualizada por el juez. En este caso se podría
considerar dentro de la aplicación del Artículo 122-B.- Agresiones en contra de las
mujeres o integrantes del grupo familiar, mismo que señala:

El que de cualquier modo cause lesiones corporales que requieran menos de diez días
de asistencia o descanso según prescripción facultativa, o algún tipo de afectación
psicológica, cognitiva o conductual que no califique como daño psíquico a una mujer
por su condición de tal o a integrantes del grupo familiar en cualquiera de los contextos
previstos en el primer párrafo del artículo 108-B, será reprimido con pena privativa de
libertad no menor de uno ni mayor de tres años e inhabilitación conforme a los
numerales 5 y 11 del artículo 36 del presente Código y los artículos 75 y 77 del Código
de los Niños y Adolescentes, según corresponda.

La pena será no menor de dos ni mayor de tres años, cuando en los supuestos del
primer párrafo se presenten las siguientes agravantes:

1. Se utiliza cualquier tipo de arma, objeto contundente o instrumento que ponga


en riesgo la vida de la víctima.
2. El hecho se comete con ensañamiento o alevosía.
3. La víctima se encuentra en estado de gestación.
4. La víctima es menor de edad, adulta mayor o tiene discapacidad o si padeciera
de enfermedad en estado terminal y el agente se aprovecha de dicha
condición.
5. Si en la agresión participan dos o más personas.
6. Si se contraviene una medida de protección emitida por la autoridad
competente.
7. Si los actos se realizan en presencia de cualquier niña, niño o adolescente.

Sistema de tercios:

El sistema de tercios es un mecanismo que permite al juez modular la pena dentro de


los límites establecidos por la ley. Se podría aplicar el sistema de tercios en el caso de
violencia familiar, específicamente cuando se cumplen dos agravantes del artículo
122-B del Código Penal como, por ejemplo:

 La víctima es menor de edad, adulta mayor o tiene discapacidad: Esto implica


una vulnerabilidad especial de la víctima, lo que agrava la conducta del
agresor.
 Los actos se realizan en presencia de un menor: La presencia de un menor
durante los actos de violencia genera un daño psicológico adicional, tanto en la
víctima directa como en el menor testigo.

El sistema de tercios permite al juez modular la pena dentro de los límites establecidos
por la ley. La presencia de agravantes como los mencionados anteriormente, al
aumentar la gravedad del delito, impulsaría al juez a aplicar una pena más cercana al
límite máximo establecido para el delito; entonces en el caso en análisis de
configurarse el delito se deberían aplicar de la siguiente manera:

 Identificación de la pena base: Se determinaría la pena base para el delito de


violencia familiar, según las circunstancias del caso y la legislación vigente.
 Aplicación del sistema de tercios: En vista de la concurrencia de dos
agravantes, el juez estaría facultado para aplicar una pena dentro del tercio
superior de la pena base.
 La pena será no menor de dos ni mayor de tres años,
 Pena base: 2 años a 3 años
3 años - 2 años: 1 año = 12 meses/3=4 meses
 Intervalos de 4 meses
1er tercio: 2 años a 2 años y 4 meses
2do tercio: 2 años y 4 meses a 2 años y 8 meses
3er tercio: 2 años y 8 meses a 3 años.

Sistema escalonado:

La Casación 2215-2017 del Santa, como ya hemos visto, establece criterios


importantes para la valoración de la prueba en casos de violencia familiar,
especialmente en lo que respecta al maltrato psicológico. Ahora, imaginemos un
escenario hipotético en el que se apliquen las agravantes del artículo 122-B del Código
Penal, específicamente los numerales 4 y 7 a los hechos de violencia familiar, el
sistema escalonado se tendría que aplicar conforme a la cantidad de agravantes que
se hayan cometido ya que es un mecanismo que permite al juez determinar la pena
dentro de unos límites establecidos por la ley, considerando las circunstancias del
caso.

 Pena base: 3 a 2= 12 meses/ 7 agravantes:


365 días / 7: 52.14
 Intervalos de 1 mes y 21 días

2 años 10 meses y 12 días a 3


años

2 años 8 meses y 20 días a


2 años 10 meses y 11 dias.

2 años 6 meses y 28 días a 2


años 8 meses y 19 días.

2 años 5 meses y 6 días a 2


años 6 meses y 27 días.

2 años 3 meses y 14 días a


2 años 5 meses y 5 días.

2 años 1 mes y 22 días a 2


años 3 meses y 13 días. El rango de pena se encuentra ubicado entre 2
años a 2 años y 3 meses y 13 días, porque en el
2 años a 2 años 1 mes y hipotético caso existen 2 agravantes.
21 días
JURISPRUDENCIA Y NORMAS DE DERECHO COMPARADO

 Casación N° 1293-2021, Piura: En esta jurisprudencia, la Corte Suprema


estableció que, para configurar el maltrato psicológico, el informe psicológico
pericial es fundamental para probar el daño emocional. La sentencia refuerza la
idea de que las pruebas psicológicas tienen un valor decisivo en la
determinación de la culpabilidad del agresor.

 España - Código Penal, artículo 173: En el derecho comparado, España tipifica


el maltrato psicológico como parte del delito de violencia habitual en el ámbito
familiar. Similar al derecho penal en el Perú ya que exige la prueba del daño
psicológico a través de peritajes y testimonios.

 México - Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia
también sanciona el maltrato psicológico, destacando la importancia de la
protección inmediata de la víctima mediante medidas cautelares y periciales
psicológicas que permitan acreditar el daño emocional.

CONCLUSIONES

 El delito de maltrato psicológico en Perú, tipificado en el artículo 122-B del


Código Penal y regulado por la Ley N° 30364, es un tipo penal que protege la
integridad emocional de las personas, particularmente en el ámbito familiar.
Los principales problemas jurídicos asociados a este delito giran en torno a la
dificultad de probar el daño psicológico y la valoración de las pruebas
periciales.
 El bien jurídico protegido en el delito de maltrato psicológico es la integridad
psíquica y emocional, que abarca la estabilidad emocional, la dignidad humana
y el bienestar mental de la víctima, esta protección se extiende especialmente
a los contextos de violencia familiar y de género, donde el maltrato psicológico
tiene efectos devastadores para la víctima. La protección de este bien jurídico
exige una adecuada intervención penal y medidas de prevención, ya que el
daño emocional, aunque invisible, es igualmente destructivo y afecta la
dignidad humana en su núcleo más esencial.
 El maltrato psicológico es un delito complejo que se caracteriza por su carácter
continuado, la subjetividad del daño, y la diversidad de modalidades en las que
puede manifestarse y que genera un profundo impacto en la víctima, afectando
su estabilidad emocional y psíquica.
 La protección efectiva de las víctimas de maltrato psicológico requiere un
enfoque integral, que contemple no solo la sanción penal, sino también
medidas preventivas y apoyo psicológico para las víctimas, así como la
capacitación de los operadores de justicia en la identificación y valoración de
las pruebas de este delito.
 Las causales de exención son limitadas y se aplican en casos excepcionales,
como la incapacidad mental o la coacción; en cambio, las circunstancias
agravantes son diversas y reflejan el carácter reiterado y el entorno de
confianza en el que generalmente ocurre el maltrato psicológico, así como la
vulnerabilidad de la víctima y la gravedad del daño emocional siendo
esenciales para ajustar la pena de manera proporcional al daño causado y la
responsabilidad del agresor, asegurando una protección adecuada a las
víctimas y la aplicación efectiva de la justicia.
 La pena está diseñada para proteger la integridad psíquica y emocional de las
víctimas, particularmente en el ámbito de la violencia familiar y de género. La
pena básica va de uno a cuatro años de prisión, pero puede agravarse si el
delito ocurre en contextos de violencia familiar, si se repiten las conductas, o si
el daño psicológico es grave; además, la legislación prevé penas accesorias,
como las órdenes de protección y la terapia psicológica obligatoria, que buscan
no solo castigar al agresor, sino también prevenir la reincidencia y proteger a la
víctima de futuros daños.

REFERENCIAS

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https://repositorio.ucv.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12692/135019/
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