Politica y Memoria
Politica y Memoria
Politica y Memoria
Política y memoria
A cuarenta años de los golpes de Estado en Chile y Uruguay
© Flacso México
© Flacso México
1.- Golpe de Estado - Chile - Historia. 2.- Golpe de Estado - Uruguay - Historia.
3.- Dictadura - Uruguay. 4.- Justicia - Chile. 5.- Cine documental - Aspectos Políticos
- Chile. 6.- Cine Documental - Aspectos Políticos - Uruguay. 7.- Chile - Política y
Gobierno - Siglo XX. 8.- Uruguay - Política y Gobierno - Siglo XX. I.- Buriano
Castro, Ana, editora II.- Dutrénit Bielous, Silvia, editora III.- Vázquez, Daniel (Luis
Daniel Vázquez Valencia), editor
Este libro fue sometido a un proceso de dictaminación por académicos externos de acuerdo
con las normas establecidas por el Consejo Editorial de la Flacso México y el Instituto de
Investigaciones Dr. José María Luis Mora.
Derechos reservados
Estudio introductorio
Ana Buriano Castro y Silvia Dutrénit Bielous . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
© Flacso México
4. A modo de cierre
Derechos reservados
1
García Canclini, 2002: 19-27.
2
Koselleck, 1993: 338-357.
© Flacso México
3
Así se lo planteó tempranamente García Canclini (2002) en la obra titulada: Latinoameri-
canos buscando un lugar en este siglo.
4
Las conmemoraciones estimulan a centrar la reflexión en los sucesos o personajes evocados,
verdaderas “ocasiones públicas, espacios abiertos, para expresar y actuar los diversos senti-
dos que se le otorga al pasado” ( Jelin, 2002: 244-251).
5
Jelin, 2013: 219-239.
6
El Coloquio Internacional Uruguay y Chile: 40 años de los golpes de Estado, y el ciclo docu-
mental con el mismo nombre, fueron un esfuerzo conjunto del Instituto Mora, la Flacso
México, la Cineteca Nacional y el Instituto del Asilo-Museo Casa de León Trotsky que
se llevó a cabo en la semana del 10 al 14 de junio de 2013. En estas actividades académi-
cas y de extensión cultural convergieron científicos sociales, historiadores, cineastas, activistas
de derechos humanos, periodistas y —con su testimonio— protagonistas principales de
aquel momento.
Derechos reservados
7
Waldman, 2007: 13.
8
Yerushalmi, 1998: 13-26.
9
Caetano, 2008: 246.
10
“… la tesis de la imperatividad del pasado supone, además del énfasis en acontecimientos a
los que se le adjudica un papel fundacional, la continuidad como imperativo funcional que
se ve ratificado en cada conmemoración. Por ende, hay una relación, que todavía se vive o
se debe vivir como orgánica con ese pasado (de allí venimos, somos los continuadores de la
obra, somos los herederos). El problema surge, en esta postura, cuando esa relación de con-
tinuidad ya no puede darse por supuesta” (Rabotnikof, 2009: 188).
© Flacso México
11
En Uruguay, por ejemplo, entre 2012 y 2013, se produjeron numerosas obras con distin-
tos alcances y perspectivas disciplinarias. Se ha señalado que un esfuerzo intelectual de ese
tipo sólo se registró en el país en algunas y muy especiales circunstancias señeras. En Chi-
le se registró una producción historiográfica similar acompañada por numerosas referen-
cias a actos conmemorativos, seminarios y publicaciones en torno al mes emblemático de
septiembre como expresión de activación de la memoria social, del recuerdo colectivo. Esta
producción, por supuesto, recogió y se insertó en las luchas políticas por ese pasado y, como
corresponde, no estuvo exenta de polémicas en torno a las fechas y otras variables.
10
Derechos reservados
11
© Flacso México
12
Derechos reservados
13
© Flacso México
Ambas premisas hacen posible que el autor practique una mirada actual
sobre el itinerario político del siglo xxi en el continente.
En su propuesta, el inicial posicionamiento centrista de la Democra-
cia Cristiana actuó como antecedente para alertar a las derechas nacio-
nales y precipitar los tempranos apoyos estadounidenses para obturar la
vía alterna. De manera que el arribo de la Unidad Popular en 1970, con
su propuesta de “vía chilena al socialismo”, enfrentó una bien acerada con-
jura nacional e internacional que actuó de manera inmediata en sentido
desestabilizador. En tanto, el nucleamiento de izquierda encontró muy
pronto el gigantesco obstáculo que supuso no haber “dibujado antes su
propio Estado”, hecho que el autor propone incorporar a la didáctica po-
lítica continental.
Salinas resalta la instalación de una lógica confrontativa que impidió
el establecimiento de puentes de diálogo. De manera que las elecciones
parlamentarias de 1973, con su apoyo irrestricto al gobierno de Salvador
Allende, no actuaron como factor de contención porque no respondían a
los requerimientos del momento. Es decir, se trataba —según el argumen-
to del autor— de haber acumulado voluntades políticas que permitieran
neutralizar a la “sedición”, tarea para la cual la coalición gobernante de-
mostró incapacidades que facilitaron el corrimiento del centro político a la
derecha. Ello se aunó a la inacción estatal frente a las actividades conspira-
tivas, lo que demostraría que, en circunstancias críticas, el respeto a la insti-
tucionalidad democrática no es una máxima inamovible. En este empate de
“perspectiva catastrófica”, las Fuerzas Armadas encontraron el fundamen-
to de la “necesidad” nacional para asentar el derrocamiento del régimen.
El estudio propiamente dedicado al periodo dictatorial privilegia la
consideración de las políticas económicas implantadas por la Escuela de
Chicago, su paulatino establecimiento interpretado por Salinas como
una “respuesta integral a toda la experiencia previa, incluyendo la de la
propia ‘clase dirigente’ que rearticuló la dirección de la historia política
del capitalismo en Chile.” El sistema se reprodujo apoyado en el terror de
Estado, precepto necesario y previo al pleno reformateo social y a la “mo-
dernización” estatal conservadora, con su lógica privatizadora y neolibe-
ral en los planos laboral, de seguridad social y educativo. Experimento
que ha dado base a la formulación de “laboratorio político” continental.
Esta fase laboratorial exigía el fin del terrorismo y la institucionali-
zación del proyecto dictatorial, a través de la Constitución de 1980. Sa-
14
Derechos reservados
15
© Flacso México
16
Derechos reservados
17
© Flacso México
18
Derechos reservados
19
© Flacso México
20
Derechos reservados
Por esos ojos y Las manos en la tierra, los dos documentales de Mar-
tínez, dejan clara la subjetividad y el dolor de lo irrecuperable. El primer
documental narra la historia de una menor secuestrada por represores
argentinos luego del asesinato de sus padres, buscada por su abuela sin
pausa durante años. Se encarga de revelar la pluralidad de la “verdad”, a
partir del rechazo de esta joven a su familia biológica y la adhesión afec-
tiva que sostiene con su apropiador. En la visión de Carro ambos pro-
ductores muestran la potencialidad del cine, en sus varios géneros, como
herramienta memorística.
Este capítulo introduce una mirada analítica singular en los tratamien-
tos de la academia respecto a los análisis de los golpes de Estado y las
dictaduras. Enriquece el abanico de fuentes que aportan a la historia y la
memoria de aquellos hiatos democráticos y fuertemente catastróficos y ense-
ña cómo es posible abonar al conocimiento del pasado reciente con otros
instrumentos y para públicos más amplios que el académico.
El anexo II, “Tiempo y verdad: reflexiones de los documentalistas”
contiene una muy novedosa propuesta de principales protagonistas del
quehacer documental. El centro de los ensayos de Patricio Henríquez
y Virginia Martínez está dirigido a correlacionar y diferenciar el cine y
su propuesta artística, de la memoria y la historia. El cineasta, con su
subjetividad y honestidad, se maneja en temporalidades diferentes y
con criterios de verdad alejados radicalmente del campo profesional
de las ciencias sociales y las humanidades. Las reflexiones aquí reuni-
das introducen el mundo de los afectos y las emociones, y exhiben a
la vez otras formas de dejar plasmados acontecimientos y procesos en
los relatos históricos y en la memoria colectiva más amplia. El anexo
ayuda de manera indiscutible a situar las fuentes documentales cine-
matográficas en su real valor: una representación del pasado que no es
capaz de restituirlo.
El apartado “A modo de cierre” contiene dos trabajos: “Transición y
justicia: el caso mexicano” de Mariclaire Acosta y “A cuarenta años de los
golpes de Estado: tesis para una reflexión” de Daniel Vázquez. Si bien las
dictaduras del Cono Sur se pueden leer desde lo que pasaba en esa re-
gión del continente, a la par que —como se verá a lo largo del libro— las
dictaduras uruguaya y chilena, y sus procesos de justicia transicional, tie-
nen sus propias lógicas y dinámicas, vale la pena preguntarnos: ¿qué po-
demos recuperar de estos casos para pensar a México, espacio nacional
21
© Flacso México
22
Derechos reservados
23
© Flacso México
Referencias
24
Derechos reservados
Koselleck, Reinhart (1993). Futuro pasado: para una semántica de los tiempos
históricos, Barcelona, Paidós.
Rabotnikof, Nora (2009). “Política y tiempo: pensar la conmemoración”, Socio-
histórica, núm. 26 (segundo semestre), Buenos Aires, pp. 179-212.
Waldman M., Gilda (2007). “Presentación”, en Maya Aguiluz Ibargüen y Gil-
da Waldman M. (coords.), Memorias (in)cógnitas. Contiendas en la historia,
México, unam-ciich, pp. 11-18.
Yerushalmi, Yosef Hayim (1998). “Reflexiones sobre el olvido”, en Yosef
Yerushalmi et al., Usos del olvido, Buenos Aires, Nueva Visión, pp. 13-26.
25
© Flacso México
© Flacso México
Introducción
1
Ferrari, 1968.
2
Uruguay no era entonces un receptor significativo de inversión extranjera (Stolovich, 1989).
3
Astori et al., 1979.
29
© Flacso México
Conflicto social
4
El Plan Nacional de Desarrollo, elaborado antes del golpe de junio de 1973, proponía la
apertura de la economía al exterior de modo que la favorable expectativa de exportaciones
repercutiera sobre la actividad interna, incrementando los ingresos en un 4% anual. Se
preveía que incluso para fines del mismo 1973 se podría superar esa cifra y que las expor-
taciones seguirían creciendo durante los cinco años del plan, financiando la importación de
bienes de capital y materias primas para la industria (Acción, 5 de abril de 1973: 2). El alza
de los salarios, sin embargo, se condicionaba al objetivo acariciado del aumento de la pro-
ductividad a efectos de contener la inflación (El Día, 15 de junio de 1973: 6).
5
Azar et al., 2009; Davrieux, 1987.
30
Derechos reservados
6
Dijera un representante de los intereses agropecuarios: “Mientras [los ganaderos] se afanan
en aumentar el vellón de sus ovejas, la morbidez de sus novillos, la finura de sus praderas,
jóvenes políticos hablan en el Parlamento de las fortunas que se forman automáticamente
como el aluvión de las riveras […] e intentan disgregarlas por medio del impuesto”.
“Es imposible que un país de un millón cuatrocientos mil habitantes […] disponga de
los recursos necesarios para hacer frente a un presupuesto asfixiante.”
“El gobierno tenía […] que reducir el presupuesto y lo ha aumentado; tenía que su-
primir empleos públicos y los ha creado; tenía que economizar y ha derrochado” (Irure-
ta, 1948: 274, 307 y 310; las declaraciones corresponden respectivamente a 1918, 1923 y
1924). Véanse también Caetano (1992-1993) y Astori et al. (1979).
7
Barrán y Nahum, 1982.
8
Díaz (2003), echa la culpa al proteccionismo que sucedió al abandono del liberalismo eco-
nómico luego de 1930. Es claro que a la sombra de la regulación oficial se estableció una
pugna entre terratenientes de diverso peso, industriales y trabajadores, que unida a la quie-
bra de las exportaciones en los años sesenta y a las fallas del sistema político explica el de-
terioro previo al golpe de Estado. Pero no es posible imaginar que hubiera sucedido con la
continuidad del liberalismo decimonónico basado en las ventajas comparativas, el patrón
oro y el reducido gasto público, porque no sabemos qué tipo de desarrollo humano habría
31
© Flacso México
tenido Uruguay aferrándose a una política que también era abandonada en la misma fecha
por otros países americanos y europeos.
9
En Argentina, se entiende, en la primera época en que Juan Domingo Perón fue gobierno, ya
sea como ministro o como presidente, de 1943 a 1955. Posteriormente la situación cambió.
10
Ferrari, 1968.
11
Rodríguez, 1985.
12
Abal y Ezcurra, 2005.
32
Derechos reservados
Partidos y crisis
13
Pacheco, 1982.
14
Sobre esta discordia en los años sesenta, se puede encontrar una relación del punto de vista
del Partido Nacional en Beltrán (1989). Pero ya en 1929, en ocasión de la creación del Fri-
gorífico Nacional como ente oficial, un vocero de los inversionistas extranjeros habría dicho:
“El [Frigorífico] Nacional no va a funcionar. Los uruguayos son inteligentes, pero pronto
van a armar bochinche o se van a pelear por blancos y colorados” (Bernhard, 1970: 25).
33
© Flacso México
15
Sartori, 1980: 104.
16
Convención Nacional de Trabajadores, 1984.
17
Oddone París, 2010.
18
Junto con Cuba, Uruguay y Argentina conformaban el grupo de economías latinoameri-
canas más exitosas antes de 1930, pero los tres países padecieron de un lento crecimiento
posterior que alimentó el descontento político (Bértola y Ocampo, 2013: 216-217).
34
Derechos reservados
19
The Economist (edición para América Latina), 10 de julio de 1968: 8. La expresión “bur-
guesía urbana” parece referirse en realidad a la clase media urbana, que incluye a los nu-
merosos empleados del Estado. “Consejo Nacional de Gobierno” era el nombre oficial del
Poder Ejecutivo colegiado que rigió en los quince años de 1952 a 1967.
20
Estados Unidos ofreció ayuda militar y logística durante la preparación del golpe militar
brasileño de 1964 y reconoció al nuevo gobierno pretextando que había respetado forma-
lidades constitucionales (Parker, 1984). Con variantes, ese fue un argumento repetido: el
35
© Flacso México
36
Derechos reservados
Nuevos actores
24
The Economist (edición para América Latina), 10 de julio de 1968: 8.
25
Pero a diferencia de la Unidad Popular chilena, el Frente Amplio no usará el término “so-
cialismo” en sus documentos oficiales, probablemente debido a la heterogeneidad ideológi-
ca —dentro de una genérica orientación de izquierda— de los grupos que lo formaron, y
también por no alejar a un cuerpo electoral mayoritariamente democrático pero conserva-
dor, objetivo de la propaganda anticomunista. Véase Información Documental de América
Latina (1974). El programa del Frente también tenía influencia de la cnt.
37
© Flacso México
26
El apoyo del mln-t al Frente Amplio se basaba en la suposición de que una vez demostra-
da la presunta inutilidad de la vía pacífica y electoral, el grueso de la izquierda se volcaría a
la lucha guerrillera.
27
Según documentos difundidos por la organización civil National Security Archive,
Washington, dc, The George Washington University, 20 de junio, 2002, disponible en
<http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB71/indexesp.html>, consultado
el 17 de septiembre de 2013.
Hay controversia en torno a un alegado fraude electoral en 1971, que habría perjudi-
cado al candidato centrista del Partido Nacional, Wilson Ferreira Aldunate, cuyo progra-
ma en algunos puntos coincidía con el de la izquierda (Corbo, 2009; Garchitorena, 2011).
Sea como fuere, interferir de forma encubierta en elecciones de otros países no era una
práctica extraña a la inteligencia estadounidense (Weiner, 2008). Brasil, además, tenía listo
un plan militar de contingencia ante la eventualidad de un triunfo electoral del Frente Am-
plio (Schilling, 1978; Leicht, 2008).
38
Derechos reservados
Golpe
28
Jurídicamente el cosena se disfrazó de organismo “asesor”, lo que era un pobre engaño,
pero la mayoría de los partidos y de la prensa, que temían algo peor, saludaron aliviados
su creación, fingiendo —al igual que el presidente— que la crisis estaba resuelta. Actual-
mente, la literatura hace énfasis en que el verdadero (o más bien, el primer) golpe de Esta-
do fue en febrero de 1973 (Caula y Silva, 2010; Gramajo e Israel, 2013; Lessa, 2013). Por
nuestra parte hablamos hace tiempo de un “golpe en cámara lenta”, o sea de varios episodios
acumulativos de febrero a junio de 1973 (Varela, 1988: 162 y ss). Pero desde octubre de
1972, sino es que antes, se producían públicas insubordinaciones que en teoría deberían
haber sido sancionadas aplicando el código penal militar u otras normas disciplinarias de
las Fuerzas Armadas.
39
© Flacso México
29
Según Pedro Montañez, conocido militar de izquierda, en 1973 Álvarez “buscaba un ‘po-
pulismo’ de derecha” (Caula y Silva, 2010: 309). De esto no se vio traza años más tarde,
cuando fue presidente.
30
Aunque es difícil hacer una afirmación en términos absolutos dada la ingente cantidad de
golpes en la historia del subcontinente, no es frecuente hallar un caso similar. Ha habido
huelgas generales buscando terminar una dictadura, como las de Cuba en 1933 y princi-
pios de 1959; la de El Salvador en 1944; las de la ciudad de Arequipa, Perú, en 1950 y
1955; la de Colombia en 1957 (impulsada por la clase alta); la de Venezuela en 1958, o la
de Nicaragua en 1978. En Bolivia, un golpe de Estado militar en 1951 para anular la vic-
toria electoral del Movimiento Nacionalista Revolucionario desató la revolución obrera del
año siguiente. Argentina y Chile tienen una historia de huelgas y levantamientos. Como se
ve, inclusive la clase alta ha hecho huelga general en América Latina, pero el caso uruguayo
40
Derechos reservados
41
© Flacso México
Conclusión
42
Derechos reservados
Referencias
Hemerografía
Bibliografía
Abal Oliú, Estela, e Isabel Ezcurra Semblat (2005). De las lanzas a las leyes. El
Partido Nacional y la cuestión social, Montevideo, La Plaza.
43
© Flacso México
44
Derechos reservados
Irureta Goyena, José (1948). Discursos del Dr. José Irureta Goyena. Homenaje a
su memoria, Montevideo, Tipografía Atlántida.
Klare, Michael T., y Nancy Stein (1978). Armas y poder en América Latina,
México, Era.
Leicht, Federico (2008). El día menos pensado. Invasión, golpe y contragolpe,
Montevideo, Letraeñe.
Lessa, Alfonso (2013). El pecado original. La izquierda y el golpe militar de febre-
ro de 1973, Montevideo, Debate, 2a. ed.
Melgar, Alicia, y Fabio Villalobos (1986). La desigualdad como estrategia. La
asignación de recursos en el Uruguay neoliberal, Montevideo, claeh/Edi-
ciones de la Banda Oriental.
Notaro, Jorge (1984). La política económica en el Uruguay 1968-1984, Montevi-
deo, Ediciones de la Banda Oriental.
Oddone París, Gabriel (2010). El declive. Una mirada a la economía de Uruguay
en el siglo xx, Montevideo, Linardi y Risso.
Pacheco Areco, Jorge (1972). Discursos, mensajes y declaraciones del Señor Presi-
dente de la República Oriental del Uruguay, Don Jorge Pacheco Areco, Mon-
tevideo, Uruguay. Poder Ejecutivo, vol. 2.
Parker, Phyllis R. (1984). Brasil y la intervención silenciosa, 1964, México, Fon-
do de Cultura Económica.
Rico, Álvaro et al. (2006). 15 días que estremecieron al Uruguay. Golpe de Estado
y huelga general. 27de junio-11 de julio de 1973, Montevideo, Fin de Siglo.
Rodríguez, Héctor (1985). Unidad sindical y huelga general, Montevideo, Cen-
tro Uruguay Independiente.
Rodríguez Ayçaguer, Ana María (1997). Selección de informes de los represen-
tantes diplomáticos de los Estados Unidos en el Uruguay. 1930-1933, Mon-
tevideo, Universidad de la República, tomo 1.
Sanguinetti, Julio María (2008). La agonía de una democracia, Montevideo,
Taurus.
Sartori, Giovanni (1980). Partidos y sistemas de partidos, Madrid, Alianza
Editorial.
Schilling, Paulo R. (1978). ¿Irá el Brasil a la guerra?, México, El Cid.
Stolovich, Luis (1989). Poder económico y empresas extranjeras en el Uruguay ac-
tual, Montevideo, Centro Uruguay Independiente.
Trías, Vivián (1969). Imperialismo y geopolítica en América Latina, Buenos Ai-
res, Jorge Alvarez.
45
© Flacso México
46
Derechos reservados
1
En la primera parte de este capítulo se retoman y desarrollan ideas y conclusiones presentes
en Rico, 2009.
2
En septiembre de 1981 asume como presidente de facto el designado general retirado Gre-
gorio Álvarez, primer militar en ocupar dicho cargo luego de tres dictadores civiles que
lo antecedieron.
47
© Flacso México
3
Curzio Malaparte, en su libro clásico Técnica del golpe de Estado, sostenía que no existía so-
lamente una técnica moderna de la “conquista” del poder de tipo revolucionario o insurrec-
cional, sino también de “defensa”: el golpe de Estado. Véase Malaparte (1948).
4
El Consejo de Ministros también tuvo una continuidad en su integración y solo sufrió va-
riantes parciales al renunciar tres ministros en señal de protesta por el golpe de Estado.
Igual situación se reprodujo en el Poder Ejecutivo a nivel de los departamentos del interior
del país donde solo renunció el Intendente de Rocha ante el golpe.
5
Naudé, 1998.
48
Derechos reservados
Señalada con énfasis la importancia que tiene para los estudios del au-
toritarismo definir el dictador-persona o, como señala Gabriel Naudé,
responder a la pregunta sobre: quién ejecuta el golpe de Estado, tam-
bién resulta importante definir el nuevo bloque de poder conservador y
las formas de reestructura del aparato burocrático-estatal a los efectos de
caracterizar la especificidad o el tipo de autoritarismo implantado en el
Uruguay y las formas concretas que asumió el Estado-dictadura duran-
te casi 12 años en el país.
En nuestro caso, los rasgos de personalización del golpe en la figura
del presidente-dictador y la continuidad del titular del Poder Ejecutivo de
la democracia a la dictadura —desde el golpe en 1973 hasta su destitu-
ción en 1976— no niega el hecho evidente de que Juan María Bordabe-
rry fue quien ejecutó el golpe de Estado del 27 de junio pero con el apoyo
expreso de las Fuerzas Armadas como institución.
Esa circunstancia determinó que después del golpe no se produje-
ra en el país la total centralización y/o fusión de los poderes dictatoriales
en la persona del presidente-dictador (el Uno), sino que se constituyera
una estructura de decisiones de integración compartida con las Fuerzas
49
© Flacso México
6
Curiosamente, la justificación central esgrimida por los golpistas en la etapa anterior y pos-
terior a la dictadura: el desafío armado a las instituciones proveniente de la guerrilla repre-
sentada por el mln-t y otras organizaciones de lucha armada (opr-33) no representaron
a esa altura del proceso político, en la víspera del golpe de Estado, ningún desafío al poder
gubernamental, luego de la gran represión a estas organizaciones así como la detención del
líder máximo del mln, Raúl Sendic, en noviembre de 1972 y el repliegue a la ciudad de
Buenos Aires de los aparatos de acción directa de los grupos de origen anarquista, a princi-
pios de 1973, o sea, antes del golpe de Estado del 27 de junio de ese mismo año.
7
En este trabajo no se profundizan las bases económicas y sectores sociales beneficiados con
el régimen dictatorial, véase Yaffé, 2009: 117-178.
50
Derechos reservados
8
Incluso los militares que se podrían definir como halcones, que constituyeron el núcleo
duro de las ff. aa. y la represión durante la dictadura, cumplida su antigüedad según la
Ley Orgánica militar dentro del arma correspondiente, pasaban a retiro obligatorio, per-
diendo así no solo el mando directo de tropas sino la influencia directriz. No obstante, en
tanto la mayoría de ellos integraban logias al interior de las Fuerzas Armadas, la conti-
nuidad del funcionamiento de las mismas —sobre todo los llamados “Tenientes de Arti-
gas”— permitía asegurar, también, la reproducción de una concepción y política internas,
independientemente del destino personal de los oficiales que las integraban. Tampoco los
militares retirados, a pesar de algunos intentos, pudieron constituir el partido del proceso
que, una vez recuperada la democracia, se convirtiera en una opción política conservadora,
resaltara las políticas de la dictadura y compitiera electoralmente en la nueva etapa que se
abrió después de 1985.
51
© Flacso México
52
Derechos reservados
9
Duhalde, 1999: 218.
53
© Flacso México
10
Robert Dahl (A preface to Economic Democracy) citado por González (1993: 15). Las cur-
sivas son mías.
54
Derechos reservados
11
Rico, 2006: 44-60.
12
Las medidas prontas de seguridad son un instituto excepcional de derecho que se tornó de
aplicación regular en el periodo histórico tratado; están previstas en el artículo 168 de la
Constitución de la República, pudiéndose adoptar por el presidente, actuando con el mi-
nistro respectivo o Consejo de Ministros, “en los casos graves e imprevistos de ataque exte-
rior o conmoción interior”, República Oriental del Uruguay, poder legislativo, Constitución
de la República. Constitución 1967 con las modificaciones plebiscitadas el 26 de noviem-
bre de 1989, el 26 de noviembre de 1994, el 8 de diciembre de 1996 y el 31 de octubre de
2004, art. 168, inciso 17, disponible en <http://www.parlamento.gub.uy/constituciones/
const004.htm>, consultado el 25 de mayo de 2014.
55
© Flacso México
13
Schmitt, 1934: 238.
56
Derechos reservados
57
© Flacso México
una misión permanente a cumplir por los militares. Este pasaje tuvo
su formulación inicial en el Plan Político de la Junta de Comandantes
elaborado en 1971, antes del golpe, y se plasmó expresamente en el ar-
ticulado de la nueva Ley Orgánica militar aprobada en 1974, luego del
golpe de Estado.
La estrategia fundacional de las ff. aa. finalmente no prosperó ante
la derrota, en noviembre de 1980, del intento de la dictadura de legiti-
marse a través de una consulta plebiscitaria a la ciudadanía: 56.7% de la
población le dijo ¡No! al proyecto de reforma constitucional que impo-
nía una democracia tutelada o dictablanda, abriéndose así el proceso de
transición a la democracia en el Uruguay. El 1 de marzo de 1985, luego
de la realización de elecciones nacionales con proscripciones decreta-
das por los militares del candidato del Frente Amplio (Líber Seregni),
la proscripción y prisión del líder del Partido Nacional (Wilson Ferrei-
ra Aldunate) y del Partido Comunista, asumió la Presidencia de la Re-
pública el candidato del Partido Colorado, dr. Julio María Sanguinetti.
58
Derechos reservados
59
© Flacso México
14
Universidad de la República, 2008, vol. 2, Las violaciones a la libertad de las personas. Lista-
dos de presos y presas políticas.
60
Derechos reservados
61
© Flacso México
15
María Claudia García Irureta Goyena de Gelman luego de dar a luz a su hija Macarena
Gelman en el Hospital Militar, fue desaparecida. Los niños Julién Grisona fueron trans-
portados en diciembre a Chile y abandonados en una plaza de la ciudad de Valparaíso.
62
Derechos reservados
16
Este operativo represivo conjunto de las armadas de ambos países se extendió en Monte-
video y Lagomar tras la detención de un núcleo de diez exiliados montoneros: dos de ellos
fueron muertos, cuatro fueron procesados por la Justicia Militar uruguaya y los otros cua-
tro fueron trasladados ilegalmente a la Argentina y recluidos en la esma.
63
© Flacso México
17
Véase Rico, 2007: 71-163; Rico, 2008: 296-311 y Universidad de la República, 2008:
296-311.
18
Schmitt, 1984: 122.
64
Derechos reservados
19
Agamben, 1995.
20
Duhalde, 1999.
65
© Flacso México
21
García Rivas, 1984: 43-44.
22
Se trata de los secuestros en Asunción de los uruguayos Nelson Santana y Nelson Escoto,
desaparecidos finalmente en Argentina, y del secuestro en Brasil y traslado ilegal a Uruguay
de Universindo Rodríguez, Lilian Celiberti y sus dos pequeños hijos.
66
Derechos reservados
23
Archivo del Palacio Legislativo, 1972.
67
© Flacso México
24
Universidad de la República, 2008.
25
Tales datos no incorporan los 31 casos de cuerpos nn aparecidos en cuatro departamentos
de la costa uruguaya, entre 1975 y 1979; sólo cinco de ellos identificados al presente (tres
argentinos, una paraguaya y un uruguayo).
26
Los efectivos estatales que mueren durante el periodo dictatorial (1973-1985) son ocho en
total. Véase ibid., vol. 1, pp. 708-712.
68
Derechos reservados
27
El 1 de marzo de 1985, tras elecciones nacionales con proscripciones, asumió como pre-
sidente de la república el candidato del Partido Colorado, Julio María Sanguinetti. El 21
de diciembre de 1986 vencía el plazo otorgado por la justicia para que se presentaran a
declarar en los juzgados respectivos aquellos militares acusados por violación a los dere-
chos humanos bajo la dictadura, presentación que había sido negada públicamente por el
mismo Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, teniente general Hugo Medina (fu-
turo ministro de Defensa en el gobierno del dr. Sanguinetti) anunciando así un desacato
a la autoridad y precipitando una crisis institucional de imprevisibles consecuencias en
la recién reconquistada democracia. Mediante un acuerdo urgente entre los sectores ma-
yoritarios de los partidos tradicionales (blanco y colorado) se presentó al parlamento un
proyecto de ley que fue votado el 22 de diciembre de 1986 en forma afirmativa y por ma-
yoría, con el voto en contra de los legisladores del Frente Amplio y algunos otros represen-
tantes de los demás partidos. La llamada Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del
Estado (Nº 15.848), definida popularmente como la Ley de Caducidad, establecía “que
ha caducado el ejercicio de la pretensión punitiva del Estado respecto de los delitos come-
tidos hasta el 1 de marzo de 1985 por funcionarios militares y policías”. Su vigencia ase-
guró que ningún militar ni policía fuera investigado y procesado por la justicia ordinaria
durante casi veinte años, hasta el 2005, cuando por primera vez asumió la presidencia de
la república el Frente Amplio y su candidato, Tabaré Vázquez. El resultado de un refe-
réndum realizado el 16 de abril de 1989 y de otro plebiscito que tuvo lugar el 25 de oc-
tubre de 2009, determinó que la Ley de Caducidad fuera ratificada por decisión popular
en esas dos oportunidades. Recién en la última semana del mes de octubre del 2011, el
parlamento votó la Ley Nº 18.831, con la mayoría proporcionada por los votos de los le-
gisladores del Frente Amplio, y por la cual se restituyó la pretensión punitiva del Estado,
en el marco del cumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos contra Uruguay en el caso Gelman.
69
© Flacso México
Referencias
Agamben, Giorgio (1995). Homo Sacer. El poder soberano y la nuda vida, Va-
lencia, Pre-Textos.
Archivo del Palacio Legislativo (1972). Comisión Investigadora Parlamentaria
sobre Actividades Terroristas, Escuadrón de la Muerte, carpeta núm. 204,
Uruguay, apl.
Arendt, Hannah (2004). Eichmann en Jerusalén, España, Debolsillo.
Derrida, Jacques (1988). Políticas de la amistad, Madrid, Trotta.
Duhalde, Luis Eduardo (1999). El Estado Terrorista Argentino. Quince años
después una mirada crítica, Buenos Aires, eudeba.
Dutrénit, Silvia, y Gonzalo Varela (2010). Tramitando el pasado. Violaciones a
los derechos humanos y agendas gubernamentales en casos latinoamericanos,
México, Flacso México/clacso.
Duverger, Maurice (1984). Instituciones políticas y derecho constitucional, Bar-
celona, Ariel.
García Rivas, Hugo (1984). Memorias de un ex torturador, Montevideo, El
Cid Editor.
Gentile, Emilio (2007). El culto del Littorio. La sacralización de la política en la
Italia fascista, Argentina, Siglo xxi.
González, Luis Eduardo (1993). Estructuras políticas y democracia en Uruguay,
Montevideo, Fundación de Cultura Universitaria.
Kershaw, Ian (2004). La Dictadura nazi. Problemas y perspectivas de interpreta-
ción, Argentina, Siglo xxi.
L‘Heuillet, Hélene (2010). Baja Política, Alta Policía. Un enfoque histórico y filo-
sófico de la policía, Buenos Aires, Prometeo Libros.
Linz, Juan (1987). La quiebras de la democracias, México, Alianza Editorial.
Malaparte, Curzio (1948). Tecnica del colpo di Stato, Milán, Bompiani.
Naudé, Gabriel (1998). Consideraciones políticas sobre los golpes de Estado, Ma-
drid, Tecnos.
Neumann, Franz (1968). El Estado democrático y el Estado autoritario, Buenos
Aires, Paidós.
O´Donnell, Guillermo (1982). El Estado burocrático autoritario, 1966-1973,
Buenos Aires, Editora de Belgrano.
O´Donnell, Guillermo (1972). Modernización y autoritarismo, Buenos Aires,
Paidós.
70
Derechos reservados
71
© Flacso México
Introducción
73
© Flacso México
La historia previa
74
Derechos reservados
1
Un buen análisis de esta fuerza política con referencia a este periodo se encuentra en Yoce-
levzky (1987).
75
© Flacso México
76
Derechos reservados
2
Tomado de Farwell, citado por Garcés (1995: 138-139).
77
© Flacso México
La Unidad Popular
3
La “Comisión Church”, constituida por decisión del Senado, tras una intensa campaña pú-
blica orientada a conocer la participación norteamericana a través de sus organismos de
inteligencia, publicó en 1975 un informe bajo el título de “Acciones encubiertas en Chile,
1963-1973”. A partir de este documento y la recopilación de otros informes desclasificados
y archivos propios, véase el excelente trabajo de Uribe y Opazo (2001).
78
Derechos reservados
recuperar y asimilar con ojos de este tiempo. Con todo, quizás lo más in-
negable estriba en la magnitud del movimiento que se puso en marcha,
su sentido de clase y de masas, su lectura y ubicación en un contexto de
crisis, bajo la orientación de organizaciones enraizadas en la lucha del
pueblo y con una política de alianzas hacia diversas capas sociales y agru-
paciones progresistas.
La conquista del gobierno encabezado por Salvador Allende, fue la
desembocadura política de un conjunto de decisiones ajustadas a diná-
micas complejas y factores múltiples de cálculos estratégicos. Si esto es
así, las decisiones involucradas para afianzar el proyecto no pueden eva-
luativamente considerarse ni únicas ni tampoco inevitables. De allí que
la conquista del gobierno pueda ser comprendida en términos del resul-
tado de una apreciación específica del proceso político, de una defini-
ción de los desafíos principales, del campo de las alianzas posibles desde
el punto de vista de la clase obrera y los sectores populares, de las trans-
formaciones económicas que se plantearon materializar y del diseño ge-
neral de la política.
El fundamento económico de la decisión de impulsar una “vía chile-
na al socialismo” se definió en el contenido programático del gobierno de
la Unidad Popular. Con ese referente se instrumentó la nacionalización
de las empresas del cobre, paso decisivo para su proyección estratégica, lo
cual supuso un proceso de décadas de esfuerzos y vencer múltiples resis-
tencias internas y externas. La conformación del área de propiedad social
que supuso la ampliación de la economía en su dimensión pública y la
profundización de la reforma agraria. La instrumentación estas decisio-
nes tuvo su expresión en complejos procesos de expropiación e interven-
ción de empresas, así como también la estatización de las instituciones
bancarias. Fundada en los principios de la autodeterminación, la no in-
tervención y el respecto a los compromisos internacionales, la política ex-
terior del gobierno popular amplió el campo de las relaciones de Chile
con todos los países socialistas de aquel entonces, al tiempo que propició
una activa conducta de solidaridad internacional.4
Nunca antes la sociedad chilena, y nos atreveríamos a decir que pro-
bablemente ninguna otra del contexto sudamericano de aquel periodo, se
4
Corvalán, 2003.
79
© Flacso México
5
Vuskovic, 1973; Martner, 1988.
6
Cueva, 1979; Bitar, 1995; Novoa, 1973.
80
Derechos reservados
7
Fazio, 2008.
81
© Flacso México
8
Las referencias están tomadas de Kornbluh (2003) y Schatan (2008: 215-216).
82
Derechos reservados
9
Maira, 1998: 18.
83
© Flacso México
La dictadura militar
10
Cardozo, 1990: 136-146.
84
Derechos reservados
11
El 26 de marzo de 1975, en el edificio Diego Portales, lugar que sustituyó al Palacio de la
Moneda destruido por efectos del bombardeo del 11 de septiembre, tuvo lugar la conferen-
85
© Flacso México
cia dictada por Milton Friedman. Aquella conferencia —y su publicación ese mismo año
bajo el título de “Chile y su despegue económico” por la entonces Facultad de Administra-
ción y Economía de la Universidad Técnica del Estado— fue el marco intelectual que sirvió
para argumentar y difundir toda una visión fundada en la lógica del mercado y opuestas
a las teorías y a los criterios de política que alimentaron el llamado “Estado de bienestar”.
Además de la entrevista con el propio general Pinochet, Friedman desarrolló una intensa
actividad intelectual con académicos, técnicos y políticos cercanos al régimen.
12
Zapatta, 1997.
13
Tetelboin, 2003.
86
Derechos reservados
87
© Flacso México
88
Derechos reservados
14
Cañas, 1993: 178.
89
© Flacso México
15
Escrutados: 7.236.241 (100% de los votos). Para el Sí: 3.111.875 (43% de los votos). Para
el No: 3.959.495 (54.7% de los votos). Los votos nulos alcanzaron el 1.3% y los blancos
0.9%. Tomado de Caballo et al. (1998: 795).
16
Godoy, 1999.
90
Derechos reservados
17
Insunza, 2001.
91
© Flacso México
18
Salinas, 2007.
92
Derechos reservados
19
Caputo y Galarce, 2008: 158.
93
© Flacso México
94
Derechos reservados
95
© Flacso México
20
Dos trabajos son importantes a este respecto. Amorós (2013) y Moulian (1998).
96
Derechos reservados
Referencias
Hemerografía
El Mercurio, Chile.
Bibliografía
97
© Flacso México
98
Derechos reservados
99
© Flacso México
Introducción
101
© Flacso México
102
Derechos reservados
1
La Guerra de Yom Kippur estalló menos de un mes después del golpe de Estado en Chile.
2
En los análisis de Immanuel Wallerstein o, en los días que corren, en la discusión del capi-
talismo que propone Piketty.
103
© Flacso México
3
El Partido Socialista Obrero Español, liderado por Felipe González, renunció al marxismo
en 1979. El Partido Comunista Italiano, liderado por Achille Occhetto, renunció al mar-
xismo y se autodisolvió en 1991.
4
Es interesante releer hoy el discurso pronunciado por Carlos Altamirano, a la sazón secre-
tario general del Partido Socialista de Chile, el domingo 9 de septiembre de 1973 en el Es-
tadio Chile.
5
Acta de la reunión que tuvo la directiva de la Sociedad de Fomento Fabril con el presidente
del Senado, Eduardo Frei Montalva, levantada ese mismo día por el abogado Rafael Rivera
Sanhueza, entonces secretario de la directiva de esa sociedad (Rivera Sanhueza, 1973).
104
Derechos reservados
105
© Flacso México
6
Yocelevzky, 1988.
7
Véase Constitución Política de la República de Chile, 1925.
106
Derechos reservados
8
Véase El Mercurio, 27 de septiembre de 1970.
9
Propuesta hecha pública por el mismo Jorge Alessandri el 9 de septiembre de 1970.
10
Sobre todos los proyectos de interrupción del proceso democrático acerca de los cuales la
Embajada de Estados Unidos mantenía informado a su gobierno es muy ilustrativo el artí-
culo de Hurtado (2013).
107
© Flacso México
11
Faúndez, 1978.
12
Véase Yocelevzky, 1988.
108
Derechos reservados
13
Véase Hurtado, 2013.
109
© Flacso México
110
Derechos reservados
14
Por ejemplo, los “Cordones industriales” y los “Consejos campesinos”.
15
Por ejemplo, los “Comandos Rolando Matus” en la Juventud del Partido Nacional.
16
Véanse las declaraciones, con ocasión de los cuarenta años del golpe de Estado, de Roberto
Thieme, dirigente de Patria y Libertad, tanto en televisión como a Radio Cooperativa.
111
© Flacso México
17
Cortés y Yocelevzky, 1980.
112
Derechos reservados
113
© Flacso México
18
Sin duda el principal ideólogo de la dictadura. Una nota sintética acerca de él, con referencias
a la literatura acerca de su persona, cuyo autor es Carlos Peña, apareció en El Mercurio del 4
de septiembre de 2013. Llama la atención que esta nota de un colaborador regular del perió-
dico haya sido publicada en la sección de Cartas (El Mercurio, 4 de septiembre de 2013).
19
Véase Rivera Sanhueza, op. cit.
114
Derechos reservados
20
Sobre las condiciones de la redacción y difusión de esa declaración ver la carta de la perio-
dista María Teresa Larraín al diario La Tercera el 18 de agosto de 2013. La declaración de
los trece había sido republicada en 2009 como homenaje con ocasión de la muerte de uno
sus firmantes, Claudio Huepe. “Claudio Huepe y el grupo de los trece” en The Clinic, 12
de mayo, 2009. disponible en <http://www.theclinic.cl/2009/05/12/claudio-huepe-y-el-
grupo-de-los-13/>, consultada el 13 de febrero de 2013.
21
“Declaraciones” en Radio Cooperativa, 14 de agosto, 2013, disponible en <http://www.
cooperativa.cl>, consultada el 2 de septiembre de 2013.
115
© Flacso México
22
Las complejidades de esta situación y los primeros análisis después del golpe están revisa-
dos por Faúndez (1975: 310 -325).
116
Derechos reservados
117
© Flacso México
23
Véase Excelsior, 25 de septiembre de 1983: 31.
24
Véase El Mercurio, 27 de septiembre de 1970: 6 -7, n. 8.
25
La permanencia de esta visión —a pesar de sus inconsistencias— está reflejada en la en-
trevista a Óscar Guillermo Garretón, líder de una fracción del mapu y subsecretario en el
gobierno de Allende publicada en El Universal. (Eduardo Sepúlveda M., “La violencia en
el golpe en Chile, ‘culpa de todos’”El Universal, el 8 de septiembre de 2013).
118
Derechos reservados
119
© Flacso México
26
Gustavo Ruz, “Coordinador del Movimiento por una Asamblea Constituyente en Chile”,
en Tiempo Argentino, 16 de marzo de 2013.
120
Derechos reservados
27
Gabriel Palma, “¿Y dónde fueron a parar los excedentes del boom el cobre?”, en ciper, 16
de abril de 2013, disponible en <http://ciperchile.cl/2013/04/16/%C2%BFy-donde-
fueron-a-parar-los-excedentes-del-boom-del-cobre/>, consultada el 2 de mayo de 2013.
28
Declaración de Principios del Gobierno de Chile, 1974.
121
© Flacso México
29
Yocelevzky, 2002: 129.
30
Alcayaga, 2005: 60.
31
Ibid, p. 61.
122
Derechos reservados
Conclusiones
123
© Flacso México
Referencias
Hemerografía
El Mercurio, Chile.
Excelsior, México.
El Universal, México.
La Tercera, Chile.
Tiempo Argentino, Argentina.
124
Derechos reservados
Bibliografía
125
© Flacso México
Iván Altesor1
* Los testimonios que aquí se ofrecen han sido retomados de la versión estenográfica que re-
coge las intervenciones de estos protagonistas de los acontecimientos durante el Coloquio
Internacional “Chile-Uruguay: 40 años de los golpes de Estado”, celebrado en la ciudad de
México en junio del 2013.
1
Militante político y enlace de la dirección del Partido Comunista de Uruguay en 1973.
127
© Flacso México
128
Derechos reservados
129
© Flacso México
130
Derechos reservados
131
© Flacso México
los que querían mantener la huelga y los que pretendían finalizarla con
un repliegue ordenado a fin de evitar mayor desgaste y el desmantela-
miento de la resistencia popular. Esta última era la postura de la Di-
rección del Partido Comunista y que en definitiva predominó en la
dirigencia de la cnt. La huelga se levantó el 11 de julio. Unos valoraron
este hecho lisa y llanamente como una derrota. Otros, como un replie-
gue táctico para iniciar una nueva etapa de la resistencia antidictatorial.
Creo que a 40 años aún se mantiene abierta la discusión, pero es indu-
dable que esa huelga determinó que la dictadura naciera con una base
social extremadamente débil.
❖❖❖
Guillermo Ravest2
2
Periodista chileno, director de Radio Magallanes en 1973.
132
Derechos reservados
133
© Flacso México
134
Derechos reservados
❖❖❖
3
Embajador mexicano en Chile en 1973.
4
Hija del presidente Salvador Allende.
5
Periodista asilada.
6
Allende, hija del presidente Salvador Allende.
135
© Flacso México
7
Amigo personal del presidente Salvador Allende. Fue presidente del Banco Interamericano
de Desarrollo (bid).
136
Derechos reservados
8
Esposa del poeta Pablo Neruda.
137
© Flacso México
tenían que estar ahí. Informo la negociación que ya hizo el canciller Ra-
basa personalmente, que se trató también al más alto nivel para que per-
mitieran la salida de los 71 asilados, los que ellos les llamaban “peces
gordos”, ¿verdad? Y una vez que salieron los 71 asilados de la embajada
—que estuvieron ahí varios meses—, entonces ya vino la ruptura de re-
laciones con la Junta Militar.
❖❖❖
138
Derechos reservados
© Flacso México
Introducción
141
© Flacso México
1
El proceso denominado Caravana de la muerte hace referencia a la ejecución de personas en
diversas ciudades, realizada en octubre de 1973 por la comitiva del general Sergio Arellano
Stark, delegado del comandante en jefe del Ejército, excediendo las acciones judiciales loca-
les que habían sentenciado previamente a la mayoría de ellas a condenas de prisión.
2
Véase Verdugo, 2001.
3
Véase Corporación, 1996.
142
Derechos reservados
4
Véase Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Informe sobre la situación de
Derechos Humanos en Chile, Santiago de Chile, 25 de octubre de 1974, disponible en
<http://www.cidh.org/countryrep/Chile74sp/Indice.htm>, consultado el 8 de febrero
de 2013.
5
Véase Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “Capítulo x. Fusilamientos sin
proceso”, en Informe sobre la situación de Derechos Humanos en Chile, Santiago de Chile,
25 de octubre, 1974, disponible en <www.cidh.org/countryrep/Chile74sp/cap.10.htm>,
consultado el 8 de febrero de 2013.
Los datos serían precisados sólo en 1991, en el informe de la Comisión Nacional
de Verdad y Reconciliación. Véase Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, In-
forme de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, Santiago de Chile, 1991, dispo-
nible en <www.cepchile.cl/dms/archivo_1183_1444/rev41_verdad.pdf>, consultado
el 7 de marzo de 2013.
6
Véase Comisión Interamericana de Derechos Humanos, “Capítulo ix. Detenciones por
tiempo indeterminado y personas desaparecidas”, en Informe sobre la situación de Derechos
Humanos en Chile, Santiago de Chile, 25 de octubre de 1974, disponible en <www.cidh
.org/countryrep/Chile74sp/cap.9.htm>, consultado el 9 de marzo de 2013.
7
Entrevista a Ernesto N., realizada por Elizabeth Lira, Santiago de Chile, abril de 1978.
143
© Flacso México
8
Se aplicaron desde el inicio los regímenes de excepción establecidos en la Constitución de
1925. Las acusaciones contra los detenidos se fundaron en el Código de Justicia Militar, la
Ley de Seguridad Interior del Estado y los decretos leyes dictados por la Junta Militar.
9
Véanse cifras del Informe de la Comisión Valech. Comisión Nacional sobre Prisión Política
y Tortura, Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura, Santiago de Chile,
2005, disponible en <www.cepchile.cl/dms/archivo_3480.../r97_documento_completo
.pdf>, consultado el 5 de marzo de 2013.
10
En 1982, la Comisión Chilena de Derechos Humanos estimaría en 200 mil a los que salie-
ron al exilio. Véase Lira y Loveman, 2005.
144
Derechos reservados
11
“Declaración de la Comisión de Asuntos Internacionales del Consejo Mundial de Iglesias
sobre la situación chilena”, 1975.
145
© Flacso México
12
Los casos denunciados de detenidos-desaparecidos fueron publicitados por primera vez
en los libros ¿Dónde están?, de la Vicaría de la Solidaridad, en 1979 (Vicaría de la Solida-
ridad, 1979).
146
Derechos reservados
13
Julio Rojas y Luis Advis, “Canción del poder popular”, disponible en <http://www
.cancioneros.com/nc/194/0/cancion-del-poder-popular-julio-rojas-luis-advis>, consulta-
do el 10 de marzo de 2013.
14
Véase Kornbluh, 2004.
15
Véase Lira y Loveman, 2000.
147
© Flacso México
16
La acusación constitucional ha sido uno de los procedimientos establecidos desde 1822
en las constituciones políticas de Chile, con el propósito de fiscalizar los actos de los más
altos oficiales públicos y esclarecer sus responsabilidades en los actos investigados. Impli-
ca eventualmente ejercer una sanción pública mediante la denuncia de conductas y hechos
que pudieran ser considerados atentatorios al “honor y seguridad de la nación”. Véase Lira
y Loveman, 2000.
17
Chile, 1983: 6.
148
Derechos reservados
18
Veáse, Lira y Loveman, 2000.
19
Ministerio del Interior, Decreto Ley 2191, Santiago de Chile, 18 de abril, 1978, disponible en
<http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=6849>, consultado el 20 de febrero de 2013.
149
© Flacso México
20
Orlando Letelier fue ministro del gobierno de Salvador Allende. Después del golpe estuvo
preso en la isla Dawson, el campo de prisioneros más austral del país (al sur de Punta Are-
nas). Salió al exilio durante 1974. En 1976 fue privado de la nacionalidad chilena y fue asesi-
nado el 21 de septiembre de ese mismo año en las calles de Washington, junto a su secretaria,
al explotar una bomba colocada en su auto por agentes al servicio del gobierno de Chile.
21
Entrevista a Juan N., realizada por Elizabeth Lira, Santiago de Chile, abril de 1978.
22
Conocido como Informe Rettig por el nombre de su presidente Raúl Rettig (Corporación
Nacional de Reparación y Reconciliación, 1996).
150
Derechos reservados
151
© Flacso México
de los Estados de respetar los derechos de sus ciudadanos. Por esa razón
la denuncia de las violaciones de derechos humanos en Chile fue aco-
gida de inmediato por los organismos internacionales correspondientes
durante toda la dictadura.23 A su vez, los tratados y pactos, desde la se-
gunda mitad del siglo xx, han comprometido el cumplimiento de acuer-
dos y garantías en relación con el respeto de los derechos de las personas
establecido en las constituciones y en las leyes de cada república.24 De
acuerdo a ello, los países han debido rendir cuentas a la comunidad inter-
nacional acerca del cumplimiento de esos compromisos.
No sería fácil, después de 1990 en Chile, modificar la tradición his-
tórica y la convicción de muchos que creían que la impunidad “para to-
dos” era la mejor garantía de paz social. Hacia 1989, para una mayoría
de chilenos las violaciones de derechos humanos constituían crímenes
que debían ser enjuiciados.25 Las Fuerzas Armadas y de Orden y sus
aliados políticos argumentaban razones constitucionales y legales para
el golpe militar, como la existencia de una subversión organizada, el pe-
ligro de una guerra civil (antes de 1973) y la existencia de una guerra
interna (después del 11 de septiembre de 1973), por tanto, de un ene-
migo interno que justificaba la represión política. Esta argumentación y
esta discrepancia se repetirían en cada instancia hasta la Mesa de Diá-
logo sobre Derechos Humanos (1999-2000). No obstante lo anterior,
el informe de las Fuerzas Armadas en virtud del acuerdo tomado en la
Mesa de Diálogo, emitido en enero de 2001, reconoció que cerca de 180
personas fueron lanzadas al mar y dio indicios sobre dónde fueron en-
terradas clandestinamente otras 20, caracterizando escuetamente esas
conductas como “hechos repudiables”. Paradójicamente, esas informacio-
nes permitieron reforzar las investigaciones judiciales sobre los casos de
23
La Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, y para América Latina, la Co-
misión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana. Sobre el caso
de Chile. Véase Vargas Viancos, 1990. Véanse también los Informes sobre la situación de
derechos humanos en Chile: 1974, 1976, 1977 y 1985, disponibles en <http://www.cidh
.org>, consultado el 22 de febrero de 2013.
24
En relación con el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, cada gobierno debe realizar un in-
forme periódico acerca del cumplimiento del Pacto, véase por ejemplo <http://tbinternet
.ohchr.org/_layouts/treatybodyexternal/Download.aspx?symbolno=CCPR%2F%2FSR
.1733>.
25
Véase Lira y Loveman, 1999: 339-374.
152
Derechos reservados
26
Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, 1996: xix.
153
© Flacso México
27
Ibid., p. xvi.
28
Ibid.
29
La Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación funcionó entre 1992 y 1996 y
tuvo como misión dar cumplimiento a las recomendaciones contenidas en el Informe de la
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación e implementar las medidas de la ley de re-
paraciones Nº 19123, que otorgaba pensiones vitalicias, derechos educacionales y de salud
y otras medidas.
154
Derechos reservados
Cuando uno queda marcado en el alma hay cosas que no se olvidan […]
Pero lo que no olvidaré nunca es el desprecio de la gente, algunos cruzaban
la calle para no saludarme…
30
Comisión Nacional Sobre Prisión Política y Tortura, Informe de la Comisión Nacional de
Prisión Política y Tortura, Santiago de Chile, noviembre de 2004, pp. 22-25, disponible en
<http://www.bcn.cl/bibliodigital/dhisto/lfs/Informe.pdf>, consultado el 19 de marzo
de 2013.
31
Comisión Nacional Sobre Prisión Política y Tortura, documento en línea citado, p. 301.
155
© Flacso México
32
Véase Comisión Asesora para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Po-
líticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura, Informe de la Comisión Presidencial Asesora
para la Calificación de Detenidos, Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Po-
lítica y Tortura, disponible en <http://www.indh.cl/wp-content/uploads/2011/10/Infor-
me2011.pdf> consultado el 8 de marzo de 2013.
33
Esta cifra incluye el reconocimiento de 9795 nuevos casos, efectuado por la Comisión Ase-
sora para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de
Prisión Política y Tortura que funcionó entre 2010 y 2011, creada por la ley 20.405. Véase
Comisión Nacional Sobre Prisión Política y Tortura, documento en línea citado.
156
Derechos reservados
157
© Flacso México
34
Véase Instituto de Investigación en Ciencias Sociales, Observatorio Derechos Humanos.
Índice de noticias, Santiago de Chile, disponible en <www.icso.cl/observatorio-derechos-
humanos>, consultado el 3 de marzo de 2013.
158
Derechos reservados
35
El Informe de la Comisión Rettig puso en evidencia la indefensión de las víctimas. En di-
ciembre de 1992 fueron acusados constitucionalmente los ministros de la Corte Suprema,
Hernán Cereceda Bravo, Lionel Beraud Poblete y Germán Valenzuela Erazo y del Auditor
General del Ejército, Fernando Torres Silva. La acusación se basó en que la violación de de-
rechos humanos ponía de manifiesto la indefensión de los chilenos y la negligencia de los
jueces frente a este hecho. Fue destituido el ministro Hernán Cereceda en enero de 1993,
como resultado de la aprobación parcial de la acusación en el Senado (véase Chile, 1993).
159
© Flacso México
160
Derechos reservados
36
Véase Aristóteles, La Poética, disponible en <http://www.apocatastasis.com/poetica-arte-
aristoteles-tragedia-comedia.php>, consultado el 10 de marzo de 2013.
161
© Flacso México
162
Derechos reservados
Referencias
163
© Flacso México
Lira, Elizabeth, y Brian Loveman (2000). Las suaves cenizas del olvido. Vía chi-
lena de reconciliación política, 1814-1932, Santiago de Chile, Lom/Dibam,
2a. ed.
Lira, Elizabeth, y Brian Loveman (1999). “Derechos humanos en la transición
modelo: Chile 1988-1999”, en Paul Drake e Iván Jaksic (eds.), El mode-
lo chileno. Democracia y desarrollo en los noventa, Santiago de Chile, Lom,
pp. 339-374.
Vargas Viancos, Juan Enrique (1990). “El caso chileno ante el Sistema Inte-
ramericano de Protección de los Derechos Humanos”, Revista Chilena de
Derechos Humanos, número especial (12), abril, pp. 11-30.
Verdugo, Patricia (2001). Los zarpazos del puma, Santiago de Chile, Centro de
Estudios Sociales, 22a. ed.
Vicaría de la Solidaridad (1979). ¿Dónde están?, Santiago de Chile, Vicaría de
la Solidaridad, 7 t.
164
Derechos reservados
Introducción
1
Martínez, 2010.
2
Roger Rodríguez, “La piel de Ubagesner: el entierro del primer reaparecido en Uruguay”,
en uita-Secretaría regional latinoamericana, Montevideo, 15 de marzo, 2006, disponi-
ble en <http://www6.rel-uita.org/internacional/ddhh/ubagesners-chaves-sosa_2.
htm>, consultado el 3 de febrero de 2013.
165
© Flacso México
3
Discurso de Eduardo Galeano en el funeral de Ubagesner Chávez Sosa, el primer desa-
parecido cuyos restos fueron encontrados en suelo uruguayo, en 2005 (Eduardo Galeano,
“Abracadabra”, Página 12, 17 de marzo de 2006).
166
Derechos reservados
4
La organización no gubernamental Servicio Paz y Justicia (serpaj) publicó en 1989 una
investigación sobre el terrorismo de Estado en Uruguay (Servicio, 1989). A mediados de
los años ochenta, dos comisiones parlamentarias investigaron los asesinatos de los legisla-
dores uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz (ocurridos en Buenos Aires
en 1976) y las desapariciones forzadas, pero con resultados limitados.
167
© Flacso México
5
La amnistía no fue directa para quienes habían sido condenados por delitos de homici-
dio. En estos casos, se los excarceló provisionalmente y se dispuso la revisión de sus cau-
sas penales (que habían sido realizados por tribunales militares) por la justicia común, a
los efectos de dictar una nueva sentencia. Se computó por tres cada día pasado en prisión,
a los efectos de la nueva pena, en atención a las condiciones inhumanas de prisión pade-
cidas. Esto, sumado a los largos años de reclusión que habían sufrido, determinó que en
ningún caso se produjera la vuelta a prisión de quienes estaban en esta situación. Véase Se-
nado y Cámara de Representantes de la República Oriental del Uruguay, Ley Nº 15.737,
Montevideo, 22 de marzo, 1985, disponible en <http://www.parlamento.gub.uy/leyes/
AccesoTextoLey.asp?Ley=15737&Anchor>, consultado el 17 de enero de 2013.
168
Derechos reservados
6
Lessa, 2011.
7
Véase: Senado y Cámara de Representantes de la República Oriental del Uruguay, Ley de
Caducidad (Ley Nº 15.848), Montevideo, 28 de diciembre, 1986, disponible en <http://
www.parlamento.gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=15848&Anchor>, consultado el
15 de enero de 2013.
8
Burt et al., 2013: 306-327.
169
© Flacso México
9
A su vez, las Madres impugnaron la constitucionalidad de la Ley de Caducidad, pero la Su-
prema Corte de Justicia votó 3 a 2 a favor de la ley. Veinte años después, en 2009, la misma
Corte, con diferente composición, declararía que la Ley de Caducidad era inconstitucional.
10
Burt, 1989 y Delgado et al., 2000.
11
Entrevista a Luisa Cuesta, realizada por Jo-Marie Burt, Montevideo, junio de 2007.
12
Véase Burt et al., 2013.
13
Según una encuesta realizada al día siguiente del plebiscito, del 52% que no incluyó la
hoja de votación por el “Sí”, un 37% se oponía activamente a anular la Ley de Caducidad,
mientras que el 16% restante dijo que no tenía opinión. Está claro que un mecanismo
diferente para registrar el voto podría haber llevado a otro resultado. La encuesta es de
170
Derechos reservados
171
© Flacso México
Ante el fracaso del intento por anular la Ley, y frente a los avan-
ces en la jurisdicción universal y otros acontecimientos en países veci-
nos —como el arresto del general en retiro Rafael Videla por el plan
sistemático de robo de niños—, algunos activistas y abogados comen-
zaron a elaborar una nueva estrategia de promover la justicia para las
violaciones de derechos humanos. La Ley de Caducidad estaba todavía
vigente, lo cual significaba que había limitaciones para iniciar juicios
contra los responsables de los crímenes del pasado. Así, buscaron for-
mas de obviar o evadir la Ley de Caducidad para poder avanzar en los
casos. El abogado laboral Pablo Chargoñia asumió la representación en
el caso de la maestra desaparecida Elena Quinteros.17 En diciembre de
1999, en representación de la madre de Elena, Tota Quinteros, Char-
goñia presentó un recurso de habeas data, sosteniendo que ella tenía de-
recho de acceder a la información oficial sobre el destino de su hija.18
En mayo de 2000, la jueza Estela Jubette aceptó el recurso y ordenó al
Ejecutivo investigar el caso. La investigación administrativa no produjo
resultados significativos sobre Elena Quinteros. Usando un argumen-
to novedoso —que sostenía que la Ley de Caducidad no se aplicaba
a civiles— Chargoñia solicitó la reapertura de la investigación.19 Este
argumento convenció al juez Eduardo Cavalli, quien ordenó el pro-
cesamiento penal del ex canciller Juan Carlos Blanco por el delito de
privación agravada de la libertad de Elena Quinteros el 18 de octubre
de 2002, marcando la primera vez que un presunto responsable de los
crímenes del pasado era detenido y procesado en Uruguay.20 Eventual-
mente, Blanco fue llevado a juicio y fue condenado por esa desapari-
172
Derechos reservados
21
Álvaro Rico (coord.), Investigación histórica sobre Detenidos-Desaparecidos: En cumplimiento
del artículo 4° de la Ley N° 15.848, Montevideo, Presidencia de la República de Uruguay, 2007,
disponible en <http://archivo.presidencia.gub.uy/_web/noticias/2007/06/2007060509.
htm.>, consultado el 10 de enero de 2013.
173
© Flacso México
22
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Gelman vs. Uruguay. Fondo y Repara-
ciones, Resumen oficial emitido por la Corte idh de la sentencia del 24 de febrero de 2011,
disponible en <http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/resumen_221_esp.pdf>,
consultado el 17 de febrero de 2013.
23
La Corte idh tiene varias sentencias en el mismo sentido; véanse: Barrios Altos vs. Peru,
Fund, Inter-Am. Ct. H.R. (ser. C) No. 75, 14 de marzo de 2001; Almonacid Arellano et al.
vs. Chile, Objections, Merits, Reparations and Costs, Inter-Am. Ct. H.R. (ser. C) No. 154, 26
de septiembre de 2006; Gomes Lund y otros (“Guerrilha do Araguaia”) vs Brasil. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas, Corte Interamericana de ddhh (ser. C) Nº 219,
26 de noviembre de 2010.
174
Derechos reservados
24
Corte Interamericana de Derechos Humanos (documento en línea citado).
25
Para mayores detalles sobre estos debates y el complejo juego político que se daba a su alre-
dedor, véase Burt et al., 2013.
175
© Flacso México
26
“Ruibal Pino: scj será ‘una muralla’ contra dictámenes que establecen continuidad de
procesos”, en Radio Uruguay, 4 de abril, 2013, disponible en <http://radiouruguay.com.
uy/innovaportal/v/32842/22/mecweb/ruibal_pino:_scj_sera_una_muralla_contra_
dictamenes_que_establecen_continuidad_de_procesos?contid=14907>, consultado el
18 de mayo de 2013; y “Jueza Mota: ‘Llegaré hasta la Comisión Interamericana de De-
rechos Humanos’”, en La Red 21, 2 de mayo, 2013, disponible en <http://www.lr21.
com.uy/comunidad/1101411-jueza-mota-llegare-hasta-la-comision-interamericana-de-
derechos-humanos>, consultado el 18 de mayo de 2013.
27
Veáse, por ejemplo, “Prescripción: cidh critica sentencia”, en La República, 18 de abril, 2013,
disponible en <http://www.republica.com.uy/cidh-critica-sentencia/>, consultado el 20
de mayo de 2013; y Pablo Galain Palermo del Instituto Max Planck para el Derecho Pe-
nal Extranjero e Internacional, “Uruguay: sentencia declara inconstitucional Ley 18831”, en
Asuntos del Sur, 24 de abril, 2013, disponible en <http://www.asuntosdelsur.org/uruguay-
sentencia-scj-inconstitucional-ley-18831/>, consultado el 2 de mayo de 2013.
28
Ibid.
176
Derechos reservados
29
onu, Asamblea General, Consejo de Derechos Humanos. Grupo de Trabajo sobre el
Examen Periódico Universal 18º periodo de sesiones 27 de enero a 7 de febrero de 2014,
“Informe nacional presentado con arreglo al párrafo 5 del anexo de la resolución 16/21
del Consejo de Derechos Humanos. Uruguay”, disponible en <http://acnudh.org/wp-
content/uploads/2014/01/a_hrc_wg.6_18_ury_1_s.pdf >, consultado el 2 de octubre
de 2014.
30
En un reciente informe Amnistía Internacional opinó que “En la práctica, este fallo de
la Suprema Corte (febrero de 2013) devolvió la vida a la Ley de Caducidad” (Uruguay:
Información de Amnistía Internacional: para el Examen Periódico Universal de la onu:
18º periodo de sesiones del grupo de trabajo sobre el epu: enero-febrero de 2014, dispo-
nible en <http://www.amnesty.org/es/library/asset/AMR52/001/2013/es/3eba531f-
8861-4279-973b-2366653dfd4a/amr520012013es.html>, consultado el 2 de octubre
de 2014).
177
© Flacso México
Reflexiones finales
Todo eso nos lleva a una reflexión más amplia sobre qué tipo de tran-
sición hubo, y qué tipo de democracia tenemos en Uruguay y en varios
otros países de América Latina, que aún no terminan de saldar cuentas
con el pasado. Algunos analistas han referido estas situaciones como “de-
mocracias decorativas” para resaltar la dificultad que estos países han te-
nido para consolidar el Estado de derecho, hacer valer el concepto de la
igualdad ante la ley, y castigar a los responsables de los graves crímenes
contra los derechos humanos. Creo que es importante reflexionar sobre
esta situación y vincularla con la presencia persistente de enclaves auto-
ritarios en países como Uruguay y Chile que, a pesar de haber transcu-
rrido ya un par de décadas desde las transiciones a la democracia, no han
logrado ser revertidos o eliminados cabalmente. Eso es particularmente
evidente tanto en las instituciones castrenses como en el Poder Judicial,
donde no hubo un proceso de separación de funcionarios no idóneos una
vez que se culminó la transición a la democracia. Jueces que actuaron du-
rante la dictadura, por ejemplo, mantienen sus puestos en democracia.
Las dictaduras de América Latina han dejado profundas huellas en
las sociedades y también en las instituciones del Estado. La impunidad
178
Derechos reservados
31
Pablo de Greiff, Observaciones preliminares al final de su visita oficial a la República Oriental
del Uruguay, Relator Especial de la onu para la promoción de la verdad, la justicia, la repara-
ción y las garantías de no repetición, Montevideo, 4 de octubre de 2013, disponible en <http://
www.onu.org.uy/files/Declaracion_de_Prensa_Uruguay_-_final.pdf>.
179
© Flacso México
Siglas
Referencias
Hemerografía
Bibliografía
180
Derechos reservados
Videografía
181
© Flacso México
© Flacso México
Introducción
1
“El cine no es sólo un importante medio de comunicación, expresión y espectáculo que ha
tenido un progreso y una evolución continua, sino que, en cuanto tal, mantiene relaciones
muy estrechas con la historia, ya sea entendida como lo que llamamos el conjunto de he-
chos históricos, ya como disciplina que estudia esos hechos” (Costa, 1988: 30-31).
2
Ferro, 2003: 107.
185
© Flacso México
3
“La mixtura de géneros llevó a Godard a afirmar que Méliès hacia documentales y los
hermanos Lumière cine fantástico. El polémico autor de la nouvelle vague no estaba tan
alejado de las perspectivas que van a alimentar parte de la narratividad del fenómeno ci-
nematográfico de los dos siglos.” Poggian, Stella Maris, Ricardo M. Haye, “La fantasía
en los artefactos culturales” en Contemporanea-Revista de Comunicação e cultura (en línea),
vol. 8, núm. 2, diciembre, 2010, disponible en <http://www.portalseer.ufba.br/index.php/
contemporaneaposcom/article/view/4805/3579>, consultado el 28 de octubre de 2014.
4
Costa, 1988: 59.
186
Derechos reservados
Las escenas de la vida real pasan por nuestros ojos vivificadas por una in-
tensa animación; los rostros de los hombres gesticulan con los enérgicos
movimientos varoniles, los rostros femeninos se mueven aún con las más
débiles expresiones de la gracia de la mujer; la sonrisa ondula y vuela […]
Y no sólo en los seres animados, aún en los objetos sorprende esa vida
del movimiento.6
5
Sin embargo, más de un siglo después, Mario Handler, el más importante documentalista
uruguayo, rechaza de manera tajante esta idea del movimiento: “La imagen y el movimien-
to no son esenciales. Lo esencial del cine no es el movimiento, sino el discurso narrativo y
dramático. El teatro de la vida” (Concari, 2012: 23).
6
José Juan Tablada, “El cinematógrafo Lumière”, El Universal, 12 de diciembre de 1896;
Miquel, 1992: 44.
7
Lumière, 1895.
187
© Flacso México
Pero, ¿qué dice esta película? Dice que Danton era un hombre solitario y
fue incapaz de enfrentarse a Robespierre, un hombre mucho más fuerte.
8
Sorlin, 2005: 14-15.
9
Griffith, 1915.
10
Renoir, 1938.
11
Wajda, 1982.
188
Derechos reservados
12
Fijo, Alberto, Fernando Gil-Delgado (2001), “Conversación con Pierre Sorlin” en Filmhis-
toria Online, (en línea), vol. xi, núm. 1-2, disponible en <http://www.publicacions.ub.edu/
bibliotecaDigital/cinema/filmhistoria/2001/sorlinentrevista.htm>, consultado 25 de oc-
tubre de 2014.
13
Lumiére, 1985.
14
Veyre, 1896.
189
© Flacso México
La apreciación del cine escapa cada vez más a los especialistas y se vuelve
un objeto de la memoria colectiva, sujeta a constantes reformulaciones.
Las nuevas tecnologías están modificando completamente la recepción y
la percepción del cine, pasado y presente. Hasta hace unas tres décadas, la
memoria fílmica surgía y se transmitía en ámbitos restringidos, las filmo-
tecas y los cineclubs. Aún cuando éstos subsisten, los nuevos vectores de
difusión no han cambiado solamente las formas de consumo del cine, sino
también la configuración de la memoria cinematográfica.15
El texto anterior fue escrito hace más de diez años. Hoy en día, con
la revolución tecnológica digital, prácticamente cualquiera que cargue un
teléfono celular puede hacer su propio registro de la historia, por lo que
la cantidad de puntos de vista resulta enorme, hay tantos como cámaras
posibles, y se puede grabar casi en cualquier escenario y en cualquier cir-
cunstancia. En ese sentido, ha desaparecido el límite entre lo privado y lo
público, en la medida en que no hay lugar ni momento en que se pueda
tener la seguridad de que no hay una cámara grabando. Se ve todos los
15
Paranagua, 2003: 15.
190
Derechos reservados
El caso de Chile
16
Direse, 2008: 5.
191
© Flacso México
Cuba y Latinoamérica como espacio ideal traen para dentro de este segun-
do y decisivo periodo de asentamiento del documental la constatación de
que es posible un cine con recursos escasos, películas que al mismo tiempo
sean ejemplo de un proceso de toma de conciencia y de su transferencia
tanto hacia la teoría como hacia la actitud fílmica. El retorno de la subjeti-
vidad a la política se hace a través de la función central que se le concede a
la cultura por estar convencidos, como expresaron Birri o Sanjinés, de que
el imperialismo no sólo controla las fuentes de riqueza sino que trata de
secar las fuentes de la imaginación. La identidad entre cine y nación como
dialéctica creativa, como búsqueda de su propia tradición expresiva, como
programa de cine concreto y como declaración de amor entre el binomio
cámara-realidad, pueblo y autor. El término que unifica el escenario nuevo
para la representación será, precisamente, el de anti-imperialismo.17
17
Ledo, 2004: 119-120.
18
Como ejemplos, pueden citarse Torres (1972), Cuenca (1972) y Marker (1973).
192
Derechos reservados
19
Guzmán, 1972-1979. La Batalla de Chile está compuesta por tres partes: La insurrección de
la burguesía, El golpe de Estado y El poder popular, que suman 272 minutos.
20
Costa-Gavras, 1982.
193
© Flacso México
Patricio Henríquez
21
Guzmán, 2001.
22
Guzmán, 2004.
23
“Entre ellos estaban: Gastón Ancelovici (exiliado en Canadá), Jaime Barrios (exiliado en
Estados Unidos), Alejandra Carmona (Alemania), Samuel Carvajal (Alemania), Car-
men Castillo (Francia), Sergio Castilla (Suecia), Patricio Castilla (España), Pedro Chas-
kel (Cuba), Juan Downey (Estados Unidos), Jorge Fajardo (Canadá), Leopoldo Gutiérrez
(Canadá), Patricio Guzmán (España y Francia), Patricio Henríquez (Canadá), Douglas
Hübbner (Alemania), Orlando Lübbert (Alemania), Marilú Mallet (Canadá), Emilio Pa-
cull (Francia), Andrés Racz (Estados Unidos), Álvaro Ramírez (Alemania), Ronnie Ra-
mírez (Bélgica), Paula Rodríguez (Alemania), Raúl Ruiz (Francia), Valeria Sarmiento
(Francia), Claudio Sapiaín (Suecia), Angelina Vázquez (Finlandia), etc.” Guzmán, Patricio
(2004), El documental chileno. Una mirada panorámica (en línea), disponible en <http://
www.patricioguzman.com/index.php?page=articulos&aid=7>, consultado el 24 de octu-
bre de 2014.
24
Santiago de Chile, 16 de junio de 1948.
194
Derechos reservados
Lo que ocurre es que la memoria humana es una capacidad que uno tiene
que no es eficaz ciento por ciento. Se puede almacenar mucha información
pero, inevitablemente, hay cosas que van quedando en el olvido. Y a veces los
olvidos se programan, también. Es terrible, porque lo que la memoria no
registra es como si jamás hubiera existido. Los manuales de historia tam-
bién ayudan a eso, pero creo que, como desgraciadamente la gente no lee, al
documental se le carga la responsabilidad de ser como un manual de histo-
ria. Y no es el medio adecuado, el libro de historia tiene un rigor que el do-
cumental no puede alcanzar porque es cine, y por lo tanto tiene una función
de entretenimiento, una estructura dramática. Los dos se complementan.”25
25
Varea, Fernando, “Es necesario tener un punto de vista abierto a la contradicción”, repor-
taje a Patricio Henríquez publicado con otro texto introductorio el 28 de septiembre de 2008
en suplemento Señales de la Cultura y la Sociedad del diario La Capital, Espacio Cine (en línea),
disponible en <http://espaciocine.wordpress.com/2009/09/09/patricio-henriquez/>, con-
sultado el 24 de octubre de 2014.
26
Henríquez, 1978.
27
Henríquez, 2010.
28
Henríquez, 1998.
195
© Flacso México
murió Allende. El asunto fue polémico, porque ante las hipótesis de sui-
cidio o asesinato, la izquierda chilena siempre sostuvo la segunda, por lo
que plantar ante la cámara un único testigo del suicidio de Allende, fue
visto por muchos como una traición. El propio Henríquez era conscien-
te del peligro: la declaración podía haber sido falsa. Pero el cineasta con-
fió en su entrevistado e incluso se arriesgó a que una autopsia posterior y
confiable, descalificara su toma de partido. No fue así, pero aunque lo hu-
biera sido, Henríquez estaba defendiendo una verdad, su verdad, que en
ese momento no podía ser cuestionada con ninguna prueba concluyente.
Después de Allende, Pinochet y la dictadura. Imágenes de una dicta-
dura29 es en muchos sentidos el complemento del filme anterior. En lo
formal, por ejemplo, si el primero es sobre todo una especulación acerca
de cómo murió Allende, apoyada en entrevistas con familiares y colabo-
radores, este segundo documental se apoya en la recuperación de mate-
riales de archivo. ¿Qué pasó después del golpe? Imágenes de una dictadura
registra quince años de historia, desde septiembre de 1973 hasta octubre
de 1988, cuando Pinochet deja la comandancia del ejército. Las imágenes
son de Raúl Cuevas, un osado camarógrafo que durante todo ese tiempo
se dedicó a filmar lo que estaba ocurriendo en el interior de un país en el
que aparentemente no pasaba nada. La enorme virtud de Henríquez es
haber trabajado con las imágenes de Cuevas para elaborar una historia,
una historia muy peculiar que no necesita narración ni personajes (salvo
en algunos casos, todos los que aparecen en el documental son seres anó-
nimos) y que sin embargo resulta conmovedora. Y por otro lado, a partir
de esos registros que podemos llamar objetivos, construye una toma de
partido personal, subjetiva, transformándolos mediante un hábil y cuida-
doso manejo de la estructura cinematográfica.
El tercer documental de Henríquez, El lado oscuro de La Dama
Blanca,30 vuelve al tema en torno a un hecho muy concreto: La Esmeralda,
buque escuela de la armada chilena desde mediados de los años cincuen-
ta, fue utilizado en los días posteriores al golpe como centro de detención
y cámara de torturas. Por allí pasó el sacerdote chileno-británico Miguel
Woodward antes de su desaparición y otro centenar de detenidos. A
raíz de estos hechos, la embarcación, también conocida como La Dama
29
Henríquez, 1999.
30
Henríquez, 2006.
196
Derechos reservados
Blanca, se forjó una leyenda negra que ha llevado a que en los puertos a
los que arriba se realicen manifestaciones para hacer público su ominoso
pasado, que el enorme velero reaviva en cuanto aparece. Tras la belleza y
la majestuosidad de la impresionante goleta, que el algún momento fue
motivo de orgullo nacional, se ocultan crímenes y desapariciones que no
deben caer en el olvido.
El caso de Uruguay
31
Desde 1965, Mario Handler había realizado Carlos, cine-retrato de un caminante en Mon-
tevideo; Handler y Ulive, Elecciones (1966), Me gustan los estudiantes (1968), 1969: el
problema de la carne (1969) y Líber Arce (1970).
197
© Flacso México
32
Mussitelli, 1971.
33
Jacob y Terra, 1971.
34
Grupo, 1971.
35
Costa-Gavras, 1972.
36
Dotta, 1994.
37
Flores Silva, 1993.
198
Derechos reservados
38
Martínez, 2000.
39
Diego Faraone, “Recuerdos reforzados”, entrevista a Virginia Martínez, Guía 50 (en línea),
disponible en <http://www.guia50.com.uy/virginia-martinez/>, consaltado el 25 de oc-
tubre de 2014.
40
Faraone, documento en línea citado.
199
© Flacso México
Virginia Martínez
41
De Ferrari, 1985.
42
Hintz, 1987.
43
“He tenido acceso a uno de los testimonios audiovisuales que consideramos más impor-
tantes, no sólo por su contenido, sino también por su valor humano y simbólico: me refie-
ro al documental “Crónica desde el exilio” (1975-1984) elaborado por Alexis Hintz y su
esposa Elda que cuenta en clave personal y contextual el exilio.” Coraza de los Santos, En-
rique, ¿Quién hablará de nosotros cuando ya no estemos? Memoria e historia del Uruguay del
exilio a partir de un análisis bibliográfico, Universidad de Salamanca (en línea), disponible en
<http://www.eluruguaydelexilio.org/enrique.pdf>, consultado el 24 de octubre de 2014.
44
16 de noviembre de 1959.
200
Derechos reservados
45
Martínez, 2003.
46
Martínez, 2005.
47
Martínez, 2010.
48
Entrevista a Virginia Martínez, realizada por Canal 5, Montevideo, Uruguay, 15 de agosto
de 2014 (en línea), disponible en <http://www.youtube.com/watch?v=7CdEJEFxvyI>,
consultado el 23 de octubre de 2014.
49
Arijón y Martínez, 1997.
201
© Flacso México
50
Martínez, 2005.
51
Martínez, 2010.
202
Derechos reservados
La memoria
52
Mendoza, 1999: 118-119.
203
© Flacso México
Referencias
Bibliografía
204
Derechos reservados
Videografía
205
© Flacso México
206
Derechos reservados
207
© Flacso México
Patricio Henríquez
* Los testimonios que aquí se ofrecen han sido retomados de la versión estenográfica que re-
coge las intervenciones de estos protagonistas de los acontecimientos durante el Coloquio
Internacional “Chile-Uruguay: 40 años de los golpes de Estado”, celebrado en la ciudad de
México en junio del 2013.
209
© Flacso México
210
Derechos reservados
211
© Flacso México
212
Derechos reservados
1
Texto aparecido en el “Forum”, The American Historical Review, vol. 93, núm. 5, diciembre
1988, pp. 1173-1185, tomado de Rosenstone, Robert, “La historia en imágenes, la historia
en palabras. Reflexiones sobre la posibilidad real de llevar la Historia a la pantalla”, en Istor,
año v, núm. 20, primavera, 2005, pp.91-118, disponible en <http://www.istor.cide.edu/
archivos/num_20/dossier5.pdf>, consultado el 2 de junio de 2014.
2
Rosentone fue asesor histórico de ambos films (Beatty, 1981; Buckner, 1984).
213
© Flacso México
3
Rosenstone, documento en línea citado, p. 91.
4
Ibid., p. 92.
214
Derechos reservados
5
Ibid., p. 101.
215
© Flacso México
6
Henríquez, 1998.
216
Derechos reservados
Yo tengo tres hijos hombres que en ese momento eran niños. Yo dije, pri-
mera vez que estoy en una guerra, cómo no les voy a llevar un recuerdo. Y
en ese momento pensé que el recuerdo más impresionante era la máscara
antigases que nos habían dado para el caso de una emergencia, y eso fui a
buscar, y yo suponía que estaba más o menos al final del corredor. Y en el
momento en que voy llegando seguramente al fondo en fin, o antes, veo
una puerta abierta que hasta ese momento había estado cerrada y frente a
la puerta había un sofá, en el otro extremo de la sala, donde estaba Allende.
217
© Flacso México
Por esas cosas del destino, el doctor Patricio Guijón fue el único tes-
tigo ocular de la muerte de Salvador Allende. Imposible “validar” su tes-
timonio con una segunda o tercera fuente. Pero ninguna otra persona
presente en La Moneda ese día presenció un combate al interior ni afir-
mó haber visto morir a Salvador Allende acribillado por los militares.
Dadas las circunstancias, sólo me quedaba mi intuición para determinar
la autenticidad del testimonio. Me llamó la atención la manera en que
Guijón introduce su relato, esa referencia a sus niños y a su deseo de lle-
varles un “recuerdo”. Un detalle sin dudas, pero revelador de veracidad,
porque no me da la impresión que alguien que quiere traicionar la verdad
se fije justamente en esos detalles. Además, a mí la mirada, la manera de
contar, los gestos, el silencio, la emoción de Patricio Guijón me conven-
cieron. Pero esta convicción no tiene ninguna base científica.
En 1990, cuando el cadáver de Allende fue trasladado desde la tumba
casi anónima en donde había sido exhumado en 1973 al Cementerio Ge-
neral de Santiago, con los honores debido a su rango y a su estatura moral,
se efectuó una autopsia que concluyó que el presidente se había suicidado.
Pero la polémica no se terminó allí. Esa autopsia no había sido hecha
en el marco de una investigación judicial, por lo que mucha gente seguía
dudando de la tesis del suicidio. Y de hecho, muchos espectadores, inclu-
so amigos, me criticaron cuando mi documental salió en 1998, acusán-
dome de avalar la versión de la dictadura.
Durante los años siguientes, las versiones más descabelladas siguie-
ron surgiendo acerca de la muerte de Allende. Los causantes en ellas
iban desde los militares chilenos hasta Fidel Castro, quien habría orde-
nado su ejecución, pasando por los propios miembros de la seguridad
presidencial.
7
Entrevista al doctor Patricio Guijón, realizada por Patricio Henríquez, en Santiago de
Chile, el 4 de abril de 1996.
218
Derechos reservados
Referencias
Bibliografía
Reed, John (1919). Los diez días que estremecieron al mundo, Estados Unidos,
Boni & Liveright, Inc/International Publishers-editorial del Partido Co-
munista de los Estados Unidos.
219
© Flacso México
Videografía
Beatty, Warren (1981). Reds, Estados Unidos, Warren Beatty, 200 minutos.
Buckner, Noel, Mary Dore y Sam Sills (1984). The Good Fight: The Abraham
Lincoln Brigade in the Spanish Civil War, New York, First Run Features
and Kino International, 98 minutos.
Henríquez, Patricio (1998). 11 de septiembre, 1973. El último combate de Sal-
vador Allende, Canadá-Francia, Macumba International/Méditerranée
Film Production, 56 minutos. Director: Patricio Henríquez, guión: Pie-
rre Kalfon y Patricio Henríquez, fotografía: Rénald Bellemare, música:
Guillermo Rifo y Horacio Salinas, sonido: Philippe Scultéty, edición:
Aube Foglia.
❖❖❖
Virginia Martínez
220
Derechos reservados
8
Birri, 1959.
9
Solanas y Gettino, 1968.
10
Álvarez, 1965.
11
Handler, 2003.
221
© Flacso México
12
Stoll y Rebella, 2001.
13
Stoll y Rebella, 2004.
14
Me refiero al golpe de Estado uruguayo del 27 de junio de 1973.
15
Gutiérrez, 2008. Mateo Gutiérrez es hijo de Héctor Gutiérrez Ruiz, dirigente del Partido
Nacional y presidente de la Cámara de Diputados cuando ocurrió el golpe de Estado. Gu-
tiérrez Ruiz se exilió en Buenos Aires. El 21 de mayo de 1976, su cadáver apareció junto al
de Zelmar Michelini, ex senador del Frente Amplio, también exiliado.
222
Derechos reservados
16
Bidegain, 2007.
17
La ley fue aprobada el 22 de diciembre de 1986. Aunque tuvo efectos de amnistía, formal-
mente supuso que el Estado renunciaba a una de sus competencias (la justicia) frente a un
sector de la sociedad (militares, policías y civiles, que hubieran cometido delitos durante el
periodo dictatorial).
223
© Flacso México
18
Álvarez, 2007.
224
Derechos reservados
Referencias
Hemerografía
El Popular, Uruguay.
Videografía
Álvarez, Juan (2007). Al pie del árbol blanco, Uruguay, Centro Municipal de
Fotografía/Intendencia Municipal de Montevideo, 64 minutos.
Álvarez, Santiago (1965). Now, Cuba, Instituto Cubano del Arte e Industria
Cinematográficos, 5 minutos.
Arijón, Gonzalo y Virginia Martínez (1997). Por esos ojos, Uruguay-Francia,
France 2-Point du Jour-Tele Europe-Tevé Ciudad, 62 minutos. Directo-
19
Arijón y Martínez, 1997.
225
© Flacso México
❖❖❖
226
Derechos reservados
© Flacso México
Introducción
229
© Flacso México
1
En particular quiero destacar, en el campo de la justicia en contextos de transición, los
aportes de Elizabeth Lira.
2
Véase Roht-Arriaza y Mariezcurrena, 2006.
230
Derechos reservados
3
Véase Paige, 2009: 321-367.
4
Méndez, 2006; Hayner, 2008.
231
© Flacso México
del siglo xx, sentaron las bases de lo que posteriormente se llamó “justicia
de transición”. Estas dictaduras militares, antecedidas por la que derro-
có al gobierno democrático de Brasil en 1964, llevaron a cabo una estra-
tegia de sometimiento del movimiento popular y de los grupos políticos
de oposición, basada en tácticas terroristas, denominada comúnmente
como “guerra sucia.” Al reestablecerse la autoridad legítima en estos paí-
ses, los gobiernos democráticamente electos idearon algunas fórmulas
para combatir la impunidad y responsabilizar a los depuestos gobernan-
tes militares por la destrucción de miles de vidas humanas y el enorme
sufrimiento que causaron en nombre de la “seguridad nacional”, doctrina
empleada para justificar sus acciones criminales.5 Quizá el mecanismo
más conocido de este tipo sea el de la comisión de la verdad establecida
por el gobierno de Raúl Alfonsín en Argentina, aunque no fue el único.6
Con el tiempo, estos mecanismos fueron incorporados al movimiento in-
ternacional de los derechos humanos, adoptados posteriormente por las
Naciones Unidas, y “empaquetados” como parte de la asistencia técnica
en los procesos de pacificación en países que emergen de conflictos ar-
mados internos prolongados y cruentos como fue el caso en El Salvador
y Guatemala en la década de los noventa, para mencionar sólo algunos.7
Me refiero a la experiencia en nuestra región, porque ahora la justicia de
transición y sus mecanismos ya forman parte normal de las operaciones
de mantenimiento de la paz que emprenden las Naciones Unidas, y de la
asistencia técnica que ofrece su oficina de derechos humanos. Un ejem-
plo reciente de esto es el apoyo en materia de justicia de transición otor-
gado por la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos en Túnez, después del derrocamiento del dicta-
dor Ben Ali en 2011, en donde se ha creado incluso un ministerio encar-
gado exclusivamente de la materia.
Originalmente la justicia de transición fue concebida como un con-
junto de modalidades de justicia ad hoc, diseñadas para combatir la impu-
nidad de los crímenes masivos y sistemáticos, pactadas en el contexto de
las negociaciones políticas efectuadas durante el tránsito de las dictaduras
5
Acosta, 1981.
6
Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (conadep).
7
Comisión para el Esclarecimiento Histórico de Guatemala (1997-1999); Comisión de la
Verdad de El Salvador, 1992-93.
232
Derechos reservados
8
Para una definición breve y sustanciosa de la justicia de transición, véase International Cen-
ter for Transitional Justice, 2008.
9
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Velázquez Rodríguez vs. Honduras,
Sentencia de 21 de julio de 1989, disponible en <http://www.corteidh.or.cr/docs/casos/
articulos/seriec_07_esp.pdf>, consultado el 5 de abril de 2014.
233
© Flacso México
10
Orentlicher, “Conjunto de principios para la protección y la promoción de los derechos
humanos mediante la lucha contra la impunidad” en Comisión de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas, Promoción y Protección de los Derechos Humanos. Impunidad. Informe
de Diane Orentlicher, experta independiente encargada de actualizar el Conjunto de Princi-
pios para la Lucha contra la Impunidad, 18 de febrero de 2005, disponible en <http://goo.
gl/4vXbda>, consultado el 20 de abril de 2013.
234
Derechos reservados
El caso mexicano
11
Véase Acosta, 2012: 91.
12
Las Naciones Unidas definen la impunidad como la “…incapacidad de investigar, la inexis-
tencia de hecho o de derecho de responsabilidad penal por parte de los autores de violacio-
nes así como de responsabilidad civil, administrativa o disciplinaria porque escapan a toda
investigación con miras a su inculpación, detención, procesamiento y en caso de ser recono-
cidos culpables, condena a penas apropiadas, incluso a la indemnización del daño causado
a sus víctimas” (Orentlicher, documento en línea citado, p. 15).
235
© Flacso México
13
Véase Acosta, 2012: 94-95.
14
Véase Barrena, 2012: 149-238.
15
Véase Acosta, 2010; Netherlands Institute of Human Rights, 2011.
16
Una nueva versión del Código Federal de Procedimientos Penales fue aprobada por el
Congreso de la Unión a principios de 2014. La aprobación de un nuevo Código Penal Fe-
deral sigue pendiente.
17
Un conjunto de reflexiones muy ilustrativas sobre esta problemática se encuentra en Ruiz
(1998).
236
Derechos reservados
18
Una de las reivindicaciones más importantes del movimiento estudiantil de 1968 fue pre-
cisamente la derogación de este delito, lo cual sucedió en 1970.
19
Véase Loaeza, “La matanza de León, 1945”, en Nexos, 1 de mayo de 2013, disponible en
<http://www.nexos.com.mx/?p=15294>, consultado el 15 de mayo 2013.
20
Ejemplos de estas prácticas han sido prolijamente documentados desde hace varias décadas
por organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos, entre las que desta-
can Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
237
© Flacso México
21
El 28 de junio de 1995, varias decenas de campesinos pertenecientes a la Organización
Campesina de la Sierra del Sur (ocss) del estado de Guerrero, que se dirigían a una mani-
festación en camiones de redilas, fueron interceptados en el Vado de Aguas Blancas del mu-
nicipio de Coyuca de Benítez por contingentes fuertemente armados de 400 miembros de
la policía motorizada, judicial y antimotines del estado, quienes abrieron fuego sobre ellos,
dando muerte a 17 personas, y dejando heridos a otros 23. Las víctimas iban desarmadas.
22
García, 2006.
23
A raíz de las nuevas reglas electorales, el Partido Revolucionario Institucional pierde el go-
bierno de la capital, y tres años después, la presidencia de la república.
24
Véase Human Rights Watch, 2013.
238
Derechos reservados
25
Acosta, 2012: 57-148.
26
Un excelente tratamiento de este delicado tema lo proporciona Guillermo Valdés Castella-
nos, quien fuera director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (cisen) durante
el gobierno de Felipe Calderón, en su reciente artículo “Zetas: la epidemia” (2013: 23-41).
239
© Flacso México
27
La reforma constitucional en derechos humanos modificó sustancialmente la relación en-
tre el gobierno y la sociedad, al colocar el respeto, la protección y la garantía de los dere-
chos humanos como la tarea fundamental del Estado. Lamentablemente, la mayoría de
estos preceptos constitucionales aún no se convierten en normas secundarias y en políticas
públicas, de manera que coexisten con las graves violaciones a los derechos humanos men-
cionadas en el texto, y que constituyen una verdadera crisis en el país. Véase Comisión Na-
cional de Derechos Humanos, Agenda Nacional de Derechos Humanos 2013, México, 8 de
abril de 2013, disponible en <http://www.cndh.org.mx/sites/all/fuentes/documentos/
conocenos/Agenda_2013_1.pdf>, consultado el 15 de mayo de 2013; Amnistía, 2014.
28
Seils, 2004; Aguayo et. al., 2007: 709-739.
240
Derechos reservados
29
Véase Gutiérrez, 2010: 43-219.
30
Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos
Mexicanos, Sentencia del 23 de noviembre de 2009, disponible en <http://www.cndh.org.
mx/sites/all/fuentes/documentos/internacional/casos/5.pdf>, consultado el 16 de mayo
de 2014.
31
La Sentencia de la Corte idh pide que se adopten en un plazo razonable las referencias le-
gislativas pertinentes para compatibilizar el artículo 57 del Código de Justicia Militar, así
como el artículo 215-A del Código Penal Federal con los estándares internacionales y la le-
gislación internacional suscrita por México en la materia. A la fecha el Congreso aún no ha
promulgado estos cambios legislativos.
32
El Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad fue convocado el 28 de marzo de 2011
por el poeta Javier Sicilia a partir del asesinato de su hijo Juan Francisco Sicilia Ortega. El
Movimiento ha realizado una impresionante movilización nacional e internacional a favor
de los miles de víctimas de la violencia y las violaciones de derechos humanos que se co-
meten actualmente en México. Entre sus logros destaca la promulgación de la Ley General
241
© Flacso México
estos acontecimientos y estar muy vigilantes para asegurar que estos es-
fuerzos rindan los frutos deseados. El movimiento de derechos humanos
tiene la obligación de hacerlo, especialmente ahora que contamos con he-
rramientas jurídicas como la reforma constitucional que, por primera vez
en nuestra historia, incorpora los tratados internacionales de derechos
humanos al ordenamiento jurídico interno, así como una reforma del sis-
tema de justicia penal en proceso. Esto, además de los numerosos pro-
nunciamientos públicos del gobierno federal en el sentido de que ahora sí
habrá justicia para las víctimas.
Un primer paso, a mi juicio, debe ser abrir un debate nacional sobre
el derecho a la verdad y la justicia de transición. Las preguntas obligadas
son las siguientes: ¿existe verdadera voluntad política para avanzar en la
justicia de transición? Si así fuera, y hubiera un consenso nacional al res-
pecto, ¿realmente el sistema de justicia actual va a ser capaz de investigar,
procesar y castigar a los perpetradores de los veinticuatro mil casos de
desaparición admitidos por el propio gobierno federal? No todos ellos
son desapariciones forzadas, pero no sabemos qué sucedió en realidad.
La cndh sostiene que hay quince mil casos de cuerpos no identifica-
dos que están en esa estadística.33 ¿Quién los mató? ¿Cómo lo hizo? ¿Por
qué? ¿Qué va a suceder con las decenas de miles de víctimas de homici-
dios aún no esclarecidos? ¿Llegaremos a saber qué sucedió? Ni siquie-
ra tenemos acceso a la verdad más elemental de estos hechos. Entonces,
¿cómo vamos a lograr la justicia si no conocemos la verdad? ¿Cómo obte-
ner la reparación para las víctimas? Y, finalmente, ¿cómo garantizar que
todo esto no vuelva a suceder jamás?
Referencias
de Víctimas a principios de 2013. Véase Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad: tres
años, 2014: 84.
33
Comisión Nacional de Derechos Humanos, op. cit.
242
Derechos reservados
243
© Flacso México
244
Derechos reservados
245
© Flacso México
1
Linz, 1994, 1999a, 1999b.
2
Desde la ciencia política se puede hacer una clasificación de tres unidades de estudio para
pensar el fenómeno político: el Estado, el régimen y el gobierno. Si bien en el vocabula-
rio cotidiano se suelen utilizar estas tres palabras como sinónimos, no lo son. Sin embar-
go, lo cierto es que no hay un acuerdo en torno a las diferencias o límites entre uno y otro.
Sin pretensiones de exhaustividad haré una rápida distinción a partir de la propuesta en
O’Donnell, (2003, 2004). Para él, el Estado está conformado por tres dimensiones: 1) un
conjunto de entes burocráticos; 2) un sistema legal entendido como un entramado de re-
glas legales que penetra y co-determina numerosas relaciones sociales; y 3) un foco de iden-
tidad colectiva para todos o casi todos los habitantes del territorio. No profundizaré en la
diferencia entre estas tres unidades de análisis, pero vale observar que mientras el Estado
—desde la mirada de O’Donnell— está conformado por estas tres dimensiones, el gobier-
no es sólo una de las dimensiones estatales, la primera: el conjunto de entes burocráticos.
Finalmente, el régimen es definido como “los patrones formales e informales, y explícitos
e implícitos, que determinan los canales de acceso a las principales posiciones de gobierno,
las características de los actores que son admitidos y excluidos de ese acceso, los recursos y
las estrategias que le son permitidos para ganar tal acceso, y las instituciones a través de las
cuales el acceso es procesado y, una vez obtenido, son tomadas las decisiones gubernamen-
tales.” O’Donnell (2004: 13-14). Simplemente reiterar que el objetivo de esta nota no es
presentar con pretensiones de exhaustividad las distintas conceptualizaciones en torno al
Estado, régimen y gobierno, sino simplemente dejar claro al lector que se trata de tres uni-
246
Derechos reservados
que desde hace varios años el análisis de la estructura estatal ha sido des-
plazado de los estudios de ciencia política.
Durante mucho tiempo, tanto en la ciencia política como en la socio-
logía política, se dio por hecho que la estructura socioeconómica deter-
minaba la política, que la política era un epifenómeno de lo social. Esto se
observaba tanto en la ciencia y la teoría política propiamente latinoame-
ricana, proveniente de la Teoría de la Dependencia, como en los estudios
anglosajones a partir del enfrentamiento entre Wright Mills3 y Robert
Dahl4 en torno a cómo se estructura la sociedad estadounidense: de for-
ma elitista o pluralista. De la mano de este debate surgieron la segunda5
y tercera6 dimensiones de poder que otorgaron un mayor instrumental
analítico para observar tanto al poder como a la dominación, así como los
estudios corporativistas.7 En todos los casos, el poder político se estruc-
turaba en las disputas sociales.
Tres elementos modificaron esta tendencia: el fin de las dictaduras
latinoamericanas, el neoinstitucionalismo y el neoliberalismo. La conjun-
ción parecía casi natural, la vuelta a la democracia demandaba estudios
de nuevas formas institucionales, tanto en lo político como en lo econó-
mico, las respuestas se daban a partir de los “neos”. Más aún, luego de la
caída del muro de Berlín en 1989 se constituyó un triunvirato integra-
do por el neoliberalismo, la democracia-procedimental-representativa y
la mirada más liberal de los derechos humanos; estos tres aspectos con-
formaron lo que fue el sentido político común que se mantiene hasta
nuestros días (sin que deje de haber tensiones entre los conceptos que
integran dicho triunvirato).
La principal restricción para pensar la política provino de la llega-
da del neoinstitucionalismo a las ciencias sociales.8 Desde el norte, por
dades analíticas distintas y que la conformación estatal había sido relevante en el análisis de
la ciencia política durante las décadas de los cincuenta a los ochenta.
3
Mills, 1978: 378; 1981: 480.
4
Dahl, 1963, 1968.
5
Bachrach y Baratz, 1962, 1963, 1970.
6
Lukes, 1974 y Gaventa, 1980.
7
Schmitter, 1992, 1992.
8
Sobre el neoinstitucionalismo se han escrito muchas páginas en los últimos años. Para pro-
fundizar en torno al neoinstitucionalismo y los distintos tipos que existen, son útiles: Hall
y Taylor, 1996; Peters, 1999.
247
© Flacso México
248
Derechos reservados
9
Gilens y Page, 2014.
10
Piketty, 2014.
11
Para un análisis más profundo sobre el giro a la izquierda en América Latina son útiles:
Vázquez y Aibar (2009 y 2013); Avaro y Vázquez (2008).
249
© Flacso México
12
Vázquez, 2014.
13
La revolución nacionalista y antioligárquica mexicana, el legado consensual del batllismo
uruguayo o el incorporacionismo del peronismo en argentina (Cavarozzi, 1991: 99).
14
Las características específicas de los regímenes burocráticos autoritarios fueron objeto de
diversos autores entre los cuales encontramos a Cardoso (1979); Collier (1979); Kaufman
(1979); Maira (1990); y O’Donnell (1979).
250
Derechos reservados
15
Kauffman (1988: 143).
16
Cavarozzi (1991: 102).
17
Lipset, 1997; Almond y Verba, 1963 y 1989.
251
© Flacso México
echado. Nixon, que creía que incluso en Estados Unidos las cosas funcio-
naban mal y que él estaba llamado a arreglarlas (con su renuncia en 1974
por actos delictivos se descubriría como) pensaba que los pueblos latinos
en general no eran aptos para la democracia. Por tanto había poco o nada
en el golpe de Estado uruguayo de 1973 que pudiera molestar al gobierno
norteamericano y Brasil permanecería atento a toda cuestión de entidad que
se pudiera presentar.
18
Kauffman, 1988.
19
O’Donell, 1985.
20
Przeworski, 1988.
21
Es interesante observar el papel de la represión frente a las demandas sociales. Una vez que
un movimiento social es reprimido, las demandas que presentaba el movimiento —las cua-
les no fueron ni articuladas ni administradas— son desplazadas por una nueva demanda
que no pone en jaque —o al menos no de manera directa— los elementos centrales del
proyecto hegemónico de nación: libertad a los presos y presentación con vida de los desa-
parecidos (de ser el caso). Para una mirada más profunda sobre la administración de la pro-
testa y sus paradojas, se puede revisar Vázquez (2008).
252
Derechos reservados
22
Para profundizar sobre el vuelco a la izquierda en América Latina, véase nota al pie 12.
253
© Flacso México
23
Couso, 2010: 38.
24
Para una discusión teórica en torno a las distintas ideas de Estado de derecho, es útil Car-
bonell, Orozco y Vázquez, 2002. Para una revisión empírico-histórica, son útiles: Correa,
2002; Chevigny, 2002; y Hammergren, 2010. Para un análisis crítico de la idea de Estado
de derecho es útil Santos, 2009.
254
Derechos reservados
Para el caso Uruguayo, Jo Marie Burt explica que durante los prime-
ros años del gobierno cívico militar, entre 1973 y 1977, Uruguay tuvo el
porcentaje más alto de detenidos políticos per cápita en el mundo: 60 000
arrestados en un país de tres millones de habitantes. Además, hubo
un estimado de 6000 presos políticos en detención prolongada donde
255
© Flacso México
25
Garretón, 1994.
256
Derechos reservados
26
Vázquez, Serrano, 2011.
257
© Flacso México
27
Sikkink, 2011.
258
Derechos reservados
28
Garretón, 1994: 223.
29
cidh, 2002 y cidh, 2009.
259
© Flacso México
30
Para mayor precisión en torno a este concepto, véanse los textos mencionados en la nota 24.
260
Derechos reservados
31
Para un análisis aceptado entre los politólogos que se hacen cargo del estudio de los ele-
mentos que integran el gobierno representativo, se puede observar lo que propone Dahl
(1999 y 1999).
261
© Flacso México
32
O’Donnell, 2003 y 2004.
33
Vázquez, 2012; Vázquez y Serrano, 2011.
34
O’Donnell, 2005.
35
Gómez, 2001: 7-23.
262
Derechos reservados
los poderes fácticos. Uno de los elementos centrales para pensar hoy las
violaciones sistemáticas de derechos humanos es que estas —a diferen-
cia de lo que vimos en las dictaduras— no necesariamente provienen de
los gobiernos: hoy los poderes fácticos son generadores de violaciones
sistemáticas en materia de derechos humanos.
Ya sea empresas nacionales o transnacionales, de la mano de go-
biernos que, apuntalando el modelo de producción extractivista, despo-
jan a comunidades indígenas y a grupos campesinos de sus tierras con
las consiguientes violaciones a los derechos a la consulta, al trabajo, a la
alimentación (en muchos casos se trata de campesinos o comunidades
pesqueras de autoconsumo), a la salud (especialmente como consecuen-
cia de los emprendimientos mineros y del hundimiento de tierras), a
la cultura cuando los grupos sufren desalojos forzados y son dispersa-
dos; ya sean las bandas del crimen organizado que en su diversificación
han generado un aumento en el número de personas violentadas en su
libertad e integridad personales por medio de la tortura y la desapari-
ción, e incluso su privación de la vida. De cualquier forma, lo que en-
frentamos al inicio del siglo xxi es una complejización de la violencia
y, con ella, de los actores que cometen violaciones a derechos humanos.
La versión estado-céntrica del discurso de derechos humanos que ope-
ró en las dictaduras militares tendrá que modificarse para poderse apli-
car a esta nueva realidad donde imperan las relaciones horizontales de
derechos humanos.36
Hay un aspecto central que hace una diferencia relevante entre lo que
sucedía en las décadas de los 60 y 70 y lo que pasa actualmente: no pa-
rece haber hoy una izquierda electoral ni social que ponga en peligro los
fundamentos del sistema capitalista en general, neoliberal en particular.
Pese a ello, los propios actores políticos no necesariamente observan en la
democracia el único ni el mejor medio para resolver sus disputas. Como
observa Darío Salinas:
36
Para pensar las relaciones horizontales, o relaciones entre particulares de los derechos hu-
manos son útiles Mijangos (2007) y Naranjo (2000).
263
© Flacso México
[…] en febrero de 2013 la scj de Uruguay emitió dos decisiones que cam-
biaron radicalmente ese panorama promisorio. Primero, este poder del
Estado uruguayo trasladó a la jueza que más ha investigado casos de viola-
ciones a los derechos humanos, Mariana Mota, de un juzgado penal a uno
civil. Por esta decisión, ella se vio alejada de unos 50 casos que investigaba.
Muchos sectores de la sociedad uruguaya lo interpretaron como una re-
presalia por su labor a favor de los derechos de las víctimas. La scj no dio
razón por el traslado, lo cual suscitó mucha desconfianza en la decisión.
Una semana después, la misma Suprema Corte emitió una resolución que
declaró la inconstitucionalidad de los artículos segundo y tercero de la Ley
18.331. Esta resolución implicó declarar que los crímenes de la dictadura
fueron crímenes del fuero común y por lo tanto es aplicable la prescrip-
ción en estos casos. Lo poco ganado en noviembre de 2011 con la promul-
gación de la Ley 18.831 se deshizo en minutos. Ante las manifestaciones
públicas y las quejas de actores nacionales e internacionales cuestionando
tanto el traslado de Mariana Mota como la declaración de inconstitucio-
nalidad de la Ley 18.331, el presidente de la scj, Jorge Ruibal Pino, declaró
264
Derechos reservados
❖❖❖
37
Para profundizar en torno a la idea de modelos de democracia son útiles: Macpherson,
1981; y Held, 1992. Para mirar la relación entre los modelos de democracia y los derechos
humanos es útil: Vázquez, 2010.
265
© Flacso México
Referencias
266
Derechos reservados
Bachrach, Peter, y Morton Baratz (1962). “The two faces of power”, The Ame-
rican Political Science Review, University of North Texas, vol. 56, núm. 4,
diciembre, Texas, pp. 947-952.
Carbonell, Miguel, Wistano Luis Orozco y Rodolfo Vázquez (comps.) (2002).
Estado de derecho: concepto, fundamentos y democratización en América La-
tina, México, Siglo xxi.
Cardoso, Fernando (1985). “Sobre la caracterización de los regímenes autori-
tarios en América Latina” en David Collier, El nuevo autoritarismo en Amé-
rica Latina, México, Fondo de Cultura Económica, pp. 39-62.
Cavarozzi, Marcelo (1991). “Más allá de las transiciones a la democracia en
América Latina”, Revista de Estudios Políticos, Centro de Estudios Consti-
tucionales, núm. 74, octubre- diciembre, Madrid, pp. 85-111.
Chevigny, Paul (2002). “Definiendo el rol de la policía en América Latina” en
Juan Méndez, Guillermo O’Donnell y Paulo Sergio Pinheiro (comps.),
La (In) efectividad de la ley y la exclusión en América Latina, México,
Paidós, pp. 59-78.
cidh (2009). Informe sobre seguridad ciudadana y derechos humanos, Washing-
ton, cidh. oea/Ser.L/V/II. Doc. 57.
cidh (2002). Informe sobre terrorismo y derechos humanos, Washington, cidh.
OEA/Ser.L/V/ll.116 Doc. 5 rev. 1 corr.
Collier, David (1985). “Visión general del modelo burocrático autoritario” en
David Collier (comp.), El nuevo autoritarismo en América Latina, México,
Fondo de Cultura Económica, pp. 25-38.
Correa Sutil, Jorge (2002).“Las reformas judiciales en América Latina: ¿buenas
noticias para los desfavorecidos?” en Juan Méndez, Guillermo O’Donnell
y Paulo Sergio Pinheiro (comps.), La (In) efectividad de la ley y la exclusión
en América Latina, México, Paidós, pp. 257-278.
Couso, Javier (2010). “Los desafíos de la democracia constitucional en Améri-
ca Latina: entre la tentación populista y la utopía neoconstitucional”, cdh.
Anuario de Derechos Humanos 2010, Facultad de Derecho de la Universi-
dad de Chile, Santiago de Chile, pp. 33-47.
Dahl, Robert (1999). La democracia y sus críticos, México, Paidós.
Dahl, Robert (1999). La democracia: una guía para los ciudadanos, Madrid,
Taurus.
Dahl, Robert (1991). Los dilemas del pluralismo democrático. Autonomía versus
control, México, conaculta/Alianza Editorial.
Dahl, Robert (1968). Análisis sociológico de la política, España, Fontanella.
267
© Flacso México
268
Derechos reservados
269
© Flacso México
270
Derechos reservados
Vázquez, Daniel, y Sandra Serrano (2011). “De los antiguos a los modernos:
la democracia, la crisis de representación y los derechos políticos desde el
didh”, Revista Paideia, Instituto Electoral de Guanajuato, año 2, núm. 4,
pp. 39-46.
271
© Flacso México
Mariclaire Acosta
273
© Flacso México
Jo-Marie Burt
Nelson Carro
274
Derechos reservados
Elizabeth Lira
Álvaro Rico
275
© Flacso México
276
Derechos reservados
Ricardo A. Yocelevzky R.
277
© Flacso México
A
abc, Guardería (2010) 240 Álvarez, Gregorio 39, 40n, 47n, 51,
Acuerdo de Cooperación Energética 173
petrocaribe 96 Amnistía Internacional 177n, 237n
Agencia Central de Inteligencia (cia) Anaconda Copper Company 77
(eua) 77, 81, 133, 198 Andreotti, Giulio 103
Agencia de los Estados Unidos para Arellano Stark, Sergio 142n
el Desarrollo Internacional (usaid) Arijón, Gonzalo 201
80, 94 Armada (Uruguay), véase Fuerzas
alba, véase Alianza Bolivariana para Armadas, Uruguay, Armada
los Pueblos de Nuestra América Arzobispado de Santiago, Iglesia
Alessandri, Jorge 107 Católica (Chile) 88, 145
Alfonsín, Raúl 168, 232 Asamblea de la Civilidad (Chile) 88
Alianza Bolivariana para los Pueblos Asamblea General (Uruguay), véase
de Nuestra América (alba) 95 Uruguay, Poder Legislativo, Asam-
Alianza Democrática (Chile) 87, 89 blea General
Alianza para el Progreso (alpro) 74, Asamblea General de las Naciones
77, 108 Unidas, véase Organización de
Allende, Isabel 135 las Naciones Unidas, Asamblea
Allende, Salvador 14-17, 20, 36n, General
49, 73-74, 77-81, 83, 85, 94-97, Asamblea Popular de los pueblos de
101-102, 105-107, 109-111, 113- Oaxaca (appo) (2009) 240
116, 118, 118n 119-120, 122, 124, Atenco, Caso (2008) 240
133-135, 135n, 136n, 141, 146-147, Automotores Orletti (Argentina)
150n, 191-194, 196, 216-219 57, 61
Almeyda, Clodomiro 116 Ayala, Abel 67
alpro, véase Alianza para el Progreso Aylwin, Patricio 18, 115, 121-122,
Altamirano, Carlos 104n, 116 148, 153, 156
279
© Flacso México
280
Derechos reservados
281
© Flacso México
282
Derechos reservados
283
© Flacso México
284
Derechos reservados
285
© Flacso México
286
Derechos reservados
Partido Comunista de Uruguay (pcu) Plan Cóndor 57, 61, 66, 166, 225
17, 58, 60, 62-63, 127, 127n, 128, Plan Laboral (Chile) 86
132, 224 Plan Nacional de Desarrollo (Uruguay)
Partido Comunista Italiano (pci) 30n, 41
104n Plan Político de la Junta de Coman-
Partido Demócrata (eua) 42, 251 dantes, 1971 (Uruguay) 58
Partido Demócrata Cristiano (Chile) Poder Ejecutivo (Chile), véase Chile,
14-16, 74-75, 77, 83, 87, 89, 104- Poder Ejecutivo
109, 113-117, 121 Poder Ejecutivo (Uruguay), véase
Partido Nacional (Chile) 109, 111, Uruguay, Poder Ejecutivo
111n, 112, 114 Poder Legislativo (Chile), véase Chile,
Partido Nacional (Uruguay) 33, 33n, Poder Legislativo
38, 58, 62, 168, 222n Poder Legislativo (Uruguay), véase
Partido Por la Democracia (ppd) Uruguay, Poder Legislativo
(Chile) 119 ppd, véase Partido Por la Democracia
Partido Radical (Chile) 106 (Chile)
Partido Revolucionario Institucional Presidencia de la República (Uruguay),
(pri) (México) 32, 238n, 240 véase Uruguay, Poder Ejecutivo,
ps-Almeida (Chile) 89 Presidencia de la República
Partido Socialista de Chile (psch) 87, pri, véase Partido Revolucionario
104n, 112, 116, 119, 133 Institucional (pri) (México)
Partido Socialista Obrero Español
104n Q
Patria y Libertad, véase Movimiento Quadros, Jânio 191
Nacionalista Patria y Libertad (Chile) Quinteros, Elena 172
Paz, Carmen 135-136 Quinteros, Tota 172
Penal de Libertad (Establecimiento
Militar de Reclusión Nº 1) (Uru- R
guay) 59, 60, 256 Radilla, Rosendo 230, 241, 241n
Penal de Punta de Rieles (Estableci- Radio Magallanes 132n, 132-134
miento Militar de Reclusión Nº 2) Ramos Filippini, Manuel 67
(Uruguay) 60, 202, 256 Reeds, John 213
Peña, Carlos 114n Regimiento Tacna, véase Fuerzas
Perón, Juan Domingo 32n Armadas, Chile, Regimiento
petrocaribe, véase Acuerdo de Coo- Tacna
peración Energética petrocaribe Riquelo, Simón 62, 166
Petrolera Shell 94 Rodríguez, Roger 165n, 167
Pinochet, Augusto 16, 18, 51, 82, 86, Rodríguez, Universindo 66n
86n, 87-91, 101, 115-117, 121-122, Rodríguez Grez, Pablo 122
132, 141, 144, 157, 159-160, 193- Ruibal Pino, Jorge 175-176, 176n,
194, 196 265
Plan Camelot 77 Ruiz, Raúl 193-194n
287
© Flacso México
288
Derechos reservados
V
Valech, Sergio 154
Valenzuela Erazo, Germán 159
Vázquez, Tabaré 62, 69, 69n, 173, 179
Velasco, Belisario 115
Velasco Alvarado, Juan 36n, 191
Videla, Rafael 51, 172
Villa, Francisco 187
W
Woodward, Miguel 197
289
© Flacso México
Derechos reservados