Emociones COVID Sin Genero
Emociones COVID Sin Genero
Emociones COVID Sin Genero
TRABAJO CON
EMOCIONES
COVID-19
Presentación
Reflexiones introductorias
Miedo
Enojo
Ansiedad
Duelo
Infancia
Trabajo con infantes con pérdidas
Ancianos
Cuidadores y personal de salud
Resiliencia
Violencia de Género
Masculinidades
Reflexión estructural: México y COVID-19
Recursos institucionales oficiales y voluntarios
Referencias Bibliográficas
1Investigadora, CRIM-UNAM. Claramente, este documento está atravesado por mi experiencia personal y
profesional, en aprendizajes y reflexiones como mujer, mamá, psicóloga social y psicoterapeuta de
individuos, parejas e infantes y adolescentes (de enfoque sistémico-familiar, de género, humanista,
gestáltico, tanatológico y de codependencia) y como investigadora social (antropóloga social, socióloga,
historiadora y politóloga). Contacto: sesohi@gmail.com Facebook: Serena Eréndira Serrano Oswald
Considero útil destacar algunos principios guía de este documento:
- Es propositiva, no impositiva
- Es humanista y centrada en las personas
- Sigue un enfoque sistémico
- Generaliza y particulariza
- Considera la diferencia y diversidad en las personas y los grupos
- Cuando es pertinente se centra en la vivencia del infante
- Está más orientada a la acción sin demeritar la reflexión
- Considera el antes, durante y después
- Contempla aportes y reflexiones desde las ciencias sociales
- Incluye la dimensión sexo-genérica
- Parte de saberes especializados desde diversas disciplinas científicas y a su
vez se nutre del sentido común
- Concibe a todas las personas como agentes sociales
- Se nutre de escritos, reflexiones, conversaciones y retroalimentaciones con
diversas personas y colectivos que reconozco y agradezco (aunque asumo
las limitaciones a título personal)
- No es ciega ante las tremendas desigualdades que atraviesan nuestros
contextos y experiencias situadas de vida
- No tiene ninguna filiación partidaria, no busca intereses personales, no
busca sacar raja política ni abonar a la polarización del espacio público
Nota: Si no te es familiar el significado de estos términos o te interesa ir más a
fondo en estos temas, te invito a leerme, investigarlo o a consultarme directamente.
Reflexiones introductorias
No sé si a ti y a las personas cercanas a ti les pasa, pero estos días han irrumpido
profundamente con nuestra dinámica de vida cotidiana. Aunque haya muchas
cosas que permanecen igual, también son muchas otras las que han cambiado.
Algunas muy significativamente. Van desde cambios en tus itinerarios, tus
actividades (laborales, escolares, domésticas….), tus hábitos de higiene (cómo te
lavas las manos y dónde dejas los zapatos), hasta cambios de alimentación, en la
actividad física, en el sueño, en tus estados de ánimo, en tus relaciones y en la
comunidad de manera más amplia. Aunque tu vida siguiera igual, sales a la calle
y te percatas las cosas han cambiado socialmente.
En ese camino, buscas información para tomar decisiones, conversas con tus
familiares o colegas, puede ser que poco a poco y con mucho esfuerzo vayas haciendo
ajustes y cuando menos te des cuenta, pum, las cosas cambian aún más.
Seguramente, seguirán cambiando. Que porque estábamos en fase 1, luego en fase
2, luego en fase 3… de retorno a la ‘normalidad’, con ajustes y con grandes precios
a pagar. ¿Cuál normalidad? ¿Realmente volveremos a la ‘normalidad’? Algo que es
muy importante hacer consciente estos días es que pase lo que pase, las cosas no
volverán a ser lo que eran. Lo único que nos garantiza el cambio, es que no van a
ser iguales. Habrá uno o muchos ‘antes y ‘después’ y hay que ir haciendo ciertos
ajustes. Habrá mucho que ir procesando y gestionando estos días. Cambiará el
contexto, cambiarán las personas alrededor tuyo, cambiarás tú. Hay muchos
análisis, algunos muy interesantes, de cómo incluso cambiará el mundo a raíz de
este Coronavirus que puedes leer. Lo único que todos tienen en común es que las
cosas no serán como antes, nosotros tampoco seremos los mismos. Por eso, un punto
de partida es darte cuenta del cambio, te invito a reflexionarlo seriamente para que
puedas identificarlo y sea más fácil hacerle frente.
Otro punto que me parece crucial es darte cuenta de que los cambios nos mueven
más o menos profundamente, pero en ese movimiento, resurgen aspectos que
teníamos soterrados, guardados –por así decirlo- que no habíamos resuelto del todo
o visto y que entre tanto movimiento se van a hacer presentes. Pueden ser desde
temas muy difíciles y dolorosos como traumas y duelos congelados, hasta
recursos, capacidades y habilidades que afloran cual estación de primavera.
También es muy importante darse cuenta de ello, ¿qué nos está pasando con todo
este movimiento? ¿Con qué tiene que ver esto que estamos sintiendo, haciendo?
Entre menos los hagamos conscientes, más se van a proyectar al presente y más
nos van a tomar por sorpresa o por rehén. Entre más conscientes somos de lo que
nos pasa, de con qué tiene que ver, de por qué nos pone en la montaña rusa con
subibajas, más poder de decisión personal tenemos ante lo que nos ocurre. Esto no
quiere decir que por decisión individual pura vamos a poder cambiarlo todo. Ese es
un mensaje absurdo, el contexto también es determinante. Lo que me importa, es
hacer visible, que sí hay aspectos sobre los que podemos decidir y posicionarnos,
aunque haya muchos aspectos de contexto que no están en nuestras manos. Si por
pura voluntad personal fuera, seguro la mayoría quisiéramos que se acabara la
pandemia pero no es así de sencillo.
Estamos en una situación de emergencia. Lo que está pasando no es lo normal. No
es como vivimos nuestro día a día habitual. Tampoco tenemos muy claro todavía
el cómo esto que sucede nos va a afectar. Sabemos que nosotros o personas cercanas
a nosotros y en nuestra comunidad pueden enfermar, algunas se van a recuperar
fácilmente y otras van a tener complicaciones graves. Algunas personas, nosotros
mismos podríamos morir. La economía se va a afectar y seguramente otras cosas
se van a trastocar, dándonos la sensación de pérdida de control. Esto dicho, nadie
tiene la vida comprada, pero estamos ante una pandemia novedosa, aprendiendo a
hacerle frente como humanidad. Por ello es importante saber que es muy probable
que tengamos incertidumbre, preocupación, ansiedad, miedo. A algunos el miedo
nos puede paralizar. Incluso puede que muchos queramos hacernos fuertes,
sentirnos invencibles y reaccionemos con indiferencia, negando “eso no es lo más
importante ahora” o en actitud de “eso a mí no me va a pasar”. Otros incluso
reaccionaremos con enojo “no sé para qué tanto alboroto por eso, si yo ahora lo que
necesito es….”. Todas estas reacciones son humanas y buscan protegernos. La
invitación aquí es a observar qué es lo que nos pasa muy en el fondo. A veces
nuestras reacciones son más automáticas, ciegas u obsoletas, no están
actualizadas, no están al día. Reaccionamos siguiendo pautas que funcionaron
en otras circunstancias aunque no sean útiles en este caso, hacemos todo en
automático sin detenernos a reflexionar para evitar que las cosas nos afecten
(¡aunque de todas formas nos afectan!), o no logramos conectar con el origen de lo
que nos pasa, sólo le vemos la punta al iceberg.
Es por ello que parte de lo que busca este documento es reflexionar integralmente
en torno a algunos aspectos que muy probablemente podrán ayudarnos a ir
elaborando con mayor consciencia a nivel emocional lo que nos sucede a partir del
Coronavirus y todas sus implicaciones. Es una alternativa entre muchas.
En su estructura, este documento está organizado primero en torno a algunas
emociones que son importantes revisar estos días como el miedo y el enojo.
Posteriormente aborda el duelo, el trabajo con grupos vulnerbales y concluye con
una breve reflexión estructural de contexto. Al final, están las referencias
bibliográficas y hay recomendaciones y recursos online y líneas de apoyo.
Las emociones por sí mismas no son ‘negativas’ ni ‘positivas’, sólo son y al ser nos
están indicando algo. Por ello es importante aprender a observarlas, identificarlas,
escucharlas y tomarlas en cuenta a favor de nosotros y nuestras relaciones.
Las emociones no son privadas sino públicas y han sido un pilar en la evolución
de nuestra especie. Es decir, nuestros pensamientos no son accesibles, a menos que
los enunciemos (comunicación digital), pero las emociones son más visibles a los
demás en nuestras expresiones no verbales (comunicación analógica). Incluso a
veces por más que lo intentemos, no podemos esconder las emociones. Por ello, como
especie nos diferenciamos a raíz de nuestra muy particular forma de vivir y
significar las sensaciones, los sentimientos, las emociones y los estados de ánimo.
Constantemente estamos interpretando y siendo interpretados por los demás a
nivel emocional y eso tiene importantes referentes culturales, nos permiten
significar nuestra humanidad, darte coherencia a nuestras experiencias. Aunque
en diferentes culturas signifiquen otras cosas, las emociones son universales. Son
además, una importante puerta hacia la reflexividad de nosotros y los otros. Nos
permiten asemejarnos y diferenciarnos, relacionarnos, posicionarnos y
retroalimentan nuestra experiencia individual, familiar y comunitaria. Daniel
Goleman, autor de La Inteligencia Emocional, dice que “las personas piensan
porque sienten”. Lo interesante aquí es asumirnos como seres emocionales, y
aprender a construirnos desde nuestras emociones -en lugar de a destruirnos.
Dice Edgar Jackson que lo “lo que importa no es lo que la vida te hace, sino lo que
tú haces con lo que la vida te hace”. En medio de la crisis del COVID-19, al menos
esa parte, la auto-responsabilización sana, sí está en nuestras manos.
MIEDO
Foto: Ghwtog
Hay una historia en el libro El camino de las lágrimas de Jorge Bucay acerca de 6
mineros que se quedaron encerrados por un derrumbe. Entre todos calcularon sus
condiciones de supervivencia, tenían oxígeno para 3 horas. A cada rato querían ver
el reloj y al hacerlo se ponían nerviosos y consumían más aire del necesario. Así,
uno asumió el liderazgo y sólo él consultaba el reloj. Al paso del tiempo, les iba
diciendo a sus colegas que había pasado menos tiempo del realmente transcurrido
para que murieran tranquilos. A las 4 horas y media lograron rescatarlos.
¿Cuántos crees que encontraron vivos? De 6, sólo 1 había muerto, el hombre que
tenía el control del reloj. Es una metáfora importante del poder destructor o sanador
de las creencias y el miedo. Nos invita a concentrarnos en lo que vale la pena.
“El miedo es una valiosísima señal que indica una desproporción entre la amenaza
a la que nos enfrentamos y los recursos con que contamos para resolverla” nos dice
Norberto Levy en un capítulo intitulado ‘La Dignidad del Miedo’ (2000: 9) 2. Es
decir, en primer lugar hay que revalorar al miedo. Esta emoción, que se considera
universal, nos ayuda al servirnos como un termómetro.
Por sí mismo, el miedo no es algo negativo ni algo que automáticamente debe ser
eliminado. Es una respuesta de supervivencia que nos permite sopesar una
amenaza y movilizar los recursos para hacerle frente. El problema es cuando el
miedo en automático nos paraliza o cuando empezamos a luchar por eliminarlo en
lugar de atenderlo y se nos convierte en problema, en lugar de ser parte de la
solución. Entonces, el miedo se convierte en un recurso disfuncional.
El miedo es un gran maestro. Para aprender, hay que escucharlo. Por ello, lo primero
es identificar nuestro miedo, saber específicamente a qué le tememos. Me pueden
decir “tengo miedo a la pandemia, al covid”. Ok, pero exactamente, en concreto ¿a
qué tienes miedo? ¿A perder tus ingresos? ¿A no saber cómo sobrellevar el encierro?
¿A enfermarte, complicarte y morir? ¿A la violencia en casa? ¿A que se compliquen
las cosas con tus seres queridos o en tu comunidad? Puede ser a muchas cosas a la
vez, pero hay que mirarlas cada una porque si vemos sólo el conjunto sentiremos
que por más que hagamos nunca le podremos hacer frente y de entrada la
1. Registro de una amenaza (¿Qué está pasando? ¿Cuál es o cuáles son las
amenazas concretas? ); 2. Reacción de miedo (¿Qué me produce esto que está
pasando, estas amenazas concretas? ¿Esto que está pasando con qué tiene que ver
en mi vida, mi experiencia y mis relaciones y de qué forma me sitúa?); y 3.
Respuesta interior a esa reacción de miedo (Ya que vi claramente las amenazas y
lo que me producen, ¿de qué forma voy a gestionar este miedo? ¿Qué recursos tengo
disponibles?). Tip: puede hacer un diálogo asignando un turno a cada etapa.
Por último, el miedo nos permite aprender y gestionar muchas cosas en colectivo.
En nuestro país no estamos guardándonos en forma voluntaria por imposición,
sino porque estamos tratando de generar acciones resilientes y de protección en
colectivo. Por lo mismo, te invito a que este ejercicio no lo realices solamente a nivel
individual. También tenemos miedos como grupo que son diferentes a nuestros
miedos individuales. Las familias gestionamos el miedo en familia. Hay hablar
del miedo y seguir estos mismos pasos como grupo, como equipo. La riqueza es que
cada quien tendrá percepciones diversas, diferentes posicionamientos y múltiples
recursos). Especialmente importante, es trabajar el miedo con quienes son
dependientes. Las y los niños pueden llevarse un aprendizaje invaluable para su
vida al entender y apropiarse de esta herramienta. En el caso de ancianos, no
solamente te ayudará a tranquilizarles, sino que aprenderán todos de su
experiencia.
Cristian Newman
“El enojo es, en esencia, un remanente de energía que está destinado a aumentar
nuestros recursos para resolver el problema que nos produce enojo. Sin embargo, al
no saber cómo canalizarlo, termina convirtiéndose en un factor que daña aún más
la situación a que nos enfrentamos. Por esta razón es de fundamental importancia
conocer de qué está hecha esta emoción y aprender a transformar el enojo que
destruye en enojo que resuelve”. Levy, Norberto, La Sabiduría de las Emociones.
El enojo es una de las emociones saludables más recurrentes y peor entendidas. No
es malo y no hay que evitarlo. De hecho, es un recurso extraordinario, nos permite
enfrentar situaciones difíciles, si logramos canalizarlo o expresarlo
adecuadamente. Si lo reprimimos, nos enferma. Si nos desborda, también puede
ponernos, poner a otros y a nuestras relaciones en riesgo. Así, bien empleado, el
enojo es uno de los más poderosos aliados del crecimiento ya que nos permite hacerle
frente a los obstáculos que enfrentamos en el camino, nos ayuda a actualizarnos
en relación con nuestras metas y potencialidades, con nuestro ser, nuestra
identidad, con la dirección que damos a nuestra vida y a nuestras relaciones.
El tema es que culturalmente buscamos reprimirlo a toda cosa porque nos hemos
quedado sólo con la lectura del enojo que se desborda en ira y furia, se transforma
en violencia y destruye. Tenemos que aprender a ver al enojo como aliado y esta
pandemia y el encierro voluntario nos pueden ayudar mucho. La fuerza que nos
permite ir más allá de la frustración, agarrar valor, es el enojo. Observar el enojo es
lo que nos permite ajustarnos y canalizar nuestra energía constructivamente,
equilibrando incluso nuestras expectativas dado que la vida es constantemente un
proceso de cambio. Por ejemplo, “estoy harta/o de estar encerrado, que hastío”. Ese
enojo nos puede dar la fuerza para empezar a hacer ejercicio en casa, o a sentarnos
a terminar la tesis inconclusa hace meses o años. Otro ejemplo, en lugar de
lamentarnos molestos “por qué me tenía que enfermar yo de Covid-19”, la
enfermedad nos puede ayudar a gestionar nuestra salud de forma mucho más
integral, observar y cambiar nuestros hábitos higiénicos, alimenticios, de salud,
de sueño, etc. Incluso detenernos a observar el enojo estos días puede permitirnos
establecer límites claros en casa con toros de a lo que sí y no estamos dispuestos.
Isabel Fernández
3Respecto a las pérdidas ambiguas el contexto de nuestro país es especialmente sensible por las
desapariciones forzadas y por ciertas prácticas culturales y relacionales. No es un entrenamiento
ni un abordaje común entre tanatólgos en México y el Coronavirus presenta escenarios múltiples
de este tipo de pérdida. Por ello es importante destacarlo. Las pérdidas ambiguas no aquellas que
Cabe decir que dado que hay protocolos para las personas gravemente enfermas que
implican aislamiento hospitalario (no podrán ser visitados para proteger a sus
familiares), que hay protocolos de bioseguridad para los cadáveres (lo que no
permite que todos vean el cuerpo, lo que dificulta el proceso de duelo), quiero ofrecer
algunos tips, que son relevantes independientemente del COVID-19:
1. El duelo más difícil es el que no se hace (ej. el que se congela, el que es ambiguo
y el que tiene características de trauma. En este caso del covid-19 se pueden cumplir
los 3 criterios, por lo que es muy importante buscar ayuda profesional en su
momento si es el caso);
2. Pongamos desde ya en orden nuestros asuntos con los demás significativos,
hablemos hoy, no cuando estemos intubados y moribundos (es de por sí muy
sanador hacerlo);
3. Conversemos abiertamente acerca de la enfermedad y la muerte, de si queremos
ser intubados o no, ir al hospital, donar órganos, dejar qué deudas, etc (ojo, esto no
significa fantasear o invitar a la muerte, es actuar como adultos en medio de una
grave crisis);
4. Si no es posible o deseable conversar hoy, una buena opción es empezar a hacer
una carta de despedida para cada persona significativa (este ejercicio tanatólogico
nos ayuda a organizar y procesar muchos temas pendientes, a darnos cuenta. Si
tiene hijos pequeños o adolescentes, hágalo, por favor dejé una carta de despedida
para cada uno. Esto les puede cambiar la vida y el proceso de duelo a sus deudos y
ser un recurso de por vida. Si no muere, puede destruirla o idealmente reescribirla
cuando su contenido ya no sea vigente. No disponga la entrega a menos que
muera);
5. Seamos sensibles con infantes y ancianos (hay que establecer diálogos
respetuosos, empáticos, centrados en sus necesidades y cuidar el uso de lenguaje.
Para los infantes el uso de lenguaje metafórico no va acorde con su etapa de
desarrollo y entienden de manera literal lo dicho. Si conversa con infantes de
no se consideran todavía como tal y por lo que no se elaboran procesos de duelo. Son pérdidas que
permanecen poco claras, que no se pueden arreglar y no tienen resolución, por ello son las pérdidas
más difíciles. Ante la incertidumbre, el misterio, el trauma, etc. se dificulta la resolución y la
elaboración del duelo. El enfoque, desarrollado por Pauline Boss (1999, 2004, 2006, 2011)
considera dos tipos de pérdida y siempre son abordados de forma relacional: ‘Irse sin despedirse’
(ausencia física con presencia psicológica, por ejemplo en secuestros, desapariciones, asignaciones
militares, divorcios, cuarentenas, desastres) y ‘despedirse sin irse’ (presencia física con ausencia
psicológica, por ejemplo, enfermedades, demencia, adicciones, depresión, autismo, infidelidad,
divorcio, obsesión por las tecnologías y celulares).
muerte –lo cual es muy importante hacer en estos tiempos- no diga frases como “me
estoy preparando para la muerte/morir” porque pueden asustarse al no entender
que está desarrollando un ejercicio de salud mental o tanatológico y se puede
generar pánico y trauma innecesario);
6. Ayuda mucho procesar y trabajar con secretos familiares transgeneracionales
desde ya (no heredemos más problemas, rompamos ese ciclo);
7. Si tiene tiempo, aproveche la cuarentena para leer sobre tanatología y compartir
reflexiones en casa (recuerde que distancia física no equivale a distancia
emocional);
8. Haga una carpeta que ayude a sus familiares a hacer trámites si muere: con sus
documentos oficiales, testamento, seguros, documentos de trabajo, escrituras, etc.
(hagan acuerdos claros sobre responsabilidades y bienes si no hay testamento)
9. Si hay personas que requieren cuidados continuos o si usted es cuidador
primario, establezcan un plan b por si usted fallece;
10. Establezca y comunique qué rituales de muerte sí podrían hacerle en un futuro,
cuando pase la contingencia, en caso de que usted muera.
Elisabeth Kübler-Ross identificó que el duelo tiene cinco etapas a nivel individual,
aunque no hay una duración pre-establecida para un proceso de duelo. No
necesariamente constituyen un proceso lineal ordenado (pueden alternar el orden),
y tampoco tienen que estar todas presentes siempre. Habitualmente, se trata de: i)
la negación: cuando todavía no podemos digerir la pérdida, rechazamos la realidad
temporalmente como amortiguador (si la negación se cronifica, el duelo se
congela); ii) la ira: cuando empezamos a darnos cuenta que la pérdida es
irreversible, nos llenamos de rabia y resentimiento, nos frustramos y proyectamos
el dolor en los otros, buscando responsables o culpables; iii) la negociación: en este
momento empezamos a pensar que nosotros estamos en control de las pérdidas, por
lo que fantaseamos con ideas, estrategias y soluciones para revertir el proceso de
pérdida, de regresar el tiempo, de pactar con la divinidad. Es el momento en el que
pensamos “si tan sólo….”; iv) la depresión: en la medida que nos damos cuenta de
la realidad de la pérdida tal cual es, que la contactamos con todas sus
implicaciones, dejamos de fantasear con los “hubiera” y tocamos su
irreversibilidad, empezamos a sentir tristeza, soledad, vacío existencial. Es un
periodo doloroso, sin incentivos, habitualmente de aislamiento, en el que pensamos
que no hay más que ese momento y ese dolor en la vida, que la realidad siempre va
a estar regida por esa pérdida; v) resolución/aceptación: con el tiempo y el proceso
de elaboración de la pérdida, esta se va aceptando. Las personas aprendemos a
seguir adelante a pesar de la pérdida, a reorganizarnos. Gradualmente, aunque la
pérdida siga presente, se empiezan a ampliar los horizontes de la vida. Ello no
indica que uno se vuelva feliz sin más, sino que recuperamos la capacidad de
experimentar alegría, bienestar y placer. En palabras de Kübler- Ross “la vida es
muchas cosas, pero jamás fácil. Esto es una realidad, no una queja”… “simplemente
dije sí al dolor y este desapareció”.
Ligado con esto, Martha Palencia Ávila hace un termómetro de las siete emociones
básicas del duelo, que es habitual experimentar, por lo que si llegas a sentirte así
está bien, es parte del proceso y hay que seguir elaborando el duelo. Son: i) culpa,
ii) miedo/angustia, iii) ira/enojo/rabia, iv) impotencia/frustración, v)
tristeza/depresión, vi) soledad y vii) dolor del alma. Entre estas resulta
especialmente útil ‘el dolor del alma’, porque una pérdida nos cambia
estructuralmente, afecta toda nuestra vida. Hay que recordar que si no estamos
pudiendo con el proceso de elaboración de duelo, hay que buscar apoyo profesional.
Así, a veces necesitamos perder algo para seguir adelante, son procesos, que aunque
situacionalmente únicos, compartimos como especie. Algunas de las decisiones
más difíciles tienen que ver con pérdidas. Son de las que más nos exigen, pero eso
también lo elegimos, ante eso nos posicionamos. La vida implica muerte, la luz
sombra, la soledad relación, la enfermedad sanación. Son muchos matices, pero en
nuestra constitución organísmica, en los procesos de desarrollo hay muchos
cambios y muchas pérdidas (ej. podas neuronales). Uno va generando recursos y
hasta la tristeza se torna sanadora. El cuerpo es una buena metáfora. Siempre está
enfermando y siempre está sanando, siempre está haciendo lo mejor que puede y lo
mejor que sabe hacer. Ahora mismo, también se está adaptando, actualizando,
luchando por sobrevivir. Lo rico es que para poder estar en el presente en paz y
plenitud, tenemos que abrazar el pasado y aquietar el futuro. La otra cara del bien
vivir es el bien morir, una muerte digna es un regalo.
C Cristian Newman
Quisiera ofrecer un resumen de recomendaciones de Jorge Bucay respecto a cómo
recorrer El Camino de las Lágrimas y sobrevivir:
Claudia Wolff
INFANCIA
Ana Kolosyuk
a) TU PROPIA INFANCIA- TUS DOLORES Y EL TRABAJO CON TU
NIÑO/A INTERNO/A
“En la vida no hay personas culpables, sino sólo personas que sufren”
Lise Bourbeau
Foto: Kat J
b) TRABAJO CON INFANTES SOBRE DUELO
Según Kübler-Ross en su obra Morir es de vital importancia (1991), cada ser
humano se compone de cuadrantes del ser, que tienen que ver con la edad de las
personas y son importantes en cómo se procesan el duelo y las pérdidas. Entender
y atender la etapa de desarrollo es invaluable para apoyar a bebés, infantes y
adolescentes con el duelo. Son el cuadrante intelectual, espiritual, emocional y
físico que a su vez corresponden al pensamiento, intuición-divinidad, sentimiento
y cuerpo. Son parte de la vida y son parte de la muerte. Estos cuadrantes se van
acomodando a lo largo del ciclo vital.
Lucas Metz
Jordan whitt
ANCIANOS
Philippe Leone
4
Resumen de la historia Cuerdas de Arena. Tomado de Prado de Sousa, Clarilza y Serrano Oswald, Serena
Eréndira (Eds), Representaciones Sociales en América Latinaen prensa, UNAM, 2020: 5.
Inicio esta sección con esta breve historia de la ‘Cuerda de Arena’ porque me parece
importante valorar a las personas que más experiencia tienen en nuestro hogar y
familia y visibilizar sus aportes. La metáfora de esta historia es justamente esa,
de cara a las crisis más severas como esta del coronavirus, las personas mayores
tienen experiencia y sabiduría, que resultan aportes invaluables. Pueden ver y
aportar en una perspectiva integrada e integral, de corto, mediano y largo plazo. A
lo largo de la historia de la humanidad y en las más diversas culturas, las personas
mayores han sido considerados pilares de la sociedad, un sinónimo de sabiduría,
poder, privilegios, experiencia. Hoy como sociedad volcada en la inmediatez, en la
juventud física, en el consumo y en la productividad la vejez nos asusta. Empero,
las y los ancianos frecuentemente siguen siendo pilares en nuestras familias.
Actualmente, quizá nos preocupa mucho el bienestar de las personas mayores
porque son una población particularmente en riesgo ante el COVID-19 y las
sentimos como una gran responsabilidad, o quizá al revés, o no nos preocupan en
absoluto o no sabemos muy bien qué hacer con ellos. Hay un alto índice de
población de tercera edad abandonada y despreciada.
Para contextuar, es importante darnos cuenta que México es un país que está
envejeciendo rápidamente con cerca de 10% de la población en este grupo de edad.
Independientemente del coronavirus, las personas adultas mayores se toman como
“un grupo en situación en vulnerabilidad, debido a las características bio-psico-
sociales que se presentan con la edad y que se acentúan a la mayor longevidad”
(INAPAM, 2015: 1).
Las personas adultas mayores tienen derecho a una vida con bienestar y salud, a
tener sus necesidades cubiertas y a aportar de manera voluntaria a sus familias y
a la sociedad. Desafortunadamente, en nuestro país son muchas las personas
mayores de 60 años que sostienen a las familias económica y emocionalmente de
forma obligatoria, que no tienen cubiertas sus necesidades, que carecen de
tratamiento de salud oportuno y que están en estado de abandono y olvido por parte
de sus familiares. Conforme pasan los años, las personas tienen mayor riesgo de
presentar enfermedades físicas y emocionales, seguido diversas, graves y al
mismo tiempo. Según la OMS, 15% de adultos mayores a 60 años sufren de algún
trastorno mental y para 6,6% estos son incapacitante. Con más razón, la salud
mental y el bienestar emocional son igual o más importantes que en cualquier
periodo de la vida (OMS, 12/12/17).
En periodos de una contingencia como esta, en las que se exige que las personas
adultas mayores se guarden en casa y limiten el contacto con sus familiares es
muy importante enfatizar que distanciamiento social no es equivalente a
distanciamiento emocional. Si se dejan solos y no se atienden sus necesidades
básicas es mucho más fácil que las personas ancianas enfrenten angustia,
depresión, soledad y miedo a lo desconocido, temiendo por su vida.
Uno de los pocos estudios sobre COVID-19 publicado en Lancet (27.02.20) realizado
en King’s College (RU) nos dicen que la ‘soledad no deseada’ es lo que está
afectando a las poblaciones mayores. Es muy importante intercambiar
información oportuna, mantener la comunicación y estar pendientes del estado
emocional de las personas mayores:
- Compartir información verídica, rápida, suficiente y efectiva
- Ser parte de diálogos y acuerdos, reconocer sus aportes
- Que no sientan el encierro como imposición sino como decisión
- Ser tomados en cuenta, tener un lugar
- Ser un apoyo para actividades colaborativas para el hogar
- Ser valorados y queridos por familia y red social
- Tejer puentes transgeneracionales (ej. compartir historias con otros)
- No distanciarse emocionalmente de personas mayores
- Tener cubiertas sus necesidades de medicinas y alimentos
- Permitirles bienestar físico, mental, emocional y espiritual
- Ser pacientes: las personas adultas mayores consigo mismas y con el
entorno y las personas a su alrededor con las personas adultas mayores
- Swaraj Tiwari
CUIDADORES
PRIMARIOS Y
PERSONAL DE
SALUD
Foto: svgsilh.com
El trabajo en el sector salud de por sí encabeza las listas de burnout laboral. En una
encuesta de la Asociación de Médicos en Reino Unido, 44% del personal médico
refirió sufrir de depresión o de burnout a raíz de su trabajo en el contexto del COVID-
19. En términos cualitativos refirieron estar bajo una presión laboral desmedida y
continua, sin equipos de protección personal adecuados, en medio de muy altos
números de contagios y muertes entre sus colegas. La Asociación de Médicos de
EUA (AMA) reporta algo muy similar a raíz del COVID-19.
Algunos tips y factores de protección para el personal de salud:
- Empatía
- Buen trato
- Apoyo de familiares
- Apoyo de la comunidad
- Apoyo de sus colegas
- Redes de pares
- Compartir experiencias
- Apoyo y gestión de la administración de cada unidad de salud
- Apoyo de las autoridades
- Apoyo especializado de salud mental y emocional para personal de salud y
de sectores estratégicos
- Información clara y oportuna
- Reconocimiento a su labor
- Mensajes de apoyo
- Incentivos
- Relevos
- Descanso
- Trabajo emocional
- Ejercicio
- Dieta sana y cuidas sus horarios de alimentos (se reportan jornadas de hasta
16 horas de trabajo sin alimentos)
- Estar atentos a factores que indiquen burnout
- No sobre exigirse ni sobre exigirles
- Convivencia familiar
- Información certera para las comunidades más amplias en aras de parar
actos discriminatorios ante el personal de salud
Cristian Newman
Finalmente, es común que para las personas que son cuidadoras primarias se dé
algo que Neimeyer nombra ‘sobrecarga de duelo’. Si el centro de mi vida es el
cuidado crónico de alguien, y fallece, puede ser que mi vida se congele en el duelo
no procesado. Ahí la codependencia incluso se pude volver comportamiento
dependiente-adictivo.
¿Cuándo buscar ayuda?
-Si tengo intensos sentimientos de culpa por lo que hice o dejé de hacer en
momento de muerte de alguien querido
-Si experimento pensamientos suicidas (no es lo mismo que tener la fantasía
de reunirse con el ser querido en el más allá de forma pasiva)
-Por desesperación extrema: la sensación de no avanzar por más intentos que
uno haga
-De cara a inquietud o depresión prolongadas: elaborar una pérdida toma
tiempo, pero si tras varios meses tengo la sensación de estar atrapado/a
-Ante síntomas físicos: son amenazas al bienestar físico cronificadas
-Si aparece la ira incontrolada: por ejemplo, buscar o planear venganza ante la
pérdida (cuidado especial aquí si alguien fallece por COVID-19 pero tenía un
malestar crónico de base que me haga proyectar todo y culpabilizar a quien se
pueda por el COVID-19 en lugar de ver el escenario completo)
-De cara a dificultades continuadas en el funcionamiento: si presento
incapacidad para funcionar en el cotidiano
-Si se presenta abuso de sustancias: el uso de sustancias destierran el dolor,
interrumpen la elaboración del duelo y la pérdida no se elabora (solamente
consuma medicamentos prescritos y con seguimiento de un psiquiátra)
Jusdevoyage
RESILIENCIA y
RESILIENCIA SOCIAL
SISTÉMICA
La paradoja de la resiliencia, como nos dice Froma Walsh, es que una de las peores
épocas o episodios de nuestra vida pueden convertirse en un tesoro. En esto hay que
visibilizar y valorar:
- la autoestima y la eficacia personal
- la experiencia individual y colectiva
- las influencias protectoras de las relaciones sustentadoras
- el núcleo familiar: su estructura, sus relaciones, su contexto, sus premisas
transgeneracionales y socioculturales (puede ser en partes o como un todo)
- las instituciones públicas y privadas que hacen una diferencia (ej. familia,
trabajo, gobierno)
- la protección del entorno más amplio (ej. la cultura, las redes sociales)
- la renovación del patrimonio cultural intangible
MASCULINIDADES
TIPS COTIDIANOS
En el día a día en casa estamos constantemente desbordados por las múltiples
exigencias de esta contingencia. Hay incertidumbre laboral, económica, pérdida de
redes de apoyo, cierre de instituciones estratégicas, enfermedad, polarización en la
esfera pública, riesgos generalizados, múltiples jornadas, confinamiento, pérdida
de garantías democráticas, etc. Esto hace que el contexto fácilmente devenga un
caldo de cultivo de conflictos al interior de la familia. Algunos tips, muy concretos
para ayudarnos a sobrellevar esta nueva realidad:
Circula un meme en redes sociales estos días en inglés que dice hace un
juego de palabras. Dice que cuando a la enfermedad del yo en singular
“Illness” le agregamos la dimensión colectiva, el nosotros (We), logramos el
bienestar “Wellness”. Me parece una reflexión de lo más vigente, dado que el
COVID-19 nos impacta a todos en el corto, mediano y largo plazo.
Por ejemplo, al tiempo que publico esto, EUA tiene 25 mil nuevos casos
confirmados al día de COVID-19 y ya superó los 40mil muertos oficiales
verificados. Para dimensionar, las cifras de muerte de COVID-19 en EUA
cada día nos dan la misma tasa de muerte que se tuvo a raíz de los
atentados del 9/11-evento que transformó la política de seguridad de EUA
y el mundo. Pronto quizá se duplicaran o más. Siguiendo el argumento de
Mike Morrell o Daniel Skillman, a partir del 9/11 cambió profundamente
EUA, se generaron guerras, se re-acomodó la geopolítica internacional pero
también se impactaron las vidas cotidianas de las personas comunes. Hoy
hay un gran debate acerca de impacto económico o de salud física del Covid-
19, hay personas que dicen que hay que abrir la economía aunque mueran
o enfermen muchas personas. Otros dicen que hay que guardarse, dado que
al seguir con la economía ‘como si nada’, cuando empiecen las muertes,
igualmente habrá pánico colectivo y la crisis económica será peor. A mí no
me interesa hacer análisis económico, sino cotidiano. Yo les reitero la
invitación a ampliar el foco y dimensionar con calma y profundidad la
multitud de impactos que esta pandemia ocasionará y cómo fácilmente se
pueden traducir en violencia, malestar, mayor desigualdad.
https://www.gob.mx/salud/cnegsr/documentos/centros-de-entretenimiento-infantil
CONACyT https://www.conacyt.gob.mx/index.php/kit-informativo-coronavirus
CONADIC (Adicciones)- Línea de la Vida: 800 911 2000 (24 horas)
CODAJIC- Material para familias: infantes y adolescentes
http://www.codajic.org/node/4323
CIJ (Centros de Integración Juvenil): 55 52 12 12 12 WhatsApp 55 45 55 12 12
(Lunes a viernes 8:30am a 10pm)
EDUCATEL (SEP): 55 3601 7599 y 800 288 66 88
UNAM-Atención Psicológica a Distancia: 55 50 25 08 55 (Lunes a Viernes 9am
a 6pm)
Salud Digna https://salud-digna.org/
Salud Materna y Perinatal: 800 628 37 62
Violencia de género- atención especializada: 55 33 55 33 o 56 58 11 11 Click aquí:
https://www.gob.mx/salud/cnegsr/documentos/servicios-especializados-de-
atencion-a-la-violencia-239006
Referencias bibliográficas
Nota: muchos de los textos están disponibles también online y no tienen que salir
para consultarlos. Les invito a revisarlos
Boss, Pauline, 2000, Ambiguous Loss: Learning to live with unresolved grief,
Cambridge: Harvard University Press
Boss, Pauline, 2004, “Ambiguous loss research, theory, and practice: Reflections
after 9/11”, Journal of Marriage & Family, 66(3): 551-566.
Boss, Pauline, 2006, Loss, trauma, and resilience: Therapeutic work with
ambiguous loss, New York: Norton.
Boss, Pauline, 2011, Loving Someone Who Has Dementia, San Francisco:
Jossey-Bass/Wiley.
Bourbeau, Lise, Las 5 heridas que impiden ser uno mismo ,
Bucay, Jorge, El Camino de las Lágrimas
Esquivel, Gerardo, 2020, “Pandemia, confinamiento y crisis ¿Qué hacer para
reducir los costos económicos y sociales?”, mimeo.
Kübler Ross, Elizabeth, La Rueda de la Vida,
Kübler-Ross: 1996, Sobre la muerte y el morir,
Levy, Norberto, 2000, La sabiduría de las emociones , Barcelona: Plaza y Janes
Editores.
Neimeyer,
Palencia Ávia, Martha, s/f, Termómetro de las siete emociones del alma , Asociación
de Tanatología del Estado de Morelos, mimeo.
Viorst, Judith, El Precio de la Vida,
Walsh, Froma,
Otras ligas de interés
INAH desde casa https://www.inah.gob.mx/
ONU- Encerrón Creativo: Cultura y Creatividad frente al COVID
http://www.onu.org.mx/cultura-y-creatividad-frente-al-covid-19/ o
https://es.unesco.org/sites/default/files/20200324_patrimonio_mundial_dig
italizado.pdf
Secretaría de Cultura -Contigo en la Distancia https://www.gob.mx/cultura
UNAM Cultura desde casa https://www.cultura.unam.mx/