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El Asno y El Hielo

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EL ASNO Y EL HIELO

Era invierno, hacía mucho frío y todos los caminos se hallaban helados. El asnito, que estaba
cansado, no se encontraba con ánimos para caminar hasta el establo.

-¡Ea, aquí me quedo! -se dijo, dejándose caer al suelo. Un aterido y hambriento gorrioncillo fue a
posarse cerca de su oreja y le dijo:

-Asno, buen amigo, tenga cuidado; no estás en el camino, sino en un lago helado.

-Déjame, tengo sueño ! Y, con un largo bostezo, se quedó dormido.

Poco a poco, el calor de su cuerpo comenzó a fundir el hielo hasta que, de pronto, se rompió con
un gran chasquido. El asno despertó al caer al agua y empezó a pedir socorro, pero nadie pudo
ayudarle, aunque el gorrión bien lo hubiera querido.

La historia del asnito ahogado debería hacer reflexionar a muchos holgazanes. Porque la pereza
suele traer estas consecuencias.

Uga la tortuga. Cuento infantil sobre la perseverancia

- ¡Caramba, todo me sale mal!, se lamenta constantemente Uga, la tortuga.

Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la última en acabar sus


tareas, casi nunca consigue premios a la rapidez y, para colmo
es una dormilona.
- ¡Esto tiene que cambiar!, se propuso un buen día, harta de que sus
compañeros del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus
tareas.

Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan


sencillas como amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o
quitar piedrecitas de camino hacia la charca donde chapoteaban los calurosos
días de verano.

- ¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis
compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar.

- No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no


es hacer el trabajo en un tiempo récord; lo importante es acabarlo
realizándolo lo mejor que sabes, pues siempre te quedará la recompensa de
haberlo conseguido.

No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que


requieren tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas nunca sabrás lo que eres
capaz de hacer, y siempre te quedarás con la duda de si lo hubieras logrados
alguna vez.

Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda.
La constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos
proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede
sorprender de lo que eres capaz.

- ¡Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo necesitaba:


alguien que me ayudara a comprender el valor del esfuerzo; te prometo que lo
intentaré.

Pasaron unos días y Uga la tortuga, se esforzaba en sus quehaceres.

Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se


proponía porque era consciente de que había hecho todo lo posible por
lograrlo.

- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e


imposibles metas, sino acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen
a lograr grandes fines.
FIN

LEYENDAS

EL MUERCIELAGO DE COLORES

Una vez existió un hermoso murciélago. Era la criatura más bella de la creación, ya que en
su afán por parecerse al resto de las aves, subió al cielo y solicitó al creador poseer plumas.
Éste le contestó que tenía su permiso para solicitar a otras aves sus mejores plumas. Y así lo
hizo. Se dedicó a pedir las plumas de aquellos especímenes más vistosos y coloridos.

Tras un tiempo de recolección, el murciélago lucía, ufano, su nuevo y espectacular aspecto.


Revoloteaba por toda la tierra recreándose en su imagen. Incluso, en una ocasión, con el
eco de su vuelo provocó un maravilloso arco iris. Todos los animales lo observaban
fascinados por su deslumbrante imagen. No obstante, los halagos comenzaron a hacer mella
en él. La soberbia se apoderó de su raciocinio. Miraba con desprecio al resto de las aves, a
las que consideraba inferiores a él por su belleza.

Percibía que ningún otro animal estaba a su altura. Hasta reprochó al colibrí que no eran tan
agraciado como él. Consideraba que no existía otra cualidad más importante que no fuera el
aspecto físico. El resto de aves se sentían humilladas ante el vuelo del murciélago. Su
continuo pavoneo se hizo insoportable para todo el reino animal, y sus ofensas llegaron a
oídos del creador. Éste decidió intervenir.

Tras observar la actitud del bello murciélago, lo hizo llamar y subir al cielo. Éste se sintió
halagado al verse requerido por el ser supremo y su ego se elevó con él. Ante la presencia
del creador, comenzó a aletear con una alegría desbordada. Aleteó una y otra vez,
desprendiéndose, inconscientemente, de todas sus bellas plumas.

De pronto, se descubrió desnudo, como al principio de los tiempos. Avergonzado,


descendió a la tierra, refugiándose en las cuevas y negándose la visión. Durante días,
llovieron plumas de colores que éste no quiso observar, procurando olvidar lo hermoso que
un día fue. Desde entonces, el murciélago vivió recluido en la oscuridad, lamentando su
egoísta actitud.
FABULA

Las lágrimas del rico

Cierta tarde verano un grupo de "mujeres


lloronas",se les había pagado, para que llorar la
muerte de una de las hijas de un acaudalado
hombre. Una de las hijas muy sorprendida se acercó
a su madre y le pregunto:
 Madre ¿cómo nosotras que sufrimos la desgracia en
carne propia, apenas si lloramos? en cambio esas
lloronas, que jamás la conocieron, se deshacen en
grandes lamentos.
La madre contestó:
No te extrañes, hija mía: esas mujeres no lloran lágrimas, sino dinero. Nunca
olvides que las monedas son las lágrimas del rico.

MORALEJA 

Con el dinero conviertes a sanos


en sufrientes

POEMA

EN UN TROZO DE PAPEL
En un trozo de papel 
con un simple lapicero,
yo tracé una escalerita, 
tachonada de luceros. 

Hermosas estrellas de oro. 


De plata no había ninguna. 
Yo quería una escalera 
para subir a la Luna. 

Para subir a la Luna 


y secarle sus ojitos,
no me valen los luceros, 
como humildes peldañitos. 
¿Será porque son dorados 
en un cielo azul añil? 
Sólo sé que no me sirven 
para llegar hasta allí. 

Estrellitas y luceros, 
pintados con mucho amor, 
¡quiero subir a la Luna
y llenarla de color!.

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