El Asno y El Hielo
El Asno y El Hielo
El Asno y El Hielo
Era invierno, hacía mucho frío y todos los caminos se hallaban helados. El asnito, que estaba
cansado, no se encontraba con ánimos para caminar hasta el establo.
-¡Ea, aquí me quedo! -se dijo, dejándose caer al suelo. Un aterido y hambriento gorrioncillo fue a
posarse cerca de su oreja y le dijo:
-Asno, buen amigo, tenga cuidado; no estás en el camino, sino en un lago helado.
Poco a poco, el calor de su cuerpo comenzó a fundir el hielo hasta que, de pronto, se rompió con
un gran chasquido. El asno despertó al caer al agua y empezó a pedir socorro, pero nadie pudo
ayudarle, aunque el gorrión bien lo hubiera querido.
La historia del asnito ahogado debería hacer reflexionar a muchos holgazanes. Porque la pereza
suele traer estas consecuencias.
- ¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis
compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar.
Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda.
La constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos
proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede
sorprender de lo que eres capaz.
LEYENDAS
EL MUERCIELAGO DE COLORES
Una vez existió un hermoso murciélago. Era la criatura más bella de la creación, ya que en
su afán por parecerse al resto de las aves, subió al cielo y solicitó al creador poseer plumas.
Éste le contestó que tenía su permiso para solicitar a otras aves sus mejores plumas. Y así lo
hizo. Se dedicó a pedir las plumas de aquellos especímenes más vistosos y coloridos.
Percibía que ningún otro animal estaba a su altura. Hasta reprochó al colibrí que no eran tan
agraciado como él. Consideraba que no existía otra cualidad más importante que no fuera el
aspecto físico. El resto de aves se sentían humilladas ante el vuelo del murciélago. Su
continuo pavoneo se hizo insoportable para todo el reino animal, y sus ofensas llegaron a
oídos del creador. Éste decidió intervenir.
Tras observar la actitud del bello murciélago, lo hizo llamar y subir al cielo. Éste se sintió
halagado al verse requerido por el ser supremo y su ego se elevó con él. Ante la presencia
del creador, comenzó a aletear con una alegría desbordada. Aleteó una y otra vez,
desprendiéndose, inconscientemente, de todas sus bellas plumas.
MORALEJA
POEMA
EN UN TROZO DE PAPEL
En un trozo de papel
con un simple lapicero,
yo tracé una escalerita,
tachonada de luceros.
Estrellitas y luceros,
pintados con mucho amor,
¡quiero subir a la Luna
y llenarla de color!.