REIGN ; - 통치 - - TAEKOOK - #2
REIGN ; - 통치 - - TAEKOOK - #2
REIGN ; - 통치 - - TAEKOOK - #2
👑 Taekook Fanfic.
👑 #2 de la Saga TÓXICA REING, LEER SIN
PREJUICIOS.
👑 Omegaverse.
👑 MPREG.
👑 Mención de otros Shipps.
👑 Historia original subida en Mayo 22 del 2019
por @yosoyhoshi.
👑 Créditos de la portada a mi.
❝SINOPSIS❞
El rubio de ojos azules entró sin permiso a la habitación de aquel hombre
ya mayor. Las luces estaban apagadas, supo que el mayor dormía
plácidamente como la mayoría de las noches, así que sin hacer el más
mínimo ruido se acercó hasta la cama, buscando entre la oscuridad y dando
pasos de depredador. Miró el cuerpo de aquel hombre tendido en la cama
boca arriba, sus ojos cerrados y su respiración pesada. Estaba
completamente dormido. Taehyung se posicionó a su lado, mirandolo
durante largos segundos. La música de abajo llegaba muy levemente hasta
la habitación, casi de manera imperceptible, como el rubio ahí de pie.
Estiró su mano hasta una pequeña almohada cercana, la tomó tomó entre
ambas manos y medio sonrió.
—T-Taehyung...
—Hola, abuelito.
—¿Qué hiciste?
Sin decir más Taehyung enterró el rostro del hombre bajo el cojín entre sus
manos, empujándolo para aplastarlo con fuerza desmedida. El hombre
utilizó sus manos para intentar quitarse al rubio de encima, pero no tuvo
demasiado éxito, Taehyung buscaba la forma de no desistir, de continuar
con lo que hacía. El cuerpo bajo el se removía, forcejeaba, su pecho
derramaba sangre, irradiaba desesperación. Taehyung frunció el ceño e
hizo una mueca.
—Algún día serás Rey. —Aseguró su padre acercando su mano para tomar
su copa. —Cuando me demuestres que puedes llegar a serlo.
Kim Taeyang miró a su hijo, una sonrisa ladina adornó su rostro cuando
miró la determinación en sus ojos. Se relamió los labios y tomó una honda
respiración, exhalando lentamente luego, sin dejar de mirar a Taehyung.
El Alfa mayor casi rie por aquello, pero ignoró a su hijo mirando entre las
personas, buscando a alguien.
—Muertos.
—Los maté.
—Odio las bromas, Taehyung. Cualquier tipo de bromas, sabes bien que
así es.
—Taehyung.
Las manos de ambos aún sostenían la copa, y bastó con una patada para
Taeyang cayera sobre su espalda en el suelo. Los presentes soltaron una
exclamación cuando Taehyung se arrodilló a su lado, dejó la copa en el
suelo y de un momento a otro se abalanzó sobre el cuerpo de su padre. Kim
Taeyang elevó un grito cuando los colmillos de su hijo elpezaron a
desgarrarle el cuello. Gritó mientras lo hacía, hasta que la sangre
simplemente fue insuficiente para mantenerlo vivo.
Los presentes se encogieron en su lugar, en una parálisis que podía más que
ellos... El niño de doce años había matado a sus propios padres.
—Quiero que brinden esta noche. Brinden por la separación del reino de
Geumgi. Habló más alto el rubio. —Brinden por el nuevo reino de Seoul.
Brinden por su nuevo Rey.
Taehyung miró a uno de los guardias que vigilaba la puerta, aquel que ni
siquiera se había inmutado ante la escena sangrienta al saber ya los planes
del niño por boca del mismo.
—Guardia. —Llamó.
Abrió la puerta solo para recibir a varios guardias más. Taehyung llevó su
copa de vino a sus labios, no sin antes decir.
—Mátenlos a todos.
[[🐺]]
[En la imagen se puede apreciar la apariencia de los personajes al
comienzo de la historia (Jungkook fetus y Taehyung adulto) es más o
menos así como lucen]
❝Uno❞
Taylor Swift — Invisible String.
Zigzagueó entre los enormes árboles, saltó raíces y esquivo rocas, todo
persiguiendo el olor, rastreándolo, anhelándolo cerca, dispuesto a
encontrarlo, cosa que no fue difícil, pues en solo minutos se detuvo en seco
al hallarlo.
Taehyung dió unos pasos al frente para acercarse, pisó una rama seca y
llamó la atención del Omega, el cual lo miró enseguida. Se miraron
mutuamente unos segundos en silencio, luego sin más el Omega se inclinó
y dejó el pez en el agua, pisando en donde al parecer había otra una roca
bajo el agua, luego otra, y con mucho cuidado de no caerse saltó hasta la
parte más baja, mojando de sus pies hasta sus pantorrillas. Caminó hasta
salir del riachuelo y caminó lejos de Taehyung, tomando los que al parecer
eran sus zapatos. El lobo caminó rápidamente hasta el, no estando
dispuesto a alejarlo.
Para su sorpresa el lobo lo soltó, asi que aprovechó ese momento para darse
media vuelta e irse. Gritó cuando el lobo volvió a capturar su camisa entre
sus dientes y tiró de el con fuerza hasta sentarlo de golpe en el suelo. El
Omega frunció el ceño molesto.
—¡Déjame!
Escuchó los pasos violentos tras el, el lobo lo había alcanzado y supo que
no tenía oportunidad en cuanto lo sintió justo a su lado.
Jungkook elevó sus cejas con impresión, mirando como el lobo caminaba a
su costado para verlo de frente, se molestó al verlo sentarse como si nada
frente a el.
—Respétame.
Algo pudo tomar en su mano, demasiado delgado pero algo pesando, así
que lo levantó en el aire listo para atacar al lobo. Taehyung dejó de mostrar
sus colmillos y resopló, descargando una ráfaga de aire en el rostro del
contrario que lo hizo quejarse.
Jungkook pasó saliva por sus labios, tragando duro, pero no flaqueando con
su rebeldía con el Alfa. Le mostró sus colmillos también, que a pesar de ser
pequeños eran colmillos al fin. El Alfa negó con la cabeza y Jungkook
gruñó.
—Sube.
—Cállate.
—Si repito que me respetes una tercera vez te voy a morder el pie herido.
—¿M-Majestad?
A medida de que avanzaban su corazón parecía latir más y más rápido, sin
control, sin intenciones de controlarse un poco para bajar el nerviosismo
del Omega. Jungkook estaba asustado, lo estuvo incluso más al estar frente
al alto en imponente muro que separaba el castillo del bosque. Jungkook
divisó la entrada cerrada y vigilada por un par de guardias justo al frente,
las altas y gruesas puertas de madera que se extendían en lo alto y parecían
ser inquebrantables. Fueron hasta allí, siendo recibidos y permitiendo que
entraran luego de que los guardias dieran la orden por todo lo alto.
Jungkook no supo quien las abrió, pero supo que habían más guardias en
los muros.
Estuvo dentro, sintió frío por el enorme espacio al entrar por la que parecía
ser la puerta que dejaba salir al jardín, se sintió pequeño por el espacioso
espacio reluciente. El lobo de un momento se transformó y Jungkook se
sintió avergonzado al ver la cabellera rubia, la espalda ancha y los hombros
rígidos, su mirada bajando por sus músculos hasta ver la cintura y luego...
Apartó la mirada avergonzado, no prestando atención cuando el Alfa se
levantó del suelo. Jungkook pudo divisar a una mujer apresurándose con
una bata hacia el rubio, tendiéndosela y mirando como se la colocaba.
Jungkook volvió a mirarlo, la mirada azulada lo hizo temblar, la manera en
la que recorrió su persona de arriba a abajo y luego curvó una sonrisa.
Jungkook miró su piel bronceada, como su flequillo rubio cubría su frente
se manera suave y desordenada, como sus labios eran ligeramente rellenos
y rosados, sus ojos rasgados y azulados, su nariz... Su estómago se
contrajo.
El Omega casi se atraganta con su propia saliva, parpadeó una y otras vez y
balbuceo un poco. ¿Había... Escuchado bien acaso?
—¿Qué dices?
—No, espera...
Miró los ojos azulados con temor y nerviosismo, luego sin más empezó a
patalear para liberarse. Cayó de golpe al suelo, y el golpe en su cabeza lo
hizo desmayarse.
—¿Qué ocurre?
—No. —Ordenó.
—Si.
—¿Entonces?
El Alfa miró entre la oscuridad como el Omega se echaba hacia atrás
cayendo sobre las almohadas. Tiró de el de nuevo, sentándolo en su lugar,
pero el ni siquiera despertó, mantenía sus ojos cerrados. Se las arregló para
tomarlo entre sus brazos y arrastrarse fuera de la cama, apartando el dosel y
cargándolo para empezar a caminar hasta la puerta del otro lado de la
habitación. Entró al oscuro baño y bajó los pies del Omega al suelo,
intentando que solo pisara el suelo adelante. El rubio posó una de sus
manos en la cabellera negra, acariciando con suavidad.
El Alfa rodó los ojos y esperó paciente a escuchar como el líquido caía.
Cuando pasó y se detuvo colocó de pie a Jungkook, después le subió la
pijama, y se sorprendió de que el Omega tuviera un sueño tan pesado como
para no despertar. Lo subió sobre su hombro como un costal de patatas y se
dirigió de nuevo a la cama. Dejó a Jungkook de su lado con cuidado y se
recostó también el, metiéndose bajo la sábana y acercándose al Omega
hasta sentir su respiración caer en su pecho desnudo. Aspiró su aroma dulce
y con eso cayó dormido.
~•~•~
Jungkook abrió los ojos con pesadez. De sus labios brotó un bostezo largo
y denso que le hizo expulsar algunas lágrimas calientes que le picaron los
ojos. Se limpió con el dorso de su mano y soltó un gemido al estirar su
cuerpo. ¡Vaya siesta! Se sentía increíblemente adormilado y satisfecho,
quería incluso continuar durmiendo, pero ya no había cansancio en su
cuerpo, nunca había dormido tan bien, se sentía estupendo... A excepción
de un dolor en su pie. Miró hacia abajo para buscarlo, pero parecía estar
enterrado bajo una manta. ¿Desde cuándo Jungkook usaba una manta para
dormir? Frunció el ceño extrañado y notó una luz que entraba a través de
una abertura en algo quelo rodeaba, ¿Estaba en una cueva o algo?
Jungkook achicó los ojos y continuó mirando la abertura. Logró identificar
una pared lejana, una esquina de algún mueble, quizá un tocador.
—¡Oh, no! —Casi grita cerrando los ojos con fuerza. —No, no, no.
Jungkook se impulsó sobre sus manos y se paró sobre sus rodillas, pero
casi enseguida sintió el dolor en su pie entreteniéndolo, así que dando un
gritó mínimo de dolor cayó de lado sobre su trasero y tomó su pie entre sus
manos, estaba hinchado y algo amoratado. La cama se hundió frente a el.
—No lo toques, será peor. —Ordenó el ojiazul apartando las manos del
Omegade su pie. —Llamaré a Jiyook para que ayude con esa hinchazón.
Jungkook miró al hombre frente a el, apartó sus manos de las suyas y se
arrastró algo luego. Su cabeza palpitó con fuerza, así que la tocó y acarició
sintiendo mucho dolor. Taehyung estiró su mano y tocó el lado derecho de
la cabeza ajena, acariciando y mirando.
Jungkook miró al Alfa sin entender, sintiendo su caricia arder. Negó y casi
dió un manotazo para apartarlo, se arrastró más lejos de el, adentrándose a
la oscuridad dentro de la cama, intentando desaparecer.
—¿Debería?
—¿En dónde la dejas ahora? —Se quejó el pelinegro mirando a otro lado,
interponendo su mano en sus ojos para no ver nada. —Un momento
¿Dormiste conmigo?
—Si.
Jungkook, sin abrir los ojos se arrastró aún más lejos del Alfa, tomando un
profundo respiro y soltando un pesada exhalación. Abrió los ojos de nuevo
tomando la valentía de ver al hombre rubio a sus ojos. Tragó duro y habló.
—Me lastimas.
—Lo sé.
—Pide disculpas.
Y Jungkook estuvo a punto de hacerlo, pero para no ser Alfa era muy
orgulloso, así que prefirió tolerar el dolor. Taehyung lo miró de mala gana
y el solo cerró sus ojos para retener las ganas de llorar. Comenzaba a no
sentir su brazo.
—A-Ay...
Jungkook estaba seguro de que aquello no era más que una queja quebrada,
pero aún así Taehyung lo soltó, arrojándolo a la cama al hacerlo. Jungkook
se acarició el brazo y suspiró una y otra vez, evitando llorar porque odiaba
que lo vieran llorar. Tomó un último respiro y se sentó en su lugar de
nuevo, Taehyung lo veía aún.
—Yo...
El Omega casi ríe, intentó rodear a Taehyung para salir de la cama, pero
fue puesto de nuevo en su lugar. Miró a Taehyung con irritación.
—Puedes tratar de ignorar el tema, pero seguirá presente. —El Alfa lo miró
y relamió sus labios. —He intentado ignorarlo tres días, pero no funciona.
—¿Qué?
—Solo es una opción, y en todo caso deberás buscar a otra persona para
eso.
—Ya lo eres.
—Que no.
—Si, Jungkook.
Antes de poder responder Taehyung ya tenía sus manos sobre los botones
de la pijama ajena. Jungkook gritó cuando los desabotonó con rapidez e
intentó quitarle la camisa.
—¿Qué?
—Que eres un mentiroso. No hay marca, no hay Alfa, así que para mi es
mentira.
El Omega tragó duró cuando la mujer tomó el pie con delicadeza entre sus
manos. Se sentían suaves y delicadas sobre el, nunca había sentido un tacto
tan... No lo podía describir. Solo se sentía en buenas manos. La mujer
volvió a mirarlo y le sonrió.
—Come.
—No lo sé, no he probado mucho de lo que veo aquí. Se que es el pan y las
ostras. Pero no mucho más.
El pelinegro miró la bandeja, miró las cosas que la llenaban hasta el tope no
sabiendo que tomar primero.
—¿Está bueno?
—Cerdo.
—¿Y esto?
—Ostras. —Su boca fue invadida por el trozo de dulce postre, así que
masticó antes de hablar, aún con un poco de comida en la boca. —A veces
pan.
—¿No comes más? —El Omega negó y sin saberlo el Alfa ya le metía un
trozo de algo salado en la boca, masticó frunciendo el ceño. —Yo como de
todo.
—Pollo.
—¿Cansado?
—N-No, es solo...
Taehyung acarició la melena negra sin dejar de ver los ojos negros hasta
que los párpados cayeron pesados de sueño sobre ellos, dándole un voto de
confianza al Alfa al dejarse rendir ante el sueño ante él. La mirada suave de
Taehyung se volvió dura, fría y seria al escuchar la respiración lenta del
Omega, indicio de su sueño conciliado.
El Omega no escucho nada, así que tocó más fuerte, golpeando la madera
oscura con sus palmas. Se preocupó mucho cuando no hubo nadie que
respondiera a su llamado.
El Alfa asintió cerrando la puerta tras el. Jungkook sintió frío bajo la
mirada azulada y tragó duro ante la confesión. Se relamió los labios dando
otro paso atrás, bajó sus manos e hizo estas puños con la pijama que vestía,
mirándola luego.
Sus ojos azules le hablaban, lo acusaban, le decían que debía ser muy tonto
para no querer entender lo obvio. Jungkook dió un paso atrás de nuevo,
cojeando por su pie, frunció los labios y miró la puerta. Intentó pensar en
como pasar por un lado del Alfa, abrirla y salir, pero algo le decía que
aquello no tendría un buen resultado. Taehyung bajó la cabeza y negó, dió
un paso al frente y Jungkook retrocedió otro más.
—Jungkook.
—¿Si?
—Me engañaste.
Miró a Taehyung de nuevo, pasó saliva por su labios y empezó a sudar frío
de repente. Su voz tembló.
—No.
Jungkook lo miró mal, sus manos se hicieron puños aún más fuertes a sus
lados y gruñó. Taehyung arqueó una de sus cejas ante la actitud del Omega.
Jungkook habló fuerte y claro.
—Inténtalo.
—¡Suéltame ya!
—Deja de gritar.
El Omega miró tras el encontrándose con el Alfa rubio, sus ojos azules lo
miraban con aburrimiento y poca paciencia. Jungkook le mostró sus
colmillos, pero eso obviamente no intimidó al Taehyung. El Alfa le tendió
la mano para ayudarlo a levantarse, pero Jungkook le dió la espalda
golpeando de nuevo la puerta, una y otra vez.
—Te he preparado la tina. —La voz de Taehyung sonó más grave. —Ve a
darte un baño.
—¿Por qué haces esto? —Casi grita el Omega, su mirada perdida en algún
punto en la camisa del Alfa solo porque empezaba a temer de verdad
estando bajo su mirada azulada. —¿Qué es lo que quieres? ¡Me estas
aterrando!
—No, no lo hago. ¿Cómo estás seguro de que lo soy? Yo no siento tal cosa.
Jungkook tembló ante el silencio del lugar que duró largos segundos.
—¿Ver qué?
Taehyung dió un paso al frente y sus manos se movieron hasta tomar el
rostro de Jungkook entre sus manos. Se inclinó para juntar sus frentes, el
Omega intentó retroceder en vano, así que no tuvo más opción que verlo a
los ojos. Se asustó al ver la mirada helada, frunció el ceño incluso cuando
pareció ver un brillo extraño en ellos. Taehyung parpadeó un par de veces y
Jungkook también, siguiéndolo sin saber. ¿Qué veía el Omega? Jungkook
se sentía extraño mirando con fijeza los ojos ajenos, algo revoloteaba
dentro de el, juraba ver algo oculto en los ojos azulados, algo raro, algo
que...
Jungkook se encontró fuera de si, abriendo mucho más los ojos, sintiendo
que se dilataban, sintiendo como su corazón se aceleraba. Olisqueó el aire y
nunca había percibido un aroma tan delicioso como el del Alfa. Se sentía
tan extraño, sentía que algo dentro de el estaba luchando contra el mismo,
como si hubiese una pelea interta que lo desubicaba por completo.
Inconscientemente sus manos tomaron los brazos de Taehyung y
apretaroncon fuerza, creyó que por alguna razón podía caerse, se encontró
acercándose más, hasta rozar sus narices, hasta mezclar sus respiraciones.
¿Qué era? ¿Qué ocultaba su mirada? ¿Cómo le hablaba de una forma tan
silenciosa y secreta? Tan perturbadora y fascinante, tan llamativa y
pacífica, tan...Tan hermosa y única, dulce, perfecta, atractiva...
Quería tomar lo que sea que se ocultaba dentro de aquella mirada azulada y
retenerlo por siempre para él, solo para él. Cuidarlo, hacer lo que sea
pornunca verlo morir, por nunca apagarlo. Algo dentro de el envió un
escalofrío por todo su cuerpo, haciendo que se sacudiera.
Jungkook casi cae en algún lugar imaginario, como en una trampa, como
en una red de pesca, lo supo cuando pudo tomar el control de sí mismo,
justo a tiempo para girar el rostro e impedir que Taehyung besara sus
labios, el beso terminando en su mejilla. Lo empujó enseguida, cerrando
sus ojos y apartándose hasta estar lejos. Tomó su cabeza entre sus manos y
esta comenzó a doler.
Taehyung por otro lado lo miraba como si lo que dijera no tuviera sentido.
Taehyung miró de arriba a abajo el Omega que luchaba por aliviar su dolor
de cabeza mediante caricias propias. Negó y se dió media vuelta para salir
del baño, soltando un suspiro.
Ambos se miraron de mala gana, sin decir nada más, después de varios
segundos Taehyung se fué y cerró la puerta tras el, dejando al Omega solo.
~•~•~
—¡Estoy desnudo!
—Si, ya lo sé.
—¿Por qué no? —Taehyung rodó los ojos al cielo. —No hay nada de que
avergonzarse.
—Estás siendo un dramático. Ya sal del agua o vas a enfermar, toma. —Sin
dejar de cubrir sus ojos Jungkook estiró una mano para tomar el albornoz.
—¡Dame!
~•~•~
—¿Por favor?
—Solo sal.
—S-Si me miras...
—Y tu no tienes que ser tan dramático al respecto, solo sal, sécate, y súbete
a la cama. Ya que te saltaste la cena es hora de dormir, no me gusta que me
interrumpan el sueño.
—Bien.
—¿No hay algo con lo que pueda vestirme? No quiero dormir desnudo,
menos si es contigo.
—Si.
—¿Por qué?
—¿Cuándo no?
❝Cuatro❞
—Suéltame.
—¿Por qué? —La voz del pelinegro sonó retadora. —¿Qué vas a hacer?
—Se bien lo que haré, la pregunta es, Jungkook ¿Qué harás tú?
~•~•~
Hasta aquel momento la mujer lo había bañado, frotado con los pétalos de
rosas que había puesto en la tina, vestido y peinado, pero Jungkook estaba
lejos de sentirse incómodo con aquellas delicadas manos sobre el y con su
presencia rondándole, se sentía muy seguro y a salvo como nunca.
—¿No?
—¿Qué es alargado?
—No le gusto, solo estoy aquí porque el cree que somos predestinados. —
Aseguró Jungkook. —Y no creo eso, ¿No es un cuento? No entiendo bien
que son predestinados.
—Son dos almas gemelas que fueron unidas mucho tiempo atrás por el
destino. Estaba planeado que estuviesen juntos desde mucho tiempo antes
de que existieran. —Jiyook sonrió. —¿No te parece hermoso?
—La cosa con esto es que, tarde o temprano, los dos lo querrán. Porque el
amor que sentirán el uno por el otro será más grande que nada en el mundo.
—Pero a veces no ed fe forma inmediata, puede tomar tiempo así que ¿No
tesientes alagado por gustarle a el?
—No, pero eso no quiere decir que no piense que es muy guapo. —Jiyook
rió levemente. —Taehyung es muy bello, no es difícil de notar ¿No crees?
Jiyook abrió el frasco entre sus manos y negó escuchando las quejas en voz
alta del Omega berrinchudo. Soltó una risa nasal cuando esté calló
cruzándose de brazos, soltando un suspiro pesado.
—Le gustan...Tus labios. —Jiyook estiró su mano hasta ellos y sus dedos
los acariciaron, pintándolos de labial y tomando por sorpresa a Jungkook.
Se dejó hacer, escuchándola hablar. —Dice que son suaves.
—¿Suaves?
—Dice que son muy cómodos para que los suyos reposen.
Ella terminó de pintar sus labios y cerró el frasco, acariciando los cabellos
negros del Omega.
—Pues me ha hablado bien de ti. Bueno, un par de cosas malas, pero nada
que no se arregle.
—Y tú voz.
—No veo que el se someta a alguno, lo que veo es que el actua como si ya
hubiese pasado por esto antes, como muchas veces.
—Jungkook...
—Porque no y ya.
La mujer solo se levantó, algo cansada con la actitud de aquel Omega. Sin
embargo le sonrió, tendiéndole la mano cuando este la miró. Jungkook la
observó sin entender.
—Buenos días.
Jungkook miró tras el como aquella mujer se iba del que se suponía era el
comedor y los dejaba solos a ambos. O eso creyó Jungkook, había una
mujer más joven quieta en una esquina. Taehyung volvió a hablarle.
El dorso del dedo índice ajeno pasó por ambas mejillas del Omega, luego
limpió algo de aquel brillo sobre sus labios y sin más Taehyung se inclinó
para besarlos. Jungkook retrocedió a penas se juntaron, limpiando estos y
mirando a Taehyung con los ojos bien abiertos. Sentía sus mejillas arder.
—¡N-No!
—Porque no. N-No quiero, es raro, se siente muy raro, no hagas eso. —La
voz del Omega tembló y gruñó por haber perdido la voz unos segundos. —
¡N-No me des besos! ¿Qué te pasa?
Taehyung, en lugar de decirle que no le gritara pareció divertido con
aquello, así que solo le tomó la mano y lo guió a una de las sillas de aquella
mesa de ocho asientos que se encontraba llena de comida y un jarrón con
rosas blancas. Mientras Taehyung se sentaba a la cabeza de aquella mesa,
Jungkook estaba en una de las sillas de los costados, a un lado de
Taehyung. El Alfa tomó un sorbo de jugo de naranja mientras la mujer que
permanecía siendo una silenciosa tercera en aquel lugar comenzaba a servir
comida en sus platos. Preguntaba a Taehyung si quería de eso o de aquello,
dejando cosas en su plato y luego colocando en el plato de Jungkook cosas
no tan relevantes.
—No.
—No, no, no. —La mujer lo detuvo cuando quiso servirse por su cuenta. —
Yo lo hago, no lo haga, Omega Jungkook.
—Yo puedo.
—Jungkook.
—Yugyeom.
—¿Quién?
—¿Quién es Yugyeom?
—Mi amigo.
—El Alfa del bosque, ese que me... —Jungkook cerró la boca enseguida,
volviéndola a abrir después. —¿A ti qué te interesa?
—Si. No. —Jungkook negó cerrando sus ojos, queriendo golpearse por ser
torpe. —Cuando voy.
—De que espero no hayas pasado demasiado tiempo solo con el.
—¿O qué? ¿Cuál es el problema? —Jungkook rodó los ojos. —Ni siquiera
lo conocías, ni siquiera lo conoces o me conoces, no sabes nada de
nosotros.
—¿Por...?
Jungkook pareció quedarse sin palabras un momento. Luego sin más sus
palmas goleparon la mesa aterrizando a cada lado de su plato, sus labios se
fruncieron y gritó con fuerza.
Jungkook se mordió la lengua solo porque sabía bien que el podía hacerlo
si así lo quería, porque si aquel hombre había sido capaz de matar a sus
padres y abuelos podía matar fácilmente a Yugyeom...O a el.
—Majestad.
—Buenos días.
—Es gracioso.
—¿Ah, no?
—¿Totor?
—Derecho. —Ordenó.
—¿Si?
—No te he preguntado.
—No, es que...
—He dicho que comas, Jungkook.
—Jungkook.
—Obedece a tú Alfa.
Sin más tomó a Jungkook del brazo y lo arrastró fuera de aquel comedor.
Alfa y Omega de dieron una última mirada antes de que la puerta se
interpusiera entre ellos. Jungkook se encargó de dejarle claro a través de
sus ojos que el no iba a ceder a nada.
[[🐺]]
¿Nunca les presenté a Jiyook?
¡Producción!
❝Cinco❞
Alessia Cara — Scars to your Beautiful.
—¿Cómo dices?
—No, te escuché.
—¿Eh?
—Yo...
—No sabes ¿O si?
—¿Es... Importante?
—No, incluso los Betas tienen parte lobuna, solo que esta permanece hasta
que cumplen los diez años. —Explicó el Omega tomando el libro. —Todos
podemos ser lobos, convertirnos en ellos hasta que cumplimos diez años, a
partir de ahí no lo hacemos hasta presentarnos. Si luego de los diez años, a
eso de los doce o trece, no te presentas como Alfa u Omega serás Beta y
significa que tú parte lobuna ha desaparecido.
—Oh. ¿Qué pasaría de haber más humanos? Es decir ¿Cómo saben si solo
es simple humano o Beta?
—Los Betas tienen olor, un aroma muy suave, como a vainilla, muy muy
leve y solo los Omegas y Alfas puedes olerlo —Kyungsoo rodó los ojos. —
No hay más simples humanos.
—Solo pregunto.
—Bueno, supongo que está bien, de igual forma es hora de historia. —
Murmuró Kyungsoo pasando las hojas del libro en sus manos mientras su
ceño se fruncía.
—Quizá obediencia.
—Y a tú Alfa.
—No es mi Alfa.
Jungkook giró su cabeza para no ver la cara del Omega que, al parecer,
tenía mucho que decir.
—Yo hago lo que quiera. —Aseguró el.
—No puedes, no, no, no. Quizá antes, pero ya no, debes obedecer a tú Alfa.
Kyungsoo parpadeó: —No, ellos solo te dan castigos, para que aprendas
del error que has cometido. No hay una golpiza, no es algo realmente...
—Es solo...
—El es un monstruo.
Kyungsoo lo miró.
—¿Cómo es que no sientes los efectos? Es tu predestinado.
—¿Qué decías, Jungkook? —Le preguntó. —No escuché del todo bien.
Taehyung suspiró sobre sus labios antes de mirarlo a los ojos. Jungkook se
perdió en el azul de su mirada, como si se ahogara en ella, como si pudiese
simplemente...Parpadeó cuando el pulgar ajeno presionó dentro de su
bocay luego se retiró.
Taehyung lo miró casi con diversión, sus labios curvaron una sonrisa
torcida y su pulgar tiró de su inferior hacia abajo.
—Veremos.
Sin más que decir empujó sus labios contra los del Omega muy suave y
decididamente. Jungkook solo pudo sentir la suavidad de los contrarios,
tembló cuando sintió su lengua barrer su labio superior antes de que
presionara de nuevo y se alejara por completo. Jungkook no supo que
contenía el aire hasta que exhaló e inhaló casi desesperado por respirar.
Miró a la nada mientras recuperaba el aliento, temblando como si tuviese
frío y desorientado. Taehyung lo dejó de lado y avanzó hasta Kyungsoo.
—Lo mejor será iniciar con las reglas de protocolo y modales. Jungkook.
—El Omega se giró con lentitud ante el llamado. —Lee las reglas en voz
alta, enumeralas y habla con pausa. Ten.
—Y-Yo...
—Ahí no dice "Yo". —Lo corrigió Kyungsoo.
—N-No lo sé.
—¿No qué?
—No se hacerlo.
—¡Jungkook!
—¿Estás bien? —Preguntó una voz grave y preocupada. Jungkook dió las
gracias a no haber respondido, porque después de todo no era con el.
—Si, creo. —Respondió aquel con el que había tropezado, un rubio con
rostro aniñado que era levantado del suelo por un pelinegro alto. —Solo me
lastime la espalda baja.
—J-Jungkook.
—Baekhyun, compórtate.
—¿Por qué estás llorando? —Con sus pulgares limpió las mejillas mojadas.
—No. Yo iré con Taehyung, hay reunión del consejo esta tarde y debemos
organizar ciertas cosas.
—Hola, Taehyung.
—Sehun. ¿Has visto a mi Omega? Uno pequeño que anda corriendo por
ahí.
—Está con Baekhyun. Hay unas cosas que debemos cambiar antes de que
llegue el consejo.
[[🐺]]
Baekhyun y Sehun
❝Seis❞
Carousel — Melanie Martinez.
—¿Si?
—¿No sabías sobre las casas de placer? Están muy ocultas, casi
inaccesibles al menos que conozcas a las personas correctas.
—Es ese chico de la floristería, cree que pasa algo con el. —Contó. —Y
obviamente no pasa nada, pero el otro día estaba ahí comprando unas rosas
y no sé como ocurrió, solo me iba a caer y el me sostuvo de donde pudo.
—Baek, no me digas que te toco el trasero. —Pidió Jiyook, a lo que el
Omega rió. —¡Baekhyun! ¿Cómo lo permitiste?
—¿Y el lo vió?
—Lo sé.
—¿Qué?
—A mi casa, solo vine a traer algo de Sehun. No le gusta que venga todos
los días, así que nos veremos después.
—No hagas enfadar a tu Alfa, ¿Si? Ambos son muy difíciles y si ninguno
cede será un caos. ¡Adiós!
Jungkook puso mala cara en cuanto se quedó solo en medio del pasillo,
mirando a unos guardias que vigilaban y bufando al aire. De pronto y por
alguna razón algo se oprimió en su pecho y sintió un poco de miedo de
encontrarse solo con Taehyung. Ah, como odiaba aquel día. Sin pensarlo
demasiado entró al comedor casi de manera tímida, con la cabeza gacha
mientras abría y cerraba la puerta. Tomó aire antes de levantar la cabeza y
acercarse a la mesa, en donde Taehyung se encontraba ya sentado en su
asiento como la cabeza del castillo, la cual ya era. Miró a Jungkook con
profundos ojos azules y el pelinegro solo pudo acercarse a paso lento.
—Lo siento.
—¿Qué sientes? —Preguntó Taehyung aún mirándolo con aquella cara
molesta.
—Si.
—Si.
—¿Qué te sucede?
Jungkook lo miró sin expresión específica.
—Nada.
El Alfa sabía bien que era mentira, pero lo dejo tranquilo. Permitió que
llevaran el almuerzo y empezaron a comer. Jungkook tenía mucha hambre,
pero mientras Taehyung iba por la mitad de su plato el ni siquiera había
tocado la comida, estaba muy metido en sus pensamientos como para tomar
un cubierto y comer. Taehyung lo miró mientras masticaba un trozo de
carne.
Jungkook miró al rubio. Le provocaba algo, pero nada tenía que ver con
comida. Había estado pensando en que pasaba si pedía algo muy
amablemente, con voz tranquila y sin intenciones de pelear. ¿Sería un buen
momento aquel?
—¿No te incomoda?
—Y-Yo...
Jungkook se relamió los labios y pensó en ello, dándole vueltas sin querer,
pero no había manera de que el durmiera desnudo en la misma cama que
Taehyung.
—¿Te importa mi comodidad? —Preguntó Jungkook un poco más bajo,
sintiéndose muy inseguro de a donde se dirigía la conversación.
—¿Qué?
—¿Qué te hace creer que dormirás en otra cama? En otra habitación que no
sea la nuestra.
—¿Siempre?
—Te molestas solo, nadie te ha hecho nada malo. ¿Crees que he hecho algo
malo?
—En el bosque.
—¿Con quién?
—Si, ya escuché.
—¿Entonces?
—Si, somos muy buenos amigos. —Aseguró Jungkook. —Es muy buena
persona.
—Apuesto que no le dijiste lo mismo al Alfa que se metió entre tus piernas,
¿Por qué demonios me gritas?
—Ven acá.
—No.
—Que vengas.
—¿Para qué? No, ¿Qué vas a hacerme?
—Ay, me lastimas. —Se quejó Jungkook como pudo. —Que bruto eres.
—Fuchi. —Se quejó en voz alta para molestar un poco al rubio. —Tienes
mal aliento.
—No es cierto.
—¡Mentira, mentira!
—Que si, ven, te lo quitaré. ¿Qué van a decir los demás cuando te vean
todo piojoso?
—Si. Míralo.
Jungkook le dió una mirada al ojiazul, el cual lo miraba como si fuera algo
patético, luego se dió la vuelta y cerró la puerta con fuerza, dispuesto a
irsede aquel lugar ese mismo día, sí o sí.
~•~•~
Silencio.
—¿Enseñarme?
—Hazlo tú ahora.
Jungkook era aprendiz con los besos, pero estaba seguro de que Taehyung
besaba muy bien. Lo sabía por la forma en lo que lo hacía sentir, porque lo
hacía sentir extrañamente bien, hacía que compartir un poco de saliva y
roces intensos no fuera nada desagradable. Lo sabía por la forma en la que
su interior parecía contraerse cuando sus labios chocaban, por como le
gustaba que Taehyung lo sostuviera del rostro y también por como le
gustaba sostener el suyo también. Porque los besos lo hacían suspirar de
gusto y cuando sus lenguas se acariciaban sentía cosquillas en todo el
cuerpo. Jungkook sabía que aquello le había gustado más de lo que quizá
admitiría en voz alta algún día, pero también sabía que cuando Taehyung se
volvía grande sobre el y el calor de sus cuerpos se dejaba ver en sus frentes
húmedas era cuando todo podía ponerse muy feo y poco agradable.
Fue por ello que cuando Taehyung se separó para mirarlo a los ojos se dió
la vuelta sobre su costado y cerró los ojos, deseando una buena noche al
Alfa y soltando al aire un bostezo demasiado convincente al que el rubio
contestó con un beso en la mejilla y unas buenas noches.
Jungkook sabía bien que esa noche había sido un error, un error grande
queno debía cometer de nuevo. Saberlo no lo había dejado dormir por
completo, se había despertado muy de madrugada, pensando en como había
actuado y se riñó una y otra vez, a el y a su estúpido lobo que parecía solo
confundirlo con pensamientos estúpidos. Cuando el Alfa despertó fingió
estar dormido, sintiendo como el mismo le daba pequeñas sacudidas y le
hablaba pidiendo que despertara. Después de un rato de intentar, para
sorpresa de Jungkook, decidió dejarlo tranquilo.
—Me daré un baño. —Avisó el Alfa con voz pastosa. —Puedes entrar si
quieres.
Jungkook no contestó, esperó hasta que esté salió de dosel y abrió los ojos,
comenzando a pensar en como escapar de alguna posible incómoda
situación con aquel rubio. Se mordió el labio, se dijo a si mismo que debía
salir de la habitación, encerrarse en algún lugar y en caso de ser hallado
fingir demencia. Era un plan estúpido, pero no pensaba en como podía
retroceder ante lo que había hecho. ¿Cómo? Había pasado de detestar al
Alfa a besarlo por quien sabe que, ¿Cómo se lo había tomado Taehyung?
—Jungkook, despierta.
Mientras decía eso apartaba las cobijas del cuerpo del Omega, dejándolo
libre de ellas. Jungkook lo miró con el ceño fruncido. No supo si era su
tono burlón o su expresión muy levemente burlesca, pero algo lo
descolocó.
—¿Cómo me llamaste?
—Solo...
—No, es a ti, ¿Qué te pasa? Tú no eres así, suéltame y deja de hablar de esa
forma rara.
Taehyung tiró de el para tenerlo más cerca y se inclinó sobre el, Jungkook
posicionó sus manos en su pecho para mantenerlo alejado. Hizo una mueca
notable cuando Taehyung se acercó a sus labios.
—Dame un beso.
—No. —Se negó tenso en su lugar, dando vueltas sobre si para escapar
hasta que estuvo alejado de el.
Pero solo habían sido besos, ¿No? Solo besos, y los besos eran comunes,
¿No era así? Taehyung solo se había ofrecido a enseñarle, el había
aceptado, pero no había aceptado más que eso, no había aceptado al Alfa,
solo sus besos, ¿No? ¿Acaso no era así? La cabeza le dolía por pensar tanto
en aquello.
Jungkook parpadeó.
Jungkook elevó sus cejas, ¿Acababa de insinuar que se veía mal? Y no solo
eso ¿Acababa de insinuar que Jiyook había hecho un mal trabajo? Era
obvia su mala intención puesto que Jungkook ya había estado maquillado
antes frente a el. La Beta se mantuvo en silencio, Jungkook miró a
Kyungsoo en su lugar estando quieto. El Omega sentando colocó su
servilleta en su regazo, la voz de Taehyung se escuchó.
—Se ve hermoso.
Jungkook estuvo a punto de agradecer y mostrar su lengua de manera
grosera al Omega, pero se contuvo.
Y a pesar de que Jungkook sabía muy bien que no tenía ningún derecho,
que no había pasado un largo tiempo de estadía en el castillo, que no tenía
un anillo en el dedo o una marca en en el cuello, dejó algo bien en claro al
Omega de mal gusto que tenía al frente.
—Estás en mi asiento.
—¿Eh?
—¿Qué?
—Si, solo no manches nada, ni mezcles nada, ni pongas nada sobre nada,
que todo luzca muy...
Kyungsoo sintió sus mejillas arder de la rabia, pero Taehyung solo asintió,
volviendo a posar su codo a un lado de su plato y su mejilla sobre su puño,
mirando a Jungkook con una mínima sonrisa ladina.
—Manchaste la mesa.
—Jungkook, limpia la mesa, mira que también dejaste migas ahí. —Señaló
Kyungsoo teniendo una punzada de dolor en su frente. —No seas tan
desordenado.
Jungkook dejó sus manos hechas puños sobre la mesa, saboreó su propia
lengua y sintió que podría envenenarse con solo el sabor de todas las malas
palabras que quería soltar. Tomó un respiró y exhaló lentamente por la
nariz. Pudo jurar que solo habían pasado cinco segundos sin la molesta voz
de Kyungsoo antes de que interrumpiera de nuevo.
—¿Escuchaste?
El Omega rodó los ojos al cielo, negando y diciendo algo por lo bajo.
Jungkook, contento con que no lo molestara más se sirvió en su plato. Se
detuvo a medio camino de dejar una salchicha en su plato y se preguntó
que demonios estaba haciendo, ¿No debía estar rehuyendo de Taehyung
hasta lograr salir del castillo en lugar de ahí? Bueno, siempre podía
desayunar primero.
Jungkook miró al Omega solo dos segundos, luego tomó su plato y lo vacío
al arrojar la comida en el rostro del mismo. Kyungsoo se levantó
enseguida, haciendo una mueca al sentir la yema del huevo resbalar por su
mejilla y lo grasoso del plato esparcido en su rostro, goteando hasta su
camisa. Jungkook sintió el tirón en su brazo que lo hizo levantarse de
golpe, miró a Taehyung y se deshizo de su agarre con rapidez.
—¿Qué demonios, Jungkook? —Alzó la voz el Alfa.
—¿Q-Qué?
Taehyung lo miró
—Tú cállate.
Y sin esperar respuesta el mismo salió del lugar. Jungkook miró al suelo,
sintiendo como su respiración empezaba a nivelarse y saltando en su lugar
cuando Taehyung lo encaró por completo, con ojos brillantes de ira. El
Omega soltó un grito de sorpresa por el golpe que Taehyung estrelló con
fuerza contra su muslo izquierdo. Saltó cuando lo hizo de nuevo y se alejó
de él.
—¡Eh!
—¡CÁLLATE!
Jungkook cerró los ojos con fuerza cuando el dorso de la palma del Alfa
golpeó su boca con fuerza desmedida. Jungkook se cubrió los labios
sintiendo su inferior palpital y arder de dolor. Sintió algo escurrir de el
hasta resbalar por su mentón y manchar su mano. No tenía que ser muy
inteligente para saber que estaba sangrando. Sin saberlo lagrimeó un poco y
mojó sus mejillas mientras retrocedía aún con los ojos cerrados. No tuvo
tiempo de reaccionar cuando Taehyung lo estaba tomando del brazo,
arrastrándolo y luego empujándolo hasta casi hacerlo caer. Jungkook quitó
sus manos de sus labios y miró al Alfa con los ojos cristalizados en
lágrimas de dolor por su labio roto.
Pensó en como había tratado a Jiyook y en como estuvo tan mal arrojarle
una almohada. Quería disculparse con ella, pero no quería levantarse de la
cama porque a Jungkook le dolía el pecho tan mal, como si pesara algo en
el, algo demasiado pesado para cargar.
—No me llames Tae, lo odio y lo sabes. —Pidió el rubio con voz cansada,
Jungkook ladeó la cabeza. —¿Haz visto a Jungkook luego del desayuno?
Jungkook tocó la puerta con las palmas de sus manos y apegó su oreja a la
madera de la puerta, frunciendo el ceño y bajando la mirada.
—Dale tiempo.
—Si, tienes razón, pero todos perdemos el control a veces, sale de nuestras
manos, tu sabes más que nadie que así es. —Insistió la Beta. —¿No has
perdido el control hoy al pegarle un manotazo en la boca? Lo hiciste
sangrar.
—Si.
—Pero Taehyung...
—No tiene sentido si el no se adapta, será mejor que se vaya. Tal vez con
el tiempo el pueda sentir lo que yo, y si no lo hace entonces estuvimos
equivocados respecto a lo de ser predestinados.
El Alfa lo ignoró por completo, bajando las escaleras que antes Jungkook
había subido, caminando por el pasillo y dirigiéndose a su habitación.
Jungkook lo siguió incluso cuando este ignoraba sus preguntas o
exigencias. Jungkook cerró la puerta cuando ambos estuvieron dentro, el
peso en su pecho se hizo mucho mayor cuando Taehyung se quitó los
zapatos y los calcetines, caminando descalzo hasta el tocador. Los cristales
rotos aún estaban en el suelo. Comenzó a quitarse los anillos que adornaban
sus dedos, algunos con piedras hermosas incrustadas en ellos.
—¿Y? Eres libre ahora, vete, vuelve a tu casa y sigue con tu vida.
Jungkook sintió que el peso en su pecho era demasiado y dolía como nunca
le había dolido, y no entendía nada, absolutamente nada.
Taehyung miró la cabellera negra del Omega que lloraba, negó mientras
miraba a otro lado.
—P-Pero...
—¿Pero qué?
—E-Es tu culpa.
Lloró contra las palmas de sus manos, sentía la mirada del Alfa sobre el y
eso lo dejaba aún más avergonzado consigo mismo. Seguramente se veía
ridículo, seguramente Taehyung lo miraba como a un estúpido y no tardaría
en tomarlo del brazo y echarlo fuera de la habitación por ser una molestia.
Seguramente.
Pero Jungkook sintió los fuertes brazos ajenos rodearlo y apegarlo al tibio
cuerpo del Alfa. Jungkook lloró más fuerte entonces.
—No lo sé. —Admitió alejándose un poco solo para limpiar sus lágrimas,
las miró sobre las yemas de sus dedos un rato y luego apoyó su frente en el
pecho del rubio. —Solo estoy muy triste...
Taehyung pasó sus manos hasta el trasero del pelinegro, una de ellas subió
a su espalda y acarició. Jungkook tuvo que rodear sus caderas con sus
piernas, sintió su rostro aún más sonrojado y tembló ante un escalofrío que
lo recorrió. El ojiazul lo miró con aquel rostro indiferente y serio que tan
inferior hacía sentir a Jungkook.
El Alfa prolongó aquel beso, solo dejando sus labios juntos, separándose
solo dos segundos para mirarlo a los ojos, los cuales permanecían cerrados.
Jungkook respiraba de manera inestable y suave, sin saberlo inclinaba su
rostro para que quedara apoyado en la palma de Taehyung y sus labios
rosados se abrían y cerraban levemente, como si quisiera decir algo, pero
no pudiendo.
Taehyung lo miró largos segundos, miró su expresión cansada y triste, su
cabello cayendo sobre su frente en un flequillo azabache, sus pestañas
cortas y pobladas, algo rizadas, que le daban encanto adorable e infantil.
Sus labios finos, aquella piel suave...
—Diecisiete.
Sin decir nada más Taehyung lo dejó en el suelo, tomó su mano y le dió un
apretón. Jungkook abrió sus ojos y miró los azulados, conectaron miradas
solo un par de segundos.
Sentía que flotaba, quizá que era era empujado, se sentía liviano, como una
pluma en el aire o algo demasiado parecido, pero continuaba sintiendo
humedad y muy poca comodidad, sus pies polvorientos se sentían
demasiado incómodo y de un momento a otro no podía respirar, había
perdido el aliento.
—Jungkook. —Llamó.
Pero no obtuvo una respuesta, así que se apresuró a salir de entre las
mantas y de la cueva que formaba el dosel. Parpadeó para mirar mejor en la
oscuridad de su habitación, encontrándose con la silueta del pelinegro en
una pared lejana. Sus manos se apoyaban de ella y estaba ligeramente
encorvado. Taehyung se levantó de la cama y descalzo empezó a caminar
hasta el, con el entrecejo fruncido en preocupación y curiosidad. Escuchó
como susurraba una y otra vez mientras se acercaba a el. La palabra
"Segundo" era repetida una y otra vez por el Omega.
—¿Jungkook?
Taehyung peinó su cabello hacia atrás con el fin de alejarlo y ver su rostro,
pero no pudo hacerlo, se apegaba a Taehyung como si alejarse le costara la
vida. Los brazos de Jungkook envolvieron al Alfa y lo apretaron con
fuerza, temblaba y sollozaba. Su olor a miedo altero al lobo de Taehyung,
el cual buscó proteger a toda costa al Omega.
Taehyung pudo sentir sus lágrimas mojar su pecho desnudo, le dió caricia
tras caricia en su cabello negro y siseó.
—Si, Yugyeom.
~•~•~
Jungkook cerró los ojos al sentir como todo un jarrón de agua era vaciado
sobre su cabeza, cubrió sus ojos y talló los mismos para volver a abrirlos,
tiritó falsamente ante la frescura del agua fría y se abrazó a si mismo,
frotando sus brazos y relamiendo sus labios. Miró sus piernas estiradas a lo
largo de la tina, hizo una mueca ante lo delgadas que eran, aunque tuvo que
aceptar que había un poco más de músculo en sus muslos gracias a que
estaba comiendo prácticamente comida de reyes.
El Omega miró a la mujer que soltaba una leve risa y se alejaba de el. La
miró irse hasta la puerta mientras el Alfa tomaba su lugar. Jiyook salió y
los dejó solos, entonces Jungkook se encogió en su lugar, sintiendo como el
Alfa se sentaba al borde de la cerámica de la tina, justo tras el.
—¿Qué quieres?
—Hablar.
—A que me expliques que relación mantenías con aquel Alfa del bosque.
—Puede que no sepas leer, pero no eres estúpido, me entiendes bien. —El
tono de voz disminuyó notablemente.
—¿A qué viene eso? ¿Acaso estás molesto con el por algo? ¿Qué te ha
hecho? Ni siquiera lo conoces.
—No lo cambio.
Taehyung quiso decir algo, pero cerró la boca y tomó entre sus dedos el
punte de su nariz, cerrando los ojos y bufando. Jungkook infló sus mejillas
en medio de su rabia y bufó luego también.
Jungkook frenó enseguida, buscando con su mirada una toalla o una bata,
no por las amenazas del Alfa, sino porque no quería ser visto desnudo por
nadie en caso de. Le gruñó al Alfa cuando alcanzó una bata y por pura ira
tomó un tipo de cepillo que estaba cerca y se lo arrojó con toda su fuerza.
Cayó dentro de la tina, salpicando agua, y Taehyung lo miró hundirse
enseguida para luego mirar a Jungkook casi con asco ante su lanzamiento.
—Torpe.
Gimoteó cubriendo sus ojos con el dorso de sus manos y lloró, no sabiendo
si el dolor se mezclaba con su ira y se hacía punzante o si permanecía por
largo tiempo como su llanto estaba dispuesto a permanecer. Taehyung pasó
su brazo bajo sus rodillas y posicionó su brazo libre alrededor de su cintura.
Hizo acto de querer levantarlo.
—¿Qué?
Jungkook se abrazó al cuello del Alfa cuando lo elevó sin permiso del suelo
y lo llevó fuera del baño. Sintió un dolor en su espalda baja y le gruñó a
aquel que lo cargaba, gritando castamente después cuando sin previo aviso
fue arrojado a la gran cama. Se quejó de su dolor y un puchero involuntario
adornó sus labios. El Alfa caminó hasta el cuando se arrodilló en la cama
dispuesto a pelear y lo tomó de las muñecas evitando cualquier posible
golpe.
—No se que relación tenías con ese Alfa, pero sea lo que sea no dejaré que
sea un maldito dolor de cabeza para mi. —Jungkook fue empujado
levemente, cayó sobre su trasero. —Están lejos el uno del otro y me
encargaré de que sea así por siempre, pero si vuelves a llamarme Yugyeom
te voy a...
—Pero si estaba dormido. —Le recordó Jungkook molesto. —¿Cómo
puede ser mi culpa? ¿Cómo puedes ser tan tonto para culparme por ello?
¿Por qué me tratas tan mal?
Taehyung estuvo unos segundos en silencio, luego sin más lo empujó con
un toque en su frente demasiado fuerte que lo hizo caer sobre su espalda. El
Omega se tensó cuando el Alfa de posicionó sobre el, casi recostándose
sobre su cuerpo y acercando su rostro al suyo.
Jungkook miró los ojos azules y Taehyung sin romper aquel contacto besó
los labios del pelinegro. Jungkook no pudo sostener la mirada, tampoco el
beso, así que giró la cabeza para romperlo y suspiró al cerrar los ojos. La
respiración caliente de Taehyung cayó sobre su mejilla con lentitud.
Jungkook se sintió muy cálido aún cuando recién salía de una ducha fría.
Se sonrojó y se maldijo, porque el no se sonrojaba, solo Taehyung lo hacía
sonrojar.
Jungkook rodó los ojos al cielo, haciendo puño su mano sobre la mesa y
mordiendo el interior de su mejilla con estrés contenido. Kyungsoo habló
de nuevo.
—Mi libro.
—Que poco inteligente y creativo, Jungkook.
—¿Quieres otra oración? —Preguntó el. —Está bien. —Por unos segundos
se hizo el pensativo. —Mi Alfa es el Rey de Seoul. ¿Qué te parece?
—Será cuestión de tiempo para que estés fuera del castillo, estoy muy
seguro de que solo eres un capricho de Taehyung.
—Eres un bastardo.
Las palabras hicieron que Jungkook sintiera frío, hicieron que se encogiera
más en su lugar y ocultara su rostro. No lo habían llamado así en un rato,
empezaba a acostumbrarse a no ser acusado y torturado por serlo, pero
supo que fue un error. Su nariz comenzó a picar y sus ojos a arder.
—No soy un maldito, no me llames así. —Más que una orden logró sonar
como una petición en voz baja.
—Creo que sabes a que me refiero. —Jungkook entrecerró los ojos. —Creo
que es obvio que te molesta que Taehyung tenga un Omega.
—Pero lo hace.
Kyungsoo rodó los ojos, negando y haciendo sus manos puños. Jungkook
torció el gesto, su lobo gruñó a aquel que se había metido en un territorio
delicado para el, sin embargo Jungkook ignoró la sensación de celos que
crecía en su interior. Kyungsoo lo miró de arriba a abajo con desprecio.
Kyungsoo cortó el espacio entre ellos y empujó con sus manos a Jungkook,
desestabilizándolo.
—No eres nada, Jungkook. —Le dijo alto y claro. —Solo eres un bastardo
con suerte y eso va a terminarse pronto, te lo prometo.
—¿Quién fue entonces? Le daré con la mano abierta, lo juro. —Casi gruñe
la mujer tomando el rostro de Jungkook entre sus manos. —¿Quién te hace
llorar de esa manera tan frágil?
—¡Nada!
—¡Jungkook!
El nombrado gruñó en sus adentros y limpio el resto de sus lágrimas. Con
malcriadez talló sus ojos y suspiró, intentando con todas sus fuerzas
controlar su estado. Pensó en como no se había defendido, en como había
quedado como un estúpido. Debió no comportarse, debió regresar los
empujones, debió devolver la bofetada, los insultos, las lágrimas, todo.
Pero no lo había hecho y se sintió un completo idiota por querer actuar de
manera decente, ¿Por qué quería demostrar que no era un salvaje grosero?
¡Qué estúpido querer demostrarle aquello a Taehyung! Aún cuando ni
siquiera estaba presente, como si Kyungsoo fuera a informarle sobre su
buen comportamiento, aquel Omega que tanto deseaba a Taehyung.
Jungkook tragó duro con la vista perdida en algún lugar muerto del suelo.
—Estoy bien. —Titubeó y sin pensar dijo. —No le digas a Taehyung que
estaba llorando.
—¿Por qué?
Jungkook pudo sentir como su interior se revolvía. Negó, llevado por los
desesperantes sengundos en los que la fría mirada azulada estaba sobre la
suya.
—Tengo gripe. —Respondió en un susurro.
—Vete.
Ella asintió y con rapidez corrió hasta la puerta, cerrando esta tras ella.
Taehyung se movió hasta su asiento, sentándose en este y soltando un
sonido de molestia. Jungkook lo miró colocar sus manos a cada lado del
plato vacío, como su rostro se torcia un poco y su labio tiraba de una mueca
tenebrosa. Jungkook no dijo nada.
—Vaya controlador.
—No me cambies el tema. ¿Por qué has llorado? Contesta con la verdad.
Jungkook suspiró, posó sus manos sobre la mesa listo para objetar, pero
tuvo una puntada de dolor en su cabeza que lo obligó a cerrar los ojos y
reposar su cuerpo contra el respaldo de la silla. Pudo sentir la mano de
Taehyung pasar bajo la suya y sostenerla con suavidad.
El Omega abrió los ojos solo para ver su mano entre la del Alfa. Sus pieles
contrastaban de una manera muy bonita que Jungkook no pudo pasar por
alto. Parpadeó sintiendo nuevas lágrimas adornar sus ojos, posando su
mirada sobre la de Taehyung, su labio temblando levemente. Su corazón
latió demasiado rápido y de repente demasiado lento.
—Y-Yo...
—¿Y?
Taehyung parpadeó
—¿Qué?
—Shht. —Pidió Taehyung suave. —Al diablo, Jungkook ¿Por qué crees
que me interesa eso? No llores.
—Me tienes lastima. —Dijo Jungkook sin siquiera pensarlo, cubriendo sus
ojos con sus manos. —Sientes pena y asco por mi...
Taehyung tomó el rostro ajeno entre sus manos y apartó las de Jungkook.
El Omega lo miró con ojos cristalizados y Taehyung curvó una sonrisa casi
imperceptible.
—No seas ridículo, niño. ¿Por qué crees que te tendría lastima o asco? Eres
mi pareja.
—¿Es por eso? ¿Por qué somos destinados? —Jungkook tragó duro. —
¿Por qué estás obligado a vivir con un bastardo?
—Jungkook...
Dando un sollozo al aire se dió la vuelta para irse, pero Taehyung tomó su
brazo y tiró de el para devolverlo a su lugar. Jungkook cerró los ojos al
sentir la nariz ajena en su mejilla, una mano de Taehyung en la cintura y
otra inmovilizándo su rostro.
En un abrir y cerrar de ojos Jungkook estuvo fuera del castillo, del otro
lado de los muros, lo supo cuando después de una despedida a los guardias
por parte de quien empujaba la carreta y largos minutos de espera levantó
el saco y se asomó fuera.
—¡Tú!
Jungkook retrocedió ante el grito de aquel hombre, listo para echar a correr.
—Seguro estabas robando mis cosas. —El hombre abrió sus ojos en
demasía. —¡Seguramente estaban robando cosas del castillo!
—¡No! ¡Yo no soy...!
¿Guardias? No, Jungkook no había salido para luego ser atrapado por los
guardias, claro que no. Solo le tomó un segundo echar a correr por el
bosque.
—Si, cada día, como siempre. —Yugyeom frunció el entrecejo. —¿Por qué
rayos no habías aparecido? Y ¿Qué es esa ropa?
—¿Lo robaste?
—Bien, solo sube a mi espalda o te mojarás esa ropa que te hace ver tan
bonito.
Cruzar el río fue más rápido de lo que Jungkook esperaba, así que al estar
en territorio firme comenzaron a caminar uno al lado del otro, adentrándose
más al bosque y disfrutando de un silencio cómodo y acogedor. Jungkook
sabía que la casa de Yugyeom estaba mucho antes que la suya, por lo que
no se sorprendió cuando el mismo lo invitó a pasar a la pequeña casa.
Pequeña, fea por fuera, pero por dentro era muy reconfortante para quien la
habitaba.
—Si, decidí que necesitaba una si iba a pasar las noches en casa.
Jungkook rió: —¿De qué hablas? Estoy solo siempre, no hay problema con
eso, tu necesitas trabajar.
—No necesito que me cuides, yo puedo solo. No tienes que quedarte aquí
por las noches o invitarme a vivir contigo, estoy bien así.
—No soy tu criado. —Lo señaló el pelinegro con recelo. —Solo limpié tu
chiquero dos veces, así que si pretendes que yo...
—Ya, no pelees, sabes que tengo razón. —Lo interrumpió. —¿No quieres
vivir conmigo?
Jungkook parpadeó y miró al suelo, confundido y algo afligido. Recordó de
repente que era lo más parecido a un fugitivo de lo que le gustaría.
—¿Buscándote? ¿De qué hablas? —El Alfa negó. —Además ¿En dónde
estabas? Quise ayudarte aquel día, pero me había lastimado el pie y no
podía correr tras de ti y ese lobo, dime ¿Te hizo daño?
—Bueno, explícame.
—¿Compraste galletas?
—Te compré galletas. —Corrigió. —No sabía cuando aparecerías, así que
ya están algo viejas. Se que te gustan mucho.
—¿Por qué no preparas uno de tus tés y me platicas mejor que pasó? ¿Te
gustaría? Podemos subirnos a la cama, está cómoda.
—Bueno, si no es a mi ¿A quién?
Jungkook borró su pequeña sonrisa y ladeó la cabeza, Taehyung vino a su
mente enseguida, pensando en lo furioso que debía estar. Además,
Yugyeom estaba diciendo cosas raras.
—Nunca habías jugado así. —El pelinegro frunció los hombros. —Solo no
lo hagas. Es incómodo.
—¿Qué?
Jungkook parpadeó casi atónito ante las palabras de su amigo Alfa. Había
quedado completamente mudo después de escuchar aquello ¿Insunuaba
algo? Jungkook no quería pensar que insinuaba algo, quería pensar que era
un tipo de broma de mal gusto que su tonto amigo había hecho, porque si
no era así se convertiría en un enorme problema. Yugyeom pareció crecer
sobre Jungkook, a lo que el Omega se removió en la cama incómodo y algo
nervioso, comenzaba a sentir como se le erizaba la piel por el miedo que
empezaba a crecer en su interior.
Yugyeom se inclinó aún más, sus ojos castaños se fijaron en los inquietos
de Jungkook y aspiró su aroma desde su corta distancia. Jungkook posó sus
manos momentáneamente temblorosas sobre el pecho cubierto del mismo y
empujó con poca fuerza para alejarlo, sintiéndose ahora muy nervioso y
asustado de aquella inusual cercanía de su amigo. Balbuceó algo
inentendible y frunció el entrecejo, mirando la mesa, la ventana tras de ella,
buscando de repente alguna salida rápida.
No le gustaba la cercanía de un Alfa, toleraba a Yugyeom, pero nunca se
había comportado de aquella manera, ¿Por qué lo hacía? Lo estaba
asustando, lo hacía sentir acorralado. No le gustaba como le estaba
sonriendo, no le gustaba como se inclinaba sobre el, no le gustaba como su
respiración estaba cerca y chocaba contra su rostro, no le gustaba, le daba
asco y miedo, no se sentía normal o apropiado, no se sentía correcto, no se
sentía como si puediese controlar aquella situación y lo abrumaba. No se
sentía como Taehyung...
—Yo te mataría.
Taehyung miró al Omega echado en la cama con sus manos a cada lado de
su cabeza, como era un manojo de temblores y preocupación, de miedo,
podía sentir y oler su miedo tan profundo que se colaba en sus huesos y lo
hacía enfadar. Su Omega se sentía temeroso y vulnerable, una combinación
que lo hacía paralizarse y no le permitía defenderse, pero Taehyung estaba
ahí y no iba a dejarlo pasar por alto. Miró al Alfa castaño y dió un paso a su
dirección.
—¿Qué haces con mi Omega? —El rubio dió pasos más cerca de el. —
¿Por qué mierda estabas tan cerca de el?
—¿Tú Omega? —Casi escupe Yugyeom. —¿Qué? ¿Estás loco y perdido?
—¿Qué le hiciste?
—¿Castillo?
Nada más que el trote del caballo lograba oírse en el lugar, aunque
Jungkook escuchaba su corazón latir en su garganta y parecía ser un
impedimento para tragar su saliva. Sus manos temblaban sobre su regazo,
aún no podía controlarse y sin evitarlo posó una de ellas sobre la muñeca
del Alfa, sintiéndo un peso menos al estar lejos de Yugyeom. Taehyung
habló entonces.
—¿Un tiempo con aquel Alfa? —La voz dura de Taehyung lo hizo
encogerse en su lugar. —¿Un tiempo para verlo? ¿Para acostarte con el?
—N-No, claro que negó. —Negó el pelinegro. —Ya te dije que el nunca...
Taehyung detuvo el caballo justo cuando estuvo dentro del río, tomando a
Jungkook de las mejillas y obligándolo a verlo. El Omega frunció los labios
ante la mirada fría.
—¿Por qué lo dejaste subirse así sobre ti? ¿Por qué permitiste que se
acercara tanto?
Jungkook negó
—Ya que se te hace tan terrible estar a mi lado en el castillo... Quédate aquí
entonces. —Taehyung ojeó alrededor. —Seguramente es mejor.
—Sugiero que vayas a casa si es que tienes una. O que trepes a lo alto de
un árbol, haz lo que sea que hacías cuando vivías por aquí. —Taehyung
frunció los hombros. —La verdad me importa una mierda ahora.
—¿No?
—Iré con Yugyeom. —La amenaza abandonó sus labios antes de siquiera
poder evitarlo.
—Anda, que abuse de ti. —La simple idea hizo asustar a Jungkook. —
Luego no vuelvas llorando, porque yo no te voy a limpiar las lágrimas o
acariciar tu culo lastimado. Te voy a abofetear por idiota.
Jungkook gruñó, en el fondo le creía, pero no tomó enserio su ida hasta que
tomó las riendas del caballo de nuevo.
—Taehyung, hijo ¿Por qué tardaron tanto? —Jiyook junto sus manos sobre
su pecho y parpadeó. —Estuve angustiada todo el rato.
—En el bosque.
—¿Qué? —Jiyook posó sus manos a cada lado de sus caderas al ver como
Taehyung rodaba los ojos, anticipando su regaño. —¿Lo dejaste en el
bosque solo? Pero si ya va a anochecer.
—¿Casi qué?
—El tipo quería acostarse con el, de no haber llegado tal vez lo habría
hecho.
—¿Celoso? Por supuesto que no. —Negó el. —Estoy ardiendo en envidia y
no me explico como diablos no lo maté.
—Hueles a vino.
—Me encantaría que no fuera tan normal. —Resopló ella, mirándolo con
desaprobación. —Ya habías dejado esa mala maña cuando trajiste a
Jungkook.
—¿Un bebé? —Taehyung frotó sus manos entre sí cuando acabo de retirar
sus anillos y arqueó una ceja.
—No lo es, ¿Sabes? Luego del matrimonio vienen los bebés, y más bebés,
y más bebés.
La mujer rodó los ojos al cielo y negó, mirando como Taehyung quitaba los
primeros dos botones de su camisa. Se levantó y caminó hasta el,
señalándolo y amenazándolo con la mirada.
—Taehyung, por favor. Tienen que hablarlo. —Insistió ella —De buena
gana. Por favor, solo háblenlo como dos personas maduras y lleguen a un
acuerdo mutuo que no los lleve a separarse.
—¿Qué sabes? Tal vez sí, dale una oportunidad a mi niño Jungkook. —
Pidió. —No es un Omega fácil, pero tú eres un Alfa que lleva mucho
trabajo también.
Taehyung arqueó una ceja: —¿Tú niño, Jungkook? ¿Desde cuándo tan
apegado a el?
—Más vale que Jungkook esté aquí para esta misma noche o me
escucharás enserio, Kim Taehyung. —Lo señaló ella. —Y deja de beber,
no permitiré que vuelvas a ser un borracho.
Taehyung hizo una mueca, no esperando el portazo que dió Jiyook al salir.
Bufó y caminó hasta el tocador, sentándose en la silla y tomando su vaso
lleno de vino. Lo empinó y bebió todo su contenido en menos de diez
segundos, ignorando la orden de la mujer que era su Nana desde que tenía
memoria.
Sin mirar como el Beta se iba casi corriendo por el pasillo volvió a su
habitación, dando un fuerte portazo que resonó en todos lados. Cubrió sus
ojos con su mano y resopló. Su lobo rasguñaba el suelo bajo sus patas y
aullaba, sintiendo el rechazo, sintiendo el dolor y el abandono de su
Omega.
~•~•~
Jungkook tomó una pequeña rama nada pesada y comenzó a romper las
pequeñas ramitas que se conectaban de la misma. Recostó su espalda del
gran árbol y suspiró. Ya había anochecido, hacía frío y tenía hambre. Había
intentado volver a su casa, pero al final Yugyeom tenía razón, estaba
literalmente cayéndose en pedazos aquello que ni siquiera podía llamar
casa. A su parecer alguien había saboteado su desastre para hacerlo más
desastroso, pero no iba a detenerse para buscar un culpable a pesar de que
tenía a alguien en mente. Pasó por alto la idea de ya no tener las cuatro
paredes de madera y el techo que lo mantenía "A salvo" así como también
pasó por alto la idea de volver con Yugyeom, demasiado temeroso de el en
aquel momento, así que sin más volvió al río, lo pasó y se quedó sentado en
el suelo, recostado de un árbol, meditando en si debía o no volver al
castillo.
Rompió todas las ramitas unidas a la rama que tenía y luego la utilizó como
una vara con la que empezó a golpear el suelo bajo el, aburrido de la
soledad y el sonido del río chocando contra las rocas grandes al tiempo que
arrastraba las pequeñas. No era demasiado tarde como para que sus
párpados pesaran de sueño, pero dormir tampoco era su opción, lo mejor
era esperar a que pasara algo, lo que sea que tuviese que pasar aquella
noche, estaba listo.
Su grito resonó en el lugar, cosa que lo hizo callar. Estaba hablando solo y
gritando como un lunático, si no se callaba y alguien escuchaba lo tacharía
de loco y lo encerrarían, así que decidió que era hora de cerrar la boca. Una
ráfaga de viento azotó su rostro y sintió como poco a poco empezaba a
congelarse. Tembló y se abrazó a si mismo, sus piernas estaba medio
separadas, pero las juntó solo para poder entrar en calor.
—Oh, no. —Murmuró. —No, no, no. No ahora, no hoy, no, no, no.
—Hyunjin. —Murmuró.
—Oh, pero mira que linda sorpresa. Es el lindo Jungkook. —Sonrió el Alfa
pelinegro que se acercaba a el. —¿En dónde te habías metido, hermoso?
Me tenías buscándote como un loco.
—¿Tienes frío?
—No es tu asunto. —Repitió Jungkook más lentamente.
—Pensé que te habías ido lejos para ya no estar conmigo, así que la eché
abajo. Lo lamento, Jungkook. —Los ojos oscuros del Alfa se posaron sobre
los suyos. —Pero puedes venir conmigo si no te importa.
El Omega tragó duró cuando lo miró exhalar con una sonrisa enorme, como
si le complaciera olfatear el aroma ajeno. Jungkook intentó con todas sus
fuerzas controlar sus nervios, controlar sus feromonas para no atraer a
nadie, pero se le hacía casi imposible.
—¿Por qué quieres que me vaya? Estarás bien conmigo, vamos a casa.
—¡Taehyung!
Hyunjin parpadeó
Jungkook lloró aún más cuando Hyunjin tocó su tobillo por sobre su bota,
siseando para intentar calmar su llanto. Le aterraba Hyunjin, aquel Alfa
estaba mal de la cabeza, sus emociones cambiaban demasiado rápido, sus
intenciones se distorsionaban todo el tiempo y no parecía poder mantener
una sola personalidad. Jungkook se cubrió el rostro y lloró más fuerte.
—Taehyung. —Sollozó.
Sintió como con su hocico el Alfa empujaba las manos que cubrían su
rostro, Jungkook permitió que sus manos temblorosas lo dejarán ver y
sollozó nuevamente al ver al lobo que le ganaba en altura al estar ahí
sentado. Cerró los ojos al sentir como su nariz mojada se apegaba a su
frente y empezaba a olfatear su rostro y cuello. Pero Jungkook no pudo
aguantar demasiado, rodeo el cuello del Alfa con sus brazos, a penas
pudiendo tocar sus manos por lo grande del lobo, y enterró su rostro en su
pelaje, llorando.
—Si. ¿Y?
Jungkook negó, sintiendo nada más que seguridad al lado del Alfa ojiazul.
No podía creer que después de tanto tiempo de maltrato por parte de
Hyunjin el estaba muerto. Jungkook siempre creyó que el moriría primero.
Jungkook lo miró tropezar con nada y luego caminar hasta el único asiento
que no estaba volteado sobre sí. El Alfa se sentó y miró al Omega
fijamente. Jungkook supo que Taehyung no estaba bien. Su nariz estaba
enrojecida igual que sus mejillas y sus ojos estaban levemente quebradizos.
—¿Qué te ha pasado?
Jungkook lo miró, no entendiendo porque no hacía nada más que estar ahí
desnudo, sentado, mirándolo.
—Estás mintiendo.
—Si.
—Jungkook, escúchame.
—¡Tú no sabes nada, Jungkook! ¡No entiendes, solo piensas en ti, maldito
niño malcriado!
Jungkook bajó la cabeza y cerró los ojos, odiando ser tan débil siempre.
Sintió de repente una mano en su mejilla, luego otra en la contraria,
obligándolo a levantar la mirada. Taehyung estaba frente a el, arrodillado,
mirándolo con una profundidad que hacía que Jungkook sintiera punzadas
de dolor en su vientre.
Jungkook abrió los ojos encontrándose con los ojos azulados de Taehyung.
Inhaló profundamente y parpadeó dejando caer unas últimas lágrimas.
—Gracias, Taehyung.
—Si, si quiero.
Sin decir nada más Taehyung lo levantó del suelo y juntos caminaron hacia
el baño, encerrándose en el.
❝Trece❞
Say you wont let go — Camila Cabello ft Machine Gun Kelly.
Jungkook asintió: —Escapé del orfanato cuando tenía cinco. Luego unos
Betas me acogieron en el bosque.
—Que bueno.
Jungkook emitió un suave gemido de puro gusto ante el agua que volvió a
caer sobre su cabeza y como sus cabellos eran echados hacia atrás de
nuevo.
Jungkook dejó que el brazo del mayor le rodeara la cintura y lo jalara más
cerca de el hasta que su espalda estuvo apegada y amoldada al pecho del
rubio.
El silencio que se instaló luego en el baño fue casi tortuoso para Jungkook.
Giró la cabeza mirando la puerta, golpeando suavemente con sus dedos el
brazo de Taehyung. Sintió un peso sobre su pecho y picor en su nariz.
Pronto las lágrimas estaban abandonando sus ojos, cayendo como pequeñas
gotas de lluvia. Taehyung pudo notarlo.
—Eh. —Lo llamó, llevando su mano a la mejilla del Omega. —No llores,
mírame.
—¿Cómo lo sabes? —Hipó Jungkook, cubriendo sus ojos para limpiar sus
lágrimas.
—¿Uhm? —Jungkook abrió sus ojos y miró la piel del cuello ajeno. —
¿Qué?
—¿Q-Qué?
Jungkook pudo sentir como una capa ligera de sudor cubría su frente y el
calor se instalaba en su cuerpo. Parpadeó sin saber que lo hacía de una
manera coqueta, sintiendo a su lobo inquieto y muy emocionado, moviendo
la cola y bajando sus orejas mientras se echaba de espalda en el suelo.
—No deberíamos apresurar las cosas. —Susurró Taehyung sobre los labios
de Jungkook, el cual sin darse cuenta se había inclinado sobre el. —No
tengo problema alguno con esto, pero no creo que estés listo para que
hagamos el amor.
Jungkook parpadeó de nuevo y poco a poco cerró los ojos, sintiendo como
algo dentro de el parecía derretirse por las palabras y el aroma del Alfa. Se
acercó dispuesto a besarlo a los labios, pero Taehyung giró la cabeza y
cerró los ojos con fuerza al recibir el beso en su mejilla, sintiendo como le
quemaba. El Omega abrió los ojos, posó sus manos sobre los hombros
desnudos del Alfa e intentó de nuevo besarlo en los labios, pero Taehyung
giraba el rostro y lo impedía cada vez que Jungkook buscaba la manera de
hacerlo.
—Jungkook. —El Omega logró callarlo con un casto beso, a lo que el
gruñó. —Por favor, no quiero que lo lamentes.
—Me gusta mucho como hueles. —Le dijo Jungkook, echando su cabeza
hacia atrás cuando Taehyung empezó a plantar besos inocentes en su
cuello.
De un momento a otro las manos del Alfa se posaron sobre las rodillas del
pelinegro, separándolas para abrir más sus piernas. Jungkook paró de
besarlo al sentir el frío colarse en su entrada húmeda y miró los ojos azules,
recuperando su cordura por un momento. Taehyung pudo notarlo enseguida
cuando Jungkook miró a un lado, frunciendo los labios en incomodidad y
vergüenza.
—¿Qué?
—No tenemos que hacerlo, te dije que no estás listo. —Le susurró el Alfa.
—¿Sabes tocarte? Puedes tocarte si quieres, te ayudará a aliviar tu deseo, y
puedo buscar un supresor. Quizá no sea suficiente, pero...
—¿Q-Qué haces?
—Taehyung. —Llamó.
—¿Si?
Jungkook negó cerrando sus ojos, arqueando su espalda por puro impulso
al sentir un dolor instalarse en su vientre y se quejó. Una capa de lubricante
lo hizo sentir urgido.
—Y-Ya está bien, ya esta bien. —Dijo Jungkook con voz tensa abriendo
los ojos y mirando al Alfa. —Es suficiente, ya es mucho.
—No puedo hacer mucho con lo que ha entrado. —Taehyung hizo una
mueca notable al ver lo poco que había entrado en Jungkook. —La verdad
no puedo hacer nada.
—¿Cuánto falta?
—¿Quieres ver?
—No va a entrar.
—Engreído.
Sin poder evitarlo se empujó más adentro, el doble de lo que antes había
entrado y de una sola vez. Jungkook elevó un pequeño grito y cerró los
ojos, mordiendo el labio por lo extraño e incómodo que se sentía aquello.
Taehyung continuó entrando sin avisar.
—Ya, ya, ya, ya. —Pidió Jungkook, podía jurar que se estaba estirando allá
abajo y que se rompería.
—¿Todo?
Cada vez que Taehyung se movía podía sentir el placentero roce de sus
pieles, el como el sonido que se escuchaba de fondo por su lubricante
natural lo hacía sentir extrañamente bien. Taehyung tomó sus manos y las
entrelazó con las suyas, dejando que su vientre se apoyara del de Jungkook
cuando volvía a deslizarse dentro y se inclinaba para besarlo. Por inercia,
Jungkook abrió más las piernas y las echó hacia atrás, recibiendo los labios
del Alfa sobre los suyos, besándolo incluso con más fuerza que Taehyung.
—¿Se siente bien? —El rubio besó el cuello del pelinegro y gruñó. —¿Te
gusta, precioso?
—¡A-Ah! —Cuando abrió los ojos sintió que rodaban hacia atrás, la
sensación era exquisita. —Oh, vaya. Oh, Alfa.
Todas las sensaciones placenteras recorrían su cuerpo de pies a cabeza, se
sentía increíble, fantástico, pero todo parecía ser muy poco manejable y
crecía y crecía dentro de el hasta el punto de hacerlo sollozar. Sentía el
sudor, los latidos rápidos de su corazón, el cosquilleo intenso en todas
partes, y de pronto no podía sostenerlo, era como si algún vaso fuera a
derramar el agua en su interior y le desesperaba.
—El nudo.
—¿E-El qué?
El nudo se hizo más grande, Jungkook pudo sentirlo y sintió como el dolor
desaparecer enseguida de su vientre y el alivio lo reemplazaba. Se sintió
muy ligero entonces a pesar de que Taehyung se había dejado caer
suavemente sobre el, escondiendo su rostro en su cuello mientras lo besaba
y ambs respiraciones intentaban normalizarse.
Taehyung besó los hinchados labios rosados del Omega y acarició su nariz
con ma suya.
—¿Taehyung?
Era una mordida. Se cubrió los labios y abrió sus ojos en demasía al tiempo
que suspiraba. Tenía una mordida en el interior de su muslo, a la altura de
su nalga izquierda, lo suficientemente oculta como para ser hecha en un
lugar muy privado. Y no solo eso lo hizo sentir avergonzado, su trasero
estaba completamente maltratado, con moretones y rasguños, habían
marcas de dedos. Cambio su posición rápidamente y se abrió de piernas
ante el espejo, descubriendo que la mordida estaba cerca de su miembro.
Las cerró enseguida al igual que sus ojos, casi pudo sentir de nuevo a
Taehyung mordiendo con fuerza allá abajo y el recuerdo de su lengua
acariciar la herida casi lo abruma. Abrió los ojos y tocó su pecho,
llenándose de recuerdos, observando como su vientre y pecho mantenían
dos mordidas más teñidas de púrpura. Sobre sus costillas derechas, en su
costado izquierdo también reposaban un par de mordidas, y sobre su
clavícula izquierda y en el interior de su brazo izquierdo. Su cintura tenía
marcas de los dedos del Alfa y sus caderas también.
—Me duele todo. —Se quejó en voz baja. —Kim Taehyung, bestia. —
Declaró abrazándose a sí mismo.
—Estoy bien, tranquila. —Asintió el. —¿Quién eres? ¿Qué haces aquí?
Los mordisqueó y Taehyung hizo lo mismo con los suyos, fueron lentos y
muy apasionados, demasiado para estar con alguien más en aquella
habitación, así que Taehyung se separó del Omega y caminó hasta el
balcón, abriendo las cortinas y dejando que la luz natural entrara. La Beta
que recogía trozos de cristal del suelo se levantó justo al tiempo que
Taehyung la señalaba.
—Vete.
—Si. —Suspiró Jungkook cerrando sus ojos, las manos del Alfa bajaron a
sus nalgadas y las amaso con sus manos, haciéndolo gemir. —Estoy listo.
—¿Para qué? —Preguntó Taehyung con voz ronca, jugando un poco con la
necesidad del Omega.
—No.
—¿Uhm? —Un besó fue plantado sobre los labios rosados del pelinegro.
—¿No?
—Uh-uh.
Taehyung acarició ambas narices con una sonrisa demasíado perversa que
hizo que el rostro aniñado de Jungkook reflejara duda y expectativa.
Entonces solo pudo gritar un poco en sorpresa cuando la mano grande de
Taehyung aterrizó con fuerza a un lado de su muslo. El ardor superficial y
el picor interno hizo que Jungkook se retorciera en su lugar y contrajera sus
músculos, quejándose.
Intentó liberar sus manos de manera inútil y miró mal al Alfa que sonreía.
La mano acarició la zona y Jungkook permaneció quieto, casi prediciendo
que volvería a hacerlo, y lo hizo, pero en su muslo contrario. El Omega
gruñó de nuevo, tratando de liberar sus manos, lográndolo justo cuando
Taehyung se apartó de el y le dió la vuelta. El Alfa rubio tiró hacia atrás de
su cintura haciéndolo exponer su trasero. Pisó su espalda con su mano y
con la otra golpeó su nalga derecha con fuerza, haciendo resonar el crudo
golpe en el resto de la habitación. Jungkook exhaló un grito ahogado en la
almohada por lo rápido que había sucedido todo, y solo pudo soltar un
quejido cuando de nuevo fue nalgueado.
—Taehyung. —Gimoteó el, las manos del Alfa separaron sus nalgas
haciéndolo creer que entraría en el, pero se decepcionó con las cerró de
nuevo jugando con el. —Ya está bien, por favor, por favor...
Taehyung se alejó de el arqueando una ceja con una mueca casi indignada
mientras Jungkook giraba el rostro para verlo sobre su hombro, igual
indignado. El ojiazul comenzó a quitarse la camisa, arrojándola al suelo,
luego se quitó las botas mientras hablaba.
Jungkook frunció los labios, pero eso no evitó que un gemido resonara
ahogado en su garganta. Sin querer lubricó un poco cuando una mínima
risa ronca y arrastrada acarició su audición.
—Claro que no, cariño, nada de eso. No quiero que te sientas mal en
ningún sentido.
—Seguro.
—¿Qué ocurre?
—No me llames cariño —Jungkook apartó las manos grandes del Alfa y
tensó la mandíbula.
Taehyung rodó los ojos al cielo y sus labios hicieron una mueca de
molestia que lo hacía parecer muy macabro. Jungkook lo miró mal.
—He dicho que no importa, ¿Por qué quieres pelear?
—Suéltame.
—¿Para qué? Ese olor asqueroso ya arruinó todo. —Miró al Alfa a los ojos
y dió a ver sus colmillos con rabia. —Suéltame.
—Lo único que amenaza aqui es el dueño de ese olor. —Alzó la voz el
menor. —¿Por qué no quieres decirme de quién es? ¿Por qué estabas tan
pegado a un Omega?
—Ya basta, Jungkook. —Ordenó duramente el ojiazul. —No es nadie, lo
prometo.
Pero Jungkook estalló, sabiendo bien al verlo a los ojos que a pesar de su
indiferencia, el Alfa mentía. Su Omega estaba sintiéndose inseguro y
molesto.
—¡Te grito, claro que te grito! ¿¡Por qué hueles a otro Omega!? —
Jungkook parpadeó sintiendo sus ojos arder y su voz temblar. —¿Por eso
no estabas conmigo al despertar? ¿Por qué estabas con otro Omega?
El pelinegro inhaló con fuerza y frunció los labios reteniendo las ganas de
llorar, su lobo sintiendo la orden penetrar sus oídos con fuerza. Taehyung
se inclinó para estar lo suficientemente cerca de su rostro, mantenimiento
una expresión realmente molesta a la vista. Tomó el mentón de Jungkook
entre sus dedos índice y pulgar y mostró uno de sus colmillos de nuevo.
—Si digo que bajes la voz, baja la voz, Jungkook. —Murmuró. —Si digo
que no es importante, no es importante. ¿Entiendes?
—¿Entiendes? —Repitió.
Un pequeño sollozo cayó sobre la piel del Alfa haciéndolo cerrar los ojos
con fuerza. Intentó tomar la cintura desnuda de Jungkook entre sus manos,
pero el mismo lo empujó antes de siquiera poder hacerlo y se arrastró fuera
de la cama, levantándose dispuesto a irse al baño. Taehyung lo tomó de la
muñeca con rapidez, no permitiendo que se alejara demasiado,
levantándose para seguirlo cuando se zafo de su agarre. Jungkook lo encaró
solo para empujarlo de manera inútil y luego golpearlo con toda sus fuerzas
en su pecho, alejándose después.
—Oye, tú.
Ella tenía piel blanca y mejillas muy sonrojadas, sus labios estaban
pintados de rojo y el largo cabello castaño caía más allá de su cintura.
Tenía un cuello delgado y largo en el que reposaba un collar que se veía
carísimo, era alta, no sabía bien si era por traer tacones o si así era
naturalmente. Además de su aroma natural Jungkook podía jurar que traía
un perfume que olía muy bien. Ella lo hizo sentir completamente... Inferior.
Era hermosa muy hermosa, y el...
El Omega ni siquiera supo que responder, negó cuando ella hurgó entre una
hermosa cartera que colgaba de su brazo, sacando de ella algo en su puño y
tendiéndoselo a Jungkook. El mismo lo tomó solo para no dejar su mano
tendida, sintiendo el frío de las monedas de oro que caían en su palma. La
mujer le sonrió pareciendo hipócritamente amable.
—Gracias por atender sus necesidades, pero ya estoy aquí, así que puedes
irte.
Jungkook infló sus mejillas molesto, aún más al ver como Taehyung se
acercaba. ¿Aquella mujer estaba actuando acaso como si fuera algo
importante de Taehyung? Porque estaba enfureciendo a Jungkook, el cual
sentía que algo punzaba con fuerza en su cabeza. Arrojó las monedas
contra el escote de aquella castaña, tomándola por sorpresa y haciéndola
retroceder.
Ella se giró con una sonrisa muy presuntuosa, cruzando sus manos al frente
y mirando los ojos azulados de quien miraba a Jungkook al llegar.
—Vine a que arreglemos las cosas. —Casi gimoteó, sus manos siendo
tomadas por Alfa antes de siquiera podiera tocarlo.
—¡Lárgate, fuera!
—Te dije esta mañana que no quería verte de nuevo en mi castillo, Lalisa.
Tú te has buscado esto al irrespetar a mi Omega en su territorio. Vete.
La castaña solo pudo gruñir de una manera que de seguro dejaría un dolor
en su garganta. Se dió la vuelta y comenzó a caminar con rapidez.
Sin más ella continuó alejándose, siendo escoltada por un par de gaurdias a
los que gritoneó hasta desaparecer más allá del muro.
—¡Tú no me toques!
—Jungkook...
—Jungkook, ¡Jungkook el cuerno! No me hables. —Sollozó comenzando a
caminar de nuevo adentro, siendo seguido por Taehyung.
Sin decir nada más Taehyung se volvió hacía Jungkook, mirándolo cuando
el mismo dejó su rostro sonrojado al descubierto. El Omega sorbió su nariz
y retrocedió un par de pasos con la cercanía del Alfa. Taehyung tendió el
té.
—Tómalo, cariño.
—¿Qué pasó?
—¿Q-Qué? ¿Por...?
—Porque es un animal. —La interrumpió Jungkook. —Un bruto, un
estúpido, bestia, salvaje.
—Yo no...
—Como quieras.
—Bébelo.
—¿Por qué? —Jungkook olisqueó con disgusto. —Huele mal incluso desde
aquí.
—Mi niño, come algo, por favor. —Pidió Jiyook suave, haciendo que la
beta Jihyo dejara la bandeja en el mueble de la cama. —Lo preparé con
mucho cariño pensando en consentirte esta mañana después de pasar tú
primera noche de celo con tu Alfa.
Taehyung frunció los labios, no sabiendo que decir. Tomó aire y suspiró de
nuevo, Jungkook habló de nuevo.
—No. —Negó el rubio frunciendo el ceño. —Solo fue sexo, nunca le había
hecho el amor a nadie, a nadie más que a ti.
—¿Y qué hacía aquí? —Reclamó. —¿Y por qué te llenó todo de su aroma?
—Pensaba que tenía una oportunidad conmigo, ella solo quiere estar en el
trono junto a alguien con poder. —Taehyung tiró de la manta dejando la
cabeza de Jungkook al descubierto. —No sientas celos de ella, no te llega
ni a los tobillos.
Su maldito nuevo lado sensible le repetía que: Estaba bien, ¿No todos
cometían faltas? El no era perfecto, tenía demasíados defectos, y que el
Omega, sin importar nada, era lo más perfecto que alguna vez había visto,
¿No era acaso cierto eso?
—...Y no me hables.
—Que dormiré en otra habitación, hasta que me demuestres que no eres tan
bestia.
—Si, a mi.
Taehyung casi ríe, más preocupado por la actitud del Omega que por
diversión.
—Y según tú como debería demostrar eso.
—Tus padres.
Jungkook bajó la mirada la camisa del Alfa solo para distraerse de sus
profundos ojos azules.
—Mañana.
—Irás al pueblo, vas a demostrar que pueden dejar toda su confianza en ti.
—Ellos saben bien que pueden, los he protegido todos estos años.
—Demuéstrame que no solo eres una bestia. Demuéstrame que puedes ser
un buen Alfa...Y quizá yo te demuestre que puedo ser un buen Omega.
Hasta entonces, tú y yo no estamos relacionados.
Sin nada más que decir Jungkook le dió la espalda en cuanto caminó hasta
la puerta, saliendo y dejando solo a Taehyung. El ojiazul solo pudo soltar
un suspiro, dejándose caer de espaldas a la cama y torciendo una sonrisa
indebida.
—No me calles, Taehyung. —Lo señaló ella, molesta por ser ignorada. —
¿Desde cuándo perdiste la obediencia a mi persona?
—Que no me llames Tae, ¿Hasta cuándo tengo que decir que odio que me
llames de esa forma? —Preguntó duro, dejando que un gruñido muriera en
su garganta al no querer irrespetar a la mujer que lo había criado. —
Taehyung, Jiyook. Solo llámame Taehyung.
La mujer pareció querer decir algo, pero solo balbuceaba mientras veía a
todas direcciones. Finalmente se dejó caer sentada en el suelo, su vestido
largo y simple inflándose unos segundos como el de alguna princesa. Ella
se cubrió el rostro.
—Tienes que vivir más de cien años para asegurarte de que no lo arruine.
—Explicó Taehyung mirando su copa. —Así que olvida la muerte y
respóndeme algo, ¿Jungkook está dormido?
—Si, me quedé con el hasta entonces, se quedó en una habitación del lado
oeste.
—La nuestra está del lado este, ¿Por qué no lo dejaste de ese lado? —
Taehyung la miró mal.
—Porque no quiso, dijo que quería estar solo y lejos de tu aroma. —Ella
rió un poco divertida. —Creo que estaba ya un poco afectado por su celo,
así que le di un supresor antes de dormir.
—¿Tiene vigilancia?
—Si.
—¿Qué te inquieta?
—No hay Alfas en el castillo, Taehyung. —Negó Jiyook rodando los ojos.
—Ni siquiera está Sehun, lo sabes.
—Los Betas no le harán nada, tranquilo. Nosotros los Betas no tenemos ese
instinto animal, no conocemos que es el celo ni mucho más, recuérdalo.
—Jiyook, tú no entiendes.
—Claro que entiendo, estás celoso hasta del aire que acaricia el rostro de
Jungkook. —La mujer rió levantándose del suelo. —Pero estate tranquilo,
nadie va a alejar a ese Omega de tu lado.
Jiyook caminó hasta el, dándole una caricia en el cabello con sus dedos y
haciendo una mueca al verlo beber el resto del vino en su copa. Taehyung
miró a la nada, sintiendo como Jiyook se acercaba lo más posible a el y
abrazaba su cabeza apegándola a su vientre.
Jiyook solo pudo inclinarse y lo próximo que sintió Taehyung fue un beso
sobre su cabeza y como la mano ajena peinaba sus lisos cabellos.
—Te amo, Taehyung. Por favor duerme, odiaría que volvieras a las noches
en vela.
Jungkook llegó hasta el, sentándose a su lado y dándole frente con los ojos
cerrados y una mueca en sus labios.
—No sirve, me duele mucho. —Jungkook acarició su vientre acalambrado
que se retorcía en dolor y chilló bajito. —Y tengo fiebre.
Taehyung parpadeó tomado por sorpresa cuando los brazos del Omega
abrazaron su cuello y su nariz se hundió en la curvatura de su cuello,
inhalando su aroma profundamente. El Alfa frunció el ceño, sabía bien que
Jungkook estaba siendo controlado por su celo, pero también sabía que el
mismo no quería ningún tipo de relación con el hasta que demostrara que
podía ganárselo, y Taehyung había aceptado a regañadientes, así que no
sabía bien que hacer en aquella situación, porque conociendo a Jungkook
probablemente reclamaría el día siguiente el hecho de haber sido tomado
por Taehyung, quizá diría que el mismo se había aprovechado de su
situación, y Taehyung no quería continúar peleando.
—Cariño...
Las palabras se atoraron en su garganta cuando Jungkook volvió a acariciar
el lóbulo de su oreja con su lengua y luego sin decir nada lo tomó entre sus
labios y comenzó a chuparlo, creando varios pensamientos subidos de
temperatura en la mente del Alfa. Lo soltó, pasando su lengua esta vez bajo
su oreja, arrastrándola por el contorno de su mentón y sin previo aviso
atacó sus labios. La manera en que tomó el rostro del rubio entre sus manos
y la forma en la que jugó con sus labios en un beso que lo dejó sin aliento
lo hizo sentir acalorado. Taehyung estaba completamente sonrojado para
cuando Jungkook se separó de el, no dándole tiempo de procesar lo
ocurrido para cuando estaba tironeando los botones de la camisa del
ojiazul.
—Jungkook, no. —Taehyung alejó las manos del Omega del cuello de su
camisa, pero rápidamente el mismo tiró de la tela fuera de sus pantalones.
—No, Jungkook, espera.
—Jungkook. —El Alfa miro tras el con dificultad la puerta cerrada, alerta.
—No aquí, Jungkook, no. Alguien puede...
Todo lo que pudo hacer fue gemir de manera ronca cuando sintió la
húmedad del lubricante natural de Jungkook cubrir su longitud, fue
abrazado por el calor y la presión, haciéndolo sentir muy poco saciado del
Omega. Ubicó su vista dilatada en el rostro de Jungkook y solo pudo
suspirar.
Jungkook comenzó a dar pequeños saltos sobre el Alfa con los ojos
cerrados, su cuerpo entero sentía cosquillas placenteras y de sus labios salía
un gemido tras otro, dando a saber que le encantaban todas y cada una de
las sensaciones. Dejó una de las manos de Taehyung y llevó la suya hasta
su pecho, rasguñando su pezón sobre la tela de su pijama, pero perdiendo el
ritmo y deteniendo todo su placer. Gruñó y Taehyung igual, más por la
excitación que recorría su cuerpo que por nada más. Tomó las manos de
Jungkook y las llevó a su pecho, el mismo lo miró y Taehyung no evitó
estirarse para plantar un suave beso en sus labios.
Se miraron sin separar sus labios, la mano de Taehyung acarició una de sus
nalgas desnudas y la otra se posó en su cadera, empujándolo hacía abajo y
luego hacia arriba. Jungkook, sin dejar de verlo a los ojos, comenzó a
moverse solo, apoyándose del pecho ajeno. Taehyung acarició su nariz con
la suya y volvió a besarlo, esta vez solo su labio inferior gracias a que el
Omega empezaba a gemir de nuevo. Jungkook sintió los dedos largos del
Alfa bajo su camisa, acariciando su cintura, subiendo y posándose sobre
sus pezones café muy claro, los que al parecer eran muy sensibles. Cerró
los ojos con fuerza cuando estos fueron acariciados y levemente apretados,
gimió de nuevo y tragó duro.
Pasaron unos cuantos segundos en los que todo estuvo en silencio, después
el pelinegro se colocó casi de manera inestable sobre sus rodillas y subió
sus ropas inferiores, cubriendo su desnudez. Gateó un poco y luego se
levantó, no siendo nada equilibrado al estar de pie y caminar hasta la
puerta. No dijo nada, solo la abrió, salió y se fué cerrándola tras el.
Así que con rabia e irritación Taehyung se levantó del suelo, subiendo sus
pantalones y buscando su camisa para empezar a abotonarla. Pensó que
nunca en su vida alguien lo había utilizado de aquella manera por placer y
nada más, y no era exactamente eso lo que le daba una puntada de rabia en
el pecho, lo que lo encendía en fiebre de rabia era que aquel que lo había
utilizado y dejado ahí tirado como a un muñeco era su Omega y pareja
destinada. Lo había excitado, lo había utilizado para su propio beneficio
placentero y como si nada se había ido, no dejándolo terminar...De haber
escuchado ese cuento de otra persona se hubiera reído, pero se sentía
frustrado.
Pero solo pudo ahogar un gruñido, pues el Omega estaba sobre aquella gran
cama en medio de la habitación dormido. Taehyung se acercó a el a pasos
firmes, afirmando una de sus rodillas en la orilla de la cama y una de sus
manos igual, estirándose para estar sobre el Omega en medio de la cama y
poder verlo bien a la cara.
Era iluminado por la luz de la luna que entraba por la ventana, sus labios
estaban levemente abiertos y de ellos salía una pesada respiración. Su ceño
estaba un poco fruncido y su cabello estaba desordenado. Las mantas
cubrían hasta su pecho y sus manos estaban a cada lado de su cabeza. Lucía
agotado, como si solo se hubiese dejado caer cansado sobre la cama.
Morfeo al aparecer lo tenía muy apretado entre sus brazos.
—¿Uhm?
—Dos.
—Mi amor. —Lo llamó, sosteniendo con fuerza las manos que luchaban
por ser liberadas. —Mi amor, despierta, estás soñando, estás teniendo una
pesadilla. —Jungkook sollozó con fuerza y tembló bajo el, llorando y
llorando. —Despierta, anda.
~•~•~
Jiyook agregó brillo a los labios rosados del Omega y Taehyung habló
entonces.
—No quiero que te confundan con uno, no quiero que tengas nada parecido
a uno de ellos, tu eres todo lo contrario a ellos. No está bien visto que
alguien menor de treinta use tales polvos y brillos.
El Alfa miró mal a la mujer que peinaba los cabellos azabaches del Omega
con cariño.
Jiyook salió cerrando la puerta tras ella y dejando solos a ambos. Taehyung
se sentó de nuevo en la cama y observó como Jungkook tocaba con
curiosidad todo lo que estaba en el tocador, incluyendo las joyas del Alfa y
de más. El pelinegro no lo miró en ningún momento, parecía muy
entretenido, pero Taehyung tenía cosas de que hablar con el, y no podía
esperar, pues deberían visitar el pueblo y el reino no era nada pequeño.
—Jungkook.
—¿Uhm?
—Sexo.
—Si.
—Eso fue muy egoísta, ¿No crees? —Preguntó llegando desde atrás,
extendiendo sus brazos para apoyarse del tocador y apresar a Jungkook.
—A mi no.
—No.
El pelinegro tomó la taza y la llevó hasta sus labios, bebiendo solo un sorbo
antes de poner mala cara.
—¿Más?
—Si, bébela.
—Me gustaría tomarte antes de irnos para calmar tu deseo, pero ya están
esperándonos.
Jungkook hizo una mueca notable y le dió la espalda, caminando solo por
hacerlo. Taehyung frunció el ceño.
—¿Qué?
—Nada.
—Mientes.
—Lo es, claro que sí. —Aseguró Jungkook mirándolo con el ceño
fruncido. —Me aseguraré de estar lejos de ti cuando estés borracho.
—No tienes que, porque no me pondré violento cuando esté ebrio, cariño.
—Deberíamos irnos.
—¿Qué...?
—¡Den el aviso! —Gritó el gaurdias mirando arriba. —¡Den el aviso! —
Repitió pareciendo muy serio, yéndose.
—Somos una pareja, pronto esposos. Eres el Omega del Rey, todo lo que
hagamos debería ser en conjunto, unidos.
Jungkook solo captó una palabra de du habladuría.
—¿Esposos?
Jungkook se relamió los labios sin dejar de verlo, sus impulsos por estar a
la defensiva siendo calmados extrañamente por su lobo y sus ganas de
mantener la tranquilidad del momento.
—¿Disculpa?
—¿Por qué? Deberías estar contento de que planee que nos casemos.
—¿Hacer qué?
—Decir lo que debería sentir, cada vez que lo haces me haces sentir mal.
—No me rechaces.
—No quiero que hagas las cosas porque sientes que ya no hay opción.
—¿Qué es eso?
Taehyung levantó su mano solo para tomar el mentón del Omega entre sus
dedos, observando sus labios rosados con gran apetito.
—Enamorarte... ¿Quieres?
—Te dije que no estamos relacionados hasta que demuestres que no eres un
bestia nada más.
Jungkook fue picado por la molestia en aquel momento, miró por sobre su
hombro con mala cara al Alfa.
—Oh, ¿Debí buscar a otro Alfa?
—No juegues con eso, Jungkook. Te prohíbo que bromees con eso para
molestarme y hacer de las tuyas, ¿Queda claro?
Jungkook no contestó, no pudo hacerlo porque incluso él sabía que ese tipo
de cosas eran delicadas, no sabía si con otros Alfas, pero con Taehyung era
más que predecible. Solo miró a otro lado y guardó silencio, esperando a
llegar de una vez por todas al pueblo.
Al llegar Jungkook se inquietó al ver que todo el mundo estaba fuera de sus
casas y negocios, ahí parados viendo el carruaje con enorme expectativa.
¿Sabían que Jungkook estaba dentro y querían írseles encima como aquella
vez que lo acusaron falsamente de robar? ¿Iban a perseguirlo? ¿Harían que
Taehyung lo encerrara en una celda mugrosa con falsos cuentos?
—Ven, cariño.
—Es tan guapo. —Escuchó decir a una mujer, y se extrañó hasta que
descubrió que se refería a Taehyung. —Ya no es un niño, es todo un
hombre fuerte y hermoso.
Jungkook las miró con mala cara, no pudiendo decir nada ya que con su
andar las dejaban atrás. Miró a Taehyung.
—Allá.
—¿El orfanato?
—¿Adoptarán un niño?
Las preguntas que todos se hacían giraban en torno a cosas malas, ¿Era el
Omega tan malo como el Alfa? ¿Gobernarían juntos con su maldad? Sabían
que había pasado demasiado tiempo con las cosas bien, ¿Ahora qué?
—¿Qué dijo? —Preguntó con voz rasposa sin entender el murmuro tímido.
—Adelante, Majestad.
Taehyung miró con una extraña sensación como otro niño se acercaba a
Jungkook y lo miraba con inseguridad. Jungkook le sacudió el cabello que
mantenía algo de tierra machándolo, y ayudó a otro a limpiarse la nariz
moqueante. Era muy extraño y gracioso que solo hubiesen niños ahí, quizá
unos siete, no mayores de seis años tal vez. Jungkook parecía estar rodeado
de ellos.
Taehyung dejó de prestar atención a los niños para fijarse en el feo lugar y
luego en la mujer.
—Ocho, Majestad.
—¿Hay camas para todos? ¿En dónde está su espacio para dormir?
—El Rey.
—¿Reina?
—¿Entonces?
—Soy el Omega del Rey. —Dijo tomando el calcetín que uno de los niños
volvía s dejar atrás a levantarse y caminar más cerca.
—¿Qué es Omega?
Los niños se quejaron todos al mismo tiempo, siendo callados por la mujer
de aquel orfanato. Jungkook se arrodilló frente a ellos y les sonrió.
—Mentiraaa.
—¡Yo primero!
—Nooo, ¿Por qué? —Preguntó Taemin está vez, dando saltitos. —Yo
quiero un beso.
Taehyung negó y rodó los ojos al cielo, encantado con la inusual sonrisa en
forma de corazón que adornaba el rostro de Jungkook.
—¡Jungpok...!
Jungkook olía a vida, olía a capítulos nuevos de un libro sin fin, olía a un
premio bien merecido, a una tormenta que lograba refrescar el calor del
desierto. Olía a descanso después de una larga caminata, olía a paz, olía a
tranquilidad, a amor, Jungkook olía a casa.
—¿El qué?
—Te estaba llamando. —Dijo Jungkook, mostrando una pequeña sonrisa
ladina. —En mi mente, te estuve llamando T-Toda la noche...
—No me gusta estar sin camisa. —Confesó el, abrazándose para cubrir su
pecho. —Porque pueden verme los pezones, y no me gusta que me vean
desnudo...
—¿Te molesta?
—No me molesta que me lo toques, Jungkook, está bien.
Taehyung negó ante todo lo que decía el Omega y lo tomó entre sus brazos,
ayudándose de sus rodillas apoyadas de la cama para levantarlo,
manteniendo bien el balance y la fuerza. Jungkook parecía no tener control
de su cuerpo, le pesaba, así que cuando su rostro se apegó al pecho desnudo
del Alfa luchó para levantar la mirada y verlo. Taehyung le sonrió de una
manera casi imperceptible y Jungkook curvó una sonrisa.
Taehyung frunció los labios negando, abriendo la puerta del baño con algo
de dificultad y caminando hasta la tina, en donde depositó a Jungkook y lo
dejó sentado, sosteniéndose de sus bordes al parecer muy mareado. El Alfa,
preocupado de aquello solo optó por comenzar a remojar su cuerpo en agua
un rato. Nunca había tenido a un Omega en celo hasta aquellos momentos,
había leído mucho sobre Omegas, pero no sabía que hacer en esos casos en
los que parecían estar más rojos que un tomate y con demasiados calambres
en el vientre. Jungkook estaba llorando contra sus palmas, moqueando y
sollozando como si una tragedia hubiese pasado. Taehyung se deshizo de
su única prenda y entró con el a la tina, abrazándolo cuando Jungkook se
posó sobre su regazo y rodeó su cuello con sus brazos. Taehyung besó los
labios del Omega y el mismo lo miró a los ojos.
—¿Por qué se siente tan bien? —Taehyung besó sus labios y ladeó una
sonrisa con el sonrojo en las mejillas de Jungkook.
Las manos grandes del Alfa se posaron sobre las caderas estrechas de
Jungkook, ayudándolo con su contoneó lento y suave. Taehyung se
acomodó mejor, reposando su nuca en el borde de la tina y mirando con
atención el rostro de Jungkook. Le encantaba verlo gemir, gemir su nombre
y cortas palabras que mostraban su placer. Taehyung gimió por lo bajo,
subiendo una mano por la cintura de Jungkook y acariciando con su pulgar
su piel. El chapoteo del agua resonó en toda la habitación junto con los
gemidos de la pareja cuando el Omega dió saltos rápidos y cortos sobre
Taehyung, el Alfa tensaba su mandíbula y soltaba gruñidos, no perdiendo
de vista el rostro sudado y sonrojado del Omega.
~•~•~
—No quiero.
Taehyung miró como Jiyook dejaba en la mesa de noche una taza de té que
Jungkook miró con recelo. Taehyung la había llamado en medio de su
desesperación y temor. El rubio rodeó su cintura con su brazo y besó su
sien, queriendo ablandar el cuerpo rígido.
Ante el tanto Jungkook cerró los ojos, escuchando luego la voz del Alfa.
—Ya cierra tus ojos y descansa, mañana será un día ocupado, cariño.
—¿Por qué?
—No estarás en tu celo, así que continuarás con tus estudios. —Taehyung
bajó sus labios hasta la nariz de Jungkook y la besó.
Jungkook abrió los ojos y miró los azulados, haciéndole ojos suplicantes a
la fría mirada usualmente tosca y profunda. El Omega, aún en los efectos
de su celo empujó la nariz de Taehyung con la suya, el Alfa respondió con
el mismo empuje leve.
—¿Qué debo hacer para que quites a ese Omega de encima? —Casi gime
Jungkook en una suplica murmurada. —Haré lo que sea.
—No prometas cosas que vas a cumplir. —Pidió el rubio, moviéndose para
estar sobre el cuerpo de Jungkook, sus piernas a cada lado de su cuerpo,
obligándolo a apegar su espalda a la cama.
—Podría cumplirlas.
Taehyung negó lentamente, queriendo sonreír por como Jungkook era tan
tierno en aquel momento. Maldito Omega, ¿Por qué jugaba de esa manera
con sus emociones? Aquellos ojos brillantes y como pestañeaba en
coquetería infantil como intento de manipulación lo tenía atrapado. Casi se
apega a sus labios, su peso cayendo en sus antebrazos para no aplastarlo.
Jungkook casi de inmediato rodeó su cuello con sus brazos, tirando de el
para besarlo, aunque el Alfa se resistía a ello. Se alejaba mientras que los
labios ajenos intentaban besar los suyos, pero no contenía el impulso de
inclinarse más, queriendo besarlo también. Con un tiron terco al cuello del
Alfa Jungkook logró besarlo, un beso en el que no hubo movimientos, pero
que se prolongó por varios segundos. Taehyung se separó cuando Jungkook
cerró los ojos, el Omega casi gruñe por ello, entendiendo lo que Taehyung
quería. Así que volvió a besarlo, esta vez sin dejar de verlo a los ojos. Los
labios del Omega pasearon hasta el mentón del Alfa y besó castamente,
Taehyung se alejó solo un momento, mirando al Omega en celo retorcerse
en la cama como un gusano. Sus labios se fruncieron y la pregunta
abandonó sus labios sin querer dar rodeos, en un murmuro bajo solo para
ambos.
—Di que soy tú Alfa. —La respiración pesada del rubio golpeó su oreja. —
Di que soy el único que podrá tenerte siempre.
—¿Si qué?
—Oh, si. —Susurró sintiéndolo entrar más profundo. —Alfa, si. —Un
gemido agudo abandonó sus labios. —S-Se siente bien, se siente muy bien.
~•~•~
—¿Y entonces qué haremos?
Jungkook tomó entre su dedo índice y pulgar una fresa que reposaba junto
a otras en un pequeño tazón blanco. Estaba sentado con las piernas
cruzadas sobre la cama, una manta rodeándolo y cubriendo todo su cuerpo
dolorido y saciado, solo su brazo saliendo por una pequeña apertura para
tomar comida de la bandeja que reposaba frente a el en el pie de cama,
aquel que parecía un cofre del tesoro desde la perspectiva de Jungkook.
Escuchó al Alfa a medio vestir contestar la pregunta de la Beta Jiyook.
No había dicho nada desde que había despertado. Lo primero que había
visto al abrir los ojos era el pecho desnudo de un Taehyung dormido, lo que
lo hizo entrar en un tipo de parálisis de vergüenza y timidez. Ya no estaba
en su celo, y recordar los días compartidos con el Alfa lo hacía sentir
demasiado estúpido. Así que cuando el Alfa sintió la vergüenza de su
Omega solo le acarició el cabello, le dió los buenos días, a los que
Jungkook respondió en a penas un susurro, recibiendo un beso en la frente.
Casi por un golpe de buena suerte había aparecido Jiyook tocando aquella
puerta, salvándolo de estar a solas con Taehyung.
—Sería una muy buena idea. —Asintió Jiyook, mirando a Taehyung a los
ojos antes de que el mismo comenzara a caminar hasta la cama. —
Baekhyun siempre está solo y aburrido en casa, su único entretenimiento
era trabajar en la floristería, pero desde que Sehun se lo prohibió solo
pierde el tiempo.
—Está muy mal visto que un Omega trabaje si tiene un Alfa ya. El Alfa
debe encargarse de llevar el pan a la mesa, es la cabeza de la familia, debe
hacerse cargo el. —Explicó Jiyook. —Si no sería visto como un Alfa que
no puede cargar con sus responsabilidades.
Jiyook casi ríe por como Jungkook tomaba un tenedor y pinchaba un trozo
de tarta de arándanos, llevándolo a su boca y comiendo de manera
perezosa. La comisura de sus labios quedó manchada por su descuido y
Taehyung frunció el ceño, tomando la servilleta y limpiándolo. El Omega
alejó la mano de su rostro y tomó con su tenedor esta vez un trozo de pan
con mantequilla, volviendo a llenar la comisura de sus labios de comida.
Taehyung volvió a limpiarlo y de nuevo Jungkook lo alejó.
—Tengo hambre.
—Darte placer toda la noche también agota, Jungkook ¿Qué te hace creer
que no estoy hambriento?
—Era.
—¡Eh, no! —Jungkook tomó su muñeca con una mano y golpeó con la otra
el brazo fuerte. —¡Deja de comerte todo! El que termina su celo soy yo.
—Bien, niño llorón. —El Alfa movió su mano hasta una fresa y la llevó a
los labios del Omega. —Come.
Jungkook tragó duró al sentir los labios rellenos presionar suaves besos en
su cuello. Sabía bien que no tenía más opción que estar con Taehyung y ser
su Omega, ya el rubio lo había dejado muy claro, así que no comprendía
del todo el que todo dependiera de el en aquellos momentos. ¿A qué se
refería? ¿Habían opciones o solo formas más fáciles de hacer aquello? Se
sintió muy confundido y los besos que querían llegar hasta su garganta no
ayudaban a mantener una buena concentración para buenos pensamientos
que fueran a su favor.
—P-Podemos ser amigos.
—E-Es solo...
Los celos colándose en la voz ronca del Alfa hizo que Jungkook cerrara los
ojos, haciendo un mueca notable y negando casi enseguida, lentamente, no
queriendo entrar en un territorio de pelea real, porque simplemente no tenía
ánimos, fuerzas o energías para ello.
—No tienes que decir esas cosas, sabes bien que no. —Jungkook quiso
girar el rostro para avitar tener a Taehyung tan cerca, pero su cuerpo no
respondió.
Una sonrisa se ladeó en el rostro del Alfa, Jungkook entreabrió los labios al
sentir la nariz de mismo hacer cosquillas en su mejilla. Tuvo el impulso de
querer besarlo, pero se contuvo y espero sus palabras, las cuales terminaron
dejándolo casi quieto.
—Hay cosas peores que matar, Jungkook. ¿Quieres que te muestre que tan
monstruo puedo ser?
Fue un susurro a penas, una pregunta dicha entre dientes que Jungkook
masticó y saboreó con disgusto, dejándolo ir luego. Pero Taehyung, el
había logrado escucharlo, su lobo había escuchado perfectamente aquellas
palabras de mal gusto, para la mala suerte del Omega. Los puños de
Taehyung se tensaron y todos sus músculos igual, se giró lentamente,
encarando al pelinegro que escarbaba la comida con el tenedor.
—¿Qué dijiste?
—Nada.
Jungkook dejó caer el tenedor sobre la bandeja cuando Taehyung dió pasos
grandes y rápidos hasta a el, no pudo evitar elevar sus brazos para cubrirse
cuando casi se le va encima, logrando que la manta que lo cubría resbalara
y cayera en la cama. Taehyung quiso apartarlas de un manotazo,
obteniendo una mirada furiosa por parte del Omega.
El nombrado frunció los labios e infló sus mejillas, dando a entender que
guardaría silencio ante la situación. Taehyung elevó su mano, dando un
advertencia al Omega a lo que Jungkook solo mantuvo las suyas
protegiéndolo lo más posible.
—Habla. —Ordenó el Alfa —Contesta.
—¡Habla!
—Te voy a dar una, voy a... —Taehyung gruñó, elevando más la mano
para tomar más impulso.
—No, ¿Qué diablos pasa contigo como para decir lo que acabas de decir?
Jungkook consideró aquello y se planteó una pregunta. ¿Por qué tenía que
mentir? No había razones, de igual modo, Taehyung no podría hacer nada
contra el pasado, ¿O si?
Tomando una profunda respiración Jungkook dijo:
—No eres el primero. —Ante la mirada llameante de ira aclaró. —No eres
el primer Alfa que intenta hacerme su Omega.
—Jung Hoseok.
Silencio.
Un largo silencio.
—Acepta que no tienes control sobre todas las cosas. —Le susurró.
—Sin importar cuantas rabietas hagas, sin importar que malcriado seas o
que tan rebelde y retador pretendas ser, éste salvaje siempre sabrá y podrá
controlarte.
Jungkook asintió en medio de otro beso, gimiendo contra los labios ajenos.
—S-Si.
Jungkook dejó la puerta del baño a medio cerrar y se asomó mirándolo con
una ceja elevada.
Mientras se remojaba en el agua fría que arrugaba las dedos de sus pies
pudo visualizar como el Alfa rubio de hermosos ojos azules entraba
completamente desnudo al baño, cerrando la puerta tras el. Jungkook miró
a otro lado del oscuro baño iluminado por las velas en las lamparillas,
llevando sus rodillas a su pecho y abrazándose antes de resposar su cabeza
en la cerámica de la tina. ¿Quién diría que alguien con la hermosura
completa de Taehyung sería un ser tan desagradable a veces? Jungkook
pensó en ello mientras el dueño de sus pensamientos entraba a la tina con
el, acomodandose a sus pies y estirando sus piernas. Jungkook se sonrojó, a
pesar de ya haberlo visto desnudo, a pesar de ya haber sido víctima de los
ataques placenteros de su cuerpo, no se acostumbraba al descaro de
Taehyung en cuanto a su desnudez frente el.
—¿Cosquillas?
Las directas palabras del Omega cayeron como agua hirviendo sobre el
Alfa, quien no tardó en tensar todo su cuerpo en ira.
—Fue muy rápido, estuvo solo tres días aquí, el era muy amable y lindo
conmigo. —Murmuró Jungkook mirando sus uñas. —Y se llevó muy bien
con los Betas que me mantenían ahí.
—¿Qué hizo para enamorate?
¿Qué cosa que no haya intentado Taehyung? Bueno, no era como si el Alfa
hubiese intentando todo, pero se había esforzado hasta entonces. Admitía
que quizá no iba en la mejor dirección, pero Jungkook era un terco muy
difícil.
—¿Monedas?
—¿Aún lo amas?
—¿Qué dices?
—Veintidós.
—Uhm.
—¿Uhm qué?
Jungkook ladeó una sonrisa: —No eres tan anciano para mi.
—Lo hago.
Jungkook miró con falsa molestia a Taehyung, pero no pudo evitar sonreír
cuando conectaron miradas, olvidando cualquier peles o resentimiento
entre ambos. No entendía como estaban funcionando sus sentimientos, pero
no pudo evitar decir:
—Me gustan las rosas. Nunca he tenido una rosa para mi.
—Tal vez.
❝Diecisiete❞
Winter Bear — Kim Taehyung (V)
Jungkook acarició la hoja de aquel libro viejo con los pétalos de aquella
rosa roja en su mano, lo hacía suavemente, imaginando que acariciaba el
rostro del Alfa que se la había obsequiado. Intentó enserio concentrarse en
el libro, pero se le hacía imposible, era muy difícil.
—Ujum, te escucho.
—¿Seguro? Porque hace rato que intento que me digas que entendiste del
párrafo.
Hacía ya una semana que recibía rosas, una diferente cada día, unas eran
capullos que a penas se abrían, otras extendían sus pétalos tanto como
podían, algunas eran rojas, a veces eran rosadas, pero siempre eran
hermosas, y nunca tenían espinas, Taehyung se encargaba de quitárselas
antes de dejarlas en manos del Omega. O en su almohada, o en su plato, o
en cualquier lugar en donde Jungkook pudiera encontrarlas. Admitía que
estaba perdiendo su mente, no podía evitarlo, le encantaba que el Alfa
ojiazul le obsequiara rosas, lo hacía sentir apreciado a pesar de el mismo le
había pedido tal cosa.
Aún dormían juntos, Jungkook no había dicho nada sobre separarse por las
noches y Taehyung no iba a hacerlo. A veces pasaban varias horas
despiertos, hablando de cualquier cosa que se les ocurría o inventando
algún juego para entretener su aburrimiento. No había más contacto que el
abrazo de Taehyung por las noches, y no había más separación que las
horas en las que Taehyung trabajaba y Jungkook estudiaba o se encerraba
en la habitación, con la excepción de almorzar juntos y cenar para luego
irse a dormir. El Omega ni siquiera notó en que momento el Alfa lo había
dejado desarmado ante el, no se reconocía. Actuaba con normalidad frente
a el, pero no podía evitar la emoción de pensarlo a solas y sonreír como un
estúpido.
—Ya, ¿Lo dejamos hasta aquí? —Preguntó Baekhyun. —¿O me dirás qué
entendiste?
—El nudo solo aparece cuando uno de los dos está en celo. —Dijo
Jungkook repitiendo lo que había leído.
El pelinegro abrió sus ojos en demasía y volvió sus labios una 'o' pequeña,
cerrando el libro en sus manos y frunciendo el ceño.
—¿Un bebé?
—Si, un bebé.
—¿La qué?
—La segunda biblioteca real señor, está del lado norte, a un par de puertas
de la sala de reuniones. —La explicación tuvo un enfático tono de duda,
como si la mujer le hiciera una pregunta a Jungkook.
—Puedes irte.
—Si, Majestad.
La Beta hizo una reverencia y se fue cerrando la puerta. Jungkook por su
lado frotó entre sus dedos la rosa que aún llevaba en la mano, caminando
hasta Taehyung, dándole la vuelta al mueble y encarando al rubio lo miró
fijamente.
—Buenas tardes.
—Hola, cariño.
—¿Me llamaste?
—Me desocupé temprano, así que pensé que podíamos tomar el té juntos.
—Explicó.
Cuando miró a Taehyung tomar un sorbo del suyo se dijo a si mismo que
no importaba, así que miró la pequeña mesa y los postres y galletas que
estaban ahí. Se estiró dejando su rosa a un lado y tomando una galleta y la
mordió, sintiendo como el Alfa lo miraba.
—Bien.
Un silencio cómodo se instaló en la habitación, Taehyung decidió tomar su
té poco a poco, mirando el ventanal frente a el y pareciendo muy relajado,
mientras que Jungkook solo lo veía mientras comía y veía. Recordó de
pronto lo que hablaba con Baekhyun, lo que había aprendido en clase y si
debería hablarlo con Taehyung.
—Taehyung.
—¿Estoy embarazado?
—¿Por qué...? —Aclaró su garganta una vez más. —¿Por qué preguntas
eso?
—Si tomaste todos los tés que te di en tus días de celo puedes estar seguro
de ello.
De pronto recordó que las plantas tenían muchos usos, demasiados, con
diferentes efectos y de más, el que de había criado en el bosque lo sabía
bien. Taehyung habló antes de que pudiera pensarlo bien por su cuenta.
—¿No lo recuerdas?
—¿Inconveniente?
Taehyung suspiró, se relamió los labios y negó mirando los labios del
Omega. Llevó una de sus manos a la mejilla ajena y acarició con su pulgar
la piel suave.
—Oh.
—Si.
—Bien.
—Podemos ir al orfanato.
—¿Afuera dónde?
—Podemos ir.
~•~•~
Jungkook sostuvo con fuerza la canasta y la apartó por décima vez de las
manos que intentaban quitársela. Miró mal los ojos azulados que se
rodaban en frustración y como el portador de los mismos negaba.
—Que no pesa mucho. —Repitió el pelinegro a pesar de que sus brazos
débiles querían dejarse caer al suelo. —Yo puedo.
—Subí.
—¿Vienen?
La risa leve y ronca del Alfa cayó sobre su oreja y Jungkook sintió un
escalofrío recorrer su espalda y nuca. El susurro lo hizo encogerse en su
lugar y relamer sus labios.
—No iran con nosotros hasta el final del viaje, tranquilo, cariño.
—Pueden ir, por mi no hay ningún problema, aquí hay mucha comida.
—Es nuestro paseo, haremos lo que quieras, pero solo seremos tú y yo.
No era una enorme cascada que arrasaba con todo lo que se atravesara. Sí,
era grande sin duda, pero no de manera exagerada, era hermosa. Había un
tipo de muro de piedras cubiertas de mo y plantas verdosas, el agua era
clara y corría sin ser detenida por nada. Había mucho verde, árboles, pero
un gran espacio para sentarse y ver aquella belleza natural, para apreciarla
y simplemente suspirar. Pero Taehyung había bajado del caballo y le había
quitado la cesta llena a Jungkook, ayudándolo a bajar cuando la dejó en el
suelo.
—La mayoría del bosque lo está, hay osos por aquí cerca, suelen estar aquí,
río arriba. Preferiría evitar cualquier posible accidente a mi pueblo, que
cada quien se mantenga en su lugar.
—Esto es precioso.
—No. No, no, no, esto esta muy hondo. —Jungkook miró a los lados
cuando sintió que se movían. —¿Qué pasa? ¿Qué haces? Ayyy.
El pelinegro miró a Taehyung y luego miró tras el. Estaban en medio del
río, lejos de ls orilla. Jungkook retuvo las ganas de gritar e hizo una mueca,
Taehyung no comprendía si era una mueca molesta, una triste, o una
combinación de ambas. Jungkook sintió algo tocar su espalda y gritó con
fuerza, yéndosele encima a Taehyung de inmediato, abrazándose por
completo a su cuerpo como una sanguijuela molesta. Taehyung cerró los
ojos, hundiéndose solo un par de segundos antes de salir a flote y sostener
al nervioso Jungkook.
—¡Tae, Tae!
El nombrado salió a flote de inmediato, solo que mucho más lejos que
Jungkook, casi bajo la cascada. El Omega temió ahogarse mientras el Alfa
parecía muy tranquilo, peinando su cabello hacia atrás y mirando con
aquellos ojos claros al menor desesperado.
Jungkook gruñó para sus adentros e intentó hacer lo que el mayor le decía,
fracasando cuando no hacía más que quedarse en su lugar y a veces
hundirse un poco, inquieto cuando el agua lo hacía cerrar los ojos. Su
respiración se descontrolaba y su corazón latía muy rápido.
—Tú puedes. Mueve solo tus brazos, así. —El Alfa mostró sus brazos
entrando y saliendo del agua, en un movimiento de vuelta y vuelta. —
Anda, ven.
—Uhg.
—Si.
Taehyung comenzó a nadar con el hacia atrás y Jungkook cerró los ojos,
anticipando el golpe del agua de la cascada sobre ellos. Contuvo su
respiración y exhaló fuertemente ante el frío del agua, temblando en los
brazos del contrario y sintiendo su cabello negro cubrir sus ojos. Segundos
después salieron de la abrasadora y helada cascada, el Omega se quitó el
cabello de los ojos y miró como Taehyung inhalaba un poco de aire, sus
ojos cubiertos por la rubia cabellera que Jungkook peinó hacia atrás por el,
solo para que no lo soltara.
—Te amo.
Jungkook abrió sus ojos, su cuerpo temblaba y se aferraba al del rubio, pero
aún así se obligó a no poner aquello como excusa para alejarse.
La lengua del Omega tocó tímida la lengua del Alfa y ambos crearon un
compás suave y hermoso entre ambas. Sus labios chocando una y otra vez,
sus cabezas moviéndose para probar la profundidad de sus bocas y sus
manos tomando sus rostros para evitar romper el contacto por demasíado
tiempo. Jungkook se sobresaltó con algo que tocó su espalda y dejó de
besar al Alfa, mirando tras el con nerviosismo. Escuchó la suave risa del
Alfa y sintió su nariz en su mejilla.
—Salgamos de aquí.
Luego de que Taehyung y Jungkook nadaran juntos hasta la orilla el rubio
ojiazul buscó dentro de la canasta, una toalla grande que envolvió el cuerpo
mojado del Omega, dentro también estaba una manta roja que tendió en el
suelo, sentándose y haciendo que Jungkook se sentara entre sus piernas
para abrazarlo. Los brazos dentro de aquella manta se cruzaron sobre el
pecho se su portador, sintiendo su corazón palpitante ante el protector
abrazo del Alfa.
Jungkook quitó las uvas del racimo y las colocó en un plato, tomó unas
rodajas de pan y con ayuda cortó el queso, gustándole como Taehyung le
daba a probar, así que hizo lo mismo. Comieron juntos, dándose en la boca
los trozos de comida e incluso bebiendo vino tinto. Jungkook, después de
casi suplicar, bebió un poco, y después de descubrir que le gustaba mucho
no quería ceder la botella al Alfa. Jungkook de pronto estaba sobre el Alfa,
tenía un ataque de risa y Taehyung no podía dejar de sonreír ante lo lindo
que se veía Jungkook sonrojado. Lo besó tan lento que el menor
desesperaba y luchaba por más que eso. La botella cayó medio vacía en
algún lado y Jungkook se dejó caer a un lado de Taehyung, disfrutando de
las manos que acariciaban su cuerpo desnudo y comenzaban a llevarlo a
entrar en un fogoso calor.
—¿Bien?
La lengua del Alfa barrió el vientre plano del pelinegro y el mismo cerró
los ojos, echando su cabeza hacia atrás y haciendo de su espalda un arco.
—Si, me gusta.
—¿Qué te gusta?
—Taehyung. —Musitó.
—¿No te gusta?
—Me siento muy penoso ahora. —Se abrazó de la espalda fuerte del
contrario cuando el mismo ocultó su rostro en su cuello, dando besos
suaves. —¿Y si alguien nos miró? Que inapropiado.
—Estamos solos.
—Si, aquí.
—¿De qué hablas, cariño? —Preguntó Taehyung mirando las estrellas que
adornaban el cielo despejado.
—¿Qué sucede?
—¿Qué?
Jungkook volvió a escuchar algo, como si corrieran, entonces se asustó y
dió vueltas, buscando. Taehyung miró extrañado al Omega.
—¿Cómo no lo escuchas?
—No estoy delirando. —Aseguro temiendo que lo tomara por loco. —¿No
escuchas?
Jungkook frunció los labios, porque él tenía razón. El oído de Alfa era
mucho más agudo que el de un Omega, escucharían mucho más que un
Omega, no tenía sentido pelear contra eso.
Sintiendo miedo de lo que pudiera pensar el Alfa asintió: —Si, claro. Quizá
aún estoy algo dormido.
Al llegar Jiyook los recibió con una cena caliente que hizo que Jungkook se
adormilara, y ya en la habitación Taehyung y el habían terminado desnudos
entre en dosel y las mantas de su cama, besuqueándose y toqueteándose
como Taehyung quería en el río. Jungkook suspiró por los besos en su
vientre y chilló cuando su pequeño miembro fue tomado en la mano de
Taehyung. Gimió cuando la boca ajena bajo más.
La lengua del mayor se sentía muy bien allá abajo, su entrada se contraía y
se relajaba, deseosa de más placer que Taehyung ni dudaba en dar.
Jungkook cerró los ojos con fuerza y gimió mucho más cuando los dedos
tantearon su interior. Taehyung se posicionó entre sus piernas y empezó un
vaivén con sus caderas cuando entró en el menor. Estuvieron largos
minutos dándose calor y placer, haciendo que sus sentidos estallaran y que
sus jadeos llenaran el vacío. Al terminar Jungkook estuvo medio dormido
sobre el suave y firme pecho de Taehyung, balbuceando cosas
inentendibles para el Alfa que acariciaba su cabello.
—Uhm.
—Uhm.
—Esta muerto.
Taehyung abrió sus ojos en demasía y miró la cabeza del Omega alerta a
sus palabras.
Sin embargo no despertó, se quedó ahí tumbado y soñando con quien sabe
que. Taehyung no dejó de mirarlo durante un rato, sintiendo una extraña
sensación en su nuca. Jungkook actuaba extraño. Lo dejaba muy inquieto
por no entenderlo.
Jiyook tomó el brazo del Alfa que pretendía avanzar hacia el Omega de pie
a solo metros de distancia, deteniéndolo de hacer cualquier posible
movimiento brusco que pudiese alarmarlo.
Las manos del Alfa tocaron suavemente la cintura delgada y desnuda del
Omega sin intenciones de sobresaltarlo, pero sus dedos se afianzaron en
esta para evitar cualquier accidente, que se arrojara del balcón o algo
parecido. El Omega continuó mirando abajo, sus ojos cerrados por
completo, pero sus labios abriéndose para hablar con voz pastosa.
—Está abajo.
—Abajo.
—Si, está bien, abajo. —Asintió Taehyung siguiéndole el juego, tirando un
poco de su cuerpo rígido para bajarlo de su lugar. —Vamos a dormir, ven.
—No, no, está abajo, está abajo. —Repitió, su agarre siendo débil por la
fuerza del Alfa. —Sostenlo, abajo, abajo.
—Jungkook...
Los guardias aparecieron gracias a los gritos del Omega, pero Jiyook los
corrió enseguida para que no pudiesen ver el desnudo azabache.
—Shht, aquí estoy. —Le susurró el mayor tendiendo su mano para que
Jiyook le diera la manta.
Rodeó el cuerpo de Jungkook con ella y lo alejó del suyo, notando sus ojos
entreabiertos y su mirada perdida. Las manos del Alfa lo tomaron de las
mejillas para intentar enfocarlo sin éxito. El Omega lucía tan ido de la
situación.
~•~•~
—Una matrimonio del pueblo perdió a su hijo ayer, así que la búsqueda
empezó esta mañana.
—¿Ya lo encontraron?
—Majestad.
—Hola, Baekhyung. ¿Está tú Alfa por aquí?
Taehyung asintió: —Ve con el y dile que iré en un momento. Déjame solo
con mi Omega.
—A-Anoche...
—¿Lo recuerdas?
La mano del Alfa ahuecó la mejilla del Omega y sus dedos bajaron luego a
su mentón, haciéndolo levantar el rostro, sin embargo Jungkook cerró los
ojos.
—Te tengo una pregunta, Jungkook. —El Alfa empujó su mentón hacia
arriba. —Mírame cuando te hablo.
—Dime.
—¿Qué niño?
—E-El niño del bosque, te dije que había escuchado a un niño. —Su labio
inferior tembló y sus ojos se desviaron al ventanal de aquel lugar. —Estaba
atrapado, yo solo pensé que podía ayudar...Pero había mucha sangre...
—No lo sé. —Jungkook miró a algún lado con el ceño fruncido. —Abajo.
—N-No.
—¿Seguro?
Las manos del rubio apresaron los brazos del Omega suavemente, haciendo
que el mismo tuviera el impulso de levantarse. Taehyung se levantó junto
con el y Jungkook se encogió en su lugar, retrocediendo sin lograr
liberarse.
—N-No sé.
—¡Guardia!
—Tráeme a Jiyook.
Los ojos azules se posaron sobre el, suavizándose al ver el temor en los
orbes negros. Siseó acercándose a el, tomándolo de los brazos y
apegándolo a su cuerpo.
Jiyook no tardó demasiado en llegar, sin embargo tardó en irse. Los tres de
dirigieron a la habitación de Alfa y Omega, y Taehyung de encargó de
hablar con Jiyook mientras que, a petición del Alfa, Jungkook estaba
recostado en la cama. El Omega los miraba, murmurando palabras que solo
lo atormentaban y no le dejaban tener pensamientos razonables.
—Un doctor no nos dará respuesta de esto, Jiyook. —Negó el mayor con
obviedad, posando sus manos sobre sus caderas y mirando al ventanal.
—Todo debe ser una casualidad. Quizá Jungkook solo tuvo una
corazonada.
—Puede que sea... —Murmuró el rubio con voz fría, ladeando la cabeza sin
siquiera parpadear. —No...¿Podría?
—No creo que Jungkook sea un brujo, Taehyung, de otra forma no sería
Omega. —Obvió la Beta rodando los ojos.
—¿Van a quemarme?
Taehyung casi bufa dejando caer sus brazos a cada lado de su cuerpo.
—Por supuesto que no, Jungkook ¿Qué cosas dices? No eres un brujo.
Jungkook tragó duro en vergüenza, pero sus manos se posaron sobre los
hombros anchos y estiró su cuello para besar los labios rellenos con cariño
y timidez. Taehyung le acarició la garganta, bajando y paseándose por sus
clavículas marcadas y deslizándose hasta su estómago. Lo hizo girarse
sobre su costado y casi de inmediato Jungkook dobló sus piernas, dejando
que Taehyung entrara en el. Ambos gimieron por la sensación tan deliciosa
de unirse el uno con el otro en uno solo. Taehyung suspiró sobre el oído del
Omega.
—Me gusta mucho así. —Susurró el menor, abriendo su boca para soltar
un gemido alto cuando Taehyung de movió en su interior. —P-Pero quiero
estar desnudo, tú también.
—Pillín.
Jungkook no pudo evitar sonreír un poco por aquel apodo, riendo después
levemente. Taehyung lo siguió.
—No me hagas reír. —Pidió Jungkook abriendo sud ojos para verlo,
empujando con su pie libre su otra bota hasta liberarse de ella.
—¿Por qué, uh? Si tienes la sonrisa más hermosa de todas.
—Eso mismo me pregunto cada día sobre ti, mi amor. —Besó sus labios y
se retiró de nuevo. —Eso mismo siento aquí. —Tomó la mano del menor y
la llevó a su pecho, besándolo de nuevo. —Y si hay algo que deba
agradecerle a Dios es haberte puesto en mi camino.
—Me gusta dejarte marcas, no tienes una marca de lazo aún así que... —
Taehyung tomó un respiro ante una oleada placentera. —Estás marcas
dejarán claro que me perteneces.
—Yo voy a verlas...Y recordaré como te hice cada una de ellas, como me
dejaste hacerlo y lo bien que se sintió.
—Territorial. —Acusó.
Taehyung dió una fuerte nalgada en su derecha que lo hizo gemir por la
sensación de ser azotado por su mano mientras lo tenía dentro. Jungkook se
inclinó quieriendo besarlo, mirando como Taehyung mostraba sus
colmillos, exhibiéndolos orgulloso, como si fuera el premio que ganaba un
niño presumido. Jungkook mostró sus dientes superiores, haciendo que sus
pequeños colmillos sobre salieran un poco más y se mostraran también,
como si compitiera con Taehyung. El rubio curvó una sonrisa sin dejar de
mostrarlos, Jungkook hizo acto de querer besarlo, pero Taehyung fingió
atacarlo con sus colmillos. Jungkook sonrió juguetón y lo imitó, ambos
fingiendo una lucha que acabó en un ataque de besos pasionales.
Jungkook sonrió cuando la curvatura de su cuello fue acariciado con la
lengua del mayor, pero se tensó por completo, apretándose tanto allí abajo
que Taehyung gruñó, mirando sobre su hombro para ver que había asustado
a su Omega, encontrándose con el rostro de una de las Betas sivientas del
castillo. ¿Cómo era su nombre? Bah, no lo sabía, le había dirigido la
palabra un par de veces, pero solo pudo verla de odio mientras Jungkook se
encogía en su lugar e intentaba cubrír su cuerpo desnudo tras el suyo. La
Beta estuvo paralizada lo suficiente para que Taehyung le gruñera lo
suficientemente alto y molesto, tanto para incluso asustar a Jungkook. La
mujer pareció reaccionar y salió rápidamente, dando un portazo.
Jungkook dejó que sus músculos se relajaran cuando las manos grandes
acariciaron sus costados, llevándolo de pronto a recostarse en la cama,
dándole la espalda a la puerta. Jungkook cerró los ojos y gimoteó con cada
embestida que Taehyung comenzaba a dar en su interior. Sus manos
apretaron los antebrazos ajenos en cuanto comenzó a resbalar fuera de la
cama, su espalda arqueándose por la gravedad y haciéndolo sentir a
Taehyung increíblemente bien cuando enredó sus piernas alrededor de su
cintura. El Alfa, con sus manos apoyadas en la cama, gruñó ante la imagen.
La misma que se abrió poco después, dejando ver a una mujer de largo
cabello largo y expresión molesta.
—¡Kim Taehyung! ¿Qué le hiciste a la pobre de…? ¡Oh, santos cielos! —
Gritó Jiyook cubriendo sus labios.
—¡Sin vergüenzas!
—¡Solo venía a decir que ya está servido el almuerzo! —Jiyook cubrió sus
oídos, consternada. —¡Kim Taehyung!
—Jiyook.
—¿Qué?
—¡Jiyook, ya vete!
Jungkook no escuchó nada más que la puerta cerrándose, así que hizo un
puchero de malcriadez, queriendo llorar por haber estado en esa situación.
Un peso cayó sobre el y lo hizo gritar de sorpresa, supo que era Taehyung
cuando de estiró sobre el como si fuera una cama.
—No... —Gimió.
El Omega abrió la boca para decir algo, sin embargo no dijo nada. Se
abrazó el estómago y se quejó por el dolor en el, dejándose abrazar por el
rubio.
—¿Ouh?
Los ojos del Alfa ni siquiera cayeron sobre el, pero no le importó. Tiró de
la manta color vino que cubría la parte inferior del cuerpo ajeno dejando su
desnudez al aire y se sentó sobre sus muslos, dejando sus piernas a cada
lado. Sonrió cuando los ojos azulados del serio Alfa se posaron sobre los
suyos.
Jungkook asintió y abrió su libro, buscando entre las páginas hasta llegar a
su escrito. Tragó saliva y relamió sus labios, en un ataque de nervios
repentino rió un poco. Taehyung curvó una sonrisa y peinó el cabello negro
del menor fuera de sus ojos. Jungkook de aclaró la garganta.
Taehyung curvó una sonrisa en la que sus labios no dejaron mostrar sus
dientes, aquella que Jungkook consideraba tan seductora.
—Ah, pues no sé. —Jungkook miró a un lado y sintió enseguida los labios
ajenos presionar su mejilla. —¿Hay alguien más?
—Leí que los Alfas pueden tener más de un Omega. —La amargura dejó
rastros en el paladar de Jungkook, miró casi acusatorimente al rubio. —¿O
no?
—Si, pueden.
—No.
—¿Por qué no? —Jungkook rodó los ojos con la mirada asesina que el Alfa
le echaba encima. —Ya está, no podemos, pero eso no significa que tú
puedas tener otra pareja.
—¿No? —Jungkook golpeó el pecho del Alfa con su puño y lo señaló con
serio semblante.
Taehyung elevó sus cejas y soltó una pequeña risa incrédula y divertida.
—¿Me lo cortas?
—Gracias.
—¿Por qué no escribiste más? Sobre como te hago gritar mi nombre y...
—¡Tae!
Las manos de Jungkook cubrieron los labios del Alfa al tiempo que se
echaba a reír. Bajo sus palmas Taehyung sonrió, y cuando sus labios
estuvieron libres los presionó contra los del menor. Jungkook sintió las
manos del Alfa tocar su estómago.
El menor asintió: —Si, hay menos vómitos. Creo que me ayuda mucho lo
que Jiyook me prepara.
—Ya deberías estar curado. —Casi refunfuña en rubio. —Hace mucho que
tienes estos vómitos.
—Imposible, nada te había hecho daño antes, ¿Por qué ahora? Después de
todo no comes nada fuera de lugar.
—¿Qué ocurre?
—Lo haces.
—No lo sé, solo quiero que bebas mi sangre. —Jungkook tomó las manos
de Taehyung entre las suyas y las frotó como si estuviesen frías. —Sé que
primero debes hacer una marca.
—No quiero hacerlo, mi amor. Es muy distinto hacerlo con mis colmillos a
hacerlo con una cuchilla.
Los dedos de Jungkook acariciaron los mínimos vellos faciales del Alfa,
sintiendo la extraña sensación áspera que picaba en su cuello cuando
Taehyung le hacía cosquillas con su barba casi innotable. Lo hacía lucir
muy varonil.
—Mañana me afeitaré.
—No, pica.
—¿Cómo lo sabes?
—Duermo contigo.
Se metió entre sus piernas y lo besó, dejando que las manos suaves del
menor acariciaran los músculos de su espalda y enrollara sus piernas
alrededor de su cintura. Jungkook lo miró a los ojos entre la oscuridad de
su pequeña cueva y sonrió.
—Me has salido más pervertido de lo que creí. —Taehyung arqueó una
ceja. —¿También quieres afeitarme ahí?
—¡No, tonto!
—Usa tus colmillos para perforar la piel, entonces podrás beber mi sangre.
—Si, quiero.
Jungkook le relamió los colmillos ansioso y sonrió. Luego, sin más acercó
sus labios a la garganta ajena, dando un beso suave y cariñoso, rodeando
con sus brazos a Taehyung para abrazarlo. Sonrió atontado.
—¿Aquí?
—Si, amor.
—¿No te dolerá?
—No mucho.
Jungkook besó de nuevo su garganta, atrapado bajo el cuerpo del Alfa. Sus
pequeños colmillos se mostraron al abrir la boca y su lengua mojó la piel
lisa. Bajo los colmillos podía sentir el palpitar de Taehyung,
sorprendentemente se guió por si solo hasta estar entre sus clavículas,
presionando justo ahí, en donde Jungkook sabía por alguna razón que sería
delicioso clavar sus colmillos. La piel de Taehyung fue abierta, un par de
dientes afilados se enterraron en su interior y lo próximo al dolor que el
Alfa sintió en aquel momento fue una placentera sensación en cuanto
Jungkook succionó. El inexperto Omega al sentir el sabor metálico de la
sangre colarse en su paladar solo pudo gemir de satisfacción y alejarse de
inmediato.
—¿Qué sucede?
—Es que... —Jungkook se relamió los labios y suspiró. —Me gusta. Sabe
muy bien, es como... Agridulce y siento que me burbujea en la boca.
El Omega soltó un gruñido tan potente que Taehyung tuvo que tomarlo del
rostro con fuerza para que lo mirara, no solo logrando eso, si no también
que le clavara las uñas se manera salvaje en las muñecas, con fuerza, con
rabia, su mirada dilatándose y mostrando posesividad.
Taehyung siseó y le acarició las mejillas con sus pulgares, uno de ellos
bajando a los labios manchados de color escarlata, acariciándolos solo dos
segundos antes de que el pelinegro lo tomara entre sus dientes,
mordisqueando con suavidad.
—Eso... —El Alfa acarició el cabello negro y miró como el Omega volvía
a sí. —No dejes que el instinto te controle por completo, mi amor...
—P-Perdóname, Tae...
—Está bien. —Le susurró acercándose a su rostro para besarlo. —No pasa
nada, aquí estoy contigo, ¿No?
—Descansa, niño.
~•~•~
—¡Duele!
—Jungkook...
—¡Me duele! ¡Duele! —Lloró con todas sus fuerzas, sus brazos queriendo
escapar del agarre de su mayor. —¡ME DUELE, ESTA ROMPIENDO!
—Mi vida... —El rostro mojado fue tomado entre un par de manos grandes
y delgadas. —Mi amor, está todo bien, por favor ya no llores.
El labio inferior del menor tembló una y otra vez mientras las palabras
intentaban salir, sus ojos pesando demasiado como para abrirlos. Sus
manos blancas buscando el rostro del Alfa a tientas hasta encontrarlo.
Taehyung estaba abatido por como Jungkook parecía tan triste como un
niño solitario. En un intento por darle ánimos apoyo su frente en la del
contrario, besando su nariz mocosa un par de veces.
Poco a poco, y con demasiada dificultad el Omega abrió los ojos a penas,
capturando la mirada azulada y mareándose con la fuerte tristeza que caía
sobre el.
Taehyung le acarició los pómulos para limpiar las lágrimas que caían, pero
Jungkook tosió un poco y tomó su garganta entre una de sus manos. ¿Se
atragantaba? ¿Se atragantaba con algo? Taehyung posó una mano en su
espalda, listo para empezar a palmearla, pero no hizo falta, Jungkook soltó
lo que tan malamente se atoraba en su garganta.
—E-Estoy embarazado.
El dosel había sido recogido en su totalidad y las puertas del balcón habían
sido abiertas, dejando entrar toda la luz y el aire fresco que hacía temblar a
Jungkook, el cual hervía en fiebre.
—¿Qué sucede? ¿Te sientes muy mal? —Murmuró la mayor sonriendo sin
mostrar dentadura, sus labios pareciendo resecos y sus ojos preocupados.
—El doctor dijo que estabas algo enfermo, pero no pasa nada ¿Si? Te voy a
cuidar.
—No.
—¿Te sientes muy mal? Debes reposar. —Lo interrumpió ella con voz
suave y forzada. —¿Por qué no duermes?
—Tenemos que ponerte más guapo de lo que eres, las parejas del consejo
morirán de envidia contigo. —Aseguró ella peinando su cabello detrás de
sus orejas. —Te cortaremos el cabello y te vestirás de blanco y púrpura
como Taehyung, son los colores del Reino. Debemos tomarte medidas hoy,
así que...
—Y yo me he negado.
—Jiyook.
—¿Qué sucede? —Exigió saber en voz alta. —¿Va a pasar algo malo?
—¿Por qué no? —Jungkook negó confundido. —Es mi Alfa, Jiyook. ¿Qué
está pasando?
—¿Qué pasa?
—Voy a recuperarme.
—¿Por qué estás siendo tan negativo? —Casi reclama el menor, molesto y
herido. —¿Qué dijo el doctor?
—No tomarlos es lo que te llevó a esto. —Alzó la voz el Alfa. —Te los di
cada vez que hacíamos el amor, Jungkook, tú solo debías tomarlos ¿Acaso
lo hacías?
—¿Qué?
—Taehyung...
—Jungkook...
—¡No vuelvas a hablarle así! ¡Nunca en tu vida intentes poner esa idea en
su cabeza de nuevo!
—¡No serás tu quien impulse sus ganas de seguir adelante con el embarazo,
Jiyook!
Tocó su pecho y cerró los ojos, sintió la boca reseca y estuvo sediento muy
pronto, tan pronto como escuchó una voz tras el.
—No. —Sollozó.
—No, solo quiero salir de aquí. —El pelinegro cubrió sus ojos y lloró.
Listo, estaba muerto, se dijo a si mismo el Beta. Ah, maldita sea, ¿Por qué
se preocupó por el Omega? Ahora Taehyung lo haría picadillo y se lo
comería para la cena, ¡O peor! Lo echaría del castillo, llegaría a casa y
haría que viera a su esposa a la cara para decirle que ya no ganaría dinero
para alimentar a sus hijos o a ella, ¡Que vergüenza! ¿Ahora que haría?
¿Qué pasaría?
El Alfa mostró sus colmillos, el guardia tragó duro y dió una plegaria al
cielo. Jungkook gritó tras el con rabia.
Jungkook sintió el Alfa tras el, sus manos tomando sus hombros y dándole
un apretón suave. Taehyung de arrodilló tras el y Jungkook se dió la vuelta
para encararlo, su pijama arrastrándose en el césped y manchándose. Odió
como Taehyung lo tomó de las mejillas y le tomó la frente, lo odió porque
de aquella manera dejaba de estar tan molesto con el y solo quedaba su
sensibilidad. No quería ser sensible en esa situación, quería gritarle y
golpearlo, decirle que era un maldito insensible.
—Un bebé no será bueno para nosotros. —Taehyung de relamió los labios.
—No lo necesitamos, solo afectará nuestra relación.
—Pero yo lo quiero...
Taehyung frunció los labios y bufó poco después. No pudo dejar de ver los
ojos oscuros que se quebraban en lágrimas que se esparcían en líneas por
sus mejillas sonrojadas. La mueca de tristeza en sus finos labios rosados y
como su inferior temblaba. El rubio negó y frunció sus hombros con mirada
dura que reflejaba inseguridad.
—¿Cómo sabes que lo quieres? Es como del tamaño de una pasa cuando
mucho ahora mismo.
—Es muy diferente, Jungkook. Demasiado diferente, el amor por algo que
no quieres no nace así como si nada.
—Yo no te quería.
Los sollozos de Jungkook eran tortuosos para los oídos de Taehyung, era
simplemente horrible y desgarrador verlo llorar de una manera tan afligida
y deprimente. Pero no podía darse el lujo de decirle lo que quería escuchar,
no en aquel momento.
—Si vas a seguir con esto adelante más te vale poder hacerlo tú solo,
porque yo no pienso involucrarme con este embarazo, ni con este bebé ni
con nada relacionado. ¿Te queda claro? Seguiremos juntos, no pienso
dejarte, pero yo no voy a formar parte de la crianza de ese bebé.
—Pero nada. O acabamos con esto ahora o continúas tú solo. Y más vale
que ese bebé no afecte nuestra relación porque de otro modo...
Los ojos del menor de abrieron en demasía —¿Q-Qué?
—Decídelo ya.
❝Veintiuno❞
If Only — Dove Cameron.
Jiyook peinó el cabello negro del Omega con suavidad y cariño, tocando a
veces las hebras húmedas con sus dedos y disfrutando su textura lisa. El
cepillo dorado de hermoso diseño que tanto le gustaba a Jungkook peinaba
y peinaba su cabello hasta el punto de poder ponerlo feo, pero claro que
Jiyook no iba a permitirlo. Mientras Jungkook yacía sentado frente al
tocador, con la mirada baja hacía sus manos sobre su regazo, en silencio.
—No...
—¿Por qué no? Te pondré unos polvos muy bonitos, incluso te pondré unos
brillos en los ojos que te harán parecer como alguien mágico.
—No quiero saber nada que tenga que ver con la magia, por favor. Solo me
recuerda a lo que pasó en el río.
—Lo sé.
Jiyook se mordió el labio inferior y se movió hasta estar a un lado de
Jungkook. Se arrodilló a su lado y lo tomó de las manos, dándole un
apretón, pero no obtuvo la mirada de Jungkook en ningún momento, solo
su silencio indiferente.
Y ella pensó que le respondería con un "Lo sé", tal y como Taehyung
respondería en cualquier caso, pero Jungkook solo asintió y dijo en voz
baja.
Jungkook asintió y cerró los ojos, volviendo a darle frente al espejo. Jiyook
por su lado, se levantó y caminó fuera de la habitación, dando un último
vistazo al pelinegro con los ánimos arrastrándose por los bordes del
infierno.
Jungkook tomó uno de los frascos con polvos claros y tomó una pequeña
esponja extraña con la que Jiyook solía maquillarlo. Dió un toque en su
nariz y supo que había exagerado al ponerlo en la esponja. Su nariz había
quedado blanca, como si harina hubiese sido echada sobre ella. Intentó
esparcir aquello por sus pómulos y luego por sus mejillas, quizá estaba
funcionando. Tomó el labial que Jiyook solía ponerle... ¿Era ese? Se veía
más oscuro cuando lo ponía en sus labios, quizá era mucho, quizá era
demasiado. Sus labios estaban rojos, demasiado. Intentó quitarlo un poco
con sus dedos, luego intentó sacudir sus mejillas pálidas, pero se manchó
con el labial rojo. Parpadeó molesto y preocupado, se iba a manchar la
bata, no quería ser desastroso, era un día especial, Taehyung se lo había
dicho. Se levantó de inmediato para buscar algún trapo con el que pudiera
limpiarse, pero alguien abrió la puerta antes de poder moverse unos pasos
más allá del tocador.
—Yo... Me maquillo.
—¿Cómo te sientes?
Jungkook frunció los labios hacía afuera, formando labios de pez solo para
pedirle un beso al Alfa. Taehyung se lo concedió y se unieron en un beso
suave y tierno. El Omega abrazó al Alfa por su cintura, pero se alejó
enseguida al recordar que sus manos también estaban sucias. Taehyung las
limpió con paciencia y terminó de limpiar su rostro, dejándolo libre de
polvos y manchas exageradas.
—¿Te gusta?
Jungkook acarició las piedras brillantes con sus dedos, gustándole como la
Amatista resaltaba en su garganta y como los Topacios rosados pequeños la
rodeaban, todas incrustadas en extraños remolinos dorados que parecían
petalos y formaban una flor hermosa. El resto de la gargantilla eran finas
tiras de cadenillas que sostenían la flor y rodeaban el cuello del pelinegro.
Era brillante, era grande, hermoso, único y precioso.
—¿Te gusta, mi amor? Ordené al joyero real que la hicieran solo para ti.
Taehyung besó el mentón bajo su oreja y sonrió con los ojos cerrados,
olisqueando el aroma chocolatoso de Jungkook.
—Para ti, solo para ti. —Acarició con su nariz la mejilla ajena. —Eres mi
Omega conscentido, te mereces más que eso.
Jungkook vió por el espejo como la lengua ajena acarició su mejilla en una
lamida cariñosa y él le dió frente a Taehyung. Sus labios pálidos fueron
mojados con saliva antes de hablar.
—Tae, es preciosísimo.
Para cuando ambos estuvieron listos el reloj marcaba las seis, y poco a
poco la hora de bajar llegaba. Hubo un ensayo pequeño el la mañana, sin
embargo Jungkook tenía miedo de caerse por las escaleras y quedar en
ridículo. Jiyook los esperó tras las dos puertas que los separaba de los
invitados, dió unos últimos retoques a Jungkook y a Taehyung, deseándoles
suerte.
—No bajes tan rápido. —Le ordenó Jiyook en un susurro. —Debes ir paso
a paso.
—¿Y si me caigo?
—No.
Llegó al fin hasta el, cuando tomó su mano sintió que su mundo se
estabilizaba, y cuando el mayor se inclinó para besar sus labios sintió que
ya nada más importaba.
~•~•~
Kyungsoo casi resopla mirando al Omega, negó con ojos medio molestos.
—Ya vuelvo.
—No, Jungkook, vete por favor. —Pidió el Omega aireando su rostro con
sus manos.
Era muy feo cuando se estaba solo llorando, Jungkook lo sabía. Por esa
razón no quería dejarlo, solo por eso. Kyungsoo había sido muy
desagradable con él, pero Jungkook no era rencoroso, la verdad solía dejar
ir las cosas más rápido de lo que debería, la rabia nunca le duraba
demasíado, ni siquiera lo suficiente, así que Kyungsoo para él era solo un
Omega desagradable que lo hizo pasar malos ratos alguna vez, nada grave.
—No. —Kyungsoo sorbió su nariz. —Es solo que no quiero comer, voy a
engordar más rápido.
—¿Más rápido?
—¡Oh! ¡Felici...!
—¡SHHT!
—¿Por qué gritas? ¡Se van a enterar allá afuera! —Exclamó en un susurro.
—¡Jungkook, shht!
—No, pero lo sé. —Kyungsoo sollozó con ganas y negó. —Los Alfas
pueden buscarse a cuantos Omegas quieran, el Alfa de Irene y tiene a tres
Omegas más, ¿Por qué no se buscaría otro Omega mi Alfa cuando me vea
tan feo?
—No tiene que decírmelo ahora, me lo dirá en unos meses, cuando todo
esto se note. —Se tocó el vientre bajo sus pantalones negros y lloró contra
su pañuelo. —Y ya no seré el único...
—¿Y si tú no quieres?
—Escúchame, creo que estás pasandote un poco. ¿Por qué no hablas con
él? ¿Le dijiste que estás esperando un bebé?
—Ajá. —Asintió.
Jungkook abrió los labios y los dejó así hasta que casi babea. ¿Había dicho
que estaba muy feliz? ¿Y Kyungsoo estaba ahí... llorando? Un sentimiento
nuevo abarcó el pecho de Jungkook. Envidia. Mucha envidia y molestia.
No supo porque demonios perdió tanto el control, estaba seguro de que
tenía que haber perdido el control con Taehyung en todo caso, pero no, lo
perdió con Kyungsoo, lo abofeteó y lo hizo callarse de golpe.
—Tienes razón...
"Vuelve".
—Oh...
Kyungsoo sorbió sus mocos a punto de reclamar, pero cayó cuando miró la
gargantilla de Jungkook. El Omega poetador de la misma tocó las piedras
preciosas con sus dedos, sintiéndose incómodo de repente.
—¿Qué?
—¿Qué?
¿Irene? ¿Irene cómo aquella que tenía un Alfa con dos Omegas más? La
mujer a su lado habló, vestida con un vestido color carmesi con varios
pliegues que la hacían lucir como una rosa que se abría hacia el suelo, su
cabello negro estaba recogido en una coleta alta que dejaba que su cabello
cayera en una línea recta hasta su cintura, su nariz se arrugó un poco al
sonreírle a Jungkook.
—Y yo soy Wendy.
—No son comunes por aquí, soy del extranjero. —Respondió Wendy. —
Mi madre y la madre de Irene son muy amigas, y solían viajar a reinos muy
lejanos para las grandes fiestas, entonces conocieron esos nombres.
—Una rosa, o algo así ¿No? —Concordó Irene. —Jungkook. Es suave, casi
aniñado y tierno.
—¿Quién es su alfa?
—No lo conozco.
—Eh, claro.
—¿Estás loco?
—No, nada de eso. —Restó importancia el. —¿Le tienes miedo al agua?
—Esta está helada. —Se quejó Wendy sumergiendo sus manos en el agua
de la palangana. —Uff.
—Simplemente horrible.
Jungkook casi ríe por ello mientras las mujeres se quejaban de lo feo que
era el agua para el cuerpo, como las hacía congelarse y de más.
Jungkook bufó de manera mal educada, secando sus manos y rodando los
ojos al cielo mientras aquellas mujeres se encargaban de arreglarse las unas
a las otras.
—¿Qué?
—¿Jungkook?
—Si. —El miró hacia atrás a las Omegas, despidiéndose con vergüenza. —
Las veré afuera, lo siento, es impaciente. —Señaló la puerta refiriéndose al
Alfa.
Las mujeres chillaron en voz baja aún avergonzadas, incluso luego de que
Jungkook y el Alfa se alejaran.
~•~•~
Jungkook asintió y extendió sus brazos para rodear el cuello del Alfa que
pronto lo levantó entre sus brazos, llevándolo a la tina.
—Ellas dicen que el agua deja estériles a los Omegas. —Jungkook rió en
medio de su malestar. —¿Puedes creerlo?
—¿Sigues molesto?
Jungkook hizo una mueca: —No seas injusto, vas a ponerme triste de
nuevo.
—No lo sé, cualquier cosa. —Jungkook llevó sus rodillas a su pecho y las
abrazó, odiando que Taehyung se levantara y caminara lejos de él. —No
quiero que te quedes callado como si hablar del tema estuviese prohibido.
—Y tú un manipulador.
—Jungkook, no grites.
Solo pudo cerrar las puertas del balcón y verla a través del cristal,
maldiciéndola entre dientes por dar aviso del embarazo no deseado de su
Omega.
❝Veintidos❞
Not about Angels — Birdy.
Las luces de las velas dentro de las lamparillas yacían apagadas desde hacia
horas, dejando la habitación pintada de la oscuridad de la madrugada. Las
puertas del balcón estaban abiertas, las cortinas color vino se movían al
compás del viento fresco que entraba en el lugar, intentando aligerar el
suave calor incómodo. Mayo era el comienzo del calor abrazador, sin
embargo Alfa y Omega estaban sumergidos entre las mantas calientes de su
cama, rodeados del pesado dosel vino que solo contaba con una pequeña
abertura para airear. Kim Taehyung yacía boca arriba, completamente
desnudo con solo una manta cubriendo la mitad de su cuerpo, el aire
caliente manteniéndolo casi desmayado del sueño ahí dentro. Jungkook
estaba en la misma posición, con la camisa de pijama acumulada en su
cuello pegajoso, el cabello negro apegado a su frente y nuca por el sudor y
la mayoría de las mantas sobre su vientre notablemente montañoso.
—Tae. —Llamó.
—¿Qué?
El Alfa guardó silencio y continuó con los ojos cerrados, respirando con
tranquilidad y gruñendo luego de que su subconsciente le dijera que no
podía dormir más por el momento. Jungkook y sus antojos nocturnos, no lo
dejaban tener un horario normal de sueño.
—No.
—Carne.
—Uhm... ¿Pollo?
—Eso es carne.
Jungkook bufó y Taehyung giró su rostro solo para rozar sus narices juntas.
Ambos estaban casi dormidos, solo les hacía falta un par de minutos más
de silencio para caer rendidos... Jungkook habló de nuevo.
—Quiero carne.
—Puedo ir a cazar.
—Fresa.
—Naranja. Y manzana.
Jungkook empujó sus labios ciegamente y Taehyung los sintió sobre los
suyos. El Alfa los empujó también, basándolo suavemente antes de
moverse un poco para salir de la cama. Sintió algo rasguñar su muslo de
inmediato, haciéndolo maldecir.
—Perdón.
Desde que había aprendido a tejer lo hacía hasta tarde, porque era lento y se
desesperaba queriendo terminar una pieza en solo unas horas, sin embargo
no lograba terminarlo y se quedaba dormido con las cosas sobre la cama.
Ya Taehyung se había pinchado y rasguñado varias veces, y solo quería
arrojar aquellas aguajas de madera por el balcón, pero no podía tirar el
esfuerzo de Jungkook de esa forma, sería un muy mal Alfa de hacer eso. Se
limitó a tomar las agujas junto con los materiales que utilizaba, los hilos
gruesos de un suave color rosa. Miró el patrón extraño y bien hecho de
aquella cosa larga y medio hecha.
Jungkook ni siquiera abrió los ojos para ver a que se refería, pues lo sabía.
—Una manta.
—¿Para el bebé?
—Tae.
—¿Qué?
—Pero si es de madrugada.
Jungkook elevó sus brazos y abrió los ojos, Taehyung tuvo que inclinarse
para que el mismo se abrazara de su cuello y lo ayudó a enredar sus piernas
en su cintura. Jungkook tomó a Taehyung del rostro y lo besó en los labios,
el Alfa le acarició la espalda y lo abrazó a su cuerpo, el estómago
montañoso de Jungkook siendo impedimento para más cercanía. Cuatro
meses de embarazo se reflejaban en su apariencia, pero seguía siendo el
mismo Jungkook hermoso y atractivo para Taehyung a pesar de que había
cambiado notablemente los últimos meses. Era más suave, mucho más
cariñoso, más risueño...
—Obedece.
Taehyung gruñó antes de salir del baño, recogiendo los mismos pantalones
de pijama que Jungkook había vestido solo para salir de la habitación. El
Alfa salió y caminó por el pasillo, dando un vistazo a los guardias que
seguramente se burlaban en silencio de el. Le gruñó a uno que le hecho al
ojo y bajó las escaleras satisfecho al verlo perder el color.
Sumergió sus manos en el agua y acarició sus muslos, sentándose sobre sus
pantorrillas y quejándose en voz alta. De nuevo se acarició la panza,
sintiendo una puntada más fuerte. Taehyung no estaba cerca, quería salir de
la tina y acurrucarse en su cama, tal vez el frío del agua le estaba haciendo
una mala jugada. Tal vez el entrar en el agua fría tan rápido con aquel calor
que retenía su cuerpo fue mala idea.
Quería ir al baño.
Taehyung llegó a la cocina y buscó una bandeja, posándola en el mesón y
comenzando a buscar comida. Había pan, unas hogazas que habían sido
preparadas en la mañana, así quw tomó una y la cortó en varios trozos,
dejándolos en un plato que colocó en la bandeja. Encontró manzanas, así
que rebanó un par y las dejó en un tazón. Una sensación de preocupación se
instaló en su pecho. Miró hacia la puerta mientras dejaba el tazón en la
bandeja y parpadeó un par de veces, ignorando la sensación. Continuó
buscando comida fresca, dejándola en la bandeja y buscando leche que
servir en un vaso. Sin más que hacer en la cocina se dirigió fuera, listo para
subir de vuelta a la habitación, encontrándose a una Beta que cargaba con
un vaso de agua. Estaba en un largo batón blanco, al parecer se había
despertado hacía poco con sed.
—Majestad. —Dijo ella haciendo una reverencia leve, sus ojos saltones
mirando al rubio a los ojos. —¿Puedo ayudarle?
—Si, Señor.
—Jungkook se está dando un baño, pero está a oscuras. Enciende las velas
de aquí y luego las del baño.
Jihyo casi corre, acatando la orden enseguida. Encendió todas las velas de
las lamparillas de la habitación y se dirigió al baño, no sin antes ser
advertida.
—No, Señor.
Jihyo giró en seco y miró a Jungkook desobedeciendo las órdenes del Alfa
afuera. Se acercó a el y se paralizó al ver el agua pintada de un color
carmesí, Jungkook estando de rodillas en la tina con los ojos cerrados,
tambaleándose de adelante hacia atrás y jadeando.
—Ya está, estoy aquí, te sacaré de aquí ¿Si? Ven aquí, cariño.
Taehyung pasó sus brazos por debajo de los de Jungkook y tiró hacia
arriba, Jungkook a penas pudiendo levantarse. Taehyung se las arregló para
que Jungkook lo abrazara del cuello, sin embargo el mismo se soltó al
tiempo que sollozaba.
"Oh, no"
"Oh, Jungkook"
La Beta se cubrió los labios y sollozó, cerrando sus ojos con fuerza y
corriendo fuera de aquel baño. Taehyung hizo un movimiento para sacar a
Jungkook de la tina, pero el mismo se dejó caer suavemente de rodillas
dentro, de nuevo.
—¡Se está ahogando! ¡Se está ahogando! —Gritó el Omega, sus manos
cubriendo sus propios oídos, como si aquello pudiera quitarle el terror de
encima.
Volvió a gritar con fuerza, Jiyook entró en pijama, con el sueño plasmado
en su rostro que pintaba el susto del momento. Corrió y se echó en el suelo
de rodillas, mirando como Taehyung la dejaba sola en esa situación para
entrar al baño con rapidez. Jungkook quiso ir, pero solo pudo gatear unos
pasos antes de que Jiyook lo tomara de la cintura con fuerza, tirándolo
hacia atrás para detenerlo, y a Jungkook le dolió justo en el vientre, un
líquido caliente resbalando por el interior de sus muslos.
Jiyook tragó duro, mirando las pequeñas gotas de sangre que Jungkook
derramaba sobre la alfombra, resistiendo las ganas y llorar y manteniéndolo
lo más quieto que su poca fuerza le permitía.
No quería preguntar, juraba que no, porque quería saber, pero estaba
aterrado de la respuesta. Sus labios temblaron, el sudor de su frente pareció
demasiado frío y sus manos apoyadas en el suelo temblaron.
Jungkook sintió que algo en su espalda pesó, tanto que podía empujarlo
contra el suelo. Sintió que la vida se le escapa del cuerpo, y de algún modo,
así era.
—Lo siento, Jungkook. El bebé está muerto. —Le dijo con un suave tono.
—Lo siento, cariño.
—¿Muerto? —Susurró.
—Si, Jungkook.
Taehyung no respondió, hizo que sus pulgares acariciaran las mejillas del
Omega para reconfortarlo, pero eso solo hizo que Jungkook entrara en un
estado de miedo. Se acercó más a Taehyung y lo miró muy de cerca,
interrogándolo con la mirada, exigiendo una respuesta.
—¿Verdad?
Taehyung tomó las muñecas ajenas con suavidad y firmeza, alejando las
manos de Jungkook de su rostro y mirándolo a los ojos. Jungkook sintió
algo golpear con fuerza bruta su pecho, algo imaginario que se sentía tan
malditamente real que dolía, dolía tanto.
No supo como se levantó tan rápido, cómo llego hasta ella, pero lo hizo.
Tiró de su cabellera negra con fuerza, casi tumbandola al suelo sobre su
espalda, y mientras ella intentaba estabilizarse Jungkook ya le estaba
arrancando aquel bulto de entre sus brazos, acunándolo entre los suyos de
inmediato mientras retrocedía, sintiéndose amenzado. Tropezó con un
mueble y tuvo que detenerse. Jiyook, quien había quedado en completo
estado de sorpresa por el ataque tocó la zona dolorida en su cabeza y miró a
Jungkook mientras Taehyung se ponía de pie, acercándose al Omega.
—Jungkook...
—¡ES MI BEBÉ!
—Jungkook...
—¡NO!
Taehyung negó, pero no dijo nada. Jungkook, cegado por la rabia y el dolor
miró a Jiyook, odiándola con toda su fuerza.
—Mi niño...
—Mi amor...
—Jungkook, cariño.
Taehyung sintió manos ajenas tocar sus hombros. Jiyook asintió cuando
este la miró sobre su hombro, diciéndole en silencio que ambos debían irse.
Con pesar por su Omega, Taehyung se levantó del suelo y dejó a Jungkook
solo, caminando junto con la Beta fuera de la habitación.
Jungkook lloró con fuerza entonces, drenando el dolor que solo crecía en su
interior. Frotó su rostro en la manta una y otra vez en negación.
Taehyung dió pasos lentos dentro del lugar, cerrando la puerta tras el con
suavidad y sumergiéndose en el silencio del lugar. Se sintió tenso al sentir
tales vibras de aquel lugar, como si todo pesara y quisiera aplastarlo contra
el suelo. Pudo sentir el lobo sensible de Jungkook tan decaído como nunca
antes. Dió pasos silenciosos y descalzos, acercándose a el.
—Cariño... —Llamó.
—El doctor dijo de madrugada que debías tomar reposo. —Le recordó el
rubio ignorando la forma en que lo echaba sin siquiera verlo. —Deberías...
—No es tú culpa.
—¿Fue tú culpa?
—Si era una niña. —Jungkook cerró los ojos y pareció tener una arcada en
medio de su llanto silencioso. —Ambas lo eran.
—¿Más penas? —Jungkook abrió los ojos solo un segundo antes de volver
a cerrarlos. —¿Más pena que la que estoy viviendo ahora? ¿Querías
ocultarlo y luego deshacerte de ellas?
—No vale que creas, estoy... —Un sollozo interrumpió su habla. —Estoy
ahogándome en dolor, no tienes derecho.
—No me echaré a llorar por algo que yo no quería, es suficiente ya con que
tu lo hagas. Después de todo alguien debe mantener la cordura.
—Todo esto era lo que siempre quisiste. —Abrió los ojos el Omega
mirando el tapizado de la pared, negando y chillando en voz baja. —Y no
es justo. —Hipó. —No es justo que haya sostenido sus pequeños cuerpos
muertos y más que sonrojados.
Taehyung se levantó junto con el, acercándose, intentando tocarlo sin éxito.
El rechazo le dolía. Jungkook caminó hasta la cuna, apoyándose de la
misma y llorando en voz alta, Taehyung llegó desde atrás y lo abrazó con
fuerza, temiendo que no lo aceptara. Las piernas de Jungkook parecieron
fallar un momento en el que Taehyung lo sostuvo contra su cuerpo,
impidiéndole caer al suelo. El llanto del Omega le hacía doler el pecho,
solo quería acunarlo en sus brazos y hacerle saber que todo iría bien.
—N-No quiero. —Se negó sorbiendo su nariz y cubriendo sus ojos. —No
quiero descansar, M-Me quiero morir.
—No digas eso. —Regañó Taehyung sintiendo como Jungkook se alejaba
de él.
—Podemos hacer algo especial para ellas si así lo quieres. —Le murmuró.
—Podemos enterrarlas en aquel lugar privado en el que te ocultaste aquella
vez que rehuiste ¿Recuerdas? —Sintió el sabor amargo de sus palabras,
recordando como Jungkook huía de su insistencia en el aborto. —Podemos
enterrarlas con su manta y platar flores, las rosas blancas que tanto te
gustan, así podrás despedirte...
Taehyung gruñó al abrir los ojos y recibir una nueva bofetada, otro empuje
y luego varios golpes en sus hombros.
—¡Nunca quisiste esto! ¡¿Qué me hiciste?! —Le gritó con furia, peteando
una de sus piernas y golpeando su pecho. —¡Eres un cobarde! ¡Que poco
Alfa eres!
—Basta, Jungkook.
—¡Eres un maldito Alfa estúpido! ¡Todo esto es culpa tuya! ¡Poco Alfa,
eres tan poco Alfa! —Le gritó Jungkook, gruñendo. —¡Te odio!
Jungkook sollozó y derramó un par de lágrimas más, su lobo bajó las orejas
y la cabeza, no resistiéndose ante las órdenes de su Alfa. Taehyung suavizó
su mirada, pero su voz continuó firme y rabiosa.
—No fue mi culpa y tampoco fue tuya, pero eso ya no importa, Jungkook.
Ellas están muertas.
—¡No!
—Te odio, eres una peste. —Gruñó mirándolo de arriba a abajo. —No
comprendo como el destino pudo unirme contigo, pedazo de basura.
—¡Detente, ya cállate!
—¡Ya basta, deténganse los dos! ¡Puedo escucharlos gritar desde las
escaleras! —Jiyook se relamió los labios. —¡Te dije que lo dejaras solo,
Taehyung!
—¿Cómo dices eso, Jungkook? —Jiyook lo tomó del rostro, perpleja ante
la rabia. —¿Cómo desconfías así de tú Alfa? Taehyung no ha hecho más
que cuidar de ti estos meses.
—Jungkook...
—¡No!
Y sin decir más Jungkook empujó con fuerza el pecho del Alfa, ni siquiera
percatándose de que había logrado tumbarlo en la cama. Taehyung tocó su
pecho, sintiendo el golpe fuerte, tan fuerte que realmente le dolía, como si
le hubiesen clavado algún filo. Tomó una bocana de aire, sintiéndose sin el,
y su piel se cubrió de una capa de hirviente sudor. Casi de inmediato Jiyook
logró notar el malestar del Alfa, así que corrió hacia él, arrodillándose a su
lado. Estiró su mano y acarició su mejilla al tiempo que el apretaba los
dientes y acariciaba su pecho de manera brusca, intentando respirar con
normalidad.
Taehyung tosió y cerró los ojos con fuerza, jadeando y golpeando su pecho
con su puño. Parpadeó arrojando lágrimas a la nada, sacudiéndose de un
momento a otro. Jungkook pintó el terror en su rostro mientras se
levantaba.
Su mano fue a la espalda del mayor y dió palmadas mientras Jiyook daba
caricias frenéticas en el brazo del hombre rubio. Jungkook dió una palmada
más fuerte que la anterior y gritó con miedo.
El Omega miró sobre su hombro de mala gana y Taehyung hizo una mueca
de enfado.
Pero Jungkook no le respondió, solo salió y los dejó solos. Jiyook bajó la
mirada y cubrió su frente con su mano, odiando todo aquello.
—Tú lo superaste.
—No se debe tener malicia para vivir sin dolor, Taehyung. —Intentó
convencer la mujer antes de que se fuera, lejos de estar tranquila.
—Era algo que escapaba de mis manos, Taehyung. —Se defendió ella.
—Podías salvarlo.
—Debía cuidarte.
—No, no debías.
—No podía dejarte solo. —Jiyook derramó lágrimas. —No podía dejarte
solo en este lugar, ¿Qué pasaría entonces si te dejaba solo? Tenía que
cuidarte, tenía que protegerte y criarte de una manera distinta, intentarlo al
menos.
—¿Crees que de haberte ido algo sería diferente ahora? —Taehyung negó.
—No, Jiyook. Acabé igual que ellos. Era algo imposible de cambiar, nací
con ello, lo llevo en la sangre.
—No eres malo, Tae. —Negó la mujer limpiándose las lágrimas. —No te
crié para ser malo.
—N-No digas eso. —Tragó duro. —Aún tienes a Jungkook, el destino sabe
bien porque los ha unido.
—El destino solo quiere joder mi paciencia. —Taehyung cerró los ojos y
suspiró negando.
Entonces se fue.
Jiyook lloró con libertad, negando y maldiciendo. ¿Por qué no había hecho
un mejor trabajo con Taehyung? ¿Por qué no se había esforzado más? ¿Por
qué no había hecho algo mejor? ¿Por qué no le dió más amor? No era justo
para ella, no era justo para él, ni siquiera era justo para Jungkook.
—¿Cuarenta días?
—La cuarentena es un reposo luego del parto, en este caso fue una
pérdida, pero de igual modo el bebé fué expulsado, fue como un parto y
Jungkook necesita continúar con lo que sigue a pesar de no tener a su
bebé. De otro modo su cuerpo podría tener consecuencias.
Era eso, no había nada más, un baño. Ellos habían estado descansando
desde las siete de la tarde, desde temprano estaban echados en la cama,
hablando y siendo perezosos luego de la cena, simplemente recuperando
las fuerzas que les quitaban cuidar el embarazo y el trabajo. No hubo
caídas, no hubo golpes ¿Taehyung lo había golpeado sin querer mientras
dormían? No, el no podría, se aseguraba de nunca tocar la panza de
Jungkook con sus manos, la idea siempre lo horrorizó, así que no había
forma de que la hubiese empujado o que le diera un codazo...Era
cuidadoso con el Omega.
Frotó sus ojos con sus dedos, gruñendo al aire. La madrugada se estaba
pasando tan lentamente que parecía ser una tortura, los segundos sin
Jungkook eran un tormento, mucho más cuando sus lobos morían por estar
tan cerca que podrían fusionarse entre sí. ¿Por qué todo debía ser tan difícil
para ellos? Taehyung no quería pensarlo, no demasíado al menos, porque
terminaría volviéndose loco.
Arrastrando su asiento se puso de pie, harto de estar sentado sin hacer más
que pensar en cosas que lo hacían molestar y entristecer, que lo hacían
sentir inútil y poca cosa. Así que soplando las velas en las lamparillas salió
de aquel lugar y emprendió su caminó al piso superior. Caminando entre
los pasillos podía sentir el ambiente pesado, demasíado pesado. Los
guardias pensaban que era un desgraciado infeliz, de eso estaba seguro,
pues para entonces ya todos debían saber sobre la pérdida y sobre como
Alfa y Omega estaban tan separados como el cielo de la tierra.
Seguramente le echaban la culpa a Taehyung, seguramente pensaban que el
tenía algo que ver, que era tan malo como su difunta familia y que
Jungkook había caído en tan malas manos. Porquerías, a Taehyung no le
interesaba su opinión, sus pensamientos o su posible resentimiento. Podían
besarle las botas y el con gusto les patearía la cara y les escupiría un ojo.
Pero ni siquiera se atrevían a mirarlo o murmurar, sabían que no sería
bueno, así que el silencio reinó incluso en sus pensamientos.
Taehyung dejó todas sus joyas en el tocador, quitando los primeros botones
de su camisa y caminando a uno de los sofás de la habitación, no muy
alejados de la cama. Se dejó caer en uno de ellos, acariciando el terciopelo
color vino y mirando al Omega mientras el lo veía también. Jungkook
frunció sus labios resecos y luego suspiró, susurrando.
Jungkook cerró los ojos y lloró con libertad, hipando más veces de las que
le gustaría y enrojeciendo su rostro sin querer. Taehyung se desarmó con su
llanto, no soportando verlo de aquella manera. Tan frágil, tan herido y roto.
Rogaba a todas las fuerzas superiores que Jungkook dejara de sentirse de
tal forma. Mientras, el le daría empujón tras empujón para sacarlo de su
tristeza. Se levantó y caminó hasta el, sentándose a orillas de la cama, justo
a su lado y tendiendo su mano para acariciar su mejilla expuesta, aquella
que había abofeteado solo horas atrás. Estaba algo marcada con unas líneas
algo amoratadas. Se inclinó y posó sus labios sobre estas, presionando
suaves besos en ellas.
—Aún está grande. —Dijo Jungkook bajo la mirada del Alfa, llevando su
mano a su panza. —¿Crees que hay algo dentro?
Taehyung odiaba que Jungkook hubiese pasado por una experiencia tan
traumática como la de perder a su bebé y haber sido toqueteado en su
interior por manos desconocidas. Definitivamente Taehyung lo odiaba,
pero era algo que escapaba de sus manos, y no podía protegerlo del todo.
—¿Por qué no con mis ojos? —Jungkook se limitó a fruncir los hombros
en negativa a su pregunta. —Bien, con tus ojos. De igual modo son ojos
preciosos. Pero estoy en desacuerdo contigo en algo.
—Ellas hubiesen sido iguales a ti. Cabello negro, piel pálida, mejillas
sonrosadas... Simplemente preciosas como tú.
—No, no lo hago.
—No tuve a mis bebés y hago cosas extrañas. —Jungkook cerró sus ojos
cansado. —Veo cosas en mis sueños, rompo cosas con mi gritar, te hice
asfixiar cuando desee que murieras...
—Solo es casualidad.
Jungkook abrió los ojos y apoyo su mentón del pecho ajeno, mirando los
azulados orbes que destellaban sueño y cansancio.
—No eres malo, mi amor. —Le dijo el rubio Alfa. —No eres malo, no eres
defectuoso, solo eres un Omega un poco diferente a los demás. También
me cuesta entenderlo, me cuesta muchísimo. —Confesó acariciando el
cabello azabache. —Pero no voy a reprocharte...
—Pero no soy normal. —Insistió el, molesto por sentirse tan fuera de lugar.
El Omega cerró los ojos ante el tacto de la mano del Alfa sobre su mejillas,
amando las caricias de las yemas de sus dedos sobre su piel.
—¿No mientes?
Taehyung rió un poco, rodando los ojos antes de abrazarlo bien contra su
cuerpo.
—Mira como te dejas la barba. —Lo regañó mirando los pequeños pelos en
su barbilla, extendiéndose por la parte inferior de su rostro muy
suavemente.
—Allá no me molesta.
Taehyung tomó las manos ajenas y las llevó a sus labios para besarlas con
cariño y delicadeza, logrando que la sonrisa de Jungkook se borrara. El
Omega suspiró.
Jungkook se inclinó para besarlo, solo logrando rozar sus labios con los del
Alfa. Taehyung impaciente quiso empujarlo contra sus labios, pero
Jungkook le susurró sobre estos antes de poder hacer algo.
—No digas eso. —Pidió el menor con voz temblorosa. —Yo te amo, de
verdad. ¿Qué significa el amor para ti, Taehyung?
—Tú.
—Ah, tramposo.
—Bésame ¿Si? Acepta todo el amor que tengo para darte sin dudar de él,
Alfa tonto.
—Te amo. —Jungkook le dijo dándole otro beso. —Por favor no dudes
nunca eso, eres mi Alfa, mi amor, mi vida... Nunca cambiará, te lo
prometo.
~•~•~
—Ya son las tres, Jungkook. Y no has puesto el mínimo interes en ti. No
has comido, no te has dado un baño...
—No quiero. —Se negó. —No tengo hambre, solo déjame aquí en cama y
vuelve al trabajo de Rey.
—Suélta.
—No dejaré que tomes tu reposo como excusa para acabarte. —Tarhyung
ató el dosel a cada lado de la cama y se sentó junto a Jungkook, mirándolo
com seriedad. —Tomarás tu cuarentena, pero lo harás de buena forma para
estar muy sano, no para caer en cama y enfermar. ¿Queda claro?
Jungkook no tuvo más opción que dejarse cargar hasta el baño. Se desnudó
y Taehyung lo bañó dentro de la tina, poniéndole la piel de gallina con el
agua fresca y helada. Salió rápido del baño, pues casi le da una crisis
recordando como había perdido a sus bebés ahí dentro. Fue vestido con una
pijama de Taehyung, después de todo el Alfa no las usaba, y bajo su ropa
interior traía una tela gruesa en su parte trasera. Al parecer Jiyook le había
ordenado a ponérselo para las manchas de sangre, luego fue obligado a
comer. Luego de dos rebanadas de pan, un tazón de crema de calabaza y un
vaso de leche de cabra su estómago se sentía muy lleno, sin emabargo
Taehyung le hizo comer un racimo de uvas y un pequeño tazón de maíz
que pasó luego con una taza de té.
No podía moverse porque estaba muy lleno, pero Taehyung insistía en que
debía ganar más peso del perdido esos últimos meses. Quería verlo gordo,
Jungkook estaba seguro. Finalmente pudo recostarse, cubierto por a penas
una ligera manta que lo mantenía fresco.
—Ajá.
—Jungkook.
—Te amo.
—No seas grosero, el está preocupado por ti, son mejores amigos ustedes
dos. Deben apoyarse.
Jungkook cerró sus ojos y suspiró antes de sollozar. ¿Por qué le dolía tanto
no tener a sus hijas en su vientre? O entre sus brazos. Las quería, las quería
vivas, no bajo tierra. Se sentía desolado y muy abandonado. ¿Por qué sus
hijas no llegaron vivas a sus brazos? El quería darles mucho amor, quería
darles seguridad y felicidad, todo lo que el no tuvo en su infancia, entonces
¿Por qué era castigado de aquella manera?
Un par de lágrimas cayeron por sus sienes y al mismo tiempo sintió algo en
la punta de su nariz y sobre su frente. Abrió los ojos, encontrándose a plena
vista un par de alas blancas, ambas pertenecientes a diferentes mariposas.
No eran gigantes, pero tampoco eran pequeñas. Parecían ser del tamaño de
su puño y eran tan ligeras que de estar dormido no las notaría.
—¡Ya fuera de mi habitación! —Exclamó el Omega agitando su cabeza,
logrando que volaran lejos de su rostro solo un segundo, luego cuando
estuvo quieto volvieron a posarse sobre él. —¡Fuera!
Jungkook resopló solo para ver como las mismas se quedaban apegadas a
su rostro, sin querer moverse. Casi enseguida la puerta fue tocada y las
mariposas volaron en dirección al tocador, apegándose al espejo. Jungkook
les gruñó.
—¿Quién?
El Omega no supo porque, pero quiso llorar al saber que su amigo estaba
tras la puerta. No sabía si era por sentirse tan vulnerable o porque sabía que
tendría su hombro para llorar, sin emabargo se retuvo y decidió dejarlo
entrar.
—Pasa.
—Pueden.
Jungkook los miró a todos acercarse hasta la cama y dejar en ella los
obsequios. Todos envueltos en telas de colores opacos y lindos. Jungkook
sintió una calidez en su pecho al ver a Wendy sonreírle. Ninguno lo
juzgaba o lo miraba con lástima, ninguno estaba ahí para escuchar sobre lo
que era imposible que no supieran tarde o temprano, siendo ellos de las
pocas personas que sabían del embarazo gracias a como Taehyung lo
ocultaba, y nada reconfortó más a Jungkook en ese momento, en el cual el
Omega se echó a llorar.
—Todo estará muy bien. —Aseguró Irene. —Solo debes bañarte menos.
—Si. —Asintió a pesar de que no creía tal cosa. —Quizá sea eso. Oye,
Kyungsoo, tu panza está grande. —Le dijo sintiendo una puntada de
envidia.
—Ni lo digas. —Negó el separándose junto con todos. —Ya tengo que
dejar de lado tanta comida. Pero mi Alfa sigue molestando con que debo
alimentarme bien...
—Pues obedece.
—¿Tienes dolor?
Jungkook negó, porque realmente ya nada dolía, nada más que sus ojos por
tanto llorar.
—¡No!
Jungkook se sacudió del susto cuando todos estiraron sus brazos hasta el
para dejarlo quieto en su lugar. Seulgi puso mala cara.
—Toma reposo.
—Pero yo...
Habían pasado seis largos días desde la visita de sus amigos, una visita que
lo había dejado lleno de mucho a amor y cariño, apoyo y comprensión. Y
todos ellos habían ido casi cada día a la hora del té a visitarlo, sin emabargo
siempre se iban y Jungkook se quedaba solo, sintiéndose vacío y
necesitado, triste y más que deprimido, eso hasta que Taehyung llegaba por
la noche y cenaban en la habitación para luego acurrucarse juntos,
momento en el que Jungkook siempre lloraba sobre su pecho,
lamentándose de todo lo malo que le había pasado.
¿Por qué no podía? Jungkook estaba enfermo y sabía bien que no iba a
curarse, el doctor lo había dicho. No era normal. Siempre estaría enfermo,
dañado, inútil. Y no entendía porque Taehyung seguía diciendo que estaba
enfermo, no era un resfriado, no era una fiebre, era estéril, la palabra era
estéril. La había escuchado de Jiyook cuando se suponía que debía estar
durmiendo, mientras ella hablaba con Taehyung. Decía ella que era
imposible que Jungkook fuera un Omega estéril, que era imposible que el
no pudiera traer niños al mundo. Y aunque Taehyung no le tomó nada de
importancia al tema enviándola a dormir, Jungkook se desveló toda la
noche. Infertil, ¿Era infertil? No había podido traer a sus bebés al mundo
después de todo. ¿Era eso estar enfermo? ¿Estaba dañado? ¿Sería un
Omega completamente inútil? No pudo dormir, no pudo sentirse tranquilo
o feliz, ni siquiera cuando Taehyung despertó de su sueño y lo besó
diciéndole con cariño al oído "Buenos días", ni siquiera cuando le había
dicho "Te amo" con besos en el cuello. Porque Jungkook sabía que era
mentira ¿Cómo podía amarlo? Era inútil, estaba dañado, defectuoso. Su
amor era falso, tan falso...
—Entonces ¿Qué es eso? —Señaló Jungkook mirando todos los sacos que
hacían una pila considerable.
—Armería.
—Lo siento.
Taehyung comenzó a vacíar los sacos, y como había dicho Sehun llegó.
Juntos prepararon todo, y con un círculos de madera con círculos más
pequeños y pintados rellenándolo Taehyung tomó una cuclilla. Luego de
que Sehun clavara el círculo en el árbol Taehyung tomó impulso con su
brazo y arrojó la cuchilla, la cual acabó clavada dentro de uno de los
círculos pequeños, el tercero quizá, a Jungkook no le importaba.
Taehyung delineó su labio inferior con su lengua, cerrando uno de sus ojos
y exhalando por el cansancio de estar bajo el sol. Un par de gotas de sudor
se deslizaron por sus sienes y en un rápido movimiento arrojó otra navaja,
dando en el blanco.
—Aún no termino.
—¿Fácil? Inténtalo tú. Todo esto, y veamos que tan fácil es.
—No me refería a que es fácil, solo digo que para ti lo es. —Jungkook
ladeó la cabeza, usando su mano para proteger sus ojos del sol. —Aunque
podría intentarlo.
—Bien, intenta cargar estos. —Taehyung pateó uno de los sacos para
señalarlos.
—Eso debe pesar el doble de lo que pesas tú, no gracias. Me refería a eso,
lanzar esas cosas.
—No.
El Omega hizo una mueca, su lobo bajó las orejas y ocultó su cola. Se
sintió arrepetido, sobre todo por como Sehun parecía desubicado con su
actitud. Ya tenía claro que los Omegas no decían malas palabras, oops, lo
olvidaba. Sobre todo cuando ya no asistía a clases.
—Perdón.
Taehyung rodó los ojos al cielo y bufó. Jungkook sonrió cuando Taehyung
se inclinó y tomó del suelo una rama con punta de metal.
—Es una flecha. —Le dijo al Omega, posándose tras él y tomado su brazo
derecho. —Lo que cargas es el arco.
—Listo.
—Jungkook...
—Explícame.
Hizo que Taehyung soltara sus manos y el solo tomó con fuerza el arma
vieja.
—Dispara.
—Nada mal.
—Es diferente.
Para cuando Jungkook logró darle al primer círculo el sol se ponía, dejando
un cielo naranja hermoso de admirar. El Omega estaba sudado y cansado,
pero muy feliz a pesar de que sus manos estaban casi dormidas. Taehyung,
acostado en el suelo se levantó de golpe, parpadeando de impresión. Ya se
había puesto cómodo para quedarse hasta la noche, porque Jungkook era
tan terco como una mula. Al menos Sehun se había podido ir.
~•~•~
—¿Te mimo?
—Si, cariño.
Al parecer hacía un muy buen trabajo con Taehyung, el ojiazul solo soltaba
suspiros y uno que otro gemido de satisfacción, dejando saber que las
caricias de su Omega tenían un buen efecto sobre él. Poco a poco su cuerpo
se iba relajando. Jungkook masajeó sus costados y deslizó sus manos hasta
su cintura marcada. No era tan pequeña como la suya, pero con aquella
espalda lo hacía lucir increíblemente precioso.
—¿Uh?
El ojiazul abrió sus ojos, mirando a donde apuntaba su mirada sin interés.
Parpadeó y preguntó.
—¿Eso crees?
—Eso sé. Eso saben todos. —Jungkook hizo una mueca. —Siempre te
miran y babean por ti.
—Por favor.
—¿Estoy siéndolo?
—Si, lo eres. Cada vez que piensas que te dejaría por alguna razón.
—¿No lo harías?
Jungkook sonrió a medias, fijándose en algo que nunca había notado, pero
que decoraba la espalda bien formada del Alfa. Con su dedo delineó una
cicatriz que iba de su hombro a su cintura, torcida y marcada.
—Carecia de paciencia. —Explicó. —Me daba tres latigazos por cada vez
que lo desobedecía.
—Pero te hizo tanto daño. —Jungkook se cubrió los labios, llorando en voz
alta, mirando el pecho de Taehyung. —Oh, Tae, debiste sufrir tanto, tú
solo.
—No me digas que lloras por mi. No merezco tus lágrimas, cariño, nadie
las merece, no las derrames.
—Eso te lo explicaré luego ¿Si? Pero por favor deja de llorar que ya pasó,
ya no importa, ya no duele. Pasó, ya está muerto, los he matado a todos.
—No lo valgo.
—Calla, Tae.
—Eso, así.
—¡Tae!
—¿Tanto te molesta?
—Es chiste.
—Yo creo que es mitad real, para hacerte cosquillas después mientras yo
no esté.
—Te amo.
Por eso debía encontrarlo, encontrarlo con rapidez, pero no podía llegar a
él. El río corría tan rápido como Jungkook deseaba correr, pero se hacía
lento, pesado, inútil. ¿Por qué no podía llegar a su lugar? Debía llegar a la
cascada, debía encontrar a Taehyung o lo alcanzarían, lo atraparían.
Su cuerpo estaba boca abajo, sus pies estaban en su almohada y sus brazos
estaban estirados, sus manos mostrándose. Taehyung negó, dormía
realmente mal a veces. Caminó hasta el tocador y tomó el cepillo,
comenzando a peinar su cabello rubio. A través del espejo pudo ver como
Jungkook movía su mano de adelante hacía atrás. Se sintió congelar cuando
un frasco de cristal que reposaba en el tocador se movió de adelante hacia
atrás, al mismo ritmo que la mano de Jungkook.
—Jungkook. —Llamó.
El pelinegro cerró su mano en un puño que apretó con fuerza, el frasco
comenzó a agrietarse poco a poco...
—¡Jungkook!
—¡Ah! —El pelinegro despertó de golpe, mirando a los lados con ojos
somnolientos y alarmados. —¡Ay! ¡¿Qué?! ¡¿Qué?!
—Tae, yo no fui.
—Jungkook, fuiste tú. Lamento decir que solo tú podrías mover las cosas
sin tocarlas. —Taehyung negó cuando Jungkook subió su mirada hacia él.
—Mira nada más ese desastre.
—Pero...
—Sht, escúchame. —Lo calló. —No puedes dejar que nadie se entere de
esto, ¿Bien? No quiero que hables de esto con nadie, ni siquiera con
Jiyook. Puede que ella haya sido testigo de algo, pero no le tomó
importancia. No la hagas tomar importancia de esto.
—¿Te da vergüenza?
—Que eres peligroso. —Lo corrigió el mayor sin dejar de mirarlo, dándole
caricias en la mejilla para no hacerlo sentir tan mal. —Ya te había dicho
que eres diferente, y las personas no están acostumbradas a las cosas
diferentes, ellos solo se asustarían mucho y querrán matarte antes de que tú
puedas matarlos a ellos.
—Lo sé, mi amor, pero nadie te conoce como yo, nadie te ama como yo. —
Taehyung lo abrazo cuando Jungkook pareció demasiado decaído y
suspiró. —Nadie en esta vida querrá protegerte tanto como yo lo hago,
pensarán primero en ellos y yo solo pienso en tí. Obedece ¿Si?
—Es solo por tu bienestar, eso es todo lo que me importa. No dejes que los
demás lo sepan, no hagas uso de tu magia.
—No sé si pueda...
—Podrás.
—¿Cómo?
—No lo sé, cariño. Investiga un poco sin que los demás se den cuenta. Lee
en los libros, debe haber algo que te ayude.
—Polvo. Creo que nunca he entrado en ella y dudo que alguno de mis
ancestros lo haya hecho.
—Podría ir.
Jungkook bufó y Taehyung se giró hacia el. El Omega dejó que su mirada
viajara descaradamente por el cuerpo del Alfa e hizo un puchero, mirando
la mitad de su cuerpo.
—Si, Majestad.
Jihyo hizo una reverencia y con rapidez caminó fuera de la habitación,
dejando a Jungkook con la palabra en la boca. Taehyung se trepó a la cama
cuando Jungkook soltó un chillido fingido.
Pero eso no impidió que Jungkook vagara por el lugar, no impidió que
subiera al segundo piso. Tenía la intuición de que encontraría algo en el
segundo piso.
Había abierto ya unos diez libros, no tuvo éxito en ninguno de ellos, todos
eran cosas innecesarias en el momento, y comenzaba a sentirse fatigado ahí
de pie, inhalando polvo y ensuciando sus manos. Pensó de repente que no
podía llegar a las repisas más altas, necesitaba una escalera y para su suerte
al final de aquel pasillo a media oscuridad miró una perfecta escalera de
madera lo suficientemente alta como para alcanzarlos. Escuchó una voz
colarse en su mente.
El tipo había aparecido ahi sin más, realmente Jungkook dudaba que
estuviera ahí antes que él, pues la biblioteca no parecía un buen escondite
del trabajo, estaba polvorienta, fría y oscura, tan desolada como el río en
Diciembre. Entonces Jungkook pensó un momento. Desolado. Jungkook
estaba solo en aquel lugar con ese hombre extraño y sombrio.
—Hola.
"¡Oh, mierda!" Quiso gritar sin poder encontrar las palabras que salieran de
su garganta.
Jungkook quiso moverse para liberarse, pero no obtuvo más que malos
tratos que lo apresaron contra el suelo. Jungkook tuvo un pequeño recuerdo
de los Betas que lo habían torturado por años, como lo despreciaban y
odiaban. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—T-Tae... —Su voz tembló más de lo que pudo controlar, sus nervios lo
paralizaban por completo. —Taeh...
—He dormido solo con mujeres, mujeres Beta, dime ¿Es cierto que es
mejor con ustedes?
—El Rey no tiene que enterarse de esto, quedará entre tú y yo, de otro
modo voy a hacerte daño. —Amenazó el hombre. —¿Queda claro?
Jungkook sollozó cuando el Beta tomó el borde de su pantalón y comenzó a
forzarlo, queriendo bajarlo solo con su mano libre. Estaba pasando, estaba
pasando de nuevo, abusarían de su cuerpo de nuevo. No podía ser, se
suponía que estaba a salvo, se suponía que Taehyung lo protegería.
Jungkook lloró con fuerza, presa del miedo, víctima de un hombre lleno de
maldad. Sollozó cuando su mejilla libre fue acariciada y abrió sus ojos,
mirado a donde pudo con desespero.
El Beta se inclinó y buscó los labios del menor. Jungkook intentó esconder
su rostro de el sin tener muchas opciones. En un descuido del guardia
Jungkook pudo girarse y en un acto de puro reflejo lo empujó y pateó en el
estómago, dejándolo fuera de su cuerpo. Rápidamente corrió por el pasillo,
sus piernas queriendo fallar con cada paso. No se detuvo hasta ver el un
ventanal, encontrándose atrapado entre tantas repisas y tantos pasillos.
Miró tras él, el Beta lo había alcanzado más rápido de lo que le gustaría,
pero esquivó su intento de atraparlo y escapó por otro pasillo de libreros,
llegando hasta las escaleras por obra del cielo. Corrió escaleras abajo y se
aproximó a la puerta, abriéndola de par en par y saliendo rápidamente.
—Mi Alfa ¿En dónde está mi Alfa? —Exigió saber con lágrimas mojando
su rostro. —¡¿En dónde está Taehyung?!
—Le traeré agua de borgonet para que se calme un poco, ¿Si? —Preguntó
una Beta antes de que el Omega saliera corriendo.
~•~•~
Jihyo abrió la puerta y entró al enorme salón que parecía diminuto por la
cantidad de personas metidas ahí. Miró a todos lados, buscando entre las
columnas de guardias hasta encontrar el comienzo de los sirvientes. Corrió
con rapidez hasta la columna de las sirvientas, buscando un lugar para ella.
Siempre llegaba tarde a las reuniones, ¿Por qué? Siempre tenía muy mala
suerte en eso. Antes de siquiera poder posarse a un lado de una de sus
compañeras escuchó la voz del Alfa de rubios cabellos a la cabeza de
todos. Duro y demandante, tan frío que tembló de miedo bajo su tono.
—Jihyo largo de aquí.
La mujer bajó la mirada, ¡La echaban por llegar tarde! ¿Por qué tuvo que
quedarse a limpiar más tiempo la chimenea de la cocina? No entendía
porque una reunión tan repentina tampoco.
Jihyo subió la mirada y asintió casi frenetica, contenta por ser enviada con
Jungkook.
La Beta quiso girarse para irse, pero alguien entró al salón, casi arrastrado
por un par de guardias. Para sorpresa de Jihyo era otro guardia al que
arrastraban y pasaban por su lado, dejándolo frente a Taehyung en menos
de lo que canta un gallo.
—N-No, Señor.
—Si Mingyu no aparece antes del atardecer tendré que hacer una limpieza
de mi personal.
Taehyung miró a todos con ira contenida, su dedo índice señaló la puerta y
gritó luego.
—¿S-Si, Majestad?
Jihyo ni siquiera respondió, salió casi corriendo ante las órdenes del Rey.
—Majestad.
—¡Soy tu primo!
—El único traidor aquí eres tú. —Le dijo Taehyung aprentando más su
agarre. —Traicionaste a tú Rey, por lo tanto has traicionado el reino de
Seoul. Atentaste contra mi Omega, ahora yo me las cobraré. —Tehyung
miró al más bajo. —Hiciste bien, Woozi. Vete.
Y tan rápido como eso se fue. Kim Taehyung hizo uso de su cuchilla
entonces, clavándola en el brazo derecho del Beta en sus manos,
haciéndolo soltar un grito desgarrador.
—¡M-Majestad! ¡Escúcheme, por favor!
—Cállate.
Mingyu intentó clavar sus uñas cortas uñas en las estrechas paredes del
pasillo sin ningún éxito, sintiendo un escalofrío tremendo al ver a lo lejos el
cuerpo de un Omega pelinegro asomándose para mirar el escándalo que
estaba haciendo.
Solo pudo correr lejos escaleras arriba, deseando no haber escuchado tales
gritos de sufrimiento que su propio Alfa provocaba.
❝Veintisiete❞
Singularity — V (bts)
Pero Taehyung ya había matado antes, Jungkook lo tenía muy claro ¿Por
qué le afectaba tanto entonces? ¿Era porque nunca había escuchado tanto
sufrimiento en gritos? ¿Era acaso porque su Alfa era capaz de causar tal
dolor en una persona? ¿Qué era? ¿Era las escenas que había estado
imaginándose desde que subió a pasos rápidos a su habitación? ¿Era su
sangrienta imaginación la que lo hacía retorcerse de consternación? El no
había visto nada, ¿Por qué tenía que sentirse tan cohibido y aterrorizado?
¿Por qué le afectaba tanto? El hombre iba a dañarlo, ¿Entonces? Se podía
tener piedad ¿No era así? Taehyung pudo tener piedad, pero ¿Acaso el
guardia tuvo piedad?
No podía seguir entre sus brazos mientras sentía tanto susto y ansiedad por
dentro. ¿Lo había matado? ¿Lo había matado por su culpa? Indirectamente
Jungkook tenía las manos llenas de sangre, era responsable de una muerte,
una posible muerte cruel.
Taehyung lo miró un par de segundos y sin más cerró los ojos de nuevo,
dándole de una manera silenciosa el permiso de hacerlo. El pelinegro se
arrastró fuera de la cama y salió de la misma, sintiendo la alfombra bajo sus
pies descalzos y una capa de sudor en su frente. Estaba nervioso, tan
nervioso que no lo creía, las manos le temblaban y su lengua se enredaba
incluso cuando no intentaba decir algo.
Alguien había empujado una cuclilla entre sus labios, la había empujado
dolorosamente lejos, casi hasta llegar a sus orejas, y la habían dejado ahí
con mucho descaro. El hombre tenía los ojos abiertos, pero no tenía uno de
ellos. Bajo su cabeza había un charco de sangre y bajo la mitad de su
cuerpo, pero Jungkook no quería ver más, cerró sus ojos con fuerza y
comenzó a limpiar sus manos con con su camisa, odiando no poder quitarla
toda. Abrió sus ojos y se levantó, deseando ya salir de allí antes de
perturbarse más. Retrocedió a ciegas, mirando a cada lado y derramó
lágrimas sobre sus mejillas.
—¿Y el diablo sabe que estás aquí? —Preguntó el hombre con aquella voz
arrastrada, curvando con dificultad una sonrisa. —Los criados curiosos se
mueren aquí.
—¿Tú quién eres? —Preguntó Jungkook sin entender. —¿Qué hiciste tú?
—Frunció el ceño, pensando en la cantidad de vidas que Taehyung había
arrebatado. —¿P-Por qué estás aquí?
—Yo... —El hombre parpadeó y se relamió los labios. —No tuve la culpa.
Un niño no debería estar tan solo.
Desde donde Jungkook había leído hasta donde había sido enseñado por
sus amigos Omegas un Alfa busca el alivio en un Omega, su Omega si está
marcado e incluso su pareja Beta si el mismo mantiene una relación con el
mismo con una marca de por medio. No había excusas, los niños no
estaban incluidos. La luna roja no despertaba a bestias despiadadas que
abusaban de niños, esos solo eran mentiras.
—Yo...
—¿Te obliga?
—Tú estás más enfermo que nosotros. —Hubo un breve silencio. —Eres el
Omega de un Alfa sanguinario, de un asesino. Y lo sabes, ¿Cómo puedes
dormir por las noched, pequeño Omega? ¿No te das asco? Mira como lo
defiendes.
Jungkook calló sin saber que decir. El hombre se relamió los labios y negó.
—¿No te da vergüenza?
—¿Qué te hace creer que te ama a ti? Solo espera y te darás cuenta de que
Kim Taehyung no ama a nadie.
—Tae.
—A lavarnos, Jungkook.
—Tae...
—Taehyung...
Jungkook lloró sintiendo dolor por el agarre del Alfa, siendo liberado
cuando el mismo lo arrojó al suelo con toda la intención del mundo.
Jungkook cayó sobre su trasero y luego sobre su espalda. Se sentó
cubriendo su boca y llorando.
—Mira lo que haces, por la madre luna ¡Mira lo que hiciste hoy! ¡Te
pusiste en peligro! Casi abusan de ti de nuevo, y no bastó con eso, fuiste en
busca de ese guardia. ¿Qué está mal contigo? ¡¿Qué mierda te pasa por la
cabeza?!
—No lo sé.
—No puedes comparar la muerte de tus hijas con esto, Jungkook. No tiene
sentido, no es lo mismo. Ellas no merecían morir, ellos sí.
—Taehyung...
Jungkook abrió sus ojos e hipo de nuevo, mirando al Alfa con dolor.
—Mira lo que haces. —Taehyung abrió sus brazos y negó. —¿Qué haces,
Jungkook? ¿Qué pretendes con todo esto? Me tienes harto ¿Sabes por qué?
Porque no entiendo. Cada vez que pienso que estamos dando un paso
adelante retrocedes cuatro malditos pasos más. Estoy harto. Me rindo.
Aquel día se había levantado más temprano y con ayuda había preparado
un baño de agua caliente. Había pedido rosas rojas y había estado
esperando a que Taehyung no despertara en el proceso. Cuando las
sirvientas se fueron Jungkook se arriesgó al rechazo de nuevo, tirando del
dosel para que la luz del sol iluminara al Alfa en cama. El rubio abrió los
ojos cuando Jungkook se arrodilló en el suelo a su lado, y el mismo le
mostró las rosas que habían quedado luego de haber esparcido varios
pétalos en la tina.
—Buenos días.
El Alfa miró las rosas dándose un segundo antes de querer levantarse, pero
Jungkook lo detuvo, hablándole de nuevo.
—Perdón.
Taehyung arqueó una de sus cejas y cruzó sus piernas al sentarse, cansado
de estar apoyado de sus codos.
—No, no debiste.
—Eso a ti no te incumbe.
—No digas esas cosas, Taehyung, no hables como si fuera divertido, como
si no me afectara que hables de esa forma. No eres un enfermo como ese
tipo que vive ahí encerrado.
—Si.
—Claro, mi príncipe.
Gimió y cerró las piernas con suavidad impulsado por el placer que
recorrió su cuerpo. Taehyung se encargó de separarlas, encargándose de
que su lengua se arrastrara sobre el agujero fruncido de Jungkook.
Jungkook se sonrojó aún más con lo dicho, pero se sentó listo para cumplir
con los deseos de su Alfa. Justo cuando se unieron en un casto beso resonó
la cerradura de la puerta. Jungkook empujó a Taehyung contra las
almohadas y se arrastró hasta su lado, echando sobre ellos las mantas más
cercana. Jungkook se cubrió el pecho con su camisa desabotonada con
rapidez y se recostó en el pecho ajeno, siendo envuelto en la cintura por el
brazo de Taehyung. Solo tres segundos después Jiyook apareció,
sosteniendo una bandeja de comida y una sonrisa en su rostro al verlos a
ambos acurrucados bajo las mantas.
—Pues están mejor así. ¿Quién necesita pelear con el amor de su vida?
—Que reservado.
—Si, lo soy.
El Alfa miró al Omega y el menor besó los labios del contrario. Taehyung
lo aceptó y devolvió, dándole una mínima caricia con su nariz. Jiyook
levantó ambas manos, sonriente y contenta.
—No, nada de eso. —Negó la mujer. —Al parecer los niños están muy
contentos con el nuevo orfanato, es solo...
—¿Y por qué no me habías dicho? —Reclamó el menor. —Sabías que era
importante. Lo sabes.
—Solo mío. Mi Omega, mi vida. —La lengua del Alfa acarició la mejilla
ajena. —Mío.
—No tienes que ser paranoico. Hay Omegas muy lindos también.
Baekhyun es hermoso y Kyungsoo también.
Tomó el rostro del Alfa entre sus manos y besó su nariz, recibiendo a
cambio una pequeña lamida en la suya. Jungkook sonrió ante la potente
muestra de amor. Nunca lo había hecho, por alguna razón esperaba una
ocasión especial, una realmente especial. Taehyung continuó dando
lamidas en sus mejillas y en su cuello, incluso cuando Jungkook objetó
contra ellas de manera dulce y coqueta. Jungkook besó sus labios y sonrió,
dándole caricias en el cabello.
Taehyung no hizo caso, pero a cambio lo besó en los labios, rozando ambas
narices con cariño. Jungkook intentó hacer una cara graciosa, logrando que
Taehyung le mostrara una de sus mínimas sonrisas torcidas.
—Te amo siempre. —Le dijo Jungkook frunciendo el entrecejo con ojos
expresivos. —Siempre, siempre. Incluso cuando estamos peleados.
—También yo.
~•~•~
—Más rápido.
—¡Mira!
—Lo veo.
—Oh, Tae, mira lo que hiciste. —Sonrió Jungkook deteniéndose solo para
abrazar a Taehyung. —Eres tan bueno, muchísimas gracias.
Taehyung pudo escuchar como las personas del pueblo decían cosas sobre
lo tierno que era el Omega y lo lindo que se veía el Alfa amargado y
asesino recibiendo amor. Tal vez no en aquellas palabras, pero tenían el
mismo significado. Jungkook dió un rápido beso a Taehyung a pesar de que
sabía bien, por palabras de todos sus amigos, que las muestras de afecto en
público estaban estrictamente prohibidas. Por eso no culpaba a Taehyung
por no devolverle el abrazo. Lo tomó de la mano de nuevo un poco
avergonzado y caminó junto con el, los guardias siguiendo su paso.
—¿Hola?
Al menos cinco miradas se posaron en el, de pequeños niños que se
llenaron de ilusión y felicidad al ver al Omega pelinegro asomarse por
aquella puerta.
—¡JUNGPOK!
—¡Jungkook! —Gritó el niño mayor de entre todos, con solo seis años. —
¿M-Me recuerdas? —Preguntó el con ojos inseguros.
Solía ser odioso y a veces malo, pero era porque siempre estaba muy triste.
Sin embargo Jungkook lo ponía alegre y positivo, deseaba que lo recordara.
Los niños, uno por uno, parecieron caer hechizados por la dulce voz del
Omega. Por su lado, Jungkook avanzó por el lugar, dando un vistazo al
papel tapiz de las paredes, apropiado para niños, de color mantequilla y
patos, feliz y alegre, no gris y triste. Había una mesa grande y un platón de
frutas en medio. Había un sofá y un par individuales, así que caminó hasta
el, no notando a la cuidadora de aquellos niños que salía de la cocina para
recibirlos. Jungkook se sentó y junto a el todos los niños, peleándose por
estar cerca.
—Si. —Sonrió Jungkook a sus ojos castaños. —Dije que volvería, lamento
mucho haber tardado tanto tiempo...
No estaba ahí para llorar y deprimir a los niños, estaba ahí para hacerlos
felices un rato con su presencia, si se podía lograr, claro.
—¿Ya comieron?
"Si" y "No" se escucharon mezclados entre las voces de los niños. Aquellos
mentirosos miraron con ojos acusantes a los que los habían exhibido y
Jungkook solo pudo reírse. Taehyung ahí de pie fue interrumpido por la
mujer del lugar.
—No. Gracias.
—¡Ven!
—No.
Jeongin sonrió, lo mereaba ver a Taehyung, ¡Era tan largo como un árbol!
—Eres alto.
—Así es.
—¿Me cargas?
—No.
El niño se colocó de puntillas y estiró sus manos lo más que pudo, dando
saltitos y saltitos de manera muy insistente. La mirada de Jungkook y la
mujer del lugar estaban sobre él, incluyendo a los niños. Taehyung rodó los
ojos y se inclinó, tomándolo debajo de sus brazos y alzándolo.
—Ñeñeñe.
—¡Jungkook!
—Disculpa.
—Ñeñe.
—Aquí el que compra las galletas soy yo. —Le hizo saber Taehyung. —
Más te vale estar en línea si quieres una.
Rato después el Alfa había enviado por galletas a unos guardias, y habían
niños corriendo de aquí para allá, dejando migas en todos lados y exigiendo
más comida. Taehyung incluso le dió tres a Seungkwan, incluso lo alzó en
brazos sin que se lo pidiera. Y cuando ambos dejaron sus diferencias de
lado ambos pudieron comer galletas en el sofá de manera tranquila
mientras todos los demás hacían correr a Jungkook por juegos y travesuras.
—¿Nunca de callan?
—Esa no me gusta.
—No es Jungkook.
—Jungkook no puede ser su madre. Pero estará aquí con ustedes algunas
veces. ¿Quieres que les consiga una Nana amorosa?
—¡Bien!
Taehyung curvó una sonrisa mínima y miró a Jungkook a lo lejos reír con
ganas, feliz por algo que Taehyung se había perdido.
—Bien.
❝Veintinueve❞
Taehyung y Jungkook paseaban tranquilamente por el bosque, en algún
momento y con suerte si eran más rápidos, tal vez llegarían a la cascada,
pero por el momento solo deseaban ir a paso tranquilo y relajado. El cielo
estaba despejado y había muy poco sol, y extrañamente Jungkook tenía
sueño y solo quería dormir.
El Alfa sostenía una cesta grande con cosas necesarias dentro y con la otra
mano sostenía la mano del Omega. Jungkook vestía pantalones negros a la
medida y un suéter tejido que Jiyook le había hecho, de un color beige, y el
Omega se veía simplemente adorable, porque con el suave calor que hacía
a esas horas de la mañana estaba algo sonrojado y su frente estaba muy
levemente sudada.
—Tae.
—¿Si?
—¿Y?
—¿Qué?
—¿Por qué no? —Jungkook frunció los hombros. —Es decir, quizá no
porque ¿Estaría faltando a alguna regla real?
—Me gusta mucho Seungkwan, ¿No te gusta a ti? Es un niño muy lindo y
tierno.
—Tú eres un niño muy lindo y tierno. —Le dijo el mayor, tirando de su
mano para cambiar la dirección de sus pasos. —¿Por qué piensas tanto en
bebés? Eres uno, Jungkook. Un bebé no puede cuidar a otro bebé.
—Jungkook.
El tono de advertencia del mayor hizo que el menor rodara los ojos. Lo
detuvo y lo encaró, lavantando su mirada para obtener la suya. Arqueó su
ceja interrogante.
—Es que debe haber una razón. —Dijo Jungkook algo exasperado. —
Quizá porque no quieres cambiar pañales o porque el llanto te irrita.
—Tae, de verdad...
Jungkook frunció los labios, queriendo decir algo, pero callando cuando
Taehyung le dió frente. Curvó una pequeña sonrisa y ahuecó la mejilla de
Jungkook en su mano.
—Si, supongo.
Taehyung rió un poco con una sonrisa torcida y poco después dió pasos
hasta llegar al río, sumergiéndose en el y nadando directo a la cascada.
Jungkook por su lado se quitó las botas, dejando sus pies libres de sus
medias y suspirando ante lo bien que se sentía el aire fresco en un día
caluroso. Mirando alrededor para percatarse de que nadie estaba por ahí se
quitó su suéter, dejándolo a un lado junto con toda la ropa de Taehyung y
se recostó boca abajo, porque simplemente no le gustaba tener los pezones
expuestos al mundo si no estaba en su habitación. Posó sus manos a cada
lado de su cabeza y sonrió al mirar a Taehyung recibir toda la frescura del
agua de la cascada en su cabeza. Sintió pesadez en sus ojos poco después.
—Ah, ¿De verdad te vas a molestar conmigo por echarte unas gotas de
agua encima?
—Si.
Jungkook lo miró de mala gana, pero arqueó una de sus cejas y levantó su
mentón, haciéndose el difícil. Para que Taehyung no saliera en su búsqueda
se acercó a paso tranquilo, arrodillándose frente a él y mirándolo a sus
azulados ojos. Taehyung esperó a que hiciera algo, mirándolo casi tan
arrogantemente como el Omega lo miraba, pero Jungkook sonrió entonces,
mostrando sus hermosos delanteros. Taehyung se quedó entretenido con
sus labios, estirándose un poco cuando Jungkook se inclinó para besarlo.
Entreabrió los labios cuando la lengua del pelinegro se asomó a penas, pero
en cuanto la babosa lengua toco la comisura de sus labios la misma se
arrastró rápidamente a su nariz, desviándose hasta su pómulo y barriendo
su ojo. Se alejó enseguida, gruñendo potentemente mientras el Omega se
reía con fuerza.
—¡Jungkook! —El Omega se cubrió la boca y rió aún más al verlo frotarse
el ojo y limpiar la punta de su nariz. —Maldito niño.
—Esa boca, TaeTae. —Jungkook gritó cuando las manos grandes del Alfa
tomaron su cintura. —¡Ah, no! ¡No, Taehyung!
Jungkook cerró sus ojos con fuerza y sostuvo el aire, pateando a la nada
mientras Taehyung lo sumergía más y más. De un momento a otro y sin
saber porqué Taehyung lo soltó. Entró en desesperación entonces, aún más
cuando sintió un rasguño en su cuello. Gritó moviendo sus brazos y sus
piernas para intentar salir a flote, sintiendo las manos del Alfa tomarlo de
los brazos y tirar de el hacia arriba. El Omega inhaló casi dramáticamente,
cubriendo sus ojos con sus manos y tosiendo un poco. Taehyung lo abrazó
desde atrás y él se liberó, empujándolo, más bien empujándose lejos.
—¡¿Qué te pasa?! —Le gritó desesperado por aire y estabilidad, cosa que
no lograba obtener. —¡¿Qué te sucede?!
Taehyung nadó tras el, llegando antes que el Omega a la orilla y mirándolo
salir del agua y sentarse en el pasto. Pudo mirar unas pocas gotas de sangre
deslizarse por su cuello antes de que el pelinegro se fuera caminando hasta
la manta. Taehyung salió de inmediato, siguiéndolo y arrodillándose frente
a el cuando se sentó en la manta tendida en el suelo. Jungkook cubrió su
herida y cerró los ojos haciendo una mueca, sintiéndose lo suficientemente
fastidiado y enojado como para empezar a llorar en silencio. Taehyung
parpadeó sintiendo que se le oprimía el pecho.
—Jungkook, no llores.
—Estás muy bruto hoy. —Se quejó Jungkook, gimiendo por los dientes
que rasguñaban su piel suave y constantemente. —Y-Ya, ¿Qué haces?
—¡¿Qué me ves?!
—Los pezones. —Taehyung arqueó las cejas. —¿Qué ahora no puedo verte
desnudo?
—Arruinas mi discurso.
—Tú discurso no tiene sentido. Soy yo. Aquí o en el castillo soy solo
Jungkook. El verdadero sin importar en donde.
Entonces lo vió.
—T-Taehyung. —Llamó.
—T-Tae, un tigre.
—Vístete.
—Jungkook, vístete.
—Tae...
—T-Tae.
"Deberás."
Quizá Taehyung no era tan largo como el tigre, pero lo superaba en masa
muscular y altura, era grande, pero se preguntaba cómo haría para dejar a
Jungkook fuera del peligro en el que se encontraba.
~•~•~
—Claro que no, estoy bien. —Jungkook miró al Alfa que cerraba las
puertas del balcón y sonrió. —Mi valiente Alfa me defendió.
—Hay que encerrarlo. —Lo corrigió Jungkook. —No hay que matarlo,
pobre tigre.
—De la vida. —Jungkook abrió los ojos y miró a Jiyook. —Aunque casi
me hago pipí del susto, me dió mucho miedo cuando nos siguió.
~•~•~
—Ya te di de comer.
—Si. —Concordó el rubio. —Debe hacer mucho calor afuera, que bueno
que está fresco aquí. Aunque de igual modo debo ir a la panadería.
Baekhyun rodó los ojos, pero como había dicho ya, no quería pelear, así
que guardó silencio. Casi sintió a Sehun mirar por sobre su hombro.
—Porque...
—Me fascina. —Le dijo Baekhyun sin una pizca de emoción, abriendo la
puerta y saliendo.
Caminó por el pasillo hasta las escaleras, sintiendo a Sehun a solo pasos
tras el, siguiéndolo como si realmente no tuviera nada mejor que hacer.
—Quiero que entiendas que debes alejarte de los Alfa, Baekhyun. ¿Qué
crees que quieran contigo? Solo quieren emparejarse.
—No está mal, estás con tu Alfa, el mismo que cuida de ti como se debe,
Baekhyun. —Sehun alzó la voz, comenzando a molestarse de verdad.
—No estamos casados. —Baekhyun tocó ambos lados de su cabeza con sus
dedos, casi gruñendo para hacerle entender. —No hay anillo, no hay marca.
Las personas me ven cada día como alguien que se ha desplazado a la vida
que lo llevará al infierno.
—¡Lo son para mi! —Baekhyun sintió sus ojos llenos de lágrimas sin
derramar, sollozando un poco. —Me prometiste que te casarías conmigo.
Me prometiste una marca, me prometiste hijos y una vida feliz.
—Que sigues hablando mal del panadero y de los otros Alfas y ellos solo
quieren hacer lo que tu no eres capaz de hacer. —Baekhyun derramó
lágrimas y bajó la cabeza. —Y a veces me pregunto que pasaría si yo
solo...
—Sehun...
—No, Baekhyun. —Lo interrumpió, molesto y herido. —No creí que serías
capaz de esto. Vete a la habitación, no quiero hablar contigo ahora. Sobra
decir que no saldrás ya.
El labio inferior del Omega tembló levemente y en un abrir y cerrar de ojos
se fue escaleras arriba, llorando como un niño regañado por haber comido
una galleta unos minutos antes de la cena. Sehun soltó un pesado suspiro y
cubrió sus ojos antes de gruñir.
[[🐺]]
Jungkook besó a Taehyung en los labios, dejando que sus dedos recorrieran
las hebras de sus rubios cabellos hasta su nuca, masajeando con suavidad.
El Alfa lo sostuvo de la caderas sobre su regazo, siguiendo su besos sin
ningún inconveniente. Jungkook le besó la mejilla y el mentón, acariciando
luego su nariz con la suya, sonriendo al ver los ojos azules entreabiertos, no
logrando mantenerle la mirada más de tres segundos sin sonrojarse.
Taehyung plantó un pequeño beso en sus labios y le acarició la cintura por
sobre su pijama roja. Ambos cuerpos tibios frotándose suavemente el uno
con el otro en medio de la oscuridad dentro de aquel dosel. Jungkook se
preguntaba si había algo más tierno que Taehyung al despertar, porque su
suave cabello desordenado y su adorable expresión cansada eran
simplemente irresistibles.
—Ya se hace tarde para mi, llegará Sehun en algún momento y deberemos
trabajar.
—No, no, no. —Jungkook tomó entre sus dientes el lóbulo de la oreja ajena
y fingió un gruñido. —No.
—Haré lo que sea que te guste. —Jungkook sintió el sonrojo arder en sus
mejillas. —Y-Yo quiero complacerte.
—Me complaces ya.
—Es buen momento para decir que de nuevo te crece pelo allá abajo.
—No es verdad.
—Ash, eso es mentira. —Negó el pelinegro aún sin mirarlo a los ojos. —
Tú eres mucho más sin vergüenza que eso.
—Estabas despierto.
—No es verdad.
—¡Claro que lo es! —El mayor rodó los ojos y Jungkook lo tomó del
rostro, riendo en voz baja. —Esos besitos en el cuello no me iban a distraer
de que me la metieras.
—Maldita sea, que sueño. —Gruñó el Alfa echándose sobre la cama, con
Jungkook en su pecho.
—Yo también te amo. —Susurró Taehyung. —Pero deja de hablar así, que
me pones nervioso.
—¿Cómo?
—¿Lo juras?
—Lo juro.
Encontró a Jiyook y a un par de Betas más, las cuales parecían empezar con
los preparativos del desayuno.
—Ya está la masa, en la noche la preparan. Así que nosotros haremos las
bolas ¿Bien? Mira, toma un trozo de masa y ruédala entre tus manos.
—O-Oh... No te gusta.
—Claro que me gusta, Jungkook, no seas tonto. —Rodó los ojos el mayor.
—Gracias, solo no tienes qué, no es tu trabajo.
—¿Qué? —Jungkook elevó sus cejas y abrió en demasía sus ojos. —¿Qué
pasa?
—Eh, si. —Jungkook asintió. —Jiyook me dijo que le pone pasas. ¿No te
gusta?
—Está bueno.
—¡No!
—Anda, que a nadie le sale bien la primera vez. —Taehyung lo tomó del
rostro, sintiendo el ardor de sus mejillas sonrojadas
—Seguro eres mejor cocinando otras cosas, no hay que saberlo todo.
Vamos a bañarnos y a comer el resto luego ¿Si?
~•~•~
Tres horas más tarde Jungkook había quemado una tarta, arruinado un
pollo y pegado un arróz, ya que los granos blancos parecían haberse vuelto
uno solo, pegándose contra la caldera sin que siquiera la cuchara lograra
sacarlo. Jungkook forcejeó un poco más, con las voces de Jiyook y las
cocineras ofreciéndole ayudas.
—¡Jungkook!
—¿En dónde quedaron tus buenos modales, eh? ¡Tú no hablabas así ya! —
Jiyook posó sus manos en sus caderas y chasqueó su lengua. —No
entiendo, hiciste todo lo que te dijimos que hicieras.
—Sabe peor. —Casi chilla Jungkook, cerrando sus ojos y cubriendo sus
oídos.
Las cocineras se miraron entre sí, una de ellas, Sana, curvó una sonrisa y
frunció los hombros.
—Yo quiero cocinar. ¿Qué si me toca cocinar alguna vez? ¡Voy a matar a
Taehyung con algo que prepare!
—¿Y es Omega?
—Aquí estás.
—No me digas.
—Lo olvidé.
—Vamos, Jungkookie...
—De la princesa.
—Bien.
Se secó el cuerpo y se vistió, odiando haber elegido algo que lo hacía ver
tan simple. Así que buscó entre la ropa y buscó lo que le pareció más lindo,
una camisa púrpura con unos flecos en las mangas y unos pantalones
blancos. No iba a juego con Taehyung, pero le importaba muy poco en
aquel momento. Tomó anillos del Alfa y su gargantilla especial,
comenzando a pintar su rostro luego con polvos, haciendo sus labios rojos
y brillantes.
—¿Quién?
—Yo, mi niño.
Jiyook no recibió respuesta, así que entró y miró al Omega acariciar sus
labios rojos con sus dedos. Jiyook parpadeó un poco temerosa de como se
veía.
—Eso es...
—¿Mucho?
—Rojo.
—Si sabes bien lo que le molesta a tu Alfa ¿Por qué lo haces? —Reclamó
la mujer cerrando la puerta y tomando du vestido, alzándolo hasta sus
pantorrillas para caminar más rápido hasta el. —Suelta esos polvos que ya
hay brillo en tus ojos.
—Si esa Omega se atreve a ver a mi Alfa ella será el único problema.
—No estás apartado, incluso Taehyung olvidó que venían, el pobre tiene
mucho trabajo y se le olvidó, no lo culpes.
Jungkook suavizó sus gestos y suspiró, cerrando las puertas del balcón
justo cuando ambas mariposas entraron, volando a la cama para apegarse al
dosel recogido.
—Lo sé.
—Entonces ven y te quitaré esa pintura de cereza que traes en los labios.
—No quiero.
—Al circo.
El primer guardia hizo una mueca de disgusto, mirando de muy mala gana
al Beta a su lado, él cual pareció haber perdido el color.
Creía que así de fácil de desharía de Jungkook. Pero Jungkook estaba muy
molesto para ese punto y Taehyung tenía razón, era manipulador.
—Prostitutas.
Jungkook les dió frente de nuevo, acercándose a ellos con mala cara y
entrecerrando los ojos.
—¿Prostitutas?
—Si, Omega.
—¿Todas mujeres?
El hombre soltó un suspiro: —Si.
—¿Cuántas?
—N-No lo sé.
—¡No lo sé! No llevamos aquí tantos años como cree. —Ante la mirada
amenazante de Jungkook el hombre desvió su mirada. —¿Cinco? Tal vez
seis. No eran demasiadas. Había alguien que las traía para sus celos.
—No pudieron ser solo seis si las traía para su celo. —Jungkook quería
soltar chispas de fuego en aquel momento por los ojos. —El celo es cada
tres meses, ¿En qué me mientes?
—¿Me dices que repetía sus encuentros con las mismas mujeres?
Jungkook no dijo nada, se quedó un rato meditando las palabras del guardia
sin ningún tipo de expresión. Poco después asintió y volvió adentro, casi
gritando al ver lo que se había colado entre los muros del castillo.
Jungkook se vió obligado a abrir sus piernas y el tigre pasó entre estas,
rondándolo de nuevo sin dejar de acariciarlo.
Jungkook encontró el valor para dar unos pasos lejos del tigre, pero el
mismo se atravesó de nuevo frente a él, empujando su cabeza en su
entrepierna mientras movía su cola. Jungkook frunció el entrecejo. ¿Le
estaba haciendo cariño? ¿Era un tipo de ritual de los tigres para antes de
comer?
—Oh, Dios, esto es tan raro. —Murmuró el Omega, acariciando una de las
orejas del animal y temblando un poco menos. —¿Cómo llegaste hasta
aquí?
Jungkook pasó su mano hasta su cuello y sintió algo rozar sus dedos. Se
atrevió a tomarlo entre sus dedos, pero al ver que se amarraba a su cuello
no tuvo más opción que arrodillarse a su lado y ver. Una cadena de oro se
abrazaba a su cuello, oculta entre su pelaje, mientras que en ella había un
colcante circular con un nombre grabado en el.
En las escaleras casi nadie se percató del par por lo silenciosos que eran al
pasar, pero en el tercer piso fue imposible que los vieran. Una Omega muy
hermosa elevó un gritó, posándose tras un hombre viejo que llevó su mano
a su cadera en busca de su espada. Taehyung, quien daba la espalda a
Jungkook se giró enseguida, abriendo los ojos de par en par. Unos cinco
guardias llegaron casi enseguida.
—No, alto. —Pidió el Omega levantando sus manos. —No le hagan daño.
—Solo si bajan las espadas iré. —Jungkook miró los ojos azules de su Alfa
destellar de rabia por la desobediencia. —No quieres que haya sangre aquí,
por favor, escúchame. No hará nada. Bajen las armas.
—Bienvenidos.
—¿Te parece esta una buena bienvenida? —Casi grita la Omega aún tras el
hombre. —¡Ese animal podría matarnos! ¡Papá!
—Intento explicar...
—Sht.
—Ah, ¿Es su mascota? —Preguntó. —Eso demuestra que tan rudo eres.
—Unos días. —Respondió el Rey. —Mi hija insistió en venir a dar una
visita.
—Y tú estás gritando.
—¿Omega? Ya estamos aquí, dame la soga. —Le pidió al guardia tras el.
—Pero...
—¡Shu!
—¿Cómo dices?
—¿Tú Alfa?
El pelinegro casi ríe, sin embargo se guardó aquello y negó con su cabeza
en negación a su afirmativa.
—Luces como Omega, hueles como Omega, incluso puede que vivas como
uno, pero no eres un Omega.
—¿Qué soy según tú? —El Omega abrió los ojos en demasía al tener un
idea. —¿Soy un brujo?
—Creo que eres tonto. —Dijo la tigresa con sinceridad. —¿Cómo has
dejado que te trate así un Alfa inútil? Quiero destrozar su rostro.
Jungkook no pudo hacer nada más que asustarse en el momento en que la
puerta fue abierta y su cuerpo empujado y un poco lastimado. Se arrastró
lejos y miró de quien se trataba, sorprendiéndose de ver a Taehyung.
—Hablas.
—Oye, tú cállate.
—¡No, Jungkook!
El Omega ahogó un grito cuando fue tomado del brazo y fue levantado de
un tiros, asustadizo de como la mirada azul se posaba sobre la suya. Hizo
una mueca por la rabia que emanaba de Taehyung.
—¿Quién te dió permiso de hurgarme la vida? ¿Uhm? —Taehyung le dió
una pequeña sacudida con la que Jungkook soltó un quejido de dolor. —
Dime quien te ha dicho esas cosas, ¡Dime!
Jungkook y su manipulación.
—No, no, no. —Advirtió el Omega, estirando su pie hasta detener el andar
de la tigresa. —No, aléjate, no lo lastimes. Atrás. —Jungkook empujó
hacia atrás al Alfa y jadeó un poco. —Alto, basta. Suji, atrás.
—El no es tú Omega.
—Mi Omega. —Repitió Taehyung señalando su pecho con sus manos con
ojos posesivos. —Mío. Ahora si no te importa te puedes ir a la mierda y
salir de mi castillo.
Los ojos azulados se posaron sobre los negros. Jungkook siempre había
pensando que eran preciosos, pero también que en algún punto eran muy
aterradores. Taehyung siempre estaba con una expresión sería y arisca, y
sus ojos eran tan claros y expresivos que al mostrar sus sentimientos de
enfado simplemente era demasiado aterrador. Más aún al estar tan airado.
—No hice nada, a ellos se les escapó. —Aseguró. —Y yo exigí saber más y
terminaron diciéndome sobre las mujeres que traías al castillo y de como
repetías tus encuentros con las mismas, ¡Incluso que varias venían al
mismo tiempo! ¿Es eso verdad? —Preguntó el Omega con lamentable
expresión en su rostro, haciéndose ideas que lo lastimaban. —¡Además allá
afuera me hiciste sentir tan mal! Hoy estás ganándote mi rabia, Kim
Taehyung.
—Suji, basta. —Exigió Jungkook. —¿Qué pasa? ¿Por qué tanta ira hacia
mi Alfa?
El Alfa continuó mirándolo con dureza y reproche, aún molesto con él.
—Suji. —Habló Jungkook antes de que el par continuara una guerra que
sería predeciblemente infinita. —Tú de verdad no pareces mala, y yo no
quiero sonar grosero, pero no deberías estar aquí hablando de ese modo, a
menos que claro nos expliques que está pasando.
—Es hora de irte, Suji. —Le hizo saber Taehyung en tono de desprecio. —
Y no busques a mi Omega. Nunca. Mantente alejada del castillo.
—¿Qué te hace creer que voy a irme ahora que encontré a Jungkook?
—No, Jungkook.
—Ella tiene información que necesito y que debo saber. Haz esto por mi,
por favor.
—Gracias.
—Yo no he dicho nada.
—No hace falta que lo digas. —El Omega se giró para encarar a la tigresa
y posó sus manos en su cintura. —Muy bien, Suji. Te llevaré a donde
pasarás tu estadía en el castillo. Hablarás cuando quieras hablar ¿Bien?
—Bien.
~•~•~
La princesa de largo cabello castaño limpió sus labios con apenas un toque
en ellos con la servilleta de blanquecina tela. Jungkook decidió no mirarla
más y en su lugar tomar un trozo de pollo para él y uno para Taehyung,
comiendo en silencio y casi con pereza.
—Hace meses.
—Taehyung, mi hija esta en la edad más preciosa, muy pronto cumplirá los
dieciocho años. —Habló el Rey de Italdandis.
Jennie parecía más que encantada con las palabras de su padre, mirando al
Omega frente a ella que continuaba sin entender el porque de su mirada de
superioridad. Parecía que se daba un baño con la charla de su padre, un
baño de oro y diamantes que la hacía sentir en la cúspide del mundo.
—Matrimonio.
—¿Qué?
—Me retiro, disfruten el resto del almuerzo. —Los ojos azulados miraron
los oscuros de Jungkook. —¿Jungkook?
Jungkook puso mala cara, mirándolo con irritación. Vaya que el par no
tenía esperanzas de llevarse bien, pero después de todo la tigresa no
permanecería por siempre, así que obedeciendo a Taehyung comenzó a
caminar en dirección a donde creía él estaba la tigresa. Elevó un grito en
cuando una mano se coló desde atrás entre sus muslos, empujándose hasta
su entrepierna y haciendo un poco de presión, deslizándose hasta su trasero
y empujando uno de sus dedos entre sus nalgas de manera superficial.
Jungkook se sonrojó cuando el Alfa mordió sin cuidado su oreja y avanzó
como si nada delante de él. El Omega infló sus ardientes mejillas y sus
puño temblaron a cada lado de él por su vergüenza reprimida.
—¡AUH! —Casi gritó llevando sus manos a su trasero y cerrando sus ojos
con fuerza. —¡KIM TAEHYUNG!
—¿Estás llorando?
—Si me dolió. —Le hizo saber con rabia, sacudiendo sus únicas dos
lágrimas que se le escaparon sin avisar por el impacto con su mano derecha
mientras la otra continuaba frotando su zona dolorida.
—Te daré mi cinturón esta noche. —El rubio guiñó el ojo llevando su
mano a las cintas que ataban el cinturon del Omega, enviándole un
escalofrío. —Intenta darme lo más fuerte que puedas y te lo devolveré
luego una y otra vez, será un juego divertido antes de hacerte el amor.
Taehyung empujó sus labios contra los del menor y esté gimió, cosa que
hizo sonreír a Taehyung de forma descarada y egocéntrica. Finalmente se
separó del pelinegro, dando un chupetón a su lengua y dejándolo
boqueando como un pez fuera del agua. Jungkook parpadeó mientras el
Alfa le daba la espalda.
—Ve a tocarte, luego habla con la tigresa. —El rubio comenzó a caminar,
alejándose poco a poco del Omega. —Nos vemos en la cena, cariño.
—Rico. ¡Oh! —Jungkook miró a Suji sin dejar de caminar. —No te traje
nada, perdón. Si quieres...
—Si, bueno, de igual modo se irán pronto, creo. —Jungkook miró al frente
y se relamió los labios. —Taehyung se le ha negado, dejo en claro que yo
soy su prometido.
—¿Qué pasa?
—Nada. —Cortó ella. —Tengo hambre.
—¿Al bosque? —Jungkook negó con una mueca. —No puedo salir.
—¿Eres un prisionero?
—No.
—Entonces puedes.
—¿Y el va a dejarte?
—Bueno.
~•~•~
Jungkook no supo como logró convencer a los guardias de que abrieran las
puertas laterales del muro que daban al bosque, pero lo hizo. Suji y
Jungkook se aventuraban entre los árboles del bosque en silencio, uno de
ellos temiendo por un futuro regaño.
El Omega rodeó una roca para no tropezar con ella y miró hacia arriba.
—Uf, que torpe. —El pelinegro miró que lo había hecho tropezar y frunció
el ceño.
Jungkook pataleó hasta que su pie golpeó el rostro de una de las mujeres.
Se dió la vuelta aunque le dolió el tirón en su cabello y de rodillas golpeó
con el libro el rostro de la otra mujer a ciegas, siendo liberado enseguida.
Entonces se levantó y comenzó a correr.
Suji intentó atacar a las otras mujeres, pero estás corrían tras Jungkook,
más rápidas, por lo que no tardaron en llegar hasta él y tirarlo al suelo.
Jungkook las miró cubrir sus oídos y el las miró extrañado. Luego sin más
una abeja tras otra comenzaron a aparecer, todas rodeándolas, todas
picando sus cuerpos mientras ellas gritaban de agonía. Entonces
desaparecieron, las abejas junto a ellas.
—Lamento mi impertinencia.
—¿Tú quién rayos eres? —Casi reclama Jungkook, más asustado que malo.
—Soy buena, Majestad, lo juro. —Asintió ella. —Yo no soy una de las
malas. De verdad solo he salido a defenderlo, no podía permitir que lo
hirieran.
—¿Y bien?
—¿Duele?
—¿De verdad?
—¡Oh, Tae! —Jungkook exhaló como si hubiese perdido el aire y abrió sus
ojos a penas, su cuerpo siendo agitado con fuerza por el descuidado Alfa.
—T-Tae... —Jungkook fué interrumpido por un gemido. —Estoy cerca,
estoy tan cerca. —El Omega comenzó a retorcerse en la cama, gimiendo y
sollozando con fuerza. —Por favor...
Taehyung se limitó a ladear una sonrisa para luego dejar libre a Jungkook
de sus agarres, dejándose caer suavemente de espaldas a su lado. El Omega
se relamió los labios y giró la cabeza, pasando su pierna sobre el cuerpo del
rubio, le dolía un poco por haber estado sobre su hombro.
—Vamos al bosque.
—¿Qué sucede?
—Pica. —Susurró. —¿Por qué pica cada vez que bebo tú sangre? Me pica
todo el cuerpo, solo quiero... —Los ojos negros del menor miraron los
labios rosados del contrario. —Quiero que bebas mi sangre. ¿Puedes?
—¿Cuál es el problema?
—¡Taehyung!
—Mi punto es. —Rodó los ojos por el sonrojo del menor y negó. —Que
Jiyook siempre me ha dicho que el matrimonio viene antes que la marca.
De otra forma puede ser muy malo y le creo.
—Si.
—Vamos, Tae, anda. —Pidió, obteniendo un beso y nada más que eso. —
¡Taehyung!
—Ahora quiero...
—Ya sé que quieres, pero no te puedo hacer el amor demasiado estos días,
para la luna roja no tendrás ganas.
—¡No es lo que...!
—Calienturiento.
—¡Tae!
Jungkook se cruzó de brazos mirándolo salir del dosel. Lo próximo que
supo fue que algo que le arrojó desde afuera golpeó su rostro con nada de
suavidad.
—Sigues siendo tú. ¿De qué crees que hablo? Se supone que cazaré para ti
¿O no? Vaya pensamientos creativos.
—Estás irritable.
—Déjame solucionarlo.
~•~•~
—Tú síguete riendo, que no me importa. —Jungkook dió pasos lejos de él,
pisando ramas y el lodo. —¿Tú por qué vienes tan elegante? ¿Visitas a
alguien especial aquí en el bosque?
—¿A quién?
Taehyung tocó su cabeza y cerró los ojos antes de negar con su cabeza,
como si doliera.
—Vaya, lo olvidé.
—No seas presumido, que a estas horas están todos los animales en sus
escondites durmiendo. —El Omega hizo una seña de desdén. —Si
encuentras una liebre por mí está bien, pero ese no es el punto, no te traje
para cazar realmente.
Taehyung abrió un poco los ojos y casi rió, posando sus manos en sus
caderas mientras veía a un sonriente Omega.
—¿Un juego?
—Si.
—El juego va así: Yo corro y tú me demuestras que tan buen cazador eres.
—No podré correr así. —Jungkook miró como las botas cubrían sus
pantorrillas y miró al Alfa. —Además solo se ven mis rodillas.
—Eres más rápido que yo, así que contarás hasta veinte y luego podrás
correr tras de mi. ¿Si?
—Diablos. —Exhaló Jungkook sin detenerse, casi tropezando con una raíz
sobresaliente del suelo al aumentar su velocidad. —Oh, diablos, oh,
santísima madre luna ¿Por qué estoy jugando esto?
"Veintinueve..."
Jungkook se resistió de ver hacia atrás y sintió sus pelos ponerse de punta,
sus manos temblando levemente mientras buscaba el impulso para correr
más rápido. Pero era trampa, ¡Era trampa! El no había dicho "Treinta", por
lo tanto no sería valido ¿O sí?
—Treinta, mi amor.
El Omega golpeó el suelo con las plantas de sus pies demasiado fuerte, ni
siquiera las botas ayudaron con el dolor, pero el impulso fue más fuerte que
el golpe y siguió de largo. Su cuerpo dando vueltas como la rueda de una
carreta hasta que por fin se detuvo en tierra firme, un poco mareado, pero
bien. Se levantó y comenzó a correr de nuevo.
—Bájate la bata.
—Lo hice una vez... Recibí una paliza de mis Betas y nunca más lo hice.
Ya no recuerdo cómo hacerlo.
Jungkook hizo una casi imperceptible x con sus brazos y luego los empujó
hacia afuera, a cada lado haciendo así un ademán para que las mismas se
detuvieran, no imaginándose que las tres brujas fueran prácticamente
azotadas por una fuerza invisible lejos del Alfa. Un par de ellas dando
vueltas en el suelo y otra solo cayendo de manera busca sobre su espalda.
Jungkook no detuvo su andar en ningún momento, las brujas retrocedieron,
caminando con brazos y piernas mientras su expresión mostraba odio y
rechazo. Taehyung empujó a Jungkook lejos de ellas, en cuanto el Alfa le
dió la espalda a las brujas una de ella corrió de nuevo a su dirección.
Jungkook gritó, asustado de lo que pudiera pasarle a su Alfa, y pesar de lo
lejos que ella estaba su brazo se movió bruscamente, como si se la quisiera
quitar de encima de un empujón. Aquella mujer voló lejos, cayendo mucho
más atrás que las otras dos brujas que parecían estar en posición de ataque.
Todo pasaba demasíado rápido, él no podía procesarlo, pero lo que
estuviera pasando debía seguir haciéndolo. Una de ellas desapareció y poco
después Jungkook sintió el fuerte golpe en su espada, haciéndolo caer en el
suelo. Taehyung saltó sobre la mujer, mordiendo con fuerza una de sus
piernas, haciéndola elevar un grito de puro dolor cuando sus colmillos
sintieron la sangre.
Jungkook se cubrió los ojos con las manoa, su cuerpo sacudiéndose ante lo
que había visto. Taehyung miró a la bruja que atacaba desaparecer de su
vista, ni siquiera se encontraba a su alrededor. Atento al siguiente moviento
se movió en círculos, gruñendo y respirando com fuerza.
Entonces Taehyung supo que se habían ido. Relamió sus colmillos mientras
relajaba sus músculos, los mismos que volvían a tensarse al ver a un lado.
El ojiazul se alarmó al no encontrar a su Omega.
Escuchó un débil chillido, justo tras un árbol grande, así que corrió hasta
ahí.
Pudo ver una bola de pelos blanquecinos. Una cola larga y tan peluda como
la de un mapache rodeando el cuerpo hecho bola, suave a la vista. El Alfa
se acercó, olisqueando a la altura de sus orejas blancas para confirmar lo
que ya sabía.
—¿Jungkook?
Taehyung parpadeó y se inclinó, lamiendo entre las orejas del lobo blanco,
transmitiendo la suficiente confianza como para que el mismo levantara la
cabeza. Su mirada oscura y quebrada se topó con la azulada. Taehyung no
dijo nada, acarició con su hocico la garganta ajena, disfrutando el suave
pelaje y mostrando su cariño, queriendo desaparecer todo rastro de miedo.
Jungkook empujó su cabeza contra el cuello de Taehyung y se levantó del
suelo, apegándose a él.
Era un lobo pequeño, tan pequeño. Más pequeño que un Omega normal,
pero tan hermoso como solo Jungkook podía serlo.
—Él lleva tres días enfermo ¿Tú qué crees que hago aquí?
Suji no dijo nada, dejó de ver al Omega y se bajó del mueble, mirando a
Taehyung a los ojos con molestia. El Alfa la miró con arrogancia mientras
calaba el humo de su pipa.
—¿Abusaste de el?
—Por favor. —Casi bufa el ojiazul. —La única que abusa aquí eres tú.
Abusas de mi paciencia y de nuestra privacidad. Lárgate.
—No es tú...
—En cuanto Jungkook entienda que eres solo una cucaracha no dudara ni
un segundo en irse conmigo.
—Él realmente te gusta ¿No es así? —Taehyung rodó los ojos y rió
amargamente unos segundos, inhalando más de su pipa y exhalando. —Te
arde en el pecho que tenga un Alfa.
Taehyung casi ríe, pero decidió tener prudencia ante el sueño de su amado,
cubriendo sus labios con su índice y negando un poco con la cabeza.
—Jungkook.
—Lo que sea que le hayas metido en la cabeza se le saldrá cuando descubra
más sobre él.
—No confío en ti, Kim Taehyung. Pero tampoco confío en que Jungkook
no te diga nada de lo que pueda confesarle.
—¡S-Si era real! E-Ellas estaban molestas, aquí, y-y te estaban c-comiendo
vivo...
—Aquí, mi vida.
—Ya está.
—Listo, ¿Mejor?
Jungkook formó un puchero mínimo: —¡No por eso, es que...! ¡¿Qué haces
fumando tabaco?! ¡Que no puedo olisquear tu aroma bien! ¡Hueles feo, tan
feo como el corazón de esa princesa estúpida que sigue rondando por ahí
mientras yo estoy en cama!
—¡No me ignores! —La boca de Jungkook fue cubierta con la mano del
Alfa y gruñó.
—¿Y para qué quieres darme un té para dormir? —Jungkook arqueó una de
sus cejas. —¿Eh?
—Mi Omega, eres tan sensible. —Admiró Taehyung con una pizca de
reproche. —Por eso logró afectarte tanto.
—Me sentí tan asustado, Tae. —Los ojos oscuros mostraron mucha
inquietud. —Quisiera bajar a visitar el arbusto de mis hijas.
—Pareces un papá.
—Perdón.
—¿Por qué?
—Yo no quise...
Jungkook frunció una sonrisa y miró los labios del Alfa, tocándolos con sus
dedos.
—Supongo.
—Quizá una o dos veces, sin emabargo no hacen gran diferencia en todo lo
que me hizo.
—Uhm. —Jungkook frunció sus labios y mordisqueó uno de ellos. —Yo
siempre quise padres, no sé como se siente tener a mamá y a papá. Solo sé
como se siente tener a Jiyook.
—Sin embargo quieres ser mamá. ¿Ves lo raro que es? Ni siquiera tienes
un ejemplo que seguir.
—No, Jungkook.
El Alfa negó.
El nombrado bajó la mirada y tomó las manos del mayor entre las suyas,
jugando con ellas después.
—Oye, Taehyung.
—¿Entonces?
—¿Qué?
Jungkook hizo una mueca con sus labios y se abrazó del cuello ajeno,
haciendo un puchero mientras arrugaba su nariz. Taehyung lo miró a los
ojos.
—¿Por qué no quieres contarme? ¿No confías en mi? —Jungkook besó sus
labios cortamente. —Yo confío en ti.
—No. —Taehyung miró entonces los ojos oscuros. —Es porque la mujer a
la que maté era mi madrastra.
—¿Quién es ella?
Taehyung bajó la mirada solo un momento, pareciendo casi triste. Casi. Sin
emabargo se recuperó en un pestañeo y miró a su Omega a los ojos oscuros
que este portaba.
—Oh, Tae...
—Debió ser muy duro si era buena contigo, Tae. —Jungkook bajó sus
labios a la mejilla del Alfa y besó antes de verlo a los ojos. —Lo lamento
mucho, mi cielo.
El rostro de Taehyung fue tomado entre las manos del menor, y aunque
parecía indiferente a la situación Jungkook sabía bien que le reconfortaba
que fuera atento y cariñoso con él respecto al tema. Podía sentirlo.
—¡O-Oh, pero...! —El menor cubrió sus propios labios para evitar un
escándalo de su sorpresa y parpadeó. —Tae.
—Lo sé.
—Shht.
—Sé que es extraño. Mi madre era la Omega del Rey de Busan. Junto a él
tuvo a Yoongi.
—Oh, Tae...
El Alfa ladeó una sonrisa, sus expresivos ojos azules usualmente hostiles se
convirtieron en un mar de emociones encontradas, sin emabargo sus labios
se movieron suavemente para decir falsas palabras a su Omega.
—Estoy bien.
—No lo estás.
—Debió ser muy duro estar lejos de tú madre, para ella también debió ser
duro dejar a su hijo solo con alguien tan malo como tu padre.
—Lo sé.
—¿Qué tanto podía hacer una Omega en su lugar? Pudo haber provocado
una guerra entre reinos por su insensatez al quedar embarazada de un Alfa
que no era suyo. A mi parecer, ella tuvo mucha suerte de no ser asesinada.
—Si. No lo entendí hasta años después, creo que por eso mi padre se
empeñaba en que yo resultara ser un Alfa, después de todo era su único
heredero, fuera o no de su Omega.
Jungkook meditó sus palabras unos segundos en los que Taehyung daba
suaves caricias a su mejilla, mirándolo a los ojos con fijeza.
—¿Y tú hermano?
Taehyung lo pensó.
—Creo que es más el odio que siente por mi. Siempre supe que él no estaba
muy contento conmigo.
—Yoongi debió estar tan triste. —Jungkook frunció los labios. —¿No has
pensado en remediarlo?
—Bueno, eras un niño, pero de igual forma sería lindo decirle que lo
quieres mucho y que sientes que fueras tan pequeño como para no
comprender todo el afecto que su madre le negaba para estar contigo.
Taehyung hizo una mueca: —¿Yo cuándo he dicho que quiero a ese
desalmado?
—No intentes meter tus manos en esto, por favor. —Pidió el mayor con
voz seria. —Te lo conté porque mereces conocer más de mi, pero yo
realmente no intento volver al pasado para reforzar viejos lazos.
Los ojos del Omega fueron cubiertos por la mano del Alfa y bufó. Pero
poco después un silencio se instaló y abrazándose al Alfa se quedó
dormido. Poco después de ver a la nada el mayor cerró sus ojos y cayó
rendido ante el sueño y la pereza.
~•~•~
La Omega pelinegra tomó el tazón lleno de fresas frescas y lo dejó frente al
niño rubio, sonriéndole mientras le tendía un tenedor para pincharlas y
llevarlas a su boca. Feliz el niño ojiazul tomó el cubierto, tomado una fresa
y comiéndola con una sonrisa. A un lado de ellos un niño pelinegro estaba
cruzado de brazos, mirando con recelo a molestia.
—Si, mami.
—Cuídalo, Yoongi.
—Mi mamá...
—¡También es mi mamá!
Más allá entró una mujer a la habitación, su vestido azul haciéndole saber a
ambos que se trataba de su madre. Yoongi la miró rabioso cuando la misma
se acercó a Taehyung, abrazándolo y preguntándole que había pasado.
El niño tembló con fuerza al quedarse solo. Miró a cada lado, buscando un
buen escondite. Tras los cuadros lo descubrirían muy pronto, así que lo
único que se le ocurrió fue irse directo a la cama que compartía con su
madre y con Yoongi cuando se quedaba a dormir y se subió a ella,
ocultándose bajo las mantas color mantequilla y cerrando sus ojos. Se
cubrió los oídos con fuerza y sollozó. El padre de Yoongi saba miedo, lo
había escuchado gritarle a Yoongi y a su mamá muchas veces, incluso
había escuchado llorar a Yoongi por algún golpe que le daba, no quería
Imaginar que le haría. ¡Se lo comería vivo! Como el lobo malo de las
historias que su madre le contaba, ¡Iba a comerlo! No quería ser comido. O
golpeado.
El silencio lo agobió por mucho tiempo, su corazón latía tan fuerte que
temía ser encontrado por aquel hombre gracias a su sonido exagerado. Su
respiración estaba agitada y sus manos temblaban. Escuchó la puerta siendo
empujada un rato después, pasos rápidos que no sonaban como los tacones
de su madre.
—¡Mi mamá está en el jardín buscando rosas para ti! —Aseguró el niño,
Taehyung abriendo mucho sus ojos por la mentira de su hermano mayor.
—Yo solo estoy molesto con ella y quería meterla en problemas.
—Yoongi deja a tu madre en paz, ¡Que la tienes harta con tus travesuras y
a mi igual! ¡Te daré una bofetada si vuelves a engañarme de este modo!
¿Te queda claro?
—Si.
—Y si haces enojar a tu madre te encierro en el ático con alguna rata. Estás
advertido.
Taehyung sintió alivio cuando la puerta fue cerrada con fuerza y las mantas
fueron apartadas de su vista. Yoongi se asomó bajo la cama y tendió su
mano pálida. Taehyung la tomó llenándolo de pegajoso líquido de fresas y
fue halado con fuerza hasta quedar fuera. Se quedó sentado en el suelo y
Yoongi le dió una mirada de reproche.
—Ya, cállate ¡Como lloras! —Yoongi golpeó su cabeza con sus nudillos
no tan fuerte y Taehyung chilló.
—¡Pero si tú me pegas!
—Si. De verdad.
—Pero ya no me la quites.
—¿Tae...?
—Lo siento. —Se apresuró a decir el mayor. —Hace calor, solo quise...
—¿C-Cómo dices?
—No tengo fiebre, estoy bien. —Taehyung tiró de la mano del Omega,
pero este se negó a acercarse, cosa que hizo a Taehyung tirar más fuerte. —
Solo hace mucho calor, no tienes que irte...
—Iré por un té, Taehyung. —La voz de Jungkook sonó tan autoritario
como el reflejo de sus ojos, pero tan suave como los pétalos de una rosa. —
No seas un terco. Suéltame, me estás lastimando.
—Lo siento. —Se disculpó con su voz más ronca que de costumbre.
Su rostro fue alzado entre suaves mano, se topó con una mirada angelical y
una sonrisa inocente que le transmitía afecto y confianza.
Esa frase, la misma que siempre usaba su madre cuando partía del castillo y
lo dejaba completamente solo en medio de un infierno sin salida.
❝Treintaycuatro❞
Lion — G (Idle)
—No.
—Taehyung. —Llamó el menor con voz suave, obteniendo una mirada casi
helada del Alfa. —Sabes que no puedo huir de ello.
—Han pasado tres días más y aún no puedo dormir tan tranquilo, sueño
mucho con aquellas brujas y me perturba no poder tener la situación
controlada. Aún después de una semana de nuestro encuentro no dejo de
pensar que están rondándonos.
—¿Crees que a mi no me preocupa todo esto? —Taehyung preguntó
obteniendo la mirada de Jungkook. —El que puedan entrar aquí y
lastimarte.
—Sabes que no, Jungkook. —Lo contradijo el mayor. —No sabes como
controlar la magia que haces. —Susurró en secreto. —Ni siquiera eres
capaz que aparezca si así lo quieres.
—¿De qué otra cosa se trataría? ¿De miedo? —Jungkook parpadeó molesto
por la falta de habla del rubio. —Taehyung yo tengo miedo, pero no puedo
seguir temiendo, esto es parte de mi ahora.
—Lo solucionaremos.
—Oh, Jungkook, shh. —Taehyung sintió su pecho oprimido y cerró los ojos
antes de besar la cabellera negra.
—No puedo dejar que esto se me escape de las manos, Jungkook. —Dijo
entre dientes, parpadeando y mostrando una seria preocupación. —N-No
puedo dejar que te me escapes de las manos, ¿No entiendes? S-Si te dejo ir
ya no sé si volverás.
—Tae...
—Soy más que eso, solo debes dejar que lo averigue. Debes dejar que lo
descubra.
—No te creo. ¿En dónde lo ocultas para que yo no llegue a él? Lo tomaste
mientras estuve enfermo, lo sé porque no lo encuentro en donde lo había
ocultado.
—¿Estás amenazándome?
—Si puedo mover cosas sin tocarlas estoy seguro de que podré liberarme
de unas cadenas y una cerradura.
~•~•~
Una tigresa caminó a pasos rápidos en dirección a las altas puertas laterales
del muro que se abrían poco a poco para dejar salir a un Alfa y un Omega.
Llegó muy rápidamente hasta Jungkook, posicionándose a su lado con la
idea de seguirlos a donde sea que fueran, no dispuestoa perderlos de vista
mucho más tiempo de lo usual. Se sorprendió de ver como Jungkook se
posicionaba frente a Taehyung y le hablaba mientras pasaba un arco por su
brazo y lo dejaba reposar en su hombro, unas cuantas flechas en un
pequeño saco también. Parpadeó sin comprender demasíado, pero fijándose
en como Jungkook se ponía de puntillas para llegar al rostro de Taehyung,
sus botas negras brillando por lo limpia que estaban.
—Te amo.
Suji sintió rabia recorrer todo su cuerpo, tanta que su cabeza dolió mientras
veía a Jungkook platar un beso en los labios rosados del Alfa y sonreír.
Taehyung ni siquiera pareció afectado por ello, y eso hacía que Suji quisera
gruñir. Era tan frío con aquel chico de cabello azabache.
—¿Dudas acaso que volvería a ti? —Jungkook mostró una sonrisa radiante
antes de abrazarlo del cuello y besar su labio inferior muy cortamente. —
¿Dudas que volvería la calidez de tus brazos? —Jungkook capturó entre sus
dientes y tiró de manera suave el labio de Taehyung. —¿Al dulzor de tus
labios? ¿Uhm? No me lo perdería por nada del mundo.
Taehyung frunció los labios aún cuando Jungkook presionó los suyos
contra ellos, mirándolo dar pasos hacia atrás con nerviosismo en su mirada.
Dió una sonrisa positiva y llena de ansías.
—¡Si! —Se limitó a exclamar Jungkook ya algo lejos, mirando por sobre
su hombro al ojiazul y despidiéndose con un movimiento de manos. —
¡Hasta pronto!
—¿Me envías con él? —Preguntó Suji en voz baja, asegurándose de que
nadie más que el escuchara. —¿A mi? ¿La tigresa competente?
—Uhm... —Suji ronroneó levemente. —¿No crees que eso iría un poco en
contra de los deseos de Jungkook sobre estar solo?
—Suenas muy seguro. ¿Olvidas acaso que para combatir a aquellas brujas
no es suficiente usar garras y colmillos? Tú fuiste inútil.
Taehyung miró a Jungkook desaparecer entre los árboles y suspiró con
pesadez.
—Es hora de que cantes como un ave. Jungkook depende de lo que sepas
ahora mismo.
Suji abrió los ojos más de lo normal. Ese Alfa infeliz, ¡Se la había hecho!
¡Le había jugado sucio! Ahora entendía como dejaba ir solo a Jungkook al
bosque, sabía que ella lo seguiría, sabie que no permitiría que le ocurriera
nada y que quisiera o no tendría que hablar. ¡Tendría que hablar! La había
acorralado.
—Lo soy. —Taehyung dejó de verla y continuó su camino. —Ya ve tras él.
Lo quiero sano y salvo o te mataré.
—¿Cuál es tu plan?
—Me refiero a que si ellas piensan que está en el castillo tu puedes irte y...
—No.
Jungkook acomodó la flecha con el arco y miró hacia los lados, atento a
cualquier cosa que pudiera pasar.
—Sigo sin entender. ¿Por qué una persona sería la razón de tu felicidad? —
Suji hio una mueca. —Más si esa persona es Taehyung.
—Puedo.
—Me parece bueno que destruyas el libro. —Casi felicita. —Contiene solo
hechizos de magia negra, no hay nada de ahí que quiera que aprendas.
—¿Qué sabes de ello y por qué no me dices de una vez? Siento que te gusta
hacerte la misteriosa, Suji. ¿Crees que te echaré a la calle si descubro todo
lo que tengo que saber? Porque no es así.
—Solo no confío en Taehyung.
—Se que irás de chismoso con él a contarle lo que te diga. Pero como no te
voy a decir nada mejor concéntrate en hacer fuego.
—¿Y cómo hago? Dime ¿Has lidiado con brujos antes? Porque yo no sé
nada de esto.
—No. Concéntrate.
—El blanco es el mejor color que puede tener un lienzo que estás a punto
de pintar. —Dijo ella.
—Ahora pinta lo que tus manos deseen. ¿Quieres hacer fuego, Jungkook?
—Buen trabajo.
Antes de que Jungkook pudiera tomar el libro entre sus manos las patas de
Suji se apoyaron en el, sus garras apareciendo y comenzando a rasguñar las
páginas que Jungkook quería leer. Sintió el pánico azotar su cuerpo y posó
sus manos en su pecho peludo y suave, empujándola con fuerza.
Luego de que tres segundos pasaran la mujer elevó un grito de guerra, sus
piernas moviéndose con fuerza para correr rápidamente hasta Jungkook. El
Omega dejó ir la flecha, pero la mujer había desaparecido justo antes de
que la flecha la tocara. Sintió los pelos de su nuca erizarse, estuvo a punto
de girarse siguiendo su instinto, pero antes de que pudiera hacerlo por
completo había sido empujado con mucha fuerza, su cabeza azotándose
contra el suelo y su vista fallando enseguida. Cerró los ojos y jadeó,
mirando las estrellas de la peor manera posible.
—Quemaste nuestro libro, ¿Quién te has creído? —Acusó Tamskia con voz
temblorosa, su mirada siendo demasiado dura. —¡Mataste a Ev!
Jungkook no lo dudó, corrió hasta ella, o eso le hizo creer, siguió de largo
en búsqueda de sus flechas, tomando una de ellas y apuñalando por la
espalda a la bruja que le hablaba a Suji, dejándola en el suelo con algún
hechizo. La mujer elevó un grito, arqueando su espalda mientras Jungkook
empujaba el arma en su interior, sintiendo la sangre mojar sus dedos antes
de que la misma cayera de rodillas.
Jungkook estuvo listo para recibir cualquier ataque, pero aquella mujer fue
derribada incluso antes de planear uno. Por un lobo castaño que la acorraló
contra el suelo y gruñó sobre su rostro, empujando sus garras sobre su
garganta hasta que la sangre comenzó a brotar. El Omega fue derribado
también al suelo por Renia, sus uñas largas intentando rasguñar su rostro,
pero el pelinegro se defendió con la flecha que quitó de su cuerpo,
clavándola en su mejilla.
Era un caos, había alguien utilizando magia contra Tamskia, lo sabía por
como era arrastrada por alguna fuerza invisible, pero ni siquiera prestó
atención porque no iba en su contra. Solo se centró en defenderse sin
importar cuanto su cuerpo saliera afectado. Recibió golpes en su cuello y
pecho, incluso un par de patadas, y el ser derrivado tantas veces lo hizo
enfurecer tanto que no pudo evitar subirse sobre Renia y clavar la flecha en
su pecho. Una y otra, y otra vez, siendo salpicado por la sangre, siendo
atormentado por sus gritos, pero no pudo parar hasta que ella no pudo hacer
más que respirar con dificultad.
Su instinto logró avisarle que algo se aproximaba a el, así que se levantó y
se dió la vuelta, sin saber como logró capturar a Tamskia de la garganta y
darle un apretón tan fuerte que no lograba respirar.
—Ya no están.
—No están cerca. —Le dijo ella. —Puedo sentir que se han ido lejos.
—No creo que vuelvan, has quemado lo que buscaban. —Jungkook miró el
libro hecho nada en el fuego. —Pero ahora debes quemar algo más.
—¿Qué?
—A Ev.
—Debes quemarla. —Le dijo Greta. —Los brujos morimos cuando somos
quemados o cuando nuestro cuerpo deja de servir, sin embargo esto solo es
temporal, nunca eterno.
La vió consumirse entre las llamas incluso hasta que la oscuridad cubrió el
cielo y las estrellas iluminaron el mismo. Greta miró a Kino cuando este
empujo su cuerpo con su hocico.
—Debemos irnos ya. —Dijo esta subiéndose sobre el lobo. —La luna
aparecerá muy pronto.
—La luna roja está a nada de mostrarse, Majestad. —Le dijo Greta antes de
que Kino comenzara a alejarse del par. —Cuídese.
Jungkook abrió los ojos de par en par, sintiéndose más que ansioso y
molesto consigo mismo. ¿Cómo pudo pasar eso por alto?
—Oh, no. —Se lamentó levantándose del suelo y tocando sus mejillas. —
Taehyung va a matarme.
"CARAJO"
❝Treintaycinco❞
Or nah — Somo
Un agitado Jungkook golpeó con muchísima fuera las enormes puertas del
muro, gritando y gritando para que alguien las abriera. Finalmente, después
de largos minutos alguien lo escuchó y un par de guardias asomaron sus
cabezas desde el muro.
—¡Ah!
—¿Y yo qué puedo hacer? —Habló bajo. —Ya sé. Buscaremos una Omega
de alguna casa de placer que se encargue de él. Yo te cuido mientras
estemos aquí afuera.
—No es gracioso.
—Yo creo que ya enloqueció, Jiyook. —Dijo una de las mujeres más
jóvenes que arrastraban a Jungkook dentro de una habitación. —¿O acaso
no escuchaste lo que le hizo a Eunhee hace un rato? La pobre subió a
intentarlo de nuevo.
~•~•~
—¡AH, MAJESTAD!
—¡Te dije ya que no quiero nada! ¡¿Eres una maldita sorda acaso?! ¡Vete
de aquí y agradece que no te la he arrojado en la cara!
—P-Pero Majestad...
—Necesito que salgas de mi vista. —Taehyung tocó sus sienes con sus
dedos y gruñó al cerrar los ojos. —No me haré responsable de lo que pueda
hacerte.
—¿Y qué me haría? —Preguntó con una voz demasíado melosa como...
Como para hacer a Taehyung perder los estribos. El Alfa llegó hasta ella
rápidamente, su mano grande tomándola del cuello y haciendo presión. Ella
se impresionó enseguida, no esperando aquello. Posó sus manos sobre las
de Taehyung, aterrada de lo que pudiera hacerle.
—¿Quieres que un Alfa te folle está noche, Beta estúpida? —Casi gruñé el
mayor con ojos ardientes de rabia. —Vete al bosque y espera que abusen
de ti, imbécil.
—¡Lárgate!
Ya sabía que ese Omega podía rolperle la cara si así lo quería. O peor,
pedirle a Taehyung que le hiciera algo malo por su atrevimiento. Después
de todo ella no le veía nada especial al Omega, ¡Si era precioso! Pero ella
podía ser más obediente que él, sin emabargo para Kim Taehyung no
parecía ser un Omega cualquier. Tal vez, solo quizá, aquella vez no se
trataba de una Omega prostituta, sino de un Omega real, uno para casarse.
Estaba perdida.
—Se fué con Sehun ya hace unas horas. —Jiyook hizo una mueca tirando
del Omega. —Jungkook.
—Fuera.
—Oh, claro que sí. —Asintió Jiyook mientras ya el otro par se iba. —Lo
siento.
—No vengas aquí para nada. —Le pidió Jungkook caminando hasta la
puerta, disminuyendo su tono de voz. —Espero no te aparezcas con una
bandeja llena de comida y una excusa tonta como que necesito tomar agua.
—Jungkook yo no...
—¡Sht! Adiós.
—Te dije que volvería. —Sonrió el Omega posando sus manos en el pecho
desnudo. —¿No confías en mi?
—¿Por qué has tardado tanto? —Taehyung pareció casi frágil, sus ojos
parecían desesperados por su respuesta. —¿Por qué me tuviste tanto tiempo
en angustia?
—Lo siento mucho. —Se limitó a responder Jungkook. —Pero estoy bien,
estoy en casa ahora.
—Puedo hacerme una idea. —Jungkook carraspeó y suspiró por las caricias
del mayor en sus piernas. —Hueles a vino.
—Ah...
—¿Ah qué?
Jungkook no pudo evitar echar su cabeza hacia adelante, su placer siendo
demasíado bueno como para disimular.
Bueno, debió predecir que había estado todo demasiado tranquilo como
para tratarse de la luna roja. De una forma extraña se sintió familiar el
hecho de que Taehyung tomara su cinturón y lo doblara haciéndolo parecer
doble y más pequeño, y eso lo hizo sentir muy raramente relajado.
—¿Me vas a pegar? —Casi susurró Jungkook con sus manos a cada lado de
su cabeza.
Autoritario, posesivo, hostil y sin rodeos. Si, ese era su Taehyung. Lo hacía
sentirse tranquilo, muy tranquilo. Así que obedeció la orden, se apoyó de
sus rodillas y empujó su tresero hacia atrás, relamiendo sus labios ante la
expectativa de que algo pasara.
¡Zas! Un azote hizo eco en sus oídos y pronto el ardor se hizo presente en
sus nalgas. Dolía y picaba en su piel, pero eso no evito que lubricara,
sintiendo la acción más placentera que dolorosa. No era tan doloroso.
Jungkook contuvo el aliento cuando Taehyung dió otro azote y parpadeó,
sintiendo como su lubricante resbalaba solo un poco por el interior de sus
muslos. Taehyung dejó de lado el cinturón y acarició ambas nalgas,
Jungkook suspiró ante el tacto y miró sobre su hombro, besos presionando
su espalda sobre su camisa de pijama. Casi de inmediato Taehyung giró s
Jungkook de manera brusca, comenzó a deshacerse de los botones de la
camisa y Jungkook lo ayudó a dejarla a un lado. El Alfa se inclinó sobre el
en busca de sus labios y Jungkook no dudó en estirar su cuello para
alcanzarlo en el camino y presionarlos contra los suyos. Sus manos fueron
al pantalón de Taehyung, quitando el botón, pero siendo interrumpido por
él.
El Alfa besó y lamió su cuello, Jungkook era tan sensible en esa zona que
se retorcía por las oleadas placenteras de aquellos roces y toques, gimiendo
con suavidad cuando las manos de Taehyung bajaron a su pecho y sus
dedos acariciaron sus pezones. Jungkook quiso tomar su rostro entre sus
manos para besarlo, pero de nuevo el Alfa se lo impidió, llevando sus
manos lejos de él mientras le gruñía.
—Quédate quieto.
—P-Pero, Tae...
Jungkook gimió cuando los labios del mayor bajaron hasta su pezón
derecho, tomándolo entre ellos y golpeándolo con su lengua una y otra vez.
El Omega se doblo y elevó un grito pequeño cuando su sensible pezón fue
mordido, de nuevo sus manos intentaron tocar a Taehyung, pero el rubio le
gruñó y no lo dejó. Molestándose con el menor lo giró de golpe e impactó
su palma contra su nalga, viendo como Jungkook las contraía de la
sorpresa.
—Obedéceme.
Jungkook fue tomado de las caderas y tirado de ellas. Pronto sus nalgas
fueron separadas y sintió el aliento tibio sobre ellas. Cerró los ojos y gimió
con anticipación, lubricando al saber lo que venía luego.
Los ojos azulados de Taehyung parecieron tomar un brillo con las palabras
de Jungkook, las cuales sin saberlo lo habían encendido un poco más.
Jungkook pensó que no había forma de aquello, eso no iba a caber en su
boca... Aunque antes había dicho que no podía entrar ahí abajo y lo había
logrado, y le encantaba, pero era diferente ¿No era así? Se relamió los
labios pensando en que Taehyung lo había complacido muchísimo en su
celo, él podía hacerlo también, quería hacerlo, complacer a su Alfa.
Cuando no pudo abrir más la boca por inercia sus labios se cerraron
alrededor de aquel miembro duro, cerró los ojos cuando la mano ajena
empujó su cabeza más abajo y pudo sentir la longitud queriendo tocar su
garganta. Ambas manos tomaron la cabeza de Jungkook entonces y
empujaron hacia atrás, cuando Jungkook pensó que había acabado todo
Taehyung lo volvió a bajar, ahogándolo. Gimió de incomodidad y respiró
con fuerza por su nariz. Su cabeza era echada hacia atrás y hacía adelante
en cortos y rítmicos movimientos que no le daban libertad y le provocaban
arcadas insoportables. Se obligó a no morderlo por accidente, seguro sería
muy doloroso.
Jungkook abrió sus ojos llorosos y levantó lo más que pudo su mirada,
instalándola en los ojos azules que lo miraban fijamente. Parpadeó cuando
Taehyung dejó de mover su cabeza a su antojo y solo lo dejó ahí, con aquel
miembro dentro de su boca, no dejándole respirar tan libremente como
deseaba. Pero cuando Taehyung se mordió el labio lo único que pudo hacer
fue respirar con calma, como si no hubiese problema para hacerlo.
¿Kim Taehyung sería tan perfecto en la cama como lo era a simple vista?
Jennie estaba más que segura. El seria un Alfa más que perfecto para ella,
lo convencería del matrimonio, lo haría sin importar que. Porque era su
más reciente capricho y nunca se le había negado alguno.
Abrió la puerta sin permiso, una total falta de educación, pero la cosa es
que ella era una princesa y no creía que fuera un problemilla aunque se
tratara de un reino distinto al suyo.
Era Jungkook. Sudado, con los cabellos apegados a su frente y los labios
entreabiertos dejando salir jadeo tras jadeo y suspiro tras suspiro. Una que
otra vez algún gemido o queja, pero fuera lo que fuera sonaba increíble.
Jennie tragó duro cuando Jungkook volvió a tomar su pezón entre sus
dedos y lo pellizcó levemente, tirando de el hacia afuera y gimiendo con
libertad, tal como Taehyung lo hizo después.
Jungkook elevó un grito cuando Taehyung bajó sus labios a su pezón y tiró
de el con sus dientes.
Jennie se apresuró a correr a través del pasillo cuando logró cerrar la puerta
con delicadeza. Se encerró en su habitación y se dejó caer en el suelo
contra la puerta. Levantó su baton blanco y miró sus piernas mojadas de su
excitación y orgasmo.
—¿Y de quién será la culpa? —Jungkook ocultó su rostro entre sus brazos,
rodando sobre su estómago. —Ya, shh...
Taehyung no obedeció, besó su nuca e invadió el espacio entre su brazo y
su rostro para enterrar el suyo.
—Te amo.
—¿Cómo te sientes?
Jungkook cerró los ojos y ahogó un gemido cuando la lengua del Alfa
barrió la marca en la curvatura de su cuello, logrando que la misma arda y
que una leve excitación lo recorriera. Tembló un poco, sintiendo el dolor y
la debilidad abrazarlo muy fuertemente.
—Oh, Jungkookie.
Taehyung ahogó una carcajada y lo miró acariciar sus muslos, las marcas
en estos parecían dolerle.
—Si. Quiero.
Se alejó del pecho del Alfa y en el mismo soltó un golpe con la palma de su
mano, uno que resonó mucho más que la nalgada. Taehyung entreabrió los
labios y los parpadeó perplejo. Como si dijera "No acabas de hacer eso". El
Omega le sostuvo la mirada, pero como siempre no pudo por demasíado
tiempo y se sonrojó bajándola. Acarició la zona que golpeó como si eso
solucionara algo, pero Taehyung ya se lo estaba quitando de encima.
—Ah.
—Oh, que bien. —Sonrió un poco Jungkook, subiendo sus caricias a las
caderas sel mayor. —Gracias.
—De nada.
—¡Mi niño, abre la puerta! —Ordenó Jiyook con voz dulce. —Te traje un
desayuno delicioso y un té para que descanses el resto del día. ¿Quieres que
te traiga algo más?
—Vuelve a la cama.
Jennie.
—¿Qué quieres?
Jungkook abrió sus ojos de par en par cuando ella sin más se retiró,
dejándolo con la palabra en la boca y un rubor de rabia en sus mejillas.
—No me mostré.
—Debes ir.
—¿Que yo qué?
—Que debes ir con ella. Querramos o no tiene razón, no podemos ser mal
educados. Y yo no podré ir a desayunar al comedor, debo trabajar.
—Entonces ve. —Taehyung besó sus labios de nuevo y dió caricias en sus
mejillas.
~•~•~
Jungkook se sentó en su lugar en el comedor y miró a la princesa que se
sentó frente a él, tomando jugo de naranja con lentitud y disfrute. Se había
tomado un tiempo dándose un baño, lo suficiente como para darle tiempo a
Jiyook de hacer un mandado por él, así que el desayuno no estaba del todo
caliente, y sinceramente no le interesaba si a la princesa Jennie no le
gustaba. Las puertas del comedor se abrieron, un niño de cabello castaño se
dejó ver a un lado de la mujer de largos cabellos negros y vestimenta
grisácea. Sus ojos redondos brillaron enseguida y Jungkook le sonrió
verdaderamente feliz de que Jiyook lograra traerlo.
—No.
—Ah, un criado.
—Taehyung me dijo que estoy malcriado una vez. —Le dijo a Jennie para
hacerle saber que no era la única.
—¿Por qué será? —Preguntó ella mirándolo con un poco de asco. Estaba
sucio. —¿No te enseñan a respetar a tus mayores? De dice Hyung y a mi se
me llama Noona.
—Mira, mocoso...
—P-Perdón.
—No es tan lejano, va más allá del reino de Kusan, un par de días más.
Jungkook no supo bien como tomarse aquello, solo sentía que era
incorrecto. Muy incorrecto y torcido de algun modo extraño por como lo
decía aquella mujer.
—Tengo amigos con quién tomar el té. —Excusó Jungkook. —Lo tomo
con Taehyung de vez en cuando también. El me daría joyas si se las
pidiera, solo no soy un amante de ellas. Me gusta más la ropa y aquí hay
muy bonita...
—Solo buscas excusas para no obedecerme.
Jungkook inhaló y retuvo el aire. Sin saber porqué cubrió los oídos de
Seungkwan y lo miró, el niño muy entretenido con el queso como para
prestar atención. El Omega pelinegro miró a la Omega frente a él y suspiró.
—Cállate, ¿No ves que solo es un niño? Además ¿Quién te crees para
hablarme de esa forma tan poco pudorosa?
—Él te agrada.
—No es justo para él. Va a encariñarse y creerá cosas que no son. Merece
una familia, no una ilusión de esta magnitud.
—No llores. —Pidió Taehyung al ver las lágrimas del Omega derramarse a
su costado. —Tengo razón, pero no quiero que te sientas mal, Jungkook.
—Sé que no. Pero debes recordar, Jungkook que Seungkwan no es tu hijo.
¿Bien?
El Omega miró a Taehyung, los ojos azules pareciendo hostiles al ver los
suyos. Jungkook derramó un par de lágrimas más y su nariz se apegó a la
nuca del niño, sintiendo su calor.
—Jungkook te he preguntado. ¿Bien?
—Bien.
❝Treintaysiete❞
Lover — Taylor Swift.
—Esa mirada.
—¿Qué mirada?
—Veamos.
Jungkook asintió con cuidado, sintiendo las manos deslizarse hasta sus
caderas.
El Omega sonrió con felicidad y presionó sus labios contra los del mayor,
abrazándolo por su cuello y retrocediendo a ciegas. Taehyung lo siguió,
devorando sus labios y empujando su lengua contra su boca de manera
salvaje, amando la forma en la que Jungkook le daba chupetones con
hambre y suavidad. El Omega de una manera brusca lo tomó de la camisa,
besando su mentón antes de hacerlo guiarlo hasta la cama y arrojarlo de
espaldas contra la misma. Taehyung suspiró, mirando como el menor
comenzaba a desabotonar su camisa, tirando de ella fuera de sus pantalones
y dejándola caer al suelo.
El Omega miró los ojos azules que hacía ya rato lo miraban con fijeza.
—¿Ocurre algo?
—Si quiero.
—¿Qué quieres?
~•~•~
—¿Y qué?
—Nada.
—Un día cualquiera. Mañana también será un día cualquiera, y por esa
razón no comprendo porque quieres una maldita fiesta de navidad.
—Para eso estás tú. —Aseguró Jungkook bajando con cuidado las
escaleras.
Que bueno, así la Beta podía irse, porque si que odiaba estar en medio del
par. Sin importar que hicieran ella se sentía incómoda. El Alfa siempre
estaba enojado y el Omega siempre estaba tan poco sumiso que parecía
quererlo hacer enojar mucho más, ¡Como si ella quisiera ver a Kim
Taehyung ser sacado de sus casillas! Ya lidiaba con el estrés suficiente de
estar a su alrededor, atenta de no hacer nada fuera de su gusto. Se alejó
rápidamente y con disimulo abandonó el lugar. Jungkook sacudió sus
manos y sonrió cuando Taehyung volvió con la cesta llena, casi
desbordando pan. Jungkook tomó uno de aquellos delgados rectángulos y
se lo llevó a la boca, rodeando el cuello de Taehyung con sus brazos y
acercándo lo que sobresalía del pan a sus labios. El Alfa lo abrazó de la
cintura y abrió la boca, sintiendo calma con el aroma que Jungkook
desprendía adrede. Mordió un trozo del pan y miró los ojos de su amado,
parecían brillar mientras lo veía llenarse las mejillas.
—Te ves lindo decorando, lo mejor será que yo me quede aquí a un lado y
coma algo.
—Es un libro.
—Es mío. Era. S-Solo ábrelo.
—Jungkook... Es hermoso.
—¿Si?
Jungkook se fue sobre los brazos del Alfa, abrazándolo y besándolo con
ansias. Taehyung sonrió en sus labios.
—Tú eres más que suficiente. —Tarhyung mostró el libro. —Esto es solo
relleno.
~•~•~
Tal vez era la combinación de las copas y el aroma de Jungkook, quizá los
celos de verlo caminar entre Alfas cada vez que se acercaba a la mesa por
una copa, o quizá estaba inundado de nerviosismo por cada risa
despreocupada que el Omega soltaba al aire al hablar con sus amigos y que
hacía que varios Alfas solteros lo miraran con fijeza, como si desearan reír
con el. Tal vez era la rabia de que Jungkook no lo obedeciera durante la
fiesta, que no siguiera su regla de "Nada de vino" y que moviera su cuerpo
al ritmo de una suave canción de fondo como si nadie tuviera ya su
atención en él, y no de una mala manera, después de todo la mayoría
estaban borrachos, era solo que Taehyung era muy posesivo y celoso. Tal
vez estaba ebrio de todo. Lo suficiente como para abandonar la fiesta junto
con su Omega
—Uy, pero que Alfa tan gruñón. ¿A quién saliste? ¡Porque a mi no fue! Yo
no soy gruñón, y-yo soy alegre... Alegre como una almeja.
—¿Una almeja?
—Ah, si. —Murmuró. —Eres mi Taehyung, por poco ¿Eh? Me iba a tocar
otro Alfa.
Jungkook se balanceó cuando su otro pie fue tomado y sintió el rostro ajeno
chocar levemente contra su entrepierna. Haló los cabellos rubio del Alfa y
puso mala cara.
—Buscando tu cordura.
—No deberías beber más nunca. ¿Habrá alguien menos resistente que tú?
—Taehyung.
—¿Uhm?
—Feliz cumpleaños.
Jungkook besó los labios rosados del Alfa y acomodó su bufanda para que
lo cubriera bien, tirando de su mano para continuar caminando por el
bosque helado. Sus pies vestidos por las botas de invierno se hundían en la
nieve con suavidad a medida de que avanzaban entre palabras y sonrisas.
Enero era menos helado que Diciembre, sin embargo continuaba la nieve,
así que tendrían que esperar un par de semanas para que todo se derritiera y
el calor los abrazara con suavidad. Taehyung tiraba de las riendas del
caballo negro para que los siguiera por su camino, Jungkook quería
caminar y Taehyung no iba a negárselo, lo acompañaría sin rechistar a
pesar de que se le congelaba la nariz.
—Ya quiero que desaparezca la nieve. —Dice Jungkook con voz quebrada.
—Ah... Quejico.
Ya que las brujas no eran un inconveniente, Jungkook sentía que podían ser
libres en aquel bosque, teniendo muy en cuenta claro lo que Taehyung
quisiera hacer. Lo miro en espera de su respuesta.
—Bueno, eres alguien a quien parece que se debe proteger. Mira esa cara
infantil y esas expresiones de niño.
—Solo mírate.
—¿Qué?
—Tú cuerpo.
—¿Dices que tengo un cuerpo de niño? —Jungkook abrió sus ojos un poco
más de lo normal. —¿Niño de diez años?
—¡Suéltame!
—¿Cómo el tuyo?
—Ya, Taehyung, hasta aquí. —Intentó dejar la pelea, sus manos apretando
los brazos. —Suéltame, dejemos esto aquí.
—Sé que no era una broma. —Dijo Jungkook con voz apagada, haciendo
que el caballo comenzara su andar.
—¿A dónde vas? —Taehyung miró con molestia como el caballo trotaba
lejos de él solo para después empezar a correr. —¡Jungkook!
Jungkook cabalgó sin mirar atrás, sorbiendo su nariz y sintiendo sus pocas
lágrimas resbalar por sus mejillas. Taehyung merecía que le dieran una
buena golpiza, ¡A ver si aprendía a no hacerlo sentir mal! Odiaba que
Taehyung pensara de aquella forma de su cuerpo, ¿Sería acaso que
realmente no le gustaba? ¡Que solo se conformaba con él! Pensaba en el
cuerpo de Lalisa y Jennie, ellas tenían un escote pronunciado y una cintura
bonita, por lo que sabía Taehyung siempre recurría a Omegas mujeres, ¿Se
estaba privando de aquello por él? En realidad a Taehyung... ¿No le
gustaban los Omegas? Jungkook sacudió su cabeza con fuerza, casi con
tanta fuerza con la que su rostro golpeó una rama y lo hizo caer al suelo de
espaldas.
Nadie respondió, así que se levantó deprisa y se acercó al caballo, listo para
subir e irse del lugar. Antes de que pudiera impulsarse sobre él miró a
alguien cruzar entre árboles. Sintió que el alma se le escapaba del cuerpo
por el susto, sin emabargo el no iba a detenerse ahí a ponerse en riesgo o
peor. Subió al caballo y lo hizo correr lejos de nuevo, dejando atrás quien
se que haya sido.
~•~•~
—¡Uff!
—Oh, ¡Yugyeom!
—Trabajo aquí por invierno. Recolecto peses flor y luego hago algo de
repartición con los demás. ¿Tú... Estás bien?
—Esa manera de hablar. ¿Qué te pasó salvaje? ¿De dónde sacaste esa voz
suave y esos modales? Mira lo derecho que te paras.
—¡Yugyeom!
—N-No es correcto.
—¿El qué?
—¿Qué?
—Yo no hice nada. —Jungkook frunció los hombros y rascó uno de ellos.
—Yo...
—Si tanto te es un problema mi cuerpo mejor vete con una Omega que
tenga uno de tu agrado.
—Jungkook. —Gruñó el mayor soltándolo. —He dicho que lo siento. No
lo dije de mala gana, me refería a que tienes un cuerpo delgado y una cara
de niño. ¿De verdad te has enojado tanto?
Los dedos acariciaron su entrada por sobre la tela, haciendo que Jungkook
se sonrojora en demasía, entrando en pánico por poder ser visto.
—¿Cómo va la colecta?
—Majestad, ¿Por favor podría volver a atrás? Las olas son muy grandes,
casi se lleva a uno de nosotros. —Dijo la mujer. —Él está descansando en
casa porque se mojó por completo con el agua helada.
—Entendemos. —Habló Jungkook con voz suave, entendiendo que ella
justificaba la ausencia de su compañero con una pizca de temor. —¿Tiene
suficiente calor?
—Si. Bueno, su esposa está con el. Tal vez encienda el fuego, enviaremos a
alguien a revisar si tiene leña...
—No será necesario. —La mujer bajó la mirada y abrió mucho sus ojos. —
No es que rechace su ayuda, de verdad agradezco, pero nosotros lo
solucionaremos, no molestaremos.
Jungkook y Taehyung tuvieron que volver atrás ante el aviso de una nueva
ola, entonces sin más que hacer ahí el Alfa ordenó al Omega subir al
caballo, diciéndole que debían partir ya. El rubio subió tras el y juntos se
encaminaron a casa.
—¿Hoseok Hyung?
No había cambiado. ¿O tal vez si? Más adulto, más varonil. Su cabello era
el mismo, sus ojos eran los mismos orbes marrones que parecían ser de
telaraña, atrapando a todos los que caían en ella. Su ropa estaba limpia,
blanca de pies a cabeza, sus botas y capa negra siendo lo unico diferente en
su atuendo. Jungkook se relamió los labios.
—¿Tú Omega? —Hoseok abrió los ojos un poco más de lo normal y casi
rió. —¿Obligas a Omegas a ser tuyos? Bueno, que puede esperarse de la
familia Kim de Seoul, ¿Uhm?
—N-No. —Jungkook tragó duró y dió pasos leves para dejarse ver más. —
Taehyung no me obliga a nada.
—Seguro te ha manipulado tanto.
Los ojos de Hoseok parecieron tan suaves, su voz tan dulce y sincera luego
de dar un asentimiento.
—Tae...
—Lárgate al castillo.
—Lo sé todo.
—Jungkook nunca fue tuyo y nunca lo será. ¿Sabes por qué, Hoseok?
Porque es mi Omega. Mío. Y no dejaré que le pongas una mano encima
nunca. ¡Nunca!
—Sueñas.
Estaba atrapado.
Hoseok miró al Alfa mirar al cielo y sin más elevó un aullido alto y fuerte;
Un llamado. Hoseok apretó los dientes, arrodillándose en el suelo y
rodeando su estómago con su brazo.
Sin pasar demasiado tiempo los guardias los rodearon, unos en caballos y
otros armados con espadas. Hoseok fue levantado por varios de ellos e
inmovilizado, Taehyung lo miró con rabia. Lo odiaba, como lo odiaba.
~•~•~
—Fue extraño. —Confesó. —Después del tiempo que pasó volver a verlo
fue... Muy raro. Me sorprendió muchísimo. El dijo... Que había vuelto por
mi.
Baekhyun frunció el ceño: —¿Por qué volvería por tí? Sin ofender.
¿Venganza por haber escapado?
—Él no es así.
—¡No! Eso fue hace mucho. —Jungkook bajo la mirada. —Hoseok fue
alguien especial, es todo.
—Majestad...
—Sal, Baekhyun.
—¿Alguien especial? —La voz del Alfa resonó como un murmuro tétrico.
—¿Jung Hoseok es alguien especial para tí, Jungkook?
—¿Amar, casarse, tener hijos...? ¿Qué más deseaba él? ¿De qué más te
arrepientes de no haberle dado?
—M-Malinterpre...
—¡Cállate!
—N-No... —Susurró.
—¿No?
—Lo siento.
—N-No, Tae...
—N-No es así...
Jungkook luchó para no ser arrastrado muy cerca del Alfa, temiendo de él y
llorando con desespero.
—¡NO!
Jungkook gritó cuando el Alfa lo tomó del brazo y salió de la cama, tirando
de él y tumbándolo de la misma. El Omega fue arrastrado por el piso ante
su oposición a ir con el. Luchaba por arrastrarse lejos de Taehyung, pero su
peso era casi nada para el Alfa. Jungkook logró liberarse en su forcejeo, se
levantó y corrió con rapidez de vuelta a la cama, pero no tardó en ser
capturado por Taehyung de nuevo. Por impulso y defensa el Omega
impactó una bofetada en la mejilla del Alfa. Luego otra y otra,
empujándolo y retrocediendo ante él con temor.
Jungkook se cubrió los oídos cuando el Alfa arrojó el libro al espejo del
tocador, quebrándolo enseguida. La hoja en sus manos fue rota y arrugada
en pequeños pedazos que arrojó al suelo con rabia. Jungkook sollozó,
mirando los trozos de papel que guardaban sus intentos fallidos. Se
lamentó.
—¡CÁLLATE!
—¿Qué estás planeando, matar a ese Omega? ¡¿Crees acaso que su fuerza
igualará la tuya alguna vez?!
—¿Qué te hizo para que le hicieras tal cosa? —Reclamó Jiyook. —Dime
¿Cuánto lo has golpeado? ¡Estaba temblando como si lo hubiesen
sumergido en agua helada! ¡¿No sientes vergüenza de ti mismo por tratar
de esa forma a tú Omega?!
Sin nada más que decir la mujer salió de la habitación, dejando al Alfa que
ardía en ira en soledad.
❝Treintaynueve❞
Blooming Story — Tearliner.
Aquella Beta asintió a penas pareciendo muy tiesa, dejando lo que hacía y
caminando a la puerta para retirarse. Poco después de hacerlo Jungkook
soltó un suspiro tembloroso, su garganta sintiéndose tan obstruida que casi
no podía respirar.
—¡Lo siento!
—Acéptalo.
—N-No.
—Resígnate, Jungkook.
—¡No!
El Omega se levantó de su asiento con brusquedad, Taehyung lo siguió
cuando este se acercó de manera amenazante, elevando sus puños para
comenzar a golpear su pecho con debilidad.
—No vas a manipularme. Tal vez Jung Hoseok pudo darte un hijo, pero yo
soy el Alfa que te ha tocado, que te ha marcado y con el que vas a casarte.
Aceptarás mis decisiones sin importar que no quieras.
—Creo que fue mi culpa. —Sollozó el menor. —L-Los supresores tal vez
lo ocasionaron, pero yo no quería. —Hipó. —Y-Yo no quería matarlo...
Taehyung guardó silencio. ¿Podrían los supresores haber acabado con su
embarazo? Las plantas servían para apaciguar el celo y el aroma intenso y
llamativo, ¿Pero fue ello o solo el defectuoso Jungkook?
—No te creo.
—Quiero un bebé.
—¡Yo no estoy loco! —Gritó Jungkook con rabia. —¡No estoy enfermo!
¡No soy defectuoso! ¡Tú sí! ¡Alfa defectuoso y cobarde! ¡Cobarde,
cobarde, poco Alfa! ¡Suéltame!
~•~•~
—Lo llevé conmigo al pueblo para comprar unas cosas. —Jiyook levantó
las manos un poco. —Pero juro que nada pasó, el no llamó la atención de
nadie con su capa y luego dijo que se adelantaría...
El Alfa frunció los labios y retrocedió unos pasos hasta estar frente a la
puerta de nuevo, apoyando su mano en la misma y señalando a otra
dirección tras él.
—¿Qué?
—Jungkook.
—Hola.
—¿Qué tienes ahí, mi cielo? —Preguntó con voz suave, dando un paso más
cerca.
—Un bebé. —Murmuró volviendo la vista al niño poco visible entre las
mantas azules que lo cubrían.
—¿Y de dónde ha salido, uhm? —Taehyung dió pasos más cerca y extendió
sus manos, como si diera una señal al Omega; No tenía algo que le hiciera
daño.
—Si.
—¿Estás seguro?
—Si.
—¿Me mientes?
—Estaba solo en una cesta en el suelo. —Los brazos de Jungkook
apretaron al niño contra el y dió un paso atrás. —Nadie estaba con él.
—¿Jungkook?
—¿Si?
—Creo que cometiste un error. —Taehyung dijo. —El bebé no pudo estar
solo, tiene padres...
—No.
—No me importa.
El Alfa ahogó un gruñido. ¡Que terco de podía poner! Pero no era cuestión
de maltrato o gritos, ya Jungkook estaba lo suficientemente afectado
por...Todo en su vida.
—Jungkook, si lo devuelves...
Taehyung abrió la boca para dejar salir las palabras, apartando la mirada
para pensar en algo que convenciera al Omega.
—¿Recuerdas aquella yegua que querías? La que viste en el pueblo,
aquella blanca. —Lo miró. —Te la compraré. Y también a sus crías, las
dos crías que tuvo. ¿Recuerdas que te dije que era raro que tuviera dos?
Puedes tenerlas.
—No es suficiente.
—Quiero uno.
—¿Un qué?
—Un bebé. —Jungkook pudo sentir a Taehyung rodar los ojos. —Uno que
sea mío. Uno al que pueda dormir con canciones y cargar todo el día.
—¿Qué?
El Omega miró rabioso a su Alfa, pero dió pasos en dirección a los Betas,
más forzados que naturales, queriendo irse a esconder a otro lado. Con
mucho esfuerzo de su parte tendió al bebé hacia la mujer y esta,
desesperada, lo tomó en un abrazo. Jungkook juntó sus manos tras el y de
pellizcó los dedos.
~•~•~
—¿Aún me amas?
—Ni siquiera dijiste nada hace rato. —Musitó Taehyung con algo de
tristeza y expresión preocupada. —Hacer el amor nunca había sido tan
silencioso.
—Me gustó.
—Duérmete.
—¿Me dejarías por otro Alfa? ¿Solo por... Un bebé? —Taehyung preguntó.
—¿Qué tiene de bueno eso, Jungkook?
—Lo harás. Me dejarás por otro Alfa, uno que si quiera embarazarte.
—Ya, Taehyung.
—No voy a dejarte por nadie, dudo que pueda hacerlo alguna vez. Deja de
decir tonterías. Estoy callado porque no tengo nada que decir.
El Alfa sintió como si golpearan su estómago, así que apretó los labios con
fuerza y respiró con dificultad, teniendo un serio problema en controlar sus
manos al hablar.
—¿Y?
El silencio reino luego de ello, a lo que Jungkook cerró los ojos y suspiró,
sabiendo que aquello ya estaba yéndose muy lejos.
Jungkook miró tras el. El rubio parecía haber entrado en un transe en el que
veía a la nada. Jungkook se sentó y se relamió los labios antes de tender su
mano y tomar la suya. El ojiazul lo miró entonces.
Taehyung cerró los ojos ante las hirientes palabras y poco después recibió
un beso en la frente, sintiendo como Jungkook se arrastraba lejos de él.
—E-Estaremos bien.
❝Cuarenta❞
(G) Idle — Put it Straight (Nightmare versión)
—¿Jungkook?
—Estás agitado.
—El agua está fría. —Excusó dando un suspiro y temblando para hacer
referencia a sus palabras.
Taehyung abrazó al Omega y miró hacía abajo, el agua que goteaba del
Omega y un par de gotas de sangre en el suelo. Frunció los labios mientras
lo escuchó hablar.
—Si.
El Omega fue alejado del cuerpo del Alfa y tomado por su rostro. Jungkook
dirigió la mirada a la azulada y el rubio peinó su cabello negro lejos de su
cara, tocando sus mejillas y frente con amor.
—Vamos a limpiarte.
~•~•~
—No puedo esperar a ver las flores en todos lados cuando empiecen a
crecer. —Aseguró Jungkook. —Será lindo. Podremos ir a la cascada
entonces.
La tigresa miró el carruaje que esperaba por ellos cerca del muro con
desconfianza. Era tan temprano y ya un carruaje los esperaba, ¿Qué estaba
pasando? Kim Taehyung estaba tan silencioso incluso cuando su Omega le
hablaba que Suji sabía bien que todo aquello llevaba a una dirección
torcida. Sin embargo subió al carruje junto a ambos, acomodándose en el
asiento frente a ellos y mirando la forma en que Jungkook abarazaba a
Taehyung y reposaba su cabeza en su pecho.
Pareciendo tan pacífico en aquel estado, como si estar con Taehyung fuera
todo lo que necesitaba para que la paz lo rodeara y tranqulizara. El Omega
tomó a Taehyung de las manos y las besó, sonriendo a medias cuando el
Alfa le dió caricias en las mejillas sin verlo realmente. Jungkook besó el
interior de la palma que ahuecaba su mejilla y luego sin más entrelazó sus
dedos con los de él, mientras que en un acto de cercanía subió sus piernas
al regazo del mismo, sofocándolo con su presencia, cosa que no pareció
molestar en lo absoluto al Alfa. A Suji le parecía tan sospechosa la forma
en la que Taehyung actuaba.
Y era que Taehyung nunca había mostrado cariño al Omega frente a ella, y
nunca lo había visto mostrarle cariño frente a nadie, sin emabargo había
algo muy distinto en la rigidez de su cuerpo y en la forma en que apartaba
la mirada a un punto muerto a medida de que el carruaje avanzaba cuesta
abajo de la montaña en al que se encontraba el castillo. Taehyung era
rabioso y amargado, pero aquel día era más que eso. Era tenso e inflexible,
era la inquietud en su mirada y la forma en la que sus labios se apretaban.
Era una tramapa y Suji lo sabía, podía sentirlo.
—Pero claro que sí. —Insistió el Omega con el ceño fruncido. —Puedo
sentir que me mientes. ¿Estás bien?
—Si, Jungkook.
—Te amo.
El Omega se sintió más que regañado, así que sin más soltó a Taehyung,
abrazándose a si mismo por sentir vergüenza y sentándose correctamente
en su lugar. Miró a otro lado para que Taehyung no pudiera ver su rostro
sonrojado y apretó los dientes. Tal vez estaba muy fastidioso aquella
mañana, tal vez Taehyung estaba molesto por su nueva perdida...Tal vez
era solo eso. Así que Jungkook se limitó a limpiarse una lágrima que
estuvo a punto de escaparse de su ojo izquierdo y respiró profundamente a
medida de que llegaban al pueblo. Y sus manos temblaron por el frío y el
rechazo, pero su Alfa no pareció notarlo, o no pareció importarle al menos.
La tigresa se mantenía callada, observando en silencio la forma en la que
Jungkook parecía rodar en un charco de bajos ánimos y decepción mientras
que Taehyung no parecía estar en sí mismo, solo viendo al frente y sin
moverse. Pasó un rato, largos minutos, tal vez incluso una hora, Suji no
tenía ni idea del tiempo que había pasado, pero era suficiente como para
que comenzara a parecerle demasíado extraño. Suficiente para llamar la
atención de Jungkook y hacerlo hablar nuevamente, con algo de irritación y
un poco de confusión en su mirada oscura.
—Te amo.
—Mira ese cielo gris... —Jungkook hizo una mueca. —Lloverá muy fuerte.
Esperemos que no tanto. —Jungkook miró sobre su hombro al Alfa. —Que
bueno que no es un día de campo, de otro modo estaría arruinado.
—Lo dudo.
—¿Cómo cuál?
—¿Acaso todos los recuerdos que guardas son sobre sexo, Jungkook?
—¡Ah! ¿Q-Qu-…?
—Cállate.
—Pero si no lo usas para más que para eso. —Simplificó ella. —Jungkook
solo fue una cosa, ¿No?
—Abajo.
—¿Qué?
—Voy a matarla.
—Llegamos.
Una casa de hizo visible, una pequeña cabaña vieja y en mal estado, con
una fachada algo tétrica y un espeluznante aire a abandono.
Abandono.
—L-Llueve. —Obvió el Omega con poca voz, no sabiendo que más decir.
Taehyung negó con la cabeza, dando un par de pasos cerca del Omega.
Jungkook inhaló con fuerza y exhaló una risa nerviosa, rascando su frente
húmeda por la lluvia. Su corazón latió con fuerza y sus manos temblaron
levemente. Estaba a punto de pasar algo, lo sabía, le picaba en la nuca la
expectación y la angustia que le carcomía los nervios. Parpadeó un poco y
suspiró de manera temblorosa.
—Vamos a casa, Tae.
—¿Viviremos aquí?
—Yo también.
—No, Jungkook.
—¿De qué hablas? —Jungkook hizo una mueca de dolor. —Tae... ¿Estás
abandonándome?
—Si.
Un estruendo azotó el cielo y Jungkook cerró los ojos con fuerza, llorando
sin retener una sola lágrima. Taehyung intentó liberarse de su agarre, pero
Jungkook se aferró a él, se aferró al amor de su vida como si pudiera morir
de soltarlo.
—Suelta.
—¡No, Tae! —Jungkook hipó, su cuerpo siendo empujado al suelo por la
violenta lluvia y el Alfa liberándose de su agarre. —¡NO, TAEHYUNG,
ESPERA! ¡ESPERA, POR FAVOR!
—No creo que nada pueda mantenerme caliente ahora. —Sus ojos se
cristalizaron en lágrimas y sorbió su nariz. —Siento que mi corazón está
roto en muchos trozos de hielo...Y duele.
Suji se quedó callada unos momentos, luego sin más caminó hasta el
pelinegro, frotando su cabeza contra su pierna en un acto de cariño y
apoyo.
—Tú debes sentirte muy feliz por esto, ¿No es así? —Susurró el Omega
mirando hacia abajo.
—Nada.
—No tienes que reparar nada Jungkook. —La tigresa caminó hasta estar
tras el y frotar su cuerpo contra su espalda, su cabeza empujando en su
nuca. —Prometo que no hiciste nada malo.
—No soy un buen Omega. —Se lamentó. —Y por eso me ha dejado aquí.
—No fue por perderlos... Fuí tan insistente. —Sollozó el menor. —Yo
quería un bebé y él no... Llegué tan lejos.
—¿Qué cosa soy entonces? ¡Lo único que sé ser es un Omega! Huelo como
uno y me veo como uno, p-pero... No parezco servir como uno. No puedo
tener un bebé... —Jungkook limpió sus ojos. —Solo quiero respuestas.
—Kim Taehyung nunca fue suficiente para ti. —Dijo Suji con obviedad y
molestia. —¿Por qué debes ser tú quien se siente insuficiente para él? Eres
un ser inalcanzable, ¿Cómo no logras entenderlo?
—No quiero ser inalcanzable, quiero ser un Kim. —Jungkook se cubrió los
ojos con ganas de seguir llorando. —Q-Quiero volver con mi Alfa...
—Nunca entendí que tiene de bueno un Alfa. Nunca entendí que tiene de
bueno casarse y llevar el apellido de alguien más, ¿Para qué quieres un
apellido en todo caso? ¿Para qué quieres que te nombren? Incluso si no
tienes un apellido o un nombre eso no suma a quien seas.
Jungkook se apretó la nariz para impedir que sus mocos se deslizaran fuera
de su nariz, suspirando un poco ante la pregunta de la felina.
Jungkook elevó sus cejas y luego frunció el ceño con profundidad, sus ojos
cerrandose en pestañeos en los que trataba de apartar las lágrimas que no lo
dejaban ver con claridad. Sintió que no tenía aire suficiente en sus
pulmones, así que tomó una gran bocanada del mismo.
—¿M-Mi...?
—Ella era una bruja. Una de las pocas brujas buenas que hay. —Movió su
cola en roscas y espirales. —Estuve con ella desde que era una cría que se
encargó de cuidar.
—Entonces llegó esa Alfa... —Apoyó su cabeza entre sus patas, mirando a
la nada de aquella oscura cabaña. —Y ella pareció cambiar.
Jungkook se inclinó buscando la mirada de la tigresa, confundido y curioso.
—¿Qué Alfa?
—Aquella que no dudó en jugar con sus sentimientos con tal de recibir lo
que quisiera...Tu madre era ingenua, incluso más ingenua que tú. Ella logró
manipularla con unos cuantos besos y promesas falsas, logró enamorarla de
una manera muy baja... Fue injusta.
—Ya eso no importa. —Jungkook puso mala cara. —Esté donde esté debe
estar en la miseria, y se lo merece.
La tigresa suspiró.
Jungkook sintió los labios resecos, los relamió entonces, bajando su mirada
al suelo polviento y frío.
—Ese maldito libro de hechizos tuvo la culpa. Ella sabía que era malo, por
eso lo ocultaba, todo era magia negra, por eso tantas brujas lo querían, pero
ella quería un bebé, quería una familia. Así que hizo un hechizo, lo
próximo fue verla embarazada. —Suji cerró sus ojos. —Perdió todo su
poder luego de ello; Era débil y estaba muy enferma. Su piel parecía más
pálida de lo normal y sus ojos se veían vacíos... Aún así le sonreía a su
panza hinchada. Sin embargo, y a pesar de que usó magia, su cuerpo no
resistió el dar a luz. Ella murió al darte la vida, solo pudo tenerte entre sus
brazos unos pocos minutos, los suficientes para despedirse y hacerme
prometer que te cuidaría... Pero no pude cumplir mi promesa.
—La magia negra jugó en su contra, Jungkook. Todo fué una trampa que le
quitó la vida. Todo su poder se hizo añicos...
El Omega cerró los ojos imaginandose en una situación tan terrible como
aquella. Ya había perdido a cuatro bebés, se había despedido, pero no se
imaginaba muriendo y dejando a uno de sus bebés solo en el mundo de
estar vivo. Debía ser tan desesperante como que él muriera en su lugar.
—Si.
—Eres idéntico a tu madre, solo que más sin vergüenza y más feroz.
—Ella era preciosa. Tenía tu tono de piel y tus ojos, también esos labios,
pero una nariz más delgada y perfilada. Era delgada, con piernas
voluminosas y manos muy bonitas. —Suji soltó un ronroneo de repente. —
Tenía el cabello largo, llegaba hasta sus caderas, y era tan azabache y liso
como el tuyo. Su sonrisa...Tienes su sonrisa.
—No quiero que un Alfa termine con tu vida. Mucho menos el deseo que
tienes por un bebé que no te servirá de nada.
—Jungkook...
—¡Jungkook!
—Lo sé, vine a penas me enteré. —Jiyook abrazó a Jungkook más cerca de
ella, incomodándolo con algo que cargaba en su brazo.
Jungkook miró la gran cesta que colgaba del brazo de la mujer y sorbió su
nariz.
—¿Qué es?
—No te dejaré solo, mi niño. —Se negó ella. —Traje ropa y comida, voy a
cuidarte bien ¿Si? No dejaré que te pase nada en soledad.
—Jiyook. —Hipó el menor cubriendo sus ojos. —Ah, Jiyook. ¿Por qué
pasó esto?
El rostro del Omega fue tomado entre las manos de la mujer, su rabia
esfumándose casi de inmediato al ver los ojos oscuros de la mujer parecer
lamentables y tristes.
—Jungkook...
—Lo sé...
—No estoy listo para que me deje. —Jungkook sintió las lágrimas resbalar
y gotear en la punta de su nariz. —N-Nunca estaré listo para que me deje...
~•~•~
—El vendrá. —Jungkook cerró los ojos con fuerza y sollozó. —Lo
esperaré despierto, cuando vuelva por mi verás que tengo razón.
Jiyook no dijo más, fijó su vista en el pescado que atravesó con una afilada
rama que cocinaba en la chimenea poco a poco. Jungkook se acarició su
propia mejilla y suspiró, temblando ligeramente en aquella cama incómoda
y pequeña.
—No me dejes solo. —Suplicó. —No quiero estar solo, no quiero estar sin
ti, mi amor...
—S-Soy tú Omega, soy todo tuyo, ¿Por qué me haces esto? —Chilló.
—Te entregué mi corazón, creí que tenía el tuyo. —Le recordó a la nada,
sus palabras hundidas en la almohada. —T-Te entregué mi alma y mi
cuerpo...¿Qué has hecho conmigo? ¿Qué has hecho Kim Taehyung?
"—Me has dejado una marca, Jungkook." Recordó como le decía la última
vez que lo había mordido por rabietas. "—A la próxima no respondo ¿Eh?"
"—¿Qué me harás?" Se burlaba el menor "—¡Tiemblo, tiemblo mira!"
Recordar la sonrisa del Alfa cuando lo hacía sonreír era doloroso. Era
doloroso recordarse tendido en su cama, con Taehyung a su lado mientras
hablaban de todo y de nada, dándose caricias, besos y pellizcos maliciosos.
Era doloroso recordar todas las palabras. Era doloroso recordar las risas.
Era doloroso recordar su tacto. Su tacto en su rostro, en su cabello, en sus
brazos, en todo su cuerpo. Y es que Jungkook se había acostumbrado tan
mal a sus manos sobre él, a los labios del Alfa soltando suspiros y
tocándolo de de pies a cabeza, a sus ojos mirando cada parte de él,
grabándola en su memoria tal como Jungkook lo hacía todo el tiempo.
Jungkook lo recordaba todo a la perfección cuando cerraba los ojos, así que
se aferró a ello.
~•~•~
"—Jamás."
"—Te amo"
"—Mentiras."
"—Te adoro."
"—No puedo quedármela. Además prometiste darme lo que quiera, así que
así lo harás." Lo escuchó decir con recelo "—Si lo pido tú vas a dármelo."
"—Tienes suerte de que todo lo que quiero eres tú, Kim Taehyung."
—Tae...
—¿Qué? —El Omega abrió sus ojos en demasía y luego hizo una maña
cara. —¿A qué te...?
—¡Cállate! ¡Largo!
"—Tae...”
El Alfa abrió los ojos, llevado por el recuerdo, otro de sus tantos recuerdos
con su Jungkook, mirando todo oscuro y a su Omega recostado a su lado,
mirándolo fijamente y con un sentimiento tan hermoso que a Taehyung le
parecía agridulce.
Y Taehyung cerró los ojos, porque sabía bien que el beso que le había dado
aquella noche de su recuerdo no iba a recibirlo, su imaginación no podía
más que hacerlo sufrir.
Lloró ahí tendido en su cama, en medio del desvelo con el que no se había
reunido desde que había conocido a Jungkook. Y lloró, porque de nuevo,
estaba perdido.
Jiyook parpadeó y tomó una manta que reposaba en una silla, doblándola y
mordiendo su labio en inseguridad al responder aquello.
—Ah, ¿Quieres que te lleve? —Jiyook le dió frente y una sonrisa radiante.
—Me parece muy bien que quieras salir, el sol te dejará de muy buen
humor.
—Ahora tengo que arrancar todo esto. —Gruñó Jiyook sin prestarle
atención, tirando de toda la hiedra que bloqueaba la salida. —¡Que
desastre! Pero bueno, esto está muy raro. Jungkook, ven a ayudarme.
—¡No, no quiero!
Jiyook apretó los labios y los golpeó con su mano, mirando a Jungkook
hecho una bola en la cama. No hubo respuesta, así que quiso golpearse un
poco más fuerte por ser tan torpe y decir algo como aquello.
Un sonido los hizo mirar a la puerta. Una tigresa entraba sin problemas al
lugar, llevando en su boca un zorro muerto que soltó en el suelo. Jiyook
soltó un mínimo grito y se levantó.
—¡P-Pero que...!
—¿Tú solo?
—Suji vendrá.
—¿Qué? —El Omega lo miró con reto en sus ojos. —¿Qué, Jiyook?
Jungkook se relamió los labios y miró su regazo, juntando sus manos sobre
él. Miró su anillo y lo acarició con su pulgar antes de levantarse y acercarse
al río. La tigresa lo miró preocupada y lo siguió cuando entró al mismo,
caminando hasta quedar en medio de este.
Suji rugió entonces. Un rugido fuerte y corto que se expandió por los
alrededores. Un rugido de auxilio. Maldición, deseaba que Jiyook la
escuchara y sintiera que algo iba mal. Rugio dos, tres, incluso cuatro veces
más, desesperada cuando Jungkook se inclinó poco a poco, tambaleándose
como si fuera a desmayarse y desfallecer en cualquier momento. La tigresa
dió un par de pasos cerca, de nuevo el río la arrastró, sus garras se aferraron
a suelo que a penas podía tocar. Si se acercaba un poco más la corriente la
arrastraría sin duda alguna.
Jungkook negó y cubrió sus ojos con su mano derecha: —Perdóname, Tae.
~•~•~
—No, Señor, yo... —El hombre apretó los labios. —De verdad vi una rata.
—Mintió. —De verdad.
—Responde.
—Majestad. —Hizo una reverencia leve y miró los ojos azulados. —La
tormenta empeora.
—No, Majestad. —Negó el. —Vengo a decirle que el río arrastró a algunas
personas hasta las rocas de la playa. Están muertas o mal heridas.
—¿Cuándo las encontraron?
—Déjalo, no vayas por nada. —Taehyung hizo una mueca y sintió un dolor
fuerte en el pecho. —Vamos rápido. Debemos ver quien diablos fue tan
imbécil de estar en el río con este tiempo.
—Si, Señor. —Asintió. —Majestad, olvidé decirle que abajo están los
amigos del Omega Jungkook.
—¿De nuevo?
Sin decir nada más Taehyung se dirigió hasta las escaleras, comenzando a
bajarlas con el guardia tras el. Después de un rato llegó hasta el comedor
principal, en donde un par de sirvientas servían el té para cuatro Omegas.
Taehyung los miró con molestia y se acercó llamando su atención
enseguida.
Baekhyun levantó su mirada para decir algo, pero se detuvo al ver la sangre
en la curvatura del cuello de Taehyung, pero el Alfa no le dió importancia a
su mirada curiosa. Omegas cerraron la boca y apretaron los labios, bajando
su mirada reprimida. Taehyung se dió media vuelta y comenzó a caminar
fuera de aquel lugar. Irene pareció sonrojaste de rabia entonces, cruzando
sus brazos bajo sus pechos y rasguñando su vestido.
Seulgi frunció los hombros en desinterés: —No lo sé, tal vez está en celo.
~•~•~
El Alfa sintió su alma caer a sus pies cuando miró el rostro pintado con
sangre de su Omega, su cuello empapado en la misma mientras que su
nariz goteaba también de color carmesí. Parpadeó atónito, pasando su mano
por la nuca del menor y levantándolo, mirando como no reaccionaba. Se
veía amoratado y lastimado, muy golpeado y rasguñado.
Taehyung miró el rostro del hombre muerto de nuevo y sintió una nueva
puntada en su pecho. Miró su mano, el anillo en su dedo. Parpadeó y
exhaló su temor más grandez asintiendo.
Taehyung tomó la mano del hombre muerto y le quitó el anillo con rapidez
y disimulo, apretándolo en su puño y asintiendo antes de darle la espalda.
Kim Taehyung cerró los ojos con fuerza y soltó un suspiro, su cabeza
moviéndose de lado a lado sobre la almohada y su garganta sintiendo un
malestar terrible. Su cuello dolía y goteaba sangre de un par de agujeros a
los que no le encontraba explicación, en la zona favorita de Jungkook para
alimentarse. Su respiración era lenta y preocupante, pero incluso cuando
parecía dejar de respirar tomaba una gran bocanada de aire, como si no
estuviera listo para morir. Relamió sus labios resecos y su mente viajó al
pasado, como lo había estado haciendo cada larga noche tormentosa.
—Es niño.
Hyuna sonrió sin mostrar dentadura, mirando como rubio y tierno hijo se
apoyaba de su vestido para inclinarse sobre el bebé, frunciendo sus labios
sobresalientes y presionándolo sobre los labios entreabiertos del bebé. El
niño pelinegro dejó de llorar entonces, cerrando su boca bajo la presencia
de labios ajenos, buscando la forma de chupetear uno justo antes de que
Taehyung se alejara. El ojiazul miró al niño boquear como un pez fuera
del agua y sonrió. ¡Quería otro beso! Ya no estaba llorando. Entonces se
acercó y lo besó de nuevo en los labios, escuchando la risa de su madre de
fondo.
—Está sucio. —El niño tocó con sus dedos lo que parecía ser una costra
blanca enredada en los finos cabellos negros del niño. —Hay que bañarlo.
Taehyung miró cómo su madre tomaba parte de la manta blanca del bebé y
le cubría la cabeza y parte del rostro, apegándolo más a su pecho y
abrazándolo. Después de todo era una noche fría. Taehyung tomó la
manga del vestido de su madre quqe vestía su otro hombro y tiró de ella,
dejando su otro pecho al descubierto y sentándose en su regazo para beber
de su leche también. Miró al bebé todo el tiempo, sintiendo caricias de su
madre en su cabello dorado.
La voz femenina desconocida hizo que Taehyung dejara de beber del pecho
de su madre, apresurando su mirada a la ventana ahora descubierta. Una
señora joven se miraba, esta parecía algo nerviosa mientras veía a la
lejanía. Hyuna cubrió su pecho, estirando su mano para apoyarla en el
marco de la ventana, sus labios frunciéndose un poco mientras se
inclinaba más cerca y Taehyung se abrazaba a ella de su cintura, no
queriendo que se alejara.
—Lo hago hasta que pueden comer otras cosas. —Aseguró la mujer fuera
del carruaje. —Después de todo no son mis niños.
—Es un bebé, por favor cuídelo lo mejor que pueda. —Pidió Hyuna. —
Después obtendrá una recompensa por su buen corazón, se lo prometo.
Hyuna llevó sus ojos oscuros al niño que no lograba comprender las
palabras de sus mayores, dándole una suave sonrisa y un acercamiento al
bebé, dejándoselo muy cerca del rostro. Taehyung miró a su madre y luego
al bebé. Parecía estar dormido, muy tranquilo y nada molesto. Tal vez si
tenía hambre.
—No podrá, mi cielo. Él... —La mujer miró a su hijo con algo de pena. —
Él no tiene que saber. Es nuestro secreto. ¿Si?
—Adiós.
Y solo porque sí le besó los labios de nuevo, sintiendo los suyos humedecer
con la saliva ajena. Sin más, su madre lo acercó a la ventana, dándole la
oportunidad a la mujer afuera de tomarlo. El carruaje avanzó entonces y
Kim Taehyung pudo ser acunado en los brazos de su madre, olvidando al
niño que seguramente no vería más nunca.
—J-Jungkook.
—Mi amor...
—También has estado usando tú pipa ¿No? Has estado buscando la forma
de despejar tú mente... —Jungkook extendió un poco más su sonrisa. —
¿Para qué si siempre vuelvo?
—N-No eres tú. —Taehyung cerró los ojos al sentir unos labios besar los
suyos, giró su rostro negándose. —N-No eres tú, no eres...
—Ah, pero claro que soy yo. Mírame, anda.
Taehyung no supo como las palabras pudieron darle la fuerza que había
desaparecido de su cuerpo, pero lo hicieron, y fue cuestión de segundos
para que Jungkook estuviera acorralado contra la cama, la mano del Alfa
apretándose en su garganta y asfixiándolo con fuerza. El Omega abrió su
boca e intentó desesperadamente conseguir algo se aire, su lengua
asomándose y sus ojos mostrándose cristalizados y asustadizos. Kim
Taehyung lo miraba con creciente ira, mostrando sus colmillos y gruñendo
con fuerza.
—Mi Jungkook nunca mencionaría a nuestras hijas tan en vano como lo
has hecho tú.
—Quiero que te mueras, quiero que me dejes en paz. —Gruñó el Alfa con
desespero.
—Soy tú Omega.
Taehyung logró tomar la almohada en su mano y negó con su cabeza,
sintiendo como la empatía volvía a dejarlo.
—No, no lo eres.
No, era real, no podía ser real. ¿O podía acaso ser ese su Jungkook? Se
escuchó un ahogado llamado bajo la almohada, un extenso y desesperado
"¡Taehyung!" Mientras el menor pataleaba y se retorcía intentando
liberarse, sus manos buscando las del Alfa solo para rasguñarlas en un
intento tonto de liberarse de su asfixia. Taehyung sollozó y negó, apretando
con fuerza la almohada contra el Omega.
El Alfa tragó duro y se apoyó de sus rodillas para arrastrar el cuerpo sin
vida hasta su lugar en la cama, dejándolo sobre la almohada mirándolo
unos segundos más antes de besar sus labios que poco a poco se tornaban
pálidos. Taehyung se levantó de la cama y limpió su rostro, acercándose a
la puerta sin preocuparse en nada más que en abrirla. Sehun nos se tardó en
entrar, pareciendo más serio que de costumbre.
—¿D-De verdad?
—Dijeron que les tocó ir casi puerta por puerta, preguntando a los
pueblerinos si habían visto a personas que nunca antes habían notado.
Lograron que una mujer les hablara sobre un par de hombres que
aparecieron de la nada y que estaban en una pequeña casa solo por las
noches. Dijo que tienen una actitud muy rara y que los miró robar unas
manzanas una vez.
—No sabes una mierda, no entiendes esto. —Taehyung gruñó y mostró sus
colmillos. —¡Hace diez meses que no veo a mi Omega!
Sehun cubrió los labios de Taehyung con su mano, recibiendo un manotazo
del mismo por tal imprudencia de su parte.
—¡Sht! Cállate, ¿Quieres que todos te escuchen? —Casi riñé Sehun. —Nos
hemos esforzado por mantener todo bajo control y tú solo gritas como si
nada. ¿Crees que la gente no sospecha ya de que Jungkook nunca se deje
ver fuera de su cuarto? Piensa un poco, Taehyung, se paciente.
—¿Qué sugieres?
—Dijiste que Jung Hoseok te mantendría vigilado, eso quiere decir que
busca aseguarse de que no estés con Jungkook, y la única forma de
asegurarse de que ellos les digan eso es que te vean con alguien más.
—Tienes razón, ellos no se irán hasta que comprueben que no estoy con
Jungkook. —El rubio le dió frente al Alfa y chasqueó su lengua. —Esto es
lo que haremos; Vayamos a donde están esta noche, fingiré pasear con
alguien y harás que ellos lo vean.
—No creo que sea suficiente. Debes hacer algo más drástico si quieres que
ellos crean...
—¿Cuál es tu plan?
—Bueno.
—Descansa entonces. —Sehun miró la habitación por completo, la cama
desordenada y algunos cristales en el suelo. —Este lugar esta hecho un
desastre. Enviaré a alguien.
Sehun asintió: —Si, mejor me voy. Baekhyun está en casa bajo llave. Debe
estar paranoico. Te veo mañana a las siete, date un baño, por amor a Dios.
~•~•~
—Ir al pueblo no es una buena idea, ¿Qué quieres lograr con eso?
—No está bien todo esto, debes volver a casa, ahí estarás a salvo. Tú marca
continua sangrando.
—Si, Suji, el que intentas impedirme. —Jungkook desvió sus pasos para
alejarse de la tigresa.
—No tengo ganas de manchar mis flechas con sangre hoy, además no
tengo hambre.
—¿No crees que no soy lo suficiente estúpido como para no darme cuenta
de que se va al castillo por las noches?
—¿Por qué crees que le rechazo toda la comida? ¡Se que ella va al castillo!
¡Se que ella va con él!
—Jungkook, no es así.
—Claro que lo es, lo sabes, te vas con ella. —Jungkook apretó los dientes.
—La acompañas mientras me creen dormido.
—Entonces pídele que deje de ser una hipócrita mentirosa y vayanse juntas
con Kim Taehyung.
—Jungkook.
—Cállate, Suji, o alguien va a escuchar. —Musitó el pelinegro tratando de
impulsarse para subir al techo de aquella pequeña casa.
Con mucho esfuerzo logró treparse al techo del lugar, mirando como una
multitud se reunía en las calles, murmurando y mirando como un carruaje
se detenía en el lugar. El carruaje del castillo.
Jungkook se apegó lo más que pudo al techo, mirado como la puerta del
carruaje se abría y dejaba salir al mismísimo Rey de Seoul. Y Jungkook
odiaba pensarlo, pero se veía precioso aún desde su poco cercanía. Se veía
limpio y serio, se veía sereno e indiferente, se veía como la vida y la
muerte, el cielo y el infierno. ¿Por qué? ¿Por qué Kim Taehyung era más
que la perfección incluso cuando era el mismo demonio? Jungkook perdió
el aliento un momento, pero pudo recuperarlo con la sorpresa de ver a
Taehyung tenderle la mano a alguien dentro del carruje.
Solo pudo levantarse y comenzar a correr lejos del pueblo, dejando las
pruebas de su crimen detrás de aquella casa.
❝Cuarentaycuatro❞
In the Name of Love — Bebe Rexha.
Jiyook presionó el pañuelo con fuerza en la curvatura del cuello del menor,
tratando de manera desesperada de que la sangre dejara de fluir de una
manera tan terrorífica.
—No había sangrado así nunca. Oh, Dios mío ¿Qué hago? Se va a
desangrar. —Susurró la mujer mientras el pañuelo se empapaba por
completo de sangre, mojando sus dedos.
—¿Por qué no solo se rompe el lazo? —Lloró él. —¿Por qué no solo
desaparece? —Chilló sacudiéndose de dolor.
Jiyook, asustada, busco algo más que pudiese cubrir la marca, mientras la
sangre continuó brotando y mojando la cama. Jungkook posó su mano en
su marca, mojando sus dedos mientras gimoteaba de dolor. Hacía ya
semanas que sangraba, había asumido que el lazo con Taehyung se rompía
de esa forma, pero desde que había ido al pueblo hacía ya un mes y visto la
traición de Taehyung había empeorado, aquel día parecía incluso que su
muerte sería a causa de desangrarse. Sin embargo dudaba que su marca
diera señales de desaparecer, tal vez no era por desaparición, quizá era por
necesidad, y Jungkook tenía tanta necesidad de su Alfa que lo odiaba con el
Alma.
Jiyook, quien tomaba una camisa de una cesta dió un pequeño salto de
susto, girándose para ver al Omega que pataleaba en la cama con rabia, su
rostro tornándose rojizo a medida de que soltaba gritos de dolor e ira.
—¡Lo odio, maldito traidor hijo de puta! ¡Lo odio, lo odio con toda mi
miserable vida! —Gruñó tomando su almohada y tirando de ella con su
manos para romperla.
—Sé que lo buscabas por las noches, sé de donde traías comida y ropa. —
Jiyook jadeó cuando Jungkook apretó su mano con fuerza. —Como si ya
no fuera humillante para mi ser desechado...
—También eres una traidora como él, solo se están burlando de mi juntos.
—Lloró Jungkook inclinándose para murmurarle más de cerca. —Solo
quieren jugar conmigo.
—Mi niño, cálmate ¿Si? Por favor, pasó hace ya hace tiempo, deberías...
Jungkook arqueó una ceja y la dejó caer, otras lágrimas abandonando sus
ojos.
—A que la maté.
—Yo tampoco me creía capaz. —Susurró el menor cubriendo sus ojos con
su mano limpia. —P-Pero ella vestía de blanco, ella tomó su mano...
—¡Jungkook!
—Jungkook...
—El es mi Alfa, de nadie más. Solo puede ser mío, solo puede sostener mi
mano, solo puede tocar mi piel, solo puede besar mis labios. —Lloriqueó
negando con su cabeza. —Solo a mi puede llamarme su Omega. Solo a mi
puede adornarme con un anillo de matrimonio. ¡Solo yo puedo estar en su
vida, nadie más!
—¡Vete! ¡Vete y dile! —Le ordenó el con rostro sonrojado. —Dile que no
permitiré que nadie esté a su lado nunca, dile que lo odio y que mientras yo
viva nadie más podrá amarlo con libertad. ¡Anda dile!
—Pero Jungkook...
Jiyook apretó los labios y juntó sus manos sobre su pecho, retrocediendo
paso a paso, consciente de que Jungkook hablaba lo suficientemente
enserio como para obligarla a hacer lo que quisiera. Lo suficiente quizá
para matarla de hacerlo enfadar más, porque en el fondo Jiyook ya no
reconocía a Jungkook, ya no sabía de qué era o no capaz de hacer o sentir.
Ya no era más el inofensivo y rebelde niño que había llegado una vez al
castillo. Eso la hizo sentir muy triste, porque de nuevo sentía que había
fallado en la crianza de otro niño. La decepción cubrió su cuerpo y no evitó
bajar la mirada mientras Jungkook azotaba la puerta y ella se daba media
vuelta para emprender su camino de vuelta al solitario castillo Kim.
~•~•~
Kim Taehyung miró el arco que tomaba entre su mano, tallado de mala
gana y algo torcido. El mismo con el que habían disparado la flecha que
mató a la mujer que lo acompaña aquel día de su plan. Los guardias lo
habían encontrado tras una casa, incluso estuvieron a punto de apresar a los
habitantes de aquel lugar como culpables de la muerte de aquella Omega,
sin embargo Taehyung lo impidió. El sabía bien que había un único
culpable, y nunca lo haría pagar por aquella muerte. ¿Cómo pudo él saber
que fue Jungkook? Bueno, ¿Cómo no? ¿Quién más tendría ganas de atentar
contra aquella inocente mujer aquel día? Nadie, nadie más que Jungkook.
Además, Taehyung sabía bien que el arco y la flecha eran como un
distintivo para su Omega, lo sabía bien desde que lo había enseñado a
utilizarlo.
Miró el arbusto con rosas blancas casi marchitas y suspiró, acariciando con
sus dedos el césped del suelo en el que se sentaba. Las cinco mariposas que
siempre lo recibían en aquel lugar revolotearon a su alrededor y alrededor
del arbusto.
—El agua no esta funcionando para ustedes ¿Uh? —El Alfa parpadeó y
mordisqueó su labios con impaciencia, soltando un suspiro después. —
Entiendo, a mi no me funciona nada últimamente.
Taehyung cerró los ojos y suspiró con pesadez, apretando sus ojos y dientes
con doliente ardor en su pecho.
Eran astutos, Jungkook lo sabía por la cantidad de veces que había tratado
de capturarlos, pero tenía hambre y debía hacer un intento. Dió pasos
sordos a su dirección, empuñando su arma y respirando hondo. El zorro
logró mirarlo y Jungkook se detuvo enseguida, tratando de disimular su
intenciones sin éxito, el zorro corrió lejos.
Diciembre traía consigo las nevadas más fuertes y frías, pero para suerte
del par de Alfas que se sumergían en el frío de las sombras de la noche en
busca de un par de Betas desgraciados no había aún una tormenta, de otro
modo todo su seguimiento estaría arruinado. Por la ventana veían
claramente como los dos hombres guardaban sus pocas pertenencias en un
saco, ambos hablando lo suficientemente alto como para que Taehyung y
Sehun escucharan.
Sehun hizo una seña con su cabeza mientras miraba a Taehyung casi
mostrar su rostro en la ventana, instándolo a retroceder un poco. El rubio
asintió con pereza, sus ojos rojizos y su rostro algo sonrojado hicieron a
Sehun rodar los ojos al cielo. Ese Alfa nunca dejaba de beber.
—Si, tal vez. Está demente igual que sus antepasados, no me sorprendería.
—A mi tampoco.
~•~•~
Jungkook apuntó con temor a la mujer a solo metros de él, bajando la
guardia al reconocer el rostro de la misma y el lobo que venía tras ella.
Suspiró con fuerza, sintiendo alivio y el corazón descontrolado.
—Majestad. —La mujer con gran capa roja y vestido gris hizo una
reverencia en la que casi se arrodilló en el suelo, sin subir la mirada. —
Hace muchísimo tiempo que no lo veía.
—¿Qué hace rondando por el bosque a tan altas horas? —La mujer
parpadeó con ojos claros como una nuez, volviendo a su posición, sus ojos
iluminándose levemente. —¿Buscaba algo?
—Kino puede. —La mano de la mujer acarició la cabeza del lobo, este
moviéndose rápidamente muy lejos de ellos. —¿Hay algo más en lo que
pueda ayudar?
—N-No lo sé.
—¿Por qué está en tan malas condiciones? —Greta se acercó un poco a el,
bajando el gorro de su capa y dejando su cabello al descubierto. —¿Le
ocurrió algo? ¿Otra vez esas brujas han vuelto?
Jungkook perdió la mirada y suspiró con pesar, dejando que sus lágrimas
salieran de sus ojos.
—¿Estar solo no es suficiente razón para estar triste?
Jungkook negó con poca energía, su mano yendo a su cabello para peinarlo
o al menos hacer un intento de ello.
—No entiendo.
—¿Qué es un Cheskar?
—Es un brujo. El brujo mayor. —Greta mostró una sonrisa feliz. —El
brujo más poderoso, y sé que usted no es malo. Eso me hace tan feliz,
Señor...
—¿Por qué debo ser yo el brujo mayor? —Jungkook pareció triste con
aquello. —¿Por qué no solo soy un Omega?
—Padre o Madre, uno de los dos fue defectuoso.
Jungkook cerró los ojos: —No comprendo. Yo no debí nacer, los brujos no
pueden tener bebés.
—¿Qué quieres decir? Mi madre era una bruja. Hizo un hechizo para
embarazarse, murió al tenerme...
—Pero de hacerlo con aquel libro, aquel libro malo que quemé...
—Pero eso no tiene sentido, Suji me lo dijo, mi madre era una bruja que no
podía concebir, ella uso un hechizo. —Explicó con rapidez. —M-Mi padre
era una Alfa, ella quería...
—S-Si. —Asintió Jungkook. —Mi embarazo más largo han sido solo unos
meses... Algunas veces ni siquiera podía quedar embarazado.
—Entonces tal vez usted pueda concebirlos con su Alfa por ser mitad
Omega, pero algo complica las cosas en el camino y causa tales perdidas...
¿Qué podría ser? ¿Tal vez su cuerpo no lo resiste? Tal vez no es lo
suficientemente fuerte. No veo otro inconveniente.
—Quiere decir... —Habló Kino con voz rasposa y gruesa. —Que a veces
hay que buscar la felicidad del otro en lugar de la tuya y no ser egoísta....
Como por ejemplo, dejar dormir a tu Alfa.
Greta ensanchó una sonrisa y cerró sus ojos, susurrando unas disculpas y
un "Buenas noches". Jungkook nunca había escuchado hablar a Kino,
estaba seguro, y estaba muy avergonzado por interrumpir su sueño, así que
durmió también. Temprano, incluso antes de que el sol iluminara
totalmente el cielo Jungkook despertó a Greta y le pidió que lo llevará de
nuevo al bosque. A ella solo le bastó con abrir la puerta para el, y cuando
Jungkook agradeció por todo y salió pudo verse en el bosque, más no la
casa acogedora de Greta.
—Mi madre.
—Oh...
Jungkook se molestó cuando la tigresa ni siquiera se molestó en negarlo,
sus mejillas tornándose de un rojo leve por la rabia.
—¿A qué? —Jungkook exhaló y negó, parpadeando con fuerza. —¿A qué
exactamente? ¿En qué más mentiste? ¿Si quiera algo de la historia es real?
—Jungkook, escúchame...
En todo aquel año nunca había estado tan cerca del castillo, sin embargo
ahí estaba, en el lugar que Taehyung y el habían compartido recuerdos
preciosos... Que masoquista, que Omega más tonto. Se dejó caer de rodillas
a un lado del río congelado, soltando pequeñas lágrimas que hacían sentir
su rostro tan frío como la nieve. Era definitivamente el diciembre más
solitario de todos y no iba a negarlo. Quería maldecir al aire y al cielo.
Quería preguntarle a aquel que jugaba con el destino que demonios estaba
haciendo con su vida, pero ni siquiera pudo sollozar cuando escucho pasos
acercándose a él.
—H-Hoseok.
—Hola, Jungkook.
—No te acerques. —Pidió Jungkook con voz suave, dando pasos ciegos
tras él. —Por favor, M-Mantén tu distancia conmigo y...
Jungkook miró sus manos atrapadas entre las del Alfa, sintiendolas
extrañamente cálidas sobre las suyas. El Omega apretó los labios y se
liberó del agarre, cruzando sus brazos sobre su pecho y abrazándose a sí
mismo. Miró a Hoseok quitarse la capa, entonces carraspeó.
—¿Por qué sigues aquí? Sabes bien que Taehyung podría verte.
—Y-Yo... No.
—¿Quieres que caze algo para ti? —Preguntó el mayor con ojos pispiretos
y una sonrisa. —Podría hacerlo y así hablaríamos de lo que quieras. Seguro
estás hambriento.
Jungkook sintió su estómago revolcarse en la miseria de no tener nada que
lo llenara, pero aún así negó.
—Estoy bien.
Jungkook asintió.
—Ya lo sabes.
—No, está bien. —Jungkook rodó los ojos y negó. —No hiciste nada
realmente malo, tú solo me ayudaste, pero querías cosas que yo no podía
darte, así que...
—Nunca quise actuar como un salvaje que exigía algo. Estaba ciego,
Jungkook.
—¿Qué?
—¿Por qué?
—¡Por que no eres Kim Taehyung! —Gritó Jungkook con rabia, dejándose
caer de rodillas en la nieve lentamente, lamentándose de los último
momentos de su vida. —¿Por qué te besé? No eres él. —Gimoteó. —No
eres él... ¿Por qué me tocaste así? —Lloró mirando la nieve y acariciando
sus brazos con detenimiento. —¡No puedes tocarme así!
—¡Si, eso debí hacer desde un principio! ¡Ni siquiera el abandono te saca a
ese maldito Alfa de la cabeza! —Gritó Hoseok furioso, peinando su cabello
hacia atrás. —¡El no te quiere!
—¡Entonces vete al infierno! —Gritó Hoseok con rabia. —¡Me iré a Kusan
y nunca más vendré por ti! ¡Te arrepentirás de no haberme elegido!
Kim Taehyung vestía de blanco, sus botas y su capa siendo las únicas
prendas negras que vestía, mucho más lejos de él estaba su caballo. Su
cabello rubio estaba lo suficientemente largo como para rozar su cuello y
su barba que no solía estar presente nunca cubría parte de su rostro. Lucía
descuidado y sucio, sus ojos estaban rojizos tal vez por llorar y sus labios
estaban fruncidos en una línea recta y reseca. Jungkook nunca lo había
visto de aquella manera, incluso sintió algo de lastima punzar su pecho.
Balbuceó un poco, pero el Omega decidió no decir nada. En todo caso
¿Qué podía decir? Solo podía guardar silencio. Ambos lo hicieron. Y en
esos momentos silenciosos ambos no dejaron de mirarse de arriba a abajo,
muy quietos, terminando por verse directamente a los ojos. Jungkook sentía
su mirada como un puñal en el pecho, fue entonces cuando perdió el aire y
tuvo que abrir la boca para inhalar profundamente. Se sintió mareado y
desubicado, sus manos temblorosas fueron hasta su pecho y lo palparon
como si eso pudiera hacerlo retener algo de aire. Era él, era Kim Taehyung.
Era su Alfa, era su Rey.
—¿C-Cómo puedes ser tan cínico? —Balbuceó y parpadeó para apartar las
lágrimas que no dejaban de salir.
Jungkook casi ríe en amargura, apretando sus dientes con tanta fuerza que
creyó poder romperse algo.
—Lo sé.
—¡No, no lo sabes!
—Jungkook...
—¡Un año, maldita sea! ¡Me dejaste tirado en medio de la nada! ¡Solo! —
Gritó con fuerza, desgarrando su garganta. —¡Sufriendo, llorando y
rogando porque volvieras!
Taehyung miró los ojos oscuros del Omega e hizo una profunda mueca de
disculpas.
—Di algo. —Exigió Jungkook entre dientes. —Defiéndete, ¡Di algo! —La
voz del Omega se quebró en llanto entonces al no obtener lo que quería. —
¡Eres un cobarde! ¿Cómo pudiste hacerme todo lo que me hiciste?
Su aroma amargo lo abrazó incluso más que la fría brisa de invierno, sus
brazos lo sostuvieron más que sus propias piernas, y su cercanía fue todo lo
que Jungkook necesitó para sentirse de nuevo en el limbo de la locura y la
perdición.
Jungkook inhaló con fuerza el olor del Alfa y sollozó antes de subir la
mirada con temor a las palabras.
—¿Un plan?
—¿Qué?
—¡El castillo era su blanco, Jungkook! ¡No podía dejarte ahí esperando la
muerte!
—La muerte fue lo que más espere todo este tiempo, Kim Taehyung. Pero
eso a ti no te importó.
—Mientes.
—No lo hago.
Jungkook cerró los ojos cuando la nariz del Alfa acarició la suya, suspiró
mientras su aliento golpeaba sus labios y sus manos lo sostenían como si
fuera a caer. Y Jungkook sentía que iba a caer...Pero Taehyung fue quien
cayó frente a el, de rodillas justo frente al Omega.
Las manos del Alfa apretaron la espalda baja del Omega, sosteniéndolo con
firmeza y rígidez, dejándolo casi platado en su lugar. Jungkook lloró junto
con él, sus lobos sintiéndose realmente decaídos ante toda la situación que
venían arrastrando desde hacía ya un año atrás. Jungkook negó, su rostro
caliente al igual que sus lágrimas.
—Por favor perdóname, por favor perdóname, Jungkook. —El Alfa tomó
una de las manos que reposaban en su cabeza y la llevó a su mejilla,
cerrando los ojos y derramando lágrimas. —Perdóname por tanta angustia
y dolor, perdóname por haber callado, lo siento muchísimo, yo nunca lo
hice para lastimarte, lo juro.
—¡Ella no era más que una distracción! —Espetó el Alfa con la respiración
inestable, pareciendo desesperado. —¡Sé que la viste y sé que tú la
mataste! ¡Pero no me importa, ella no era más que una distracción para
protegerte!
—No me importa estar de rodillas por ti mil años si eso significa tu perdón.
Te amo, Jungkook.
—Y-Yo también, pero... —Jungkook cubrió sus ojos y sus labios formaron
un puchero. —Levántate, por favor. Por favor.
Jungkook dió un paso más cerca de él y tendió sus manos hasta su rostro,
limpiando las lágrimas del mayor y sintiendo la textura de su barba bajo sus
palmas. Quebrándose aún cuando quería demostrar su rabia que poco a
poco se esfumaba.
—¿Cuál es la tuya?
—Te odio. —Musitó Jungkook entre besos. —Te odio, Kim Taehyung.
Jungkook suspiró sintiendo los labios urgentes sobre los suyos, empujando
y tirando de sus labios rosados con sus dientes, su lengua empujando dentro
de la boca nada ajena para explorar lo que tan bien conocía. Y no le
sorprendió sentirse acogido al darse cuanta de que Taehyung tuviera el
mismo sabor a vida y fuerza. Jadeó cuando el mayor tiró con sus dientes de
su labio inferior hacia arriba, besando su nariz después y bajando a su
barbilla para morder suavemente. Jungkook lo tomó de las mejillas y lo
besó con pasión, llevado por el sentimiento de amor renaciente en su pecho
y las ganas de borrar los rastros de Jung Hoseok de sus labios.
—¿Por qué tardaste tanto? —Sollozó el menor. —¿Por qué me abandonaste
tanto tiempo?
Jungkook se agitaba con cada estocada fuerte y corta, gimiendo una y otra
vez mientras Taehyung hundía sus colmillos en su marca y bebía de su
sangre, reforzando en lazo que tambaleaba siempre entre romperse o
permanecer.
Taehyung casi ríe, pues había olvidado ya las ocurrencias del menor. Pero
todas venían a su mente en aquel momento.
—Si, escurre.
—Y duele.
—¿Lo hace?
—¿Y qué?
—Lo besé.
—Entiendo.
Jungkook pudo sentir las lágrimas picar sus ojos, y con la mano temblorosa
tocó el dorso de la del Alfa. Ambos se miraron con tristeza y Jungkook
habló.
El Alfa asintió casi forzado, sabiendo que aquellos quedaría por siempre en
su memoria.
Taehyung apretó los labios y asintió, limpiando las lágrimas del pelinegro y
ayudándolo a levantarse.
El Omega asintió: —Si. Hay muchas cosas que tengo que decirte.
Jungkook soltó las manos de Taehyung cuando este fue en busca del
caballo, volviendo un poco después y ayudándolo a subir. Solo que el
caballo no pareció cómodo con él y comenzó a moverse de manera brusca.
Jungkook se sujetó con fuerza de las riendas y miró a Taehyung asustado,
el cual trataba de calmar al caballo.
Mientras, una mujer sonreía en la lejanía, cerrando sus puños con fuerza
para controlar su magia y marchando de inmediato entre los árboles del
helado bosque.
❝Cuarentayseis❞
The only exception — Paramore.
—¿Jungkook?
Jungkook parpadeó mirando los ojos azules y tomó una larga inhalación,
haciendo una nueva mueca y luego otra porque sus labios agrietados
lograron romperse levemente en un ardor molesto.
—Mareado...
Taehyung asintió y miró a otro lado, hablando con alguien que Jungkook
no se molestó en ver.
—Si, Majestad.
Los ojos azulados volvieron al Omega, mirándolo observar a su alrededor
sin moverse ni un poco. Taehyung intentó sonar algo más que serio,
tratando incluso de pintar una muy, muy pequeña sonrisa en sus labios.
—¿Dos días?
—Dos días.
—Feliz cumpleaños.
—Si.
—Yo no dejaría de amarte nunca, sin importar qué pasará en el futuro, eso
puedes tenerlo por seguro.
Kim Taehyung pareció helado ante la pregunta, cosa que lo hizo distraerse
con el cabello del Omega por no saber que responder.
—TaeTae...
—¿Si?
—Apestas. —Musitó, riendo levemente al sentir la lengua ajena barrer su
mejilla. —Apestas mucho.
—¿Qué te hace creer que tú no? —Taehyung acercó sus labios a la oreja
del pelinegro y susurró. —Hueles a culo.
—¿Cómo se supone que huele uno? ¿Cómo tú? Quítate, seguro no te bañas
hace meses.
El Omega echó su cabeza hacia atrás y Taehyung bajó la suya para verlo a
los ojos, sus manos acariciando el estómago plano de Jungkook con
suavidad.
—¡Tu olor a culo! ¡Porque vaya, no pudiste oler a otra cosa, lo juro! ¿Ves
que bien te sienta un baño?
—¿Y Suji?
—¿Quién?
—¿Ah, si?
—Si.
—Oh, lo dije. —Recordó Jungkook para luego fruncir el ceño. —¿Qué era?
El Omega miró a la nada unos segundos. ¿Qué tenía para contar? ¿Qué, qué
era? Nada, no recordaba. En realidad recordaba muy poco si pensaba en el
pasado. Todo se veía tan borroso como si lo mirara y escuchara bajo el
agua...
—Olvídalo.
—Claro. Yo.
—¿Qué sucede?
—Casémonos.
~•~•~
Una de las tantas mujeres Beta en el castillo corrió por el largo pasillo,
respirando de manera irregular y tropezándose un par de veces. Al llegar a
la puerta que buscaba la empujó sin dudar, entrando de inmediato al
escándalo que se formaba dentro. Habían tela en el suelo, joyas y agujas
peligrosas. Unas diez Betas se movían rápido, arrodillándose en el suelo
para reparar detalles de vestuario y otras intentaban no pincharse los dedos.
—¡Pero como nos hace esto el Rey! —Espetó una desesperada pelinegra.
—¡Esto es culpa de ese Omega! —Gritó la recién llegada con rabia. —No
sale de su habitación en tantos meses y le da el antojo de una boda.
—¿Tú que sabes si fue él? —Preguntó una castaña limpiando la sangre de
su dedo pinchado. —Si las órdenes las dió Jiyook.
—¿Mal? Solo digo la verdad. Desde que llegó aquí se cree superior que
nosotras.
—Deja de hablar mal de Omega real. —Regañó la mayor de las Betas, una
que llevaba unad cuantas canas en la cabeza. —Si bien sabes que es
caprichoso ¿Qué te hace crees que no se encaprichara con que te echen del
castillo si te escucha? O que el Rey te ahorque.
—Me gustarían las manos del Rey sobre mi. —Aceptó ella curvando una
sonrisa.
El guardia asintió con media sonrisa, pues el Alfa le había dicho lo mismo,
con otras palabras y algo de amenaza, pero de igual modo lo mismo.
—¡Señora Jiyook!
Jungkook corrió, evitando el contacto con todas las personas que cargaban
flores, platos y telas. Dió vueltas y cruzó pasillos, buscando con esmero la
capilla real. Sonrió cuando llegó hasta ella, empujando las puertas y
deteniéndose al ver a Kim Taehyung parado al final del pasillo, sobre los
escalones que llevaban hasta el lugar del sacerdote, el cual también
esperaba ahí de pie. Su Alfa se había quitado la barba, incluso se había
cortado el cabello, este estando húmedo y peinado hacia atrás, dejando ver
su rostro en su totalidad. Y aunque si ropa era la que usualmente usaría
para un día cualquiera a Jungkook le pareció más que precioso.
—Aquí estoy. —Exhaló el Omega con una sonrisa radiante. —Que guapo
te ves. —Le dijo comenzando a dar pasos en el pasillo.
—¡Jungkook, detente!
—Apenas es medio día, además ¡Una boda se planea con tiempo! ¡No se
casan de un día para otro!
—¿Qué yo qué?
—¡Si, Nana, por favor! Así perdonaré que me dejaras solo en el bosque.
Jiyook hizo una mueca, pues Jungkook seguía insistiendo con que ella lo
había abandonado en medio de su destierro al bosque. Al parecer el golpe
le había afectado mucho a Jungkook. Taehyung curvó una sonrisa cuando
Jungkook tiró de Jiyook hasta sentarla en uno de los tantos bancos,
haciéndola callar con un beso en la mejilla antes de correr a su dirección. El
Omega tomó a Taehyung de las manos y miró a la mujer, sus ojos brillantes
de alegría. Jiyook balbuceó, pero soltó un suspiro de resignación después.
—Cállese.
—¿Si?
—Te amo.
Jungkook se relamió los labios y apretó las manos que ya tomaba, su voz
temblorosa sin poder evitarlo.
—Pretendo estar contigo sin importar que o quién. —Susurró con un par de
lágrimas deslizándose por sus mejillas. —Y sin importar el tiempo o la
distancia, ni siquiera la muerte hará que mi amor por ti deje de existir, Kim
Taehyung. Te amo y quiero estar a tu lado por siempre.
El Alfa dejó de hablar cuando el Omega abrazó al Alfa del cuello y el rubio
se inclinó para besarlo, su lengua empujando contra la boca del menor
mientras él lo aceptaba con pasión. El sacerdote no hizo más que verlos con
disgusto por tan poco respeto y pudor, estaban en público, en una capilla, y
no se daban un simple beso de matrimonio. Jungkook sonrió cuando ambos
se separaron y miró los ojos azulados con admiración, obteniendo el mismo
sentimiento por parte del Alfa.
~•~•~
—Omega Jungkook, corrí hasta casa solo para buscar esto. —La mujer
dejó el vaso sobre la mesa y se cruzó de brazos. —Solo porque no hay
nadie cerca que recién haya dado a luz, ¡Estoy congelada, la nieve persiste
hasta febrero! ¿O lo olvida?
Jungkook gruñó en voz baja y estiró sus manos hasta el tazón, olisqueando
por encima. ¡Estaba tibia la leche, que asco! ¿Cómo iba a tomarse la leche
del pecho de una mujer desconocida? ¡Taehyung iba a nalguearlo por hacer
algo tan asqueroso! Aunque estaba seguro que sería lo menos preocupante
de ahí en adelante. Así que con valor se pellizcó la nariz y empinó el tazón,
bebiendo grandes tragos en los que la leche y la sandía se colaron en su
boca y se deslizaron obligados por su garganta. Después de unos tragos no
pudo beber más, se le hizo repulsivo. Entonces dejó el tazón en la mesa y
sacó la lengua.
—¿Y que has comido que te viniste en vómito, uhm? —Cuestionó el Alfa
moviéndose a la mesa y tomando el tazón con una mirada asqueada. —
¿Qué mierda es esto? ¿Leche y qué más? ¿Por qué huele así de raro?
—Por nada.
—No para mi, aclara mi ignorancia, por favor. —Casi exigió el mayor
posando sus manos en sus caderas.
Y Jungkook se culpó por pensar que era el hombre más sensual de todo el
mundo en aquellos momentos críticos. Jiyook tomó una respiración y
frunció los labios.
—¿Y eso que mierda tiene que ver? —Casi espeta Taehyung.
—Que me dijeron que eso significa que es un niño. Vamos a tener un niño,
Tae.
El Alfa inhaló con fuerza y llevó sus manos a su rostro, frotandolo con
rabia y una desesperante lentitud. Jungkook se cruzó de brazos y lo miró
murmuras entre dientes cosas inentendibles mientras que Jiyook daba un
par de pasos atrás temerosa de lo que ocurriría. Jungkook en cambio se
mantuvo tranquilo con aquella situación, como si no le sorprendiera nada la
reacción de su Alfa. Puso mala cara cuando Taehyung lo tomó del brazo e
intentó llevárselo, esto siendo impedido por los forcejeos de Jungkook.
—Vate a la cama, voy a traer Génebra.
—Cállate, Jiyook. —Ordenó el mayor sin dejar de ver los ojos del Omega.
—Dime ¿Qué diferencia hay entre que yo lo mate ahora a que lo pierdas a
los cuatro o cinco meses? —Jungkook no respondió a sus preguntas. —
Dime, Jungkook ¿Por qué quieres seguir con esto cuando sabes que va a
terminar mal?
—¡Yo soy tu Alfa y soy el maldito Rey de Seoul, Jungkook! ¡Aquí el que
manda soy yo! —Su mano golpeó con fuerza el tazón de leche arrojándolo
al suelo y haciéndolo quebrar. —¡Obedéceme o atente a las consecuencias
de tu rebeldía!
Taehyung se quitó las manos del Omega del rostro como si las palabras de
su esposo fueran la mayor traición de su vida, retrocediendo.
~•~•~
—¿Qué?
—Tengo pereza.
—Ah. —Jungkook abrió los ojos cuando Taehyung tomó sus manos y tiró
de ellas para sentarlo en la cama.
—Si, es que...
—¿Cómo se ha sentido?
—Cansado.
—Se pondrá más cansado, pero por favor siga mis consejos. ¿Se mueve el
bebé?
—Lo intento.
—Debería.
Ahg, pero que odiosa. ¿No pudieron elegir otra partera para él? La mujer lo
miraba como si todo en el estuviera mal y Jungkook no entendía cómo
podría tolerarla más tiempo.
—Cuando el bebé nazca le daré de mi pecho para alimentarlo bien, usted
aún permanece muy delgado y no creo que esté en condiciones de hacerlo.
—¿Qué le divierte?
—No creo que comprenda que las familias importantes mantienen a una
Nana que se encarga de sus hijos.
—Desde la primera vez que vine aquí supuse eso, yo lo traeré al mundo.
—Si.
—Es tu asunto.
—Que grosero de tu parte. —Se quejo Jungkook, pero sonrió luego. —¿Me
acompañas a un lugar?
—Estaré ocupado.
—Sígueme, TaeTae.
—¡Sorpresa!
—Harán otra para cuando este pequeño, una pequeña que lo pueda acunar.
—Jungkook se acarició la panza y sonrió. —Ah, y mira esto.
—A ver si no es incómoda.
—¿Qué?
—Anda, dile.
—No.
~•~•~
Park Sowon jadeó mientras era empujada contra la pared, una mano
ahorcándola sin titubeos mientras poco a poco perdía el aire.
La mujer sacó la lengua e intentó con todas sus fuerzas tomar aire, esto en
vano totalmente. El Alfa rubio se inclinó hacia su oreja, musitando:
—Si a mi bebé o a mi Omega les pasa algo puedes jurar que quedarás
irreconocible cuando te mate.
Kim Taehyung siempre tenía el control, eso era lo que mantenía su mundo
estable. Las situaciones que no podía mantener bajo su control solían
ponerlo furioso y desesperado, porque era un total maníaco con el control.
Las veces que Jungkook estuvo embarazado se sentía frustrado, porque el
no podía controlar un embarazo, mucho menos lo que vendría después de
eso; Un bebé. Sin emabargo se sintió peor cuando Jungkook perdió a un
bebé tras otro, porque Jungkook estaba muy triste y nada, absolutamente
nada podía ocupar el lugar de sus bebés fallecidas, ni siquiera él. No tenía
el control de la felicidad de su Omega, mucho menos de las cosas que eran
primordiales para él, y eso le alteraba los nervios. Nunca entendió, ¿Por
qué un bebé es importante? Solo es un niño, uno que tendría que atender
día y noche hasta que pueda cuidarse por sí mismo. ¿Por qué eso tenía
sentido? ¿Por qué era tan importante para Jungkook? Nunca entendió, y
nunca quiso entender. El no quería ser papá, ¿Cómo iba a ser papá? Nunca
tuvo un buen padre, el no sería buen padre. ¿Qué haría cuando una pequeña
persona lo mirara al rostro y lo llamara "padre"? ¿Qué se suponía que iba a
hacer?
En medio de sus pensamientos solo tenía un deseo; Volver a los días en los
que Jungkook no estaba a punto de dar a luz. Pero no podía retroceder el
tiempo y nada lo ponía más nervioso.
—¿Por qué está callado? —Musitó el Alfa mirando a la partera que hacía a
Jungkook abrir las piernas.
—Nada. Puja.
Jungkook tomó aire y obedeció, pujando no más que cinco segundos antes
de exhalar y rendirse sobre su almohada, estando muy cansado. La anciana
mujer hizo una mueca.
Ella miró por sobre su hombro al Alfa, arqueando una de sus cejas.
—Once.
—De igual modo quiero que lo trate de buena gana, casi con cariño ¿Bien?
—Váyase.
—¿Qué?
Jungkook formó un puchero sin poder evitarlo, llevando sus manos a sus
ojos cerrados para cubrirlos antes de comenzar a llorar en voz alta, sin
importar quien lo llegara a escuchar. A Kim Taehyung se le rompió el
corazón, como solo Jungkook podía romperselo. La mujer miró al Alfa y
este le indicó que se fuera de inmediato. ¿Cómo se le ocurría decir aquello?
Si bien ella desconocía totalmente las pérdidas del Omega era un muy mal
comentario en una situación como aquella. Taehyung cerró la puerta y miró
a la cama con pena, caminando hasta esta para sentarse a un lado de
Jungkook, tendiendo su mano para acariciar su húmedo cabello. Se dió
cuenta de que sus propias manos temblaban y que su corazón palpitaba
rápido, muy rápido. Se dió cuanta de lo asustado que estaba y de lo
inseguro que se sentía por primera vez en muchísimos años. Ni siquiera
dejar a Jungkook lo hizo sentir de aquella manera y no lograba comprender.
Jungkook alejó sus manos de su rostro y miró a Taehyung con ojos
grisáceos. Se habían tornado de aquel color hacía ya unos días, algo que
causaba el embarazo en las parejas de Alfa y Omega. Jungkook había
obtenido ojos grisáceos y Taehyung había obtenido una espalda llena de
pecas.
—Taehyung...
Ah, pero claro que recordaba. ¿Cómo no iba a recordar a que se refería su
Omega?
Era una noche de los principios de octubre, la segunda noche del mes en
realidad. Jungkook había sentido la ausencia en la cama y el frío que se
colaba por el balcón así que eso interrumpió su profundo sueño. Al bajar
de la cama pudo divisar a Taehyung fuera de la habitación, recibiendo
todo el frío de la noche en el balcón, completamente desnudo como de
costumbre cuando era de noche. El Omega se levantó descalzo y con el frío
en los huesos, caminando en medio de temblores de su cuerpo y
abrazándose a sí mismo hasta llegar a estar tras el rubio. Sus manos
tocaron la espalda fría, no causándole ninguna sorpresa mientras la
acariciaba y paseaba hasta su cintura abrazándolo. Besó las pecas en la
espalda ancha y reposó su mejilla en ella, sintiendo muy cálido el cuerpo
de su esposo.
—¿Estás bien?
—No.
—Taehyung...
—¿Qué?
—Está a nada de nacer.
—Yo no estoy asustado. Estoy furioso, estoy furioso contigo, conmigo y con
esa cosa que llevas ahí dentro. —Señaló la panza cubierta de Jungkook.
—¿Y por qué no dejas toda esa furia de lado? Nuestro bebé solo necesita
amor.
—Amor. —Casi gruñe el ojiazul. —¿Qué amor, Jungkook? ¿El amor que
dejarás de tenerme para dárselo?
—¿Qué? —Jungkook abrió sus ojos de golpe e hizo una mueca. —¿De qué
hablas?
—¿Por el contrario qué? ¿Qué? —Jungkook miró al Alfa con pena cuando
pareció muy abrumado con la situación. —No me mientas, esto va...
Taehyung calló ante las palabras, rendido por las caricias que calmaban
los tan rápidos palpitos de su corazón. Cerró sus ojos y tragó duro,
completamente confundido.
—Y-Yo no puedo...
Taehyung miró los ojos grises con titubeo, acorralado por la sonrisa del
menor.
—Duele.
—¿Tú barriga?
—Pero si es verdad.
—Quiero dormir.
—Hay noches en las que no dormimos, imagina que es una de esas noches.
—Pues piensa que eso hacemos. —Simplificó el Alfa, haciendo una mueca
luego. —Solo...De una manera distinta, estamos... —Pensó un poco. —
Intentando que tu amor salga de tu panza ¿Eh?
Taehyung casi bufa después de lo que dijo y miró a Jiyook, quien le sonreía
con cariño. El Alfa suspiró.
—Yo creo que fue hermoso, después de todo Jungkook está dando a luz lo
que con tanto amor hicieron.
—¿Pero qué diablos? Oh, Jungkook, mira tus pies. —Taehyung se arrastró
hacia abajo y tocó los nombrados. —¿Te duelen?
—No solo sus pies. Todo él, mira sus piernas. —La mujer casi ríe. —Oh,
todo lo que no engordaste estos meses lo piensas engordar ahora ¿No? —
Le habló al Omega.
—Te amo, te amo, te amo. —Jungkook hizo una mueca mientras Taehyung
daba una lamida a su mejilla. —Te amo mucho. ¿Me amas también?
—Tae. —Se quejó Jungkook, antes de que el nombrado bajara los besos a
su cuello. —No me hagas cosquillas. —Musitó tensando su cuerpo de
nuevo. —No, por favor. Tae, no.
El Alfa mordió a penas su piel, una y otra vez como si fuera un ratón en
busca de un trozo de queso. A Jungkook le hacía cosquillas, entonces tal
vez se reiría y si lo hacía tal vez se olvidaría del color.
Jungkook apretó sus ojos y pujó, lo que debió ser una carcajada se
convirtió pronto en pequeños jadeos cansados y doloridos. Su frente
comenzó a sudar de nuevo y su cabeza dolió. No pudo respirar, de pronto
su cuerpo solo estaba decidido a estar muy tenso y tan rígido como una
roca.
—Para. —Jadeó cuando Taehyung hizo cosquillas bajo su oreja. —T-
Taehyung.
Jungkook no tenía las fuerzas para defenderse como antes del embarazo, en
aquel momento no podía simplemente empujarlo y hacer un juego de
luchas con él. La desesperación ante el dolor de su cuerpo y la asfixia que
lo llevaba a estar asustado lo llevaron a derramar un par de lágrimas.
—Ow...
—Eso no fue una risa, ¿En dónde está mi risa? Bueno, aquí voy de nuevo.
Taehyung se movió más arriba, mirando con terror la manta que cubría
parte inferior de Jungkook, justo de donde provenía aquel llanto. Aquel
llanto pastoso e infantil, aquel primer llanto de un bebé recién nacido.
Aquel primer llanto del que era su hijo. Miró a Jungkook y este lo miró
igual, ambas miradas sumergidas de emociones inexplicables, emociones
cuyas palabras no podían alcanzar.
—¿Hijo?
—Es un niño. —Asintió la pelinegra con una gran sonrisa, tirando de una
de las sábanas de la cama que estaba manchada y envolviendo algo que
Taehyung prefería no ver. —Estoy tan feliz, ¡Oh, pero si soy la abuela más
afortunada! Ya me voy, me voy a preparar algo de comer para ti, Jungkook.
—TaeTae.
Dejó ver unos labios pequeños y rosados, el superior siendo más grueso
que el inferior. Taehyung no pudo evitar ver su nariz, pensando sin querer
en como esta era parecida a la de Jungkook, con aquella curva que lo
difereciaba. Miró sus ojos, sus ojos cerrados y las pestañas largas que caían
sobre su piel blanquecina. Su piel, igual a la de Jungkook. Sus mejillas, oh
vaya...Eran grandes, pero aquel niño no aparentaba ser ni la mitad del bulto
de mantas que cargaba Jungkook. Taehyung tragó duro, su cuerpo dejando
de temblar y su corazón dejando de palpitar con rapidez. Toda su tensión
liberándose en una fina capa de sudor frío sobre su frente. Miró a Jungkook
cuando este lo hizo y apretó los labios.
—Mi niño, come lo que te traje. —Pidió con una suave sonrisa. —Te hará
estar muy fuerte y dispuesto para tu bebé. —Jiyook estiró sus brazos hacia
el y se inclinó. —Mientras puedo cargarlo...
—Es mejor cuando está dormido, ya verás que luego no querrá dormir
tanto y no te dejará hacer nada. Aprovecha este momento y come mucho.
—Que no. —Jungkook miró a Jiyook y se relamió los labios. —No creo
que... Se sienta cómodo en tus brazos.
—Es bueno que se acostumbre a otros brazos, de otro modo solo querrá los
tuyos. —Casi ríe la mujer tocando sus mejillas. —Y luego llorará, y llorará
por los brazos de su madre.
—No importa.
—Ah, que terco. —Jiyook lo señaló aún sonriete. —Luego no digas que
esta anciana te lo dijo. ¿Puedo sentarme contigo y verlo un rato dormir?
Jiyook sabía que los Omegas no funcionaban igual que los Betas. Porque
aunque cualquier madre estaría sensible con su bebé, los Omegas estaban al
extremo de sensibles. Lo entendía y lo respetaba, aún más tratándose de
Jungkook, así que estaría conforme con cualquier decisión que tomara en
cuanto a su espacio y su bebé. El pelinegro miró a Jiyook con inseguridad,
pero asintió a penas, dejándola sentarse a su lado. Estuvieron solo un par de
minutos ahí mirando al bebé antes de que Taehyung interrumpiera el
momento, pareciendo algo incómodo.
—Ash, ¿Por qué debe traerla ella? —Se quejó Jungkook mirando de mala
gana a Jiyook. —¿Por qué no la trajiste tú? No quiero que entren aquí, no
quiero.
Jungkook juntó sus dedos como si sostuviera algo entre ellos y los acercó a
su nariz, mirando a Jiyook como si no lo entendiera.
—Su olor va a estar en todos lados. Su olor, Jiyook. Ya tu olor está aquí y
es demasiado, no quiero más de eso aquí o mi bebé va a estar mal.
—No dije aroma, dije olor. —Jungkook rodó los ojos y miró a su hijo
bufando suavemente. —Su maldito mal olor se va a quedar por aquí y no lo
voy a tolerar.
—Mi bebé no va a oler eso. —Alzó la voz mirando al Alfa con molestia. —
¡Así que ve a buscarla tú mismo!
—Bueno, nadie va a entrar con nada. Me voy con mi mal olor ¿Bien? —Le
dijo a Jungkook mientras este la ignoraba. —Pero cómete la comida
mientras traigo la cuna.
Jiyook se limitó a irse, cerrando la puerta tan rápido como la abría. Kim
Taehyung se cruzó de brazos, mirando a Jungkook de mala gana.
—Tu camisa.
—¿Por qué?
—Déjame cargarlo.
—É-El es realmente pequeño, no c-creo que sepas como tomarlo. Creo que
solo yo sé hacerlo.
—No quiero.
Jungkook balbuceó sin poder decir nada, sus ojos yendo de su hijo a su
Alfa un par de veces. Sus manos temblorosas se movieron bajo el cuerpo y
las mantas del bebé, tratando de sostenerlo con ellas para así dárselo al
rubio que esperaba. Jungkook tragó duro y se ayudó de su cuerpo para
acercárselo al pecho casi titubeante, entrando en pánico cuando Taehyung
lo acunó en sus brazos sin problemas y su cachorro ya no necesitó de él
para que lo cargara.
Entonces sus ojos se llenaron de lágrimas, sus manos cubrieron sus mejillas
y las gotas comenzaron a caer de sus ojos. Su bebé sintiendo como lo
habían movido de una calidez ya conocida a otra distinta comenzó a soltar
quejidos pequeños que terminaron en un llanto. Jungkook tomó el brazo de
Taehyung y lo pellizcó con su dedos levemente, sus fuertes músculos
apenas viéndose afectados. Jungkook se apoyó de aquel brazo y sollozó
como si ocurriera una tragedia, limpiando sus mejillas con sus manos.
—Es llorón.
—¿Y eso?
—¿Eh? —Jiyook miró el interior y sonrió. —Es el león que hizo Jungkook
para el bebé. No se parece mucho, pero eso es.
—Si, adelante.
—Hay que vestirlo, hace frío. —Dijo ella con una sonrisa. —¿Quieres que
te enseñe cómo?
Taehyung miró al niño removerse y boquear como un pez fuera del agua,
buscando su punto de alimento sin lograrlo y finalmente comenzando a
llorar. Jungkook estuvo a punto de levantarlo, pero Jiyook lo detuvo.
—Se cagó.
—¿Así? —Taehyung tomó a su bebé de los tobillos con una sola mano y
los alzó no muy cuidadosamente.
—Oye, Tae. —Su mano acercó el rollo de manta a su rostro. —¿A qué
huele?
—Y ahora esto se dobla aquí. —Dijo ella llevado la tela bajo el trasero del
niño sobre su entrepierna.
—Se caerá solo en unos días. —Aseguró Jiyook cubriéndolo con el pañal
de tela. —Ahora estos extremos de aquí los atamos con cuidado de no
apretarlo.
La bata era pequeña y azul, muy simple y linda, así que Jungkook la
acarició entre sus dedos antes de ponersela a su hijo con ayuda de su Nana.
Al parecer los bebés no tenían un buen control de sus cuerpos y su cabeza
era lo más difícil de controlar, así que tuvieron mucho cuidado de no
lastimarlo y no moverlo demasíado hasta que estuvo vestido. Luego Jiyook
tendió otra manta blanquecina en la cama, pidiendo a Jungkook que
recostara al bebé llorón en el medio y lo enseñó a envolverlo.
—Les deseo lo mismo, pero yo dudo que ocurra. —Casi ríe ella saliendo de
la habitación. —Los amo.
—No lo sé. —Confesó Jungkook sin dejar de ver a su hijo. —Creo que
hasta que ya no quiera.
—¿Te decepciona?
Toco un poco, dando un tipo de apretón. Lo que antes era un pecho plano
se había convertido en un par de pechos sobresalientes, como los de
cualquier Alfa fornido, solo que suaves, esponjosos y menos grandes.
Había escuchado a Jungkook quejarse por ellos bastante tiempo, diciendo
que parecían de mujer. Y aunque Taehyung le repetía que no era así al Alfa
más bien le daba gracia, porque si parecían de mujer, solo mucho más
planos. Eran pequeños sacos suaves llenos de leche, ¿Para qué quejarse
tanto?
—¿Por qué creería eso? Su vida gira entorno a ello. Comer, dormir, dormir,
comer... Que vida más sencilla.
—¿Qué pasó?
~•~•~
—No quiere. —Jungkook sorbió su nariz y miró al niño que mecía entre
sus brazos con desespero. —Además su barriguita está tensa. Lo siento, no
sé que hacer.
Jungkook estaba agotado, y aquella palabra era muy poca para su sentir.
Estaba dolorido, había pasado la mayor parte de la noche sobre su
retaguardia maltratada, sus brazos tenían calambres por tanto cargar y
mecer a un bebé y no había dormido lo suficiente. El niño no quería comer,
lo había dejado claro todas las veces que Jungkook había intentado que lo
hiciera con gritos molestos. El Omega se había empezado a preocupar, pues
el bebé comenzaba a soltar pequeñas lágrimas y su llanto no había cesado
ni un segundo.
El Alfa dió tres palmadas no muy suaves en la espalda del niño y enseguida
el mismo soltó un eructo. El llanto se detuvo unos segundos y luego
comenzó a llorar de nuevo. Jungkook parpadeó y miró al Alfa y su bebé.
—Hazlo de nuevo.
—Oh, p-pero... ¿Cómo no supe que eso era? —Jungkook se tocó las
mejillas y cerró los ojos. —Eran gases.
—Jungkook, no creo que sea bueno si los dos lloran. —Taehyung rodó los
ojos. —Después de todo yo soy su padre y tampoco sabía. ¿O no?
—Oh, por una... —Cerró la boca y volvió a hablar. —Ahora está más que
seguro que es mío.
—¿Qué? —Jungkook quitó las manos de sus ojos y miró al niño con
impresión. —¡Oh, vaya! TaeTae...
—Mira nada más esos ojos. —Taehyung sintió su pecho inflarse. —¿De
dónde los has sacado, niño?
—¿En qué?
~•~•~
Jungkook dormía medio recostado sobre sus almohadas, sus brazos juntos
acunando al bebé que también parecía dormir tranquilamente mientras que
Taehyung estaba a su lado, reposando sobre su pecho como el bebé y
abrazándolo de la cintura para mantenerlo cerca. Ambos cubiertos por sus
mantas y protegidos de la luz de la mañana por el dosel puesto a medias del
lado izquierdo. Jiyook sonrió y su respiración pareció ser más que
suficiente para que Jungkook abriera los ojos.
Jiyook se paseó por la habitación con pereza, buscando algo que limpiar
mientras el Omega del Rey dormía plácidamente en su cama; Boca abajo,
con las mantas sobre él de manera desordenado y un bebé a su lado que
también compartía su siesta y el cual era sostenido por una mano suave tras
su espalda. Jiyook miró bajo la cama, haciendo una mueca por las camisas
bajo ella caían de la cama de los Reyes. ¿No podía Jungkook tener un nido
más organizado? Lo dudaba. El Omega estaba perezoso, la mayoría del
tiempo.-para no decir que todo.-se mantenía en cama; Amamantando,
cambiando pañales o durmiendo, si no era que también estaba comiendo las
bandejas de comida que casi limpiaba con la lengua sin dejar rastro de
migas.
—Encenderé las velas ahora. —Dijo ella. —Así no habrá tanto frío.
Jiyook miró tras ella al Alfa que salía del baño, mojado y con una toalla en
su mano, secando su rubia cabellera empapada. Jiyook ni siquiera prestó
atención a su descarada desnudez, señaló el balcón y habló.
—Lo tengo.
—¿Uhm?
—Déjame dormir.
—En un momento.
—El bebé.
—¿Lo cuidarás?
—No.
—No.
Tomó al bebé desnudo y boca abajo, su brazo bajo el cuerpo del niño
mientras en su mano reposaba su mejilla, pareciendo un monito recostado
en una rama. Taehyung comenzó a caminar hacia el balo, visualizando a
Jungkook dentro de la tina con cara molesta. El Omega lo miró de tan mala
gana que parecía querer matarlo. Estiró sus manos y le quitó al bebé con
cuidado, acunándolo en sus brazos.
El pequeño movió sus piernas, sintiéndose asustado por el agua tibia que
tocaba su cuerpo y lo instó a llorar más. Taehyung miró como Jungkook lo
ayudaba a encontrar su pezón hasta que comenzó a alimentarse. Los
pequeños ojos azules miraron los de su madre mientras se tranquilizaba y
Jungkook acarició su mejilla rasguñada, hablándole con dulce voz melosa.
Taehyung apretó los labios, mirando al niño hacer una mueca mientras
Jungkook dejaba caer pequeñas gotas de agua de su mano a su cuello y
estómago mientras con su otro brazo lo mantenía a flote y apegado a su
cuerpo. Era una tierna escena, y no entendió porque imaginó a aquel
pequeño un poco más grande, corriendo por el césped hasta la cascada y
nadando con ellos dos.
—Te amo, mi amor. —Le dijo Jungkook a los infantiles ojos azulados. —
Muchísimo.
—¿Y Taesung?
—Uh-uh.
—¿Taeha?
—¿Por qué 'Tae'? —Casi bufa Taehyung. —¿Por qué no 'Kook'? Como
Minkook.
—Ese está muy feo. —Jungkook soltó una pequeña risa y acarició la
espalda de su bebé. —Mejor no. Piensa, ¿Qué nombre debería tener esta
carita?
~•~•~
Kim Taehyung sostuvo entre sus manos a su pequeño hijo, mirándolo a los
ojos azules fijamente mientras el hacía lo mismo. El Alfa sonrió cuando
este sacó la lengua y llevó sus puños a su boca, lamiéndolos. Se acercó al
pequeño rostro y besó las mejillas regordetas, logrando que el niño hiciera
sonidos de gorgojeos. La nariz del Alfa se movió por su rostro y luego a su
estómago, inhalando sobre su ropa y exhalando con relajación.
Jungkook salió del baño, frotando su cabello húmedo con sus manos y
sonriendo al ver al Alfa. El Omega vestía un albornoz blanco hasta los
tobillos y un par de gotas de agua se deslizaban por su cuello, había estado
remojando su cuerpo babeado y lleno de vómitos infantiles y leche materna
hacía ya un buen rato. Había pasado un tiempo desde que Jungkook no
tomaba un largo baño caliente, y por primera vez en dos meses se sintió
libre de estrés y relajado, solo el en su tina y el agua caliente. Pero ya había
pasado suficiente tiempo lejos de su bebé y de su Alfa, lo suficiente para
necesitar abrazarlos muy cerca de su pecho. El Omega se trepó a la cama,
estirando sus manos y quitándole con cuidado el bebé al Alfa, sonriendo al
rostro infantil con cariño.
—Oh, ven aquí, ven aquí, ven aquí. —Jungkook acunó al niño en sus
brazos y bajó su cabeza para besar su frente. —Te extrañé, deja que te ame
mucho. Si, deja que mamá te ame mucho, mucho, mucho.
—Espera.
—Sal al balcón.
—Si, si. —Asintieron ambas mujeres, cubriendo sus labios con sus manos.
—¡Que hermoso!
La mujer tragó duro y dió un paso atrás, sus mejillas tornándose de intenso
rojo y su cuello ardiendo. Jungkook la miro e hizo una mueca de disculpa.
—Lo siento. Solo no estamos cómodos con eso. —Jungkook miró a su hijo
y sonrió. —Solo no le tomes rabia a mi hijo por ello ¿Bien?
—¿Qué cosas?
—Cosas como sentir que algo va a suceder. —Jungkook miró los escalones
frente a el para no caer. —O las pesadillas.
—¡Majestad!
El guardia tomó aire, tragando duro y pasando su lengua sobre sus labios.
¿Por qué tuvieron que alejarse tanto del castillo? Pudieron rondar a su
alrededor. El Guardia miró a Jungkook mecer a su hijo, tratando de hablar
sin perder el aire.
—Él dijo algo de una importante reunión. —Dijo el Beta. —Los Alfas del
consejo están aquí y...
Los ojos del Beta se abrieron de par en par, porque definitivamente lo que
pasaba a lo lejos no debía estar pasando. Alguien vestido por completo de
negro había logrado cruzar el muro, y con valentía se dejaba caer de tantos
metros de alto. Todo mientras la persona más cercana al muro; Kim
Jungkook, le daba la espalda con su bebé en brazos, ajeno a la situación.
—¡Omega Jungkook, cuidado! —Lo señaló mientras con rapidez tomaba la
espada que colgaba de sus caderas.
El Omega se sacudió de susto y corrió lejos, o eso intentó, pues sus pies se
atascaban en la nieve y lo hacían lento, lo suficiente para notas que había
una segunda persona corriendo hacia él.
Jungkook ni siquiera notó en que momento el lobo rubio pasó por su lado,
solo supo que lo hizo caer de rodillas mientras el ladrido lobuno se elevaba.
Jungkook sintió unas manos a penas tocar su espalda, casi de inmediato el
Beta que tenían por guardias hizo uso de su espada, empuñando y
atravesando el estómago del Alfa intruso de un solo intento, haciéndolo
caer de espaldas mientras su sangre pintaba la blanca nieve.
Jungkook miró al niño que abrazaba con fuerza contra su pecho, revisando
que no estuviera herido, pero el niño solo estaba asustado.
Un cuerpo sin vida tras él y otro siendo atado de brazos y piernas por el
Beta, mientras se retorcía del dolor en el suelo, sangrando por la espalda.
Taehyung se acercó a el Omega en su forma lobuna, olfateándolo con
frenesí.
—E-Estoy bien, estoy bien. —Aseguró Jungkook tomando los pelos rubio
del cuello del lobo para mantenerlo cerca. —Estamos bien, E-Estamos
bien, TaeTae.
~•~•~
Jungkook se meció en la silla, mirando como se dormía al tomar su leche
con calma al fin. Al menos unas diez sirvientas lo rodeaban, mirando la
escena con ternura y preocupación, hablando y hablando sin parar.
—Merece el calabozo.
—Merece la muerte.
—Yo también. —Admitió Jungkook, sintiendo más paz que rabia al tener a
su familia segura. —Pero mi Alfa ya se encargará...
—Espero que el Rey lo mate. —Dijo otra mujer. —¡Y que lo deje bien
muerto!
—¿Qué hacen todas aquí? —La voz de Jiyook resonó en la habitación del
pequeño príncipe.
—¡Pero Jiyook...!
—No lo sé, Jungkook. —Jiyook negó entristecida. —Solo sé que eran dos
Alfas, y por lo que escuché venían del reino de Busan.
—M-Mi hijo...
Jiyook cerró los ojos con fuerza y suspiró. Su frente brillaba por el sudor y
sus mejillas parecían demasiado pálidas como para ser las mejillas de
Jiyook. Se veía enferma y triste. La sirvienta la miró con lamento y
acarició sus piernas antes de juntar sus manos tras su cuerpo.
—¡Yo soy tu bebé! ¡Yo soy tu bebé! —Lloró Taehyung, trepándose sobre
Jiyook y recostándose en su pecho. —¡Mamita, yo soy tu bebé! ¡Abrázame!
¡Yo soy tú bebé, solo yo!
Jiyook rodeó al niño con sua brazos y lloró unas últimas lágrimas,
sintiéndose realmente apoyada por el niño de seis años que había criado lo
mejor que podía. Hacía un tiempo que Taehyung no veía a su madre y
Jiyook era la única que estaba ahí, así que no era de extrañarse que el
niño se aferrara a la única figura materna que tenía en aquel infernal
castillo. Jiyook sabía que era suficiente lidiar con su cruel padre, así que
ella no sería la responsable de hacerlo llorar. Se silenció a si misma y
siseó para Taehyung, acariciando su cabello rubio y abrazándolo contra
su cuerpo. Poco a poco el niño se calmó.
—Ah, Kim Taehyung. Eres tan bueno. —Hipó la mujer, mirando como el
niño levantaba su mirada hacia ella. —Tienes un corazón tan bueno.
—No, yo más. Mucho, mucho más. —El niño sonrió contento, sintiéndose
girar por Jiyook para estar ambos sobre su costado.
—Solo a mi. —El niño casi amenaza con capricho, tocando el rostro de la
mujer. —¿Uhm?
—¿TaeTae?
Taehyung levantó la mirada hacia el Omega que abría los ojos con pereza y
curiosidad, mirándolo extrañado mientras acunaba a un niño dormido entre
sus brazos.
—No lloró.
Taehyung parecía muy ido de la situación, tal vez triste, pero con aquella
cara seria de siempre, algo más dura de lo normal. Jungkook estiró sus
manos hacia el niño, abriendo y cerrando para indicar que se lo diera.
—Ven, lo acomodaré.
—Me gusta como eres con él. —Admitió Taehyung. —Nunca dejes de ser
así con él.
—No quiero imaginar una vida sin Boocheon, TaeTae, así que por favor no
me hagas pensar en ello.
—No se trata de eso, se trata de que ahora podrías estar muerto y Boo
igual. Se trata de que ahora en adelante todo deberá cambiar.
—Pero, Taehyung...
—¿Qué? —Jungkook abrió sus ojos de par en par. —¿A Busan? ¿Con
quién?
—Solo.
—Tal vez.
—No lo sé, Jungkook. No tengo alianzas con su reino, quizá por ello me ve
como un reino enemigo.
—Eso es tonto, Taehyung. ¡Ah! ¿De verdad piensas enfrentarte a tu
Hyung? Porque eso estaría muy mal, son familia.
—No.
—Bien, Omma.
—Cállate. —Sonrió Jungkook. —Ahora ven a dormir.
~•~•~
—¡Feliz cumpleaños!
Taehyung sonrió cuando su hijo fue acercado a su rostro, los ojos azules
mirándolo con fijeza mientras su padre le sonreía.
—Ahora que estás anciano me gustaría decirte algo, ¿Me escuchas o grito?
—Siempre.
—¿Qué?
—¿Qué mirada?
—¿Que ocurre?
—¿Qué se siente saber que un pequeño Kim correra por ahí pronto? —
Preguntó Jungkook mirándolo a los ojos. —¿Te imaginas sus pequeños
pasos?
—¿Eh?
—Ja.
—Aquí me quedo.
~•~•~
Taehyung pensaba que la leche de teta era la solución para todos los llantos
de su hijo, y aunque no lo era tenía curiosidad. ¿Qué tan especial era la
leche de teta?
—A chocolate.
—Porque tengo curiosidad. ¿Por qué a los bebés le gusta tanto? —Preguntó
Taehyung. —Eh, Jungkook. ¿Por qué?
El Alfa sin rodeos quitó los botones de la camisa y dejó los pezones café al
descubierto, mirandolo como perladas gotas blancas salían a penas de ellos.
Taehyung inclinó su cabeza y pasó su lengua sobre el pezón izquierdo,
saboreando.
Se inclinó de nuevo, esta vez rodeando el pezón con sus labios y chupando
casi con descuido, tirando del pecho de Jungkook, a lo que el Omega jadeó
e hizo una mueca antes de seguir durmiendo. Kim Taehyung, con la boca
pronto llena se alejó, tragando la leche tibia y pensando con concentración.
Finalmente dijo:
~•~•~
—Así me siento.
—Jungkook.
—¡Kim Taehyung entraron! ¡Saltaron el muro una vez! ¡¿Qué te hace creer
que no lo harán de nuevo?!
—Reforzamos la seguridad.
—¡¿Por qué no entiendes que esto está mal?! ¡No puedes dejarnos! ¡Quizá
tu puedas defenderte bien, pero nosotros no! ¡¿Acaso quieres encontrarnos
muertos al volver?!
—TaeTae, perdón. —Jungkook se metió entre las piernas del Alfa y subió
su mirada, queriendo verlo a los ojos mientras Taehyung se mantenía
cabizbajo. —Tengo miedo. Es que no soy solo yo, sabes que ahora es más
que eso. Boocheon no puede estar sin su padre...
—No me manipules.
Jungkook cerró los ojos y suspiró, sintiendo la respiración del Alfa sobre su
rostro.
—Por favor, enfrentemos esto juntos. Podemos hacerlo juntos como una
familia. Estoy muy seguro de que tu hermano no nos hará daño cuando nos
vea, pero los atacantes que envíe no estarán mirándonos a través de tus
ojos. Por favor, Taehyung, dale un voto de confianza... —Suplicó.
—Haz tu maleta.
—Debo estar loco por darle un voto de confianza a ese maldito, Boocheon.
—El Alfa beso la cabeza de su hijo antes de posarlo sobre su hombro,
sintiendo como intentaba levantarse. —Si les pasa algo todo será mi
culpa...
—Min Yoongi, espero que pongas ese maldito corazón a sentir algo...De
otra forma voy a matarte sin importar que seas mi hermano. Lo juro.
❝Cincuentayuno❞
Charlotte Lawrence — Joke's on you.
El rubio Omega fue tomado del brazo con fuerza, siendo tirado del mismo
hasta que su cuerpo débil chocó de manera brusca contra el del Alfa. Hizo
una mueca con sus labios regordetos y se quejó en voz baja por el dolor en
su brazo, tratando de empujar lejos a su mayor para mantener su propio
espacio.
—Dije que tengo que irme. —Casi gime en molestia, desviando la mirada
mientras el rostro ajeno se inclinaba hacia el suyo.
—¿Tú Alfa? En tus sueños. Creo que todo esto se lo ha creado esa extraña
para jugar contigo.
—Min Yoongi, Min Yoongi. —Casi bufa Namjoon con desprecio. —Ni
siquiera lo conoces.
Para Jimin aquello había sido suficiente que escuchar. No necesitaba que
nadie le dijera cosas tan feas como aquella, tenía suficiente con su propio
subconsciente preguntándole cada tanto si alguna vez aquel sueño suyo se
haría realidad. Así que se dió media vuelta e intentó irse, no queriendo
seguir hablando con aquel Alfa en medio de la calle a altas horas de la
noche; No sería bueno para su imagen.
Una mano lo tomó nuevamente del brazo y tiró de él, haciéndolo suspirar
de frustración. Namjoon era un Alfa testarudo y todo debía ser como el
decía y cuando el lo decía sin excepciones desde que Jimin lo conocía. La
desventaja del Omega al no tener un Alfa en aquel momento era que no
tenía a nadie que golpeara a Namjoon cuando se le pasaba la mano con él.
—Por favor, Joon. —Pidió Jimin. —Déjame, tengo que volver a Busan.
—Hasta luego.
Su vida amorosa era patética; Por un lado estaba Min Yoongi, el hombre
que lo había enamorado sin siquiera haberse presentado ante él, el hombre
por el que se había estado preparando tantos años, pero que no sabía si lo
aceptaría. Y por otro lado estaba Namjoon, aquel con el que había
compartido muchas cosas, el que conseguía dulces para él cuando era un
niño, al que siempre admiró en silencio por ser valiente y arriesgado, pero
el cual Jimin no sabía si maduraría de una vez por todas y se dejaría de
juegos.
—¿Qué sucede?
—Yo no quiero ser una diversión, Namjoon. —Jimin apretó los labios y se
abrazó por el frío. —Yo quiero ser amado, que me besen con amor, no con
gracia.
—No, Namjoon.
—¿Cómo te llamas?
—Si, Namjoon.
—¿Por qué?
—No lo conoces.
Jungkook corrió tras él, temeroso de quedarse con el alto Alfa y por puro
impulso tomó el brazo del rubio, queriendo sostenerse de alguien que le
brindara seguridad. A pesar de que aquel hombre era un Omega, parecía
no tener miedo como Jungkook.
—No.
—Que estúpido.
—No soy rencoroso. —El mayor le guiñó el ojo y le obsequió una sonrisa.
—Solo te di una opción y no la tomaste. Es tu decisión.
—Si. Haste un favor y cuando veas a ese Min Yoongi no le des la cara. —
Namjoon elevó sus cejas. —Dale el culo, precioso.
—Lo haremos.
~•~•~
—¡Taehyung!
Jungkook pudo respirar cuando el ataque fue detenido y todas las armas
fueron bajadas. Inseguro, se mantuvo en su lugar, temiendo otro ataque
mientras Taehyung no lo parecía.
—¿Estás bien?
Tal vez eso podía explicar el olor a Omega que rondaba a Jungkook y se
colaba en sus fosas nasales. Fuerte y muy dulzón. Cómo si un Omega en
ese lugar quisiera dejar claro algo; Que ese no era el lugar de nadie más que
de él. Y eso llevaba los pensamientos de Jungkook a otra dirección. El olor
tan dulzón y dominante solo le decía algo y eso era que aquel Omega
estaba embarazado. ¿Podía ser el Omega de Min Yoongi? Porque no era
normal que otros Omegas u Alfas habitaran un castillo, al menos claro que
tuvieran alguna visita.
—¿Y ustedes?
—¿Nosotros?
—No.
Jungkook frunció el ceño igual que el confundido Alfa. Apretó los labios
cuando miró a su propio hijo e hizo una seña de desdén.
—Predigo cosas a veces, por intuición o que se yo. —Sabiendo que seguía
metiendo la pata se ocultó en una excusa tonta. —Pasó con Boocheon, dije
que sería un varón y aquí está. Supongo que me equivoqué.
—¿El olfato?
—Si, creí oler a un Omega muy fuerte, pero fue solo un momento, no me
hagas caso. —Para cambiar rotundamente el tema dijo. —Taehyung... Me
habló de ti. —Notando lo tenso que se había vuelto el Alfa continuó. —
Hace tiempo ya, estoy seguro de que no fuiste quien nos atacó, por eso
vine... A parte de querer conocerte. —Confesó.
—¿Por qué?
—¿Por qué siento que no lo dices por el sabor, Taehyung? Alfa lujurioso.
Poco después Jungkook pudo recordar. La luna roja estaba cerca, Taehyung
incluso toqueteó el pantalón de Jungkook y este tuvo que recordarle que
tras él estaba su hijo medio dormido, cuyo llanto lo hizo parar poco
después. Jungkook se metió entre las sabanas, mirando a su Alfa jugar y
hablar con su hijo, amándolo en silencio. Jungkook quiso hablar sobre su
hermano, pero Taehyung lo evadió para finalmente dejar a Boocheon sobre
su pecho y besarlo a él a los labios.
—Tengo un presentimiento.
—¿Y ahora?
—Creo que...
—Nada, olvídalo.
—Ya lo sé. —Jungkook rodó los ojos. —Pero tengo curiosidad. Está solo,
puedo ver que se siente solo. Y cuando lo veo pienso en ellos y en mi
pecho se siente muy mal.
Taehyung frunció el ceño mientras se recostaba en la cama, mirando el
techo.
—Es solo... Creo que mi magia está volviendo y no me gusta pensar en que
a esa pareja va a pasarle algo.
~•~•~
Jungkook sintio que el mundo se le venía abajo con esa acusación. Sintió
que el mundo se le venía encima, y cuando miró a su Alfa en busca de una
negativa solo sintió que el peso fue peor. El peso de su mirada, el peso de
su nerviosismo y del reflejo de mentiras de sus ojos azules. Por primera vez
en mucho tiempo, creyó más en Jung Hoseok que en su propio
complemento de vida. Todo porque Kim Taehyung no sabía como mentirle
a Jungkook cuando lo miraba a los ojos.
Y cuando pensó que nada podía ir peor el Alfa peliblanco habló, negando
todo, pues según él era imposible que Jungkook fuera un Kim.
Jimin ya había corrido en busca del niño que habían dejado en soledad en
la habitación, esperaba que sus padres volvieran rápido a él, pero jamás
imaginó que el Omega pelingro entrara azotando la puerta y con el cuerpo
tembloroso. A pesar de que le cedió al bebé no se fué, más bien se quedó
escuchándolo desahogarse, hablando de una marca y un lunar que debía
encontrar en su cuerpo.
—El bebé tiene fiebre. —Dijo Jimin mientras lo veía en los brazos de su
madre. —Debes calmarte un poco o vas a asustarlo.
Así que Jungkook esperó, esperó en aquella habitación hasta que el Alfa
apareció. Este no lo hizo hasta horas después, cuando casi anochecía,
entrando a la habitación como si nada pasara, no centrándose
necesariamente en ese tema. Taehyung caminó hasta el Omega que se
ponía de pie fuera de la cama y tocó el rostro de su hijo, haciendo una
mueca.
—Está caliente.
Jungkook lo miró moverse hasta las maletas que traían consigo a aquel
castillo, buscando algún trapo que solo rompió con sus manos, caminando
hacia el aguamanil del tocador y virtiendo en este el agua del jarro.
Jungkook frunció los labios, mirándolo mojar la tela.
—Kim Taehyung.
El mayor se dió media vuelta con el trapo húmedo en las manos y caminó
hasta el Omega, no mirándolo a los ojos. Cuando el rubio pasó la tela
húmeda por la cabeza del niño Jungkook se movió alejando al niño,
buscando la atención de Taehyung, cosa que no logró.
—Cuidemos de Boocheon.
—No lo uses como tu excusa. —Casi regaña el menor, inflando sus
mejillas con rabia y murmurando. —Explícame todo eso que pasó ahí
afuera.
—¿Tan falso que titubeaste? —Jungkook frunció el ceño. —¿Tan falso que
parecias tan vulnerable?
—Dímelo, Taehyung.
El Alfa rodó los ojos y casi rió de amargura, rascando el puente de su nariz
con su dedo índice.
—¿Ahora me amenazas?
Pasaron minutos hasta que alguien tocó la puerta, Jisoo, una de las tantas
sirvientas. Frente a ella Taehyung y Jungkook tuvieron un enfrentamiento
cuando Jungkook no dejó que Taehyung tomara al niño que había
desvestido para evitar el calor extremo. Jisoo intervino asegurando que
cuidaría del niño fuera de aquel lugar, y aunque Jungkook no quería dejar a
su hijo fuera de su vigilancia realmente necesitaba enfrentar sus problemas
sin Boocheon en medio.
—¡Al diablo! —Gritó Jungkook de nuevo, cerrando sus ojos con fuerza y
cubriendo sus oídos. —Díselo a la sangre que nos une. Díselo a los bebés
que pusiste en mi vientre alguna vez. —Jungkook abrió sus ojos,
perturbado mientras se acercaba a Taehyung señalando la puerta. —Díselo
a Boocheon, dime ¿Quieres explicárselo a tu hijo? —Jungkook hizo una
mueca de dolor. —¿A tú hijo, tú sobrino? ¿Cómo se supone que deberías
llamarlo? ¿Cómo debería llamarte el a tí? —Jungkook se tocó el pecho e
hizo un sonido ahogado. —¿Cómo se supone que deberá llamarme a mi?
—Es nuestro hijo, Jungkook. —Le dijo con voz firme y ojos quebradizos
de lágrimas. —Es nuestro hijo, es nuestro bebé.
—Yo. —Jungkook tocó su pecho e hipó. —No valgo nada. No para ti.
—¿Si te decía que éramos hermanos? —Taehyung casi rió. —Dime ¿Acaso
hubiéramos tenido una historia juntos si te lo decía? ¡No, Jungkook! ¡Me
hubieses rechazado de inmediato a pesar del lazo que nos unía!
—¡De igual modo merecía saberlo! ¡Si en realidad nos unía un lazo tal vez
las cosas hubiesen tomado un camino diferente entonces! —Jungkook bajó
la mirada al pecho de Taehyung. —Un camino menos doloroso que este...
Hubiésemos tomado mejores decisiones.
—¡Kim Jungkook!
Jungkook enterró su rostro en la almohada, sollozando con fuerza.
~•~•~
—¿Qué?
Cerró los ojos con fuerza y se apoyó del tocador, inhalando con fuerza y
sintiendo su cabeza doler de nuevo. Exhaló con suavidad y su cuerpo
comenzó a relajarse poco a poco.
—Tampoco yo.
—N-No puedo dormir si no estoy cerca de ti. —La voz de Taehyung sonó
estrangulada. —¿Puedo abrazarte esta noche?
—No, Taehyung.
—Por favor, solo esta noche. —Rogó el Alfa mientras Jungkook se trepaba
a la cama. —Estoy cansado.
—Por favor.
—Si intentas algo más que abrazarme voy a gritar por auxilio.
—No intentaré nada. —Asegueró el Alfa casi indignado. —Solo voy a
abrazarte.
Jungkook lo miró con rabia mientras se acomodaba bajo las mantas. Elevó
las cejas y preguntó:
Finalmente Jungkook cerró los ojos, sintiendo como por primera vez en la
noche el sueño de apoderaba de él.
—Si, tú igual.
~•~•~
Por un rato las cosas se desenvolvieron con tanta naturaleza que parecía
antinatural. Convivieron ambas parejas como si se conocieran desde
siempre. Tal vez estaban todos cansados de seguir siendo hostiles o tal vez
ya no había más que solo actuar así. Todo hasta que nombraron al padre de
Yoongi, entonces el ambiente volvió a estar muy asfixiante.
—Claro.
—Hola. —Saludó él. —¿Sabes? Ahora que mis pensamientos vagan, puedo
recordarte claramente.
—Soy solo un poco distraído. —Admitió Jimin caminando hasta él. —Solo
un poco. No creí que te vería alguna vez.
—Tampoco yo, pero aquí estamos los dos en Busan. —Jimin frunció los
labios en una sonrisa y mirándolo a los ojos. —Que coincidencias más
raras.
—No sé como lo hiciste tú. —Jimin se sentó en la cama sin permiso y miró
al bebé en ella. —¿Quieres contarme?
Jungkook pensó que el Omega quería escuchar su historia, tal vez por
chisme o por curiosidad, pero el Omega no le parecía un entrometido, así
que asintió.
—Está bien, no tienes que ponerte así de rojo. —Jungkook tocó sus
mejillas y Jimin se levantó. —No creo en las casualidades, a decir verdad
soy un poco paranoico, así que me gustaría pedirte un favor pequeño.
—¿Un trato?
—Si. No le digas a nadie que nos conocíamos desde antes, mucho menos
que nos conocimos en Kusan. —Jimin abrió un poco más sus ojos. —
Mucho menos a mi Alfa. Evita hablar de ese encuentro... A cambio te
ofreco mi amistad.
—¿Tú amistad? —Jungkook sonrió pensando que era nada más que una
broma.
—¿No suena bien? Digo, supongo que tienes riqueza en tu posición, así
que creí que una amistad sincera sería bueno.
—¿No sería una amistad falsa? Puesto que me la das a cambio de silencio.
—Un amigo suena bien. —Jungkook miró a Jimin con una sonrisa. —Si
que sabes como comprar el silencio de alguien. ¿Pero por qué es tan
importante que no diga nada?
—Yo te veo muy bien, tienes un cuerpo muy bonito. —Se atrevió a decir el
Omega. —¿Por qué lo preguntas?
—Ah, pronto comenzaré a estar muy gordo. —Se quejó acariciando su
vientre, sonriendo luego hasta que sus ojos se cerraron. —Pero valdrá tanto
la pena.
—Ya tengo uno. —Jimin se giró y caminó hacia la cama. —Este bebé
hermoso de aquí ya es mi sobrino...¿O no?
—El es tu Alfa.
—También mi hermano.
—Eso no lo sabremos hasta que el padre de Yoongi nos cuente lo que sabe.
—Vaya, pero qué lío. —Jimin negó con su cabeza y abrazo al niño
mirándolo a sus ojos azules bien abiertos. —¿Qué piensas tú de todo esto?
—¿Qué te parece si te muestro mis cosas? Tal vez eso te distraiga. —Jimin
caminó hacia Jungkook y sostuvo al bebé con cuidado. —Tengo mucha
ropa y muchas joyas, si algo te gusta te lo obsequio. —Propuso Jimin con
una sonrisa amable.
—¿Tienes maquillaje?
—Claro, pero no lo digas en voz alta o pensaran que soy un vulgar. ¿Te
gusta maquillarte?
—Lo mismo pienso de ti. —Jimin le guiñó el ojo y abulto sus mejillas. —
Somos unas linduras ¿O no, Booch? —Se dirigió al niño alzándolo en sus
manos en lo alto, haciéndolo sonreír. —Tú eres todo un precioso niño,
sobrino.
Corrió hasta donde lod gritos provenían y solo pudo encontrar todo muy
fuera de control. Había una pelea y llanto, el aire estaba tenso y a Jungkook
le picaba la nariz, le picaba muchísimo y comenzó a arderle, sintiendo un
aroma lo suficientemente inusual al que sus pensamientos respondían como
peligro.
Y supo que estaba en peligro.
Jungkook sorbió su nariz con fuerza y miró a su hijo llorar entre sus brazos,
dolorido y confundido, seguramente pensando porque tal dolor lo había
atacado de repente. El Omega lo mecía y mecía, pero no paraba de llorar,
no paraba de sentir el dolor proveniente de su costado, el cual estaba
cubierto por una fina tela blanca que no dejaba a la vista el hilo que volvía
a unir la piel abierta. Habían pasado largas horas desde aquel horrible
acontecimiento y Jungkook solo deseaba detener el tiempo.
—Quiero que duerma, deseo que duerma y deje de sentir dolor. —Sollozó
el pelinegro.
—No puedo.
Jungkook pensó que eso tenía sentido. Se mordió el labio y cerró sus ojos,
no soportando la mirada llorosa de su hijo, el cual se había separado de su
pecho para seguir llorado.
—Una oveja y una oveja saltan, al prado juntas quieren llegar. —Sorbió su
nariz y se esforzó por no soltar una lágrima. —Un lazo rojo juntas las
mantiene, para que así no se puedan separar.
—Dos ovejas van al prado. Muchas flores hay, muchos colores hay. Una
oveja y otra oveja saltan, al prado juntas logran llegar. —Continuó
cantando Jungkook. —Se acurrucan bajo un árbol, las dos están
dormitando, pronto ambas se dormiran...
—Volveremos, lo prometo.
—No lo suficiente.
—Jungkook.
—Min Yoongi. —Se escuchó una tercera voz más suave. —Déjalos.
Vamos.
—¿Entonces por qué has creado este lío? —Jungkook reclamó con las
lágrimas en los ojos. —¿Por qué?
—Solo quería que abrieras los ojos. Kim Taehyung no es el hombre que
debería acompañarte el resto de tu vida.
—Eso no lo decides tú, ¿Por qué crees que tienes el derecho de...? —
Jungkook hipó sin siquiera terminar de hablar, rompiendo en llanto
nuevamente. —¡Te odio, Jung Hoseok!
El Omega fue abrazado con suavidad, siendo rodeado por el cuerpo cálido
del Alfa que dió caricias en su espalda mientras Jungkook pellizacaba con
fuerza sus costados.
—¡Mi hijo pudo morir! —Lloró. —¡A nadie le importa, pero a mí sí! Es mi
hijo, es mi bebé...
—No me odias, odias todo lo que te está pasando. —Hoseok frunció los
labios y estiró sus manos tomando el rostro de Jungkook. —Y lo
comprendo, estoy aquí para escucharte y darte apoyo.
El Omega entró en pánico, usando sus manos para empujarse lejos, pero ni
siquiera utilizando toda su fuerza logro separarse. Movió su cabeza y se
retorció, pero el Alfa le bastó con rodearlo con uno de sus brazos y tomarlo
de la cabellera azabache para mantenerlo quieto.
La luna roja y sus efectos, estaba tan cerca que ya comenzaba a enloquecer
a los Alfas, Jungkook estaba seguro.
Unos pasos sonoros hicieron que el Alfa soltara al Omega de sus rudos
agarres, soltándolo en cuando una sirvienta los miró. Entonces y sin
dudarlo Jungkook se alejó rápidamente, buscando la forma de llegar a su
habitación y encerrarse bajo llave.
—Mientes.
—N-No.
—Taehyung.
—Es un error.
—Te lo preguntaré una vez más, Jungkook. —Advirtió Taehyung tomando
el cinturón en la silla, doblándolo y sosteniéndolo con fuerza. —¿Por qué
hueles a él? No quiero excusas baratas. Habla, ahora.
Taehyung abrió los ojos y caminó hasta Jungkook, tomándolo del cuello de
su camisa y levantándolo, elevándolo del suelo con ambas manos y
haciéndolo soltar un chillido y un respingo. Jungkook tocó sus manos
hechas puños, llorando en voz alta.
—No lo hice, no lo haría, nuestro bebé está delicado ¿Cómo crees que haría
algo así? S-Soy tu esposo, soy tu Omega.
~•~•~
—¿Estás desayunando? —El niño sonrió y movió las piernas. —Que rico.
¿Acaso debían acabar con todo de una vez por todas? ¿Todo lo malo era
una señal? ¿Era la forma que tenía el destino de decir "Tienen que
dejarlo"? ¿Acaso les gritaba "Me equivoqué, lo siento. No están destinados
a ser"? ¿La hermandad y los problemas habían sido la forma de detener
aquello? Jungkook cerró los ojos con fuerza. La hermandad.
Suspiró.
Tal vez era eso y ellos no deberían seguir nadando contra las olas.
—Será solo esta vez. —Advirtió Jungkook mirándolo a los ojos. —Solo
esta vez, Taehyung
—¿Una despedida?
—No es solo por ti... —Jungkook tragó duro y apretó los labios. —
También necesito despedirme.
Taehyung pareció afectado por la confesión, así que cerró los ojos y
suspiró. En ese momento Jungkook se inclinó y lo besó, un beso suave y
pequeño que se limitaba a juntar sus labios, muy inocente. Jungkook sintió
como su conciencia le exclamaba que aquello estaba mal, así que susurró
para si mismo:
—Solo esta vez. —Taehyung lo tomó de las mejillas y cerró los ojos,
sintiendo otro beso ser plantado en sus labios. —Solo será esta vez.
Jungkook asintió. Aquel era su Alfa, su esposo. Podía serlo una noche más,
podía fingir demencia y simplemente estar y disfrutar de su unión como
tanto deseaba...¿Por qué se sentía tan culpable?
En pocos minutos Jungkook estuvo apresado contra la cama, con una mano
contra su garganta y la mirada intensa de Taehyung contra sus labios
mientras lo embestía con fuerza. Jungkook se abrió complacido para él,
sintiendo cada golpe robarle el aire al igual que la mano que le impedía
recuperarlo correctamente. Jungkook gimió cuando fue liberado, los labios
de Taehyung yendo a sus pezones y lamiéndolos con hambre, haciéndolo
jadear, haciéndolo humedecer.
—También yo. —Susurró Jungkook. —L-Lo siento mucho, que este sea el
final.
Taehyung parpadeó y besó a Jungkook con fuerza sin dejar de mirarlo a los
ojos, sintiendo su lengua acariciarlo y sus manos apretar su espalda.
—No lo haré. —Taehyung cerró los ojos y derramó lágrimas pesadas. —N-
No lo haré, Jungkookie, nunca. Nunca.
—Como quieras.
—No lo sé.
Por más que intentó ocultar su mirada grisácea de Jiyook ella terminó
enterándose de la verdad; Jungkook estaba en espera de nuevo. Y todo lo
contrario a lo que Jungkook esperaba, la mujer no tardó en llenarlos de
reclamos una y otra vez al estar solos en la habitación. Aunque Taehyung y
Jungkook se defendieron con la excusa de la luna roja preguntas desde
"¿En dónde estuvo Boocheon esa noche?" Hasta señalamientos de "Irían a
resolver problemas del Reino" los hicieron sentir las personas más
inconscientes del mundo, incluso los llevó a sentirse un poco humillados
por la mujer, aún más al enterarse de que Boocheon había sido herido.
—Las cosas resultaron de esta forma. —Dijo Jungkook entre dientes.
—No, es decir...
—¡No! —Jungkook se soltó del agarre del Alfa y mostró sus pequeños
colmillos a la mujer. —A penas y dejo que lo cargues, ¿Cómo me haces
sentir como un Omega insuficiente para mi hijo?
—Deja de actuar como uno entonces, comienza a actuar como una madre.
—Exigió Jiyook.
—Jiyook, dame a mi hijo. —Exigió sin dejar de ver los ojos de Taehyung.
El Alfa movió sus labios, a penas susurrando un "Basta". —Jiyook, dame a
mi hijo.
La Beta apretó los labios, queriendo apretar entre sus brazos a Boocheon.
Parpadeó y miró a Jungkook estar de espaldas aún.
Jiyook no tuvo más opción que entregar al niño cuando Jungkook estiró sus
manos hacia el, después de todo Jiyook ni era su madre y eso ya le había
quedado muy claro.
—Alguien debe decirles que están haciendo mal. —Insistió Jiyook con
rostro preocupado. —¿Otro bebé? ¿Concebido en otro reino mientras el
primero ya está herido? Por favor Taehyung.
—Si, como sea, Jiyook, sigue sin ser tu problema. —Cortó Jungkook. —
Fue un placer volver a mi hogar y ser recibido con tus regaños en lugar de
un abrazo y un "Los extrañé", pero ahora quiero descansar. Vete.
El Omega hizo oídos sordos a las palabras del Alfa y acarició el rostro de
su hijo, mirando como este comenzaba a quedarse dormido con la
comodidad que no había tenido en el viaje. Jungkook cerró los ojos y
suspiró, queriendo solo dormir con tranquilidad y reposar de tantos dolores
de cabeza.
—Te estoy hablando. —Taehyung posó sus manos en sus caderas y gruñó.
—Jungk... Ash.
El Alfa desistió de algún intento de hablar con el Omega, así que sin decir
más salió de su propia habitación, emprendiendo su camino a otro lado.
Jungkook miró la puerta de reojo, soltando un suspiro al aire y
maldiciendo. Se suponía que estaban cansados por el viaje ¿A dónde iba?
¿Se iría de la habitación? Jungkook se afligió mientras desnudaba a su
pequeño hijo y luego la acunaba entre sus brazos, dándole de comer.
—¿Quién?
—Jungkook...
—¿Por qué siempre pretendes eso después de hacer algo que nos lastima y
molesta, Jiyook? —Jungkook la miró con ojos llenos de rabia. —Siempre
haces lo mismo.
—Jungkook, soy lo más cercano a una madre para ustedes, alguien debe
enseñarles y guiarlos...
—Jiyook...
A veces parecía que los días se habían congelado en el mismo triste y roto
escenario, resultaba irreparable para ambos entonces ni siquiera lo
intentaban. Sus días se habían limitado a dormir y despertar en una misma
cama, dándose la espalda y guardándose las buenas noches, los buenos
días. Se limitaban a vivir con sus corazones como piezas rotas y dispersas
que ya no se preocupan por recoger. Ya no habían ganas, no había deseo,
no había esperanza. Entonces solo respiraban para mantenerse vivos y a
veces lloraban para continuar. Se habían dejado atar por las telarañas que
ellos mismos habían creado. A veces se preguntaban si algo les daría una
sacudida drástica para que volvieran a despertar de aquella pesadilla, pero
ni siquiera la perdida del bebé que Jungkook esperaba lo hizo.
Hizo caer a Jungkook en tristeza por días, pero tenía un bebé del cual
preocuparse así que tuvo que dejar sus sentimientos de lado.
Boocheon lloró con más fuerza, soltando lágrimas que caían pesadas sobre
su camisa azul, sus puños apretándose a los lados de su pequeño cuarpo
mientras sus ojos cristalinos miraban a su madre con súplica.
—Ya está Boocheon, deja de llorar por favor. —Casi suplica Jungkook
arrodillándose frente a él. —Papá esta durmiendo, no quieres despertarlo
¿Verdad?
Jungkook limpió las mejillas del niño, mirando otras más caer.
—¡NO!
—Appa nada, deja de llorar. —Lo señaló. —Deja de llorar tan fuerte e
innecesariamente. Ven acá. —El Alfa extendió sus manos hacia el mientras
se acercaba al niño en el suelo.
—Lleta no, lleta no. —Continuó explicando con desespero el niño de claros
ojos azules. —Lleta n-no.
—Te conozco. —Se limitó a decir Jungkook, tendiendo sus manos hasta
Boocheon y tomándolo de la cintura.
Taehyung frunció los labios y Jungkook los miró con fijeza, teniendo el
vago pensamiento de que extrañaba su textura sobre los suyos. Entonces
maldijo en su mente, porque tal vez no era un pensamiento tan vago, sino
más bien un pensamiento que tenía muy frecuentemente junto con otro tipo
de pensamientos.
—Pero...
Jungkook se sonrojó al sentir el calor del cuerpo ajeno, incluso pudo ver un
mínimo sonrojo en las mejillas de Taehyung. Conmocionados por la
repentina cercanía se apresuraron a moverse, pero solo los hizo estar en una
situación más incómoda; Mientras Taehyung trató de incorporarse,
Jungkook se apoyó de su pecho queriendo levantarsw, logrando que sus
piernas quedaran a cada lado de su cuerpo y que él quedará sentado sobre
sus caderas. Taehyung a medio sentar miró a Jungkook a los ojos,
expectante y congelado. El Omega en su lugar río con nerviosismo,
bajando su rostro para que su cabello cubriera sus ojos. Sintió su estómago
revolotear y su cabeza dar vueltas por el embriagante aroma del Alfa
debajo de él. Parpadeó, sabiendo que haría una estupidez.
—¿Qué dices?
Taehyung abrió sus ojos de par en par cuando Jungkook lo tomó de las
mejillas y pegó sus labios de los suyos, saboreándolos con una suavidad
incomparable. Taehyung miró los ojos cerrados de Jungkook y llevó su
mano a su nuca, listo para tirar de su cabello para alejarlo.
Pero su aroma, oh, su aroma... Taehyung había deseado por tanto inhalarlo
tan de cerca.
Jungkook se apartó rápidamente, dejándolo libre. Limpió sus labios con sus
dedos y miró a Taehyung apresurarse al baño, cerrando la puerta con
fuerza.
"Cheskar"
—G-Greta.
Ninguno de los doctores había podido decir con exactitud de que se trataba
la enfermedad que mantenía al Rey de Seoul en cama, así que harto de todo
Jungkook decidió buscar sus propias respuestas. Referente a Taehyung y
referente a él.
—Iré al bosque.
—Es peligroso que vayas tú solo, Jungkook. Mucho más si vas con
Boocheon.
Jungkook miró a su hijo e hizo una mueca. Algo de razón tenía, después de
todo Boocheon era un bebé indefenso, no quería que de nuevo saliera
lastimado por un descuido. Se apresuró a la cama y lo dejó a un lado de
Taehyung, el niño recostándose boca abajo en la cama y sonriendo, como si
fuera la hora de dormir. Taehyung frunció el entrecejo.
—¿Caballo?
—¿Su Alfa? —Greta ensanchó los ojos. —¿Ha vuelto con su Alfa? Aquel
que es el Rey.
—¿A eso viene su pregunta? —Greta miró al Omega asentir y ella sonrío.
—¿Cómo puede no saberlo?
—Omegas y Alfas solo pueden oler los aromas que nos caracteriza. —Dijo
Jungkook confundido. —Bueno, los Alfas pueden oler si un bebé es suyo,
pero solo cuando están bebés.
—No está mal, es un Cheskar después de todo. —Greta ladeó una sonrisa.
—Medio Cheskar.
—No debería, no lo son. No soy muy poderosa, pero puedo reconocer los
parentescos. Puede estar tranquilo.
—Si, Majestad.
—Su bebé...
—¡No!
—No, nada de eso. —Jungkook negó y mordió su labio. —¿No hay forma
de cubrirlo?
~•~•~
—Está consumido en tristeza, incluso hasta aquí puedo sentirlo. ¿No lo
siente su lobo?
—Bueno, claro que lo siento, pero hemos estado muy tristes los dos...
Quiero decir...
—Será lo mejor para ambos dejarse estar. —Volvió a hablar Greta. —Se
necesitan y sus lobon caerán constantemente si no los dejan ser felices.
Ahora es usted, pronto podrá ser Jungkook... Podrían morir de tristeza a
este paso.
—Oh, bueno. —Jungkook de acercó al niño y tendió sus manos hacia él. —
¿Has despertado ya? ¿Has tenido un buen sueño?
El niño se dejó tomar entre sus brazos y apoyó su cabeza sobre su hombro,
parpadeando para espantar el sueño. Taehyung miró a la mujer en su
habitación sonreír.
—Sonó a amenaza.
—No.
—¿Eh?
—Esto, Jungkook. —El Alfa posó su intensa mirada sobre Jungkook y
gruñó. —Hemos vivido los últimos meses ignorándonos y de la nada
comienzas a actuar como antes de todo. ¿Crees que es divertido?
—No me llames Tae, Jungkook. —El Alfa casi ríe con amargura,
endureciendo sus facciones. —¡No me llames Tae, maldita sea!
—¿Qué estabas pensando al besarme aquella vez, eh? ¡¿Crees que solo
puedes hacerlo sin que yo sienta nada al respecto?! ¡¿Acaso se te ha
olvidado tomar un supresor?!
—¡¿Entonces por qué lo haz hecho?! ¡Por tú culpa estoy en este estado!
—No fué solo un beso, Jungkook. Volviste a darme una esperanza que
estaba muerta, ¿Sabes lo difícil que fué volver a aceptar que nunca más
podría besarte? ¿Eh? Dime ¿Crees que es fácil vivir en el rechazo?
—Cállate.
—¡No! ¡Estoy harto de fingir que tengo vergüenza por ser tu hermano!
—¿Quieres hacerlo?
Jungkook bufó.
Los besos hacían que ambos temblaran. Quizá era el tiempo que tenían sin
besarse o todos los sentimientos mezclados que ponían en aquellos besos.
Pero no fueron más que eso; Besos. Luego de un largo rato repartiendo
besos por sus rostros, labios y cuellos, cuando se desnudaron y pudieron
besarse pacientemente desde el vientre hasta las puntas de sus pies solo se
acurrucaron el uno sobre el otro, sintiendo el placer de amarse sin nada más
que caricias y besos inocentes.
Jiyook tomó lo que parecía ser una hogaza de pan y la arrojó con fuerza,
Jungkook elevó un grito cuando la misma impactó en la cabeza del Alfa y
las migas saltaron sobre ambos. Taehyung sonrió, mirandola tomar una
fruta.
Jungkook tiró una de las mantas para cubrir su cuerpo y salió de la cama,
pues de un momento a otro comida volaba hacia ellos. Taehyung dió un
mordisco a la manzana en la cama y lo siguió, enrollando una sábana
alrededor de sus caderas, logrando ambos escapar y encerrarse en el baño.
Boocheon, quien a penas y podía doblar sus brazo sonrió tratando de tocar
su nariz. La cantidad de ropa y abrigo que llevaba lo hacían ver como un
oso gordo y pequeño, pero sus padres no querían que se congelara mientras
daban un pequeño paseo de invierno en el bosque. Jungkook con una
sonrisa enorme lo tomó entre sus manos y lo abrazó a su cuerpo antes de
besar su mejilla, acomodando el gorro de su pequeña capa.
—Díselo a papá, ¿Se lo dirás a papá? Dile que lo amas. —Le dijo
Jungkook mientras lo miraba.
Los ojos azules del niño buscaron los azulados de su padre y dijo mientras
masticaba su dedo:
—Amo, Appa.
—No lo creo, amor. Habrán más cosas que recordar, tal vez cosas que le
gusten más. —Taehyung pensó dando un leve tarareo. —Como tomar teta.
—Tae. —Dijo Jungkook con diversión. —También le gusta jugar con sus
peluches.
—Si, pero ellos no le dan teta. —Taehyung sonrió y luego frunció el ceño.
—Eso sería perturbador.
Una pequeña bola de pelos café que Boocheon estaba curioso por tocar.
Jungkook se lo acercó, dejando que lo tocara y mostrándole como
acariciarlo con cuidado. Jungkook sonrió y miró a Taehyung.
—Debe tener frío. —Dijo Jungkook mientras la nariz del pequeño animal
se movía de manera graciosa. —Pobre.
—Lo enseñaré.
Boocheon abrió sus manos hacia su madre y las cerró en puños una y otra
vez, queriendo tener el conejo entre sus manos de nuevo. Su textura suave
era agradable. Jungkook se lo acercó y lo dejó en sus manos, las del niño
siendo débiles para sostenerlo por mucho tiempo. Taehyung tomó al conejo
por sus orejas cortas y lo alzó, mostrándolo.
—Así se carga.
—¡Ah! —Gritó Boocheon pareciendo casi aterrado. —¡Appa no, Appa no!
Acunó al niño entre sus brazos y luego tomó al conejo para dejarlo sobre su
pecho, dejándolos a ambos seguros y acunados. Boocheon sonrió cuando
bajó su mirada y miró a sus padres de una manera divertida, tenía una
pequeña papada bajo su barbilla cuando hacía eso. Sus ojos decían: ¿Están
viendo esto? El conejo está sobre mi, ¡Es muy gracioso!. Jungkook solo
pudo sonreírle.
—Ya va siendo hora de invernar. —El Omega miró al Alfa y lanzó un beso
al aire. —Quiero acurrucarme junto a ti, mi amor.
~•~•~
—Cortesía, quizá.
Taehyung lo miró.
—Lo sé, pero es difícil cuando Boocheon siempre duerme con nosotros.
Sintió algo chorrear en su pecho, asi que miró y se dió cuanta de que sus
pezones comenzaban a gotear por los pellizcos del Alfa. Extrañamente eso
le hizo sentir mucho placer, sus piernas temblaron y Taehyung tuvo que
bajar una de sus manos a sus caderas para sostenerlo.
—T-Taehyung. —Casi solloza el menor sintiéndose deliciosamente
sofocado, la lengua del mayor acariciando tras su oreja.
—¿Ya lo pensaste?
—¿Ya lo pensaste?
—Vamos a ir a Busan.
~•~•~
—Me gusta Busan, ¿Sabes? Es un reino distinto al nuestro. Mira las casas,
son todas parecidas.
—¿No te parece?
—No.
—Ya deja de amargarte, ya estamos aquí así que no hay razones para
seguir molesto. ¿No estás alegre de volver?
El resto del camino fue silencioso, pero no realmente incómodo, sobre todo
porque Boocheon estaba muy inquieto yendo de unos brazos a otros.
Habían dejado al conejo en Seoul, bueno, era una ella. Jiyook dijo que la
cuidaría solo porque era de Boocheon, así que no fué problema dejarla...El
problema fue que Boocheon no quiso soltarla y tardaron en partir. Tuvieron
que distraerlo para que lograra soltarla y decirle que estaba dormida cuando
quiso buscarla.
Al llegar al castillo no había nadie quien los recibieran más que guardias y
Seokjin, eso se debía a dos razones; Yoongi estaba fuera y Jimin estaba
dando a luz.
—Abuela Yuqi, ¿A dónde fue? ¿Por qué tarda? —La última pregunta salió
en medio de un gemido de dolor del Omega en cama. —¿Por qué no está
aquí?
—Valdrá la pena.
Jimin parpadeó al niño y este igual. Jimin curvó una pequeña sonrisa.
—Si. —Jimin asintió rápidamente. —Eso sería increíble, necesito que esté
aquí o no podré hacerlo.
—Un Omega mimado, así que busquen a mi Alfa. —Dijo Jimin de mala
gana torciendo el gesto y recibiendo un pequeño golpe en su frente de parte
de la mujer. —¡Ah!
—Su Majestad.
—Jungkook...
El Omega asintió.
—Si, dime.
—Quiero que lo intentemos de nuevo.
—¿Uhm?
—Otro bebé.
—Sé lo que dije. —Aceptó el Alfa en voz baja. —Pero también sé que
deseas que seamos un familia grande.
—TaeTae...
—¿Ya no lo quieres?
—Si, bueno... Supongo que Boocheon se sentirá muy solo en casa sin nadie
con quien...
Y una carta no llegaría más rápido que ellos a las manos de Min Yoongi,
Taehyung dudaba siquiera que su hermano mayor leyera su carta cuando
seguro estaba embelesado con sus hijos día y noche, así que tomó la
decisión de ir a Busan de nuevo, porque simplemente no podía quedarse
allí esperando a que pasara lo que tenía que pasar, Jimin muy seguramente
estaba indefenso y débil después de tener a los trillizos, ¿Cómo podría
siquiera defenderse en caso de una posible captura? Lo mejor era dar el
aviso y que los guardias estuvieran preparados. A Taehyung le hubiera
gustado tener al menos un aviso cuando Jungkook casi fué atacado.
El rubio pudo ver a aquel que los conducía al reino de su hermano tirado
boca abajo en el suelo con una flecha clavada en su estómago que lo hacía
desangrarse en el suelo. Taehyung no dudó en que aquello era causa de
alguien que no quería que llegaran, y antes de poder pensarlo más una
flecha pasó a un lado de Taehyung, rasgando su camisa y parte de la piel de
su brazo. El Alfa gruñó mirando tras él, a penas teniendo tiempo de dejarse
caer en el suelo antes de que otra flecha atentara contra su vida.
Nunca se había sentido tan seguro de que moriría, pero Taehyung debía
aprender a tener más confianza en su Omega. El mismo que disparó una
flecha ensangrentada en el cuello del agresor de su Alfa. Cayó rápido y se
desangró poco a poco, entre dolor y jadeos. Taehyung, incrédulo, miró a
Jungkook. Ambos se levantaron y corrieron el uno al otro.
Taehyung soltó a los caballos del carruaje y ayudó a Jungkook a subir con
el niño en brazos. Mientras el atardecer caía sobre ellos, se apresuraron a
terminar su viaje hacia el reino, no contando con que habían llegado justo
en el momento del caos.
❝Epílogo❞
Taeyeon — Ur.
Jungkook lloró en voz alta y se cubrió el rostro, sus pies sintiéndose fríos y
entumecidos. Su cabello estaba apegado a su nuca y a su frente, su cuerpo
estaba caliente, pero sentía los pelos de punta. Estaba horrorizada y
desesperado, sus piernas dieron pataletas sobre la cama mientras gruñía y
se aferraba con rabia al Alfa.
Jungkook inhaló con fuerza y lloró un poco más, los ojos azules de
Taehyung fijos en los suyos mientras le susurraba palabras reconfortantes
que poco a poco calmaban su pulso acelerado. Jungkook se limpió las
mejillas y comenzó a inhalar e exhalar constantemente y casi con
desespero, como si el aire no fuera suficiente.
Jungkook bajó la mirada y cerró los ojos por unos momentos, sintiendo el
peso del sueño y del agotamiento. Parpadeó y tocó su panza pronunciada,
sintiéndola más rígida que de costumbre sobre su bata. Su mano la acarició
en círculos y suspiró.
—No sucederá.
—Hola, mami. —Dijo este con voz tierna y cansada, frotando con su puño
uno de sus ojos azules y bostezando.
—¿Dormiste bien? —Preguntó con temor de que dijera que no, que había
soñado cosas feas que lo perturbaban.
Taehyung hizo una mueca y apartó la mano del niño, haciéndolo reír. El
niño se sentó a su lado y tomó su cabello rubio, dándole un tirón suave y
jugando con el.
El Alfa abrió los ojos y miró a su hijo, el cual le sonrió de forma alegre, sus
pocos dientes siendo graciosos de ver. El Alfa miró a su Omega subirse a la
cama y acomodarse sobre sus almohadas, cerrando los ojos para descansar
de su agotador viaje de un lado al otro.
—El niño tiene hambre. —Le dijo a Jungkook. —Dale teta.
—Si.
—¿Y?
—No, mami.
—¿De vaca?
—Teta.
—Por favor. —Pidió el niño sabiendo que con esas palabras todo podía
suceder, o algo así le decía su mamá.
Jungkook comenzó a hablarle sobre lo grande que estaba para tomar teta y
Boocheon pensó en que tal vez nunca tomaría más teta. Eso le cristalizó los
ojos en lágrimas que se derramaron calientes por sus mejillas. Sus labios
formaron un puchero y miró a su madre con aquellos ojos azules
entristecidos. Jungkook nunca había sentido tanta culpa, tanto que olvidó
sus motivos. Suspiró cerrando sus ojos y negó frustrado.
—Alguien despertó.
—Eso solo porque estás comiendo. —Taehyung cerró sus ojos. —Luego
quieres estar de aquí para allá.
—¿Cuándo? —Preguntó.
—Pronto.
—¿Cómo?
—¿De ahí?
—¿Cómo?
—¿Por aquí?
—Te amo.
Jungkook sonrió girando el rostro, mirando los ojos azulados del Alfa y
parpadeando.
—¿Siempre?
Y justo cuando sus labios iban a tocarse una fresa envuelta en unos cuantos
deditos se interpuso, empujandose dentro de la boca de Taehyung.
Jungkook comenzó a reír mientras el Alfa igual, masticando levemente.
Así que ahí, entre risas y cariño, el búho molesto de un par de ardillas elevó
su vuelo sobre ellos, agitando sus alas hasta que estuvo lejos de todo
aquello que continuara molestando su reposo, yendo más allá de los muros.
Siempre.
Fin