Diapositivas Uct
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FACULTAD DE INGNIERÍA Y
ARQUITECTURA
“La persona es una sustancia que tiene por forma sustancial un alma
espiritual, y que vive una vida no sólo biológica e instintiva, sino intelectual
y voluntaria” (Maritain 1982: 104). Esta constitución vertebradora de lo
humano integra tanto lo vital-biológico como lo intelectual-volitivo, siendo
este último aspecto el que, emergiendo del anterior, da sentido al existir del
.
hombre. Le posibilita una vida realmente propia; y aunque condicionada por
sus raíces instintivas no es determinada absolutamente en su libertad,
abierta tanto al conocimiento como al desarrollo de la voluntad. Es posible
emanciparse, relativamente, de aquellas condicionantes biológicas, porque
el fondo de lo propiamente humano es su ser personal, “dotado de razón y
de voluntad, que es, por lo mismo, un centro inagotable de conocimiento,
de amor y de libertad” (Moreno 1987: 17).
FACULTAD DE INGENIERIA
Y ARQUITECTURA
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE TRUJILLO
Sin menoscabar la riqueza espiritual a la cual hemos hecho mención,
una lucha –en ocasiones, dramática– se hace presente: “El hombre no
será verdaderamente una persona sino en la medida en que la vida del
espíritu y de la libertad triunfen en él sobre la de los sentidos y de las
pasiones” (Maritain 1968: 48). Esta afirmación hace imprescindible
. No se trata de negar la vida de los
realizar las precisiones pertinentes.
sentidos ni anular el mundo pasional, que son también parte del
hombre, tampoco se trata de un reduccionismo espiritualista del que ya
hemos dado cuenta anteriormente; se trata, insistimos, de conquistar la
libertad subordinando los sentidos y las pasiones a la auténtica vida del
espíritu.
El realismo maritainiano, por otro lado, no excluye la importancia de la vida
sensitiva, pero intenta darle su lugar en la ordenación hacia una auténtica
vida humana. Si antes era la lucha, ahora nos enfrentamos a la violencia,
pues la vida humana no puede dejar de sufrir los desgarros propios de su
naturaleza. “En su misma raíz de independencia, pero hundida en las
violencias resultantes de la naturaleza material en el hombre y fuera del
hombre, la persona tiende a sobrepasar esa violencia y a ganar su libertad de
desarrollo” (Maritain 1986: 61). Esta es una cita capital para entender los
propósitos que animan a Maritain en su análisis de la condición humana; no es
sólo por los aspectos antropológicos involucrados –importantes ya por sí
mismos– sino también por las consecuencias que de ello se derivarán en la
vida política y social del hombre.
Si lo analizamos con detención, aparece con claridad el reconocimiento de la
violencia y su capacidad disgregadora, tanto en el interior del ser humano como
en lo que él principalmente construye: la sociedad y la cultura. Sólo con ese
reconocimiento es posible tender hacia la libertad y conquistarla para la persona,
de allí obtendremos una real independencia, bien que limitada, no menos
auténtica
Enfrentar la violencia, o al menos mitigar sus dolorosos efectos, es una tarea
dificilísima; pero creemos, a pesar de todo, que es posible intentarla. “El yo,
por ser no sólo un individuo material, sino además una persona espiritual, se
posee a sí mismo y se tiene a sí mismo en la mano, en tanto que es espiritual y
libre” (Maritain 1982: 107).Si el hombre es capaz de poseerse a sí mismo, que es
lo que sostiene ¿por qué no va a ser capaz de hacerse cargo de sus propias
limitaciones? ¿por qué no le va a ser posible usar de su libertad para superar la
violencia que está en él y la que lo circunda? No esperamos que ello ocurra de
forma completa y pronto, ni menos “automáticamente”, ni tan siquiera se
realice en la historia cercana, pero sí que es posible avanzar hacia su
consecución progresiva aunque su plenitud no la alcancemos nunca.
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