Felipe II
Felipe II
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Felipe II de España
Rey de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, duque de Milán, soberano de los
Países Bajos y duque de Borgoña, rey de Inglaterra e Irlanda iure uxoris
Portrait of Philip II of Spain by Sofonisba Anguissola - 002b.jpg
Felipe II por Sofonisba Anguissola, 1565 (Museo del Prado)
Rey de España, Sicilia y Cerdeña
16 de enero de 1556-13 de septiembre de 1598
Predecesor Carlos I
Sucesor Felipe III
[mostrar]Otros títulos
Información personal
Tratamiento Su Católica Majestad
Nacimiento 21 de mayo de 1527
Valladolid, España
Fallecimiento 13 de septiembre de 1598
(71 años)
San Lorenzo de El Escorial, España
Entierro Cripta Real del Monasterio de El Escorial
Religión Católico
Familia
Casa real Austria
Padre Carlos I de España
Madre Isabel de Portugal
Consorte
Ver lista[mostrar]
Descendencia Véase Matrimonios e hijos
Firma Firma de Felipe II de España
Escudo de Armas de Felipe II a Carlos II.svg
Nec spe nec metu1de
Non sufficit orbis2fg
Dominus mihi adjutor34
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Felipe II de España, llamado «el Prudente» (Valladolid, 21 de mayo de 1527-San
Lorenzo de El Escorial, 13 de septiembre de 1598), fue rey de Españah desde el 15
de enero de 1556 hasta su muerte, de Nápoles y Sicilia desde 1554 y de Portugal y
los Algarves —como Felipe I— desde 1580, realizando la tan ansiada unión dinástica
que duró sesenta años. Fue asimismo rey de Inglaterra e Irlanda iure uxoris, por su
matrimonio con María I, entre 1554 y 1558.
Desde su muerte fue presentado por sus defensores como arquetipo de virtudes, y por
sus enemigos como una persona extremadamente fanática y despótica. Esta dicotomía
entre la leyenda blanca o rosa y leyenda negra fue favorecida por su propio
accionar, ya que se negó a que se publicaran biografías suyas en vida y ordenó la
destrucción de su correspondencia.
Índice
1 Extensión de la monarquía
1.1 Duque de Milán
1.2 Rey de Nápoles
1.3 Rey de Inglaterra e Irlanda
1.4 Soberano de los Países Bajos y duque de Borgoña
1.5 Rey de España, Sicilia y las Indias
1.6 Rey de Portugal
2 Cultura y arte
3 Ciencia y tecnología
4 Política interior
4.1 El príncipe Carlos (1545 a 1568) y el problema dinástico
4.2 La rebelión en las Alpujarras (1568 a 1571)
4.3 La crisis de Aragón (1590 a 1591) y Antonio Pérez
4.4 Reformas administrativas
4.5 Finanzas
5 Política exterior
5.1 Guerras con Francia
5.2 Conflictos con los Países Bajos
5.3 Problemas con Inglaterra
5.4 Guerras con el Imperio otomano
5.5 Expansión por el Atlántico y el Pacífico
6 Familia
6.1 Matrimonios e hijos
6.2 Amantes
7 Semblanza
8 Fallecimiento
9 Ancestros
10 Sucesión
11 Cine
12 Véase también
13 Notas y referencias
13.1 Referencias
14 Bibliografía
15 Enlaces externos
Extensión de la monarquía
Duque de Milán
En 1542 estalló una nueva guerra entre Francia y España. Entre las condiciones de
la Paz de Crépy, que puso fin a las hostilidades en 1544, se encontraba la boda de
Carlos, duque de Orleans e hijo de Francisco I, con la hija de Carlos I, María de
Habsburgo (y los Países Bajos y el Franco-Condado como dote), o con la hija del Rey
de Romanos Fernando, Ana de Habsburgo (y Milán como dote). La elección fue Milán,
pero en 1545 la muerte del duque de Orleans dejó sin validez los acuerdos.
Nuevamente de forma secreta el príncipe Felipe fue investido duque el 5 de julio de
1546. En 1550 se hizo finalmente público el nombramiento de Felipe y, el 10 de
febrero del mismo año, Ferrante Gonzaga, gobernador de Milán, le prestó juramento
de fidelidad en su nombre y en el de la ciudad.
Rey de Nápoles
A finales de 1553 se anunció la boda de Felipe con su tía segunda, la reina de
Inglaterra, María I. Pero resultaba que Felipe era únicamente príncipe y duque. No
podía haber matrimonio entre la reina y alguien de rango inferior. Carlos I
solucionó el inconveniente renunciando al Reino de Nápoles en favor de su hijo,
para que este fuese rey. El 24 de julio de 1554 Juan de Figueroa, enviado especial
de Carlos I y regente de Nápoles, llegó a Inglaterra con la investidura formal de
Felipe como rey de Nápoles y duque de Milán. Al día siguiente se celebraron los
esponsales.
Felipe y María, por la gracia de Dios, Rey y Reina de Inglaterra, Francia, Nápoles,
Jerusalén, Irlanda, Defensores de la Fe, Príncipes de España y Sicilia, Archiduques
de Austria, Duques de Milán, Borgoña y Brabante, Condes de Habsburgo, Flandes y el
Tirol, en el primero y segundo año de su reinado.
Las cláusulas matrimoniales eran muy rígidas (equiparables a las de los Reyes
Católicos) para garantizar la total independencia del Reino de Inglaterra. Felipe
tenía que respetar las leyes y los derechos y privilegios del pueblo inglés. España
no podía pedir a Inglaterra ayuda bélica o económica. Además, se pedía expresamente
que se intentara mantener la paz con Francia. Si el matrimonio tenía un hijo, se
convertiría en heredero de Inglaterra, los Países Bajos y Borgoña. Si María muriese
siendo el heredero menor de edad, la educación correría a cargo de los ingleses. Si
Felipe moría, María recibiría una pensión de 60 000 libras al año, pero si María
fuese la primera en morir, Felipe debía abandonar Inglaterra renunciando a todos
sus derechos sobre el trono.
Carlos pensó que España defendiese desde esos territorios al Sacro Imperio Romano
Germánico, más débil que Francia. A diferencia de Castilla, Aragón, Nápoles y
Sicilia, los Países Bajos no eran parte de la herencia de los Reyes Católicos y
veían al monarca como un rey extranjero y lejano [cita requerida]. Los estados del
norte pronto se convirtieron en un gran campo de batalla, ayudados por Francia e
Inglaterra, que explotaron la situación de rebelión constante de Flandes para
debilitar a la Corona Española.
Rey de Portugal
Una vez tomada Lisboa, Felipe II fue proclamado rey de Portugal el 12 de septiembre
de 1580 con el nombre de Felipe I de Portugal y jurado como tal por las Cortes
reunidas en Tomar el 15 de abril de 1581. Reinó Portugal desde Madrid y designó a
Fernando Álvarez de Toledo condestable de Portugal y I virrey de Portugal, máximos
cargos en aquel país después de la persona del propio monarca. Felipe II lograba la
tan ansiada unificación de la península ibérica bajo un único rey español.
Cultura y arte
Artículo principal: Renacimiento español
Véanse también: Escuela de Salamanca, Escuela ascética española y Pragmática de 22
de noviembre de 1559.
Entre los pintores más famosos destacaron el Greco, Tiziano, Antonio Moro o
Brueghel el Viejo. Alonso Sánchez Coello fue el pintor de cámara de Felipe II. Fue
el apogeo de los arquitectos españoles, entre ellos: Juan de Herrera, Juanelo
Turriano, Francisco de Mora o Juan Bautista de Toledo, que tuvo como resultado la
aparición de un nuevo estilo, que se caracterizó por el predominio de los elementos
constructivos, la ausencia decorativa, las líneas rectas y los volúmenes cúbicos.
Este estilo fue bautizado posteriormente como estilo herreriano. Estos afamados
arquitectos construyeron edificios religiosos y mortuorios como el monasterio de El
Escorial o la catedral de Valladolid; civiles o administrativos como la Casa de la
Panadería de Madrid o la Casa de la Moneda de Segovia, y militares como la
Ciudadela de Pamplona.
Ciencia y tecnología
José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, Sevilla, Juan de León
(impresor), 1590.
El rey prudente ejerció de mecenas de numerosos proyectos científicos, pero
limitados la mayoría de ellos a materias matemáticas, geográficas, cosmográficas y
de ingeniería naval.15 En 1552 creó la cátedra de Cosmografía en la sevillana Casa
de Contratación, donde se explicaba el libro de Pedro de Medina.16 Convocó en 1581
el primer debate moderno sobre construcción e ingeniería naval entre Diego Flores
de Valdés, Cristóbal de Barros, Pedro Sarmiento de Gamboa y Juan Martínez de
Recalde, quienes intercambiaron pareceres con las Juntas de Santander y Sevilla
para definir las trazas, proporciones, medidas y fortalezas de los nuevos galeones
reales. Incluso promovió la construcción de varios prototipos de barcos a vapor,
anticipándose a su época, elaborados por Jerónimo de Ayanz y Beaumont.17
La cirugía y la urología también fueron objeto de estudio es esta época, como por
ejemplo el trabajo de Francisco Díaz de Alcalá sobre la enfermedad de los riñones,
siendo este uno de los trabajos pioneros en este campo y siendo, por ello,
considerado como padre de la urología universal. 20
Política interior
En 1570, Felipe II se casó por cuarta vez con Ana de Austria, hija de su primo el
emperador Maximiliano II, con quien tuvo cuatro hijos, de los cuales sólo uno,
Felipe (14 de abril de 1578-31 de marzo de 1621), futuro Felipe III, llegó a la
edad adulta. Quedando finalmente resuelto el problema de la descendencia, Ana de
Austria murió en 1580. Felipe II no volvió a casarse.
Reformas administrativas
El «Camino Español», fue utilizado por primera vez en 1567 por Fernando Álvarez de
Toledo y Pimentel, III duque de Alba de Tormes en su viaje a los Países Bajos, y el
último ejército en circular por él lo hizo en 1622.
El padre del rey, Carlos I, había gobernado como un emperador, y como tal, España y
principalmente Castilla habían sido fuente de recursos militares y económicos para
unas guerras lejanas, de naturaleza estratégica, difíciles de justificar localmente
puesto que respondían a su ambición personal (y aún más, a las ambiciones de la
Casa de Austria) y que se habían convertido en carísimas con las innovaciones
tecnológicas bélicas. Todo mantenido con los fondos castellanos y con las riquezas
americanas, que llegaban a ir directamente desde América a los banqueros
holandeses, alemanes y genoveses sin pasar por España.
Felipe II, como su antecesor, fue un rey autoritario, continuó con las
instituciones heredadas de Carlos I, y con la misma estructura de su imperio y
autonomía de sus componentes. Pero gobernó como un rey nacional, España y
especialmente Castilla eran el centro del imperio, con su administración localizada
en Madrid. Felipe II no visitó apenas sus territorios de fuera de la península y
los administró a través de oficiales y virreyes quizá porque temía caer en el error
de su padre, Carlos I, ausente de España durante los años de las rebeliones
comuneras; quizá porque, a diferencia de su padre, que aprendió muy mayor el
español, Felipe II se sentía profundamente español.
Convirtió España en el primer reino moderno, realizó reformas hidráulicas (presa
del Monnegre) y una reforma de la red de caminos, con posadas, con una
administración (y una burocracia) desconocida hasta entonces. Los administrativos
de Felipe II solían tener estudios universitarios, principalmente de las
universidades de Alcalá y Salamanca, la nobleza también ocupaba puestos
administrativos, aunque en menor cantidad. Ejemplos reseñables de su meticulosa
administración son:
Finanzas
Letra y firma de Felipe II en una carta de 1557. Con la edad, los problemas de la
vista y el avance de la gota hicieron que a partir de la década de 1580 su letra se
hiciera cada vez más grande e ilegible.
Durante su reinado, la Hacienda Real se declaró en bancarrota tres veces (1557,
1575 y 1596), aunque, en realidad, eran suspensiones de pagos, técnicamente muy
bien elaboradas según la economía moderna, pero completamente desconocidas por
entonces.
Felipe II heredó una deuda de su padre de unos veinte millones de ducados y dejó a
su sucesor una que quintuplicaba esta deuda. En 1557, al poco de entrar al poder el
rey, la Corona hubo de suspender los pagos de sus deudas declarando la primera
bancarrota. Pero los ingresos de la Corona se doblaron al poco de llegar Felipe II
al poder, y al final de su reinado eran cuatro veces mayor que cuando comenzó a
reinar, pues la carga fiscal sobre Castilla se cuadruplicó y la riqueza procedente
de América alcanzó valores históricos. Al igual que con su predecesor, la riqueza
del Imperio recaía principalmente en Castilla y dependía de los avances a gran
interés de banqueros neerlandeses y genoveses. Por otra parte, también eran
importantes los ingresos procedentes de América, los cuales suponían entre un 10 %
y un 20 % anual de la riqueza de la Corona. Los mayores consumidores de ingresos
fueron los problemas en los Países Bajos y la política en el Mediterráneo, juntos,
unos seis millones de ducados al año.
La presión fiscal en Aragón, sin ser tan brutal como la de Castilla, no era mucho
menor. Pero en este caso, la mayor parte de lo recaudado no iba a formar parte de
la Corona española sino que, gracias a la protección de los fueros, pasaban a
formar parte de la riqueza de la oligarquía y de la nobleza de esos reinos. El
comercio en el Mediterráneo para Aragón, especialmente Cataluña, seguía muy dañado
por el dominio turco y la competencia de genoveses y venecianos.
Los ingresos procedentes de otras partes del imperio —Países Bajos, Nápoles, Milán,
Sicilia— se gastaban en sus propias necesidades. La anexión de Portugal fue
económicamente un gran esfuerzo para Castilla, pues pasó a costear la defensa
marítima de su extenso imperio sin aportar Portugal nada al conjunto.
Política exterior
Caracterizada por sus guerras contra: Francia, los Países Bajos, el Imperio turco e
Inglaterra.
Una debilidad, pues para los Países Bajos no solo supuso un cambio de rey, sino
también un cambio de «dueño», pasaron de formar parte de un imperio a formar parte
del reino más poderoso de la época. A diferencia de Castilla, Aragón y Nápoles, los
Países Bajos no eran parte de la herencia de los Reyes Católicos, y veían a España
como un país extranjero. Así lo sentían los propios ciudadanos de los Países Bajos,
pues veían, a diferencia de Carlos I a un rey extranjero (nacido en Valladolid, con
la Corte en Madrid, nunca vivía en aquellos territorios y delegaba su gobierno). A
esto hay que añadir el choque religioso que se estaba gestando dentro de Flandes, y
que sería azuzado por la posición de Felipe II en el plano religioso, las guerras
de religión volvían al corazón de Europa después de la guerra de Esmalcalda.
Gobernados por su hermana Margarita de Parma desde 1559, se encaró a los nobles
rebeldes que pedían una mayor autonomía y a los protestantes que exigían el respeto
a su religión dando inicio a la guerra de los Ochenta Años. Sin embargo, Felipe II
era de otra opinión. El rey quería aplicar los acuerdos tridentinos, como había
exigido a Catalina de Médicis en Francia contra la nobleza hugonota francesa. Al
conocer en los Países Bajos la decisión de aplicar los acuerdos tridentinos, las
mismas autoridades civiles se mostraron reacias a aplicar las penas dictadas por
los inquisidores y, fruto de un gran malestar, comenzó un ambiente de revolución.
La baja nobleza se concentró en Bruselas el 5 de abril de 1566 en el palacio de la
gobernadora, siendo despreciada como «mendigos», adjetivo que tomarían los
siguientes nobles en sus reivindicaciones, vistiéndose como tales. Los miembros del
compromiso de Breda mandaron a Madrid a Floris de Montmorency, barón de Montigny, y
luego al marqués de Berghes, que ya no volverían.
[...] podéis asegurar a Su Santidad que antes de sufrir la menor cosa en perjuicio
de la religión o del servicio de Dios, perdería todos mis Estados y cien vidas que
tuviese, pues no pienso, ni quiero ser señor de herejes [...]
Antes de que llegaran estas noticias, el 14 de agosto un grupo de incontrolados
calvinistas asaltó la principal iglesia de Saint-Omer. Le siguió una rebelión
generalizada en Ypres, Courtrai, Valenciennes, Tournai y Amberes. Felipe II recibió
a Montigny y le prometió convocar al Consejo de Estado de España. El 29 de octubre
de 1566, el rey convocó a los consejeros más allegados: Éboli, Alba, Feria, el
cardenal Espinosa, don Juan Manrique y el conde de Chinchón, junto con los
secretarios de Estado Antonio Pérez y Gabriel Zayas. El acuerdo fue proceder de
manera urgente, y, pese a las diferencias en la forma, el monarca optó por la
fuerza. Así se acordó mandar al III duque de Alba a sofocar las rebeliones. Este
hecho propició un enfrentamiento entre el príncipe don Carlos y el duque de Alba,
puesto que el heredero se veía desplazado de sus asuntos. El 28 de agosto el duque
de Alba llegó a Bruselas. El duque de Alba —al frente del ejército— efectuó
rápidamente una durísima represión ajusticiando a los nobles rebeldes, lo que
propició la dimisión de Margarita de Parma como gobernadora de los Países Bajos,
dimisión al punto aceptada por su hermano el rey. Además, el 9 de septiembre,
Egmont y Horn fueron prendidos, y degollados el 5 de junio de 1568.
En segundo lugar está el dato según el cual, durante el xvi, ningún pirata ni
corsario logró hundir galeón alguno; además de unas 600 flotas fletadas por España
(dos por año durante unos tres siglos) solo dos cayeron en manos enemigas y ambas
por marinas de guerra, no por piratas ni corsarios.31
La batalla de Lepanto fue una importante victoria naval de la Liga Santa contra los
turcos otomanos. Obra de Paolo Veronese.
En 1570, después de unos años de tranquilidad, los turcos iniciaron una expansión
atacando varios puertos venecianos del Mediterráneo oriental y conquistaron Chipre
a Venecia32 con 300 naves y ponen sitio a Nicosia. Venecia pidió ayuda a las
potencias cristianas, pero solo el papa Pío V le respondió. Este consiguió
convencer al rey de España para que también ayudara, y se formó una armada para
enfrentarse a los turcos. Esta armada se reunió en el puerto de Suda, en la isla de
Candia, en Creta. Esta coalición, conocida como Liga Santa, se enfrentó a la flota
turca en el golfo de Lepanto, el 7 de octubre de 1571, librándose la batalla de
Lepanto («la más alta ocasión que vieron los siglos»,j) que acabó en una gran
victoria de los aliados católicos. Así la describe el marqués de Lozoya:
Durante dos horas se peleó con ardor por ambas partes, y por dos veces fueron
rechazados los españoles del puente de la galera real turca; pero en un tercera
embestida aniquilaron a los jenízaros que la defendían y, herido el almirante de un
arcabuzazo, un remero cristiano le cortó la cabeza. Al izarse un pabellón cristiano
en la galera turca arreciaron el ataque las naves cristianas contra las capitanas
turcas que no se rendían; pero al fin la flota central turca fue aniquilada.
Después de este combate, los turcos rehicieron su flota de modo que, otra vez
aliada con los piratas berberiscos, seguía siendo la más potente del Mediterráneo.k
Durante casi dos años la flota otomana evitó el combate y no fue hasta después de
la toma de Túnez y La Goleta por don Juan de Austria, en 1573, cuando Selim II,
sucesor de Solimán el Magnífico, envió una fuerza de 250 naves de guerra y un
contingente de unos 100 000 hombres para reconquistar ambas plazas, labor en la que
perecieron cerca de 30 000 hombres, aunque con resultado satisfactorio. Fue la
última gran batalla en el Mediterráneo.
Sin embargo, lo que no habían resuelto las batallas y los combates, lo resolvieron
la diplomacia y las negociaciones internacionales, para beneficio de ambos
imperios. Felipe II veía como se agravaba la guerra en Flandes, y Selim II tenía
que hacer frente a la guerra con Persia. Ambos se encontraban librando campañas
militares en otras fronteras, y ninguno se sentía con la fuerza suficiente para
continuar el conflicto. Convencidos de la distinta situación que ambos imperios
vivían, decidieron firmar una serie de treguas que terminaron por alejar
definitivamente la guerra en el Mediterráneo durante unos cuantos años.l
Se ampliaron los dominios en África. Mazagán, incorporada al Imperio porque era una
colonia portuguesa, al igual que Casablanca, Tánger, Ceuta y la isla de Perejil. Se
reconquistó a los árabes el peñón de Vélez de la Gomera, en una operación a cargo
de García Álvarez de Toledo y Osorio, marqués de Villafranca del Bierzo y virrey de
Cataluña. Además, debido a la anexión de Portugal, también se añadieron las
colonias que este territorio poseía en Asia: Macao, Nagasaki y Malaca.
Familia
Matrimonios e hijos
... de rostro es bien parecido, con frente ancha y ojos grises, de nariz recta y de
talante varonil. Desde la frente a la punta de la barbilla su rostro se
empequeñece; su modo de andar es digno de un príncipe, y su porte tan derecho y
recto que no pierde una pulgada de altura; con la cabeza y la barba amarillas. y
así, para concluir, es tan bien proporcionado de cuerpo, brazo y pierna, y lo mismo
todos los demás miembros, que la naturaleza no puede labrar un modelo más perfecto.
Desde el annus horribilis de 1568, el monarca renacentista acentuó su severidad, y
con el tiempo se fue asimilando al estereotipo de la leyenda negra, tan grave de
gesto como de palabra. Era de carácter taciturno, prudente, sosegado, constante y
considerado, y muy religioso, aunque sin caer en el fanatismo del que le acusaban
sus enemigos. En 1577 se lo describe así:
... de estatura mediocre, pero muy bien proporcionado; sus rubios cabellos empiezan
a blanquear; su rostro es bello y agradable; su humor es melancólico (...) Se ocupa
de los asuntos sin descanso y en ello se toma un trabajo extremado porque quiere
saberlo todo y verlo todo. Se levanta muy temprano y trabaja o escribe hasta el
mediodía. Come entonces, siempre a la misma hora y casi siempre de la misma calidad
y la misma cantidad de platos. Bebe en un vaso de cristal de tamaño mediocre y lo
vacía dos veces y media. (...) Sufre algunas veces de debilidad de estómago, pero
poco o nada de la gota. Una media hora después de la comida despacha todos los
documentos en los que debe poner su firma. Hecho esto, tres o cuatro veces por
semana va en carroza al campo para cazar con ballesta el ciervo o el conejo.
Su carácter psicológico era reservado y ocultó su timidez e inseguridad bajo una
seriedad que le valió una imagen de frialdad e insensibilidad. No tuvo muchos
amigos, y ninguno gozó completamente de su confianza, pero no fue el personaje
oscuro y amargado que se ha transmitido en la historia a través de la leyenda
negra.
Fallecimiento
Felipe II tuvo, durante la mayor parte de la vida, una salud delicada. Padeció
numerosas enfermedades y durante sus diez últimos años de vida la gota le tuvo
postrado. Llegó a perder la movilidad de la mano derecha, sin poder firmar los
documentos. A fines de la primavera de 1598 se hizo trasladar en litera de Madrid a
El Escorial. Comulgó por última vez el 8 de septiembre, ya que los médicos se lo
prohibieron a partir de ese momento, por miedo a ahogarse al tragar la hostia. Se
instaló en una reducida habitación desde cuya cama y a través de una pequeña
abertura podía ver el altar mayor de la basílica y el tabernáculo que reposaba en
el. A pesar de su inmenso sufrimiento disponía minuciosamente de los menores
detalles de sus exequias. Mando a llamar a su hija preferida y a su hijo, a quienes
se mostró encenegado en sus deyecciones y les murmuro “he querido, hijos míos, que
os hallarais presentes para que veáis en que vienen a parar los reinos y señoríos
de este mundo”. A las cinco de la madrugada del domingo 13 de septiembre de 1598,
con un crucifijo en una mano y un cirio encendido en la otra y los ojos fijos en el
tabernáculo, falleció en el monasterio de El Escorial, donde fue sepultado, a los
setenta y un años. Su agonía había durado cincuenta y tres días, en los que sufrió
varias enfermedades: gota, artrosis, fiebres tercianas, abscesos e hidropesía entre
otras.
Ancestros
[mostrar]Antepasados de Felipe II de España
Sucesión
Predecesor:
Carlos de Austria Coat of Arms of Philip II of Spain as Prince of Asturias (Argent
Label Variant).svg
Príncipe de Asturias
1528-1556 Sucesor:
Carlos de Austria
Predecesor:
María I Coat of Arms of England (1554-1558).svg
Rey de Inglaterra e Irlanda
(Junto a María I)
1554-1558 Sucesor:
Isabel I
Predecesor:
Dominio imperial directo
(duque precedente: Francisco II Sforza) Duque de Milán
1540n-1598 Sucesor:
Felipe III de España
Predecesor:
Carlos I de España Rey de Nápoles
1554-1598
Escudo de Armas de Felipe II a Carlos II.svg
Rey de España, Sicilia y Cerdeña
1556-1598
Predecesor:
Enrique I Royal Arms of Portugal.svg
Rey de Portugal
1580o-1598
Predecesor:
Carlos II de Borgoña Soberano de los Países Bajosa
1555-1598 Sucesor:
Isabel Clara Eugenia
y Alberto de Austria
Conde de Borgoñaa
1556-1598
Conde de Charolaisa
1558-1598
Cine
Año Película Director Actor
2017 Reinas (serie de televisión) José Luis Moreno y Manuel Carballo Adrián
Castiñeiras
2016 El Ministerio del Tiempo (serie de televisión) Carlos Hipólito
(Temporada 2, Episodio 13) y Jorge Clemente (Temporada 4, Episodio 3)
2016 Carlos, rey emperador (Serie de televisión) Oriol Ferrer, Salvador García
Ruiz y Jorge Torregrossa Pablo Arbués
Álvaro Cervantes Marcel Borràs
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