C 878 00
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Demanda de inconstitucionalidad en
contra del artículo 1; 2; 3 y 195 de la ley
522 de 1999 “por medio de la cual se
expide el Código Penal Militar”
Magistrado Ponente:
Dr. ALFREDO BELTRÁN SIERRA.
Santafé de Bogotá, D.C., sentencia aprobada a los doce (12) días del mes de
julio del año dos mil (2000).
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES.
Por auto del veintisiete (27) de enero del año en curso, el Magistrado
sustanciador admitió la demanda y ordenó su fijación en lista. Así mismo,
dispuso dar traslado al señor Procurador General de la Nación para que
rindiera su concepto, y se comunicó la iniciación del asunto al señor
Presidente del Congreso y a los señores ministros de la Defensa y Justicia y
del Derecho, con el objeto de que, si lo estimaban oportuno, conceptuaran
sobre la constitucionalidad de las normas acusadas.
DECRETA:
LIBRO PRIMERO
PARTE GENERAL
TITULO PRIMERO
NORMAS RECTORAS DE LA LEY PENAL MILITAR
TITULO NOVENO
DELITOS COMUNES
III. LA DEMANDA.
1. En concepto del demandante, las normas transcritas, en los apartes
demandados, desconocen los artículos 13, 216, 217 y 221 de la Constitución,
así como algunos tratados internacionales sobre derechos humanos, por
cuanto en ellas se excluye del conocimiento de la justicia ordinaria, los
delitos comunes que pueda cometer un miembro de la fuerza pública en
servicio activo que en nada se relacionen con la prestación del servicio,
desconociendo la esencia del fuero militar que consagra la Constitución y, en
especial, el principio de igualdad, pues no existe justificación para que un
sujeto, por el solo hecho de pertenecer a la fuerza pública, pueda ser juzgado
por los tribunales militares cuando la naturaleza del delito, como la forma en
que éste se comete, lo hacen de conocimiento de la jurisdicción ordinaria,
hecho que resulta contrario al principio de la igualdad en cuanto al régimen
penal que ha de aplicarse a un particular y a un miembro de la fuerza pública.
4. Así, por tener el fuero militar un carácter excepcional, las normas en los
apartes acusados, desconocen esta naturaleza (artículos 116 y 221 de la
Constitución), al permitir que determinados delitos, especialmente aquellos
considerados como de lesa humanidad, puedan ser juzgado por la justicia
castrense. De esta manera, específicamente el artículo 3 de la ley 522 de 1999
resulta contrario a la Constitución, por cuanto sólo establece un reducido
número de delitos considerados de lesa humanidad que quedan excluidos del
conocimiento de la justicia militar, cuando son mucho más de los que allí se
enuncian los que deberían estar fuera del conocimiento de esta jurisdicción,
dado que la comisión de un delito de esta clase en nada se relaciona con el
servicio que presta la fuerza pública.
IV. INTERVENCIONES.
En el término constitucional establecido para intervenir en la defensa o
impugnación de las normas parcialmente acusadas, presentaron escritos los
ciudadanos Blanca Esperanza Niño Izquierdo, en representación del
Ministerio de Justicia y del Derecho, y Eduth Claudia Hernández Aguilar, en
representación del Ministerio de Defensa Nacional.
Para el Ministerio Público, al igual que para los intervinientes, las normas
acusadas, en especial los artículos 2 y 195, sí limitan el alcance del fuero
militar, haciendo en un todo aplicable el querer del Constituyente en esta
materia, pues expresamente se consagra en estos preceptos que únicamente
los delitos que se “relacionen con el servicio” serán de conocimiento de la
jurisdicción penal militar. Restricción que se ajusta plenamente a las
directrices señaladas por la Corte Constitucional en la sentencia C-358 de
1997, que se cita in extenso. Pronunciamiento éste, en el que se exige que el
juzgador examine no sólo la relación que debe existir entre la conducta
delictiva y el servicio, sino el animus del servidor al desplegar su conducta
delictiva. Así, cuando se presentan estas dos circunstancias, corresponderá a
la justicia penal militar y no a la ordinaria, el juzgamiento de los delitos tanto
militares como comunes en que lleguen a incurrir los miembros activos de la
fuerza pública.
1. Competencia.
“La exigencia de que la conducta punible tenga una relación directa con
una misión o tarea militar o policiva legítima, obedece a la necesidad de
preservar la especialidad del derecho penal militar y de evitar que el fuero
militar se expanda hasta convertirse en un puro privilegio estamental. En
este sentido, no todo lo que se realice como consecuencia material del
servicio o con ocasión del mismo puede quedar comprendido dentro del
derecho penal militar, pues el comportamiento reprochable debe tener una
relación directa y próxima con la función militar o policiva. El concepto de
servicio no puede equivocadamente extenderse a todo aquello que el
agente efectivamente realice. De lo contrario, su acción se desligaría en la
práctica del elemento funcional que representa el eje de este derecho
especial.” (subrayas fuera de texto).
Dentro de este contexto, es claro que tanto la jurisprudencia de esta
Corporación como de la Corte Suprema de Justicia, citada en el fallo
transcrito, ha definido que son de competencia de la jurisdicción penal militar
no sólo aquellos delitos que, por su naturaleza, únicamente pueden ser
cometidos por los miembros activos de la fuerza pública, tales como el
abandono del comando y del puesto; el abandono del servicio; la
insubordinación, e.t.c, sino aquellos comunes que se relacionen directa y
sustancialmente con las funciones que constitucionalmente está llamada a
cumplir la fuerza pública.
4.1. El actor dice demandar los términos “en servicio activo” y “en
relación con el mismo servicio” contenidos en el artículo 1 de la ley 522
de 1999, por no contener una definición clara de estos conceptos, pero
en especial de la expresión “en relación con el mismo servicio”.
Así las cosas, no se entiende cómo el artículo 1 de la ley 522 de 1999, pueda
resultar contrario a la naturaleza excepcional de la institución del fuero
militar que consagra el artículo 221 de la Constitución, y mucho menos de los
derechos al debido proceso y a la igualdad, cuando aquél es una transcripción
literal de éste. Por tanto, el cargo contra el mencionado artículo ha de ser
desechado y, en consecuencia, este precepto ha de ser declarado exequible.
Sobre este particular, en sentencia C-399 de 1995, se había dicho que “La
Constitución establece el fuero militar como una excepción a la competencia
general de la jurisdicción ordinaria, por lo cual sus alcances deben ser
determinados en forma estricta y rigurosa, no sólo por la ley sino también
por el intérprete, pues es un principio elemental de la hermenéutica
constitucional que las excepciones son siempre de interpretación restrictiva,
con el fin de no convertir la excepción en regla.” (subrayas fuera de texto)
Dentro de este contexto, esta Corporación no puede hacer más que reiterar su
doctrina, contenida específicamente en la sentencia C-358 de 1997, en el
sentido que,
No de otra manera puede entenderse este precepto, pues es claro que no toda
conducta delictiva que pueda cometer un miembro de la fuerza pública puede
quedar comprendida en el ámbito de competencia de la jurisdicción penal
militar, porque para ello se requiere que exista un vínculo directo con las
funciones constitucionales asignadas a la fuerza pública. De permitirse a la
jurisdicción penal militar asumir el conocimiento de los llamados delitos
comunes per se, se desconocería no sólo el principio del juez natural, en
cabeza de la jurisdicción ordinaria, artículo 29 de la Constitución, sino el
derecho a la igualdad, artículo 13, pues en razón de la pertenencia a una
organización determinada, en este caso a la fuerza pública, se estaría
generando una diferencia en cuanto al órgano llamado a ejercer el
juzgamiento de conductas delictivas que no requieren de una cualificación
específica del sujeto que las realiza. Es necesario, en este punto, reiterar
nuevamente la doctrina constitucional contenida en la sentencia C-358 de
1997, en el sentido que
“...
“El simple hecho de que una persona esté vinculada a la fuerza pública
no dota a sus propósitos delictivos de la naturaleza de misión de la fuerza
pública. Ellos continúan siendo simplemente la voluntad delincuencial
imputable a la persona, desconectada del servicio público de la defensa y
de la seguridad públicas, la cual en un plano de estricta igualdad deberá
ser investigada y sancionada según las normas penales ordinarias.
“...
“...
“La Corte precisa: es obvio que nunca un acto del servicio puede ser
delictivo, razón por la cual una conducta propia del servicio no amerita
jamás castigo. Por ello la justicia castrense no conoce de la realización
de “actos del servicio” sino de la comisión de delitos “en relación” con
el servicio. Es decir, lo que esta Corporación afirma no es que los
delitos de lesa humanidad no constituyen actos del servicio, pues es
obvio que en un Estado de derecho jamás un delito - sea o no de lesa
humanidad - representa una conducta legítima del agente. Lo que la
Corte señala es que existen conductas punibles que son tan
abiertamente contrarias a la función constitucional de la Fuerza
Pública que su sola comisión rompe todo nexo funcional del agente con
el servicio” (sentencia C-357 de 1997)
VII.- DECISIÓN.
RESUELVE: