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Tovar - Alberto - Ensayo Académico

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Carlos Alberto Tovar Zavala

29 de enero de 2021
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ENSAYO ACADÉMICO
Argumentación y expresión escrita

La alternancia como promesa de la democracia mexicana en el


contexto de la transformación del mundo a principios del siglo XXI
El presente trabajo busca realizar un repaso sobre las características del escenario político
nacional en su relación al contexto internacional durante el periodo 2000-2012 y con base a
esto, plantear la influencia de la alternancia en el proceso de la consolidación democrática
mexicana.

Carlos Alberto Tovar Zavala


29 de enero de 2021
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La alternancia como promesa de la democracia mexicana en el contexto de la


transformación del mundo a principios del siglo XXI

Con la derrota presidencial del Partido Revolucionario Institucional en las


elecciones federales del año 2000, el fin de casi un siglo de dominio hegemónico del
partido coincidía con el albor de un nuevo milenio y un panorama esperanzador que
devolvía una relativa confianza a la sociedad mexicana en las instituciones
gubernamentales. A 20 años de distancia, pareciera que el escepticisimo en las
instituciones terminó prevaleciendo y la alternancia en el poder, que en términos muy
idealistas sería sinónimo de una democracia saludable, sería una mera fachada que
repercutió en el replanteamiento de los límites políticos e ideológicos entre los
principales partidos en México, cada vez más estrechos y menos diferenciados, pero
paradójicamente más polarizados. Y es que, si algo disintiguía a México a principios
del siglo XXI era una cierta pluralidad reflejada en la relativa multipolaridad de
fracciones en la escena política del país, muy diferente a la de su vecino más cercano
en el norte, cuya histórica bipolaridad partidista se ha exacerbado –¿acaso bajo el
signo mismo de la alternancia?–en los últimos años.

Los cambios experimentados en la escena política mexicana no fueron, sin


embargo, una consecuencia directa única del proceso de transición presidencial de un
partido a otro, pero la confluencia de una seria factores políticos y económicos internos
y externos que definieron la política mexicana en el contexto de la configuración del
orden mundial de principios del siglo XXI.

El albor de un nuevo siglo

Diversos autores señalan el contexto de incertidumbre del proyecto político del


partido entrante1 que, inmediatamente se vio confrontado por la arquitectura política
construida por el régimen priista a lo largo y ancho del país durante los más de 70
años de su hegemonía política, para la que la figura presindencial, encarnada por el
empresario Vicente Fox, suponía un evidente disgusto, mas no la imposibilidad de la
continuidad del régimen que ahora se adaptaba a la descentralización del poder desde
los flancos estatales y locales. Esta descentralización, significó un punto de inflexión
1
Algunos ensayos comparten curiosas similitudes a propósito de los títulos con que caracterizan al
periodo de finales del s. XX y comienzos del s. XXI en México: “De la falsa monarquía al feudalismo
imperfecto” de Luis Rubio, o “Del autoritarismo agotado a la democracia frágil”, de Graciela Márquez y
Lorenzo Meyer.
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para el ejercicio del poder de la figura presidencial, y este ejercicio en manos de


Vicente Fox, en retrospectiva, terminó por ser una adecuación a los términos
previamente establecidos por el PRI que la determinación de un proyecto sólido de
cambio. En esta balanza de ejercicio de poder fue, por una parte, el Congreso el que
jugó un papel de mayor peso en la delimitación de los márgenes del alcance de las
decisiones del presidente y por otra, los gobiernos estatales y locales los que
delimitaron los alcances de la aplicación de las decisiones. Dicho de otra forma, aún
ante el aparente fracaso y debilitamiento del PRI, pareciera que esté siguió
determinando muchas de las condiciones del juego durante los dos sexenios en que
se mantuvo fuera de la presidencia.
Vicente Fox representó sin embargo, un triunfo de las crecientes ambiciones
políticas de la clase empresarial mexicana. En este tenor, y en el marco de integración
económica propuesta por el por TLCAN, el poder entrante tuvo un importante punto de
encuentro –la política económica bajo el modelo neoliberal– con el poder hegemónico
saliente, a diferencia de la opicisión de la izquierda mexicana, cuya influencia ganó
mayor terreno en el respaldo de la sociedad civil.

La agenda económica con EEUU tomó sin embargo, un papel secundario para
la superpotencia tras la serie de ataques terroristas en el pentágono y el WTC en
septiembre de 2001. La agenda política mundial de la primer décadaa del siglo XXI se
definió en gran medida, con base a las determinaciones de EE.UU. en la denominada
“Guerra contra el Terrorismo”, que dividió a los países entre los partidarios del enfoque
militarmente activo en Medio Oriente, los detractores y quienes quedaron al margen.
Como vecino e importante socio comercial de EE.UU., México no tuvo mayor opción
que aceptar las decisiones en materia de seguridad y control de fronteras: la firma de
la ASPAN en 2005 y la construcción del infame muro fronterizo. Se alineó ante un
discurso “posguerra fría” que pretendía dividir a los países entre los defensores de la
democracia liberal y los múltples enemigos de esta, representados en los medios de
comunicación estadounidense para el imaginario colectivo como una amalgama
homogénea de fundamentalistas religiosos del mundo islámico y gobiernos populistas
en América Latina, África y Asia, cuyo propósito era destruir EE.UU. y los valores que
representaba.

Consecuente con este discurso, la estrategia que distinguió al gobierno sucesor


de Felipe Calderón en materia de seguridad, fue la declaratoria pública de “la guerra
contra el narcotráfico” a su comienzo en diciembre de 2006. Si la anterior contienda
electoral había transcurrido con calma y hasta en un ambiente de celebración, los
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comicios de 2006 reflejaban por una parte la fragmentación y la polarización de tales


fragmentos de la clase política en dos grandes facciones, allende a los partidos –que
para fines prácticos se definieron en derecha e izquierda–; por otra parte, un creciente
descontento de la sociedad, para la que la transición en la cúpula presidencial había
traicionado la confianza devuelta en la representación democráctica institucional, en
gran medida por el decepcionante desempeño de Fox, que quedó patente además, en
muchas de sus desafortunadas declaraciones públicas y privadas. Con un margen
menor de 1% del total de votos, Felipe Calderón asumió la presidencia en un año
socialmente turbulento que ya había dado indicios de la prevalencia del autoritarismo y
el uso de la violencia del Estado como respuesta a los sistemas de protesta social,
particularmente en los casos de Oaxaca y Atenco.

Calderonismo y narcotráfico

Pese a algunos aciertos constatables en indicadores de materia económica


(Ortega y Somuano, 2015) y la gestión efectiva ante un brote viral de potencial
epidémico, el sexenio de Calderón es recordado inevitablemente como catalizador de
un tsunami de violencia e inseguridad que ha azotado al país desde 2006, como
consecuencia de la estrategia de ataque frontal de la llamada “guerra contra el
narcotráfico”. Con el que fuera Secretario de Seguridad Pública durante su gestión, –
otrora Director General de la Agencia Federal de Investigación durante el sexenio de
Fox–, enfrentando actualmente un juicio en EE.UU. por nexos con el cartel de
Sinaloa, la legimitimidad y credibilidad de la estrategia así como del gobierno de
Calderón resultan difíciles de contapesar con sus cuestionables logros. La Encuesta
Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (2012) reflejaba ya algunas
inquietantes percepciones sobre la democracia y el autoritarsmo por parte de la
ciudadanía mexicana de 8 años atrás, particularmente las preguntas 14, 15 y 16.

Meyer (2015) reconoce con base a distintos autores, tres corrientes de análisis
a propósito de la alternancia como una transición democrática, la primera como frágil
pero con posibilidades de afianzarse; la segunda, completamente desvirtuada; y la
tercera como posibilidad teórica, el punto de partida para una regresión autoritaria. El
presente trabajo suscribe con la segunda en el sentido de que pese a los intentos de
cambios estructurales durante ambos sexenios, la mayoría sucedió en la superficie,
dando como resultado una combinación de elementos del viejo régimen con el impulso
y fervor democrático exacerbado meramente durante los periodos electorales, en los
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que las más disímiles coaliciones de partidos y representaciones de candidaturas son


posibles.

Así como en 2001, los eventos ocurridos en EEUU tuvieron impacto a escala
mundial vigente al día de hoy y en consecuencia, en la agenda bilateral mexico-
estadounidense, la crisis financiera de 2008 fue otro parteaguas, en esta ocasión para
la economía a nivel internacional y cuyo impacto resultaba inevitable para México por
la estrecha relación resultado del TLCAN previamente mencionado. Es justo reconocer
en este sentido, que no todas las complicaciones de los gobiernos panistas surgieron
en el seno de los contrapesos políticos internos. No obstante, algunos problemas
internos se correspondieron con las problemáticas globales y sus consecuencias se
agravaron en diversas dimensiones al interior y exterior del país.

Meyer (2015) relaciona el bajo crecimiento económico experimentado tras la


recesión económica con la incapacidad de creación de empleos, que a su vez propició
un incremento de flujos migratorios hacia EE.UU., así como explicaría el incremento
de las redes laborales del crimen organizado durante el periodo posterior a 2008. El
notable crecimiento de poder e influencia del crimen organizado a nivel nacional e
internacional fue característico en el sexenio de Calderón.

Hacia el final del sexenio de Felipe Calderón, la alternancia como alternativa de


cambio resultaba altamente cuestionable. Por una parte, la grave ola de violencia y las
consecuencias sociales de las políticas neoliberales implementadas, se tradujeron en
un hartazgo social que eventualmente se encausó hacia un renovado interés del
ejercicio democrático concientizado de la sociedad civil. Por otra parte, la
descentralización del poder había visto el surgimiento de los llamados poderes
fácticos, algunos más visibles que otros, y cuya influencia o presión comenzaba a ser
cada vez más notable al interior de los partidos políticos. En esta balanza y ante el
desastre político que supuso el periodo 2006-2012, el PAN perdió irremediablemente
su oportunidad de renovación y abrió la puerta o bien al regreso del PRI o a la
alternativa de la izquierda perredista con la que dificilmente congenió durante ambos
sexenios.

Conclusiones
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La llegada del PAN a la presidencia vio su poder limitado por su oposición


ideológica del PRD y la oposición a modo ejercida por el PRI. Fue sin embargo la
distancia que tomó con respecto de la izquierda, lo que terminó por doblegar sus altas
expectativas de cambio a la permisibilidad del PRI.

A la luz de acontecimientos actuales, resulta prudente reservar la especulación


si se busca procurar objetividad en el análisis de un periodo cuya intrincada trama
sigue dando pie a la particular interpretación de las relaciones entre el Partido
Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional (a los que incluso se ha
sumado en coalición para los comicios del presente año el Partido de la Revolución
Democrática). Es sin embargo, la concatenación de los eventos pasados con el
contexto presente lo que permite indagar a propósito de la propuesta sostenida en
torno a la alternancia como un proceso de reajuste entre los principales partidos, para
el que la figura presidencial, resultó cuando mucho una pantalla de los arreglos
políticos no públicos, y que en consecuencia, poco corresponden con la noción de la
democracia liberal tan idealizada hoy como hace 20 años como la representación
cabal de los intereses de una mayoría, apenas una promesa más que una realidad
conquistada.

Referencias:

Márquez, G. y Meyer L. (2011) “Del autoritarismo agotado a la democracia frágil, 1985-


2010” , en Velázquez, E. y otros.   Nueva historia general de México. (pp.777-791)   México:
COLMEX.

Meyer, L. (2015). Felipe Calderón o el infortunio de una transición. Foro internacional, 55 (1),


16-44.
Recuperado el 28 de enero de 2021, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0185-013X2015000100016&lng=es&tlng=es.

Ortega, R., & Somuano, M. (2015). El periodo presidencial de Felipe Calderón Hinojosa. Foro
internacional, 55 (1), 5-15.
Recuperado el 28 de enero de 2021, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0185-013X2015000100005&lng=es&tlng=es.
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Rubio, L. (2011) De la falsa monarquía al feudalismo imperfecto. Nexos.


Recuperado el 28 de enero de 2021 de: https://www.nexos.com.mx/?p=14509

Secretaría de Gobernación. (2012). Encuesta nacional sobre cultura política y prácticas


ciudadanas. ENCUP.
Recuperado el 28 de enero de 2021, de:
http://www.encup.gob.mx/work/models/Encup/Resource/69/1/images/Resultados-Quinta-
ENCUP-2012.pdf

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